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La primera impresión del Aviario Norte desde lo alto de Primrose Hill es la de unos
postes de portería desplomados en medio de los árboles. De hecho, representa una
contribución muy tardía a la tradición “arcádica”2 de la arquitectura británica. Pero
aunque se encuentre dentro de esa tradición, no pertenece a la patética tendencia
que nos ha dejado ruinas falsas u otros objetos desparramados entre los árboles:
más bien pertenece a la corriente frugal cuyos triunfos son la estufa de Kew
Gardens o la casa Victoria Regia de Paxton en Chatsworth. Al igual que estos
grandes templos de la botánica codiciosa, el aviario es un recurrido por una
exposición y un entorno. Esto no es una innovación en el Regent's Park Zoo. Porque
allí uno también puede compartir el espacio físico con los picaflores, por ejemplo.
Pero construir en esta escala y al aire libre es un problema muy diferente de la
creación del entorno en pequeña escala y totalmente artificial en la que los
picaflores disfrutan de un ambiente artificial mantenido por puertas de entrada
dobles. En el Aviario Norte el problema iba más allá de transformar la topografía
existente y cubrirla con una caja suficientemente alta y amplia para que aves de
gran tamaño pudiesen volar de manera convincente, y sin embargo mantener la
estrecha relación con el público suficiente para evitar el "efecto Whipsnade”3 a
causa de la distancia y del entorno natural haciendo invisibles los animales
expuestos. Con un poco de ingenio, la forma y los niveles de la ubicación actual
hubiesen permitido una visibilidad suficiente incluso con un recinto observado sólo
desde el exterior. La creación de una ruta de observación interior, por un medio tan
complejo como un puente articulado sin apoyos intermedios, propone una mejora
significativa en relación a la opción de la visita exterior -y si el diseño hubiese
fallado en eso entonces no tendría éxito como arquitectura a pesar de la belleza de
la forma de la estructura de la cubierta. Pero es muy obvio (aunque no tan obvio
que no requiera una explicación sobre ello) que el puente ofrece vistas que simulan
la mirada de los pájaros que ninguna reorganización de la topografía podría
conseguir, si no fuera mediante un acantilado opuesto y de igual altura, pero las
aves que anidan en los acantilados no lo hacen en terrenos con forma de zanja. Las
otras vistas de las aves lavándose y metiéndose en las cascadas, por ejemplo, son
beneficios adicionales que sumados constituyen una justificación sustancial
adicional del puente.
1
Diseñado por Tony Armstrong Jones (Lord Snowdon), Cedric Price y Frank Newby,
construido entre 1962 y 1964.
2
NT El autor se refiere a Arcadia y el mito de ciudad clásica en perfecto equilibrio con el
paisaje y la vida humana. Ese concepto ha sido llevado más allá de la cultura helénica, y se
ha transformado en un ideal de perfección y de belleza. En la sociedad británica, la tradición
arcádica tiene que ver con la transición a la vida moderna a partir de la industrialización, y la
relación entre una rápida urbanización y sus viejas tradiciones y paisaje.
3
El Zoo de Whipsnade es uno de los más conocidos en el Reino Unido por exhibir animales
en áreas muy amplias que reproducen sus hábitats naturales, en las cuales el visitante se
desplaza en coche o autobús especial.
barandillas y balaustradas que no son más resistentes de lo estrictamente
necesario. Todo parece más peligroso de lo que realmente es, y tiene el efecto
psicológico de poner al visitante en lo que se podría considerar plano de igualdad
con las aves -en el aire, sin contacto con la superficie de la tierra.
Desde el punto de vista de la evaluación crítica, el aspecto más llamativo del aviario
es que estas manipulaciones del paisaje son más cruciales para el buen
funcionamiento del edificio que lo que resulta visible del mismo edificio, pero al
mismo tiempo tienen un efecto muy marginal al determinar la forma de la
"construcción", es decir, la cubierta de la jaula. Esto no quiere decir en absoluto
que no hubiese factores determinantes: el tamaño de la malla de la red se resolvió
con eficacia dado el requisito de mantener las aves dentro del aviario, separadas de
las aves ques están en libertad del exterior, con una estructura lo más ligera
posible. Hubo, sin duda, factores del lugar que limitaban el diseño, en particular el
problema de las zapatas y de dónde ponerlas. Sin embargo, teniendo en cuenta
todo esto, hubiera sido posible proponer una gran variedad de estructuras que
podrían haber albergado estas rocas y puente: nada inherente al programa
planteaba la elaboración de una estructura tensionada, aunque es posible
considerar que la torpeza del sitio pudiese haber reprimido un diseño más
convencional que emplease algunos elementos estructurales desagradablemente
masivos.
Pero si las quejas sobre el exceso de peso de la estructura pueden ser descartadas
por ser un disparate idealista, algunas de las objeciones sobre la falta de cuidado
de los detalles son más difíciles de evitar. Si bien el control de los extremos, las
articulaciones y las conexiones de la estructura metálica principal parece admirable
y convincente, la realización de las articulaciones y acoplamientos de la estructura
de la malla parece demasiado casera, a pesar de que varios problemas técnicos
fueron considerados (cabe recordar que estos problemas no se identificaron en los
primeros estudios, y se puede sospechar que fueron resueltos ad hoc). Una vez
más, el hecho de no poder introducir correcciones ópticas a la altura de las
barandillas produce algunas situaciones con esquinas de aspecto descuidado, al
cambiar el puente de dirección, con una barandilla hacia arriba y otra hacia abajo. Y
en gran parte del paisajismo – especialmente en las esculturas de las cajas de
anidación – le falta la autoridad de la estructura del puente y de la cubierta.
Sin duda esto se podría modificar, y tendrá que serlo cuando se conozcan mejor las
preferencias de nidificación de las aves: pero la falta de detalle en la relación entre
malla y estructura, de una manera más convincente, quedará patente durante
algún tiempo. Si bien es bastante fácil perdonar estos pequeños fallos en aras del
éxito del gran proyecto, esto puede llegar a marcar la diferencia entre un gran
edificio del siglo XX y un edificio importante de los años 60.