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Primera Presidencia de Roca.


Parte 1. Organización del Estado y desarrollo económico

Nuevos significados del gobierno nacional. El sistema político (1880-1886)

La mayoría de los historiadores coincide en señalar el año 80 como un año de


ruptura en lo relativo a la conformación del Estado. Tulio Halperin Donghi considera
que los cambios, cifrados en el poder del Estado nacional, eran advertidos incluso por
los contemporáneos. Sin embargo, las novedades no pueden escindirse de las
continuidades, entendidas como los esfuerzos del gobierno nacional de dejar atrás el
viejo estilo confederativo y sobreponerse a las provincias. Tal aspiración se cumplió en
1880 con la federalización de Buenos Aires, la derrota de la resistencia armada de esa
provincia, la culminación del proceso de expansión territorial que terminó el problema
de las fronteras interiores. Según Natalio Botana el vigorizado poder del Estado
nacional concluyó unificando un régimen político cuya característica fundamental
reside en la hegemonía gubernamental, entendida como un conjunto de decisiones que
irradian desde la Capital Federal y los gobiernos electores, sobre la base de un sistema
basado en el control de la sucesión.
Miguel Míguez y Beatriz Bragoni (Un nuevo orden político. Provincias y
Estado nacional, 1852-1880, Edit. Biblos, 2010) proponen otra visión de ese proceso.
Argumentan que el consenso liberal imperante en 1880 redefinió el orden político y
alteró las reglas de las luchas políticas. En este nuevo escenario hubo élites provinciales
que se adaptaron a este juego y alcanzaron gran protagonismo político. De modo que, el
triunfo de Roca expresaría la decisión de aquellos que no se someterían a un centro, sino
que terminarían constituyéndolo. Así, la penetración de la nación en las provincias no
supone un actor ajeno que las conquista o somete, sino la construcción de un conjunto
de acuerdos y de instituciones que las propias élites provinciales establecieron sobre un
ejercicio empírico de ensayo y error. Esta interpretación está en línea con la de Halperin
Donghi en Proyecto y construcción de una nación. Argentina 1846-1880 y Balance de
una época cuando afirma que “más que la victoria del Interior, el triunfo de Roca era el
del Estado central, expresado en una élite provinciana cada vez más entrelazada con la
política nacional.
Otro de los rasgos más característicos del sistema político estructurado en el ‘80
es la contradicción entre las bases políticas del gobierno central controladas por las
burguesías del interior y su soporte económico que favorecía a la burguesía terrateniente
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pampeana. Se trata de una observación interesante de Jorge Balán desarrollada en “Una


Cuestión regional en la Argentina: Burguesías provinciales y el mercado nacional en el
desarrollo agroexportador” (Desarrollo Económico, 1978). Argumenta que las
instituciones políticas y económicas en el territorio nacional estuvieron controladas por
las burguesías provinciales integradas en el poder político nacional. Las mismas
consolidaron el mercado nacional a través de la construcción ferroviaria, la política
tarifaria, la unificación de la moneda y la formación del sistema bancario.
En el aspecto político una cuestión clave residía en la vinculación del Ejecutivo
con las oligarquías (o élites) provinciales. Es sobre estas donde el gobierno central
debía imponerse o por lo menos negociar para tener un orden político unificado, puesto
que eran necesarias para otorgar legitimidad a sus decisiones. ¿Qué papel cumplían?
Controlaban las elecciones que aseguraban la continuidad presidencial y la composición
del Congreso. No había necesariamente subordinación a los actos del Ejecutivo en tanto
se trataba de élites provincianas con espacio de negociación. (Junta de Electores –
posteriormente Colegio Electoral). Otro factor que favoreció la preponderancia del
Ejecutivo fue la federalización de Buenos Aires que dividió los 54 electores a la
provincia al corresponderle 36, el resto (18 electores) pasa a representar a la Capital. La
división de los electores trajo como consecuencia una composición más equilibrada en
las Juntas de Electores, desde el punto de vista regional. Otra innovación notable a partir
del 80 es el poder del gobernador de Buenos Aires, perdió estatura política y comenzó a
obrar como agente del presidente.
El resultado de tales cambios se traduce en la centralización del Estado que
fueron impulsadas por una legislación que tenía dicha orientación. Lema de Roca era
paz y administración. Se refería sobre todo a la consolidación de instituciones y
emprendimientos para impulsar la economía en nombre del progreso. La paz aludía a
una nueva época caracterizada por el fin del levantamiento de los caudillos y de las
luchas entre Buenos Aires y las provincias. Bajo este postulado se verificó un
importante crecimiento de la Argentina, analizado por Diaz Alejandro de una tasa del 8
% anual.
Lo acompañó una generación que tuvo la particularidad de representar la
totalidad del territorio del país de las provincias históricas. En Mendoza: la familia
Civit; en Córdoba: Cleto Peña, José Vicente Olmos; en Tucumán: Lucas Córdoba,
Federico Helguera, Salustiano Zavalía, Delfín Gallo; en Salta: Los Uriburu, Los
Ovejero, Luis Guemes, Pcia en Buenos Aires: Carlos Casares, Dardo Rocha, Diego de
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Alvear, Unzué. Este grupo adscribió al pensamiento de corte positivista que ponderaba
el progreso económico y científico expresado en los descubrimientos, al tiempo que
ponderaban un rol activo para el Estado. El costado liberal de esa generación se
expresaba en el respeto a los preceptos constitucionales.
Integración del territorio nacional
La ocupación del territorio hasta el Río Negro a partir de mediados de 1879
produjo un dinamismo consciente en los grupos dirigentes del país. La incorporación
de ese espacio al patrimonio y ejercicio de la soberanía nacional pasó a constituir un
hecho histórico con profundas repercusiones. El adelanto de la frontera en reducido
tiempo determinó el acrecentamiento de casi medio país que quedó bajo el dominio real
del Gobierno nacional.
La toma de posesión del suelo patagónico comenzó antes de ser conquistado. La
ley de 1878 relativa a la llamada Conquista del Desierto garantizaba con las tierras
ocupadas por los indígenas el empréstito destinado a cubrir los gastos de la campaña.
Este espacio a conquistar fue repartido entre los suscriptores del empréstito de guerra.
Dos años después de la expedición de Roca todas las tierras aptas para recibir animales
ya tienen dueño. La ocupación de la tierra no fue una empresa popular como en los EE
UU (no hay caravanas de colonos avanzando con sus carros en busca de un territorio
propicio: todo se arregla en los estudios de los escribanos y en las oficinas del
Departamento de Tierras. Y cuando la ola de inmigrantes inunde la Argentina se
encontrará con que esta inmensa estepa vacía ya tiene dueños.)
La misma ley de 1878 fija los límites de las tierras nacionales en el Río Negro;
por esa misma legislación se fijan los límites definitivos al oeste y al sur de la provincia
de Buenos Aires (lo que hoy se conoce como meridiano quinto). A partir de allí, las
provincias se dedicaron a definir sus respectivos límites. En 1883 un arbitraje del
presidente Roca fijó definitivamente en 1883 el límite entre Córdoba y San Luis; esa
misma línea separa a San Luis de la Pampa. En el sector oriental, Santa Fe, Córdoba y
Buenos Aires se disputan las tierras conquistadas al suroeste de la antigua línea de
fortines. La Corte Suprema de Justicia zanjó el conflicto fijando el límite oriental de
Córdoba a partir de la confluencia del río Tercero-Carcarañá.
La ley 1532 de 1884 fijó los límites definitivos de los territorios nacionales y
dividió a la Patagonia en 4 territorios: Río Negro, Neuquén, Chubut y Santa Cruz origen
de las provincias actuales cuyos límites que no han variado. Luego se inició un
movimiento de mensura para confeccionar los planos, inmediatamente después se
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distribuyó la tierra entre los suscriptores del empréstito de guerra de 1878. Se


suscribieron 4000 obligaciones de $ 400. Cada una daba derecho a una legua cuadrada
(2.500 has), pero no se podía hacer una adjudicación menor a un lote (10.000 has),
equivalente a 4 obligaciones. De esa manera el lote de 10.000 has se convirtió en unidad
de cuenta de la Patagonia. D esta forma mil lotes, equivalente a 10.000.000 de has
resultaron asignados. De esta forma, la matriz agraria pensada para colonizar el sur de
nuestro país adoptó el modelo latifundista, decisión que marcó el destino demográfico
de la Patagonia.
Otra ley que reguló la distribución de la tierra patagónica fue la ley de premios
del 5 de setiembre de 1885 que distribuyó entre soldados y oficiales del ejército una
parte del botín de guerra según el cargo jerárquico: 8.000 has a los jefes de frontera,
5000 has a los comandantes de regimientos, 4000 has a los demás oficiales superiores,
2500 has a los capitanes, 2000 has a los tenientes, 1500 has al resto de los oficiales y
100 has a los soldados licenciados del servicio. La misma ley sirvió a sus supuestos
beneficiarios para pagar sus deudas con proveedores del ejército y especialmente con
los constructores de telégrafo. Cabe señalar que entre 1878-1885 los militares de todas
las graduaciones no recibieron un sólo peso de su sueldo. En esas condiciones la
mayoría revendió su título de propiedad de la ley de premios a comerciantes de tierras,
el dinero recibido se utilizó para pagar una parte de las deudas que habían acumulado.
En 1884 Roca impulsó la conquista del Chaco, dirigida por Victorica que
concluyó ese mismo año. Así incorporó una enorme zona boscosa que comprendía parte
de Salta, Santiago y las actuales provincias de Chaco y Formosa.
Como puede verse, Roca gobernaba una Argentina de otras dimensiones, a las
regiones patagónicas incorporadas, el mapa territorial se acrecentó con la conquista del
Chaco. Los límites con Chile se establecieron en 1881 que definió la frontera por las
cumbres más elevadas que dividen las aguas; el estrecho de Magallanes quedó para la
Argentina, como así también la isla Tierra del Fuego que fue partida por una línea
vertical que dejó su mayor porción para la República Argentina.
A las 14 provincias que habían conformado el Estado federal les correspondía
regirse bajo el sistema federal. Mientras que los nuevos territorios incorporados
estuvieron bajo dependencia directa del gobierno nacional que los dividió en nueve
gobernaciones federales: Misiones, Formosa, Chaco, La Pampa, Neuquén, Río Negro,
Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego (ley1532 de 1884). Se trataba de una
organización centralizada de carácter administrativo. El gobernador era designado por
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las autoridades nacionales, de modo que eran funcionarios dependientes del gobierno
nacional. En la elección de esta figura primaba una mirada sobre estos territorios como
espacios vacíos, que carecían por lo tanto de entidad política porque no tenían población
(la ley decía que cuando algunos de esos territorios -muy dispares en extensión-
alcanzara la cifra de 60.000 habitantes, comprobados en los censos, alcanzaría el
derecho a ser reconocida provincia. En este requisito se observa una mirada optimista de
esos territorios, al entender el despoblamiento como pasajero. Sin embargo, avanzado el
siglo XX y superado en número la cifra establecida de población, todavía en 1950
seguían siendo territorios, es decir sus habitantes carecían de derechos políticos, sólo
elegían en el ámbito municipal.

Rasgos generales de la economía argentina decimonónica


Desde 1860-1930 la tasa de crecimiento de la Argentina tiene pocos antecedentes en su
historia. Según Díaz Alejandro en su libro Ensayos sobre la Historia Económica
Argentina el PBI del país creció a una tasa anual media de por lo menos 5 % durante
los 50 años que precedieron al estallido de la Primera Guerra Mundial. Entre 1869 y
1914 la población aumentó a una tasa media anual del 3,4 %. Un factor clave del
crecimiento fue la exportación de productos del sector rural. De un país importador de
granos con sólo 580.000 has sembradas en 1872 se pasó a duplicar esa cantidad en
1900. La introducción del ferrocarril y la llegada masiva de los inmigrantes fueron
factores responsables del desarrollo de la agricultura. Cuarenta años después de la
llamada conquista del desierto la Pampa produce entre 5 y 6 millones de toneladas de
trigo, 5 y 7 de maíz, dos millones de lino, alimenta a 30 milllones de bovinos y a 20
millones de ovinos. El espacio pampeano quedó cubierto por una extensa red
ferroviaria.
Sistema Ferroviario;
El ferrocarril ofreció la solución técnica combinaba con la construcción de un
sistema portuario de gran capacidad para embarcar con rapidez cereales y carne, y a la
vez, para desembarcar las mercaderías. Más de dos tercios de la red ferroviaria
argentina pertenecían al área pampeana. El sistema ferroviario se organizó sobre la base
de dos ejes: del Pacífico hacia la zona vitícola, el Central Argentino hacia el área
azucarera y el del gran sud hacia el Río Negro. El ferrocarril oeste fue una red
exclusivamente pampeana que penetraba hacia el oeste de la provincia de Buenos
Aires. En 1890 esta red tiene 1.000 km de vías y la provincia de Buenos Aires lo cede
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(en plena crisis financiera) por 8 millones a un consorcio británico Henderson. Esta
fecha es significativa porque el Estado abandona la administración directa de la mayoría
de las líneas ferroviarias al influjo de una sentencia repetida con insistencia - el estado
es mal administrador- sin verificación empírica. Ese año también las grandes compañías
compran o adquieren el control de la mayor parte de las sociedades en poder del Estado.
En 1907 a propuesta del ingeniero Emilio Mitre se sancionó a la ley 5315 que regularizó
por 40 años las relaciones del Estado con las compañías concesionarias. El artículo
clave de la ley es el 8º que otorgaba franquicias aduaneras y total exención fiscal hasta
1947. En compensación, las compañías debían pagar un impuesto del 3 % sobre las
ganancias. Las mismas se destinaban a un fondo especial para la construcción y
mantenimiento de caminos. En vísperas de la Primera Guerra Mundial resultaba
evidente la preponderancia de 4 grandes compañías británicas que representan las ¾
partes de la red ferroviaria argentina. Ahora bien, el sistema ferroviario pampeano y
extrapampeano se organizaba en función del puerto de Buenos Aires. Rosario seguía
siendo un gran puerto exportador de maíz, trigo y lino, pero sólo desempeña un papel
regional en el área de la importación.

Actividad bancaria
El gobierno se embarcó en un ambicioso programa de obras públicas y continuó algunas
iniciadas por la provincia de Buenos Aires, las del Riachuelo y las de salubridad. Para
hacerlo apeló al crédito externo. En 1881se promulgó la ley 1130 que estableció la
unidad monetaria sobre todo el país: el peso oro, que implicó la adopción de un patrón
bimetálico al acuñar monedas de oro y plata. La ley procuró terminar con la anarquía
monetaria que afectaba las transacciones comerciales.
Algunos bancos extranjeros abrieron filiales en Buenos Aires: Banco de Italia y Río de
la Plata (1872), de Londres y América del Sur, el Español y del Río de la Plata, Alemán
Transatlántico, Francés de América del Sur. Se instalaban donde había ciudadanos de
sus respectivos países y atendían los requerimientos de los inmigrantes que muchas
veces enviaban remesas de dinero a sus familias.
En el área estatal, el Banco Nacional fue fundado por Sarmiento pero era una institución
débil que no llegó a funcionar como banco del Estado y regular la economía y el
crédito. En 1884 durante el gobierno de Roca se creó el Banco Hipotecario Nacional
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que respaldó los ahorros de los clientes con garantías hipotecarias sobre inmuebles a
quienes solicitaban créditos.
Producción ganadera:
Frigorífico:
El antiguo saladero dejó el paso al frigorífico, lo que permitió la ampliación del
volumen de carne congelada. En 1883 el frigorífico exportó los primeros cargamentos
de carneros congelados. En 1884 capitales argentinos fundaron el frigorífico Sansisena a
orillas del Riachuelo, las restantes empresas frigoríficas son británicas. En la época del
Centenario la Argentina logró desplazar a Australia del mercado de ovinos británicos y
sólo es aventajada por Nueva Zelanda. En ese contexto, se establecieron frigoríficos al
norte de la provincia de Buenos Aires: San Nicolás, Zárate y Campana. En poco tiempo
un grupo de grandes empresas dominó todo el negocio frigorífico. En rigor de verdad
fueron tres hasta 1902. Las plantas duplicaban el tamaño de las de Australia, donde los
productores se incorporaron a las empresas, asumiendo el riesgo de la comercialización.
Los gobiernos argentinos estimularon la instalación de frigoríficos con la rebaja de
impuestos y la oferta de subsidios. La clausura del mercado británico al ingreso de
ganado argentino en pie (que duró tres años por un brote de aftosa) marcó el
lanzamiento definitivo del rol del frigorífico como eje de la manufactura y del comercio
de carne. La planta de Sansisena era la mayor del mundo y captaba el 5 % de la carne en
el mercado británico.
La oveja fue el producto inicial de esta transformación de la ganadería. Se
comercializaba la lana y había una utilización integral del animal. Además, la carne por
su textura y su gusto se adecuaba mejor a un mercado que implicaba una clientela más
modesta. Así se reservaron al ovino las ricas tierras de la pampa húmeda y se produjo la
transformación del ganado, la llamada desmerinización al introducirse nuevas razas para
mejorar las posibilidades de su venta. En 1886 aparece la raza Lincoln, ganado que tenía
buena carne y una lana menos fina.
La segunda transformación de los frigoríficos se realizó en los primeros años
del siglo XX. Los progresos permitieron procesar la carne bovina a través de la cadena
del frío. Los estancieros multiplicaron los potreros con alambrados y comenzaron a
implantar alfalfares en zonas de engorde del norte de la provincia de Buenos Aires,
estrategia que vinculó la agricultura con la ganadería. El animal criollo desapareció
prácticamente de las haciendas. Hacia 1900 Inglaterra tuvo mayor necesidad de carne
congelada debido a la guerra contra los boers en Sudáfrica que exige grandes envíos de
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carne congelada, mientras que las sequías asolan Australia. Ese año se prohibió la
exportación de animales vivos y la Argentina sólo envió carne congelada. En 1899 los
frigoríficos británicos alcanzaron el monopolio y se situaron en el eslabón superior de
la producción generando la dependencia de los ganaderos argentinos.
Estancias: En el área pampeana predominaban las estancias mixtas, el estanciero se
dedicaba al engorde de ganado (invernada) que era muy lucrativo, siempre que se
asegurase el forraje a costos bajos. Así, una fracción de la tierra era explotada por
arrendatarios (que pagaban una suerte de alquiler al estanciero o compañía
colonizadora) por uno o dos años. Al término del contrato debían entregar el campo
alfalfado. Un grupo exclusivo dentro de los invernadores eran los cabañeros, que se
dedicaban a la importación y reproducción de animales de raza, rol fundamental en una
economía que buscaba consolidarse en ese rubro, asegurando un stock productivo de
vacunos. Otra buena parte de los estancieros eran criadores que se ocupaban de la
primera etapa de la vida de los terneros. Previa al engorde. Los campos de cría eran de
peor calidad y generaban menores ganancias. Tales diferenciaciones hablan de la
complejidad del mundo de la ganadería y de la diferenciación respecto a sus
especializaciones e intereses.
Las colonias y el universo cerealero:
Cuando se suspendieron las importaciones de trigo de Chile y de EE UU a fines de la
década de 1870, La Argentina se transformó, a partir de 1882, en exportador de ese
cereal. Según Scobie el valor de esas explotaciones creció un 218 % en la zona
cerealeras. Se introdujo en forma extensiva el cultivo del trigo en Santa Fe, bajo la
figura de las colonias. Las colonias formadas por inmigrantes se dedicaban a la
agricultura y se caracterizaban por alta presencia de propietarios. Estas formaciones
económicas convirtieron a la Argentina en exportador de cereales. Sin embargo, a
medida que avanzaba el siglo XX las condiciones de trabajo en la agricultura se
volvieron más difíciles y, debido al alto precio de la tierra, los inmigrantes se
convirtieron en arrendatario. Si bien había núcleos de todas las naciones, en este rubro
predominaban los italianos del Piamonte.
Industria:
Roca afirmó que “no hay independencia política en una nación si esta no goza de
independencia económica; esto es, la independencia comercial e industrial es esencial
para el bienestar de una nación”. La industria había comenzado a desarrollarse
tímidamente en la década de 1870 al influjo de las barreras arancelarias. La producción
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se orientó a producir bienes de consumo, alimentos, bebida, vestimenta, artículos de


ferretería. Se trataba de pequeños talleres, también había establecimientos más
importantes, como el azúcar o el vino, que tenían como principal objetivo el mercado
interno. También se destacó la actividad molinera pero su expansión estuvo limitada
cuando los países importadores reservaron la molienda a sus propios territorios y quedó
confinada al mercado interno.
La obra pública:
Se tendieron líneas telegráficas, canalización de los ríos de La Plata y Paraná,
edificación de muelles en el puerto de Buenos Aires. Construcción de Puerto Madero
que implicó la modernización del puerto de Buenos Aires. Entre 1886-1898 se
construye el puerto Madero de mayor calado para los buques a vapor.
Fomento de las líneas ferroviarias. Construcción de obras pública: ferrocarril Central
Norte que llega hasta Salta y hacia el oeste (región de Cuyo) que tenía el objetivo de
estrechar relaciones con Chile a través del ferrocarril andino. Al comenzar su mandato
el tendido férreo en la Argentina tenía una extensión de 2.318 km, concluyó en 1886
con 6142 km de líneas férreas. En materias de obras públicas impulsó obras de
ingeniería compleja como el dique San Roque, impulsado por el gobernador Miguel
Juarez Celman en Córdoba (1º en Sudamérica y 4 º en magnitud en el mundo, que
extendió los campos con regadío.

La inmigración
La inmigración se ordena por primera vez con la ley del 19 de octubre de 1876,
durante la presidencia de Avellaneda. El gobierno instala en Europa agencias de
propaganda, se hace parcialmente cargo de los gastos de transporte al subvencionar a
compañías italianas o españolas, en proporción a la cantidad de inmigrantes
transportados. Entre 1888-90 hasta adelanta los gastos del pasaje. En el puerto de
Buenos Aires se construye un inmenso edificio de tres pisos, el Hotel de Inmigrantes,
donde éstos son registrados, acogidos gratuitamente, controlados, evaluados y
orientados con pasaje de ferrocarril en mano hacia las diferentes regiones en las que se
le ofrece empleo. La emigración a la Argentina representa entre 1857-1924 un poco más
del 10 % del flujo de emigración europea del período. Son alrededor de 5.500.000
personas, de las cuales un tercio se declara agricultor. La mayoría procede de los países
mediterráneos europeos: italianos y españoles.
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La inmigración aumentó hasta alcanzar niveles nunca vistos. En 1880 llegaron


32.000 habitantes, mientras en 1886 ingresaron al país 182.000 personas. Hacia 1886 la
mitad de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires habían nacido en el extranjero.
Eran alojados transitoriamente en el Hotel de Inmigrantes con capacidad para 4.000
huéspedes.

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