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A las personas se las conoce por su nombre de pila + una de estas 3 posibilidades:
Antiguamente, las clases nobles lo tenían todo: dinero, tierras, poder... No obstante,
en la época de Aquelarre (hacia 1350) acaban de surgir la burguesía, clase intermedia
(antes eras o noble o plebeyo, vamos, o lo tenías todo o eras chusma). La burguesía
controla el comercio y los negocios.
Hay grandes burgueses que viven tan bien o mejor que ciertos nobles, aunque no
gozan, ni por asomo, de los mismos privilegios en la sociedad.
NOBLEZA:
Rey
Familia real
Alta nobleza
Baja nobleza
Alto clero
PLEBEYOS
Los ricos construían sus casas con piedra, mientras que el material principal de las
viviendas de los pobres era la madera.
Se solía entrar por el taller, y en la cocina, sita atrás, se encontraba la puerta que
conducía al patio interior (habitualmente un huerto).
Sí, las casas eran muy grandes, nada que ver con los mini-pisos de ahora
Las casas APENAS TENÍAN MUEBLES: alguna cama grande (a veces tenían que
dormir en ellas hasta 6 personas -para pasar menos frío-, así que fijaos si eran
grandes), una mesa grande, algún banco de madera (arcones principalmente, para
ejercer de armarios y de asientos) y poco más.
Los colchones de los ricos eran de pluma, más mulliditos y de mejor calidad. Los de
los pobres eran poco más que un montón de paja embutida en una tela.
Las mesas de los pobres eran poco más que un tablón y unos pies desmontables.
Los ricos comen principalmente carne sazonada (la carne se pudría rápido y había
que trabajarla con especias, demasiado caras para los villanos o los campesinos). No
es que no probasen otras cosas (pescados, verduras, pan, huevos, frutas...) pero su
dieta se basaba en la carne, mucha mucha muuucha carne.
Los más pobres se contentaban con comer una especie de pan hecho con cereales,
sal, agua y/o leche. La carne no es que la paladeasen mucho, aunque en ocasiones
podían hincarles el diente a despojos (tripas, lengua e hígado).
¿Cómo se come en la Edad Media?
LA ROPA
La gente de clase baja vestía ropas de tono oscuro, mientras que los ricachones
hacían ostentación de su riqueza vistiendo paños de calidad teñidos de llamativos
colores.
El día y la noche
En el campo, el día comienza con la salida del sol, y finaliza con su puesta.
Básicamente por la ausencia de iluminación artificial. El tiempo de luz es el tiempo de
actividad, y el de oscuridad el de reposo.
Cabe decir que en las ciudades las amas de casa aprovechan la llegada de la noche
para arrojar la basura a la calle. Al amanecer se sueltan los cerdos del ayuntamiento o
de la comunidad para que se coman la basura, limpiando así un poco las calles.
1
era un tipo de asociación económica de origen europeo, implantada también en las colonias, que agrupaba a
los artesanos de un mismo oficio, que apareció en las ciudades medievales y se extendió hasta fines de la
Edad Moderna
Tiempo de maleantes y gentes poco recomendables: borrachos de taberna, ladrones,
bandidos, o gente que tiene tratos con el diablo.
En la Edad Media era mal visto dedicar mucho tiempo al cuidado del cuerpo, ya que
según la época eso provocaba pasiones incontrolables que podían hacer perder el
honor y el alma. Sin embargo, el ayuno, la penitencia y la mortificación física (auto
flagelarse y esas cosas) estaban bien vistos.
Bañarse de cuerpo completo más de dos veces al año era considerado inmoral (Se
creía que bañarse era la causa de diarreas).
Las mujeres se depilaban frotándose el cuerpo con cal viva 2, o untándose de pez
(sustancia pegajosa) y luego tirando de ella para arrancarse el pelamen.
Aunque parezca extraño, de aquella las personas ya se tenían las canas, utilizando
una pasta hecha de ceniza de sarmientos 3 macerada en vinagre.
Las mujeres llevaban el pelo recogido en un moño o en una trenza. Las niñas
menores de 10 años y las prostitutas lo llevaban suelto.
2
Sustancia alcalina blanca, ligera, y cáustica que en contacto con el agua se hidrata y desprende calor; se
emplea en la fabricación de abonos, cementos y materiales refractarios.
3
es el vástago o rama de la cepa de vid, de donde brotan las hojas, los zarcillos y los racimos.
Tradiciones
Castigos
En la Edad Media era frecuente que los delitos menores fueran castigados con
amputaciones de distintas partes del cuerpo. Las infracciones más graves eran
penadas con la muerte. Hacia finales del siglo XIV los que estaban acusados de
traición directamente eran descuartizados y los falsificadores hervidos en aceite.
En la Edad Media los castigos tenían como blanco de ejecución el cuerpo del
condenado. Las penas incluían mutilaciones, la muerte del acusado, y largos
padecimientos físicos.
Las mutilaciones eran aplicadas a los acusados de haber cometido delitos, que en la
época eran considerados de menor gravedad. A los blasfemos 4 y perjuros5 se les
cortaba la cabeza o arrancaba la lengua.
El sistema empleado generalmente consistía en colocar al condenado, de pie, sobre
una silla. Se le clavaba en la lengua un gancho que previamente se había suspendido
en una cuerda, se retiraba la silla, el individuo caía al suelo, y la lengua quedaba
colgada del gancho.
A los ladrones o a los cazadores furtivos se les aplicaba la más corriente de las
mutilaciones, la amputación de la mano. La versión más grave de este tipo de
ejecución era la de pies y manos. Se amputaba el pie izquierdo, por ser el más
necesario (con éste se pisaba el estribo), y normalmente la mano derecha.
También se vaciaban los ojos, se amputaban las orejas y en casos muy contados se
realizaba la castración. La amputación de la nariz era poco frecuente (se podían evitar
dichos castigos si el condenado pagaba la fianza conveniente, de ahí que los mismos
se aplicaran a la clase baja).
Las penas mortales eran aplicadas por la realización de delitos mayores. Los herejes,
hechiceros y homosexuales eran ahogados y quemados (siendo la quema más propia
del sexo femenino).
4
palabra ofensiva, injuriosa, contumeliosa, de escarnio, pero en su uso estricto y generalmente aceptado, se
refiere a «ofensa verbal contra la majestad divina».
5
Que quebranta maliciosamente el juramento que ha hecho
Los ladrones eran ahorcados o decapitados. A los judíos (indiferentemente del delito
que cometiesen) les era impuesto el castigo de ser colgados por los pies.
Los asesinos eran decapitados, lo mismo que ciertos ladrones y algunos nobles (al
ser esta condena “la menos dura” poseía dicho privilegio debido a su rango
dignatario).
Los falsificadores de monedas eran hervidos en agua, aceite o vino.
Traición: Hacia finales del siglo XIV los que estaban acusados de traición eran
descuartizados.
Al que dañaba un haya6 se le arrancaban las tripas, se le sujetaba con ellas y era
obligado a correr dando vueltas alrededor del árbol en cuestión hasta que quedara
enroscado en el mismo.
Si uno talaba un roble se encontraría con la cabeza separada del resto del cuerpo e
insertada en el mismo. Incendiarios, ladrones y asesinos importantes, eran ejecutados
tras sufrir el tormento de la rueda.
También era frecuente el castigo de ser enterrado con vida. “El delincuente era
colocado en una fosa que se cubría de tierra. Para alargar el sufrimiento del reo se le
colocaba en la boca una caña hueca que comunicaba con el exterior”.
Otros castigos
El sambenito: Era un tipo de camisa amarilla con una cruz roja de San Andrés. El
ofensor necesitaba llevar el hábito todo el tiempo, como una señal para el público de
que era un Marrano. Este sambenito destruyó las probabilidades de encontrar trabajo
o un lugar con estabilidad para la familia.
El cinturón de castidad: Se usaba para garantizar la fidelidad de las esposas durante
los períodos de largas ausencia de los maridos, y sobre todo de las mujeres de los
cruzados que partían para Tierra Santa. Quizás alguna vez, aunque no como
utilización normal, la "fidelidad" era de éste modo "asegurada" durante períodos
breves de unas horas o un par de días, nunca por tiempo más dilatado. No podía ser
así, porque una mujer trabada de ésta manera perdería en breve la vida a causa de
las infecciones ocasionadas por la acumulación tóxica no retirada, las abrasiones y las
laceraciones provocadas por el mero contacto con el hierro.
Las jaulas colgantes: Hasta finales del siglo XVIII, en los paisajes urbanos de Europa
no era extraño encontrar abundantes jaulas de hierro y madera adosadas al exterior
6
es un árbol caducifolio de la familia de las fagáceas
de los edificios municipales, palacios ducales o de justicia, catedrales, murallas de las
ciudades o en altos postes cerca de los cruces de caminos.
Las víctimas, desnudas o semidesnudas, eran encerradas en las jaulas y colgadas.
Morían de hambre y sed; por el mal tiempo y el frío en invierno; y por el calor y las
quemaduras solares en verano. A menudo, anteriormente habían sido torturadas y
mutiladas para mayor escarmiento.
Normalmente los cadáveres se dejaban en descomposición hasta el desprendimiento
de los huesos, aunque a veces se cubrían herméticamente con resina de pino, con el
fin de retrasar los efectos de la descomposición, y se rodeaban con correas para
impedir el desprendimiento de los miembros. De ésta manera, se utilizaban como
escarmiento moral. Evidentemente, las víctimas, una vez muertas, eran pasto de todo
tipo de animales.
Durante la Alta Edad Media la Navidad se convirtió en uno de los días más
importantes del calendario cristiano, y sobre el siglo V, la celebración se había
expandido con celebraciones en honor a san Esteban, Juan Evangelista o los Santos
Inocentes, durante tres días después de Navidad. Otras leyendas como la llegada de
los Reyes Magos también se modificaron y desarrollaron durante esta época, en la
que también se incorporaron costumbres paganas.
Para reafirmar la importancia de la misa de navidad se añadieron elementos visuales,
como los pesebres en las iglesias representando el lugar donde nació Jesús, y ya
durante el siglo XII se añadirían escenas dramatizadas, como por ejemplo ángeles
cantando. Esto acabaría dando lugar al desarrollo de representaciones de escenas de
la Biblia, especialmente en las ciudades.
Para conocer el origen de los villancicos debemos mirar al siglo XIII. Originalmente
era un tipo de canción con danza, y en los primeros villancicos una persona cantaba
mientras que el resto bailaba en círculo. De todas formas, la mayoría de villancicos
actuales son de tiempos posteriores a la Edad Media.
La Iglesia decidió toda una serie de fechas para celebrar el periodo navideño en días
importante para la religión pagana, siendo más sencillo cristianizar toda una serie de
fechas paganas que intentar hacerlas olvidar radicalmente. La elección del 25 de
diciembre se correspondía con la antigua fiesta del solsticio de invierno o “sol invicto”,
siendo Julio I quien pidió que se celebrase el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre,
decretado por el Papa Liberio en el 354. Será durante la Edad Media cuando se
depuraron, definieron y enriquecieron las fiestas y celebraciones navideñas, con toda
una solemnidad y manifestaciones sociales, artísticas y gastronómicas.
La elección del día 31 de diciembre como el cierre del año y el comienzo del otro se
debe a Julio César, cuando en el 45 a.C y siguiendo a los astrónomos egipcios,
instauró el año solar, que comenzaba el primero de enero, arrinconándose así el
sistema primitivo. Más tarde, sería el calendario juliano sustituido por el gregoriano,
introduciendo cambios para compensar las desviaciones del anterior.
“En la Nochevieja, misa y juego de dados, como en Nochebuena. Alborada del día 1.
Misa, comida, cena, colaciones y danzas como en los días anteriores”[2]
Costumbres Religiosas
Para nuestros antepasados, uno de los gestos más antiguos y reverentes que
acompañaban a la plegaria era alzar brazos y manos hacia el cielo. Con el tiempo, los
brazos se replegaron y se cruzaron ante el pecho, colocando las dos muñecas sobre
el corazón.
Cada una de estas posturas posee una lógica intrínseca y una intención obvia, puesto
que Dios reside en el cielo y se tiene la creencia de que el corazón es la sede de las
emociones. La práctica, mucho más reciente, de unir las manos formando una
especie de triángulo parece menos obvia, e incluso resulta intrigante.
Para los antiguos griegos, este gesto tenía el poder mágico de refrenar a los espíritus
ocultos hasta que éstos se doblegaran al dictado de un sumo sacerdote.
En la Edad Media, los vasallos rendían homenaje y prometían fidelidad a los señores
feudales uniendo las manos. A partir de prácticas tan evidentes, todas ellas con una
intención común, el cristianismo asumió el gesto como signo de la obediencia total del
hombre a la autoridad civil. Más tarde, muchos autores cristianos ofrecieron y
alentaron un origen más piadoso y pintoresco, como que las manos unidas
representaban el puntiagudo campanario de una Iglesia.
Plough Monday is the traditional start of the English agricultural year. While local practices
may vary, Plough Monday is generally the first Monday after Twelfth Day (Epiphany), 6
January.[2][3] References to Plough Monday date back to the late 15th century. [3] The day before
Plough Monday is sometimes referred to as Plough Sunday.
The day traditionally saw the resumption of work after the Christmas period. In some areas,
particularly in northern England and East England. [4] The customs observed on Plough Monday
varied by region, but a common feature to a lesser or greater extent was for a plough to be
hauled from house to house in a procession, collecting money. They were often accompanied
by musicians, an old woman or a boy dressed as an old woman, called the "Bessy," and a man
in the role of the "fool." 'Plough Pudding' is a boiled suet pudding, containing meat and onions.
It is from Norfolk and is eaten on Plough Monday
Lammas day
Cristianismo[editar]
Durante este día era costumbre llevar a la iglesia un pan preparado con el trigo de la nueva
cosecha. En muchas partes de Inglaterra, los agricultores arrendatarios estaban obligados a
presentar el trigo fresco cosechado a sus señores el primer día de agosto o el día previo. En la
"Anglo-Saxon Chronicle" (Crónica Anglo-Sajona), esto es referido regularmente y era llamada
"la fiesta de las primeras frutas". Tanto en las iglesias orientales como en las occidentales se
lleva a cabo anualmente la bendición de las nuevas frutas, el primer o el sexto día de agosto.
El papa Gregorio I lo hacía el 6 de agosto.