JURISPRUDENCIA

DE LA CORTE SUPREMA

ANÁLISIS Y CRÍTICA La legitimación extraordinaria del tercero para solicitar la nulidad de un contrato 107
JURISPRUDENCIAL

ENTRE CORCHETES No es aplicable el pago de indemnización vacacional a los docentes universitarios 115
COMENTARIOS Y ANOTACIONES No incluir la indemnización por despido arbitrario en la conciliación no suspende el plazo
de caducidad 122
Reconocimiento de hijo extramatrimonial sí puede revocarse 129

LA LEGITIMACIÓN EXTRAORDINARIA DEL TERCERO

Análisis y crítica PARA SOLICITAR LA NULIDAD DE UN CONTRATO
jurisprudencial

Percy Howell SEVILLA AGURTO*

El autor reconoce que la legitimidad para obrar se compone con la sola

afirmación de titularidad de un derecho y el señalamiento del correspon-
diente obligado a respetarlo; pero cuando no sea posible reconocer esa
titularidad, en ciertos casos la ley habilita una legitimación extraordina-
TEMA ria como la contenida en el artículo 220 del Código Civil, el cual habilita
RELEVANTE a los terceros con interés para pedir la nulidad de un acuerdo del cual no
participaron. Finalmente, sostiene que el auto que disponga la falta de le-
gitimidad debería ser definitivo para evitar la postulación futura de cues-
tiones ya resueltas.

treinta y tres de dos mil once en audiencia pública llevada

RESOLUCIÓN
CAS. N° 633-2011-LIMA NORTE. Lima, veintisiete de
octubre de dos mil once.- LA SALA CIVIL PERMA-
NENTE DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA
DE LA REPÚBLICA: vista la causa número seiscientos
a cabo el día de la fecha y producida la votación con arre-
glo a ley, emite la siguiente sentencia:
I. MATERIA DEL RECURSO: Se trata del recurso de
casación interpuesto a fojas doscientos por Elsa Sánchez
Cruz contra la resolución de vista, su fecha seis de ene-
ro de dos mil once, expedida por la Sala Civil Transitoria
de Lima Norte, la cual confirma la resolución de primera

* Abogado asociado del Estudio Martínez & Torres-Calderón Abogados. Egresado del Postítulo de Derecho Procesal Civil de la Pontificia Univer-
sidad Católica del Perú (PUCP). Egresado de la Maestría de Derecho Procesal en la PUCP.

DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 181 107

 J URISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA
instancia que declaró fundada la excepción de falta de le-
gitimidad para obrar de las demandantes, en consecuen-
cia, nulo todo lo actuado y por concluido el proceso.
II. FUNDAMENTOS POR LOS CUALES SE DE-
CLARÓ PROCEDENTE EL RECURSO DE CASA-
CIÓN: El recurso de casación se declaró procedente me-
diante resolución suprema de fecha once de julio de dos
mil once, por los siguientes agravios: 1) Infracción nor-
mativa del articulo 139 inciso 3 de la constitución polí-
tica, la recurrente manifiesta que es suficiente que el actor
invoque (no que acredite) la legitimidad para demandar,
en el presente caso las demandantes han presentado los
medios probatorios tendientes a acreditar sus afirmacio-
nes y el juzgador en la estación procesal correspondien-
te recién podrá evaluar la calidad del actor respecto de la
pretensión procesal. 2) Infracción normativa del artícu-
lo 220 del Código Civil, refiere la recurrente que dicho ar-
tículo señala que la nulidad de un acto jurídico puede ser
alegada por quien tenga interés para ello, y la jurispruden-
cia ha establecido que ese interés para accionar es el le-
gitimo interés económico y moral, y no el que cualquier
tercero simplemente invoque; en el presente caso, las ac-
cionantes alegan que son las verdaderas propietarias de la
fabrica levantada en el lote de terreno sub litis y que por
esta razón el codemandado Julio César Sánchez Cruz ja-
más la inscribió en los registros públicos.
III. CONSIDERANDO: Primero.- Que, las demandan-
tes Elsa Sánchez Cruz y Mercedes Antonieta Sánchez
Cruz pretenden la nulidad de acto jurídico que contiene
la escritura pública de compraventa del treinta y uno de
agosto de dos mil nueve, celebrada entre Julio César Sán-
chez Cruz como vendedor y Julio César Sánchez Hinos-
troza como comprador, respecto del inmueble ubicado en
la parcela A de la manzana Q, Lote 8, de la Calle Inca
Roca 166-170 de la Urbanización Popular Tahuantinsuyo
del distrito de Independencia, departamento de Lima. Sos-
tienen las demandantes que la legitimidad e interés para
obrar en este caso están dados por la calidad de copropie-
tarias de la casa levantada en el referido lote, por haber su-
fragado los gastos de pago de la compraventa del lote, así
como de la edificación levantada, tal como lo señala el ar-
tículo 220 del Código Civil.
Segundo.- Que el demandado Julio César Sánchez Cruz
deduce la excepción de falta legitimidad para obrar de las
demandantes, afirmando que estas no son titulares de la
relación jurídica sustantiva, pues el contrato de compra-
venta a plazos que dio origen a este proceso ha sido firma-
do por Julio César Sánchez Cruz como comprador, con la
Junta Nacional de Vivienda en calidad de compradora; por
resolución del nueve de julio de dos mil diez, corriente a
fojas ciento treinta y nueve, Se declaró fundada la excep-
ción de falta de legitimidad para obrar de las demandantes,
bajo el fundamento que no se advierte que las actoras han
intervenido en el acto jurídico cuestionado, a fin de que
108
las habilite presentar esta acción, más aún si la acción ha
sido presentada a título personal; resolución que fue con-
firmada por la Sala Civil Transitoria de la Corte Superior
de Lima Norte.
Tercero.- Que, respecto a la infracción normativa referida
al artículo 220 del Código Civil, esta norma dispone que
la nulidad del acto jurídico puede ser alegada por quienes
tengan interés, el mismo que debe ser económico y moral;
en el presente caso, las demandantes tienen interés econó-
mico y moral; en el presente caso, las demandantes tienen
interés económica para demandar, en la medida que inter-
ponen la acción señalando tener la calidad de copropieta-
rias del inmueble cuya compraventa es objeto de esta de-
manda de nulidad de acto jurídico; asimismo, esta Sala
Casatoria considera que la nulidad de acto jurídico pue-
de ser interpuesta por cualquier persona que tenga interés,
esto es, que afecte directa o indirectamente su derecho,
o el de la persona o grupo de personas que representa, o
exista un interés difuso.
Cuarto.- Que, en cuanto a la infracción del artículo 139
inciso 3 de la Constitución Política, no resuelta perti-
nente que en la etapa saneamiento, en que se resuelve
la excepción, el juzgador haya determinado que las de-
mandantes no acreditaron ser propietarias del inmueble,
debido a que ello tratándose de una demanda de nulidad
de acto jurídico, debe resolverse al expedir la sentencia
sobre el fondo de la controversia, luego de haber valo-
rado de manera conjunta y razonada todos los medios
probatorios presentados por las partes; en consecuencia,
la resolución de vista ha incurrido en infracción de las
normas citadas, por lo que corresponde declarar fundado
el recurso de casación.
IV. DECISIÓN Por estos fundamentos y en aplicación
del artículo 396 del Código Procesal Civil: a) Declara-
ron FUNDADO el recurso de casación interpuesto a fo-
jas doscientos por las demandante Elsa Sánchez Cruz, en
consecuencia, CASARON La resolución de vista, su fe-
cha seis de enero de dos mil once, obrante a fojas ciento
setenta y uno. B) Actuando en sede de instancia: REVO-
CARON la resolución de fecha nueve de julio de dos mil
diez, corriente a fojas ciento treinta y ocho, que declara
fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar de
las demandantes, y REFORMÁNDOLA declararon IN-
FUNDADA dicha excepción, debiendo continuar el trá-
mite del proceso según su estado. c) DISPUSIERON la
publicación de la presente resolución en el diario oficial El
Peruano, bajo responsabilidad; en los seguidos por Elsa
Sánchez Cruz y Mercedes Antonieta Sánchez Cruz, con
Julio César Sánchez Cruz y Julio César Sánchez Hinostro-
za, sobre nulidad de acto jurídico; y los devolvieron; in-
terviniendo como ponente el Juez Supremo señor Vinatea
Medina.- SS. WALDE JÁUREQUI, VINATEA MEDI-
NA, VALCÁRCEL SALDAÑA, CASTAÑEDA SERRA-
NO, MIRANDA MOLINA
 ANÁLISIS Y CRÍTICA JURISPRUDENCIAL

PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
De la jurisprudencia objeto de comentario se desprende
que la Sala Civil Permanente de la Corte Suprema de la
República declara fundado el recurso de casación inter-
puesto por la demandante por la causal de infracción nor-
mativa del artículo 139 inciso 3 de la Constitución Política
e infracción normativa del artículo 220 del Código Civil
señalando que: i) la etapa del saneamiento procesal no es
la estación procesal adecuada para que el juzgador resuel-
va sobre la titularidad del derecho de las demandantes de-
biendo ser visto esto en la sentencia, luego de valorados
todos los medios probatorios, y; ii) en el caso de preten-
siones de nulidad de acto jurídico, las mismas pueden ser
interpuestas por cualquier persona que vea afectado direc-
ta o indirectamente su derecho.
Las interrogantes que nos deja esta ejecutoria radican en
establecer ¿qué implica la legitimidad para obrar? y ¿en
qué momento debe ser analizada por el juez?, ello por-
que el Juzgado Civil de Lima Norte –no se precisa cual–
(a quo) como la Sala Civil Transitoria de Lima Norte (ad
quem) coincidieron en que las demandantes pese a su ale-
gación de ser propietarias del inmueble objeto del contra-
to de compraventa que se solicitaba su nulidad, declararon
fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar ac-
tiva y en consecuencia nulo todo lo actuado y por conclui-
do el proceso, por cuanto no serían titulares de la relación
jurídico-sustantiva ya que no ocupan la calidad de com-
prador o vendedor en el contrato de compraventa –acto ju-
rídico– que se pretende su nulidad, por lo tanto, no esta-
rían habilitadas para interponer la demanda.
Siendo esto así, en el presente artículo nos avocaremos a
tratar de resolver estas dos interrogantes desde una pers-
pectiva instrumentalista del proceso1.
I. LOS PRESUPUESTOS PROCESALES
Comenzaremos señalando que todo el estudio de la cien-
cia procesal ha sido construido bajo la premisa de ser un
instrumento apto para alcanzar determinados fines, estos
son la proscripción de la acción directa o autotutela y la
paz social con justicia, los que a su vez son –en nuestra
opinión– las justificaciones de la ciencia procesal y del
proceso en sí.
En el ámbito del proceso, se dice que: “El legislador
procesal exige determinados requisitos para que el pro-
ceso nazca y se desarrolle regularmente. (...) El mo-
tivo no es otro sino la necesidad de conferir orden al
proceso, permitiendo que sus sujetos puedan partici-
par activamente e influir en el resultado. La técnica es
importante para posibilitar que la relación procesal se
desarrolle de forma adecuada, sin tumultos, a fin de que
las partes sean tratadas con igualdad, observándose el
contradictorio”2.
En este sentido nuestra doctrina señala que: “Los presu-
puestos procesales son requisitos esenciales para la exis-
tencia de una relación jurídico-procesal válida. Sin em-
bargo, es importante incidir en esto, la falta o defecto de
un presupuesto procesal no significa que no hay actividad
procesal, sino que la ejecución de esta se encuentre vicia-
da. Esto es tan cierto que solo se detecta la falta o defec-
to de un presupuesto procesal al interior de un proceso, es
decir, durante su desarrollo”3.
Siguiendo esta línea de ideas, los presupuestos procesales
son requisitos formales sin los cuales el proceso no podría
subsistir, el nacimiento del proceso sería inválido y no ha-
bría juzgamiento sobre la pretensión o pretensiones plan-
teadas y que buscaban resolverse a través del proceso.
Los mismos son analizados por el juez en tres momentos
según nuestro Código Procesal Civil, en la calificación de
la demanda, en el saneamiento del proceso y excepcional-
mente en la sentencia, cuando decimos excepcionalmente
debemos señalar que para nosotros esto no debería ser así
y el último análisis de aquellos debería ser y quedar zanja-
do en el saneamiento del proceso4.

1 La perspectiva instrumentalista del proceso asume al proceso civil como un sistema que tiene objetivos sociales, políticos y jurídicos a alcanzar, rom-
piendo con la idea de que el proceso debe ser encarado apenas en su aspecto interno. En términos sociales, el proceso sirve para la persecución de la
paz social y para la educación del pueblo, en el campo político, el proceso se coloca como un espacio para afirmación de la autoridad del Estado, de
la libertad de los ciudadanos y para la participación de los actores sociales, en el ámbito jurídico, finalmente al proceso se le confía la misión de ob-
jetivar la voluntad concreta del derecho. Véase: MITIDIERO, Daniel. Colaboracion en el proceso civil. Comunitas, Lima, 2009, p. 47.
2 DOS SANTOS BEDAQUE, José Roberto. Efectividad del proceso y técnica procesal. Comunitas, Lima, 2010, pp. 259-260.
3 MONROY GÁLVEZ, Juan. La formación del proceso civil peruano (Escritos reunidos). 3ª edición, Comunitas, Lima, 2010, p. 236.
4 Nos explicamos, si los presupuestos procesales podrían ser analizados excepcionalmente en la sentencia y un juez determina que falta alguno de
ellos sería contrario al sentido común y a la función del proceso que en dicho acto procesal se emita una fallo inhibitorio, la técnica procesal lo

DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 181 109

 J URISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA

Los presupuestos procesales son: i) la Entonces, diremos brevemente que

competencia que no es otra cosa que el interés para obrar o interés en la

la medida de la jurisdicción o su ejer-
cicio válido; ii) la capacidad proce-
sal que es la aptitud que tiene un suje-
to para poder realizar actos procesales
y ello está delimitado por la norma
procesal, y; iii) los requisitos de la
“
Este caso, es un claro ejem-
plo de legitimidad para obrar ex-
traordinaria donde por voluntad
expresa de la ley quien no forma
parte de la relación jurídico-ma-
terial puede pretender cuestio-
pretensión es el estado de necesidad
que hace a las personas buscar tutela
a través del proceso, tutela que debe
ser brindada por el Estado a través de
los órganos jurisdiccionales. Quien va
en busca de tutela y a ver satisfecha su

demanda que son aquellos delimita-
dos por el legislador procesal y sin los
cuales la pretensión a través de la de-
manda no podría ingresar al proceso,
estos requisitos se encuentran norma-
dos en los artículos 424 y 425 de nuestro
sal Civil.
”
narla. pretensión debe agotar todos los me-
canismos posibles (extrajudiciales)
y como última opción acude al órga-
no jurisdiccional en busca de esa sa-
tisfacción, por ende, es requisito pre-
Código Proce- vio para que se pueda emitir válidamente una sentencia de
fondo o de mérito.

II. LOS PRESUPUESTOS PARA LA SENTENCIA DE III. LA LEGITIMIDAD PARA OBRAR

FONDO O DE MÉRITO
Un sector grande de la doctrina denomina a los presupues-
tos para la sentencia de fondo o de mérito como las condi-
ciones de la acción, conceptualización equívoca y que la
doctrina actual se ha encargado de desvirtuar.
Diremos brevemente –ya que no es parte del presente tra-
bajo– que quienes denominaban a los presupuestos para la
sentencia de fondo o de mérito como condiciones de la ac-
ción partían del error de considerar a la acción como pre-
tensión, situación que en la actualidad está zanjada.
Estos presupuestos “son los requisitos para que el juez
pueda proveer de fondo o de mérito, es decir, para resol-
ver si el demandante tiene o no el derecho pretendido, y el
demandado, la obligación que se le imputa”5.
En nuestra opinión, estos presupuestos pueden ser analiza-
dos al calificar la demanda siempre y cuando exista algún
dispositivo legal que haga evidente la falta de alguno de
estos requisitos, deben ser analizados en el saneamiento
procesal mediante una simple cognición sumaria cuando
es cuestionada y en caso de duda del juzgador debe anali-
zarlo al momento de emitir sentencia.
La doctrina es uniforme en señalar que estos presupuestos
para la sentencia de fondo o de mérito son el interés para
obrar o interés en la pretensión y la legitimidad para obrar
–que será estudiado en el siguiente ítem–.
La legitimidad para obrar es el otro presupuesto para la
sentencia de fondo o de mérito. Para un sector de la doctri-
na nacional “hay legitimidad para obrar cuando las partes
materiales, es decir, las confortantes de una relación jurí-
dica material sustantiva, son también las partes en la rela-
ción jurídica procesal”6.
Nosotros compartimos la posición de la doctrina extran-
jera, para la cual la legitimidad para obrar o legitima-
ción como algunos la denominan se da “cuando quien
comparece ante el órgano judicial afirma su titulari-
dad del derecho subjetivo material e imputa al de-
mandado la titularidad de la obligación”7 (resaltado
nuestro).
Al respecto, la doctrina brasileña nos ilustra enfatizando
que: “La legitimidad para obrar, en principio, solamente la
posee quien se afirma titular de un determinado derecho y
pretende verlo tutelado en el ámbito del proceso”8.
Por ello se afirma que “la legitimación no puede consis-
tir en la existencia del derecho y de la obligación, que es
el tema de fondo que se debatirá en el proceso y se resol-
verá en la sentencia, sino simplemente en las afirmaciones
que debe realizar el actor. Estas afirmaciones deben refe-
rirse, en principio, a la titularidad de una relación jurídi-
ca, lo que supone titularidad de derecho subjetivo y titula-
ridad de obligación”9.

que busca es que cuando el juez tenga que emitir su sentencia lo haga siempre pronunciándose directamente sobre la o las pretensiones deducidas
en juicio y proscribe los fallos inhibitorios que lamentablemente nuestra ley procesal permite.
5 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Nociones generales de Derecho Procesal Civil. 2ª edición, Temis, Bogotá, 2009, p. 381.
6 MONROY GÁLVEZ, Juan. Ob. cit., p. 384.
7 MONTERO AROCA, Juan. De la legitimación en el proceso civil. 1ª edición, Bosch, Barcelona, 2007, p. 152.
8 DOS SANTOS BEDAQUE, José Roberto. Ob. cit., p. 404.
9 MONTERO AROCA, Juan. Ob. cit., p. 154.

110
 ANÁLISIS Y CRÍTICA JURISPRUDENCIAL

Está postulado tiene su respaldo en nuestro ordenamien-
to conforme a lo normado por el artículo I10 y IV11 del Tí-
tulo Preliminar del Código Procesal Civil, principios que
inspiran nuestro proceso civil y de los cuales se desprende
que para iniciar un proceso basta la sola invocación –rec-
tius afirmación– de la titularidad del derecho y el corres-
pondiente obligado a respetarlo, por lo tanto, no se exige
ser titular del derecho para dar inicio a un proceso, debido
a que esto será analizado en la sentencia –como regla ge-
neral– y no al momento de calificar la demanda o en el sa-
neamiento –salvo excepciones–12.
Por ello, “en un ordenamiento basado en la autonomía de
la voluntad y en la libre disposición, el único que puede
formular la pretensión con legitimación es quien afirme su
titularidad activa de la relación jurídico-material”13.
Entonces podemos afirmar que la legitimidad para obrar
implica la sola afirmación o invocación de ser titular del
derecho discutido y que el emplazado es quien debe so-
portar cumplir y/o respetar dicho derecho, como conse-
cuencia lógica no es necesario ser titular del derecho dis-
cutido, ello será analizado en la etapa correspondiente.
No compartimos la posición asumida por algún sector de
la doctrina, para quienes la legitimidad para obrar es un
concepto artificial que se confunde con el estudio de la ca-
pacidad procesal y de parte14. Ello por cuanto la legitimi-
dad para obrar –como todas las otras instituciones cons-
truidas por la ciencia procesal– tiene un contenido propio
que debe ser estudiado a la luz de la finalidad del proce-
so, esto es, buscando la maximización del concepto con
relación a los objetivos que se busca a través del proceso.
Como lo hemos expuesto, la legitimidad para obrar tiene
un sentido teórico y práctico fundamentado en los princi-
pios que inspiran el proceso, y aquellos de índole cons-
titucional como el de autonomía privada, además este
instituto procesal viabiliza la posibilidad de los jueces a
pronunciarse o no sobre el derecho discutido en juicio, es
decir, enmarca hasta que punto puede existir sentencia o
no sobre el mérito de la controversia.
Ahora bien, la doctrina procesal es uniforme en señalar
que existen dos clases de legitimidad para obrar, la legiti-
midad para obrar ordinaria o directa y la legitimidad para
obrar extraordinaria o indirecta, pasaremos a continuación
a su explicación.
a) Legitimidad para obrar ordinaria o directa.- Es
aquella que describimos en los párrafos anteriores, es
decir, implica la sola afirmación de la titularidad del
derecho y de que el demandado es quien debe respetar
tal derecho.
b) Legitimidad para obrar extraordinaria o indirec-
ta.- Esta implica que quién introduce la pretensión en
el proceso no afirma ser titular del derecho discutido
pero actúa en interés de un tercero, actuando en interés
de otro o en interés propio pero no formando parte de
la relación jurídico-material discutida –como veremos
más adelante–, y esta siempre es legal, es decir, la ley
autoriza expresamente en qué casos puede existir legi-
timidad para obrar extraordinaria. Ejemplos de la legi-
timidad para obrar extraordinaria o indirecta la tene-
mos en las pretensiones de nulidad de acto jurídico en
las cuales se autoriza a terceros a poder interponer di-
cha pretensión (art. 220 del CC), en las pretensiones de
ineficacia de acto jurídico o pretensión pauliana donde
quien demanda no forma parte de la relación jurídico-
material cuestionada (art. 196 del CC), en cuanto al pa-
trocinio de los intereses difusos (art. 82 del CPC) etc.
IV. ANÁLISIS DE LA EJECUTORIA SUPREMA
En el caso que nos ocupa tenemos que el a quo ha declara-
do fundada la excepción de falta de legitimidad para obrar
activa por cuanto lo que se pretende en el proceso es la de-
claración de nulidad de un contrato de compraventa (acto
jurídico) en el cual las demandantes no intervinieron –en-
tendemos que comprador y vendedor son los demanda-
dos– y estas señalan tener la calidad de copropietarias del

10 Código Procesal Civil

Artículo I.- Derecho a la tutela jurisdiccional
Toda persona tiene derecho a la tutela jurisdiccional efectiva para el ejercicio o defensa de sus derechos o intereses con sujeción a un debido
proceso.
11 Código Procesal Civil
Artículo IV.- Principios de iniciativa de parte y de conducta procesal
El proceso se promueve solo a iniciativa de parte la que invocará interés y legitimidad para obrar.
12 Señalamos que existen casos puntuales y determinados por ley donde la legitimidad para obrar debe ser analizada al calificar la demanda y en su
defecto en el saneamiento procesal, estos ejemplos pueden ser en los casos de quien puede pedir la interdicción de un incapaz (art. 583 del CC) o
quien puede pedir la curatela del pródigo o del mal gestor (art. 587 del CC) o respecto de la interdicción del ebrio habitual y del toxicómano (art.
588 del CC), etc.
13 MONTERO AROCA, Juan. Ob. cit., p. 156.
14 SUMARIA BENAVENTE, Omar. “Actualidad y vigencia de la legitimidad para obrar”. En: Revista Jurídica del Perú. N° 135, Normas Legales,
Lima, 2012, pp. 265-276.

DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 181 111

 J URISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA

inmueble objeto de venta a través del a atacar el acto ni a borrar sus efec-
contrato cuestionado. tos que no existen desde el inicio, sino

Bajo estas premisas el a quo concluye
que las demandantes al no participar
en el contrato de compraventa, no for-
man parte de la relación jurídico-ma-
terial y por lo tanto carecen de legi-
timidad para obrar activa declarando
“
No compartimos la posición
asumida por algún sector de la
doctrina, para quienes la legiti-
midad para obrar es un concep-
to artificial que se confunde con
el estudio de la capacidad proce-
a destruir la apariencia de validez de
un acto que ha nacido muerto, por lo
que la realidad ha quedado inmuta-
ble; es una acción –rectius preten-
sión– de mera declaración de certeza.
Tanto la acción –rectius pretensión–

”
sal y de parte.
fundada la excepción y como conse-
cuencia de ello nulo lo actuado y con-
cluido el proceso. El ad quem confir-
ma dicha resolución –entendemos por
los mismos fundamentos–.
Posteriormente, la Sala Civil Permanente de la Corte Su-
prema declara fundado el recurso de casación interpues-
to por las demandantes, y actuando en sede de instancia
revoca la resolución de vista declarando infundada la ex-
cepción de falta de legitimidad para obrar de las deman-
dantes, básicamente considerando que la nulidad de acto
jurídico puede ser interpuesta por cualquier persona a la
cual le afecte o pueda afectarle directa o indirectamente la
existencia de dicho acto, y, que el saneamiento procesal no
es la estación procesal pertinente para verificar la titulari-
dad o no como copropietarias del inmueble objeto de ven-
ta sino esto debe ser verificado en la sentencia.
Coincidimos con lo resuelto por la Corte Suprema que en-
mienda el error incurrido tanto por el a quo como el ad
quem, ya que bajo la lógica de estos últimos lo regulado
en el primer párrafo del artículo 220 del Código Civil15 no
tendría razón de ser.
En primer lugar, debemos señalar que la ley otorga legiti-
midad para que los terceros que no intervinieron en la ce-
lebración de un acto jurídico –en este caso un contrato de
compraventa– puedan pretender la declaración de nulidad
de tales actos siempre y cuando sean o puedan verse per-
judicados con dicho negocio jurídico.
En ese orden de ideas, la doctrina civilista nos enseña que
“son titulares de la acción –rectius pretensión– de nuli-
dad cualquiera de las partes (los que han intervenido en
la celebración del acto) y los terceros (los que no han in-
tervenido en la celebración) perjudicados o que puedan
verse perjudicados en sus intereses económicos o mora-
les”, por cuanto, “la acción –rectius pretensión– de nu-
lidad –o excepción o reconvención– no está encaminada
como el fallo son declarativos, no
constitutivos”16.
Este caso es un claro ejemplo de legi-
timidad para obrar extraordinaria don-
de por voluntad expresa de la ley quien no forma parte de
la relación jurídico-material puede pretender cuestionarla,
las demandantes no celebraron el contrato de compraven-
ta que se pretende la declaración de nulidad pero afirman
ser copropietarias del inmueble objeto de venta y como tal
dicho acto jurídico las perjudicaría.
Y, en segundo lugar debemos pronunciarnos sobre si es
correcto el análisis de los jueces supremos al señalar que
el saneamiento procesal no era la estación correspondiente
para pronunciarse sobre si las demandantes tenían la cali-
dad copropietarias del inmueble objeto de la compraventa.
De una lectura de la ejecutoria no se desprende que el a
quo y el ad quem se hayan siquiera pronunciado sobre este
punto controvertido, es decir, sobre la calidad de copro-
pietarias de las demandantes, solo se limitaron a señalar
que ellas no participaron en el contrato de compraventa y
por ello no tendrían legitimidad para obrar activa, por ello
este punto no debió ser materia de pronunciamiento por la
Corte Suprema.
En el supuesto negado que la Corte Suprema haya querido
establecer en qué momento los jueces deben pronunciarse
respecto a la legitimidad para obrar, somos de la idea que
esta debe ser vista al calificar la demanda en los supues-
tos donde la ley exige ciertos requisitos –supra punto 4– y
en el saneamiento procesal, pero en casos como estos don-
de la afirmación de la titularidad corresponde al valorar el
material probatorio, esto tiene que ser visto en la senten-
cia como presupuesto para pronunciarse sobre el mérito
de la controversia.
Es decir, en nuestra opinión, la sola afirmación de la ti-
tularidad del derecho y la correspondiente obligación del
demandado deben ser verificados al calificar la demanda

15 Código Civil
Artículo 220.-
La nulidad a que se refiere el artículo 219 puede ser alegada por quienes tengan interés o por el Ministerio Público.
(…)
16 TORRES VÁSQUEZ, Aníbal. Acto Jurídico. 2ª edición, Idemsa, Lima, 2001, p. 701.

112

o en su defecto en el saneamiento procesal, pero, el veri-
ficar efectivamente que quien afirma ser titular del dere-
cho lo sea y que el demandado es el obligado debe hacer-
se en la sentencia.
V. ¿LA FALTA DE LEGITIMIDAD PARA OBRAR GE-
NERA FALLOS INHIBITORIOS SI ES PRONUNCIA-
DA EN LA SENTENCIA?
De todo lo expuesto hasta aquí, se ha generado la siguien-
te interrogante que merece la pena pronunciarnos, ya que
se condice con la finalidad del presente trabajo que –como
lo dijimos al inicio– era analizar la institución de la legi-
timidad para obrar desde una visión instrumentalista del
proceso.
La mayor parte de la doctrina es casi unánime en señalar
que la falta de legitimidad para obrar ya sea activa –del
demandante– o pasiva –del demandado– genera los deno-
minados fallos inhibitorios o absolutorios de la instancia,
que son aquellos donde los juzgadores no entran a cono-
cer el fondo de la controversia y como tales no hay un pro-
nunciamiento sobre el objeto del proceso, es decir, sobre
la pretensión. Estos fallos no son capaces de adquirir la ca-
lidad de cosa juzgada17.
Esa posición la asume el brillante profesor colombiano
Devis Echandía para quien “la sentencia que desestima la
demanda por falta de legitimación en la causa del deman-
dado o del demandante o por falta de su prueba, no puede
constituir cosa juzgada que impida al demandante incoar
nuevo juicio contra quien sí es el legitimado para contro-
vertir sus pretensiones; y esto porque el juez se limita a de-
clarar que está inhibido para decidir sobre la existencia del
derecho material pretendido, de manera que no niega ni
afirma que ese derecho exista. Es imposible que se pro-
duzca cosa juzgada sobre un punto que no ha sido objeto
de la decisión”18.
En esta misma línea de ideas, Montero Aroca señala que
“si una persona que no realiza esta afirmación –debe en-
tenderse afirmación de titularidad del derecho–, interpone
la pretensión de quien ella afirma que es el titular, el tribu-
nal tendrá que declarar que se actúa sin legitimación ac-
tiva y no podrá llegar a pronunciarse sobre el fondo del
asunto, esto es sobre si existe la relación y sobre quienes
son sus titulares, dictando una resolución meramente pro-
cesal, cuyo contenido esencial consistirá en declarar que
el proceso no se ha realizado válidamente”19.
17 Cuando hablamos de cosa juzgada nos referimos a la cosa juzgada material que para nosotros es la única cosa juzgada que existe, ya que la deno-
minada cosa juzgada formal no es más que la firmeza que adquiere cualquier tipo de resolución.
18 DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Ob. cit., p. 335.
19 MONTERO AROCA, Juan. Ob. cit., p. 156.
20 DOS SANTOS BEDAQUE, José Roberto. Ob. cit., p. 418.
DIÁLOGO CON LA JURISPRUDENCIA N° 181
ANÁLISIS Y CRÍTICA JURISPRUDENCIAL
Nosotros no coincidimos con esa postura porque sería un
despropósito haber transcurrido todo el iter procesal para
encontrarnos con una sentencia inhibitoria, ello no se con-
dice con el derecho a un pronunciamiento que resuelva las
controversias, es decir, atenta contra el derecho a la tutela
jurisdiccional efectiva y contra la visión del proceso como
instrumento.
Para nosotros si en la sentencia existe un pronunciamiento
respecto a la falta de legitimidad para obrar activa o pasi-
va pero teniendo una cognición completa del material pro-
batorio y las alegaciones deducidas en juicio, está decisión
será capaz de adquirir la calidad de cosa juzgada y debe
ser admitida como una sentencia con pronunciamiento so-
bre el fondo.
Así, Dos Santos Bedaque nos explica que “al reconocer
la ilegitimidad el juez no pone término al litigio. Sim-
plemente se niega a examinarlo integralmente, porque la
cognición sumaria es suficiente para revelar que, en los
términos en que la situación de derecho material fue pre-
sentada, el actor no posee el derecho afirmado. (...) La si-
tuación es ontológicamente idéntica, sin embargo, si el
juzgador llegara a la conclusión de que el actor no es
el acreedor solamente después de una cognición com-
pleta de la relación material. Tampoco en esa hipótesis
se declara la inexistencia de la deuda, sino solo que el
actor no es acreedor. “(...) Así, aunque no elimine inte-
gralmente la posible litis, la sentencia de carencia por
ilegitimidad produce una eficacia extraprocesal, pues
reconoce que el actor no es el titular de aquel dere-
cho afirmado en el pedido inicial, aunque un tercero
pueda serlo. Pero ese resultado debe también tornar-
se inmutable, generando la imposibilidad que el actor
vuelva a postular la tutela jurisdiccional para aquella
situación de la vida, en relación a la cual él ya fue de-
clarado extraño”20 (resaltado nuestro).
En efecto, en el caso que nos ocupa, en el supuesto que el
a quo en su sentencia se hubiese pronunciado sobre la ca-
lidad de copropietarias o no de las demandantes respecto
del bien objeto del contrato de compraventa que se preten-
de su nulidad y hubiese determinado que aquellas no te-
nían la calidad de condóminos, se habrá determinado que
ellas no tenían legitimidad para obrar como demandantes,
entonces, el juez no se pronunciará sobre si el acto jurídico
cuestionado es nulo o no, ni siquiera analizará el acto jurí-
dico en sí, solo se limitará a señalar que las demandantes
113
 J URISPRUDENCIA DE LA CORTE SUPREMA
no tienen legitimidad para solicitar la declaración de nuli-
dad del contrato de compraventa.
Este fallo, debe estar cubierto por la autoridad de la
cosa juzgada y con ello se proscribe la posibilidad del
planteamiento de la misma cuestión en otro proceso
por cuanto ya se ha determinado en un proceso ante-
rior en contradictorio y con una cognición plena de ale-
gación y pruebas que las demandantes carecen de legiti-
mación para intentar la declaración de nulidad de dicha
compraventa.
Por ello se dice que: “En esa línea de raciocinio, la inmu-
tabilidad de la sentencia debe alcanzar también ese efecto,
tornando improcedente el reexamen de la cuestión en otra
demanda. En cuanto a ese aspecto de la relación material,
la sentencia de carencia es apta para adquirir materialmen-
te el carácter de cosa juzgada, aunque no se trate de un juz-
gamiento del mérito”21.
CONCLUSIONES
A manera de conclusiones podemos señalar las siguientes:
1. Los presupuestos procesales son requisitos formales y
esenciales para el nacimiento válido de un proceso y
son la competencia, la capacidad procesal y los requi-
sitos de la demanda.
2. Es errónea la denominación de las condiciones de la
acción, por cuanto lo que se discute en el proceso es la
21 Ibídem, p. 421.
114
pretensión y no la acción, la cual se agota con la sola
presentación de la demanda.
3. Los denominados presupuestos para la sentencia de fon-
do o de mérito son aquellos requisitos que permiten al
juez pronunciarse sobre el mérito del proceso, y estos
son el interés para obrar y la legitimidad para obrar.
4. En un sistema como el nuestro, la legitimidad para
obrar implicará la sola afirmación o invocación de la
titularidad de un derecho y el correspondiente obliga-
do a respetarlo.
5. La legitimidad para obrar extraordinaria siempre im-
plicará que quien demande no es titular de la relación
jurídico-material discutida y esta solo se da en los ca-
sos establecidos legalmente.
6. La posibilidad de poder entablar la pretensión de nu-
lidad de acto jurídico a que se refiere el artículo 220
del Código Civil es un claro ejemplo de la legitimidad
para obrar extraordinaria ya que permite que terceros
que no formaron parte de dicho acto puedan solicitar a
los tribunales la declaración de su nulidad.
7. Cuando el juez se pronuncie en su sentencia sobre la
falta de legitimidad para obrar –activa o pasiva– lue-
go de una cognición plena, aquella deberá adquirir la
calidad de cosa juzgada y con ello se evitará la discu-
sión sobre lo mismo en otro proceso ya conociéndose
su resultado.