ÉTICA
conceptos: la ética forja el carácter para orientar la energía
Enrique Campomanes
Experto en talento ético
Ética, moral y legalidad
El objetivo de este artículo es diferenciar los concep-
tos de ética, moral y legalidad, ya que muchas veces
interfieren entre si y es difícil distinguir el territorio
donde se mueve cada uno y por lo tanto sus fines y
sus objetivos.
Cuando hablamos de generar confianza enfatizamos en
que es necesario desarrollar comportamientos éticos y
por ello es fundamental aislar, en lo posible, sus caracte-
rísticas para evitar otros comportamientos que pueden
tener un componente más moral o más legal. Hay que
tener en cuenta que los tres conceptos beben de las
mismas fuentes y que su diferencia, muchas veces sutil,
obliga a distinguirlo mejor por lo que no es, que por lo
que es propiamente exclusivo.
Según señala Ramón Mullerat el escenario de la legalidad
tiene un espacio más definido ya que “Las características
de esta rationis ordinatio son la generalidad, la permanencia,
la promulgación formal y, sobre todo, la imperatividad,
características que la distinguen de la moral y la ética
[…] El derecho constituye el mínimo nivel aceptable de
conducta y convivencia”.
En cuanto a la diferencia entre moral y ética cuenta
Gustavo Bueno que la confusión sobre su equivalencia
procede de Cicerón al traducir la ética de los griegos
por la moral de los romanos, confusión que sigue hoy día,
cuando realmente los griegos se referían al carácter y los
romanos a las costumbres.Aunque la línea divisoria entre
ellas es muy delgada, podemos distinguirlas si definimos la
moral como “costumbre social” y ética como “fortaleza
del carácter”. Es decir, las normas y obligaciones relativas
a las formas de establecer las relaciones sociales serán
parte de la Moral y aquellas que se refieren al desarrollo
personal serán parte de la Ética. De esta forma se pueden
diferenciar las normas éticas, que están orientadas a la
preservación y fortalecimiento de la vida individual, de las
normas morales, que están orientadas a la preservación
y fortalecimiento de la vida del grupo social.
Podemos establecer una interconexión de estos tres
y la fortaleza hacia fines que nos ayudan a tener una vida
mejor, la moral nos señala que medidas debemos tomar
para optimizar las relaciones sociales con los demás y
finalmente la Legalidad nos obliga a cumplir, de forma
imperativa, los requisitos mínimos de convivencia.
La legalidad es la frontera punible marcada por la au-
toridad y que se explicita en nuestras leyes, decretos y
normas legales. De esta forma la Legalidad establece el
nivel mínimo de obligaciones y constituye el programa
mínimo de convivencia.
La moral nos señala como debemos comportarnos con
los demás, con los distintos roles que manifestamos (padre,
ciudadano, profesional, director, amigo…), para conseguir
una sociedad más avanzada, mas honesta y donde todos
tengamos cabida. Es el conjunto de costumbres y modas
que definen los comportamientos aceptables en nues-
tra sociedad, en nuestro grupo o en el núcleo familiar.
Contiene una frontera más difusa, más movible y menos
coercitiva que la legalidad. Debe ser un referente “obliga-
torio” para todas aquellas personas que tienen puestos
de responsabilidad pública o privada y que tienen que
ser ejemplo de conducta y comportamiento. Cumplir las
normas y obligaciones morales, por encima de las nor-
mas jurídicas, debería ser un compromiso formal de las
personas que generan las agendas sociales y políticas con
sus comportamientos y decisiones. Establece el nivel de
referencia de las personas públicas (políticos, empresarios,
sindicatos, intelectuales, artistas, deportistas,…) ya que
configuran el ejemplo social.
Finalmente la ética nos define como personas, nos
condiciona el comportamiento y es nuestro reflejo
en la sociedad, aunque en muchas ocasiones disfraza-
mos, algunos de nuestros roles, con una máscara que
intenta disimular nuestras limitaciones, nuestras con-
tradicciones o nuestras debilidades. ¿Por qué la ética
es algo personal que nos genera sentimientos que nos
orientan si vamos por el buen camino, si disponemos
de objetivos claros y enriquecedores y si, en defini-
tiva, nos ayudan a vivir bien? Por eso la ética se basa
en valores, no en normas ni obligaciones, en fuerzas
mentales que constituyen el músculo de la decisión
y la fortaleza de un carácter que aprende a transitar
por el buen camino. Porque en el fondo, la legalidad y
la moral solo se aprenden a base de fuerza ética que
te ayuda a interiorizar no la letra de las normas, sino
la música de la acción.¢
Nº 281 Noviembre 2013 13