Se llama ‘asimilación’ el proceso fonético en el que las palabras de difícil
pronunciación, se modifican y adhieren a sonidos poco semejantes o muy semejantes, pero que hacen que la pronunciación resulte más fácil, es decir, algunos fonemas desaparecen a lo largo del tiempo y en lugar de ellos se insieren otros que son articulados naturalmente. La asimilación, se da a menudo con modificaciones de una o dos consonantes posicionadas entre vocales. Dentro del proceso de asimilación, tenemos el cambio fonético llamado ‘sonorización’, en el cual notamos palabras que antiguamente tenían el fonema /k/ entre vocales, hoy adhirieron al fonema /g/, como, por ejemplo, la palabra que antes era ‘amicu’, hoy es ‘amigo’. La asimilación también nos explica el cambio fonético nombrado ‘fricatización’, en la que los fonemas /g/, /b/ y /d/ son fricativos cuando están ubicados entre vocales, o sea, son pronunciados de manera muy suave casi que no pronunciándolas, como en las palabras ‘hago’, ‘cantaba’ y ‘nada’. Sólo dejan de ser fricativos estos fonemas, si estén en posición inicial de una palabra o si estén ubicadas después de un fonema nasal, como en las palabras ‘gato’, ‘boca’, ‘desistir’, ‘tango’, ‘hombre’ y ‘durmiendo’. Notamos también la ‘palatalización’ en el proceso de asimilación, cuando la vocal /i/ que hace mucho, en muchas palabras, formaba parte de un diptongo, hizo, junto a la otra vocal, con que se articulase nuevos fonemas, como la palabra antigua ‘seniore’, y que hoy es ‘señor’. Aun en el proceso de asimilación, hay otro cambio fonético llamado ‘geminación’, donde las consonantes dobles del antiguo latín, dieron lugar a otras pronuncias, como la palabra ‘annu’, que recibió el fonema /ɲ/, en ‘año’. Hay también geminaciones que sólo fueron traspasadas a la pronuncia, por ejemplo, se escribe ‘submarino’, pero a menudo se oye hablar como si tuviera una doble ‘m’: ‘summarino’. De la misma manera, escribimos ‘retorno’, pero hay gente que germina y habla ‘retonno’. Hay otro caso de germinación: la partícula -rl- en los infinitivos seguidos de pronombre átono de 3ª persona del singular o plural, se convierten en -ll- en los hablares coloquiales y vulgares: ‘hacerlo’ > ‘hacello’. Para finalizar, el proceso de asimilación nos explica aún la ‘monoptongación’, cambio fonético por el cual un diptongo a lo largo del tiempo se convierte en una vocal sola, como en la palabra que antes era ‘touro’ y hoy es ‘toro’. Disimilación
Diferente de la asimilación, la ‘disimilación’ es un cambio fonético en el que
fonemas cercanos se alejan y se modifican de una manera que hace con que las palabras se acorten. A veces los fonemas consonánticos no sólo cambian sino desaparecen por completo y dan lugar a otros. Un ejemplo de una palabra que cambió mucho fue ‘homine’ del latín, que se fue transformando en ‘homne’, ‘omne’, ‘ome’, hasta llegar a ser ‘hombre’. De esta forma también ocurrió con la palabra latina ‘culmine’, que se hizo después en ‘cumne’ y por fin ‘cumbre’. Otros ejemplos son ‘arbore’ > ‘árbol’, ‘carcere’ > ‘cárcel’, ‘aratru’ > ‘arado’. Para algunos, la disimilación hace con que el oyente comprenda mejor al hablante, sin embargo otros estudiosos dicen que eso ocurre en el proceso de asimilación. Los cambios fonéticos en el proceso de disimilación, suelen ocurrir con las consonantes líquidas (l, r), y las nasales (m, n y ñ), como nosotros hemos podido percibir en los ejemplos del primer párrafo. Hay aun un ejemplo de disimilación en la conjugación en imperativo afirmativo con la 1ª persona del plural. Por ejemplo, nosotros no hablamos: “amémosnos unos a otros”, sino eliminamos la ‘s’ que hay antes del pronombre complemento ‘nos’, quedándose: ‘amémonos unos a otros’. Eso sucede en todos los demás casos sin excepción, y no sólo en español como incluso en portugués es así la conjugación del imperativo afirmativo del ‘nosotros’. Por lo tanto, son muy notados los ejemplos de disimilación eliminatoria, palabras que pierden la ‘r’, la ‘l’, la ‘m’, etc. La palabra que antes era ‘propriu’ se rindió al actual ‘propio’ (palabra que en portugués todavía no ha sufrido este cambio al menos en la escrita, pues en el lenguaje hablado coloquial y vulgarmente se oye hoy hablar a veces ‘própio’ en vez de ‘próprio’). También sobre el lenguaje coloquial y vulgar, sólo que ahora volviéndonos al español, hay otros ejemplos de disimilación eliminatoria, mostrados en las palabras ‘problema’ y ‘prórroga’, habladas como si no tuvieran la ‘r’: ‘poblema’ y ‘pórroga’. Muchas viejas palabras del latín que se escribían con unas vocales, cambiaron a lo largo del tiempo hasta que llegaron al español con otras distintas, proceso llamado ‘disimilación de vocales’: lo que antes era ‘vicinu’, hoy es ‘vecino’; lo que era antes ‘augustu’, hoy es ‘agosto’. Metátesis
La ‘metátesis’ resulta en cambios fonéticos que han ocurrido al medio de
palabras, de manera general, palabras que poseen consonantes líquidas (l y r). La metátesis simple se realiza cuando un sonido o sílaba cambia su posición en la palabra, por ejemplo, la palabra latina ‘crepare’ hoy se ha transformado en ‘quebrar’, o sea, la vibración o el encuentro consonántico que está en la primera sílaba de la palabra latina va a la segunda sílaba en español. La metátesis es muy notada en el lenguaje coloquial o vulgar. A veces, hay palabras que son habladas de manera distinta por tanta gente y a menudo, que la palabra gana una nueva escrita y se acaba yendo al diccionario. Metátesis (del griego) significa tras-posición, es decir, mucha gente cambia la posición de sílabas o de letras como en los ejemplos: polvareda > polvadera, humareda > humadera. En estos dos casos, la primera palabra citada es la correcta por conservar el uso del sufijo –eda, que indica abundancia (polvareda, abundancia de polvo e humareda, abundancia de humo). También sobre la metátesis en lo vulgar, hay aun personas que hablan ‘metereología’ y ‘naide’ en vez de ‘meteorología’ y ‘nadie’. Además de la metátesis simple, hay la metátesis recíproca, cuando se realiza un intercambio de dos sonidos semejantes en una palabra. En latín había ‘miraculu’, ‘parabola’ y ‘periculu’, que se pasaron por primera vez a ‘miraglo’, ‘parabla’ y ‘periglo’, hasta haber una metátesis y ser pasadas a ‘milagro’, ‘palabra’ y ‘peligro’. Casi siempre, en la metátesis, no hay la pérdida de consonantes o fonemas, pero sus posiciones dentro de la palabra cambian, o sea, cambian de sílaba.