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Unidad III. Actividad N 1.

Análisis Situacional del Semiárido, a través


de una Matriz FODA.

A continuación se presenta un documento acerca de la situación de la


región del Semiárido, para aplicar la Matriz FODA y generar las estrategias
para la preservación y conservación de la misma. Para ello deberá
presentarla como el siguiente cuadro.
LA REGIÓN DEL SEMIÁRIDO.

El semiárido larense ocupa el 45 % del territorio de esta entidad federal y está ubicado
fundamentalmente en la Depresión Barquisimeto- Carora a unos 400 y 700 metros sobre el nivel
del mar, se caracteriza por ser un ecosistema frágil con escasas precipitaciones (650 mm.anuales)
y altas evaporaciones altas (entre 1.600 y 1.800 mm.anuales), altas temperaturas (fluctúan entre
19 y 29 ºC), los suelos areno-pedregosos y vegetación xerófita.

En este bolsón xerófilo se ha propiciado el uso forrajero de especies nativas, se ha creado una
economía campesina de forma específica basada en la captación de mano de obra familiar, unidad
doméstica productiva, todo ello bajo la forma de una racionalidad ecológica de la producción
campesina que refleja una particular relación naturaleza/cultura. La ganadería caprina, como
fuente principal de ingresos, se ha organizado tradicionalmente como empresa familiar. La familia
de criadores es la estructura organizativa y productiva básica de la comunidad. La forma
adaptativa de la comunidad es el “acoplamiento natural”, es decir el aprovechamiento de los
recursos naturales por temporadas: largos veranos y temporadas breves de lluvias en abril/ mayo
y octubre. La riqueza florística y animal de las zonas áridas venezolanas evidencia sobre la riqueza
biológica y paisajista, corroborando a existencia de una amplia biodiversidad local y regional.

Hacia el norte del estado Lara existen dos especies que no llegan al sur, como son: Phyllostylon
brasiliensis y Tabebuia billbergii, las cuales coexisten junto con No. 39, enero-diciembre 2015 93
Listado florístico preliminar de la sierra... 91-106 abundantes ejemplares de Sida aggregata y
Mimosa caudera. En el municipio Urdaneta del estado Lara son muy escasos los trabajos
florísticos, Vásquez & Pérez (1994) observaron hacia la zona de Carita en la sierra de Baragua, la
vegetación pionera la constituía el matorral propiamente dicho, la mayoría de las especies
encontradas fueron Caesalpinia coriaria, Acacia tortuosa, Cercidium praecox, Mimosa caudero, así
como, Opuntia caribaea, Sida aggregata y Stenocereus repandus, predominando las leguminosas.
Para la zona de los Algodones señalan las Bignoniaceae (Tabebuia billbergii), Cactaceae (Opuntia
caribaea), Mimosaceae (Calliandra affinis) y Verbenaceae (Lippia origanoides). Para el área del
Saladillo reportaron Cactaceae (Stenocereus repandus), Caesalpiniaceae (Cercidium praecox),
Mimosaceae (Prosopis juliflora), Teophrastaceae (Jacquinia aciculata) y Zigophyllaceae (Bulnesia
arborea). En otras localidades del municipio Urdaneta, como Buría, predominaron las Cactaceae
(Stenocereus repandus), Euphorbiaceae (Croton flavens), Malvaceae (Sida agegata),
Caesalpiniaceae (Senna sp.). En la localidad de Copaya estaban presentes las Mimosaceae
(Prosopis juliflora), Caesalpiniaceae (Caesalpinia coriaria), Zigophyllaceae (Bulnesia arborea),
Cactaceae (Opuntia caribaea), Malvaceae (Sida agegata) y Euphorbiaceae (Croton agrophylloide)
(Vásquez & Mendez)

La vegetación predominante en esta región está constituida por espinares y cardonales xerofíticos
y bosques secos, la cual ha sido intervenida fuertemente por deforestaciones para uso
agropecuario y por pastoreo extensivo de ganado caprino (Schargel 2011). La explotación
desmedida de los recursos forestales ha generado la amenaza de extinción de elementos de la
La Sierra de Falcón, aunque con menor actividad agrícola, también es una zona susceptible a la
erosión, debido a la presencia de lluvias intensas y las altas pendientes.

La erosión es uno de los principales problemas de degradación de suelo en el semiárido, las zonas
tropicales, el cual es potenciado por la agresividad climática (Rey et al., 2012), la disminución de la
cobertura vegetal (Nieto et al., 2012) y por la sustitución de cultivos perennes por hortalizas y
cereales en zonas de ladera, potenciados por la deforestación y siembra de cultivos de en
pendientes pronunciadas. La Sierra de Falcón, aunque con menor actividad agrícola, también es
una zona susceptible a la erosión, debido a la presencia de lluvias intensas y las altas pendientes.
Tradicionalmente la zona se ha caracterizado por el cultivo del café y otros cultivos de plantación
como las cítricas, las cuales han mantenido la calidad del suelo (Mogollón y Tremont, 2002). El uso
de estos cultivos, especialmente asociados con leguminosas como el guamo, conlleva a un
incremento del contenido de materia orgánica y nutrientes en el suelo (Mogollón et al., 1997). A
pesar de los beneficios observados sobre la calidad del suelo.

Dada la problemática planteada en las regiones del semiárido, es necesario promover estrategias
de manejo de suelo, para minimizar las pérdidas por erosión hídrica. En este sentido, se deben
proponer prácticas agroecológicas orientadas a incrementar la cobertura vegetal y proteger el
suelo frente al impacto de la gota de lluvia. Los sistemas asociados de café con árboles autóctonos
y cultivos perennes constituyen una alternativa válida (Farfán et al., 2010), debido que el
sotobosque y el dosel de la plantación disminuyen el impacto de la gota de lluvia y aportan
materia orgánica al suelo, lo que conlleva al mantenimiento de la estructura del suelo y al
incremento de la fertilidad del mismo. Entre las prácticas agroecológicas, están los sistemas
agroforestales, los cuales en el caso particular del café son definidos por Farfán (2012) como una
serie de prácticas efectuadas para asociar especies arbóreas con este cultivo, posibilitando de esta
manera la conservación del suelo, el agua y la proyección en aumento de la producción.

Algunos beneficios para el agroecosistema al considerar las prácticas agroecológicas y el sistema


silvopastoril están: incremento del contenido de materia orgánica, ciclaje de nutrientes, reducción
de malezas y mejoramiento de las condiciones físicas del suelo que favorece la infiltración y
absorción del agua en el suelo, disminuyendo la escorrentía y la erosión en suelos de laderas.

Así mismo, es innegable el papel que representan las comunidades conjuntamente con las
políticas agrícolas de las Instituciones del Estado, encargadas de velar por la conservación de estas
zonas protegidas o en peligro de desertificación, donde el componente educación juega un rol
decisivo para la preservación de esos nichos ecológicos y por ende de la biodiversidad .

En la actualidad, se está desarrollando un basamento legal para la conservación preservación del


Semiárido, sólo queda aplicarlo, sobre todo en esas zonas que ya están en pleno proceso de
desertificación a causa de la tala y la quema de especies vegetales causantes de pérdida de nichos
ecológicos.

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