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CONSTITUCIONAL.
BASE LEGAL:
La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (CRBV) atribuye competencia para conocer
de las pretensiones de amparo a “los Tribunales, con lo cual se apartó de los sistemas que regulan la
acción de amparo como un medio adjetivo único que debe ejercerse ante un solo órgano
jurisdiccional (Tribunal Constitucional) tal como es el caso de los sistemas españoles y alemán.
De acuerdo con el artículo 27 de la CRBV y en virtud de que el Amparo Constitucional está concebido
como un derecho ciudadano a la tutela judicial efectiva de sus derechos constitucionales, más que
como un medio procesal específico, puede decirse que todos los jueces de la república pueden ser
competentes para conocer de una Acción de Amparo.
Es de hacerse notar que cuando el artículo 7 de la Ley Orgánica hace referencia a "los tribunales de
primera instancia", no se está refiriendo formal y orgánicamente a aquellos que en su propia
denominación se los califique expresamente como de "Primera Instancia", además de a estos, se
refiere a todos aquellos tribunales que conozcan “en” primera instancia dentro de su jurisdicción en la
materia afín con la naturaleza del derecho o de la garantía constitucional violados o amenazados de
violación, como es el caso de los Tribunales Superiores en lo Contencioso Administrativo o de la
Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en los casos en los cuales conozcan de asuntos en
primera instancia. En tal sentido, en la sentencia de 16 de noviembre de 1989, la antigua Corte
Suprema de Justicia, caso: J.C. Moreno – COPEI, señaló:
"En efecto, si la idea fue la de que el amparo sea conocido por el juez idóneo, familiarizado y
especialista en la materia objeto de la institución protectora: ¿por qué negar a sólo una categoría de
esos jueces de primera instancia, por el hecho de no llevar la denominación "Tribunal de Primera
Instancia", la competencia natural para conocer de los amparos que denuncien la violación de
derechos y garantías integrados dentro de su esfera de competencia por la materia?; más aún y por
otra parte, cuando este mismo tribunal actúa y conoce, con el máximo rango, en primera instancia
dentro de su jurisdicción”.
Por tanto, en materia de la acción autónoma de amparo, son competentes todos los tribunales
que conozcan de asuntos en primera instancia, en materias afines con los derechos o
garantías violados o amenazados de violación, conforme al criterio de la afinidad entre la
materia natural del juez y los derechos y garantías lesionados,
En ese mismo artículo 7 de la LOASDGC se estableció expresamente la competencia de unos
tribunales de primera instancia, con ese rango y denominación en relación al amparo a la libertad y
seguridad personales, al señalar que:
"Del amparo de la libertad y seguridad personales conocerán los Tribunales de Primera Instancia en
lo Penal, conforme al procedimiento establecido en esta Ley".
La segunda excepción al principio de la competencia definida por la afinidad entre la materia natural
del juez y los derechos o garantías denunciados como lesionados, está establecida en el artículo 8 de
la Ley Orgánica, que establece:
"Artículo 8.- La Corte Suprema de Justicia conocerá, en única instancia y mediante aplicación de los
lapsos y formalidades previstos en la Ley, en la Sala con competencia afín con el derecho o garantía
constitucionales violados o amenazados de violación, de las acciones de amparo contra los hechos,
actos y omisiones, emanados del Presidente de la República, de los Ministros, del Consejo Supremo
Electoral y de los demás organismos electorales del país, del Fiscal General de la República, del
Procurador General de la República o del Contralor General de la República".
Ahora bien, en relación con esta norma y con motivo de la creación de la Sala Constitucional del
Tribunal Supremo, al interpretar el artículo 27 de la Constitución, se introdujeron algunas reformas las
cuales fueron establecidas en la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia de 2004 (LOTSJ)
donde se establecen como competencia de la Sala Constitucional, en su artículo 5, párrafo 1,
ordinales 5, 18 y 20 que le atribuyen competencia para conocer de acciones de amparo contra
sentencias de los tribunales superiores relativas a reclamos derivados del ejercicio de la libertad de
expresión, en única instancia contra altos funcionarios nacionales, contra sentencias de última
instancia de los tribunales contencioso administrativos, así tenemos:
“Artículo 5: Es de competencia del Tribunal supremo de Justicia como más alto tribunal de la
república.
5. Conocer de la acción autónoma de amparo, contra las sentencias que dicten los tribunales
superiores como tribunales de primera instancia, que decidan sobre la acción de reclamo para
garantizar el derecho humano a réplica y rectificación o para proteger el derecho al honor, a la vida
privada, intimidad, propia imagen, confidencialidad y reputación de las personas afectadas
directamente por la difusión de mensajes e informaciones falsas, inexactas o agraviantes a través de
los prestadores de servicios de radio y televisión. En todo caso el Tribunal Supremo de Justicia, en
Sala Constitucional, tiene la potestad para restablecer inmediatamente la situación jurídica infringida;
…
18. Conocer en primera y última instancia las acciones de amparo constitucional interpuestas contra
los altos funcionarios públicos nacionales;
20. Conocer las acciones autónomas de amparo constitucional contra las sentencias en última
instancia dictadas por los Tribunales Contencioso Administrativos, cuando su conocimiento no
estuviere atribuido a otro tribunal;
El Tribunal conocerá en… Sala Constitucional los asuntos previstos en los numerales 3 al 23.
…”
Así también, en materia de apelaciones contra sentencias de amparo, el artículo 5, numeral 19
atribuyó a la Sala Constitucional competencia para conocer en apelación de sentencias de amparo
dictadas por los tribunales contenciosos administrativos, en los siguientes casos:
" 19. Conocer de las apelaciones de las sentencias dictadas por los Tribunales Contencioso
Administrativos, cuando su conocimiento no estuviere atribuido a otro tribunal, con ocasión a la
interposición de acciones autónomas de amparo constitucional".
Ahora bien, este criterio de la afinidad con el derecho o garantía denunciados ha traído innumerables
controversias prácticas, debido a que, en muchos casos existe la dificultad de determinar el tribunal
competente al denunciarse varios derechos fundamentales de naturaleza distinta y, adicionalmente,
encontramos el problema de los derechos denominados por la jurisprudencia como neutros, a los
cuales resulta difícil asimilarlos a una determinada materia o grupos de tribunales.
En efecto, por lo general, en una misma acción de amparo constitucional en virtud de la naturaleza de
la lesión producida, se suelen denunciar diversos derechos o garantías fundamentales y, con
bastante frecuencia, de naturaleza distinta. En estos casos nos encontramos con que el criterio rector
no parece darnos una respuesta, o al menos una única respuesta. La práctica forense parece haber
resuelto este problema, la mayor de las veces sin decirlo expresamente, de una manera muy
pragmática, sencillamente admitiéndose la competencia del tribunal donde se introdujo el amparo, si
tan sólo alguno de los derechos constitucionales denunciados es de naturaleza afín con su
competencia. Sin embargo, esta posición ha conllevado en algunos casos, a que el verdadero o
principal asunto sea tratado por un tribunal no del todo especializado con la afinidad del verdadero
derecho lesionado.
Esto obedece a la lógica de que debe ser un órgano judicial de superior jerarquía el que revise una
supuesta vulneración de derechos o garantías constitucionales que pudiera causar un determinado
fallo, pues de aplicar los criterios normales de atribución de competencia en los amparos autónomos,
serían los Tribunales de Primera Instancia según su materia afín, los que juzgarían la denuncia de
violación constitucional de un determinado fallo.
Por tanto, el segundo párrafo del artículo 4 de la LOASDGC señala, en relación con la competencia
para conocer del amparo contra decisiones judiciales, que:
" En estos casos la acción de amparo debe interponerse por ante el tribunal superior al que emitió el
pronunciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y efectiva."
Se trata, entonces, de una tendencia legislativa y judicial que busca escapar de los criterios rectores
de determinación de competencia en materia de amparo constitucional, lo que si bien puede traer en
muchos casos seguridad jurídica, al concretar cual sería el órgano judicial competente para conocer
conflictos de determinados asuntos, también ha causado una centralización excesiva en la Sala
Constitucional como la primera y única instancia y un abultamiento de los casos pendientes en esa
Sala.
D.- El avocamiento
Debe mencionarse la facultad extraordinaria de que disponen todas las Salas del Tribunal Supremo
de Justicia para avocarse al conocimiento de algún expediente que curse ante cualquier otro tribunal
de la República, lo que puede implicar que cualquiera de ellas asuma la competencia, a solicitud de
parte y hasta de oficio, de alguna acción de amparo que se encuentre en trámite ante un tribunal de
inferior jerarquía. Con base en esta controvertida competencia extraordinaria, la Sala Constitucional
está facultada para avocarse a cualquier asunto que se encuentre en trámite ante un tribunal de
inferior jerarquía e incluso en otros asuntos ante otras Salas del Tribunal Supremo de Justicia.
E.- Otras excepciones creadas por la Sala Constitucional
Jurisprudencialmente han sido creadas otras excepciones para determinar la competencia en materia
de amparo constitucional. Así, si la acción de amparo constitucional que se ejerce en defensa de
derechos colectivos o intereses difusos, la Sala Constitucional ha dicho que la competencia del
amparo debe ser conocida única y exclusivamente por ella misma.
Lo mismo ha dicho la Sala Constitucional con los casos de habeas data, es decir, cuando se busca
proteger el derecho relacionado con el acceso y privacidad de la información.
"Cuando los hechos, actos u omisiones constitutivos de la violación del derecho o de la garantía
constitucional se produzcan en lugar donde no funcionen Tribunales de Primera Instancia, se
interpondrá la acción de amparo ante cualquier Juez de la localidad quien decidirá conforme a lo
establecido en esta Ley. Dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes a la adopción de la decisión,
el Juez la enviará en consulta al Tribunal de Primera Instancia competente.”
Mediante la norma transcrita, se ha querido evitar que por circunstancias de orden territorial puedan
quedar exentos de protección los derechos fundamentales consagrados en nuestra Constitución. En
efecto, puede darse el caso que en determinadas localidades del país se haga difícil o costoso el
acceso a un tribunal de primera instancia competente para conocer de acciones de amparo
constitucional, en ese supuesto y bajo el sano criterio de apreciación por el juez respectivo de esta
situación excepcional, siempre y cuando circunstancias de urgencia así lo ameriten, se permite la
interposición del amparo ante un juez de la localidad, para la sustanciación y decisión de este
remedio judicial expedito.
En todo caso, prevalece el criterio que la acción de amparo constitucional debe ser interpuesta ante
los tribunales donde se violo o amenazo el derecho o garantía constitucional.
A los efectos de evitar mayores dilaciones en los procesos de amparos constitucionales, confiando
siempre en la honestidad del juez que deberá inhibirse una vez descubierta la causal respectiva, el
artículo 11 de la Ley Orgánica de Amparo establece:
“Cuando un Juez que conozca de la acción de amparo, advirtiere una causal de inhibición prevista en
la Ley, se abstendrá de conocer e inmediatamente levantara un acta y remitirá las actuaciones, en el
estado en que se encuentren, al Tribunal competente.
Con esta posibilidad, se hace evidente la necesidad de mantener esta importante manifestación del
amparo constitucional debido a la ventaja de ser dictada dentro del mismo proceso en el cual se
produce la lesión o amenaza de lesión de derechos constitucionales, manteniéndose así el principio
de la unidad del proceso, al no tener que abrirse causas procesales distintas para verificar si
efectivamente se ha producido la violación denunciada. Igualmente, se lograría la inmediación del
juez con la causa que se le somete a conocimiento, la cual no sólo incidiría positivamente en la
decisión del amparo interpuesto, sino que también pudiera aportar elementos de juicio necesarios
para tomar medidas, bien sean cautelares o definitivas, en la causa principal y en el propio amparo.
8. Consecuente con la doctrina sobre la competencia que la Sala desarrolla en esta sentencia,
así como con el principio antes expuesto que las leyes cuyos artículos no colidan con la Constitución,
continúan vigentes, pasa la Sala a interpretar la competencia de los tribunales que deban conocer los
amparos previstos en el artículo 5° de la Ley Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías
Constitucionales.
Dicho artículo, a juicio de esta Sala, no colide con la Constitución, y por lo tanto, tiene plena vigencia,
y según él, las acciones de amparo pueden ejercerse conjuntamente con el recurso contencioso
administrativo de nulidad de actos administrativos o contra las conductas omisivas.
Al estar vigente el citado artículo 5°, surge una excepción a la doctrina sobre la competencia en
materia de amparo, contenida en este fallo, y es que los tribunales, incluyendo las Salas de este
Supremo Tribunal, que conozcan de procesos de nulidad de actos administrativos de efectos
particulares, o contra negativas o abstenciones de la Administración, mediante recursos contenciosos
administrativos, podrán a su vez conocer de los amparos previstos en el artículo 5° de la Ley
Orgánica de Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, siempre que el recurso de
nulidad o por abstención de la Administración, no se funde en una infracción directa e inmediata de la
Constitución, y siempre que la acción de amparo no se encuentre caduca.
Ha preocupado alarmantemente que al haber asumido la Sala Constitucional tantas competencias
además de la que aquí analizamos, se ha sacrificado uno de los principios fundamentales del proceso
de amparo constitucional, como es, la celeridad. Y hacemos esta afirmación, toda vez que ante el
gran número de causas que han llegado a esta Sala con motivo de esta política judicial asumida, los
retrasos y demoras ya han pasado a ser la regla general. Al punto, que hemos visto con frecuencia
como la Sala se ha tenido que tomar entre 4 a 6 meses sólo para admitir acciones de amparo
constitucional, algo debería suceder en el mismo día de su interposición. Ello seguramente es
consecuencia del exceso de causas pendientes que se encuentran en esta Sala.
Otras decisiones:
- Amparos autónomos contra sentencias dictadas en última instancia (La Sala Constitucional en
sentencia de fecha 30 de noviembre de 2000, Caso: Ha Franco)
La Sala Constitucional determinó que el conocimiento de las acciones autónomas de amparo que se
intenten contra los Juzgados Superiores cuando éstos ejerzan competencia contencioso
administrativa corresponderá a la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo y no a la Sala
Constitucional a tenor de lo establecido en el artículo 185 de la Ley Orgánica de la Corte Suprema de
Justicia.
Este lineamiento fue posteriormente precisado y modificado por la propia Sala Constitucional al
señalar que en los casos en que el conocimiento de las acciones de amparo en primera instancia
corresponda a los Juzgados Superiores en lo Contencioso Administrativo, el conocimiento de las
apelaciones y consultas que se intenten contra sus sentencias corresponderá a la Corte Primera de lo
Contencioso Administrativo, quedando a salvo la facultad revisora de la Sala prevista en el numeral
10 del artículo 336 de la Constitución.
- Amparos autónomos ejercidos en supuestos distintos a los previstos en el artículo 8 de la
Ley de Amparo (Sala Constitucional en decisión de fecha 8 de diciembre de 2000, Caso: Yolanda
Chenchemire):
En estos supuestos el conocimiento de las acciones autónomas de amparo corresponderá a los
Tribunales de Primera Instancia de la materia afín con el asunto debatido. Las apelaciones y
consultas de las sentencias dictadas por estos Tribunales serán conocidas por los respectivos
Tribunales Superiores, de cuyas decisiones no habrá apelación ni consulta.
En ese sentido, la Sala Constitucional señaló que el conocimiento de los amparos que se ejerzan de
conformidad con lo establecido en el artículo 7 de la Ley de Amparo corresponderá al Juez de
Primera Instancia del lugar donde ocurrieron los hechos que tenga competencia afín con los derechos
subjetivos a que se refiere la situación jurídica infringida. No obstante, si la controversia planteada no
es afín con la especialidad del Juez de Primera Instancia de la localidad, o si su naturaleza es de
derecho común, el conocimiento de la acción corresponderá al Juez Civil con competencia en primera
instancia en la localidad.
Si no existiesen jueces de primera instancia en la localidad, la Sala expresa que deberá aplicarse la
previsión contenida en el artículo 9 de la Ley de Amparo a fin de que el amparo sea conocido por
cualquier juez del lugar donde ocurrieron los hechos, quien deberá remitir en consulta su decisión al
juez de primera instancia materialmente competente quien, en definitiva, decidirá el asunto agotando
la primera instancia. De esta forma, se interpreta que el tramite ante el tribunal de la localidad, más la
consulta prevenida por el artículo 9 ejusdem conforman una sola instancia (la primera). Las
apelaciones y consultas de las decisiones que en estos casos se dictasen serán conocidas por los
Tribunales Superiores que tengan competencia en la materia específica que rija la situación jurídica
infringida, con competencia territorial en la región en donde opere el Tribunal de Primera Instancia.
- Amparos autónomos en materia expropiatoria (Sentencia de la Sala Constitucional de fecha 20
de febrero de 2001. Caso: Rafael Hernández Salinas que ratifica sentencia del 8 de diciembre de
2000. Caso: Yolanda Chenchemire):
De las acciones de amparo en esta materia, que sean conocidas en primera instancia por los
Tribunales Civiles, conocerán en segunda instancia los Tribunales Superiores en lo Civil; y de las
conocidas en primera instancia por otros tribunales, conocerá en alzada el respectivo juzgado
superior. La Sala de esta forma excluyó la competencia que tenía legalmente atribuida la Sala
Político-Administrativa en materia de amparo para conocer en alzada de las apelaciones y recursos
que se ejercieran contra las decisiones de los Tribunales civiles a tenor de lo establecido en el
artículo 18 de la Ley de Expropiación por Causa de Utilidad Pública o Social.
- Amparos autónomos en materias específica (Sentencia de la Sala Constitucional del 24 de
noviembre de 2000. Caso: Rafael Mendoza - ULA):
En estos casos, los Tribunales con competencia nacional en estas materias específicas conocerán de
las acciones autónomas de amparo que guarden afinidad con la materia de su competencia, siempre
que no se trate de acciones ejercidas contra las altas autoridades a que se refiere el artículo 8 de la
Ley de Amparo, quedando a salvo la competencia excepcional prevista en el artículo 9 ejusdem. Así,
por ejemplo, partiendo del criterio de la competencia ratione materiae previsto en el artículo 7 de la
Ley de Amparo, la Sala Constitucional ha reconocido la competencia del Tribunal de la Carrera
Administrativa para conocer de los amparos autónomos ejercidos en esta materia, al señalar que de
conformidad con lo establecido en los artículos 71 y 73 de la Ley de Carrera Administrativa, es dicho
Tribunal quien tiene la competencia material específica en todo lo inherente a los deberes y derechos
de los funcionarios públicos al servicio de la Administración Pública Nacional.
- Amparo sobrevenido (Sentencia de la Sala Constitucional de fecha 9 de abril de 2001. Caso:
Marlene Kledi Rodríguez que ratifica Sentencia Emery Mata Millán del 20 de enero de 2000):
En relación con este específico tipo de amparo, la Sala Constitucional ha dejado en evidencia lo
inconveniente que resulta que la acción de amparo fundamentada en la supuesta violación de
derechos o garantías constitucionales por parte de un juez en sus sentencias sea tramitada por éste
mismo, pues ello, a juicio de la Sala atenta contra el principio de seguridad jurídica que impide al
órgano judicial revocar su decisión sujeta a apelación, una vez que fue dictada.
De allí que, las acciones intentadas contra las violaciones a la Constitución que cometan los jueces
durante la sustanciación de un juicio, deben ser conocidas por los jueces de la apelación y, si es
necesario restablecer de inmediato la situación jurídica infringida, el amparo deberá conocerlo otro
Juez competente superior y distinto a aquel que cometió la infracción alegada como inconstitucional.
Por el contrario, si las violaciones constitucionales en la tramitación del proceso se producen como
consecuencia de actuaciones de las partes, de terceros, de auxiliares de justicia o de funcionarios
judiciales distintos a los jueces, el amparo respectivo deberá intentarse ante el Juez que esté
conociendo de la causa, quien deberá sustanciarlo y decidirlo en cuaderno separado. Ello encuentra
justificación, a juicio de la Sala, en la preservación del principio de unidad del proceso y la
inmediación del juez con el asunto que se somete a su conocimiento lo que incide positivamente en la
decisión del amparo y de la causa principal.
- Amparos contra norma (Sentencia de la Sala Constitucional del 31 de octubre de 2000. Caso:
Ivanis Inversiones, ratificada en fecha 2 de marzo de 2001. Caso: Fanny Alicia Silva): En estos casos
la Sala Constitucional, interpretando el criterio atributivo de competencia por razón de la materia
previsto en el artículo 7 de la Ley de Amparo, ha establecido que el conocimiento de las acciones de
amparo contra norma le corresponde a los jueces de primera instancia que tengan competencia
material afín con la situación jurídica concreta cuya violación se alega, es decir, con el acto hecho u
omisión derivado de la aplicación o ejecución de la norma considerada inconstitucional.
- La acción de amparo en materia de contratos administrativos. (Sala Constitucional sentencia de
fecha 8 de diciembre de 2000, Caso: Transporte Sicalpar)
La jurisprudencia en materia de amparo constitucional había venido negando la posibilidad de
resolver cuestiones atañederas a las relaciones contractuales a través del mecanismo del amparo
constitucional. Tan sólo se abría esta posibilidad, cuando no obstante existir un contrato entre las
partes, se alegase una lesión a derechos fundamentales por hechos distintos a la ejecución o
inejecución del acuerdo de voluntades entre ellas existentes.
Sin embargo, esta situación ha variado a raíz de esta decisión que se refiere específicamente a la
materia de los contratos administrativos y en la que se admite el amparo constitucional aun cuando
entre accionante y accionado exista una relación contractual y los hechos lesivos se encuentren
referidos o deriven de la ejecución de la misma.
La Sala Constitucional ha extendido como corresponde con el principio de exhaustividad que
al amparo constitucional debe informar- la protección por vía de amparo a la materia
contractual. En el fallo que se menciona se indica que así como la lesión constitucional puede
provenir de normas, actos, y fallos judiciales, ésta puede derivar también de cláusulas contractuales o
de su interpretación e incluso de la propia ejecución del convenio. En este sentido, la Sala estableció
que “Tan transgresora es la ley que implanta la pena de muerte, como el contrato que somete a
alguna persona a la esclavitud (...) Esta realidad hace posible que la acción de amparo se utilice para
impedir un perjuicio a una situación jurídica, o para restablecerle si hubiese sido infringido, a pesar de
que medie entre las partes una relación contractual, así sea de naturaleza administrativa”.
Concretamente se acepta la acción de amparo en materia de contratos administrativos y de forma
específica para la protección de los derechos constitucionales vinculados a la prestación de servicios
públicos, únicamente, precisa la Sala, en el caso de que se ventile la violación de un derecho humano
fundamental o de un derecho o garantía constitucional, pues otro tipo de controversias tendrán que
ventilarse a través del contencioso de los servicios públicos a tenor de lo previsto en el artículo 259
de la Constitución.
- La acción de amparo en materia de servicios públicos (Sala Constitucional Sentencia del 8 de
diciembre de 2000. Caso: Transporte Sicalpar)
También se ha reconocido la posibilidad de ejercer acción de amparo frente a las lesiones a derechos
fundamentales sufridas por los usuarios de un servicio público derivadas de la ejecución del contrato
de servicios. En ese sentido, la Sala Constitucional ha señalado que el sólo incumplimiento de los
derechos y obligaciones derivadas de la concesión no justifican una acción de amparo constitucional,
pero cuando el abuso de ese derecho por parte de la Administración vacía de contenido un derecho
humano fundamental o una garantía constitucional haciéndolo nugatorio (como ocurriría por ejemplo
con el aumento unilateral desmedido y arbitrario de las tarifas del servicio), se está en presencia de
una violación directa de la Constitución que da pie al amparo y que en virtud de la prestación masiva
de los servicios públicos permitiría, incluso, el ejercicio de un amparo protector de derechos e
intereses difusos o colectivos por parte de la Defensoría del Pueblo.
Esta posición encuentra fundamento, a juicio de la Sala, en el artículo 117 de la Constitución que
concede el derecho a toda persona de disponer de servicios de calidad y de recibir de éstos un trato
equitativo y digno. Así, si bien dicho artículo establece que la Ley garantizará tal derecho, el hecho de
no que exista la misma no impide al afectado por la mala prestación de un servicio público o la
abusiva conducta del concesionario pedir el restablecimiento de su situación jurídica por vía de
amparo. De allí que, la suspensión o privación del servicio fundada en falta de pago por un servicio
que no se recibió efectivamente, o cuya recepción no puede ser demostrada, o que no corresponde a
una tarifa o suma razonable, constituye un abuso que enerva derechos constitucionales cuya
protección puede ser solicitada por los usuarios a través de la acción de amparo constitucional.
- La acción de amparo frente a sentencias judiciales (Sentencias de la Sala Constitucional del: 28
de julio de 2000. Caso: Luís Alberto Baca, ratificada en fecha 2 de marzo de 2001. Caso: Genadio
Alfonzo Moreno; 20 de febrero de 2001. Caso: Alejandro Acosta; 9 de febrero de 2001. Caso: Armand
Choucroun).
Al respecto la Sala Constitucional ha reconocido que la acción de amparo contra sentencias
judiciales sólo será procedente cuando éstas contengan “infracciones a derechos
constitucionales de las partes, que versen sobre un agravio no juzgado en dichas causas”.
En ese sentido, se ha señalado que los errores de juzgamiento cometidos por los jueces en la
escogencia de la ley aplicable o en su interpretación sólo podrán ser materia de la acción de amparo
cuando “signifiquen una infracción constitucional cierta, diáfana e inmediata en la situación jurídica de
un particular sujeto” (Sentencia de la Sala Constitucional del 20 de febrero de 2001. Caso: Alejandro
Acosta). De ésta forma, no toda infracción de reglas procesales podrá ser objeto de la acción de
amparo, pues ésta sólo será procedente cuando la lesión causada impida a la parte ejercer su
derecho a la defensa, enervándosele la oportunidad de alegar y probar, cercenándole el control y
contradicción de las pruebas de su contraparte, impidiéndosele conocer lo que se le imputa o
negándosele el uso de los medios previstos en la ley en desarrollo del derecho al debido proceso.
(Sentencia de la Sala Constitucional del 9 de febrero de 2001. Caso: Armand Choucroun).
- La acción de amparo en materia de sancionatoria. (Corte Primera de lo Contencioso
Administrativo en decisión de fecha 5 de abril de 2001, Caso: Macleoud - Dixon)
También se reconoce el ejercicio de la acción de amparo frente a aquellas sanciones impuestas por
los órganos de la Administración que involucren la violación de los derechos fundamentales
garantizados en la Constitución, bien porque fueron dictadas en detrimento del derecho a la defensa
de los accionantes o porque transgreden la garantía del debido proceso. En este caso, el tribunal
podrá proceder a suspender las sanciones dictadas e incluso el procedimiento sancionatorio dirigido a
su producción con el fin de salvaguardar a los afectados en el ejercicio y goce de los derechos
fundamentales.
Y es que al ejercer la potestad sancionatoria la Administración debe notificar personalmente al sujeto
indiciado de las cargos en base a los cuales se inicia el procedimiento sancionatorio, permitiendo así
que éste ejerza libremente su defensa, tal y como lo prevé el artículo 49 constitucional al establecer
las garantías que deben respetarse en todo proceso judicial o administrativo, entre las que se
mencionan el derecho de todo particular de ser notificado personalmente de los cargos que se
investigan, ejercer su defensa y de ser oído en cualquier clase de proceso.
Así lo dejó establecido la Corte Primera de lo Contencioso Administrativo en decisión de fecha 5 de
abril de 2001 (Caso: Macleoud & Dixon) al señalar que el derecho al debido proceso «no sólo
consagra la necesidad de un proceso –al efecto, un procedimiento- sino que tal debe perfilarse como
un proceso o procedimiento “debido”.[...] Así, será debido procedimiento aquel en el que se permita al
investigado o afectado por la futura decisión, la defensa y asistencia jurídica; se haya notificado de los
cargos –delitos o faltas por los cuales se le investiga-; permita el acceso –con ello el control- de las
pruebas de las que puedan derivarse los hechos que se le imputan; y haga disponer al afectado del
tiempo y medios adecuados para su defensa [...] se garantice la presunción de inocencia [...] permita
al afectado ser oído con las debidas garantías y dentro del plazo razonable que ha sido determinado
por la ley».
Incluso, no será suficiente con que se siga un procedimiento en el que se permita al accionante
exponer sus defensas y pruebas sino que será necesario, para cumplir con la garantía del debido
proceso, que el procedimiento en cuestión sea el establecido expresamente en la ley y no un
procedimiento casuístico o ad hoc. Por ello, si el procedimiento seguido a los afectados no se
corresponde con el previsto expresamente en la ley, aun cuando se hubiese permitido a éstos ejercer
su defensa, debe entenderse que se ha violado la garantía del debido proceso y que la tutela
solicitada por vía de amparo resulta procedente.