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REPÚBL

UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA

FACULTAD DE CIENCIAS JURÍDICAS Y POLÍTICAS

VICERRECTORADO ACADEMICO

ESCUELA DE DERECHO

IMPORTANCIA DEL CONTRATO COMO ELEMENTO DE


COMPROMISO ENTRE LAS PARTES

ALUMNO:

PARRA JESUS

CI: 13.626.816

SECCION 1

PROFESOR: JOSÉ CLEMENTE HERNÁNDEZ


IMPORTANCIA DEL CONTRATO COMO ELEMENTO DE COMPROMISO
ENTRE LAS PARTES

Según el ARTICULO 1133 de CCV el contrato es una convención entre dos o más

personas para constituir, reglar , transmitir , modificar o extinguir entre ellos un vinculo

jurídico . Un contrato, en términos generales, es definido como un acuerdo privado, oral


o escrito, entre partes que se obligan sobre materia o cosa determinada, y a cuyo

cumplimiento pueden ser exigidas. Es un acuerdo de voluntades que genera derechos y

obligaciones para las partes. Por ello se señala que habrá contrato cuando varias partes

se ponen de acuerdo sobre una manifestación de voluntad destinada a reglar sus

derechos. Para que exista el contrato se debe establecer ciertas condiciones que son el

consentimiento de las partes, el objeto que puede ser materia de contrato y la causa

licita. Estos contratos son fuentes de obligaciones y derechos, es sabido que para

proteger nuestro patrimonio buscamos la seguridad jurídica para salvaguardad y

resguardad legalmente ante las instancias pertinentes el incumplimiento de estos

compromisos. La importancia de un contrato como elemento de compromiso entre las

partes se basa esencialmente en originar efectos jurídicos y garantizar su

cumplimiento, en la protección de derechos y obligaciones de los contratantes. Entre los

elementos a considerar al momento de entrar en un contrato están la capacidad legal y

socio-cultural de las partes, los términos, el propósito, la intención, el lugar donde se

usará el contrato y el rompimiento del mismo y sus consecuencias. Ningún contrato es

perfecto y el redactor sólo busca anticipar todos los posibles problemas que puedan

surgir de los acuerdos. Un contrato pone en papel estas situaciones e indica que las

partes ya consintieron a resolver sus diferencias de la manera indicada en el mismo.

El contrato escrito es la herramienta por excelencia para lograr este fin, Se rige por el

principio de autonomía de la voluntad, según el cual, puede contratarse sobre cualquier

materia no prohibida. Los contratos se perfeccionan por el mero consentimiento y las

obligaciones que nacen del contrato tienen fuerza de ley entre las partes contratantes.

El contrato en general tiene una connotación patrimonial y forma parte de la

categoría más amplia de los negocios jurídicos.


Es un acto jurídico bilateral destinado a originar obligaciones, produce efecto

jurídico y existe un acuerdo de voluntades entre las partes de la cual nacen obligaciones.

Aunque el contrato está destinado a producir efectos dentro del campo patrimonial, se

dice que también los puede producir en el campo moral. El contrato regula relaciones o

vínculos jurídicos de carácter patrimonial, susceptibles de ser valorados desde un punto

de vista económico.

Dentro del negocio jurídico, el contrato es el instrumento más apto y frecuente

utilizado por las personas para reglamentar sus relaciones económicas y pecuniarias.

El carácter eminentemente patrimonial de los vínculos jurídicos objeto del contrato es

quizás el signo peculiar del mismo y lo que permite distinguirlo de la convención

propiamente dicha, reservada para las relaciones jurídicas de carácter extrapatrimonial.

El contrato produce efectos obligatorios para todas las partes. Siendo el contrato el

resultado de la libre manifestación de voluntad de las partes contratantes e imperando en

el Derecho Moderno el principio consensualista, es obvio que sea de obligatorio

cumplimiento para las partes, quienes así lo han querido y consentido en limitar sus

respectivas voluntades. El contrato es fuente de obligaciones.

El contrato constituye una de las principales fuentes de obligaciones quizás la que

engendra mayor número de relaciones obligatorias. No hay duda de que es una figura

desencadenante de derechos y deberes, de comportamientos y conductas.

No es necesario que las manifestaciones de voluntad integrantes del contrato sean

idénticas, sino basta con que se conjuguen o complementen y coincidan en la

realización del efecto jurídico deseado. Así se explica cómo las partes de un contrato, no

obstante representar a menudo intereses contrapuestos puedan aunar sus voluntades en

la obtención de un efecto deseado por ambas.


Siendo una convención, no hay duda de que el contrato pertenece a los negocios

jurídicos bilaterales, caracterizados por la concurrencia de dos o más manifestaciones de

voluntad que al conjugarse producen determinados efectos para todas las partes.

Dado que el Código Civil venezolano acoge, por decirlo así, un concepto bastante

amplio del contrato, es difícil llegar a establecer diferencias tajantes con la convención.

No obstante, las diferencias señaladas en relación con el contenido eminentemente

patrimonial de las relaciones jurídicas objeto del contrato, pueden servir de criterio de

distinción.

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