Академический Документы
Профессиональный Документы
Культура Документы
A (cc. 1-16) – B (cc. 17-37) – A’ (cc. 38-54) – B’ (cc. 55-69) – A (cc. 70-80)
-Sección central (cc. 81-320). Esta sección tiene un carácter más programático,
puesto que evoca el ambiente y los personajes mitológicos del Monte de Venus
(Venusberg). Se articula en base a la heterogeneidad (subsección C, en la que aparece el
sensual tema de Venus) u homogeneidad tímbrica (subsección D, en la que se presenta
un tema de carácter mucho más solemne) de la siguiente manera:
-Sección final (cc. 321-442). Utiliza los mismos materiales temáticos que la
sección inicial, pero organizados en torno a un gran crecimiento hacia el final de la obra
(al que podía considerarse como una coda), y con una textura general similar en todas las
subsecciones. Tiene la siguiente estructura interna:
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
A’’ (cc. 321-352, tímbricamente a medio camino entre A y A’) – B’’ (cc. 352-
378, más parecida a B’ que a B) – A’’’ (cc. 379-427, muy similar a A’) – Coda
(cc. 427- 442).
La obertura comienza con una masa instrumental muy reducida, con textura coral
y tratamiento camerístico durante los dieciséis primeros compases. Esta combinación de
los dos clarinetes, las dos trompas y los dos fagotes podría verse como una disposición
vertical con una paleta tímbrica diferente a la tradicional. En la anacrusa inicial se puede
observar un ejemplo de sofisticación tímbrica, puesto que solo atacan la primera nota el
primer clarinete a unísono con la primera trompa1, creando una acentuación tímbrica
sobre el tiempo fuerte. El estatismo de estas dos primeras frases tiene como resultado un
carácter solemne y calmado, así como una dosificación de los juegos texturales, que
evolucionarán progresivamente en los siguientes compases. En el compás 14 tiene lugar
un procedimiento de refuerzo dinámico, mediante la aparición espontánea de la tuba
wagneriana2 y el doblaje a octavas de los fagotes, que abre la disposición de las voces
(hasta entonces más cerrada).
1
Estos instrumentos mantienen el unísono hasta el compás 16, con la finalidad de reforzar tímbricamente
la línea melódica sobre el resto de timbres.
2
Es conveniente resaltar el hecho de que este instrumento aparece únicamente en este punto para realizar
una única nota, desapareciendo nuevamente hasta el compás 32, lo cual produce una mayor acentuación
tímbrica.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
A partir del tercer tiempo, con el inicio de un nuevo material temático3, del compás
16 comienza un procedimiento de crecimiento textural y tímbrico por adición, que
culmina en el compás 38, con la aparición del elemento temático de los peregrinos en los
3 trombones, apoyados por la tuba. Este procedimiento de adición se desarrolla sobre el
tema relacionado con el perdón, cuya fragmentación en motivos breves (tanto en la
melodía como en el acompañamiento cromático) permite que el proceso sea lento y
progresivo. Para poner de relieve el tema sobre la masa instrumental con función
armónica, Wagner utiliza el registro medio-agudo de los violonchelos, que además
realizan una progresión ascendente por terceras que les permite alcanzar un registro cada
vez más agudo en cada nueva adición tímbrica. En el compás 24, los violonchelos
terminan la primera frase, momento en el que los violines (primeros y segundos a unísono,
para destacar sobre el resto de instrumentos) toman el relevo de la línea melódica hasta
el compás 32, continuando con la estructura de frases simétricas. En estos 16 compases
es posible apreciar también el concepto de melodía infinita, cuya tensión armónica y
direccional se ayuda de diversos procedimientos tímbricos para llegar a un culmen.
3
Este nuevo material temático está fragmentado en pequeños motivos cromáticamente descendentes. Esta
fragmentación de la melodía en motivos más breves demuestra la nueva relación instrumental con la
gestualidad dramática de la voz.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
Con la reaparición del tema inicial, comienza una estabilidad tímbrica que llega
hasta el compás 53, poniendo de manifiesto la maestría de Richard Wagner para la
dosificación de juegos texturales. A lo largo de estos compases, Wagner utiliza diversos
procedimientos sin romper en ningún momento la homogeneidad tímbrica casi absoluta,
con los trombones y la tuba a cargo de la línea melódica (y su contrapunto, en el caso de
la tuba), y al resto de la orquesta creando una texturización homogénea del timbre en el
acompañamiento.
4
Destaca esta función de refuerzo dinámico en los últimos compases de este fragmento (50-53) en los que
conduce hacia el punto culminante de la frase de los metales a través de un crescendo desde el piano,
generando una acentuación tímbrica en la caída al compás 51, para después desaparecer y reaparecer en el
compás 53, con un diminuendo desde el forte que ayuda a disolver la tensión generada desde el compás
38.
5
Este efecto de apoyatura ágil y ligera es un nuevo ejemplo de sofisticación tímbrica y tratamiento
idiomático.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
Además, esta nueva enunciación del tema del perdón mantiene de forma
intermitente el motivo conformado por apoyaturas descendentes realizado por los violines
I y II en los compases anteriores (realizado ahora solo por los violines I), junto a la
cadencia pulsativa de los tresillos, que aparece primero en la trompa y ocasionalmente en
el fagot y la tuba wagneriana. La alternancia que provoca la aparición y desaparición de
esta gestualidad tiene como resultado un énfasis sobre los compases pares, en los que se
desarrolla el descenso del motivo relacionado con el perdón, cuyo estatismo se evidencia
aún más. En este juego, aparentemente de «pregunta sin respuesta», puede intuirse que la
línea de los violines podría ser el desarrollo por disminución del motivo del perdón, lo
que se origina un efecto de respuesta alterada. También podría deducirse que Wagner
mantiene esta gestualidad con la función de acentuación tímbrica, creando una mayor
incertidumbre al enfatizar tanto el movimiento como la inmovilidad de forma dramática.
La mencionada gestualidad también colabora con el procedimiento de decrecimiento
dinámico general, puesto que este se genera a través de la sustracción de timbres del
agudo al grave, de manera que, en cada aparición de este gesto, el motivo se transporta
un intervalo descendente, pasando de los violines I a los violines II, y más tarde a las
violas.
Con el inicio del Allegro desplaza el registro utilizado hacia los instrumentos más
agudos. Cabe mencionar que esta sección central está relacionada con el Venusberg
(monte de Venus), por lo que se evocan diversas atmósferas y personajes mitológicos a
través de una mayor heterogeneidad tímbrica, con gestualidades, efectos idiomáticos y
otros procedimientos texturales, instrumentales y dinámicos.
6
Este procedimiento de yuxtaposición, resultado de cortar la segunda frase del tema de los peregrinos, se
ve atenuado por el prolongado decrecimiento tímbrico y dinámico de los compases anteriores.
7
La variación por aumentación que llevan a cabo los violines de la célula anterior refuerza el Poco
ritenuto.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
fp en el resto de instrumentos (salvo el timbal, que entra en pp, siendo un nuevo ejemplo
de potenciación dinámica).
En los dos compases siguientes (96 y 97) se genera un panel tímbrico a través de
la superposición de tres bloques texturales que incluyen exclusivamente las notas
correspondientes a cada armonía. La ausencia de una línea melódica predominante
refuerza la intención tímbrica y armónica de estos compases. Además, existe un
procedimiento de potenciación dinámica entre el piano de los dos bloques integrados por
vientos y el pianissimo del bloque de violines y violas. Es necesario resaltar que uno de
los bloques, el más rítmico, está conformado por una disposición vertical clásica, con
flautas, oboes y clarinetes a distancia de tercera.
Llegados al compás 104, se inicia una nueva alternancia textural, esta vez con un
ritmo de oscilación más acelerado, puesto que los cambios se producen de compás en
compás. En esta alternancia se yuxtaponen un nuevo efecto de quasi trino en los violines,
similar al trémolo, cuyo inicio y final están marcados por un acorde acentuado en los
vientos (cc. 104 y 106), con una textura más homogénea, de carácter rítmico y liderada
por la línea melódica del piccolo, doblado por los violines en trémolo (cc. 105 y 107).
Además de la alternancia textural, se produce también una alternancia tímbrica casi
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
imperceptible entre la tuba wagneriana (cc. 104 y 105) y la trompa (cc. 106 y 107) con la
intención de evitar un resultado tímbrico global idéntico en ambas repeticiones.8
Los compases del 108 al 111 sirven de nexo con el juego de pregunta-respuesta
iniciado en el compás 112. Los dos primeros compases de este nexo son una repetición
casi idéntica de los compases 106 y 104, mientras que, en los dos compases siguientes, el
trino de los violines (sin ningún acompañamiento y todavía duplicándose a la octava), se
desvanece en un diminuendo.
8
Cobra una vital importancia en estos compases el registro de los violines I, cuya tesitura, realmente
aguda, refuerza el efecto tímbrico de fragilidad e inestabilidad del trémolo. Este efecto es soportado por la
tesitura más cómoda de los violines II, que doblan a los violines I una octava por debajo.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
ligado y el acento del final del motivo) y un crescendo que parte desde la misma dinámica
que el clarinete segundo.
En el compás 120, la primera mitad del motivo presentado por el clarinete y las
violas, que es el motivo con el que se iniciaba la sección central en el Allegro del compás
81, es reiterado tres veces por las violas, ahora dobladas por los dos fagotes,
transportándolo una segunda descendente en cada reiteración. Aquí se observa otro
ejemplo de sofisticación tímbrica, puesto que el fagot II desaparece en el compás 121
para volver a aparecer en la última repetición del motivo, con función de refuerzo
dinámico. La sustracción del fagot segundo incrementa la intención del diminuendo
escrito en la partitura, y su adición en el siguiente compás acentúa el crescendo del
compás 122. La última repetición del mencionado motivo, a pesar de iniciarse en un
intervalo de tercera descendente con respecto al compás 120, sufre una alteración en los
últimos dos tiempos que le permite alcanzar un registro más agudo del que le
correspondería, dando lugar a un timbre más incisivo en los fagotes y las violas. Este
timbre de los fagotes permite que el paso de la línea melódica de estos a los oboes (compás
123) se produzca de forma menos brusca. En el compás 123, las cuatro repeticiones de la
célula acentuada de oboes y violas genera un crecimiento de la tensión por reiteración
(procedimiento que ya podía observarse en la tradición beethoveniana).
Este crescendo culmina en el fp del compás 124. En este punto vuelven a aparecer
los instrumentos graves en su tesitura correspondiente, cerrando así más de cuarenta
compases en los que la masa instrumental se aglomeraba exclusivamente en el registro
medio y agudo. El cambio tímbrico y textural generado por la reaparición de los bajos
viene acompañado de una nota pedal de dominante en los contrabajos, que se mantiene
hasta el compás 134. Sobre esta nota pedal, los violonchelos comienzan una sucesión de
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
En el bloque armónico, las trompas, tubas wagnerianas, fagotes y violas son los
encargados de sustentar este crecimiento mediante notas largas (en legato en los vientos
y en trémolo en las violas) que clarifican la armonía, difuminada por las líneas cromáticas
ascendentes y descendentes de los violonchelos y los violines, respectivamente. Para
reforzar el aumento de la tensión, y la sensación de agitación generalizada, Wagner
incluye una indicación de Un poco accelerando en el compás 132, momento en el que
comienza el crescendo más prolongado, que culmina con un acorde de novena de
dominante sobre fa sostenido. Este punto culminante está precedido de una sorpresa
armónica que incrementa aún más la tensión, la resolución de la pedal de dominante en
la tonalidad de Mi Mayor en la sexta aumentada alemana de la misma tonalidad, es decir,
el proceso contrario a la conducción armónica habitual, puesto que es el acorde de
dominante el que resuelve sobre su propia sexta aumentada, y no al revés. Este momento
de confusión armónica se ve acompañado del refuerzo dinámico resultante de la adición
de la tuba y los clarinetes. Sobre esta armonía, los violines comienzan a reiterar la cabeza
del motivo anteriormente presentado, en una progresión melódica ascendente que pasa
del acorde de sexta aumentada alemana (con bajo en do natural) a un acorde de do
sostenido menor con sexta añadida. Este do sostenido, con función de segundo grado,
conduce a la mencionada dominante sobre fa sostenido, alcanzando en este punto el
primer tutti completo de la obertura (puesto que en el tutti de la sección inicial no aparecía
el piccolo). Este acorde en tutti abarca dos compases de duración, con notas largas en los
vientos, trémolo en las cuerdas y redoble en el timbal, para culminar en el ff del compás
139. El crecimiento en los dos compases precedentes al ff es un crescendo dinámico,
reforzado por el procedimiento de potenciación dinámica en el timbal, que, a diferencia
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
de toda la orquesta (con dinámica forte) inician este crescendo en piano, impulsando a
toda la masa orquestal hacia el punto culminante.
La homogeneidad textural de estas dos frases (cc. 142-157) solo es matizada por
pequeños procedimientos tímbricos, como es el caso del procedimiento de refuerzo
dinámico obtenido mediante la diferenciación de atriles en oboes y clarinetes en el
compás 147 o del procedimiento de acentuación tímbrica generado por la adición del
timbal y las trompetas en la caída al compás 150.
Tras esta presentación de un nuevo tema, se inicia en el compás 157 una textura
con dos bloques diferenciados. Por un lado, una combinación en forma de disposición
vertical tradicional en las maderas, en la que flauta primera, los oboes y los clarinetes
doblan la melodía de los violines primeros, mientras los dos fagotes doblan la línea del
bajo, realizada por los violonchelos. Las trompas y tubas wagnerianas, parte también de
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
este bloque, siguen otra línea con función de relleno armónico. Por otro lado, los violines
II y violas (a unísono) generan un colchón armónico a través de veloces arpegios a modo
de gestualidades idiomáticas, que se mantienen hasta el compás 165. Es importante
destacar el papel de refuerzo dinámico del pizzicato de los contrabajos, que acentúan
tímbricamente los cambios armónicos más significativos.
A continuación, entre los compases 184 y 190 tiene lugar un proceso muy similar
al de los compases 88-94, con menor densidad instrumental (en esta ocasión se aprecia
una disposición vertical de los oboes, los clarinetes y los fagotes doblados a terceras,
sextas y octavas) y con un final diferente. En el compás 190, a diferencia de la
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
yuxtaposición que tiene lugar en el compás 94 desde las maderas y las trompas hacia los
violines I y II, esta yuxtaposición tímbrica se da entre las maderas (sin trompas) y la mitad
de los violines I, sustentados por el trémolo de las violas en registro grave y las notas
largas del clarinete y la trompa I y los fagotes. En esta yuxtaposición también desaparece
el nexo de las violas, que en lugar de acompañar a los vientos en los compases 188 y 189
(como hacían en los compases 92-93), se mantienen en silencio hasta la entrada de los
violines I, con la intención de que el efecto del divisi de los violines sea aún más
sorpresivo.
Entre el compás 219 y el compás 220 se produce una nueva yuxtaposición, esta
vez tanto tímbrica como textural. El panel tímbrico anterior se ve sustituido por una
textura similar a la que se iniciaba en el compás 12410, en la que la línea antes realizada
por los violines I y II pasa ahora a las violas, mientras los violines se mantienen en
9
La flauta I aparece también en el compás 213. Sin embargo, una vez llevada a cabo su función de
acentuación tímbrica de la entrada de la flauta II, desaparece nuevamente.
10
Letra B de ensayo.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
En este caso, la nota pedal llega tan solo hasta el compás 229, puesto que en los
siguientes compases se produce un ascenso cromático en el bajo paralelo al ascenso (más
diatónico) del motivo de las violas y violines. Esta alteración armónica con respecto al
procedimiento de los compases 135 y 136 provoca un mayor incremento de la tensión, de
forma que cuando se alcanza el acorde de dominante (esta vez sobre si) con el que finaliza
el ascenso en el compás 238, este parece tener una mayor importancia que el del compás
137. No obstante, Wagner no incluye la indicación fortissimo en esta segunda resolución,
y no realiza un filtrado de todos los vientos tras los dos primeros compases de acorde,
sino que simplemente sustrae los instrumentos de registro grave, desapareciendo así la
soldadura de la cuerda presente en los compases 140 y 141.
Si comparamos las dos frases que van de los compases 242 a 257 con sus análogas
de los compases 142-157, puede apreciarse una mayor densidad, generada a través de
varios procedimientos. En primer lugar, la flauta II no se limita a duplicar a la flauta I,
sino que en ocasiones refuerza la armonía y el acompañamiento rítmico de los demás
vientos. Por otra parte, la adición de la tuba duplicando la línea de los contrabajos produce
un refuerzo dinámico sobre esta línea, creando un mayor apoyo armónico y textural y
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
permitiendo además que el fagot II pueda dejar de duplicar a los bajos para adherirse al
bloque de relleno armónico. Por último, es remarcable la transformación del arpegio
alternado entre violonchelos y violas en una línea contrapuntística de semicorcheas
duplicada al unísono por ambos grupos instrumentales. Esta línea genera un mayor
dinamismo que el arpegio del pasaje análogo, dando lugar a una mayor densidad sonora.
Además, es necesario destacar que la dinámica general de estas dos frases es fortissimo,
no forte, como ocurría en la primera aparición de la misma.
Este tutti, sin embargo, sólo llega a estar totalmente completo durante la primera
corchea del compás 279, puesto que la alternancia entre la tuba y las trompetas y las
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
Estos dos compases (293 y 294) son repetidos de forma idéntica en los compases
295 y 296, iniciándose en este último la nota pedal sobre la que se construye el tutti
tímbrico del compás 301. En los compases previos a este clímax se produce una
sustracción de los instrumentos de percusión, la flauta y el piccolo (y más tarde la
trompeta). Este procedimiento de sustracción tiene como intención reforzar el efecto
sorpresivo del acorde en tutti del compás 301. La pedal de dominante es alterada solo en
el compás previo a la llegada de este acorde, para presentar la sexta aumentada alemana
que no había sido resuelta de forma natural en los compases 135-136. A excepción de
este compás, la nota si se extiende de forma ininterrumpida en el bajo desde el compás
296 hasta el compás 320.
Una vez alcanzado el punto climático, con todos los instrumentos de la plantilla
orquestal sonando, comienza un procedimiento de decrecimiento tímbrico a través de una
sustracción muy gradual (y en ocasiones irregular, como se apreciará más adelante) que
termina con la resolución de la pedal, en el compás 321. En el compás 309 tiene lugar un
regreso de la gestualidad introducida por los violines en el compás 38. Este aumento
repentino del ritmo de superficie es reforzado por un procedimiento de acentuación
tímbrica, generado a partir de la adición espontánea de la trompeta y el cambio de registro
(con un salto de una 11ª) de las tubas wagnerianas. De esta manera, se interrumpe en este
compás el decrecimiento dinámico natural que estaba produciéndose por la sustracción
tímbrica de los vientos y la percusión, para dar paso a un crecimiento hacia el compás
313. Este crecimiento se obtiene a través de diversos medios: en primer lugar, la
interrupción en el procedimiento de sustracción durante cuatro compases; en segundo
lugar, la aceleración del ritmo armónico con la gestualidad de los violines (reforzada por
el trémolo de las violas) y el aumento de registro de la mencionada gestualidad compás a
compás; en tercer lugar, la tensión generada por el acorde de séptima disminuida que se
mantiene a lo largo de estos cuatro compases11 (y se prolonga en el posterior
11
El acorde de séptima disminuida que se mantiene durante estos compases se construye sobre la
dominante de la dominante, es decir, sobre la dominante de la nota pedal, generando constantes
disonancias que refuerzan el incremento de la tensión.
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
En este punto hay que remarcar el uso que hace Wagner de la potenciación
tímbrica: dado que todos los grupos instrumentales de viento que constan de más de un
intérprete están en divisi salvo las tubas wagnerianas (que atacan la misma nota), el
compositor añade un forte para estos instrumentos, a diferencia del fortissimo indicado
para el resto de grupos. Los trombones también tienen la indicación de forte, pero la
justificación es otra: las notas que atacan los trombones tiene una función de acentuación
tímbrica, puesto que solo se prolongan una negra, y de añadir la indicación fortissimo,
podría generarse un efecto demasiado brusco de sustracción tímbrica.
A partir del compás 313, y hasta la resolución de la nota pedal sobre la dominante,
se produce un decrecimiento dinámico continuo, con la pertinente sustracción tímbrica
progresiva. En este proceso se puede observar un ejemplo de sofisticación tímbrica,
puesto que las notas del oboe primero, el clarinete primero y la trompeta segunda se
extinguen antes que las de sus respectivos compañeros de atril (compás 314), al igual que
ocurre con las tubas wagnerianas dos compases después. Este procedimiento tiene como
resultado una sustracción más suave y progresiva, en la que se aprecian menos las
desapariciones de los diferentes timbres.
De esta manera, llegado el compás 319, solo quedan las cuerdas (sin el contrabajo,
que es sustraído junto a la segunda tuba wagneriana tras la primera negra) y el timbal, que
regresa en este compás con un redoble en pianissimo (otro ejemplo de potenciación
dinámica) para anunciar el regreso del tema de los peregrinos en el compás 320. Este
tema se presenta de forma casi idéntica al inicio, con el coral de clarinetes, trompas y
fagotes adaptado al compás binario, pero esta vez está superpuesto a la textura generada
por la gestualidad de los violines y los pizzicatos de violas, violonchelos y contrabajos,
que aparecen en el compás 321 para reforzar los cambios armónicos. La única diferencia
tímbricamente notable presente en esta recapitulación del tema inicial se encuentra en la
anacrusa a la segunda frase (compás 328), en la que los fagotes desaparecen
momentáneamente para reincorporarse en el compás siguiente, creando un refuerzo
dinámico de esta anacrusa y su resolución. El mismo procedimiento se emplea con esta
finalidad en los compases 336 y 340 (en este último sólo se sustrae el clarinete II).
Instrumentación II Rodrigo López Rueda
En los siguientes compases reaparece el tema relacionado con el perdón (de forma
análoga con la sección inicial) en violonchelos y violas al unísono, salvo en la primera
anacrusa, debido a que la primera nota queda por debajo del registro de las violas. Esta
duplicación con respecto a la presentación es necesaria, puesto que la línea añadida de los
violines supone una masa sonora considerable. A diferencia de lo que ocurre en la sección
inicial, a lo largo de los compases que abarca este tema no se produce ningún crecimiento,
sino que el estatismo tímbrico se mantiene constante hasta el compás 369. Otra diferencia
con respecto a la sección inicial es que esta línea melódica no está acompañada de una
armonía que desciende cromáticamente, sino de acordes prolongados en los vientos (en
esta ocasión trompas en lugar de oboes, junto a clarinetes y fagotes) y del pizzicato de los
contrabajos.
Una vez finalizada esta recapitulación del segundo tema, se inicia en la anacrusa
al compás 369 un procedimiento de crecimiento dinámico por adición, anticipado por el
cambio de pizzicato a arco de los contrabajos en el compás 365. Este crecimiento,
acompañado de un accelerando, llega hasta el Assai stretto (compás 379), cuando aparece
un nuevo tutti tímbrico (este sin la adición de instrumentos de percusión diferentes al
timbal). Además, el inicio de este crecimiento coincide con la desaparición de una línea
melódica similar a las anteriores, por lo que se genera una texturización del timbre que
da lugar a un panel tímbrico. Este panel se hace aún más evidente durante los compases
siguientes al culmen del crecimiento dinámico, puesto que desaparece todo movimiento
ajeno al agitado motivo de los violines (ahora aún más veloz, lo que refuerza su carácter
tímbrico), y regresa de manera triunfal el tema de los peregrinos en las trompetas y los
trombones, mientras el resto de instrumentos de viento realizan notas largas que sólo
cambian con la armonía.
Conclusiones.
En esta obertura podemos apreciar una dosificación de los juegos texturales que
está íntimamente relacionada con la planificación tímbrica de la tensión. Si analizamos
los puntos culminantes, traducidos en tutti tímbricos, que aparecen en la obertura, es
remarcable apreciar la dosificación tímbrica que realiza Wagner, reservando el tutti
completo para el clímax de la obertura, situado en el compás 301. Esto desvela una clara
planificación tímbrica y textural que articula la estructura de tensión y distensión de toda
la obertura.