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En su vida diaria, el ser humano realiza una gran cantidad de conductas y acciones. Nos
duchamos, vamos a trabajar, hablamos e interactuamos con otros, caminamos, comemos
o nos acostamos. La mayor parte de estas acciones las realizamos de forma consciente y
voluntaria. Sin embargo, nuestro organismo hace mucho más que eso.
Configuración Anatómica.
Al hablar del bulbo raquídeo estamos hablando de una estructura que no es homogénea
en su composición y función. Al contrario, esta estructura está conformada por diferentes
núcleos, empezando en ellos algunos de los tractos nerviosos más conocidos.
Denominadas así por su forma, en las pirámides del bulbo raquídeo se localizan los haces
de fibras nerviosas que conectan la corteza con el bulbo y la espina dorsal. Así pues, es
en esta zona donde se conecta el cerebro con el resto del organismo, enviando
información motora hacia fibras musculares repartidas por todo el organismo.
Los lemniscos son haces de fibras nerviosas cuya función, igual que en el caso de las
pirámides, es la de transmitir la información entre encéfalo, concretamente el tálamo, y
médula espinal. En este caso, sin embargo, la información que llevan es principalmente
de tipo sensorial.
3. Complejo olivar
Estas son otras estructuras que también se encuentran dentro del bulbo raquídeo:
Núcleo ambiguo
Este núcleo, por donde pasa el nervio vago, está vinculado a la digestión, controlando la
producción y emisión de los flujos gástricos. Es, por consiguiente, parte de un entramado
de redes neuronales implicadas en el sistema nervioso entérico, enmarcado en parte en
el sistema nervioso periférico.
Núcleo del trigémino
Siendo la parte del sistema nervioso que conecta encéfalo y médula espinal, una de las
principales funciones del bulbo raquídeo es la de servir de enlace entre cerebro y/o
cerebelo y médula. Así, se encarga de transmitir la información nerviosa tanto sensorial
como motora del resto del cuerpo.
El bulbo raquídeo nos mantiene con vida, ya que tiene la importante función de controlar
elementos vitales e inconscientes tales como los latidos del corazón y la tensión arterial.
Así, se encarga de mantener el ritmo cardíaco y regular la vasoconstricción.
Regulación de la respiración
La respiración es una de las funciones básicas que permite la vida, ya que necesitamos
de la presencia de un suministro constante de oxígeno para el funcionamiento de los
diferentes órganos. El bulbo raquídeo gestiona el control de la función respiratoria,
manteniéndola en todo momento.
El control de los músculos involuntarios, como los que empujan la comida a través del
tubo digestivo cuando comemos, depende de un parte del complejo bulbar. Además del
control muscular, el funcionamiento del sistema digestivo también está vinculado al bulbo
raquídeo al regular éste la emisión de los flujos gástricos. Esto significa que es una
estructura del encéfalo que contribuye a mantener los equilibrios químicos ideales en el
cuerpo.
Parálisis
Vertigo
Problemas para tragar
Dificultades respiratorias
Al ser punto de encuentro entre los dos hemisferios, un daño en un lado del bulbo
raquídeo puede ocasionar problemas en el otro lado del cuerpo.
Algunos de estos déficits pueden ser causados por el consumo de drogas como
los opiáceos. Estos, en grandes cantidades pueden inhibir el funcionamiento de esta
estructura, con la consecuente dificultad para respirar o para mantener la frecuencia
cardiaca, lo que en casos de sobredosis grave puede llegar a ser mortal. Debido a que es
el punto de encuentro clave entre los nervios de cada hemisferio y los tractos
ascendientes y descendentes del sistema nervioso, su daño puede llegar a suponer un
peligro para las funciones normales de los seres vivos.
El cáncer del bulbo raquídeo. - De esta grave patología habría que subrayar que
presenta diversos tratamientos tales como la cirugía o la quimioterapia. Problemas
de visión o audición, vómitos, debilidad o incluso aletargamiento son algunos de
los síntomas que presenta.