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Entre los años 1968 y 1980 tuvo lugar en el Perú a lo que se conoce como “Gobierno
Revolucionario de las Fuerzas Armadas”. Este perdido de régimen militar se dividió en
dos etapas que se encuentran bien definidas. La primera fase, que es de la que
hablaremos en el ensayo, dio comienzo cuando el 3 de octubre de 1968, Juan Velasco
Alvarado dio un golpe de estado, y llevó a cabo un gobierno en el que se desarrollarían
reformas que, según lo que se planteaba, buscaban establecer una nueva
institucionalidad, una nueva economía con la creación de un Perú independiente donde
existiría una nueva sociedad civil y se resolvieran las injusticias sociales de los
peruanos.
El 28 de julio de 1969, el entonces presidente Juan Velasco Alvarado justificó por qué
las Fuerzas Armadas dieron un golpe de estado. Velasco indicó que se vieron
"obligados" a intervenir para evitar que la patria fuera traicionada y sobre todo para
evitar que irresponsablemente continuará la burla a los derechos de un pueblo. Velasco
decía que, en primer lugar, el gobierno anterior no resolvía los grandes problemas de la
nación, es más, el pueblo estaba ausente en las grandes decisiones que se tomaron solo
para favorecer los privilegios de una clase oligárquica que cometía grandes injusticias y,
en segundo lugar, el reclamo insistente de la mayoría seguía siendo ignorado, se vivía
una pared de democracia formal dominada por una minoría favorecida que siempre
ignoraba las verdaderas necesidades del pueblo. Otra justificación fue el hecho que
Belaunde Terry llevó al país a la ignominia de un compromiso que significaba la
humillación de la soberanía nacional a favor de una empresa extranjera, se refería al
caso IPC el cual se perdió la página 11 del contrato donde supuestamente se establece el
precio del petróleo por debajo del precio del mercado. Por último, señaló que las
promesas del gobernante anterior quedaban incumplidas en medio de un ambiente de
corrupción política y de inmoralidad.
La reforma llevada a cabo por Velasco fue más radical, rápida y avanzada que los
planes de reforma que habían sido previamente planteados por los partidos políticos.
Fue esa radicalidad la que impactó en la capacidad de decisión campesina. En general,
no se tomó en cuenta la heterogeneidad de la situación en el campo, la falta de una
conciencia global campesina y la realidad cultural del campesinado donde las relaciones
de poder se habían naturalizado. Es así que se plantea la reforma agraria, que se incluía
en una propuesta estratégica más amplia: «la reorientación de los recursos de capital
hacia la industria (…) cuyo futuro depende decisivamente de la creación de un cada vez
mayor mercado interno de alto consumo diversificado», conscientes del «inevitable
destino industrial de nuestra patria».
Esta reforma es considerada como la culminación de una larga lucha de los campesinos
por la tierra. El ideal que seguía era dar en propiedad a cada familia campesina un área
de cultivo que le sirviese para mantenerse y además producir para el mercado nacional.
La reforma agraria fue aplicada en la costa y en la sierra. Sirvió en gran medida como
un método de polarización política de la época. Se vieron afectados tanto la Derecha
Política como la Izquierda Política. La primera reaccionó ante las expropiaciones lo que
ellos consideraron como un atentado contra su derecho a la propiedad, como también
los terratenientes se sintieron afectados por la ley de sindicación campesina, ya que
otorgaba derechos laborales a los campesinos, lo que aumentaba las obligaciones
patronales y potenciaba la organización y la conciencia política de los campesinos. Aun
cuando no alcanzó a ser aplicada en la selva, en los años del gobierno militar se dieron
dos normas importantes desde el punto de vista del acceso a la tierra y de seguridad de
la tenencia. En 1974 el gobierno militar promulgó la Ley de Comunidades Nativas y
Promoción Agraria de las Regiones de la Selva Alta y Selva Baja, para regular el acceso
a la tierra en la región amazónica.
Por otra parte, la reforma educativa fue dirigida por el general Alfredo Carpio Becerra.
La educación fue considerada como un factor decisivo para la consolidación de las
reformas estructurales, para una verdadera transformación de la sociedad era necesaria
una reforma educativa. Esto creó en el Perú la educación inicial y especial, así como
también el bachillerato público y la enseñanza bilingüe para los quechuas hablantes,
promoviendo la construcción de escuelas en varias zonas del país. Los planteamientos
de la reforma educativa fueron premiados en su oportunidad por la Unesco. La
integración de la comunidad en los esfuerzos educativos iba más allá de la escuela, se
veía la obra educativa como una responsabilidad colectiva. Aunque esta reforma puso
por primera vez a la educación como parte importante del discurso político, no hubo una
correspondencia entre la participación social planteada y la naturaleza de la reforma
educativa. Sin embargo, el legado dejado por la nuclearización educativa y los
programas de educación formal logró redefinir el papel de la educación en la sociedad.
Por el contrario, no logró poner fin a las migraciones campo-ciudad, pero si logro poner
fin al sistema de inquilinaje, lo que provocó un gran aumento de la cantidad de
medianos y pequeños propietarios. Una vez interrumpido el proceso, la mayor parte de
estos vendieron sus tierras y propiedades y se transformaron en obreros agrícolas, ya
que no se volvió a la antigua relación de inquilinaje. Esto significó un aporte importante
ya que los trabajadores empezaron a tomar conciencia y a hacer respetar sus derechos.
Sin embargo, aun con todo esto, el gobierno empobreció tanto a la gente del campo, que
recién en 2005 se recuperó el Producto Bruto Interno (PBI) agrícola de 1975. Además,
otro de los efectos de la Reforma Agraria fue la disminución del número de empleos en
el agro entre las décadas de los 70 y los 80, que desde los 90 empezó a recuperarse
lentamente con la agro exportación y que en la actualidad ciudades como Ica y Trujillo
tienen pleno empleo en el campo. Desde el boom de la agro exportación en el país hay
momentos en que la demanda por mano de obra es tan grande que no es cubierta, lo que
impacta en un crecimiento de los sueldos, muchas veces inclusive duplica la
Remuneración Mínima Vital. Con respecto al objetivo económico del Gobierno era el
“promover a superiores niveles de vida, compatibles con la dignidad de la persona
humana, a los sectores menos favorecidos de la población, realizando la transformación
de las estructuras económicas, sociales y culturales del país”. Si bien el gobierno de
Velasco definió una nueva forma de Estado que poseía poder económico efectivo, este
seguía siendo dependiente del sistema capitalista. Las principales consecuencias
económicas son:
El gobierno militar de los setenta generó altos y sostenidos déficit fiscales, inició
la aventura empresarial del Estado, con pérdidas acumuladas de US$2,500
millones pérdidas acumuladas de US$2,500 millones.
Cerca de 175 empresas públicas fueron creadas durante el gobierno de Velasco
la mayoría luego de expropiaciones y se incrementó la planilla pública en 83%.
Para financiar el mayor gasto, la deuda pública pasó del 15% del PBI al 48% del
PBI. lo que significó que la deuda por cada habitante se multiplicó 5 veces
aumentando la inflación de 6% a 74%.
Se obstaculiza la iniciativa privada, llevando a la inversión pública a ser casi el
50% del total, pero, aun así, la inversión total como porcentaje del PBI no
superó la de los 20 años anteriores.
La expropiación de la propiedad agraria creó informalidad y abandono en el que
era hasta entonces el principal sector económico y el mayor contribuyente
convirtiendo a nuestro país que era netamente exportador en dependiente de
alimentos.
Los salarios reales se desplomaron creando desempleo y aumentando el
subempleo Velasco inició el proceso de deterioro económico que llevó a más de
la mitad de peruanos a niveles de pobreza, de donde aún no ha podido salir.
Para concluir, podemos ver que las reformas que planteó Velasco realmente no dieron
resultado. En realidad, todo lo contrario, terminó agravando la situación económica del
país. Para cuando finalizó el gobierno, ya no existían reservas en el Banco central, sino
las denominadas “reservas negativas”. A pesar de intentar implementar un cambio,
parece que no llegaron a pensar en las consecuencias a largo plazo, todo lo que originó
las protestas que fueron las consecuencias de la crisis que se estaba viviendo en ese
momento. Para 1975, Velasco sería reemplazado por Francisco Morales y así acabaría la
primera frase del Gobierno Revolucionario de las Fuerzas Armadas.
“…parecería que poco se avanzó entre 1961 y 1994, a pesar del proceso
de reforma agraria, pues las unidades agropecuarias de más de 500 ha
(el 0,3%) controlan el 62,5% de la superficie agropecuaria, mientras
que las unidades de menos de 5 ha (70,3%) controlan el 5,8% de la
superficie agropecuaria, situación similar a los resultados de los censos
agropecuarios de 1961 y 1972”1.
Tal como reconoce Del Castillo, el gobierno militar de la década del 70 cometió errores
en la reforma agraria:
1
CEPES. Legislación sobre la tierra agrícola. En: Informativo Legal Agrario. Segunda
época, n.° 25 Setiembre 2010. p. 13
2
Laureano del Castillo. Sétima Conferencia Anual sobre Asuntos Legales y de Política
en las Américas Derechos de propiedad rural y titulación de tierras. 2004 disponible
en:
http://www.law.ufl.edu/cgr/conference/06confmaterials/8_Panel/8_LaureanodelCastillo.
pdf
Como se puede apreciar, el Estado peruano puso una camisa de fuerza a las
cooperativas agrarias levantando barreras al flujo de capitales hacia el campo, puesto
que los inversionistas privados no podían invertir en la agricultura.
La razón de esto fue que no se hizo planificada mente como para permitir el crecimiento
de la agricultura. Puesto que todo economista sabe que si no concurren todos los
elementos de la producción, no habrá producción.
Algunos estudios como el realizado por la organización Kausa, han evidenciado que la
reforma agraria “causó pérdidas por S/.18.973 millones entre 1969 y 1996” 3. Es decir
que sin reforma agraria el Perú hubiera tenido un mayor crecimiento efectivo en el
sector agrícola.
Según este mismo estudio, las personas a quienes el Estado debe pagar cerca de
S/.10.905 millones suman alrededor de 20.000 personas. Lo que hace casi impagable
semejante deuda agraria.
3
Álvaro Gasteagui. El Perú perdió S/.19.000 millones por la reforma agraria y aún tiene
deudas. Articulo diario El Comercio. 24 de junio del 2009 disponible en:
http://elcomercio.pe/economia/305002/noticia-peru-perdio19000-millones-reforma-agraria-no-
se-paga-afectados
Estos resultados demuestran el fracaso de una concepción estatista en la economía.
Puesto que solo se buscaron objetivos sociales y no tanto económicos. En otros
términos, la reforma agraria fue la medicina más cara que el Perú tiene que pagar por
falta de una estrategia más económica y menos social.
Sin embargo los abusos de poder de los ex hacendados que existían y que fue uno de los
principales motivos de los levantamientos campesinos se hubiera solucionado si el
estado hubiese sido más riguroso en la defensa de los derechos de los campesino y en
sancionar a los latifundistas que trataban a los campesinos como esclavos cometiendo
incluso crímenes que quedan impunes por la complicidad del Estado.
Socialmente la reforma agraria fue una tragedia demográfica, por cuanto al fracasar la
reforma agraria, se empobreció la población campesina, y si sumamos el crecimiento de
esta población al empobrecimiento deducimos que no existía otra alternativa más que la
migración hacia las grande ciudades como Lima, Arequipa, Cusco, Chiclayo y Piura
generándose bolsones de pobreza en las zonas periféricas.
Desde una perspectiva política, la reforma agraria también fue un fracaso si tenemos en
cuenta que el objetivo político de la reforma agraria fue empoderar a las masas
campesinas, y constituir en una base social amplia que el gobierno necesitaba para hacer
crecer el país.