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Ha dicho con razón con Enrico Ferri, el supremo ordenador del positivismo, que “ni
los romanos, tan grandes en el derecho civil, ni los juristas de la Edad Media había
sabido elevar el Derecho Penal a la dignad de sistema filosófico, y que fue
Beccaria quien guiado, es verdad, más bien por el sentido que por un espíritu
rigurosamente científico, dio un extraordinario impulso a la doctrina de los delitos y
de las penas, y fue seguido en el estudio filosófico del Derecho por una pléyade de
pensadores”.
Beccaria no escribió una obra orgánica de Derecho Penal, ni hizo el estudio de ley
alguna, pero puso la valentía al servicio de la verdad y de la justicia, bregado por
la humanización de las leyes represivas y formulando postulados que harían de
servir de pilares para una buena parte de la construcción jurídica de toda una era
la historia del Derecho Penal.
Toda su época está imbuida en el respeto por los derechos individuales, lo mismo
durante el proceso, que en la aplicación de la ley penal.
Las acciones humanas -también delictivas- tienden en esencia al logro del placer y
la evasión del dolor en ello radica el principio de la utilidad de comportamiento.
Todos los seres humanos tienen, por principio, las capacidades suficientes para
decidir sobre sus actos, incluido los delictivos.
Cuando alguien realiza un delito debido a los beneficios placenteros que espera
obtener de su acción.
Procediendo de esta manera, al delito males mayores que los bienes que
producen, cabría esperar que los ciudadanos no delincan, y también que aquéllos
que ya han delinquido no repitan su acción. En otras palabras, se buscan dos
resultados; uno que el conjunto de los ciudadanos tenga bastantes motivos para
no delinquir por que los males son muchos, y segundo, que los que lo han hecho
anteriormente, cuenten con la experiencia del castigo para no volver a cometer
ningún delito. La doctrina penal denomina el primero de estos propósitos
prevención general y el segundo prevención especial sobre el delincuente.
ESCUELA CORRECCIONISTA.
ANTECEDENTES.
Esta teoría se edifica en Alemania a mitad del siglo XIX. Stelzer formula su tesis
de corrección jurídica, que procura mejorar al delincuente de modo que este, por
su propio sentimiento, no sea dañino para la seguridad general.
POSTULADOS.
MÉTODO:
DELITO Y DELINCUENTE:
La sociedad que reprime debe proveer al autor aquellos elementos psíquicos que
carecía al momento del delito. Lo hace de dos formas: de modo negativo,
disminuye su libertad exterior, y de modo positivo, protege su desarrollo en libertad
mediante corrección de voluntad viciada. Vista de estas dos formas la pena es un
bien, no un deber, sino un derecho de los incapaces para gobernarse a si mismos.
Así el Estado ya no tiene su base en el poder sino en la necesidad de auxilio a los
incapaces de una vida jurídica libre.
LA PENA:
FIN DE LA PENA:
El tratamiento debe ser individual en base a la personalidad del autor del delito
que lo llevara en lo posible a la libertad condicional.
Se debe liberar al interno sólo cuando ya tiene una nueva personalidad y se esta
seguro que ya no cometerá mas delitos.
Los procedimientos que pueden emplearse para la corrección del culpable por su
importancia son:
El alejamiento de todo aquello que desde el exterior ayuda al mal y evite al bien.
Por último, la formación de las convicciones del individuo para que desista de su
inclinación injusta confiando en los esfuerzos de él mismo.
ENMIENDA DEL DELINCUENTE:
Critica:
Francisco Carrara critica esta postura a la que considera como la beatificación del
delincuente.
El delito:
El delito no se comete por voluntad libre sino por otras causas que el Estado debe
combatir.
La pena:
La pena no debe retributiva sino correctiva de la voluntad criminal en base a un
estudio psicológico y no en base al delito. Se debe corregir, también, en base a la
personalidad del autor, incluso se debe permitir la aplicación de azotes.
TERZA SCUOLA
La Tercera Escuela, Terza Scuola, escuela critica o escuela del positivismo critico,
tiene su aplicación precisamente por la pugna existente entre las escuelas clásica
y positiva. Tercera escuela la principal surge en Italia (terza scuola), cuyos
principales representantes son Alimena y Carnevalle. En Alemania hubo una
tercera escuela, que coincide con los postulados de la italiana.