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Silvia Andreli Díaz Navarro. Licenciado en Pedagogía, UNAM. Licenciada en Prescolar, SEP y Maestra en Tecnologías para
la Educación, UDAVINCI. Docente de Asignatura.
2 Luis Gabriel Mateo Mejía. Licenciado en Filosofía, IF. Ingeniero en Desarrollo de Software, UnADM y Maestro en
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lo tanto, este pensador alude a la crítica o pensamiento crítico, que debe
incluir la aceptación de los derechos humanos, agregando inclusive el
derecho a la diferencia y al pensar diferente, para con ello, conseguir una
vivencia más profunda y genuina en materia de leyes y soberanía jurídica.
La sociedad requiere superar un simple status quo de convivencia normal
o normalizada, para adentrarse en aspectos críticos o críticas constructivas
hacia el interior de la vivencia subjetiva y real de la sociedad.
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naturaleza humana como el concepto de derecho humano, por lo que
ambos conceptos son análogos con ciertas limitaciones y con su debida
proporcionalidad. De igual manera, son en parte distintos, pues la riqueza
de la diferencia no elimina la identidad de lo que significa cada concepto.
En esta forma, la metafísica implícita en la fundamentación de los derechos
humanos, no es un peligro para la metafísica explicita que puede
comprehender la condición humana.
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pastoral, tanto de pensadores independientes como de frailes católicos,
despliega un mestizaje universal de toda la raza humana, considerando al
hombre y a la mujer como un verdadero microcosmos, que es un concepto
filosófico que encierra, en una alegoría, la inconmensurabilidad del
macrocosmos o del universo mismo. Se observa nuevamente la riqueza de
la hermenéutica icónica y simbólica, que contribuye a reconocer los
derechos humanos desde la tradición, la historia, la cultura y el patrimonio
común.
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entrado el siglo XVI y con éste la modernidad, que se hizo un debate más
amplio sobre este tema, no fue debido a la falta de pensadores en la alta y
baja edad media, sino al impacto que tuvieron las formaciones de las
nuevas colonias en América, especialmente la colonia hispanoamericana,
en donde el español gesto todo un renacimiento cultural, intelectual y social.
Así pues, ya en el siglo XVI, fray Bartolomé de las Casas, conocedor de las
teorías de Vitoria y de Soto, habla de la ley natural, que es propiedad tanto
de los indios colonizados, como de los españoles y mestizos. Ciertamente,
tiene una base teologal divina, incurre directamente en la situación precaria
de los indios a favor de su dignidad y sus derechos.
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dichos criterios no pueden estar al margen de la constitucionalidad y del
civismo. De igual manera, se observa el iusnaturalismo de Héctor González
Uribe, quien en su ‘Teoría política’ y otros estudios, resalta el carácter
sustancialmente natural del derecho, y por consiguiente, de los derechos
que garantizan la dignidad de las personas. Es de resaltar que gracias a
este movimiento jurídico, se hereda la búsqueda por el pensamiento y se
abren las ventanas a los estudios filosóficos de mayor complejidad en
nuestro país. Así pues, pensadores como Virgilio Ruiz Rodríguez, Jorge
Adame Goddard, y Javier Saldaña, llevan la impronta de la aserción de la
dignidad, el personalismo, la fundamentación científico-filosófica y el
debate dialectico, para sustentar los derechos como base de la convivencia
social moderna.
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ley, la justicia y el derecho, desde algunos juristas y teólogos relevantes del
siglo XVI, como es el caso de Francisco de Vitoria, quien plantea una
definición de guerra justa, pero con una inclinada acepción, que demanda
el respeto y la igualdad de los hombres en Latinoamérica, en este sentido,
favorece el resarcir el daño, solamente en caso de que sea de gravedad y
atente una sociedad demarcada por sus actos de injusticia o barbarie. Por
su parte, Domingo de Soto, retoma aspectos tomistas y aristotélicos, para
concebir una idea de ley, que además requiere ser justa y natural, tanto en
su aspecto teologal de bondad, como en su aspecto moral y social de
igualdad.
BIBLIOGRFÍA: