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Un Almacén sin Riesgos

PROYECTO:
“Guía de prevención de riesgos laborales en los trabajos de almacén en el sector del
metal”.

© 2014, de esta edición:


Junta de Castilla y León.
Consejería de Economía y Empleo.

FINANCIACIÓN:
Junta de Castilla y León.
Consejería de Economía y Empleo.
Acción realizada al amparo del Acuerdo para la Prevención de Riesgos Laborales de Castilla y
León. 2012-2015.

ELABORACIÓN:
Federación de Metal, Construcción y Afines (MCA-UGT Castilla y León).
Instituto de Formación y Estudios Sociales de Castilla y León (IFES).

DEPÓSITO LEGAL:
VA 540-2014

IMPRESIÓN:
Angelma, S.A.
Un Almacén sin Riesgos

Presentación
La práctica totalidad de los centros de trabajo del sector del metal,
independientemente de su tamaño y de su actividad, cuentan con zonas
específicas para almacenamiento de materiales. Las condiciones de
seguridad que deben cumplir se pueden aplicar tanto a grandes
almacenes del sector de automoción, como a zonas destinadas al
depósito de materiales en pequeñas y medianas empresas.

En general, los problemas de salud que más preocupan relacionados con los
trabajos en los almacenes de este sector son los trastornos músculo-
esqueléticos (que se traducen generalmente, en lesiones de espalda,
codos, hombros, antebrazos, omoplatos, clavículas, etc.), derivados de la
manipulación de cargas, y los accidentes graves (atropellos,
aplastamientos, caídas de altura, etc.) producidos por el manejo de
maquinaria (plataformas, carretillas, grúas...), por el desplome de la forma
de almacenamiento (apilamientos o estanterías) o por la caída de objetos de
altura.

Para disminuir en gran medida,


este tipo de riesgos laborales es
fundamental un diseño
adecuado de los centros de
trabajo y una integración
eficiente de estándares y
protocolos de seguridad. Por
ello, es trascendental realizar un
análisis adecuado a la hora de
valorar las diferentes opciones,
como el tipo de unidad de carga
más conveniente a nuestras
necesidades, el sistema de
almacenaje más seguro y efectivo
o el equipo y la maquinaria que mejores resultados va a ofrecer en relación
tanto a la seguridad como a la productividad.

En esta guía vamos a presentar los problemas más habituales y las


recomendaciones preventivas que se deben llevar a cabo para evitarlos.

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Índice
1. CONDICIONES GENERALES DEL ALMACÉN ............................... 5
1.1. Diseño del almacén .....................................................................7
1.2. Muelles de carga .........................................................................9
1.3. Firmes y suelos ...........................................................................10
1.4. Puertas .......................................................................................12
1.5. Señalización ................................................................................13
1.6. Orden y limpieza .........................................................................14
2. ALMACENAMIENTO .................................................................... 16
2.1. Tipos de materiales .....................................................................16
2.2. Estanterías ..................................................................................18
2.3. Apilado .......................................................................................21
2.4. Sustancias peligrosas ...................................................................22
2.5. Nuevo etiquetado ........................................................................25
2.6. Incendios y explosiones ...............................................................27
2.7. Evacuación de un almacén ...........................................................29
3. USO DE EQUIPO Y MAQUINARIA............................................... 30
3.1. Equipos mecánicos ......................................................................31
3.2. Carretilla elevadora......................................................................33
4. MANIPULACIÓN MANUAL .......................................................... 36
5. OTROS RIESGOS ........................................................................ 39
5.1. Caídas al mismo nivel, pisadas sobre objetos, tropiezos .................40
5.2. Caídas a distinto nivel ..................................................................41
5.3. Caída de objetos..........................................................................43
5.4. Golpes, cortes y heridas punzantes...............................................44
5.5. Contactos eléctricos.....................................................................45
5.6. Temperatura ...............................................................................47
5.7. Iluminación .................................................................................48
5.8. Ruido..........................................................................................49
5.9. Vibraciones .................................................................................50
5.10. Estrés .......................................................................................51
6. EQUIPOS DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL................................... 53
7. PRIMEROS AUXILIOS ................................................................ 55
Un Almacén sin Riesgos

1. Condiciones generales del almacén


En la actualidad, los sistemas de
gestión de los productos alma-
cenados tratan de disminuir al
máximo las cantidades almacenadas
y ajustarlas a las necesidades a
corto plazo con el fin de facilitar la
rotación de productos, mejorar su
gestión, reducir la superficie
dedicada a almacenamiento, ahorrar
costes y evitar tener una gran
cantidad de inversión inmovilizada.
Esta idea de almacenar lo
mínimo necesario y gestionarlo
eficientemente también es
aplicable a pequeñas y medianas empresas. Aunque también hay que
reconocer que, en ocasiones, esto no es posible, ya que puede resultar
mucho más ventajoso adquirir grandes cantidades a precio más económico.

Es decir, la prevención comienza por procurar que la cantidad de


materiales almacenados en los lugares de trabajo sea la mínima
posible, de esta forma no solo se disminuyen los riesgos, sino también se
mejora su gestión. Por ello, es importante contar con buenos acuerdos con
los proveedores para que nos suministren a tiempo lo que necesitamos y
con los clientes para coordinar nuestra producción con sus necesidades.

A la hora de organizar el trabajo en los almacenes hay que llevar a cabo una
serie de acciones generales:

‰ Evitar zonas y puntos de congestión, así como implantar medidas


que faciliten la localización y el control de las cantidades almacenadas
(mapas de situación de productos, etiquetas, rotulación, etc.).
‰ Realizar de forma periódica una inspección y un mantenimiento
preventivo de las instalaciones, de los equipos de trabajo y de los
elementos utilizados en las operaciones (estanterías, cajas,
contenedores, palets…).

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Guía práctica de prevención

‰ Realizar una señalización


adecuada de las zonas
destinadas al almacenamiento
de mercancías, de las vías de
circulación de maquinaria y
peatonales. Hay que recordar
que los peatones son los más
vulnerables por ello hay que
disponer de pasillos y pasos
específicos para ellos.
‰ Priorizar el uso de
estanterías normalizadas para los diferentes productos almacenados
(estanterías paletizadas, estanterías especiales para cargas pesadas,
etc.), de esta forma se podrá aprovechar mejor el espacio, llevar a cabo
los trabajos de almacenamiento con mayor seguridad y facilitar las
tareas de movilidad, mantenimiento y limpieza. Por el contrario, el
priorizar el apilamiento de materiales conlleva una mayor inestabilidad
de las cargas y una mayor posibilidad de que los trabajadores sufran
accidentes y de que las cargas resulten dañadas.
‰ Usar los equipos de
manutención (carretillas
manuales y elevadoras, trans-
paletas, apiladores manua-
les, etc.) adecuados al tipo
de almacén. Hay que
valorar aspectos como el pe-
so que soportan, las dimen-
siones del equipo de trabajo
en movimiento, la altura de
elevación de la horquilla, etc.
‰ Con frecuencia, los paquetes
no tienen sistemas de agarre,
por lo que los trabajadores deben adoptar posturas incómodas en su
manejo lo que aumenta las probabilidades de sufrir lesiones. Por ello,
hay que procurar que los proveedores entreguen los productos
en contenedores con asideros, especialmente en aquellos productos

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Un Almacén sin Riesgos

que sean extremadamente pesados, así se mejora su manipulación y se


disminuyen los riesgos de lesiones.
‰ Establecer unos criterios claros que faciliten tanto el
almacenamiento de la mercancía como su recuperación. Por
ejemplo, colocar el material más pesado en los estantes inferiores, el
más manipulable (consumo, reposición) en los de mediana altura y el
menos usado en los superiores.
‰ Facilitar la formación sobre los
métodos seguros de manejar el
material y la forma correcta de
utilizar las ayudas mecánicas
disponibles. Además, se deben
conocer los riesgos laborales
concretos que pueden derivarse
de las tareas de almacenamiento,
según las características
estructurales del almacén, las condiciones de seguridad del recinto
(orden, espacios, señalización…) y el tipo de producto almacenado.

1.1. Diseño del almacén


Muchos de los problemas de salud de los trabajadores que desarrollan sus
actividades en los almacenes vienen derivados de una mala concepción
inicial. Un buen diseño durante la construcción o modificación del almacén,
siguiendo ante todo criterios ergonómicos y de seguridad, no solo va a
posibilitar contar con un espacio de trabajo más seguro sino también
utilizar el espacio de forma eficiente y manipular los productos a un coste
más efectivo; por ello, hay que valorar una serie de aspectos:

‰ Analizar detalladamente el uso que se va a hacer: la cantidad de


actividad que se va a desarrollar, la óptima rotación de materiales, el
tipo de materiales que se van a manipular y almacenar (tamaño, peso,
forma, etc.), el espacio requerido para su almacenamiento, el espacio
que se requiere para una movilidad óptima de personas y maquinaria,
las posibilidades de introducir cambios, etc.

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Guía práctica de prevención

‰ Planear la construcción o ampliación teniendo en cuenta los


metros cúbicos no solo los metros cuadrados. Es más económico
subir algunos metros más en altura que aumentar la superficie en
metros cuadrados.
‰ Estudiar el tipo de equi-
pos (estanterías, puertas,
muelles de carga, etc.) y
maquinaria que se adap-
tan mejor a nuestras
necesidades específicas.
Esto incrementará las con-
diciones de seguridad, aho-
rrará dinero, ayudará y
aumentará la productividad l
por trabajador.
‰ Utilizar contenedores y palets con medidas estándares con el fin
de optimizar su uso por medio de las diferentes máquinas y mejorar su
almacenamiento y manipulación. Esto también es conveniente para los
contenedores de residuos. Además, es importante indicar a los
diferentes suministradores y clientes las medidas estándar que se van a
utilizar para reducir los costes en su manipulación.
‰ Planificar las zonas más convenientes para cada tipo de
material teniendo en cuenta aspectos tales como dimensiones, peso,
forma de almacenamiento, frecuencia de uso, tipo de manipulación
(manual o con tipo específico de carretilla), peligrosidad, disposición de
los residuos que generan, etc.
‰ Analizar como van a fluir los diferentes materiales por el
almacén con el fin de planificar las características que debe tener:
anchura de los pasillos, dirección de la circulación, distancias a recorrer,
frecuencia de tránsito, zonas de congestión, acceso a los muelles de
carga y a la zona de producción, zonas peatonales, etc.

La realización de una evaluación específica de los riesgos es


fundamental y para ello se deben tener en cuenta los tres pilares sobre los
que se asientan los almacenes: el tipo de unidad de carga, el sistema de
almacenaje escogido y los equipos de trabajo de los que dispongamos.

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Un Almacén sin Riesgos

1.2. Muelles de carga


En los almacenes es muy
importante tener en cuenta las
condiciones de seguridad en los
muelles de carga ya que aquí
se pueden producir acci-
dentes de especial gravedad
debido al atrapamiento o al
atropello por parte de los
vehículos, a las caídas al mismo
o a distinto nivel o los vuelcos
de la maquinaria.

Las características constructivas


deben definirse en la fase de diseño teniendo en cuenta las alturas medias
de las superficies de las cajas de los vehículos que van a utilizarlos y deben
cumplir con la normativa técnica existente (como UNE-EN 1398:2010:
Rampas nivelables. Requisitos de seguridad existente; UNE-EN
349:1994+A1:2008: Seguridad de las máquinas. Distancias mínimas para
evitar el aplastamiento de partes del cuerpo humano; UNE-EN 13.241-
1:2004+A1:2011: Puertas industriales, comerciales, de garaje y portones).

Medidas para evitar los diferentes tipos de accidentes:

‰ Atrapamiento de las personas entre un vehículo y el muelle:


debe existir unos topes para que haya un espacio mínimo de 50 cm,
entre la vertical del muelle y la parte trasera de la caja del camión.
Además, debe haber una salida entre el nivel inferior y el superior, por
ejemplo una escalera; en caso de que tenga mucha longitud debe haber
dos.
‰ Caídas de personas al mismo nivel: tanto la superficie del vehículo
como la del muelle deben encontrarse limpias y libres de objetos antes
de iniciar cualquier operación de carga o descarga. En caso de que
durante estas operaciones se produzca algún derrame, hay que parar la
operación y limpiarlo inmediatamente.

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Guía práctica de prevención

‰ Caídas de personas a distinto nivel: se debe evitar la existencia de


huecos que generen riesgos, para ello hay que posicionar
correctamente el camión en relación al muelle de carga y mantener
cerrados los muelles de carga cuando no estén en uso.
‰ Caída o vuelco de un
equipo de trabajo
automotor: se deben
poner calzos o sistemas
de bloqueo (dispositivos
que impiden la partida del
camión antes de que la
rampa niveladora esté en
su posición de descanso y
el vehículo de manuten-
ción esté fuera de ella).
También existen disposi-
tivos que detectan un
alejamiento accidental del vehículo y activan un semáforo y una señal
acústica para que se paralicen todas las maniobras.
‰ Basculamiento del remolque: antes de iniciar cualquier operación se
debe comprobar la resistencia de la superficie de apoyo o plataforma así
como la superficie o los soportes donde se va a dejar la carga.

1.3. Firmes y suelos


Es un elemento estructural básico que hay que tener muy en cuenta a la
hora de su construcción. Estos cobran especial relevancia cuando se trata de
almacenes de gran altura y por donde transita maquinaria con cargas
pesadas. Hay que tener en cuenta las siguientes consideraciones:

‰ El pavimento debe ser firme y resistente para poder soportar las


cargas transmitidas por las estanterías y por la maquinaria que se
utiliza. Además, el espesor y las características de las losas o el forjado
deben ser los adecuados para poder colocar los anclajes de las
estanterías.

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Un Almacén sin Riesgos

‰ Debe existir una señalización que indique las zonas de


almacenamiento, los pasillos de circulación, los pasos de peatones
específicos, etc.
‰ El pavimento debe ser resistente a la abrasión y a los aceites y
compatible con los materiales que se deben almacenar.
‰ Cuando existan rampas, estas no
deben superar el 12% de inclinación
si su longitud es menor de tres
metros, el 10% para longitudes
menores a 10 metros y el 8% para
el resto de los casos. Deben ser de
materiales antideslizantes o disponer
de elementos antideslizantes y es
conveniente que estén debidamente
señalizadas.
‰ En ningún caso se pueden
utilizar los pasillos para
almacenar productos y hay que
evitar que los elementos
almacenados invadan los pasillos ya
que pueden ser causa de accidente.
En caso de que se observe alguna
anomalía hay que comunicárselo a
un responsable.
‰ Se debe prestar atención a aquellos objetos que puedan invadir
los pasillos como objetos rodantes (tubos, carros, transpaletas, etc.),
por lo que cuando se almacenen hay que asegurarse de que no se
desplazarán (uso de calzos o frenos).
‰ Hay que prestar atención a las tapas de registro, a las
canalizaciones eléctricas y de agua así como a los desperfectos
en el suelo. Si se encuentran deteriorados o levantados pueden causar
graves accidentes, por lo que hay que señalizar y acotar la zona y avisar
al responsable directo.

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Guía práctica de prevención

1.4. Puertas
En los almacenes existe un gran número de puertas destinadas a muy
diversos usos. Veamos las características que deben tener algunas de ellas:

‰ De emergencia: tienen que abrirse


hacia el exterior, nunca podrán ser ni
correderas ni giratorias; ser fácilmente
visibles y estar señalizadas; poder
abrirse cuando el lugar esté ocupado y
su acceso debe estar libre de
obstáculos y conducir al exterior o a
una zona de seguridad. Además, en
los lugares que se requiera iluminación
hay que contar con iluminación de
seguridad.
‰ Transparentes: es necesario que
tengan una señalización a la altura de
la vista. Las superficies transparentes
o translúcidas de las puertas y
portones, que no sean de material de
seguridad, deberán protegerse contra
la rotura, cuando su rotura pueda suponer un peligro para los
trabajadores.
‰ Correderas y de apertura hacia arriba: deben ir provistas de
sistemas de seguridad que les impidan salirse de los carriles o caerse.
‰ Con sistema de apertura mecánico: deben disponer de un sistema
de parada de emergencia que esté bien visible y sea de fácil acceso.
‰ De vaivén: tienen que ser transparentes o tener partes transparentes
para permitir la visibilidad al otro lado o disponer de amplias zonas
abiertas que ofrezcan una visibilidad adecuada.
‰ Destinadas al paso de vehículos: deben poder ser utilizadas por los
peatones sin ningún riesgo, en caso contrario, tiene que existir otra
puerta alternativa para peatones que se encuentre señalada
adecuadamente.

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Un Almacén sin Riesgos

1.5. Señalización
Las señales de emergencia y de evacuación son diseños gráficos con un
lenguaje universal que permite un fácil entendimiento por los
trabajadores. En la siguiente tabla se muestran algunas de las señales que
se pueden ver en un almacén.

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Guía práctica de prevención

1.6. Orden y limpieza


En los almacenes, numerosas lesiones
se producen por golpes y caídas
como consecuencia de un ambiente
desordenado o sucio, con suelos
resbaladizos, colocación de materiales en
zonas de paso o acumulación de
desperdicios o materiales sobrantes en
diferentes zonas. Cuando en esta
situación interactúan productos infla-
mables o peligrosos, los accidentes que
se pueden producir son de mayor
gravedad. Además, otra gran cantidad
de accidentes, que se achaca a otras
causas, tienen su origen en la falta de
orden y/o de limpieza de las instalaciones.

Para tener unos almacenes limpios y ordenados, se requiere una actitud


proactiva de todo el personal que cree y consolide unos hábitos de
trabajo encaminados a favorecer el orden y la limpieza, tales como evitar
ensuciar y, en caso contrario, limpiar enseguida; eliminar lo innecesario y
clasificar lo útil o acondicionar los espacios para guardar y localizar el
material fácilmente. Hay que recordar que el orden y la limpieza son una
labor de todo el mundo, ya que una sola persona que descuide esto puede
generar situaciones de riesgo que ponga en peligro al resto de trabajadores.

Algunas recomendaciones básicas son:

‰ Mantener el lugar de trabajo limpio y en orden para no obstruir el


tránsito ni causar accidentes, por lo que nunca hay que dejar de forma
indiscriminada residuos (como flejes o embalajes), palets, instrumentos
ni maquinaria. Hay que acostumbrarse a depositar los residuos
en los lugares indicados para su tratamiento o reciclaje y dejar
las cosas en su sitio una vez que se haya terminado de utilizar, hay que
recordar: “cada cosa en su sitio y un sitio para cada cosa”.
‰ Controlar las actividades que generen mayor suciedad. Por
ejemplo, es conveniente contar con unos lugares específicos para la

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Un Almacén sin Riesgos

limpieza y el mantenimiento de la maquinaria; de esta forma se evitará


el derrame en zonas del almacén de sustancias más difíciles de
gestionar como aceites, líquidos o grasas.
‰ Eliminar los charcos, las manchas, los residuos de sustancias
peligrosas y las salpica-
duras de productos resba-
ladizos en la mayor
brevedad posible. En
caso de que no se pueda
realizar de inmediato, hay
que señalar y acotar la
zona para evitar que se
pase por ella y avisar de
inmediato al responsable.
Dependiendo del tipo de
residuo se necesitará un
tipo de limpieza específico;
hay que recordar que los productos absorbentes utilizados en la
limpieza deben eliminarse conforme a la legislación vigente.
‰ Consolidar hábitos de trabajo correctos donde el mantenimiento
del orden y la limpieza no sean tareas extraordinarias sino que sean
tareas ordinarias, integradas en el flujo de trabajo normal.
‰ Diseñar un programa de limpieza general donde se haga una
limpieza más a fondo, que tenga una frecuencia habitual y donde las
responsabilidades de cada trabajador estén claramente definidas.
‰ Utilizar elementos y productos de limpieza seguros, evitando
los agresivos y peligrosos. Por ejemplo:
5 Nunca se deben utilizar solventes derivados del petróleo y
limpiadores abrasivos para limpiar la piel.
5 En la limpieza de los suelos no hay que utilizar disolventes
peligrosos, ni productos corrosivos que, además de deteriorar los
suelos, son peligrosos para la salud en caso de un mal uso.
5 Al utilizar trapos, deben estar limpios y asegurarse de que están
exentos de partículas metálicas.

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Guía práctica de prevención

2. Almacenamiento
Un punto muy importante a tener en cuenta es el sistema de
almacenaje que vamos a escoger como paletización convencional en
estanterías metálicas, almacenamiento compacto, almacenamiento
automático o apilado fuera de estanterías (una tendencia cada vez menos
utilizada). En función del sistema escogido en nuestro almacén, los riesgos
serán diferentes. Por ello, vamos a ver primeramente cuál es el tipo de
almacenamiento para diferentes tipos de materiales, continuaremos con las
estanterías y los apilamientos y trataremos de forma específica las
sustancias peligrosas.

2.1. Tipos de materiales


En el sector del metal, se requiere
almacenar una gran cantidad de
materias primas para la fabricación de los
diversos productos, al igual que una gran
cantidad de productos ya terminados;
estos productos finales pueden ser a su vez
utilizados como materia prima por otras
industrias para fabricar sus productos y cada
industria elige el tipo de almacenamiento
más adecuado para sus necesidades.

Por ejemplo, en la comercialización del


acero y el metal se están imponiendo
sistemas automatizados de almacenaje y
manejo; mientras que en las empresas de
elaboración de metal, el grado de
automatización de los sistemas de
almacenaje depende del tamaño de las
mismas y del subsector en el que trabajan. En la actualidad existen
empresas especializadas en el almacenamiento de productos que
ofrecen infinidad de soluciones adaptadas a las necesidades específicas
de cada empresa como sistemas de almacenaje automáticos o
semiautomáticos; o dispositivos de manejo y flujo de material.

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Un Almacén sin Riesgos

En esta guía tan solo vamos a ofrecer unas pinceladas muy generales sobre
la forma más conveniente de almacenar los productos más generales
desde el punto de vista preventivo:

‰ En general, es recomendable flejar y


retractilar todo tipo de materiales
paletizados con el fin de tener cargas más
compactas, estables y seguras para su
manejo.
‰ Los objetos rígidos sin embalar deben
introducirse en contenedores seguros y
resistentes.
‰ Los perfiles y planchas metálicas de considerable peso y tamaño
deben almacenarse en estantes, con ligera inclinación hacía el interior,
provistos de rodillo sobre los que se deposite el material.
‰ Los materiales rígidos lineales deben almacenarse debidamente
entibados y sujetos con soportes que faciliten la estabilidad del
conjunto.
‰ Los tubos o materiales con forma redondeada han de apilarse en
capas separadas mediante soportes intermedios y elementos de
sujeción, que eviten su desplazamiento o desprendimiento.
‰ Cuando los perfiles se depositen horizontalmente, hay que situarlos
distanciados de zonas de paso y proteger sus extremos.
‰ Las bobinas de materiales muy ligeros, como el papel o el cartón,
se almacenarán de forma directa, es decir, unas sobre otras sin ninguna
limitación, salvo la garantía de su estabilidad y facilidad de extracción.
‰ Los sacos se deben almacenar en capas transversales, con la boca del
saco mirando al centro de la pila. El apilado debe hacerse con cuidado y
conviene flejarlos por bloques cuando puedan desprenderse. También,
conviene utilizar láminas de plástico retráctil para envolverlos y mejorar
la estabilidad del apilamiento.
‰ Almacenar las cargas a una altura que no sea necesario
agacharse demasiado (lo más conveniente es a la altura de la
cintura) colocándolas en estantes o sobre palets vacíos o plataformas
para aumentar la altura.

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Guía práctica de prevención

2.2. Estanterías
El Real Decreto 486/1997 establece
que “Deberán tomarse las medidas
adecuadas para la protección de
los trabajadores autorizados a
acceder a las zonas de los lugares
de trabajo donde la seguridad de los
mismos pueda verse afectada por
riesgos de caída, caída de objetos…
Asimismo, deberá disponerse, en la
medida de lo posible, de un sistema
que impida que los trabajadores no
autorizados puedan acceder a
dichas zonas, las cuales deberán
estar claramente señalizadas.” Las
zonas de almacenamiento en
estanterías son unas de ellas.

El almacenamiento en estante-
rías metálicas está regularizado
mediante diferentes normas UNE (UNE NE 58014:2012 “Almacenaje en
estanterías metálicas. Validación de equipos de almacenaje”; UNE
58013:2010 “Almacenaje en estanterías metálicas. Requisitos para el
tratamiento de elementos dañados” y UNE-EN 15635:2010 “Almacenaje en
estanterías metálicas. Uso y mantenimiento del equipo de
almacenamiento”); lo que garantiza unos estándares de calidad en la
fabricación, la utilización, el mantenimiento y la reparación de estanterías
metálicas, con lo que ayuda a disminuir los riesgos al mejorar la seguridad
de estos sistemas.

Los riesgos principales en los almacenamientos en estanterías son el del


desplome de las mismas y la caída de objetos indebidamente
almacenados debido sobre todo al sobrepeso, a una mala colocación de la
carga y a los choques de otra maquinaria. Por ello, hay que seguir siempre
unas normas básicas:

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Un Almacén sin Riesgos

‰ Planificar cuidadosamente donde se va a colocar valorando


aspectos tan importantes como la normativa existente, la resistencia del
suelo, la iluminación, las características de la carga, su frecuencia de
uso, la anchura de los pasillos (cumpliendo la normativa y en función
del tipo de maquinaria que vaya a pasar como transpaleta, tipo de
carretilla o plataforma, etc.), las posibles modificaciones futuras, etc.
‰ Montarlas, anclarlas, estabilizarlas y fijarlas correctamente.
También hay que protegerlas adecuadamente frente a impactos de
vehículos y maquinaria, con especial atención en las zonas de paso y de
cruce de los mismos.
‰ Llevar a cabo un programa
adecuado de mantenimiento, es
aconsejable que sea realizado por el
propio fabricante o de acuerdo con el
mismo. Estos programas deben
contemplar entre otros los siguientes
aspectos: listas de comprobación y
periodicidad de las mismas depen-
diendo del uso. Donde el uso es
frecuente, se aconseja una inspección
visual diaria realizada por personal del
almacén, una semanal y otra mensual,
más detallada, por el responsable del
almacén y una anual por un experto.
‰ Consultar a la empresa responsable del diseño de las
estanterías sobre cualquier cambio que se quiera hacer en su
configuración. La aprobación o denegación de dichos cambios debe ser
comunicada por escrito por esa empresa reponsable. Además, no se
deben utilizar elementos recuperados de otras estanterías, salvo que se
realice un análisis previo y exhaustivo por personal competente y
especializado.
‰ Señalizar las estanterías con placas, donde se indique la carga
máxima total y por nivel, las unidades que se pueden almacenar y la
fecha de la última inspección técnica.

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Guía práctica de prevención

‰ Nunca subirse por las estanterías o situarse encima de las


mismas. Tal prohibición estará explícitamente señalizada e incorporada
en los procedimientos o instrucciones de trabajo.
‰ Cumplir a rajatabla con las instrucciones. Así, las unidades de
carga no deben sobrepasar el peso máximo establecido, ni los límites
del perímetro de la estantería.
‰ Almacenar los artículos sueltos, que no se encuentren en
palets, en cajas o contenedores apropiados. Cuando los objetos,
por sus características, puedan caerse se recomienda el uso de
dispositivos anticaídas (como topes, cintas o mallas) y situarlos
preferentemente a nivel del suelo.
‰ Colocar las cargas de grandes dimensiones como bobinas, tubos o
perfiles, en estanterías metálicas específicas para tal fin. También
tener en cuenta que las cargas de mayor peso deben situarse en la
parte inferior.

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Un Almacén sin Riesgos

2.3. Apilado
Aunque el apilado de materiales tiene algunas ventajas como un mayor
aprovechamiento de la superficie o una escasa inversión en material de
almacenamiento, los inconvenientes son mayores y más peligrosos
como una mayor dificultad para coger los productos, mayor dificultad en el
control del stock o en aplicar el método Fifo (consiste en dar salida por
orden de entrada), mayor índice de deterioro de los productos por el
aplastamiento o una mayor inestabilidad de las cargas apiladas. Todo ello
hace que las probabilidades de sufrir un accidente aumenten. Es
decir por norma general hay que minimizar el apilado de productos a favor
del uso de estanterías normalizadas.

Si se decide por el apilado, existen numerosas recomendaciones de cómo


almacenar diferentes productos como sacos, tubos, bidones o cajas, incluso
los fabricantes dan sus recomendaciones específicas, pero no se puede
generalizar ni dar una fórmula perfecta. Lo más recomendable en cada
caso es llevar a cabo una evaluación específica de las cargas que se van a
apilar, donde se incluyan pruebas in situ para garantizar la estabilidad del
apilamiento y para que no exista riesgo de desplome.

Por ejemplo, a la hora de apilar cajas unas sobre otras es obligatorio seguir
las instrucciones del fabricante (por ejemplo, indicando el máximo
apilado en altura), también es aconsejable utilizar una pared de apoyo o en
caso de que no se pueda hacer así
realizarlo de forma piramidal.

Cuando se utilicen palets, hay que


tener en cuenta una serie de
consideraciones como que la carga
máxima en servicio de una europaleta
es de 1.500 Kg, y que la altura máxima
recomendada es igual al lado mayor de
la base (1,2 m). Asimismo, es
recomendable que el conjunto (paleta y
carga) esté retractilado y flejado
convenientemente y que la carga se
coloque uniformemente repartida.

21
Guía práctica de prevención

2.4. Sustancias peligrosas


Aunque las personas que trabajan con sustancias químicas o
peligrosas deben estar informadas y formadas sobre los riesgos
que comporta trabajar con ellas, es conveniente tener siempre presente
unas normas básicas:

‰ Disponer de locales específicos para almacenar sustancias químicas


inflamables que cumplan con una serie de requisitos básicos: paredes
de cerramiento resistentes al fuego, puerta metálica, una instalación
eléctrica antiexplosiva y una pared o tejado que actúe como paramento
débil para que en caso de deflagración se libere la presión a un lugar
seguro; deben estar bien ventilados y contar con sistemas de drenaje
que ayuden a controlar los derrames que puedan producirse (rejillas en
el suelo, canalizaciones, etc.); también debe haber medios de detección
y protección contra incendios y evitar la existencia de focos de calor o
realizar actividades que produzcan chispas o generen calor; los accesos
a las puertas deben encontrarse completamente despejados y las vías
de tránsito debidamente señalizadas.
‰ Guardar las cantidades de productos químicos que sean
estrictamente necesarias. De este modo, además de disminuir los
peligros derivados de su almacenamiento y manipulación, es más
asequible dotar a las instalaciones y locales de los medios de seguridad
más avanzados.
‰ Utilizar armarios especiales para el
almacenamiento de productos químicos
peligrosos y agruparlos por riesgos,
evitando la proximidad de sustancias
incompatibles que puedan generar
reacciones peligrosas. Por ejemplo, las
sustancias combustibles y reductoras
deben estar separadas de las oxidantes y
de las tóxicas o los recipientes que
contengan sustancias corrosivas, como los ácidos y los álcalis, hay que
colocarlos separados entre sí y sobre bandejas que puedan retener los
derrames producidos en el caso de rotura del recipiente.

22
Un Almacén sin Riesgos

‰ Identificar claramente las sustancias con etiquetas


normalizadas e indicar su cantidad. De esta forma, en caso de una
fuga, derrame o incendio, podrá conocerse con precisión la naturaleza
del producto y proceder de la forma más adecuada.
‰ Inspeccionar periódicamente los contenedores para comprobar
su estado de conservación (bordes mellados, nivel de corrosión,
visibilidad del etiquetado, etc.), hay que tener en cuenta que el frío y el
calor deterioran el plástico, por lo que este tipo de envases deben ser
revisados con mayor frecuencia y mantenerse protegidos del sol y de
las bajas temperaturas.
‰ Conservar, siempre que sea posible, los productos químicos en
sus recipientes originales. Cuando se detecte que el contenedor está
dañado o en malas condiciones hay que sustituirlo, para ello es
necesario utilizar envases certificados específicamente para el
tipo de producto que se vaya a
almacenar. Además, hay que
inspeccionarlos y probarlos antes de
su utilización para verificar que no
presentan daños ni corrosión.
También, su exterior debe estar
limpio y es preferible elegir
sistemas de cierre con tapas
roscadas que los de simple presión
ya que son más seguros. Al elegir el
envase hay que tener en cuenta que:
5 Los envases metálicos son los más seguros y utilizados en la
industria. Los envases de vidrio son resistentes a la mayoría de las
sustancias, pero tienen el inconveniente de que son muy frágiles
por lo que hay que extremar el cuidado en su manipulación y
transporte, y emplearlos solamente para pequeñas cantidades.
5 La facilidad para su manipulación: es recomendable que los
envases de entre 1 y 10 litros lleven un asa de sujeción y los de
capacidad superior dispongan de dos asas, de este modo, su
manipulación es más cómoda y segura. Los recipientes de más de

23
Guía práctica de prevención

60 litros deben llevar una abertura de descompresión para facilitar


una salida normal de los líquidos.
5 Cualquiera que sea su capacidad, los recipientes que contengan
sustancias tóxicas, corrosivas, nocivas o inflamables que estén a
disposición del público deberán disponer de un cierre de
seguridad para niños y llevar una indicación de peligro
detectable al tacto.
En los locales donde se realicen con frecuencia operaciones con productos
químicos peligrosos, debe existir todo el equipamiento necesario para
realizar las actividades con seguridad e higiene como duchas de
emergencia o lavaojos. En el transvase de productos hay que llevar a cabo
las siguientes acciones:
5 Nunca abrirlo a golpes y al transportarlos o manipularlos,
asegurarse de que estén bien cerrados y evitar llevarlos por
rodadura. Es conveniente la utilización de elementos mecánicos.
5 Al realizar el transvase, usar el equipo de protección
adecuado como mono impermeable, guantes, mascarilla y gafas.
5 Cuando el contenido sea líquido, dejar un margen de llenado
para garantizar que, como consecuencia de la dilatación por
efectos térmicos, no se produzcan derrames. Además, los líquidos
peligrosos deben guardarse en recipientes cerrados, por lo que
también hay que acordarse de cerrarlos después de ser usados y
también cuando queden vacíos.

24
Un Almacén sin Riesgos

2.5. Nuevo etiquetado


En los almacenes del sector del metal se guardan y utilizan frecuentemente
productos químicos, como productos de limpieza, lubricantes o pinturas; el
etiquetado de estos productos presenta información muy útil sobre
el tipo de sustancia química que el producto contiene, los peligros asociados
al producto y su utilización en condiciones de seguridad.

En la actualidad, la nueva legislación conocida como “Reglamento CLP”


está modificando la manera de clasificar los productos químicos con el fin de
determinar su peligrosidad, la forma de presentar la información en el
etiquetado y las fichas de datos de seguridad. Este reglamento adopta para
la Unión Europea el Sistema Armonizado de Clasificación y Etiquetado
de Productos Químicos de las Naciones Unidas (SGA) que está en
curso de adopción en todo el mundo con el fin de armonizar y mejorar la
seguridad tanto de los trabajadores como de los consumidores.

Es muy importante comprender y reconocer la nueva información


de las etiquetas y seguir los consejos incluidos en ellas y en las fichas de
seguridad. En caso de tener alguna duda sobre ellos hay que ponerse en
contacto con el proveedor.

25
Guía práctica de prevención

A continuación se muestra tanto los pictogramas antiguos como los nuevos:

26
Un Almacén sin Riesgos

2.6. Incendios y explosiones


Los incendios en este tipo de edificios, si no pueden ser controlados en su
fase inicial, tienden a ser muy severos ya que, por lo general, almacenan
gran cantidad de productos de fácil combustión o de naturaleza inflamable.
Por ello, hay que extremar las precauciones. Las causas más
comunes de este riesgo son un fallo eléctrico que provoque chispas,
realización de actividades que generen calor o chispas cerca de productos
inflamables, labores de mantenimiento de maquinaria en lugares o
condiciones inadecuadas, colillas mal apagadas, una mala manipulación de
mercancías peligrosas o su incorrecto transporte o almacenamiento. Normas
que hay que seguir:

‰ Cerciorarse de que todos los equipos contra incendios han pasado su


inspección periódica obligatoria por personal especializado.
‰ Comprobar regularmente que todo el sistema contra incendios
se encuentra en perfecto estado como que toda la identificación y
señalización de seguridad es la correcta y está bien visible, las salidas
de emergencia no están bloqueadas, los extintores están accesibles y
no tapados por mercancías o los detectores funcionan.
‰ Mantener los lugares limpios y ordenados como que no tiene que
haber manchas de aceite o hidrocarburos en los suelos o no se acopien
materiales de desecho (papeles, palets de madera o plásticos).
‰ Asegurarse de que los trabajos con aparatos que producen
calor o chispas (por ejemplo las operaciones de corte y soldadura) se
realizan en las condiciones óptimas como retirar todos los
materiales combustibles de la zona o ubicar extintores portátiles o
mangueras pequeñas. Además, durante la operación y durante al
menos treinta minutos tras su finalización, deberá estar presente
alguien que se encargue de que no se produzca ningún incendio.
‰ Seguir un protocolo claro a la hora del uso y mantenimiento de
maquinaria. Por ejemplo, el mayor peligro de las carretillas con motor
de combustión aparece a la hora de repostar combustible y durante su
mantenimiento por ello todas las operaciones de repostaje deberán
realizarse fuera del edificio y el combustible debe almacenarse y
utilizarse de forma adecuada. En cuanto a las carretillas con motor

27
Guía práctica de prevención

eléctrico, las zonas utilizadas para el mantenimiento y la recarga de


baterías deberán estar separadas de las zonas de almacenamiento.
‰ Evitar la concentración de materiales combustibles en zonas
donde tienen lugar actividades como embalaje, desembalaje o
clasificación. Además, los palets vacíos no deben almacenarse en el
interior de los almacenes ni próximos a los cerramientos.
‰ Seguir al pie de la letra todas las recomendaciones sobre el
almacenamiento de productos peligrosos.
‰ Revisar periódicamente que no se produce apilamiento cerca de
cuadros o aparatos eléctricos, calefactores o luminarias.
‰ Concienciar y formar al personal sobre este riesgo y como
proceder en caso de que suceda: uso del extintor, sustancias
incompatibles, pro-
cedimiento de eva-
cuación, etc.

La Ley 42/2010, de 30
de diciembre prohíbe
fumar en “Centros de
trabajo públicos y
privados, salvo en los
espacios al aire libre”.
La prohibición de los
lugares al aire libre
donde no se permita
fumar, como las zonas
de almacenamiento de
combustible, debe
estar perfectamente
señalizada. Además,
deben existir lugares específicos al aire libre acondicionados para tal fin, con
la colocación de ceniceros, así se evitará la inobservancia de la prohibición
de fumar en sitios donde aparentemente el riesgo es menor como los
muelles de carga y sus cercanías. Toda esta información la deben conocer
tanto los trabajadores propios como los que acuden a ella de otras
empresas.

28
Un Almacén sin Riesgos

2.7. Evacuación de un almacén


Las normas generales a seguir en caso de evacuación de un almacén son:

‰ Conocer la señalización y las vías de evacuación e informarse


de los medios de detección, alarma y extinción disponibles.
‰ Conocer el plan de evacuación de la empresa y realizar los
simulacros de evacuación en las mismas condiciones que en una
situación real.
‰ Mantener en todo momento la calma sin
generar situaciones que puedan provocar pánico.
‰ Dejar lo que se está haciendo, comprobar que
no hay más personas en el lugar y abandonar el
puesto de trabajo en las mejores condiciones de
seguridad.
‰ No llevar consigo los objetos personales,
para no perder tiempo al recogerlos y para no
entorpecer en el desplazamiento de uno mismo ni de los demás.
‰ Caminar rápido en fila de uno, no hay que detenerse, ni correr, ni
gritar (ya que puede generar pánico) ni formar aglomeraciones.
‰ No ascender por escaleras o rampas, a no ser que nos
encontremos en sótanos o subsuelos. El recorrido debe ser siempre en
superficies planas o descendentes. Nunca utilizar ascensores o
montacargas, utilizar siempre las escaleras.
‰ Si hay humo dirigirse en dirección contraria al mismo, hay que caminar
agachado tapándose la boca y la nariz con un pañuelo.
‰ Antes de abrir una puerta, tocarla con suavidad, si está muy
caliente, hay que alejarse y buscar otra salida. En caso de que no haya
otra alternativa, hay que abrir la puerta lentamente, situándose siempre
del lado de la pared, nunca de frente a la puerta.
‰ No detenerse en las zonas de paso ni en las puertas de salida.
Reunirse con el resto del personal en un lugar seguro verificando que
no falta nadie, si falta alguien avisar al coordinador de evacuación.
‰ Nunca regresar al almacén una vez que se haya abandonado.

29
Guía práctica de prevención

3. Uso de equipo y maquinaria


En los procesos de fabricación modernos, los almacenes están totalmente
integrados en la estructura global de las empresas lo que les convierte en
una pieza clave en los procesos de fabricación, a los que provee de materia
prima, y en los de distribución de los productos finales. Por ello, la correcta
gestión de los almacenes es clave no solo en la capacidad productiva y
competitiva de la empresa, sino también para gestionar la prevención.

Uno de los puntales básicos en


la operativa interna de un
almacén es la reducción de
movimientos, para lo cual es
fundamental la optimización
de las unidades de carga.
Estas son concentraciones de
productos, generalmente idén-
ticos, que se constituyen como
única unidad de manipulación.
Esta agrupación se consolida
con el uso de un elemento
(contenedor, jaula, box, palet,
etc.) que facilita las maniobras
de transporte, además de
permitir estibar la mercancía
con una cierta seguridad
estructural sobre sí misma (bloques) o sobre elementos adecuados para su
estibación a media o gran altura (estantería).

La manipulación en el interior de los almacenes se realiza mediante


maquinaria especialmente diseñada para manipular cargas de
diferentes pesos y dimensiones como las transpaletas, los carretillos o las
carretillas elevadoras. El uso de esta última está muy extendido y sobre su
concepto inicial se han desarrollado numerosas adaptaciones según el
empleo al que esté destinada.

30
Un Almacén sin Riesgos

3.1. Equipos mecánicos


Existen varios equipos mecánicos que requieren de esfuerzo físico y son de
uso muy común y generalizado. Los equipos más comunes son:

‰ Transpaleta que está formada por


una horquilla de dos brazos paralelos
y horizontales unidos a un cabezal
donde se sitúan las ruedas.
‰ Carretilla que puede tener una o
varias ruedas. La más común utilizada
en los almacenes es la de dos que es
ampliamente usada para cargar cajas
o cargas que se puedan apilar.

Su uso presenta algunos riesgos:

‰ Sobreesfuerzos debidos al
transporte de cargas demasiado
pesadas, al esfuerzo de elevación
(como en las transpaletas, que
conlleve un gran esfuerzo de
bombeo) o al mal estado del equipo o de la superficie de trabajo.
‰ Atrapamientos y golpes en extremidades inferiores y superiores
debidos a la caída o al desprendimiento de la carga transportada, el
choque contra obstáculos o a su mala utilización, lo que provoca golpes
o atrapamientos con el chasis o las ruedas.
‰ Caídas al mismo nivel debidas al deslizamiento o resbalamiento
del operario durante su manejo a causa del mal estado de la superficie
de trabajo o caídas de distinto nivel al realizar las cargas y descargas
de los camiones.

El equipo más utilizado en los almacenes es la transpaleta (puede ser


manual o eléctrica) al ser muy polivalente y complementaria con otros tipos
de maquinaria como la carretilla elevadora. Normas generales de uso:

‰ Verificar el buen estado de la transpaleta, principalmente de los


sistemas de rodamiento y de frenado.

31
Guía práctica de prevención

‰ Asegurarse de que el peso a transportar no sobrepasa su


capacidad, es conveniente que lleve un dispositivo limitador de carga
que actúe cuando el peso de la carga es superior a su capacidad y que
el palet transportado esté en buenas condiciones.
‰ Comprobar que la carga
tenga un tamaño adecuado
y que este equilibrada,
calzada o atada a sus soportes
cuando sea necesario. Además,
hay que introducir las horquillas
asegurándose de que están bien
centradas para que la carga se
levante con las dos a la vez y el
desplazamiento sea estable.
‰ Cerciorarse de que nuestro calzado está en óptimas
condiciones al igual que el recorrido que hay que realizar (no
haya superficies húmedas, deslizantes o desiguales, así como que esté
libre de obstáculos), y respetar la señalización existente.
‰ Realizar las maniobras con sumo cuidado: los giros realizarlos
despacio y comprobando la estabilidad de la carga, en marcha atrás
comprobar que no hay obstáculos ni personas, evitar los frenazos y los
arranques bruscos.
‰ En caso de que haya que ascender o descender una ligera
pendiente (máxima aconsejable 5%), realizarlo solo si se dispone de
freno, y situarse por detrás de la carga en la bajada y por delante en la
subida para que en caso de que exista un fallo no se produzca un
atrapamiento.
‰ Cuando se deban efectuar trabajos de carga y descarga sobre un
puente de carga, se deberá comprobar que el puente puede
soportar la carga máxima prevista, que se encuentra bien situado y
fijado y que el vehículo con el que se encuentra unido no pueda
desplazarse.
‰ Cuando se pare, asegurarse de que no se entorpece el tránsito
y si se ha detectado alguna anomalía, poner un cartel avisador y
comunicarlo al encargado de su mantenimiento.

32
Un Almacén sin Riesgos

3.2. Carretilla elevadora


La carretilla elevadora es un aparato autónomo apto para llevar cargas en
voladizo. Se asienta sobre dos ejes: motriz, el delantero, y directriz, el
trasero. Pueden ser eléctricas o con motor de combustión interna. Su
utilización conlleva diferentes riesgos:

‰ Riesgos para el conductor como vuelcos laterales o frontales,


lesiones por la caída de la carga, atrapamiento de manos o ropa,
choque contra objetos fijos, o lesiones por posturas inadecuadas.
‰ Riesgos para otros trabajadores como atropellos, aplastamiento por
caída de la carga o contra objetos fijos.
‰ Riesgos durante las operaciones de repostaje o carga eléctrica,
durante la carga de combustible o la recarga de la batería.

Estos accidentes se producen principalmente por tres causas: mal


estado de la maquinaria (sistema de frenado, de señalización, neumáticos,
etc.), condiciones inadecuadas del lugar de trabajo (desorden, mala
iluminación, pasillos estrechos, etc.) o no respetar las normas de utilización
o señalización, también por parte de los peatones.

A la hora de diseñar las instalaciones, hay que valorar aspectos tan


importantes como la anchura de los pasillos, si son de un solo sentido o de
ambos sentidos, las zonas de paso de peatones y las zonas de mayor
concurrencia. Además, hay que asegurarse de que todo se encuentra
correctamente señalizado.

Normas de uso:

‰ Nunca utilizarla sin haber


recibido una formación adecuada
(R.D. 1215/1997 por el cual se
establece las disposiciones mínimas
de seguridad y salud para la
utilización por los trabajadores de los
equipos de trabajo) o en caso de
encontrarse mermado para su
conducción debido a la toma de medicamentos, alcohol o drogas.

33
Guía práctica de prevención

‰ Realizar una comprobación antes de su puesta en marcha:


brazos de las horquillas, fugas, niveles de los líquidos en los motores de
combustión (anticongelante y aceite) o de la carga de la batería en los
eléctricos, estado de los frenos, embrague y claxón. En caso de
anomalía, hay que prohibir su uso y avisar al encargado.
‰ Subirse y bajarse utilizando los asideros o estribos, no hay que
utilizar otros elementos para ello como el volante o alguna palanca, ni
tampoco pegar un salto al bajar de la misma. También hay que recordar
que antes de bajarse hay que poner la carga en el suelo y detener
completamente la máquina.
‰ Durante el levantamiento de la carga y la descarga, no
sobrepasar la carga máxima (en caso de duda sobre el peso no hay que
cargarla), ni aumentar el contrapeso para aumentar la carga; introducir
la horquilla a fondo; asegurarse tanto de que el palet o el contenedor
utilizado está en perfectas condiciones, como de que las cargas están
perfectamente equilibradas y amarradas; no levantar la carga con una
sola horquilla. Al dejar la carga, cerciorarse de que no hay nadie debajo
ni ningún tipo de obstáculo.
‰ Durante la conducción: utilizar
el cinturón de seguridad; sentarse
correctamente; no sacar el
cuerpo ni las extremidades fuera
de la cabina; mirar siempre en la
dirección de la marcha; respetar
todas las indicaciones (velocidad,
altura, longitud, etc.); evitar
maniobras bruscas; avisar con el
claxon en los puntos peligrosos
(ten cuidado con sobreutilizarlo ya que pierde su utilidad); abordar la
pendientes con velocidad suficiente y los descensos a muy poca
velocidad (el descenso con carga debe realizarse marcha atrás y el
montante inclinado hacia atrás, nunca se debe atravesar de lado); no
circular con la carga en alto, ya que provoca inestabilidad, (la horquilla
debe estar a 15 cm del suelo) ni con la horquilla bajada en vacío; no
pasar jamás por una pasarela o plancha sin tener la total certeza de que

34
Un Almacén sin Riesgos

es la adecuada y está en óptimas condiciones; tampoco pasar sobre


mangueras, cables o tubos flexibles que no estén protegidos.
‰ La utilización simultánea de dos
carretillas para mover cargas
pesadas o muy voluminosas es una
operación peligrosa que necesita
precauciones muy especiales. Solo
debe efectuarse excepcionalmente y
en presencia del técnico responsable
de la manutención.
‰ En caso de vuelco, no hay que
saltar; hay que tratar de inclinar el
cuerpo hacia el lado contrario del
vuelco. Por ello siempre hay que llevar puesto el cinturón de seguridad.
‰ En caso de llevar una carga que
nos impida la visibilidad, realizar
el recorrido marcha atrás para tener
una visibilidad óptima. Si no es
posible, como en las rampas, pedir
la ayuda de alguien que sepa cómo
señalizar las maniobras y dónde
situarse para evitar el peligro.
‰ Cuando se vaya a dejar de
utilizar, aparcarla en el lugar
designado, fuera de las zonas de
paso, con las horquillas bajadas a
nivel del suelo, echar el freno de
mano, parar el motor y volver a
poner las llaves en su sitio.
‰ No realizar las tareas de
mantenimiento si no se tienen
los conocimientos; la persona que lo haga debe utilizar guantes,
botas de seguridad, ropa ajustada sin holguras y quitarse anillos,
pulseras y collares; detener el motor y esperar a que se enfríe; seguir
siempre las instrucciones del fabricante.

35
Guía práctica de prevención

4. Manipulación manual
En las operaciones normales de un almacén
se requiere con frecuencia manipular cargas
de forma manual como levantar cargas
desde el suelo, trasladarlas a otro lugar o
dejarlas en estanterías. Cuando estas
operaciones se realizan de forma
inadecuada pueden provocar diversos
daños: lesiones de espalda, lumbagos,
contracturas, dolores musculares, contusiones, etc.

Por ello es muy conveniente tener en cuenta una serie de consejos:

‰ Planear el agarre, el alzado, la manipulación y el


traslado para el tipo específico de carga: ¿se puede
utilizar algún tipo de ayuda mecánica?, ¿son el peso y las
dimensiones adecuados para el izado y el traslado
manual?, ¿dónde se va a trasladar?, ¿se necesitará algún
tipo de ayuda de alguien?, ¿llevo el tipo de ropa y equipo
de protección individual adecuado (como guantes,
calzado o faja lumbar)?, en caso de que no tenga
asideros, ¿cuál es la mejor forma de agarrarla?
‰ Limpiar el recorrido de todo tipo de obstáculos y elementos
peligrosos (manchas de aceite, humedades, etc.). Si el recorrido va a
ser largo, planear donde se puede descansar dejando la carga en un
lugar a nivel entre las rodillas y la cintura.
‰ Organizar el lugar para que la manipulación de la carga
se pueda hacer tan próxima a ella como sea posible. Si la
carga está en un lugar difícil, hay que deslizarla cerca de
uno antes de intentar alzarla. Hay que recordar que el lado
más pesado debe situarse lo más cerca del cuerpo.
‰ Posicionarse con las piernas separadas y próximas a
la carga, en dirección hacia donde se va a llevar, con un
pie ligeramente adelantado para mejorar la estabilidad.
Flexionar las piernas, echar la cadera hacia atrás, agarrar la

36
Un Almacén sin Riesgos

carga con ambas manos, utilizando tanto los dedos como parte de la
palma, poner en tensión los músculos del abdomen y utilizar los
músculos de las piernas para alzarla manteniendo la espalda lo más
recta posible. Además se deben mantener los brazos estirados para que
la carga suba en suspensión.
‰ En caso de que la carga haya que alzarla
hasta un lugar a la altura de los hombros,
utilizar un punto intermedio de apoyo
para cambiar el agarre.
‰ Mientras se traslada la carga, evitar girar el
cuerpo, en caso de tener que hacerlo utilizar
tan solo los pies, hay que moverse de forma
segura manteniendo estable y fija la carga
y no hay que ir mirándola, hay que centrarse en
el recorrido para evitar tropiezos.
‰ A la hora de dejar la carga, intentar que sea en un lugar situado a la
altura de la cadera y tener cuidado de no pillarse los dedos.

En ocasiones también habrá que realizar de forma repetitiva las


operaciones de alzado, traslado y colocación de la carga. Es
recomendable:

‰ Manejar cargas de pesos


recomendados según la
distancia del cuerpo
como se puede ver en el
dibujo de al lado. Cuando
una carga se mantiene
separada del cuerpo o
cuando se requiere alzar
por encima de los hombros,
la capacidad de carga se
reduce significativamente
como se puede observar.
‰ Reducir estas cifras si la operación se realiza con mayor
frecuencia. A groso modo, se deben reducir en un 30% cuando la
operación se repita entre una y tres veces por minuto, en un 50%,

37
Guía práctica de prevención

cuando se realicen entre 4 y 8 veces y en un 80% cuando se realicen


más veces.
‰ Incluso aunque se cumpla con las recomendaciones ofrecidas, realizar
una evaluación de riesgos específica que considere al menos los
siguientes parámetros:
5 La capacidad de control que tiene el trabajador en el ritmo y la
carga de trabajo.
5 La realización de descansos adecuados y frecuentes.
5 La posibilidad de cambiar de actividad cada cierto tiempo, para
que descansen los músculos y las articulaciones.

38
Un Almacén sin Riesgos

5. Otros riesgos

39
Guía práctica de prevención

5.1. Caídas al mismo nivel, pisadas


sobre objetos, tropiezos
Este riesgo se puede producir por
muy diversas causas como son suelos
mojados o resbaladizos, suelos
irregulares, falta de orden y limpieza,
iluminación o visibilidad inadecuada,
invasión de cargas u objetos por las zonas
de paso, acoplamiento deficiente entre los
muelles de carga y las plataformas de los
vehículos, etc. En la caída se pueden
producir diversos daños como, entre
otros, hematomas, heridas, fracturas de
huesos o esguinces. Para evitar este
riesgo hay que llevar a cabo una serie de
medidas preventivas:

‰ Usar calzado antideslizante y que


se encuentre en buenas condiciones.
‰ Mantener las zonas de paso
limpias, libres de obstáculos y en
buen estado. Hay que prestar especial atención a las sustancias que
se acaban de caer para recogerlas lo antes posible; en caso de que no
se pueda realizar en ese momento, acotar la zona y señalarla para
evitar el paso de personas o maquinaria.
‰ Transportar las cargas de tal forma que no impidan la
visibilidad.
‰ Asegurarse de que todos los objetos proclives a moverse y obstruir
zonas de paso (tubos, transpaletas, objetos muy ligeros, etc.) se
encuentran bien inmovilizados o guardados.
‰ Controlar que la iluminación de todo el almacén se encuentre
en buenas condiciones y comunicar a los responsables de
mantenimiento cualquier fallo o incidencia.

40
Un Almacén sin Riesgos

5.2. Caídas a distinto nivel


Estas se pueden producir, entre otras causas, durante el uso de
elementos de elevación que no tengan barandillas, durante el tránsito por
rampas o escaleras, en las operaciones de carga o descarga en el muelle o
al utilizar escaleras manuales.

Este tipo de caída suelen producir el mismo tipo de daños que los que se
originan al mismo nivel, aunque su gravedad suele ser superior y
depende en gran medida de la altura a la que se produzca la caída. Cuando
exista este riesgo hay que llevar a cabo una serie de medidas preventivas:

‰ Cuando haya que acceder a objetos o lugares que se encuentren a un


nivel superior, utilizar tan solo elementos destinados para tal fin,
nunca hay que improvisar subiéndose a cajas, palets o carretillas
elevadoras.
‰ Utilizar plataformas elevadoras, siempre que sea posible, para
trabajos en altura de más de dos metros. Asegurarse de que las
personas que las vayan a utilizar tengan la formación adecuada y usen
el equipo adecuado (como casco y arnés anticaída).
‰ Señalizar las zonas donde se produzca un desnivel con franjas
negras y amarillas (muelles de cargas, rampas, etc.), asegurarse de que
tienen superficies antideslizantes.
‰ Proteger las zonas con riesgo de caída de altura con barandillas
instaladas según normativa: “las barandillas deberán ser
resistentes, de una altura mínima de 90 centímetros y, cuando sea
necesario para impedir el paso o deslizamiento de los trabajadores o
para evitar la caída de objetos, dispondrán, respectivamente, de una
protección intermedia y de un rodapiés” (R.D. 1215/1997).
‰ Utilizar escaleras manuales homologadas y asegurarse de que
se encuentran en buen estado. En caso de que sean de tijera hay
que comprobar que disponen de elementos de seguridad que impidan
su apertura durante su utilización, como una cadena o una barra, y está
en perfectas condiciones. Hay que recordar además seguir una serie de
precauciones:

41
Guía práctica de prevención

5 Cuando haya que realizarse movimientos o esfuerzos peligrosos


para la estabilidad del trabajador a más de 3,5 metros, no
utilizarlas sin llevar puesto un equipo de protección individual
anticaídas o se adoptan otras medidas de protección alternativas.
5 Comprobar que la escalera tiene la longitud necesaria para la
tarea a realizar y utilizarla solamente para actividades de corta
duración.
5 Colocar la escalera formando un ángulo de 75 grados con
respecto a la horizontal y manteniendo una proporción de 1/4
entre la altura y la distancia a la pared.
5 Al subirse y bajarse de ella, la cara debe mirar hacia la
escalera, manteniendo siempre tres puntos de apoyo. Al
utilizarlas no hay que balancearse ni intentar alcanzar lugares
alejados.

42
Un Almacén sin Riesgos

5.3. Caída de objetos


Las caídas de cargas, mercancías almacenadas u
objetos se pueden producir por diferentes
causas: uso de palets o contenedores en mal
estado, peso excesivo de la carga, uso incorrecto
de la maquinaria, almacenamiento incorrecto en
estanterías, etc. Los daños que pueden producir
estos accidentes son numerosos como contusiones,
rozaduras, fracturas, cortes o hemorragias
internas. La gravedad de los daños que pueden
provocar al trabajador dependerá en gran
medida de una serie de características como el
peso del objeto, la altura a la que se encontraba o
la naturaleza de su composición. Por ello hay que
tener siempre presente una serie de recomendaciones:

‰ Utilizar los equipos y la maquinaria de transporte y elevación de


cargas solamente cuando se tengan los conocimientos
necesarios.
‰ Inspeccionar la carga (peso, estado del palet, sujeción y estabilidad
de la misma, etc.) y utilizar la maquinaria y el sistema de elevación más
adecuados. También, cuando se detecte cualquier problema hay que
señalarlo e indicarlo de forma muy visible para que se solucione y para
que tengan cuidado los otros compañeros.
‰ Comprobar que el equipo que se va a utilizar está en perfectas
condiciones (maquinaria, ganchos, eslingas, cadenas, etc.) y
asegurarnos de que el lugar donde se va a dejar la carga (como la
estantería o el apilamiento) se encuentra en buen estado.
‰ Delimitar y señalizar la zona de paso de las cargas suspendidas
para que nadie se sitúe debajo de las mismas.
‰ Realizar toda la maniobra primando siempre la seguridad, por
ejemplo introducir las horquillas centradas y hasta el fondo o
asegurarse de que el gancho está bien sujeto y centrado para que la
carga esté estable, realizar las maniobras con suavidad y dejar las
cargas con sumo cuidado.

43
Guía práctica de prevención

5.4. Golpes, cortes y heridas


punzantes
Este tipo de accidentes se pueden producir debido a distintas causas como
al uso de diverso tipo de herramientas (tijeras, cutters, cuchillos, etc.), la
exposición a diversos elementos (puntas, esquinas punzantes, palets
astillados, etc.) o la manipulación de diversos elementos (cuerdas,
materiales de anclaje, etc.). Entre los tipos de daños más comunes
destacan los hematomas, los cortes y las heridas punzantes. Las medidas
que hay que tomar para evitar estos
accidentes son:

‰ Utilizar los equipos de protección


individual adecuados como
guantes, casco o botas de seguridad.
‰ Durante la utilización de herramien-
tas, no dejarlas en lugares que
puedan provocar accidentes (en
el suelo, en el los bordes de las
estanterías desde donde se pueden
caer, entre plásticos de desecho,
etc.), lo más conveniente es utilizar cinturones portaherramientas.
‰ Elegir la herramienta más adecuada para cada trabajo (por
ejemplo, no hay que utilizar un cutter para atornillar o un destornillador
para quitar grapas). En caso de que se detecte cualquier anomalía en
alguna herramienta (como mangos flojos o elementos deteriorados)
retirarla y comunicárselo al responsable.
‰ Durante el uso de las herramientas, evitar que los músculos y las
articulaciones sufran, por lo que la acción debe realizarse con el eje
del antebrazo, la mano y la muñeca en posición neutra.
‰ Comprobar la carga antes de manipularla, ya que puede tener
grapas, puntas o astillas.
‰ Proteger y señalizar todas aquellas superficies que pueden ser
causa de golpes como esquinas o cargas que sobresalgan de los
espacios de almacenamiento.

44
Un Almacén sin Riesgos

5.5. Contactos eléctricos


Los daños para la salud provocados
por los contactos eléctricos suelen
tener una gran gravedad y pueden
ocasionar la muerte, por ello siempre
hay que tener un especial cuidado. Las
causas más comunes son el trabajar con
equipos eléctricos en ambientes
húmedos, instalaciones eléctricas o
maquinaria eléctrica defectuosas,
manipulación de sistemas eléctricos sin
estar capacitado, etc. Este riesgo es todavía más peligroso cuando
interactúa con el riesgo de incendio o explosión (como el uso de líquidos
inflamables). Entre las medidas preventivas que hay que tomar están:

‰ Señalizar las zonas de riesgo eléctrico y mantener todos los


cuadros eléctricos cerrados. Se debe realizar una revisión periódica
de las instalaciones y los equipos por personal cualificado.
‰ Manipular los sistemas eléctricos solamente si se está
capacitado y se tiene autorización de la empresa.
‰ Antes de utilizar cualquier herramienta eléctrica, comprobar su
estado: que el cableado, los enchufes y los empalmes se encuentran
en buenas condiciones de uso (los empalmes deben estar aislados y
protegidos); en caso de que sea una máquina portátil deberá de
disponer de un sistema de protección, lo más general es que sea de
doble aislamiento. También hay que evitar el uso de herramientas con
las carcasas de los enchufes resquebrajadas o cuya carcasa tenga
desperfectos. En caso de que tengan grasas, aceites u otras sustancias
deslizantes no utilizarlas y poner una señal sobre la misma. Al limpiar,
seguir las instrucciones del fabricante.
‰ No realizar reparaciones provisionales (por ejemplo, sustituir los
cables dañados por otros usados) ni utilizar componentes de otras
reparaciones, ya que pueden estar dañados.
‰ Comprobar que la base del enchufe se encuentra bien sujeta,
limpia y con las partes activas inaccesibles.

45
Guía práctica de prevención

‰ No manipular los sistemas de seguridad de los equipos eléctricos


ni de las instalaciones eléctricas ya que se anula su función de
protección.
‰ Utilizar equipos de protección contra el
riesgo eléctrico como guantes dieléctricos,
casco o calzado aislante con suela de goma.
‰ No utilizar los aparatos o equipos
eléctricos en caso de humedad, por
ejemplo, cuando los cables u otro material
eléctrico atraviesen charcos, los pies pisen
agua o alguna parte del cuerpo esté mojada.
‰ En caso de que los cables eléctricos tengan
que ponerse sobre el suelo es necesario
protegerlos mediante canalizaciones de
caucho duro o plástico destinadas a tal fin.

46
Un Almacén sin Riesgos

5.6. Temperatura
Un ambiente térmico inadecuado trae consigo sensaciones de
incomodidad y malestar lo que influye en la realización del trabajo:
disminuye el rendimiento físico y psíquico, genera más cansancio (lo que
aumenta la posibilidad de cometer errores) y provoca, por lo tanto, mayor
siniestralidad laboral. En casos extremos, también puede causar daños
físicos como hipotermia, bronquitis, deshidratación, mareos, etc. Por todo
ello, es conveniente llevar a cabo una serie de medias preventivas:

‰ Seleccionar la ropa adecuada a cada época del año prestando


atención a la transpiración del tejido, la protección de las extremidades,
el uso de ropa cortavientos, la sustitución de ropa húmeda, etc.
‰ En épocas de frío, ingerir líquidos calientes puesto que ayuda a
recuperar pérdidas de energía calorífica. Hay que intentar limitar el
consumo de café, en favor del descafeinado, ya que además de influir
sobre la circulación sanguínea, es un diurético y minimiza las pérdidas
de agua y, por tanto, de calor. Además, hay que disminuir el tiempo
de exposición al frío con el fin de disminuir la pérdida de calor.
‰ En épocas de calor, beber
líquidos en abundancia y
evitar la exposición solar
directa (mediante el uso de
protectores solares, gorras o
camisas de mangas largas).
‰ Evitar los cambios de
temperatura bruscos en la
medida de lo posible.
‰ Controlar el ritmo de
trabajo, con el fin de que la
carga metabólica sea suficiente sin que supere un valor que genere
sudoración excesiva. En caso de notar malestar, dejar la actividad y
descansar en un lugar fresco.
‰ Realizar las tareas que requieren mayor esfuerzo físico en las horas
donde las condiciones meteorológicas son más favorables.

47
Guía práctica de prevención

5.7. Iluminación
La incorrecta iluminación en un
almacén puede ser el origen de un
accidente laboral. Esta se puede
deber a una mala instalación o a un
mantenimiento inadecuado que origina
espacios con poca iluminación,
aparición de reflejos y contrastes
excesivos o zonas de sombra. Esto hace
que sea más difícil que nos percatemos
de diversos peligros: obstáculos en el suelo, suelos resbaladizos, superficies
salientes, etc. Además, cuando la iluminación es escasa de forma
generalizada también puede causar daños a la salud como producir
malestar ocular, dolores de cabeza, aumento de la fatiga y daño a la vista
(pérdida de visión o lesiones oculares). Por ello, hay que tener en cuenta
una serie de recomendaciones:

‰ Utilizar la luz natural siempre que sea posible; hay que tener en
cuenta que el nivel de iluminación desciende a medida que nos
alejamos de las ventanas, por lo que habrá que utilizar iluminación
artificial en algunas partes del almacén durante el día.
‰ Asegurarse de que hay una iluminación uniforme por todo el
almacén, por ello es conveniente realizar mediciones en diferentes
puntos. Algunas mediciones se realizarán a la altura donde se desarrolla
el trabajo (como en el caso de zonas de uso general a 85 cm del suelo)
y en otras a nivel del suelo como las vías de circulación.
‰ Evitar los deslumbramientos directos producidos por la luz solar o
por fuentes de luz artificial mediante el uso del mejor sistema para cada
caso (cristales traslúcidos, persianas, etc.).
‰ Comunicar cualquier anomalía que se detecte al responsable
directo para su inmediata solución (cambio de la lámpara o el
fluorescente, instalación de otra fuente, etc.).
‰ Revisar todo el alumbrado periódicamente, sobre todo el de
emergencia, evacuación y seguridad.

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Un Almacén sin Riesgos

5.8. Ruido
La existencia de niveles de ruido
elevados en los almacenes y su entorno
(con el uso, entre otros, de
herramientas eléctricas, carretillas,
camiones en zonas de carga y
descarga, etc.) expone a niveles de
ruido que pueden llegar a dificultar
la actividad y causar daños en la
salud (perdida de audición, dolores de
cabeza, disminución de la atención,
alteraciones del sueño, etc.). Es
conveniente recordar que la legislación
española obliga a adoptar medidas preventivas si se superan los 80 dB(A) de
nivel diario equivalente y 137 dB pico (RD 286/2006). Medidas preventivas
que hay que llevar a cabo:

‰ Reducir el ruido en su origen por lo que hay que informar a los


responsables de aquellos aparatos o máquinas que producen más ruido
del debido, o de ambientes excesivamente ruidosos. De esta forma se
podrán llevar a cabo medidas preventivas como un adecuado
mantenimiento de la maquinaria, insonorización de espacios o
instalación de elementos que protejan del ruido (pantallas acústicas en
zonas específicas, puertas y ventanas de cierre hermético...).
‰ Evitar los ruidos innecesarios por lo que no hay que tener
encendida la maquinaria ni las herramientas por más tiempo del
estrictamente necesario.
‰ En caso de que no se pueda evitar la exposición al ruido por debajo de
los niveles admitidos, reducir el tiempo de exposición mediante la
reorganización del trabajo con la rotación de puestos o concesión de
más descansos en ambientes tranquilos.
‰ En último caso, utilizar equipos de protección auditiva (orejeras
o tapones), pero esta medida debe ser solamente con carácter
complementario y temporal, no como una medida de tipo permanente.

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Guía práctica de prevención

5.9. Vibraciones
La exposición a vibraciones
se produce cuando el
movimiento oscilante
continuo se transmite al
cuerpo humano. Esto
puede ser causado
principalmente por el
uso de maquinaria o
vehículos en malas
condiciones o el tránsito
por suelos irregulares.
Dependiendo de la frecuencia y la intensidad de las vibraciones, los efectos
sobre el confort y la salud de los trabajadores varía, pero puede reducir el
rendimiento, aumentar la fatiga y causar, entre otros, mareos, calambres o
lumbalgias. Para evitar este riesgo, hay que llevar a cabo una serie de
medidas preventivas:

‰ Reducir la vibración en la fuente desde la que se produce por ello es


necesario revisar periódicamente los elementos de la maquinaria
que influyen sobre la vibración (como los asientos o sistemas de
amortiguación y de suspensión) y llevar a cabo un mantenimiento
adecuado de la maquinaria.
‰ Incorporar aislantes de vibración, tales como muelles o elementos
elásticos en los apoyos de las máquinas, masas de inercia, plataformas
aisladas del suelo, manguitos absorbentes de vibración en las
empuñaduras de las herramientas, etc., ya que, aunque no disminuyen
la vibración original, impiden que se transmita al cuerpo, con lo que se
evitan los riesgos de daños a la salud.
‰ Si no es posible reducir la vibración, o como medida de precaución
suplementaria, recurrir al uso de equipos de protección individual
(guantes, cinturones, botas) que aíslen la transmisión de vibraciones.
Además, se debe formar a los trabajadores sobre su uso correcto y
establecer un programa de mantenimiento y sustitución de los mismos.

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Un Almacén sin Riesgos

5.10. Estrés
El estrés es un proceso físico y psicológico que se produce ante la
presencia de un estresor (cualquier amenaza o estímulo físico o
psicológico, real o ficticio) y ante el que uno no sabe muy bien cómo
enfrentarse. Si ante esta circunstancia se responde de forma eficaz y
rápida, la situación se resuelve con éxito y no se producen las consecuencias
negativas derivadas del estrés. En cambio, cuando no se resuelve de esta
forma, el organismo reacciona (agudizando los sentidos, aumentando el
ritmo cardíaco, la presión sanguínea, la sudoración, etc.) para adaptarse a la
nueva circunstancia.

La prolongación en el tiempo de este proceso tiene efectos


importantes sobre la salud: enfermedades cardiovasculares, problemas
neurológicos (como dolores de cabeza o insomnio), problemas digestivos e
inmunológicos.

Las causas del estrés pueden venir tanto del ámbito personal
(problemas de salud, en las relaciones personales o sociales, dificultades
económicas, etc.), como del laboral: excesivo ritmo de trabajo, horario de

51
Guía práctica de prevención

trabajo (turnos, exceso de horas, etc.), dificultad de las tareas a realizar,


clima laboral hostil, incertidumbre ante el futuro, condiciones físicas
inadecuadas (temperaturas extremas, exposición a sustancias peligrosas),
etc. Algunas medidas preventivas que se pueden tomar para evitar el estrés
o disminuir su intensidad son:

‰ Llevar una vida saludable: hacer ejercicio, comer sano, descansar


suficientemente y no abusar de sustancias excitantes (café, tabaco,
alcohol u otro tipo de drogas).
‰ Cuidar las relaciones sociales y basarlas en valores sólidos y de
calidad como la confianza, la honestidad, el respeto mutuo o el aprecio.
‰ Planificar y organizar el
tiempo para poder
compatibilizar lo mejor posible
la vida personal y familiar con
la laboral: hacer una lista de
prioridades teniendo en cuenta
cuáles son las horas de máximo
rendimiento y las de menor, ser
realista a la hora de calcular los
tiempos, dejar márgenes de
tiempo para imprevistos, etc.
‰ Exigir y crear unas condiciones de trabajo óptimas: temperatura
e iluminación adecuada, utilización de los equipos de protección
individual, rotación de tareas, pausas adecuadas a la actividad que se
realice, etc.
‰ Procurar crear un ambiente laboral agradable y solidario,
trabajando en equipo, ayudando y recibiendo ayuda, siendo respetuoso
hacia los demás, etc.
‰ Exigir unas condiciones laborales claras y participar en todo lo
posible en la organización del trabajo: cuáles son las
responsabilidades específicas, condiciones contractuales, posibilidad de
controlar y organizar el trabajo, capacidad de anticipar tareas para
evitar posteriores acumulaciones de trabajo, etc.

52
Un Almacén sin Riesgos

6. Equipos de Protección Individual


La protección colectiva es
aquella técnica de seguridad
que tiene por objetivo la
protección simultánea de varios
trabajadores expuestos a un
determinado riesgo. Entre estos
equipos se encuentran las
barandillas, las redes anticaí-
das, los sistemas de ventilación,
los extintores de incendios, las
pantallas de protección acústica,
las carcasas de seguridad de la
maquinaria, el vallado perime-
tral de las zonas de trabajo o las
señalizaciones.

Los Equipos de Protección Individual (EPIs) son de uso individual


por lo que su distribución tiene que ser personalizada para que se
ajusten a las características específicas de cada individuo. Se debe recurrir a
su uso cuando se hayan agotado todas las otras vías prioritarias de
seguridad (como las organizativas o las de protección colectiva) y como un
elemento a mayores de seguridad y de control del riesgo.

Antes de su utilización por primera vez, se debe recibir formación sobre


las situaciones en las que hay que usarlos así como la forma
correcta de utilizarlos, limpiarlos y mantenerlos en buen estado
siguiendo las indicaciones del fabricante. Cada trabajador tiene por su parte
la obligación de seguir todas las instrucciones, así como de su cuidado,
mantenimiento y almacenamiento en el lugar correcto.

Todos los EPIs deben llevar el marcado CE como símbolo de


garantía de seguridad y salud y deben incluir un folleto informativo claro
(uso, limpieza, mantenimiento, almacenamiento y demás instrucciones que
se consideren necesarias) que debe estar en un lugar accesible para todos
los trabajadores.

53
Guía práctica de prevención

Con el fin de conseguir sus resultados óptimos es necesario que el


Servicio o el Técnico de Prevención de la empresa realice un
análisis de las necesidades específicas. Además, antes de adquirirlos es
recomendable probarlos en el lugar de trabajo para garantizar que se
adecuan a nuestras necesidades particulares de uso. En caso de que se
detecte cualquier anomalía o defecto, tanto al inicio como a lo largo del
tiempo de uso, hay que comunicárselo a nuestro superior directo de
inmediato para que sea reemplazado.

A continuación mostramos los EPIs que se utilizan con más


frecuencia en las tareas de almacenamiento y sus características más
generales, aunque cada almacén debe analizar su situación específica para
elegir el más adecuado para cada puesto y trabajador:

‰ Calzado de seguridad ergonómico para que se adapte


perfectamente al pie, con puntera reforzada y suela antideslizante y
resistente a diversos productos.
‰ Guantes dependiendo del cometido: por ejemplo para la
manipulación de cargas deben ser fuertes y resistentes para evitar
daños por filos cortantes o asperezas.
‰ Protección auditiva, si el nivel de ruido lo requiere,
como tapones o auriculares.
‰ Protección respiratoria como mascarilla o máscaras
filtrantes, si se manipula un producto químico-tóxico.
‰ Sistema de protección anticaídas, como arneses, en
caso de trabajos en altura.
‰ Fajas lumbares (para el levantamiento manual de
cargas) y antivibratorias (cuando se realicen trabajos con vibración).
‰ Prendas de abrigo, como guantes, cortavientos, gorros, etc., para
lugares con temperaturas bajas como los muelles de carga y descarga.
‰ Cremas de protección para la piel cuando se trabaja expuesto por
algún tiempo al sol.
‰ Casco de seguridad cuando existen riesgos de caídas de objetos u
otros golpes en la cabeza.
‰ Ropa reflectante cuando se realizan trabajos compartiendo espacios
con vehículos.

54
Un Almacén sin Riesgos

7. Primeros auxilios
Los Primeros Auxilios son un conjunto de
actuaciones, tratamientos y cuidados de emergencia
que se dan a un trabajador de forma inmediata y
provisional en caso de accidente o enfermedad
repentina, antes de disponer de apoyo médico
profesional. Es conveniente que todos los
trabajadores tengan unas nociones básicas. Unos
consejos generales de actuación son:

‰ Conservar la calma en todo momento y


actuar con rapidez recordando el protocolo
que hay que seguir, para ello recuerda el
acrónimo PAS (Proteger, Avisar y Socorrer):
5 Proteger: antes de nada hay que eliminar el riesgo para evitar
nuevos accidentes; por ello, se debe hacer un rápido examen de la
situación y detectar la fuente del riesgo para eliminarla.
5 Avisar: contactar con el 112 respondiendo con claridad a toda la
información que se solicite como el lugar exacto donde se ha
producido el accidente, el número de accidentados o la causa de
accidente.
5 Socorrer: priorizar nuestra actuación sobre aquellas personas
cuyo estado presente mayor gravedad.
‰ No mover al accidentado y realizar una evaluación inicial de su
estado, donde se comprueben las constantes más importantes: la
respiración (sentir que el aire sale por la nariz y/o la boca), el latir del
corazón (comprobar si tiene pulso) y el nivel de consciencia
(preguntando al accidentado en voz alta y clara).
‰ Llevar a cabo una evaluación secundaria revisando más
detenidamente su estado, con lo que se comprueba si existen lesiones o
alteraciones importantes como hemorragias, fracturas o golpes en la
cabeza.

A continuación mostramos algunas de las pautas más generales que hay que
seguir dependiendo del tipo de situación con la que nos encontremos:

55
Guía práctica de prevención

A. Respiración “boca a boca”


‰ Arrodillado junto a la víctima colocar
una mano debajo de la nuca, la
otra en su frente, elevar la de la
nuca y empujar con la de la frente,
para lograr una buena extensión de la
cabeza.
‰ Sin sacar la mano de la nuca, colocar
la otra mano en la nariz pinzándola
con los dedos índice y pulgar para
ocluirla totalmente. Inspirar todo el
aire que se pueda, aplicar la boca a la
de la víctima y soplar moderadamente
comprobando que el torax sube.
‰ Si al insuflar el aire se comprueba que
el abdomen sube es porque el aire pasa
al estómago en vez de los pulmones;
entonces hay que corregir la
postura de la cabeza realizando de
nuevo la hiperextensión. Si aún así no
puede comprobarse que entra aire en
su tórax, seguramente será debido a
que la glotis (garganta) está
obstruida por la caída de la base de la
lengua. Para colocarla en buena
posición debe hacerse lo siguiente: con la mano que estaba en la nuca
empujar hacia arriba el maxilar inferior haciendo presión en sus
ángulos, hasta comprobar que los dientes inferiores están por delante
de los superiores. En esta posición es seguro que la base de la lengua
no obstruye la glotis y que el aire insuflado puede penetrar en los
pulmones, elevando su pecho, lo que es fácil de comprobar.
‰ Repetir las insuflaciones cada 5 segundos (unas 12 ó 14 por
minuto). Si la víctima empieza a recuperarse acompañar el ritmo de las
insuflaciones al de la respiración del accidentado.

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Un Almacén sin Riesgos

B. Masaje cardíaco externo


Si aparte de no respirar y
encontrarse inconsciente, se
observa que el accidentado carece
de pulso en la muñeca y cuello,
está muy pálido, tiene las pupilas
dilatadas y no se oyen los latidos
cardíacos, es probable que se
haya producido una parada
del corazón, por lo que se debe
proceder a practicar, además de la
respiración artificial “boca a boca”,
el masaje cardíaco externo, con
arreglo a la siguiente técnica:

‰ Colocarse de rodillas al lado


de la víctima, situar la parte
posterior de la palma de la
mano sobre el esternón,
cuatro o cinco centímetros por encima de la "boca del estómago"; la
palma de la otra mano se coloca sobre la de la primera, entrelazando
los dedos. Realizar una presión firme y vertical al ritmo de 60 u
80 veces por minuto. Al final de cada acto de presión se permite que
la caja torácica, por su elasticidad, vuelva a su posición de expansión.
‰ Lo ideal es que una persona realice la respiración “boca a boca”
y otra, al mismo tiempo, el “masaje cardíaco externo”,
realizando 5 presiones esternales y 1 insuflación, efectuando esta última
en la fase de descompresión del tórax y no volviendo a comprimir hasta
que no haya terminado la insuflación y así sucesivamente.
‰ Si es solamente una persona la que presta los auxilios, comenzar
con la respiración “boca a boca”, realizando 5 insuflaciones, para
continuar con una pauta de 15 presiones esternales y 2 insuflaciones.
Cada 2 minutos, hay que verificar la eficacia circulatoria tomando el
pulso en la carótida. Hay que continuar con esta técnica hasta que el
accidentado recupere las constantes cardiacas o hasta que llegue el
equipo médico que se encargue de él.

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Guía práctica de prevención

C. Herida superficial
Para tratar una herida superficial, que afecta exclusivamente a la capa más
externa de la piel, hay que prevenir la infección. Con las manos recién
lavadas, limpiarla con agua y jabón, o con agua oxigenada a
chorro, aplicar un antiséptico y cubrirla con un apósito o vendarla
con una gasa sujetada por un esparadrapo. No se debe utilizar algodón
para evitar dejar restos.

D. Hemorragias
Las hemorragias pueden ser internas o externas. Ante cualquier tipo
de hemorragia se debe actuar de la siguiente forma:

‰ Tumbar al accidentado en posición horizontal con los miembros


inferiores elevados; buscar primero una hemorragia externa, a veces
puede estar oculta por la ropa.
‰ Si hay signos de hemorragia interna como síntomas de colapso,
palidez, sed, ansiedad, frío y/o
taquicardia, arropar al accidentado y
evitar cualquier movimiento.
‰ En las hemorragias externas, con
el fin de evitar la pérdida de sangre,
se deberá efectuar una presión en el
punto de sangrado con un apósito
limpio durante al menos diez minutos,
elevando a su vez el miembro
afectado a una altura superior a la del
corazón de la persona accidentada. En
caso de que la herida continúe
sangrando, poner más vendas sobre
la misma sin retirar la anterior o comprimir la arteria por encima de la
herida si la hemorragia sigue o si hay algún cuerpo extraño.
‰ En las hemorragias nasales, mantener al accidentado quieto y
sentado, y presionar directamente sobre la ventana sangrante contra el
tabique nasal, durante un mínimo de cinco minutos. Esta operación se
realizará inclinando la cabeza hacia delante para evitar la posible
inspiración de coágulos.

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Un Almacén sin Riesgos

E. Quemaduras
Las quemaduras pueden ser de
primer grado (la piel está
enrojecida), segundo grado (la
parte interior de la piel, la dermis,
se quema, formándose ampollas)
y tercer grado (la piel está
carbonizada y los músculos, vasos
y huesos pueden estar afectados).
La gravedad de las mismas
depende de su extensión, su
localización y la presencia de
suciedad o no de la misma. Primeros auxilios que se deben llevar a cabo:

‰ Tras suprimir la causa que produce la quemadura (apagar las


llamas, desconectar la corriente o eliminar los productos químicos),
comprobar los signos vitales, prestando atención a los síntomas de
asfixia por la posible inhalación de humos.
‰ Aplicar agua en abundancia en la quemadura para enfriarla y reducir
el dolor (no usar otros productos que puedan ensuciar, infectar o
encubrir la herida) y quitar la ropa, joyas y todo aquello que
mantenga el calor, salvo que se encuentren adheridos a la piel.
‰ Si sus lesiones lo permiten, poner al herido en posición lateral para
evitar la obstrucción de las vías respiratorias y cubrir las heridas con
un vendaje flojo y húmedo. Si aparecen temblores, tapar a la
persona herida con una manta. No dar a la persona accidentada
líquidos o sólidos para evitar la posible aparición de vómitos que
compliquen más la situación.

F. Desmayos y lipotimias
Ante los desmayos y lipotimias (pérdida súbita de conocimiento de corta
duración, de 2 a 3 minutos), hay que aflojar la ropa alrededor del cuello
y cintura, procurando que llegue aire fresco al afectado (abrir una ventana
o abanicarle), en el caso de que el afectado respire pero exista una herida o
fractura, no moverlo.

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Guía práctica de prevención

Si el lesionado está inconsciente, pero respira y no existe traumatismo, lo


colocaremos en una posición de seguridad para prevenir las posibles
consecuencias de un vómito. Esta posición es la denominada “Posición
Lateral de Seguridad” (P.L.S.).
El procedimiento para llevarla a
cabo es el siguiente:

‰ Arrodillarse junto al
accidentado y flexionar en
ángulo recto el brazo del
accidentado más próximo al
reanimador con el codo
doblado y la palma de la
mano hacia arriba.
‰ Flexionar la pierna del
accidentado.
‰ Girarlo suavemente hacia
el reanimador tirando de la
pierna flexionada y empujando del hombro simultáneamente, de forma
que quede tumbado lateralmente con la cadera y rodilla dobladas en
ángulo recto. Extender la cabeza hacia atrás y colocar la mano
del paciente que queda arriba con el dorso de la misma bajo la
mejilla, para mantener la extensión de la cabeza.
‰ Continuar a su lado vigilando sus signos vitales hasta que llegue
la ayuda solicitada.

G. Accidentes oculares
En los accidentes oculares, evitar que el accidentado se frote los ojos y
limpiarlos con agua abundante manteniendo los párpados abiertos, no
hay que usar colirios. Si se observa que el objeto extraño está suelto
retirarlo con la punta de un pañuelo, en caso de que este clavado o que no
se pueda quitar, hay que tapar la zona afectada con gasas húmedas y
acudir a un centro sanitario. Si las molestias son muy importantes se
taparán los dos ojos.

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