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Después de que, durante décadas, la psicología se haya centrado en los

trastornos, las psicopatologías, los problemas de conducta, las


enfermedades… ha comenzado a preocuparse acerca de qué es lo que
nos hace sentir bien. Más allá de buscar tratamiento para dejar de estar
mal, comienza a buscar respuestas sobre qué nos hace florecer y ser
felices. No obvia los problemas pero intenta mostrar aquello que nos
proporciona satisfacción.
La psicología positiva podría definirse como el estudio científico de aquello
que hace que nuestra vida valga la pena, pero sin olvidar nuestros problemas
personales. 

La psicología positiva promueve potenciar de forma equilibrada nuestras


fortalezas, de darnos una visión más objetiva de nosotros mismos. Esto
es necesario porque algunas fortalezas no son buenas ni por exceso ni
por defecto, como la positividad. Ser demasiado positivo puede hacernos
creer que somos invulnerables. Puede hacernos creer que todo lo vamos
a conseguir, y llevarnos a asumir demasiados riesgos, implicarnos en
demasiados proyectos a la vez, más de los que podemos llevar a cabo. Si
somos negativos, por el contrario, no podremos disfrutar de lo que bueno
que tiene la vida.

¿Por qué nos centramos en lo negativo? El


filtraje selectivo
Es cierto que en nuestra vida cotidiana, muchas veces las cosas positivas
quedan olvidadas, pasan desapercibidas por nuestra mente y sólo le
damos importancia y recordamos aquellos acontecimientos
negativos. Puede que pienses: “he pillado un atasco horrible”, “el agua de
la ducha salía helada”, “he vuelto a engordar, ¡estoy horrible!”, “he
discutido con mi compañero de trabajo”, etc. Por el contrario, olvidamos
esos “pequeños placeres” que acontecen en nuestro día a día: disfrutar
de una comida que nos guste, una conversación agradable, una ducha de
agua caliente.
Esta tendencia que la mayoría de nosotros tiene a prestar mayor atención
y recordar en mayor medida los aspectos negativos y a subestimar los
positivos se llama filtraje selectivo.

Vida placentera
Consiste en buscar los placeres de la vida, experimentar la mayor
cantidad de emociones positivas que podamos, de saborear cada
momento. El problema es que la capacidad de saber experimentar
emociones positivas y amplificarlas no es muy modificable y depende en
parte de la genética. Aunque sí podemos aprender a sacar más de ellas.

Buena vida
Esta la alcanzamos cuando descubrimos nuestras virtudes y fortalezas, y
cuando las utilizamos para mejorar nuestra vida. La sentimos cuando
realmente no sentimos nada, cuando estamos concentrados en una tarea
y nos abstraemos de todo lo demás. Es lo que Csikszentmihalyi denominó
flow o fluir.
Vida significativa
Según Seligman, el tercer escalón de la felicidad es el encontrar una
profunda sensación de realización, de satisfacción empelando nuestras
fortalezas en un propósito mayor que nosotros.

Tu compañía ( acmpañamiento psicológico)

Cuerpo sanos mente sana ( actividad física)

Rie en familia ( charlas de humor) y comida

Mi encuentro ( recordar aquellas cosas que siempre quise hacer y la falta de tiempo no me dejo)

Cuidémonos en familia ( cuidados del covid)

Talleres virtuales

Charlas con Yokoi kenji

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