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De la transformación de Naylamp en ave

Bernal Burga Junior Alexander


Jiménez Soriano Wagner Viere
Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo
Facultad de Ciencias Histórico Sociales y Educación
Carrera Profesional de Ciencias de la Educación
Especialidad de Lengua y Literatura
Ciclo VII / Semestre Académico 2019-I
Ciudad Universitaria de Lambayeque, junio 2019

Antes de que el imperio del dios sol comenzara su empresa expansionista por casi toda
Sudamérica, en el territorio peruano, particularmente la costa norte, ya existían culturas
política, económica y religiosamente bien estructuradas; por ejemplo la Cultura Sicán,
también conocida como Cultura Lambayeque, desarrollada desde el siglo VIII hasta el
siglo XVI d. C. en los departamentos de Piura, Lambayeque y La libertad; siendo el
segundo su centro gubernamental más significativo.
De los sicanes sabemos principalmente –al menos desde una postura científica–
por los estudios del arqueólogo japonés Izumi Shimada publicados el año 1995 en el
libro Cultura Sicán. Dios, riqueza y poder en la costa norte del Perú donde menciona
que, hasta antes de su investigaciones, todas construían sus tesis a partir de huacos u
objetos saqueados y leyendas históricamente registradas por cronistas de la colonia; es
decir, especulaban sobre el origen y desarrollo de dicha civilización en base a sus
huacos y leyendas. De estas aclara que [Capítulo 1], sobre todo la de Naylamp, si bien
hubo varios autores que trataron de fundamentar o desmentir su veracidad en base a
estudios sobre los lugares mencionados en la historia, su sustento histórico o científico
es inválido, pues se cree que pudieron ser inventadas mucho después de su aparición.
Respecto a esto Wilo Vargas afirma que “algunos de estos documentos [crónicas] no
necesariamente se les debe considerar como tales, pues se tratarían de diarios personales
[con] una perspectiva moralizadora e idealista a favor de la Corona o de la Iglesia”.
Inventada o no, creemos que es válido mencionar que algunas características de
este pueblo, retratadas en sus ceramios, templos, joyería, etc., son evidenciadas en la
leyenda; y uno de ellas es el dios Naylamp, representado siempre llegando a tierra por el
mar (Friso polícromo de Ucupe), como se menciona al principio de la trama. Lo que
conlleva a debilitar en cierta medida la postura de Vargas, pues en aquellos tiempos aún
no se descubrían ciudadelas o templos importantes para la Cultura Lambayeque. En este
sentido, el presente artículo no pretende esclarecer la veracidad de la leyenda, sino
explicar o interpretar su simbología, principalmente la transformación de Naylamp en
ave.

La leyenda de Naylamp

Perteneciente a la tradición oral del antiguo ‘Pirú’, esta leyenda fue registrada en
el año 1581 por el padre Miguel Cabello de Balboa en su famosa Miscelánea Antártica.
La historia inicia con el arribo de Naylamp a tierras lambayecanas,
precisamente el valle del río Faquisllanga, con un gran número de acompañantes
(concubinas, oficiales, trompeteros, etc.) montados sobre balsas o caballitos de tota,
para construir un castillo donde colocarían la estatua llamada Yampallec. Cuyo papel
sería servirle y adorarlo como un dios. Una vez establecidos, la leyenda menciona que
Naylamp gobernó durante muchos años hasta llegada su muerte. Se dice que cedió el
poder a su primogénito Cium para luego convertirse en ave. Este gobernó
tranquilamente el valle, pero también una vez muerto, le sucedieron muchas
generaciones de gobernantes, cuyo fin daría el desafortunado Fempellec al no querer
adorar a la figura que fundó su dinastía: Yampallec. Se cuenta que mandó mudarla a
otro pueblo, pero nunca se pudo; entonces en el proceso se le presentó un demonio en
forma de mujer para seducirlo. Una vez consumado el acto coital, se desata sobre el
valle como castigo a su sacrilegio un diluvio que arrasa y destruye sus tierras durante
30 días con sus noches al que les siguieron muchos años de sequía y hambruna.
Acontecido esto, la historia termina con la muerte de Fempellec a manos de sus
sacerdotes al enterarse de su pecado.

¿Por qué Naylamp se transformó en ave?

Si analizamos detenidamente la historia que transcribe Balboa, nos daremos


cuenta que en ella nunca se menciona que Naylamp sufrió una metamorfosis de humano
a ave, sino que en el momento de morir sus más allegados –llamémoslo sacerdotes o
chamanes–, en lugar de decir que fue enterrado en los aposentos donde vivía –como
realmente pasó, según la historia–, esparcieron la “noticia” de que su amo por voluntad
propia había decidido convertirse en plumífero para desaparecer del mundo. La
pregunta es ¿hacia dónde? Vargas señala que es erróneo suponer que al cielo, pues “en
la cosmovisión andina los muertos nunca iban al cielo, [sino más bien al] inframundo o
uku pacha”; esto es, tierra (pacha) de abajo (uku).
Debemos aclarar que dicho más allá no está enteramente sujeta a la cultura
Sicán, sino más bien a los incas, y estos no llegaron a conquistar las tierras sicanes hasta
después del mandato de Fempellec; lo que hace pensar que otra era la concepción del
más allá; y lo más cercano que podemos utilizar para delimitarlo, es la parte final de la
historia –independientemente si Balboa la tergiversó o no– cuando se menciona que
acaeció una fuerte lluvia que duró 30 días como consecuencia del encuentro del último
gobernante con un demonio convertido en mujer, pues hace suponer que un “dios” o
“dioses” enviaron un diluvio para castigar el pecado, haciendo entrever que el cielo
también formaba parte de su mitología; por ende permite creer que realmente voló hacia
él, tal vez no como un humano que moralmente hizo bien las cosas, sino como una
divinidad que se sumaba al reinado del mundo desde las nubes.
Ahora cabe cuestionarse el motivo por el que se cuenta que Naylamp se
convirtió en ave (para volar al cielo). Creemos que fue principalmente para mantener
cierto misticismo o divinidad de su persona en la los pobladores del valle o el reino,
pues así se creería que el que fundó y organizó su forma de vida, los vigilaba, cual
águila, desde los cielos, por ende sería difícil actuar en contra de la sociedad o el
gobierno sin esperar el castigo de su rey. Quizá es psicologismo nuestro; pero
postulamos esta tesis avalándonos de la mención de sacerdotes y ‘quarenta’ oficiales en
la historia, pues estos hacen creer, como ya lo mencionamos al inicio del artículo, que
los sicanes estaban organizados política y religiosamente bien, intuyéndose así que los
primeros, miembros innegables de la clase gobernante, inventaron la historia para
mantener controlada a la gente del pueblo y de otros pueblos (por ello la importancia de
los oficiales), mientras esperaban que su amo y señor renaciera otra vez1.

1
Léase el Capítulo IV del libro Cultura Sicán. Dios, riqueza y poder en la costa norte del Perú de Izumi
Shimada, donde se menciona el hallazgo de una tumba cuyos cadáveres eran un hombre (¿Naylamp?) y
dos mujeres ubicados, el primero, en posición fetal con la cabeza –decapitada post mortem– cubierta por
una máscara de oro con ojos de ave mirando hacia el oeste [¿llegada de Naylamp?]; la segunda con las
piernas abiertas simulando el alumbramiento de un bebé y la otra en posición de recogerlo. ¿Acaso la
representación del renacimiento o el deseo de querer volver al mundo de los vivos?
Referencias

Shimada I. (1995). “Cultura Sicán. Dios, riqueza y poder en la costa norte del Perú”.
Fundación del banco continental para el fomento de la educación y la cultura,
Edubanco. Lima. Perú.
Cabello M. (1951). “Miscelánea antártica”. Instituto de etnología. Facultad de letras.
Universidad Mayor de San Marcos. Lima. Perú.
Vargas W. (2016). “Crónicas y leyendas que no concilian con la investigación
arqueológica”. Trujillo. Perú.

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