Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
Sassen
La lección del confinamiento ha sido comprobar que hemos aceptado como legítimo
que recorten nuestra libertad. “De ahora en adelante ya sabemos que la emergencia
climática o la inequidad —por nombrar solo dos urgencias— podrían hacernos aceptar
medidas radicales y globales”, advierte el arquitecto. “Nos resta ponernos de acuerdo
en su urgencia para alcanzar un nivel de legitimidad en la toma de decisiones
equivalente al de esta pandemia”. (Relacionar con lo último de Agamben)
Franco Berardi
Aquello con alto valor de uso está de vuelta en el campo social. El uso, olvidado y
negado por el proceso capitalista de valorización abstracta, es ahora el rey de la
escena.
El fin de la subjetividad como motor del proceso histórico implica el fin de lo que
hemos llamado “Historia” con h mayúscula, e implica el comienzo de un proceso en el
que la teleología consciente es reemplazada por múltiples estrategias de
proliferación human.
De lo social a la política.
Latour
Existe un inmenso abismo entre el Estado capaz de decir «Te protejo de la vida y de la
muerte» -es decir, de la infección de un virus cuyo rastro es conocido solo por los
científicos y cuyos efectos son comprensibles sólo a través de la recopilación de datos
estadísticos-, y el Estado que se atrevería a decir: «Te protejo de la vida y la
muerte, porque mantengo las condiciones de habitabilidad de todos los seres vivos
de los que dependes». Piénselo: imagine que el presidente Macron viene a anunciar, en
el mismo tono de Churchill, un paquete de medidas para dejar las reservas de gas y
petróleo en el suelo, detener la comercialización de pesticidas, abolir el arado profundo
y, con suprema audacia, para prohibir el calentamiento de los fumadores en las terrazas
de los bares… Si el impuesto a la gasolina desencadena el movimiento de los chalecos
amarillos, uno se estremece al pensar en los disturbios que incendiarían el país. Y, sin
embargo, la solicitud de proteger a los franceses, por su propio bien, de la muerte
está infinitamente más justificada en el caso de la crisis ecológica que en la crisis de
salud, ya que afecta literalmente a todos, y no a unos pocos miles de personas, y no
por un período de tiempo, sino que es para siempre.
Pero hay otra razón por la cual la figura de la “guerra contra el virus” se hace
incomprensible: en la crisis de salud, puede ser cierto que los humanos en su conjunto
«luchan» contra los virus -incluso si no tienen interés en nosotros y van de la garganta a
la nariz, matándonos sin remordimientos, pero para esta guerra, el Estado Nación
está mal preparado, mal calibrado, mal diseñado, porque los frentes son múltiples y
cruzan a cada uno de nosotros. Es en este sentido que la «movilización general»
contra el virus no muestra de ninguna manera que estemos listos para la próxima
crisis.
Agamben
La vida desnuda –y el miedo a perderla– no es algo que una a las personas, sino algo
que las separa y las deja ciegas. Una sociedad que vive en un constante estado de
excepción no puede ser una sociedad libre. De hecho, vivimos en una sociedad que
ha sacrificado la libertad en favor de las llamadas razones de seguridad y se ha
condenado a vivir en un estado constante de miedo e inseguridad, Por ejemplo, la
militarización, el debilitamiento de los derechos democráticos, las tendencias
bonapartistas de los gobiernos europeos.
Esto significa que la decisión sobre el trabajo esencial y la decisión sobre las
condiciones de trabajo deben ser tomadas por los propios trabajadores. El Estado
apuntala al sistema neoliberal de salud aunque es obvio que debilita la lucha contra el
virus, y los trabajadores no tienen control sobre su propio trabajo dentro de él. Los
políticos, por ejemplo, aplauden a los trabajadores de la salud, pero su trabajo sigue
siendo racionalizado y tercerizado. Por otra parte, los trabajadores de la salud y otros
sectores esenciales deben controlar las medidas para que sean eficaces y redunden en su
propio interés y en el de la mayoría.