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La esencia de la locura.
Reflexiones en torno al uso del vocablo
Lucio E Bellomo
Profesor de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires [R] - Ex-Jefe de Servicio
Psiquiátrico. Médico Forense de la Justicia Nacional [Retirado].
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plina de la especialidad que –con rigor científico- na, pues siempre decía la verdad desde el corazón;
pueda erigirse como única y soberana para explicar que “no es hipócrita”, “la verdad en ella no se esconde”,
la psicosis locura. Esto no es óbice para afirmar con- “sólo la verdad aparece ingenuamente en la locura, co-
cienzudamente que la psiquiatría ha avanzado en mo la dicen los niños y los ancianos”, “es beneficiosa pa-
forma loable y que hoy día efectivamente dispone- ra la salud, hace reír”, y concluye: “sin ella no podría-
mos de una psicofarmacología muy eficaz en pato- mos vivir” (sic-8). Cesare Lombroso [1836-1909] en
logías antes irreversibles, contamos con una aplica- 1864, la comparó con genialidad. En el siglo XVII se
ción más racional de la psicoterapia, y pueden im- trató de marginar al loco por ser un desadaptado
plementarse programas de salud mental cada vez que no merecía otra cosa que el encierro.
más abarcativos con la familia y con el ambiente. Pues bien, si el lector médico o no médico supo-
En tal sentido, Casi todos los autores -excepto casos ne que todas estas ideas insertas en el consciente o
puntuales- son proclives a manifestarse con un cri- inconsciente colectivo se han disipado, se halla muy
terio pluricausal sobre las entidades psiquiátricas, equivocado. En el presente artículo trato simplemen-
criterio que busca ser sustancialmente clínico y no te de remarcar que subterráneamente en el espíritu
dogmático. humano siguen en pie los mismos fantasmas que
Todos sabemos, que una hepatomegalia es un desde el ancestro lo aterraban cuando irrumpe la lo-
aumento patológico del hígado, pero si hablamos de cura en el escenario familiar o social. Caben pocas
hipertrofia del Yo megalomanía, las cosas resultan posturas, como veremos, respecto al mal: se lo nie-
distintas. Lo mismo vale -brindando ejemplos- para ga, se lo apoya, se acusa al enfermo, o bien –en úl-
las ideas delirantes paranoicas, parafrénicas, los de- tima instancia- se llama a un experto digno o no
lirios celotípicos, para los trastornos límites de la digno (no importa) para salir del atolladero lo más
personalidad, para la bipolaridad, para la confu- rápidamente posible. El punto de inflexión más de-
sión mental, la esquizofrenia, trastornos que el mé- nigrante quizás se alcanza cuando alguien es acusa-
dico general conoce parcialmente, y que la pobla- do y atacado de psicótico, loco por añadidura, y es
ción los distingue sólo cuando la patología es fuerte- sometido a una vivisección pública de escarnio, o
mente ostensible. bien de acusación familiar que prospera en la justi-
Aprehender psiquiatría es aprehender un idioma cia de manera notable. Las voces desaforadas con
nuevo. Popularmente hablando es interesante ob- que los políticos actualmente acusan a sus adversa-
servar cómo distintos personajes no profesionales se rios de locos, construyendo un discurso de ataque y
erigen en portavoces de hipótesis sobre la esencia de acusación maniquea, son alarmantes. En algunos
la locura, a la vez que intentan divulgar sus posibles casos llegan a demandas con necesidad de interna-
causas y terapéuticas alternativas. En tal sentido ción [Artíc. 482 CC].
basta ver la amplia difusión en los medios gráficos y Hace poco, en enero de 2008 tuvo que salir a la
no gráficos, en kioscos, TV, radio o Internet, los mi- palestra públicamente una profesora de psiquiatría,
llones de artículos que se difunden sobre el tema, en- la Dra. Amelia Mussaccio de Zan, para criticar esto
carando todo tipo de patologías psiquiátricas: léase de rotular como enfermo mental en términos vejato-
la depresión, el suicidio, anorexia-bulimia, las dis- rios y humillantes por parte de un funcionario a otro
funciones sexuales, la esquizofrenia, las desavenen- que piensa diferente.16 En un pasaje dice: ‘me permi-
cias conyugales, el divorcio, y otras tantas, prodi- to libremente pensar que menos mal que los que de ve-
gando hipótesis sobre sus causas, síntomas, tipos y ras sabemos no nos ponemos a indicarles a los funciona-
métodos de cura, ayuda, autoayuda, divulgando rios sus patologías (en el supuesto caso de que las tuvie-
promociones para tratarlas, aún cuando a veces, se ran) y menos aún a decirles lo que deben o no hacer se-
trata en realidad de enfermedades mentales severas. gún un criterio médico psiquiátrico (sic).
Esto es así, y tratando de pensar bien, en última ins- Ahora bien, yendo al tema de la esencia de la lo-
tancia, no es criticable, pues la gente busca afanosa- cura, proponemos enunciar que la misma se halla
mente evitar el sufrimiento humano con el fin de en la división o la escisión de la personalidad con el
hallar una explicación plausible de lo que le ocurre. agregado de un desgarro vital insoportable para el
Todos frente al infortunio queremos ser felices como sujeto que la padece, que lo vuelve ajeno a sí mismo
decía Pascal, al extremo de explicar el suicidio por y a los demás. Tal división del Yo, sptaltung de los
la misma razón.19 De todas maneras, insisto que, al maestros alemanes, désagrégation psychique de los
no haber causa única para la psicosis y, siendo la franceses, hincapié hecho por Pierre Janet [1859 -
clínica psiquiátrica tan variopinta y compleja en su 1947], está acompañada de un profundo dolor, al
manifestación, se recurre a explicar el trastorno des- punto que Ernest Feuchterleben [1806-1849], crea-
de los ángulos más dispares. dor del término psicosis, lo postuló como sinónimo
De antaño se han proferido voces sobre la esen- de una enfermedad del alma extraído del romanticis-
cia de la locura: que era sabiduría, que se trataba de mo alemán. Pero el vocablo que mejor traduce la lo-
una inspiración divina (Platón [427-437]),20 y una po- cura es alienación, palabra castiza proveniente del
sesión demoníaca.29 Otros, como Erasmo de Rotter- latín alienus que significa extraño, ajeno, ido, insa-
dam [1466-1536], pensaban que la locura era bue- no, orate o enajenado mental, término empleado
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lares estados, y otros de causa orgánica como las de- a la postre con poder, fama y dinero. Al leer a Krae-
mencias en su inicio. En los delirios se discute si pue- pelin, a Schneider 24 o a más modernos como Helen
den tener fractura inicial del Yo o no, asociado a des- Deutsch 7 a nuestros David Liberman y Joel Zac 26
garradura vivencial. Mi opinión es que existe sólo uno se pregunta por qué la psiquiatría actual no di-
en algunos delirios sistematizados como en la para- vulga más la presencia de estas entidades. Es cierto
noia, ya que la escisión y el dolor son indetectables, que los impostores se entronizan para que los aplau-
pues son tan fugaces como desapercibidos, y luego dan y los pontifiquen, son una mezcla rara de vivos
sobreviene el delirio que se impone homestática- y locos.5 No tienen escrúpulos para tachar a otro de
mente. loco, aún siendo ellos los desequilibrados proyectan-
En 1998 publiqué un artículo que tuvo un gran do a los demás, lo mismo que ejecutan. No se depri-
predicamento entre los magistrados de la justicia. Se men jamás, ni cambian por la experiencia, frente a
llamaba “Los delirios creíbles”.3 En él exponía que la ellos nos queda una esperanza: la de Séneca: todo
paranoia es la nosología psiquiátrica más preclara disfrazado vuelve a su naturaleza 25 y sólo la historia
para la equivocación diagnóstica, aún teniendo mu- podrá juzgarlos.
cha experiencia clínica. Las tres áreas afectadas, in- Nos queda decir algo sobre los “sanos” en pocas
telecto, afecto y voluntad, se mancomunan para palabras. Es lícito decir que no existe el humano
ocultar el delirio. El intelecto crea un silogismo falsi- químicamente puro que carezca de una pizca de lo-
ficado y sistematiza la mentira que resulta creíble. El cura. Los sesgos de la locura viven en nosotros como
afecto desbordado busca aterrar a los demás por me- los rayos de una rueda que al girar impide que se
dio del odio legitimado en el eje pasional reivindica- vean y la rueda marche. ¡Gracias Dios, porque si no
tivo, esto desemboca en la megalomanía, con ata- seríamos insufribles!
ques del Yo a los objetos persecutorios que se defien- Hay muchas definiciones, pero la mejor, a mi jui-
de de una ofensa-injusticia insoportable. En la ac- cio, es de la Leroy,14 quien define a la salud mental
ción, el paranoico legitima la voluntad de aniquilar como la relación armónica existente entre una so-
y humillar, de ahí su alta peligrosidad. El delirio ciedad organizada e institucionalizada con una vi-
[whan] de los alemanes posee 4 fundamentos: es una vencia individual de estabilidad. El desfasaje entre
idea errónea instalada por vía patológica, está sus- ambas da lugar a un trastorno psíquico, tanto más
tentada catatímicamente, no es rectificable a la con- grave cuando el sujeto se halla predispuesto a pade-
vicción lógica, y mueve a la acción. Tales enuncia- cerlo, y tanto más terebrante cuanto mayor sea la
dos son académicos pero en la práctica no sirven, anomia de la sociedad en que vive. El sano puede al
porque los paranoicos mueven multitudes [folie à menos intentar hallarse y lograrlo, amar, trabajar,
plusières] sobre todo si tienen poder, fama o dinero, crear, compadecerse del otro, tener humor, ver la
con lo cual lamentablemente, pueden perforar el realidad en la que vive, padece y disfruta, reflexivi-
cuerpo social sin escollos. dad y otras tantas cualidades loables, académica-
Hay diez definiciones de juicio, cada una más mente válidas, pero-sépase bien-no es patrimonio de
elocuente que otra. Tomemos dos: “el juicio represen- nadie de modo exclusivo. En la locura el enfermo no
ta la búsqueda de la Verdad objetiva”, “el juicio com- se puede asir, niega y repudia la realidad, y no al-
prende la facultad de juzgar y discernir”.10 ¿Cómo un canza nunca la paz interior. En mis años de psiquia-
paranoico podrá emplearlos, si por principio, el de- tra jamás vi un loco feliz, pero sí me tocó atender y
lirio representa una actividad discursiva –no enun- padecer psicóticos ostensibles, o bien otros locos ig-
ciativa- que sobreentiende la maldad intencional norados por el gran público, mientras tuvieron fa-
del otro, que exalta sus propias virtudes gloriosas, ma, poder y dinero.
concluyendo en sentencias apriorísticas, categóricas,
apodícticas e incondicionalmente “ciertas”? Muchos
de estos delirantes poseen rasgos psicopáticos que se
asocian al cuadro, lo complican y lo disimulan. ¿Por
qué? Pues, porque creo que psicopatológicamente Bibliografía
eluden la quiebra y el desgarramiento doloroso del 1. Bellomo, L E. El delirio paranoico y la psicopatía del
Yo, al que hicimos mención en la esquizofrenia inci- impostor. Asoc Arg de Psiquiatras. AAP. Arg BA. Rev de
piens, con la instrumentación y la manipulación de Psiquiatría Forense, Sexología, Praxis. 1997;Vol2(2):
los otros. 153-158.
2. Bellomo, L E. El período de incubación en las psicosis.
Hay un trastorno paranoide de la personalidad
Arg. BA. Revista de Psicología Médica, Psicoterapia y
muy vinculado a la paranoia que sugerí en su mo- Ciencias afines. 1980;VolV(2):205-225.
mento darle el nombre de psicopatía del impostor.1 Se 3. Bellomo, L E. Los delirios creíbles- Reflexiones psiquiá-
trata de enfermos que Delbrück en 1891 llamaba trico-forenses en torno a los delirios paranoicos. Rev de
pseudólogos impostores.24 En ellos, la mentira es el mo- la Asoc Argentina de Magistrados y Funcionarios del
dus operandi para la utilización de los otros, usufruc- Justicia Nacional. Año Xi- No 18/19/10.1998:13-28.
tar sus bienes, defraudar, lograr títulos, honores, et- 4. Corominas, Joan. Breve Diccionario Etimológico de la
Lengua castellana. España. Madrid. Ed Gredos. 3era
cétera, pero el fin es alimentar su ego, que se suma
Edición. 1996:364 y ampliado.
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