Comenzar este curso fue un desafío puesto que la Lectura y Escritura
Académica es un tema sobre el cual, particularmente, me gusta profundizar. En otra oportunidad me ha tocado ser el tutor de este curso, ahora como cursante he vuelto a releer los textos y refrescando algunos contenidos, he aprendido cosas nuevas que tal vez como tutor he pasado por alto, evidenciando también que un texto va cobrando nuevas significaciones en diferentes lecturas.
En cuanto a las actividades propuestas se puede decir que las primeras
resultaron interesantes, y las últimas fueron trabajos más prácticos, en lo personal, me fueron útiles para realizarlos en el aula. Los contenidos teóricos estaban interrelacionados y se desarrollaron de manera gradual, fueron claros, se explican y enseñan sobre una nueva manera de leer y escribir en una sociedad cada vez más demandante y con cambios vertiginosos. Lo que lleva a una nueva forma de leer y escribir, y en efecto, exige nuevas formas de enseñar.
El curso brinda la posibilidad de acceder a nuevas teorías y repensar sobre las
formas de leer y escribir, para cambiar las prácticas cotidianas y lograr que estas sean más significativas para los estudiantes, como así también, lograr que cada uno, con teorías de base, vayan construyendo textos para que sean escritores críticos y autónomos. Escribir y leer académicamente implica cambiar la manera de relacionar teorías para ir construyendo y desarrollando una escritura formal según las tipologías y la circunstancia comunicativa. Es así, que se torna fundamental, enseñar estrategias, procesos de lectura y escritura puesto que los alumnos deben estar preparados para producir y comprender textos académicos para acceder a niveles superiores sin mayores dificultades.
Además, el curso demandó emplear una cantidad santificativa de tiempo y las
actividades estaban planteadas de manera tal que requerían haber incorporado, aprendido, relacionado los contenidos teóricos. Sin lugar a dudas, el curso ha sido significativo.