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FAMILIA, CAMINO de SANTIDAD

  Dos determinaciones:
·            Salirde la mediocridad. Por lo tanto, desterrar lo de “¿Qué hay de malo en
esto?”. No se puede llegar a la santidad por un camino de ir tirando, de mínimos, de
esperar circunstancias a favor, viento a favor, no está el horno para bollos…
·            Ser familia contracorriente. No os amoldéis a este mundo. Vivimos en una cultura
pagana, adora a otros dioses que no son el Nuestro.

  Decimos SÍ como Abraham, Moisés… como María y tantos y tantos santos:


  > Pues casa y yo serviremos al Señor  (Josué)
 > ¿Qué Dios hay cómo Tú?  (Salmo) - Tú eres invencible, admirable, haces maravillas
(Judith)
  > Amaré al Señor con todas mis fuerzas, mi mente, mi  corazón, mis sentimientos.
Decido entregarme a Él y que Él sea mi Dueño.

·        La santidad es es personal, pero no se realiza nunca de forma individual.


Los otros forman parte de este camino. NUESTRA VOCACIÓN al MATRIMONIO y a la
FAMILIA es nuestro CAMINO de SANTIDAD.

LA GRACIA DEL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

     Vivir
de acuerdo a la vocación es vivir en plenitud la ESPONSALIDAD: COMUNIÓN
ESPONSAL, ENTREGA, actualizar la promesa SACRAMENTO.
      Esta vocación esponsal no es posible sin Dios en medio, porque supera las fuerzas
humanas. ¿Por qué supera las fuerzas humanas? Porque se rige por otras leyes; no por
las naturales, sino por las sobrenaturales.
1.     Ley de la gratuidad. Según nuestro Creador.  Es la ley de darlo todo,  por amor, sin
reservarse nada y dentro de nosotros hay una calculadora natural, un control
natural. 
Este es el camino de santidad que también le podemos llamar, aprender a amarte a
ti, a quien elegí  libremente.
Aprender a amar es la tarea de toda la vida. No con mis fuerzas pequeñas y egoístas,
sino a la medida de Cristo. Primero es el don, después la tarea.
En el libro “Nacemos para no morir nunca”, Chiara Corbella dice: “O amas o
hieres”.
2.   Unida a la ley de la gratuidad y como consecuencia de ella, aparece la ley de la
“desproporcionalidad”.  Aquí no entra te doy 10, me debes 10; el amor no lleva
cuentas y a más debilidad,  más atención, a más necesidad… más cuidado, a más
herida, más esperanza. El Evangelio nos lleva continuamente a estas paradojas: dejar
99 para ir a buscar 1. En la debilidad se realiza el milagro de la fortaleza de Dios.
David y Goliat. La estéril será madre. A Abraham le da una multitud de hijos.
3.       Si la gracia del sacramento viene de Cristo, el Esposo, que sale al encuentro de los
esposos, entonces nos jugamos la gracia diaria en la relación con El Señor:
Su Palabra, sus sacramentos. De los sacramentos de la Iglesia viene que nosotros
seamos Iglesia Doméstica. Hemos sido ministros en la Celebración y ahora lo
seguimos siendo en el desarrollo de nuestra vocación. En la vida cotidiana de la
familia nos administramos mutuamente vida sacramental, somos vida de Dios el uno
para el otro, cuando nos amamos, nos perdonamos, nos miramos de una manera
nueva, nos volvemos a crear, nos devolvemos la confianza.
4.      Jesús, a través de su Espíritu Santo, hace posible la COMUNIÓN. El Demonio trae la
división. Y todo se juega en esta lucha: comunión o división. La división entra
sutilmente (no cuento algo, me lo guardo, no lo comparto, me callo, me canso, no
merece la pena…); entra -aun sin discusiones- y engaña. Nos hace creer que la
convivencia, el consenso, los acuerdos… son el camino del matrimonio. El camino es
la comunión de personas que nos hace felices.
5.       La esponsalidad se realiza en la entrega mutua. Salir de mí para ir al otro/a. Sal de
tu tierra, sal de ti mismo. El esposo/a es otra tierra… digamos incluso, otro planeta.
En este tiempo de la Iglesia, el Papa Francisco ha venido a ponernos en marcha; por
todos lados y en todas partes se repite la frase: “Iglesia en salida”. Esta salida
empieza en ti, en tu corazón… ¿Vivo encerrado/a en mí? ¿Estoy en proceso de salir de
mí? ¿Confío mis imposibles a Dios, o sigo buscando soluciones razonables?

     Tal y como estemos ahora, volvamos nuestra mirada a Dios para recuperar fuerzas
para el camino, para recuperar la confianza en mí mismo/a, en mi esposo/a, en el
Señor que nos ha traído hasta aquí.

LA ESPONSALIDAD ·  LA MATERNIDAD Y PATERNIDAD


         FFII nace en agosto de 2001. Y en agosto de 2010, en Santiago de Compostela,
Año Santo, Javier y yo os decíamos en el Encuentro de Verano: el sueño de Dios es la
Comunión; el sueño del Demonio es la división.
         La familia nace del matrimonio entre un hombre y una mujer que deciden
entregarse totalmente y para siempre. S Juan Pablo II nos decía hace 35 años:
“Familia, ¡sé lo que eres!”. San Juan Pablo tuvo un sueño que coincidía con el sueño
de Dios, y decía que la familia no es un invento de una cultura determinada, es un
sueño de Dios.
          El carisma de FFII se enmarca dentro de la nueva evangelización de la que
tanto se viene hablando desde hace 30 años. Nueva en su ardor, nueva en sus
métodos.
          Un carisma es un sueño de Dios. Un sueño que anida en el corazón de  Dios y,
desde su paciencia infinita, está continuamente llamando a la existencia. Dios… que
nos ama, nos llama; y el sueño de Dios es la plenitud, la felicidad, la santidad del
hombre y la mujer creados a su imagen.
        El hombre también sueña. Normalmente, el sueño del hombre está centrado en
sus cosas, sus expectativas, vive distraído, despistado. El hombre, en sus sueños,
tiene un gran velo: sus razonamientos, métodos, pensamientos, autorrealizaciones…
su YO.
         Cuando el sueño del hombre coincide con el sueño de Dios, nace un carisma
para la iglesia  y el mundo. FFII define su  carisma: CREAR ESPACIOS para
FORTALECER a la FAMILIA. Nuestro sueño nace de nuestra propia debilidad y
necesidad, de nuestra propia herida.
- Matrimonios que se habían ido alejando. Los que luchaban por mantenerse firmes
en la fe, a veces solo uno de ellos. Los hijos van creciendo en la sociedad del
bienestar. Nos vamos convirtiendo en familias aburguesadas. Instaladas en la zona de
confort.
- Los padres son fortalecidos, se crean vínculos entre las familias y se van
desarrollando espacios propicios a la Fe. Nos supera a nosotros, a nuestras propias
prácticas y costumbres. La vocación supera las fuerzas humanas. Dios viene en
nuestra ayuda.
- Las familias pueden verse a sí mismas a través de otras familias. Mientras vivimos
encerradas y solas, nos debilitamos en los sueños de la Fe.
- La realidad nos habla por todas partes de este “descalabro” personal, moral,
social… Pero Dios es más fuerte y vence.

Ser padres y madres hoy exige poner nuestra mirada en el Padre y parecernos cada


vez más a Él. Llamados a ser santos significa: llamados a dar vida y una VIDA
ABUNDANTE.

     A mejores esposos, mejores padres.  No existe oposición sino relación íntima y


especialísima. Trabajar en la esponsalidad es el camino seguro de santidad. Y es el
camino para no equivocarnos como padres. Esta es la herencia mejor a nuestros
hijos. Si en las primeras comunidades la señal era “Mirad como se aman”. El milagro
para nuestros hijos y la herencia será: “Yo veo como se aman mis padres y percibo
algo sobrenatural, algo que no es solo humano, percibo algo que me atrae, algo que
quiero para mí”.
        La entrega esponsal se hace real en la entrega a los hijos. Toda vida humana
pasa por la familia, sale de una familia y en ella debe encontrar el sentido
fundamental de la vida. Y si vemos la vulnerabilidad, fragilidad, nacimiento,
enfermedad, muerte… todo encuentra su sentido en la familia, que como una
barquita frágil navega y se mantiene viva, entera, en medio de tempestades,
mantiene su rumbo con una meta. Nacemos de Dios y vamos hacia Dios. Llamados a
ser aquello que estamos llamados: bienaventurados, santos, felices.
     Aceptar la cruz cada día. No hay santidad sin aceptación de la cruz. ”El que
quiera seguirme que tome su cruz”. No hay vida cristiana sin renuncia, sin trabajar
en nuestros abismos para dar muerte al propio YO. Hay que morir para vivir. Aquel
que predique otro Evangelio que no sea la Cruz de Nuestro Señor Jesucristo no está
en la verdad.
                
      "Huyamos de toda vanidad. Odiemos profundamente las obras del mal camino...
No viváis aislados, replegados en vosotros mismos como si ya estuvieses justificados;
más bien reuníos para encontrar todos juntos lo que a todos conviene"  (Epístola de
Bernabé).

Dos preguntas a las que se responde con los brazos de la CRUZ:


·         Adán, ¿dónde estás?
·         Caín, ¿dónde está tu hermano?

Ser SANTO es ser FELIZ

       La propuesta de Jesús es: ¡Sígueme! Es una llamada, una propuesta valiente y


supone una determinación. Jesús nos llama ahora, a nuestra edad: 14 años, 17, 35,
45, 60… Él sigue llamando. Sí, Jesús es el Hijo de Dios; es quien hemos conocido en el
Evangelio. ¡Él es bueno!
    Nos llama a un proyecto bueno, que merece la pena.
   Nos respeta, no nos va a convertir en otra persona diferente, nos ha creado bien.
Nos invita a un camino con Él que nos lleva a la plenitud, a lo máximo en nuestra
vida. 
   Si echamos una mirada alrededor podemos ver las ofertas que tenemos, que nos
ofrecen los amigos, que nos ofrecen los videojuegos, las series… Nuestro Dios nos
hizo inteligentes, con fuerza de voluntad, con sentimientos, y con libertad para
elegir. La mayoría de las ofertas nos ofrecen simplemente un buen rato juntos, un
plan por poco tiempo, algunas un programa para un curso.
       Aquí hablamos de toda una vida. Un camino que se va recorriendo a lo largo de
la vida y que tiene unas señales para no perderse.

       DINÁMICA: Personas que te atraen por sus cualidades, que te ayudan a ser mejor
en la vida, que te dan esperanza.

Solo DIOS puede hacernos PROPUESTAS de FELICIDAD

Nuestra sociedad, nuestra cultura está atrapada en lo inmediato, lo provisional.  Y


vive llena de ansiedad por encontrar el bienestar. Se nos llena la boca hablando de
disfrutar, de estar bien, de pasarlo bien. Nos cuesta hacer planes a medio plazo, nos
agobia. Por eso nuestros amigos, familiares, no pueden ofrecernos proyectos de
santidad, o sea de felicidad. Solo de pasarlo bien. O de cosas que pasan: un regalo,
un paseo, un café, una conversación…
El camino de santidad, el sueño de Dios para cada uno de nosotros empezó.
> “Cuando  estabas en el vientre, te vi, te había pensado, te llamé por tu nombre,
porque eres mío, mía. Te libraré en el peligro, si pasas por las aguas no te ahogarás,
si pasas por el fuego no te quemarás, porque eres valioso a mis ojos y yo te amo”
>  Se desarrolla a lo largo de nuestra vida, que puede ser de unas horas, de pocos años,
de muchos.
>  Termina aquí en la Tierra en el momento de nuestra muerte y continúa para siempre
en el cielo.

NACEMOS DE Dios, VIVIMOS EN Dios y VAMOS HACIA Dios.


(Mientras hablamos de este camino, se va desenrollando un rollo de papel por toda la
sala)
 Esta vida, es el primer don que recibimos y nuestra vida nace, crece, vive,
muere dentro de una familia.
 Nuestra familia es la primera propuesta de Dios-Padre.
 Nuestros padres son -somos- colaboradores de Dios en la construcción de la
persona humana, que somos sus hijos.
 Cada uno de nosotros ahora va con su imaginación a su historia, su familia, sus
padres para reconciliarse con su historia y darle gracias a Dios por la vida que nos ha
dado a través de nuestros padres. Por nuestra historia, por el lugar que ocupamos en
nuestra familia, por todas las circunstancias que nos acompañan en la vida y que nos
han dado una identidad. Por encima  de todo esto está Dios. Somos hijos de Dios.
DINÁMICA: Escribimos ahora 3 cualidades que nos parecen importantes en
un santo 
(o que encontramos en esa persona que hemos puesto en el papel). 
Compartimos brevemente algunas de las palabras que hemos escrito…

· UNA VIDA con el  ESPÍRITU SANTO como PROTAGONISTA ·

Cuando Dios entra en nuestra vida a través del Espíritu Santo, nuestras cualidades se
las entregamos a Él y las convierte en virtudes, con nuestra colaboración.

Ejemplo: Ser responsable. Es algo bueno, pero es distinto con Dios o sin Dios. Sin la
acción del ES nos quedamos muy cortos en el camino, pero con el ES podemos llegar
muy lejos.

 Es la diferencia entre una barquita de remos y un barco de vela.


 Diferencias entre ser santo y ser bueno. 
 Dios también transforma esa bondad que algunas personas tiene por
naturaleza, la transforma en algo más, que se atreve a ir más allá de sus dones
naturales. Se arriesga, da la vida por los demás.

Buscaremos, a través de algunas virtudes, lo que define a un santo:

1. Coherencia entre vida y fe, concuerda lo que dice, lo que hace, lo que


siente, lo que cree, lo que piensa. Jesús fue el maestro por excelencia. “Éste habla
con autoridad” “Hasta el viento y el mar y los malos espíritus le obedecen”. Tiene un
testimonio creíble. Jesús es el testigo fiel.
2. Es humilde, porque sabe que Otro es la fuente y él solo es el torrente, el
cauce, el recipiente. Una persona santa no es engreída, creída, henchida de sí
misma. La humildad es una virtud que atrae a los demás. “El Señor está cerca de los
humildes y de lejos mira a los soberbios”.
3. Se ocupa de otros, se responsabiliza  no solo de sí mismo. Es capaz de cuidar
a otros.  Conoce y se interesa por aquellos con los que vive. Toma iniciativas
arriesgadas. Actitudes contrarias el individualismo, al “yo me ocupo de lo mío”.
4. Conoce y busca la amistad, no vive aislado en su mundo, extiende su mano a
otros, tiene sensibilidad para las necesidades de los demás.
5. Es un constructor, construye comunidad, construye familia. No se aprovecha
de lo que otros hacen –consumidor- sino que es constructor.
6. Mantiene la alegría.
¿Has conocido personalmente a algún SANTO? 
ESCRIBE un COMPROMISO PERSONAL que tenga relación con la VIDA FAMILIAR y que
TE AYUDE a SER SANTO.

“En el mundo tendréis dificultades; pero confiad, Yo he vencido al mundo” 


(Jn, 16, 33).

El Señor está hablando de nosotros, los que vivimos en el mundo y pasamos por
dificultades.
 Decidme dificultades por las que habéis pasado.
 Decidme dificultades en las que estáis viviendo.
> El Señor no nos libra del sufrimiento, nos libra en el sufrimiento. El Señor no nos libra
del mundo, nos libra en el mundo. El Señor no nos libra de la muerte, nos libra en la
muerte.

 ¿QUÉ HACE INVENCIBLE A TU FAMILIA?


 ¿QUÉ HACE QUE CAMINEMOS POR CAMINOS DE SANTIDAD?
 ¿QUÉ HACE QUE SEPAMOS QUE ESTAMOS FORMANDO PARTE DEL PROYECTO DE
DIOS PARA EL MATRIMONIO Y LA FAMILIA?
> Nuestra Fe vence al mundo.
> Creer en Jesús tiene consecuencias: “Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os
digo”. Y esto da como consecuencia tres frutos: intimidad, alegría y fecundidad.
“Los cristianos sois como el alma del mundo, de la sociedad” (Carta a Diogneto).
 Una familia cristiana que vive de la fe, del que me amó y se entregó por mí, es una
familia invencible, que va de victoria en victoria.

Veremos algunas características más concretas de las FAMILIAS que caminan en


SANTIDAD:
(Dentro de esta situación o panorama actual: 7 de cada 10 matrimonios se separan.
En 10 años, en nuestra zona hemos pasado de dar el curso prematrimonial a 80
parejas, el pasado curso fueron 15 parejas. Ya hay más niños que nacen fuera del
matrimonio, en parejas de hecho.)

1. APERTURA AL ESPÍRITU SANTO


El ES nos actualiza la presencia de Jesús. Sin el ES, Jesús se puede quedar como una
devoción, una religiosidad, una creencia que no nos cambia la vida (llave, clave, que
abre, que activa nuestra vida de fe).
“El auxilio me viene del Señor que hizo el Cielo y la Tierra."
#  Bienvenido, Espíritu Santo

2. LA PRUEBA APARECE SIEMPRE


Hay pruebas que se esconden tras apariencias de normalidad y que son la gran
prueba de nuestra vida. Otras están a la vista de todos. 
Es importante no agrandar dificultades que nos afecta a todos y tener la lucidez de
afrontar cada cosa con los medios naturales y sobrenaturales que Dios nos da.
- Dificultades generales: educación de los hijos, adolescencia, cuidado de los padres,
cambio de trabajo, enfermedad, limitaciones físicas y psíquicas…
- Pruebas: viudez, separación, infidelidad, muerte de un hijo/a, adicciones, pérdidas
significativas (paro, rupturas afectivas, no poder tener hijos…). 
 La familia de Nazaret nos indica que es posible salir de la prueba y salir fortalecido.
“La fe vence cualquier dificultad”.
Contemplamos la figura de José en la prueba: “Coge el niño y vete a Egipto, pues
Herodes lo busca para matarlo”.

#   A los pies de la CRUZ

3. ESTAD ATENTOS Y VIGILANTES SOBRE VUESTRA VIDA


La vida matrimonial y familiar exige “la donación de toda la vida”. Habrá tiempos
más fáciles en que todo va rodando bien… Y cuando estamos empezando a
disfrutarlos, aparece una mala noticia. “No temerá las malas noticias, su corazón
está firme en el Señor” (Sal 112).
  ¡Atención a los pilotos que se encienden en nuestra casa! Estad atentos. Llenaos de
comprensión, paciencia y afecto mutuo.
Ninguna familia puede colgar en su puerta un cartel que diga: “AQUÍ NO PASA NADA”.
¿Qué pasa en tu familia? ¿Qué pilotos tienes encendidos que te están alertando sobre
algo a lo que debes dedicar oración-atención-pedir consejo?
Cada situación o tiempo de nuestra vida es una oportunidad en la que nos está
esperando el Señor para que podamos acercarnos a ÉL.

4. LA RECONCILIACIÓN CONTINUA
No dejes que se ponga el sol estando enfadados. No dejes que tomen raíces en tu
corazón, malestar, enfados, distanciamientos. Pedir perdón, gracias, por favor, las
tres palabras que dice el Papa Francisco son imprescindibles en un hogar.

5. ABIERTOS A OTRAS FAMILIAS


Deben resonar en nosotros las palabras del Dios creador: “No es bueno que el hombre
esté solo”. Y añadimos: “No es bueno que tu familia esté sola”. Será devorada por las
aguas de la postmodernidad, se apagarán sus sueños, se debilitarán sus vínculos,
perderá brillo y esperanza. En una palabra: perderá la fe en sí misma. Y acabaremos
repitiendo frases como: “No puedo con él” “Todos los hacen” “Ahora son otros
tiempos”.
La fraternidad despierta en nosotros sueños y los hace posibles. Solos vivimos
ilusiones que no se pueden cumplir; con los otros, los sueños se hacen realidad.  
#   En Jesús somos un Cuerpo

6. ORACIÓN FAMILIAR
San Juan Pablo, el profeta de la familia,  habla de este punto en la Familiaris
Consortio. Le llama la plegaria familiar.
“En el mundo tendréis dificultades” (Jn 16, 33). La mayor dificultad hoy es la
mundanización: católicos de baja intensidad, tibieza, mediocridad. Para superar esto
es imprescindible dar el salto a la oración en casa. Haced de vuestras casas Iglesias
domésticas. La oración es la grieta por la que se puede colar Dios… ¡Dejad que Dios
sea Dios!

7. MATERNIDAD Y PATERNIDAD
¿Qué tipo de maternidad y paternidad fomenta nuestra cultura? El ser proveedores.
El hijo/ pide y el padre le da. Le da cosas materiales: dinero, gestiones, recados,
facilitarle cosas, hacerle agradable la vida...
La maternidad/paternidad se constituye cuando acompañamos a nuestros hijos y
ejercemos un liderazgo espiritual sobre ellos. No renunciar a dar nuestra visión,
acompañada de nuestro ejemplo y testimonio.
La maternidad/paternidad se consolida cuando también soy padre y madre de otros
hijos que no son los de mi propia carne. Este es el signo de que mi pensar y mi sentir
son según el espíritu.
El ES tiene que darnos hoy a los padres el don de fortaleza. Hay una gran angustia,
ansiedad, miedo ante el futuro de nuestros hijos y sobre todo padres que no soportan
el sufrimiento de sus hijos y ante eso hacen lo que sea. Es un horizonte equivocado
que trae muchos desastres detrás.

8. LA FAMILIA ES UN ORGANISMO VIVO
Requiere fuerzas inagotables y produce alegrías inagotables. Tres consejos:
 Mutuo estímulo.
Diálogo de persona a persona. Estar atentos a momentos de gracias, oportunidades de
oro. Si no surgen, propiciarlas.
Tener proyectos juntos. Viajes, celebraciones, visitas a familiares, comidas, sin perder
el aspecto espiritual, la oración, los pequeños detalles...

Eres ENVIADO/A a tu familia, a los pobres, los olvidados, los perdidos…


  #   Dios precisa de ti

       En las aguas de la postmodernidad líquida, la Iglesia puede ofrecer una


esperanza a todas las familias y a toda la sociedad, como el arca de Noé. Ella
reconoce la debilidad y la necesidad de conversión de sus miembros. Precisamente
para eso está llamada a mantener, al mismo tiempo, la presencia concreta en Ella
del amor de Jesús, vivo y eficaz en los sacramentos, que dan al arca su estructura y
dinamismo, haciéndola capaz de surcar las aguas.

        La clave en este gran reto que hay que afrontar, está en desarrollar una
“cultura eclesial de la familia” que sea “cultura del vínculo sacramental”.

        Según S. Juan Crisóstomo, el arca de Noé se diferencia de la Iglesia en un


detalle importante: la antigua arca recibió en su seno a los animales irracionales
(alogos) y los mantuvo siempre irracionales. La Iglesia, por su parte, recibe también
al hombre que, por el pecado, ha perdido el Logos (razón), y es por tanto
“irracional”, camina sin la luz del amor. Pero, precisamente porque la Iglesia tiene el
ambiente vital del cuerpo de Cristo, porque preserva la armonía de los sacramentos,
Ella, a diferencia del arca de Noé, es capaz de regenerar al hombre, de conformar el
corazón humano a la Palabra (Logos) de Jesús. En ella entran los hombres
“irracionales” y salen “racionales”; es decir, dispuestos a vivir según la luz de Cristo,
según su amor que “todo lo espera”, y “que dura para siempre”.
Javier y Montse, Comunidade Caná

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