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PRIMER PARCIAL

PROCESOS BÁSICOS I

Profesor: Sergio Coronado Cota


ALUMNA: BETSSI MICHELLE GUERRERO VALENZUELA | MATRICULA: 1720019
Steve Hays: Terapia de Aceptación y Compromiso

La Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) es la más completa de las


incluidas en la Tercera Generación de Terapias de Conducta (Hayes, 2004). Se
enmarca en una posición filosófica funcional, se asienta en una nueva Teoría
del Lenguaje y la Cognición; ofrece una alternativa a la psicopatología
tradicional: la dimensión funcional de la Evitación Experiencial; y promueve la
investigación básica y los ensayos controlados.

El enfoque ACT se construyó durante los recientes 18 años tanto contrabajo


filosófico y teórico como mediante su desarrollo técnico. Lo usual es que se
desarrolle y se pruebe una técnica, para que muchos años después se
cuestionen sus procesos y mecanismos de acción. Pensamos que esto es un
error. La ACT es un enfoque basado en una teoría firmemente apostada en una
tradición filosófica. Es a esta tradición a la que ahora vamos

Como todos los enfoques psicoterapéuticos, la ACT puede comprenderse al


nivel de una técnica, como una colección de ejercicios, metáforas,
procedimientos, etc… uno puede usar la ACT (o cualquier terapia) de la forma
en que usamos un martillo o un taladro: como un medio específico para hacer
un trabajo específico. Pero considerar a la ACT solamente en el nivel técnico
limita su posible valor y equivoca su sentido principal.

La ACT tiene su base en el contextualismo funcional. La unidad analítica


central del contextualismo o pragmatismo, es el acto ocurriendo en contexto…
Es hacer lo que se está haciendo, en un contexto tanto histórico como
situacional, como cazar, ir de compras o hacer el amor. Los componentes
principales del contextualismo son: (1) enfocarse en el evento como un todo,
(2) ser sensible al papel del contexto para comprender la naturaleza y la
función del evento, y (3) un firme apego al criterio de veracidad pragmático.

Un acto psicológico-en-contexto no puede ser explicado apelando a acciones


de diversas partes del cuerpo involucradas en la interacción (e.g., el cerebro,
las glándulas, etc.). Las piernas no caminan, los cerebros no piensan y los
penes no hacen el amor. La gente hace esas cosas y la gente son organismos
integrados.
Dentro de nuestro enfoque todos los conceptos se definen y delimitan
contextualmente. Si se emite un enunciado respecto a un evento, la siguiente
pregunta sería ¿Y en qué contexto ocurre eso?... El terapeuta ACT es
extraordinariamente sensible al papel del contexto… la ACT es una terapia
contextual que intenta alterar el contexto social/verbal y no la forma o el
contenido de la conducta clínicamente relevante.

El criterio de verdad en el contextualismo es el funcionamiento exitoso. Los


análisis son verdaderos solo en términos del logro de metas particulares. Así, la
verdad siempre es local y pragmática. Tu verdad puede no ser la mía, debido a
que podemos tener metas muy diferentes. Un mecanicista trata de interpretar el
mundo como si este fuera un mecanismo gigante de un diseño desconocido.
Para entender una máquina simple, la tarea es analizar sus partes, la relación
entre ellas y las fuerzas que operan. Está implícito en la visión mecanicista que
las partes, su relación y las fuerzas entre ellas se encuentran pre-organizadas
en el mundo y están en espera de ser descubiertas… Así, la epistemología del
mecanicismo se basa en una ontología realista: podemos saber lo que es, ya
que esto es real.

En contraste, el contextualismo funcional es peculiarmente a-ontológico, no


pasamos de ver que algo funcione bien a postular la existencia de seres… En
la ACT es verdad aquello que funciona. El análisis de una conducta problema
es verdadero en la medida en que ayuda a resolver el problema del cliente. Las
suposiciones filosóficas dominantes en la cultura pueden entrampar a nuestros
clientes al hacerlos creer en sus propios pensamientos de manera literal, aún
cuando estos no funcionen

Existe una característica final del contextualismo funcional que se relaciona con
el criterio pragmático de veracidad: sus metas. Tener claridad sobre las metas
del análisis resulta crítico para el contextualismo ya que las metas especifican
cómo puede ser aplicado el criterio de veracidad… Así, el funcionamiento
exitoso es la forma en que los contextualistas evalúan los eventos y las metas
posibilitan este criterio para ser aplicado. Las metas analíticas en sí.

Muchos contextualistas se equivocan en este asunto, argumentan que sus


metas son las metas, aunque esto es una postura inherentemente dogmática…
Skinner, por ejemplo, argumenta que las metas de la ciencia son la predicción y
el control, pero es verdad para un enfoque contextualista que estas fueron sus
metas para su ciencia. Comprender la importancia de las metas para el
contextualismo nos ayuda a entender por qué existen diferentes tipos de
teorías contextualistas.

Ejemplo: Porque es un buen compañero

Una canción tonta que sirve para esto es "Porque es un buen compañero",
incluyendo el "y nadie lo puede negar". Lo más gracioso que he tenido con este
ejercicio fue con un cliente con esquizofrenia y el TOC, fusionado con la idea
de que la gente en el centro comercial sabía acerca de un incidente en donde
hizo sexo telefónico "obsceno" llamando a algunas chicas que le interesaban.
Estaba paralizando su capacidad de salir a la calle con sus amigos. Se veía a
sí mismo como un enfermo pervertido. Así que cantamos... "Porque es un buen
pervertido...." Pruébelo - es casi imposible pasar dos veces sin que se hunda
en la risa. Este ejercicio debilitó considerablemente (pero no totalmente) el
poder de la idea.
Ludwig Wittgenstein: El Uso Social del lenguaje

Ludwig Wittgenstein es considerado como uno de los filósofos más importantes


del siglo xx. Su influencia se extiende mucho más allá de la filosofía, hasta
ámbitos como la sociología, la antropología, la teoría literaria, la ética y la
estética. Sin embargo, en ninguna parte es más notable la importancia de
Wittgenstein que en el área de la filosofía del lenguaje. Sorprendentemente,
Wittgenstein establece dos posiciones muy distintas sobre el lenguaje que, a su
vez, han tenido enorme influencia en el desarrollo de dos tradiciones diferentes
en las ciencias sociales.

Mediante la aplicación de la lógica moderna a la metafísica, el “primer”


Wittgenstein redefinió la relación entre lenguaje, pensamiento y realidad. Sin
embargo, después de un período de treinta años, finalmente rechazó su
postura original en favor de una visión más hermenéutica del lenguaje, que se
articuló plenamente en el trabajo del “segundo” Wittgenstein. Esta última
concepción del lenguaje desde una perspectiva hermenéutica, también ha
tenido influencia en las ciencias sociales y ha contribuido a una tradición
alternativa. Estas dos perspectivas representan los dos marcos principales en
las ciencias sociales contemporáneas.

Para Wittgenstein, el propósito de la filosofía es involucrarse en un tipo


particular de actividad: clarificar los pensamientos o criticar el lenguaje oscuro,
y fue esencialmente su misma tarea. Según él, el lenguaje, el pensamiento y la
realidad tienen la misma forma lógica, de modo que el lenguaje y el
pensamiento pueden “pintar” los hechos de la realidad. El “segundo”
Wittgenstein de la “lógica del lenguaje” evolucionó significativamente (y en
contradicción). El “primer” Wittgenstein mantenía intrépidamente que todos los
problemas fundamentales de la filosofía podían acotarse por medio de un
análisis del lenguaje, y al eliminar las confusiones y malos entendidos en el uso
del lenguaje, uno podía acabar con los problemas básicos de la filosofía.

La estructura lógica del lenguaje y el pensamiento también está relacionada


con la estructura lógica de la realidad. Lo que le preocupa a Wittgenstein es
que con mucha frecuencia los seres humanos han tratado de expresar lo
“indecible” o pensar lo “impensable”, lo que simplemente dio lugar a la
confusión y el malentendido que estaba en la raíz de los problemas más
polémicos de la filosofía. Sin embargo, para Wittgenstein la determinación de lo
que era “decible” y “pensable” en términos significativos (lógicos), era lo que
estaba ligado intrínsecamente a lo que existía en el mundo como una realidad
lógica, empírica.

Wittgenstein usó el término “proposición” para referirse a una secuencia


gramaticalmente correcta de palabras que están puestas juntas de modo
significativo, para tener así algún referente empírico. Un enunciado significativo
es, por ende, una proposición; pero es evidente que no todas los enunciados
son proposiciones. Las proposiciones o enunciados significativos están
conectados con el mundo de forma empírica, pero es la estructura lógica
similar entre el lenguaje y la realidad lo que hace que la conexión empírica sea
relevante. Tanto en el lenguaje como en la realidad hay estructuras paralelas
que, lógicamente, se ajustan una a la otra. Aquí, Wittgenstein se aparta de
Russell al establecer una distinción entre una “prueba en lógica” (probar una
proposición lógica) y una “prueba por medio de la lógica” (deducir una
proposición empírica).

Es importante señalar que Wittgenstein le daba un significado muy específico al


término “objeto”, que no significaba un objeto físico en el mundo, sino más bien
se refería a la entidad más irreductible de la realidad, que era tanto “simple”
como particular e inmutable, y que fue la base de su análisis lógico. Por esa
razón, el enfoque de Wittgenstein es a menudo equiparado al “atomismo
lógico”.

En un nivel más complejo de la realidad, los objetos del mundo pueden


relacionarse para formar lo que Wittgenstein denomina “estado de cosas”. De
la misma manera, los nombres en el lenguaje pueden relacionarse entre sí en
formas ligeramente más complejas para constituir “proposiciones elementales”.
En un nivel más complejo (o más alto) en la estructura de la realidad, los
“estados de cosas” pueden relacionarse entre sí para formar los “hechos”,
mientras que la “totalidad de los hechos” constituye el mundo. Del mismo
modo, en el lenguaje el nivel correspondiente a los hechos son las
“proposiciones”, que se componen de “proposiciones elementales”. El lenguaje
es la totalidad de las “proposiciones”. Por lo tanto, la composición estructural
del lenguaje y el pensamiento (en orden decreciente de complejidad), va de
“todas las proposiciones”, a las “proposiciones”, a las “proposiciones
elementales”, a los “nombres”, y corresponde a la misma estructura básica del
mundo (en orden decreciente de complejidad), que va de una relación lógica de
la “totalidad de los hechos”, a los “hechos”, a los “estados de cosas”, y a los
“objetos”.

La ordenación lógica de los “nombres” en la proposición lingüística refleja o


espejea (como una pintura) la ordenación lógica de los “objetos” en los
“estados de cosas”. En consecuencia, Wittgenstein propone en el Tractatus lo
que se conoce como la “teoría pictórica del significado”. Cuando el lenguaje se
utiliza correctamente, es decir, que los enunciados lingüísticos tienen
significado y son por lo tanto “proposiciones”, las palabras (“nombres”) en el
enunciado pintan o refieren a objetos empíricos en la realidad. Sin embargo,
hay proposiciones verdaderas de la lógica que son tautologías (“Todos los
solteros son hombres no casados”), o proposiciones de las matemáticas que
carecen de referentes empíricos en el mundo. Es decir, son proposiciones que
no dicen nada sobre el mundo. Por esta razón, Wittgenstein afirmaba que los
“problemas de la vida”, como los que se expresan en las preguntas de ética y
moral, existen fuera del mundo y carecen de referentes empíricos, por lo que
nada significativo se puede decir acerca de ellos. Sin embargo, la ética y la
moral son verdaderamente de extrema importancia para Wittgenstein. Sin
embargo, el intento por discutir sobre esos temas conduce a sin sentidos
inevitablemente, porque las proposiciones de la ética y la moral no pueden ser
reducidas a proposiciones empíricas relativas a cuestiones de hecho. Dado que
la estructura lógica del lenguaje está ligada a la estructura de la realidad
empírica, los temas de la moralidad y la ética no pueden ser tratados, aunque
son trascendentales. Wittgenstein adujo que la mayoría del trabajo en filosofía
carecía de significado; lo que no significa que fuera falso, sino más bien sin
sentido. Los enunciados significativos (esto es, las proposiciones), están
limitados estrictamente, por tanto, a los enunciados empíricos de la ciencia
natural. El concepto de estructura lógica es central para lo que argumenta
Wittgenstein y merece un comentario adicional. Como se ha señalado, el
mundo se compone de objetos que son los elementos fundamentales de la
realidad. Los objetos no se pueden romper o reducirse a partes más
elementales; los objetos no tienen estructura y, por lo tanto, son los elementos
constitutivos más básicos del mundo. Cuando los objetos se unen para crear
un “estado de cosas” tienen una estructura particular, a diferencia de las
estructuras de otras combinaciones. “Los estados de cosas” son claramente
complejos porque su combinación particular entre objetos podría haber sido
otra. En la medida en que los “estados de cosas” se unen para formar
“hechos”, esta combinación también tiene una estructura única y definida. De
modo que un “hecho” específico tiene una estructura lógica específica que
expresa una combinación estructural única de objetos. Wittgenstein sostenía
que, al entender el modo en que un “estado de cosas” particular existe, uno era
capaz de entender lo que no existía. Es decir, identificar la existencia de las
cosas también identifica lo que no existe. En consecuencia, la realidad se
compone de todos los “estados de cosas” que existen y son posibles, así como
todo lo que el “estado de cosas” excluye de la existencia. Siguiendo a Frege,
Wittgenstein desarrolló las “tablas de verdad” para analizar los enunciados en
términos de la verdad o falsedad de los objetos particulares o de las partes de
dichos enunciados.

Ejemplo

El enunciado “El actual rey de México es sabio” significa que existe algo,
llámese X, tal que X es rey de México; y para cualquier otra cosa, llamada Y, si
Y es el rey de México, entonces X e Y son idénticos (con el fin de mostrar que
sólo hay un rey de México), y X el sabio.16 El enunciado consta de “objetos”
que existen en combinación, tales como el rey, México, y el sabio, que en
conjunto constituyen un particular “estado de cosas” o un hecho cuya verdad y
significado dependen de sus referentes empíricos. Si alguno de los objetos no
fuese verdadero, o [el término que lo designa] careciera de referente empírico,
el enunciado sería falso o simplemente un sin sentido. La lógica del enunciado
depende de la verdad o falsedad de los objetos en el enunciado. De esta
manera, Wittgenstein pretende encontrar los límites del sentido en el lenguaje,
el pensamiento y el mundo empírico.
Umberto Eco: Semiótica y filosofía del lenguaje

Umberto Eco realiza una valiosa arqueología de cinco conceptos


fundamentales: signo, significado, metáfora, símbolo y código, tomándolos en
consideración desde el punto de vista histórico y en el contexto del marco
teórico esbozado en sus obras anteriores Tratado de semiótica general (1975)
y Lector in fabula (1979), a las que remite con frecuencia. El modelo de
"arqueología" que sigue —"sin ánimo de incordiar a Foucault"— es el que
propuso Aristóteles en la Metafísica: "Una vez establecida la necesidad de
determinar un objeto de la filosofía primera y que ese objeto es el ser, se
procede a examinar lo que han dicho de él quienes lo abordaron antes. ¿Todos
han hablado de él de la misma manera? Si la respuesta fuese negativa, ¿por
qué entonces ese objeto de un saber antiguo, y en cada caso diverso, se ha
percibido siempre como si de alguna manera fuera el mismo?". Este es el acto
de coraje filosófico y semiótico que en palabras de Umberto Eco hace posible
la Metafísica: "¿Qué es el ser, puesto que se dice de muchas maneras?
Precisamente lo que se dice de muchas maneras. Cuando reflexionamos sobre
esta solución, advertimos que todo el pensamiento occidental se apoya en una
decisión arbitraria. Pero qué arbitrariedad más genial".

En esta perspectiva, Eco establece un sólido y —en mi opinión— fecundo


campo de encuentro entre la semiótica general y la filosofía del lenguaje capaz
de revitalizar a ambas, al tiempo que se avanza decisivamente en
una comprensión multidisciplinar del lenguaje. La semiótica general es para
Eco "la forma más madura de una filosofía del lenguaje tal como lo fue en
Cassirer, en Husserl o en Wittgenstein". El filósofo contemporáneo del lenguaje
—si logra superar cierta barrera de algunos términos técnicos de la semiótica
que, en ocasiones, no se introducen con suficiente explicación:
"catacresización", "actancial", "funtivo", etc.— descubre a lo largo de las
páginas de Eco tanto la anchura como la profundidad histórica de su disciplina,
atrofiada quizá por la filosofía analítica de origen británico. Los filósofos más
apreciados y citados en este libro son, entre los antiguos, Aristóteles, San
Agustín y Santo Tomás de Aquino, y, entre los modernos, Charles S. Peirce.
Eco estudia detenidamente, con rigor y admiración, algunos de sus textos, para
enfrentarse con la tradición contemporánea estructuralista y deconstructivista,
proporcionando un marco más vivo en el que reinterpretar tanto los viejos
conceptos como las más recientes aportaciones de las diversas disciplinas
lingüísticas. Como ha escrito W. Castañares, se trata de realizar una relectura
de la historia de la filosofía sub specie semioticae. En cierta medida, Eco relee
también sus obras precedentes al enfrentarse en algunos pasajes con "la
tradición estructuralista": en particular, el capítulo quinto sobre el uso intensivo
y equívoco de la noción de código en la semiótica de las últimas décadas
puede considerarse como "una auto-crítica aplicable también a muchos otros
autores".

Dos son, a mi juicio, las claves conceptuales de este libro. La primera es el


descubrimiento de que la idea originaria de signo "no se basaba en la igualdad,
en la correlación fija establecida por el código, en la equivalencia entre
expresión y contenido", sino que —siguiendo de cerca a Peirce— la idea más
básica de signo es la de inferencia, interpretación, semiosis: el signo no es sólo
algo que está en lugar de otra cosa, sino que es siempre lo que nos hace
conocer algo más; el signo es instrucción para la interpretación. A su vez, el
significado es el interpretante del signo y el proceso de significación llega a ser
un proceso de semiosis ilimitada.

La segunda clave es la superación del modelo estructuralista y semiótico de


código y de diccionario y su reemplazamiento por el de enciclopedia "como
único modelo capaz de expresar la complejidad de la semiosis en el plano
teórico, y también como hipótesis reguladora en los procesos concretos de
interpretación" (p. 289). El modelo enciclopédico adopta la forma de rizoma —
siguiendo a Deleuze— como consecuencia directa de la inconsistencia del
árbol de Porfirio. La enciclopedia es un postulado semiótico; es el conjunto
registrado de todas las interpretaciones, concebible objetivamente como la
biblioteca de las bibliotecas; la actividad textual transforma con el tiempo la
enciclopedia misma y además la enciclopedia, como sistema objetivo de sus
interpretaciones, es ‘poseída’ de diferentes maneras por sus distintos usuarios.
Así, en el proceso de semiosis ilimitada los significados se trocan en unidades
culturales interrelacionadas unas con otras.

La exposición de algunas de las voces resulta, a veces, alambicada y farragosa


para el filósofo, que puede dudar ocasionalmente incluso de su pertinencia,
pero el libro está escrito con innegable maestría, precisión y acierto. La
traducción española a cargo de R. P. es discreta y las erratas son pocas. Se
echa de menos un índice onomástico y que se incluyan todas las obras citadas
en las referencias bibliográficas finales.

Por último, formularé tres observaciones de carácter menor: a) es una pena


que Eco no aborde apenas la influencia de los medios de comunicación social
en la configuración de nuestra enciclopedia contemporánea; b) la interesante
discusión de la Bedeutung fregeana se habría enriquecido notablemente con el
estudio de la interpretación de Angelelli en términos de "importancia"; c) la
resistencia de Eco para aceptar la teoría causal de la referencia ("nosotros
consideramos más oportuno reemplazar esta metafísica del origen por
una física de la enciclopedia" se alimenta de la casi exclusiva atención a
nombres de personajes históricos —quizá porque son mucho más
"enciclopédicos"—, pero pienso con Donellan y Kripke que el uso de esos
nombres es parasitario del uso corriente de los nombres propios para la demás
gente.

Ejemplos:

‘Nada es más nocivo para la creatividad que el furor de la inspiración’.

‘El diablo no es el príncipe de la materia, el diablo es la arrogancia del espíritu,


la fe sin sonrisa, la verdad jamás tocada por la duda’.

‘Sabiduría no es destruir ídolos, sino no crearlos nunca’.

‘La retórica es el arte de decir bien lo que uno no está seguro de que sea
verdad, y los poetas tienen el deber de inventar hermosas mentiras’.

‘Nada hay que ocupe y ate más el corazón que el amor. Por eso, cuando no
dispone de armas para gobernarse, el alma se hunde, por el amor, en la más
honda de las ruinas’.

‘¿Cómo no caer de rodillas ante el altar de la certeza?’

‘El verdadero amor quiere el bien del amado’.

‘Intentar entender al otro significa destruir los clichés que lo rodean, sin negar ni
borrar su alteridad’.
‘La instancia ética sobreviene no cuando fingimos que no hay enemigos, sino
cuando se intenta entenderlos, ponerse en su lugar’.

‘¿Qué es la filosofía? Lo siento por mi conservadurismo trivial, pero no puedo


encontrar una mejor respuesta que la definición que da Aristóteles de la
Metafísica: una respuesta a un acto de asombro’.

‘No hay nada mejor que imaginar otros mundos para olvidar lo doloroso que es
el mundo en que vivimos’.

‘El ordenador no es una máquina inteligente que ayuda a gente estúpida; de


hecho, es una estúpida máquina que funciona solo en manos de gente
inteligente’.
Grinder: Programa Neurolingüística (PNL)

En Programación Neurolingüística se dice que "el mapa no es igual al


territorio". Esto significa que las personas no responden a la realidad, sino a
las percepciones que tienen de la realidad haciendo representaciones (mapas)
de la misma por lo que ven, sienten o escuchan. Por tanto, los modelos o
mapas que creamos cada uno de nosotros, serán diferentes.

Es un hecho que gran parte de los problemas que se dan en el mundo, se


deben a que cada persona cree firmemente saber la verdad y está convencido
de que los demás están equivocados. Sin embargo, ningún mapa del mundo es
más "real" o "verdadero" que el otro. Esto puede demostrarse en virtud de que
cada persona tendrá posibilidades y limitantes diferentes, las
que Grinder y Bandler dividen en tres categorías:

Limitantes neurológicas

Se cree que la función del sistema nervioso, del cerebro y de los órganos de
los sentidos, son más que nada eliminativos y no productivos. Cada persona es
capaz de recordar en cada momento todo lo que ha ocurrido y percibir todo lo
que está ocurriendo en cada lugar del universo. La función del cerebro y del
sistema nervioso consiste en protegernos de ser abrumados y confundidos por
esta masa de conocimientos, en gran medida inútiles y sin importancia.

Limitantes sociales

Los factores sociogenéticos son todas las categorías o filtros a los cuales
estamos sujetos como miembros de un sistema social. Las maneras aceptables
de percibir una realidad en una cultura dada. Tal vez el filtro sociogenético más
comúnmente reconocido lo constituye el sistema de nuestra lengua. Dentro de
cualquier parte de la riqueza de nuestra experiencia está relacionado con el
número de distinciones que hacemos en determinada área de nuestra
sensación.

Limitantes individuales

Al igual que las huellas digitales, cada individuo tiene una serie de experiencias
que conforman su historia personal y que le son únicas e irrepetibles, las
limitantes individuales constituyen la raíz de las profundas diferencias
existentes entre los seres humanos y la manera como creamos nuestros
modelos del mundo. Puede que estas diferencias en nuestros modelos
adulteren nuestras pautas sociales enriqueciendo nuestra experiencia,
mostrándonos más alternativas, o bien empobreciendo nuestra experiencia de
modo que se disminuya nuestra capacidad para actuar de manera eficaz.

Modelo de Precisión

La información es poder, es decir, quien posee información es dueño de la


situación. Aquellos que han alcanzado el dominio eficaz de la información,
están en condiciones de modificar su propia experiencia del mundo y de influir
en los pensamientos, sentimientos y acciones que conforman la experiencia de
la mayoría de nosotros, y esto se logra a través de la comunicación. Por tanto,
el dominio que se tenga de la comunicación hacia el mundo externo y la
manera como representemos la información del mismo, determinarán el grado
de superación con nosotros y con los demás.

Los buenos comunicadores explotan los puntos fuertes y débiles del lenguaje,
de hecho, la habilidad de emplear el lenguaje con precisión, es esencial para
llegar a ser un excelente comunicador.

El lenguaje nos permite compartir experiencias mediante un grupo de señales


comúnmente entendidas. La mayor cantidad de objetos y acciones en una
experiencia que cualquier persona quisiera referir en palabras, tendrá una
enorme probabilidad de no ser entendida en la forma exacta en que quiere
expresarla. Decimos que la calidad en la comunicación es directamente una
medida entre la relación que tiene una palabra, con la representación interna
de la persona.

Así pues, la comunicación será de calidad cuando pueda ser vista, oída o
sentida y describa objetos o acciones que no puedan ser confundidas con
otras, para ello utilizamos una poderosa herramienta
de PNL llamada Metamodelo o Modelo de Precisión.

Las personas podemos tener la idea completa de lo que queremos decir


(estructura profunda) pero al momento de traducir los pensamientos en
palabras, sólo expresamos una aproximación de la idea, es decir, acortamos la
estructura profunda y lo que realmente referimos es la estructura superficial.

Para pasar de la estructura superficial a la estructura profunda,


inconscientemente eliminamos parte de la información, al simplificarla,
distorsionamos el significado, y finalmente, hacemos generalizaciones, de ella,
lo que nos lleva a evitar conversaciones profundas y llenas de detalles.

La forma más común de comunicarnos es presentar la información de manera


superficial. Para conocer la estructura profunda que está ligada íntimamente
con la representación visual, sensorial y auditiva de la experiencia de las
personas, usamos el modelo de precisión.

Ejemplo:

"Al final todas las personas son iguales"

"Siempre me pasa lo mismo"

"Nunca voy a aprender esto"

"Un humano se acercó a darme comida, tenía hambre, la probé y me gustó, y


me terminé comiendo todo. Después me fui."

 "¿Hay alguien en que sientas que puedes confiar?"

"Bien... sí... claro... en mi madre/padre/amiga/o puedo confiar"

Alguien dice: "Juan tiene tres amigos que son torpes" y el oyente le cuenta a
otro amigo: "Los amigos de Juan son torpes".

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