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Algunas luchas sociales en Cuba republicana {U}* Sergio Aguirre Transformacién de la guerra imperialista en guerra civil. Derrota del zarismo y la burguesia rusa como deber revolucionario cardinal. Con estas consignas, enteramente opuestas a la traicién socialdemécrata, par- ticdparon los bolcheviques en la primera Guerra Mundial. Tan. justa linea politica hizo posible la fraternizacién, de trinchera a trinchera, con soldados “enemigos”; la multiplieacién de huelgas en Mosci, Peters- burgo y otras ciudades; la profunda compenetracién de obreros y campe- sinos —ahora soldados— en los frentes; y, en definitiva, e! derrocamiento del zarismo por la accién revolucionaria de las masas, en San Peters- burgo, el 27 de febrero de 1917 (0 sea, 12 de marzo por el calendario occidental). Dirigieron estas acciones los bolcheviques, pero en las wilti- mas no falté la participacién oportunista de mencheviques y social- revolucionarios. Necesitabase determinar quién gobernaria el antiguo imperio ruso: si el recién surgido Gobierno Provisional, controlado por la burguesia, o el Comité Ejecutivo Central de los soviets de obreros y soldados. La se decidié por los Soviets cuando las masas reemplazaron en ceptiembre, por bolcheviques, la anterior mayoria obtenida desde febrero por socialrevolucionarios y mencheviques, integrantes de una corriente claudicante pequefioburguesa, en dichos organismos. “Todo el poder a los soviets” fue entonces consigna que pudo conmover al mundo. Lenin hizo posible e] desarrol:o de la revolucién democratico-burguesa de febre- ro y su conversién en la revolucién socialista de octubre. Nacié una * Le primera parte de este trabajo fue publicada con este mismo titulo en Cuba Socialiste. La Habana, Aiio 5, nim. 49, septiembre 1965. p. 78-114. 5 nueva etapa mundial de luchas proletarias, incluyendo a la pequefia Antilla que gobernaba, con el “cuero” el general Menocal. Ajtos de oscura gestacién 1918, Gltimo afio de Ja Guerra Mundial y primero en el Viejo Mundo de la victoriosa revolucién socialista, fue agitado en Cuba. Las huelgas menudearon- Un vistazo a la Cronica cubana (1915-1918) de Leén Pri- melles!. permite apreciar movimientos de muy varia intensidad que incluyeron a azucareros, zapateros, sastres, fogoneros, fundidores, tipé- grafos, escoberos, rezagadores, tranviarios, portuarios, ferroviarios, tele- fénicos, barrenderos, ebanistas, empleados de restaurantes, fondas y hoteles, obreros de fabricas de mosaicos, etc. Aunque las clases domi- nantes seguian disfrutando en el pais de ascendente bonanza econémica, la situacién iba tornéndose muy critica para los sectores populares a causa de la distribucién de la riqueza, cada vez mas desigual, y los pro- blemas planteados por el desarrollo de la Guerra. Ello engendraba una multiplicidad de huelgas que no puede sorprender al observador y que guardé estrecha relacién con lo descrito en este parrafo de Primelles: Dos factores desfavorables se observan este afio al compa- rarlo con el pasado. El precio del aziicar, determinado este afio por la venta global a los aliados, fue un poco mas bajo que el pasado. Pero como al mismo tiempo el nivel general de precios de todas las demas mercancias habia subido mucho, resultaba que el precio del azicar en re!acién con el costo de produccién era bastante mas bajo. Por otra parte, las dificultades para el abastecimiento de viveres y otras materias indispensables aumen- taron a consecuencia de la intensificacién del esfuerzo de guerra de los E.U. La peticién de aumento de salarios convertiase en el mds inmediato grito de guerra clasista, teniendo a La Habana, como siempre, de esce- nario principal, mas no tnico. Habian dejado de ser raros los arrestos de dirigentes y activistas huelguisticos, y apelaba a veces el Gobierno a la prohibicién de reuniones proletarias- Mantivose la practica de ex- pulsar del pais a los trabajadores extranjeros que denotaban rebeldia, casi siempre espafioles, casi siempre: acusados —verdadera o falsamente— de ser anarquistas. El mas nutrido grupo, ocho en total, tuvo que aban- donar Ia Isla a principios de afio, bajo acusacién de fomentar huelgas en los ingenios. Y en junio fue clausurado d-finitivamente Labor Sana, 1 Apatrida tras el tiunfo de Ia Revolucién. S. A. 6 Srgano anarquista dirigide entonces, a 'o que parece, por Marcelo Salinas. De las numerosas huelgas planteadas en 1918 hubo dos con relieve mayor, ambas en noviembre. Una tuvo origen portuaric. La otra ferro- viario. En ambas ccasiones surgieron recios movimientos de solidaridad abrera on torno a ellas, que han sido califieados, por su extension y fir- wees, dechuclgas gensvales. La huelga portuaria estal’é en la Capital ef cuatro de noviembre y mantivose hasta el 18, terminando victoriosamente- Se enconé de modo considerable cuando sus dirigentes mdximos, entre ellos Gervasio Sierra, fueron castigados, en medio de las negociaciones, con 30 dias de prision por “coaccién y amenazas”. Apelé el Gobierno al recurso de enviar presidiarios a los muelles para romper ¢] movimiento, mas tinicamente Togré que la solidaridad sindical hiciese posible una ltamada huelga general habanera por la libertad de los trabajadores presos y en respaldo a las demandas de aumento salarial formuladas. Por lo menos, resulté efectivo el paro del transporte, asi como la decisién de no editar perié- dicos, tomada por los tipégrafos. El Gobierno retrocedié. Menecal indul- t6 a Gervasio Sierra y a los demas portuarios presos, recibidos por sus compaiieros con grandes aclamaciones. Ello dio fin a la huelga general, no sin que en la noche del jibilo —13 de noviembre— se produjese un encuentro @ tiros entre obreros y policias. Nuevas vio'encias se hicieron patentes en dias posteriores, con tranvias derribados en ¢l Parque Cen- tral y disparos abundantes, hasta que la patronal se rindié el 18, conce- diendo el aumento pedido y acatando el decreto 1887 que ei Gobierno dicté para satisfacer a los huelguistas. Se establecia en dicho decreto, del dos de diciembre, el derecho del sindicato a intervenir, por medio de sus delegados, en las contrataciones de trabajadores, las cuales quedaban ajustadas a estricto procedimiento. La representacién diplomitica de Estados Unidos se lend de ira. En Jo que ataiie a la huelga ferroviaria, afecté desde el 18 de noviem- bre el servicio correspondiente a las provincias orientales —de la ciudad de Santa Clara a Ia de Santiago de Cuba— y tuvo su centro neurdlgico en Camagiiey. Los trabajadores del Ferrocarril de Cuba reclamaban 20% de aumento en sus salarios, el reconocimiento del sindicato —recoge Prime!les— y la intervencién de éste en Jos nombramientos de trabaja- dores. Estuvieron representados por alguien hien conocido: el doctor Emilio Arteaga Quesada, autor de las principales leyes sociales bajo el gobierno de José Miguel Gémez. La respuesta gubernamental resulté violenta, siendo ocupada militarmente la ciudad de Camagiiey el 30 de noviembre. No obstante, la solidaridad proletaria vino en auxilio de los hue!guistas. El scis de diciembre se declaré en Santiago de Cuba una huelga general. Y lo propio sucedié en La Habana el dia nueve, que- dando interrumpida la publicacién de periédicos, paralizado el trans- porte y cerrados restaurantes, cafés y panaderias. Se destacaron en le direccién del movimiento José Bravo y Antonio Penichet, a juzgar po. dates de Primelles. Tan clamorosa pelea termind de modo bastante modesto, aceptando los ferroviarios el 12 de diciembre, un ligerisimo aumento de salarios y muy pequeiia reduccién en la jornada de trabajo. De inmediato cesaron, Iégicamente, las huelgas por solidaridad, Cuba, en guerra con Alemania, veiase obligada a realizar una esce- nografia adecuada; habia proclamado el Servicio Militar Obligatorio. Pero como tal medida resultaba totalmente impopular, con frecuencia era atacada en manifiestos que circulaban con motivo de huelgas, o en periédicos proletarios. Ello daba lugar a represalias del Gobierno contra Ja presunta “traicién nacional” de los germanéfilos. Sin embargo, no siempre discurria la vida por tan azarosos caminos. A veces se pasaba sobre la clase obrera una nueva ley social para suavizarle un poco el jmpetu. Asi sucedié el primero de agosto de 1918, fecha en que fue promulgada una adicién a la “Ley de Cierre” aprohada en 1910 por cestién de Arteaga. Ahora, Vevando Ia iniciativa el senador Maza y Artola, se agregé al texto una disposicién segiin la cual quedaba esta- blecido también el cierre de establecimientos el domingo, iniciativa que merecié aprobacién del Senado y la Cémara de Representantes, y sancién de] Presidente. Quedaban exceptuadas las bodegas, que abrirfan los domingos hasta las diez de la mafiana y cerrarian en dias restantes a las ocho de Ja noche. La mujer fue principalmente favorecida por otra ley social que habia venido dando tumbos en los cuerpos colegisladores desde varios afios atrés y que al fin se definié en 1918 con gran indignacién de la Iglesia Catélica y del Diario de la Marina. EF] 29 de julio fue promulgada la ley del divoreio, estableciéndose un grupo de causales bastante amplio. Simu‘téneamente quedé proclamada otra ley que ponia fin a la validez legal del matrimonio religioso y fijaba la obligatoria vigencia en tal é sentido del matrimonio civil. Ambas fueron recibidas con respaldo cerra- do de las mayorfas y no pocos aspavientos de indignacién clerical, Hacia 1919 empezarou a sentirse con fuerza en Cuba las primeras rafagas de la Revolucién Rusa, atin antes de experi s0s econémicos la burguesia del pais a consecuencia de la zafra de ese aio. En 1914, al comenzar !a Guerra. la molienda cubana arribé a unas 2600000 toneladas —Ja cifra mas alta di En 1919 pasd de 4.000000, En 1974. alca medio de algo mas de 2.5 centavos por libra) En 1919 paeé de cinco centavos, El valor total de la zafra fue en 1914 de unos $153 000 000. En 1919, casi el triple: unos $154.000000. Bastan tales cifras para expresar hasta qué grado la carniceria mundial iba determinando en ndmico de ciertas minorfas privilegiadas, en tanto e! pucblo se batia con la escasez de subsistencias y la bolsa negra. Como van Jas mariposas a Ia luz, iban a Cuba durante esos afios los emigrantes, prineipalmente espafioles, aum- que también eran numerosos los hai entar nuevos ascen- ¢ su historia hasta entonces, cl aatiear un precio pro- Cuba Ia aparicién de nuevas fortunas y el desahoxo anos y jamaicanos: todo To eval agravaba la situacién del trabajador nativo. El censo de poblacién reali- zado en 1907 habia arrojado en la Isla esta cifra: 2048 000 habitantes, en guarismos aproximados. Al realizarse otro en 1919 ofrecié un incre- mento extraordinario para una diferencia de 12 afios: 2889000, en niimeros redondos. Se comprende que una vez terminada la Guerra € invalidados los argumentos “patristicos” para reprimir Jas luchas obre- ras, éstas se desencadenasen de modo sibito en pais que estaba presen- ciando una implacable agudizacién de las distancias clasistas. Y si a ello se agrega que la prédica soviética intensificabase en el orbe como ‘Tiposta a la guerra civil y las invasiones extranjeras impuestas a Lenin por el cerco capitalista, no es raro que en Cuba se sintieran ahora los primeros ecos sostenidos de ella. Recuérdese que este mismo afio se pro- dujo la fundacién de la Tercera Internacional. El planeta se dividia en dos campos. Y Cuba vibré. Para que se tenga idea de cémo amanecid 1919 en la Isla, resulta elocuente transcribir dos pérrafos de Leon Primelles (Crénica Cubana 1919-1999, p. 86), eliminando, para mayor claridad sus abreviaturas caracteristicas. Dicen: La oleada de huelgas que comenzé en 1918 continud con fuerza durante los meses de enero y febrero. La siguiente lista, seguramente incompleta, puede dar una idea de la situacién. 9 2 de enero, los obreros del puerto en Cardenas. J1 a 13 enero, en la fabrica de cerémica de Rancho Boyeros. 12 enero, termina una huelga de pintores tapiceros y doradores comenzada en sep- tiembre 1918. 13 enero, huelga de albafiiles y carpinteros en Ia Habana. 14 enero, de tabaqueros en Matanzas. 16 a 22 enero, huelga cn Jos ferrocarriles al oeste de Santa Clara. Termin6 acep- tando !1 compaitia Jas demandas de los obreros, porque Menocal le permitié un préstamo de $3 millones y que se autorizaria un aumento de fletes. 20 a 22 de enero, huelga de obreros meta- Hirgieos. 27 enero, comienza una huelga de tipgrafos y otra en el ramo de construcciones. 28 enero a 5 febrero, huelga de fotograbadores. 29 enero a 10 febrero, huelga de panaderos. Enero, hay tamb‘én huelga en la refineria Belot. 6 febrero, se intensifica la huelga de tipégrafos. en Ja Habana no se publicaron los diarios, a exeepeién del Havana Post, hasta el dia 13. Termina el dia 15 con un arbitraje de Menocal dispo- niendo un aumento de salarios del 10 y 15%... 15 febrero, comienza huelga en ia fabrica de tejides Industrial Mignon. 18 febrero, comienza huelga de estibadores en Matanzas, choque entre huelgnistas y rompehuelgas, varios muertos, la ciudad ocu- pada militarmente. 20 febrero, paro general en Matanzas, ter- min6 el 23... Fra un temporal huelguistico. Germinal, revista proletaria, expresaba en su ntimero del siete de enero: “La hora de la libertad se acerca, pero no lentamente, sino en forma de un ciclén en todo su desarrollo.” Hubo mitin el primero de mayo en el teatro “Payret”. Y dice Primelles: “.. se acordé protestar ante las potencias aliadas por el envio de tropas a Viadivostock, y en Santiago de Cuba onded la bandera roja al lado de la cubana”. En circunstancias de invasién extranjera a la Union So- viética por coalicién capitalista, tal actitud proletaria cubana constituia un desafio significative. Pero hubo mds. Cuando el oportunismo de nuestro Ilamado teatro vernaculo produjo ataques a los bolcheviques en “Alhambra” —obra Cuando vino Mefistofeles— del piblico surgieron vivas al bolchevismo y la anarquia. Evidentemente, Rusia Soviética ya tenia prosélitos, aun en medio de tremendas confusiones ideolégicas. No debe silenciarse que la creciente inquietud de Washington dio lugar a desembarco de infantes de marina en Santiago de Cuba y también a Ja presencia de éstos en Camagiiey, habiendo estado a punto de ser enviados a Santa Clara. El temor al ascenso revolucionario de las masas no era fingido. 10 Decia Beck, attaché militar de Estados Unidos en Cuba, al redactar informe a su pais: En Cuba habia el 22 de noviembre 403 sindicatos. No tienen direccién conjunta, sino se ponen de acuerdo en cada caso. In- eluyo una lista con Jos nombres de los lideres de la huelga [se referia a la primera huelga general de ese afio. S. A.] que me dio el servicio secreto cubano- Son 14 espafioles y 11 cubanos. Otra lista compilada por un agente americano es algo distinta. Los mas conocidos de esos lideres son Antonio Penichet, Alejan- dro Barreiro, Juan Arévalo, Gervasio Sierra y José Bravo. y afiadia Beck: He tratado de averiguar las causas de ia huelga y he a catas conclusiones: Ja causa bésica es que los salarios no han aumentado tanto como el costo de la vida. En cada huelga los obreros han tenido una raz6n legitima en el fondo. La organi- zacién de las huelgas ha mejorado progtesivamente, asi como su amplitud. En nuestros dias semejante informe seria calificado de “filocomu- nista”. Gracias a é] puede apreciarse hoy que Barreiro no era solamente en 1919 el director del Boletin del Cigarrero, sino figura proletaria diri- gente. Aunque también lo era Juan Arévalo, que acabaria sus dias mar- cado por la traicién, abatido a tiros alrededor de un cuarto de siglo mas tarde. Las autoridades, encrespadas, adoptaban medidas que oscilaban desde la prohibicién del uso de banderas rojas el Primero de Mayo hasta arrestos y expulsiones a granel. Una referencia de Primelles alude a 93 detenidos en La Fuerza y La Cabafia, durante la segunda huelga general del afio. Transcribe otra que menciona unos 200 presos, “en su mayoria extranjeros”, que se encuentran encerrados en La Cabafia, Y una tercera dice: El 29 [de mayo, S. A.] fueron clausurados los centros obre- tos y continuaron las detenciones, E] 30 fueron procesados por el juez especial, Garcia Sola, 34 obreros por conspiracién para la rebelién y para establecer una repiblica soviética. (Crénica Cubana 1919-1922. p. 92.) éNo era manifiesto el temor burgués? Por algo pidié el presidente Menocal al Congreso, en mayo, autorizacién para supender las garantias constitucionales. Y por algo, con cooperacién plena de! Partido Liberal, Jas garantias fueron suspendidas un mes, comprendido aproximadamente il entre el 11 de junio y el 13 de julio de 1919. A la burguesia cubana no agradaba Jo sucedido a Nicolas II y Kerenski, en iiltima instancia. Pero, en instancia menor, tampoco le agradaban los aumentos de salarios. La primera huelga general de 1919, la de marzo, tuvo fundamental- mente motivos econémicos. Habiase iniciado come un movimiento de obreros de la construccién por aumento de salarios y el reconocimiento de su sindicato, teniendo La Habana por escenario. Pero fue respaldado de tal modo que el cuatro de marzo se convirtié en huelga general, con la participacién de forroviaries, tranviarios, choferes de alquiler, tabaca- leros, portuarios, cocineros, camareros, barrenderos, basureros, etc. De La Habana se extendié a Cienfuegos con gran rapidez donde también alcanzé jerarquia de huelga general. Parcialmente se contagié Santiago de Cuba con huelga ferroviaria; y Gibara, con hue'ga portuaria. En los muelles habaneros fueron obligados a trabajar centenares de presidiarios, mientras comenzaban a llegar a la Capital buques de guerra norteame- ricanos: tres cruceros y 10 eazasubmarinos en total. No obstante, logré el Gobierno el regreso al trabajo como medida previa para conceder la mediacién solicitada por los huelguistas, del presidente Menocal. Este final de paro, el 10 de marzo, provocé no pocas protestas en algunos sectores proletarios que, colocdndose en actitud disidente, prolongaron sus respectivos paros unos dias. Hasta que la calma, siempre relativa, se restablecié. La segunda huelga general tuvo un directo contenido de airada rebel- dia politica, lo cual produjo no poco revuelo. Fue riposta proletaria a la expulsién de 22 trabajadores extranjeros, de los cuales uno solamente no era espafiol. Surgié en La Habana el 24 de mayo, como protesta también contra numerosas detenciones de obreros que venian realizindose. El Gobierno logré quebrantarla el 28, desatando una gran ola represiva a fines de mayo y a lo largo de junio, Fue entonces cuando se llegé a la suspension de garantias por un mes, tras miiltiples procesos judiciales y clausura de centros proletarios. En La Cabafia ingres6 el 21 de junio, por “anarquista”, un precursor oriental del marxismo en nuestro pais: Agustin Martin Veloz. Durante dicho mes, en conjunto, se decreté la expulsién de 87 trabajadores extranjeros, de los cuales tinicamente 10 eran espafioles. Sumando dichas expulsiones a las de dos tabaqueros puertorriquefios (ocurrida en febrero), dos socialistas hispanicos (pro- ducida en marzo), 14 espafioles y tres franceses (consumados en julio y agosto) y a los 21 del ultimo trimestre del afio (18 eran espafioles), iz hacen un total rapido, en mimeros redondos, de mis de 150 deporiacio- nes. A toda trepidacién termin6d 1919, como habia comenzado. Omi- tiendo un sinfin de huelgas intermedias, cabe repetir el parrafo de Pri- melles —op. cit, 1919-1922, p, 95 que recoge las luchas principales de octubre a mbre: Las huelgas y otros incidentes de estos tres meses son los si- guientes: lo. octubre, en el puetto de Caibarién hay una huelga que segiin el Diario de la Marina presenta caracteres bolchevikes. 6 octubre, termina Ja huelga de despalilladoras, les dieron el 20% de aumento. 6 octubre, huelga de tranvias en Camagiiey. [..-] 29 octubre, en las canteras San Miguel, Guanabacoa, detenidos 19 obreros por coaccionar a sus compafieros, 7 noviembre, Nueva Aurora habla del “imperio del machet persecuciones en Ca- magiiey”. [..-] 26 noviembre, 50 presidiarios yan a trabajar en la refineria Belot. 6 diciembre, estalla una bomba en Cuba entre Chacén y Cuarteles. [..-] 9 diciembre. dicen los diarios que las paredes de la Habana estan cubiertas de letreros anunciando el “ras”, lo que quiere decir “revolucién. anarquia, soviet”. 22 di- ciembre, se resuelven conflictos obreros en los centrales Narciso, Victoria, Francisco, Heredia y Miranda. 26 diciembre, Fabregat pide al Secretario de Gobernacién liberiad de unos presos y que se retiren los penados de Belot, [...] Comienza una huelga en bahia, por solidaridad con la de Belot. Fueron enviados penados a trabajar en bahia. También huelga de tipigrafos. Y afiade Primelles: Los obreros organizaron una gran manifestacién (28 diciem- bre) para pedir que se rebajaran en un 50% los articulos de primera necesidad y los alquiieres. La policia la disolvié a tiros, muriendo el obrero Luis Diaz Blanco. Al dia siguiente, en el entierro'de éste, hubo nuevos choques entre obreros y policias. Se gritaba “viva el soviet” y hubo 40 heridos, segin los diarios. No debe omitirse, junto al drama, el sainete. En articulo sobre bolche- vismo publicado por Juan Clemente Zamora en Cuba Contempordnea (mes de mayo) se alegaba, segiin Primelles, que +++ en Rusia las mujeres han sido declaradas propiedad nacional, [..-] deben inseribirse en un registro [...] todo ciudadano del sexo masculino tiene derecho al uso de una mujer tres veces a la semana por tres horas. Asi escribian la historia de la préxima Union Sovictica Jos cantores de la sociedad que moria: tirando todo al aire. 13 La Cima y la Sima En Cuba quedabale vida atin a esa sociedad. Ha podido apreciarse, sin embargo, que la Revolucién de Octubre habia comenzado a abrir surco en la mayor Antilla. Se incrementaba, més que la cultura marxista- leninista, que Iegaria después, la emocién bolchevique. Pero habia empe- zado a leerse sobre socialismo cientifico con renovado entusiasmo- Gracias a eso el imperialismo terminaria por ser visto como un fenémeno econd- mico-sociai, generador del gran villano, triturador politico de pueblos. Nacia una luz para alumbrar la clave de los males de Cuba, mis de veinte afios después de haber desaparecido el gran villano del pasado: el colonia- fismo hispanico, ; Tierra irredenta porque “los pueblos tienen los gobier- nos que se merecen”? No. “Aqui tienen que venir los americanos?” No. €stthamos asi porque estaban dentro los americanos, aunque no siempre se les viese. Iba perdiendo prestigio aquella pobre explicacién casi anal- fabeta: “Contra la ingerencia extraiia, la virtud doméstica”. Si en 1919 se habia creado la Tercera Internacional, en 1920 era organizada la orientacién marxista en torno a la lucha de los sindicatos mediante la Internacional Sindical Roja. 7¥Y en qué momento cubano! ;Justamente el afio de increible apoteosis azucarera, de Danza de los Mi- llones a? méxinio, combinada con el derrumbe vertical de la economia cubana unos meses después! Cuba Ilegé a la cispide, a la cima, y se hundié, sin transicién, ea Ia sima, en el abismo de la crisis. La zafra de 1919, cuya compra contratara Estados Unidos un aio antes, cuando duraba todavia la Guerra Mundial, fue vendida por Cuba, muy solicita con Washington, a precio de sacrificio, aunque no desdefiable: mds de cinco centavos la libra. Mas, la de 1920, terminada la Guerra Mundial, no tuvo pretexto para que la Casa Blanca especulase, como antes, con el azitcar cubano. Cuba vendié a precio altisimo, de mercado mundial, acompradores que se disputaban su azicar; disputa ganada, como siempre, por Estados Unidos, mas a precios incretbles. Aunque la molienda resul- 1 algo menor que la pasada, en Ja primera mitad del aiio llegé a pagarse hasta 22 centavos por libra de azicar. Inflacién loca en el pais, por tanto. A peso la libra de manteca. Conversién de] Vedado en barrio lujostsimo. El juego a tren en el Casino Nacional y el Hipédromo de Marianao. Diez mil pesos a Enrico Caruso por cada funcién de pera en la capital. Cual- quier hacendado sentiase un meharaja de la India. Mas, el reajuste de im- portaciones hecho por los paises de Europa, unido a las siembras de remo- 14 Jacha y otros factores, detuvo en seco la espiral ascendente. Desde mediados de 1920 se inicié e! descenso del precio del azticar, que fue cayendo en barrena, Octubre significé la arrancada del pdnico, pero en diciembre el precio no Ilegaba a cuatre centavos. Y Cuba quebré con mas fuerzas que si la hubiese sacudido un temblor de tierra- Aquel precio no podia compensar, ni remotamente, los costos de produccién, los compromisos econémicos adquizidos con les bancos por hacendados y colonos. Para estos, de siibito, la ruina, la desesperada venta de despojos a las avidas y resistentes compafiias latifundistas norte- americanas. Mas de 20 bancos a la quiebra: jamdés recuperarian los préstamos que habian hecho a hacendados y colones. Salvo, naturalmente, tres o cuatro colosos bancarios extranjeros, que se apropiaban, por cifras minimas, de los “centrales” hipotecados y rematados. Asi pasé a manos norteamericanas, a virtud de !a terrible econémica iniciada en 1920, hasta el 75% de 1a industria azucarera cubana. Y se desplomaron muchos negocios privados, y el Presupuesto Nacional, y los sueldos de la pequena burguesia, Para qué describir la situacién de ta clase obrera desde fines de 1920? La montaiia y ef barranco, en un mismo afio. Al principio las luchas proletarias fueron hijas de la orgidstica prosperidad azucarera, que aci- cateaba brutalmente la divisién de los hombres en clases antagénicas. Lle- vaban batuta peleadora los obreros portuarios que, como se recordard, habianse colocado en actitud de lucha desde el 28 de diciembre de 1919. Otra vez hubo presidiarios como rompehuelgas en el puerto habanero. Huelgas solidarias de ferroviarios y torcedores, mientras también iban 8 los muelles, como esquiroles, soldados, mercadercs, rotarios y hasta estudiantes aristocraticos (como los hijos del Presidente de la Repiiblica). Braveaba de lider proletario Luis Fabregat, detenido por “eoaccién” a obreros y; enfrentado a la actitud liquidacionista de su rival de Jos muelles —desprestigiado antes que Fabregat-- Gervasio Sierra. Los portuarios reconocieron su derrota el cinco de febrero y tascaron el encono de ver derogada su gran victoria de jornadas anteriores: el decreto 1887, que daba a sus delegados participacién en las contrataciones de personal por empresas navieras. 12 extranjeros expulsados: uno solamente no era espafiol. Menocal le habia cogido gusto a la suspensién de garantias constitucionales para romper movimientos obreros. Con auxilios de la sospechosamente pasiva actitud de Gervasio Sierra, y gracias a una nueva suspension de las garantias dominé la situacién, Duré esta vez la medida is desde el primero de febrero hasta el 24 de marzo. Lo cual no impidié que en marzo terminase con éxito una huelga de tipégrafos iniciada el 29 de diciembre anterior, gracias a la cual se obtuvo un 15% de aumento salaria’. Aparecié capitanedndola una personalidad obrera no mencio- nada hasta ahora —~Alfredo Lépez— que iba a tener muy tragico final. Alfredo Lépez traia impulso. Un mes mas tarde participaba destaca- damente en el generalmente denominado Primer Congreso Nacional Obrero, que tuvo lugar en La Habana del 14 al 16 de abril de 1920. Actué como secretario, al igual que Marcelo Salinas. Presidié el evento José Bravo. Escasos datos ofrece sobre el Congreso Leén Primelles en sus tantas veces citada Cronica Cubana 1919-1922. Expresa que estuvo orientado contra el alto costo de la vida y en favor de la jornada de ocho horas, asi como que se efectué “en un ambiente de moderacién”. No cabe duda, sin embargo, de que fue repartida entre los asistentes una hoja suelta que irrit6é a las autoridades. Trataba sobre acuerdos de la Tercera Internacional y dio lugar a que fuesen condenados por ello Antonio Penichet y Marcelo Salinas a 90 dias de arresto, La inmediata Hegada del Primero de Mayo se tifié de protesta proletaria por la prisién de ambos dirigentes. Intentése un paro general que sélo parecieron cum- plir portuarios y tipégrafos, En cambio, como signo anarquista, estu- yieron explotando bombas y petardos hasta el tres de mayo —una versién. contd ocho bombas que explotaron y 12 que se mantuvieron mudas— Jo cual dio lugar a nuevos procesos contra obreros. En junio volvieron los portuarios habaneros a la carga huelguistica, en medio de explosiones y expulsiones. Enrico Caruso, gran artista, fue sineronizado, cuando cantaba la opera “Aida” en el habanero teatro “Nacional”, con una bomba que estallé en los servicios del Centro Galle- go, en el mismo edificio. Hubo heridos leves y alarma natural. Este hecho, ocurrido el 13 de junio, fue imitado el 27 del propio mes con otras tres bombas habaneras, una de las cuales no respeté cierta esta- cién de policia. Simultaneamente eran expulsados 10 espafioles mediante tres decretos presidenciales. No obstante, los telegrafistas obtuvieron aumento de salarios después de tres dias de huelga; y los portuarios, anhe- lando la vigencia del derogado decreto 1887, iniciaron nuevo y prolon- gado paro. Para quebrarlo, a fines del mes siguiente, fueron enviados a los muelles, como rompehuelgas, unos 500 penados. Mas, el movimiento proseguia, aun cuando el lider portuario Gervasio Sierra habia cambiado temporalmente su oficio. Ahora era policia y se le utilizaba en la captura 16 se trabase en duelo de liderazgo portuario, Luis Fabregat. El 30 de julio resulté amenizado mediante el estallido de una bomba en la [g'e- sia de San Felipe; asegura Pximel de presuntos anarquistas, no sin que alguna v mojicones con su rival por gue “una vieja beata murié del susto”. Fueron procesadas por ello 25 personas, incluyendo a \Alredo Lopez y otros dos dirigentes que habian guardado prisién: Penichet y Salinas. Dentro del propio mes de julio, pero con anterioridad, mantiivose en Guanténamo una huelga ferroviaria. La ascendente prosperidad burguesa habia terminado. El descenso econémico cafa sobre la isa como 1 baie, No ob.tante, agosto pre- ria que dur6 del 7 al 22 y que terminé en derro- ta rotunda. A la peticién de aumento de salarios respondieron las autoridades con el uso de policias como rompel: sencié una huelga tranv uelgas. Empezaron a explotar petardos aplastados por tranvias, siendo detenido un hermano de Marcelo Salinas. Aunque el movimiento fue respaldado, dias después, por paro de los choferes de alquiler, la coxmpaiiia trans ricana— logré atraer centenares de e:quiroles que

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