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Sentencia num.

152/2016 de Juzgado de
Primera Instancia de 15-06-2016
MARGINAL: PROV\2016\135113

TRIBUNAL: Juzgado de Primera Instancia


FECHA: 15/06/2016
JURISDICCIÓN: Civil
927/2015

PONENTE: Ilmo. Sr. D. Elvira Méndez Ibias

Ferrol, quince de junio de dos mil dieciséis.

Vistos por doña Elvira Méndez Ibias, Magistrada-Juez del Juzgado de Primera Instancia
nº 2 de Ferrol los presentes autos de Juicio Ordinario sobre resolución contractual,
seguidos en este Juzgado con el nº 927/2015, a instancia de Diselma Café SL,
representada por la Procuradora Sra. García Montero y asistida de la Letrada Sra.
Otero Barro, contra don representado por la Procuradora Sra. Villalba López y asistido
del Letrado Sr. Seoane Pedreira; se dicta la presente sentencia.

ANTECEDENTES DE HECHO
PRIMERO Con fecha 14/10/2015 la Procuradora Sra. García Montero, en
representación de Diselma Café SL, presentó demanda sobre reclamación de cantidad
a tramitar por las normas del Juicio Ordinario contra don J.A.S.R., que fue turnada a
este Juzgado.

Tras alegar los hechos y los fundamentos jurídicos que estimó de aplicación concluyó
solicitando que, en su día, se dicte sentencia con los siguientes pronunciamientos:

-Se declare resuelto el contrato por incumplimiento del pacto de exclusividad y por
actos de competencia desleal.

-Se condene al demandado a restituir al demandante los bienes recibidos, en concepto


de depósito, durante la vigencia del contrato.

-Se condene al demandado a entregar la cartera de clientes generada durante la


vigencia del contrato.
-Se condene al demandado a abonar al demandante 633.824,99 euros en concepto de
indemnización prevista en el pacto vigésimo segundo.

-Se condene al demandado al pago de las costas.

SEGUNDO Admitida a trámite la demanda se dio traslado de la misma al demandado


que contestó en el sentido de oponerse a la demanda.

TERCERO La audiencia previa se celebró el día 27/01/2016. La parte actora rectificó la


cuantía por error aritmético: 633.825,08 euros. La parte demandada solicitó la
suspensión porque había presentado una querella contra la demandante. No se accedió
a la suspensión porque no constaba admitida a trámite. La parte demandante propuso
prueba documental y testifical. La demandada propuso interrogatorio de parte,
documental y testifical.

En el acto del juicio, celebrado el día 08/06/2016, se practicó la prueba con el


resultado que obra en autos y se concedió la palabra a las partes para conclusiones. El
demandado volvió a pedir la suspensión por prejudicialidad penal, que fue denegada al
no constar que la querella presentada contra la demandante hubiera sido admitida a
trámite. Quedaron los autos vistos para sentencia.

CUARTO En el presente procedimiento se han respetado todas las prescripciones


legales.

  

FUNDAMENTOS DE DERECHO
PRIMERO Solicita la demandante la resolución del contrato suscrito con el demandado
el día 31/12/2010.

De la prueba practicada se estiman acreditados los siguientes hechos de interés para la


resolución del caso:
-Productos del Café SA tiene concedida la distribución de sus productos, sin
exclusividad, en el ámbito de la Comunidad Autónoma de Galicia, a Diselma Café SL y
a Disal Distribuciones Albaser SL.

-Diselma Café SL se constituyó el día 12/12/2006. En virtud de un contrato verbal,


cuya fecha concreta no consta, aquélla concedió a don J.A.S.R. la distribución de los
productos. Esa relación comercial se documentó por escrito el día 31/12/2010. Ese día,
don E.R.N., en nombre y representación de Diselma Café SL, y don J.A.S.R.
suscribieron un contrato en virtud del cual la primera concedía al segundo la
distribución, en exclusiva, para la zona de Ferrolterra, Eume y Ortegal, de los
productos que figuraban en la lista incorporada al contrato como anexo nº 1 (todos
ellos de la empresa Productos del Café SA). El contrato fue redactado por un Abogado
contratado por don Eladio.

-En cumplimiento del contrato, Diselma Café SL suministró productos a don J.A.S.R.
(que actuaba con el nombre comercial de Dispesán Café) y también le entregó en
depósito cafeteras y molinos que se instalaron en establecimientos de hostelería a los
que éste vendía café y/o el resto de los productos de la marca.

-Hasta marzo de 2014 Productos del Café SA cedía el uso de las máquinas y molinos a
la empresa distribuidora Diselma Café SL.

A partir de marzo de 2014, en vez de ceder el uso, vendió las máquinas y molinos a
Diselma Café SL, documentándose las ventas en las correspondientes facturas.

-En el año 2014 don J.A.S.R. constituyó, como socio y administrador único, la sociedad
Dispesán Café SL que tenía como objeto social el comercio al por mayor de café, té,
cacao y otras especias, comercio al por mayor de productos alimenticios y comercio al
por mayor de maquinaria y equipo (alimentación). Comenzó sus operaciones el día
16/09/2014, dándose de alta en el censo de empresarios el día 29/12/2014.

-Don E.R.N., representante legal de Diselma Café SL, y don J.A.S.R. tuvieron diversos
encuentros a finales del año 2014 y principios del año 2015 fin de acercar posiciones:
don Eladio quería que la empresa creada por el Sr. S. firmase un contrato idéntico al
de fecha 31/12/2010, negándose a suministrarle productos a partir de enero de 2015,
si no accedía a ello. El Sr. S. se negó a firmar. Éste, a su vez, no estaba de acuerdo
con el precio al que Diselma Café SL le vendía los productos al considerar que había
otros distribuidores que los vendían más baratos pero don Eladio se negaba a modificar
a la baja los precios.

Finalmente, la relación comercial se rompió. Los únicos suministros de productos de


Diselma Café SL a Dispesán Café SL se documentaron en dos facturas: la de fecha
09/01/2015 por importe de 1.982,66 euros y la de fecha 16/01/2015 por importe de
825,99 euros, que le fueron debidamente abonadas. Diselma Café SL empezó a
comprar productos a Disal Distribuciones Albaser SL en enero de 2015.

-Tras la ruptura de la relación comercial, J.A.S.R. no devolvió a Diselma Café las


cafeteras y molinos que ésta le había entregado en depósito.

-Durante la vigencia del contrato, Diselma Café suministró productos directamente a


establecimientos de hostelería de la zona de Ferrolterra, Eume y Ortegal e incluso
suministró productos, desde, al menos, principios del año 2014, a otra empresa
distribuidora de la zona (Distribuciones G. SL).

SEGUNDO Alega el demandado, en primero término, que carece de legitimación pasiva


dado que la demandante consintió, de forma tácita, la cesión del contrato de fecha
31/12/2010 a favor de Dispesán Café SL. Como prueba de su afirmación alude a las
dos facturas emitidas por Diselma Café SL a favor de Dispesán Café SL a principios del
año 2015. La demandante niega que se haya producido tal cesión.

Dice la STS de fecha 09/07/2003: "La cesión de contrato no está regulada en el Código
Civil (sí la admiten ordenamientos extranjeros, y en nuestro Derecho la Ley 513 de la
Compilación de Navarra) pero ha sido reconocida, en sintonía con la doctrina científica,
por una amplia jurisprudencia. Se fundamenta en la libertad de pactos del art. 1.255
en relación con el 1.091, ambos del Código Civil, (Sentencias 26-11-1982; 14-6-1985;
19-5- y 19-9-1998, 5-12-2000), y entraña, según dice la Sentencia de 23 de octubre
de 1984, "la transmisión a un tercero de la relación contractual, en su totalidad
unitaria, presuponiendo, por ende, la existencia de obligaciones sinalagmáticas, que en
su reciprocidad se mantienen íntegramente vivas para cada una de las partes, de aquí
que tenga el carácter de un contrato trilateral, en el que necesariamente han de
intervenir -aunque en sus efectos tengan distinta proyección-, el cedente, el cesionario
y el cedido, cuya presencia es inexcusable, a fin de prestar su aquiescencia o
consentimiento a la cesión, de tal manera que si no es así, o sea, si la reciprocidad de
obligaciones ha desaparecido, por haber cumplido una de las partes aquello a lo que
venía obligada, podrá haber una cesión de crédito, si cede el cumplidor, o una cesión
de deuda si cede el que no ha cumplido, sin que en tales supuestos sea exigible el
consentimiento del deudor.". Se trata por consiguiente de un contrato trilateral, en
cuanto en que han de intervenir tres voluntades (S. 9 diciembre 1997) para formar el
consentimiento, y mediante el que se sustituye una de las partes de un contrato con
prestaciones recíprocas, que todavía no han sido cumplidas y existen al tiempo de
realizarse la cesión (sentencias 26 noviembre 1982, 14 junio 1985, 9 diciembre 1997,
5 diciembre 2000). La estructura consiste en la transmisión de una posición
contractual (S. 21 diciembre 2000), la subrogación por el cesionario en la posición
contractual íntegra del cedente con todos sus derechos y obligaciones (SS. 14 junio
1985 y 5 de diciembre 2000), la transmisión del conjunto de una determinada relación
contractual, operando con carácter unitario, es decir, con todo lo comprendido en el
contrato que se cede (S. 9 diciembre 1999). No supone la sustitución de un contrato
por otro posterior (Sentencias 19 septiembre 1.998 y 9 diciembre 1999) sino la
subrogación de una persona -cesionario- en el haz de derechos, obligaciones y demás
efectos jurídicos de un contrato que persiste, de tal manera que aquella sustituye a
quién actúa como cedente (S. 27 noviembre 1998). Como consecuencia del contrato
de cesión, los efectos jurídicos se proyectan en una triple dirección: cedido, -cuyo
consentimiento es indispensable a diferencia de lo que ocurre con la cesión de
derechos (SS. 9 diciembre 1997, 27 noviembre 1998 y 21 diciembre 2000, entre
otras)-, cedente y cesionario. Desde el punto de vista de éste y en cuanto al
cumplimiento de las obligaciones pendientes, que es el que tema que interesa en el
presente proceso, el efecto característico de la cesión del contrato, como consecuencia
de la convergencia de voluntades, es la asunción por el cesionario, en virtud de la
subrogación en la posición contractual, de las obligaciones pendientes que incumbían
al cedente (Sentencias, entre otras, 26 noviembre 1.982, 5 marzo 1.994 y 9 diciembre
1997)."

La STS de 25/02/2013 insiste en la misma idea, al decir: "No obstante, la señalada


atipicidad de la figura de la cesión de contrato requiere de una necesaria concreción y
diferenciación de otras figuras próximas en el tratamiento de su peculiar eficacia y
estructura negocial, caso del ya citado contrato en favor de tercero y de la cesión de
crédito, propiamente dicha. En este sentido debe puntualizarse que la configuración
básica de la cesión de contrato atiende a tres criterios, principalmente. En primer
lugar, en atención a su función económica y social y a la causa eficiente o concreta el
objetivo pretendido, la base del negocio de la cesión de contrato (STS de 20 de
noviembre de 2012, núm. 647/2012 ) se proyecta sobre el propósito común de las
partes de transmitir al cesionario el contenido contractual de la relación negocial del
cedente a los efectos de subrogarle en su misma posición contractual, de forma
unitaria e íntegra, en el entramado de derechos y obligaciones dimanantes del contrato
cedido. En segundo lugar, y a diferencia del contrato en favor de tercero y de la cesión
de crédito, el objeto de la cesión de contrato se limita o se circunscribe al estricto
marco de la reglamentación o contenido contractual dispuesto en el contrato cedido,
sin alcanzar su propia ejecución o cumplimiento, de manera que no se atribuye al
cesionario, de forma directa, un derecho subjetivo de exigir las prestaciones
contractuales, ni tampoco se articula la transmisión de un derecho de crédito
previamente adquirido. En tercer lugar, y a diferencia de la cesión de crédito, por
aplicación de la regla de la eficacia relativa de los contratos, la cesión de contrato
requiere del consentimiento del promitente cedido, cuestión que puede venir
causalizada en el mismo contrato cedido, o realizarse posteriormente mediante el
correspondiente negocio de aceptación de la cesión de contrato proyectada".

Con base en la doctrina expuesta, no se estima acreditada la cesión de contrato:

El pacto vigésimo tercero del contrato litigioso establece que "el contrato no es
transmisible por ningún concepto sin la previa autorización por escrito de Diselma Café
SL". No consta esa autorización por escrito.

La prueba practicada evidencia que era don E.R., representante legal de la


demandante, quien quería que don J.A.S.R. firmase, en nombre de Dispesán Café SL,
un nuevo contrato con la misma redacción que el litigioso y que el demandado se negó
a ello. Si éste no quería que la empresa por él creada, Dispesán Café SL, quedase
vinculada en virtud de un contrato que tuviese la misma redacción que el firmado por
él el día 31/12/2010 es evidente que tampoco quería que Dispesán Café SL ocupase la
misma posición que él ocupaba, como persona física, en el referido contrato.

TERCERO La demandante solicita la resolución del contrato alegando que el


demandado vulneró el pacto de exclusividad y realizó actos de competencia desleal al
haber comercializado productos de la marca adquiridos a Disal Distribuciones Albaser
SL, empresa que también tiene concedida en Galicia la distribución de Productos del
Café SA.

En el pacto segundo del contrato se indica que la distribución se concede a la


distribuidora (demandado) única y exclusivamente para la zona de Ferrolterra, Eume y
Ortegal.

El pacto tercero del contrato dispone que la distribuidora (demandado) durante la


vigencia del contrato no podría comercializar, dentro del territorio, productos iguales o
similares o que supongan competencia a "los productos". En caso de realización de
tales conductas, y sin perjuicio de indemnizar a la plataforma (demandante) conforme
al pacto décimo noveno, la plataforma podrá quedarse con la clientela generada por la
distribuidora, pasando a suministrar directamente a los mismos "los productos", o bien
ceder dicha clientela a otra distribuidora, sin que la actual tenga derecho alguno a
compensación por ningún concepto, y todo ello como consecuencia del incumplimiento
contractual señalado.

En el pacto décimo noveno se indica, en síntesis, que la distribuidora (demandado)


asume la obligación de no comercializar u ofrecer, ni directa o indirectamente, ni por
persona interpuesta, servicios o productos idénticos o similares a los que constituyen
el objeto del presente contrato, ni por cuenta propia ni en representación o por cuenta
de terceros. La violación constatada de esta prohibición por parte de la distribuidora,
vigente el contrato o en el plazo de dos años tras su extinción, generará la obligación,
a cargo de la misma, de indemnizar a Diselma en una cifra a tanto alzado idéntica al
importe del valor de los bienes que ha recibido en concepto de depósito a lo largo de la
vida del contrato, y cuya cifra resultará de la suma de los valores atribuidos de mutuo
acuerdo a dicho bienes en los anexos que, correspondientes a los bienes depositados,
se vayan incorporando al presente contrato, suponiendo dicha suma cantidad vencida,
líquida y exigible que facultará a Diselma a su reclamación a la distribuidora en
concepto de indemnización de daños y perjuicios, y todo ello sin perjuicio del deber de
la distribuidora de restituir los indicados bienes que recibió en concepto de depósito y a
primer requerimiento de Diselma. Con base en dichos pactos, la demandante le
reclama al demandado la entrega de la cartera de clientes y el pago de 633.825,08
euros en concepto de daños y perjuicios (en la audiencia previa rectificó el error
aritmético de 8 céntimos respecto a la cantidad que figuraba en el suplico de la
demanda.
Frente a ello, el demandado alega que el pacto de exclusividad vincula a las dos partes
y Diselma Café lo incumplió en la medida en que llevó a cabo la distribución de
productos de forma directa y en el año 2014 concedió la distribución de los mismos
productos a Distribuciones G. SL. Indica que el incumplimiento del demandante fue
anterior al supuesto incumplimiento que se le imputa a él.

El pacto tercero del contrato litigioso dispone que la plataforma (demandante) no


podrá, durante el término de vigencia del presente contrato, conceder la distribución,
venta y/o comercialización de "los productos", respecto del territorio descrito en el
pacto anterior, a ninguna persona física o jurídica distinta de la distribuidora. No
obstante, con el objeto de garantizar la continuidad y calidad del abastecimiento a la
clientela final, Diselma Café SL, se reserva el derecho a suministrar directamente
aquellas plazas que no estuvieran debidamente atendidas por la distribuidora,
entendiéndose por tales aquellas para las que ésta careciese de capacidad de
almacenamiento, transporte o de otros medios de distribución necesaria para
suministrar adecuadamente los pedidos en las plazas en las que se den tales
circunstancias y asignarlas a otras ya existentes o de nueva creación, con el objeto de
contribuir a la mejor organización y racionalización de la distribución. El suministro
directo de Diselma Café SL así como la segregación o asignación de localidades por los
motivos expuestos en este párrafo no serán causa de indemnización alguna a favor de
la distribuidora.

Cabe calificar el contrato litigioso como de distribución. Dice sobre este tipo de
tipología contractual la SAP de Madrid de fecha 28/05/2015: "Tal como ha sido
establecido por la doctrina, uno de los elementos principales que caracteriza al
contrato de distribución es el pacto de exclusiva, mediante el cual el distribuidor o
concesionario llega al acuerdo con el concedente de ser el único que distribuya el
producto en un determinado territorio, beneficiándose el titular concedente de la
mayor facilidad que tiene el concesionario para introducir el producto en un mercado
situado en su propia zona geográfica de distribución, y el distribuidor al saber que sólo
va a ser él quien comercialice el producto en la zona asignada. Este pacto de exclusiva
pueda permitir diversas variantes, según que el titular de la marca se reserve o no el
derecho a poder vender su propio producto directamente, o según que el concesionario
o distribuidor pueda vender, además de los productos del titular de la marca, otros
productos distintos. Sin embargo, no es necesario que el pacto en exclusiva sea total,
tanto desde el punto de vista activo del concedente, como el pasivo del concesionario,
para que pueda existir en exclusiva si el concesionario se presenta como único
distribuidor del producto o de la marca en un territorio determinado, y si a la vez se
abstiene de comercializar productos con los que el titular de la marca compite en el
mercado. De esta exclusividad, en caso de haberla demostrado fehacientemente, que
no es el caso de autos, derivan los principales efectos de este tipo de contratos, que se
traducen en ventajas económicas y limitaciones en la libertad de actuación para cada
una de las partes" (…)

Dice también la SAP de Zaragoza de fecha 18/12/2012: "Llegados, pues, a este punto,
procede recordar la doctrina jurisprudencial relativa al contrato de distribución. Se
trata de un contrato atípico, de contornos imprecisos, en el que lo esencial es la
"colaboración" estable e "intuitu personae", basada en la confianza, celebrado entre
empresarios independientes para la implantación de una red de venta o distribución de
los productos o servicios de uno de ellos en un marco geográfico convenido".

Indica la STS de fecha 10/07/2006: "La jurisprudencia de esta Sala se ha encargado


de distinguir los contratos de agencia y de distribución (sentencias de 8 noviembre
1995 y 1 febrero y 31 octubre 2001); según la sentencia de 31 octubre 2001, el
contrato de agencia "tiene por objeto la promoción de actos u operaciones de comercio
y es básica la independencia del agente", mientras que en el de distribución, "el
concesionario o distribuidor actúa en su nombre y por cuenta propia". El agente es,
pues, un intermediario independiente y en cambio, el distribuidor compra y revende,
siendo un contrato no asociativo, por lo que la clientela no forma un patrimonio
común" (…).

En el presente caso, ambas partes asumieron un compromiso de exclusividad en


relación con el área geográfica indicada en el contrato. El demandado, en enero de
2015, empezó a comprar, a través de su empresa Dispesán Café SL, productos de la
marca a Disal Distribuciones Albaser SL. El representante legal de esta empresa, don
S.G.A., declaró que el Sr. S. empezó a comprarle productos, a través de Dispesán Café
SL, el día 19/01/2015 (fecha de la primera factura). Antes de esa fecha, nunca había
facilitado productos al Sr. S., persona física.

La demandante, por su parte, suministró productos de la marca a una empresa


distribuidora en la zona de Ferrol denominada Distribuciones G. SL. La primera factura
emitida por Diselma Café a Distribuciones G. SL es de fecha 28/02/2014 (escrito de
fecha 28/02/2014 firmado por A.L.C., representante legal de Distribuciones G. SL).
Éste último declaró que a Diselma ya le compraban antes del año 2014, que su
empresa lleva muchos años en la zona y que el café "no ocupa nada" en su volumen
de facturación. Es decir, que factura muy poco café en relación con los otros tipos de
productos que comercializa. El testigo don P.A.G.T.R. declaró que G. había sido cliente
de Productos del Café SA, después lo dejó, y volvió a ser cliente de Productos del Café
a través de Diselma. Don E.R.N., representante legal de Diselma, declaró que su
empresa suministraba productos a G. desde "no sé, hace 2-3 años"

La demandante, durante la vigencia del contrato, suministró directamente productos


de la marca (Productos del Café SA) a establecimientos de hostelería de la zona de
Ferrolterra, Eume y Ortegal. Así, resultó acreditado que hizo suministros directamente
a establecimientos como "Australian", "Tiche", "Caffe Latte", "El Quijote", "O Gaiteiro"
(declaraciones de don E.R.N., F.M.M., C.I.V., I.G.P. y J.L.L.. Este último, empleado de
Diselma Café SL, declaró que hace reparto para esta empresa en Ferrol, Narón, Ares,
Mugardos…). El testigo don … declaró que es promotor de ventas y, antes, era
distribuidor de Productos del Café a través de Diselma con la que no tenía contrato por
escrito pero sí tenía depósitos firmados (se refiere a los depósitos de cafeteras y
molinos). Cree que estuvo de distribuidor dos años, pudiera ser del año 2009 al 2011
pero no está seguro de las fechas. Él comercializaba el producto en la zona de Coruña
si bien es cierto que le vendió también a un cliente de Narón pero lo hizo porque era su
primo.

Don E.R.N. declaró que la exclusividad a la que se refiere el contrato significa que
Diselma Café SL tiene que respetar los clientes del demandado, no le puede
suministrar productos a los clientes del Sr. S. Sin embargo, la lectura del contrato no
permite llegar a esta conclusión. En el contrato se indica que la plataforma (Diselma)
no podrá, durante el término de vigencia del presente contrato, conceder la
distribución, venta y/o comercialización de "los productos", en la zona de Ferrolterra,
Eume y Ortegal, a ninguna persona física o jurídica distinta de la distribuidora y solo se
reservaba el derecho a suministrar directamente productos a aquellas plazas que no
estuvieran debidamente atendidas por la distribuidora. La demandante en ningún
momento ha probado (de hecho, ni siquiera lo ha alegado) que suministrase
directamente productos a establecimientos de la zona de Ferrolterra, Eume y Ortegal
porque no estuvieran debidamente atendidos por el demandado. Por el contrario, don
E.R.N. reconoció que el demandado había trabajado bien y había incrementado la
clientela de forma especialmente importante durante los últimos años. La parte
demandada indica que el contrato litigioso no impedía a Diselma Café seguir
suministrando productos a los establecimientos a los que ya se los suministraba
cuando aquél se firmó. Sin embargo, el contrato no contempla expresamente esta
posibilidad y, cualquier duda interpretativa que pueda surgir al respecto, ha de
perjudicar a la parte actora que fue quien encomendó la redacción del contrato
(artículo 1.288 CC). El demandado no tuvo ninguna participación en su redacción,
limitándose a firmarlo. Por otra parte, de los establecimientos antes mencionados, solo
se podría estimar probado que el suministro de productos fue anterior al 31/12/2010
en un caso: Café bar "O Gaiteiro" cuyo representante legal, don C.I.V., declaró que en
su bar vende café de "Productos del Café", se lo compra a Diselma desde hace unos
ocho años.

Por tanto, resulta probado que Diselma Café SL incumplió el compromiso de


exclusividad al que se había comprometido y lo hizo con mucha antelación a enero de
2015, fecha en la que el demandado, a través de Dispesán Café SL, empezó a comprar
productos de la marca a Disal Distribuciones Alvaser SL. Frente a ello puede alegarse
que el demandado era perfectamente conocedor de que Diselma suministraba
productos directamente a diversos establecimientos de la zona de Ferrolterra, Eume y
Ortegal y, más recientemente, a la empresa distribuidora G. Distribuciones SL, y eso
no le supuso problema para continuar con la relación contractual pues había un
acuerdo tácito de "no pisarse los clientes". Aunque esto fuese así, resultaría abusivo y
contrario a la buena fe contractual imponer al demandado las graves consecuencias
previstas en el contrato para el caso de que incumpliese el pacto de exclusividad y no
competencia, cuando Diselma no respetó, desde fecha muy anterior en el tiempo,
dicho pacto de exclusividad. El contrato establecía, en relación con la exclusividad, una
obligación recíproca y la demandante pretende que sea el demandado el único que
sufra las consecuencias del incumplimiento, obviando que Diselma también incumplió
y, además, lo hizo mucho antes. Ese incumplimiento de la plataforma no es
meramente formal sino que tiene trascendencia económica porque reduce el número
de potenciales clientes (y, por tanto, de ingresos) de la distribuidora en la zona de
Ferrolterra, Eume y Ortegal. Dice la SAP de A Coruña de fecha 12/07/2013 que "Es
doctrina jurisprudencial reiterada que para que pueda prosperar una solicitud de
resolución contractual, ejercitada al amparo de lo previsto en el artículo 1124 del
Código Civil, que consagra la cláusula resolutoria tácita implícita en las obligaciones
recíprocas, uno de los requisitos que se exige es que el reclamante haya cumplido las
obligaciones que le incumbieren, ya que no puede prosperar la acción si quien la
ejercita: 1) no ha cumplido plenamente lo que le incumbe o han incumplido ambos
contratantes [sentencias de la Sala Primera del Tribunal Supremo de 3 de julio de
2012 (Roj: STS 6454/2012, recurso 1644/2009), 15 de diciembre de 2011 (Roj: STS
8592/2011, recurso 1601/2008), 18 de octubre de 2011 (resolución 725/2011, en el
recurso 1429/2008), 11 de marzo de 2011 (Roj: STS 1243/2011, recurso 1539/2007),
27 de octubre de 2010 (Roj: STS 5537/2010, recurso 1880/2006 ), 4 de octubre de
2010 (Roj: STS 4789/2010, recurso 1777/2006)]; 2) o que con su actitud impida a la
otra parte el cumplimiento del contrato [sentencias de la Sala Primera del Tribunal
Supremo de 21 de diciembre de 2011 (Roj: STS 8990/2011, recurso 1353/2008 ), 1
de marzo de 1993 (RJ Aranzadi 2030)] (La referencia Roj es la numeración en la base
de datos del Centro de Documentación Judicial, que puede ser consultada en la página
web del Consejo General del Poder Judicial).

La facultad resolutoria corresponde, en todo caso, al contratante que sufre el


incumplimiento de la obligación frente al contratante incumplidor. Por esta razón, a la
parte que previamente ha incumplido las obligaciones asumidas en el contrato, le esté
vedado al ejercicio de la facultad resolutoria [Ts. 12 de marzo de 2013 (Roj: STS
1146/2013, recurso 1638/2010)]. Ninguno de los contratantes puede pretender
fundadamente la resolución del contrato por incumplimiento del otro sin que por su
parte se cumpla u ofrezca cumplir [Ts. 15 de julio de 2011 (Roj: STS 5371/2011,
recurso 1976/2007)]. Las obligaciones recíprocas tienen unos efectos específicos
debidos a su interconexión o interdependencia. El primero es la necesidad de
cumplimiento simultaneo, en el sentido de que el acreedor de una obligación recíproca
no puede exigir a su deudor que cumpla, si a su vez no ha cumplido o cumple al
tiempo u ofrece cumplir la otra obligación recíproca de la que es deudor. Si el acreedor
exige el cumplimiento de la obligación recíproca al deudor, sin que aquél haya
cumplido u ofrezca cumplir la suya, este deudor podrá oponerse y rechazar la acción
de cumplimiento, mediante la llamada excepción de incumplimiento contractual. Lo
cual no se establece explícitamente sino que se deduce del artículo 1100, último
párrafo y del artículo 1124, ambos del Código Civil [Ts. 20 de octubre de 2010 (Roj:
STS 5543/2010, recurso 994/2006), 13 de octubre de 2010 (Roj: STS 6119/2010,
recurso 1941/2006), 5 de julio de 2007 (Roj: STS 4507/2007, recurso 3126/2000), 12
de febrero de 2007 (Roj: STS 707/2007, recurso 343/2000) y 9 de diciembre de 2004
(RJ Aranzadi 7916)].
A lo que debe añadirse que se aprecie en el acreedor que insta la resolución un interés
jurídicamente atendible, y no responda su solicitud de resolución a un actuación de
carácter abusivo, contraria a la buena fe, o incluso doloso; que puede acontecer
cuando la resolución se basa en un incumplimiento más aparente que real, no
afectando al interés del acreedor en términos sustanciales; cuando encubre la
posibilidad de conseguir un nuevo negocio que determinaría un nuevo beneficio
[sentencia de la Sala Primera del Tribunal Supremo de 4 de junio de 2007 (RJ Aranzadi
5554)].

Las únicas excepciones a dicha doctrina [sentencias de la Sala Primera del Tribunal
Supremo de 19 de diciembre de 2012 (Roj: STS 8869/2012, recurso 539/2009), 29 de
noviembre de 2012 (Roj: STS 8055/2012, recurso 316/2010), 3 de julio de 2012 (Roj:
STS 6454/2012, recurso 1644/2009), 1 de octubre de 2010 (Roj: STS 5782/2010,
recurso 1534/2005), 12 de febrero de 2007 (Roj: STS 707/2007, recurso 343/2000),
22 de diciembre de 2006 (Roj: STS 7957/2006, recurso 98/2000), 6 de octubre de
2000 (RJ Aranzadi 9902) y 1 de marzo de 1993 (RJ Aranzadi 2030)] son:

Que el incumplimiento del demandante sea consecuencia de una previa contravención


de la otra parte de tal entidad que le libere de su compromiso, pues quien incumple
como consecuencia del incumplimiento anterior del otro, se encuentra legitimado para
interesar la resolución o el cumplimiento contractual, quedando eximido de seguir
atendiendo simultáneamente sus obligaciones, pues si no fuera así se produciría un
desequilibrio de prestaciones.

Cuando el incumplimiento del demandante deriva de la actitud adoptada por el otro


contratante, que impidió el cumplimiento del reclamante.

Que no se trate de un verdadero incumplimiento, por afectar a la falta de prestaciones


accesorias poco relevantes".

En este caso, el demandante solicita la resolución del contrato con base en un


incumplimiento del demandado a pesar de que él incumplió con antelación una
obligación esencial del contrato, como es el pacto de exclusividad. Por tanto, con
arreglo a la doctrina citada, carecería de la facultad resolutoria. No obstante, se
considera que el contrato debe darse por resuelto en la medida en que la parte
demandada tampoco está realmente interesada en su continuación. De hecho, ya no
actúa en el tráfico mercantil como persona física. Ahora bien, esa resolución no lleva
aparejadas las consecuencias solicitadas por la parte actora, a las que antes se hacía
referencia, al considerar su pretensión abusiva y contraria a la buena fe contractual.

CUARTO Solicita Diselma Café SL que se condene al demandado a restituirle los bienes


recibidos, en concepto de depósito, durante la vigencia del contrato. El demandado se
opone.

El pacto décimo octavo del contrato de fecha 31/12/2010 establece que "la
distribuidora, en acto simultáneo a la firma del presente contrato y como parte del
mismo, recibe en perfecto estado de conservación, y en concepto de depósito,
sujetándose a las obligaciones establecidas en los artículos 1.766 y siguientes del
Código Civil, los bienes que se describen en el anexo II, obligándose a su restitución a
primer requerimiento del depositante Diselma en los términos previstos en el artículo
1766 del Código Civil. Del mismo modo, recibirá en el mismo concepto de depósito, y
bajo idénticas obligaciones, los bienes que en el futuro las partes acuerden, que se irán
incorporando al contrato a través de los correspondientes anexos que deberán suscribir
las partes. Constituye obligación legal y contractual del depositario la restitución de
dichos bienes a Diselma, en idéntico estado al que los recibe, y a primer requerimiento
de la misma, en los términos previstos en el art. 1766 y 1767 del Código Civil. Las
máquinas de café, molinillos de café y de descafeinados, vajillas y materiales
publicitarios del grupo Nestlé con el nombre de su filial Productos del Café SA, son
propiedad de Diselma Café SL, que autoriza a la distribuidora a ceder en depósito a los
clientes a los que está ejerciendo la venta del canal Premium medalla de oro la
distribuidora".

De la lectura de la contestación a la demanda parece deducirse que el demandado se


opone a la restitución porque considera que Diselma Café SL no es la propietaria de las
máquinas y molinos (respecto a las vajillas no hace falta pronunciarse dado que no son
objeto de reclamación). En relación con esta cuestión, ha resultado probado que, a
partir de marzo de 2014, Diselma Café adquirió desde el primer momento la propiedad
de las máquinas de café y molinos suministrados por Productos del Café SA (Así
resulta del certificado de fecha 03/03/2016, emitido por E.B.S., apoderado de
Productos del Café SA, de las facturas aportadas como documentos 3.2 a 3.24 por la
parte demandante en la audiencia previa y de la declaración del testigo don J.C.R.P.,
jefe de ventas nacional de Productos del Café SA). Antes de marzo de 2014, Productos
del Café SA cedía el uso de las máquinas y molinos a Diselma Café SL, conservando
aquélla la propiedad. (Así resulta del certificado de fecha 03/03/2016, emitido por
E.B.S., de Productos del Café SA).

El testigo don J.C.R.P. declaró que las máquinas son propiedad de Productos del Café
hasta que son amortizadas, esta amortización se produce a los ocho años. Diselma es
la depositaria. Productos del Café SA no puede reclamar las máquinas al demandado
porque no tiene relación contractual con él. Desde el año 2014 las máquinas las
compra el distribuidor y son de él desde el primer momento.

El testigo P.A.G.T.R., representante de Productos del Café SA en la zona Norte, declaró


que esta empresa nunca vendió ni cedió máquinas al demandado. Hasta el año 2013
Productos del Café dejaba las máquinas al distribuidor (en este caso Diselma) y,
teóricamente, al cabo de cinco años las podía retirar aunque pasado ese plazo se le
seguían dejando al distribuidor pero en cesión, la propiedad seguía siendo de
Productos del Café.

El testigo S.G.A., representante legal de Disal Distribuciones Albaser SL, distribuidora


de Productos del Café SA y que desde enero de 2015 suministra productos a Dispesán
Café SL, confirmó el cambio de política de Productos del Café SA en relación con las
máquinas al indicar que antes del año 2014 hacía con Productos del Café un
documento de cesión y, a partir de entonces, contablemente, Productos del Café le
factura la máquina.

De lo anterior cabe concluir que las máquinas y molinos entregados por Productos del
Café SA a la demandante a partir de marzo de 2014 son propiedad de ésta y las
anteriores siguen siendo propiedad de Productos del Café SA. En cualquier caso, ésta
no está facultada para reclamárselas al demandado porque no les une ninguna relación
contractual, por lo que la reclamación corresponde hacerla a la demandante.

En la contestación a la demanda también se indica que el demandado habría adquirido


la propiedad de las máquinas y molinos toda vez que el demandante se beneficiaría de
las ventas realizadas por el demandado porque, al vender más, compraría las
máquinas y los productos a un precio inferior (en las negociaciones entre Productos del
Café y Diselma Café). Es evidente que cuanto más productos venda el demandante,
más capacidad de negociación tiene con Productos del Café SA a la hora de elaborar
los planes anuales pero eso no supone, en modo alguno, que la propiedad de las
máquinas se transmita al demandado. Éste no tiene relación contractual alguna con
Productos del Café SA y por lo que respecta a la relación contractual con la
demandante, recibió las máquinas y molinos en calidad de depósito (así figura con
total claridad en el contrato y en los diversos documentos firmados por el demandado)
y, por tanto, está obligado a restituirlos al demandante a petición de éste (artículos
1766 y 1775 CC). A la misma conclusión se llegaría si se considerase que, pese a la
calificación contractual, se trataría de un comodato al tener el depositario derecho a
usar la cosa entregada en depósito pues las máquinas de café y los molinos se
entregan precisamente para eso, para ser usadas (artículos 1767 y 1768 CC).

Se indica por el demandado que ningún perjuicio se causa a Productos del Café
respecto a las máquinas y molinos propiedad de ésta que él posee porque en los
establecimientos en los que se encuentran se consumen productos de la marca. Frente
a ello cabe indicar que quien sufre un perjuicio evidente es la demandante en la
medida que, una vez rota la relación contractual con el demandado, se ve privado de
las máquinas y molinos que Productos del Café le entregó porque están en poder del
demandado y éste se niega a restituirlos.

En definitiva, el demandado debe restituir las máquinas y molinos que le entregó


Diselma Café SL.

En el hecho octavo de la demanda se indica que los bienes que a fecha 31/12/2014
estaban en poder del demandado son los que figuran en el listado aportado como
documento número cinco de la demanda. El demandado, en la contestación, solo
admite los depósitos a los que se refieren los documentos 6.3, 6.4 6.5, 6.6, 6.7, 6.8,
6.9, 6.11, 6.12, 6.14 y 6.16 (que son los que están firmados por él) pero del conjunto
de la documentación se desprende que recibió muchas más cafeteras y molinos de los
que admite en la contestación. Así, en el anexo II del contrato y de la misma fecha que
éste (31/12/2010), que está firmado por el demandado, figura el depósito de cafeteras
y molinos. En el anexo 3 de fecha 31/12/2011, también firmado por el demandado,
figura el depósito de máquinas de café. En los documentos 7.1 a 7.27 de la demanda
se reflejan pedidos de máquinas que se hacían desde el correo electrónico del
demandado a E.R.N. (representante legal de la actora) en el periodo comprendido
entre el día 18/12/2012 y el 24/11/2014 que suponen, salvo error, 30 cafeteras, si
bien una de ellas provenía de otro local, que había cerrado (documento 7.10). El
propio demandado aportó una relación de los molinos y cafeteras que tiene instaladas
en diversos establecimientos, que superan ampliamente los depósitos inicialmente
reconocidos en la contestación. Por tanto, ha de reconocerse la pretensión del
demandante en este punto y condenar al demandado a la devolución de las máquinas
y molinos que figuran en el listado aportado con la demanda como documento nº 5.10
(se precisa, no obstante, que la suma del total de máquinas tiene un error material
pues no son 105 sino 108)

QUINTO Habiéndose estimado parcialmente la demanda, no se hace expresa


imposición de costas (artículo 394.2 LEC)

  

En consideración a todo lo expuesto

FALLO

Se estima parcialmente la demanda presentada por la Procuradora Sra. García


Montero, en representación de Diselma Café SL, contra don J.A.S.R., con los siguientes
pronunciamientos:

-Se declara resuelto el contrato celebrado por las partes el día 31/12/2010.

-Se condena al demandado a restituir a Diselma Café SL las máquinas de café y


molinos que figuran en el listado aportado con la demanda como documento nº 5.10.

-Se desestiman el resto de pretensiones del demandante.

-No se hace expresa imposición de costas.

Notifíquese esta sentencia a las partes haciéndoles saber que contra la misma cabe
recurso de apelación ante la Audiencia Provincial de A Coruña, que podrán presentar
por escrito ante este Juzgado en el plazo de veinte días a contar desde el siguiente a
su notificación. Se advierte a la parte que desee recurrir que deberá constituir un
depósito de 50 euros en la cuenta del Juzgado (salvo que tenga reconocido el derecho
de justicia gratuita) bajo apercibimiento de que, en caso de no verificarlo, no se le
dará trámite al recurso.
Así lo acuerdo, mando y firmo.

Publicación: Dada, leída y publicada fue la anterior sentencia en el día de su fecha por
la misma Juez que la dictó, constituida en audiencia pública. Doy fe.

Este es otro ejemplo mira.

74-2016 Amparo Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia: San Salvador, a las diez
horas con veinticuatro minutos del día catorce de febrero de dos mil dieciocho. El presente
proceso de amparo fue promovido por la sociedad Distribuidora de Electricidad Del Sur, Sociedad
Anónima de Capital Variable –que se abrevia Distribuidora de Electricidad Del Sur, S.A. de C.V., y
Del Sur, S.A. de C.V.–, por medio de su apoderado, el abogado Carlos Alfredo Ramos Contreras, en
contra de la Sala de lo Contencioso Administrativo de la Corte Suprema de Justicia (en lo sucesivo
SCA), por la vulneración de sus derechos a una resolución motivada y a la seguridad jurídica. Han
intervenido en la tramitación de este amparo la parte actora, la autoridad demandada, el tercero
beneficiado con el acto reclamado y la Fiscal de la Corte Suprema de Justicia. Analizado el proceso
y considerando: I. 1. La sociedad actora manifestó en su demanda que el titular de la
Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones (SIGET) emitió el Acuerdo n° 492-
E-2011, de fecha 10-X-2011, mediante el cual le ordenó remover una infraestructura eléctrica
instalada en un inmueble propiedad del señor Luis Fernando Gómez Gallegos. La aludida
resolución fue confirmada por la Junta de Directores de la SIGET mediante el Acuerdo n° 16-E-
2012, de fecha 5-I-2012. Ante dichas decisiones, acudió ante la SCA a solicitar la declaratoria de
ilegalidad de los acuerdos antes citados, la cual emitió sentencia en fecha 11-XII-2015, en la que
declaró la legalidad de los actos reclamados y le ordenó remover bajo su costo la infraestructura
eléctrica en cuestión. Sin embargo, en la referida sentencia la SCA se apartó del criterio
jurisprudencial que sobre el tema había tenido hasta ese momento, sin la justificación y la
motivación que ello requiere. Además, con dicha resolución la SCA reconoce a la SIGET
competencias que ni la Constitución ni las leyes de la materia le confieren, pues el conflicto que se
suscitó era de naturaleza civil y, por tanto, debía estar sometido a la jurisdicción ordinaria con esa
competencia. En consecuencia, consideró que la autoridad judicial demandada había vulnerado
sus derechos de audiencia, de defensa, a la propiedad y a la seguridad jurídica. 2. A. Mediante el
auto de fecha 24-II-2017 se suplió la deficiencia de la queja planteada, de conformidad con el
principio iura novit curia y el art. 80 de la Ley de Procedimientos Constitucionales (L.Pr.Cn.), en el
sentido de que, si bien la sociedad actora aducía la vulneración de los referidos derechos, de las
argumentaciones realizadas se entendía que la afectación alegada tenía asidero en los derechos a
la motivación de las resoluciones judiciales –como manifestación del derecho a la protección
jurisdiccional– y a la seguridad jurídica –por la aparente infracción del principio de legalidad–. En
esos términos se admitió la demanda, circunscribiéndose al control de constitucionalidad de la
sentencia emitida por la SCA con fecha 1l -XII-2015, en la que se determinó que los acuerdos
emitidos por el Superintendente y por la Junta Directiva de la SIGET no poseían las ilegalidades
que alegó la sociedad actora y le ordenó a esta remover la estructura eléctrica del inmueble
propiedad del señor Luis Fernando Gómez Gallegos. B. Asimismo, se ordenó la suspensión de los
efectos del acto impugnado, en el sentido que la SIGET debía abstenerse de exigir la desinstalación
de la infraestructura eléctrica antes aludida, y se pidió informe a la autoridad demandada, de
conformidad con el art. 21 de la L.Pr.Cn., la cual se limitó a reconocer que efectivamente emitió el
acto reclamado. C. Además, se confirió audiencia a la Fiscal de la Corte, de conformidad con el art.
23 de la L.Pr.Cn., pero esta no hizo uso de la oportunidad procesal que le fue conferida. 3. Por
resolución de fecha 28-VI-2017 se confirmó la suspensión de los efectos del acto reclamado, se
autorizó la intervención del abogado Luis Fernando Gómez Gallegos como tercero beneficiado y,
además, se pidió a la autoridad demandada que rindiera el informe justificativo que regula el art.
26 de la L.Pr.Cn., la cual se limitó a transcribir los pasajes más importantes de la sentencia
impugnada. 4. Posteriormente, en virtud del auto de fecha 18-VIII-2017 se confirieron los traslados
que ordena el art. 27 de la L.Pr.Cn., respectivamente, a la Fiscal de la Corte, quien sostuvo que le
correspondía a la sociedad demandante establecer la existencia del acto reclamado; a la parte
actora, quien no hizo uso de esta oportunidad procesal; y al tercero beneficiado, quien sostuvo
que la sentencia de la SCA se encontraba debidamente motivada, por lo que debía declararse sin
lugar el amparo solicitado. 5. Finalmente, mediante el auto de fecha 20-IX-2017 se advirtió que
resultaba innecesaria la tramitación de la etapa probatoria, ya que la pretensión se encontraba
suficientemente delimitada y controvertida y la documentación aportada por la partes guardaba
relación con el proceso y utilidad para efectos de valoración de la prueba, de modo que se resolvió
omitir el plazo probatorio de conformidad con el art. 29 de la L.Pr.Cn., por lo que el presente
amparo quedó en estado de pronunciar sentencia. II. El orden lógico con el que se estructurará
esta resolución es el siguiente: en primer lugar, se determinará el objeto de la presente
controversia (III); en segundo lugar, se hará una sucinta relación del contenido de los derechos
alegados (IV); en tercer lugar, se analizará el caso sometido a conocimiento de este Tribunal (V); y,
finalmente, se desarrollará lo referente al efecto de la decisión (VI). III. En el presente caso, el
objeto de la controversia consiste en determinar si la SCA, al pronunciar la sentencia de fecha 11-
XII-2015, en la cual declaró la legalidad de los acuerdos emitidos por el Superintendente y por la
Junta Directiva de la SIGET, con fechas 10-X-2011 y 5- I-2012, respectivamente, vulneró: (1) los
derechos a la motivación de las resoluciones judiciales –como manifestación del derecho a la
protección jurisdiccional– y a la seguridad jurídica de la sociedad actora, pues se apartó del criterio
jurisprudencial que había sostenido hasta ese momento en relación con dicho tema, sin la debida
justificación y motivación que ello requiere; y (ii) el derecho a la seguridad jurídica –por la
aparente infracción del principio de legalidad– de la sociedad pretensora, pues reconoció a la
SIGET la competencia para ordenar la remoción de infraestructuras eléctricas instaladas en
inmuebles de particulares. IV. 1. A. En la Sentencia de fecha 16-III-2011, pronunciada en el proceso
de Amp. 1052- 2008, se afirmó que la Constitución, en su art. 2, establece una serie de derechos
consagrados a favor de la persona que considera fundamentales para su propia existencia e
integrantes de su esfera jurídica; sin embargo, para que tales derechos no constituyan un simple
reconocimiento abstracto, es también imperioso establecer a nivel supremo la existencia de un
derecho que posibilite su realización pronta y efectiva. En virtud de ello, nuestro constituyente
dejó plasmado en el art. 2 inc. 1° el derecho a la protección jurisdiccional y no jurisdiccional de los
derechos fundamentales de toda persona, esto es, un derecho a la protección en la conservación y
defensa de estos. Así, el proceso –como realizador del derecho a la protección jurisdiccional– es el
mecanismo del que se vale el Estado para satisfacer las pretensiones de los particulares en
cumplimiento de su función de administrar justicia o, desde la perspectiva de los sujetos pasivos
de dichas pretensiones, es el instrumento en un Estado de Derecho por medio del cual se puede
privar a una persona de los derechos consagrados a su favor, siempre y cuando aquel se ejerza
conforme a la Constitución. B. En tal sentido, el derecho a la protección jurisdiccional que se
analiza conlleva, entre otras, la posibilidad de que el titular de un derecho o de un interés legítimo
acceda al órgano jurisdiccional a plantear su pretensión –en todos los grados procesales–; a
oponerse a las incoadas por otras personas, a ejercer todos los actos procesales en defensa de su
posición, a que el proceso se tramite y decida de conformidad con la Constitución y las leyes
correspondientes y a una respuesta fundada en el Derecho. De lo anterior se advierte que la
protección jurisdiccional se manifiesta, principalmente, mediante cinco grandes rubros: (i) el
derecho de acceso a la jurisdicción; el derecho a que se siga un proceso constitucionalmente
configurado o debido proceso; el derecho a una resolución de fondo motivada y congruente; (iv) el
derecho a la ejecución de las resoluciones; y (y) el derecho a un juez previamente establecido por
ley e imparcial. C. En la Sentencia de fecha 30-IV-2010, emitida en el proceso de Amp. 308-2008,
se sostuvo que el derecho a una resolución motivada –art. 2 inc. 1 ° de la Cn.– no persigue el
cumplimiento de un mero formalismo, sino potenciar el derecho a la protección jurisdiccional,
pues con él se concede la oportunidad a las personas de conocer las razones que llevaron a las
autoridades a decidir en determinado sentido una situación jurídica concreta que les concierne.
Precisamente, por el objeto que persigue la fundamentación –esto es, la exteriorización de las
razones que llevan a la autoridad a resolver en determinado sentido–, su cumplimiento reviste
especial importancia. En virtud de ello, en todo tipo de resolución se exige una argumentación
sobre los hechos y la normativa que debe aplicarse, por lo que no es necesario que la
fundamentación sea extensa, sino que basta con que sea concreta y clara, puesto que, de lo
contrario, no pueden las partes observar el sometimiento de las autoridades al Derecho ni hacer
uso de los medios de impugnación correspondientes. 2. A. En las Sentencias de fecha 26-VIII-2011,
pronunciadas en los procesos de Amp. 253-2009 y 548-2009, se reconsideró lo que se entendía
por el derecho a la seguridad jurídica (art. 2 inc. 1° de la Cn.), estableciéndose con mayor exactitud
las facultades de sus titulares que pueden ser tuteladas por la vía del proceso de amparo según el
art. 247 de la Cn. Así, se precisó que la certeza del Derecho, a la cual la jurisprudencia
constitucional venía haciendo alusión para determinar el contenido del citado derecho, deriva
principalmente de que los órganos estatales y entes públicos realicen sus atribuciones con plena
observancia de los principios constitucionales, v. gr., de legalidad, de cosa juzgada, de
irretroactividad de las leyes o de supremacía constitucional (arts. 15, 17, 21 y 246 de la Cn.). Por lo
anterior, cuando se requiera la tutela de la seguridad jurídica por la vía del proceso de amparo no
debe invocarse esta como valor o principio, sino que debe alegarse una vulneración relacionada
con una actuación de una autoridad emitida con la inobservancia de un principio constitucional y
que resulte determinante para establecer la existencia de un agravio de naturaleza jurídica a un
individuo. Ello siempre que dicha transgresión no tenga asidero en la afectación al contenido de
un derecho fundamental más específico. B. a. En su expresión más genérica, el principio de
legalidad constituye una garantía del ciudadano frente al poder del Estado, ya que las actuaciones
de las autoridades públicas que incidan en la esfera jurídica de las personas –limitando o
ampliando el margen de ejercicio de sus derechos– deben basarse en una ley previa, dotada de
ciertas características. Así, en la Sentencia de fecha 20-I-2012, emitida en el Amp. 47-2009, se
expuso el contenido de este principio: (i) la intervención en el goce de un derecho debe realizarse
con base en una ley previa al hecho enjuiciado –lex praevia–; (ii) dicha ley debe haber sido emitida
exclusivamente por el parlamento y bajo el carácter de ley formal –lex scripta–,. (iii) los términos
utilizados en la disposición normativa han de ser claros, precisos e inequívocos para el
conocimiento de la generalidad --lex certa–; y (iv) la aplicación de la ley ha de guardar estricta
concordancia con lo que en ella se ha plasmado –lex stricta–. b. De lo anterior se desprende que el
principio de legalidad irradia todo el ordenamiento jurídico, de tal manera que las autoridades
estatales se encuentran llamadas a actuar dentro del marco legal que define sus atribuciones, lo
cual representa para los sujetos la certeza de que sus derechos sólo podrán ser limitados de
acuerdo a la forma y términos previamente establecidos. Por ende, cuando la normativa
establezca el procedimiento a diligenciarse, las situaciones que encajan en un supuesto hipotético
o bien la consecuencia a aplicar al caso concreto, las autoridades, en aplicación del principio de
legalidad, deben cumplir con lo dispuesto en aquella, pues de lo contrario se produciría una
afectación inconstitucional en los derechos de las personas. V. A continuación se analizará si la
actuación de la autoridad demandada se sujetó a la normativa constitucional. I. A. Las partes
presentaron como prueba, entre otros, la certificación de la sentencia pronunciada por la SCA con
fecha 11-XII-2015, mediante la cual declaró que los acuerdos emitidos por el Superintendente y
por la Junta Directiva de la SIGET con fechas 10-X-2011 y 5- I-2012, respectivamente, no poseían
las ilegalidades que alegó la sociedad actora y ordenó a esta remover la estructura eléctrica
instalada en el inmueble propiedad del señor Luis Fernando Gómez Gallegos. B. Teniendo en
cuenta lo dispuesto en el art. 331 del Código Procesal Civil y Mercantil, de aplicación supletoria a
los procesos de amparo, con la certificación del documento antes detallado, el cual fue expedido
por el funcionario correspondiente en el ejercicio de sus competencias, se han comprobado los
hechos que en él se consignan. C. Con base en el elemento de prueba presentado y valorado
conforme a la sana crítica, se tienen por establecidos los siguientes hechos: (i) que con fecha 10-X-
2011 el titular de la SIGET emitió el Acuerdo n° 492-E-2011, mediante el cual le ordenó a la
sociedad Del Sur, S.A. de C.V., remover una infraestructura eléctrica instalada en un inmueble
propiedad del señor Luis Fernando Gómez Gallegos; (ii) que la aludida decisión fue confirmada por
la Junta de Directores de la SIGET mediante el Acuerdo n° 16-E-2012, de fecha 5-1-2012; y (iii) que
la SCA declaró que no existía la ilegalidad de los actos reclamados y ordenó a la referida sociedad
remover bajo su costo la infraestructura eléctrica instalada en el inmueble del señor Gómez
Gallegos. 2. A. Establecido lo anterior, corresponde verificar si la autoridad demandada vulneró los
derechos a una resolución motivada y a la seguridad jurídica de la sociedad actora, por no haber
supuestamente justificado en su sentencia el cambio de precedente jurisprudencial aplicable al
caso concreto. Y es que, a juicio de la sociedad pretensora, la SCA fundamentó el referido cambio
de criterio únicamente en la modificación de la conformación subjetiva de ese tribunal, sin
exponer los motivos por los cuales se apartaría del criterio hasta ese momento sostenido sobre la
competencia de la SIGET para ordenar la remoción de infraestructuras eléctricas de inmuebles
privados. B. Tal como se sostuvo en la Sentencia de fecha 25-VIII-2010, pronunciada en el proceso
de Inc. 1-2010, aunque el precedente –y, de manera más precisa, el autoprecedente– posibilita la
precomprensión jurídica de la que parte toda interpretación, la continuidad de la jurisprudencia
puede flexibilizarse o ceder bajo determinados supuestos. No obstante, para ello se exige que el
apartamiento de los precedentes esté especialmente justificado –argumentado– con un análisis
crítico de la antigua jurisprudencia, que también es susceptible de ser reinterpretada. Además, se
afirmó que se admiten como circunstancias válidas para modificar un precedente o alejarse de él –
entre otros– los siguientes supuestos: (i) estar en presencia de un pronunciamiento cuyos
fundamentos normativos son incompletos o erróneamente interpretados; (ii) el cambio en la
conformación subjetiva del Tribunal; y (iii) que los fundamentos fácticos que le motivaron hayan
variado sustancialmente al grado de volver incoherente el pronunciamiento originario con la
realidad normada. Entonces, lo que constitucionalmente esta proscrito no es que los tribunales
cambien sus precedentes, sino que lo hagan de forma injustificada o infundada, sin atender a los
parámetros antes mencionados. C. a. En el presente caso, la SCA estableció en su sentencia que,
por haberse modificado la composición subjetiva de ese tribunal, era viable revisar el criterio
sostenido con anterioridad sobre la competencia de la SIGET para ordenar la remoción de
infraestructuras eléctricas ubicadas en inmuebles de particulares. Por tanto, la SCA cumplió con el
requisito formal que habilita a un cambio de precedente jurisprudencial. Ahora bien, debe
verificarse si las razones –materiales o de fondo– plasmadas en la sentencia en cuestión, son
suficientes para garantizar el derecho de la sociedad pretensora a una resolución motivada. b. En
el caso de las sentencias judiciales su justificación o fundamentación no puede entenderse como
un silogismo simple, que parte del establecimiento de premisas para arribar a una conclusión de
forma "lógica" o "formal" –justificación interna–, sino que deben exteriorizarse por parte del
juzgador las razones que le llevaron al establecimiento de esas premisas y, por tanto, de la
conclusión –justificación externa–. En ese orden de ideas, se advierte que a partir del
Considerando VII de la sentencia , impugnada la SCA desarrollo en forma amplia y clara los temas
siguientes: (i) lo concerniente al criterio sostenido hasta ese momento sobre las competencias de
la SIGET y su cambio teniendo como base la modificación en la composición subjetiva del tribunal;
(ii) las deficiencias del anterior criterio, por no reconocer la naturaleza del papel de vigilancia y
control que posee la SIGET; (iii) las funciones de la SIGET como organismo supervisor del sector
electricidad; (iv) la refutación de los argumentos de la sociedad Del Sur, S.A. de C.V., para sostener
que el conflicto suscitado no era competencia de la SIGET, sino de la jurisdicción ordinaria en
materia civil; y (v) una interpretación sistemática de la normativa secundaria aplicable al caso, de
lo cual concluyó que la SIGET tiene competencia para ordenar la remoción de una infraestructura
eléctrica de un inmueble particular. c. En consecuencia, se colige que en la sentenció emitida por
la SCA se especificaron las razones por las cuales se debía efectuar un cambio de precedente y
reconocer la competencia de la SIGET para ordenar la remoción de infraestructuras eléctricas de
inmuebles particulares, por lo que no se privó a la sociedad actora de conocer los motivos que
llevaron a que se le ordenara desinstalar la infraestructura eléctrica instalada en el inmueble del
señor Luis Fernando Gómez Gallegos. Por ende, se concluye que no existe la falta de motivación
alegada y en este punto de la pretensión es procedente declarar que no ha lugar el amparo
solicitado, por la supuesta vulneración de los derechos a una resolución motivada y a la seguridad
jurídica. 3. A. Ahora bien, la afirmación de que una resolución judicial se encuentra debidamente
motivada únicamente alude a que su justificación interna y externa se ajusta a los requerimientos
constitucionalmente exigidos para garantizar al justiciable el conocimiento de los motivos y
razones que llevaron a que se tomara determinada decisión sobre su esfera jurídica, sin que ello
implique que se valide el contenido de esa decisión. En el presente caso, la sociedad actora no solo
alegó la falta de justificación de la sentencia pronunciada por la SCA, sino que también impugnó el
contenido de esa decisión, en el sentido de que esta resulta lesiva a su derecho a la seguridad
jurídica porque en la aludida sentencia se atribuyó a la SIGET una competencia que el
ordenamiento jurídico no le confiere, pues el conflicto que dicho ente regulador decidió es de
naturaleza civil. B. a. En la Sentencia de fecha 20-III-2013, pronunciada en el proceso de Amp. 227-
2010, se sostuvo que el art. 1 de la Cn. señala que el Estado se encuentra organizado para la
consecución de determinados fines: la justicia, la seguridad jurídica y el bien común. Para cumplir
con dicho cometido, la Administración Pública, en algunos supuestos, asume la responsabilidad de
prestar por sí misma ciertas actividades de interés general. En otros casos, por el contrario, se
reserva únicamente la potestad de regulación, control y vigilancia, con el fin de asegurar la
adecuada prestación de un servicio cuya gestión es, en principio, libre para los particulares. Por tal
motivo, es posible que en el ámbito del Estado coexistan actividades o servicios de diversa índole
con miras a obtener un sistema social, económico y jurídico estable, a saber: (i) funciones que le
corresponde ejecutar al Estado de manera exclusiva –v. gr., la administración de justicia, la
defensa nacional y la seguridad pública–; (ii) actividades que le corresponde realizar al Estado por
haberse reservado su titularidad, pero que la normativa correspondiente habilita delegar su
gestión en los particulares –v. gr., la administración de puertos y explotación de las líneas y rutas
de transporte público–, y (iii) las actividades que no se encuentran sujetas a la titularidad estatal y
que, por su misma condición, pueden ser realizadas por los particulares sin que medie delegación
alguna, siempre que se cumpla con las condiciones legales preestablecidas –generalmente en
estos casos la autoridad respectiva conserva la potestad de supervisión o fiscalización del servicio
que realiza una persona natural o jurídica con el fin de facilitar y mejorar su gestión, v. gr.,
establecimiento de farmacias–. Con el objeto de asegurar la continua y eficiente prestación de los
servicios fundamentales para la colectividad, la Administración está facultada para delegar la
gestión de las actividades que se ha reservado para sí en entes privados, por ejemplo, cuando no
cuenta con la capacidad técnica y financiera para darle adecuada cobertura, salvo aquellos
servicios cuya competencia le ha sido designada con exclusividad y los que son de libre gestión de
los particulares. En ese contexto, los denominados "servicios públicos" son las actividades
esenciales para la comunidad organizada, cuya titularidad se ha reservado para sí el Estado y
tienen como objetivo fundamental satisfacer necesidades o intereses generales del conglomerado
social o de una parte de él. Su gestión es realizada por una institución pública de manera directa o
por personas naturales o jurídicas delegadas según el régimen jurídico que se adopte con relación
a dicho servicio, de manera que se garantice su continuidad, regularidad y generalidad. En relación
con ello, en la Sentencia de fecha 26-VIII- l 998, pronunciada en el proceso de Inc. 4-97, se afirmó
que el servicio público gira en tomo a tres elementos básicos: (i) la necesidad o interés que debe
satisfacerse, que no es la necesidad o interés de quien presta el servicio, sino la suma de las
necesidades o intereses individuales de los usuarios –la población entera o la parte de ella para
cuya satisfacción se crea el servicio (ii) la titularidad del sujeto que presta el servicio, que adopta
las modalidades de directa, indirecta o mixta, dependiendo de la participación más o menos
directa de la Administración; y (iii) el régimen jurídico al que se encuentra sujeto, que es el del
Derecho Público, lo cual implica que el Estado se encuentra obligado a intervenir en su regulación
para evitar los abusos de cualquier orden en que incurran quienes prestan o realizan el servicio.
Dado que es admisible que determinados servicios públicos sean prestados por distintos sujetos –
el Estado, personas naturales o jurídicas–, independientemente de quien sea el que preste el
servicio no puede quedar al arbitrio de los particulares ni de la propia Administración el calificar
cuándo una actividad tiene el carácter de necesidad colectiva o de interés general y, por ende, si
se trata o no de un servicio de carácter público. Lo contrario podría causar que determinadas
actividades que son de carácter público sean ejercidas por los particulares sin mayores
restricciones o, por el contrario, que el Estado, mediante los órganos e instituciones que lo
componen, erija en servicio público cualquier actividad de carácter privado y, consecuentemente,
se limite el derecho de los particulares a ejercer una actividad que, en principio, es libre, aunque
sujeta a determinada regulación, control o restricción. Por ello, para determinar la existencia de
un servicio público, se debe tomar en cuenta, por un lado, la asunción por los poderes públicos de
la titularidad de dicha actividad como un servicio público mediante una ley formal –con la
consecuente responsabilidad de satisfacer tal necesidad por sí o por medio de un ente delegado–
y, por otro lado, la concurrencia de un interés público que requiera de una intensa regulación y
control estatal. b. En la Sentencia de fecha 4-VI-2014, emitida en el Amp. 14-2011, se estableció
que la distribución de energía eléctrica es una actividad que no precisa de una concesión, en el
entendido de que para su ejercicio no se explotan directamente recursos naturales y que no es
una actividad que se encuentra sujeta a titularidad estatal. Pese a ello, dicha actividad –por su
estrecha vinculación a un servicio público– no se encuentra exenta del control del Estado. En esta
función de control surge la Ley General de Electricidad (LGE), que en su art. 1 se erige como el
cuerpo normativo encargado de regular las actividades de generación, transmisión, distribución y
comercialización de energía eléctrica, por lo que sus disposiciones se aplican a todas las entidades
que desarrollen las mencionadas actividades, independientemente de su naturaleza, grado de
autonomía y régimen de constitución. Asimismo, el art. 3 de la LGE prescribe que es la SIGET la
autoridad responsable del cumplimiento de dicho cuerpo normativo. En ese mismo sentido, el art.
4 de la Ley de Creación de la SIGET establece que dicha entidad es la competente para aplicar las
normas contenidas en los tratados internacionales sobre electricidad y telecomunicaciones
vigentes en El Salvador, en las leyes que rigen los sectores de electricidad y de telecomunicaciones
y en sus reglamentos, así como para conocer sobre el incumplimiento de tales normas. Además, el
art. 5 de la citada ley regula las atribuciones de la SIGET, entre las cuales se encuentra la
regulación, la vigilancia y el control del servicio de energía eléctrica, procurando una armonía
entre los intereses estatales y de los operadores y usuarios finales. C. a. La SCA afirmó en la
sentencia impugnada que la SIGET es el ente regulador estatal encargado de controlar el servicio
de energía eléctrica y las relaciones que surgen entre proveedores, operadores y usuarios finales.
Además, conforme al art. 5 de la Ley de Creación de la SIGET, aseveró que dicha entidad tiene
potestades: (i) de vigilancia; (ii) normativa y de autoorganización; y (iii) arbitral, referente a dirimir
conflictos entre los operadores. En relación con ello, sostuvo que "la potestad normativa otorgada
a la [SIGET] comprende que esta debe establecer parámetros a los cuales se debe someter todo
sujeto que intervenga en el sector regulado. Siendo coherente que, conjugado con la potestad de
vigilancia que se le otorga, verifique y controle la aplicación de tales parámetros". De lo anterior la
SCA coligió que los actos administrativos emitidos por el Superintendente y por la Junta Directiva
de la SIGET sometidos a su consideración se basaron en las potestades de control y regulación que
el ordenamiento jurídico le ha conferido a dicho ente autónomo, las cuales, a su juicio, tienen
fundamento en la Ley General de Electricidad, en la Ley de Creación de la SIGET, y en las Normas
Técnicas de Diseño, Seguridad y Operación de las Instalaciones de Distribución Eléctrica. En
consecuencia, la SCA concluyó que la remoción de la estructura exigida a la sociedad Del Sur, S.A.
de C.V., "no deviene de un conflicto en materia civil sino del ejercicio de potestades que, en el
campo de la regulación y control del suministro de energía eléctrica, le competen a la [SIGET] –
ente regulador creado para tal efecto–". Dicho criterio –aclaró-- ha sido sostenido desde la
sentencia emitida en el proceso contencioso administrativo con ref. 1-2011, en la cual afirmó que
"la SIGET posee la competencia en su condición jurídica de ente regulador y a partir de las
potestades de control que le son otorgadas por el ordenamiento, para ordenar la remoción de
infraestructura eléctrica ubicada en bienes inmuebles propiedad de particulares". b. En toda
actividad en la que concurren distintos intereses pueden surgir desacuerdos que requieren ser
solventados por un ente ajeno al conflicto de manera imparcial y conforme a la Constitución y a la
normativa aplicable. En el sector relacionado con el servicio de distribución de energía eléctrica
pueden acontecer conflictos que requieren de una solución con el fin de lograr la continuidad de
dicho servicio y la satisfacción de los intereses de los intervinientes. En razón de ello, tal como se
deduce del contenido de los arts. 3 letra e) de la LGE y 5 letra d) de la Ley de Creación de la SIGET,
el legislador atribuyó a la SIGET –entre otras la competencia para resolver los conflictos que se
susciten dentro de su ámbito de actuación. En ese orden, el art. 84 de la LGE prescribe que la
SIGET podrá, a solicitud de parte, resolver administrativamente los conflictos que se produzcan
entre operadores, entre estos y los usuarios finales, y entre los operadores y la Unidad de
Transacciones. El art. 4 letras j) y n) de la LGE definen como "operador" a cualquier entidad
generadora, transmisora, distribuidora o comercializadora de energía eléctrica, y como "usuario
final" a quien compra la energía eléctrica para uso propio. El art. 33 de la LGE establece que la
Unidad de Transacciones tiene como finalidad operar el sistema de transmisión, mantener la
seguridad del sistema y asegurar la calidad mínima de los servicios y suministros, y operar el
mercado mayorista de energía eléctrica. La Ley General de Electricidad no establece de forma
taxativa cuáles son los conflictos que la SIGET puede conocer y resolver; sin embargo, las
disposiciones de dicho cuerpo legal dan parámetros para entender las materias que se encuentran
comprendidas dentro de esa competencia. Así, por ejemplo, los arts. 95 y 96 de la LGE establecen
que la SIGET puede resolver asuntos relacionados con la interconexión o conexión del servicio de
energía eléctrica, y el art. 97 de la LGE hace alusión a asuntos relacionados con los cargos por el
uso de los sistemas de transmisión y distribución o por los servicios de la Unidad de Transacciones.
De lo anterior es posible entender que el ordenamiento jurídico le ha conferido a la SIGET, como
ente regulador estatal, la competencia para resolver los conflictos de carácter técnico relacionados
con la prestación, el consumo o la recepción del servicio de energía eléctrica que se susciten entre
los operadores, los usuarios finales y la Unidad de Transacciones, pues son dichos sujetos los que
se encuentran directamente involucrados en las actividades llevadas a cabo en relación con el
aludido servicio. Dicha afirmación es acorde a lo prescrito en el art. 2 de las Normas Técnicas de
Diseño, Seguridad y Operación de las Instalaciones de Distribución Eléctrica, el cual establece que
dichas normas están dirigidas a todas las personas, naturales o jurídicas, que tengan relación con
el diseño, construcción, supervisión, operación y mantenimiento de las instalaciones de
distribución de energía eléctrica, incluyendo sus mejoras, ampliaciones e instalaciones
provisionales o temporales. c. En el caso objeto de estudio, se advierte que la SCA ha atribuido a la
SIGET la competencia para solventar conflictos suscitados entre personas particulares y
operadores del servicio de distribución de energía eléctrica por la instalación de infraestructuras
ubicadas en bienes inmuebles propiedad de los primeros, pese a que, tal como se acotó supra, el
legislador únicamente le ha conferido la facultad para resolver los conflictos que, en primer lugar,
acontezcan entre los operadores, entre estos y los usuarios finales, y entre los operadores y la
Unidad de Transacciones y, en segundo lugar, se encuentren directamente relacionados a
aspectos técnicos de la prestación del servicio en cuestión. En ese sentido, contrario a lo sostenido
por la SCA en la sentencia impugnada en este proceso de amparo, no firma parte del catálogo de
competencias atribuidas a la SIGET analizar si existe o no un derecho de servidumbre constituido e
inscrito a favor de un operador del aludido servicio corforme a lo establecido en la Ley de
Constitución de Servidumbres para las Obras de Electrificación Nacional, ya que, al tratarse de un
gravamen que recae sobre un bien inmueble propiedad de un particular, la competencia para
dirimir conflictos de esa naturaleza corresponde a los jueces con competencia en materia civil. Y es
que, si bien la SIGET es la entidad controladora del sector de energía eléctrica y la potestad
normativa otorgada a esta comprende el establecer parámetros a los cuales se deben someter los
sujetos que intervengan en ese sector, la potestad de vigilancia que el ordenamiento jurídico le
confiere únicamente la faculta para controlar la aplicación de tales parámetros y, en caso de
incumplimiento, para desplegar el régimen sancionatorio previsto en la Ley General de
Electricidad –arts. 103 al 112– y en su reglamento –arts. 108 al 118– contra los infractores. Sobre
dicho régimen es preciso aclarar que dentro de las sanciones que la SIGET puede imponer a los
operadores por el incumplimiento de las obligaciones que el ordenamiento jurídico les asigna no
se encuentra comprendida la de ordenar el retiro de infraestructuras ubicadas por aquellos en
bienes inmuebles propiedad de particulares, por lo que una orden emitida en ese sentido excede
las competencias legales atribuidas a la SIGET. D. En consecuencia, se concluye que la SCA vulneró
el derecho a la seguridad jurídica de la sociedad Del Sur, S.A. de C. V., al reconocer a favor de la
SIGET una competencia que el ordenamiento no le ha atribuido, en el sentido de que dicho ente
regulador puede ordenar a los operadores la remoción de estructuras eléctricas ubicadas en
bienes inmuebles propiedad de particulares. Por ello, en este punto es procedente estimar la
pretensión incoada y declarar que ha lugar el amparo solicitado por la aludida sociedad. VI.
Determinada la transgresión constitucional derivada de la actuación atribuida a la SCA,
corresponde establecer el efecto de esta sentencia. 1. El art. 35 inc. 1° de la L.Pr.Cn. establece que
el efecto material de la sentencia de amparo consiste en ordenarle a la autoridad demandada que
las cosas vuelvan al estado en que se encontraban antes de la vulneración constitucional. Pero,
cuando dicho efecto ya no sea posible, la sentencia de amparo será meramente declarativa,
quedándole expedita al amparado la promoción de un proceso en contra del funcionario
personalmente responsable. En efecto, de acuerdo con el art. 245 de la Cn., los funcionarios
públicos que, como consecuencia de una actuación u omisión dolosa o culposa, hayan vulnerado
derechos constitucionales deberán responder, con su patrimonio y de manera personal, de los
daños materiales y/o morales ocasionados. En todo caso, en la Sentencia de fecha 15-II-2013,
pronunciada en el Amp. 51-2011, se aclaró que, aun cuando en una sentencia estimatoria el efecto
material sea posible, el amparado siempre tendrá expedita la incoación del respectivo proceso de
daños en contra del funcionario personalmente responsable, en aplicación directa del art. 245 de
la Cn. 2. En el presente caso, el efecto restitutorio consistirá en dejar sin efecto la sentencia
pronunciada por la SCA en fecha 11-XII-2015, debiendo las cosas volver al estado en que se
encontraban antes de la emisión de dicha resolución. En consecuencia, la autoridad demandada
deberá emitir, en el plazo de quince días hábiles, una nueva resolución definitiva en el proceso con
ref. 45-2012, para lo cual deberá ajustarse a los parámetros de constitucionalidad establecidos en
esta sentencia: Esta Sala emitirá las resoluciones de seguimiento necesarias para verificar el
cumplimiento de esta decisión. 3. Además, en atención a los arts. 245 de la Cn. y 35 inc. 1° de la
L.Pr.Cn., la sociedad actora tiene expedita la promoción de un proceso, por los daños materiales
y/o morales ocasionados como consecuencia de la vulneración de derechos constitucionales
declarada en esta sentencia, directamente en contra de las personas responsables de la aludida
vulneración. Ahora bien, al exigir el resarcimiento del daño directamente a las personas que
fungían como funcionarios, independientemente de que se encuentren o no en el ejercicio del
cargo, deberá comprobárseles en sede ordinaria que han incurrido en responsabilidad civil, por lo
que en el proceso respectivo se tendrá que demostrar: (i) que la vulneración constitucional
ocasionada por su actuación dio lugar a la existencia de tales daños –sean morales o materiales–; y
(ii) que dicha circunstancia se produjo bajo un determinado grado de responsabilidad –sea esta
dolo o culpa–. Asimismo, deberá establecerse en dicho proceso, con base en las pruebas
aportadas, el monto estimado de la liquidación que corresponda dependiendo de la vulneración
acontecida y del grado de responsabilidad en que se incurrió en el caso en particular. POR TANTO,
con base en las razones expuestas y lo prescrito en los arts. 2 y 245 de la Cn., así como en los arts.
32, 33, 34 y 35 de la L.Pr.Cn., en nombre de la República, esta Sala FALLA: (a) Declárase que no ha
lugar el amparo solicitado por la sociedad Distribuidora de Electricidad Del Sur, S.A. de C.V., por la
supuesta vulneración de su derecho a una resolución motivada; (b) Declárase que ha lugar el
amparo solicitado por la sociedad Distribuidora de Electricidad Del Sur, S.A. de C.V., en contra de
la Sala de lo Contencioso Administrativo, por la vulneración de su derecho a la seguridad jurídica –
por inobservancia del principio de legalidad–; (c) Invalídase la sentencia en virtud de la cual la Sala
de lo Contencioso Administrativo declaró que no existían los vicios de legalidad que la sociedad
actora alegó respecto del Acuerdo n° 492- E-2011, adoptado por el Superintendente General de
Electricidad y Telecomunicaciones en fecha 10-X-2011, y del Acuerdo n° 16-E-2012, adoptado por
la Junta Directiva de la Superintendencia General de Electricidad y Telecomunicaciones en fecha 5-
I-2012, debiendo retrotraerse el proceso contencioso administrativo con ref. 45-2012 al estado en
que se encontraba hasta la emisión de la referida resolución, con el objeto de que la autoridad
demandada emita nuevamente, en el plazo de quince días hábiles, un pronunciamiento definitivo
de conformidad con los parámetros de constitucionalidad establecidos en esta sentencia; y (d)
Notifíquese la presente resolución a los sujetos intervinientes en este proceso de amparo, así
como al titular y a la Junta Directiva de la Superintendencia General de Electricidad y
Telecomunicaciones. E. S. BLANCO R.------R. E. GONZALEZ.--------FCO. E. ORTIZ R.------
PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO SUSCRIBEN.-----E. SOCORRO C.------
SRIA.-----RUBRICADAS.-

http://www.jurisprudencia.gob.sv/DocumentosBoveda/D/1/2010-2019/2018/02/C9D5D.PDF

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