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Debemos recordar que el Estado es sólo una categoría teórica; una categoría que expresa o con la cual se
puede nombrar los proyectos, deseos; formas de ser y estar en el mundo de los individuos que viven en
socidad. Por eso Heller identifica al Estado con aquello que llama “la sociedad organizada”. Véase Hermann
Heller. Teoría del Estado.
Los críticos del capitalismo han estado esperando este momento. Hasta
antes de lo que estamos viviendo, afirmaban que no estaban dadas las
condiciones para una revolución. Quizá tampoco pensaron que ésta
sería más bien una involución. En todo caso el adjetivo, no importa
porque todo depende desde dónde se mire esta realidad convulsionada
por la aparición de una pandemia. Quién iba a decirlo que se necesitaba
un elemento que, como el alcoholismo, no distinguiera situación social,
raza o situación económica, para atacar la vida del ser humano: eso es
el Covid 19.
Entre dos fuegos: sálvese el que pueda
Con la presencia del Covid 19, el mundo experimenta una sacudida.
Miles de muertos; millones de infectados: sálvese el que pueda.
Quienes tienen mejores posibilidades de salvarse, lo que no quiere decir
que estén en el riesgo siempre latente en estos casos. Tienen mejores
posibilidades aquellos que pueden levantar murallas entre los posibles
contagiados y ellos; aquellos que históricamente han logrado levantar
murallas que impiden a los andrajosos penetrar en sus espacios;
aquellos que no tienen de qué preocuparse por comer diario sobre una
mesa y tres veces al día. Ellos no necesitan a nadie para ponerse a
salvo; pero por suerte para los que no tienen nada, son los menos. En
términos de la población total en el mundo, no son nada comparados
con aquellos que no tienen nada, por lo tanto, lo único que pueden
perder es la vida. Y a veces, hasta podrían celebrar que hoy, morirse no
resulta tan caro para nadie: aquí te mueres y por acá te convierten en
ceniza.
Esos desarrapados no tienen nada, ni a nadie en el modelo neoliberal.
En el nuevo orden mundial, los pobres –y de alguna manera los ricos-,
se encuentran en medio de un fuego cruzado que libra entre el viejo
Estado Nación y el rebosante Mercado que comercia todo. Todo se
vende y todo se compra. Al mercado lo que le interesa es vender y hacer
que el individuo consiga a toda costa comprar. El modo de adquisición
no tiene reglas: el caso es obtener lo que se desea2. Hay muchos
ejemplos que pueden ilustrar esta tesis; los métodos violentos que
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Porque las cosas que vende el mercado, son convertidas en deseos para los individuos. Persigue tus deseos,
no te des por vencido, siempre hay un modo de alcanzarlos. En el neoliberalismo esta podría ser una frase
perfectamente comprendida y puesta en práctica por cualquier persona.
pueden verse en todas partes, son el pan de cada día en estos
momentos de convulsión social, incluso antes de la pandemia.
Pero hay que preguntarse, ¿por qué habría una guerra entre el Estado
Nacional, casi enterrado por los mercaderes neoliberales? La guerra es
por la conquista del poder.
El Estado Nacional, está en caída libre. Todo está ocupado por el
mercado y la violencia que se genera con su presencia. No se necesitan
datos duros para constar lo dicho. Basta mirar críticamente lo que pasa
todos los días para corroborarlo. “La conquista de los nuevos derechos
ciudadanos” convertidos en libertinaje social sin reglas estatales es la
prueba. Pero la presencia del Covid 19, rehabilita la necesidad de
protección. Y, la protección social, es una de las funciones principales
del Estado.
Como dijo el presidente de México “el Covid 19 nos cayó como anillo al
dedo”. Ya nadie creía ni hacía caso al Estado. Las personas se veían
con la libertad de hacer, pensar y ser lo que mejor les viniera en gana.
El miedo a las reglas impuestas por el Estado, estaban sepultadas,
porque no necesitaban de éste para lograr el paraíso de felicidad que le
prometía el mercado.
¿En dónde radica el poder del Estado? En la capacidad de sus
gobiernos para conducir a la sociedad; en su capacidad para
proporcionarle al ciudadano aquellos satisfactores que lo acercaran a la
felicidad (la cual era concebida como tener lo que se necesita: comer,
vestir, tener una vivienda, socializar, trabajar, etcétera). Es decir, se
tiene poder en tanto la población gobernada cree en el soberano. Y,
para creer es necesario constatar lo que recibe. A cambio, el soberano
dispone de lealtad, aceptación y obediencia: el que paga, manda.
Ante el peligro de morir, el individuo busca protección, alimentos; un
lugar para estar seguro del peligro que acecha en el afuera. Ese lugar
es su casa. Y si en casa tiene lo necesario para comer, socializar y
acceso a los bienes de consumo complementarios, como vestimenta,
calzado, etcétera, se puede ser feliz. ¿Quién será capaz de dar a ese
ciudadano la felicidad que tanto anhela en tiempos de incertidumbre y
peligro para su vida? Quien sea capaz de dale eso que necesita,
seguramente conseguirá su lealtad. Como los vasallos en el Régimen
Absolutista, la lealtad del ciudadano al Estado Nación, serán suficientes
para que éste vea y haga posible su felicidad. Pero, como se dice
coloquialmente “nada es gratuito”. El ciudadano está vendiendo su
lealtad a ese Ente y eso, no es poca cosa.
La pandemia cayó como anillo al dedo, porque sin la protección del
Estado, la población está en peligro. Al Estado le preocupa la población
porque depende de ella; al Mercado, le preocupan las ganancias o las
pérdidas porque la gente está en sus casas; porque no hay trabajadores
en las oficinas; porque no hay ventas; porque la producción se vino
abajo.
Al Estado le preocupa y le ocupa la vida; al Mercado, le preocupa que
la ciudadanía no compra ni produce nada. El pueblo se encuentra en
medio de un tiroteo cruzado entre el Estado que se fortalece y un
Mercado que pierde (sobre todo económicamente). Y aquí volvemos a
plantear la pregunta que desde niños nos hicimos cuando jugando en el
patio o en la calle, nos preguntamos: con quien te vas ¿con melón o con
sandía? En presencia del Covid 19, hay que tomar decisiones: con
quién te vas ¿con tu trabajo a pesar de que sabes que pones en riesgo
tu vida? O te mantienes con los mediocres apoyos económicos y
sociales que te brinda este moribundo Estado Nación, debilitado por la
conducta nihilista, egocéntrica y libertina de la actual ciudadanía.
Es necesario tomar decisiones
JR Carbajal
Ciudad de México a 30 de mayo de 2020