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EL EJÉRCITO QUE PELEARÁ LA BATALLA FINAL Y EL MENSAJE DE SÉFORA

(Tomado con permiso del capítulo 10 del libro "EL LLAMADO" de Rick Joyner, Editori
al PENIEL)

EL EJÉRCITO

(INTRODUCCIÓN DEL BLOG: En este capítulo Ryck Joyner tiene una visión del estado del e
jército de Dios en los tiempos del fin, un pésimo estado en su tercer grupo, mucho más
grande que los otros dos juntos; un insatisfactorio estado del segundo grupo y,
gloria a Dios, un pequeño grupo de vanguardia que, aunque ínfimo comparado a los ot
ros dos, está en perfecto orden, entrenamiento y equipamiento y que ayudará para que
los otros lo puedan estar al tiempo de la Gran Batalla Final. Este grupo de van
guardia creo que lo constituye ese pequeño remanente que, en obediencia a la voz d
e Dios, está saliendo del cautiverio babilónico de la iglesia -del cristianismo deno
minacional y leudado por esa "mujer que escondiera la levadura en las tres med
idas de harina (las perfecciones de Cristo), hasta que TODO fue leudado" (la igl
esia católica romana, que importó el contaminante de Babilonia y Egipto y luego sub
reticiamente lo introdujo en la cristiandad, con tal éxito, que efectivamente hoy
podemos decir que dicho "cristianismo", con ínfima excepción, está TODO leudado)- cami
nando, como Nehemías y Esdras, hacia la Jerusalem del "tiempo de la restauración de
todas las cosas", no solo en éspiritu, sino también en la práctica de la vida de igles
ia. !Que lamentable que en la gran mayoría se quedó en Babilonia y no viajaron con N
ehemías y Esdras!
Hacemos un llamado desde aquí a aquellos líderes que fueron "más puros que la nieve y
más blancos que la leche" y ahora ennegrecidos por causa del hambre del largo y se
co exilio espiritual, que comtemplando la obra consumada de tal perversa mujer,
se atrevan a obedecer la voz del Espíritu a Laodicea: "Y oí otra voz del cielo, que
decía: Salid de ella, pueblo mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis
parte de sus plagas" (Apo 18:4).

(Lo resaltado en mayúsculas, negritas, u otros colores y las notas es del blog y n
o del libro).

EL EJERCITO

De pronto me encontré sobre una gran montaña, contemplando una gran planicie. Ante mi
se desplegaba un ejército que marchaba en un amplio frente. Había doce divisiones a
la vanguardia, que saltaban a la vista entre la multitud de soldados que los se
guían por detrás. Estas divisiones estaban a su vez separadas en lo que supuse serían
regimientos, batallones, compañías y escuadrones. Las divisiones se distinguían por su
s estandartes, y los regimientos por los diferentes colores de sus uniformes.

Los batallones, las compañías y los escuadrones se distinguían a su vez, por cosas com
o los cinturones o las charreras que cada grupo usaba. Todos tenían una armadura c
omo de plata pulida, escudos que parecían ser de oro puro y armas de oro y plata.
Los estandartes eran enormes, de nueve o diez metros de largo. Cuando los soldad
os marchaban, su armadura y sus armas refulgían en el sol como rayos, y el flamear
de sus estandartes y las pisadas de sus pies se oían como un trueno rugiente. No
creo que la Tierra haya visto jamás algo como esto.

- Luego estuve lo suficientemente cerca como para ver sus rostros; había hombres y
mujeres, ancianos y jóvenes, de toda raza. Había una feroz determinación en sus rostr
os, pero aún así no parecían tensos. La sensación de guerra estaba en el aire, pero en l
as filas, pude percibir una paz tan profunda, que supe que ni tan siquiera uno d
e ellos temía la batalla a la que se encaminaban. La atmósfera espiritual que sentí cu
ando estuve cerca de ellos era tan asombrosa como su apariencia. Miré sus uniforme
s. Los colores eran brillantes. Cada soldado también tenía insignias y medallas. Los
generales y otros oficiales de rangos superiores marchaban en las filas junto a
los demás. y, aunque era evidente que los que tenían cargos mayores estaban a cargo
, nadie parecía estar demasiado ocupado por su escalafón. Desde la jerarquía más alta ha
sta la más baja, todos parecían ser amigos íntimos. Era un ejército de lo que parecía ser
una disciplina sin precedentes; con todo, parecía ser simplemente una gran familia
.

Al observarlos vi que todos parecían abnegados, pero no por falta de idéntidad, sino
porque todos estaban seguros de quienes eran y de lo que hacían. No estaban preoc
upados por sí mismos ni buscaban aprobación. No pude detectar ambición u orgullo en ni
nguna parte de las filas. Era asombroso ver tantos y a la vez tan singulares, co
n una armonía tal que marchaban en un compás perfecto. Estaba seguro que nunca había e
xistido un ejército igual sobre la Tierra.

- Después estuve por detrás de una de las divisiones delanteras, mirando a uno de lo
s grupos más numerosos, que estaba compuesto de cientos de divisiones. Cada una de
ellas era de un tamaño distinto, las menores eran de alrededor de dos mil persona
s, y las mayores de cientos de miles. Aunque este equipo no era tan llamativo y
colorido como el primero, también era un ejército muy asombroso, simplemente por cau
sa de su tamaño. Ellos también tenían estandartes, pero no eran tan grandes ni tan imp
resionantes como los del primer grupo. Todos ellos tenían uniformes y rangos, pero
me sorprendí de ver que muchos de ellos no tenían puesta la armadura y muchos ni si
quiera tenían armas. La armadura y las armas de quienes tenían no estaban lustradas
ni tan brillantes como las que tenía el otro equipo.

Me acerqué para verlos mejor y pude apreciar que todos estaban determinados y tenían
alto nivel de devoción y propósito, pero no poseían el mismo grado de enfoque que el
primer grupo. Estos parecían mucho más conscientes de sus rangos y de los de quienes
los rodeaban. Sentí que esta era una distracción que estorbaba su enfoque. También pu
de percibir ambición y celos en las filas, lo cual era indudablemente otra distrac
ción. Incluso así sentí que esta segunda división todavía tenía un más alto nivel de devoci
propósito que ninguna otra sobre la Tierra. Esta también era una fuerza muy poderosa
.
- Detrás de este segundo grupo había un tercero, que marchaba bastante alejado de la
s otras dos divisiones, tanto que no estaba seguro si alcanzaban a ver los grupo
s que estaban delante de ellos. Esta tropa era muchas veces más grande que la prim
era y la segunda juntas aparentemente compuesta por millones y millones. Al mira
rlos desde la distancia, este ejército parecía desplazarse en distintas direcciones,
como un conjunto de pájaros, barriendo primero un tramo y luego el siguiente, nun
ca moviéndose en una dirección fija por mucho tiempo. A causa de su movimiento errátic
o, era arrastrado cada vez más lejos de los dos primeros grupos.
Al acercarme vi que los soldados tenían uniformes andrajosos, de un gris opaco, qu
e no estaban planchados ni limpios. Casi todos estaban sangrando y heridos. Unos
pocos intentaban marchar, pero la mayoría simplemente caminaba en la dirección que
los otros iban. Constantemente se armaban peleas en las filas, así muchos resultab
an heridos. Algunos de los soldados trataban de mantenerse cerca de los raídos est
andartes esparcidos al azar entre las filas. Aún así, ni siquiera los que estaban ce
rca de los estandartes tenían una clara idéntidad, porque continuamente vagaban de u
n estandarte a otro.
En este tercer ejército, me sorprendí de ver que había sólo dos rangos: generales y civi
les. Solamente unos pocos tenían alguna pieza de la armadura puesta y no divisé arma
s, excepto algunas falsas que llevaban los generales. Ellos ostentaban estas arm
as falsas como si el tenerlas los hiciera especiales, pero hasta los que estaban
en las filas podían decir que éstas no eran reales. Era triste, porque se hacía evide
nte que los que estaban en las filas con desesperación querían encontrar a alguien q
ue fuera real, auténtico, a quien pudieran seguir.
No parecía haber ninguna ambición, excepto entre los generales; y esto no era por ab
negación, como en el caso del primer ejército, sino porque les importaba muy poco. P
ensé que era preferible la ambición del segundo grupo a la confusión y al desinterés que
prevalecían aquí. Los generales parecían estar más interesados en hablar sobre si mismo
s y pelear unos con otros, cosa que hacían permanentemente las camarillas pequeñas q
ue estaban a su alrededor. Pude entender que las peleas entre las filas eran la
causa de su movimiento indefinido y de los cambios erráticos de dirección que este g
rupo hacía de tanto en tanto.
Al observar los millones de personas en este grupo sentí que, a pesar de su gran núm
ero, en verdad no le agregaban fuerza al ejército, sino que en cambio lo debilitab
an; en una batalla real éstos serían más una carga que un apoyo. Solamente el hecho de
mantenerlos con comida y protección costaría más en recursos que cualquier valor que
ellos pudieran aportarle a la habilidad del ejército en la pelea. Pensé que un civil
en el primer o segundo grupo sería más valioso que muchos de los generales del terc
ero. No podía entender porqué razón los primeros grupos aún permitían que este tercero se
sumara detrás de ellos, ya que evidentemente no eran soldados verdaderos.

LA SABIDURÍA DE SÉFORA (1)


Repentinamente me encontré en una gran montaña desde donde pude divisar todo el ejérci
to. Mientras lo contemplaba, noté que la llanura estaba seca y polvorienta delante
del ejército, pero inmediatamente después de que las primeras doce divisiones pasar
on, el suelo se volvió verde oscuro, con árboles que daban sombra y que llevaban fru
to, y corrientes de agua pura surcaban la tierra. Este ejército restauraba la tier
ra. Pensé cuan distinto era esto a lo que ocurría cuando uno de los ejércitos del mund
o cruzaba un territorio; ellos saqueaban y hurgueteaban hasta que la tierra por
donde habían pasado estaba completamente devastada.
Luego observé como las segundas divisiones pasaban por el mismo suelo. Dejaban muc
hos puentes y otros edificios, pero la tierra no quedaba en tan buen estado como
antes de que hubieran pasado por allí. El pasto no era verde, las aguas estaban c
iertamente lodosas, y mucho del fruto había sido arrancado.
Entonces miré atentamente lo que sucedía cuando el tercer grupo pasaba por el mismo
suelo. El pasto había desaparecido o estaba tan pisoteado que ni se veía. Los pocos ár
boles que quedaban habían sido talados. Las corrientes de agua estaban contaminada
s. Los puentes estaban rotos e intransitables. Los edificios, dejados en ruinas.
Parecía que este grupo deshizo todo lo bueno que los dos primeros habían hecho. Al
verlos la ira se alzó dentro de mi.

Sentí a Sabiduría al lado mío. No dijo nada por un largo rato, pero pude sentir que Él t
ambién estaba enojado.
-"El egoísmo destruye -dijo finalmente-. Yo vine para dar vida y vida en abundanci
a. Aunque mi ejército ha madurado, habrá muchos que hablarán en mi Nombre y seguirán a l
os que me siguen, pero ellos no me conocen ni andan en mis caminos. Éstos destruye
n el fruto de los que me siguen. Por esta causa, el mundo no sabe si considerar
a mi pueblo una bendición o una maldición.
Cuando Sabiduría dijo esto sentí un inmenso ardor procedente de Él, que se me intensif
icaba hasta que se hizo tan doloroso que se me hizo difícil concentrarme en lo que
decía. Pero igualmente supe que sentía lo que Él estaba sintiendo y que aquello era u
na parte importante del mensaje que Él me transmitía. El dolor era una combinación de
compasión por la tierra e ira por el egoísmo de este ejército. Ambos sentimientos eran
tan fuertes que sentía como si estuvieran siendo tallados en mí.
A medida que el furor aumentaba, sentí que Él podría llegar a destruir el ejército enter
o. Luego recordé como el Señor había salido al encuentro de Moisés cuando estaba camino
a Egipto en obediencia al Señor. El Señor había tratado de matarlo hasta que su esposa
Séfora circuncidó a su hijo. Nunca había entendido esto hasta ahora: Como la circunci
sión habla de la remoción de la carne, o de la naturaleza carnal, este incidente fue
como un presagio profético del pecado de Elí, el sacerdote que atrajo una maldición s
obre sí y la derrota de Israel porque no había disciplinado a sus hijos. (2-1)
"Señor, levanta a aquellos que tengan la sabiduría de Séfora !", clamé.
El ardor continuó y vino sobre mi una profunda determinación de ir a los líderes de es
te gran ejército, y contarles la historia de Séfora y decirles que cada uno en el ejér
cito del Señor debía ser circuncidado en el corazón. La naturaleza carnal debía ser cort
ada. Sabía que si seguían marchando sin hacerlo, el ejército completo estaría en peligro
de ser destruido por el Señor, así como Él casi había matado a Moisés cuando estaba salie
ndo de Egipto. (2)

Entonces me encontré de pie en el Salón del Juicio, ante el Trono del Juicio. El Señor
todavía aparecía como Sabiduría, pero nunca lo había visto tan severo, ni sus palabras
habían llevado más peso:
-Tu ya has visto este ejército en tu corazón muchas veces. Los líderes que comisiono a
hora guiarán esta milicia. Te envío a muchos líderes; pero ¿qué les dirás?
-Señor, este es un gran ejército pero todavía me lamento por la condición del tercer gru
po. No entiendo porque se les permite fingir que son parte de Tus tropas. Me gus
taría decir que antes de que sigan avanzando, el primer y el segundo ejército deberían
darse la vuelta y echar este tercer grupo. Ellos son poco menos que una enorme
turba.
-Lo que viste hoy está todavía en el futuro. Los ministerios que estoy por soltar re
unirán a este ejército y lo equiparán para ser todo lo que viste en el primero. En est
e tiempo casi todo mi ejército está en las condiciones del tercer grupo, ¿cómo podría deja
r que sean despedidos? (3)
Quedé anonadado por esto, aunque sabía que nunca había visto a ninguno del pueblo del
Señor estar en buena forma, siquiera como el segundo grupo de este ejército.
-Señor, sé que sentí enojo por este grupo. Si casi todo Tu ejército está actualmente en es
as condiciones, estoy agradecido de que no nos hayas destruido a todos. Cuando m
iraba a este tercer grupo, sentí que su estado deplorable se debía ala falta de ent
renamiento, equipamiento y visión, así como también a la falta de aceptar la cruz que
circuncida el corazón. Creo que debo ir a ellos con el mensaje de Séfora, pero ellos
también necesitarán instructores y oficiales que los entrenen.
Sabiduría prosiguió:
-Recuerda el primer ejército que viste delante de la montaña. Ellos tampoco estaban
preparados para la batalla y cuando esta comenzó los que no estaban preparados hu
yeron. Sin embargo, muchos regresaron con su armadura puesta y después de haber re
emplazado el engaño por la verdad. Los dos primeros grupos en este ejército fueron c
ambiados por las batallas que los despertaron a su verdadera condición. Luego ello
s clamaron a mi y Yo les envié pastores conforme a mi corazón.
Todos mis pastores son como el rey David. No son mercenarios que buscan su propi
o lugar o posición, sino que dejarán sus vidas por Mi pueblo. Tampoco tienen temor e
n la guerra contra Mis enemigos y son puros en su adoración a Mi. Estoy por enviar
esta clase de pastores. Debes regresar con el mensaje de Séfora. Se acerca el tie
mpo en que no toleraré a aquellos que no circunciden sus corazones. Debes advertir
les de Mi ira.
También te envío a caminar con los profetas que suelto; serán como "Samueles", que der
ramarán el aceite sobre Mis verdaderos pastores; muchos de éstos ahora son considera
dos los últimos entre sus hermanos, pero los encontrarás sirviendo como pastores fie
les sobre sus rebaños, obreros fieles en cualquier tarea que se les haya asignado.
Ellos son mis fieles que son llamados a ser reyes. A ellos les confiaré mi autori
dad. Ellos prepararán a mi pueblo par la Gran Batalla Final de los Tiempos (4)
Entonces me pregunté en mi corazón: "Si estamos ahora en la condición del tercer grupo
, ¿qué se debe hacer con los generales que no parecen ser verdaderos generales?
-Tienes razón, ellos no son verdaderos generales, -respondió el Señor-, Yo no los nomb
ré, sino que se nombraron ellos mismos. Con todo, algunos de ellos serán cambiados y
Yo los haré verdaderos generales. Otros se convertirán en oficiales provechosos. Si
n embargo, la mayoría huirá a la primera señal de batalla y no los verás nunca más.
Recuerda esto,en un tiempo, cada uno de los que está en el primer ejército fue parte
del último. Cuando vayas con el Mensaje de Séfora a declarar que Yo no toleraré más la
carnalidad en Mi pueblo, aquellos que realmente Yo he llamado y que son devotos
a obedecerme no huirán de Mi circuncisión, sino que se levantarán contra la carnalidad
en el campamento (5), para que Yo no traiga juicio sobre ellos. Mis pastores so
n responsables por la condición de Mis ovejas. Mis generales son responsables por
la condición de Mis soldados. Aquellos a los que Yo he llamado tomarán su responsabi
lidad porque Me aman, aman a Mi pueblo y aman la justicia.

EL CAPITÁN DEL EJÉRCITO


Luego ya no estaba más ante el Trono del Juicio, sino en la montaña, contemplando el
ejército nuevamente. Sabiduría estaba de pie junto a mi. Estaba resuelto, pero ya n
o sentía más el dolor y la ira que había sentido antes.
-Te he permitido ver un poquito en el futuro- comenzó a decir Sabiduría-. Te envío a a
quellos que son llamados a preparar Mi ejército y liderarlo. Estos son los que han
peleado la batalla en la montaña. Estos son los que han enfrentado el ejército del
acusador y han permanecido fieles. Estos son los que han cuidado a Mi pueblo y l
o han protegido arriesgando de sus propias vidas. Ellos son llamados a ser los líd
eres de Mis tropas que pelearán en la Gran Batalla del Fin (4) y se levantarán sin t
emor de los poderes de las tinieblas.
Como puedes ver, el ejército marcha, pero habrá momentos en que acampe. ACAMPAR es t
an importante como MARCHAR. Es el tiempo de PLANIFICAR, de ENTRENARSE y de AGUDI
ZAR LAS HABILIDADES y AFILAR LAS ARMAS. También es tiempo para que los que están en
el primer grupo caminen entre los del segundo, y para que los líderes del segundo
grupo caminen entre los del tercero y hallen a los que tienen que ser llevados a
l próximo nivel. Hazlo mientras puedas, porque se acerca el tiempo en que Apocalip
sis 11:2-3 se cumplirá ("Pero el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no l
o midas, porque ha sido entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santa
cuarenta y dos meses. Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil doscientos
sesenta días, vestidos de cilicio.") y aquellos que quieran ser llamados por Mi n
ombre, pero que no anden en Mis caminos, serán hollados. Antes de la Gran Batalla
Final (4) Mi ejército será santo, así como Yo soy santo. Yo quitaré aquellos que no estén
circuncidados de corazón y a los líderes que no mantuvieron Mi justicia. Cuando La Últ
ima Batalla sea peleada, no habrá un tercer grupo como ves aquí.
Hasta ahora, cuando Mi ejército acampaba, desperdiciaba la mayor parte del tiempo.
Así como solamente llevo adelante a Mi pueblo con un objetivo claro, así es también c
uando llamo a Mi pueblo a ACAMPAR: hay un propósito para ello. La (1)FUERZA del e
jército que marcha será determinada por la calidad de su campamento. Cuando es hora
de PARAR y ACAMPAR por un tiempo, es para enseñarle a Mi pueblo Mis caminos. Un ejér
cito es un ejército, ya sea que pelee o esté en paz. Debes aprender como ACAMPAR, co
mo MARCHAR como PELEAR. No harán ninguna de estas cosas bien a menos que las haga
n bien todas.
Mi ejército debe estar preparado para hacer todas estas cosas a tiempo y fuera de
tiempo. Ustedes pueden pensar que es tiempo de marchar, pero Yo los guiaré a ACAMP
AR, porque veo cosas que ustedes no pueden ver, aún desde su lugar de visión. Si Me
siguen, siempre harán lo correcto en el tiempo preciso, aunque para ustedes no par
ezca ser lo correcto. Recuerden: YO SOY EL CAPITÁN DEL EJÉRCITO.
La (2) RESOLUCIÓN de un ejército estará dada por la nobleza de su misión, por lo bien qu
e estén preparados para ella y por lo bien que sean liderados. Este ejército marchará
con la misión más noble que ha sido jamás dada al hombre. No obstante, pocos de Mi pue
blo están equipados para su misión, y los que ahora lideran a Mi pueblo siguen sus
propios deseos. Ahora levantaré líderes que ENTRENARÁN y EQUIPARÁN a mi pueblo. Estos Me
seguirán porque YO SOY EL CAPITÁN DEL EJERCITO.
Muchos ejércitos experimentaron victorias y derrotas. El Mío ha marchado por muchos
siglos y también ha tenido muchas victorias y muchas derrotas. Mi ejército ha perdid
o muchas batallas porque (a) atacó al enemigo cuando no le di la orden de hacerlo.
Otros fueron vencidos porque (b) atacaron al enemigo con gente no entrenada. La
mayoría de estos líderes lo han hecho porque buscaban su propia gloria. Como Pablo
escribió de los de su tiempo: "Todos buscan sus propios intereses". (c) Otros lídere
s han tenido Mis intereses en sus corazones y sinceramente buscaban la victoria
sobre el mal por causa de Mi nombre, pero no entrenaron bien a su gente; no cami
naron conmigo como Su Sabiduría. Eso cambiará ahora; Yo seré el Capitán del Ejército. No s
e desanimen por la forma en que Mi pueblo luce ahora, sino que recuerden en que
se ha de convertir. Ahora levantaré líderes que solamente marcharán cuando Yo de la or
den. Mientras Mi ejército Me siga, ganará cada batalla. CUANDO ACAMPEN CONOCERÁN MI PR
ESENCIA Y SE FORTALECERÁN EN MIS CAMINOS.
Llegará un tiempo en el futuro en que verán Mi ejército como es ahora. En ese tiempo s
entirán el ardor de Mi ira. SEPAN QUE NO SOPORTARÉ A AQUELLOS QUE PERMANECEN EN LA C
ONDICIÓN DEL TERCER GRUPO. ENTONCES DETENDRÉ LA MARCHA HASTA QUE ESOS HAYAN SIDO DIS
CIPLINADOS (6), PARA QUE SE CONVIERTAN EN VERDADEROS SOLDADOS O SEAN DISPERSADOS
. Disciplinaré a a los del segundo grupo para echar fuera todas sus AMBICIONES IMP
URAS y que vivan por Mi y Mi verdad. ENTONCES, Mi ejército avanzará, NO PARA DESTRUI
R, sino PARA DAR VIDA. Yo estaré en medio de ellos para hollar a Mis enemigos bajo
los pies de Mi ejército. VENGO COMO EL CAPITÁN DEL EJÉRCITO.(7) (8)

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Apo 3:19: "Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso, y arrepiénte
te".
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(1) O EL MENSAJE DE SÉFORA, creo que se refiere a la circuncisión del corazón, es deci
r, el paso del Jordán, el río de la muerte al ego, que nos conduce a la vida en resu
rrección. Este mensaje es: DIOS NO TOLERARÁ MÁS LA CARNALIDAD EN SU PUEBLO, NO TOLERARÁ
LOS CORAZONES INCIRCUNCISOS.
(2) Aquí el señor quiso destruir al líder, Moisés, por no haber disciplinado (circuncida
do) a su hijo, antes de emprender su misión. Que tema este ejército, pero sobre todo
!Teman los líderes consentidores que hacen la vista gorda con el pecado! ("!Cómo se
ha ennegrecido el oro! Sus nobles fueron más puros que la nieve, más blancos que la
leche; Más rubios eran sus cuerpos que el coral, su talle más hermoso que el zafiro
. Oscuro más que la negrura es su aspecto; no los conocen por las calles; Su piel
está pegada a sus huesos, seca como un palo. (Lam 4:1, 7-8)) ¿Cómo se atreven a ir a p
redicar la moral con congregaciones en ropas menores? No es tiempo de salir a pe
lear con un ejército en tan deplorable estado, no es tiempo de pescar sino de reme
ndar las redes; tarea ésta que sólo puede hacerse en tierra con la barca varada en l
a orilla.
(2-1) Em mi opinión Séfora fue sabia sólo en salvar el pellejo de su marido, ya que de
spues de circuncidar al niño ella abandonó a su esposo. Caminó con él pero cuando se dió c
uenta que Dios no toleraría un compromiso menos que absoluto de él y su familia, evi
tó su muerte, pero se devolvió a la comodidad de la religión que le deja hacer a uno c
omo le da la gana. Quizás Moisés no había circuncidado al niño por la oposición de su espo
sa, pero después de ser disciplinado por el Señor, tomó la lección y, dejando de consent
ir a Séfora a la fuerza, se hizo eunuco temporalmente por el evangelio, renunciand
o a ella y obedeciendo al Señor. Es decir Moisés tuvo que elegir al fin entre el cri
stianismo vivo y radical de la circuncisión del corazón, poniendo sus afectos en el
altar, o el "romance emocional de pantalón caído" dirigido por su esposa y una relig
ión.
(3) "Me has estado pidiendo que te libere de tener que hablarle a mi pueblo para
advertirles que tienen que sacar el pecado de su vida, par que estén preparados p
ara resistir en la persecución que está por venir. No te liberaré de esta encomienda,
porque soy un Dios justo y santo. He dicho en Mi palabra: Porque es tiempo de qu
e el juicio comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál
será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?(1ª Pe 4:17). El final
de la era se acerca. Este país (U.S.A) caerá. Pero como el juicio comienza por Mi ca
sa, los míos serán perseguidos antes de que los incrédulos sufran. Por ende, tu y otro
s más deben ir por delante y advertir a los míos primero... No desprecies a Mi puebl
o. Estás cayendo en esa trampa. Dime, si Yo hubiese formulado Mi juicio en cuanto
a tu persona basándome en tus chismes y traiciones de hace quince años, ¿dónde estarías ho
y? ... No olvides, no soy sólo un Dios de santidad y justicia, sino también un Dios
de misericordia, Es por Mi misericordia que aguardo, esperando que Mi pueblo se
arrepienta del mal que hace... !Recuerda siempre que yo amo a los míos!, aunque es
tén llenos de arogancia, sean pecaminosos y hasta hayan destruido a Mis siervos; a
pesar de todo eso, aún los amo y espero misericordiosamente que ellos se arrepien
tan de lo malo que han hecho. Algún día Me RESPONDERÁN por lo que hacen. Se les requer
irá en el tribunal de Cristo la sangre de muchos, pero NO desprecies a Mi gente, p
orque Yo los amo"( 1ª Cor 3:13-15; Rom 14:10). (Introducción de "Vasija para Honra"
de Rebecca Brown).
(4) El U.G.A. (Último Gran Avivamiento, mundial).
(5) Como los hijos de Leví tras el episodio del becerro de oro y las orgías. (Ex 32:
26-28).
(6) Malaquías 3:3: Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los
hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán a Jehová ofrenda en just
icia.
(7) Josué 5:13: Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba del
ante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, l
e dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? (Véase Finisterre al Borde de
l Jordán).
(8) Les recomiendo leer el libro completo que no tiene desperdicio y donde Rick
Joyner nos recuerda que la Iglesia, como Jonás, duerme en la bodega del barco, vi
ajando justo en dirección contraria a su llamado y buscando el amparo del Nuevo Or
den Mundial y sus ayudas humanitarias; pero será echada por la borda por éstos cuand
o la cosa se ponga fea, siendo tragada por la primera bestia que sale del mar, y
más tarde vomitada en las fauces de la segunda bestia que sale de la tierra en la
final tribulación.
El tiempo es venido de predicar los juicios de Dios que vienen a esta tierra co
mo olas de mar cada vez mayores y que aquellos de Su pueblo que no se juzguen a
si mismos, serán juzgados con el mundo; porque el juicio de Dios va a comenzar, YA
, por su Casa. Es hora ya de dejar la “rotonda del activismo” en el desierto, cruzar
el río de la muerte al yo, el Jordán y acampar en Gilgal; donde el afilado cuchillo
de Josué practique la cirugía espiritual, que rasgando el velo de los corazones inc
ircuncisos, permita la pascua de acceso a la tierra prometida: Pentecostés II.

Publicado por Txema ARMESTO en miércoles, enero 05, 2011 Enviar por correo elect
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Etiquetas: CAUTIVERIO BABILÓNICO DE LA IGLESIA, CONFIRMACIONES AL MENSAJE DE FINIS
TERRE., QUIETUD; ACEPTACIÓN-CONTENTAMIENTO-DESCANSAR Y ESPERAR EN DIOS

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