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BOSQUEJOS

DE
CARACTER
CARÁCTER
I. La importancia de la transformación del carácter por medio de ejercitarse.
A. La voluntad eterna de Dios es obtener el nuevo hombre, la iglesia, en la tierra para ser la expresión plena de
Cristo (Ef.1:23; 2:15; 4:13, 24).
1. La persona del nuevo hombre – El Cristo que llegó a ser el Espíritu vivificante (1Co.15:45; 2Co.3:17;
Ef.3:17).
2. El nuevo hombre es único en toda la tierra, y su expresión es única en cada localidad. Así que, para
tener la coordinación y la edificación del testimonio de unidad, necesitamos tener el carácter del nuevo
hombre (Ef.1:11; 2:13-16; 4:3-6.13).
3. Despojarse del viejo hombre, el viejo carácter, la forma de vivir y los hábitos de la vieja vida social
(Ef.4:22-24; Gá.3:28; Col.3:9-11).
4. Para ser una persona útil en la economía de Dios, el ejercicio del carácter es necesario para la
transformación.
a. Moisés - tres 40 años (Hch.7:23, 30; Dt.34:7).
b. Discípulos - la distribución del pan, la pesca, mandando fuego del cielo para consumir a los hombres
(Mr.6:37-41; Jn.6:5-13; Mt.17:24-27; Lc.9:51-55).
c. Pablo - Genuino, firme (Gá.1; 1Co.9:15).

II. La Definición del carácter.


A. El carácter del viejo hombre:
1. El carácter del hombre es la vida de su alma; incluyendo su mente, emoción y voluntad.
2. El carácter del hombre es la manera de ser de la vida natural del hombre, junto con el vivir, el
comportamiento, la personalidad y hábitos desarrollados después de su nacimiento – temperamento natural
más hábitos adquiridos.
B. El carácter del Nuevo Hombre - Cristo, la nueva persona, con Su humanidad resucitada y
edificante, tiene que infundirse, para ser nuestro modo de ser y carácter... para que podamos vivir en Cristo
(Gá.4:19; Fil.1:21).

III. Cómo ejercitarse para la transformación del carácter.


A. Vivir en el espíritu, en la iglesia.
1. Consagrándose al Señor, estando en la iglesia y dejando que los hermanos y hermanas te ayuden.
2. Vivir en el espíritu, parado al lado del Señor, cooperando con el Señor para contraatacar tu manera de
ser natural, carácter viejo, vida y hábitos (Fil. 2:13; 2Co. 5:9; 1Co. 9:24-27).
3. Dejando tu manera de ser y carácter (con el Señor en el espíritu), y ser utilizado por Dios en una forma
renovada y transformada para edificar la iglesia (Ex. 32:29; Jn. 12:25-26; Gá. 5:16-17).
B. La mano soberana de Dios organiza el medio ambiente para tratar contigo, a fin de transformar tu
carácter, y así seas apto para la vida de la iglesia.
C. Dios quiebra la vida del alma de un hombre; porque si la vida natural de un hombre no se quiebra durante
el tiempo en el cual se desarrolla su carácter, sólo causa que sea más orgulloso y más terco, y por ende será un
problema para la edificación de la iglesia.

IV. Los varios aspectos del carácter del nuevo hombre.


A. Los varios aspectos del carácter son: Genuino – Exacto – Estricto, Diligente – Amplio – Fino, Estable –
Paciente – Profundo, Puro – Justo – Calmo, Único – Corporativo – Abierto, Afectuoso –Ardiente –
Acomodado, Fuerte – Flexible – Sumiso, Sufrido – Humilde – Pobre, Firme –Resistente – De Apoyo, Claro –
Generoso – Serio.
B. En Cristo habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Él es nuestra vida y persona. Todas las
riquezas de los varios aspectos de Su naturaleza se convierten en nuestra (Col. 2:9-10; 3:11; Ef. 3:17; 2P. 1:4).
C. No es una cuestión de perseguir estos varios aspectos punto por punto, sino de disfrutar, ejercitar, y
experimentar la nueva persona, Cristo y los varios aspectos del carácter en el nuevo espíritu.

I. GENUINO
I. La vida y naturaleza de Dios es genuina (Ro.3:4; 1Ts.1:9; 1Jn.5:20; Jn.4:24; Ef.4:24).
II. Cristo es genuino (Jn.1:14, 17, 18; 18:37).
III. El Espíritu Santo es genuino – el Espíritu de realidad (Jn.16:13, 18, 37).
IV. La palabra de Dios es genuina (Jn.17:17).
V. El espíritu humano es genuino (Jn.4:24).
VI. Debemos vivir en el espíritu para contactar al Dios Triuno, quien es genuino, para practicar a
desarrollar un carácter genuino.
VII. Lo genuino es la uniformidad de lo interior con lo exterior – un verdadero israelita (Mt.21:12-
13; Jn.1:46-47; Ro.2:28-29; Jn. 2:14-17).
VIII. Hay que ser serio y hacer todo con seriedad, y no hacer cosas con mediocridad. No hacer cosas
sólo para satisfacer un requerimiento. No hacer cosas por cortesía.
IX. No argumentar falsamente. Si es “sí”, entonces diga “sí (Mt.5:37; 14:4; Gá.2:11-15; 1Co.3:1-3).
X. La vida del nuevo hombre es la vida de un hombre genuino, no torcido, no político, no hace
trucos diplomáticos (Gn.3:1).
XI. Genuino se refiere a una persona recta. Hay que ser genuinamente recto pero sabio (Mt.21:27).
XII. La persona genuina es la persona de Cristo (Gá.2:19-20).
XIII. El carácter de la persona genuina es sólida, compacta, veraz, sincera y fiel. Es una persona en la
que Dios y los hombres pueden confiar (1Jn.1:6; 1Ti.3:15).
II. EXACTO (Am.7:8-9; Zac.1:16, 5:1-2; Ez 47:1-2)
I. Exacto es contrario a suelto.
II. Hay demasiadas personas que hacen cosas a lo suelto. En el mundo no hay una sola persona que sea
exacta y santificada (Mr.6:37-44).
III. Hacia Dios, hombre, asuntos, cosas, y el hablar y la acción de la vida diaria, tenemos que ejercitar
un carácter de exactitud, ser medido por la medida de Dios.
IV. Las palabras deben ser exactas: Ser exacto en escuchar, en hablar, en retransmitir palabras, hablar
con restricción (Mt.5:18, 37; 12:19, 34-37; 18:16; Ef.5:4; 2Ti.2:24; Jac.3:2-12; Sal.120:2; Hch.2:26).
V. Exacto en el horario (Ef.5:16; Jn.7:6).
VI. El carácter de inexactitud viene de la corrupción de Satanás, el mentiroso, y es fomentado por el
medio ambiente.
VII. Cristo es exacto. El Espíritu es exacto. El nivel de todo en la vida de la iglesia es Cristo, el Espíritu
y la palabra de verdad (Zac.2:1-2; 4:6-7; Ap.21:15-17; Ro.2:29).
VIII. En la vida de la Iglesia, todas las personas, asuntos y cosas, reunión, servicios, deben coincidir con
Cristo, con el Espíritu, justo la cantidad exacta, en el tiempo exacto, nada más o menos, sólo adecuadamente.
III. ESTRICTO
I. Estricto y flojo son términos opuestos (Rt.2:21; 2S.20:2; Sal.63:8; 2Ti.4:9, 21; Tit.3:12-13).
II. Ser flojo es malgastar el tiempo despreocupadamente. Ser estricto es no malgastar
despreocupadamente tú tiempo, tu dinero, tu material, tu hablar, tu energía espiritual, tu energía anímica y física,
sino dedicarlo al Señor.
III. Ser flojo es dejar que uno esté relajado y cómodo.
IV. Flojo es incompacto, estancado, hacer despacio las cosas, no tener meta, no tener plan, no
alcanzar la exigencia deseada, y ser haragán.
V. Ser flojo es tener un comienzo y no tener un final. El comienzo es bueno, pero lentamente
empiezas a relajarte y acabas sin un resultado.
VI. Una persona estricta tiene una meta, un plan, y es activo y perseverante en el mover, y no se
desconecta del Señor y de la iglesia, no se demora ni es perezosa hasta llegar a la consumación máxima de la
meta del Señor (Mr.1:35; 3:20; Jn.4:4-6; 3:2).
VII. Personas estrictas son las que tienen tiempo. Aprovechan todas las ocasiones para cumplir
su encargo (Col.4:5).
VIII. Personas flojas no pueden ser utilizadas por el Señor. Hay que derrotar a nuestro cuerpo
para ponerlo en servidumbre (Jn.4:34; 2Co.11:23-28; 1Co.9:23-27).
IX. El espíritu y el corazón son los que deben ser estrictos, siguiendo al Señor, al ministerio y a
la iglesia, siguiendo constantemente lo que el Señor nos manda y no ser nervioso.

IV. DILIGENTE
I. Los sinónimos de la palabra pereza:
A. Perezosa (1Ti.5:13; Ro. 12:8-11)
B. Lento (He. 6:12)
C. Ociosa (Mt.12:36; 20:3-6; 1Ti. 5:13; 2P. 1:8)
D. No molestarse (Fil 3:1)
E. El “no” (He.4:1)
F. Desocupado (Mt.20:3-6)
G. Vagos (Tit.1:12)
H. Vano (2P.1:1-8)
II. Los sinónimos de la palabra diligente:
A. Ardiente (Ro.12:8-11; 2Co.7:11; 8:16; He.6:11; 2P.1:5-10; 3:14)
B. Ferviente (2Co.7:12; 8: 7-8; Gá.2:10)
C. Procurar ( 2Ti.4:9, 21; Tit.3:12)
D. Contender ardientemente (Jud.3)
E. Procurar con mucho deseo (Ts.2:17)
F. Ser solicito (Ef.4:3; 2Ti.2:15; He.4:11; 2P.1:15)
G. Con rapidez (Mr.6:25; Lc.1:39)
III. La pereza es desarrollada de la humanidad natural y por nuestros hábitos a causa de nuestro alrededor.
IV. Las condiciones y resultados de la pereza:
A. Al perezoso le gusta dormir (Pr.6:9; 26:14).
B. Al perezoso le gusta la suciedad (Pr.24:30-31; 26:15).
C. Los perezosos son malos y negligentes (Tit.1:12; Mt.25:26).
D. Son perezosos hasta para comer (Pr.19:24; 26:15).
E. El perezoso tiene muchas opiniones (Pr.26:16).
F. El perezoso tiene muchas excusas (Pr.22:13; 26:13).
G. El perezoso es chismoso (1Ti.5:13; Mt.12:36; 20:3-6).
H. El perezoso tiene el deseo, pero no quiere moverse. El deseo del perezoso le mata (Pr.21:25).
I. Hacen doler el corazón de los que envían a perezosos, y ya no se atreven a probarlos, ni verlos, y nunca más
utilizarlos (Pr.10:25-26).
J. Un perezoso será pobre, será obligado a trabajar, mendigará para su comida, es sucio, y vivirá en una casa
destartalada (Pr.6:11; 12:24; 20:4; 24:30-31; Ec.10:18).
K. Perezoso: ¡Levántate de tu sueño! (Pr.6:9).
L. Perezoso: ¡Ve a la hormiga! (Pr.6:6).
1. Hormiga:
a. Diligente, activa, buscadora, y preparada para avanzar.
b. Social, y no trabaja independientemente. (Un hombre perezoso es tan perezoso que hasta
se queja de que trabajar con otros es demasiado problemático.)
V. El vivir, el trabajo y la bendición de un hombre diligente:
A. El Cristo diligente está en nuestro espíritu.
B. Un espíritu diligente tiene comunión constante con el Señor, disfruta del Cristo diligente, porque al separarse,
no puede hacer nada (Ro.12:11; Dt.4:9; Jn.15:5).
C. Obedece en todo y hace todo con el corazón (Col.3:23).
D. Busca con diligencia al Señor (Job.8:5).
E. Guarda diligentemente la palabra del Señor ( Sal.119:4).
F. Diligente en el vivir, servicio, y en la administración de la iglesia (Pr.22:29; Ro.12:8).
G. Es diligente en todo, añadiendo aun más (2P.1:5; 1Co.9: 23, 26, 27).
H. La bendición de la diligencia:
1. Adquirir cosas preciosas (posesiones), prosperidad (Pr.12:27; 13:4).
2. Señoreará con poder (Pr.12:24).
VI. Ejercitándose en el espíritu y en la vida diaria, para ser transformado a un carácter diligente.
A. ¡Dios no usa a personas perezosas! (Pr.10:26; Mt.25:26, 30).
B. Los negligentes no pueden servir, tenemos que odiar la pereza y tratar con nuestra holgazanería (2Co.7:11).
C. Dios usa al hombre diligente, quien nunca tiene tiempo suficiente, pero usa cada oportunidad para cumplir todo
lo que Dios le ha dicho.
D. Dios nos dijo que seamos diligentes, y no perezosos. Tenemos que sufrir dolores para evadir la pereza.
E. El carácter perezoso no es edificado en un día, el carácter del diligente tampoco es edificado en un día. Por eso
debemos en cada momento y en cada asunto ser entrenado por el Espíritu.

V. AMPLIO
I. El corazón del siervo del Señor debe ser amplio, tiene que tener un carácter amplio, porque servir al Señor y
edificar la iglesia son las obras más grandes del mundo (Ef.3:18).
A. El corazón del Señor es amplio; en la cruz Él oró por las personas que lo crucificaron (Lc.23:34; 1P.2:23;
He.12:3).
B. Dios le dio a Salomón “sabiduría y prudencia muy grandes, y anchura de corazón como la arena que esta a la
orilla del mar” para servir a Dios y gobernar a Israel (1R.4:29).
C. Pablo tenía un corazón ensanchado. Para él era cosa pequeña el ser examinado o ser mal entendido (Fil.1:15-18;
2Co.6:11-13; 1Co.4:3-4).
II. ¿Cómo es tu corazón?
A. Personas estrechas no pueden aceptar contrariedades, inmediatamente se vengarán (Lc.9:52-55, 22:49-51).
B. Personas estrechas son egoístas, calculistas, no perdonan a nadie, no disculpan a nadie, son tacaños, tendientes
a enojarse, perdonan a lo máximo siete veces (Mt.18:21-22).
C. Personas estrechas son impulsivas, desconfiadas, celosos de otros, y difíciles de coordinar con otros (1S. 18: 6-
9; Jn. 3:26-30).
D. Personas estrechas son conformistas, pero los de corazón amplio siempre se sienten insatisfechos consigo
mismos.
E. Personas estrechas quieren ser grandes, les gustan ser elogiados (Mt.20:24-28, Pr.27:21).
III. Cristo es amplio, dejemos que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones, y seremos ampliados. Podremos
contener a la iglesia entera, hasta a todas las iglesias y a toda clase de personas (Ef.3:17-19).
IV. Todas las circunstancias trabajan juntas para ampliar nuestros corazones. Por eso, no debemos permanecer en
nuestro propio mundo, como sapos en un pozo, sino que tenemos que salir y caminar por toda la tierra, para entrar
en comunión con todos los creyentes en todas las iglesias (Ro.8:28; Gn.13:14-18, 15:5).
V. Ser amplio no es ser rudo e indiferente, no es ligereza, sino que es ser generoso en carácter, ver más lejos, tener el
corazón de Cristo, y la vista de Dios (1Co.2:15-16, Fil.2:5; 1Jn.4:4).
VI. FINO
I. Tenemos que ser amplios, pero finos a la vez. Si nuestro corazón no es grande, entonces limitaremos la bendición
del Señor y nos negaremos a todos los servicios positivos. No ser fino causa agujeros, perdiendo la bendición del
Señor.
A. Las personas descuidadas y desatentas no pueden servir al Señor y edificar la iglesia (Ec.5:2; Pr.25:8).
B. Tenemos que ser amplios y finos. Locos para Dios y con Dios, y cuerdos para el hombre (2Co.5:13).
II. Un fino sentir:
A. Con un espíritu fino, en todo lo que hagamos debemos estar en el espíritu para tocar al Señor, para vivir en la
unción del Espíritu (1Jn.2:27; Jn.1:32, 3:8; Lc.15:8; 1R.19:12)
B. Debemos tener una conciencia fina, una mente fina y una emoción fina a fin de tener un fino cuidado de las
personas, los asuntos, y los eventos a nuestro alrededor (1S.24:4-6).
III. Un fino vivir - fino en mirar, fino en escuchar, fino en hablar, fino en preguntar, fino en hacer (Sal.48:13; Job.21:2;
He.9:5; Jac.1:19; Col.3:23).
IV. Un servicio y cooperación finos - Ser fino en el servicio del sacerdocio, no lastimando a otros, cuidando la gloria
del Señor, cuidando el testimonio de la iglesia (Ex.30:36; Lv.2:1; Ex.28:33, 35; Lv.6:10; Mt.26:33; Jn.4:4-26; 8:3-
11; Pr.25:20).
V. Necesitamos una vida de iglesia fina y hermosa, y al mismo tiempo debemos tener un espíritu fuerte y liberado.
VI. Cristo es fino, y el Espíritu es más fino. Debemos vivir en el espíritu, y ejercitarnos en nuestra vida diaria y en el
servicio para transformarnos en personas finas (Lv.2:4).

VII. ESTABLE
I. Una persona del carácter de la caña, cae, es llevada y manipulada por el viento. Las personas indecisas que
cambian de la noche a la mañana no pueden servir a Dios (Mt.11:6-9; 12:20).
A. Juan el Bautista era una caña tambaleada por el viento, casi hasta llegar al punto de caerse.
B. Pedro no era una persona estable (Mt.16:16-23; 26:31-35, 56, 58, 69-75; Mr.14:66-72; Jn.21:15-18).
II. La estabilidad del Señor, Cristo es la roca, la roca espiritual, siempre se mantiene estable (Mt.16:18; 1Co.10:4;
1:8).
A. Conocer la voluntad de Dios antes de obrar (Jn.7:3-9).
B. Ser firme aún en tribulaciones peligrosas (Lc.4:30; Jn.10:39).
C. El Señor Jesús mostró ser tan estable en el huerto de Getsemaní que aún pudo cuidar de otros (Jn.18:4-8).
D. Cuando el Señor supo que Lázaro estaba enfermo, se quedó en el mismo lugar por dos días más (Jn.11:6).
III. La estabilidad de Pablo, para él no había “Sí y No” (1Co.9:15; 2Co.1:18).
IV. Estables, no fácilmente movido, no fácilmente cambiado, son las personas útiles (Mt.16:18-19; 7:24-28;
1Ti.3:15; 1P.2:4-5; Ap.21:14, 19).
A. Estable es no tambalear, no tendiente a cambiar, no atemorizado, no apresurado.
B. Una persona estable expresa sus opiniones con cuidado, no son tendientes a condenar o de elogiar a otros.
C. Una persona estable no toma decisiones casualmente, y tampoco son tendientes a cambiar sus decisiones.
D. La estabilidad y la comprensión de la voluntad de Dios tiene una íntima relación, pues, en caso contrario la
persona llega a ser terca y dura.
E. Estable es diferente a lento. Estable es darle trabajo al tiempo, pero lento es tener tiempo y no actuar (Jn.7:6-7).
V. Cómo ser estable.
A. No siendo influenciado por emociones o sentimientos; no ser controlado por circunstancias, no tener miedo a
sufrir pérdidas. Determinarse a siempre confiar en el Señor, ejercitando en todo el vivir y el servicio a ser
transformado a un carácter estable (Jac.1:6, 8; Hch.11:23; 14:22; Fil.4:1; Hab.3:17-19; Pr.1:10; Ro.8:37).
B. En la iglesia, junto con los hermanos que sirven al Señor, ser estable (Fil.1:27; Ex.26:15-30; 1Co.15:58).
C. Solamente las personas equilibradas pueden ser estables.

VIII. PACIENTE
I. Paciente es poder esperar.
A. Paciente en las tribulaciones (Ro.5:2-5; Pr.18:14).
B. Paciente en las persecuciones (Mt.10:22; 24:13).
C. Esperar con paciencia ante cualquier circunstancia (Ro.8:25).
D. Aceptar con paciencia el sufrimiento de la cruz, la humillación, la contradicción y las penas de la inocencia
(He.12:1-3).
E. Esperar con paciencia es necesario para el crecimiento de la vida (Lc.8:15).
F. Hay que esperar con paciencia para servirle al Señor y edificar la iglesia (2Ti.2:24; 4:1-5).
G. La paciencia referente al poder (Pr.25:15).
H. Alguien que le sirve al Señor no debe ser ansioso, no tiene que desesperarse; solamente es útil cuando puede
esperar y tener paciencia.
I. Ser paciente es esperar oportunidad cuando ya no hay oportunidad; nosotros debemos ser diligentes trabajando
en el servicio; no esperando tener resultados rápidos, y tampoco ser ansioso.
J. Debemos ser pacientes y no lentos, trabajando intensamente en el servicio, no esperando un resultado rápido,
sino persistente y no apresurado.
K. La paciencia debe ser usada en alguien que es estricto. Algunas personas pueden ser ansiosas porque no les
importa el servicio de la iglesia.
L. Creer en el Señor Todopoderoso, siempre obrando en el tiempo y también obrando con el tiempo:
1. Las pruebas de Dios, las agresiones de Satanás, las presiones de las circunstancias y los maltratos del
hombre, y otras dificultades que enfrentamos... cuando nos enfrentamos a ellos, no debemos desear que
pasen rápidamente.
2. Referente a las personas o asuntos, si no entendemos la voluntad de Dios, debemos esperar pacientemente.
3. El uso de la paciencia es trabajar a la vez con el ambiente y el tiempo. Sin paciencia, podríamos perder
efectividad de tiempo o hasta perder el trabajo del Señor en el tiempo; generalmente, un poco de desperdicio
de paciencia arruina el plan de Dios.
4. No es esperar ciega o confusamente, sino tener el sentir; la luz y la noticia combinado con el ambiente que
nos rodea esperando la oportunidad de actuar.
II. Paciencia es digerir.
A. Paciencia es tener una espada clavada en el corazón y aun poder soportar y estar firme.
B. Todas las dificultades del ambiente deben ser digeridas, y después de un tiempo serán para nuestro beneficio
(Nm.14:9; Ro.8:28).
C. Amor es perseverar en la paciencia en un sufrir continuo (1Co.13:4; Gn.29:20).
III. Paciencia es dureza, es ser tenaz (1Co.9:27; Mt.25:24; Lc.19:22).
A. Ser duro consigo mismo, no perdonarse, tratar consigo mismo (Mt. 5:6, 20; Jn. 12:25).
B. Referente a la obra – trabajar seriamente, hasta concluir la obra maravillosamente.
C. Referente al hombre – los perfeccionamos en amor, pero a veces hay que ser duros; demasiada simpatía y
ternura no le perfecciona a otros.
D. Referente a los enemigos – hay que ser un lobo arrebatador... comer a la presa, repartir los despojos. (Gn.49:27)
IV. Cómo ser entrenado para tener un carácter paciente.
A. La paciencia del hombre tiene un límite, también puede desviarse de la línea.
B. El Dios Triuno: Dios es amor, es la palabra, y es nuestra paciencia.
1. Dios da paciencia (Ro.15:5).
2. La paciencia de Cristo. (2Ts.3:5).
3. Paciencia como fruto del Espíritu (Gá.5:22).
4. El amor de Dios es sufrido (1Co.13:4).
5. La ley de la paciencia (Ap.3:10).
C. En todos los ambientes, aprender a vivir en el espíritu, en el amor de Dios, ejercitarse para tener un carácter
paciente.

IX. PROFUNDO
I. Profundo es no ser superficial, sino llegar al origen.
A. Arraigarse profundamente, no ser influenciado por nuestros sentimientos o por el ambiente que nos rodea
(2R.19:30; Lc. 6:38, 46-49; Mt.13:5, 22).
B. Profundo es vivir en el espíritu, vivir delante del Señor, analizar y pensar profundamente (Sal.92:5; 36:6;
Lc.10:39-42).
II. Cristo es profundo. Profundo no es rondar en nuestra mente. Si vivimos en Él, seremos profundos.
III. Las personas superficiales en el servicio anhelan mostrarse a sí mismos, mostrar todo lo que ellos hacen para
obtener la alabanza del hombre (Mt.6:1-6, 16-21, 21, 24, 33).
IV. Las personas profundas les sirven al Señor y a los hermanos. La influencia y los resultados que obtienen
también son profundos, la edificación de la iglesia es profunda (Lc.6:48).
A. La comunión es profunda (Sal.42:7).
B. Una persona profunda tiene muchas riquezas (Lc.5:4-11; Ro.11:33).
C. Amar al Señor más profundamente, también guiar a las personas a amar al Señor más profundamente, y crecer
en la vida profundamente (Jn.21: 10-11, 15).
V. Una persona profunda es quien recibe el trato de la cruz en su persona exterior, quien es transformado por la
renovación de su mente, y quien lleva a Cristo como su Persona. Él no es misterioso ni excéntrico, pero es alguien
que expresa a Cristo desde su espíritu, testificando por Cristo (Mt.16:18-24).

X. PURO
I. Ser puro es ser simple, y no la pureza de ser limpio, sino refiriéndose a no mezclar las cosas.
A. La pureza no sólo exige santificación sino aun el ser simple (Mt.6:22).
B. Muchas cosas pueden ser santificadas, pero hay más cosas que están mezcladas entre sí (Sal.26:1).
C. Ser puro es ser sencillo en naturaleza, motivo, intención, meta y propósito; debemos ser sencillos y puros hacia
el Señor y la iglesia. No es matar a dos pájaros de un tiro, señalar al pollo y retar al perro, hablar siempre en
doble sentido, o codiciar otras cosas (2Cr.4:21; 2Co.11:2-3; Dt.22:9-11; Mt.6:1-2, 5, 16).
II. A los ojos de Dios, la mezcla es peor que la inmundicia.
A. Algún día, la persona que no tiene el corazón puro tendrá problemas en la iglesia, y será expuesto por lo que es.
III. Los puros no son necios. Una persona necia es alguien muy ignorante. Un cristiano, sin embargo, es sabio y puro
(Pr.14:33).
IV. Cristo es nuestra pureza, el hombre es confuso (Mt.21:12-17; Jn.2:14-17; Lc.2:49; He.10:7).
A. La voluntad de Dios es pura, la palabra de Dios es pura, el Espíritu es puro (Ro.12:2; 1P.2:2; Mt.3:16).
B. Hay que vivir en el espíritu para experimentar a Cristo, ejercitándose a ser transformado en un carácter puro,
como la de una paloma.

XI. JUSTO
I. Ser justo es estar en el medio, en lo apropiado, no desviarse ni caerse. Ser justo es más que no ser torcido e
injusto.
A. El Señor enseña el camino justo (Lc.20:21).
B. El trono de Dios es justo (He.1:8).
C. La vida del Cuerpo debe ser apropiada (1Co.12:26-27).
II. Ser justo no es tener autoestima alto o bajo, ni desviar a la derecha o a la izquierda (Ro.12:3).
III. Alguien que le sirve al Señor nunca debe irse a los extremos, atrapado en sí mismo, siendo terco. Uno debe ser
absoluto y justo referente a la verdad. La opinión y el veredicto de una persona no debe desviarse ni caerse, pero si
debe ser justo.
A. Todos se desviaron, se hicieron inútiles (Ro.3:12).
B. A la izquierda o a la derecha, la palabra del Señor es el camino justo (Is.30:20-21).
C. Hay que hacer todo en el camino justo, y también hay que ser justos en la enseñanza (He.13:18; Tit.2:7).
IV. Alguien que le sirve al Señor o administra la iglesia no puede no ser justo. Cuando da un viraje, marchita;
cuando se dobla, se cae. Esto no es un caso de virtudes espirituales, pero es un caso de carácter que debe ser
ejercitado (Os.7:8).
A. Referente al hombre – en amor, fervor, frialdad, respeto, temor, enseñanzas, aun en el reprender debe ser justo
(Gn. 33:3, 10).
B. Referente a la verdad – debe ser vista en dos aspectos, para dar su balance justo (Gá.2:16; Jac.2:24).
C. Referente a uno mismo – la posición, la función debe ser conforme a la medida justa (Ro.12:3; 2Co.6:9).
V. Cristo es justo. Donde no hay Cristo, no hay justicia.

XII. CALMO
I. Calmo esta relacionado con justo y estable. Ser justo es no desviarse; ser estable es no moverse. Calmo es
descansado, pacífico.
II. Cristo es nuestro reposo calmo. Un siervo de Dios debe ejercitarse a tener un carácter calmo (Mt.11:28-29;
He.4:9, 12).
A. Tener un espíritu calmo; tener comunión con el Señor en el espíritu; tener un corazón calmo por tener fe; no ser
provocado (Lc.10:38-42).
B. Una mente, emoción y voluntad calmada (Sal.131:2; Mt.11:28-29).
C. Ser calmo en las tormentas y los problemas (Mt.8:26; Mr.4:39; Lc. 8:24; Ex.14:14).
D. Ser calmo en medio de ansiedades y emociones (Gn.45:26-27).
E. Exteriormente hay que moverse, pero interiormente ser calmo (Lc.10:38-42).
III. Una persona que no es calmo no soporta sus incitaciones, sus ansiedades, no puede comer, dormir, orar, leer la
Biblia, tener reunión, por tanto no puede servir a Dios.
IV. Ejercitarse a usar el espíritu, esforzarse a entrar en el espíritu para poder estar calmo. El silencio natural no
sirve. Ser calmo no es no tener emociones o acciones. Ejercitarse para estar calmo cuando estamos en medio de
ruidos, y poder descansar en todos los ambientes.
XIII. UNICO
I. Único es concentrarse en una meta, tomándola como centro, y no relajarse (Mt.5:8).
A. Depender únicamente del Señor (Pr.3:5).
B. Buscar únicamente al Señor (2Cr.30:19).
C. Seguir únicamente al Señor (Dt.1:35; Nm.14:20-24; Jos.14:7-12).
D. Obedecer únicamente al Señor, como David (1R.11:6).
E. Trabajar únicamente (Neh.4:6).
F. Estudiar únicamente (Ec.8:9).
G. Orar y predicar únicamente (Hch.6:4).
H. Servir únicamente (Ro.12:7-8).
I. Ser únicos para instar a tiempo y fuera de tiempo (2Ti.4:2).
J. Ser indeciso, tener más que un propósito y ser flojo en el trabajo, muestra la carencia de ser único, nada es
cumplido. No hay dificultades en el servicio cuando hay personas únicas (Jac.1:6-8).
II. Ser único significa concentrarse en la fuerza del espíritu, alma y cuerpo, y reforzar la memoria a la hora de
enfrentar las dificultades. Un corazón no puede ser usado para dos propósitos (1R.18:21).
III. En tu vivir, servir y en tu espíritu, tienes que ejercitarte a tener un carácter único (Fil.3:13-15).

XIV. CORPORATIVO
I. Ser corporativo no es ser individual o orgulloso.
A. Las personas únicas son tendientes a tener un carácter individual, una vida solitaria, y no quiere practicar la vida
de iglesia corporativa con otros; estas personas necesitan ser corporativas para equilibrarse.
B. Corporativo es, no ser solitario, egoísta (Fil.2:3-4), terco (Sal.32:9; 1P.2:18), faccioso (Tit.3:10; Gá.5:20),
altivo (Ro.12:16; 2Ti.3:2), egocéntrico, contencioso (1Co.11:16), aislado (Ef.2:12), que menosprecia (2S.6:16,
20-23) y es indiferente (Fil.2:20).
II. La iglesia es la casa de Dios, la familia de Dios (Ef.2:19; Ro.14:17).
III. La iglesia es el Cuerpo de Cristo, tiene muchos miembros (1Co.12:12-31; Ro.12:4-5, 15-18; Ef.4:12, 15-16).
IV. La iglesia es el reino de Dios, con el pueblo de Dios (Ef. 2:19; Ro. 14:17).
V. La iglesia es el nuevo hombre (Ef.2:15; 4:24; Col.3:11).
VI. La iglesia es el rebaño (Jn.10:16), el espectáculo (1Co.4:9), el hogar de Dios (Ef.2:20-22), es el ejército de Dios
(Ef.6:10-19).
VII. Debemos vivir corporativamente en comunión, en mutua unión, trabajando y sirviendo juntos.
A. En la vida corporativa, todas las necesidades y funciones son compartidas.
B. Despojarse del viejo hombre, el vivir de la vieja sociedad, y vestirse del nuevo hombre, practicar la vida de la
iglesia (Ef.4:22-24).
C. Ser la máxima expresión de la plenitud de Dios (Ef.1:23; 3:19; Ec.4:9-11).
D. Debemos ejercitarnos a ser transformados, no estar solo o alejado; pero sí estar en el espíritu, en la vida de la
iglesia, seguirle a la iglesia; estar mezclado, coordinado, ejercitado en función, y estar unidos como uno y ser
edificados con otros (Ef.2:20-22; 4:3, 15-16).

XV. ABIERTO
I. Abierto, no cerrado. Ser corporativo y ser abierto son dos caracteres importantes para el nuevo hombre.
A. Abrir nuestro espíritu, corazón, rostro, boca, oídos y ojos (2Co.3:16-18).
B. Abrirnos interiormente al Espíritu, y exteriormente a otros, para poder dispensar a Cristo y recibir el suministro
de otros. La persona que más puede ayudar a otros y recibir más suministro, es la persona abierta (Ro.9:21, 23.
10:8, 10; Mt.25:4).
C. Cerrarse es morir; abrirse es vivir. Cuanto más damos, más recibimos (Mt.13:12; Lc.6:38).
D. Abrirse es libertad; quiebra nuestras ataduras y presiones, y somos liberados completamente (Jn.8:36; 2Co.3:17;
Gá.5:1; Gn.49:22; Ef.2:14).
II. Hablar es abrirse.
A. Los espíritus de los profetas están sujetos a los profetas. Por eso, debemos ser activos al utilizar el espíritu para
profetizar (1Co.14:32).
B. Las palabras del Señor son espíritu y vida. El Espíritu también es la palabra. Cuanto más hablamos la palabra
del Señor, más tocamos el Espíritu y recibimos la vida. Por eso debemos ser activos al orar-leer la palabra del
Señor en el espíritu y así digerirlos (Jn.6:63; Ef.6:17).
C. Ejercitarnos en abrir el espíritu, disfrutando la palabra viva y hablándola, para dividir el espíritu del alma y así
todo nuestro ser estará abierto y brillante (He.4:12, 13; 1Ti.4:6, 8).
D. Ejercitarse en abrir el espíritu de poder al máximo, avivar el don de Dios, funcionando en el Cuerpo (2Ti.1:6-7;
Hch.2:26).
E. Ser abierto para hablar y ser lleno con el Espíritu y con la palabra. Debemos estar tan llenos que no podemos
dejar de hablar. Al hablar uno a otro, la iglesia será llena con el Espíritu, y con la palabra. Esto significa que
estará lleno de Dios mismo (Ef.5:18-19; Col.3:16; Hch.4:20; 1Co.14:25; Jn.1:1; 3:34).
F. Cuando utilizamos nuestro espíritu y abrimos nuestra boca para hablar, hacemos callar al enemigo (Sal.8:1-2).
III. Poder abrirse y cerrarse.
A. El templo celestial tiene muros y puertas. Los muros son límites y protecciones. Las puertas son para abrirse y
cerrarse (Ap.21:12-13).
B. No es abrir el sepulcro (Ro.3:13).
C. Si nuestro espíritu tiene necesidades y dificultades debemos abrirnos a otros; con las personas apropiadas, en el
tiempo y lugar apropiado, para la comunión en busca de ayuda (Neh.3:13).
D. Debemos ejercitarnos a tener un carácter que puede abrirse y cerrarse. Esto no es abertura carnal. Algunas
personas pueden hablar muchísimo y no abrirse ni un poco. Debemos abrirnos desde el espíritu. No debemos
sentirnos humillados, con timidez, con vergüenza, no tener miedo a equivocarse, olvidándose de sí mismo,
abriéndose completamente al Señor y a las personas. El Señor desea llenarnos y saturarnos por completo.
E. Debemos ser cerrados a los enemigos y perseguidores, y a la muerte (2R.10:12-17; Mt.27:12, 14; Nm.19:14-
17).
F. Para el disfrute del Señor, debemos ser un huerto cerrado, una fuente cerrada y una fuente sellada (Cnt.4:12).

XVI. AFECTUOSO
I. Afectuosidad es amor, es tener proximidad, es acortar la distancia, es intimidad, es preocuparse, es
compadecerse de otros, es sentir complacencia en ayudar a los demás; es dispensar la vida a otros para mezclarse y
edificarse unos con otros (Ro.12:9-10, 15).
II. El Señor mismo se hizo carne para acercarse al hombre, para vivir con y en el hombre (Jn.1:14; He.2:14-15;
Fil.2:6-8).
A. El Señor se acerca a los pecadores (Mt.9:11-13; Jn.8:3-11; Lc.7:37-39).
B. El Señor se acerca a los enfermos: al leproso (Mt.8:2; Ex.4:6-7; Nm.12:10-15), al paralítico (Mt.8:6), a la que
padecía de fiebre (Mt.8:14), a los endemoniados (Mt.8:28), a la que sufría de flujo de sangre (Lc.8:43), al
epiléptico (Lc.9:42), a la encorvada (Lc.13:11-13), al hidropico (Lc.14:2-5), al ciego (Lc.18:35-43), al muerto
(Lc.7:11-15; 9:49-55; Jn.11:1-4, 39-44).
C. El Señor busca afectuosamente a los perdidos, a los caídos y a los rezagados (Lc.19:10; 15; 24:13-35).
III. Cuando ejercites el carácter de ser afectuoso, te darás cuenta cómo las personas son muy encantadoras, amables, y
preciosas; después los amarás y tendrás interés en ellos (Sal.16:3; Pr.17:5).
A. Hay que tomar la iniciativa a ser afectuoso con otros, con todos los santos, con todos los hermanos (Ef.1:15;
2P.1:7).
B. Preocuparse por su vida espiritual, familiar, trabajo, estudio, matrimonio, etc... El único propósito es para la
gloria de Dios, amar a las personas y edificar la iglesia (Mr.10:45; Ef.2:19).
C. Ser afectuoso y preocuparse por las personas que tienen problemas específicos, enfermas y raras.
D. Dejar que las personas sientan que el Señor afectuoso nos hace personas afectuosas y sencillas.
IV. Con las personas del sexo opuesto debemos mantener distancia, debe haber límite y
discernimiento en cuanto al tiempo y lugar para mostrar afectuosidad (Jn.4:6-7; 3:2).

XVII. ARDIENTE
I. Debemos ser ardientes en el espíritu, sirviendo siempre al Señor; los fríos y los tibios no pueden servir al Señor
(Ro.12:11; Ap.3:15-19; 2Co.8:22; Mt.24:12).
A. No es el celo por la religión (1Co.13:3; Fil.3:3-8).
B. No es ser fervientes por el sentimiento natural que quiere hacer el bien y ayudar a los demás.
C. Hay personas que son frías por nacimiento como una heladera, que no muestran ningún tipo de sentimiento.
II. El ardor se expresa desde el espíritu y en amor. Debemos ejercitarnos a vivir en el espíritu, en el amor, orando sin
cesar, avivando el fuego del amor para que el amor ardiente del Señor se manifieste a través de nosotros,
transformándonos para que tengamos un carácter ardiente, para servir a Dios y al hombre con ardor (Jn.15:5;
2Co.7:2; Cnt.7:6-7; 2Ti.1:6-7).
III. Ser ardiente es tener visión, encargo, que no se detiene hasta cumplir la economía de Dios, con miras a edificar la
iglesia (Lc.12:50; Jn.2:17; Is.9:7; 37:32).
IV. La iglesia es un horno de amor, que calienta, que quema, y mantiene en ella a las personas con un carácter ardiente.
V. Ardientes, pero no desatentos (Ro.10:2).

XVIII. ACOMODADO
I. Acomodado es rebajarse, haciendo lo mejor de una situación insatisfactoria, asociándose con los humildes,
adaptándose a la situación de otros, y no buscando el placer de uno.
A. La caída más grande del hombre es caer en sí mismo, sentado en su propio trono, buscando su propio placer, y
no acomodarse a otros (Ro.12:16; 15:1-3).
II. El Cristo encarnado se humillo para acomodarse al hombre. Él es nuestra vida, y nuestro modelo (Jn.1:14; Fil.2:6-
8).
A. El Verbo hecho carne, es Dios acomodado al hombre para salvarlo y ganarlo.
B. Pablo, sin importar con qué clase de hombre estaba, se acomodaba a ellos para ganarlos (1Co.9:19-22).
C. No puedes usar tu propia manera, tu punto de vista para condenar o desamparar a los hombres, sin acomodarte a
ellos. Si quieres ganar a las personas, debes acomodarte a ellas.
D. Las personas que son acomodadas por el Señor y las personas, son las que van a acomodarse a otras personas
(Lc.24:33-34; Jn.21:15-18).
III. Solamente el amor puede hacernos acomodados a otros, y no buscar nuestro propio placer. (1Co.13:5) - Hay que
vivir en el amor, ejercitarse a ser como la cola plástica, adhiriéndose a las personas y ganándolas.
IV. Los beneficios de acomodarse al hombre:
A. Debemos exigirnos a bajarnos del trono, y mirar que otras personas son mas superiores que nosotros.
B. Experimentaremos, y descubriremos las riquezas del Cuerpo de Cristo. Nos acomodaremos a los hermanos más
pequeños y débiles, y como resultado recibiremos suministro mutuo (Mt.25:27).
V. Para acomodarse a las personas, tiene que haber discernimiento:
A. Debemos acomodarnos a los enfermos, débiles, dañados y rezagados (Lc.4:15).
B. No debemos acomodarnos con quienes aman y desean servirle al Señor, sino debemos guiarlos y
perfeccionarlos para que puedan crecer más y ser más útiles (Gn.42)
1. El Señor perfecciona a la mujer cananea (Mt.15:22-28).
2. El Señor se acomoda a la mujer samaritana, pero no a Nicodemo (Jn.4:4-6; 3:1-21).
3. El Señor guía y perfecciona a Pedro (Mt.16:22-23; 17:25-27).
4. El Señor no se acomoda a Marta y María, para que puedan experimentar la vida (Jn.11:1-45).
VI. Algunas personas saben cómo acomodarse al hombre, pero no saben guiarlos ni perfeccionarlos. Esto no debe
ocurrir. Acomodarse es ganar a los hombres para Dios y perfeccionarlos para la edificación de la iglesia.

XIX. FUERTE
I. No ser soberbio.
A. El espíritu endurecido que obra con orgullo será depuesto por Dios (Dn.5:20).
B. La persona soberbia y despiadada es malagradecida (1S.25:3-11; 17, 25).
C. Personas impías, producen palabras duras e irreverentes (Jud.15).
II. No ser duro.
A. No tener un corazón duro lleno de rebeldía (Ex.7:13-14; 9:35).
B. No tener un corazón duro lleno de incredulidad (Mr.16:14; He.3:8, 12).
C. No tener un corazón duro e impertinente (Ro.2:5).
D. No tener un corazón duro, ignorante, insensible, ajeno a la vida de Dios y sin vergüenza
(Ef.4:18-19).
III. Cambiar un corazón de piedra por uno de carne (Ez.36:26-27).
IV. Fuerte es ser poderoso y valiente; no temeroso, pero lleno de coraje; no ser tímido, pero ser osado, no pasivo,
pero tomar la iniciativa; no flaquear, sino que resuelto; no ser vacilante, sino que ser decidido; no retroceder, sino
que superar los propios sentimientos; no ser inútil, sino que ser productivo. Para poder cumplir la voluntad de Dios,
necesitamos ser fuertes (Ap.12:10-11; Dn.11:32).
V. Cristo es el vencedor, fuerte y valiente (Gn.49:8-9; Ap.5:5).
A. Por un lado, la naturaleza humana es fuerte y valiente, pero por el otro lado es temerosa, débil, pasiva,
retrocede fácilmente, indecisa, no esforzada ni actúa con coraje (Jos.1:6-7, 9; Ef.6:10; 1Co.16:13; 2S.2:7).
B. Cristo es nuestra vida fortaleciente, y esta vida tiene Su naturaleza firme y fuerte.
VI. ¿Cómo ejercitarse a ser fuerte?
A. Fortalecido en el Señor (Ef.6:10; 1Jn.1:7-9).
B. Fortalecido en la gracia (2Ti. 2:1; 2Co. 12:9).
C. Fortalecido en el espíritu (2Ti. 1:6-7).
D. Fortalecido en el hombre interior; no solo ser fuerte exteriormente, también debe ser fuerte interiormente (Ef.
3:16; 2Co. 4:7, 16).
E. No debemos depender de nosotros mismos, sino de la fe, debemos dejar que nuestra voluntad sea subyugada
por el Señor en cualquier ambiente y servicio, ejercitando a ser fuerte y firme en el carácter (He. 11:34; 2Co.
12:8-10; 2Co. 4:7).
F. Debemos ser como el cedro en la vida de la iglesia; prefiriendo romperse antes que doblarse; fuerte y
persistente hasta el final; tener un carácter como el metal (He. 3:6, 14; Ex. 26:15).
VII. Fuerte, estable, y calmo tiene una relación absoluta entre sí, y deben ser balanceados. Debemos tener un carácter
que es una combinación perfecta de fuerte y manso (2Co. 12:9-10; 1Co. 2:2-4).

XX. FLEXIBLE
I. Ser flexible no significa no resistir, no luchar, pero significa estar en paz con todos los hombres (Mt.5:5, 9).
A. Satanás, el rebelde, causa problemas entre hombres, en las familias, en la sociedad, y hasta comienza las guerras
entre las naciones (Gn.4:5, 8; 6:13).
B. La naturaleza del hombre y las características adquiridas no tienen flexibilidad, sino que están llenos de
rebeldía, arrogancia y lucha (Gn.25:26; 1S.25:17, 25, 36-38; Dn.5:20).
II. Un Cristo flexible, un espíritu flexible, y flexibilidad incondicional.
A. Cristo es el León; es fuerte y victorioso contra el enemigo. Cristo es el Cordero; es gentil y flexible en aguantar
los pecados del hombre (Gn.49:9, 27; Ap:5:5; Jn.1:29).
B. La flexibilidad en el corazón del Señor crea paz, nunca luchaba, y era flexible y obediente hasta en su muerte en
la cruz (Mt.5:5, 9; 11:29; 12:19-20; 21; 1P.2:23-24).
C. Flexibilidad es el fruto del espíritu (Gá.5:23).
D. Flexibilidad incondicional (1P.3:4).
III. Ejercitarnos para tener un carácter flexible en nuestra vida diaria y en nuestro servir.
A. La naturaleza humana esta llena de todas las formas de lucha: para beneficios, para puestos o para honor. Las
luchas producen discusiones; las discusiones producen violencia; y la violencia trae separación y muerte. El
resultado es que los dos partidos sufren por perdidas, y se pierde la unión.
B. El manso es bendecido, porque no lucha, y aun va a heredar la tierra (Mt.5:5).
C. Tener un corazón flexible y respetuoso (1Co.4:21; Gá.6:1; 1Ts.2:7; 1P.3:15; Lc.15:20; Gn.49:11, 15;
Ex.13:13).
D. Ser flexible hacia todos, ser justo en corregir a los que se oponen a nosotros, y no luchar en contra (2Ti.2:20-25;
1Ti.3:3; Tit.3:2).
E. Una lengua flexible es árbol de la vida (Pr.15:4; 25:11, 15).
F. Los flexibles son engrandecidos (Sal.18:35).
G. Ser flexible en la sabiduría (Jac.3:13).
H. No ser subjetivo, con muchas opiniones, no ser insistente, y no luchar para competir (Ro.15:1-3; 2Co.13:5;
Gn.32:25, 28, 31).
I. Si no hay el ser manso en la firmeza, se convertirá en dureza y creará muchos problemas, causará que se
cometan equivocaciones.
J. Ser firme para el testimonio del Señor, para el testimonio de la iglesia hasta el final. No estar sujeto a cambios,
ser manso es flexibilidad en medio de la firmeza.
K. Ser manso sin firmeza resulta en debilidad; una persona que solamente dice “sí” no puede hacer nada, es como
una medusa, sin la columna vertebral.
L. Una paloma es flexible (Mt.3:16; Cnt.1:15; 6:9).

XXI. SUMISO
I. En nuestra vida natural, no hay sumisión, el hombre esta lleno de desobediencia (Ro.11:32; 3:11-12).
A. Ser desobediente es ser rebelde, y los que son rebeldes no pueden servir al Señor.
1. Adán - Desobedeció la palabra del Señor, y escuchó las palabras de la serpiente (Gn.2:17; 3:6).
2. Caín - Porque el Señor respetaba a Abel... pero no respetaba a Caín... es que se enfureció y mato a su hermano
(Gn.4:4-10).
3. Cam - expuso la desnudez de su padre (Gn.9:20-25).
4. Miriam - usó su posición natural para discutir en contra de la autoridad (Nm.12:1-15).
5. Coré, Datán, Abiram y los 250 líderes - tenían espíritus rebeldes, y ayudaron en la rebelión (Nm.16:1-35;
17:8-11).
6. Nadab y Abiú - ofrecieron fuego extraño al Señor (Lv.10:1-2).
7. Saúl- No obedeció la palabra del Señor y guardó lo mejor de las ovejas y vacas para ofrecer sacrificio al Señor
(1S.15:1-35).
B. La desobediencia es el pecado más feo - la lepra.
C. Una naturaleza desobediente y un ambiente desobediente desarrolla un carácter desobediente.
II. Hay autoridad en la iglesia, existen grados de vida, a las cuales debemos ser sumisos.
A. Cristo es nuestra vida obediente (Col.3:4; Fil.2:8).
B. Ser obediente a Cristo, ser obediente al Espíritu (2Co.10:5; Gá.5:16; Hch.5:32).
C. Ser sumisos a las autoridades superiores.
1. Ser sumisos a quienes tienen el poder en el país (Ro.13:1-7).
2. Las casadas deben obedecer a sus maridos (Ef.5:22).
3. Los hijos deben obedecer a sus padres (Ef. 6:1-3).
4. Los esclavos deben obedecer a sus amos (Ef. 6:5-7).
5. Los jóvenes deben obedecer a los ancianos (1P. 5:5; 1Ti. 5:1-2).
6. Obedecer a los líderes (He. 13:17).
7. Obedecer mutuamente (1P. 5:5; Ef. 5:21).
8. Obedecer al sistema de la verdad (1P. 2:3; 1:22)
9. Obedecer a los amos, sean buenos o malos (1P. 2:18).
10. Aprender a obedecer durante sufrimientos (He. 5:8).
D. Obedecer es mejor que sacrificar, el atender es mejor que la grosura (1S. 15:22).
E. No servir al Señor en base a rebeldía.
F. Servir al Señor con todo el corazón (Fil. 2:8).
G. No estar avergonzados de la obediencia, pero al contrario, debemos sentirnos gloriosos. La obediencia es el
carácter más hermoso de un cristiano.
H. Vivir en el espíritu, en todas las circunstancias, ejercitar y aprender del Señor, y obedecer sin pensar dos veces.
I. Los que resisten a la autoridad del Señor, se oponen a lo que el Señor ha nombrado, recibirán condenación (Ro.
13:2).
III. Con respecto a una autoridad de una creencia equivocada debemos respetar pero no obedecer (Hch.5:29).
IV. En la iglesia, en el espíritu de la obediencia, podemos tener comunión diferente o sentimientos diferentes, pero
nunca debemos insistir en nuestras opiniones personales.
V. Solamente los que obedecen a las autoridades pueden ser autoridades.
A. David (Hch.13:21-22).
B. El centurión (Mt.8:8-10).
XXII. SUFRIDO
I. Los santos deben estar armados con una mente sobria para soportar los sufrimientos (1P.4:1-2).
A. El Señor nunca tiene la intención de dejar que Sus hijos pasen por sufrimientos sin que aprendan algunas
lecciones (Sal.23:1; 84:11).
B. El sufrimiento (ascetismo) es un concepto religioso y la idea filosófica del hombre (Col.2:23).
C. Para servir al Señor debemos tener la mente y la voluntad dispuesta a sufrir por el Señor.
D. Algunos sufren, pero no tienen la voluntad para sufrir. Otros no sufren, aunque tienen la voluntad para sufrir.
E. Alguien que tiene la mente dispuesta para sufrir tiene armas y puede sobrepasar cualquier sufrimiento.
II. La tranquilidad hace descarriar al hombre, extraviándolo de la mano de Dios (Sal.119:67).
III. El sufrimiento disciplina a las personas, limita a las personas y hace que las personas sean resistentes y útiles.
Debemos ejercitar a tener un carácter preparado para el sufrimiento.
A. Sufrir es un beneficio para el hombre (Sal.119:67).
B. Sufrir por Cristo y sufrir por la iglesia es participar de los padecimientos de Cristo (Col.1:24; 1P.5:1; Fil.3:10).
C. Sufrir por la voluntad y el reino de Dios (2Ts.1:5; 1P.4:15, 19; Hch.14:22).
D. Sufrir por la justicia (1P.3:14; Mt.5:10).
E. Sufrir por el evangelio. (2Ti.2:9).
F. En el espíritu, sufrimos el parto. En el alma, sufrimos insultos, desprecio, vergüenza, persecución. En el cuerpo,
sufrimos azotes, pobreza en lo material. (Gá.4:19; 2Co.6:3-10; 11:23-28).
G. Aprender a ser sumisos mediante el sufrimiento (He.5:7-8).
H. Ser silenciosos en sufrimientos (Sal.39:9).
I. Ser fiel hasta la muerte (Ap.2:10).
IV. Cristo era un varón de dolores, y Su vivir era un camino de aflicción. (Is.53:3-10; He.5:8).
V. Aceptar los sufrimientos que nos asigna el Señor, pero debemos rehusarnos a los sufrimientos agregados por
Satanás.

XXIII. HUMILDE
I. Satanás es naturalmente orgulloso. “Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mí trono;
en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante
al Altísimo” (Is.14:12-15; Ez.28:2-10).
A. Dios resiste a los soberbios (1P.5:5).
1. Considerarse a uno mismo superior que los demás (1Jn. 2:16; Fil. 2:3).
2. El que quiere ser el más alto y grande, y que cree que uno es el centro (Mt.20:20-28).
3. Están los que son espiritualmente soberbios (1Co.12:7; Dt.33:22; Gn.49:16-17;
Jue.18:30-31).
4. Personas demasiadas egoístas, agresivas, son también parte de los soberbios.
B. El Señor da gracia a las personas humildes (1P.5:5).
II. Todo nos da el Señor, por eso debemos ser humildes.
A. Por la gracia de Dios, tenemos dones y somos útiles para Dios, pero siempre debemos vivir en humildad
(2Co.11:7).
B. Ser humilde como un niño (Mt.18:1-4, 12).
C. Asociándonos con los humildes y no ocupándonos en grandezas (Ro. 12:16).
D. Dios atiende a los humildes (Sal. 138:6).
E. Dios constituye como gobernante al mas bajo de los hombres (Dn.4:17; 2S.6:22).
F. En la iglesia Dios debe conceder mucha gracia a los santos benditos para que no haya personas altivas,
orgullosas, que gustan tener el primer lugar. Todos deben desear ser humildes (3Jn.5, 7-10; Mt.20:26).
III. Humildad es no tener el “yo”, no considerarse alto ni grande. No es tener todo, ni ser agresivo. Es tener y sentir
que no se tiene nada, estar en lo alto y a la vez estar dispuesto a rebajarse (Fil. 2:3-8; Gn.49:15).
IV. El Señor humilde.
A. Dios se convirtió en hombre, se convirtió en esclavo, es Jesús de Nazaret (Fil.2:3-8;
Gn.49:15).
B. Su vida , amor y servir humilde, es el modelo humildad (Jn.13:1-17; Mt.21:5).
V. No importa como Dios te utilice o te engrandezca, no debes sentirte grande sino desear ser humilde. Si no
somos humildes y simples, caeremos de la gracia de Dios.
XXIV. POBRE
I. Bienaventurados los pobres en espíritu (Mt.5:3).
A. Abrir nuestro espíritu, vaciar nuestro espíritu. Vaciarnos de todo lo no es el Señor y Su reino, solamente el
Señor y Su reino deben permanecer en nuestro espíritu (Mt.5:3).
B. Benditos los que por amor a Dios viven en pobreza (Lc.9:3, 5; 10:4, 22:35).
C. Uno no debe ser pobre siendo haragán, ni debe condenar a los ricos.
II. El Señor se hizo pobre, para que nosotros seamos enriquecidos (2Co.8:9).
III. Por el amor al Señor y a la iglesia, escoger la pobreza (Jn.12:4-5; Hch.3:6; 20:33-35).
A. Pobre pero con sabiduría (Ec.4:13).
B. En profunda pobreza abundar en riquezas (2Co.8:1-2, 16-20).
C. Como pobre, pero enriqueciendo a muchos (2Co.6:10; 12:15-18).
D. El Señor sabe de tu pobreza (pero tú eres rico) (Ap.2:9).
IV. La raíz de todos los males es el amor al dinero (1Ti.6:5-10).
A. Para los que sirven al Señor, el dinero es una gran prueba y tentación (Mt.4:8-10; 2P.2:14-16; Jud.11, 16;
Nm.20:2).
B. Los que quieren ser ricos:
1. Caen en la tentación, en la trampa y en muchos deseos necios y dañinos (1Ti.6:9)
2. Han sido desviados del camino de la verdad y fueron traspasados con muchos dolores
(1Ti.6:10).
C. El dinero y la riqueza no servirán de nada (1Ti.6:17; Lc.16:8-9).
D. La piedad no es fuente de ganancia (1Ti.6:5).
E. El corazón esta donde están las riquezas (Lc.16:13-15; Mt.6:24).
F. Ninguno puede servir a dos Señores (Lc.16:13-15; Mt.6:24)
G. Cuando tienes la oportunidad para ganar dinero, pero rehúsas a recibirla por Cristo y la iglesia, eso es
escoger a ser pobre (1P.5:2; Tit.1:7).
H. Estemos contentos teniendo sustento y abrigo (1Ti.6:8).
V. Poner nuestras esperanzas en el Señor, quien nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.
Buscar primeramente el reino de Dios y Su justicia, y todas estas cosas serán añadidas (1Ti.6:17; Mt.6:24-33).
A. El Señor nos da pruebas para saber cuánto le amamos, sea con pobreza o con riqueza
(Pr.30:8-9; Jn.6:6-7; 20:15).
B. Aprender a contentarnos tanto en la riqueza como en la pobreza (Fil.4:11-13; 2Co.6:10).

XXV. FIRME
I. Firme es perseverar, proseguir la carrera para alcanzar la meta (Fil.3:13-16; Hch.20:23-24).
A. Sin firmeza y perseverancia, es imposible llevar a cabo un trabajo que valga la pena.
B. La firmeza es una obligación en el crecimiento de la vida. Cuanto más elevada es la vida, más valor tiene, el
tiempo de crecimiento es más largo. – Jacob maduró recién cuando tenía 130 años (Gn.47:9-10).
C. En el ejercicio para la piedad, el ejercicio del espíritu y el ejercicio de ofrendar, firmeza y perseverancia
constante son requisitos para el éxito (1Ti.3:16; 4:8-16).
D. En la edificación de la iglesia y la coordinación del espíritu, no hay ningún curso acelerado, no existe atajo, ni
existen milagros, al tiempo no se le puede engañar (Hch.2:42, 46).
E. La firmeza puede hacer que “gotas de agua penetren una roca; también, el metal puede convertirse en una
aguja”. Nunca hagas un trabajo rápidamente. En algunos casos, no esperes a ver los resultados inmediatamente
(Neh.5:16).
II. El hombre no tiene el carácter firme.
III. El hombre no tiene un carácter firme; pierde su paciencia en solo cinco minutos. Un oficial nuevo comienza su
trabajo con un entusiasmo de tres antorchas encendidas, y en poco tiempo, no sabemos mas nada de él.
IV. Si nosotros dependemos de sentimientos emocionales, afectos o circunstancias, vamos a estar decepcionados y
desanimados cuando enfrentemos dificultades o los resultados son retrasados. Nuestras manos cuelgan hacia abajo,
nuestras rodillas se hacen débiles, y después abandonamos y nos rendimos al trabajo (Lc.18:1; He.12:12).
V. El Señor es firme; Jesucristo, es el mismo ayer, hoy, y por los siglos (He.13:8).
A. El Señor no se cansará ni se desmayará (Is.42:4).
B. El Padre hasta ahora trabaja, y el Señor también (Jn.5:17).
C. Dios es un Dios que consuela a los débiles (2Co.7:6).
VI. En el vivir, el trabajo, el servicio debemos entrenarnos a tener un carácter firme.
A. Debemos ser constantemente firmes en tener avivamiento matutino, leer la Biblia, orar, ayunar, predicar el
evangelio, trabajar con otros y coordinar en el servicio, con respecto a la obra (Lc.18:1-8).
B. No importa si nos gusta o no, si las circunstancias son favorables o no, debemos hacer nuestro trabajo. Si no es
así, nunca podremos servir al Señor. Hay que instar a tiempo y fuera de tiempo (2Ti.4:2).
C. Debemos confiar firmemente en el Señor, sin estar decepcionado o desanimado, gozando de Él constantemente,
siguiéndole y sirviéndole hasta el final (Hch.11:23).
D. Si somos derrotados, debemos levantarnos de nuevo ¡Levantad los brazos caídos y las rodillas paralizadas!
¡Seguid al Señor! (He.10:38; 12:12-13).

XXVI. RESISTENTE
I. No es sufrimiento, sino que dificultades y contrariedades (Mt.26:10).
A. El desempeño de cualquier trabajo tiene sus facilidades y sus dificultades.
B. Servir al Señor en la edificación de la iglesia es el trabajo más difícil en la tierra, pero a la vez también es el
más fácil (Mt.19:23, 26; Jn.6:60).
C. Por la naturaleza humana, al hombre le gusta esquivar las dificultades y tratar de buscar la manera más fácil
(Lc.11:46; Jn.6:60, 66).
II. ¿Hay para Dios alguna cosa difícil? (Gn.18:14).
A. Todo es difícil al comienzo. Cuando tenemos dificultados, debemos sentir en el “yo “ que no podemos, pero
debemos confiar en el Señor. Lo que para el hombre es imposible, para Dios todo es posible (Mt.19:21-26).
B. No debemos temer a las dificultades o a los problemas. Vale la pena elegir las cosas difíciles. Tener un espíritu
de pionero. Cavar túneles en montes, edificar puentes sobre ríos. (Mt.17:20; Hch.14:22; Mr.11:23-24).
C. No hay nada difícil para Dios. Él logra crear de la nada y resucita a los muertos. (Ro.4:17).
D. El Señor es el corzo que salta sobre los montes. (Cnt.2:8-9; Gn.49:21; Hab.3:17-19).
E. En el vivir y en el servicio, ejercitarnos a tener un carácter de no temer a las dificultades, no hacer que las cosas
sean fácil para uno. Aceptar las dificultades que vienen de Dios y de parte de otros. Muchas cosas son logradas
por medio de las dificultades. (Lc.19:3-4; Mr.2:3-5).

XXVII. DE APOYO
I. Presión es ser presionado, apretado, machacado, y es lo que el Señor ama.
A. Para que algo sea sólido, firme, puro en calidad, condensado y útil, debe ser presionado.
1. Los querubines de oro son labrados a martillo (Ex.25:18, 36; 2Co.7:4).
2. Las piedras preciosas son producidas a base de presión y calor (1Co.3:12-13).
3. El aceite puro es producido de olivas machacadas (Ex.27:20).
4. Uva exprimida produce vino (Mt.21:33).
5. Nardo puro machacado produce perfume (Jn.12:3).
6. Vasos de barro procesado pueden también ser de valor (Ro.9:21, 23; Jer.18:1-4; 2Ti.2:20;
2Co.4:7).
II. Ser presionado significa no crecer a nuestra manera, pero ser moldeado de acuerdo a la voluntad de Dios, para
ser adecuado para la edificación de la iglesia (Ro.8:28-29).
A. El Señor fue herido por pecadores por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, por manos
de inicuos (Hch.2:23; Is.53:5, 10).
B. Jacob, Josué y David fueron útiles después de pasar por las presiones de las circunstancias preparadas por Dios
en Su voluntad.
III. La iglesia es la viña del Señor donde hay un estanque de vino exprimido (Mr. 12:1-9).
A. Toda clase de autoridad establecida sobre nosotros, y toda coordinación para el servicio, son oportunidades para
ser exprimidos.
B. Para ser un vaso de valor, producir aceite y vino, tener el perfume del Señor y madurar en vida, debemos ser
presionados en la iglesia y en diferentes ambientes. No hagas que las cosas sean fáciles, ni te liberes o te salves
(Mt.27:42; 1Co.9:24-27).
C. Pablo fue presionado fuertemente cada día, y se convirtió en el mayor siervo del Señor. (2Co.1:8; 11:28).
D. Tiene que ser voluntariamente, sin razones para ser presionado.
IV. Cuanto más presión, más utilidad.
A. Los que no fueron presionados son salvajes en el servir del Señor, se atreve a decir cualquier cosa, hace
cualquier trabajo, predica cualquier cosa.
B. Los que han sido presionados les resulta fácil coordinar con otros, nunca se pasan de la línea, sino que
perfeccionan a los demás.
C. Los que han sido presionados tienen aceite, vino, perfume, y son valiosos vasos de Dios.
V. Dios ama lo compacto y lo concentrado.
A. El Señor nos presiona de acuerdo a nuestro nivel o vida, no mas de lo que podemos soportar.
B. No se aplastará, aunque se dañe no se quebrará (Mt. 2:20).

XXVIII.CLARO
I. Claro no significa la claridad de la luz, sino al carácter de entendimiento, la claridad del hombre. Las personas
necias no tienen necesidad de entender muchas cosas (Pr.14:33).
II. Dios no usa a personas necias para servirle, pero usa al que es claro y entendido. (2Ti.1:7).
A. No seamos necios, comprendamos la voluntad de Dios (Ef.5:17).
B. Seamos claros con las palabras de la Biblia (2Ti.3:15).
C. Debemos hablar con palabras claras y entendibles (1Co.14:9; Job.2:3).
D. Claro significa no confundido, no necios, teniendo entendimiento. Espiritualmente y físicamente, hacia
personas y asuntos, todo debe ser hecho de una manera clara (Gn.27:21-29; 48:19).

XXIX. GENEROSO
I. Ser generoso significa ser bondadoso con otros; no ser celoso, cruel, dañino. Una persona generosa
siempre deja una salida para los demás.
II. La naturaleza humana carece de generosidad. El mundo es como un papel fino, sin gracia y justicia,
pero igual es edificado en una relación de ganancia y pérdida.
III. El Dios que es generoso con el hombre.
A. El Dios que provee todas las riquezas para el hombre (1Ti.6:17).
B. El Dios que da sabiduría al hombre y nunca reprocha (Jac.1:5).
C. El Dios que derramó abundantemente de Su Espíritu (Tit.3:6).
D. El Dios que da gracia al hombre (Sal.116:7).
E. Dios ha dado mucha gracia a Jacob (Gn.32:9-12).
IV. El Dios amoroso, generoso y lleno de gracia puede hacer que nosotros seamos generosos (Mt.5:45-48).
A. Solamente los que han recibido la generosidad de Dios, los que han madurado en la vida,
puede tener un carácter para ser generoso hacia otros (Gn.47:7, 10).
B. Una persona generosa sólo tiene bendiciones para dar, y no tiene exigencias que cumplan.
C. Si vamos a reprender, tiene que ser con generosidad.
D. Ser generoso es relacionado con ser amplio y rico. Una persona generosa puede perdonar a
otros, no importa cuantas veces le ofenda, hasta puede perdonar sin que se disculpe.
E. Debemos ser estrictos con nosotros mismos, pero debemos ser generosos con los demás
(Mt.5:6-7).

XXX. SERIO
I. Serio es no ser liviano ni ligero, teniendo peso en todo nuestro mover (Fil.2:3; Sal.62:9; 16:9; 57:8).
A. Las personas ligeras flotan, hacen lo que quieren, no son estables; no tienen estabilidad ni gravedad; no pueden
servirle a Dios ni administrar la iglesia (1Ti.3:4, 8).
B. La cantidad de sabiduría y experiencia en la vida equivale a su peso.
C. Él debe aumentar, yo debo disminuir. El Señor tiene más peso que yo (Jn.3:30).
D. Tener peso no es ser apagado, aburrido, o extremadamente serio; no pretencioso de la vejez. Ser de peso es ser
ágil, fresco, lleno de vida, y tener el carácter de la gravedad. Tener peso es una manifestación de la experiencia
y madurez en la vida (Gn.47:7-10, 28-29, 31; 48:14-20; 49: 1-2, 6).
II. El servicio, el cuidado de la iglesia, el predicar, el evangelizar, la comunión y el profetizar tiene que ser
realizado con peso, con carga, según el foco central. Se tiene que saber discernir la prioridad y lo primordial, saber
diferenciar entre lo ligero y lo serio.
A. Amar a Dios es lo más importante. Ofreciendo sacrificios, trabajos, y otras obras son secundarias. No
debemos concentrarnos en detalles y olvidar lo más importante. No debemos robar el espectáculo del anfitrión
(Lc.11:42; Ap.2:2-5).
B. Creciendo en la vida y sirviendo a Dios tienen más peso que cualquier cosa. Todas las otras cosas –
riqueza, ropa, comida – son secundarias. Olvídense de desplumar a las gallinas y pelar los ajos, pero no se
olviden de las cosas de importancia (Mt.6:24, 34).
C. La unidad de la iglesia es importante, la unidad del Espíritu también. Lo demás como la doctrina, la
enseñanza, las maneras, las cosas exteriores son secundarias. No perdamos lo grande por lo pequeño, tomando
un pelo de la vaca considerándolo como vaca (Mt.23:23-24).
D. En la administración en la iglesia, dando mensajes, predicando el evangelio, teniendo comunión y dando
testimonios, debemos tener un centro de gravedad y peso. No tenemos que hablar mezclando con nuestras
palabras e impurezas.
III. Tener peso en vida y gravedad de carácter es un producto de cambio que viene de vivir en el espíritu y la
decadencia de nuestra vida natural, con el crecimiento de la esencia divina.

El Carácter

CONTENIDO

Título

1 Carácter
2 Comprender el carácter
3 Ejemplos de una Carácter Adecuado
4 Formación del Carácter
5 Un Carácter Util al Señor
6 Desechar la Disposición para
Manifestar la Función
7 Cultivar un Carácter que Contacte las Personas
PREFACIO

Los mensajes contenidos en este libro fueron dados entre 1953 y 1968 en dos localidades, Manila, Filipinas, y Taipei, Taiwan.
Han sido traducidos del chino.

Traducción de Character, Living Stream Ministry, © Witness Lee, 1999

CAPÍTULO UNO

CARACTER

EL PRIMER GRUPO —GENUINO, EXACTO, ESTRICTO

1. Genuino

Lo opuesto a genuino es lo falso. Lo genuino forma la base y el fundamento de alguien. Una persona que no es genuina
no tiene fundamento y no se le pueden encomendar responsabilidades. Ser genuino en carácter es la capacidad de sacrificarse por
los otros. Solamente el ser una persona honesta no es suficiente; uno debe ser genuino. Alguien que no es genuino puede caer
bien a otros inicialmente pero esta situación no perdurará. Con el tiempo, es lo genuino lo que ganará los corazones de las
personas. Para inspirar la confianza en otros, uno debe poseer un carácter genuino.

2. Exacto

La mayoría de la gente es relajada; pocos son verdaderamente exactos. Alguien que es puntual no se demora. Alguien que
es acucioso en sus palabras es dependiente, y uno que es preciso en su trabajo es confiable. Rara y preciosa es una persona que es
perfectamente exacta.

3. Estricto

Lo genuino y lo estricto componen lo exacto, lo cual, a su vez, se manifiesta en lo estricto. El ser relajado lleva a la
inexactitud; uno que es exacto, es siempre estricto. El secreto de una persona puntual se debe a que es estricta. Solamente siendo
estricto uno puede ser genuino y exacto.

EL SEGUNDO GRUPO —DILIGENTE, AMPLIO, FINO

1. Diligente

Pocas personas son diligentes; la mayoría prefiere la distracción al trabajo. Una vez que una persona llega a ser perezosa,
no puede lograr nada. Romanos 12:11 dice “en celo, no perezosos”, y Proverbios 6:6, dice “Ve a la hormiga, oh perezoso, mira
sus caminos, y sé sabio”. ¿Por qué la pereza, glotonería y la ociosidad van juntos (Tit. 1:12)? Es porque la gente floja tiene
compasión de sí misma y se ama a sí misma, y naturalmente ama el comer y el beber. Sin embargo, 2 Tesalonicenses 3:10 dice
“si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”.
Los cuatro puntos mencionados arriba se relacionan con tratar severamente con uno mismo.

2. Amplio

Alguien que posee los rasgos de carácter mencionados al inicio, fácilmente se hará estrecho. Debe por tanto, prestar
atención a tener un carácter “amplio”. El idioma chino utiliza la expresión que significa “océano” para ilustrar la capacidad que
una persona tiene de ser tan amplia como el océano. “Y Dios dio a Salomón… anchura de corazón como la arena que está a la
orilla del mar (1R. 4:29)”. Debido a que la arena abarca al océano, el requisito bíblico concerniente a la amplitud es mayor que
aquel denotado por la expresión en chino. El impacto de la vida de trabajo de una persona tiene mucho que ver con el ser amplio
o estrecho. Una persona mezquina jamás puede lograr grandes cosas.

3. Fino

Una persona con una capacidad amplia frecuentemente es incapaz de ser fina, lo cual la lleva a ser negligente y a una
pérdida inevitable. Uno debe ser amplio pero no tosco, fino pero no estrecho.

EL TERCER GRUPO —ESTABLE, PACIENTE, PROFUNDO


1. Estable

Ser estable es ser sólido y no ser fácilmente conmovido, no entrar en pánico, ni ser precipitado o ansioso. La estabilidad,
sin embargo, difiere de la lentitud. Ser lento significa no actuar cuando es momento de hacerlo, mientras que ser estable significa
permitir que el tiempo haga su trabajo. Una persona estable no hace decisiones livianamente, ni descuidadamente, tampoco alaba
ni condena fácilmente a otros. Cuando una situación no le es completamente clara, se detiene y no habla o expresa sus opiniones
en forma descuidada. Tampoco procede al azar en asuntos que son serios, inciertos o incomprensibles. Pablo, una persona estable,
dijo a los Corintios “Nuestra palabra a vosotros no es sí y no (2 Co. 1:18)”.

2. Paciente

La paciencia aquí no se refiere a la perseverancia sino a la capacidad de esperar, como se menciona en Jacobo 5:7, “El
labrador espera el precioso fruto de la tierra”. La paciencia difiere de la lentitud. Ser lento es perder una oportunidad del
momento, mientras que ser paciente es anticiparse a la oportunidad que llega. Uno no debe ser lento, pero debe ser capaz de
esperar, trabajando diligentemente sin perder nunca la esperanza. No obstante, solo esperar es vano; uno debe confiar en su propia
capacidad para lograr cosas. Una persona paciente es capaz de permanecer quieta cuando se encuentra en angustia. El labrador
que pacientemente espera su cosecha de la tierra, permite que el tiempo haga su trabajo. Paciencia no es pasividad; es agresividad
sin ansiedad.

3. Profundo

Ser profundo es no ser bajo ni superficial. Es basar el juicio de uno en la evidencia antes que en la apariencia. No es ser
cargoso y problemático, simplemente es ser serio. En cualquier caso, uno debe ser profundo pero no demasiado inquisitivo,
puesto que una persona curiosa es inútil.

EL CUARTO GRUPO —PURO, JUSTO, CALMADO

1. Puro

Ser puro y no adulterado es un asunto de motivo, de ser libre de otras intenciones.


Deuteronomio 22:9: dice, “No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que
sembraste como el fruto de la viña ”. Dios nunca se complace con el hombre que realiza un trabajo mezclado. Al final, los otros
motivos siempre causan problemas.

2. Justo

Ser justo significa ser imparcial, manejar todos los asuntos justamente. Por ejemplo, es ser juicioso al evaluar a otros.
Invariablemente existen faltas entre los buenos, y mérito entre los que fallan. Para ser justo, uno debe ser imparcial, prestando la
misma atención a todos los aspectos de una persona o asunto, apreciándolo desde varios ángulos y situándolo en el lugar
apropiado.
Este no es un asunto de espiritualidad o moralidad sino de carácter. El maestro que expone las Escrituras y el anciano que
administra la iglesia deben poseer un carácter justo. Uno no puede hacer nada justamente si existe el elemento de la injusticia en
su carácter. Para ilustrar esto vemos que un nivel inexacto nunca puede producir una superficie pareja.

3. Calmado

El corazón humano es normalmente tempestuoso. Al tratar con asuntos importantes, una persona que sirve al Señor debe
permanecer calmado en su mente, emoción y voluntad. Alguien que no es calmado, no puede resistir la incitación e influencia
externas. La manera de practicar el ser calmado es mediante (1) no actuar rápidamente y (2) no creer en rumores, los cuales,
inevitablemente, causan agitación.

EL QUINTO GRUPO —UNICO, CORPORATIVO, ABIERTO

1. Unico

Ser único y no disipado se relaciona con ser puro, justo y calmado. Una persona debe realizar un trabajo concentrándose
en una sola cosa o definitivamente no hacerlo. Debe ser único, ya sea que estudie, que administre un hogar o haga negocios. La
unicidad pone en relieve la concentración, la cual a su vez produce resultados positivos. Una persona que no se concentra en una
sola cosa nunca podrá realizar una tarea bien hecha.
2. Corporativo

Ser corporativo es no ser individualista, egoísta o exclusivista. Ser único en carácter debe estar equilibrado por una
cualidad corporativa.

3. Abierto

Un creyente abierto es capaz de recibir ayuda espiritual. El más abierto recibe la mayor ayuda y puede ser el más útil.
¡Cuán importante es un carácter abierto entre los creyentes! Sin embargo, esta no debe ser una apertura natural e irrestricta sino
una que, como las puertas y ventanas, puede abrirse o cerrarse fácilmente.
Los asuntos que son estrictamente personales, privados y que no tienen relación con otras personas no necesitan ser
revelados. El exponer los asuntos privados de alguien nunca beneficia al que lo hace ni al que lo escucha. Es innecesario abrirse
concerniente a asuntos en los cuales uno no necesita ayuda ni la puede ofrecer, puesto que tal apertura es vana.

EL SEXTO GRUPO —AFECTUOSO, ARDIENTE, ELASTICO

1. Afectuoso

El afecto implica cercanía y amor. En particular, enfatiza el cuidado, la simpatía y la intimidad. Una persona que no tiene
una preocupación íntima por los demás no puede llevarlos a la salvación mediante el evangelio. Tampoco puede tal persona ser
un responsable en la iglesia.

2. Ardiente

Ser ardiente va más allá de ser afectuoso. Mientras que el afecto está en el corazón, el ser ardiente implica la acción
exterior que resueltamente trae a otros a la salvación y les ayuda a llegar a la meta. El ardor es ferviente y poderoso.

3. Que se acomoda

He aquí el principio de la encarnación. Si Dios no hubiese venido mediante la encarnación para acomodarse al hombre,
sino que simplemente lo hubiese amado y deseado que éste se vuelva a El, no podría haber llevado a cabo la redención. Para
llevar la salvación a otros, uno debe llegar a ellos. Solo aquellos que se acomodan a la gente son capaces de predicarles el
evangelio para salvarlos. Será muy difícil que uno pueda guiar a los más jóvenes y más débiles si es que no puede acomodarse a
ellos.

EL SEPTIMO GRUPO —FUERTE, FLEXIBLE, SUMISO

1. Fuerte

La fuerza denota firmeza, no dureza. Uno debe ser fuerte pero no duro, esto es, fuerte en su voluntad pero no duro de
corazón. El apóstol Pablo dijo, “¡Sed hombres maduros, y esforzaos!” (1 Co. 16:13).

2. Flexible

La fuerza debe corresponder a la flexibilidad. La expresión en chino es “aderezar la fuerza con la flexibilidad”. La fuerza
sin flexibilidad es dureza, la cual inevitablemente arruina las cosas; mientras que la flexibilidad sin fuerza da por resultado la
complacencia, la cual también es inútil. La pulsera de un reloj es firme y flexible, capaz de ser doblada o estirada a voluntad.

3. Sumiso

Ser sumiso es ser obediente y ceder. Algunos solo pueden enseñar a la gente a seguir órdenes, pero nunca pueden
someterse a otros. Uno debe darse cuenta de que la persona que mejor da órdenes es la persona que mejor las recibe. La sumisión
es un elemento de la vida divina. Aquellos que poseen esta vida no consideran vergonzoso sino apropiado el someterse y recibir
órdenes.
Uno que da órdenes lleva una pesada responsabilidad; aquellos que las reciben no llevan ninguna. Cuán bendecido es
escuchar a otros y ser cubiertos en todo.

EL OCTAVO GRUPO —SUFRIDO, HUMILDE, POBRE

1. Sufrido
El sufrimiento opera maravillas interminables. Hay algunas cosas que no suceden sin sufrimiento. Mientras más capaz de
sufrir sea una persona, más útil es. Alguien que no se dispone a sufrir no puede lograr grandes cosas. Aquí cabe el antiguo
proverbio, “Aquel que soporta el peor de los sufrimientos es el mejor entre los hombres”.

2. Humilde

Uno debe apuntar alto pero conducirse de manera humilde. Romanos 12:16 dice: “asociándonos con los humildes”. Solo
al tomar una posición humilde uno puede ayudar a otros. No importa cuán respetada sea ni cuán alta estima se le tenga a una
persona, ésta debe tomar una posición baja. Esto no quiere decir que ella trate de ser humilde sino confesar genuinamente de
corazón que no tiene nada de qué gloriarse.
Primera de Pedro 5:5 dice: “Dios resiste a los soberbios y pero a los humildes da gracia”.

3. Pobre

El mundo codicia posición y riquezas, pero un cristiano debe contentarse con y aún escoger la pobreza. La pobreza tiene
su utilidad así como su deleite. Sin embargo, uno no debe empobrecerse por ser perezoso. Tal pobreza es indigna y vana. El estar
dispuesto a ser pobre por causa del Señor cuando tiene la capacidad y mas aún, la oportunidad de ser rico, o una práctica de gastar
todo el dinero de uno por causa del Señor, son dos casos raros y preciosos. La vida de Cristo es una vida que escoge ser pobre.
Considere cómo El dejó Su trono para nacer en un establo y vivir en Nazaret, probando toda privación de la vida humana.

EL NOVENO GRUPO —CONSTANTE, TOLERANTE, QUE SOPORTA

1. Constante

Constancia significa perseverante. Lo mejor está reservado para el final. Cualquier cosa que crezca rápido también se
marchita rápidamente. Nada de aquello que es profundo, de peso y superior puede obtenerse en corto tiempo o por casualidad.
Específicamente en las cosas espirituales, no hay atajos. La constancia y la perseverancia son los prerequisitos para ganar aquello
que es excelente.
Muchas verdades bíblicas que inicialmente son incomprensibles a pesar del deseo que uno tiene de conocerlas,
prácticamente llegan a ser comprensibles mediante la lectura persistente de las Escrituras. Ser constante es no codiciar los
resultados grandes y rápidos. Existe un antiguo dicho: “las gotas de agua horadan la piedra”.

2. Tolerante

Uno que es capaz de tolerar puede soportar los malos tratos. No trata mal a otros, sino que soporta su mal trato. Un joven
no debe evitar los malos tratos y escoger el fácil camino de la evasión; antes bien, debe sufrir el abuso voluntariamente. Mientras
más difícil la lección, más profunda y beneficiosa.

3. Que soporta

Una persona de carácter que soporta debe ser capaz de aguantar presión. Cualquier cosa que es sólida y fuerte debe ser
primeramente aplastada. Un diamante se forma mediante intensa presión. Lo que crece sin restricción generalmente no es
hermoso. Sin embargo, no invite a otros a que le presionen; más bien, usted mismo póngase bajo presión. La combinación de los
cinco rasgos anteriores —sufrido, humilde, pobre, constante y que soporta— da a una persona la capacidad de soportar presión.

EL DECIMO GRUPO —CLARO, MAGNANIMO, SOBRIO

1. Claro

Aquí, claridad no significa resplandor; denota comprensión. Frecuentemente, las personas ignoran su propia estupidez.
Uno debe conocerse a sí mismo tanto como a otros.

2. Magnánimo

Ser magnánimo es similar a ser amplio. Ser amplio es ser tolerante con otros y ser magnánimo es no ser cruel hacia otros.
Al relacionarse con otros uno debe suministrarles afecto, ardor y acomodarse con magnanimidad. Es difícil tener una vida que
ama a los enemigos sin un carácter magnánimo. Una persona cruel es siempre celosa, mientras que alguien magnánimo es capaz
de perdonar. Es permisible que se hable severamente a otros, pero nunca en forma cruel. Tampoco debería ser uno tontamente
amable.
3. Sobrio

Uno que es sobrio no es frívolo. Todo lo que una persona sobria haga tiene peso. Trátese de un asunto grande o pequeño
su importancia y peso dependen de las manos donde se encuentra. En manos de una persona sobria, aun un pequeño asunto será
tomado en serio por otros. Al contrario, en manos de una persona liviana, un asunto significativo será considerado por otros
inconsecuente. Al aprender a ser sobrio, primeramente uno no debe expresar sus opiniones ligeramente; segundo, uno no debe
juzgar ni criticar de modo impertinente; y tercero, uno debe hablar lenta y concretamente. No es que uno debe permanecer en
silencio sino que debe hablar con discreción.
Uno que es sobrio está protegido, pues las tentaciones malignas no vienen a él fácilmente. Especialmente en el caso de
una mujer joven, la sobriedad conlleva protección, mientras que la ligereza invita al daño.
Sea afectuoso, ardiente y acomódese hacia otros, y condúzcase con sobriedad.

CAPÍTULO DOS

COMPRENDER EL CARACTER

LA IMPORTANCIA DEL CARACTER

Mientras que nuestras palabras representan nuestra persona, nuestro carácter es nuestra persona misma. La utilidad de una
persona, aquello que se le puede confiar, las responsabilidades que puede tomar y las cosas que puede lograr, dependen todas de
su carácter. Un carpintero le da uso a la madera basándose en su calidad. La pereza arruina la utilidad de una persona. Así mismo,
el carácter tiene mucho que ver con el servicio al Señor. Considere aquellas personas de la Biblia que fueron usadas por Dios. El
las usó debido a que tenían un carácter adecuado para ello. Su carácter era simplemente su persona. Fueron personas útiles para
Dios debido a que El pudo usar su carácter. Dios usó grandemente a Abraham, Moisés y Pablo debido a que tenían un carácter
excelente. El destino de nuestra utilidad para Dios depende de nuestro carácter. El hecho de ser útiles para Dios depende de lo
apropiado de nuestro carácter humano.

LA CONSTITUCION DEL CARACTER

Nuestro carácter está constituido de la naturaleza con la que nacemos y de nuestros hábitos adquiridos. Mientras la
disposición se hereda, el carácter se cultiva. El carácter de una persona es treinta por ciento innato y setenta por ciento hábito que
se forma. Es por esta razón, que un joven debe prestar mucha atención a la formación del carácter. Una persona mayor a cincuenta
años tiene una personalidad establecida con un patrón definido el cual se formó durante toda su vida. En un joven, lo que más se
manifiesta es la naturaleza heredada en contraposición a sus hábitos adquiridos. A medida que crece, exhibe menos de su
naturaleza y más de sus hábitos. Consecuentemente, los hábitos adquiridos son más importantes que la naturaleza al nacer.
Generalmente, el carácter de una persona mayor de veinte años contiene más hábitos que naturaleza heredada. Nunca menosprecie
su diario vivir, puesto que es el que forma sus hábitos. Por ejemplo, si un niño es puesto en hogar chino, crecerá conforme al
molde chino. El mismo niño, puesto en una familia de otra nacionalidad, cuando crezca, se expresará como una persona de esa
nacionalidad. Al considerar el asunto del carácter, debemos prestar mucha atención a nuestra vida diaria, la cual es capaz de
moldear nuestro carácter. La adecuación de nuestro carácter para Dios determinará la medida en que le podamos ser útiles.

EL CARACTER ESENCIAL PARA EL SERVICIO DEL SEÑOR

1. Genuino —Ser el mismo por dentro y por fuera

¿Qué es lo genuino? Denota consistencia por dentro y por fuera. Muchas veces, a pesar de no haber mentira, ciertamente
hay ausencia de lo genuino. Una persona que no es genuina es inútil en las manos del Señor. Moisés era una persona muy
genuina. Cuando descendió del monte Sinaí, ardió en ira y rompió las dos tablas del testimonio. El era el mismo por dentro y por
fuera. Es imposible encontrar en la Biblia un caso en el que Moisés no hubiese sido completamente consistente. Una persona
genuina es sólida y digna de confianza. Sin embrago, esto no significa que tenga libertad para exaltarse en ira. Comportarse de
una manera agradable cuando uno está realmente enojado es presumir y ser falso. Algunos hablan de un tema a dos diferentes
personas y lo hacen de dos maneras diferentes. Aunque no tengan la intención de engañar, no están hablando genuinamente. Los
que sirven al Señor deben cultivar un carácter genuino. Al enfrentarnos a ciertos asuntos, podemos restringirnos y no hablar nada
debido a nuestro temor de Dios. No obstante, al hablar, debemos ser genuinos.

2. Exacto —Ser absolutamente preciso

Es muy difícil ser exacto con respecto al tiempo, a las palabras y a los números. Muchas cosas se hacen “sobre la
marcha”. Esta actitud de “más o menos” es muy dañina. Una persona no debe ser “más o menos”; debe ser precisa. Lograr el
noventa y nueve por ciento de un trabajo dejando de hacer el uno por ciento, es lo mismo que no haber hecho nada. Debemos
cultivar un carácter que no sea descuidado sino absolutamente preciso.

3. Estricto —Tomar los asuntos en serio

Lo genuino hace que una persona sea sólida, y lo exacto la hace fuerte. Lo estricto es la práctica de lo genuino y de lo
exacto. Lo genuino y lo exacto nunca pueden ser puestos en práctica por una persona que actúa a la ligera. Para hacer todas las
cosas genuina y exactamente se requiere de un carácter estricto. Todo lo que pasa por las manos de una persona ligera llega a ser
impreciso y falto de autenticidad. Debido a que una persona así no es estricta, no puede tomarse en cuenta nada de lo que dice.
Aun su estudio de la Biblia es descuidado. Los que son estrictos reciben luz al estudiar la Biblia, no dejan que nada se les escape.
Cuando surgen problemas, proceden a resolverlos, siempre tratando de llegar a la raíz del asunto. Una persona ligera, que por lo
general es curiosa y vive en su imaginación, nunca puede resolver problemas. Una persona estricta nunca se entromete en lo que
no le concierne, ni se entretiene en pensamientos vanos. Lleva a cabo su tarea de manera seria y precisa.

4. Diligente —No perezosos

Una persona estricta es siempre diligente. La diligencia es la característica más importante de un siervo del Señor. La
Biblia está llena de enseñanzas concernientes a la diligencia. En el capítulo doce de Romanos Pablo menciona la consagración, el
servir en coordinación y los dones, y continúa diciendo “en el celo no perezosos” (v.11). Uno debe ser diligente en el servicio. La
diligencia es crucial porque llega a constituir nuestra reserva espiritual y así nos enriquece. La riqueza espiritual proviene de la
diligencia. La pereza produce invariablemente pobreza. Una persona diligente siempre tiene una mente sobria, mientras un
perezoso es atolondrado. Todas las cosas existen en el tiempo. Una persona de éxito es alguien que aprovecha su tiempo al
máximo. Debemos redimir nuestro tiempo perdido. La pereza es detestable porque hace que nuestro ser se desperdicie. Se traga
nuestro tiempo y prácticamente devora toda nuestra vida. Sin embargo, la diligencia, no puede ser un asunto legal ni un asunto
regulado; debe practicarse en forma espontánea. Debemos permanecer siendo los mismos ya sea que vean lo que hacemos o que
no lo hagan. Si una persona llega a ser diligente, necesitará exigirse mucho más a sí misma. Uno que es flojo nunca podrá realizar
una tarea de limpieza cabalmente porque tiene la espalda tiesa y no se agachará para trapear el piso. Una persona despreocupada
es perezosa pero aquél que tiene interés por las cosas y sin embargo no actúa al respecto es alguien que no fue tratado. Solamente
los diligentes saben trabajar. El siervo del Señor debe cultivar un carácter diligente y nunca desviarse fácilmente. Es entonces que
será capaz de encargarse de cualquier cosa que Dios le encomiende. Solo los diligentes pueden realizar el trabajo del Señor.
Mientras más trabaja una persona, más humilde, práctica y cuidadosa será; del mismo modo, más controlará su temperamento y
rechazará su carne. Esta es una persona de beneficio para el Señor. Los diligentes terminan cabalmente todo el trabajo que tiene
por delante y que les ha sido encomendado.
D.L. Moody dijo “Aun no he visto una persona floja ser salva”. Algunos aun son tan flojos que ni creen ni preguntan; de esta
manera, se pierden un asunto tan grande como su salvación. Es difícil encontrar una persona perezosa que tenga una búsqueda
espiritual importante.

5. Amplio —Tener una perspectiva amplia

Una persona que se entrena en ser genuina, exacta, estricta y diligente, fácilmente puede volverse estrecha. Por naturaleza,
las personas chismosas son amplias. Sin embargo, es necesario que los que sirven al Señor sean amplios en su carácter. El
corazón de Salomón era ancho como la arena del mar. Puesto que la arena rodea al mar, debe abarcar más que el mar. Debemos
practicar el ser amplios. Solamente los que son amplios, pueden descubrir cosas en la Biblia. Una persona estrecha únicamente
puede estudiar los asuntos triviales y dar mensajes acerca de tópicos pequeños; es más, puede hacer que el mensaje acerca de un
gran tópico parezca insignificante. Un obrero debe aprender a ser amplio, a estudiar la Biblia con una perspectiva amplia, y a
estudiar los grandes asuntos existentes en las Escrituras. Debe aprender a prestar atención a las cosas significativas y a ser
paciente con las personas. Tal persona se comporta con una visión amplia y puede guiar a otros con esta misma visión; su
conocimiento del Señor es también amplio.

6. Fino —No descuidado ni negligente

Aunque no debemos ser estrechos, debemos ser finos. En los últimos dos mil años, aquellos que fueron usados por el
Señor fueron amplios y finos. Aquellos que fueron estrechos y toscos invariablemente fueron de poca utilidad. El Señor nos guía
acorde a la gracia que nos da. Muy frecuentemente, sin embargo, Su guiar depende de nuestro carácter. Algunos hermanos y
hermanas pueden estudiar la Biblia y orar, pero no se les puede dar responsabilidades. Debido a su carácter, no podemos
confiarles los asuntos del Señor. Reciben mucha gracia y saben orar, pero no han desarrollado el carácter adecuado que los
capacita para lograr las cosas. Aunque pueden ser colocados en diferentes áreas de servicio, no se les puede confiar el servicio
mismo. El servicio del Señor requiere de una persona amplia y fina. Para estudiar bien la Biblia uno debe hallar en ella el
fundamento para cualquier asunto con una óptica fina y amplia.

7. Estable —Constante, que no cambia ni se mueve fácilmente


y que no entra en pánico

Ser estable es ser constante, inamovible e inmutable. ¡Qué vida más estable vivió el Señor en la tierra! No fue conmovido
por la sugerencia que le hicieron Sus hermanos para ir a Jerusalén y buscar reconocimiento, y cuando sus opositores trataron de
apedrearle, pasó directo en medio de ellos. Si hubiésemos estado en aquella situación, hubiésemos sido apedreados o hubiésemos
huido rápidamente. Cuando el Señor supo que Lázaro había enfermado, permaneció en el mismo lugar por dos días más. Nuestro
Señor nunca vaciló. El era estable. Los que conocen la voluntad de Dios, no entran en pánico. Una persona inestable es como una
caña en el desierto movida por el viento. Al no ser nunca constante ni estable, se inclina hacia el este cuando el viento viene del
este, y hacia el oeste cuando el viento viene del oeste. Una persona que fluctúa nunca puede comprender la voluntad de Dios.
Tampoco puede trabajar junto con otros ni servir en la iglesia.
Sin embargo, ser estable no es ser lento. Ser estable implica el no hablar imprecisiones ni hacer cosas acerca de las cuales
uno no está seguro. Una persona estable no es fácilmente conmovida por su entorno. Controla bien su tiempo y actúa solamente
luego de haber esperado y estar seguro de cuál es la voluntad de Dios. Ser estable es no ser terco, rígido u obstinado, sino tener
una cualidad interior que es inamovible e inmutable. Lutero fue una persona fuerte y estable; es por eso que Dios lo usó. La
estabilidad es una característica importante cuando se sirve al Señor y cuando se escoge un colaborador. El tiempo trabaja, pero
solamente con una persona estable. Una vez que una persona estable percibe la voluntad de Dios, actúa inmediatamente a
cualquier costo. Nadie puede influir sobre él mientras no sea el tiempo del Señor. Así, debemos aprender a ser estables. Entrar en
pánico no ayuda en nada. Debemos permanecer constantes en medio de la tormenta, sabiendo que cuando ésta pase, las
dificultades también cesarán. Aquellos que navegan comprenden muy bien la importancia de la estabilidad. Cuando uno sube a un
bote pequeño en un mar tormentoso, uno no puede darse el lujo de entrar en pánico.

8. Profundo —Buscar por debajo y excavar profundo,


no ser superficial

El libro de Proverbios dice que una persona necia es superficial. La observación de alguien que es superficial no es
exacta. Su comprensión acerca de la iglesia, personas, asuntos y cosas es muy superficial. Ser profundo se relaciona mucho con
ser serio y diligente. Una persona superficial siempre hace observaciones ligeras, mientras que una persona profunda siempre
busca y excava cuando observa las cosas. A la persona superficial puede parecerle que no hay nada que hacer, aunque se le
encargue la iglesia. Mientras unos tienen mucho que decir en un mensaje, él no tiene nada que decir. Mientras algunos laboran
para obtener luz al estudiar la Biblia, él está satisfecho con una comprensión literal. Al escuchar a la gente, una persona profunda
no cree fácilmente sino que escucha más allá de las expresiones superficiales. Pero una persona superficial cree rápidamente en
las palabras de otros y se apoya en información inconsistente e incompleta. El resultado de esto es la murmuración. Los que
sirven al Señor deben ser profundos en la verdad, en la experiencia y en el guiar a otros. Una persona superficial nunca puede
servir al Señor porque hará de la obra de Dios algo superficial. Aquellos que les gusta representar a otros, son superficiales.
Alguien profundo, no es complicado ni superficial. Tal persona es tridimensional, siempre busca, siempre investiga.

9. Paciente —Ser capaz de esperar


y no estar ansioso

De acuerdo al capítulo 5 de Jacobo, el labrador que desea el fruto de la tierra, no puede estar ansioso (v. 7); debe esperar
el tiempo señalado. Una persona paciente puede esperar. Contrariamente a lo que se piensa, la paciencia no es lo mismo que la
perseverancia. Ser paciente es no ser perezoso ni resbaladizo, sino trabajar diligentemente sin ansiedad. Todo lo que hacemos
toma su tiempo. La cantidad de esfuerzo empleado determinará cuánto uno puede lograr. Ningún trabajo puede realizarse en
forma barata. Aquellos que esperan logros instantáneos nunca pueden llevar a cabo la obra de Dios. Para realizar la obra de Dios,
una persona debe trabajar diariamente pero sin ansiedad. Alguien que es paciente no se distrae por las circunstancias puesto que
conoce su comisión. Es como el labrador, para quien esperar es algo normal: por un lado, trabaja en los campos, por otro lado,
espera. Al conducir a otros uno puede decepcionarse, pero los que son pacientes nunca pierden la esperanza. Cuando nuestra obra
sufre un receso, debemos ser pacientes. El tiempo probará y el tiempo dirá. El tiempo vindicará y manifestará la verdad. La
manifestación de la gloria de Dios puede estar solamente a medio minuto de camino.
Uno debe ser emprendedor pero no ansioso. Esto requiere práctica. Un carácter producido por la paciencia es invalorable.
No debemos sacar conclusiones rápidas acerca de personas o asuntos. Luego de esperar solo unos pocos días, emergerá la
verdadera situación. Debemos aprender a ser pacientes cuando estamos en necesidad. Si somos pacientes al estar necesitados,
nunca tendremos que prestarnos nada. Cuando Pablo escribió a los Corintios, aunque se sentía cargado y oprimido, no obstante,
él era paciente. Los que sirven al Señor deben poseer tal cualidad. Muchas personas se quejan mucho por dificultades leves, hacen
conocer sus problemas más pequeños y emiten un juicio instantáneo al enfrentarse con cualquier cosa que se les ponga en el
camino. Estas personas son inútiles. Ser paciente es esperar. Es diferente a ser lento. Sea que alguien tenga una disposición rápida
o lenta, debe aprender a ser paciente. Ser lento es ser incapaz de aprovechar las oportunidades; esto es algo con lo que debe
tratarse. Alguien paciente es alguien presto y listo. Debemos ser pacientes antes de que surja la oportunidad y debemos
aprehenderla inmediatamente cuando aparece. Al servir en la iglesia diariamente, debemos esperar pacientemente respecto a todas
las situaciones que confrontamos y también respecto a los resultados de nuestro trabajo. No debemos estar ansiosos antes de que
llegue el tiempo de la cosecha; tampoco debemos relajarnos y ser perezosos. Debemos estar llenos de sentimiento por las
personas y las cosas. Debemos ser sensibles, cuidadosos y tener visión apropiada. Debemos terminar cualquier trabajo que
tengamos por delante y dejar el resto al tiempo. En muchos casos, el tiempo representa a Dios.
Aquellos que lleguen a ser personas apropiadas, y especialmente de peso en la mano del Señor, deben poseer todas las
características precedentes. Sin estas nueve cualidades, no seremos alumbrados en nuestro estudio de la Biblia; tampoco
llenaremos los requisitos de la vida espiritual en nuestra relación con las personas, cosas y con la obra del Señor. Así mismo, es
improbable que tengamos mucho crecimiento espiritual. Nuestro ser debe corresponder a la obra que queremos lograr y nuestro
carácter debe corresponder con el asunto que planeamos hacer. En un carácter que es apropiado para ser usado por el Señor, los
hábitos adquiridos son mucho más importantes que la naturaleza heredada. Todo esto depende de la formación de un carácter que
se adecue al Señor.

CAPITULO TRES

EJEMPLOS DE UN CARACTER ADECUADO

Lectura Bíblica: Marcos 1:35; 3:20-21; 6:30-31, 34; 8:1-10

En este capítulo consideraremos qué clase de carácter tenía Jesús mientras estuvo en la tierra. Tal vez pensamos que los
que servimos al Señor necesitamos tener un carácter adecuado, pero que el Señor no tenía esta necesidad. Sin embargo, si leemos
cuidadosamente los cuatro evangelios, podremos ver que mientras el Señor estaba en la tierra, Su servicio delante de Dios
dependía en gran parte de Su carácter.

EL EJEMPLO DEL CARACTER DEL SEÑOR

De los cuatro evangelios, el evangelio de Marcos nos muestra especialmente la manera en que el Señor Jesús servía a
Dios. Todo aquel que estudia la Biblia puede percibir en este evangelio el carácter del Siervo de Dios. Al leer el evangelio de
Juan podemos ver la vida que estaba en Jesucristo —la vida del Hijo de Dios. Al estudiar el evangelio de Lucas, podemos ver la
disposición perfecta dentro del Hombre perfecto. Si estudiamos el evangelio de Mateo, podemos testificar cómo se conducía el
Rey del reino de los cielos. Al leer el evangelio de Marcos, podemos percibir el carácter del Siervo de Dios. En el evangelio de
Juan, el Señor nos muestra mediante Su vivir sobre la tierra la vida que estaba en El. En el evangelio de Lucas, el Señor nos
revela Su disposición humana al vivir como un hombre sobre la tierra. Como hombre, El era hermoso y perfecto en Su
disposición. Pero en el evangelio de Marcos el Señor es visto como siervo. Allí, El no muestra Su vida ni Su disposición sino Su
carácter.
Al buscar un amigo, procurarán hallar en él una manera de ser agradable pero no necesariamente un carácter adecuado.
Generalmente, lo único que les interesará será su manera de ser, vale decir su disposición, pero no su carácter. Por ejemplo, una
persona no tendrá que ser madrugadora para poder ser su amiga. Podrá levantarse regularmente y acostarse temprano, pero si su
disposición no es agradable, no querrán hacer amistad con él. Así, cuando entabla una amistad, lo primero a lo que prestan
atención es la disposición de la persona. Sin embargo, cuando van a contratar a alguien para hacer trabajo doméstico ¿se fijarán
solamente en su personalidad? Ciertamente no. Podrá ser muy gentil, paciente, afectuoso y moderado, pero si también es muy
flojo, resbaladizo, lento y olvidadizo ¿le contratarían? Cuando consideramos dar trabajo a alguien, debemos considerar no
solamente su disposición sino también su carácter. La amabilidad y la gentileza están en su disposición. Pero también debe ser
diligente, ceñido en su trabajo y siempre estar en su lugar, todo lo cual es necesario en su carácter.
Si son ustedes capaces de distinguir entre la disposición y el carácter, encontrarán el asunto de la disposición en el
evangelio de Lucas y el asunto del carácter en el evangelio de Marcos. El evangelio de Lucas revela la disposición de un Hombre
perfecto. El evangelio de Marcos revela el carácter de un Siervo de Dios. Digo esto con un buen fundamento. Marcos, por
ejemplo, indica por lo menos en dos ocasiones que el Señor Jesús no tuvo tiempo para comer. Esto no se registra en Lucas, Juan
ni Mateo. Mateo habla del Señor como el Rey del reino de los cielos; que el Rey coma o no, aquí no es importante. Este asunto
solo fue registrado por Marcos. En el evangelio de Marcos se ven estas palabras: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy
oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba”. El Señor estaba tan ocupado sirviendo a otros que no le importaba comer,
dando la impresión de que estaba loco. Cuando vio la multitud, no los envió de vuelta, temiendo que desmayasen en el camino.
De modo que les dio peces y pan para satisfacerles. Luego pidió a los discípulos que juntasen los pedazos que sobraban.
Entonces, luego de despedir a la gente, El se fue. ¿No es acaso significativo que el Espíritu Santo haya registrado estas cosas? El
libro de Marcos nos muestra que Dios había hallado en la tierra a una Persona cuyo carácter era adecuado para Su servicio. En
otras palabras, este libro nos muestra el carácter del Señor Jesús como Siervo de Dios. Debido a que El tenía este carácter, fue útil
en manos de Dios en Su servicio a Dios y al hombre.
Uno puede observar el carácter del Señor Jesús como Siervo de Dios en cada capítulo y cada párrafo de del libro de
Marcos. Aunque cierto día El sanó a muchos enfermos, echó fuera muchos demonios, trabajó mucho y se acostó tarde, al día
siguiente aún se levantó muy temprano para orar. Así de diligente era El. Cuando hacía las cosas, se ocupaba solamente de las
necesidades de otros y no de su propia hambre. Este es el carácter que debe poseer uno que sirve al Señor. Cuando la multitud se
reunía en un lugar despoblado y era tarde, El no podía soportar el tener que enviarlos de vuelta por temor a que desfallezcan por
falta de alimento. Mientras que este incidente fue registrado de una manera breve en los otros evangelios, en el evangelio de
Marcos fue recopilado con gran detalle. Este registro muestra que al Señor no solo le interesaba la multitud, sino que comprendía
y discernía cuidadosamente toda la situación. Es más, sabía cómo poner solución a las cosas. Mandó a la gente que se sentase por
grupos, tomó el pan y el pescado, los bendijo y los distribuyó grupo por grupo. Luego de que la gente se hubo saciado, los
discípulos recogieron los pedazos que sobraban en cestas. Entonces envió de vuelta a la gente y llevó a Sus discípulos a otro
lugar. ¿Describe esto un milagro del Señor? ¿Revela la vida del Señor? ¿Revela la disposición del Señor? No. Nos muestra Su
carácter. Era diligente, considerado, perceptivo, afable y preocupado por otros, y nunca evadía Su responsabilidad. Sin un carácter
como se describe en el evangelio de Marcos, la vida en el evangelio de Juan no podría ser impartida. Para ser impartida, la vida
registrada en el libro de Juan, necesitaba del carácter del libro de Marcos. La vida en Juan es el alimento; el carácter en Marcos es
el recipiente.
Hoy en día no tenemos este carácter. He observado que algunos hermanos frecuentemente desperdician su servicio.
Desperdiciar es un asunto pequeño, pero temo que cuando estos hermanos sirven al Señor, se pierden almas. Este es un serio
problema. ¿Usted piensa que el Señor atesoró las doce cestas de pedazos sobrantes? No, el Señor quería mostrar a los discípulos
que uno que trabaja en el servicio a Dios debe hacer las cosas de esta manera. El Señor entrenó a Sus discípulos e hizo que ellos
también puedan tener esta clase de carácter. Debemos ver que en el asunto de servir al Señor, es imprescindible tener un carácter
adecuado. No podemos servir al Señor sin un buen carácter.

EJEMPLOS DEL CARACTER DE LOS APOSTOLES

En los escritos de las Epístolas del apóstol Pablo, concernientes al Señor Jesús, podemos ver al escritor mismo. Aunque
todas las epístolas de Pablo se ocupan de Cristo, también nos permiten ver a Pablo. No creo que las epístolas de Pedro deban ser
designadas como tales. Al leerlas uno puede reconocer inmediatamente a su escritor. Lo mismo es cierto para los escritos de
Pablo. Podemos ver a los apóstoles a partir de las epístolas que escribieron, porque era a Cristo a quien llevaban, y era Cristo
quien vivía por medio de ellos. Moisés vio la visión de la zarza que ardía. Todas las epístolas de los apóstoles fueron escritas
acorde a este principio. Por un lado, Cristo usó a Pablo como su punto de apoyo, poniéndose a Sí mismo en Pablo. Por otro lado,
Pablo vivió a Cristo. Debido a estos dos puntos, cada vez que ellos hablaban respecto a Cristo, los apóstoles no podían evitar el
ser vistos.
En la Biblia hay dos líneas. Una línea concierne al Cristo que es sustentado, y la otra, el vivir a Cristo. El vivir a Cristo es
un asunto de vida, mientras que sostenerlo es un asunto de carácter. El asunto de carácter y de vida se encuentra en cada apóstol.
Respecto al carácter de Pablo, él fue usado por Cristo; el llevó a Cristo y Cristo fue sostenido por él. En cuanto a la vida, Pablo
tomó a Cristo como su vida; vivió en Cristo y Cristo vivió en él. Así, cuando leemos las epístolas de Pablo, no es difícil ver que
en ellas algunos asuntos se relacionan con el carácter y otros, a la vida. Por ejemplo, Pablo dijo: “¿Qué queréis ¿Iré a vosotros con
vara, o con amor y espíritu de mansedumbre?” (1 Co. 4:21); también dijo: “¿Quién está débil, y yo no estoy débil? ¿A quién se le
hace tropezar y yo no ardo?” (2 Co. 11:29), y, “Pero cuando Cefas vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de
condenar” (Gá. 2:11). Estas palabras reflejan cierto carácter. Por otro lado, Pablo dijo: “llevando en el cuerpo siempre por todas
partes la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestros cuerpos” (2 Co.4:10), y también “Más,
nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en
gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu” (2 Co. 3:18). Estas palabras se refieren a la vida. En algunas partes de las
epístolas de Pablo, encontramos su carácter como siervo de Dios: fuerte, responsable, serio, intolerante con los errores, honesto,
dispuesto a reprender a otros en la cara. En otras partes vemos la vida misma que él vivió. No debemos tener solo vida sin un
carácter adecuado; tampoco podemos tener solo un carácter adecuado sin vida.
Un día, en Manila, durante un paseo en automóvil por el campo con unos hermanos, vimos una elegante catedral católica
en una pequeña colina. Los hermanos me llevaron allí para visitarla. Cuando entré, vi algunas monjas vestidas de blanco,
arrodilladas. Estaban inmóviles y parecían irreales hasta que las observé detenidamente. Eran tan adeptas a aquella práctica que
no se movían ni siquiera un poquito. Las observamos durante un largo rato hasta que una de ellas se levantó. Quedamos
impresionados al observar la manera en que caminaba. Tal serenidad y compostura hubiesen sido imposibles de imitar. Mientras
se dirigía a tomar una Biblia, su porte, compostura y movimientos demandaron nuestro más grande respeto y admiración. ¡Qué
conducta maravillosa! Si no hubiese conocido al Señor, me hubiese unido al catolicismo en aquel mismo día. Creo que si algunos
incrédulos hubiesen visto a aquellas monjas y a nosotros, ciertamente hubieran sacado la conclusión de que nosotros los cristianos
no somos tan respetables como los católicos. Sin embargo, los que conocen a Cristo se darían cuenta de que tal conducta no era
vida; era un carácter muy bien desarrollado. Un buen carácter desprovisto de vida no tiene valor. Pero la vida sin un carácter
apropiado es de igual manera, inútil. Sin tomar en cuenta cuánto sepamos de Cristo, no podremos ministrar Cristo sin un carácter
apropiado.

LA NECESIDAD DE FORMACION DEL CARACTER


PARA EL SERVICIO DEL SEÑOR

¿Qué clase obra pensamos hacer? Esperamos realizar una obra que tenga valor y peso o una obra ligera? En el servicio del
Señor no solamente se necesita el conocimiento del Señor, sino también un carácter que sostenga al Señor. La Biblia requiere que
los ancianos sean personas sobrias. ¿Es este un asunto de vida o de carácter? Es muy claro que se trata de un asunto de carácter y
no de vida. Una persona puede claramente ser salva, pero ser aún frívola. Otros pueden tener un carácter serio pero se oponen al
Señor Jesús. Si ambos tipos de persona tuviesen que ponerse de pie y hablar a una multitud, ¿cuál se ganaría la confianza de la
gente? Sin duda el opositor. ¿Por qué? Porque es sobrio. Con esta ilustración podemos darnos cuenta de que nuestra utilidad en la
mano del Señor se basa en nuestro carácter y que es el carácter el que va a ministrar vida. Obviamente, sin vida, nada podrá ser
ministrado, pero sin un carácter apropiado, la vida no puede ser impartida.
Admitimos que estamos escasos de vida, pero siento fuertemente que existe una falta severa, aun desesperada en nuestro
carácter. Por ejemplo, acorde a mi observación, algunos hermanos son totalmente ignorantes en cuanto a buenas maneras. En su
contacto con las personas, parecen no darse cuenta de quién es mayor o quién es menor. Consideran el respeto como algo
vergonzoso, y la buena educación como algo no democrático. No les interesa si la persona que tienen delante es un director de
escuela o un decano. Tengan la certeza de que estas personas están terminadas; no pueden servir al Señor.
Hermanos jóvenes, en el dormitorio donde viven, ¿Son ustedes atentos con sus compañeros? Aunque no los he visitado
diariamente, basado en mi limitada observación, puedo decirles cómo viven. Por favor perdónenme por decirles que no tienen
nada de un carácter adecuado. Admito que tal vez no peleen ni discutan; también me atrevo a decir que el carácter de ustedes no
ha sido edificado. Para edificar el carácter, deben guardar las reglas que les dicen en qué cama van a dormir, dónde colgarán su
ropa y dónde dejarán su maleta. Deben vivir acorde a las reglas de la escuela. Pueden pensar que estos son asuntos pequeños, pero
si no son ejercitados en estas cosas durante su vida cotidiana, serán absolutamente inútiles para Dios. Les faltará el carácter que
guarda las reglas. Pueden tirar libremente sus zapatos bajo la cama de otro y dejar su camisa en otra cama y tal vez solamente el
chaleco sin dar vuelta en el lugar que le corresponde. Créanme, esta clase de persona nunca puede hacer un trabajo.
Guardar las reglas se encuentra del lado pasivo. Positivamente, necesitamos ser atentos. Debemos correr hacia los trabajos
desagradables y dejar que otros hagan los fáciles. Esto no es asunto de vida; es solamente señal de un buen carácter. Pero si tal
carácter no ha sido formado en nosotros, no tenemos esperanza de servir al Señor apropiadamente. Si usted no es una persona que
sabe regularse, su predicación también será indisciplinada. Si usted es desordenado, lo que predica también será desorganizado.
Hermanos, al servir al Señor, el carácter no es menos importante que la vida. Sin un carácter apropiado no hay modo de
realizar un trabajo. La vida es el material y el carácter, la técnica. Un carpintero no puede hacer nada sin madera; pero esto no
significa que él pueda hacer algo mientras haya madera. La sierra puede ser útil en manos de una persona que no sea usted. El
hacha es útil para otros, pero en las manos de usted solo arruina la madera. La razón por la que no se tiene un carácter particular
simplemente se debe a que uno nunca lo ha ejercitado. Como regla, si usted va pasar a través de una puerta y un hermano menor
quiere hacer lo mismo, usted debe permitir que vaya primero. Si usted está llevando un recipiente y algo de agua cae sobre la
cama de su compañero, debe limpiar las gotas de agua rápidamente y buscar la primera oportunidad para disculparse. No tomo
esto como vida, pero si usted desea servir al Señor, usted debe ser particular en cuanto a su carácter. El carácter que usted tiene le
permite ser disciplinado en su servicio al Señor.

LA DIFERENCIA Y LA RELACION QUE EXISTEN


ENTRE EL CARACTER Y LA VIDA

Permítanme ilustrarles aún más la diferencia entre el carácter y la vida. Consideren a una hermana a quien le encanta
murmurar, habla mucho y nunca está contenta con otros. Tal condición indica una escasez de vida, no de carácter. Otra hermana
habla poco o rara vez se enoja, debido a que su lengua y su carne han recibido el trato de la cruz. Sin embargo, es descuidada en
su vivir e incomoda a los que le rodean. Cuando otros murmuran, no se enoja ni les culpa. Esta hermana puede ser excelente en
vida, pero le falta una cosa —un carácter adecuado. Este ejemplo muestra la diferencia que existe entre el aspecto de la vida y el
aspecto del carácter.
No obstante, debemos darnos cuenta de que la vida y el carácter no son independientes el uno del otro. La vida puede
influir en nuestro carácter y en muchas ocasiones puede hasta reemplazarlo. Pero el carácter no puede afectar la vida ni sustituirla.
Frecuentemente la espiritualidad de una persona espiritual llega a ser su carácter y reemplaza su carácter. Este fue el caso del
Señor Jesús. El carácter del Señor Jesús era casi la expresión de Su vida. Podemos decir que los aspectos del carácter del Señor,
tal como se registran en Marcos, eran la expresión de Su vida. En otras palabras, mucho de Su vida, era también Su carácter.
Sin embargo, no podemos decir que el carácter es vida, porque aún un incrédulo tiene su carácter. Por ejemplo, la
sobriedad de una persona es parte de su carácter, no su vida. La espiritualidad de una persona espiritual, la cual proviene de que
vive en el Señor, puede hacerlo sobrio. El carácter de un cristiano no debería ser solamente carácter. No debemos exhibir
sobriedad, diligencia y consideración por otros solo exteriormente, sin la vida interior. Debemos tener ambos, la vida y el
carácter. En efecto, debemos avanzar un paso más: nuestra vida y nuestro carácter deben mezclarse como una sola cosa. Aunque
el carácter no es igual a la vida, la vida puede llegar a ser una gran parte del carácter. Soy atento porque vivo en Cristo; también
soy sobrio porque vivo en Cristo. Puedo ser cuidadoso porque Cristo es el cuidadoso en mí, y puedo ser regulado porque Cristo
es mi regulación. La vida y el carácter se han hecho uno en mí.
Al principio, la persona que ama al Señor frecuentemente busca la vida. Gradualmente se va dando cuenta de que aquello
que lo limita a impartir a Cristo en los demás es su carácter. Entonces, cambia su manera de actuar, lo cual significa que empieza
a edificar su carácter. Inicialmente, esta clase de edificación del carácter es mayormente muy humana. Al crecer en el Señor y a
medida que la vida se va tornando más fuerte, su carácter es lentamente absorbido por la vida. en un momento dado, la vida en su
interior se mezcla con su carácter exterior. En este punto, su sobriedad exterior proviene de su vida interior. Su compostura y
orden exteriores también llegan a ser el resultado de la vida interior. Su carácter está ahora constituido primordialmente con el
elemento interior de la vida. Esto es cierto respecto al Señor cuando estaba en la tierra, y también tiene que haber sido cierto
respecto a Pablo. Hoy en día, nuestra necesidad delante del Señor es prestar atención al hecho de que al servir al Señor sin vida no
tenemos nada que ministrar a otros. De la misma manera, si solo tenemos vida pero nos falta el carácter apropiado, no tenemos
manera de ministrar. En el servicio del Señor existe la necesidad de vida tanto como de un carácter adecuado. De tal modo,
debemos edificar diligentemente nuestro carácter y nuestra conducta humana.

CAPITULO CUATRO

EDIFICACION DEL CARACTER

Lectura Bíblica: 2Co. 3:5-6; 4:2-3

En este capítulo hablaremos de aquello en lo cual tiene que ser edificado uno que sirve al Señor.

LOS DOS ASPECTOS NECESARIOS


PARA SER USADOS POR EL SEÑOR

Hemos dicho que si una persona desea ser usada por el Señor, debe darse cuenta de que su vida natural es inútil en mano
del Señor y que en sí mismo es completamente corrupto ante el Señor. La vida natural no es sino una zarza y el yo no es otra cosa
que lepra. Sin embargo, en la Biblia, toda verdad tiene dos aspectos mostrándonos algo en un aspecto y alguna otra cosa más en
otro aspecto. Ambos aspectos son verdaderos. Toda doctrina que no tiene dos lados es defectuosa. Con respecto a ser útiles en
mano del Señor hay dos aspectos. Un aspecto del cual hemos escuchado bastante es la eliminación del yo. Al principio ustedes
pueden haber sentido que eran talentosos y muy capaces o mejor que otros. Pero ahora tienen la visión de que su vida natural no
es otra cosa que una zarza y que su yo es lepra. Una vez que se dan cuenta de esto, se caerán y derrumbarán espontáneamente.
Derrumbarse es ser quebrantado. En verdad, Dios siempre nos ilumina y guía mediante el principio del quebrantamiento. Por un
lado, la Biblia nos muestra que una persona que sirve a Dios debe ser adecuadamente quebrantada. Es verdad que su vida natural,
yo, temperamento y disposición deben ser tocados por el Señor, quebrantados y echados abajo. Por otro lado, las Biblia nos
muestra que algo debe ser edificado en una persona que sirve al Señor. Este edificar se refiere no solamente a la constitución
interior con la vida del Señor sino a la formación de su carácter. ¿Qué significa esto? Debemos ver esto con mayor detalle.
Primeramente debemos ver que Dios nunca usaría algo nuestro para la obra que quiere que hagamos, tal como la llama de
fuego ardía en la zarza sin consumirla. No podemos añadir nada a la obra de Dios. Sin embargo, cuando El nos usa, debemos ser
apropiados para ello. Aunque la zarza no era el material que alimentaba el fuego, lo sostenía y hacía que se vieran las llamas.
Hermanos y hermanas, por favor recuerden que cuando el Señor les usa para llevar a cabo Su obra, ustedes no pueden añadir nada
de lo suyo, puesto que nada de lo que tienen es válido en la obra de Dios. Pero por otra parte, el hecho de que sean usados por el
Señor puede ser cuestionable, tal como el hecho de que puedan llevar a cabo Su obra.
Por ejemplo, cuando coloco una Biblia, un himnario y una taza de agua sobre la mesa, la mesa nunca añadirá una gota de
agua a mi taza, ni un versículo o capítulo a la Biblia, o un himno a mi himnario. Pero hay un problema: si se inclina la mesa, no
podré colocar una taza sobre ella. En un sentido, no estoy usando la mesa, porque no puede añadir nada a mi Biblia, a mi taza o a
mi himnario. Sin embargo, aún queda la pregunta si puedo colocar o no mi Biblia, mi taza o mi himnario sobre la mesa de modo
que permanezcan ahí.
Así que nunca deben asumir que tienen claridad acerca de la enseñanza del Señor y decir “Bueno, solo somos zarzas; no
tenemos función en la obra de Dios y no podemos añadir brillo a Su fuego. Solo somos personas sobre las cuales la llama de Dios
arde tan brillantemente como El desea. De cualquier modo, no nos usa como el combustible. Meramente somos zarzas sin
responsabilidad”. Temo que muchos santos tienen este concepto. Si ustedes lo tienen, están equivocados. Es verdad que la mesa
no añade nada al contenido de la Biblia, el himnario y la taza cuando estos son colocados sobre ella. Sin embargo, si la mesa no
es apropiadamente nivelada hasta quedar estable, no podré usarla. Por una parte, no utilizo nada de la mesa, pero por otra, debo
valerme de la mesa. De manera similar, aunque Dios no usa lo que es nuestro, una condición y situación apropiadas nos capacitan
para ser usados por El.
Recuerden, el hecho de que las llamas del fuego de Dios ardan sobre una zarza en particular es un asunto condicional. No
asuman que Dios arderá sobre cualquier zarza. No es así. La llama de Dios puede arder sobre Moisés pero no necesariamente
sobre ustedes. Aunque Dios no usó a Moisés como combustible, sí ardió sobre él. Pero puede no arder sobre ustedes.
Debemos reconocer que no podemos contribuir absolutamente en nada a lo que Dios quiere producir en nosotros. Pablo
dijo: “No que seamos competentes por nosotros mismos para considerar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra
competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino
del Espíritu (2Co.3:5-6). Esto significa que cualquier cosa que Pablo tenía nunca pudo haber ser añadido al fuego santo. También
dijo: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros (2Co.4:7). Este
poder proviene totalmente del tesoro y en ninguna medida de nosotros. Por otra parte, Pablo también dijo: “Por lo cual, teniendo
nosotros este ministerio según la misericordia…renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la
palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (2Co.4:1-
2). Mientras Pablo confesaba su propia incapacidad, también nos dijo que llevaba mucha responsabilidad. Podemos ver
claramente aquí que Dios usaba a Pablo, pero no las cosas de Pablo.
Habiendo visto este principio, consideremos ahora algunos asuntos prácticos. Por ejemplo, si estamos haciendo la obra
del Señor entre el pueblo de habla china en Taiwan, ¿podemos ser ignorantes en el idioma chino? Ciertamente que no. Podríamos
preguntar: “¿Por qué no?”. “Si el fuego que ardía sobre la zarza no necesitaba de la misma como combustible, ¿por qué necesito
saber chino? Lo sepa o no, sigo siendo una zarza. ¿Qué diferencia hay entre que sepa o no?”
Esto ilustra que aunque el fuego que arde sobre la zarza no la utiliza como combustible, aún existe la necesidad de prestar
atención a la zarza misma. Para dar el conjunto completo y detallado de leyes a los israelitas, Dios necesitaba de un siervo como
Moisés. Todo estudiante de leyes considera que la ley Romana es un requisito en sus estudios, y la ley romana deriva sus
principios del Antiguo Testamento. Aun hasta ahora, no hay ley más completa o más elevada que la ley de Moisés, porque la ley
escrita por Moisés era de Dios. La pregunta es esta: ¿Si Moisés no hubiese sido educado con el conocimiento de ese tiempo y más
bien hubiese sido un ignorante, piensan ustedes que Dios podía haberlo usado? Absolutamente, creo que no.
Cuando fui salvo, conocí cierta gente que pensaba que la idea de que la educación era innecesaria. Pensaban que si
teníamos el amor de Dios, todo estaba bien; consideraban el educarse como algo completamente inútil. Este es un concepto
erróneo. Indudablemente es el fuego el que arde en la zarza, pero la zarza aun debe estar capacitada para que Dios pueda iniciar
este fuego sobre ella. Algunas zarzas cumplen los requisitos, mientras que otras no. La llama de Dios para liberación de los
israelitas y para otorgarles la ley solamente podía arder sobre Moisés y sobre nadie más porque no había otra persona capacitada
para ello.
En este capítulo estamos considerando la necesidad de edificación del carácter para que algunos llenen los requisitos.
Dios no los necesita como el combustible, pero cuando los use, deben tener las calificaciones apropiadas. Para ser utilizable, una
mesa debe estar nivelada y ser estable. Un carpintero debe trabajar en ella, ponerle cuatro patas, pulir la superficie. Este es el
trabajo de edificación de un carpintero para hacer de la mesa un mueble apropiado.
Acorde a nuestra observación constante, debemos concluir que muchos hermanos y hermanas son de poca utilidad al
Señor porque no están calificados para ello. Son como una mesa que no es muy recta, firme, nivelada o estable. El fuego de Dios
pudo arder sobre Moisés pero no sobre ellos porque Moisés estaba capacitado para el arder de Dios, mientras que ellos no.
Quisiera dar otro ejemplo. Supongamos que hubo hoy un aguacero y ustedes colocaron algunos recipientes bajo las
canaletas del edificio para recibir agua. Todos los recipientes fueron llenados en un tiempo corto. Sin embargo, si algunos de los
recipientes están rajados y llenos de agujeros, ¿podría el agua permanecer en ellos? No. La pérdida siempre sobrepasa el llenado y
sin tomar en cuenta cuánto llueva, toda el agua que llegue a los recipientes prácticamente se saldrá de ellos. Es fácil ver que estos
recipientes son inadecuados. Supongamos que otros recipientes no están solamente rajados ni agujereados, sino que están casi
planos. Seguramente toda el agua se escurrirá a pesar de la lluvia continua. Tales recipientes no llenan los requisitos para retener
el agua. Necesitamos el agua para bañarnos, lavar ropa y regar las plantas. Es verdad que los recipientes mismos no pueden
producir agua, y es cierto que lo que en realidad usamos es el agua y no los recipientes. Usamos el agua durante todo el año. No
usamos nada de los recipientes excepto el agua que cae dentro de ellos. Sin embargo, desde otro punto de vista, la capacidad que
tienen los recipientes para retener el agua depende si éstos llenan los requisitos. Algunos son capaces de retener agua mientras que
otros no.
Hermanos y hermanas, ¿Son ustedes un recipiente con agujeros, un recipiente rajado o un recipiente plano? Debe haber
cierta edificación en una persona que sirve a Dios. La dimensión de profundidad debe ser añadida a la superficie plana, y todas las
rajaduras y agujeros deben ser tapados. Es más, su capacidad debe ser agrandada. Como recipiente, ustedes pueden ser capaces de
retener cuatro galones de agua el primer día. Luego de cuatro días pueden retener ocho galones y en diez días más veinte galones.
Originalmente ustedes pueden tener tres pulgadas de altura. Dos días más tarde pueden aumentar aun pié de altura. Hermanos y
hermanas, recuerden que la extensión de su utilidad para Dios depende de la extensión de Su obra edificadora en nosotros. Cuánto
somos edificados determina la medida de nuestra utilidad a El. Si Dios no nos halla edificados, no puede usarnos.
Discutamos ahora algunos asuntos que necesitan ser edificados en nosotros. Son esenciales. No seremos útiles a Dios si
tan solo nos falta uno de ellos.

EL ASUNTO DE LA EDUCACION
Uno que desea ser usado por Dios, al menos debe recibir cierta educación. Es difícil que una persona no letrada, que no
ha desarrollado su mente mediante la educación, sea útil para Dios. Recibir una educación es una condición que debemos cumplir
para que Dios nos use. Aunque todos parecemos conocer este hecho, aun es necesario añadir unas palabras.
No hemos prestado adecuada atención al aprendizaje del idioma. Al principio, deberíamos haber considerado esto cuando
jóvenes. Por ejemplo, hay personas que no pueden leer materiales de referencia en otros idiomas. Este es un gran problema. Los
estudiantes de Ciencias tenían como requisito aprender alemán porque la mayoría de las publicaciones científicas estaban en ese
idioma. No es que les gustaba hablar alemán, sino que debían buscar el material científico en alemán. Similarmente, a lo largo de
la historia de la iglesia, los materiales espirituales estaban escritos en hebreo, griego, latín o inglés. Para utilizar estos materiales
de referencia debían conocerse estos idiomas. Es por esta razón que los jóvenes deben estudiar hebreo, griego e inglés. Necesitan
estudiar algunos de estos idiomas para poder usar los libros de referencia.
Es más, al conocer cómo escriben algunos hermanos o hermanas he descubierto, que inclusive su conocimiento del chino
es inadecuado. Lo cierto es que nuestro lenguaje no necesita ser complejo ni elegante, solamente debe expresar y hacer
comprensibles nuestros pensamientos. Este asunto también afecta nuestra utilidad en la mano de Dios.
Hermanos y hermanas, si ustedes pueden usar un libro de referencia en griego, leer inglés y escribir fluidamente el chino,
verán cuánto se multiplicará vuestra utilidad en la mano del Señor. Lamentablemente, no han prestado mucha atención a esto y
han desperdiciado mucho tiempo. Como regla, deberían emplear una hora diaria estudiando un idioma. En un año, serán capaces
de usar materiales de referencia en hebreo. Una suficiencia similar en el griego será lograda en solo medio año. Si emplean una
hora diaria estudiando inglés, en tres años serán capaces de hacer trabajos de traducción. Puesto que es más difícil traducir el
chino al inglés, será suficiente adquirir la capacidad de traducir el inglés al chino. Si no nos formamos en tales asuntos, reducimos
nuestra utilidad en la obra de Dios.
Sin embargo, este aun no es mi punto. Mi punto es la edificación del carácter, un asunto que temo mucho de ustedes
ignoraron.

EL SIGNIFICADO DEL CARACTER

Cuando hablamos del carácter de una persona, es difícil decir si se trata de un asunto del espíritu, el alma o el cuerpo. En
verdad, abarca los tres. Por ejemplo, la pereza es un problema de carácter. Algunos pueden decir que es un asunto de hábito; la
verdad es que es un asunto de carácter. ¿Es el espíritu el que es flojo, es el alma o el cuerpo? Es difícil decirlo. El espíritu, el alma
y el cuerpo son flojos. Este es un problema de carácter. Consideren otro ejemplo: algunos son tan descuidados que confunden el
libro de Marcos con el de Mateo y el de Mateo con Gálatas. Si les preguntamos cuántos capítulos hay en el libro de Mateo, nos
dirán que hay dieciséis. Mientras algunos son así de descuidados, otros toman las cosas más en serio y llevan a cabo su trabajo en
forma meticulosa. Todos estos son asuntos de carácter.
Estoy de acuerdo con la afirmación de que una persona que no tiene un espíritu fuerte es de poca utilidad en la mano del
Señor. Lo mismo es cierto de alguien que no tiene una mente fuerte y un entendimiento claro, y de uno que es débil físicamente.
Necesitamos ser edificados en nuestro espíritu, alma y cuerpo antes de ser útiles al Señor. Sin embargo, lo que estamos tratando
aquí no concierne al espíritu ni al cuerpo, sino al carácter. Si su carácter es deficiente, ustedes no serán muy útiles en la mano del
Señor. Entonces, ¿qué es el carácter? Es la manera de cómo uno se conduce como persona y la persona detrás de tal conducta. El
carácter de una persona es su disposición, la cual ha llegado a ser su modo de vida.
Hemos mencionado que el carácter está compuesto de dos cosas: la naturaleza innata y los hábitos adquiridos. Un recién
nacido sólo tiene naturaleza innata pero no tiene hábitos adquiridos. Pero ustedes y yo tenemos ambos. Podemos decir que la
naturaleza es el esqueleto y que los hábitos son la carne y la piel. Juntos, forman el carácter de alguien. Si enviamos a un niño
chino a América tan pronto como nace, cuando crezca estará lleno del temperamento americano. A partir de esto podemos ver que
los hábitos adquiridos de una persona son más prevalecientes que su naturaleza innata. Cuando nuestra naturaleza innata
combinada con nuestros hábitos adquiridos llega a ser nuestro modo de vida, da como resultado el carácter. Nuestro carácter
afecta nuestra utilidad para el Señor más que nuestro espíritu, alma y cuerpo.
Cuando empecé a servir al Señor, no entendía este asunto y no me parecía importante. Al ayudar a los hermanos y
hermanas solamente les decía que estudien la Biblia diligentemente, que orasen mucho y que sean tratados delante del Señor. Aun
admito que estos puntos aun tienen su lugar y su utilidad. Pero he visto personas que oraban, estudiaban la Biblia y buscaban al
Señor fervientemente y que no eran de mucha utilidad para el Señor. En el pasado, percibí solo el resultado pero no así la causa.
Ahora he descubierto el factor anulador: un carácter defectuoso evita que ciertas personas sean útiles. Su carácter ha anulado la
efectividad de su estudio de la Biblia y de su oración.
Queridos hermanos y hermanas, ni su espíritu, ni su alma ni su cuerpo pueden reemplazarlos; casi todo su ser existe en el
carácter de ustedes. Permítanme decirles que debido a la deficiencia de su carácter, meramente tener un espíritu fuerte no es
adecuado. Cierta vez conocí a una hermana y me había familiarizado con su situación. Ella amaba mucho al Señor, lo buscaba y
oraba mucho, leía mucho la Biblia y estaba en las reuniones. No obstante, no se podía ver que era muy útil. Previamente esto me
dejaba perplejo. Gradualmente me di cuenta de que esto se debía a un carácter no edificado. Aunque podía orar en su cuarto por
una o dos horas y orar muy bien, una vez que empezaba a hacerse cargo de ciertos asuntos, conocer gente y tratar con las cosas,
ella era totalmente descuidada. Cuando conversaba con otros, lo que ella hablaba difería de lo que pensaba. Cuando se le
preguntaba, inevitablemente negaba que había hablado cierta cosa. ¿Mentía ella intencionalmente o engañaba a propósito? No, se
trataba simplemente de su manera de conducirse. Por favor, consideren, ¿podría usar Dios a una persona con tal carácter? No, de
ninguna manera. Ahora podemos ver lo que es el carácter y cómo éste se relaciona con nuestra utilidad. Por favor recuerden que
en Su obra, Dios no usará lo que es de ustedes sino que los necesita a ustedes mismos como su medio de trabajo. Si no están
calificados, Dios no puede usarlos.
Déjenme darles otro pequeño ejemplo, algo que he observado muchas veces. Pedí a un hermano que lleve una carta a otro
hermano. Luego de algunos días lo vi nuevamente y le pregunté si había llevado mi mensaje. El replicó “Oh, me olvidé
completamente”. No piensen que este es un asunto pequeño. Esto expone su condición así como su carácter. En principio, una
persona cuyo carácter ha sido tratado y edificado, primeramente considerará su propia capacidad para realizar un trabajo antes de
aceptarlo. Si no puede hacerlo, es mejor no aceptar la solicitud; pero si se halla capaz de hacerlo, debe hacerlo inmediatamente.
Una de dos, debería rechazar una petición o aceptarla y llevarla a cabo aun si debe ir al infierno para ello. ¿Piensan ustedes que
Dios puede confiar algo a alguien que acepte una solicitud descuidadamente y que no cumpla su palabra luego? ¿Puede Dios
confiarle Su obra? En otras palabras, ¿puede esta clase de persona recibir la comisión de Dios o el liderazgo de Dios? De ninguna
manera.

LA PEREZA

En el servicio del Señor, muchos tienen un gran problema de carácter —la pereza. Tocaré varios puntos concernientes a
este asunto. Esto de ninguna manera es una gran doctrina, pero tiene mucho que ver con nuestra utilidad para el Señor. La primera
característica de alguien que sirve al Señor debe ser la diligencia. Una persona floja es inútil para el Señor. ¿Pueden hallar un
versículo en la Biblia que nos diga que Dios habló a Moisés por la tarde? Al contrario, Dios llamó a Moisés muchas veces
temprano por la mañana diciéndole que vaya a cierto lugar para encontrar a Faraón. Queridos hermanos y hermanas, una persona
floja nunca puede ser útil para el Señor. La diligencia debe ser forjada en nuestra sangre.
No quiero hallar fallas en ustedes, pero siento que tengo la responsabilidad ante el Señor de decirles esto: algunos de
ustedes me impresionan como personas perezosas. Hay muchas pruebas de esto. Perdónenme por decirles que son flojos. ¡Oh
hermanos! ¡Oh hermanas! Denme la libertad para decirles esto y crean lo que digo. Una vez tuve su edad. También pasé por lo
que están aprendiendo y buscando con respecto al servicio del Señor. Tengo claridad acerca de ello al observarles. Me doy cuenta
de que nos son intencionalmente flojos pero sí lo son debido a que no tienen el elemento diligencia en su carácter. Debido a que
su pasado, circunstancias y hábitos no contribuyeron a edificar la diligencia en su carácter, ahora carecen de ella.
En este punto quisiera pedirles a todos ustedes, aún a los de habla china que me perdonen. Actualmente nuestro país no es
lo suficientemente fuerte, no como debería serlo. Estamos progresando muy lentamente en la política, economía, condición social
y educación. ¿Por qué? En vez de criticar a los líderes del gobierno, debemos culpar a nuestro carácter nacional. Debemos darnos
cuenta de que los chinos tienen un carácter pobre. Somos irresponsables, frívolos y flojos; culpamos a otros. Con esta clase de
carácter ¿cómo podemos edificar una nación? Creo que nuestro país sería fuerte si todos los que tienen una educación promedio
fuesen diligentes.
Mi punto es que puesto que los chinos nacimos en tal situación, cuando servimos a Dios, nos enfrentamos con muchos
problemas. Como hemos sido criados en tal ambiente, si no somos completamente revolucionados por dentro y traemos nuestro
carácter nacional al servicio del Señor, nuestro servicio nunca logrará nada. Este es el significado de un carácter inapropiado.
Cuánto me consterna este asunto. Tal como se presenta nuestra condición, probablemente haremos que un gran trabajo se vea
pequeño y que un pequeño trabajo desaparezca. Esto tiene totalmente que ver con nuestro carácter.

NO SER SERIOS

Otra condición común es que la mayoría de ustedes no hacen las cosas con seriedad; les falta ser emprendedores y
simplemente hacen las cosas como sea. Siempre que comienzan algo no lo terminan. Sus pertenencias están desordenadas. Y
cuando dicen que les falta tiempo, es porque son descuidados y pierden el tiempo. Si es así como ustedes hacen las cosas ¿en qué
se diferencia su estudio de la Biblia? Si hacen las cosas descuidadamente, ¿cómo pueden ser cuidadosos en el estudio que hacen
de la Biblia? Su carácter será el mismo en todo lo que hacen.
Frecuentemente he criticado la manera en que se visten. No me refiero a la calidad de su ropa. Por la manera en que se
visten puedo percibir que son faltos en su carácter. Su descuido e informalidad son expuestos por la manera en que se visten. Si
son descuidados al vestirse ¿pueden ser buenos en el estudio Bíblico? ¿Pueden hacer bien su trabajo? ¿Puede su trabajo ser
prevaleciente y producir resultados que valgan? No lo creo. Lo que ustedes hacen siempre refleja su carácter. Digo nuevamente, a
no ser que este carácter sea reemplazado y uno nuevo edificado, ustedes serán inútiles en la mano de Dios. Oh, hermanos, deben
ejercitarse en estos asuntos cotidianos para edificar en ustedes algo sobre lo cual pueda arder el fuego divino.
No piensen que estoy enfatizando cosas externas. Tampoco asuman que enfatizar el carácter no es espiritual. ¿Son ustedes
genuinamente espirituales con esa clase de carácter? Hermanos y hermanas, les digo nuevamente, deben edificar un carácter
apropiado. A no ser de que esto sea edificado, su utilidad para el Señor será limitada.
Espero que a partir de ahora, especialmente los jóvenes, comiencen a edificar un carácter útil para el Señor de tal modo
que cada aspecto de su vida sea adecuado para ser usado por el Señor.
El Señor Jesús dijo que el que es fiel en lo poco, lo será en lo mucho (Lucas 16:10). Si su ropa, su hogar y las cosas que
hacen expresan que usted es una persona descuidada y pasiva ¿cómo puede ser emprendedor en su servicio para el Señor? Es muy
difícil que lo sea. Si no han edificado un carácter apropiado, solamente podrán dar un mensaje ordinario pero no uno
prevaleciente. Sus oraciones también serán ordinarias, no prevalecientes. Serán las mismas que hace dos años sin demostrar
ningún progreso. Hermanos, debemos mejorar nuestro carácter; de otro modo, no lograremos nada. Aun si recibimos gracia, no
podremos ministrar esta gracia en el espíritu porque no estaremos calificados para ello.
Me doy cuenta de que mi hablar ha sido algo fragmentado, pero espero que de aquí en adelante ustedes aprovechen toda
ocasión, pequeña y grande, para edificar su carácter llegando a ser adecuados y así usados por Dios. Debido a su carácter, no
reciben mucha luz al leer la Biblia como lo hacen otros. Solamente podrán ver la superficie del capítulo uno de Mateo, que habla
de la genealogía de Cristo. ¿Por qué Mateo habla de la genealogía de Cristo mientras que Juan no lo hace? Una persona con un
carácter buscador definitivamente hará preguntas cuando llegue a este pasaje. El Señor tenga misericordia de nosotros. No puedo
hablar muy en detalle; solamente puedo dejar en claro el principio. Solo recuerden, nuestra utilidad para el Señor solamente se
hará manifiesta cuando tengamos un carácter adecuado para que El nos use.

CAPITULO CINCO

UN CARACTER UTIL PARA EL SEÑOR

Lectura Bíblica: 2Ti. 2:20, 21

En este capítulo consideraremos nuevamente el carácter de alguien que sirve al Señor. En 2 Timoteo 2:20-21 el apóstol
señaló que para ser un siervo del Señor uno debe ser “útil al dueño”. Literalmente, esto significa hacer que el servicio al Señor sea
amplio y práctico. No es solamente un asunto de ser o no ser usado, sino de cuán práctico y cuán amplio es el servicio. En otras
palabras, debemos ser aquellos que servimos en forma práctica y amplia. Esto es lo que significa ser útil al Dueño.

EL SEÑOR NO USA LAS COSAS DEL HOMBRE

Quisiera repetir: el Señor nunca usa lo que tenemos. Este es el significado del fuego que arde sobre la zarza sin
consumirla. El fuego ardía sobre la zarza pero no usaba como combustible los elementos de la zarza. No asuman que su presteza,
sabiduría, talento y virtudes pueden ser buen material para el uso de Dios. No hay tal cosa. Nada de lo nuestro puede contribuir a
que seamos útiles al Señor. El Señor quiere que le sirvamos pero no que ministremos lo que tenemos. Mas bien, quiere
ministrarnos lo que El tiene. Ministrar a otros lo que tenemos en nosotros es lo más ofensivo para el Señor. Tal como Pablo lo
indicó en 2 Corintios 4, es predicarnos a nosotros mismos, ministrarnos nosotros, no al Señor y esto es condenado por El.
En 2 Corintios 3 Pablo dijo que fuimos hechos ministros competentes de un Nuevo Pacto, no de nosotros sino de Dios.
Luego, en el capítulo cuatro nos mostró no solamente que no fue hecho competente por él mismo sino que tampoco se predicaba
él mismo; predicaba a Jesucristo como Señor. Pablo no se predicaba él mismo a otros, tampoco ministraba a sí mismo a otros.
Pablo predicaba y ministraba Cristo.
Fue lo mismo con Moisés. El no se basó en sus propios caminos para tratar con Faraón; antes bien, fue la autoridad de
Dios manifestada por medio de Moisés la que trató con Faraón. Faraón no confrontó la habilidad, talento o sabiduría de Moisés,
sino que encontró en él a alguien diferente de Moisés, esto es, el fuego ardiendo sobre la zarza.
El mismo principio se aplica a todos aquellos que sirvieron al Señor en el Antiguo Testamento y Nuevo Testamento.
Ninguno de los profetas del Antiguo Testamento, sea Jeremías, Isaías, Daniel o ningún otro, podía traer su propia destreza, sino
Jehová, Quien descendía sobre ellos y las palabras de Jehová. Aun más en el Nuevo Testamento. Pedro, Jacobo, Juan y Pablo no
podían añadir nada de lo suyo al servicio del Señor. Lo que ministraron a los santos y a las iglesias era Cristo mismo. Este punto
debe quedar bien claro.
La cruz opera en nosotros para tratar exactamente con este asunto. Trata con nuestra propia sabiduría y saca de en medio
nuestra persona capaz. ¿Por qué? Porque si nuestra presteza, sabiduría y capacidad no son subyugadas por el Señor, lo que
hagamos será definitivamente nuestro, no del Señor. Por ejemplo, si Dios habría usado a Moisés a la edad de cuarenta años para
salvar a Israel, su servicio habría estado lleno de su propia capacidad, destreza, sabiduría y conocimiento. De tal modo, Dios
permitió que Moisés se diese contra la pared. Esa fue la cruz quebrando su talento, su habilidad, su sabiduría y su destreza. El era
príncipe en el palacio y capitán en el ejército. Pero fue tratado y llegó a ser un errante y un pastor en el desierto. Dios usó todas
estas experiencias para quebrarlo.
Debemos ver que cuando servimos en la iglesia y participamos de la obra del Señor, no podemos hacerlo en absoluto con
lo que tenemos en nosotros. Cuando quiera que mezclamos lo que nosotros tenemos en el servicio del Señor, vendrá a nosotros la
cruz. Esto es muy difícil, porque Dios nos quiere para Su obra, pero no quiere lo que tenemos.
Veamos la otra parte de este asunto. Aunque el Señor no quiere lo que tenemos, El sí quiere que le seamos útiles. Luego
de mucha consideración delante del Señor, creo que el asunto de ser “útil al dueño” tiene mucho que ver con el carácter del
hombre. Nuestro talento y capacidad propios no deben mezclarse en el servicio al Señor. Sin embargo nuestro carácter puede
determinar si es que somos adecuados para ser usados por el Señor. El carácter de algunos es útil para el Señor, pero el de otros
no lo es. Aunque aquellos que sirven al Señor no deben traer nada de lo que tienen, su carácter debe ser adecuado para ser usados
del Señor. Por esta razón, he estado repitiendo que para ser útil al Dueño, debemos edificar un carácter que le sea útil. Hermanos
y hermanas, llevamos una tremenda responsabilidad en este asunto.

CUATRO ASPECTOS RESPECTO A SER UTIL AL DUEÑO


¿Qué clase de persona es útil al Señor? Hay por lo menos cuatro aspectos. Primero, debe amar y desear al Señor. Ni
siquiera hable de ser usado por el Señor si no le ama ni le desea. No necesitamos tocar este asunto básico aquí. Segundo, debe
tener una visión del Señor y un encuentro con El. Necesita tener una revelación de que el propósito eterno de Dios es forjar a
Cristo en nosotros y expresar a Cristo por medio de nosotros. Este es un gran punto. He conocido muchos santos que aman al
Señor pero que no han visto a este Cristo de Dios. Solamente han visto a Jesús su Salvador, no han visto al Cristo de Dios.
Pueden tener mucho celo y estar llenos de amor pero en su servicio no ministran al Señor a otros debido a que no han visto a este
Cristo y no han recibido esta revelación. Para ser útiles en mano del Señor, uno debe ver la revelación respecto a Cristo. Tercero,
este yo, esta persona, debe haber sido tratado por la cruz. Debe darse cuenta de que todo lo que es y todo lo que sale de él no
puede ser llevado al servicio al Señor. Su ser natural debe haber sido terminado en la cruz. Solo aquellos que han visto su carne y
su hombre natural pueden darse cuenta de cuán preciosa es la cruz. Unicamente cuando uno ha visto que es carnal y que no es
nada más que una zarza, que un leproso y un hombre natural atesorará la experiencia de la cruz. A esto puede llamarse la
revelación del hombre natural o la revelación de la cruz. Luego de que ustedes tengan un corazón que ama al Señor, deben tener
al menos dos revelaciones: una concerniente a Cristo y la otra concerniente al yo y que también trata de la cruz. No les puede
faltar ninguno de estos tres aspectos.
Sin embargo, estos tres aspectos no son suficientes. Con esto, ustedes pueden hacer algo de valor pero es algo que no se
extiende. Sin duda ministrarán e impartirán Cristo aunque probablemente una vez al año, o a una persona en seis meses.
Supongamos que hay un hermano que ama al Señor sinceramente y que no se ocupa del mundo. Ha sido alumbrado, ha
visto al Cristo de Dios y ve que el propósito de Dios en este universo es Cristo, es decir que Cristo sea forjado en los hombres y
que sea expresado mediante ellos. Verdaderamente tiene la revelación de Cristo. También ve que lo que más oculta a Cristo es su
yo, su carne y su vida natural, y apenas ve esto, se abate. Tiene el conocimiento de su vida natural, la cual es la revelación de la
cruz. Cuando ustedes están con él siempre sienten que el Señor es tan dulce, tan amado y tan grande. Sin embargo, perciben
alguna peculiaridad en este hermano. Por ejemplo, si le piden que les de algo de tiempo para ayudar a algunos hermanos que
necesitan ayuda, responderá: “bueno, bueno”. Pero al llegar a su casa lo olvidará. Tal cosa ocurrió en la vida real. Este hermano
verdaderamente ama al Señor, recibe misericordia y se ve a sí mismo y el camino de la cruz; sin embargo, hay algo que falta en
él, algo que lo hace inútil para el Dueño.
Más tarde, éste mismo puede llegar a ser un anciano. Un hermano puede llegar a él y decirle “Cierta hermana tiene un
serio problema respecto al matrimonio. Se comprometió con alguien pero ahora se comprometió con alguien más. ¿Qué piensa
que debería hacerse?” El puede decir: “Bien, busquemos al Señor”. Luego viene otro hermano y le dice: “La familia de cierto
hermano está pasando por una situación difícil; perdió su trabajo. ¿Qué deberíamos hacer?” A esto, el hermano podría responder:
“Bueno, oremos. Si el Señor no hace nada, ¿qué podemos hacer nosotros?”. No piensen que esta clase de hermanos no existe.
Tengo temor de involucrarme con tales hermanos. Cuando lo hago, inevitablemente me frustro. ¿Cuál es el problema de ellos?
¿Tienen poco amor al Señor o no tienen el conocimiento de Cristo? ¿O es que no conocen la cruz lo suficiente? Ninguno de estos;
el problema es totalmente de carácter.
Hemos estado estudiando el asunto del servicio durante todos estos años. Tras continua búsqueda y experiencia, hemos
llegado a la conclusión de que los cuatro aspectos arriba descritos son indispensables. Sorprendentemente, sin embargo, el cuarto
aspecto, el aspecto del carácter, es fácilmente rechazado o menospreciado. Muchos asumen que mientras amen al Señor, vean a
Cristo y conozcan el camino de la cruz han llegado a la cumbre. Pero el hecho es que solo los tres primeros aspectos son
insuficientes. Un cocinero debe dar cuatro pasos para cocinar una comida: primero, debe ir al mercado a comprar; segundo, debe
quitar muchas cosas como hojas secas de bambú, escamas de pescado y raíces vegetales; tercero, necesita cocinar el alimento; y
cuarto debe preparar las sillas, platos y cubiertos. ¿Por qué es necesario este cuarto paso? ¿Está el cocinero sirviendo los cubiertos
y la mesa como alimento? Ciertamente no. Sin embargo, sin cubiertos, sin platos y sin mesa, la cena no puede ser apropiadamente
servida. Estos utensilios para comer revelan el carácter de los que servimos al Señor. Sin la ayuda de ellos, el alimento quedaría
en las ollas. Uno aun podría comer pero sin disfrutar. Nadie comería los cubiertos junto con la comida; eso sería terrible.
Servimos a la gente el alimento de tal modo que ellos coman la comida pero no los utensilios. Del mismo modo, no ministramos
nuestro carácter a otros pero les llevamos a Cristo por medio de nuestro carácter.
Por ejemplo, un hermano puede ser olvidadizo y distraído. ¿Puede su carácter olvidadizo reemplazar al Cristo que conoce
interiormente? De ninguna manera. Pero su carácter afecta grandemente su servicio. Debe compensar esta carencia si es que desea
ser adecuado para ser usado por el Señor. Debe aprender a recordar las cosas. Debe llevar una libreta de bolsillo para anotar las
cosas que deben hacerse. Este es solo un pequeño ejemplo.

EL CARACTER DE LOS SIERVOS DEL SEÑOR


EN EL ANTIGUO Y NUEVO TESTAMENTO

Consideremos ahora el carácter de aquellos que sirvieron al Señor en el Antiguo y Nuevo Testamento. La verdad es que
sería muy beneficioso que estudiasen el carácter de personas como Abraham en el Antiguo Testamento, hasta el de Juan en el
Nuevo Testamento. Aquí solamente podemos seleccionar algunos de ellos para nuestra discusión.
El carácter de Moisés era casi perfecto, tal como vemos en el Antiguo Testamento. Primeramente, él recibió el
conocimiento de Dios por parte de sus padres, cuando joven. Este es un factor que contribuyó al desarrollo de su carácter.
Segundo, Dios preparó un entorno al traerlo al palacio egipcio para que aprendiese la cultura de esa era. Este también era un
factor para cultivar su carácter. Tercero, Dios lo envió al desierto por cuarenta años para ser entrenado en su carácter. Una vez
príncipe en el palacio egipcio, ahora el apacentaba el rebaño, aprendiendo paciencia y humildad, adquiriendo espontáneamente un
carácter humilde. Estuvo cuidando de sus ovejas durante cuarenta años, bajo el frío helado y el calor abrasador. Las pruebas y el
sufrimiento que tuvo que pasar fueron para la edificación de su carácter, para hacerlo humilde, que pueda acomodarse a todo,
perseverante, paciente y sensible.
Más aun, un pastor debe tener sentido de responsabilidad y un corazón que cuida con ternura; debe ser preciso y
cuidadoso. Un pastor debe llevar a su rebaño acorde a las necesidades que las ovejas tienen de beber, de pastar, de descansar y de
moverse. Más tarde, debido a su entrenamiento en el desierto por cuarenta años, Moisés fue capaz de guiar a los israelitas por
cuarenta años. Aprendió sus lecciones durante cuarenta años de tal modo que pudo guiar por otros cuarenta años. Esto demuestra
que todo lo que Dios podía usarlo dependía de cuánto había sido edificado su carácter delante de El. No había duda de que el
Dios que llenó a Moisés era ilimitado; pero la capacidad de Moisés de testificar y ministrar al Dios que lo había llenado dependía
del carácter que había edificado durante sus años de pastoreo.
Es claro que más tarde, cuando Moisés llegó a ser el siervo más grande de Dios, su carácter era muy fuerte y capaz, así
como también era fino, diligente y amable. La ley de Moisés es muy elevada y muy detallada. Cuando habló de las ofrendas,
hasta dio las instrucciones de cómo deshacerse de las sobras de basura. Discutió muy cuidadosamente la manera de tratar con los
problemas que una mujer podría tener antes de comprometerse, luego de comprometerse pero antes de estar casada y luego de
casada. Cuando lean una vez más el Pentateuco de Moisés, perciban que el carácter de Moisés era fuerte y transparente; al mismo
tiempo era también fino, diligente y amplio. Esta es la razón por la que el fuego de Jehová podía arder y manifestarse sobre él.
En Deuteronomio él recopiló los eventos desde el tiempo en que los israelitas recibieron la ley hasta los días de su
muerte. ¡Cuán detallada era su memoria! Su compasión por los israelitas muchas veces fue más que la de una madre. Con un
carácter como este no es raro que el fuego de Dios podía arder sobre él. ¿Correspondía todo esto a la vida espiritual de Moisés?
Aquellos que no conocen a Dios pueden decir que sí; en verdad, era un asunto de su carácter. Puesto que Dios se manifestaba por
medio de él, Dios debe haber sido la vida para él, pero Moisés necesitaba tal carácter para sustentar la manifestación de Dios.
Menciono esto repetidamente debido a que a lo largo del tiempo los que sirven al Señor han dejado de lado el asunto del
carácter. Levantarse temprano por la mañana no es un aspecto de la vida espiritual; tampoco lo es el hecho de que tengan que
recordar algún asunto que se les encomendó. Son asuntos de carácter. La vida espiritual es el Cristo constituido en ustedes, visto
por ustedes, conocido por ustedes, el Cristo con el cual están llenos. El punto aquí es que mientras Cristo ha sido visto por
ustedes y está siendo ministrado a otros mediante ustedes, ¿qué clase de carácter deberían tener para ser útiles?
Ahora llegamos a Pablo en el Nuevo Testamento. ¿No perciben un carácter especial en las catorce epístolas de Pablo?
¿No ven aquí a un hombre que es tierno, cooperador, amplio y franco? Estaba lleno de Cristo y el fuego de Cristo estaba
quemando dentro de él y sobre él. Sin embargo, lo que la gente percibía era un carácter diligente, una mente trabajadora, una
presteza para hablar francamente, una preocupación por los otros y una disposición de acomodarse a otros. Estos puntos del
carácter constituyen la persona de Pablo. A veces podía ser extremadamente severo. Una vez preguntó: “¿Iré a vosotros con vara,
o con amor y espíritu de mansedumbre?” (1Co.4:21). Otras veces estaba lleno de ternura. También preguntó “¿Quién está débil y
yo no estoy débil? ¿A quién se le hace tropezar, y yo no ardo?” (2Co.11:29). ¡Qué persona tan responsable y consciente!

PROBLEMAS EN NUESTRO CARACTER

Ahora volvamos a considerar nuestro caso. Mencioné que la pereza es un problema mayor en nuestro carácter.
Especialmente con relación a los hermanos y hermanas jóvenes, si ustedes no edifican un carácter diligente, su obra no tendrá
futuro. A lo sumo serán una flor bonita para que la gente les admire, pero difícilmente serán un vaso suministrador para los hijos
de Dios. Aunque conozcan la cruz, a Cristo y al hombre natural, si no son lo suficientemente diligentes, será difícil que ministren
Cristo a otras personas. Cristo será anulado por la pereza suya. Si no creen mi palabra ahora, lo harán dentro de veinte años. No
saben cuántas cosas arruinarán debido a la falta de diligencia en su carácter.
Muchas personas quieren llevar a cabo grandes tareas pero no quieren ocuparse de las pequeñas. Este también es un
problema de carácter. Si solamente quieren hacer las cosas grandes y no las triviales, están ustedes terminados. Quien quiera que
sea útil en manos del Señor debe ser amplio por una parte y extremadamente fino por otra. Así era la ley de Moisés. Deben
realizar bien los trabajos pequeños y también deben ser capaces de realizar trabajos grandes. En este punto su carácter necesita ser
tratado. Si solamente les place predicar al Cristo todo-inclusivo y Su muerte todo-inclusiva en la cruz, pero no se comprometen
con los deberes pequeños en su vida diaria, existe una carencia en su carácter.
Luego, existen personas descuidadas en todo; esta característica las hace inadecuadas para ser útiles a Dios. Ustedes
deben acomodarse a los otros, pero no deben tolerar ningún descuido. Si usted dio un mensaje pobre anoche, no debe excusarse y
dejar pasar esto en forma descuidada. Debe condenarse, aceptando que esto no es algo aceptable. Esto puede llamarse una actitud
progresiva. Algunas personas no tienen este aspecto en su carácter y por lo tanto no son útiles al Señor.
Algunos son irresponsables. Es más, su irresponsabilidad es espontánea y no intencional. Si se le pide a uno de ellos que
sea anciano, estará de acuerdo aunque con muy poco sentido de responsabilidad. No colocaría sobre sus hombros a las personas,
las cosas o los asuntos de la iglesia. Parece que cualquier cosa que se le encomiende se pierde o desaparece. Se ocupa solamente
de aquellas cosas que se le cruzan en el camino. Esto es porque le falta el sentido de responsabilidad. No puede esperarse que una
persona inconsciente que sirve al Señor sea capaz de brindar ayuda a otros. No solo debemos amar y cuidar a las personas sino
aprender y practicar delante del Señor, a ser conscientes. Una vez que se nos confían ciertos asuntos de la iglesia, nuestro corazón
debe estar en ellos. Debemos llevar en nuestro corazón a aquellos por los cuales oramos. Aprendan a tener tal sentido de
responsabilidad.
No hay necesidad de más ilustraciones. Si se examinan a ustedes mismos, verán que aun hay muchas áreas de su carácter
que son inadecuadas para el Señor. Como a alguien que le faltan las muchas cualidades que son útiles al Señor, usted debe
emplear tiempo suficiente para ejercitarse a edificar su carácter. Solamente entonces, usted será útil al Señor.
Nunca piense que es más fácil vigilar la iglesia, predicar el evangelio o salvar las almas de las personas que hacer
negocios en el mundo. Esto es absolutamente falso. Cuando fui salvo, aunque aun no había recibido el llamamiento del Señor,
por Su gracia ya había disfrutado la lectura de la Biblia, el ir a las reuniones y a veces, la predicación del evangelio. Conocí a un
compañero que había perdido su trabajo debido a su temperamento y personalidad. Vino a mí y me dijo: “Estás asociado a cierta
denominación; ahora que perdí mi trabajo, ¿podrías recomendarme a ella como predicador?” Cuando escuché esto me quedé sin
habla. Actualmente, se piensa que es más fácil predicar el evangelio y servir en la iglesia que hacer cualquier otra cosa; parece no
haber necesidad de un carácter apropiado y que tal obra puede ser hecha de una manera desinteresada. Se me dijo que cualquiera
que había sido predicador por tres años ya no es capaz de hacer nada más. Deberíamos sentir vergüenza por estar cosas.
Debemos darnos cuenta que para servir al Señor, predicar el evangelio, vigilar la iglesia y salvar almas, el requisito más
elevado es un carácter humano apropiado. Hacer estas cosas, más que para cualquier tipo de trabajo, requiere diligencia, presteza,
perseverancia, osadía, sacrificarse uno mismo, negarse uno mismo, prontitud, consideración y progreso con mejoras diarias. Si
estas calificaciones no están en su carácter, no hay diferencia en que estén disponibles para el servicio del Señor o no lo estén.
Por eso, para poder servir al Señor, predicar el evangelio y establecer iglesias, usted debe edificar un carácter que le sea
útil al Señor. En su vida cotidiana necesita prestar atención y aprender diligentemente cada cosa relacionada con el carácter, sea
grande o pequeña. No debe colocar su ropa o sus libros de manera descuidada; todas sus pertenencias deben ser puestas en el
lugar apropiado. Esto le ayudará a edificar un carácter exacto de modo que no haga cosas de una manera no clara o descuidada.
Debe practicar el ser exacto al no hablar descuidadamente o sin precisión, aún debe recordar con precisión las palabras de la
Biblia y sus referencias. Debe cultivar su sentido de responsabilidad y trabajar esto en su carácter. Entonces, cuando administre la
iglesia, no hará nada descuidadamente puesto que habrá en usted cierta clase de concientización. El Señor tenga misericordia de
nosotros para que nos demos cuenta de cuál es la clase de carácter que le es útil a El.

CAPITULO SEIS

DERRIBAR LA MANERA DE SER


PARA MANIFESTAR LA FUNCION

Lectura bíblica: 2 Co. 3:18; 4:16

MANIFESTAR LA FUNCION
AL DERRIBAR LA MANERA DE SER

Otro serio problema entre nosotros es el asunto de la manera de ser. Estoy seguro de que todos hemos visto claramente el
camino del Señor y que nuestros motivos son puros. Tomaremos este camino aunque signifique que tengamos que morir, de dar
nuestras propias vidas. A pesar de ello, acorde a mi observación, aun existe un gran problema entre nosotros —nuestra manera de
ser, esto es nuestra disposición, nuestra naturaleza. Sin duda estamos destinados a seguir este camino, pero hasta dónde el Señor
puede tenerlo en nosotros depende de cuánto ha sido derribada nuestra disposición y cuánto ha sido quebrantada nuestra
naturaleza. La medida en la cual nuestra disposición haya sido derribada determina cuánto se manifestará nuestra función. Tengo
mucha claridad de que el impedimento básico para la manifestación de la función es una disposición no quebrantada. Todos han
escuchado mensajes acerca del quebrantamiento y tienen claridad acerca de ellos, pero difícilmente han sido quebrantados.
Por ejemplo, algunos de los hermanos y hermanas tienen una disposición de no llevarse bien con otros. No se oponen ni
amenazan a otros ni tampoco tienen la intención de perturbar a nadie. Pero su disposición evita que se mezclen con otros. Dirán
“Lo hago yo mismo y todo, o lo haces tú completamente. Si te equivocas es tu responsabilidad, y si yo fracaso es mi problema”.
Hay muchos como estos hoy en día. Tal naturaleza innata es un serio problema en la obra del Señor. Debemos darnos cuenta que
la base de la obra del Señor es el principio del Cuerpo. ¿Cómo no podemos coordinar juntos? Algunos hermanos dicen que es
muy difícil servir en coordinación en la iglesia en Taipei porque muchas hermanas mayores interfieren. Hay algo de cierto en
esto. Si usted viene a Taipei a servir, tiene encima a los ancianos, debajo a líderes de grupo y a los responsables del salón de
reunión al medio; probablemente usted será presionado y apretado de todos los lados. No es de extrañarse que muchos sientan
como que no pudiesen continuar su servicio en Taipei. Este es un caso de disposición. Si su disposición no ha sido tratada, usted
nunca podrá coordinar con otros.
Un tipo de persona es naturalmente tímida. Acorde a la gracia y al don que ha recibido, cierto ministerio se habrá
manifestado en ella. Aunque puede soportar una carga de mil libras, solo llevará veinte. Su naturaleza es como la de una planta
sensible, siempre se va hacia atrás, se retira y como consecuencia, su utilidad queda en un estado latente. Otro tipo de persona
tiene la osadía de tomar todo lo que le llega. Acepta cualquier cosa que se le encargue. Aun si se le da la tierra y la luna, no tiene
miedo. Al final, puesto que en definitiva está limitado por su capacidad, en vez de completar la tarea, la arruina.

LA MANERA DE SER Y CARACTER NACIONAL


Los problemas de la manera de ser (disposición) deben ser atribuidos a nuestro carácter nacional. El carácter de una
nación afecta profundamente la manera de ser de su pueblo. Tomemos a los japoneses como ilustración. Antes de ir a Japón,
pensé que los japoneses eran más talentosos y capaces que los chinos. Luego de permanecer en Japón por un período de tiempo y
tener algún contacto con japoneses, me di cuenta de que los japoneses no pueden competir con los chinos en términos de
inteligencia y talento. Su pensamiento es lento y no son muy listos ni despiertos. Lo que los hace exitosos está descrito en un
proverbio chino: “la diligencia puede compensar la lentitud”. El mismo trabajo que el chino hace en una hora, el japonés lo hará
al menos en tres horas. He visto a niños que estudian en los Estados Unidos. Los estudiantes chinos necesitan solamente una hora
de estudio por la tarde, mientras que los japoneses necesitan cinco horas. Los niños chinos parecen ser lectores veloces; estudian
su material una vez y al día siguiente prueban su suerte en el examen. Los niños japoneses son diferentes. Día antes del examen
tienen que memorizar dolorosamente el material y estudiarlo hasta las tres de la mañana. Pueden recitar todo el material que
presentarán, sin dejar nada de lado. Cuando un niño chino da el examen, lo termina rápidamente y recibe una calificación
excelente por casualidad. Un niño japonés lee las preguntas y las responde concienzudamente. Puede ser muy lento en ello pero al
final también recibe nota excelente. Esta calificación es segura, mientras que la excelencia que recibe el niño chino es casual.
Cuando la suerte no favorece al niño chino, solamente recibirá una calificación regular.
Los japoneses son pacientes por naturaleza y están motivados a aprender. Toda vez que me detuve en una tienda japonesa,
nunca tuve la paciencia de esperar a que los vendedores envolvieran mi compra. Invariablemente, ellos continuaban diciendo
“gracias” mientras envolvían. Un solo paquete podía haber sido envuelto con dos o tres capas de papel. La compra podía haberme
tomado solamente cinco minutos, pero la envoltura tardaba diez. Ellos asentían y se inclinaban con un paciencia tremenda. Todo
el mundo sabe que los japoneses no son inventivos, pero que son diligentes en aprender; a la larga, su imitación es mejor que la
inventiva.
Aunque los chinos son despiertos y capaces, nuestro carácter nacional está marcado por la capacidad de hacer las cosas a
la rápida y descuidadamente. Actualmente, la situación puede haber mejorado en Taiwan. Sin embargo, por lo general, el chino
comienza bien un trabajo pero frecuentemente lo termina en forma descuidada. Hace años, la fina seda producida en Shangtung
inicialmente pesaba treinta y ocho onzas el rollo. Gradualmente, la cantidad de seda fue reducida y fue mezclada con almidón.
Con el tiempo, un rollo contenía solo doce onzas de seda y la calidad bajó a tal punto que las personas ya no querían comprarla.
Hacer las cosas a la rápida significa terminar una tarea descuidadamente en tres días cuando normalmente debería ser realizada en
su totalidad en una semana. Los japoneses no son así. Ellos trabajarían diez días para terminar un trabajo que requiere solo una
semana para ser completado, trabajando hasta que el resultado es perfecto. Su carácter nacional es muy impresionante.
¿Qué de los americanos? También son serios con su trabajo. Realizan un trabajo en serio o no lo hacen. No tratan ningún
trabajo como algo colateral. Es por eso que es difícil que un americano cambie de dirección. Una vez que empieza un trabajo
acorde a sus instrucciones, es casi imposible hacerlo cambiar. Si se le dice que cambie de dirección, se molestará y dirá: “Me
dijiste que vaya hacia el Sur. ¿Por qué me dices ahora que vaya hacia el Norte?”. Al tratar con los americanos, ustedes deben
saber hacia dónde van; cambiar a mitad de camino, inevitablemente traerá problemas, puesto que ellos estarán haciendo lo
incorrecto. Por otra parte, si un chino trabaja para usted, puede darse el lujo de cambiar veintiocho veces. Los chinos son
realmente capaces a este respecto; no importa cuánto usted quiera cambiar, ellos lo comprenderán aun antes de que usted se lo
aclare. Este es el talento de los chinos. Pero al final, el resultado es rara vez satisfactorio.
El salón de reuniones de la iglesia en Los Angeles se limpia cada sábado. Los santos no vienen de manera descuidada; se
visten con ropa de trabajo y trabajan seriamente. Esta diligencia es la razón de su éxito. Son responsables; no andan bromeando.
Ellos hacen algo cuidadosamente o no lo hacen. Mientras que los chinos no somos consecuentes ni absolutos.

NO LIMITADOS POR LA DISPOSICION


EN LA OBRA DEL SEÑOR

En principio, nuestra fidelidad y diligencia en servir al Señor excede nuestra fidelidad y diligencia en otros asuntos..
Puesto que nos consagramos al Señor y le entregamos nuestro futuro y todo para servirle, deberíamos ser muy útiles.
Desafortunadamente, estamos muy limitados por nuestra disposición y, como resultado, muy poco de nuestra función es
manifestada. Si no lapidamos nuestra vieja disposición, temo que nuestra utilidad en la mano del Señor cesará.
La disposición de algunos hermanos es el reflejo de una fuerte confianza en sí mismos. Ellos creen que pueden hacer
cualquier cosa y están cegados por esta confianza personal. Luego de trabajar en un lugar por un año dos, pueden no haber
logrado nada. Luego, puede que se trasladen a otro lugar y aun no produzcan resultados. Sin embargo, siempre sienten que la
escasez es de otro y no suya. La confianza en ustedes mismos debe ser derribada; no confíen más en ustedes mismos. Solamente
serán útiles si tal confianza es derribada. La utilidad de nuestros colaboradores no puede desarrollarse completamente debido
inicialmente a sus limitaciones de disposición. Estoy absolutamente seguro de que si podemos romper los lazos de nuestra
disposición, la efectividad de nuestra obra será más que triple.
Algunos no saben utilizar su entorno; antes bien, esperan que su entorno los juzgue. Se rehusan a trabajar si las
circunstancias no son perfectas o si las condiciones no son adecuadas. Deben darse cuenta de que en nuestra obra es imposible
tener un entorno perfecto debido a que no somos organizados. ¿Cómo podemos esperar condiciones perfectas cuando
prácticamente siempre estamos en necesidad? En términos militares rara vez nos involucramos en batallas convencionales sino en
combates de guerrilla. No tenemos ejército regular, solamente tropas de guerrilla. Todo depende de cuán flexibles somos para
adaptarnos a las circunstancias y ajustarnos a todos los entornos.
Cuando empezamos la obra de publicación en Taiwan, escribí artículos en casa, con una pequeña taza de café. Escribía ya
sea que haya un escritorio o no. No diga que no puede escribir o publicar sin un escritorio. Haya o no haya escritorio, aun puede
hacerse el trabajo. Esta debe ser nuestra disposición. Rechace la disposición que requiere un medio ambiente particular antes de
que pueda trabajar.
Debemos llegar a un punto en el que podamos trabajar en cualquier entorno, en cualquier condición. Sin embargo, es
inútil aprender solamente un método exterior; debemos derribar nuestra disposición interior.. Recuerden que el grado en que
nuestra función se ha de manifestar depende principalmente de nuestra disposición. Si derribamos nuestra disposición, nuestra
utilidad y el fruto de nuestro trabajo inmediatamente se multiplicará. Todos estamos limitados por nuestra disposición. En efecto,
muchos de los problemas existentes hoy se deben a nuestra disposición. Ciertamente espero que los colaboradores sean
profundamente tocados por este asunto.

CAPITULO SIETE

CULTIVAR UN CARACTER
PARA CONTACTAR A LAS PERSONAS

LA NECESIDAD DE TRATAR CON NUESTRO CARACTER

La obra o el servicio de una persona están absolutamente relacionados con su carácter. Tal como es su carácter, también
será la manera en que hace las cosas y en que trabaja. Muchas de las dificultades que tenemos como aquellos que sirven derivan
de nuestro carácter. Por supuesto, algunos de nuestros problemas son espirituales y otros emocionales. Sin embargo, la mayoría
de los problemas son causados por nuestro carácter. De este modo, al aprender a servir al Señor, necesitamos estar en constante
comunión con El y apoyarnos en Su gracia; por otra parte, también debemos tratar severamente con nuestro carácter.
La responsabilidad de tratar con nuestro carácter es solamente nuestra. Parece que no es fácil que el Espíritu Santo haga
esto por nosotros. No podemos decir que el Espíritu Santo no toca o que no puede interferir con los asuntos de nuestro carácter,
como por ejemplo la manera en que nos conducimos y la manera en que hacemos las cosas, pero estamos equivocados si
esperamos que el Espíritu Santo sea quien edifique un buen carácter para nosotros. El Espíritu Santo no hace mucho en esta área.
Aun cuando lo hace, necesita de nuestra total cooperación.
Algunos hermanos tienen problemas con su carácter. Nunca terminan completamente ningún trabajo que es puesto en sus
manos. Luego de todos sus esfuerzos, siempre queda una “cola”. Este es un problema de carácter. Algunos lo catalogan como un
problema de hábito, pero pensamos que no es una descripción adecuada; antes bien, nos gusta llamarlo un problema de carácter.

AMAR EL CONTACTAR A LAS PERSONAS

Alguien que sirve al Señor debe tener un buen carácter con el que ama a las personas. A algunos les gusta estar con otras
personas por naturaleza, pero esto es natural. No está en resurrección y de tal modo es inútil. En nuestro servicio, necesitamos ser
tratados por Dios a tal punto que amemos contactar a la gente. Hablando en términos no espirituales, necesitamos tratar con
nosotros mismos para forzarnos a contactar a la gente.
Pregunté a un hermano cuántos hermanos habían venido del exterior a esta conferencia y le pregunté si es que los había
contactado. Me dijo que solamente había contactado a dos santos de Hong Kong y uno de Indonesia. Es más, no sabía sus
nombres. No piensen que soy demasiado. Aquí es donde está su problema. Creo que este hermano me permitirá decirles que no es
fácil contactar personas. Este no es solamente su problema sino el de todos nosotros. Mientras estamos aquí en este
entrenamiento, muchos hermanos jóvenes que sirven al Señor comen en el mismo comedor y son entrenados en el mismo aula.
Los hermanos del exterior no han venido solamente a escuchar algunos mensajes sino también a buscar comunión. Como regla,
todos deberíamos llevar la responsabilidad de tener comunión con ellos y ayudarles. Desafortunadamente, hay aquí una pared
sólida que el Espíritu difícilmente puede romperla. Simplemente no tenemos el carácter para contactar a las personas.
Hermanos, si fuésemos más quebrantados o si hubiésemos aprendido más respecto a un temperamento espiritual
apropiado, hoy en día estuviésemos recibiendo aun más gracia. Entre nosotros, la gracia no nos está contagiando lo suficiente
debido a que estamos muy separados. Deberíamos permitir que la gracia nos infecte, que fluya entre nosotros al máximo. Sin
embargo, acorde a mi observación, aun existen muchas separaciones entre nosotros.
Para algunos hermanos y hermanas no es que no les guste contactar a otros, sino que solamente quieren contactar a unos
cuantos que les son especiales. Por ejemplo, al hermano Wu le gusta contactar al hermano Chow y al hermano Chow le gusta
contactar al hermano Wu. El hermano Chow no solamente sabe el nombre del hermano Wu sino que lo conoce de dentro para
afuera. No hay nada del hermano Wu que él no lo conozca. Sin embargo, con los de Indonesia, a él no le interesa si el apellido es
Liu o si es Wang. No recuerda claramente cuántos están aquí de Manila ni cuántos de los Estados Unidos. No sabe en qué cuarto
se hospedan. Luego de estar con ellos durante meses ni siquiera les ha preguntado sus nombres. ¿Cómo podemos servir al Señor
con esta clase de carácter?
Durante el entrenamiento en Kou Lin en 1948 y 1949, el hermano Nee nos dijo en una lección que para ser útil en la
mano del Señor, una persona debe interesarse por la gente. Uno debe amar el estudiar a la gente e interesarse por ella. En
particular, uno siempre debe contactar a los nuevos. Cuando alguien ayuda a los nuevos, es feliz. Está contento con solo
hablarles. Debemos tener esta clase de temperamento; de otro modo, nuestro servicio se frustrará grandemente.
Debemos venir temprano a cada reunión. Si la reunión comienza a las siete y treinta, debemos llegar a las siete en punto.
¿Por qué debemos llegar temprano? Debemos hacerlo para esperar a las personas. Es muy importante contactar a las personas,
aunque sea por cinco o diez minutos. Contáctenlas no solamente antes de la reunión sino también después de la misma. Si
contactamos a dos personas antes y después de cada reunión, en una semana al menos habremos contactado a diez en cinco
reuniones. Tal vez algunos digan que esto es muy mecánico. No, si usted tiene esta clase de carácter, sentirá que es muy
espontáneo. En cada reunión usted contactará a uno al llegar y a otro al irse. Algunos dicen que los santos se van inmediatamente
después de la reunión. Si este es el caso, ¿Por qué no caminar alguna distancia con ellos? Podría usted acompañarlos del salón de
reuniones a la calle e intercambiar algunas palabras con ellos, preguntándoles acerca de su trabajo y su condición delante del
Señor. Recuerden que a veces solo estas simples conversaciones brindan a la gente gran ayuda.
No sean tan oficiales o formales al contactar a la gente. No digan “Ahora sirvo al Señor, y desde las tres hasta las cinco,
todos los lunes, miércoles y viernes saldré a visitar a las personas. Mi vivir está regulado y debo esperar a que sean las tres cada
lunes, miércoles y viernes. Saldré a visitar a la gente solo después de arrodillarme y orar diez minutos”. Finalmente, puesto que
nadie parece estar en casa, usted vuelve vacío. Entonces, puede considerarlo como una verdadera disciplina del Espíritu Santo,
porque nadie estaba en casa. Pero en realidad este es un tipo de servicio formal y burocrático. Nadie tendría éxito ni obtendría
beneficio en los negocios si usase este método. Muchas veces un negocio provechoso se logra en una cancha de tenis durante un
partido, o una cafetería con un café.
CONTACTAR A LA GENTE
Y DAR GRACIA CONSTANTEMENTE

Hermanos, ustedes deben aprender a tener esta clase de carácter; de otro modo, créanme, serán muy poco útiles. Nuestro
contacto con el Señor es una cosa y nuestro contacto con las personas, es otra. Nuestro contacto con el Señor nunca podrá
reemplazar nuestro contacto con las personas. Mientras estaba en la tierra, nuestro Señor Jesús siempre mantuvo estos dos tipos
de contacto. El Señor nunca iba a ninguna parte sin contactar a la gente. A donde iba, contactaba personas. Si no contactaba a
nadie, lo hacía intencionalmente porque era la voluntad de Dios, porque El vivía bajo el gobierno de la voluntad de Dios.
Contactaba personas por todas partes. Adaptaba Sus mensajes a las diferentes circunstancias, hablando palabras apropiadas para
cada clase de persona y para cada ocasión. Su hablar nunca era monótono ni preconcebido; no era acorde a alguna fórmula. Estaba
disponible todo el tiempo; es así que El podía dar gracia todo el tiempo y podía contactar todo tipo de personas.
Algunos hermanos tienen la actitud de que ya han aprendido el asunto de la comunión interior, sienten que tal actividad
de contactar personas es para aquellos que aman la emoción y dejan este asunto para éstos. Este es un concepto equivocado.
Déjenme preguntarles ¿cuál es la lección que el Señor Jesús aprendió? Toda lección que ustedes aprendan debe estar en la esfera
de contactar a las personas. Contacten gente todo el tiempo. Cuando estoy con un hermano viejo, aprendo de él. Cuando conozco
hermanos jóvenes, les brindo alguna ayuda. Si hubiese tal condición en una iglesia, ¡cuánta bendición habría! Debido a esta
pequeña práctica, las personas serían atraídas y se encendería un fuego.
Muchas veces, he visto luego de la mesa del Señor, a hermanos y hermanas irse uno a uno. Esto me recuerda a la escena
de Juan capítulo ocho, donde el Señor Jesús dijo: “Aquel que está sin pecado de entre vosotros tire la primera piedra”. Al oír estas
palabras, los judíos se fueron uno a uno empezando desde el más viejo hasta el último. Es raro ver a dos hermanos o a dos
hermanas hablando entre ellos. Aun cuando la gente conversa, habla con aquellos que le son familiares y rara vez buscan a otros.
Este es un problema muy serio.
Traducción realizada en Santa Cruz de La Sierra, en noviembre de 1999. No ha sido revisada por la editorial LSM.

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