1. La civilización de los faraones egipcios es una de las más antiguas de la humanidad.

Sus orígenes datan de

aproximadamente tres mil años antes de Cristo. Cuando otras regiones eran todavía una nebulosa indeterminada, las
márgenes del río Nilo veían florecer a su alrededor una cultura tan esplendorosa que, aún hoy, sus restos, calcinados por
el sol y las arenas inclementes del desierto, maravillan los ojos de quienes los contemplan.
2. Los egipcios consideraban a su rey, el faraón, como un verdadero dios viviente y a su muerte lo enterraban en medio
de riquezas incalculables. ¿Qué mayor incentivo podía ofrecerse, pues, a la avidez de los ladrones -que no conocen de
respetos ni jerarquías— que violar un sepulcro real? Ante esta perspectiva, los profanadores de tumbas no trepidaban en
nada, ni siquiera en los castigos sufridos por los culpables que eran apresados. Y fue así que a pesar de todas las
prevenciones del caso, no hubo tumba, por muy defendida que estuviese, que escapara al saqueo y al pillaje. ¡Qué
amarga ironía! Los faraones, los hombres más poderosos de la tierra, seres que durante su vida se hacían adorar como
dioses, no lograron a su muerte esa tranquilidad eterna que es, a veces, el único don que posee hasta el más humilde y
miserable mendigo.
3. Pero hubo un faraón cuya tumba no fue violada y pudo llegar intacta hasta nosotros. Es la del joven rey Tutankamón,
fallecido, según se cree, de muerte violenta a la temprana edad de dieciocho años y que, casualmente, fue enterrado con
una pompa y riquezas como ninguna otra persona en el mundo, ni antes ni después de él.
4. Tutankamón gobernó hacia el año 1350 antes de Cristo. Fue sucesor del faraón Amenofis IV, llamado “el hereje”
porque sustituyó el culto a Amón, dios oficial de Egipto, por el de Atón, el sol. El nuevo rey, una vez en el trono, restituyó
al antiguo dios y de ahí que, posiblemente, los sacerdotes del reino, que eran la clase social más poderosa de Egipto, le
tributaran a su muerte exequias tan fastuosas como ningún ser humano podría imaginarse jamás. Bástenos decir, para
formarnos una idea pálida de los tesoros que encerraba su tumba, que el cuerpo del joven faraón se encontraba colocado
en varios sarcófagos, de los cuales el último era de oro puro.
5. En 1922 el arqueólogo Howard Cárter dio con la cámara sepulcral de Tutankamón después de largo tiempo de
búsqueda. La noticia del descubrimiento corrió como reguero de pólvora por el mundo entero: ¡Por fin habíase
encontrado una tumba intacta! Sin embargo, Howard Cárter no fue el primero en entrar a ella; antes, miles de años
antes, los profanadores de tumbas habían logrado penetrar en las primeras de las varias cámaras que constituían la
tumba de este rey, pero sin llegar hasta la que contenía el cuerpo momificado de Tutankamón. Sorprendentemente,
tampoco habían robado nada y sus huellas indicaban que por razones desconocidas habían abandonado
apresuradamente su intento. ¿Qué sucedió a esos hombres acostumbrados al peligro para olvidar en forma repentina sus
afanes cuando se hallaban a punto de conseguir su objetivo? ¿Fueron quizás sorprendidos en el interior de la tumba?
Nadie puede saberlo con exactitud, a menos que aceptemos la leyenda de la maldición de Tutankamón.
6. Según se cuenta, cuando el equipo de arqueólogos de Howard Cárterlogró penetrar en el interior del sepulcro, se
encontró una inscripción que decía: “La muerte matará con sus alas a cuantos perturben el reposo eterno del faraón”.
7. Y esta maldición pareciera haberse cumplido casi al pie de la letra.
8. En 1923, un año después de la apertura de la tumba, murió Lord Carnavon, noble inglés que costeó la expedición
dirigida por Cárter. Los periódicos dijeron que lo había picado un mosquito, pero las versiones de personas que estaban
con él en sus últimos momentos son diferentes. Estas afirman que la picadura se debió a un escorpión y que en el
momento de morir Lord Carnavon, se apagaron las luces de la casa mientras en la oscuridad sólo se escuchaban las
palabras febriles del moribundo que deliraba sobre Tutankamón.
9. Antes de que la momia fuera trasladada al Museo de El Cairo, el científico Archibald Douglas Reed debió
fotografiarla con Rayos X. Después de hacerlo, murió. En 1929 murió el secretario de Cárter en la expedición, sin que se
llegara a saber la causa de su fallecimiento. Al año siguiente, su padre se arrojó desde un séptimo piso. Por la misma
época falleció A. C. Mace, quien, junto a Cárter, abrió la tumba de Tutankamón. Aubrey Herbert, hermanastro de Lord
Carnavon, se suicidó y en febrero de 1929, lady Elizabeth Carnavon murió a consecuencias de la picadura de un insecto.
En un plazo de ocho años desaparecieron más de veinte personas que, de un modo u otro, se relacionaban con el
rencoroso faraón.

1. AVIDEZ 2. PROFANADORES 3. REPENTINA

A) maldad A) usurpadores A) rápida
B) ruindad B) dilapidadores B) súbita
C) codicia C) invasores C) rauda
D) depravación D) violadores D) veloz
E) aspiración E) descubridores E) apresurada

4. En el párrafo dos, el emisor adopta las siguientes actitudes:

A) En la primera parte emite un juicio personal y en la segunda parte lo corrobora.
B) En la primera parte ironiza sobre los faraones y en la segunda los compadece.
C) En todo el párrafo mezcla la ironía con la compasión.
D) Alterna lo que nos cuenta con comentarios o juicios personales sobre ello.
E) Al comienzo plantea dudas y al final sólo certezas.

5. ¿Qué relación se puede establecer entre los párrafos tres y cuatro?

EL PÁRRAFO TRES - EL PÁRRAFO CUATRO
A) habla del rey Tutankamón. - describe los tesoros de su tumba.
B) se refiere a la muerte de Tutankamón. - da a conocer las posibles causas de su muerte.
C) se refiere a la fastuosidad con que fue enterrado Tutankamón. - plantea una hipótesis sobre la magnificencia de
sus exequias.
D) habla de las razones por las cuales Tutankamón fue enterrado de manera tan pomposa. - se refiere al gobierno
del faraón Amenofis IV.
E) se centra en la muerte de Tutankamón. - se refiere al buen gobierno que realizó Tutankamón

6. El fragmento leído se refiere fundamentalmente a

A) los saqueos sufridos por las tumbas de los faraones. B) la esplendorosa civilización egipcia.
C) las fastuosas exequias de Tutankamón. D) el descubrimiento de la tumba de Tutankamón.
E) la leyenda de la maldición de Tutankamón.

7. El último párrafo, tiene el propósito de

A) dar a conocer la misteriosa desaparición de más de veinte personas relacionadas con el hallazgo de la tumba de
Tutankamón.
B) narrar algunos sucesos trágicos que parecen comprobar la maldición de Tutankamón.
C) ironizar sobre la rencorosa personalidad de Tutankamón.
D) aclarar cada una de las muertes mencionadas.
E) describir la muerte de todos los que hallaron la tumba de Tutankamón.

8. El mejor título para el texto leído podría ser:

A) “El hallazgo de la tumba de Tutankamón”. B) “La civilización de los faraones egipcios”.
C) “La maldición de Tutankamón”. D) ‘La inviolabilidad de la tumba de Tutankamón”.
E) “La profanación de las tumbas faraónicas”.

9. Del fragmento leído es correcto afirmar que

I) Howard Cárter fue el primer arqueólogo que descubrió la tumba de Tutankamón.
II) los profanadores de tumbas no saquearon la tumba de Tutankamón por el temor a la maldición.
III) los faraones egipcios eran enterrados en medio de riquezas invaluables.
A) Sólo I B) Sólo I y II C) Sólo I y III D) Sólo II y III E) I, II y III

10. Con la expresión “¡Qué amarga ironía!” del segundo párrafo, el emisor del texto quiere decir que los faraones
A) sólo tuvieron poder y gloria mientras vivieron.
B) una vez fallecidos perdían el respeto de sus súbditos y eran considerados simples mortales.
C) vivían como dioses y moríancomo el más humilde de los mendigos.
D) adorados como dioses durante su vida, no consiguieron a su muerte la paz eterna que puede alcanzar hasta el más
humilde de los mortales.
E) al morir quedaban expuestos al saqueo y al pillaje aun cuando sus tumbas estuvieran muy protegidas.

11. En la inscripción citada en el párrafo seis resalta el uso del

A) lenguaje en sentido recto. B) lenguaje coloquial. C) lenguaje supraformal.
D) lenguaje kinésico. E) lenguaje figurado.