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1.

Haremos mención al pensamiento de FERNANDO SAINZ DE BUJANDA señalaba la presencia


de tres elementos en el derecho financiero:

1. Un primer elemento real, identificado con el propio contenido de este derecho, es decir, las
materias o disciplinas objeto de la actividad financiera del Estado como “una actividad de
medios para la consecución de sus fines” que crecen día a día;

2. Un segundo elemento, el funcional, constituido por el mecanismo o instrumento


legislativo y las propias normas legales dictadas por el poder público que de una manera
inmediata expresan -acertadamente o no - los fines perseguidos por el Estado y,

3. Un tercer elemento, el final o teleológico, que al recoger la naturaleza valorativa del


derecho, pretende desarrollar e implantar a través de los preceptos positivos, los fundamentos
y motivos de su política fiscal como podrían ser por ejemplo la distribución equitativa de la
riqueza , la subvención de la educación estatal, la asistencia social en la salud publica gratuita y
la prestación de diversos servicios que contribuyan al bienestar de la población, la
conservación de los recursos naturales y sus formas de explotación.
2. Se puede decir que el contenido del derecho financiero es;
 En primer lugar, el ordenamiento jurídico de los recursos económicos del Estado;
 En segundo lugar, las disposiciones legales que regulan la gestión financiera a través del
Presupuesto General del Estado y;
 Tercero los actos meramente administrativos que hacen posible dicha gestión en
cuanto a recaudación y gastos de lo recaudado.
3. El derecho financiero, no es otra cosa que el ordenamiento jurídico de la actividad financiera
traducido en disposiciones o preceptos legales que constituyen el derecho positivo financiero
como una rama del derecho público y, obviamente que, desde este punto de vista, el derecho
financiero goza de una autonomía científica frente a las demás disciplinas enunciadas en el
cuadro precedente.
Ante las encontradas posiciones entre autonomistas y anti autonomistas mencionadas
anteriormente, es que han emergido otras intermedias o eclécticas que se han
manifestado en dos direcciones: una, la que considera que el derecho financiero constituye
una unidad, pero sólo por razones de tipo práctico, porque desde el punto de vista científico
existen un conjunto de relaciones jurídicas heterogéneas que impiden un tratamiento
unitario; otra dirección, es la de quienes aceptan la autonomía científica de sólo algunas ramas
del derecho financiero, tales p.ej., del derecho tributario negándola a otras como a la actividad
presupuestaria o la contabilidad del Estado
En la primera dirección están GIANNINÍ y VALDES COSTA, este último se inclina por negar al
derecho financiero categoría de rama jurídica conceptualmente unitaria con autonomía
científica "...por cuanto este derecho agrupa un conjunto de normas de diversa naturaleza que
regulan hechos de muy diferentes características siendo el único elemento jurídico común a
tales normas, la presencia del Estado como sujeto activo de las relaciones financieras con los
particulares”. Vemos, por tanto, que el ilustre tratadista uruguayo reconocía en el derecho
financiero una unidad conceptual sólo en cuanto “a sus fines”, entre los cuales destacaba el de
someter al derecho toda la actividad financiera del Estado, como instrumento legal idóneo para
el cumplimiento de sus metas políticas en materia económica y social
4. El concepto de Presupuesto adoptado actualmente por el Viceministerio de Presupuesto y
Contaduría General del Ministerio de Economía y Finanzas Públicas, de acuerdo al art. 1o de la
Resolución Suprema 22558 de 1o de diciembre de 2005 es que: “El sistema de Presupuesto es
un conjunto ordenado y coherente de principios, disposiciones normativas, procesos e
instrumentos técnicos que tiene por objeto la formulación, aprobación, ejecución,
seguimiento y evaluación de los Presupuestos públicos, según programas y proyectos
definidos en el marco General de Desarrollo Económico y Social de la República.

Asimismo, tiene por objeto la generación y obtención de información confiable, útil y


oportuna sobre la ejecución presupuestaria para la evaluación del cumplimiento de la gestión
pública”.

La legislación boliviana relativa a la elaboración del Presupuesto, discusión y aprobación del


mismo, su ejecución y, finalmente su control y evaluación, están encomendadas al Ministerio
de Economía y Finanzas Públicas como Órgano Rector del Sistema de Presupuesto.
5.
 Principio de legalidad. Este principio surge de la exigencia política de fijar la regla de la
competencia del órgano del Estado, a quien corresponde en forma exclusiva la
aprobación del Presupuesto de la Nación. Con el advenimiento del Estado
Constitucional, la aceptación del principio de división de poderes implica que sólo a un
poder del Estado -al Legislativo- corresponde la facultad y el derecho de aprobar o
rechazar el Presupuesto de gastos e ingresos de la Nación propuesto por el Poder
Ejecutivo. (CPE: art. 158.1 num. 11. y art. 159 num. 6)
 PRINCIPIO DE PERIODICIDAD. La doctrina constitucionalista en su propósito de
lograr un equilibrio entre los poderes del Estado, impuso que la autorización para la
ejecución presupuestaria relativa a los gastos tuviese una duración limitada en el
tiempo, como forma de obligar al Poder Ejecutivo a presentarse anualmente al Poder
legislativo para que éste apruebe el programa financiero del gobierno (nueva CPE: art.
172.11.) pero la anualidad no siempre se refiere al año calendario, sino a un período de
doce meses. Esta imposición que limita a un año el tiempo durante el cual el gobierno
deba ejecutar el Presupuesto, previamente aprobado por el Congreso, tiene un
contenido y una finalidad evidentemente política. En algunos países, esta regla de la
periodicidad de los Presupuestos se fija por períodos bianuales o mayores,
respondiendo a criterios economicistas en consonancia con los planes de
desarrollo a largo plazo proyectados por el gobierno.
 PRINCIPIO DE UNIVERSALIDAD. Establece que todos los gastos del Estado deben
estar incluidos en el Presupuesto, lo que implica que toda actividad estatal debe tener
una asignación presupuestaria. El mismo principio impide que en los presupuestos de
las entidades públicas se realicen compensaciones entre recursos y los gastos
administrativos resultantes de su actividad; por ello es que las normas de contabilidad
presupuestaria aplicables disponen que, tanto los ingresos percibidos como los gastos,
deben consignar sus respectivos importes brutos en vez de los netos.
6. El documento considerado para aprobar el PGE fue obra del anterior gobierno que fue
elaborado por el exministro de Economía Luis Arce Catacora y su equipo, pero con el recorte en
diferentes partidas, y no como sucede habitualmente en periodos electorales.
Transgrediendo los principios de legalidad y periodicidad.

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