Dilemas de la convivencia 1

El ser humano, como lo definiría Aristóteles, es un ser animal sociable. Está en su

naturaleza la capacidad de convivir con otros seres de su misma especie. Gracias a este designio

genético, la humanidad ha logrado ver el mundo más allá de su razonamiento individual, a uno

colectivo. Cada persona posee habilidades diferentes para aportar a su especie y proyectar un

futuro ideal en común para todos. No obstante, el contexto de crianza por cada individuo permite

la diversidad cultural e intelectual, que utópicamente debe ser compartido y participativo en la

sociedad, como un espacio de centro interés y recopilación de la multifuncionalidad que posee el

hombre.

Sin embargo, el proceso de formación de una personalidad, como de una identidad, es una

autenticidad que caracteriza a cada ser humano y que lo diferencia de su contexto social. La

capacidad del hombre se fundamental en ser un ser tolerante a todo aquello que puede implicar

un conflicto natural. La fomentación de la paz empieza en una iniciativa personal: No se puede

obligar a unos pocos fomentar la paz, si desde el contexto que se ubica cada individuo le es

imposible una convivencia sana, tolerante y de aprendizaje.

Algunos de los posibles conflictos personales y sociales que afectan la convivencia son:

1. la falta de tolerancia a las diferencias:

A lo largo de la historia, la apelación a una tradición conflictiva violenta esta tan

arraigado al instinto comunitario por mantener y enaltecer su cultura en supervivencia y en

especial, sobre la de los demás. ¿Será necesario una evolución como especie para desprender esa

tendencia primitiva de superioridad? El ser humano no vive periodos de guerra, más bien se

puede decir, que vive en periodos de paz, que finalmente son muy escasos. Es irónico dejar el

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planteamiento en un plano que muchos se sienten tan apáticos a la situación social que vive cada

uno en su región, pero que en algún momento deseará participar, por lo menos en una postura

totalmente negativa y poco aportadora (De ello se hablara más adelante). La falta de tolerancia

por las diferencias se vive día a día en cada una de las generaciones y espacios que convive el

individuo. La falta de empatía por conocer los motivos de una postura ha logrado comúnmente

desunir familias y por lo tanto, dividir a la población. La obstinación y el orgullo que

normalmente se ve evidenciado son las causas de la sesgación de aprendizaje que brotar en

abundancia en una persona.

Es necesario mantener una mente abierta a todo tipo de posibles confrontaciones o, al

momento que nacen ideas que puedan aportar el proyecto de vida individual, como social. Como

seres razonables, existen incontables semejanzas y escasas diferencias. ¿Seremos tan cabezas

duras de enfatizarnos únicamente en lo poco que nos divide y no los grandes factores que nos

une?

2. Poco interés en una proyección general.

Era interesante como las antiguas civilizaciones perduraban en la historia y realizaron

grandes aportes que fundamentan los avances que ahora existen y perduraran en un futuro.

Culturas como la griega con su modelo de la polis han ejemplificado la conformación de una

civilización ideal. No se pude obligar en ubicar a todos en un solo aspecto, que para muchos no

es para nada de su interés, sin embargo, no se libra de su deber como ciudadano de aportar desde

sus habilidades a una proyección social. Es ingenuo pensar en las consecuencias de actos

individuales y narcisistas, que no se retornaran nuevamente a su causante. Toda acción tiene una

repercusión que afectara, no exclusivamente a su entorno, sino a la misma persona. La felicidad

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absoluta que todos añoran, consiste en poner en servicio su vocación a las necesidades de la

humanidad.

3. El pueblo que no conoce su historia tiene tendencia a repetirla

La existencia de individuos egocéntricos que lastimosamente, sus grandes habilidades se

enfocan en un interés personal y no social, en sus anhelaciones por el poder masivo, han logrado

desviar los valores morales de una población y han aportado a la carrera de superioridad que

inocentemente por instinto de supervivencia se ha adoptado. La historia es una herramienta eficaz

y eficiente para desprender este mecanismo que se ha implementado, la educación es una clave

fundamental para la fomentación de un estilo de vida en paz. Si todos los pueblerinos de una

región reciben una formación sobre los problemas que han venido afectado su contexto, serán

capaz de reconocer cuando brotará otra amenaza populista y manipuladora para ser rechazada. La

obligación que adquieren aquellos que poseen los privilegios de la educación, es la fomentación

para los que anhelan conocer la verdad.

4. la empatía como un valor olvidado

El ser humano en su condición de ser sociable, tiende a crear puentes sentimentales con

aquellos que comparte su intimidad. Existe un sentimentalismo colectivo, que en la carrera de

superioridad por supervivencia inocentemente, se intenta olvidar por ser obstáculo a la

obstinación necesaria humana en este mundo competitivo. Este pensamiento permite olvidar las

necesidades que otras personas padecen y peor aún, recibe la indiferencia y el olvido del Estado y

la sociedad, que por culpa de ellos se encuentran más hundidos. Muchos líderes sociales a lo

largo de la historia, han logrado grandes hazañas y han aportado grandes beneficios a su

comunidad de trabajo. Ellos sintieron los problemas ajenos en sus zapatos.

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 5. Una vida facilista.

El ser humano desea satisfacer sus necesidades cada vez con un menor esfuerzo en el

menor tiempo, que todo sea más accesible. No obstante, “un gran poder conlleva una gran

responsabilidad” la curiosidad, la creatividad y la racionalidad humana no puede tener

responsabilidades con la de un animal, es incomparable. Estanislao Zuleta en “el elogio de la

dificultad”, resalta la importancia de una existencia con esfuerzo y dedicación, como sinónimo de

una vida con un sentido pleno y conciso. Es necesario soñar siempre ilimitadamente con un

mundo ideal y trabajar así abundantemente por alcanzarlo.

La paz es una proyección y un trabajo constante, que todos los que anhelan tenerla en su

vida deben comprometerse por alcanzarla. La paz es un cambio cultural, algo tan innovador que

reta al ser humano a una evolución llena de expectativas que debe incluir a toda la especie en

general. La invitación en ser seres participativos, investigativos e integrados en el contexto que

cada quien habita, es fundamental para cumplir aquellos deseos de armonía y prosperidad. Es

hora de saltar del sofá e integrarse en los asuntos de la comunidad, una vida facilista no satisface

las críticas que normalmente, se formulan en la razón humana. La capacidad de actuar para

resolver aquellos inconvenientes que se competen es el reto que se asume por recibir el título de

ciudadano. En actos como ser consientes con el medio ambiente, empáticos con las problemáticas

ajenas, participativos en la conformación del Estado como ente de organización social, tolerar y a

aprender de las diferencias, y un compromiso por un bienestar común; ya son acciones que

promueven una verdadera paz que todos añoramos y que muy pocos la viven en su cotidianidad.

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