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VERANO
FEDERAL 2019
INFANCIA Y ADOLESCENCIA
MISIONERA.
ENCUENTRO N°1
MOTIVACIÓN:
DESARROLLO:
REFLEXIÓN PERSONAL:
¿Qué sucedió en el relato?, ¿Qué habrá sentido María al escuchar de la voz del
ángel, que iba a ser mamá?, ¿Si recibiera una invitación inesperada . ¿Cómo me
sentiría yo?.
ACTIVIDAD:
Nos separamos en grupos y compartimos las siguientes citas del Christus Vivit.
43. En el corazón de la Iglesia resplandece María. Ella es el gran modelo para una
Iglesia joven, que quiere seguir a Cristo con frescura y docilidad. Cuando era muy
joven, recibió el anuncio del ángel y no se privó de hacer preguntas (cf. Lc 1,34). Pero
tenía un alma disponible y dijo: «Aquí está la servidora del Señor» (Lc 1,38).
44. «Siempre llama la atención la fuerza del “sí” de María joven. La fuerza de ese
“hágase” que le dijo al ángel. Fue una cosa distinta a una aceptación pasiva o
resignada. Fue algo distinto a un “sí” como diciendo: bueno, vamos a probar a ver qué
pasa. María no conocía esa expresión: vamos a ver qué pasa. Era decidida, supo de
qué se trataba y dijo “sí”, sin vueltas. Fue algo más, fue algo distinto. Fue el “sí” de
quien quiere comprometerse y el que quiere arriesgar, de quien quiere apostarlo todo,
sin más seguridad que la certeza de saber que era portadora de una promesa. Y yo
pregunto a cada uno de ustedes. ¿Se sienten portadores de una promesa? ¿Qué
promesa tengo en el corazón para llevar adelante? María tendría, sin dudas, una
misión difícil, pero las dificultades no eran una razón para decir “no”. Seguro que
tendría complicaciones, pero no serían las mismas complicaciones que se producen
cuando la cobardía nos paraliza por no tener todo claro o asegurado de antemano.
¡María no compró un seguro de vida! ¡María se la jugó y por eso es fuerte, por eso es
una influencer, es la influencer de Dios! El “sí” y las ganas de servir fueron más fuertes
que las dudas y las dificultades».
45. Fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la
gran custodia de la esperanza […]. De ella aprendemos a decir “sí” en la testaruda
paciencia y creatividad de aquellos que no se achican y vuelven a comenzar»[19].
PREGUNTAS:
2) ¿Cómo María, frente a qué situaciones que nos encontramos durante la misión
debemos decir HÁGASE? En algunas ocasiones son momentos, que nos
cuestan atravesar, pero sabemos que no estamos solos, ELLA camina a
nuestro lado. Su sí nos mueve, moviliza, interpela.
AMBIENTACIÓN:
Sobre una mesa, armar un altar, La Palabra, colocar una imagen de la Virgen María,
velas, jarra transparente llena de agua y algunos vasos de vidrio, palabras escritas en
señales recogidas por el camino (confianza, audacia evangélica, presencia, vínculo,
prontitud)
MOTIVACIÓN:
DESARROLLO
Realizar dinámica del Camino. Al llegar colocamos en el altar las palabras antes
mencionadas, de modo que queden visibles. Rezamos juntos la oración
ORACIÓN INICIAL:
Prontitud: Dice el pasaje evangélico que María después de recibir el anuncio, sale sin
demora…
ACTIVIDAD:
Responder:
Mirando mi propia vida, con sinceridad, y poniendo los ojos en Ella, María modelo de
misionera ( sus virtudes y acciones: confianza, audacia evangélica, presencia, vínculo,
prontitud) que actitudes puedo reconocer en mi que no están en consonancia o en
sintonía con Ella?
MOMENTO 2:
TRABAJO GRUPAL
ORACIÓN FINAL:
ILUMINACIÓN: JN 2, 1-11
Tres días más tarde se celebraba una boda en Caná de Galilea, y la madre de Jesús
estaba allí. También fue invitado Jesús a la boda con sus discípulos. Sucedió que se
terminó el vino preparado para la boda, y se quedaron sin vino. Entonces la madre de
Jesús le dijo: «No tienen vino.» Jesús le respondió: «Mujer, a ti y a Mí ¿qué? Aún no
ha llegado mi hora.» Pero su madre dijo a los sirvientes: «Hagan lo que El les diga.»
Había allí seis recipientes de piedra, de los que usan los judíos para sus
purificaciones, de unos cien litros de capacidad cada uno. Jesús dijo: «Llenen de agua
esos recipientes.» Y los llenaron hasta el borde. «Saquen ahora, les dijo, y llévenle al
mayordomo.» Y ellos se lo llevaron. Después de probar el agua convertida en vino, el
mayordomo llamó al novio, pues no sabía de dónde provenía, a pesar de que lo
sabían los sirvientes que habían sacado el agua. Y le dijo: «Todo el mundo sirve al
principio el vino mejor, y cuando ya todos han bebido bastante, les dan el de menos
calidad; pero tú has dejado el mejor vino para el final.» Esta señal milagrosa fue la
primera, y Jesús la hizo en Caná de Galilea. Así manifestó su gloria y sus discípulos
creyeron en El.
REFLEXIÓN:
GESTO: Cada participante deberá tomar del altarcito una copa, la cuál deberá tener el
nombre de un misionero, por el cual deberá rezar, durante este tiempo de preparación
a la misión.
Juan Pablo II decía sobre este regalo que nos hace Jesús como medianera de toda
gracia. La mediación de María está íntimamente unido a su maternidad, a su ser
Madre de Dios y posee un carácter específicamente materno que la distingue de las
demás criaturas. Por ser la madre de Dios y de todas las cosas creadas, María se
distingue. La mediación materna de María no hace sombra a la única y perfecta
mediación que es la de Cristo. Jesús nos revela el rostro paterno y materno del Padre.
María no viene a hacer sombra ni a intentar ocupar un lugar. Como veíamos en el
texto de hoy, María mira, se da cuenta, interviene y desaparece.
San Pablo en Tim 2, dice que hay un solo Dios y un solo mediador entre los hombres,
Cristo Jesús que se entregó a sí mismo como rescate por todos. Por eso la misión
maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye ni hace
sombra a la única mediación de Cristo. Esto nos ayuda a ubicarnos con respecto a lo
que la palabra de Dios nos quiere regalar. María lejos de ser un obstáculo pone de
relieve su fecundidad y su eficacia. Dios quiso valerse también de María para
mostrarnos cuánto amor de Dios por los hombres. Hoy queremos descubrir la
presencia de María y su mediación en nuestra vida.
“A Cristo por María” “La enseñanza del Concilio Vaticano II presenta la verdad
sobre la mediación de María como una participación de esta única fuente que es
la mediación de Cristo mismo. Leemos al respecto: « La Iglesia no duda en
confesar esta función subordinada de María, la experimenta continuamente y la
recomienda a la piedad de los fieles, para que, apoyados en esta protección
maternal, se unan con mayor intimidad al Mediador y Salvador ». (98) María es
madre y sólo busca mostrar a su Hijo, el Salvador.
La iglesia no duda en atribuír a María esta misión subordinada a Cristo: “Si ella fue la
primera en experimentar en sí misma los efectos sobrenaturales de esta única
mediación —ya en la anunciación había sido saludada como « llena de gracia »—
entonces es necesario decir, que por esta plenitud de gracia y de vida sobrenatural,
estaba particularmente predispuesta a la cooperación con Cristo, único mediador de la
salvación humana. Y tal cooperación es precisamente esta mediación subordinada a la
mediación de Cristo” dice Juan Pablo II.
Cuando estamos en dificultad a la primera que acudimos es a nuestra mamá. María
como madre también nos invita a acercarnos y nos lleva a Jesús.
En esta parte del evangelio de San Juan acontecen 7 milagros de Jesús. Hoy quiere
manifestarnos que las realidades antiguas han sido reemplazadas por nuevas. Frente
a la incapacidad de sanar lo profundo del corazón del hombre, el vino nuevo es Jesús
que viene a hacer nuevas todas las cosas y darnos un sabor especial: el de la gracia,
el de la vida de Dios.
El texto nos habla “Al tercer día”, seguramente también nos indique ese tiempo
nuevo en el que Cristo cambia el agua de las purificaciones rituales por el vino
nuevo de la boda. Ese tiempo supondrá la muerte y resurrección de Jesús, al
tercer día.
María no solamente es mujer observadora, sino que es la conciencia de la nueva
situación de la humanidad: algo viejo que necesita renovación y
sobreabundancia. María da pie a que se inaugure este tiempo nuevo. “¿Qué
tenemos que ver nosotros? mi hora no ha llegado ahora” dice Jesús. Es la hora
de pasar de este mundo al Padre, la hora de la cruz.
“Hagan lo que Él les diga”. Es donde queremos poner la mirada. María no conoce los
planes de su Hijo pero afirma que hay que estar preparados para seguir cualquier
indicación suya. En este contexto de la alianza, la frase de María a los sirvientes es
significativa porque hace alusión a lo que en el libro del Éxodo había pronunciado el
pueblo de Israel “haremos cuanto dice el Señor”. Que nosotros también podamos
poner estas palabras en nuestra boca: “haremos lo que dice el Señor”.
Las tinajas de agua de los ritos de purificación también merecen que prestemos
atención. Eran 6, de piedra y tenían 100 litros cada una. Eran enormes. 6 simboliza lo
incompleto; la piedra nos recuerda la profesiía de Ezequiel “arrancaré su corazón de
piedra y les daré uno de carne”.
ACTIVIDAD 3: compartir entre los grupos lo trabajado, las resonancias de los textos, las
actitudes de maría que debemos como misioneros incorporar.
ORACIÓN FINAL:
Padre de bondad,
Tú que eres rico en amor y misericordia,
que nos enviaste a tu Hijo Jesús
para nuestra salvación,
escucha a tu Iglesia misionera.
Que todos los bautizados
sepamos responder al llamado de Jesús:
"Vayan y hagan que todos los pueblos
sean mis discípulos".
Fortalece con el fuego de tu Espíritu
a todos los misioneros,
que en tu nombre anuncian
la Buena Nueva del Reino.
María, Madre de la Iglesia
y Estrella de la Evangelización,
acompáñanos y concédenos
el don de la perseverancia
en nuestro compromiso misionero. Amén
ANEXOS:
ENCUENTRO N°4:
ORACIÓN INICIAL: Invocamos al Espíritu Santo. Leemos la Palabra: Juan 19, 25-27.
Podemos ir haciendo oración de eco a partir del texto proclamado. Luego proponemos
a cada uno un momento de silencio en el que podamos hacernos, de modo personal,
esta pregunta:
(Esta pregunta podemos entregárselas por escrito en alguna tarjeta, para que sea mas
fácil la oración).
REFLEXIÓN:
(Para este momento, es importante contar con una cruz grande, que presida el
encuentro. Podemos invitar a los participantes a mirar la cruz, y desde ahí ir
desarrollando la reflexión).
DESDE DIOS
PARA DIOS
Estos tres rasgos (ser desde Dios, para Dios y con los otros), son los distintivos más
propios de la persona y la misión de Jesús, tal como aparecen en toda su vida, y sobre
todo en su muerte y Resurrección.
Desde Dios: Jesús tiene plena conciencia de que todo lo que Él es y hace es un don
que viene del Padre. Todo lo ha recibido como un regalo. Él Padre lo ha amado desde
toda la eternidad y en ese amor lo ha engendrado. Por eso Jesús vive en una
receptividad constante del amor del Padre. También nosotros estamos llamados a
entrar en esta conciencia de que el Padre es la fuente de nuestro ser, y todo nos viene
regalado desde Él.
Para Dios: porque todo es un regalo que viene del Padre, Jesús vive en una continua
actitud de gratitud. Por eso su vida no es para sí mismo. No está encerrado en sí, en
una vida egoísta y autorreferencial, sino que todo lo dona al Padre en una respuesta
agradecida a su Amor infinito. Por eso el Hijo es pura apertura: recepción del amor que
viene del Padre, y entrega amorosa hacia Él. Este es el sentido fundamental de la cruz
de Jesús: se dona plenamente, sin reservarse nada, porque ha sido infinitamente
amado. Sólo qui9en se sabe amado puede ofrecer como regalo su propia vida a Dios.
También nosotros somos llamados a vivir la misión como una respuesta de amor, al
amor infinito y primero de Dios.
Con los otros: En esta entrega que Jesús hace de su propia vida, el movimiento no es
sólo hacia el Padre, sino también hacia toda la humanidad. El amor al Padre implica
para Él, y también para nosotros, abrazar toda la vida, y todas las vidas de nuestros
hermanos.
ACTIVIDAD:
A partir de la contemplación del misterio del amor del Señor expresado en la cruz, en
la cual se realiza la acción misionera más grande de la historia, nos preguntamos en
grupos: ¿Qué consecuencias prácticas se derivan del estilo del amor de Jesús para
nuestra misión? Hacer como un listado de actitudes concretas que debemos encarnar
para vivir la misión al estilo de la del Señor.
Puesta en común. Hacemos entre todos un solo listado de actitudes para la misión, a
partir de los trabajos en grupos.
ORACIÓN FINAL: Volvemos a repasar las actitudes misioneras que hemos discernido
en el encuentro. Y ahora, en modo de oración espontánea, vamos pidiendo a Jesús la
gracia de poder encarnar cada una de ellas.