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AMIGA O ¿ENEMIGA?

Por: Crazyforkatina
crazyforkatina@hotmail.com

CAPÍTULO 1: ACTUAL REALIDAD


SEGÚN YULIA

Hoy la extraño. Bueno, hoy más que en otras ocasiones. Bueno no, lo que pasa es
que cada día la extraño de una manera totalmente diferente. A veces añoro a mi mejor
amiga, a veces extraño a mi conciencia, a veces también extraño a mi ejemplo a
seguir, pero es raro; la manera en que más la extraño es como la niña que se perdía
entre mis brazos en el transcurso del año anterior... ¡el año anterior! No puedo creer
que tan pronto haya pasado el tiempo. En fin, eso no importa ahora. Hace dos
semanas la vi por última vez. Recuerdo que ella estaba con mis amigos, esos a los que
ya casi no frecuento. Ella estaba en los brazos de uno de ellos. Se veía plenamente
dichosa, se veía feliz. Su cabello rojo resaltaba sobre su chamarra negra de terciopelo
que nunca se quita. Su sonrisa de ensueño sin duda ese día resplandecía más que
nunca. Me acerqué a saludar a cada uno de ellos, como siempre. Seguí el orden que se
había impuesto entre nosotras dos desde hace más de 10 meses: a ella no la saludé,
pero si a todos los demás. Si por mi fuera a ella también la besaba en la mejilla, pero
ella misma pidió que no fuera así. Estuve unos minutos con ellos, pero su mirada me
indicó que mi presencia no le era grata, por lo que decidí mejor marcharme para no
incomodarla, no, a mi linda pecosa nunca la quiero incomodar, a pesar de que me
mata la distancia que se ha hecho entre nosotras, a pesar de que muero por su orgullo
que no puede vencer. Pero recuerdo que ese orgullo es una de sus principales
características, pero recuerdo hoy, desde lejos, que ese orgullo es parte fundamental
de su personalidad que desde el primer momento tanto me impactó. Hoy quiero estar
con ella, pero sé que se fue para nunca más regresar a mi lado. Ella misma me lo dijo
a través de una carta, ni siquiera se atrevió a darme la cara. Pero en fin, así es Lena
Katina, y así la adoro...

SEGÚN LENA:

Ahora mi mente está ocupada en muchas cosas. La cuestión en mi casa sigue igual,
y nadie lo sabe. A veces pienso que no confié en las personas adecuadas, y eso me
duele mucho, bueno, más que dolerme me hace sentir tonta, es decir, me hubiera
encantado jamás conocerla, jamás cruzarme en su camino. Pensé que ella era una
persona diferente, pensé que era una persona madura. Le conté cosas que nunca me
imaginé compartir con nadie. Ella no era la persona incorrecta. Hace apenas dos
semanas la vi por última vez. Recuerdo que yo estaba con mi novio. Todo iba
perfectamente bien hasta que llegaron ella y su incómoda presencia. Mi novio sabe lo
que pasó entre ella y yo, y sin embargo no tiene nada en su contra. Recuerdo que ella
lo saludó, y como siempre, a mi me ignoró, eso en verdad me alegra, no me gusta eso
de fingir que nada pasó y que las cosas ya están bien. Ella lo sabe, siempre le mostré
mi personalidad al 100%. Creí que ella podía entenderme, y en un principio claro que
lo hizo, pero ella es tan inmadura. Ha cambiado mucho en los últimos tiempos. Ahora
viste diferente a cuando la conocí. Ahora tiene esa actitud rebelde que no se la cree ni
ella misma. Hace diez meses podía soportarla un poco, pero ahora... ahora me di
cuenta que mi orgullo está lastimado, y que pasará bastante tiempo para que eso
cambie. Ella tiene a sus amigos y no me molesta en lo más mínimo, siempre y cuando
a mi no me haga el menor caso. Ahora yo estoy más convencida que nunca de lo que
soy. Es decir, claro que me siguen llamando la atención las chicas, pero no le puedo
dar un dolor más a mi madre Tengo prohibido decir su nombre en mi casa, eso me
hace pensar algo que yo misma me he impuesto desde que terminamos: Yulia Volkova
es innombrable para mi.

CAPÍTULO 2: EL PRIMER ENCUENTRO


SEGÚN YULIA:

Recuerdo la primera vez que platiqué con la pelirroja. En realidad yo antes vivía
solo por cosas totalmente banales, de esas que no tienen la menor importancia.
Siempre con las chicas populares hablando de moda, de chicos, del último escándalo
de los artistas. Que sí esa chica se ve demasiado fachosa... que si ese chico está
bueno... en fin, tonterías sin sentido que ahora sé que no me llevaban a nada. Siempre
llegaba a mi salón sin hablarle a nadie, sentía que no me merecían. Siempre me
sentaba en la primera banca, para poder hacerme la interesante con los profesores.
Ahora que lo pienso mi vida era muy vacía. Recuerdo que la pelirroja siempre entraba
al salón y se ponía a saludar a todo mundo. Pasaba banca por banca hasta terminar
con la última persona que hubiera allí. A decir verdad yo nunca le ponía atención,
estaba más ocupada arreglándome el cabello. Lena siempre llegaba a saludarme a mi,
y yo solo le decía “hola” de una manera cortés, pero sin darle más importancia que la
que merecían el resto de mis compañeros. Es más, yo ni siquiera sabía como se
llamaba. Ella no iba en mi sección en las clases de laboratorio, no se vestía a la moda,
ni hacía cosas que la hicieran resaltar del resto... ¿qué me podía importar de ella,
entonces? Nada. Esa tarde fuimos a la casa de uno de mis compañeros de juerga. Los
demás se pusieron a jugar “botella”, a mi la verdad no me llamaba la atención, es
decir, se babeaban entre todos, me daba asco, así que mejor le pedí prestada su
computadora al chico de la casa. El accedió, y yo me puse a revisar mi e mail. Uno de
mis amigos se aburrió rápido, y se fue conmigo a ver que hacía. Se dio cuenta que mi
lista de contactos solo tenía unos pocos. Me dijo que era algo antisocial, yo preferí
decir que solo era selectiva, pero, aquí entre nos, la palabra que me definía realmente
era solo una: arrogante. En fin, ese no era el punto. Él me dijo que sería bueno que
me empezara a relacionar con más personas del grupo, para mejorar la convivencia
con todos. Por una parte tenía razón, no era sano que solo les hablara a unos cuantos,
pero por otro lado me daba flojera y pena, obviamente no le iba a hablar a cualquier
persona. Le planteé la situación, y el me dio el correo de dos personas que después
serían fundamentales en mi vida; una era una chica de nombre Jaquelin. La otra era
Lena. Esa misma tarde las agregué y me puse a conversar con ellas. Definitivamente
eran agradables, me parecieron amables y carismáticas. Me acuerdo perfectamente
que platicamos de música, pero no del grupo que estaba de moda, si no de algo más
intenso. Había un cantante de trova que me gustaba mucho, pero nunca podía platicar
de nadie con él, por que no estaba en el top 10 de los discos de moda, sin embargo,
Lena lo conocía perfectamente, hasta me mandó una canción que yo no había podido
conseguir. “Que amable” pensé dentro de mi, y sonreí. Recuerdo que mi amiga me
gritó “Yulia, ya vámonos” cuando había terminado de besuquearse con un tipo, que por
cierto tenía novia. Me tuve que despedir de ellas, mis nuevas “amigas”. Ellas me
dijeron que esperaban que en vivo fuera igual de agradable que por medio de la
computadora, eso me hizo reflexionar. Nunca les había hablado y ya les parecía
agradable, eso me hablaba de unas personas abiertas, que bien. Quedamos de vernos
al otro día, para intercambiar algunas notas de historia, que era en la materia que yo
llevaba mejor promedio.

SEGÚN LENA:
Esa tarde estaba aburrida. Ya había terminado toda mi tarea, por eso me metí un
rato al MSN para ver que había por ahí, y si eso estaba más entretenido que la pelea
entre mi mamá y mi hermana. Una solicitud de un correo que no reconocí me llegó, y
la acepté. La persona se presentó conmigo. “Hola, espero que no te moleste que te
haya agregado. Soy Yulia y voy en tu grupo, no sé si me reconozcas” Claro que la
reconocía, ella era la chica de cabello negro y corto que en todas las clases se sentaba
en la primera fila, ella era la chica que tan solo le hablaba a su grupo de amigos. A
decir verdad ninguno de ellos me caía bien, pero ella era diferente, algo me hacía
sentirlo. “Hola, para nada me molesta, voy a incluir a mi amiga Jaquelin a esta
conversación” le contesté. Entre las tres empezamos a platicar de todo, al parecer no
me había equivocado, Yulia era diferente a sus amigos. Es decir, en un principio y por
su apariencia pudiera parecer superficial, pero la verdad esa era solo una máscara
para ser aceptada por sus “amigos” en realidad ella era de otra manera, al menos esa
era la impresión que me dio en ese momento. Le gustaba la trova, y era fanática de mi
trovador preferido. A decir verdad me la estaba pasando muy bien con ella, hasta una
canción le envié. Me sentí rara conversando con una de esas muñequitas de aparador
que solo piensan en moda y chicos, pero al parecer ella no solo pensaba en eso. Llegó
la hora en que se tuvo que ir, según ella por que una amiga la estaba presionando,
jaja, fue chistosa la manera en que lo dijo. Yo quise saber más de ella, así que inventé
un pretexto perfecto: la clase de historia. Ella era la consentida de la profesora, eso
era obvio. Pensé en pedirle sus notas para acercarme más a ella, y poder conocer más
de su estilo de vida. Le pedí que al otro día nos viéramos en la biblioteca, y ella
accedió amablemente, al menos esa impresión me dio por medio de la computadora.
Finalmente se desconectó, y se fue...

CAPÍTULO 3: PERSONALMENTE
SEGÚN YULIA:

Recuerdo que esa tarde estaba maravillada, por que la expectación sin duda me
maravilla. La verdad es que ni siquiera le había puesto atención a su rostro. Solo
recordaba una seña que es demasiado peculiar: su cabello rojizo. Llegó la noche y yo
dormí plácidamente. A la mañana siguiente me desperté como si nada, olvidando por
completo todo lo que había pasado la tarde anterior. Bueno, puedo justificarme
diciendo que soy sumamente olvidadiza. Recuerdo que llegué al salón, justamente a la
clase de historia, en donde ella tenía que exponer. Eso yo no lo sabía, por lo que, como
siempre no hice caso de la voz que explicaba acerca del comunismo y sus orígenes.
Pero había algo en ella y en la manera de expresarse que finalmente terminó
cautivándome, por lo que volteé a ver hacia enfrente de mi. Ahí estaba la pelirroja
moviéndose con sutileza al explicar cada detalle de su tema. Me di cuenta de que para
la historia era muy buena, y entonces no le encontré sentido a la plática anterior. ¿Por
qué me había pedido entonces mis notas? Preferí no pensar en eso y concentrarme en
lo que ella decía, por lo que la miré de una manera profunda, examinando cada
centímetro de su comportamiento. Creo que ella sintió la mirada, por que después de
unos segundos se puso roja y se trabó un poco al hablar. Pensé que era extraña sin
duda.
Terminó la clase, y la esperé afuera de l salón por que mis amigas se habían ido
con sus novios, ¡que flojera!. Quería en ese momento acercarme a ella para hacerle la
plática, por lo que casi la arrincono en la pared, jaja, su cara fue graciosa. Es que en
ese entonces ella no sabía lo torpe que soy para las relaciones humanas.
En fin, ella iba acompañada de sus amigas, que también parecían ser divertidas.
Para ser sincera, una de ellas me daba un poco de miedo. Es que se vestía de una
manera extraña. Tenía muchas perforaciones y algunos mechones de su negro cabello
estaban pintados de azul, otros de rosa. Pero finalmente le empecé a hablar. Me dijo
que le había encantado conocerme, y sus amigas opinaron lo mismo. Eran algo así
como los cuatro fantásticos en versión femenina. Como salimos temprano de nuestra
clase, me invitaron a comprar algo a la cafetería y yo acepté la invitación encantada.
Estábamos charlando y caminando. Fue muy raro, pero con ellas no me daba pena
hablar como me pasa regularmente. Lena me tomó del brazo y empezamos a caminar.
Pude notar que ella es muy efusiva en la manera en que demuestra su cariño, siempre
tiene un abrazo para alguien, pero extrañamente a sus amigas [en especial a la que
era un intento de punk] no les gustaba tener ese contacto con ella. Cuando nos vieron
sujetas del brazo empezaron a reír y a “advertirme” cosas. “Si yo fuera tú no dejaría
que me toque, creo que es medio lesbiana” dijo una de ellas. Yo no supe si reír o
ponerme seria, en cualquier caso la pondría incómoda. Mi actitud, entonces fue de
indiferencia, a pesar de que a mi no me gustaba ver a dos mujeres o a dos hombres
besándose, a pesar de mi cerrado concepto acerca de la homosexualidad. Pero de nada
sirvió, ella se puso roja al instante y me soltó sin decir nada. Entonces mi reacción
cambió. “No les hagas caso” le dije en tono sereno. Ellas empezaron a reír. “¿Qué Yulia
a ti también se te facilita eso de la tortilla?” me dijo una de ellas. Otra vez risas. Me
limité a curvar mis labios y decir “jajaja” viendo que ella me miraba como queriendo
analizar cada palabra que pudiera salir de mi boca. Finalmente y para distraer un poco
la atención de ellas y al mismo tiempo evitar especulaciones comencé a hablar de lo
sexy que me parecían los chicos con guitarra [por que en verdad me parecen sexys,
sobre todo si tienen los ojos claros]. De ese comentario surgió otro tema de
conversación: la música. Ella me mencionó algo de su trovador favorito [que
curiosamente era el mío también] y de ahí nos soltamos a hablar durante 20 minutos
continuos. Llegó la hora de nuestra clase de computación [en la que por cierto no
íbamos juntas] cada quien se fue a su grupo, y nos volvimos a encontrar en la clase de
inglés. Esta vez me senté con ella, ante la mirada de asombro de mis amigas y demás
compañeros. Pasó ese día, y muchos más como ese, en que el tiempo se nos iba
volando al platicar de cosas sin importancia emocional, pero cargadas de importancia
cultural e intelectual. Después, comenzaron a surgir los lazos afectivos...

SEGÚN LENA:

Al otro día de la plática yo me moría de curiosidad si la boba niña fresa que yo


pensaba que era ella en realidad era así. Esa mañana llevaba yo mis láminas para la
exposición de historia que tenía a la primera hora. En verdad me puse a estudiar
mucho el tema a pesar de que la historia no es la materia que más de me facilita, ni
tampoco la que más me agrada. En fin... llegué al salón y la profesora indicó casi en
voz baja que tenía que comenzar. Busqué con la mirada a Yulia, y la observé
arreglándose el cabello, como siempre. Eso me molestó un poco, pues empezaba a
confirmar su superficialidad. Comencé a hablar sin importarme su gesto grosero de no
prestarme atención, total, la acababa de conocer. Estaba hablando acerca del
comunismo, fue entonces cuando nuestras miradas se encontraron. Me sorprendió ver
sus ojos azules mirándome de una manera tan intensa y calculadora por lo que mi
concentración se rompió por un instante. Titubeé, me entorpecí, pero finalmente al
dejar de observarla regresó la confianza y la seguridad que había perdido. Finalmente
terminé mi exposición, y con ello dio por acabada la clase. Tenía hambre, pues por
salir corriendo de mi casa no me había dado tiempo de desayunar. Mis amigas me
esperaron adentro del salón en lo que los demás se iban. Yulia salió también con su
grupo de ñoñas amigas. Pensé que platicaríamos, pero me decepcioné un poco cuando
vi que salió sin decirme nada. Mis amigas y yo salimos del salón, y afuera estaba ella.
Recuerdo que me vio y prácticamente se abalanzó sobre mi de una manera graciosa.
Platicamos de un par de cosas sin mucha importancia, pero yo ya no aguantaba el
hambre y les dije a todas que si íbamos a la cafetería. Ella me respondió que si, al
igual que las demás. Quise abrazar a Alejandra [mi amiga la que dice que es “punk”],
pero ella no se dejó. Siempre era así de fría, y no entendía que esa era mi manera de
demostrar el cariño. Cuando Lena Katina te abraza quiere decir que le das confianza.
Al ser rechazada por mi amiga me fui a un lado de Yulia y la tomé del brazo, como
acostumbraba hacer cuando caminaba al lado del alguien. Ella se sorprendió un poco,
quizá tampoco estaba acostumbrada a eso, pero sin embargo no me soltó, es más,
hasta apretó mi brazo contra su costilla de una manera que yo sentí protectora y que,
debo decirlo, fue agradable. Íbamos platicando acerca de todo, pero Alejandra
interrumpió el momento. Le dijo que no dejara que yo la agarrara, por que era una
lesbiana reprimida. Siempre nos llevábamos así, pero con Yulia me dio pena, por lo
que no contesté nada y solo agaché la cabeza en silencio después de soltarle el brazo.
Ella me dijo un “no les hagas caso” que sentí sincero y cálido, pero dos segundos
después estaba hablando de chicos sexies, como para desviar el tema después de que
mis amigas también le preguntaran si acaso ella era lesbiana. Me di cuenta de eso y en
un intento desesperado por no hacerla sentir incómoda [pues su risa nerviosa la
delató] le comenté de lo sexy que era el trovador que más me gustaba, al que ella
también conocía perfectamente. Funcionó, pues empezamos a charlar de música y el
rato fue agradable. “Más culta de lo que pensé” me dije al tiempo en que ella se iba
metiendo a su salón de computación [por que no vamos en la misma sección]. Salimos
de clase con la bruja de mi profesora y me topé con Yulia antes de la clase de inglés.
Me preguntó que si se podía sentar conmigo, a lo cual yo respondí inmediatamente que
si. Fue un buen día con ella, pero no tanto como los siguientes...

CAPÍTULO 4: LA AMISTAD
SEGÚN YULIA:

Pasaba ya mucho tiempo con ella y con sus amigas. Bueno, en realidad con ella,
por que aprovechábamos cualquier instante para escaparnos de sus amigas, que cada
vez estaban más celosas de mi. Con mis amigas las cosas estaban igual, no entendían
que ahora necesitaba otros aires.
Me encantaba conocer más de Lena, en verdad se me hacía una persona
interesante. Siempre tenía un tema de conversación; cuando no hablábamos de
música hablábamos de libros; ya que nuestros conocimientos literarios terminaban
pasábamos a conversar de política, o en general de cualquier tema que despertara
nuestro lado culto y de preferencia que causara un debate. Siempre había alguna
manera de divertirnos juntas. Ya no importaba más, todo en mi vida estaba dirigido a
mi mejor amiga. Siempre visitando museos, siempre apoyándonos y escuchándonos
cuando teníamos problemas, que era casi siempre. Los problemas típicos de un
adolescente, pero para nosotros era el pretexto perfecto de demostrarnos el cariño y la
confianza que nos teníamos y que cada vez iba aumentando más. Ella e convirtió en un
par de meses en mi mejor amiga.

SEGÚN LENA:

Finalmente la chica ñoña no resultó serlo así. E decir, claro que aún le quedaban
actitudes como esa de mirarse al espejo cada dos minutos, pero poco a poco nos
fuimos acostumbrando a nuestros defectos. De verdad me gustaba pasar mi tiempo
con ella. A pesar de que al principio era un poco cerrada y penosa, poco a poco fue
confiando en mi, y logró lo que nadie había logrado antes: que yo confiara en ella. Ya
casi no estaba con mis amigas, ni ella con las suyas, más bien estábamos siempre
juntas, parecía que así hubiéramos nacido. Las bromas eran recurrentes, los abrazos
eran efusivos, las miradas eran cómplices natas de una fidelidad absoluta. Sabíamos lo
que una pensaba al momento de verla, y siempre nos ayudábamos a descifrar, a
combatir o a solventar nuestras fechorías. Ella confiaba mucho en mi, me contaba de
sus problemas en casa, y ahí fue cuando entendí algunas de sus manías. Siempre que
le pedía que me acompañara a algún lugar estaba dispuesta a hacerlo. Me acostumbré
a ella, ahora sabemos que era un arma de doble filo...

CAPITULO 5: CUANDO TRASPASAMOS LA LÍNEA


SEGÚN YULIA:

Tanta cercanía se les hacía extraña a los demás, pero para nosotras parecía ser
natural, al hacer todo juntas nos acostumbramos a no saber hacer las cosas por
separado. Siempre nos decían “parecen novias” y a nosotras no nos molestaba en lo
más mínimo, por que a fin de cuentas, fuese cual fuese el nombre que nuestra relación
recibiera, era genial. Una tarde entre bromas me retó a besarla; yo por supuesto no
me atreví, pero ella era tan aventada que sin dudarlo me besó. Recuerdo que ese fue
el primero de nuestros problemas: de verdad me confundió que hiciera eso, por que
nunca me lo imaginé, bueno, tal vez si, por su manera de comportarse, es decir, ella
me tocaba “diferente” a como hacían mis demás amigas, siempre procuraba el
contacto físico entre nosotras y yo tampoco oponía resistencia. A la siguiente tarde,
otra vez entre bromas nos besamos “sin querer” pero esta vez hubo un sentimiento
especial, no sé si de su parte, pero por lo menos yo me sentí bien con ella. Quiero
suponer que todo se dio por obra del destino, por una casualidad y no por algún plan
de ella o incluso mío. Después hablamos, a pesar de que yo me moría de vergüenza.
Pensaba decirle que había sido un error, o que simplemente lo dejáramos todo en un
plan que no pasara de una simple amistad, pero ella me ganó la palabra, diciendo:
“¿quieres ser mi novia?”. Cuando clavó sus grises ojos en mi no pude decirle que no,
total, sentí que no podía perder nada. Empezamos una relación en la que yo no me
comportaba muy a la altura de las circunstancias; nunca le fui infiel en acciones, pero
más de una vez traje en le mente a otras chicas. En fin, mi castigo no lo merecí, por
que finalmente no es lo mismo ver que hacer. Pero eso a ella le molestó...

SEGÚN LENA:

Era tanto el tiempo compartido que poco a poco nos olvidamos de que cada quien
tenía una vida propia, pero eso no importaba, al menos no a mi, por que dentro de mi
alma estaba creciendo algo más allá que una amistad. Me aterraba pensar en que la
ruda Volkova no correspondiera mis sentimientos, pero no podía exigirle siquiera sentir
algo por alguien, ya que siempre era su costumbre no involucrarse sentimentalmente
con nadie, así que me resigné a llegar a ella aunque sea por el medio más burdo: un
juego. Una tarde la rete a besar a una mujer [pues quería poner a prueba su
sexualidad] y ella me dijo que no. Yo me decepcioné un poco, pero no me conformé
con esa respuesta, así que sin pensarlo y sin avisarle la besé. Su cara de sorpresa fue
genial, pero tampoco hizo ninguna queja al respecto, por lo que lo tomé como un
“sigue” así que a la tarde siguiente la volví a besar, esperando una reacción positiva.
Necesitábamos charlar del asunto, pero la vi tan indecisa que me decidí a tomar la
palabra. “¿Quieres ser mi novia?” Esas fueron mis palabras. Otra vez su cara de
sorpresa mientras yo me moría de curiosidad y de miedo, si me decía que no, me
hubiera sentido fatal, pero estoy segura que ese “fatal” hubiera sido mil veces mejor al
resultado de que me dijo que sí...

CAPITULO 6: EL NOVIAZGO Y LA DECEPCIÓN


SEGÚN YULIA:
Todo en nuestra relación era bueno, pero sinceramente algo me mataba de ella:
sus malditos celos. No podía yo ver a una chica que pasara, por que ya me estaba
reclamando. Nunca entendí como siendo tan bella se sentía tan insegura. Una vez
hasta estuvimos a punto de terminar solo por que una chica me dijo “la sexy Volkova”.
Me descontrolaba que quisiera tomar poderes sobre mi vida. Era Lena Katina, la
pelirroja hermosa que creía que con su gris mirada tenía control sobre mis actos. Claro
que me traía totalmente LOCA, claro que su piel tersa y suave y que su mirada
profunda y templada manejaban mis sentidos; claro que su cabello rizado enredado
entre mis dedos era mi mayor locura, pero ella olvidó algo: Yulia Volkova no obedecía
reglas, Yulia Volkova no se traicionaba a si misma. Juro que nunca la engañé, tal vez
mi popularidad con las chicas era grande, tal vez un par de veces miraba de reojo a
alguna, pero siempre permanecí a su lado; siempre fuimos Yulia y Lena. Cuando me
prohibieron salir con ella yo lo tomé como una orden que debía seguir; no era que no
la amara con todo mi corazón, si no que más bien me pregunté a mi misma: “¿tiene
sentido estar con alguien que no confía en que la amas?” la respuesta fue no, y con
todo el dolor de mi corazón decidí terminar nuestra relación, esperando que se
fortaleciera el amor, pero sin duda, me decepcioné al ver que no era así, al ver que
para ella un “adiós” es definitivo, es una decisión irreversible, no como lo es para mi,
que un adiós es una prueba de fortalecimiento.
Extrañaba a mi mejor amiga, a mi compañera de luchas y fracasos, a la mejor cosa
que me pudo pasar, pero me dí cuenta de que todo fue una ilusión. Y hoy, sola, no sé
si fuimos amigas o enemigas.

SEGÚN LENA:

Vaya que quise a Yulia Volkova; la verdad era que me trataba como princesa,
siempre procuraba que yo me sintiera bien, que yo estuviera contenta, pero me
aterraba no ser la única que recibiera ese tipo de atenciones de su parte. Yulia era
coqueta por naturaleza, además de ser bellísima; cualquier persona querría estar con
ella, y ella siempre me hacía sentirme insegura, cuando caminábamos tomadas de la
mano y pasaba una chica linda, y ella volteaba discretamente para verla. Yo sentía que
en cualquier momento me soltaría y se iría tras ella. Nunca entendió que eran celos
normales: tenía una novia hermosa y popular, por no decir brillante, buena para los
deportes y con facilidad para las relaciones. Lo lógico para mi fue pensar que yo no
merecía tanto, bueno, eso creía en esos días, hoy sé que ella no es ni la mitad de lo
que yo en verdad merezco, por que ella no es ni la mitad de lo que creía ser ni de lo
que yo pensé que era.
Ya no soportaba los celos, estaba pensando en dejar de sufrir y hacerla sufrir, me
dispuse a terminar el noviazgo, sin embargo esta vez ella me ganó la palabra. “Una
confusión” así definimos a lo nuestro, y si, sí lo fue, más que confusión en cariño fue
una confusión de personalidad, por que le di mi amor a alguien que no conocí del todo.
Ella intentó cambiar y recuperarme al verme perdida, pero lo nuestro estaba
desgastado, y solo nos haríamos sufrir; en el aspecto amoroso y en el aspecto
amistoso. Preferí alejarme de ella, borrarme de su vida por completo, para evitar el
dolor de vernos a diario, sin tener una respuesta fija, por que yo aún tengo una
pregunta: ¿Ella fue amiga o enemiga? A veces creo que fue mi enemiga al ser mi
amiga, y otras tantas tan solo me repito la misma pregunta sin llegar a una conclusión.

FIN

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