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Son enfermedades que cursan con procesos mecánicos o degenerativos que provocan dolor y
discapacidad del aparato locomotor. Estos procesos se relacionan con el uso continuo de este ,
su sobrecarga o incluso el envejecimiento del enfermo y son provocados por procesos
inflamatorios autoinmunes. Afectando todo ello a la movilidad del paciente y su capacidad
funcional, con un daño irreversible.
-Artritis: afecta a la membrana sinovial, una capa de tejido conjuntivo que se encuentra en el
interior de las articulaciones, las vainas que envuelven los tendones y las bursas sinoviales.
Dentro de este grupo incluimos artritis reumatoide y artritis psoriásica. Además de artritis por
microcristales, artritis séptica y las enfermedades sistémicas del colágeno y las vasculitis.
-Artrosis: patología que se caracteriza por una degeneración del cartílago articular, asociada al
envejecimiento. Afecta sobre todo a articulaciones de carga (rodillas, caderas, columna y
manos).
ARTRITIS REUMATOIDE
DEFINICIÓN
La membrana sinovial o sinovio es una estructura que reviste las articulaciones. En condiciones
fisiológicas, la membrana sinovial está formada por una capa de tejido conectivo que tapiza la
cavidad articular y envuelve la articulación hasta la unión con el hueso o cartílago. Produce el
líquido sinovial que se encuentra dentro de la cavidad articular. Además posee una capa
superficial de macroblastos y fibroblastos que aquí son denominados sinoviocitos.
Además de en la membrana sinovial, la artritis reumatoide también provoca cambios
sistémicos que implican a todo el sistema inmune, manifestaciones inflamatorias en otros
órganos y otras alteraciones consecuencia de la inflamación sistémica.
CONSIDERACIONES CLÍNICAS
En la mayoría de los casos la enfermedad se manifiesta inicialmente con síntomas como fatiga,
debilidad, anorexia, y posteriormente la inflamación sinovial o sinovitis. Sin embargo, un 15%
de los pacientes pueden tener un inicio agudo de la enfermedad.
Debido al comienzo insidioso que puede presentar la AR, el paciente puede achacar los
síntomas a otras causas y puede pasar bastante tiempo (17 meses, “Hernández-García, 2000”)
hasta que el paciente busque la consulta médica.
La AR es, por tanto, una enfermedad crónica que afecta muy pronto la calidad de vida del
paciente y su actividad diaria. El síntoma más difícil de sobrellevar por los pacientes es el dolor
crónico. A largo plazo a los problemas fisiológicos se unen problemas psicológicos, sociales o
económicos, de pérdida de actividad laboral, etc.
ETIOPATOGENIA
Diversos estudios en gemelos han permitido identificar a la variabilidad genética como factor
de riesgo relevante en el desarrollo de Artritis Reumatoide ii. La mayoría de asociaciones se
refieren a la enfermedad en pacientes con anticuerpos antiproteínas citrulinadas (ACPA)
positivos, y son menos patentes o inexistentes en pacientes con ACPA negativos. La región
(locus) que codifica el HLA (antígeno leucocitario humano) se ha identificado como la más
relacionada con la aparición de la enfermedad, además de contribuir en un tercio al riesgo
de padecerlaiii. En concreto el llamado epítopo compartido, una secuencia de aminoácidos
en las posiciones 70-74 de la tercera región hipervariable de la cadena HLA-DRB1, que está
presente como factor de riesgo de padecer AR en todas las etnias. Otros genes no HLA se
han implicado en la susceptibilidad para padecer AR como por ejemplo PTPN22 o STAT4.
Para los hermanos del paciente, el riesgo relativo de padecer la enfermedad es del 5-10%, 20-
60% en el caso de los gemelos; y la tasa de heredabilidad genética es del 53-65%.
El tabaco es el factor ambiental que más se relaciona con el desarrollo de AR, especialmente
en pacientes con ACPA positivo, y que poseen una carga genética predisponente iv.
Por otro lado, hay resultados contradictorios sobre el consumo de café y carnes rojas como
factores relacionados con el desarrollo y gravedad de la AR viiviii.
Asimismo existe una relación entre agentes infecciosos como virus o bacterias y la AR, ya que
estos pueden desencadenar la enfermedad en individuos genéticamente susceptibles ix. Sin
embargo no se ha visto ningún microorganismo implicado en el desarrollo de la enfermedad, y
la AR no se contagia. Entre los agentes infecciosos relacionados encontramos el virus de
Epsteinn-Barr (responsable de la mononucleosis infecciosa), el parvovirus B19, los retrovirus,
bacterias de la enfermedad periodontal (Porphiromonas gingivalis), virus de lahepatitis C,
Mycobacterium tuberculosis (responsable de la tubeculosis), Mycoplasma, Proteus y
Helicobacter pylorix.
Todos estos son posibles factores que acaban desencadenando el mecanismo patogénico de la
Artritis Reumatoide, que consiste en la aparición de autoantígenos en la articulación, y la
acción concertada de diversos tipos de células en el marco de una respuesta autoinmune, que
resulta en la destrucción articular.
En países como España con una alta esperanza de vida, las medidas tradicionales de
mortalidad son insuficientes para medir el estado de salud de la población, puesto que
aumenta la prevalencia de enfermos crónicos, personas discapacitadas y una menor calidad de
vida.
PREVALENCIA DE LA AR
La AR es una enfermedad frecuente en todo el mundo. La prevalencia varía poco entre países xi
y afecta entre un 0,5 y un 1% de la población mundial. En España en el año 2000 se estudió
que la enfermedad afectaba a un 0,5% de la población, un 80% de los casos eran mujeres y un
20% hombresxii.
Los factores que podrían haber influido en los cambios en la prevalencia son el envejecimiento
de la población, el sobrepeso, la obesidad y el tabaco. Según datos del Instituto Nacional de
Estadística (INE), en estos años las personas mayores de 64 años han aumentado en un 2,2%,
sobrepeso se ha incrementado en un 17,6% y la obesidad en un 3,6%. El consumo de tabaco,
mientras que disminuyó en los hombres en todos los grupos de edades (grupo de 15 a 34 años
y de 35 a 64 años) y en las mujeres disminuyó en el primer grupo de edad, aumentó en el
grupo de 35 a 64 años de edad (8,7%). xiii
Como señalábamos antes, en los países con alta esperanza de vida los indicadores de
mortalidad provocada por una enfermedad no son suficientes para evaluar el impacto negativo
en la salud de la población de esa enfermedad. Los indicadores que aúnan las consecuencias
mortales y no mortales tienen más capacidad de describir el verdadero impacto de una
enfermedad. Y esto es especialmente importante en enfermedades como la Artritis
Reumatoide que, aunque generan relativamente pocos fallecimientos, pueden tener efectos
importantes en la salud de la población (afectando a huesos, articulaciones y tejido
conjuntivo).
De acuerdo con el GBD2016 xvixvii, las enfermedades reumáticas suponen casi un 6% de la carga
de enfermedad global total, con más de 140 millones de AVAD. En Europa Occidental, con 13
millones de AVAD estimados, supone un 11,4% del total. Y en España, con 1,2 millones de
AVAD estimados, suman un 11,1% del total de la carga de enfermedad en el año 2016.
Tabla 1: Años de vida ajustados por discapacidad y mala salud por todas las causas,
enfermedades reumatológicas y artritis reumatoide en el mundo, Europa Occidental y España.
Año 2016.
Aunque los AVAD suelen expresarse en años de vida, que es un valor absoluto, los resultados
se ponderan tanto en función del tamaño de la población como por la distribución por edad.
Esto se consigue con las tasas estandarizadas. Las tasas estandarizadas de enfermedad por AR
en 2016 son mayores en España (92,0 por cien mil) que en Europa Occidental (89,6) y en el
total mundial (78,0). Sin embargo su evolución ha sido descendente en las últimas décadas, a
un ritmo mayor que en el resto del mundo.
Por sexo, las tasas estandarizadas por AR son, en España, tres veces mayores en mujeres que
en hombres (135,2 por cien mil frente a 46,7 en 2016).
Mientras que sólo un 0,3% de las defunciones y un 0,2% de los AVP (Años de Vida Perdidos) en
España en 2016 son debidos a enfermedades reumatológicas, el 21,3% de los Años vividos en
España con mala salud o discapacidad (AVAD) son producidos por estas enfermedades.
Aunque no sea una enfermedad causante de muchos casos de defunción, supone en 33,5% del
número de defunciones por enfermedades reumatológicas.
*Correción: AVD dcha. es en realidad AVAD
Aunque el número de muertes y de AVP ha descendido entre los años 2000 y 2005, y se ha
mantenido estable desde entonces, el impacto en la mala salud y discapacidad (AVD) ha
aumentado de manera importante. Esto ha provocado que aumente también el indicador
global de carga de enfermedad AVAD. Esto se explica porque la mejora de la esperanza de vida
en la población española al prolongar la supervivencia de personas con Artritis Reumatoide
(que en su mayoría mueren por otras causas) hace que aumente el número de años vividos
con esta patología, por lo tanto los AVD y la carga global.
La carga de enfermedad se distribuye de manera desigual entre los diferentes grupos de sexo y
edad. En mujeres, a cualquier edad, es unas tres veces mayor que en hombres. Asimismo las
edades con mayor carga de enfermedad son a partir de 45 años en adelante. Aunque es
importante señalar que las mujeres de entre 30 y 44 años presentan ya una carga superior a
los hombres de cualquier grupo de edad. Por su parte el componente mortal de la enfermedad
(AVP) no se aprecia antes de los 45 años, y después tampoco adquiere un peso significativo
con respecto al factor discapacitante y de mala salud.
TRATAMIENTO
OBJETIVOS
Como no se dispone actualmente de una cura de la AR, el objetivo del tratamiento es alcanzar
la remisión clínica de la enfermedad, que es definida por un DAS28 (Disease Activity Score)
menor o igual a 2,6. En este estado de remisión conseguimos prevenir daños estructurales y
discapacidad físicaxviii. Cuando no se consigue la remisión clínica el objetivo terapéutico es
mantener la enfermedad en un bajo grado de actividad que se define por un DAS28 menor de
3,2, o un máximo de 5 articulaciones dolorosas e inflamadas xix.
En los casos donde no es fácil alcanzar la remisión clínica, el objetivo del tratamiento siempre
es disminuir la actividad inflamatoria y el dolor xx, consiguiendo el alivio sintomático en el
paciente y conservando su capacidad funcional lo máximo posible, mejorando la calidad de
vida. Asimismo en todo tratamiento se persigue retrasar o detener la erosión articular y
prevenir la morbi-mortalidadxxi.
TRATAMIENTO NO FARMACOLÓGICO
Educación
Es un aspecto de los más importantes cuando se diagnostica AR. El paciente debe conocer su
enfermedad y los medicamentos usados para su tratamiento xxii. Ya que hablamos de una
enfermedad crónica es imprescindible que el paciente aprendan a convivir con ella y sean
activos participantes de su tratamiento. Esto se aplica también naturalmente a sus familiares.
Pueden organizarse actividades grupales o individuales.
Si el tratamiento no consigue los objetivos esperados puede que esto cause desesperación e
impotencia en el paciente. Esto refuerza la importancia de una buena educación y apoyo de los
profesionales de salud en las fluctuaciones de la enfermedad.
Además es importante señalar que unas buenas actividades del paciente y sus familiares sobre
la enfermedad, tratamiento y rehabilitación, se han asociado por diversos estudios con una
mejor adherencia terapéutica y un uso racional de los medicamentos xxiii.
Ejercicio y reposo
Por un lado, como la AR produce dolor y limitación física, los pacientes tienen episodios de
fatiga. Es recomendable guardar reposo de las articulaciones inflamadas y de todo el cuerpo.
Depende del paciente y la gravedad de su inflamación. En ciertos casos en pacientes con
afecciones graves (articulares y sistémicas), es recomendable el reposo total, mientras que en
otros pacientes 2 h al día de reposo pueden ser suficientes xxiv.
Hay ejercicios pasivos adecuados como flotar en una piscina, que son recomendados porque
se consigue realizar un ejercicio isotónico e isométrico máximo. Hay que tener en cuenta que
toda actividad física que cause dolor una hora después de realizarla, debe eliminarse. Además
es importante seleccionar el tipo de actividad física y articulaciones implicadas según el
paciente y las particularidades de su enfermedad.
Terapia ocupacional
Termoterapia
La termoterapia se define como el uso del calor o frío superficial para mejorar los síntomas
músculo-esqueléticos en los pacientes con AR. Principalmente se usa por su capacidad de
relajación y anestesia del músculo.
Control de peso
Al suponer la obesidad una carga mayor para las articulaciones (de caderas, rodillas y pies), el
control de peso es algo importante en pacientes con AR. Entre otras estrategias esto se
consigue con la dieta y el ejercicio del que hablamos antes. También es importante seleccionar
el calzado para reducir el impacto de las actividades que soporten el peso corporal, así como
reducir estas actividades (como subir y bajar escaleras, o carreras) xxvii. Además la obesidad es
un factor de riesgo muy importante de desarrollo de enfermedad cardiovascular en pacientes
con ARxxviii.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
ANALGÉSICOS
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