Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Dos determinaciones:
· Salirde la mediocridad. Por lo tanto, desterrar lo de “¿Qué hay de malo en
esto?”. No se puede llegar a la santidad por un camino de ir tirando, de mínimos, de
esperar circunstancias a favor, viento a favor, no está el horno para bollos…
· Ser familia contracorriente. No os amoldéis a este mundo. Vivimos en una cultura
pagana, adora a otros dioses que no son el Nuestro.
Vivir
de acuerdo a la vocación es vivir en plenitud la ESPONSALIDAD: COMUNIÓN
ESPONSAL, ENTREGA, actualizar la promesa SACRAMENTO.
Esta vocación esponsal no es posible sin Dios en medio, porque supera las fuerzas
humanas. ¿Por qué supera las fuerzas humanas? Porque se rige por otras leyes; no por
las naturales, sino por las sobrenaturales.
1. Ley de la gratuidad. Según nuestro Creador. Es la ley de darlo todo, por amor, sin
reservarse nada y dentro de nosotros hay una calculadora natural, un control
natural.
Este es el camino de santidad que también le podemos llamar, aprender a amarte a
ti, a quien elegí libremente.
Aprender a amar es la tarea de toda la vida. No con mis fuerzas pequeñas y egoístas,
sino a la medida de Cristo. Primero es el don, después la tarea.
En el libro “Nacemos para no morir nunca”, Chiara Corbella dice: “O amas o
hieres”.
2. Unida a la ley de la gratuidad y como consecuencia de ella, aparece la ley de la
“desproporcionalidad”. Aquí no entra te doy 10, me debes 10; el amor no lleva
cuentas y a más debilidad, más atención, a más necesidad… más cuidado, a más
herida, más esperanza. El Evangelio nos lleva continuamente a estas paradojas: dejar
99 para ir a buscar 1. En la debilidad se realiza el milagro de la fortaleza de Dios.
David y Goliat. La estéril será madre. A Abraham le da una multitud de hijos.
3. Si la gracia del sacramento viene de Cristo, el Esposo, que sale al encuentro de los
esposos, entonces nos jugamos la gracia diaria en la relación con El Señor:
Su Palabra, sus sacramentos. De los sacramentos de la Iglesia viene que nosotros
seamos Iglesia Doméstica. Hemos sido ministros en la Celebración y ahora lo
seguimos siendo en el desarrollo de nuestra vocación. En la vida cotidiana de la
familia nos administramos mutuamente vida sacramental, somos vida de Dios el uno
para el otro, cuando nos amamos, nos perdonamos, nos miramos de una manera
nueva, nos volvemos a crear, nos devolvemos la confianza.
4. Jesús, a través de su Espíritu Santo, hace posible la COMUNIÓN. El Demonio trae la
división. Y todo se juega en esta lucha: comunión o división. La división entra
sutilmente (no cuento algo, me lo guardo, no lo comparto, me callo, me canso, no
merece la pena…); entra -aun sin discusiones- y engaña. Nos hace creer que la
convivencia, el consenso, los acuerdos… son el camino del matrimonio. El camino es
la comunión de personas que nos hace felices.
5. La esponsalidad se realiza en la entrega mutua. Salir de mí para ir al otro/a. Sal de
tu tierra, sal de ti mismo. El esposo/a es otra tierra… digamos incluso, otro planeta.
En este tiempo de la Iglesia, el Papa Francisco ha venido a ponernos en marcha; por
todos lados y en todas partes se repite la frase: “Iglesia en salida”. Esta salida
empieza en ti, en tu corazón… ¿Vivo encerrado/a en mí? ¿Estoy en proceso de salir de
mí? ¿Confío mis imposibles a Dios, o sigo buscando soluciones razonables?
Tal y como estemos ahora, volvamos nuestra mirada a Dios para recuperar fuerzas
para el camino, para recuperar la confianza en mí mismo/a, en mi esposo/a, en el
Señor que nos ha traído hasta aquí.
DINÁMICA: Personas que te atraen por sus cualidades, que te ayudan a ser mejor
en la vida, que te dan esperanza.
Cuando Dios entra en nuestra vida a través del Espíritu Santo, nuestras cualidades se
las entregamos a Él y las convierte en virtudes, con nuestra colaboración.
Ejemplo: Ser responsable. Es algo bueno, pero es distinto con Dios o sin Dios. Sin la
acción del ES nos quedamos muy cortos en el camino, pero con el ES podemos llegar
muy lejos.
El Señor está hablando de nosotros, los que vivimos en el mundo y pasamos por
dificultades.
Decidme dificultades por las que habéis pasado.
Decidme dificultades en las que estáis viviendo.
> El Señor no nos libra del sufrimiento, nos libra en el sufrimiento. El Señor no nos libra
del mundo, nos libra en el mundo. El Señor no nos libra de la muerte, nos libra en la
muerte.
4. LA RECONCILIACIÓN CONTINUA
No dejes que se ponga el sol estando enfadados. No dejes que tomen raíces en tu
corazón, malestar, enfados, distanciamientos. Pedir perdón, gracias, por favor, las
tres palabras que dice el Papa Francisco son imprescindibles en un hogar.
6. ORACIÓN FAMILIAR
San Juan Pablo, el profeta de la familia, habla de este punto en la Familiaris
Consortio. Le llama la plegaria familiar.
“En el mundo tendréis dificultades” (Jn 16, 33). La mayor dificultad hoy es la
mundanización: católicos de baja intensidad, tibieza, mediocridad. Para superar esto
es imprescindible dar el salto a la oración en casa. Haced de vuestras casas Iglesias
domésticas. La oración es la grieta por la que se puede colar Dios… ¡Dejad que Dios
sea Dios!
7. MATERNIDAD Y PATERNIDAD
¿Qué tipo de maternidad y paternidad fomenta nuestra cultura? El ser proveedores.
El hijo/ pide y el padre le da. Le da cosas materiales: dinero, gestiones, recados,
facilitarle cosas, hacerle agradable la vida...
La maternidad/paternidad se constituye cuando acompañamos a nuestros hijos y
ejercemos un liderazgo espiritual sobre ellos. No renunciar a dar nuestra visión,
acompañada de nuestro ejemplo y testimonio.
La maternidad/paternidad se consolida cuando también soy padre y madre de otros
hijos que no son los de mi propia carne. Este es el signo de que mi pensar y mi sentir
son según el espíritu.
El ES tiene que darnos hoy a los padres el don de fortaleza. Hay una gran angustia,
ansiedad, miedo ante el futuro de nuestros hijos y sobre todo padres que no soportan
el sufrimiento de sus hijos y ante eso hacen lo que sea. Es un horizonte equivocado
que trae muchos desastres detrás.
8. LA FAMILIA ES UN ORGANISMO VIVO
Requiere fuerzas inagotables y produce alegrías inagotables. Tres consejos:
Mutuo estímulo.
Diálogo de persona a persona. Estar atentos a momentos de gracias, oportunidades de
oro. Si no surgen, propiciarlas.
Tener proyectos juntos. Viajes, celebraciones, visitas a familiares, comidas, sin perder
el aspecto espiritual, la oración, los pequeños detalles...
La clave en este gran reto que hay que afrontar, está en desarrollar una
“cultura eclesial de la familia” que sea “cultura del vínculo sacramental”.