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Guido Ortubia

Historia 3°año
ISFDYT N°7

Trabajo Práctico N°3

Texto: El origen de las desigualdades entre los hombres

Autor: Juan Jacobo Rousseau

Discurso

Rousseau se propone hablar de los hombres. Explica que entre ellos hay dos tipos de
desigualdades: una natural o física, y otra moral o política. La primera hace referencia a las
cualidades corporales y espirituales del hombre, y la segunda a los privilegios, la riqueza y el poder
que diferencia a unos hombres de otros.

Rousseau trata de encontrar el punto en donde la naturaleza fue sometida a la ley. Intentara hacer
conjeturas de cuál fue el origen de las desigualdades.

Parte primera

El hombre natural es el animal mejor organizado. Satisface sus necesidades de la naturaleza.


Maneja todos los instintos y domina a los otros animales. La naturaleza selecciona a los más
fuertes y vitales. En las sociedades modernas el Estado permite la muerte o supervivencia de
cualquiera. El hombre natural es mucho más fuerte que el civilizado, si están en igualdad de
condiciones. El civilizado tiene a la industria y a la técnica de su lado.

El hombre natural solo es temeroso de lo que desconoce, es cauto. Debilidad contra las
enfermedades, la niñez, la vejez y los dolores. La vida civilizada en sociedad trae más problemas de
los que soluciona, las brutales desigualdades en los estilos de vida hacen estragos en los hombres,
excesos y opulencia por un lado, escases y fatiga extrema por el otro. La vida domestica te
degenera, te hace servil, débil y esclavo. El hombre natural es fuerte y autosuficiente. En el
aspecto moral, el hombre es libre, puede elegir, escoger o rechazar. Puede ensayar, cometer
excesos. A las bestias las controla la naturaleza. El hombre es consciente del mandato natural, y
puede elegir resistírsele, porque es libre. El hombre tiene la facultad de perfeccionarse y de
degenerarse.

Existencia de un primer estado animal del hombre en que solo desea, percibe y siente. Las
pasiones perfeccionan la razón, y son fruto de las necesidades, en el caso de los hombres salvajes,
las necesidades básicas: mujer, comida y reposo.

El hombre civilizado le teme a la muerte, es consciente de ella. El hombre natural es indiferente


hacia la naturaleza y su propio porvenir, vive en el aquí y ahora, no le teme a la muerte porque no
la conoce. Pareciera que el hombre desarrolla conocimiento por azar, a lo largo del tiempo.
Guido Ortubia
Historia 3°año
ISFDYT N°7

Por su imbecilidad natural, el hombre salvaje sería demasiado estúpido como para adaptarse al
modo de vida civilizado de golpe. Si el hecho de encender un fuego ya sería una cosa difícil, una
actividad tan compleja como la agricultura sería imposible para este ser. El desarrollo del lenguaje,
al igual que la agricultura, tardaría miles de años en perfeccionarse. El lenguaje se desarrolla en el
núcleo familiar, y antes de eso, en la relación madre-hijo. El lenguaje es una actividad en constante
perfección. El lenguaje se empezó a desarrollar cuando los hombres empezaron a relacionarse más
entre sí. Las palabras sirven para interpretar la realidad, el hombre le puso nombre a las cosas.

El hombre natural no tiene ninguna necesidad de vivir en sociedad, es autosuficiente. Es más, la


vida civilizada le causa miedo. El hombre civilizado es apto para vivir en sociedad, pero vive
sintiéndose miserable. EL hombre salvaje no es ni bueno ni malo. Tiene una única virtud original,
universal y natural: la piedad. Esta última cualidad es compartida por todos los animales. De la
piedad se desprenden las demás virtudes: generosidad, clemencia, benevolencia y amistad. La
razón quita al hombre de este lugar y le hace desarrollar amor propio. El pensamiento racional
aísla al hombre de los sentimientos de empatía. En la sociedad civil se dan asesinatos sin
remordimientos, es por esto que se necesitan leyes, las costumbres y la virtud, para contener
estos males. En el estado natural solo basta con el freno innato de la piedad. Haz a otro lo mismo
que quieras que te hagan a ti, ayuda si quieres ser ayudado. No conocían el comercio ni tenían
sentido de propiedad, sus disputas eran cortas y fácilmente reparadas.

Las leyes se aplican para reprimir y controlar las pasiones, pero puede ser que las mismas leyes
sean las que causan los desordenes. Los gustos son fruto de la moral desarrollada en sociedad,
gustos ficticios. Los salvajes de manejan por impulso, sin ningún apego personal a las cosas, se
satisfacen y las dejan. Las disputas son mínimas. En la sociedad civilizada, las leyes y normas crean
más propensión a romperlas, como pasa con el precepto de eterna fidelidad. En resumen, no hay
grandes diferencias entre los hombres naturales, sus vidas transcurren en monotonía y relativa
paz, hasta que mueren.

Las desigualdades se desarrollan de los hábitos aprendidos en la vida social. La educación es lo que
determina las cualidades físicas y morales de las personas en la sociedad. En la sociedad hay
diversos ámbitos educativos y culturales, que forman personas con características distintas. Es la
diversidad en la educación y los géneros de vida que existen en la sociedad lo que crea las
desigualdades. La vida uniforme del estado natural no permitía el desarrollo de estas diferencias.
En el estado natural no existe la opresión ni la esclavitud. Nadie tiene porque servir a nadie. No
existe ninguna cadena de dependencia que ate a los hombres. Tampoco hay ninguna necesidad de
esclavizar a nadie, sería una pérdida de tiempo y esfuerzo. Si uno quiere algo lo toma, y si alguien
se lo quita, busca otra. El hombre natural no necesita de otro hombre natural para vivir.

Parte Segunda

Las primeras diferencias entre los hombres surgieron a medida que los hombres ocupaban cada
vez más espacios y se adaptaba a los diferentes climas y terrenos del mundo, desarrollando
particularidades y nuevos conocimientos. Al considerar superior a los otros animales, sintió orgullo
y se diferencio de ellos.
Guido Ortubia
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También se percato de los de su misma especie y empezó a unirse a grupos transitorios de


hombres para satisfacer necesidades comunes y a tener que comunicarse entre ellos, aunque de
manera rudimentaria. La construcción de viviendas dio origen a la primera noción de propiedad, a
la vida familiar y las relaciones afectivas familiares. La familia es una pequeña sociedad con
división de roles entre hombre y mujer. La vida pacífica y el tiempo de ocio debilito al hombre,
desarrollo necesidades que antes no tenía. Se desarrolla un lenguaje común, debido al hecho de
que ahora viven juntos.

Se forman comarcas y naciones, que comparten costumbres y géneros de vida comunes. Surgen
relaciones y disputas entre las familias. Nace la estima pública, las catalogaciones, las
comparaciones, las preferencias y las desigualdades. Todos quieren ser apreciados, y se enojan si
no les prestan atención. Ocurren disputas y asesinatos sangrientos. La moral, las leyes y los
castigos severos empiezan a ser necesarias para controlar las venganzas personales, la piedad ya
no alcanza.

La vida social y aparición de la propiedad dieron lugar al surgimiento del trabajo para aprovisionar
a más gente. La metalurgia y la agricultura civilizaron al hombre y les hizo perder el género
humano. Hombres que trabajan en el campo producen comida para abastecer a los que trabajan
en las minas, los forjadores abastecen de herramientas de hierro a los agricultores. Con la
agricultura surgió la división de la tierra, y se creó a la justicia para proteger la propiedad. El
trabajo continuo sobre la tierra otorga el derecho de propiedad. Cada hombre hace uso de sus
cualidades físicas para hacer su trabajo, unos les sacan ventaja a otros, algunos se hacen más ricos
y otros más pobres. Las desigualdades se acentúan. El hombre así quedo atado a una infinidad de
necesidades que lo obligo a dominar o dejarse dominar por otros. El rico, tenía necesidad de sus
servicios, el pobre, de sus auxilios, sin que en un estado medio pudiese prescindir de ellos. Surge la
competencia y rivalidad de un lado, oposición de intereses del otro, y el deseo de aprovecharse a
costa de los demás.

Así nacieron la dominación y la servidumbre o la violencia y la rapiña. De este modo, haciendo los
más poderosos de sus fuerzas o los más miserables de sus necesidades una especie de derecho al
bien ajeno, equivalente, según ellos, al de propiedad. Aquí ya se entra en un estado de guerra. En
este momento, al rico, apremiado por la necesidad, se le ocurre emplear en su provecho las
mismas fuerzas de quienes le atacaban, hacer de sus enemigos sus defensores, inspirarles otras
máximas y darles otras instituciones que fueran para él tan favorables como adverso érale el
derecho natural. Con este fin, proponen la unión de todos para proteger a los débiles contra la
opresión, contener a los ambiciosos y asegurar a cada uno la posesión de lo que le pertenece;
hacer reglamentos de justicia y de paz que todos estén obligados a observar, que no hagan
excepción de nadie y que reparen los caprichos de la fortuna sometiendo igualmente al poderoso
y al débil a deberes recíprocos. La idea es concentrar las fuerzas en un poder supremo que nos
gobierna con sabias leyes, que proteja y defienda a todos los miembros de la asociación, rechace a
los enemigos comunes y nos mantenga en eterna concordia. Así surgen el estado y la sociedad
civil, para perpetuar las desigualdades. Los tontos se dejaron seducir fácilmente, muy ocupados
con sus disputas e ignorantes de los peligros del trato, los más capaces esperaban aprovecharse de
ellos, y los mismos sabios vieron que era preciso resolverse a sacrificar una parte de su libertad
para conservar la otra.

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