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“Antecedentes del grito de independencia absoluta en

Mompox el 6 de Agosto de 1.810”

Intervención en Cartagena, octubre de 2009.

Antes de afrontar el tema que trataremos, agradezco al Sr. Gobernador de


nuestro Departamento la gentil invitación a la Academia de Historia de Santa
Cruz de Mompox a ser participe en la organización de los actos oficiales con
motivo del Bicentenario de las Independencias; a la Sra. Maria Claudia
Berrocal, directora del Fondo Mixto para las artes y la Cultura de Bolívar, por su
compromiso a que esa invitación se cristalizara y por supuesto a Ustedes por su
presencia.
El tema: “Antecedentes del grito de independencia absoluta en Mompox el 6
de Agosto de 1.810”, voy a recrearlo retrocediendo en la historia geopolítica de
Europa para así dar luces y poder entender los hechos acaecidos ese día del mes
de elevar cometas. Recordemos que al cierre del siglo XV e inicios del XVI los
Reyes católicos expulsan los últimos reductos moros en la península Ibérica,
Galileo Galilei reta al poder absoluto de los Papas con la teoría de Copernico,
Leonardo Di Vince asombra al mundo con sus inventos, Lutero traduce la Biblia
para ponerla al alcance del pueblo raso y así, con ese mismo talante, se
presentan una serie de hechos que retan al sistema político, económico y social
que dominó el diario vivir en el Medioevo. Posteriormente la Ilustración del
setecientos marca el esplendor y crisis del sistema denominado Antiguo
Régimen Español, de modo que constituye una época de transito hacía el
Liberalismo decimonónico. A lo largo de ese siglo llegan a España, de manera
lenta pero efectiva, las luces que iluminaban Europa.
Durante el reinado de Carlos III (1.759 – 1.788) se idearon y pusieron en
practica decisivas reformas políticas, económicas y sociales, obra de sus
ilustrados ministros (Esquilache, Floridablanca, Campomanes, etc.) quienes
progresivamente empiezan a acoger algunas propuestas del pensamiento
ilusracionalista, que evoluciona hacia el ilustrado y liberal, de Leibniz, Wolf,
Bacón, Newton, Smith, Descartes, Rousseau, Diderot, Voltaire, etc. La mezcla
de todas esas corrientes con la tradición Española, fiel al Absolutismo
monárquico, el catolicismo y el escolasticismo, dará lugar a una particular y
lenta revolución liberal que igualmente se riega por todos los territorios del

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reino, sin excluir en nuestro caso al Nuevo Reino de Granada. Este Rey impulsó
reformas en lo económico y apoyó la creación de Sociedades Económicas de
Amigos del País, estableciéndose en Mompox la primera del Nuevo Reino en
1.778. Como si se tratara del redescubrimiento de América envían científicos
(Humbolt, Mutis, etc.) a investigar y estudiar el nuevo mundo en todas sus
facetas, pues hasta ese momento en su mayor extensión era todo un misterio; por
cedula real se hizo el comercio libre y protegido, entre 13 puertos peninsulares y
24 americanos. Igualmente, durante este periodo, un hecho acaecido en Madrid
(1.766), que pasa a la historia como motín de Esquilache, genera la expulsión de
los Jesuitas de todos los territorios del Reino y sus bienes son confiscados; esto
produce, como efecto colateral, que la educación pase a manos de laicos o a
congregaciones religiosas menos renuentes al cambio planteado. A la fecha
referenciada, ya los diferentes reinos, principados y provincias de las Coronas de
Castilla y Aragón se habían unificado, con centralización política-administrativa
tras los decretos dictados por el primer Borbón, Felipe V (1.700 – 1.746), Duque
de Anjou (Francia), nieto de Luís XVI de Francia, para lograr la modernización
del todopoderoso Estado bajo el criterio de los ilustrados franceses que
promulgaban la razón como el principio de toda actividad humana. La religión,
la tradición o la superstición se consideraban como no racionales y por lo tanto
no podrían ser guía de la sociedad. Esto permitió a los súbditos la movilidad por
cualquier territorio del Reino, lo que se tradujo en un fuerte crecimiento de la
economía y el surgimiento de una nueva, rica y poderosa clase comerciante, al
tiempo que llegaban nuevas ideas del resto de Europa, viajando oficial o
clandestinamente a América.
En 1768 llega de Torrecillas de los Cameros a Cartagena de Indias Don Pedro
Martínez de Pinillos, personaje que a la postre se instala en Mompox ocupando
importantes cargos públicos y al amasar su inmensa fortuna como comerciante
le permite controlar lo político. Todas sus actuaciones parecen estar marcadas
con un sello característico, que coinciden con lo propuesto por el movimiento
liberal del momento: educación, agricultura, libre comercio, investigación, etc.
El comercio establecido en Cartagena en la época, por su parte, es controlado en
su mayoría por gaditanos de la provincia de Cádiz quienes monopolizan el
consulado de comercio de esta ciudad, hecho que al parecer no le permite a Don
Pedro aparecer como uno de sus fundadores y le crea un distanciamiento con
ellos. Pero por petición personal y decisión real tuvo forma de excusarse y hacer
su comercio a través del puerto de Santa Marta; este consulado, en muchos
casos, combatió el comercio de Mompox al que catalogaba de ilegal y otros, de
ahí que a los momposinos no les interesara pertenecer a las organizaciones de

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Cartagena. Don Pedro desarrolla su exitosa labor de comerciante asentado en
Mompox, como sede principal, permitiendole favorecerse de sus dadivas
filantrópicas: ayuda a presos, menesterosos, mujeres vergonzantes, enfermos,
destechados, joyas religiosas y la más importante, su obra insigne, el colegio
San Pedro Apóstol que se instaló autorizado por cedula Real el 29 de agosto de
1.809 y que empezó a funcionar en el antiguo claustro de los jesuitas. En sus
Constituciones, ordenanzas o estatutos que se redactaron para darle orden a su
funcionamiento, se plasma el pensamiento Liberal de boga en España. Su
empresa comercial no sólo operó a nivel local, sino que lo hizo en el ámbito
nacional e internacional, contando con sus propios barcos marítimos, teniendo
representación en Europa. Su comercio fue de doble vía, importando y
exportando. En carta de la junta Suprema Gubernativa de España e Indias
(instalada el 25 de septiembre de 1.808), fechada en el Alcázar de Sevilla el 27
de junio de 1.809, dirigida a todos los Virreyes se les informa que el gobierno
intruso de Joseph Napoleón tiene planes para la sublevación de las Americas.
Que para ello han delegado en cada virreinato una persona, y para la Nueva
Granada el encargado es uno de los Pinillos. El 27 de octubre del mismo año el
Virrey oficia a Vicente Talledo que está en Mompox, para que indague sobre los
Pinillos, les haga inteligencia, les intervenga las comunicaciones (chuzar) y le
informe a la mayor brevedad lo indagado. Dentro de las averiguaciones hechas
por Talledo, comunicadas al Virrey el 13 de noviembre de 1.809, dice: “que
existe una compañía de Pinillos, que el director en el momento es el señor Juan
Manuel Sorzano, que el primer director es Don Cayo Pinillos que se encuentra
en España. Que habían mandado construir dos barcos y que al parecer
Napoleón se los compró. Que muchos de los intereses los tienen en Santander
España, donde tienen un dependiente de apellido Choperena. Confirma además
que gozaban de franquicia de derechos dispensados a las expediciones que
introdujesen por Santa Marta, por Reales órdenes obtenidas por el mismo Don
Pedro, quien ya era difunto.’’
El reformismo del gobierno de Carlos III se continúa y, a su vez, se frena,
durante el reinado de Carlos IV su hijo. Un año después de su llegada al trono
(1.788) estalla en su vecina Francia la revolución Liberal, con el antecedente de
la independencia de EE.UU. (1.776), y el peligro de contagio llevará a sus
ministros a tomar medidas para que sus reformas no derivasen en la destrucción
del sistema político, económico y social vigente. La última década del siglo
XVIII será especialmente conflictiva. Las guerras se suceden, primero contra
Francia (1.793 – 1.795) y luego contra Portugal (1.801) y Gran Bretaña (1.796 –
1.802 y 1.805 – 1.808), dejando a la Corona sumida en una profunda crisis fiscal

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que no logrará superar. El malestar social, producto de la crisis económica, se
generaliza en un rechazo al gobierno por parte de todos los sectores: la nobleza,
por la perdida de privilegios y el favorecimiento a la burguesía; la clase
ilustrada, por la paralización de algunos avances; la iglesia, por los continuos
agravios contra sus derechos, jurisdicción y bienes; y el pueblo, muy
influenciado por ella. El blanco de todos los males fue Godoy, favorito de
Carlos IV, considerado un déspota, y la esperanza el príncipe Fernando. El
motín de Aranjuez (marzo 17 de 1.808) lograra la caída de Carlos IV, que abdica
en Fernando VII (19 de marzo), dando comienzo a una nueva época llamada
contemporánea. Pero Fernando VII no tendrá tiempo de gobernar en ese
momento. En Mayo de 1.808 se quebró la pretendida tranquilidad que se quería
mantener ante el avance de las tropas francesas que ocupaban la península en
ejecución del tratado de Fontainebleau, firmado el 27 de octubre de 1.807. Si en
un principio los franceses se consideraron aliados de Fernando, tras su acceso al
trono, en esos momentos se desconfiaba de ellos. En los distintos rincones del
reino se empezaron a tomar las primeras medidas defensivas, contrarias a las
ordenes del gobierno Central, que para Mompox lo representaba Cartagena,
cuya legitimidad comenzó pronto a ponerse en entredicho. En abril, Fernando
VII y los miembros de la casa real parten a Bayona, dejando una Junta Suprema
de Gobierno del Reino. El resto de las instituciones fundamentales, a su cabeza
el Consejo de Castilla, intentan mantener el orden pero los acontecimientos se
aceleran. Los sucesos del 2 de mayo en Madrid, la definitiva abdicación de
Fernando VII en Carlos IV y de este en Napoleón (6 de mayo) y la convocatoria
de la asamblea en Bayona (19 de mayo), fueron agitando al pueblo, provocando
un levantamiento generalizado ante un Gobierno sin Rey y bajo las ordenes de
una potencia extranjera y, por tanto, ilegítimo. La Guerra y la revolución
estallan en todos los territorios del Reino. El acatamiento de las ordenes del
nuevo gobierno francés por las instituciones y órganos centrales y periféricos del
reino, serán rechazadas por buena parte de la población.
Las provincias fueron el marco propicio para acoger al poder político, a través
de juntas alzadas contra ese gobierno ilegitimo. Juntas revolucionarias, en
cuanto que se sublevan a las autoridades establecidas, pero que se constituyen
con el objeto de recuperar la legalidad fundamental, rota tras la abdicación de
Bayona. Dichas juntas asumieron el poder para garantizárselo a su titular
legítimo: Fernando VII, llevando a la practica la segunda escolástica española de
la “traslatio imperii” según la cual la soberanía era otorgada por Dios al pueblo
de forma inmediata y éste la trasmitía al Monarca, que la obtenía así de forma
mediata; unida a las nuevas doctrinas del estado de naturaleza y el pacto social

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desarrolladas por el ilusnaturalismo racionalista y los ideólogos de la
Revolución francesa, que llevaban a la soberanía nacional e incluso popular. Los
vecinos de Mompox, en un acto espontáneo de acatamiento al Rey Fernando
VII, levantan un acta el día de octubre de 1.808 donde plasman sus voluntades y
enumeran las donaciones en oro, joyas, piedras preciosas y otros bienes que le
hacen para afrontar la resistencia contra el invasor. El 20 de julio de 1.810 Santa
Fe de Bogota establece una de esas juntas patrióticas y Mompox, aprovechando
la coyuntura, al conocer el 5 de agosto esta trascendental noticia, rompe con el
mandato Cartagenero que representa la oficialidad del gobierno de la metrópolis
el 6 de agosto de 1.810. Ese día, en forma soberana, al grito fiero de: “Ser libres
o morir” el pueblo va al edificio del cabildo donde los notables firman el acta
de Independencia Absoluta de España o cualquier nación extranjera. Como
respuesta, la institucionalidad cartagenera envía un ejército regular comandado
por Antonio José de Ayos, para someter a la ciudad, aduciendo que Mompox ha
declarado la Independencia Absoluta de la Junta de Regencia de la Metrópolis;
cerca a la población de San Zenón, desde las siete de la mañana del 21 de enero
de 1.811 y hasta las horas de la tarde del 23, se presentan enfrentamientos entre
los ejércitos momposinos y cartagenero, pasando a la historia como la batalla de
la Quinta, siento inicio de las continuas guerras fratricidas que se presentan en
tierras de la que hoy es nuestra querida Colombia.
Don Pedro Martínez de Pinillos muere el 15 de mayo de 1.809 en Cartagena;
sería temerario de mi parte afirmar que esos hechos gloriosos fueron
influenciados, de una u otra manera, por el liderazgo que ejerció durante su vida
en la comunidad momposina de la época. Pero de todas maneras el Dr. José
Maria Salazar, José Maria Gutiérrez de Caviedes, la Sra. Etanisla Barón, Don
Vicente Celedonio Gutiérrez de Piñeres, el presbítero Dr. Juan Fernandez de
Sotomayor y Picón, Luís José Serrano y Díaz, José Julián y Pedro Guillin,
Manuel Ilario Campuzano, León Vigil, Pedro Villa en un acto colectivo, de
liberalidad y profundo convencimiento, firman el acta a nombre del pueblo,
marcando el sendero para que posteriormente otras comunidades hicieran lo
mismo. Muchos de ellos, más Don Pantaleón German Ribon y Segura, Don
German Gutiérrez de Piñeres, Don Gabriel Gutiérrez de Piñeres, Don Juan
Bautista del Corral y Carriazo, el Coronel Nicolás Valest, Casimiro Martínez,
Matías Serrano, Matías del Villar, Matías Gutiérrez de Piñeres, Mariano,
Raimundo y Blas de Carcamo, Maria Ignacia Vásquez de Mondragón, Pepa
Silguero, Petronila Ribon, Santos “la Manchada”, Sebastiana Godoy, Rosalía
Guillin, Petronila Canedo, Marcelina del Corral y muchos otros luchadores
anónimos del pueblo, ofrendan fortunas, familias y en muchos casos sus vidas

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durante las guerras por alcanzar la tan anhelada libertad; desde Mompox el
Libertador SIMON BOLIVAR, el 29 de diciembre de 1812, da inicio a la
campaña admirable que culmina en Caracas el 6 de agosto de 1.813. Por eso
reclama, como justo reconocimiento, el titulo de ser: “CUNA DE LA
INDEPENDENCIA EN COLOMBIA”.
Hoy me cuestiono frente a los actos de celebración del Bicentenario, si
corresponden al ideario que llevó a toda esa pléyades de próceres a realizar tan
alto sacrificio en la búsqueda de una patria; hoy la distribución geopolítica de
nuestro territorio reclama a gritos la necesidad de una reforma a la Constitución
Política Nacional, para que muchas comunidades ingresen a los beneficios
brindados por el desarrollo del sigo XXI. Mil gracias por su atención.

LEONARDO DI FILIPPO ECHEVERRI


ACADEMIA DE HISTORIA DE SANTA CRUZ DE MOMPOX

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