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La Bella y la Bestia

roanva
Contents

Copyright Information 2

Summary 3

Chapter 1 4

2. Anunciado Final 22

1
Copyright Information

This ebook was automatically created by FicLab on 23rd June 2018,


based on content retrieved from https://www.fanfiction.net/s/12411877/.
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This story was first published on 19th March 2017, and was last updated
on 30th April 2018.

2
Summary

title: La Bella y la Bestia


author: roanva
source: https://www.fanfiction.net/s/12411877/

published: 19th March 2017


updated: 30th April 2018
chapters: 2
words: 6 962
status: Complete
rating: Fiction M
tags: Twilight, Fanfiction, Books,
Drama, Romance,
Complete

Description
One-Shot. “Porque el amor no es siempre color de rosa. . . Porque
lo príncipes azules también pueden convertirse en bestias. . . ” Este fic
participa del Reto " Mi canción favorita, es una historia del foro " “Blood
Space”.

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Chapter 1

Disclaimer : Los personajes son de Stephenie Meyer y la histo-


ria es de mi loca e imaginativa cabeza.
One-Shot. “Porque el amor no es siempre color de rosa. . .
Porque lo príncipes azules también pueden convertirse en bes-
tias. . . ” Rating M por tema a desarrollarse. . .
Este fic participa del Reto " Mi canción favorita, es una historia
del foro " “Blood Space”.
Tema: “La bella y la bestia” – Porta.
Rated : M
Cantidad de palabras: 4669
Nota de autor : Hola chicas, no soy de escribir en este fandom,
la verdad me asustaba un poco ya que es algo muy muy grande
y con grandes escritoras. Espero les guste lo que se me cruzo
por la cabeza al escuchar el tema. No sean tan duras conmigo.
;-) Saluditos

La bella y la bestia. . .
-¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?- eso era lo que se preguntaba a cada
momento.
Llevaba un año con ello en su cabeza, tal vez jamás encuentre la
respuesta, o al menos una que a él le parezca buena, lógica, una que
acabe con el dolor de su alma. Y aunque no quiera reconocerlo, no existía,
no había una respuesta a los actos de malas personas, a malas decisiones,

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tal vez sólo la resignación a la frase “Todo pasa por una razón”. Pero eso
era lo que a él más le dolía, no lo entendía.
¿Por qué había sucedido todo? ¿Por qué las cosas fueron así? ¿Cómo
no se había dado cuenta antes? ¿Cómo había sido tan ciego? Había
tantas preguntas sin respuestas dando vueltas en su cabeza.
Jamás olvidaría su risa, sus sonrojos, sus ojos chocolates que transmitían
esa paz, esa tranquilidad que sólo un ángel te lo puede brindar, porque
eso era ella, un ángel, un ángel que jamás debió haber pisado esta tierra.
-¿Cómo fui tan ciego, cómo no lo vi?- otras de las preguntas que daban
vuelta por su cabeza. “No lo viste venir porque hacía dos años que no los
veías, dos años en los que preferiste desaparecer para tratar de olvidarla,
dos años en los que jugaste de Don Juan con tal de olvidarla, sabiendo
que la respuesta sería jamás”, le gritaba su conciencia. Y esa era parte de
su culpa, se fue, no volvió a llamarla, no volvió a verlos. ¿Por qué? Para
no sufrir con las consecuencias de sus propias decisiones, el resultado de
sus acciones, el resultado de su acto de cobardía, por no haber luchado
por lo que quería. Su cobardía lo llevó a ver al amor de su vida casarse
con otro, a perderla para siempre.
Cuando las señales siempre estuvieron, siempre existieron, salvo que
no las quiso ver.
Verla vestida de blanco, con ese vestido de novia en el cual parecía
una princesa, envuelta en su propio brillo, ese que siempre irradiaba, fue
lo más hermoso y a la vez más doloroso que pudo presenciar.
Jamás olvidaría la mirada que le dirigió cuando lo visualizo, pero no se
comparaba en lo más mínimo con la mirada que ella dirigía a su novio,
a aquel que la esperaba en el altar, para unirse a ella en lo más sagrado
que ella conocía, el sagrado matrimonio.
Mientras daba otro trago a la bebida que tenía adelante, la cual ya
no tenía el mismo efecto que consiguió la primera vez que se adentró en

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un bar, ya que era la única manera de olvidar, la única manera de que el
dolor sea soportable, de dejar de atormentarse por unas horas con todas
aquellas dudas, preguntas que tenía, sin respuestas, sin consuelo. . .
Pero esa noche era distinta, hacía un año que una llamada lo había
dejado muerto en vida, hacía un año que su vida se había desmoronado,
hacía un año había perdido lo poco que le quedaba de su familia, hacía
un año que su infierno en esta tierra había comenzado. . .
10 años antes. . .
Ella era bella. . .
- Vamos hermano, no seas un amargado, vamos a la fiesta.- Insistía un
guapo muchacho de ojos verdes.
- Sabes que no me gustan las fiestas, no sé por qué insistes tanto,
además siempre vas, no necesitas mi compañía. ¿Por qué tanta insistencia
esta vez?- decía algo cansado otro muchacho exactamente igual, eran dos
gotas de agua, tan iguales físicamente como distintos en personalidades.
Los gemelos Cullen, eran el delirio, el sueño de cualquier mujer que se
los cruce, no había quien se les resista, jóvenes, mayores, no importaba la
edad, todas caían rendidas. Pero como en todo par de gemelos, estaba el
introvertido, y el extrovertido, aunque, ¿por qué no llamarlos con la jerga
popular? El bueno y el malo.
Anthony, era el extrovertido, el libertino, el que se la pasaba de con-
quista en conquista, si en una fiesta no estaba Anthony Cullen, no se
llamaba fiesta, y mujer en la cual se fijaba, caía en sus redes más temprano
que tarde, no había una que se haya resistido a sus encantos, para él la
palabra “NO”, no existía en su diccionario.
Edward era el introvertido, el estudioso, la “rata de biblioteca”, como
lo llamaba su hermano, era el que no salía, el que prefería quedarse
en su casa porque los gritos y la música moderna le molestaba, el que
pensaba que las mujeres eran una pérdida de tiempo y una interrupción

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en sus estudios. ¿Por qué? Bueno, pues simplemente por el hecho de
que ninguna era lo suficientemente buena. Era el reservado, siempre el
callado.
Estaban en primer año de la Universidad, Edward quería ser un gran
médico, como en algún momento lo fue su padre, inclusive, gracias a su
esfuerzo y estudio, había obtenido una beca para estudiar en la mejor
universidad de la zona. Anthony, también había conseguido una beca,
pero gracias al desempeño en los deportes, quien por supuesto, quería la
fama y la gloria de los profesionales de las altas ligas.
- La razón es simple, hermano, sabes que me gusta jugar como cuando
éramos chicos, ambos somos potencia de belleza masculina, además de que
será sumamente entretenido ver a las mujeres acercarse y ser rechazadas
con tu “sutileza”.- Era conocido por todos, que su gemelo tenía muy poco
tacto para el sexo femenino, las rechazaba sin contemplaciones.
- Por favor, Anthony. ¿Cuántos años tenemos? Eso ya no tiene
chiste. Estamos en la universidad, ¿escuchaste? UNI-VER-SI-DAD ¿Para
qué quieres ir a la fiesta de finalización del instituto?- estaba un poco
exasperado, ya que no lo dejaba en paz con la dichosa fiesta llena de
adolescentes.
- Será divertido, a parte varios de los chicos irán.-
- Si claro, a ver cuántas mocosas se lanzan a sus brazos en el transcurso
de la noche ¿no?- Ese era el juego preferido de varios chicos del grupo,
incluido Anthony, jugar en quien “conquista” más mujeres, claro que quien
lograba algo más con ellas contaban como puntos dobles.
- Eso es exactamente lo que te falta hermanito para dejar de ser
tan amargado, una buena nena con quien darte un revolcón. . . Ohhh
¡Perdón!-
Una sonrisa surcó los labios de Edward, al ver que su hermano, el
“todopoderoso”, había venido tan ensimismado molestándolo, que se había

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distraído del camino y había chocado a una chica.
- Y después te la das de grande y acabas de chocar a una niña.- se
burló Edward, cansado de siempre escuchar las burlas de su hermano por
su inexistente vida social.
- ¿Estas bien?- preguntaba un preocupado Anthony.
- Sí, estoy bien.- dice la niña. Por un momento se pudo ver el asombro
cruzar por los ojos de los hermanos, esa niña era hermosa, un ángel caído,
la tentación de cualquier hombre, no teniendo más de unos 14 o 15 años.
Su cabello a mitad de espalda era de un hermoso color chocolate,
al igual que sus ojos, la piel blanca y delicada como la porcelana, una
boca para el pecado de cualquier hombre. Siendo una niña llamaba a los
hombres a la locura, ese ángel era la envidia de la misma Afrodita.
Anthony, fue el primero en recuperarse de la impresión.
- ¡Vaya!- decía asombrado- Sí que eres hermosa.-
- Nops, no lo soy.- decía algo tímida la chica, dejando caer su cabeza,
y de esta manera ocultar su sonrojo.
- Más vale que te fijes por donde camines.- dijo Anthony al ver que
la chica ya no lo miraba, tratando de atraer su atención y así poder
contemplarla
- Pero si tú fuiste quien no se fijó.- retrucó ella un poco confusa con
su cambio de temperamento.
- ¿Anthony que estás haciendo? Ya es hora de irnos.- recrimina Edward,
tratando de recuperarse luego de ver semejante belleza.
- Si ya vámonos. Nos vemos luego preciosa.- ambos se alejan conver-
sando siguiendo con su discusión.
- Hermosa niña, ¿no crees?- preguntó Anthony.
- ¡Por Dios, Anthony! ¿Estás loco? ¡Es una niña! No tendrá más de

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16 años.- aunque esas palabras iban más dirigidas a él que a su hermano.
Pero era demasiado orgulloso para admitirlo.
- Hermanito, no te has dado cuenta que va a nuestro ex colegio, y que
eso significa que lo más seguro es que esté en la fiesta del sábado en la
noche. Que con suerte alguien la conocerá y podremos saber su nombre,
edad y, sobre todo, si tiene novio.- Anthony ya comenzaba a trazar planes
de conquista en su cabeza, por si la última incógnita era positiva y viendo
cómo sacar del camino al idiota con suerte.
- Cada día me convenzo más de que estás completamente loco.- Edward
siguió caminando, no quería reconocer de que ahora él también estaba
ansioso por esa fiesta.
Actualidad. . .
Si ese día hubiese sido distinto, si tan solo esa noche no hubiésemos ido,
nada de esto habría pasado, todo el dolor que siguió, y que fue creciendo
se hubiese evitado.
“Nunca mi amor maldeciré el día que te conocí, pero si el momento
en el que la confianza se creó, cuando pasamos a hacernos inseparables,
cuando te convertiste en nuestra princesa, en nuestra razón de existir, en
donde juramos protegerte del mundo, pero jamás de nosotros mismos.”
Frágil como una rosa. . .
- Vamos Isabella, no seas mala, sabes que me gustas mucho, vamos al
baile juntos.-
- ¿No estás un poco viejo para los bailes de preparatoria? – Preguntaba
con burla la chica.
- Yo opino lo mismo, pero en fin todos los del grupo irán, por lo que
no será el único.- Edward escuchaba atentamente todo lo que decían a
pesar de estar escondido tras un libro de anatomía.
- ¿Y tú con quién irás, Eddie?- preguntó con voz dulce Bella, poco
a poco se iba ganando la confianza del más duro de los hermanos, le

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había costado, pero ya la aceptaba y aunque ella no lo sabía, él estaba al
pendiente el cien por ciento del tiempo en lo que ella hacía o decía.
- Bella, creo que ya conoces la respuesta. ¿Para qué haces esa pregunta?
- contestó un malhumorado Anthony, ya que los celos le podían cuando
su ángel, le hablaba dulcemente a su hermano.
- Pues, si Eddie no va yo tampoco, así que o vamos los tres juntos o
tú irás solo Anthony.-
- Edward, o vas por las buenas o te arrastraré hasta el instituto de
ser necesario.- nunca había deseado tanto ser hijo único como en este
momento.
- ¿Si les digo que iré, me dejarán seguir estudiando, y se irán a otro
lugar a molestar?- preguntó fingiendo indiferencia, cuando en realidad su
yo interior saltaba de la alegría.
- ¡Gracias, Eddie!- Isabella saltó y lo abrazó, derritiendo aún más la
coraza de ese duro corazón. Para luego salir de ahí hablando de lo bien
que la iban a pasar.
- Gracias, hermano.- se limitó a decir Anthony para salir atrás de la
chica, con un conflicto de sentimientos por dentro.

- ¿Han visto a Isabella?- preguntaba un afligido Anthony, luego de que


ella se fuera hace más de 15 minutos al sanitario.
- No.- respondió la pareja que bailaba muy apretado en la pista.
Por su lado, Edward, que se encontraba en un rincón hablando con otros
amigos, controlaba de reojo si veía a Bella, pero se estaba preocupando
cuando ya habían pasado muchos minutos de que cruzará la puerta que
conectaba el gimnasio con el instituto, seguramente con destino a los
baños, ya se había demorado más de la cuenta, según él. Y al ver los ojos

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de su hermano, que reflejaban lo mismo que los suyos, supo que algo no
andaba bien, y no era el único que lo creía.
No hizo falta palabras, para que los dos se apresuraran a encontrarla,
y cuando divisaron uno de los oscuros pasillos, el sollozo de Bella los
terminó de alertar.
La encontraron contra la pared con lágrimas en su rostro, con un idiota,
al cual llamaban amigo intentando forzarla.
En ese momento vieron rojo y uno se abalanzó sobre James. Jamás
había golpeado a nadie de esa manera, pero verlo ahí, intentando abusar
de ella, de su ángel, era más de lo que podía tolerar. Ella había nacido
para ser tocada con los pétalos de las rosas, algo menos delicado que eso
era sacrilegio.
Su gemelo trataba de consolarla, su ira también era inmensa, pero su
preocupación por Bella era más grande y no pensaba separarse de ella.
Ella, a pesar de todo, no quería que algo malo le sucediera a los gemelos,
eran muy importantes para ella, y al ver como la situación estaba pasando
a mayores los llamó para que la ayuden a salir del lugar.
- Bella, nadie jamás volverá a tocarte en contra de tu voluntad, siempre
te protegeré, eres una de las personas más importantes de mi vida, eso
no lo dudes jamás.- habló Anthony tratando él mismo de controlarse.
- Eres lo más importante en mi vida Bella, eres nuestro ángel en este
infierno. Siempre te cuidaremos, jamás volverán a acercarse a ti. Te lo
prometemos- dijo Edward.
...
Esa fue la promesa que te hicimos ángel. ¡Perdóname! Perdóname
por no haberla cumplido al pie de la letra, perdóname por no haberte
protegido de él. . .
Tu triste corazón fue tu perdición. . .

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- ¿La amas?-
- Sí, con toda el alma. ¿Y tú?-
- También, y más de lo que te puedas llegar a imaginar.-
- ¿Y qué haremos? Alguno de los dos deberá hacerse a un lado, no
podemos intentar enamorarla los dos.-
- La que tiene que decir es ella, y no me haré a un lado, lucharé por
ella si es necesario, incluso con mi propia sangre.-
...
Perdóname por haber creído que era lo mejor para ti, por hacer caso a
tus palabras, por no haber luchado por ti. . .
Sé que me quieres mi vida. . .
- Ángel, quisiera hablar contigo de algo importante.-
-Dime, ¿Qué sucede? ¿Por qué tanta seriedad?- Y le regaló una
hermosa sonrisa, de las que podía alegrar cualquiera de sus días, por más
oscuro y triste que sea, y más en estos últimos tiempos después de la
triste pérdida que tuvieron él y su hermano y que los llevó a distanciarse
aún más de lo que ya estaban, después de confesar el amor que sentían
por la misma mujer.
- Quiero que me digas la verdad, no importa cuál sea, pero necesito
saberla. ¿Lo prometes?-
- Sabes que les cuento todo. ¿Cuál sería la diferencia esta vez?- aunque
esto no era del todo cierto, ya que había temas que no podía hablarlo con
ellos.
-¡Promételo!- exigió, su voz fue un poco más dura de lo que hubiese
querido, pero necesitaba saber, debía tomar decisiones muy importantes,
y de esa respuesta dependía su destino.
- De acuerdo Cullen, te lo prometo, ahora pregunta lo que sea.-

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- Isabella, necesito que me digas si nos quieres.-no sabía cómo pregun-
társelo, era ella, su ángel, y a pesar de que había confianza, este era un
tema delicado.
- Claro que los quiero- contestó sin duda- son como los hermanos
mayores que nunca tendré.-
- No, Bella, no me refiero a eso.- la cara de ella cambió a una de total
sorpresa- sabes a qué me refiero, te conozco. Por favor, necesito que
me digas la verdad. ¿Tú quieres a mi hermano, como algo más que un
amigo?- Hizo la pregunta que tanto temía hacer, cuya respuesta podría
condenarlo a la desdicha o a la felicidad extrema.
Ante el silencio de ella supo cuál era, ahora su decisión estaba tomada.
Debía dejarles el camino libre a las dos personas que más quería en este
mundo, a su amor y a su hermano. Pero no contaba que dentro de Isabella
los pensamientos iban y venían a mil, su cabeza intentaba formular la
respuesta más adecuada, pero no podía, no sabía cómo contestar algo a
lo que ni siquiera ella misma estaba segura, a lo que ella misma aún no le
había encontrado solución.
- Ángel, me dieron una beca, dentro de 15 días parto a Italia, es una
gran posibilidad para cumplir mi sueño.-
Bella rápidamente quitó las dudas que tenía en la cabeza para procesar
lo que él le estaba diciendo. Él se iba, la dejaba, sabía de sus sueños, de
los sueños de los dos, pero jamás pensó que se podrían ir tan lejos.
-¿De veras te vas?- preguntó en un suave murmullo sin poder creerlo.
-Sí, ahora debo irme, debo terminar de preparar los papeles y dejar
todo en orden. Cuídate mucho Ángel, y se feliz.-
- Tú también, cumple tus sueños. . . -
...
Pasaron dos años, ángel, dos años en los que me alejé de ti, de él, de

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todo lo que me hiciera recordarte, de todo lo que me hiciera sangrar el
corazón.
Cometí el mayor error, te abandoné, y jamás me perdonaré. . .
Esas letras, “Enlace Cullen & Swan”, jamás saldrán de mi mente,
porque tenía que ser yo el que figurase y no él.
Único día que les ataron esposas
Ya no eran niños,
Crecieron, se hicieron adultos juntos. . .
El novio esperaba impaciente a su futura esposa, los nervios le estaban
jugando una mala pasada, no se podía quedar quieto, los esfuerzos del
padrino eran inútiles. Y en la primera banca, el hermano del novio no
estaba mejor.
La marcha nupcial comenzó a sonar y un hermoso ángel vestido de
princesa hizo su aparición.
Ambos gemelos se encontraban hipnotizados por su belleza, uno con
una gran dicha, al saber que esa mujer pronto sería suya, su esposa. Y él
otro, con un gran dolor.
Por un momento la mirada de la novia se cruzó con la de él, y su dolor
desapareció. Pero no notó cierta tristeza en los ojos de ella.
Fue sólo un momento de debilidad para Isabella. Él se había ido, no
había vuelto jamás a preguntar por ella, por lo que sabía que la decisión
que había tomado era la mejor, ese hermano Cullen no la quería, jamás
fue importante para él. Su mirada se reunió de nuevo con la del novio,
donde vio amor, devoción, y algo más que en ese momento sólo pasó
desapercibido por la felicidad.
Luego de que el novio dijera sus votos, su gemelo apretó la mano
de su joven acompañante para darse valor. No era la primera vez en el
transcurso de la ceremonia, la primera prueba la pasó, cuando el padre

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dijo la dolorosa frase. . . A él le hubiese gustado gritar a los cuatro vientos
que él conocía un motivo para que no se casen, pero no podía, no iba a
defraudar a su acompañante que tantas noches lo había soportado ebrio,
llorando por lo que pudo haber sido, por lo que perdió, por el corazón que
dejó en su ciudad natal.
Prefirió perderse en los recuerdos para no escuchar las palabras de la
mujer que amaba, jurando su amor a su hermano, a aquel ser con el que
había compartido todo, hasta que se fijaron en la misma mujer.
...
Estabas preciosa ángel, en ese vestido blanco que hacía resaltar tu
belleza. Esa noche no podía estar en la fiesta, sabía que me iba a
resultar difícil, no podía quedarme el tiempo suficiente, el boleto de avión
había sido comprado con las horas exactas, calculadas para partir ni bien
comenzase la noche.
Recuerdo tu hermoso rostro y el brillo de tus ojos cuando por un
momento se opacó luego de que te dijera que partía. . .
Todo marchaba bien. . .
- Les deseo muchas felicidades, que su matrimonio sea próspero, y que
Dios los bendiga, al igual que los frutos que puedan llegar a venir de esta
unión.- expresó la bella mujer que estaba de acompañante.
- ¿Ya deben irse?- preguntó la novia, la cual estaba en un gran dilema,
su corazón era un caos de emociones.
- Es cierto hermano, la noche es joven.-Exclamó el novio aferrado a la
cintura de su ahora esposa, afirmando su territorio.
- Sí, nuestro avión parte en dos horas y debemos todavía pasar a
recoger nuestras maletas.-
- Muchas gracias por acompañarnos.- dijo la novia, sin mucha emoción
a la extraña.

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- Espero que sean muy felices.- dijo simplemente aquel hombre con
el corazón roto, a la mujer que se lo había robado, la cual recibió en su
frente el último beso de despedida por parte de él. . .
...
Pasaron dos años ángel, dos años en los que me perdí, dos años que
dejé de llamar, o recibir llamadas, dos años que fueron una tortura, y lo
peor es que no fue sólo mía, también tuya. . .
Cada día más normal pasar del amor al odio. . .
Eran apenas pasadas las 10 de la mañana, un joven caminaba apurado
entre la multitud de gente de la gran ciudad. Se le hacía tarde, tenía una
reunión por un nuevo puesto de trabajo y un congestionamiento lo había
tenido atascado por más de una hora.
Intentaba acelerar el paso, pero le era imposible. Y como si no fuese
suficiente con esquivar a la gente su teléfono sonó.
- Cullen.- Fue el escueto saludo que dio.
- Señor Cullen, le hablamos de la policía de Forks. Debemos hablar
con usted.-
Se quedó inmóvil, por su mente pasaron mil posibilidades, pero ninguna
estaba cerca de lo que realmente había pasado. No podía articular palabra,
su mente se encontraba en shock.
- ¿Señor Cullen?- preguntó el hombre, no le agradaba dar este tipo de
información y menos de esa manera, pero se encontraba sin saber cómo
decirle la mala noticia que tenía.
-S. . . Sí. . . - dijo tratando de parar su imaginación y esperando sólo
sea algo sin mayor cuidado.
- Soy el comisario Emmett McCarty, lamentamos comunicarnos para
informarle que hubo un accidente y su hermano y su cuñada. . . -

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No queriendo escuchar el final de la frase, simplemente se limitó a
preguntar- ¿Cuándo?-
- Está noche- fue la escueta respuesta.- Necesitamos tenerlo aquí para
comenzar con las averiguaciones del caso.- el comisario sabía que escuchar
por teléfono y a miles de kilómetros de distancia lo que había pasado era
duro para los familiares de las víctimas, por lo cual decidió decir sólo lo
necesario.
- Tomaré el primer vuelo que salga.-
- De acuerdo, pregunté por mí en la Comisaría Primera. Lo estaré
esperando. Y mi más sentido pésame señor Cullen.-
- Gracias- y cortó.
...
Lo siguiente lo hice en automático, no recuerdo siquiera en qué mo-
mento saqué el pasaje y tomé el avión, estaba destrozado, lo poco que
quedaba de mi familia, de mi vida, se iba con ustedes.
Porque, a pesar de no tener contacto, saber que ustedes se tenían el
uno al otro, eso me hacía seguir adelante, esperando en algún momento
poder tenerlo yo también. De tener ese amor que se profesaban con
mirarse a los ojos.
Que iluso. ¿No. . . ?
No te quedes en silencio. . .
Un guapo hombre, con un rostro totalmente afligido entraba a la comis-
aría. Aún no sabía lo que había pasado. Hace horas que se encontraba
en piloto automático, respiraba, caminaba, todo lo hacía por inercia.
Necesitaba saber que había pasado con su hermano y su ángel, pero no
creía sentirse preparado. Y menos lo estaba para lo que iba a escuchar.
- Buenas tardes buscó al comisario Emmett McCarty.- dijo al oficial de
la entrada.

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- ¿Quién lo busca?- contestó sin quitar su vista de la pantalla que tenía
delante.
- Él se comunicó conmigo soy el señor Cullen,. . . - al escuchar el apellido
sin dejarle decir su nombre el hombre lo miró, sabiendo a que había venido,
todos estaban enterados del caso. Los sucesos de las últimas horas lo
habían marcado, si bien no era algo aislado en la actualidad, todavía esos
sucesos lo dejaban devastado al imaginarse a su hermano, o hija en esa
situación.
Él simplemente calló al ver la mirada que le dirigía el policía. Se
mezclan tantas cosas, que era difícil de describirla, pero sobresalía la
tristeza y la lástima.
- Acompáñeme.- dijo simplemente y caminó entre varios escritorios
algo desordenados hasta una oficina donde se podía ver la placa con el
nombre de la persona que estaba buscando.
Luego de un golpe el oficial sin recibir respuesta entró y se pudo
escuchar desde afuera las pocas palabras que cruzaron, las cuales no pudo
procesar.
- Puede pasar.- habló el oficial sacándolo del trance nuevamente, como
todas las personas que lo habían hecho en las últimas horas.
- Buenas tardes señor Cullen, lamentamos todo lo que está sucediendo,
pero necesitábamos contar con su presencia, siendo el único familiar
directo de una de las víctimas.- la parte más difícil siempre era informar a
la familia de la víctima mujer, pero decirle a una persona que tu único
familiar había muerto y en esas condiciones era difícil, y el pasar de los
años le habían enseñado más acerca de las emociones humanas.
Él no podía emitir sonido, simplemente asintió con la cabeza. Se quería
preparar para lo que venía, quería ser fuerte, pero jamás se imaginó los
hechos, como habían acontecido.
El Comisario lo invitó a sentarse, haciendo lo mismo y prosiguió.

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Cuando ella quiso hablar
Ya era demasiado tarde,
Se dio cuenta que vivía junto al mal. . .
- Verá señor Cullen en la madrugada recibimos una llamada anónima
al 911 informándonos de disturbios en la dirección donde residían su
hermano y cuñada. Al llegar al lugar de los hechos y no obtener respuestas
nuestros oficiales pidieron autorización y refuerzos para acceder al lugar
encontrándose con la escena del crimen.- Hizo una pausa, para que
asimilará la información que le acababa de dar.
- ¿Fue. . . fue un robo?- se aventuró a decir.
- No señor Cullen, lamento informarle que los oficiales se encontraron
con un claro caso de violencia de género, y posterior suicidio.-
...
¡Oh Dios! Aún recuerdo no querer admitirlo, él no podía hacer eso, no
podía comprender como se había atrevido a tocarte, no podía creerlo.
Recuerdo haber pedido que me muestren las pruebas. Las imágenes
jamás saldrán de mi mente, y menos el hecho de no haber hecho nada
para salvar tu vida y la de ese inocente que crecía en ti.
Pero, prefiero recordarte con esa hermosa sonrisa, con ese brillo en los
ojos, con tus cabellos brillando con el sol.
No entiendo, ¿por qué no me buscaste? ¿Por qué no recurriste a mí
para evitar eso? Pero serán preguntas sin respuestas.
El dolor se convirtió en bronca, la bronca en culpa, la culpa en tristeza,
la tristeza en resignación jamás superada y está en mi convivir diario.
Hoy, a dos años de tu partida, me encuentro nuevamente en este bar,
el cual es mi compañero todas las noches, y el alcohol la única vía para
alejar los fantasmas de mi cabeza, la única manera en que la culpa me
abandona, y los “hubieran” desaparecen.

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Desde ese día, la tristeza ha invadido mi vida, las lágrimas no paran de
salir, donde estaba mi corazón solo hay un hueco, un agujero negro.
Dime ángel, ¿cómo sin ti? ¿Cómo hago para no derrumbarme más de
lo que estoy, para resignarme y seguir adelante cuando sé que tu vida fue
cortada, por la persona que juró amarte y protegerte contra todo mal?
Cuando sé que no fui capaz de cuidarte como una vez prometí.
Cómo dejarte descansar en paz cuando todo me hace recordarte y sobre
todo la culpa me hace evocarte día tras día. . .
Espero algún día puedas perdonar a este idiota que te amo y ama con
locura, que no fue lo suficientemente hombre para pelear por ti, para
quedarse a tu lado y luchar con uñas y dientes, y que me des la paz
necesaria para tratar de seguir adelante y no acompañar a mi hermano,
pero, por sobre todo, para poder perdonarlo por todo el dolor que nos ha
hecho pasar.
Espero, que como mi ángel guardián, el ángel que siempre has sido,
me guíes. . .
Te amo, jamás lo olvides. . .
Historia dedicada a todas aquellas mujeres, donde su sueño de
amor se convirtió en una horrible pesadilla, de la que no tuvieron
las fuerzas, o el apoyo suficiente de salir adelante. . . .

“Porque el amor no es siempre color de rosa”


Hola chicas, admito que este One-Shot lo escribí hace bastante
y ahora decidí adaptarlo para hacerlo parte del reto. Lo había
escrito por el día de San Valentín, tal vez para algunas sea algo
fuerte, pero es lo que me salió, y me pareció una buena fecha para
compartirlo, y ahora hacerlo con ustedes para que lo conozcan.

20
La idea nació hace rato y tenía pensado hacer un mini fic, pero
por cuestiones de tiempo no lo terminé, así que tuve que resumir
mis ideas.
Las frases que encuentran a lo largo del fic son de la canción:
“La bella y la Bestia” de Porta.
Espero les guste.
Beshitos ;-)

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2. Anunciado Final

Disclaimer: Los personajes son de Stephenie Meyer. La historia es de


mi autoria.
Gracias a mi editora Selene Mc.

“Anunciado final. . . ”
Dolor. . .
Desesperación. . .
Palabras que quería gritar, pero su voz no salía. . .
Gritos de misericordia y piedad que fueron callados por sus fuertes
manos. . .
Manos que conocían su cuerpo a la perfección, que sabían cómo generar
la más dulces de las caricias, como así también provocar dolor, agonía y
desesperanza.
Esperanza que sabía perdida. . .
Comienzo. . .

Sueños. . .
Desde niña siempre soñó con encontrar a su príncipe azul. Su infancia
se vio rodeada de cuentos de hadas. Si bien su familia no era adinerada,
en su hogar jamás faltó el cariño, el amor, la devoción.

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Sus padres se amaban con tal locura y pasión, que encontrar a su
príncipe azul y vivir el amor de sus padres era su gran ilusión.
Deseaba encontrar a ese hombre que la amase con locura, que se
desviviera por ella, sea fuerte, valiente, cariñoso, que viva por ella, así
como ella lo hiciese por él.

Destino. . .
Lo conoció por casualidades de la vida, esa que une el camino de dos
personas de la forma más tonta. Esas que sabes que suceden por una
razón.
Aunque desde el principio, el destino quiso ponerle las cosas difíciles,
ya no era uno si no dos príncipes azules.
Hermanos, gemelos idénticos en el físico, pero tan distintos en person-
alidades, como la noche y el día.
Con uno podía vivir grandes aventuras gracias a su espontaneidad y su
carácter extrovertido. Y con el otro podía analizar la vida, apreciar las
sencillas cosas que hay en ella y poder maravillarse con lo más sencillo.

Protección. . .
Fueron sus caballeros de brillante armadura cuando conoció la maldad
de la gente.
Cuando se sintió sucia y asqueada, porque el monstruo quiso forzarla,
fueron su soplo de aire puro.

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Aunque por un momento sintió miedo de lo que un hombre cegado por
la ira podía hacer, jamás dejó de tener confianza en ellos, sabían que la
protegerían de todo lo que pudiera dañarla.
Sus palabras y sus promesas borraron todo mal. . .

Amor. . .
¿Se puede amar a dos personas a la vez? ¿O, solos amas lo mejor y lo
que necesitas de cada uno?
Pregunta que se empezó a hacer constantemente. . .
Los amaba, a ambos por igual y estaba segura de que ellos también.
Pero jamás haría nada para separarlos. Jamás rompería ese cariño puro de
hermanos que tenían y que debido a sus adversidades se hizo tan grande,
tan sólido.
Sabía que debía olvidarse de ellos, pero no podía. . .

Tristeza. . .
¿Cómo sobrevivir cuando la mitad de tu corazón decidió irse lejos de
ti?
No lo sabía, pero lo dejó partir sabiendo que corría tras sus sueños,
trato de ser feliz por él, aunque su corazón se partía por dentro.
Le pedía a Dios que lo cuidara y que lo guiará en su camino, para que
encontrara su felicidad y sus sueños se hicieran realidad.
Porque quien sabe amar está dispuesto a ello para que la otra persona
sea feliz y alcance sus sueños.
Sólo esperaba que la otra mitad de su corazón no decidiera dejarla. . .

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Felicidad. . .
Poco a poco su vida fue cambiando ya no era una niña, que espera
con ansias su primer beso.
Y cuando por fin su príncipe la vio como mujer su felicidad fue plena,
se comprometieron ante los ojos del mundo y de Dios.
Una nueva vida destinada a ser compartida, a ser y darlo todo por el
otro. . .

Pasión. . .
Solo él sabía tocarla con ternura, como recorrer su cuerpo despertando
sensaciones que jamás pensó tener, porque solo él sabía encender su
pasión y llevarla a la locura.
Pasión que se hizo cargo de los primeros meses de matrimonio.
Pasión que fácilmente se confunde con amor.
Pasión que acaba cuando se encuentra un nuevo punto de atracción. . .

Disgusto. . .
Su primera pelea ya anunciaba días oscuros. Las llegadas tardes se
hicieron recurrentes, las llamadas a escondidas a la orden del día.
La primera vez que las palabras tomaron connotación ofensiva debió
haber sido suficiente. Pero todos sabemos que cuando estamos enojados
hablamos de más e insultamos, ¿verdad?
Era su consuelo en los constantes insultos hacia su persona. . .

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Mentira. . .
“Lo siento” era su frase preferida, y las rosas la compra de su silencio,
y las excusas su justificativo.
Porque cada vez que el actuaba se disculpaba con esas armas.
Le pedía perdón una y mil veces diciendo y prometiendo que jamás
volvería a hacerlo, obsequiándo rosas para comprar su perdón y callarla.
Escudándose en que era su culpa, que era ella el detonante para que el
explotará con sus constantes reclamos, gritos y dedicación en su hogar.
Eran armas tan poderosas que siempre lograban su cometido. . .

Escozor. . .
Limpiaba con mucho cuidado su mejilla. Aún dolía y ardía su labio
partido, y poco a poco su párpado comenzaba a hincharse.
Jamás pensó que su amor, su caballero, se convertiría en su centinela.
Las llegadas tarde, las llamadas telefónicas, las salidas con amigas
comenzaron a ser controladas y eliminadas. Solo se hacía lo que él decidía,
a la hora pactada y con quien él autorizaba. Siempre cuidando la fachada
de pareja feliz y perfecta.
Por cada regla rota, su cuerpo, su mente y su espíritu sufrían. . .

Sufrimiento. . .
Su mente sufrió

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Insulto tras insulto, jamás las cosas quedaban como a él le gustaba.
La casa jamás estaba lo suficientemente limpia, su ropa bien planchada,
o la comida a gusto.
Su cuerpo, su templo de mujer que debe ser amado y adorado, fue
violado y violentado de tantas maneras posibles que ya no quedaban
lugares para cardenales nuevos. . .
Su espíritu fue doblegado con cada insulto y puño recibido.

Temor. . .
¿Qué es el miedo cuando has perdido todo?
Cuando no encuentras salida al abismo en el que te has sumergido.
No sabes lo que es el miedo hasta que encuentras otra vida dependiendo
de la tuya.
No sabes lo que es temer hasta que escuchas su corazón latiendo por
primera vez en tu interior y te encuentras en pánico por no saber cómo
luchar por salir a flote.
Por no saber cómo sobrevivir. . .

Cobardía. . .
¿Quién es el verdadero cobarde? ¿Un hombre que busca perjudicar o
hacer daño para su propio ego?
¿O una mujer que siente miedo y ha perdido el valor? Valor que no
llega para salvar su vida y la del pequeño ser en su interior, considerándose
una cobarde para buscar una salida, para gritar por ayuda.

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Jamás pensó que su cobardía la convertiría en prisionera de su propia
tortura. . .

Silencio. . .
Quería gritar, pero no podía.
Sus manos eran fuertes tenazas apretando su cuello.
Lloró, suplicó, imploró, pero sus ruegos no fueron escuchados.
Se cegó en sus afirmaciones y jamás la escuchó.
Su cuerpo dolía, su cabeza palpitaba y su corazón moría.
Él le había quitado todo, su voz, su poder de elección, su fe, y ahora
le había quitado hasta la esperanza de que las cosas podían cambiar.
Nada le importó, y ninguna palabra lo convenció. Él simplemente la
destruyó.
Ya no tenía fuerzas para seguir. . .

Paz. . .
Triste final de una historia. Historia que comenzó con bonitas palabras,
sueños compartidos y promesas de amor eterno.
Donde no todo lo que brilla es oro y donde el príncipe azul se quita la
careta para mostrar su feo rostro.
Donde quien se supone debería protegerte de todo mal solo te hace
daño y se regocija destruyéndote.

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Donde las promesas son rotas, los sueños se borran y las palabras
lastiman.
Donde el hada madrina jamás apareció para salvarla de su destino, sin
darle voz para poder gritar y pedir ayuda.
Una última lágrima recorre su mejilla mezclándose con la sangre que
corre en ella. Lágrima de dolor, tristeza en honor a lo que pudo ser y
no se será, a ese pequeño retoño que jamás llegará a este mundo. Una
última lágrima a esta agonía.
Lamenta su final, pero ahora ya no tiene miedo, sabe que las luces se
apagan y que con ello por fin llegará la paz. . .

Jamás calles. Jamás creas que no lo volverá a hacer. Se que


tienes miedo, pero no te rindas. Grita, golpea puertas, corre si
es necesario. Nunca te convenzas de que es tu culpa. No dejes
que ellos ganen. Es difícil, pero cree en ti, cree en que siempre
hay algo mejor. Y por sobre todo ámate a ti antes que a nadie.
Solo tu amor propio hará que abras los ojos, tu amor hará que
salgas de la oscuridad. . .

Hace mucho, mucho que no escribía, y una noche nació esto.


Algo fuerte, pero lamentablemente algo cada vez mas presente en mi
país.
Dedicado a todas aquellas voces que fueron calladas,
y a todas aquellas que quieren gritar y por temor no lo hacen.
Y también a todas aquellas valientes que salieron de las sombras.

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Espero les haya gustado.
Las quiere.
Roanva

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