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Lavado de manos

© Proporcionado por El Confidencial (OMS)

El lavado de manos es esencial para la salud y conlleva una correcta higiene manual es la manera más sencilla para
evitar los resfriados estacionales. Un procedimiento sencillo que, sin embargo, muchas veces pasamos por alto.
Pero en otros contextos puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte: el Ébola no se habría extendido de la
manera en que lo hizo si los profesionales sanitarios hubiesen dispuesto de más medios higiénicos.

Por esa misma razón, un grupo de investigadores de la Society for Healthcare Epidemiology of America ha
establecido la forma idónea de frotarse las manos para garantizar la máxima higiene. Y como señalan en su  estudio,
publicado en las páginas de 'Infection Control & Hospital Epidemiology', lo más probable es que nos estemos
quedando cortos: en su comparación entre las guías de los Centers for Disease Control and Prevention (CDS)
estadounidense y la Organización Mundial de la Salud, es esta última la que prevalece con su programa de seis
pasos.

Para mantenernos lejos los gérmenes dañinos y protegernos de infecciones los once pequeños detalles que pueden
marcar la diferencia, según la página de la OMS son: 

-Mojarse las manos con agua.

-Aplicar suficiente jabón como para cubrir toda la superficie de la mano al ser extendido.

-Frotar palma con palma.

-Frotar el reverso de cada mano con la opuesta, asegurándonos de que entrecruzamos los dedos para limpiar el
espacio entre estos.

-Frotar palma con palma, una vez más, asegurándonos que los dedos se entrelazan.

-Limpiar la parte posterior de los dedos con la mano opuesta y entrelanzando estos.

-Frotar cada uno de los pulgares con movimientos de rotación de la otra mano.
-Frotar cada una de las palmas con los cuatro dedos juntos de la mano opuesta.

-Aclarar las manos con agua.

-Secarse a conciencia con una toallita de un único uso.

-Utilizar una toalla para cerrar el grifo.

Hay algunos pasos (como el último) que se aplican exclusivamente a entornos médicos, donde la higiene es
esencial. Sin embargo, puede darnos una buena idea de todo aquello que solemos pasar por alto.

Comparémoslo con el sistema propuesto por los CDC y que, según la investigación, es mucho menos higiénico:

-Humedece las manos con agua limpia y corriente (fría o caliente), cierra el grifo y aplica jabón.

-Enjabónate las manos frotándolas. Asegúrate de que el jabón también llega a la parte trasera de las manos, entre
tus dedos y bajo tus uñas.

-Restriega las manos durante al menos 20 segundos. ¿Necesitas un cronómetro? Canta “Cumpleaños Feliz” de
principio a fin un par de veces.

-Aclara las manos con agua limpia y corriente.

-Seca las manos utilizando una toalla limpia o un secador de aire.

En realidad, la principal diferencia se encuentra a la hora de describir el frotado de las manos, mucho más
minucioso en el caso de los pasos propuestos por la OMS. Sin embargo, la diferencia de tiempo entre uno y otro
método no es excesiva: 35 segundos para el método de los CDC, apenas siete más, 42,5, en el caso del programa
de seis pasos.

La próxima vez que se lave las manos, lleve la cuenta mental de cuánto tiempo tarda (o mídalo en “Cumpleaños
feliz”, como parece que es costumbre): seguramente se sorprenda en el poco tiempo que empleamos en nuestra
higiene más básica.

Limpia y da esplendor

“La higiene manual es considerada como la intervención más importante para reducir las infecciones asociadas con
la asistencia sanitaria, pero hay pocos datos sobre qué técnica es más efectiva”, ha explicado Jacqui Reilly, la
principal autora de la invesitgación y profesora de prevención de infecciones y control de la Universidad Caledonia
de Glasgow en Escocia.

“Nuestro estudio proporciona una base para implantar las mejores prácticas en las líneas de vanguardia de
la asistencia sanitaria”. 

El experimento ha sido llevado a cabo con trabajadores sanitarios de un hospital urbano, a los que se analizó
después de lavarse las manos tras intervenir a un paciente. Según los resultados, la conocida como técnica de seis
pasos era microbiológicamente más efectiva para reducir la carga bacteriana (entre 3,28 y 2,58) que el de tres
pasos (entre 3,08 y 2,88).

Además, averiguaron algo más: “Uno de los hallazgos incidentales más interesantes fue que no solía completarse el
esquema de seis pasos”, señala la autora. “Solo el 65% de los operadores completaban el proceso de higiene
completo a pesar que tenían las instrucciones delante de ellos y se les estaba observando”. En otras palabras, no es
nuestro desconocimiento lo que nos lleva a limpiarnos mal, sino más bien, nuestra desidia.

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