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2.0 Introducción.
Si deseamos mover un objeto de una posición a otra, tendrán que suceder una serie de
acciones desde que ”vemos” el objeto hasta que se encuentre en la nueva posición. Si
dividimos las acciones en bloques funcionales podemos identificar una primera instancia
relacionada con la acción de ver o la de adquirir información (del proceso) luego
tendremos que analizar la información adquirida para poder tomar decisiones y
finalmente realizar las acciones de control basados en alguna estrategia y luego verificar
el resultado repitiendo la secuencia mientras dure el control. Esta secuencia es común a
todos los sistemas de control, no importa que sea un proceso administrativo, biológico,
industrial o cualquier otro. En un proceso administrativo, como podría ser el control de la
puntualidad en el ingreso a un centro de trabajo , la información a adquirir sería la hora de
entrada de cada uno de los empleados durante un tiempo que permita un conjunto de datos
representativo, para el análisis podríamos utilizar la estadística obteniendo la media y la
desviación estándar que caracterice al grupo; si la media supera la hora de entrada
podremos aseverar que hay tardanza y si la desviación estándar es grande sabremos que hay
personas que están llegando excesivamente tarde , en base a este análisis tendremos que
tomar decisiones como la de premiar la puntualidad, castigar la tardanza o una combinación
de ambas sobre la base de una estrategia como la de un descuento fijo por minuto de
tardanza o la de una tasa de descuento proporcional a la tardanza (esta segunda opción sería
más efectiva para reducir la desviación estándar). Si hemos llegado a este punto, y no
ejercemos la acción de control no habremos logrado nada, debemos aplicar la acción de
control y volver a adquirir datos para verificar el resultado de nuestra acción de control y
continuar aplicando la estrategia para garantizar la eficacia del control en el tiempo.
Si volvemos al proceso de mover objetos, podemos entrar en detalles que nos permitan
identificar lo que la naturaleza ha puesto como hardware y software en nuestra máquina de
control. En primer lugar, el sistema de control debe ser capaz de interactuar con el proceso
no solo para saber lo que está pasando sino para poder modificar su comportamiento; el
comportamiento del proceso debe ser captado por el sensor y modificado por el actuador.
Supongamos que deseamos limpiar una mesa con una esponja, en este caso el proceso
estará constituido por la mesa, elementos de limpieza (esponja con detergente o agua) y
todos los elementos que pongamos para realizar dicha tarea. Para poder controlar dicho
proceso es necesario, en primer lugar , captar la información de dicho proceso como puede
ser la suciedad presente en la superficie, la posición de los elementos de limpieza, u otras
características que nos permitan saber el estado del proceso en cada instante y usaremos
alguno de nuestros sentidos para obtener dicha información. Evidentemente usaremos el
sentido de la visión (eventualmente podríamos usar el tacto u otro sentido, pero no tiene
mayor importancia).
Captando información
Nuestro sentido de la visión debe interactuar con el proceso mediante algún fenómeno
físico que permita que aquello que sucede en el proceso llegue hasta el elemento sensor de
nuestra vista. El fenómeno físico que permite este acople proceso-sensor es la reflexión de
la luz sobre los elementos físicos del proceso que lleva la información, bajo la forma de
fotones de luz, hasta nuestros ojos. Podemos afirmar que siempre existe uno o más
fenómenos físicos que permiten que la información pase del proceso al sensor.
Fig. 1. El ojo humano capta la información del proceso por reflexión de la luz, la que es
proyectada sobre la retina.
Ahora bien, la imagen es proyectada sobre una superficie curva, que recibe cada uno de los
puntos con información de color e intensidad luminosa, denominada retina. Es fácil deducir
que la retina no es un único sensor sino que tiene muchos sensores ubicados en su
superficie para poder diferenciar cada punto de la imagen. Para tener una idea de la
cantidad de sensores en la retina, imaginemos una pantalla de computador de alta
resolución (1024x768 o 786,432 puntos) que al mirarla todavía permite ver el tramado
negro que separa los pixeles entre sí, si dividimos cada punto en tres partes por lado es
probable que ya sea difícil discriminar las diferencias por lo estaríamos igualando nuestra
resolución con la resolución de la pantalla, esto implica 9 veces más puntos o algo así como
7 millones de puntos. Pues bien, se estima un total de 5 millones de células para ver color y
unos 100 millones de células para ver claros y oscuros, lo que equivale a una superposición
de una imagen de tonos de gris de alta resolución superpuesta a una imagen a color de
“baja” resolución o algo así como dibujado a lápiz y pintado con pincel.
Concentrémonos ahora en una sola célula de la visión ubicada en la retina, una célula que
dependiendo si es un cono o un bastón recibirá los fotones de luz en cantidades
proporcionales a la iluminación del punto que está “viendo” y entregará un impulso o una
corriente eléctrica, de magnitud suficiente para viajar hasta el cerebro, a cambio de dicho
flujo de fotones. En la parte de la célula que recibe los fotones , estará ubicado el sensor o
elemento sensible al fenómeno a captar. En el caso de las células de la visión, esta parte
está constituida por los cromóferos que contiene una familia de compuestos químicos
denominados opsinas que al recibir un fotón cambia su estructura molecular del isómero cis
al isómero trans logrando el efecto del sensado o captura de la información bajo la forma de
un nuevo compuesto químico. Hemos identificado finalmente nuestros sensores (captan la
propiedad primaria de interés) para la visión.
Acondicionando la señal
Transmitiendo información
Hasta este punto hemos identificado dos elementos fundamentales en nuestro sistema de
control: los sensores / transductores y los acondicionadores de señal incorporados en la
retina. La señal entregada por cada una de las células de la visión deben viajar hasta el
cerebro llevando la información de cada uno de los puntos de la imagen a través de cadenas
neuronales que transportan la señal , las neuronas se conectan entre ellas, y a través de sus
axones transportan la señal en forma de “olas” de corriente. La figura muestra el corte de
un axon de una neurona, en el que se puede apreciar el nucleo o conductor central a través
del cual viaja la señal y una cubierta protectora de la señal constituida por tejido cavernoso
que encierra un excelente aislante eléctrico, la mielina. De esta forma la señal no migra
hacia las neuronas vecinas que están, en forma paralela, llevando información de otros
puntos de la imagen en un paquete de “cables” denominado nervio óptico.
Fig. 3. Corte del axón donde se
aprecia el núcleo central a través del
cual viaja la señal
Procesando información
A través del nervio óptico viajan las señales acondicionadas llevando la información
correspondiente a la imagen captada en cada uno de los ojos hasta la zona reservada a la
visión en el cerebro. Esta zona es de particular interés ya que relaciona el mundo físico con
el mundo virtual ya que el nervio óptico entrega señales reales captadas en la retina y las
“deposita” en una zona particular del cerebro para que la parte pensante analice dicha
información, interpretándola y tomando decisiones en función de aprendizaje precedente.
A este punto, podemos identificar dos zonas funcionalmente definidas del cerebro , la
primera que denominaremos interfaz de entrada cuya función es recibir las señales del
mundo real y codificarlas como información para que la segunda parte, que denominaremos
controlador , que realiza la función pensante o virtual que está basada esencialmente en las
conexiones neuronales que hacen la función del software capaz de gobernar todas nuestras
acciones.
Las señales que van hacia los músculos utilizaran nuevamente conexiones neuronales que
se distribuyen utilizando la medula espinal como troncal de conexiones partiendo de la
zona motora del cerebro que se encuentra en la base del cerebro y que constituye la interfaz
de salida que estamos tratando de identificar; es allí donde la parte pensante del cerebro
pondrá la información necesaria para que dicha interfaz genere y module en cada momento
los estímulos necesarios para coordinar todos los movimientos requeridos para la acción
motora en mención.