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GEORGES LUTZESCO

DOCTOR EN DERECHO DE LA UNIVERSIDAD DE PARÍS

TEORIA Y PRACTICA
DE

LAS NULIDADES
Traducción de
MANUEL RoMERO SÁNCHEZ

y
JULIO LóPt:z DE LA CERDA

SÉPTIMA EDICIÓN
REIMPRESióN

~
EDITORIAL PORRúA, S. A.
AV. REPúBLICA ARGENTINA, 15
M2XICO, 1993

1
La traducción de esta ohm se hizo diredamente del original franc~s,
Tl1rnrir et practique des nullités, Ed. de Recneil Sir..y, París. Hl:1R
l'rimer•• t>dkiúu t>n ..spaiiol. l 94.5

D .. r..chos res .. rvados

Esta edición y sus características son propiedad de la A GEORGES T ATAREsco, como


EDITORIAL PORRúA, S. A. Copyright@ 1993 sincero testimonio de gratitud.
Av. República Argentina, 15, México 1, D. F.

Qu ..da ht'eho el dt'pósito qu .. marea la ley

ISB:'\1 • 968 - -i32 - -iS5 • 5

Homenaje de reconocimiento a
la memoria de mi Yiejo maes-
tro, Profesor HENRI CAPITANT.

lMPitk:SO ES MÉXICO
PRfXTEO IX MEXICU
ADVERTENCIA A LA EDICION CASTELLANA

La EDITORIAL PoRRÚA, S. A, con el propósito de difundir la cultura


jurídica en Hispanoamérica, inicia con la publicación de la Teoría y Práctica
de las Nulidades de GEORGES LuTZEsco, la CoLECCIÓN DE ÜBRAS DE DE·
RECI'IO cuya dirección ha encomendado al jurista mexicano Ar.BERTO VÁsQuEz
DEL MERCADO.

La utiLidad de la difusión de las obras jurídicas extranjeras es ob-via.


En efecto, CARNELU"ITI menciona a la misma Italia como una nación que fué
tributaria de la ciencia jurídica francesa y alemana, y que más tarde alcanzó
la primacía. "Una nación -agrega- no debe desalentarse si su balanza
jurídica internacional arroja más importaciones que exportaciones. Trabaje
con método y perse-verancia y espere su turno". (Prefacio de la edición
española de las Instituciones del Nuevo Proceso Civil italiano, trad. de ].
Guasp, Barcelona, 1942, pág. 11).
Con cuánta razón podrían aplicarse estas palabras a México donde se ha
despertado un inexplicable celo nacionalista. Sobre eUo habría que recordar
las palabras de AsQUlNI, quien afirma que tal actitud no es sino "un,pseudo
nacionalismo cieníifico de mala ky, que las más de las -veces encubre una
falta de cultura". (Scritti giuridici, 1939, -vol. II, pág. 8).
Y que éstas no son -voces aisladas, nos lo confirma FRANCESCO FERRARA,
que al respecto dice que rrlos culti'Yadores del derecho ci'Yil permanecían ence-
rrados en la patria, sumidos en un negligente aislamiento. . . No importa
saber si ello ha ocurrido por falso patriotismo o por una real ignorancia, o
10 ADVERTENCIA A LA EDICiÓN CASTELLANA ADVERTENCIA A LA EDICIÓN CASTELLANA 11

como es más probable, por ambas cosas a la -vez.". (Un siglo de Derecho LuTZESCO que sin duda ha marcado un paso adelante en el estudio de tan
Civil (1839-1939), traá. de F. Apodaca, publicado como Apéndice de la Usu- importante materia, el tema de las nulidades ha preocupado a los cultiva-
capión de la propiedad industrial, de F. CARNELUTTI, en esta CoLECCIÓN DE dores del derecho.
OBRAS DE DERECHO, México, 1945).
Es urgente, pues, para formar en México una ciencia jurídica nacwnal,
la asimilación de la cultura extranjera, ya que como expresa ALFREDO Rocco, El profundo estudio histórico de las nulidades en el Derecho Romano, en
"la creación de una cienda jurídica italiana, la participacirón de nuestra t!l Derecho Medioeval y en el de los Siglos XVI, XVII y XVIII contenido
patria en los.piógresos de la cienda del derecho, habrían sido -vanas esperan- en esta obra, constituye el más sólido punto de partida para el pleno cono-
zas mientras Italia hubiese continuado ignorando lo que se hacía más allá cimiento y análisis de la institución que realiza el autor en el Derecho Mo-
de los Alpes en el campo del pensamiento jurídico. Antes de crear y para derno.
poder crear, los juristas italianos debían empezar por aprender'' La importancia de la obra resalta si se atiende a que la teoría de las
Mas esta labor no puede lle-varse a cabo por el esfuerzo aislado, que no nulidades, vinculada estrechamente a la del acto jurídico, tiene aplicación
sería fructífero, se requiere -sigue diciendo-- "sobre todo, la obra colec- en todas las ramas del derecho y su elaboración ha alcanzado indudablemente
tiva y continua, sin la cual incluso los esfuerzos de mentes pri-vilegiadas, su maya.r desarrollo en la doctrina francesa, en la que a su vez. se han
de las que nunca ha carecido Italia, permanecen como manifestaciones .:~isladas inspfrado las legislaciones extranjeras, entre eilas la mexicana. El autor dedica
y carentes de influencia sobre el progreso de la ciencia mundial. Esta obra parte importante de su estudio a la cr.itica de la teoría de la inexistt!ncia,
colectiva y continua no era posible princip.:~lmente porque la Universidad, a rechazando" la división tripartita de las ineficacias para concluir que la teoría
quien precisamente corresponde la tarea de difundir l.:~ cultura, de proporcio- de las nulidades no constituye un cuerpo homogéneo, antes bien, es demasiado
nar medios para 1.:~ investigación, de mejorar el método de investigación, compleja para encerrarla dentro del marco de principios inmutables, seña-
vivía míser.:~mente fuera de l.:~s grandes corrientes del pensamiento científico lando que su finalidad exige necesariamente la intervención del Juez, quien
internaciond!". (Studi di diritto commerciale ed altri scritti giuridici, vol. I, para dar a la ley su mejor aplicación debe modelar la sanción atendien-
1933, pág. 9). do a las circunstancias de hecho y a la inf!uencia que éstas hayan ejer-
Tales son las autorizadas opiniones de cuatro grandes escritores de dis- cido sobre la celebración del acto. Después de fundar certeramente la crítica
tintas ramas del derecho -procesal, mercantil 'Y civil-, en el país que ha de la inexistencia, LuTZEsco adopta la divist~Ón bipartita de las ineficacias,
alcanzado la primacía en la ciencia jurídica. que es la acogida por la más autorizada doctrina y por códigos tan modernos
como el civil italiano de 1942, en sus artículos 1418 a 1446, que ha excluído
la sanción de la inexistencia.
El tema de las nulidades ha sido siempre moti-vo de importantes investi-
gaciones. Desde las antiguas obras de PERRIN, Traité des nullités en matiere
civil ( Lons-le-Saulnier, 1816); de BIRET, T raité des nullités de tous genres
{París, 1821); la clásica de V. H. SoLON, Théorie sur la nullité des conven- Al hacer la traducá'ón hemos preferido conservar el pensamiento del
tions et des actes de tout genre, en matiere civil (dos tomos, París, 1835); autor, alejándonos. en ocasiones., de la forma de expresión original; en otras,
las posteriores de PIZE, Essai d'une théorie générale sur la distinction de cuando ha sido necesario, hemos mantenido las expresiones francesas en
l'inexistence & de l'annulabilité des contrats (París, 1897) y DROGOUL, Essai tipo distinto, para significar que la expresión castellana no corresponde exac-
d'une théorie générale des nullités, ( Aix, 1902); la obra polémica de R. JAPIOT, tamente al término o institución mencionados por e! autor, procurando en
Des nullités en matiere d'actes juridiques (Dijon, 1909} y la de PIÉDELIÉVRE, estos casos, dar el concepto o exp:icar la mstttución en notas al calce.
Des effets produits par les actes nuls (París, 1911) -para referirnos sola- se '-~::nser;·.;:n en frar;céj~ ..;·!,s·¡,i¡¡a.:; /;ot~. i.)- J~ob/¿· deret:ho antiguv, por
mente a la doctrina francesa-, hasta culminar con la presente obra de considerar pr~ferib!e que e! lector las conoz:.;.t en m textc original.
ADvERTENCIA A LA EDICIÓN CASTELLANA
12

Por otra parte, para facilitar al lector la labor de camparación con los
diversos sistemas de legislaciones extranjeras, se ha agregado un Apéndice
contenienda el texto de los preceptos de la legislación francesa citadas en
la obra.
Na podríamos terminar estas líneas sin hacer constar .nuestro reconoci-
miento al Directar de la CoLECCIÓN DE OBRAS DE DERECHO, quien en todo
momento nos prestó inapreciable ayuda . :JI. Drientaciones que allanaron las
dificultades prapias de la traducción de una abra como la presente, cuya
parte histórica contiene instituciones, conceptos y tecnicismos que no habría-
mos podido precisar sin las indicaciones del rrnrestro ALBERTO V ÁSQUEZ DEL
PREFACIO
MERCADO.

Méxica, agosto de 1945. La presentación al público del libro de LuTZESCO me hace e-vocar la me-
Los TRADUCTORES. moria de mi cokga y amigo el llorada prafesar HENRI CAPITANT. En efecta,
él fué el verdadero maestro de LuTZESc~, fué el quien aprobó el tema de
estas in-vestigaciones sobre las nulidades, y con él se discutieron el plan y las
ideas generales de la obra que hoy aparece. Cuando tuvo que abandonar
toda actividad abatido per la cruel enfermedad qUe habría de arrebatarl'O
al afecto de todos, se preocupó todavía por los trabajos de LuTZEsco, reco-
mendándome especialmente éste. Es que el gran jurista era, ante todo, un
gran profesor que sabía suscitar en sus discípulos el amor al derecha y la
pasión por los problemas jurídicos más arduos.
LuTZEsco, como muchos de sus compatriotas, ha sido atraído por las
ideas generales; ha tenido el valor y fa perseverancia de afrontar la difteil
cuestión de •las nulidades de los actos jurídicos, materia que abarca y domina
el derecho civil casi en su totalidad. Durante siglos los más eminentes
juristas se han inclinado ante ella. LuTZESCO enfoca nuevamente su estudio
para desprender la que le parece la verdadera posición del derecho francés
en las controversias que ha suscitddo el problema.
En efecto, dos tesis esenciales se enfrentan en esta materia: en la primera,
el acto jurídico, emanado de la voluntad indi·11idual, es la base fundamental
de todo el derecho, tiel'l!e una existencia y un ~·alor propios en sí y por sí
mismo; indudablemente la ley, expresión de la voluntad general, controla al
acto y exige que reúna determinadas condiciones, pero estas condiciones sólo
tienen por finalidad revelar mejor la verdadera ro/untad de las partes que
intervienen en el acto. Si no las reúne, es nulo, porque la voluntad se
halla viciada. Y desarrol4tndo lógicamente estas premisas la doctrina a que
14 PREFACIO
PREFACIO
15
nos venimos refiriendo, distingue los casos en que falta una condición esen-
cial- del acto, sin la cual no se concibe que haya voluntad -lo que determina tinción siempre fundamental que se halla en el derecho romano y en todo
su inexistencia- de aquellos en que la voluntad se ha manifestado, pero el curso del antiguo derecho y del derecho moderno.
afectada de un grave vicio, que determina la nulidad de pleno derecho, y Sin duda, la obra de LUTZESCO no es completa; si su parte histórica
de aquéllos en que se halla afectada de un vicio leve, que hace al acto sim- es só{ida, su estudio del derecho moderno habría podido impulsarse mejor.
plemente anulable. El autor advirtió bien que la distinción entre nulidades absolutas y relati'lfas,
Por el contrario, para quienes rechazan el punto de partida individua- aunque fundamental y acorde con la realidad de las cosas, no es más que
lista, el acto jurídico carece de valor en sí mismo; no es la fuente del una directriz g~~~al.
derecho y sólo encuentra su base en las necesidades sociales. Los efectos Como toda clasificación del derecho, no puede enmarcar todos los casos y
del acto tienen únicamente una significación social; hablar de nulidad equi- comprender todos los hechos; en las hipótesis-límites, en las que se encuen-
vale a decir que el derecho positivo se niega a sancionar estos efectos. En tran en la frontera de das campos, es dande la nulidad presenta caracteres
tal caso no debt!ría considerarse el acto en sí mismo, ni la voluntad en sus mixtos. Esto es verdad, sobre todo en el derecho mccantil, en cuyo campo
elemento-s constitutivos, sino deberían conciliarse simplemente los efectos in- se entrecruzan particularmente, intereses privados e intereres generales. LuT-
vocados con las necesidades sociales. En consecuencia, se rechaza toda cla- ZESCO ha omitido intencio-nalmente por ahora el estudio profundo de estos
sificación a priori de las nulidades; las ineficacias serán complejas y múl- problemas. Anuncia obras posterwres que vendrán a precisar las consecuen-
tipl¡es en sus manifestacio-nes, como las mismas relacione! sociales. cias dé su doctrina. En este primer tomo ha querido, en realidad, desprender
Apoyándose en la historia y en el estudio de la juriJ'prudencia, LUTZESCO ·4 las nocianes fundamentales. El público leerá can interés sus investigaciones,
trata de demostrar que el derecho francés ha seguido siempre un camino se dará cuenta del gran esfuerzo que el autor ha desarrollado y le reconocerá
intermedio entre la rigidez teórica de la.primera doctrina y la disgregación o haber demostrado en esta difícil materia, lo que constituye la grandeza del
inestabilidad que re.rultan de la segunda. derecho francés: su continuidad, su espíritu panderada y su sentido de la
realidad. ·
Por ser realista el derecho francés, jamás ha admitido el punto de vista
tan absaluto del valor del acto jurídico en sí mismo y la división puramente
L. }ULUOT DE LA MoRANDIERE,
racional de las ineficacias en tres clases, separadas por barreras inmutables.
Profesor Je I.t P«~.~ltttJ
Este constituye el primer punto de la demostracwn de LuTZESco, quien
Je Derecho Je P4Tís.
dedica páginas particularmente importantes a la crítica de la inexistencia.
Por el contrario, el derecho francés está impregnada de buen sentido,
por encima de lo arbitrario y de la confusión. Aún in.rpirándose en gran
parte en una lógica alejada de la realidad, con gran flexibilidad se adapta
a las necesidades sociales sin llegar a hacer desaparecer al individuo. LuT-
ZESCO demuestra que una gran directriz ha servido siempre de guía a nues-
tros juristas y a nuestras sentencias. Si se atacan los efectos que se pretenden de·
ducir de los actos jurídicos, si sé admiten ,fas nulidades para asegurar directa-
mente e~ respeto del orden social, de los intereses generales, en tal caso se tratará
de la nulidad absoluta o de interés público; por el contrario, si se trata de pro-
teger ciertos intereses particulares, e indirectamente, a través de éstos, el
interés social, se tratará entonces de l.a nulidad relativa, importante dis-
El estudio del problema de las nulidades no es de orden puramente
teórico. Su contenido no sólo tiene un aspecto legal, sino también un aspecto
práctico derivado de las realidades de la vida de los negocioc;, con la
diferencia d~ que mientras en la elaboración de la ley la nulidad aparece como
un dato inherente a su estructura íntima, con relación a las realidades prác-
ticas· toma el aspecto de lin mal necesario ante el cual hay que inclinarse.
Si se quiere, pues, determinar la noción de la nulidad, no bastará tener
en cuenta las disposiciones de la ley, tampoco será suficiente considerar el acto
aislado de las circunstancias que han rodeado su realización, sino que será
preciso estudiarlo en su conjunto, será indispensable, además, investigar sus
elementos a través de las realidades y los efectos que a veces el ingenio del
hombre le ha atribuído; en una palabra, en el estudio de la sanción aún
reconociendo la importancia decisiva de la ley y el interés jurídico que ha
querido proteger, hay que hacer notar que el juego de las reglas jurídicas
está sometido, quiérase o no, a las influencias del medio ambiente. Estu
dos ideas servirán de base al desarrollo de las investigaciones que realizaremo&
en este estudio.
Es cierto que la nulidad debe intervenir para sancionar los actos que han
infringido la ley, pero condenar el ilícito no quiere decir que deba aceptarse
el triunfo de lo injusto, sobre todo cuando a la parte afectada, con1;ratante
de buena fe, nada pueda imputarse. Por otra parte, el mismo legislador
ha dado el ejemplo a propósito de las liberalidades sujetas a la realización
de una condición imposible, y la jurisprudencia, quizá partiendo de la misma
idea, se ha esforzado en impedir que con ocasión del retomo al statu quo ant~,
se cometan injusticias con sacrificios excesivos para aquel que se ha obligado
de buena fe.

~
~--""

INTRODUCCIÓN 21
INTRODUCCIÓN
20 plificación en la exposición de la teoría de las nulidades, no dudaron
La mejór manera de iniciar el estudio del aspecto legal de las nulidades, en desfigurar la interpretación de la ley, o en atribuirle efectos que nunca
es haciendo una exposición sumaria de la teoría del acto jurídico tal como estuvieron en la mente del legislador. Esto fué probado desde luego por
aparece en el pensamiento de los autores clásicos. No hay que olvidar que JAPIOT en su tesis, que llegó a ser clásica, Des nullités en matiere civile y
la teoría del acto jurídico, como la teoría de las nulidades, está orientada corroborado poco tiempo después por PIÉDELIEVRE, en su tesis sobre Les
a la realización del mismo fin; una y otd. tienen por finalidad encaminar effets des acles juridiques nuls. 1
la relación jurídica hacia objetivos que no lesionen el orden social; una y En efecto, }APIOT fué el primero en constatar que la teoría orgánica del
otra tienen como punto de apoyo la ley positivá; una y otra no pueden ac:o jurídico se construyó con un fundamento totalmente falso. El paralelo
alejarse demasiado de las necesidades sociales que se presentan día a día en hecho entre el organismo físico y el organismo jurídico, fuera de lo que
una sociedad viviente. tiene de sugestivo, no aporta ningún principio capaz de dar una solución
Al fijar las bases del acto jurídico, se habrán determinado por anti- aceptable a las dificultades surgidas en la práctica, sobre todo, desde el
cipado los rasgos característicos de la teoría de las nulidades, y al asirse punto de vista de la ineficacia. Por esto JAPIOT, colocándose en abierta opo-
más íntimamente sus principios directores, se obtendrá no sólo un cono- sición al sistema clásico, ha puesto sobre el tapete una nueva teoría elaborada
cimiento tan aproximado como sea posible de las realidades de hecho, sino a través de los efectos del acto jurídico. Esta posición. le ha conducido al
también una separación entre· los elementos falsos y los elementos conformes mismo tiempo a la refutación de la teoría de las nulidades concebidas como
a su construcción jurídica. v:cios orgánicos y al análisis de la nulidad bajo. el aspecto de su naturaleza
Además, en presencia· de la estructura teórica del acto jurídico, estaremos íntima, o sea, a la concepción de la nulidad no como un estado org<!nico
en posibilidad de hacer el diagnóstico sobre la naturaleza íntima de las del acto, sino como sanción destinada a asegurar el respeto a la ley. Nos
disposiciones legales que le sirven de fundamento. La eficacia de nuestras adherim:Js a esta idea sin ninguna reticencia. Pero, lo decimos sin ambages,
investigaciones residirá pues, no en una tentativa de sentar las bases de una nos apartamos de las líneas del sistema que nos propone JAPIOT, para fijarnos
conclusión perfectamente acorde con las realidades jurídicas, sino en el con más atención en el estudio de las ineficacias contempladas desde un triple
esfuerzo de hacer partícipe a nuestro razonamiento de la armonía entre el punto de vista: desde el punto de vista de la tradición, desde el punto de
carácter jurídico y el carácter práctico de las nulidades. Y por ello nunca viSta del Código y desde el punto de vista de las soluciones dadas por la
podríamos insistir demasiado sobre la interdependencia que existe entre la jurisprudencia; nues:ra conclusión final será que la nulidad opera siempre
teoría del acto jurídico y la teoría de las nulidades, por una parte; y entre a través de las consecuencias jurídicas del acto.
el aspecto teórico y el práctico de las mismas, por la otra. Diríamos,
Es verdad, has:a cierto punto, que la nulidad concebida como sancwn
inclusive, que una proporciona los fenómenos, los elementos, los efectos de
puede muy bien prestarse a las interpretaciones y soluciones que ha quebran-
la otra; que una p:oporciona las directrices en tanto que la otra asume la
tarea de penetrar el fundamento y, en fin, una y otra se verifican recípro- tado ]APIOT; pero ni la tradición, ni el Código ni la jurisprudencia, le dan
apoyo pa~·a que puedan abandonarse tan fácilmt".lte los lineamientos tra-
camente, tanto por las exigencias de fuente legal como. por las de fuente
zados por una experiencia seguida por siglos.
extralegal, y en esa virtud toca a las disciplinas del espíritu establecer su
La historia nos enseña, desde luego, que a pesar de la incertidu~bre
conexidad o su contradicción. que ha reinado ea esta materia, el problema de las nulidades reviste as-
De modo que, colocándonos en el campo de la ley o en el de la prác-
tica, la noción del acto jurídico deberá tomar tal giro que pueda corresponder pectos diferentes; aun conservando la distinción de las nulidades según el
a la vez, a los diferentes y múltiples puntos de vista sustentados por las interés protegido, ha cambiado de ropaje en el aspecto procesal. Este es
partes y a los que resulten de la aplicación de las nulidades. Se llega de el pun!o neurálgico de todos los errores cometidos hasta ahora y de los
esta manera a encontrar el error de los clásicos. Pensando que la simplifi- 1 R. ]APioT, tesis, Dijon, 1909; PIÉDELIEVRE, tesis, París, 1911.
cación de la teoría del acto jurídico, entrañaría necesariamente una sim-
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1
INTRODUCCIÓN INTRODUCCIÓN 23
22

cuales sólo ha podido escapar JAPIOT, esquivando una tentativa de resucitar ¿Qué puede decirse de su construcción? ¿qué valor debe concedérsele? y
las condicioner del derecho romano. ¿cómo puede explicarse su falta de adeptos 2 en la doctrina contemporánea?
Además, el Código mismo, como la práctica jurisprudel:!~al casi no han Considerada en su conjunto, no vacilamos en admitir la perfecta cohesión
ptrticipado de la opinión de JAPIOT. El artículo 1304 habla expresamente de sus premisas, cohesión que se manifiesta hasta en sus más pequeños
de u~a acción de nulidad relativa, en tanto que la jurisprudencia ha reco- detalles.
nocido la existencia de una acción de nulidad absoluta, sujeta a la prescripción Para escapar de las complicaciones del sistema tradicional y para eludir
las dificultades que privan, sin muchas probabilidades de ser superadas,
prevista por el artículo 2262 del Código Civil.
JAPIOT compréiidio que su éxito sólo estaría asegurado con la elaboración
Pero examinemos más detenidamente los lineamientos principales de la
de un sistema claro, simple, y tan homogéneo como fuese posible. Fijando
teoría de jAPIOT. ' el centro de su investigación en las manifestaciones del derecho Je crítica~
Asentando el principio de que no tiene ningún interés en conservar la alcanza plenamente sus objetivos; a la incertidumbre y dificultades de ayer.
jerarquización clásica en torno a la inexistencia, a la nulidad absoluta y substituye, al menos teóricamente, la armonía, la certidumbre y la cohesión.
a la nulidad relativa, JAPIOT introduce una nueva noción: el derecho de Pero esto solamente en teoría, agregamos, porque en el campo de la prác-
crítica. tica, la tesis sostenida por ]APIOT, no está a la altura de sus ambiciones.
Llega a esta idea porque no concibe el ejercicio de una acción sin la Eq efecto, aun rechazando la concepción clásica de las nulidades, jAPIOT
previa existencia de un derecho, y para tener más homogeneidad en la conserva casi intacto su aspecto procesal, pues poco importa que haya sido
· exposición de su sistema, refuta la existencia de la acción de nulidad prevista obligado, algunas veces a seguir tímidamente nuevos derroteros. Sobre este
por el artículo 1304. punto hemos de ver más adelante que el antiguo derecho francés ha cam-
La noción del derecho de crítica tiene pues un doble aspecto: uno estático biado un poco de aspecto, tratando de desembarazarse de la influencia
y otro dinámico. Un aspecto estático, en tanto que da la configuración y romana. A la manera, quizá, de los Bartolistas, el procedimiento del in
el fundamento de la sanción propios de los actos jurídicos ilícitos; un jur dicendi nullum tendrá que señalar la reacción de los hechos contra la
aspecto dinámico, en cuanto justifica la existencia de una acción judicial. eficacia de pleno derecho de la nulidad, en tanto que ÜlQUILLE e lMBERT
Bajo este segundo aspecto el derecho de crítica podrá poner en movimiento quieren explicarnos la eficacia de una acción declarativa de nulidad, bajo
sus medios en cuatro circunstancias: podrá servir de base a la acción de la égida protectora del derecho consuetudinario.
reiv:ndicación y a la acción de repetición de lo indebido, tendiente a obtener Estas dos innovaciones pretenden oponer a la vez un veto categórico a
la restitución de lo dado en virtud de un acto nulo; podrá, en segundo lugar, la teoría de los clásicos y a la teoría sostenida por jAPIOT.
ser ejercitada preventivamente a fin de hacer desaparecer el vicio oculto bajo Por otra parte, cuando se observan más detenidamente las diversas fases
la apariencia de regulari<lad, y descubierto •ínicamente para la parte que ha que puede revestir el derecho de crítica, se comprueba sin esfuerzo que
. sido víctima; podrá, asimismo, ejercitarse sea por vía amigable, sea recu- las viejas sanciones abundan bajo una apariencia a menudo poco disimulada.
rriendo al juez, a fin de hacer irrevocable la opción del derecho-habiente; Porque para borrar el vicio, o para intentar la acción de restitución, en
podrá, en fin, hacerse valer cuantas veces haya amenaza de caducidad o de nada ha cambiado el procedimiento tradicional. Y todavía más, cqando
resis:encia de parte del demandado, en un caso como en otro, para evitar !!!.
se haya aceptado el rigor de su razonamiento y se haya provocado el mo-
ser afectado por una excepción * (fin de non-receyoir), estando obligado el de- ' vimiento del derecho de crítica, para determinar la naturaleza de las nuli-
recho-habiente a poner en movimiento nuevamente los engranajes de la acción 1 dades con relación a las personas que puedan invocarlas, será muy difícil
distinguir entre las "nulidades de interés general" y las "nulidades de interés
judicial. 4 privado general" las últimas tienen por fin, según su propia definición,
He aquí, reducida a sus principios fundamentales, la teoría de JAPIOT. •
2 GAUDEMET ha sido el único aucor que la ha aceptado, si bien con algunas reservas.
Véase su obra póstuma Thiorie ginirttle Jes obligdtions, pág. 147 y ~gta.
• Véase N. <de los T. en la pág. 283.
INTRODUCCIÓN 25
24 ~NTRODUCCIÓN
la ley de causalidad que tendrá un horizonte más o menos amplio, según
sancionar "las reglas destinadas a proteger a todos los individuos, pero en el que predomine el respeto a la ley o a las situaciones adquiridas.
interés privado de cada quien". 3 La eficacia de la nulidad no ha de estar siempre sometida a la rigidez
Estas simples observaciones --como tendremos ocasión de insistir muchas de la ley. No habrá ningún caso en que el interés práctico esté en pugna
veces en el curso de esta obra-, bastarán para darnos el motivo que ha con el retorno al statu quo ante, a pesar de la manifiesta oposición de la
impedido a la teoría de JAPIOT, obtener una confirmación práctica o doc- ley. Esta es la idea capital que rige actualmente la materia de las nulidades;
trinal. Pero nos obligarán también a tomar en cuenta los elementos de su es todavía el elemento fecundo de las investigaciones jurisprudenciales; ·y·
razonamiento, a conservar los buenos y a descartar los malos, para dar a la también es la guía y el punto de apoyo de las investigaciones que vamos
teoría de las nulidades un aspecto más justo y acorde con las realidades de a iniciar, con el concurso de la acción de nulidad que será necesaria en
hecho. Esta es la tarea que iniciaremos con la exposición de la teoría del todos los casos, sea que se trate de la nulidad absoluta, sea que se trate de la
acto juridico mismo, con sus dos ideas anexas: la inoponibilidad y los nulidad relativa: en un caso como en otro, la acción puede ser intentada
preventivamente para hacer desaparecer en su totalidad los efectos del acto
límites de la libertad contractual.
La citada parte introductoria sólo se justifica en tanto que delimita el jurídico, o post factum, para destruir las consecuencias derivadas de su
ejecución. .
campo de nuestras investigaciones futuras, pero ante todo, debemos hacer
En suma, para nosotros el acto nulo produce los mismos efectos que
el estudio histórico. de las nulidades para desprender la contribución del
un acto regularmente celebrado, en tanto no se dicte una resolución ju-
pasado. · dicial. De aquí se sigue que si el acto no ha tenido ninguna ejecución, la
Obtenidos estos elementos, será muy fácil pasar al análisis profundo de nulidad bien podrá tener toda su eficacia; por el contrario, si el acto ha
todos los errores que se han. expuesto al amparo de la teoría de los actos sido eje<;utado, para volver al s{atu quo ante el juez se verá obligado, en
inexistentes. A este efecto, no dejaremos de poner de relieve todas las incohe- ocasiones, a inclinarse ante las situaciones adquiridas, sobre todo cuando
rencias y absurdos sobre los cuales descansa la teoría del acto jurídico-orga- alguna de las partes haya obrado de buena fe.
nismo, lo que nos conducirá inevitablemente, a la refutación de toda la teo- Para concluir, advirtamos que el campo de nuestras investigaciones se
ría de los actos inexistentes. No tendremos que examinar la nulidad-vicio limitará al derecho contractual, precisamente a los actos jurídicos de carác-
orgánico; la ineficacia no aparecerá ya como cualidad interna del acto jurí- ter patrimonial de naturaleza civil, esto no por razones especulativas, sino
dico, sino como sanción que se apoya en un texto legal, o en consideraciones para tener más homogeneidad en la exposición de nuestras observaciones
derivadas, bien de la protección de un interés general, bien de la protección que serán, en su mayor parte, aplicables a todos los actos jurídicos.
de un interés particular. Por la misma razón vamos a estudiar en esta obra, la nulidad bajo
Fijados estos rasgos característicos, en las líneas que siguen nos propo- el aspecto teórico .y práctico, sin referirnos casi, a la responsabilidad que
nemos demostrar que los dos grados de la teoría de las nulidades -la nulidad pueda resultar, que será objeto de otro volumen que aparecerá próxi-
absoluta y la nulidad relativa-, son suficientes para expresar la idea de san- mamente.
ción y para asegurar por si mismos la eficacia de la ley, porque el juego de Si en el desarrollo de nuestras ideas hay puntos obscuros o analizados
las nulidades no podría separarse del fin perseguido por el legislador, y se en forma incompleta, rogamos a nuestro lector piense en la aridez de las
comprobará que en salvaguarda de ese fin, la sanción opera siempre a través investigaciones y en la complejidad de los elementos del problema que cree-
de las consecuencias jurídicas del acto de voluntad; que se adhiere con fuerza mos haber resuelto en sus líneas principales.
a las relaciones y efectos jurídicos nacidos de la voluntad de las partes ~

contratantes, poco importa que estas relaciones hayan recibido o no la con-


sagración práctica. Se deduce que existe aquí, como en el mundo físico, Dentro del cuadro de estas observaciones preliminares, permítasenos hacer
&:
.,.
~~- un pequeño paréntesis de gratitud.
3 }APIOT, op. cit., pág. 612.

tl
1
t
26 INTRODUCCI6N

Desde luego, nos sentimos obligados a expresar toda nuestra estimación


a. EM. ANroNESOO, decano de la Facultad de Bucarest, quien por el
ahinco que constantemente ha puesto en la materia de las nulidades durante
nuestros estudios de Licenciatura, nos inspiró la elección del tema.
Estamos igualmente obligados a agradecer a TR. }oNASco, profesor de
la Facultad de Jassy la valiosa ayuda que nos ha prestado siempre.
Mas nos faltan palabras para testimoniar nuestro sincero reconocimiento
a JULUOT DE LA MoRANDIERE, por los consejos que su recio espíritu nunca
nos ha negado, después de la cruel desaparición de nuestro muy querido y
respetado maestro HENRI CAPITANT.
PRIMERA PARTE

TEORIA DEL ACTO ]URIDICO


CAPITULO l.

Condiciones de Eficacia del Acto Jurídico

El acto jurídico es la manifestación de voluntad hecha con la intención


de crear, modificar o extinguir un derecho. 1
Esta definición que concieme a la esfera del derecho patrimonial, ame-
rita algunas explicaciones:
Desde luego nos hace pensar en la distinción relativa a la discrim!nación
que debe hacerse entre los sucesos que han reunido los caracteres de hechos
jurídicos. Un acto es un hecho jurídico; pero el razonamiento contrario no
es cierto en todo caso, porque h~y hechos que no constituyen actos jurídicos
no obstante que haya habido manifestación de voluntad. El elemento que
puede servirnos de criterio es la intención: el hecho jurídico será, pues,
un acto jurídico, si la manifestación de voluntad se ha realizado con la
"intención" de quien se obliga. Esta intención podrá estar fundada, en el
deseo de gratificar, o en el de recibir una cosa a cambio de otra del mismo
valor; el acto tomar.i de esta suerte, el carácter de disposición a título
gratuito, o el de disposición a título oneroso. La intención servirá igual-
mente para la clasificación de los actos en unilaterales y bilaterales, ,según
que haya sido aisladamente manifestada, o haya concurrido con otra en la
realización de fines diferentes.
i
.-:r~
Debe admitirse que el acto jurídico es, ante todo, un acto de voluntad.
Por lo demás, así resulta de los términos del artículo 1108 del Código Civil,
que es, por así decir, la base del derecho contractual.
1 CoLIN y CA.PITANT, Co1<rs t!lémentaire de droit civil fran<;ais, t. l.
;'!
1

30 TsoRÍA DEL ACTO JURÍDICO


CoNDICIONES DI! EFICACIA
31
La lectura del artículo 1108 nos confirma que la celebración de un acto
orden interno del acto jurídico. En su aspecto externo, la ley presupone
jurídico con carácter de contrato, se halla sujeta a la observancia de muchas
todavía dos condiciones: la existencia de un objeto cierto y lícito y el
condiciones que la Escuela Clásica ha dividido en condiciones de existencia respeto de la forma para los contratos solemnes.
y condiciones de validez o eficacia. Diremos desde luego, que no admitimos
De paso señalaremos el conflicto surgido en doctrina sobre si se con-
este punto de vista. Porque si debe hacerse una diferenciación entre las
funden o no el objeto y la causa de la obligación; mejor dicho,' si la
concliciones a las que la ley ha sometido la constitución de un vínculo ju-
causa es una nueva condición necesaria para la validez de los contratos o
rídico válido, no lo ha hecho para presentar al acto jurídico como un
si no tiene ninguna razón de ser, porque el objeto sea suficiente. En torno
cuerpo orgánico nacido de la reunión de varios elementos más o menos a estas ideas,.la.doctrina se ha dividido en dos campos, la tesis de los cau-
vivientes. Pero sobre este punto habremos de insistir más adelante, al ex-
salistas que tiene cada vez más la probabilidad de predominar, 2 sobre todo
poner la crítica de la teoría de los actos inexistentes.
después de la defensa de la misma hecha por CAPITANT. 3 La confusión
En todo caso, las condiciones enumeradas por el artículo 1108 bien
se ha debido al hecho de que los autores no están de acuerdo sobre la
pueden llamarse condiciones de fondo, porque se refieren a la naturaleza naturaleza jurídica de la causa.
íntima de la relación contractua~ a diferencia de las condiciones de forma
que excepcionalmente han sido impuestas por la ley. Considerando el objeto como la prestación a que se ha obligado el deu-
dor, y atendiendo a que la obligación puede muy bien no tener un carácter
La fuerza de unas y otras radica en la idea de control que el legislador
material (por ejemplo, en las obligaciones de no hacer), no han dejado de
quiere ejercer en el desarrollo de la vida contractual, poco importa que este
asimilar4 el objeto a la causa, atribuyéndole una noción con el mismo con-
control sea impuesto en nombre del interés de la sociedad, o en nombre
tenido. Pero esta confusión no existe ya actualmente, puesto que se han
de una protección creada en favor de una cierta categoría de personas y
dado los verdaderos conceptos tanto de la causa como del objeto. El
sancionada como tal.
objeto es la prestación a que se ha obligado el deudor -transferencia de
Las condiciones de fondo se refie~en a dos órdenes de ideas que con- la propiedad, entrega de la cosa prometida en la obligación de dar, etc.-,
ciernen, por una parte, a la manifestación de la voluntad, y por otra, a la que se determinará haciendo la pregunta: quid debetur?, en tanto que la
naturaleza íntima de la relación contractual; unas y otras pueden, a veces, causa, será el por qué de la obligación o prestación: cur debetur? 5
superponerse, como sucede tratándose de la causa.
La causa es pues, el fin inmediato que ha determinado .al deudor a con-
Para que la manifestación de voluntad sea válida, debe llenar las cóndicio-
tratar. Esta es la concepción de la jurisprudencia 6, concepción que ha
nes siguientes: encontrado eco en el pensamiento de CAPITANT, y ante la cual, la dOctrina
-debe, desde luego, haber surgido del consentimiento de la parte que moderna ha tenido que inclinarse.
se obliga. Y el consentimiento debe, también, manifestarse respetando dos
Presentada así la causa, ya no es una "condición misteriosa", puesto que
clases de condiciones: no debe ser dado por error, sorprendido por dolo, o
recurriendo al verbo "querer", se obtendrá la razón que ha impulsado al deu-
arrancado por violencia; y debe por otra parte, ser dado por una persona
dor a obligarse y al acreedor a entregar la cosa. El acto de voluntad aparece
perfectamente capaz;
de esta suerte, fundado en un fin. "Héme aquí en conversación con un
-debe, en segundo lugar, no estar vinculada a la realización de un agente de seguros -dice en alguna parte RBNARD-. 7 Al fin de la con-
fin ilícito. Aquí es donde interviene la noción de causa para establecer f"
el nexo entre la manifestación de voluntad y la naturaleza íntima qe la
relación jurídica y, por esto, al hablar del objeto de la obligación, no puede i" 2 JOSSSEaAND, Les mobilu Jt~ns les tlCtes jurúliques.
3 [., CtliiSe dttns les obligt~tions ci"l'i[es, 2a. ed., 1927.
faltar la causa para cumplir su función, lo que ha hecho que muchos autores
confundan estos conceptos.
1
~
' Pl.ANJOL y RIPERT, T rtlÍti ikmnattlÍre Je Jroit
:; j. DE LA Mo.RANDJEu, Cours II tmnie lictnce,
cinl, t. II, pág. 391.
pág. 242.
42. JOHASco,
pq.6- Ta. Les riunus Jestinies Je 1. thiork Je l. case, 111 Rn. trim., 1931,
En todo caso, el consentimiento y la causa constituyen los dos aspectos de ,.Je,.,
f
7 G. RENAao, L.t Je l• loi, Sirey, 1928, pq. 89.

'
L
.,

32 TEoRÍA DEL ACTO JURÍDico CONDICIONES DE EFICACIA 33

versaaón llegamos a un acuerdo: firmo una póliza de seguro; he allí un frecuentemente y con demasiada ligereza. Por ello las reglas de publicidad
acto de voluntad. Ahora bien, en este acto de voluntad están necesaria- están sancionadas de una manera general, por la inoponibilidad. 10
mente incluídos dos elementos objetivos: por una parte me comprometí a La publicidad tiene por efecto llevar al conocimiento de los terceros
pagar anualmente una determinada suma -ésta es el objeto de mi obli- la relación jurídica concluída y hacerla oponible a ellos. Por eso establece
gación-; pero al hacerlo, tengo un fin: me represento mi casa en llamas, el artículo 1397 del Código Civil que las contra-cartas no tendrán ningún
mi ruina, mi desesperación. . . y después, a través del siniestro resplandor efecto con relación a terceros, si no han sido redactadas a continuación del
del incendio, entreveo la silueta de una buena hada que se parece a mi contrato de matrimonio. Asimismo las cláusulas que restringen la capacidad
agente de seguros como hermana gemela, se apiada de mi miseria, se acerca, de la mujer casada: el artículo 1391 del Código Civil declara que tales
no sólo con palabras de consuelo en los labios, sino con enormes sacos de cláusulas serán inoperantes "si del acta de celebración del matrimonio apa-
escudos en las manos. Es esta representación, la que me atrae e impulsa rece que los esposos se han casado sin contrato". Pero la regla de la
a firmar: he allí la causa de mi obligación". Estas palabras son muy elo- publicidad rige en toda su plenitud en materia de privilegios, hipotecas y
cuentes para precisar no sólo la naturaleza jurídica del objeto y la causa, sociedades, aunque las últimas pertenezcan, más bien, al dominio del dere-
respectivamente, sino también la estrecha ligazón que existe entre ellos, cho mercantil. En estos casos la publicidad juega un doble papel: advierte,
porq1,1e si el objeto consiste en la prestación que habrá de cumplirse, la por una parte, a los terceros de los créditos que gravan los bienes del
causa consiste en el deseo d!! obtener la ejecución de tal prestación. 8 deudor, y asegura por otra, y por eso mismo, la eficacia del derecho de
En cua!].to a la forma, todo mundo está de ·acuerdo en que sólo se preferencia y persecución del acreedor; la fecha de· la inscripción determina
plantea en la teoría de los actos jurídicos de una manera excepcional. Para la época a partir de la cual habrá de ejercerlos: prior tempore potior jure.
los actos jurídicos de _carácter patrimonial, en particular, sólo se exige en los He aquí, en resumen, to que puede decirse de la teoría de los actos
siguientes casos: contrato de matrimonio, donación, hipoteca convencional, jurídicos. Pasando ahora al estudio de los límites que el legislador ha se·
testamento, subrogación en la hipoteca legal de la mujer casada; pero, sobre ñalado a la libertad contractual, habremos de abordar todavía el estudio
todo, en los dos primeros casos en los cuales puede hablarse propiamente de los elementos que nos pondrán en contacto con la teoría de las nu·
de solemnidad, tal como era concebida en el antiguo derecho, es decir, lidades.
unida a la idea de protección del interés general y sancionada por la nu-
lidad absoluta.
Pero de una manera más general la forma es empleada, cada vez más,
para asegurar el interés de Íos terceros, lo que ha inducido a los autores
a hablar del renacimiento o supervivencia del formalismo. 9 Este pretendido
renacimiento no está justificado, por la sencilla razón de que el formalismo
de ayer tenía por finalidad proteger el interés general: las partes contra-
tantes, así como los terceros, podian prevalerse de aquél, en tanto que el
formalismo moderno sólo tiene efectos con relación a terceros. El vínculo
obligatorio está perfectamente concluído desde el momento en que las par-
tes han cambiado sus consentimientos. Es ésta la diferencia que se olvida
8 CAPITANT, op. cit., pág. 19.
9 MoiNECLAY, De la renaissance du formalisme dans les contrats en drcit ci~il et commercial
fran~ais, tesis Li!le, 1914;13oNNECASE, Supplément au Traité de Baudry-Lacantinerie, t. II.
No. 139 y sgts.
lO D. BASTIAN, Essai d'une théorie générale de /'inopposabilité, tesis, Paris 1929.
1
11
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1 CAPITULO II

Los Límites de la Libertad _Contractual

1
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1
El principio de la libertad contractual no puede ser discutido, aunque
su consagración legal no esté explícitamente establecida por el Código.
Nacido del catecismo de la Revolución de 1789 de donde tomó su filo-
•• sofía, ha esparcido su luz sobre todas las manifestaciones del. derecho de
las obligaciones, y tiene por corolario la afirmación del principio de la
autonomía de la voluntad.
Por otra parte, la Constitución de 3 de septiembre de 1791, que por
cierto no fué ignorada por los redactores del Código, había dfclarado que
"la ley sólo tiene derecho de prohibir las acciones perjudiciales a la sociedad.
Todo lo que no está prohibido por la Ley no puede impedirse, y nadie puede
ser constreñido a hacer lo que no ordena".
En lo que concierne a su aspecto jurídico, éste se ha desprendido, sobre
todo, de la interpretación a contrario sensu del artículo 6o. que constituye
su base principal.
Efectivamente, establece el artículo 6o. "que no pueden derogarse por-
convenios entre particulares las leyes que interesan al orden públi~o y a.
las buenas costumbres". De esto se sigue que, fuera del campo del orden
público y de las buenas costumbres, la libertad contractual tiene pleno dere-
cho de manifestarse.
Puede igualmente ser útil citar el artículo 1387 que aun limitándose
a las buenas costumbres, confirma el principio al reconocer a los futuros
esposos el derecho de elegir el régimen matrimonial que mejor les convenga..
36 TEoRÍA DEL Ak;ro JURÍDICO LÍMITES DE LA LIBI!RTAD CONTRACTUAL 37

En fin, para muchos autores el princip!o de la libertad contractual


1
los hechos con la ley y desprender a través de estos hechos, la naturaleza
está expresado también por el artículp 1134, pero parece que hay en esto exacta de la ley. El resultado es fácil de prever. La concepción individua-
una confusión. 1 lista fundada en la naturaleza subjetiva de los derechos, deberá ser reem-
Dispone únicamente que "los contrktos legalmente formados, tienen fuer- plazada por la concepción socialista en la que el individuo ya no es con-
za de ley para quienes los han celeb~ado". Interpretándolo correctamen~e, siderado en sí mismo, sino en interdependencia de los demás; donde su interés
precisa decir que el contrato sólo es ley para las partes, cuando toma su es~ará en función del interés social, en que su libertad sufrirá las influencias
fuerza de la majestad de la ley posit~y_:h. y a este respecto no hace más que del medio social; en una palabra, la naturaleza de los derechos no será ya de
hallarse en plena concordancia con las disposiciones que aquélla postula. Tan orden subjetivo, sino de orden objetivo; los actos del individuo estarán
es así, que el artículo 1134 proporciona por sí mismo la prueba de la sujetos a la realización de los fi..1es de la coiectividad organizada.
relatividad de la libertad contractual. Y su verdadero sentido es este: los En consecuencia, la medida de la libertad contractual no se buscará ya
fines de las partes sólo serán realiz bles, cuando en su camino no haya en la esfera de los derechos individuales tan discutidos, sino en la esfera
ningún obstáculo legal; en otros térmi os, la actividad recíproca de las partes de los derechos colectivos. No se encuentra ya en el dominio de la me-
debe respetar lo lícito para no frac ar. tafísica pun, sino en el de las realidades sociales. El acto de voluntad
En todo caso el principio de la libertad contractual existe, y su exis- tendrá no solamente que seguir su ritmo, sino conformarse y obtener su
tencia ha sido tan hábilmente puest de relieve por los autores del siglo máxil}la expresión en la medida en que se vuelva en favor del interés social.
pasado que le han agregado el fa oso atributo de la autonomía de la
voluntad individual, del cual se han ervido, consiguientemente, como punto
SECCIÓN PRIMERA
de partida de la distinción entre le es imperativas y supietorias, descan-
sando estas últimas sobre la débil i ea de la voluntad presunta. El acto
La teoría subjetiva del derecho, la libertad contractual y el orden público
de voluntad se ha transformado de esta manera, en el punto de conver-
gencia de todas las iniciativas legales. Y el espíritu de la Revolución está
Los postulados establecidos en el catecismo de la Revolución no que-
presente en todo instante para conso idarlo y asegurarle, en caso necesario,
daron limitados a la reglamentación del orden político y económico. T am-
un reconocimiento forzoso.
bién fueron extendidos al orden jurídico, teniendo por finalidad asegurar
Con o sin la concurrencia de la autonomía de la voluntad, el principio
el máximo desarrollo de las iniciativas individuales. El individuo es, de este
de la libertad contractual fué felizmente consagrado tanto por la doctrina
modo, el centro de tedas las preocupaciones, su felicidad es la idea suprema
como por la jurisprudencia. Esta fué, por así decirlo, su edad de oro.
de la sociedad y es a través de sus actos como la sociedad misma obtendrá la
Porque no sin retardo, los hechos obscuramente percibidos al principio, pero
realizaóón de sus fines. El interés egoísta, móvil principal de sus iniciativas,
evidenciados después a causa de la prolongada repetición de manifestaciones
será al mismo tiempo, por la contraposición de intereses, el instrumento
de necesidades sociales, han aprovec ado sus maravillosos efectos y la han
de corrección y adaptación a las realidades existentes.
obligado a no permanecer ya en e campo individualista, de modo que,
finalmente, las tendencias socializant , tímidamente afirmadas hacia la mitad Partiendo, pues, del individuo considerado como fin final, y p~sando
del siglo XIX, han logrado reducid a sus proporciones más justas. por los actos en que expresó su voluntad, se buscará en la libertad con-
tractual toda la fuerza de sus iniciativas, las cuales, aunque nacidas de
El dogmatismo voluntarista, si s le puede llamar así, que frecuente-
preocupaciones egoístas, llevarán finalmente al progreso del Estado mismo.
mente ha infligido al Código ínter retaciones tendenciosas, empieza, pues,
Para este objeto, será necesario no solamente inclinarse ante los atributos
a ceder bajo la presión cada vez má creciente de los hechos. Corresponde
esenciales de 'la personalidad humana, sino ofrecerle también el régimen ju-
ahora el turno a los publicistas y soci 'logos para tratar de poner en contacto
rídico más adecuado para que su actividad pueda desarrollarse con plenitud.
1 CA.PrrANT, Couu doctoral, año 1935-36, lpág. 117 y 240. En torno al derecho contractual y al acto jurídico se concentrará toda
38 TEORÍA DEL ACTO JURÍDICO LÍMITEs DE LA LmERTAD coNTRACTUAL 39

la atención del legislador. No habrá que preocuparse de la diversidad de que se ha observado en la concepción de las leyes supletorias, ya que quiérase
medios destinados a configurar las iniciativas privadas, y menos aún de la 0 no, aun en las pretendidas leyes interpretativas de la voluntad, el interés
gravedad de las prestaciones que contengan. En el esfuerzo común sólo se general no puede faltar. A mayor abundamiento, si el individuo es el fin
verán manifestaciones tendientes a satisfacer las necesidades individuales apre- del derecho, él mismo tendrá interés en convenir que debe ceder una parte
ciadas y consentidas libremente, y hecha abstracción de todo determinismo de sus derechos a la sociedad a fin de obtener el mayor equilibrio, el mayor
social aunque todas redunden indirectamente en provecho de la sociedad. ~
Para obtener el máximo de ventajas, será necesario que la ley, emanación 1
de la voluntad colectiva, no constituya un obstáculo a la voluntad individual. _.
orden en las manifestaciones de su propia libertad.
Una objeción aún más grave ha surgido del problema de saber cuáles
son los príñdpíos que habrán de guiar al juez en la aplicación de la
Ciertamente, debiendo vivir el hombre en sociedad estará ligado a sus fines, sanción en nombre del orden público y de las buenas costumbres, cuando
cederá por esto, una parte de sus derechos, admitirá que su libertad sea, ! ni el uno ni las otras, están explícitamente contenidos en las disposiciones
en cierta medida, restringida, pero no admitirá jamás que esta restricción ~ de la ley.
se origine en la arbitrariedad política. El único límite posible para las A este efecto, en opinión de DE LA MoRANDIERE, 2 los clásicos han pro-
decisiones de su libre arbitrio estará fundado en el respeto de la libertad de puesto tres criterios:
los demás. Tomando, pues, al individuo como depositario de todos los de- lo.-Según el primero, habrá que colocarse en el punto de vista del ob-
rechos, la doctrina clásica sólo encontrará limitaciones en la interdependencia .. jeto o del fin de la ley; la distinción entre el fin y el objeto se establece, a
social. Estas restricciones no serán establecidas por la fuerza pública, sino menudo, con un matiz muy sutil.
en virtud de la voluntad misma de los gobernados, voluntad exterioriz~da Más concretamente, partiendo del objeto, AuBRY y RAu 3 tratan de
por el intérprete de los representados elegido por el sufragio universal; es encontrar en el contenido mismo del texto legal la naturaleza del interés
por esto que las leyes serán, en su mayor parte, interpretativas o supleto- protegido: si se trata de relaciones de dos individuos, predominará el interés
rias de la voluntad individual, y sólo así, la libertad contractual encontrará privado; será, pues, un texto de interás privado porque rige relaciones
su expresión más apropiada. entre particulares; si se trata, por el contrario, de relaciones que ponen
Hay, sin embargo, en este razonamiento tan seductor, algo que es un frente a frente el interés de una persona con el de muchas, o el del con-
poco obscuro. Es perfectamente comprensible que las leyes supletorias como junto de la sociedad, tendrá preferencia el interés general; será, pues, un
las imperativas sean explicadas por la teoría de la autonomía de la voluntad. texto dominado por la noción del orden público.
Es igualmente comprensible que la fuerza de las leyes imperativas radique Casi de igual manera se va a resolver la misma cuestión tomando
en el cuidado de impedir que la libertad de una persona o de una categoría como punto de referencia el fin de la ley, es decir, el motivo que ha ins-
de personas, se obtenga en detrimento de la libertad de otras. Pero, ¿qué pirado al legislador. Si éste ha querido proteger el interés privado, la
decir de las leyes que condenan los actos de voluntad, pura y simplemente ley será supletoria o interpretativa; si, por el contrario, se ha inclinado por
a nombre del interés superior de la nación? ¿Por qué destruir su iniciativa el interés general se referirá al orden público.
por la sola razón de que un interés de orden público, fuera del cuadro de En consecuencia, sea que se parta del objeto, sea colocándose desde
la libertad se le oponga? Y más aún, ¿cómo explicar este obstáculo, cómo el punto de vista del fin, el orden público tendrá siempre que velar por el
jústificar que el Estado se inmiscuya en los negocios privados, si en realidad respeto de lo que concierna al interés general.
los derechos del individuo han precedido a la constitución de la sociedad 2o.-En el segundo sistema sostenido por BEUDANT, PLANroL y BAUDRY-
organizada? LACANTINERIE, 4 se aprecia el carácter de la disposición, ne> desde el punto
Se ha discutido mucho, y sobre todo, se ha querido decir frecuentemente 2 Cours áoctorat, año 1931-32, págs.. 93 y 94.
la última palabra sobre el fundamento de la teoría de la autonomía de la 3 Cours a~ ároít ci,i/ franrais, t. I, pág. 184.
4 BEUDANT, Cours a~ droit CÍ'I'Í[ franrais, t. I, pág. 190, PLANIOL y RIPERT, op. cit., t. I,
voluntad, pero todas estas -explicaciones no cuadran con la intransigencia pág. 117; BAUDRY LACANTINERIE y HouQuES FouaCADE, Le.s p"sonn~s, t. I, pág. 239.
40 TEORÍA DEL ACTO JURÍDICO LÍMITES DE LA UBERTAD CONTRACTUAL 41

de vista de la ley, sino del de la voluntad. Es, pues, más ortodoxo que el entre sí. El orden público sólo tiene que intervenir para evitar que la libertad
_primero. Va a inquirirse si la ley es interpretativa de la voluntad de los de los individuos se convierta en una causa de perturbación, en un peligro pa-
particulares, si está fundada en la voluntad presunta, o si se inspira en un ra el orden y la seguridad general. 10
interés superior; en el primer caso no será obligatoria, las partes bien 1 Pero la teoría clásica no queda sin objeciones. Admitida casi durante todo
podrán derogada, pero su actitud debe expresarse de una manera o de otra, 1 el siglo XIX, sólo sufre serios ataques con la aparición de la obra de V AREILLEs-
porque si han prefer~do callarse, la ley intervendrá bajo la forma de la ! SoMMIERS 11 que con una crítica resonante, expresa la idea un poco -~~~~~­
presunción; en el segundo caso, toda derogación estará prohibida. 1 rada, de que todas las leyes interesan al orden público, y que en consecuencia,
Hay que advertir que esta tesis deja subsistir una categoría de leyes no hay derogaciones posibles.
que no podría encajar ni en el primero ni en el segundo grupo. Se trata Su razonamiento es muy sencillo: la ley, que por su naturaleza misma, tie~
de las leyes dispositivas 5 que conciernen a las situaciones en que no inter- ne en cuenta el bien de todos, es el medio más apropiado para realizar el bien
viene en absoluto la voluntad de las partes, y sin que pueda incluírseles general. 1Z De modo que la distinción usual entre interés general e interés pri-
entre las que están fundadas en el interés general. No habrá ya lugar vado no tiene ya razón de ser. Ciertamente hay en esto mucho de eocageración,
para la derogación o la interpretación. 6 ~~ y si las afirmaciones de VAREILLEs-SoMMIERS no han ten,ido gran valor científi-
Por ejemplo, el caso del privilegio que la ley atribuye a ciertos acreedo-
co, han tenido por lo menos el mérito de suscitar la discusión en torno al papel
res de ser pagados con preferencia sobre el precio_ de los bienes del deudor
de la" ley. Y éste será el punto alrededor del cual girarán los publicistas para
(artículo 2095). No puede decirse que ésta sea una disposición interpre-
tativa, por la sencilla razón de que trata cuestiones que se presentan respecto •.t atacar abiertamente y reconstruir, sobre las ruina~ de la doctrina criticada,
de personas entre las• cuales no ha habido jamás relaciones jurídicas. 7 Ello
quiere decir que tal criterio no es siempre acertado.
3o.-En fin, según un tercer criterio sustentado por ALGLAVE y seguido por

t;

otra concepción cuyo verdadero iniciador fué DuGUIT.
¿Cuáles son las principales objeciones que han surgido contra la concep-
ción subjetiva del derecho?
MARMION en su tesis sobre el orden público en derecho interno, 8 se con- ;¡¡ En primer lugar una observación de principio: ver en el acto de voluntad
siderarán como de orden público todas las disposiciones relativas a los dere- 1 la fuente de todos los derechos, y considerar al individuo como único depo-
chos no susceptibles de apreciarse en dinero, y omite decir que las disposiciones 1 sitario de éstos, es desconocer la estructura actual de la sociedad.
concernientes a los derechos patrimoniales serán de interés privado. Este es ~ En segundo lugar, no es cierto que incluso en el campo de las leyes su-
un criterio que a pesar de las atenuaciones que le han sido ampliamente dis- ~ pletorias, la voluntad presunta sea apropiada para ofrecer un fundamento
1
pensadas está lejos de hallarse acorde con las realidades jurídicas y, es_ por
esto tal vez por lo que no ha gozado de mucho crédito en la doctrina. 9 -
..
eficaz.
He aquí algunos ejemplos:
De todo esto debe concluirse que la teoría individualista parte de la idea
de que, en principio, las leyes son interpretativas y que solamente a título
1
,_
·
En el caso de la sucesión ab intestato, ¿puede sostenerse válidamente que
excepcional tSe refierel'l al orden público, por la sencilla razón de que el derecho f la transmisión sucesoria esté acorde con la voluntad del de cujus?
tiene como fin principal la reglamentación de las relaciones de los individuos ¡ Recuérdese, en efecto, que históricamente la sucesión ab intestato ptecedió
1 a la sucesión testamentaria y que, por otra parte, su primer fund~mento se
S GÉNY, Méthode d'interpretation, t. II, págs. 149 a 151 y 168. buscó en la copr.opiedad familiar, El patrimonio familiar ha sido considerado
6 V éanse los artículos 549, 1167, 2278 y 2280. siempre como el resultado de los esfuerzos de todos los miembros que integran
7 CAPrrANT, lntroductíon a l'étude du droít CÍYíl, pág. 66.
8 ALGLAVE, Actíon du Ministére publíc et théorie des droíts d'ordre public en matiere
10 CAPrr.u~T, lntrotluction, pág. 61.
civil, Paris 1868; MARMJoN, Etude sur les lois d'odre public en droit ciYil interne, tesis,
Paris 1924. 11 L~s Lois d'ordre public et de la dtrogation aux lois, París 1899.
9 DE LA MoRANDIERE, op. cit., año 1931-32, pág. 99. 12 V AREJLLES.SoMMlERS, op. cit., pág. 18.
~

$
~
1
42 TEoRÍA DEL ACTO JURÍDICO !1 LÍMITES DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL 43

el hogar; por esto en Roma, como en el antiguo derecho francés, la idea de Í el subjetivismo jurídico pertenece al pasado; atado a la supremacía de la vo-
copropiedad fué constantemente acogida. 13 Í luntad, cada día más y más en decadencia ante los obstáculos que le opo-
¿Ha cambiado de fundamento la concepción moderna de la sucesión?; y 1 nen las necesidades sopales, aparece muy débil para poder ofrecer una resis-
todavía más, aun habiéndose operado semejante cambio, no es difícil com· ¡ tencia eficaz; sus presupuestos son muy débiles para hacer frente a las fluc·
probar que el mismo se vuelve contra la teoría de la autonomía, pues es muy dis- :;; tuadones de los negocios de la vida diaria.
cutible admitir que la voluntad proounta haya precedido a la voluntad expresa. !
Lo mismo ocurre en el contrato de matrimonio: a falta de una decisión :
de los futuros esposos, la ley presume su intención de adoptar el régimen de i SECCIÓN SEGUNDA

comunidad. Pues bien, he aquí a dos esposos que en vísperas de su matrimo- ! La teoría objetiYa del derecho, la libertad contractual y el orden público
nio han fijado los lineamientos del régimen gue va a regular los vínculos de .:
su hogar conyugal. Supongamos que por un caso imprevisto, el matrimonio 1
no se celebre. Si es cierto que la voluntad por sí misma basta para crear la ley i La concepción objetiva iniciada por los autores de derecho público, entre
los cuales destaca DuGUIT, ha impuesto al derecho fines objetivos, fines so-
de las partes, ¿cómo explicar que el contrato de matrimonio quede sin efectos, ~~ ciales. A las "voluntades divergentes", DuGUIT ha querido substituir la con-
cuando el matrimonio no se celebra? ·
cepci§n compleja y variable de las "reglas de derecho" impregnadas a menudo,
En el mismo orden de ideas puede citarse el ejemplo de los contratos, o J de un dogmatismo casi imperceptible. Al poder de la voluntad individual se
mejor dicho, de las liberalidades sujetas a una o varias condiciones. Si el con- i substituye el poder de la fe social, a la cual debe someterse religiosamente
venio es la ley de las partes, ¿cómo explicar la validez de tales condiciones j el individuo, estando siempre su actividad vigilada y censurada para permitir
impuestas a personas que no intervinieron? ~ · la realización de los fines de la colectividad, constantemente expresados por
En fin, considerar al derecho como "la autonomía del ser humano, como las necesidades nacidas de la multiplicación de las relaciones sociales.
la facultad inherente a su naturaleza de no depender más que de sí mismo Si pues, el acto de voluntad tiene un valor jurídico, no es por la fuerza
en la dirección de su pensamiento y de sus actos", 14 sería concebir la ley interna de la voluntad, sino porque t~l voluntad ha sido manifestada de
como una carga impuesta a los contratantes. Ahora bien, el derecho no tiene acuerdo con las reglas de derecho. El valor del acto no será considerado ya,
oscilación uniforme de péndulo, no tiene una evolución rectilínea, porque pue- únicamente en relación con las partes que lo han celebrado, sino en relación con
de y debe inspirarse, no sólo en la voluntad individua~ en la medida en que todo el grupo, en relación con todos los miembros del cuerpo social; será,
deberá comprender lo más íntimo de las relaciones privadas, sino busca toda- pues, no un valor individual desprendido únicamente del interés de las partes,
vía más, se esfuerza por seguir las transformaciones del medio, transforma· sino un valor social que se adquirirá solamente con la condición expresa de
ciones que en nuestros días están lejos del esplendor de la voluntad. que "la voluntad individual haya sido determinada por un fin que correspon-
Vista con más detenimiento la teoría de la autonomía de la voluntad, re- da a la solidaridad social". Y esto porque "el hombre no es hombre sino por
fl.eja un cierto misticismo, descubierto a cada momento por la realidad de las "" la solidaridad que lo une a sus semejantes; el hombre no puede vivir más que
~-

15 de donde resulta, por una parte, que el individuo


relaciones sociales. En todo caso, ahora que asistimos a intervenciones cada " por esta solidaridad"
vez más numerosas por parte del poder público, justificadas todas por razones ! debe abstenerse de todo acto que sea determinado por un fin contrario a la
de un orden más perfecto en el equilibrio social, es utópico hacer todavía el i solidaridad social, y por la otra, que "todo acto de voluntad individual, deter-
elogio del poder de la voluntad, o rendir culto a su soberanía. Quiérase o no, e minado por un fin de solidaridad social, debe ser respetado por los demás
1
í individuos." 6

i
13 GoUNoT, ú princip~ d~ l'autonomie de Lt !'olonti m droit pri!'i, tesis, Díjon, 1912,
pág. 104. 1> L. DuGUIT L' Etttt, le droít objectíf ~t la Lo' posíti~e, ed. 1901, pág. 84.
14 BEUDANT, u droit indil'iduel et fEtat, pág. 146. 16 DuGUIT, op. cit., pág. 86.

1
1
j
44 TEoRÍA DEL ACTO JURÍorco LÍMITES DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL 45

De suerte que toda consideración de preeminencia del individuo deberá La norma social será obligatoria para todos los individuos sin excepc10n.
desaparecer. Poco importa que el hombre se conciba antes que la sociedad; Estos deberán actuar de tal manera "q~e respeten la autonomía de otros· y
poco importan sus ambiciones o aspiraciones de orden personal; poco importan la propia, en tanto que son los elementos de la vida nacional". 19
sus preocupaciones egoístas, desde el momento en que forma parte de una 1 Las normas sociales sólo son, pues, las leyes que, bien por su espíritu,
sociedad organizada, no tiene más que someterse a las reglas destinadas a Í bien por las reglas que establecen, tienen el sello de la noción de orden
asegurar su funcionamiento pacífico. ! público, que será siempre lo mismo o casi lo mismo.
Por lo demás, cuando se afirma "i:júe· d hombre es un ser social, de grado " Hasta aquí todo va muy bien; pero, ¿qué decir de las disposiciones que no
o por fuerza, será considerado no como un ser aislado en su pensamiento y
especulaciones egoístas, sino como un ser que contribuye al bien de todos; por
esta razón el problem~ de la libertad contractual toma otro aspecto totalmente
¡
Í

:
tienen carácter imperativo?
DuGUIT comprendiendo h dificultad, busca la solución en una transacción
pero, agregamos inmediatamente, sin mayor éxito. Y éste es el punto débil
distinto; el hombre n será ya considerado en sí mismo, sus derechos estarán de su teoría que el decano GÉNY, 20 ha puesto en evidencia con la sutileza y
vinculados a su estr ctura íntima o a la suposición, por demás discutible, acopio de argumentos que le son peculiares.
de virtudes emergidas de una fuerza ,superior y trascendente; la manifes-
Al lad() de la norma social, DuGUIT coloca la norma constructiva que
tación de sus atributos ya no buscará apoyo en las cualidades esenciales de
tiene por fin asegurar la realización de la primera. 21 Las normas construc-
su personalidad, las restricciones del poder de querer ya no serán determi-
tiva·s no son más que rlglas de naturalezá facultativa, disposiciones que
nadas por el respeto de las libertades de los demás, sino por la solidaridad i
pueden derogarse por los particulares. Ahora bien, ¿no tienen el mismo
social. En otras palabras, el derecho ya no será una "entidad abstracta y
metafórica", 17 sino un conjunto de reglas sociales que rigen la activ~dad del
hombre.
1
"

"'
carácter las leyes supletorias o interpretativas del derecho subjetivo?
Para terminar, una última cuestión: ¿cuál es la interpretación que hace
~ DuGUIT del artículo 6o.?
El acto de voluntad a su vez, conservando su aspecto individualista, re-
cibirá al mismo tiempo el sello social, como relación destinada a realizar un Reconociendo la existencia de las normas de carácter constructivo, DuGurT
fin social. La manifestación de voluntad engendra efectos jurídicos, no ya conviene ipso /acto, en que el orden público no es ilimitado. Además, a la
por sí misma, sino por someterse al fin social; sus efectos, pues, serán efectos · manera clásica, se esfuerza por condensar en cuatro grupos de ideas, las
reglas relativas al orden público.
sociales, y únicamente por esto y en tal medida, el acto de voluntad será
obligatorio; sólo a es.te título será, en caso necesario, reforzado por la coacción El orden público concierne, en primer término, a la extensión del poder ju-
social. l8 · rídico del individuo en la sociedad; es decir, a su estado y su capacidad.
En cuanto .a la [ley positiva, ya no buscará apoyo en la naturaleza sub- Ejerce, su autoridad en segundo lugar, sobre el poder del individuo en
jetiva de los derech s, sino en la solidaridad social. A ésta debe atenderse la familia, o sea, sobre el estatuto familiar.
para elaborar la ley ella establecerá los límites de la libertad contractual, y En tercer lugar, el orden público prepondera sobre el respeto y ejercicio
también señalará la norma jurídica aplicable. de la propiedad individual.
Sin embargo, aquí, como en la concepción subjetiva, los aspectos de la ¡¡; En fin, está directa~ente interesado en el "respeto de la voluntad con-
sociedad, aumentados o disminuídos, según las necesidades sociales, deberán = "' tractual y en los efectos jurídicos que únicamente ésta puede producir".
pasar por el tamiz de la dispos!ción imperativa para encontrar su expresión,
que en el caso será llamada "norma social". !f
i Fuera de estos cuatro puntos, se halla el campo de la norma cons-
tructiva.
17 MICHouo, La notion de personualit¿ mora/e, Rev. dt droit public, 1889, t. I, pág. 201. 1
Le Jroit social, le droit individue! ti les tranrformations de l'Etat, ed. 1908, ..l
18 DuGUIT,
19
20
L. DuGUIT, T raité de droit constitutionnel, 3a. ed., pág. 84.
Science et technique du droit, t. IV, pág. 159 y sigts.; y pág. 197.
pág. 71. ; 21 L'Etat, le droit objectif et le droit individue!, pág. 560.

1
l
46 TEORÍA DEL ACTO JURÍDICO LÍMITES DE LA LffiERTAD CONTRACTUAL 47

En consecuencia, si desde el punto de vista de la concepción del derecho, abstracto y muy alejado del determinismo social, no es menos cierto. que
DuGUIT se separa abiertamente de la doctrina clásica, conserva, por el con- al sostener que toda ley debe ser de orden público porque es la expresión
trario, casi los mismos lineamientos cuando se trata de dete~inar sus límites de las necesidades sociales, la Escuela socialista da prueba, tambj.én, de un
a través de las disposiciones del Código. Es tal vez ésta la razón que le ha dogmatismo manifiestamente exagerado.
valido la adhesión de los civilistas, entre los cuales se pueden mencionar, Distinguiendo, por otra parte, entre reglas normativas y reglas construc~
sobre todo, SALEILLEs, DEMOGUE y JossERAND. 2 2 tivas o técnicas, ¿no ha convenido DuGUIT mismo, en que la ley, puede muy
En resumen, el acto de voluntad produce sus efectos en tanto que se a menudo, encontrarse más allá del interés social tomado en .su sentido
halla al servicio de la colectividad. No será ya, pues, cuestión de autonomía estricto? Pórqúe aún usando un lenguaje diferente, no es difícil comprobar~
de la voluntad; ya no será cuestión de libertad contractual que apoya su como lo advierte DE LA MoRANDIERE, 24 que el problema es siempre el mis-
fuerza en el bienestar del individuo considerado en sí mismo; tampoco será mo, que las premisa.,s han cambiado de apariencia, pero no han cambiado de
ya cuestión de leyes imperativas a título excepcional, sino que habrá, sim- fundamento, ya que las disposiciones de orden imperativo, como las de orden
plemente, una inmensa esfera de intereses sociales que la iniciativa privada interpretativo, no podrán ser suprimidas. El punto de vista clásico subsiste
no podrá afectar; habrá una inmensa esfera de necesidades sociales que todavía pues, aunque empleando un lenguaje diferente.
obligarán a los contratantes a someterse o a no contratar. A su vez, la tesis socialista presenta cierta superioridad sobre la tesis
indiyidualista, contemplada desde otro ángulo.
Por otra parte, la ley será el principal medio de expresar el interés social,
Dando prueba de cierto escrúpulo religioso, los clásicos habían restringido
pero dad:) que los fines sociales varían tan rápidamente sin que la ley pueda -
el orden público a la letra de la ley. Interpretando ad líteram el artículo 6o.
adaptarse a los mismos, por consiguiente la noción de orden público no ten• -
drá solamente un aspecto legal, sino también un aspecto extralegal, o si se
quiere, un campo más o menos grande, según las transformaciones operadas #
~:
1 concluyeron que el orden público no puede tener más que una fuente legal.
Y sólo después de las críticas que le fueron hechas por la doctrina socia-
lista, acabaron por reconocer que también hay casos en que el interés general
o impuestas por las necesidades sociales. ~ puede influír en la esfera del orden público. 25
Finalmente, la escuela socialista rechaza la idea de que existan leyes que
puedan libremente desobedecerse 23 porque, por su propia naturaleza la ley
corresponde a un interés social y sólo en vista de este fin es elaborada. El f
1 En cuanto a la jurisprudencia, parece haber optado después de largo
tiempo por la solución que propone la Escuela socialis~. En efecto, una
antigua sentencia de la Chambre des requetes * diae que: "considerando
juez tiene, en todo caso, la facultad de apreciar y aclarar lo que se refiera i que conforme al artículo 6o. del Código Civil los convenios contrarios a
al orden público, tomando siempre como base las disposiciones establecidas ! la moral y al orden público están afectados de una nulidad radical y ab-
~
por el artículo 6o. del Código Civil. ! soluta...". 26

~ Si ello es así, si el orden público no está reducido a la letra de la ley~


su noción se volverá más amplia, más compremible, más flexible, y por lo
mismo, más acorde con las transformaciones de estructura o de opinión inhe-
Después de haber analizado someramente las dos teorías y destacado lo
rentes a toda sociedad viviente, transformaciones que van a operarse, _CQillO
que hay de esencial en cada una, debe preguntarse si no es posible encontrar ~

un punto de convergencia.
Si es cierto que el subjetivismo jurídico descansa sobre un fundamento i¡ 24 Op. cit., año 1931-32, pá¡z. 161.
2S CAPITANT Cours doct., pág. 223.
• Ch~~mbre des requttes: Sección del Tnounal de Casación que uamina los recursos en
materia civil para admitirlos, mediante una sentencia no motivada, al e:ramen de la Cámara
22 SALEU.LES, La ded.:tr.:ttion de yo/onti, pág. 214; 0EMOGUE, Notionr fond.:tmentdles, ed 1911,
pág. 147; Tr.:tité des oblig.:ttions, t. 1, pág. 28 JossERAND, Tr.:tité dt droit CÍ'ril poritif, 1 Civil, o bi~n para rechazarlos por medio de una sentencia motivada. Por excepción la Ch~~mbre
des requéter resuelve en definitiva sobre los -recursos en materia electoral. Voc<tbul.:tire ]uridlque,
t. 1, pág. 88.
23 L. DuGurr, L'ét.:tl, le droit soci.:tl tt le droit indiYiduel, pág. 566. 1 dirigido por HENtu CAPrrANT, París, 1930. N. de los T.
26 Sentencid de 3 de enero de 1849 (D. 49. 1. 139).
48 DEL ACTO JURÍDICO 1 LÍMITES DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL 49

ha demostrado magistralmente! DE LA MoRANDIÉRE, por la interpretación de ésta haya tenido que ceder ante el acto de voluntad, sino porque y en la
las necesidades sociales. medida en que el fin que las partes contratantes se han propuesto alcanzar,
Hay que admitir, pues, Je la tesis socialista, que la noción de orden
público tiene a la vez, y sin ¡kradoja alguna, un carácter de permanencia- y
1
1
no sea contrario al fin social. 31 Este es el verdadero sentido de la libertad
contractual: vale en tanto que el interés general lo exige; o para situarla del
lado de la voluntad, el acto valdrá en tanto esté justificado por motivos de
un carácter de variabilidad y flexibilidad 27; de permanencia en tanto que i
utilidad social. 32
está comprendida en las disposiciones de la ley; de variabilidad y flexibilidad
en tanto que siempre está pronta a adaptarse a los cambios de costumbres i
i
SEcCIÓN TERCERA
impuestos, ya por las necesidades de orden político, ya por las necesidades
de orden económico, moral o¡ social. ~ La libertad contTactual, el orden público 'Y las buefi4S costumbres
En fin, haremos una últi a referencia a la teoría subjetiva para afirmar t
el principio de la libertad co tractual, pero agregando enseguida las correc- El artículo 6o. del Código Civil prohibe a los particulares derogar, no
ciones elaboradas por la tesis socialista al amparo de las necesidades sociales. sólo las leyes que interesan al orden público, sino tambíén las que interesan
La libertad no podrá ser s primida a riesgo de afectar mortalmente la a las buenas. costumbres.
fuerza creadora de la iniciati a individual. Por lo demás, en la sociedad mo-
derna, a pesar de las tenden ias tiránicas que se pedilan bajo el signo de
los místicos, para quienes el ser humano sólo vale en tanto cultiva el des-
1
~
l!l
Por otra parte, el artículo 1133 del Código Civil, al fijar los caracteres
de la· causa ilícita, habla también de la causa "coqtraria a las buenas cos-
tumbres o al orden público". ·
precio de sí mismo, la Jibert d con todos los atributos que confiere, no sólo
es necesaria, sino indispensab e: "con ella el individuo siente tener su perso-
1 Relacionando estos dos artículos, la doctrina se ha preguntado, con razón,

nalidad, tener existencia prop a y distinta de la de aquellos que le rodean". 28


! si el legislador ha querido distinguir la noción de buenas costumbres de la de
orden público, o si ha "preferido confundirlas; o dicho en otra forma, ¿debe
A este título hay que adm tir igualmente cierta autonomía de la volun- fijarse toda la atención en las disposiciones del artículo 6o., o por el con-
tad, 29 que es indispensable para imprimir a la vida social el elemento de trario, debe inclinarse por las del artículo 1133?
espontaneidad y coordinación. No se tendrá ya la autonomía ilimitada de la El interés del problema reside en el hecho de saber si se trata de una
Escuela clásica, merced a la cual el ser humano constituía, a la manera kan-
1
nueva restricción a la libertad contractual, o si simplemente se trata de
tiana, el fin supremo de la colectividad, sino se tendrá una autonomía co- otro aspecto de las necesidades sociales sintetizadas en la noción de orden
rregida y dominada por las .obligaciones que se derivan de la participación público. Y más todavía, dado que el artículo 6o. habla precisamente de
del individuo en el grupo ~ocial, por los deberes que tiene frente al or- derogación rr de las leyes" que interesan a las buenas costumbres, debe dedu-
ganismo político que le asegura, en cambio, el libre desarrollo de sus ini- cirse que las buenas costumbres, en el caso en que se aparten del orden
ciativas. público ¿sólo podrán tener un aspecto puramente legal? ¿O conviene más
La libertad no será, pul, la facultad de hacer todo, 30 sino la facultad .," recurrir a la interpretación del artículo 1133 y resolver que las buenas cos-
de hacer todo lo que no a ecte el interés social, de suerte que el contrato " tumbres no deben estar sujetas al campo estrecho de la ley, sino al coQ.junto
recibirá el sello de la legali ad, no en tanto que es expresión de la voluntad de ideas que la opinión pública ha emitido al efecto?
individual,, si~o en tanto q e es celebr:do de con~~rmidad con el derecho.; !:z Salvo algunas excepciones, 33 la mayoría de los autores está acorde en in-
en otros termmos, un contr to obtendra la proteceton de la ley, no porque 1"i. clinarse por el artículo 1133, y tanto más, cuanto que otros artículos apoyan
esta opinión. Así, el artículo 900 en el título de donaciones habla de "con-
27 DE LA MoRANDIÉRE, Cours ioctorat, 1932-33, pág. 139. ¡¡
28 DE LA MoRANDIÉRE, op. ci ., año 1932-33, pág. 134. ~ 31 G. Ler limites de la liberté contr«tuelk, cours, doct., 1929-30, pág. 82.
Rn>ERT,
~
29 M. 1-buRIOU, Précir de dro ·t constitutionnel 2a., ed., pág. 3. 32 DEMOGUE, Tiiliti áerobligations, t. n, pág. 594.
30 G. RENARD, Le droit, la jus ice d la 'Yolonté, pág. 270.
i 33 Véa~ especialmente . Huc, Commentairt áu Coáe Ci'Yil, T. t pág. 181.

1
l
50 TEoRÍA DEL ACTO JURÍDico LÍMITES DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL 51

diciones contrarias a las costumbres"; el artículo 1172 en materia de actos motivo de los conflictos entre intereses egoístas. De suerte que, si en el
jurídicos a título oneroso habla también "de las condiciones contrarias a pensamiento del técnico, en el de aquél que busca dentro de su amplia cul-
las buenas costumbres"; y, finalmente, el artículo 1387 relativo al contrato tura la fórmula de la ley, el ideal moral es algunas veces olvidado, si, por
de matrimonio, previene que los esposos pueden adoptar el régimen matri- . otra parte, el legislador mismo prefiere callarse porque con frecuencia no
monial que mejor les convenga, con tal que no contenga ninguna estipulación
«contraria a las buenas costumbres". No hay, pues, obstáculo alguno para
concluir que la noción de "buenas costumbres", no debe buscarse en disposi-
·11
·
quiere aparecer como moralista . el ideal moral aparecerá en toda su plenitud
para el celoso de la verdad, y de una manera general, para el juez.
En manos de éste, la regla moral ha puesto sus destinos y de él recibirá
dones concretas de ley. ~ el seUo de moralidad; y gracias a él también tendrá que ampliar y reforzar
Volvamos ahora a la primera cuestión que requiere la previa determi- el derecho contractual, más particularmente, la atmósfera de moralidad tan
nación del concepto de buenas costumbres. Porque efectivamente, sólo des· .... necesaria para el desarrollo del crédito. Para ese fin, no tendrá más que
pués de haber conocido su fundamento jurídico, puede saberse si tienen o inspirarse en el ideal moral sin cuidarse de las "indulgencias de la opinión
no un aspecto de orden público. pública", ya que por su función misma, se t;ncuentra por encima de la opi-
Sobre este punto la opinión de los autores gira en torno a las mismas nión, que debe ser dirigida pero no respetada por él. 37 A la balanza de la
ideas, si bien con algunos matices muy sutiles. HÉMARD, por ejemplo, hace justicia humana que recibe de la Ley, agregará, pues, la de la justicia divina,
radicar las buenas costumbres en cela observancia de la vida social". 34 CA- y co~ ambas, se esforzará, siempre guiado por el ideal moral, pcir asegurar
PJTANT y RwERT ven en las buenas costumbres, más bien, manifestaciones el máximo equilibrio.
«de reglas de la moral". 35 En consecuencia, la noción de buenas oostúmbres .,. DEMOGUE sustenta, poi su parte, una tesis totalmente opuesta. 38 «t¡.as
es un conjunto de preceptos desprendidos de la moral e impuestos a todos, ' buenas costumbres -dice-, no se determ~an según un ideal religioso o
en interés del organismo social. · filosófico, sino según los hechos de lá opinión común". 39 De ello resulta
Mas, si es fácil encontrar el fundamento jurídico, no ocurre lo mismo ~ que las buenas costumbres son un conjunto de hechos, de hábitos que el
cuando se profundiza el análisis para determinar en virtud de qué razona- t medio social ha reconocido en un momento dado. Esto quiere decir, igual-
miento estas reglas han salido del campo de la sanción moral, para entrar mente, que varían de una ,época a otra, 40 y para convencerse basta recordar
en el de la sanción civil. los convenios inmorales del siglo pasado. Se observará que el velo de inmo-
La doctrina se ha dividido en tres grupos: por una parte, existe la con- ralidad, en muchos casos, ha desaparecido discretamente.
cepción filosófico-religiosa sostenida por RwERT; por otra, la concepción so- En efecto, haciendo a un lado las críticas de que ha sido objeto la usura
ciológica sustentada por DEMOGUE; y finalmente, la concepción jurídica re- durante siglos, nos quedan ejemplos recientes. Así ha ocurrido con el con-
cientemente formulada por DE LA MoRANDIERE. .¡ trato de seguro sobre la vida considerado a principios del siglo pasado~
RIPERT parte en su sistema, de la idea de que en el con junto de las 1; "como contrario a la dignidad del hombre"; y también con el contrato de
normas legales, "existen reglas jurídicas para las cuales no hay otra justifi- corretaje matrimonial41 que empieza a ser liberado del pecado de inmo-
cación que la regla moral que les sirve de base, y esta misma regla moral ..
1
,¡ ralidad. 42
sólo se justifica por una cierta concepción religiosa del mundo''. 36 El ideal '!"
De ello se sigue que la noción de buenas costumbres participa ,de la
moral asume de este modo un papel muy importante en la elaboración del "' misma flexibilidad que la de orden público.
derecho, tanto por la influencia directa que va a ejercer sobre el poder legis-
37 RIPERT, op. cit, pág. 78.
lativo, como por la influencia indirecta que en todo momento ejercerá con 38 T raité des obligations, t. II, pág.
598.

1
39 G. SAvATIER: Des effetr et de la sanction áu tle,-oir moral, tesis. Poitiers, 1916, pág.
34 PriciJ de ároít cÍYíl, t. I, Nos. 118 y 264. 348: "La moral será ló que sea la conciencl.a medía de la nación considerada como 141".
3S CAPITANT, Cours doctoral, pág. 231; G. RIPERT, La Régle m01'ale tlans le obligations, 40 CAPJTANT, Cours doctoral, pág. 232 .
pág. 30.
.¡ 41 Véase, Civ. lo. de Mayo 1855 (D. 55 I. 147).
36 La régle mora/e tlans les obligations cinlu, pág. 30. 4Z WAHL, Le courtage matrimonial, ReY. Trim. 1904, pág. 471.
52 TEORÍA DEl- ACTO JURÍDICO
LÍMITES DE LA LmERTAD CONTRACTUAL
53
Por cuanto al papel del juez en la concepción sociológica, se reduce a la moral ideal de ~u e nos habla RIPERT, y por otra, el con junto de principios
bien poco. Como el cambio de la'> costumbres se opera por medio de los que pueden desprenderse a este respecto del espíritu de la legislación con-
hechos, por las transformaciones que aparecen en "la opinión común del siderada en su conjunto, de modo que cuando tenga que recurrir a las bue-
medio social", no tendrá iniciativa alguna, ni ejercerá ningún control; toda nas costumbres para anular un contrato, hablará más bien "a nombre de
su actividad se reducirá a una mera constatación, será el servidor de la una moral oficial", en lugar de empeñarse en la investigación de los puntos
opinión común, como lo es de la ley.
en
En la concepción religiosa, como .. la sociológica, hay muchas cosas
que no son claras, por no decir obscuras, y esto tanto respecto de la naturaleza ·
·1
... de apoyo proporcionados por la metafísica, o en el complejo de costumbres
inspiradas, las más de las veces, por una tolerancia excesiva. Además, su
función no será de carácter pasivo, no será un órgano de comprobación,
de las buenas costumbres, como del papel del juez. será, por el contrario, un órgano rectificador, oponiéndose a que se respeten
Desde luego, considerar que las buenas costumbres se confunden con la · los contratos contrarios a la moral oficial, haciendo que prevalezcan los que
moral, equivale a subsumir todo el derecho positivo en la moral. Es cierto se ajusten a ésta y corrigiendo los que no lo estén. Por este concepto puede
que las reglas de la moral ejercen una influencia, determinante a veces, ser considerado como un defensor de la moral pública:
sobre la elaboración del derecho, y más particularmente sobre el derecho De lo anterior se desprende que la noción de buenas costumbres tiene
de las obligaciones,· pero es excesivo identificar la una con el otro. 43 casi el mismo carácter que la de orden público. Sólo que la esfera del último
Por otra parte, buscar las buenas costumbres a través de las fluctua- es mucho más extensa, tanto, que comprende. aun la de las buenas costum-
ciones de la opinión pública, es hacer de la noción de aquéllas una instit\1·
ción incoherente, flotante, si no peligrosa, o cuando menos que da prueba de . bres. Además, como observa DE LA MoRANDIERE, en la mayoría de los
tal incertidumbre que no podría. conocerse jamás su esencia íntima, ni las
aspiraciones que tiende a realizar. Y cuando se piensa que habrá de manÍ· ~
festarse, sobre todo, en el campo contractual, se comprenden fácilmente los i
1 casos las reglas de orden moral no constituyen una restricción a la libertad
contractual, por ser reglas de mora~ "sino porque estas reglas están inte-
gradas en el orden público".
En consecuencia, la libertad contractual en su desarrollo encuentra siem-
inconvenientes que de tal procedimiento derivan. 1• pre el mismo obstáculo, pero con aspectos diferentes: es siempre la noción
En fin, obligar al juez a revestirse, ya del manto divino, o bien a hacer . de orden público con su flexibilidad y sus matices, representados ya por las
investigaciones psicológicas para penetrar y desprender el sentido de los J necesidades de orden polítioo, económico, social o moral. 45
hechos sociales, es atribuirle no· solamente una grave responsabilidad, sino l
también agregar a su competencia ilimitada, los riesgos de la. arbitrariedad. J
Por esto es preferible admitir el sistema propuesto por DE LA MoRANDIERE, ~
o sea el de la concepción jurídica de las buenas costumbres. 44 ~
Se le llama "jurídica" por razón de que el concepto de buenas cos-
tumbres, como el de orden público tiene, ante todo una base legal, sin subs- .,
1
traerse, no obstante, a la participación de los hechos sociales que también ~
intervienen, gracias a la atmósfera de moralidad desprendida por el juez de i
la comparación de la moral proveniente de la ley, con las necesidades so-l·
ciales del momento.
Insistiremos, enseguida, que en esta labor de comparación y en la con· .
dusión que de la misma obtenga el juez, tomará como guía, por una parte, 1
43 Ds LA MoaANDIERE, op. cit., 1932·33, pág. 121.
U Op. cit., 1932·33, pág. 123. 45 Ds LA MOIIANDIERE, op. cit., 1932-33, pág. 119.
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~
TITULO I

Evolución Histórica de las Nulidades

CAPITULO I

Las Nulidades en Derecho Romano

1 Al derecho romano corresponde el legítimo orgullo de servir de punto de


partida a todo estudio histórico, y no sólo por ser el origen de casi todas las
instituciones jurídicas que se remontan hasta él, sino porque sólo a través
de la historia es como mejor puede descubrirse la evolución y las razones
que han justificado las transformaciones operadas en el transcurso de los
siglos, ya que solamente por el estudio del pasado, labor de profundidad y

1 reflexión, puede trazarse mejor la trayectoria del presente.


Para la teoría de las nulidades, más particularmente, el derecho romano

1 es la clave o al menos la piedra de toque, aunque sus elementos no hayan


constituído propiamente un sistema.

1
.;
a
So
SECCIÓN PRIMERA
"~
~
Las nulidades en la Ley de las XII Tablas

En torno al antiguo derecho romano domina una atmósfera pesada, obs-

1
cura y poco accesible a las investigaciones científicas. Las famosas XII Tablas,
rehechas mal que bien, gracias a los elementos que se han encontrado dis-
58 EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES
1 NuLIDADES EN DERECHO ROMANO 59

persas en las diversas obras de los clásicos, constituyen la única fuente.


Forzados, pues, a examinar su simple y fría silueta, nos engañaríamos: sólo
hallaríamos un enunciado empírico de algunos principios rudos e inmutables,
de los cuales lo menos que puede decirse es que estaban hechos a la medida de
una sociedad que aun no había salido de las cavernas primitivas, pero que por
eso mismo tienen todavía el mérito de provocar, de engendrar una propensión
l
1
t
SECCIÓN SEGUNDA

Las nulidades en el derecho romano clásico

El formalismo antiguo era un obstáculo insuperable para el desenvol-


vimiento de las relaciones comerciales. Si no obstante, había dado resultados
espiritual que no tardará en dar al mundo el sistema jurídico más com- 1 maravillosos desde el punto de vista de la educación del pueblo, fué, quizás
pleto. 1 en la misma medida, un obstáculo infranqueable para la marcha ascendente
Y a hemos dicho que desde el punto de vista del derecho contractual, 1 de los negocios económicos que cada vez eran más complicados con el en-
la teoría del acto jurídico nace bajo los auspicios del formalismo, vinculada : sanchamiento del imperio colonial.
" Es sabido, por lo demás, que el derecho romano se inspiró siempre en
en un principio al nexum y a la mancipatio y enriquecida después por la
stipulatio, la dictio dotis y la acceptilatio verbis. En todos estos casos el la organización política, de la cual fué en cierta forma uno de los medios
formalismo tenía un carácter extremadamente rígido, reducido en ocasiones más poderosos para hacer sentir hasta Los .confines del territorio, la sobe-
al enlace de algunas palabras, complicado frecuentemente con la participación ranía de Roma. Para ello basta recordar que el jus cívile era aplicable sola-
de todo un cortejo de testigos instrumentales, agravado otras por los ritos ment-e a los ciudadanos romanos: era en cierta forma, la muralla de la
de un ceremonial terminado ordinariamente con la pronunciación de 1~ fór- ~
sociedad dominante, mejor dicho, la armadura de protección de la antigua
mula: uti lingua nuncupassit ita jus esto.
Si ello es así, ¿qué pensar de la teoría de las nulidades?
Nos inclinamos a creer que mientras el acto jurídico sólo puede surgir
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aristocracia.
Ahora bien, con las numerosas conquistas por una parte, y el crecimiento
de la población por otra, el ritmo de la vida comercial no podía dejar de
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del encadenamiento de las palabras; en tanto que los ritos más variados, producir efectos sobre la actividad política. Por esto al fin de la República
~
los gestos simbólicos y palpables son las únicas ·condiciones necesarias para el orden jurídico cuenta con un nuevo órgano encargado de asegurar el
la formación del vínculo obligaciona~ no puede hablarse de la noción de respeto de las Leyes: el Pretor.
las nulidades, ya que la -sanción civil está lejos todavía de separarse de la En cumplimiento de su función, influyó de una manera directa y eficaz
sanción pena~ situación que durará mientras la interpretación permanezca en las transformaciones del jus civile. Mas a este efecto hay que distinguir
en poder de los pontífices. Además, del hecho mismo de que todo el efecto dos fases: la del Praetor peregrinus y la del Praetor urbanus.
de la relación jurídica resultara de la pronunciación de la fórmula arriba El primero, que tenía la función de jus dicere ínter peregrinos et ínter
enunciada y de la participación de los testigos, es fácil deducir que la nulidad cives peregrinos y se encontraba en contacto directo con las realidades de
sólo podía aparecer con la concepción material del acto jurídico, es decir,
con la aparición del acto escrito, lo que sucede cuando la interpretación
1~
la vida; práctica, estaba mejor colocado para conocer los defectos del derecho
romano. Puesto que disponía de un poder casi discrecional, no dejó de
abstracta del derecho cede el lugar a la interpretación adecuada a la fluidez tomar las medidas requeridas por las circunstancias, inspirándose siempre
del medio social, es decir, el día en que los jurisprudentes lograron imponer ! en la equidad. ·
su autoridad. Estas medidas aunque referidas a situaciones especiales y locales, por

1 su prolongada repetición, revistieron el carácter de normas jurídicas y se


colocaron al lado del jus civile proprium romanorum, con el nombre de jus
gentium.

1 Observemos desde ahora que para nuestro estudio, el jus gentium pre-
senta una muy grande importancia, porque su consagración impuso los con-
NuLIDADES EN DERECHO ROMANO 61
60 EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES

Para concluir, conviene agregar la contribución no menos importante de


tratos válidos por el simple consentimiento de las partes. Creó los cuatro los jurisprudentes que impulsaron en gran parte la iniciativa del Pretor. 2
contratos de buena fe, y ensanchó el campo de los contratos reales; igual- · Pretores, jueces y jurisconsultos, son los principales factores que con-
mente protegió los contratos innominados; en fin, imprimió mayor libertad tribuyeron a la elaboración del nuevo derecho, más acorde con los principios
a la interpretación judicial; en una palabra, hizo de la voluntad el elemento del orden natural, más sencillo, más equitativo, más coherente, más cerca
fundamental de la relación obligatoria, que influyó considerablemente en el de la realidad social y por lo mismo, más susceptible de adaptarse al ritmo
juego de las ineficacias. del progreso.
Pero de una manera todavía más.. á"ééntuada el jus ch•ile fué cambiado
por el Pretor urbano, a partir de la Ley Aebutia (Siglo VI).
En efecto, después de esta Ley el derecho romano introdujo el proce-
Dicho esto, nos falta bosquej¡¡r los rasgos característicos del acto ju-
dimiento formulario con sus dos fases: la in jure y la in judicium, reservada
tídico, empezando por afirmar que no obstante la atención dedicada por el
la primera exclusivamente a la función del Pretor. Para darse cuenta del
derecho romano a la mayoría de sus instituciones, por una curiosa paradoja,
alcance de esta atribución basta recordar que el actor no podía acudir al
descuidó el análisis de la teoría del acto jurídico; omitió presentarla en un
juez ordinario, no podía iniciar la fase in judicium antes de haber obtenido
cuerpo distinto, prefiriendo al estudio de conjunto, fijar o dar algunos ele-
la aprobación del Pretor. mentos en ocasión del estudio de cada acto s~paradamente. Esto no quiere
Al lado de est~ participación directa, de este poder de naturaleza pu- decir, sin embargo, que a través de su evolución no se puedan encontrar
ramente judicial, hay que notar que el Pretor disponía de un poder político, bosquejos de algunos principios generales, expresados ya por el jus ch•ile,
administrativo, que le permitía velar por la aplicación de las leyes, y a nom-
bre de este poder -el imperium-, tomaba las medidas que juzgaba ade- ·1 por el jus gentium, o por el jus praetorium. Queremos emprender esta tarea .
en las líneas siguientes, con el fin evidente de despejar mejor a continuación,
cuadas, tratando siempre de imprimí~' al desenvolvimiento de la vida con- el alcance y orden de las ineficacias.
tractual una atmósfera de mayor equidad y buena fe. Desde que la voluntad llegó a intervenir reduciendo, cada vez más,
Inspirado a veces en las iniciativas del Pretor peregrino, 1 y tratando ~1 esplendor de la autoridad del formalismo, tomó el rango de las condiciones
con legítimo respeto la obra de sus antecesores, adquirió la costumbre de de fondo de los contratos de buena fe al amparo del jus gentium. Después,
inscribir en el edicto promulgado al entrar en funciones -la duración de poco a poco se vuelve en contra aun de los contratos de estructura eminen-
su encargo se limitaba a un año-, los principales lineamientos de su futura temente formalista, desplazando a veces la forma al campo de la prueba, 3
conducta para la aplicación de la ley. Y como estos edictos pasaban de situándose en la mayoría de los casos al lado de ésta. Pero el nexum, la
un pretor a otro, algunas veces con modificaciones insignificantes, fácilmente stipulatio, la dictio dotís, y la acceptilatio verbis, conservaron los lineamientos
se comprenderá por qué el nuevo derecho, surgido por una parte, de la
preocupación de corregir el jus civile 'en todo lo que había dejado de tener
vigencia, y por otra, del cuidado de simplificarlo y adaptarlo al ideal supremo
11 tradicionales.
Por lo demás, la decadencia de la forma hizo surgir otro elemento: toda
obligación sólo producirá efectos, a condición de que esté vinculada a un
-~
de la justicia, bien habría merecido ser tratado, según la expresión de CELso, ! objeto determinado, lícito, jurídica y físicamente posible, y en el cual tenga
como un verdadero arte: jus est ars boni et aequi. interés el acreedor. 4
A estas nociones puede reducirse el aspecto de formación del vinculum
En todo caso, el derecho pretorio es, para usar la fórmula de PAPINIANO,
quod pretores introduxe'ront, supplendi veZ corrigendi iuris civilis gratia, 2 H. LíivY-BauHL, Prudent d Prdeur, en la R. H. D. año 1906, pág. 28; P. CoLLINET,
Le role des juges Jans Lt formation Ju Jroit romain cLtssique en Rec. Gén.
t. l. pág. 24.
prapter utilitatem publica (D. I, 1, 7). 3 GAYO, III, 131, Arcaría nomina nullam /acere obligationem, sed obligationis Jacte testi-
;monium praebere, cfr. D. XLIV, 7 oblig. y act. 2, l.
1 S. RICCOBoNO, Corso Ji Jiritto romano, pág. 45; C. LoNGO y ScHERILLo, Storia del 4 E. ALBERTARIO, Studi di diritto romano, t. m, págs. 321-322.
Jiritto romano, pág. 197.
62 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO 63

juris. 5 Pero esto no es todo, ya que al tomar en consideración el elemento para la teoría de las nulidades. El acto solemne, aun regularmente otorgado
intelectua~ el derecho clásico no tardó en inclinarse hacia los móviles que desde el punto de vista del jus civile, se dedara nulo si falta el acuerdo de
se han puesto de manifiesto a través de la discreción del documento pri- voluntades de las partes 7• Inversamente, el acto nulo por su forma, pero
vado. Además, la protección de los incapacitados y de la libre expresión de que tenga el consensus válid~mente expresado, no será totalmente ineficaz,
la voluntad de quien se obliga, abrieron la puerta a las condiciones relativas porque dentro de los límites <Ie lo posible, bien puede producir los efectos
a la validez del acto jurídico, de modo que en esta forma se llegaron a de un pactum conventum en que la intención de las partes 8 está dominada
crear dos series de condiciones: la causa y la capacidad de las partes con- por la exceptio doli generalis y algunas veces, también por la actio prescriptis
tratantes que el derecho estricto toma del jus gentium, y la ausencia de dolo ·~ yerbis. En .fin,. .la exceptio doli destruye los contratos solemnes en que la
y de violencia, que serán respetados al amparo del jus praetorium. con"''entio haya sido contraria a la técnicá del derecho contractual. 9 Eviden-
En cuanto a las sanciones que derivan de no respetar estas condiciones, temente, si tanto la forma como la conventio estaban afectadas de un vicio
habrá que distinguir entre las indicadas nacidas del jus civile, las creadas cualquiera, el acto no podía producir efecto alguno, ya que afectado por
por el jus praetorium y las originadas por el derecho consuetudinario. Dedi- una parte por el jus ciYile, desprovisto por otr3, del apoyo de la equidad
caremos, pues, un párrafo a cada una de estas cuestiones. y del jus honorarium, nada había que pudiera contribuir a la realización de sus
efectos.
También a propósito del consentimiento el derecho clásico hizo aparecer
§ 1.-INEFICACIAS DEL "Jus CIVILE" las nu1idades fundadas en el error.
Tomando su fuena, al principio, en el jus gentium, el error se impuso
La abolición progresiva del exagerado régimen del antiguo derecho qui- rápidamente entre las fuentes más importantes de las ineficacias, tanto en
ritario fué determinada, sobre todo, por la noción de equidad, que se encargó el campo de los contratos de buena fe, como en el de los de derecho estricto;
de preparar no sólo la emancipación del acto de volición, sino también de in omnibus negotiis contrahendis si"''e bona fide sint, sive non sint, si error
imprimir a la teoría de las obligaciones mayor justicia. En todo caso, es indu- aliquis interyenit, ut aliud sentiat puta qui emit aut qui conducit, aliuá qui
dable que tanto para los contratos de buena fe 6 como para los formales, el his contrahit, nihil valet quod acti sit, et idem in societate quoque coeunda
consentimiento llegó a ser la piedra de toque. respondendum est, ut si dissentiant aliud afio existimante, nihil 'Yalet ea so-
En efecto, PEDIO nos dice en términos que no dejan lugar a duda, que cietas, quae in consensu consistit. 10
el consentimiento es necesario para toda clase de obligaciones: conventiones En consecuencia, siempre que el error afecte el negotium, por faltar el
verbum generale est ad omnia pertinens, de quibus negotii contrahendi tran· consentimiento de las partes, no se hará esperar la desaP'41'ición del vínculo
sigendique causa consentiunt qui ínter se agunt. . . adeo autem conventionis jurídico. A este respecto puede citarse también el caso en que el error
nomen genera/e est, ut eleganter dicat PEorus, nullu.m esse contractum, nullam ~~ recaiga sobre la naturaleza del contrato: tal es la donación que el donatario
obligationem, quae non habet in se conventionem, sive re sive verbis fíat; nam conceptúa un simple préstamo. 11
et stipulatio, quae verbis fit, nisi habeat consensum, nulla est (ULPIANO 4 ¡ Al lado del error sobre el negotium, debe situarse el error in corpore 12 y
ad Ed. D. II, 14 de pactis 13).
1
¡¡,: 7
S. RICCOBONO, op. cit., t. n, pág. 183; Cfr. D. n, 14, 1, 3, D. XLV, 1, 134, 1:
Esta nueva orientación tiene consecuencias verdaderamente revolucionarias 8 5. R!CCOBONO, op cit., t. fl, pág. 358.
9
S. RICCOBONO, Origine e sYiluppo del domma della yofontá nel diritto, en las "A(# Ji
5 L. FERRARA, Ltt teoría del negozio giuridico: úzioni di diritto romano, Napoles, 1898, Congreso Internazionale di Jiritto romano" 1934, t. 1, pág. 183. Cfr. D. XVIIT, 5, 5 (JULJANus)
pág. 69 y sgts.; CuQ., Manuel des Imtitutions iuridiques romaines, pág. 388 y sigts.; GIRARD, D. XLVI, 4, 8 (ULP.).
Manuel de droit romain, pág. 508 y sgts.; S. RtccoBoNo, La formazione delta teoría genera/e 10 PoMPoNio, L. 36 sobre Q. Mudo: D. XLIV, 7 de errare 57.
del contractus nel periodo della giurisprudenza classica, en los Studi in onore di Pietro Bonfante, 11 ULPIANO, 1 Jisp. D. xn, 1, 18, si ego pecuniam tibi quasi donaturus dedero, tu qu<lsi
t. 1, págs. 123-173. mutuam accipias, ]ulianus scribit, donationem non esse.
12
6 P. CoLLINET, Cours doct. Jr. romain, 1927-28, pág. 101; S. RiccoBONO, Corso di diríttti . ULPIANo, 28 aJ Sab. D. XVIIT, 1, 9: si igitur ego me fundum emere .putarem Come-
romano, t. n, pág. 373. lklnum, tu mihi te 'Yendere Sempronianum putasti, quía indiscorpores Jissensimus, emptio nulla
EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO 65
64

el error in personam 13; en uno y otro casos el elemento intelectual no existe, vincia donde ejercen su función. 19 La sanción será en todo caso, la nu·
porque non videntur quid errant, consentire. 14 Por esto la nulidad absoluta lidad absoluta: sacram 'Vel religiosam rem, vel usibus publicis in perpetuum
relictam, ut forum aut basilicam, aut homine liberum inutiliter stipulator;
¡;erá inevitable. 15
Sin embargo, cierta atenuación apunta en favor del error sobre la cua-~­ quamvis sacra, profana fiero, et usibus publicis relicta, in privatos usus re·
'Vertí: et ex libero ser'VuS fieri potest. 20
lidad substancial de la cosa, en el sentido de que quedará reservada a la
apreciación exclusiva de la víctima. 16 Además, la nulidad afectará asimismo los actos cuya ejecución ~.s.t;~ . ~u­
De todos modos, después de esta época, la voluntad va a constituir para - jeta a una condición más o menos relacionada con cosas excluídas del comer-
siempre, elemento esencial de la formación del vínculo obligatorio y por lo :i cio privado. 21
mismo, la principal fuente de la teoría de las ineficacias. Concluyamos, pues, t Es preciso convenir, sin embargo, en que si el comprador ha sido víctl·
con PAPINIANO que in totum omnia quae animi destinatione agenda sunt, non ~ ma de un error al comprar una cosa sagrada, aun sometiéndose a la ineficacia
17 del contrato de venta, tendrá la posibilidad de demandar al vendedor la
nisi .,era et certa scientia perfici possunt.
indemnización por el beneficio que pudo obtener de no existir el engaño. 22
En lo que concierne a la estipulación que tenía por objeto un hombre
Paralelamente a esta línea discreta y a la vez potente que ha trazado el libre, abundan los textos encaminados constantemente a la sanción de la in·
derecho clá,sico al consensualismo, aquel se ha esforzado por determinar la eficacia total. 23
esfera de los objetos que pueden estar en el comeréio jurídico, partiendo del En el mismo orden de ideas debe mencionars·e la aparición de los pactos

l.
principio de que, de _una manera general, todas las cosas son susceptibles de ,. sobre sucesión futura que fueron después ampliamente analizados y acla-
servir para la satisfacción de los intereses privados. De modo que las res extra rados por el derecho de JusnN!ANO: desde entonces se admitió definitiva-
commercium modestamente se agruparán en el campo de la excepción en que mente que la estipulación se conciba de la manera siguiente: Si heredem me
se encuentran dos grandes capítulos: el primero y más importante consagrado non feceris, tantum dare spondes? inutilis est, quía contra bonos mores est
a la imposibilidad legal, al objeto jurídicamente imposible; el otro, destinado háec stipulatio. 24
a la imposibilidad física, al objeto que por su naturaleza no puede ser eje· Finalmen:e PAULO nos ilustra sobre la aplicación de la imposibilidad a
cutado. los contratos de buena fe: quas (res) natura -vel gentium jus -vel mores CÍ·
El capítulo de las imposibilidades jurídicas comprende en especial, las res ¡ vitatis commercio exuerunt, earum nulla venditio est (D. XXXIV 1, 181, 1).
religiosa o sacra 18 y 1<15 cosas afectas a la utilidad pública, a las que deben ¡ En cuanto a las imposibilidades físicas, 25 manifestadas sea por una
agregarse la prohibición de vender a los hombres libres y la prohibición im· ¡
puesta a los funcionarios de comprar las cosas que se encuentran en la pro- ~
ejecución que llegó a ser ilusoria por la naturaleza del objeto mismo, sea
porque su objeto hubiera desaparecido, 26 la nulidad destruía la obliga-
est. Idem est si ego me Stichum, tu Pamphilium absentam 'Yendere putasti: nam cum in ción. Esto es lo que nos dice la célebre fórmula impossibilium nul!a est obli·
corpore dinentiatur, apparet nullam eue emptionem. •
13 ULPIANO, 5, ad Sab. D. xxvm, ; de hered. instit. 9 pr. y § 1: quoties 'Yolens alium 19 PAuLo, sent. l. 21. 7; Cfr. D. XLIV, 4, pr.; D. XLV, 1, 83; D. XVIII, 1 62;
heredem scribere, alium scripserit in corpore hominis errans, y<![uti frater meus, patronus meus D. XVIII, 1, 73: D. XI, 7, 8,1; D. XLI, 7, 30, 1; D. VIII, 4, 4.
placet neque eum heredem erse, qui scriptus est, quoniam Yoluntate deficitur, ne que eum ~o PAuLo, 72, ad. Ed. D. XLV, 1, 83, 5.
quem yo/uit quoniam scriptum non est. Cfr. Ven. 1 stip. D XLV, 1, 137 § 1: D. XLV, 1 de ~ 21 VENULEYO, 1, stip. D. XLV, 1, 137, 6.
22 MooESTINo, 5, Reg. D. XVIII, 1, 61. l.
yeb. oblig. 83 § 1. 1 :3 PAULO, D. XVIII, 7, 1, 9; PAPINIANO, D. XVI, 1, 27, 1; PAULO D. XLV, 1, 83, 5;
14 ULPIANO 11 ad Ed. D. L. 17 de diY. reg. ant. 116, 2. 1
¡~
Gwo, D. XLIV, 7, 1, 9, GAYO, 111, 19 GAYo, 111, 97.
15 CoLLINET, op. cit., pág. 102. 21 jULIANO, 2 ad. Urs. F.; D. XLV, 1, de 'l'erb. ob. 61.
16 ULPIANO, 28 ad. Sab. D. IX, 1 y 2; D. XVIII, 1 de emptioYend. 7, l. 25 D. RABEL, Origine de la régle imponíbilium nulla est cbligatio en los M élanger Gé-
17 PAPJNIANO, 24 quest. D. L. 17 de diY. reg. ant. 76. ¡ rart!in, pág. 500 y sgts.
18 G. LoNGO, La res extra commercium et /'az.ione di damni nei contratti di yenJita nulli, • 26 PAuLo, 1, ad. Sab. D. XVIII, L. 15, pr. {si corpus) in remm natura ante ~·endi:ionem
en los "Studi in onore Je P. Bon/ante", t. lli, pág. 365. esre desierit, nul!a emptio est.
66 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES
NULIDADES EN DERECHO ROMANO
67
gatio, 27que gozaba de una aplicación general, si se atiende a ULPIANO:
quod impossibile est, neque pacto, neque stipulatione potest comprehendi, ut PONIO nos hablan de la falsa causa o más bien de la obligación sin causa,
utilem actionem_, aut pactum efficere possit. 28 Por esto PAULO afirmaba como en el caso del comprador que ha comprado su propia cosa sin saber
34
igualmente: quod nu!lius esse potest, id ut alicujus fierit, mdla obligatio que ya era propietario. Estas ideas son, empero, insuficientes para poder
'Yalet efficere. 29 afirmar que la causa moderna deba apoyar su fuerza en la causa concebida
Antes de terminar con las ineficacias originadas en las reglas jurídicas por el derecho romano. Y a este efecto no carece de interés recordar otros
sentidos, otras acepciones que se le han dado. 35
relativas al objeto, conviene hacer notar que la obligación estaba expuesta,
a menudo, a quedar privada de efectos cuando las partes no hubieran tenido Así, la palabra "causa" se ha usado algunas veces para designar la causa
el cuidado de determinar el objeto, así como cuando esta determinación hu- eficiente, es decir, "el acto que da nacimiento a la obligación", 36 o si se pre-
biera sido dejada al arbitrio de una de ellas. 30 fiere, la razón jurídica, la justa causa. En materia de liberalidades, estuvo
vinculada al animus donandi, concebido como el fin inmediato y subjetivo.
Por último, se habla mucho de la causa final, fin objetivo y variable
según la naturaleza del contrato: credendi causa, donandi causa, solvendi
Respecto de la causa debe decirse desde luego, que no presentaba ningún causa, etc. 37
interés para el derecho de las obligaciones del período antiguo, por la Es cierto, por otra parte, que a pesar de la confusión de los términos,
sencilla razón de que en esta época, el formalismo había atribuído al acto no han faltado tentativas para hacer una discriminación en la aplicación
jurídico, una estructura eminentemente abstracta; la forma se bastaba a sí ¡ de la causa fin-objetivo .Y de la causa fin-subjetivo. Así, en los contratos
misma, el juez no tenía necesidad, pues, de entrar a la investigación del ., onerosos como en las disposiciones a título gratuito, aunque en principio los
fondo de la obligación. 31 motivos estén exduídos del campo de la elaboración del acto jurídico, son
Pero el día en que el formalismo se vió obligado a recibir la influencia . tomados en consideración algunas veces, en materia de disposiciones de última
del jus gentium; cuando la equidad tiende su manto sobre la elaboración del voluntad. Tan es así, que por derogación de la regla falsa causa non nocet,
acto jurídico, la causa no tarda en hacer su aparición, ya acompañada de la los jurisconsultos romanos admitieron que un testamento sería anulado si
condition, ya de la excéptio dolis, ya de la querela non numeratae pecuniae. hubiere pruebas de que los motivos que sirvieron de apoyo a una libre in-
Como quiera que sea, en: la época clásica la causa se incluía entre las con- tención son erróneos, como en el caso de institución de heredero. 38 Y puede
diciones necesarias para la validez de las obligaciones. 32 ser que partiendo de estas ideas, más tarde los glosadores hayan abordado
Hacemos notar sin embargo, que en su origen no tenía el sentido que se la distinción entre la causa impulsi'Ya y la causa finalis.
le atribuye actualmente, sino que después, a propósito de la estipulación ig- Para terminar, diremos algunas palabras sobre las condiciones imposibles~
nominiosa, de la estipulación fundada en un fin inmoral, del pacto ilícito, 1· inmorales e ilícitas, en que el motivo ha jugado un papel preponderante en
se coloca al lado de las nulidades de orden civil. 33 Además, JuLIANO y PoM- caso de haber sido conocido por las dos partes contratantes. Pero desde el

2i D. L. 17 de div. reg. jur. ant. 185. ~ punto de vista de la sanción hay que distinguir. Sin negar la existencia
del principio de que, tanto para los contratos de derecho estricto com? para
~a ULPIANo, 42 ad. Sab.; D. L. 17 de div. reg. juris ant. 31. '
:9 PAuLo, 3 ad. Vitt.; D. L. 17 eod. tít. 182. PAPiNIANO, 1, de finit. D. XLV, l, Je 't'erbis oblig. 123; D. n, 14, 24, 4: pacta quae turpem:
30 GAYo, D. XVill, 1, 35, 1; GAYO, ill, 98; GAYO, m, 103, ULPIANO, 28 ad. Sab. D. cauram continent non 1unt obse,.,anda.
XLV, 1, de verb. ob[ig., 17; stipulatio non valet, in rei promittendi arbitrium collata con· 3~ jULIANO, D. xn, 7. 3; PAPINJANO, D. XVIIT, 1, 16 pr.
ditione. 35 CAPITANT, Cause, pág. 124; G. BoYER, Recherches historíquts sur la risolution áes
31 CuQ, op. cit., pág. 389; GIRARD, op. cit., pág. 485; CAPITANT, Cause, págs. 96·97. colltrats, tesis, Tolosa, pág. 179; CoLLINET, op. cit, pág. 121.
32 Cuq, op. cit., notas complementarias, pág. 920. 36 CAPITANT, Cause, pág. 179.
33 PAPINIANO, 1, 123; ULPIANO, 1, 26; Instit, m, 19, de inutil. Stip. 24: quod turpi causa 37 CoLLINET, op. dt., pág. 122.
promissum est, veluti si quis homiddium ye[ sacrilegium /acturum promittat, non valet. Cfr. (eg. 3819.PAPINIANo, D. 35, 1, de cond, et dem. 72, 6; GAYo, eod. tit. 17; ULPIANO, reg. 24 de
EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO 69
68
39
los de buena fe, la condición imposible provoca la nulidad, no se dejará Pero para las incapacidades parciales la protección legal había tomado
de crear un régimen de favor para las obligaciones : título gratuito; los otro aspecto. Se quería, evidentemente, impedir que el incapaz se obligara,
contratos a título oneroso quedan sometidos a la nulidad absoluta, o mejor pero se aprobaban sus actos en la medida en que le eran favorables.
dicho, a la nulidad total. 40 En efecto, el pupilo jamás podía obligarse sin la previa autorización
Pero esto no es todo, porque el favor de que gozan los actos a título de su tutor. 45 El mismo régimen era previsto para la mujer bajo tutela. 46
gratuito, en sí mismo está sujeto a una discriminación: en el caso de una Huelga decir que todos sus actos desprovistos de la aprobación de aquel a
institución de heredero en que el derecho. .de concurrir a la sucesión del gra- quien la ley habían conferido su salvaguarda, estaban privados de eficacia
tificante está sujeto a la realización de una condición imposible; para aplicar jurídica.
la sanción habrá que preguntarse cuál es la naturaleza de la imposibilidad.
Una situación enteramente especial se creó en favor de los menores
Si esta condición es naturalmente imposible, se tendrá por no puesta y el
41 proximus pubertatis por la Ley Plaetoria. Antes de ésta el menor tenía cierta
heredero ejercitará plenamente su derecho sucesorio ; si es contraria a las
capacidad: graciosamente se le había concedido, por ejemplo, el derecho de
leyes, a los decretos de los emperadores, o a las buenas costumbres, el acto
hacer su testamento. 47 ·La Ley Plaetoria apreciando con más benevolencia
no subsistirá. su situación, amplió el campo de sus facultades, prolongando al mismo tiem-
Este cuadro de las. ineficacias del jus civile se cierra con las causas de la
Í11capacidad. Señalemos desde luegb que aun el derecho romano había orga- po la minoridad hasta veinticinco años. Después, cuando el menor de vein-
nizado una verdadera escala progresiva de las diversas fases del poder de ticinco años obtuvo el derecho de contratar, la ley previó una pena para
di:;cernimiento, aquilatando con una atención particular las reglas protectoras aquellos que hubieran abusado de su inexperiencia. Parece que desde el punto
de vista de la sanción la Lex Plaetoria -lex minusquam perfecta-, dejó mu-
y las sanciones destinadas a asegurar su respeto.
Se encuentran en el plano superior las incapacidades totales -qui fari
non potest-, en este grupo están enumerados el furioms y el infans. En el
1
.
"
cho que desear. Por esto el pretor tuvo que intervenir con la restitutio in
integrum, a fin de reparar el perjuicio de que hubiera sido víctima el me-
segundo se encuentran las incapacidades parciales, reservadas al pupillus nor. 48
(pupillus proximus infantie et pupillus proximus pubertatis), al pródigo y Finalmente, . el pródigo fué tratado aun después de la Ley de las XII
a la mujer sujeta a tutela. Tablas igual que el loco, y como tal, sometido a la interdicción que le pri-
El furiosus estaba completamente privado del derecho de contratar;42
no vaba del derecho de administrar sus bienes. 49 Además, no podía ejecutar
podía beneficiarse ni comprometerse "quia non intelligit quid agat". Sus ningún acto de disposición 50 y tampoco expresar su última voluntad en
actos estaban, pues, afectados de nulidad absoluta, como los del infans, por- testamento otorgado antes de su interdicción. 51 Por otra parte, aunque la
que su situación "rwn multum a furioso differt". 43 Sin embargo,
44
el infans nulidad se opusiera a la validez de sus obligaciones, podía sin embargo, cele-
aunque incapaz, podía poseer con la autorización de su tutor.
39 GAYO,
1

111, 98: si impossibile conditio obligationibus adjiciatur, nihil ,a/et stipulatio.


lmpossibilis autem conditio habetur qui na'tura impedimento est quominus existat: ,.e/uti si quis
1
1
brar válidamente los actos que le eran provechosos. 52

Cfr.
45 GAYO, 12 ttd. EJ. "Obligari ex omni contractu pupillus sine tutoris auctoritate non potest".
GAYO III, 107.
ita dixerit si dígito coelum attingere dare spondes. Cfr. D XLIV, 7, de oblíg. et. act., 1, 11.
40 PAULO Sent. II1, 5, 1.: .. . nam sí ,;mp<>rsibile aliquíd heredi fuerit injunctum, quod im-
pleir penitus non potest, talis conditio -statis submo'!lenda est; quia nullum scripto heredi
• 4ó GAYO, 111, 108: "idem juris est in feminis, qUtte in tuttJltt sunt"•
47 L. FERRARA, op. cit,, pág. 140.
48 D1oCLECJANO y MAXIMIANO, C. 3 de in, int. restit. min. XXV annis
49 ULPIANO, 1 ttá. Ed.; "Ltgtt duoáecím tabulorum prodigo interáicitllr
2, 21.
impedimentum facít. bonorum aáminis·
41 PAULO, Sent, 111, 5, 2,: conditiones contrtt /eges, et decr<ttt principium, 'lltl bonos mores, tratio".
ttdscripttte nullus momtnti sunt, 'lltluti, si uxortm non duxerit, si filias non susáperis. 50 PoMPONIO, 34 ttd. Sttá. D. L. 17 de regulis 40: furiosi 'llel eiut, cui boni ínterdictum sít
42 GAYO, Il1, 106: "furiosus nullum negotium gtrere potest, quia non intelligit quid nulla 'llolunt4S ttst''. '
51 ULPIANO, 1 ttd. Sttb. D. XVIII, 1 qui test. f«. post. 18: "is qui lege bonis intttráictum est,
agat".
43 GAYO, II1, 109: "nam infans et qui infanti proximus est, non multum 4 furioso difftrt, testamentum /acere non potest et si facerit, ipso jure non "l'alet: qllod tament interdictiontt
quitt hujus ttettttes pupilli nul/um intellectum bttbent". 'lletustius habutrit testttmentum, hoc ,ttfebit''.
52 L. FERRARA, op. cit., pág. 147.
4\ PAmo; 15 aá. Sttb.

-·----·
70 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES
NULIDADES EN DERECHO ROMANO
71
§ 2.-,.!NEFICACIAS PRETORIAS
1.-Gausas de las ineficacias pretorias
Hemos visto que el derecho civil, a excepción del error, había ignorado
Antes de abordar el estudio de los medios que sirvieron de piedras an-
los vicios del consentimiento. Esta fué la ocasión del Pretor para poner
en marcha toda la teoría de la voluntad; tomando a la inversa el formalismo,
se contentó primero con el reconocimiento de los contratos consensuales, re-
1 gulares al edificio del derecho pretorio, digamos algunas palabras sobre
las principales causas que determinaron los puntos de partida de la tarea del
pretor.
servándose las sanciones necesarias para asegurar su respeto.
Las bases primordiales de su actividad fueron el dolo y la violencia: éstos
Al principio, sin darse cuenta de que el consensualismo traía consigo
son los datos fundamentales de su razonamiento, las directrices que marca-
todo un cortejo de sutilezas; sin darse cuenta de que daba rienda suelta ron el plan de su obra.
a toda una serie de vicios inevitables al imponer que se tomara en con-
La intervención del pretor en el derecho contractual empezó, como es
sideración el consentimiento, el Pretor se echó a cuestas, por consiguiente,
fácil comprender, por los contratos de buena fe, que fueron siempre el radio
una enorme tarea. Y así, cuando día a día la vida económica encontró
nortnal de su actividad, para continuar después, no sin cierta timidez, con
el camino de los grandes negocios, cuando los intereses especulaüvos tra-
las obligaciones nacidas de contratos de derecho estricto. Sólo declara que no
taron de disimular los móviles contrarios a la moral, las realidades del co-
reconoce los contratos afectados por dolo o violencia. Sin embargo, para
mercio dejaron ver sus imperfecciones. En un caso un deudor que ha sido
precisar el plan de su tarea, tuvo que determinar desde luego, ·la posición
víctima de las maquinacione$ dolosas de un acreedor deshonesto; en otro,
de cada uno de estos conceptos; señalar los límites de la noci~n de los mis-
un deudor que bajo el imperio de amenazas o bajo la presión de violencias
mos, en una palabra, explicar en qué condiciones el dolo y la violencia de-
corporales, ha consentido una obligación notoriamente onerosa; más allá, otro tertninarían su intervención.
que a consecuencia de un justo error o por razón de su inexperiencia ha pa-
gado una deuda que no tenía o que no le era exigible. La intervención del La violencia fué considerada bajo un doble aspecto: la violencia ma-
terial -la vis atro~-, y la simple coacción moral -la vis compulsiva-. Una
Pretor será requerida; la esfera de su imperium se convertirá en el punto en
y otra dieron impulso a su majestuosa autoridad.
que convergen todas las esperanzas; concederá al fin su benevolente pro-
tección. En cuanto al dolo, según la definición de CicERÓN, tiene por finalidad
"simular una cosa y hacer otra". 53 Según la opinión de LABEON, con ma-
Empezando por el capítulo de las excepciones que permiten a las víc-
yores pretensiones, el dolo es "todo acto contrario al uso de las gentes honestas
timas rechazar toda demanda de ejecución por parte del acreedor, se abre y destinado a inducir a error o a engañar a alguien". 54
enseguida el campo de las acciones protegidas por sanciones penales para
Conviene hacer notar que el dolo se aplicó primeramente a los actos ju-
cerrarse la cadena con la restitutio in integrum concedida en defecto de cual-
qu:er otro recurso. 1 rídicos pero su íntima vinculación con Ia noción de moral y de equidad,
aumentó su importancia y su esfera se ensanchó enormemente, sobre todo
Por estos medios realizó su obra de discriminación, cuyo principal fin
1 después de la creación de la exceptio doli generalis que tenía por fin mantener
era aclarar las obscuridades que pudiesen enturbiar las manifestaciones de
voluntad, proteger la libre manifestación de la voluntad de los contratantes,
a una atmósfera general de buena fe en tomo al comercio jurídico. Esto se
tradujo por los glosadores en la distinción entre dolo principal y dolo inci-
o imponer la máxima equidad en las relaciones obligatorias. Y así, una vez dental.
puesto en marcha el mecanismo de sus procedimientos llegó poco a poco,
Pero una situación muy particular fué reservada al menor de veinticinco
a la realización de un derecho nuevo, estructurado esencialmente sobre los años. Protegido por el derecho civil mismo, (Lex Plaetoria), el menor gozaba
principios de justicia y moralidad; el razonamiento rígido y abstracto del an-
de un especial cuidado por parte del Pretor. Le concede, en efecto, la re-
tiguo derecho fué reemplazado por un razonamiento viviente, concreto y
ajeno a todas las intenciones especulativas. 53 ULPIANo, 11 aJ. EJ. D. IV, 2, q. met. causa l.
M FILIPO 11 aJ. EJ. ·IV, 3, dolo neo/o 2.
NULIDADES EN DERECHO ROMANO 73
72 EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES
oponía y destruía toda pretensión injusta, toda demanda contraria a la equi-
petición de cuanto ha sido ejecutado a consecuencia de un contrato en que
dad. 57
sufre lesión, siempre que aparezca que no obró de mala fe.
Sin embargo, sea que se trate de la excepción de dolo, sea que se trate
En torno a algunas de estas ideas se constituyeron las sanciones pretorias; de la excepción destinada a destruir la demanda del acreedor, lo que inte-
con base en ellas el Pretor ejerció los medios procesales que le valieron la resa es que la excepción produce los efectos de una cuasi-nulidad: si yo esti-
admi!'ación de todos y el reconocimiento de un prestigio siempre creciente.
pulo -dice PoMPONIO 58- , que se me donará lo que ya me es debido en
virtud de una estipulación por la cual el promitente puede oponer· üiia ex-
2.-Los medios pretorios cepción, estará obligado hacia mí en virtud de la última estipulación ya que
la pr¡mera es cuasi-nula por la excepción que se le opone.
El procedimiento pretorio dió prueba, no sólo de cierta sutileza, sino tam-
bién de cierta jerarquización en la forma en que debían emplearse sus medios. b) Actio doli y quod metus causa
Se empezó por la exceptio, procedimiento sencillo y rápido, concedido al deu- Las dos acciones sólo eran concedidas en defecto de cualquier otro medio,
dor a fin de rechazar el cumplimiento exigido por el acreedor, en caso de lo que hacía que tanto una como otra se refirieran,. casi exclusivamente, a la
que la obligación estuviera viciada; se pasó después a la actio, cuyo principal materia de los contratos de derecho estricto 59 ; los contratos de buena fe te-
fin era permitir al deudor repetir lo que injustame;-tte había pagado: actio níaó, en todo caso, su acción ex contractu. 60 He aquí un ejemplo a propósito
reipersecutorla y en segundo lugar condena penal. Finalmente, la restitutio del dolo: un deudor a fin de extinguir la deud~ que tiene frente a su acree-
in integrum fué concedida a título completamente excepcional, para cuando
hubieran sido agotados todos los recursos.
Tratemos, pues, de delimitar el campo de aplicación de cada una, procu-
1
j
dor, le envía una carta a nombre de otra persona, por la cual, falsamente
el signatario le participa asumir la deuda. El acreedor de buena fe .obra en
consecuencia, acepta y opera en sus registros la novación. Pero poco tiempo
rando, sobre todo, poner de relieve su importancia y fijar el lugar que han 1 después con gran sorpresa para él, comprueba que la carta era falsa. La
ocupado en el procedimiento de la anulación. acceptilatio que había consentido, regularmente realizada, conserva pleno va-
lor desde el punto de vista del derecho civil. Lo único que puede hacer nos
a) Exceptio doli y metus causa dice ULPIANo, 61 es intentar la actio dolí en caso de que su deudor anterior
Las excepciones eran concedidas ya cognita causa para cada caso particular, haya sido mayor de edad, o solicitar la restitutio in integrum en caso de que
con vista a cada demanda presentada al Pretor, ya para comprender los el deudor sea menor.
casos de interés general como la exceptio quod metus causa, la exceptio doli En cuanto a sus efectos, hay una pequeña diferencia entre la acción de
o la exceptio doli generalis. 55
En todo caso, en materia de actos jurídicos, es probable que la interven-
1
~
dolo y la de violencia:
La acción de dolo que únicamente puede intentarse contra el deudor y
ción del Pretor haya empezado por la excepción 56 que constituiría así, el t., sus sucesores en la medida de su enriquecimiento, tiende de manera p~incipal
l
primer eslabón de sus sanciones.
57 PAULO, 7 ad. EJ.: D. XLIV, 4 u. Jo[. et. m~tus 1, 1.
De las excepciono;, la de dolo, precisamente la exceptio doli generalis, ha 58 PoMPONio, 20 ad. Sab. D. XLV, 1, de Ycrb. oblig. 25: si dari stípukr id quod mihi jam
jugado un papel preponderante. ex stipulatu debeatur cujus stipulationis nomine nccptione tutus sit obligatur ex posteriore
stipulatione: "quia sup<rior qua<i nulla sit exceptione ob<tante".
En efecto, algunas veces sin suponer ningún dolo efectivo, resistía, se 59 ULPIANO, 5 ad. EJ.: D. IV, 3 de dolo malo 38 pr.; ULPIANo D. IV, 3 eod. tit. 7, 3;
ULPIANO D. IV, 3 eod. tít., 9, 3.
55 R;ccosoNo, Corso Ji Jiritto rom4no, pág. 192. 61) Véase CICERÓN, De of/iciis, I, lli, No. 14.

56 RlccoBONo, Ltt formttZ.ionl! Jella teorio genuale del contr«tus nel periodo Jella giu· 61 ULPIANo, 5 PAPINIANO, D. IV, de Jo/o malo, 38.
rispruden~a classica, Col. Bonfante, t. 1, pág. 135.
74 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES
NULIDADES EN DERECHO ROMANO 75
a la restitución de la cosa dada si es posible, y subsidiariamente, en caso de Pero el beneficio de la restitución sólo podía operarse a consecuencia
imposibilidad, a una condena in quadruplum con carácter infamante. 62 de una investigación preliminar. Si ésta daba resultados satisfactorios, el
La actio quod metus causa podía ser intentada, no sólo contra el autor Pretor la concedía -cognita causa 69_, de una vez por todas. Pero es ne-
y sus sucesores, sino también contra todo tercero que hubiera participado y cesario señalar que la restitución tenía siempre un carácter subsidiario y,
siempre en la medida en que se hubiera aprovechado, 63 su efecto era el al mismo tiempo, pasaba como una concesión graciosa y como un último
mismo desde el punto de vista civil -obtener la restitución-, pero desde recurso; tenía carácter subsidiario en el sentido de que sólo era concedida
el punto de vista penal la condena al cuádruplo no tenía el carácter infa. a falta de cualquier otro medio, siendo por lo mismo una gracia; pero, cons-
mante. Por otra parte, la restitución comprendía· ·todos los frutos que hu- tituía especialmente el último procedimiento del cual disponía la víctima
biera producido el objeto dado, como contrapartida por los daños y perjuicios para recuperar los bienes que había enajenado injustamente.
causados. 64 - ¿Qué efectos producía la restitutio in integrum?
Pero, ¿cuál era el efecto de la acción respecto del acto jurídico mismo? A primera vista esta cuestión carece de sentido. Sin embargo, un aná·
A este respecto, es evidente que no hay problema para los actos de lisis más profundo nos demuestra que, dirigida contra una o varias conse-
derecho estricto, que aun permaneciendo con plena validez civil, no pueden cuencias del acto celebrado entre deudor y acreedor, podía llevar a resul-
ser ejecutados por la oposición del Pretor. tados diferentes, según la decisión del Pretor y según la naturaleza del
contrato.
e) La restitutio in integrum
En efecto, el Pretor podía escoger una de estas dos vías: recurrir a su
Fuera de las acciones que ·Por virtud de un procedimiento muy compli· imperium y ordenar la restitución; o bien, entregar simplemente al benefi-
cado no siempre daban el resultado deseado, el Pretor completaba su pro- ciario la fórmula de una acción cuando la información recibida no le pare-
tección con la restitutio in integrum. 65 ciera convincente.
Establecida en un principio por él mismo, rec~nocida más tarde por el En el primer caso todo era muy rápido, pero con el grave inconveniente
juez de cada provincia, 66 finalmente se limitó su aplicación a los siguientes de no tener un carácter definitivo, pues el Pretor no estaba impedido de dar
casos: dolum, justum errorem, metum e infir-rrUtatem aétatis. 67 Sin embargo, curso a otra demanda y revocar la resolución anterior. Ejemplo parecido
si de una manera general el Pretor estaba obligado a especificar estos cuan- nos· proporciona CrcERÓN, en el caso "Pro Placeo". 70
tos casos, se reserva el derecho de conceder la restitución, cuantas veces lo En el segundo caso, el procedimiento era un poco más complicado. Un
exigiera la equidad -ut quotiens aequitas restitutionem suggerit-, con vendedor, por ejemplo, que habiendo perdido todo recurso acude al Pretor y
la expresa condición de que las las leyes, los plebiscitos, los senado-consultos, los solicita de él la restitución de los bienes que le han sido arrebatados. El
edictos y los decretos de los príncipes, no se opusieran. 68 Pretor en lugar de decretar la restitución, se contenta con cumplir las for-
62 ULPIANO, D. IV, 3 eod. tit. 9, 5; ULPIANO D. N, 3 eod. tit. 17, 1; PAULO, D. IV, malidades de la fase in jure y entrega el judicium rescisorium sobre el cual
3, 18, l. 1 va a resolver el juez.
63 CuQ. op. cit., pág. 583; GIRARD op. cit., pág. 447; Cfr. ULPIANO 11 ad. Ed.: D. N, tJ
2, 16, 2. Por consiguiente, si en el fondo se llega siempre a hacer abstracción del
64ULPIANO 11 ad. Ed. D. N, 2 eod. tit. 9, 8; GAYO 4 ad. Ed. D. IV, 2 eod. tit. 10. acto considerado desde el punto de vista del derecho civil y a decidir la res-
6S SAVIGNY, Traité de droit Romain, t. VII, pág. 273; AccARIAS Précis de droit romain,
titución recíproca de todo lo que las partes se han dado; si, pues, se con-
t. n, pág. 1180; MAYNZ, Cours de droit romain, t. 1, pág. 603; CuQ, op. cit., pág. 835;
GIRARD, op. cit, págs 448 y 1130
69 MooESTJNo, 8 Pi!nd; D. IV, 1, de in int. rest. 3: omnes in ir.tegrum restitucionu cognita
66 PAULO, sent. 1, 8, 2.
causa a praetore promittuntur scilicet ut justitiam earum causarum examinet, an -yerae, sint. ..
67 Era conc.edida, también en caso de ausencia y de status permutationem, los cuales son PAULo, Sent. 1, 8, l.
ajenos a nuestta materia; ULPIANo, 13 ad. Ed. D. IV, 1, 6.
70 ]. DuQUESNE, Cicerón "Pro F[acco" y el in int. restit, en los Anales de la UniYersidad
68 ULPIANO, 12 ad. Ed. D. N, 6, 1, y D. N, 6, 26, l. de Grenoble, año de 1908, pág. 311.

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76 EvoLuCIÓN DE LAS NULIDADES NuLIDADES EN DERECHO ROMANO 77

sidera el acto como no celebrado y se le priva de todos sus efectos jurídicos, 71 Tomemos ahora el caso de la violencia: es siempre PAULO quien nos dice
desde el punto de vista de los órganos que ordenaban la restitución debe que el acto en el cual el consentimiento ha sido arrancado por violencia
distinguirse entre la resolución dictada como último recurso por el Pretor "nullius momenti est". 76
mismo (a la cual los intérpretes de la Edad Media llamaban judicium res- Este lenguaje es el mismo que hemos encontrado a propósito de las nu-
cindans, aunque esta terminología no haya sido conocida ni por el derecho 1 lidades civiles, precisamente a propósito de los actos ilícitos, de los actos
clásico ni por el derecho del Bajo Imperio), y la resolución pronunciada
por el juez a consecuencia del judicium rescisorium que le había entregado
el Pretor. A este respecto hay que advertir que la restitución para los con·
1 que tienen por objeto una res extra commercium, de los actos sujetos a con-
diciones imposibles. ¿ESi:itba igualmente asegurada por la nulidad absoluta la
defensa de la moral y de la equidad?
tratos de derecho estricto debía hacerse respetando las leyes en vigor, en
tanto que para los contratos de buena fe, el juez como el Pretor, disponía
de un poder ilimitado. Además, en el judicium rescisorium que el Pretor
enviaba al juez, ocurría a menudo que en materia de contratos de buena fe
1 Evidentemente, nos faltan datos para poder afirmarlo con certeza. Pero
hay una cosa que no puede negar~e: la buena fe, la equidad, la justicia, son
los elementos fundamentales del derecho pretorio y del jus gentium. Ahora
bien, visto con más detenimiento, se observará sin dificultad que en todos
el Pretor mismo fijara las conclusiones de la futura resolución, sobre todo, los contratos de buena fe, el dolo y la violencia suscitaron no u~a protección
dice CicERÓN, cuando el juez era débU o sin conciencia: judex nequem et levis de carácter individualista, sino una protección general y sin ningún ca·
quod praetor jusserit, judicet. 72 rácter gracioso. ¿Por qué se ha preconizado la exceptio dolí generalis, si no
Pero ia distinción entre los contratos de buena fe y los contratos de par,a· expresar mejor este clima de moralidad que se quiere ver predominante
derecho estricto, tenía todavía otra consecuencia. En tanto que en los con· en toda relación jurídica?
tratos de derecho estricto la restitución no tenía ninguna influencia sobre Es probable pues, que el Pretor que estableció sus propios medios para
el acto jurídico mismo -el acto conservaba siempre su fuerza pero no podía asegurar el mismo respéto a las instituciones creadas por él, haya impuesto
producir sus efectos a consecuencia de la intervención del Pretor-, en los la misma sanción, a saber, la nulidad absoluta. Por ello es que el efecto de la
contratos de buena fe la restitución conducía a la consagración práctica de restitución era destruir completamente todas las consecuencias y volver a las
la nulidad. partes al estado anterior a la celebración del acto jurídico. Por ello es que
Veamos, en primer término un contrato de derecho estricto: en el caso tampoco el acto viciado podía ser confirmado por el Pretor: quod metus
de una estipulación arrancada por violencia PoMPONIO nos dice: se decretará causa gestum erit, nullo tempore praetor ratum haberit. 77 Porque nada es
la restitución sin que el acto en sí sea nulo: ex ea stipulatwne quae per vim más contrario a la naturaleza del consentimiento, que es la base de los con-
extorta est, si exacta esset pecunia, repetitionem esse constat. 73 venios de buena fe -agrega ULPIANo--, que la violencia; sería obrar con·
Ahora bien, si pasamos a los contratos de buena fe, hallaremos un len- tra las buenas costumbres sostener lo que ha sido realizado por violencia. 78
guaje por completo diverso. Por ejemplo, a propósito del dolo: con motivo
de la celebración de un contrato de sociedad, se obtiene por maniobras do- § 3.-lNEFICACIAS CREADAS POR EL DERECHO CoNSUETUDINARIO
losas el consentimiento de uno de los socios. Esta sociedad --dice PAuLo-,
"ipso jure nullius momenti est" 74 y 1a restitución tendrá por ello mismo, lA querela inofficiosi testamenti
los efectos de una verdadera nulidad. 75
71 SAVtGNY, op. cit., t. VII, pág. 273; AcCiúUAS, op. cit., t. II. pág.
1180; MAYNZ, op cit., Al lado del jus civile y del jus pretorium, el derecho romano reconocía
t. 1, pág. 603; CuQ, op. cit., pág. 835. una fuente más -el derecho consuetudinario-, nacida de la asimilación
72 CtCBRÓN, In Verrem, .u:tio secunda, no. 12.
73 PoMPONtO, 22 ad. Sab.; D. XII, 5, 7. l6 PAULO, 1 Sent.: D. IV, 2 ustit. quod m~t. 22.
74 PAULO, 32 ad. EJ.; D. XVII, 2 pro socio 3. 3. 77 PAULo, 11 ad. EJ.; D. IV, 2 restit. quod met. 21. l.
75 L. FERRARA, La teoría del nego~io giuridico, pág. 241. 78 ULPIANO, 11 ad. EJ.; D. L, 17 de Ji-v. reg. ant. 116.
78 EvOLUCIÓN DE LAS NULIDADES NuLIDADEs EN DERECHO ROMANo 79
espontánea entre la práctica jurisprudencia! y las corrientes configuradas que normalmente deben existir entre el padre y los hijos: es lo que se ha
por la opinión pública. La querela constituye un ejemplo. llamádo el officium pietatis.
Los herederos estaban protegidos no sólo por el derecho civil, sino igual- Se trataba ahora, de haiiar la sanción necesaria para asegurar su res·
mente por el pretorio. En efecto, a la querela el derecho pretorio había peto. Este honor corresponde al Tribunal de los Centumviros que se encargó
agregado la bonorum possessio contra tabulas, por la cual el heredero deshe- de ampliar su competencia a las cuestiones de petición de herencia, 79 con
redado podía acudir al Pretor para destruir la institución y hacer abrir la el delicado problema de las desheredaciones injustificadas. Para este fin,
sucesión ab intestato. creó la querela inofficiosi testamenti, cuya primera manifestación puede si-
Pero podría inquirirse, con razón, ¿para qué esta nueva forma, desde el tuarse en la época imperial y en virtud de la cual toda deshederación sin
momento en que la querela se proponía el mismo fin? La única respuesta causa,· y por consiguiente, contraria a la afección natural de los padres para
80
razonable que puede darse, seda el cuidado del Pretor para evitar las com- sus hijos, no producía efecto alguno; el desheredado podía demandar la
plicaciones, insuperables a veces, que originaba la ejecución del sistema de apertura de la sucesión ab intestato.
la querela. Intentada originariamente en la misma forma que la petitio hereditatis y
No entraremos en la descripción de la bonorum pcssessio contra tabulas, siguiendo la misma ruta que el procedimiento in sacrttmentum, 81 Ia querela
ya que por una parte, su procedimiento es el mismo que el de la restitutio in obtiene en el procedimiento formulario y en el extraordinario, cierta inde-
integrum, y por otra, loo resultados son los mismos. pendencia en la fase preliminar de la petitio hereditatis. Para evitar sus re·
sultados, o sea la nulidad de la instituci6n -la ruptura del testamento, az el_
restador estaba obligado a justificar, por una parte, todas las ·deshereda~iones,
y por otra, a dejar cierta porción a sus herederos legítimos -la quarta legi-
Es sabido que en Roma la fa~ilia constituía la fortaleza de un régimen tima-. La sanción era que el heredero desheredado sin justa razón pudiera
extremadamente autoritario. Su jefe -el pater familias-, ejercía un poder intentar una acéión de petición de herencia 83 por la que impugnando la
discrecional tanto en el aspecto patrimonial, como sobre la vida misma de validez del testamento, demandaba la apertura de la sucesión ab intesJato.
los hijos. Pero si al principio sus iniciativas seguían casi siempre la línea Pero hay que advertir que la petición de herencia debía estar precedida de
de los sentimientos familiares, más tarde, cuando el imperio colonial se ex- una fase preparatoria: el heredero estaba obligado a notificar por libelo al
tendió, cuando sus beneficios habían creado en la vida romana una atmósfera magistrado o al beneficiario, su intención de impugnar el testamento. Des·
de beatitud, cuando la influencia griega comenzó a hacerse sentir, cambió pués de presentada su demanda -la querela 84-, debía exponer las conclu-
completamente el estado de las costumbres de la antigua Roma. El respeto siones sobre las cuales quería fundar la prueba de la inoficiosidad del' testa·
de la potestad paternal se halló en plena decadenci~, en tanto que su volun- mento. Esta fase concluía con una sentencia interlocutoria que pronunciaba
tad y sus sentimientos se dejaron fácilmente captar por aquellos que saben el juez a continuación de haberse invocado los argumentos. La querela no
explotar las debilidades del ser humano. Y así muy pronto se asiste a las constituía más que una cuestión incidental, 85 la cual, en caso de ser favo-
hazañas del jefe de familia que hieren aun los más modestos sentimientos
79 O. MARTIN, Le Tribunal áes CentumYirs, tesis, París, 1909, pág. 46; CuQ. , op. cit.,
de afección familiar. Aquí un padre dilapida todo su capital sin preocu- pág. 711; GIRARD, op. cit., pág. 913.
parse por la suerte de sus hijos; allá otro deshereda a todos sus sucesores BOPAULo, Sent. N. 5, 1; O MARTIN, op. cit., pág. 127.
81 GIRARl>, op. cit., pág. 914.
para instituir a una persona extraña, la justificación de la institución estaba 82 CUQ, op. cit., pág. 706; Cfr. MoDESTJNO, 17 D. XLvn, 5, 61. CICERÓN, áe or, 1, 57.
muy a menudo fundada en consideraciones reprensibles. El pueblo se amo- 83 CuQ, op. cit., pág. 711.
84 CHABatJN, D~ Lt qumda inof/iciosi Ústamenti, tesís, París, 1906; E. }oBBÉ-DuvAL,
tina, legítimas protestas acompañan su temor, y poco a poco los sentimientos La natuu áe la querela innof/iciosi test. selon les jurisconsultes byzttt~tins, en los M élang~s
naturales que ligan a los miembros de la familia, han sido canalizados hacia Fitting, t. I, pág. 439 y Mélanges Geraráin, pág. 755.
85 Cuq, ob. cit., pág. 7l2; E. }oBBÉ·DliVAL, L.t nature áe Lt qumla inof/iciosi testamenti,
la misma ruta para crear un haz de ideas que respondan al amor y al deber en la N. R. H., año 1907, pág. 800.
80 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO 81

rabie la sentencia, abría la fase decisiva de la petitio hereditatis por sí misma. CoNcLUSIONES
Tenía que rendir pues, ya la prueba de su exclusión injustificada, ya la
prueba de la inobservancia de la quarta legitima. Y si esta prueba era favo- Después de haber trazado el cuadro de las principales causas de ineficacia
rablemente apreciada pcr el juez, se consideraba al testador como incapacita- creadas por el derecho civil, nos resta estudiar sus caracteres específicos
do, 86 por haber faltado al elemental deber consistente en el officium pietatis, para fijar enseguida, el lugar de cada una en la escala de las sanciones.
y se nulificaba el testamento. 87 Hemos visto que, sea que se trate de la falta de la forma impuesta
La rescisión tenía efecto retroactivo, lo que quiere decir que todos los por la ley, de la ausencia del consentimiento, de un objeto extra-commercium
legados no ejecutados eran nulos y todo lo que había sido ejecutado se repe- o de una causa inmoral, o aun de la incapacidad de las partes, el derecho
tía, a menos que la querela hubiera sido intentada cinco años después de la
apertura del testamento, pues en este caso, aunque la causa del retraso fuera
justificada, los legados ejecutados no podían ser revocados 88 ; la duración de
1 romano clásico a pesar de haber sufrido la influencia del jus gentium, per-
maneció fiel, sin embargo, al espíritu autoritario de la sanción tradicional:
la nulidad absoluta. forque todos los elementos del acto jurídico están
la quere!a estaba limitada a cinco años. provistos de las mism condiciones, de las mismas sanciones; el contrato,
Por otra parte, la querela sólo produce un efecto relativo en el sentido la obligación, es nula si no hay consentimiento, nos dice PEmo; el consen-
de que cualquiera que venza, el instituído conserva las liberalidades que haya timiento dado por erro "nihil -valeat quod actum sif', afirma PAULO; la esti-
obtenido con anterioridad y fuera del testamento inoficioso; asimismo, las pulación que tiene por bjeto una res sa~ra será nula, agrega el mismo; las obli-
liberalidades entre vivos no podían ser afectadas. 89 Finalmente, si el testador gaciones que tienen por objeto una cosa imposible están siempre regidas
había instituído varios herederos, la querela sólo producía efectos respecto por la regla "impossibilium nulla est obligatio", a su vez, los contratos
de los que habían sido citados a juicio.
En resumen, la querela es, al lado de la restitución, la segunda fuente
de la que proviene en toda su amplitud, la nulidad como noción jurídica.
i
J
basados ·en una causa ilícita "non sunt obser-vandd''; asimismo, el asto"
de un pupilo, del sujeto a interdicción o de un loco "ipso jure non -valet".
Por consiguiente, la sanción es siempre la nulidad absoluta. Además,
Podría decirse inclusive, que de ella ha surgido principalmnete la teoría de ésta se halla en perfecta concordancia con la estructura extremadamente
la nulidad en el campo de las instituci9nes de orden jurídico. Presentando rígida, signo característico de todo orden jurídico en que la civilización no
en sus orígenes, como todo lo que tiene como misión destruir una relación ha dado aún todos sus frutos, del orden jurídico subordinado por completo
contractual, un carácter muy confuso -lo que ha provocado interminables al orden político.
discusiones en torno a su verdadera naturaleza jurídica, 90- adquirió poco a Para comprender mejor la esencia de la nulidad romana, debe dirigirse
poco el lugar que le correspondía en la gama de las sanciones que tienen una mirada rápida sobre la sanción que afectaba al acto ilícito, al acto realizado
por finalidad destruir los efectos normales de los actos contrarios a la ley, contra la ley, o para emplear la fórmula consagrada en esa época, al acto
1

a la equidad o a la moral. hecho en fraude a la ley.


Advirtamos desde¡luego que 91 por un curioso dogmatismo jurídico el
derecho romano clási o distinguía, desde el punto de vista de la sanción,
~ si se atiende a la opi ión de ULPIANO, tres clases de leyes 92: las legés per-
86 MARCIANO, 4 lnstit.: D. V. 2 de inoff. test. 2.
Bi ULPIANO, 14 ttd. EJ. D. V. 2 eod tit. 8, 16: si ex c<IUstt de inofficio cognoscerit judex,
n U LPIANo, Reg. ·2, F SENN, Leges perfectae, minus quam pei'fect« et imperfecttte, tesis,
París, 1902; G. BAVIERA, ieges imperfecttte, minus qUttm perfectae et perjecttte, en los "Studi
et pronunciiZ'I'erit contra testanuntum, t1ec fuerit pro'Yocatum, ipso iur< rescissum est. . . et líber· giuridici in onore di C<!T!o F4Jda", t. ll, pág. 199 y sigts.; CuQ, op. cit., págs. 126 y 524.
tater ipso jure non 'Yalent. 9 2 ULPIANO, Reg. 2: minus quttm perfecta lex est, qutte fieri ttliquid 'Yetat et si factum
B8 ULPtANo, 14 ad. EJ. D. V. 2 eod. tít. 8, 17; MooESTINo, D. V. 2, eod. tit. 9.
no11 rescindit, sed poenam injtmgit ei qui contrtt legem fecit; imperfecttt !ex est qutte fieri
89 MARCIANO, Dig. D. V. 2 de inoff. test. 10.
90 Véase sobre todo: CHABRUN op. cit.; E. JosBÉ·DUBAL op. cit., Mélanges Fitting t. I,
aliquid 'Yetat. nec tamen si factum sit, rescindít, qUttlis est [ex Cincia, quam . •• donare prohibet,
.e"ceptis qui busdam cognatis, et si plus dontttum rit, non rescindit. •
págs. 439, 464: Mélanges Gerardin, págs. 755·801; G. RE:<ARD op. cit., pág. 237 y sigts.
82 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES
NULIDADES EN DERECHO ROMANO 83
1

fectae, sancionadas por la nulidad; las leges minuscuam perfectae, sancio-


trono a su sucesión. Por esto toda enajenación hecha sin razón era deCla-
nadas simplemente con una pena pecuniaria; y en fin; las leges imperfectae
rada nula de pleno derecho, por realizarse en fraude a la ley: "quidquid
para las cuales no se había previsto sanción .alguna, en razón de considera-
igitur quaqua ratione alienavit ea alienatio nullíus momenti est". 9 8'
ciones probablemente políticas. 1
Finalmente, en el caso de fraude motivado por la interposición de personas:
Es, pues, únicamente en materia de leyes. perfectas, en la que se esta- hay fraude a la ley, nos dice GAYo, cuando una persona recibe del restador
bleció la nulidad en el cuadro de las instit.uciones jurídicas, y se admite un bien para entregarlo después de su muerte a otra a quien la ley había
generalmente que en este grupo deben citarse };¡ lex Ciceria, la /ex Voconia, la declarado incapacitado para recibir liberalidades testamentarias. 99 Este es
lex Corne/ia de adpromissoribus, la lex Falcidi(t, la lex·Aebutia y la lex Fufia el único caso en que puede hablarse de fraude a la ley, pues los dos pri-
Caninia. Estas son las únicas leyes que tuvieron un carácter verdaderamente meros tienen, sin discusión, todos los caracteres de la ilicitud. Pero parece
prohibitivo. 93 que al principio el fraude y la violación directa de la ley .se confundía~ y
Pero, ¿cuál es el lenguaje que usaron las. leyes perfectas? que más tarde, ambas nociones se distinguen para adquirir cada una su
La ley Fufia Caninia consagrada a las liiberaciones nacidas de una dis- verdadero sentido jurídico, tal como resultaba de la fórmula de PAULO:
posición testamentaria, declara nulo todo tel;tamento que comprenda libe- "contra legem facit, quid id facial quod lex prohibet, in fraudem vero, qui
raciones excesivas: quis lex Fufia Caninia qu.,:te in fraudem eius /acta _sunt salvis verbis legis sententiam ejus circunvenit". lOO
rescindit". 94 · . -
1
Bastan estos ejemplos para demostrarnos que tanto para los actos ilícitos
También a propósito de la liberación de esclavos, la ley Aelia Sentía como para los actos realizados en fraude a la ley la sanción y el tono usados
prohibe al menor de veinticinc9 -años liberar a su esclavo sin la autorización son siempre los mismos, seguirá siempre en torno a las mismas ideas, se
del consilium manumissionis y sin que se justilfique previamente la causa de adoptan las mismas fórmulas, se advierte constantemente la presencia de la
la manumisión, a falta de la cual "nullíus momenti est traditio". 95 misma sanción: la nulidad absoluta.
Citaremos, finalmente, la ley Cornelia que prohibía al fidepromisor obli- "' Ahora bien, queda por saber si la nulidad operaba de pleno derecho o
garse por el deudor hacia el mismo acreedor en el mismo año por más de por intervención del juez.
veinte mil sextercios, ya que su contrato "non tenebitur" porque "haec /ex Esta es la cuestión más delicada y sin paradoja alguna, la más sencilla;
observanda est". 96 es una cuestión delicada en el sentido de que su apreciación ha provocado
Por otra parte, el derecho clásico se oponía a la eficacia de los actos muchos comentarios que en razón del misterio que envuelven a veces Ias ins-
hechos en fraude a la ley. Por ejemplo: un restador que contrariando las tituciones romanas, han sido, muy a menudo, erróneos; es una cuest~5n sen-
leyes Julia y Papia, legaba a su mujer una parte de su fortuna con la cilla desde el punto de vista de la estructura rígida y desprovista de com-
condición de que no contra jera nuevas nupcias después de su muerte. Sin plicaciones inútiles, que es rasgo esencial del derecho romano.
referirse al carácter inmoral de la condición, TERENCIO CLEMENTE nos dice En efecto, cuando se sabe con cuánta precisión trata este derecho de
que será necesario examinar si el testador ha querido eludir las disposiciones delimitar el cuadro de todas sus instituciones; con cuánta claridad se esfuerza
de la ley, porque entonces "ipso jure rescindit,. quod fraudandae legis gratia por trazar la trayectoria de todas sus reglas jurídicas; con cuánta atención
esset adscriptum". 97 sus órganos judiciales se esfuerzan por vigilar la aplicación de la lex y por
ULPIANO cita otro ejemplo: la misma ley prohibía al liberto enajenar sus implantar su espíritu en las realidades de la vida; cuando se sabe que toda
bienes antes de su muerte con el único fin de frustrar el derecho del pa- pretensión jurídica fundada sobre un acto afectado de nulidad debía pasar
necesariamente por los ojos del Pretor, se comprende fácilmente que la nu-
93 CuQ, op. cit•• pág. 526.
94 GAYO 1, 46.
lidad absoluta podía, sin duda, operar de pleno derecho.
95 MAI!CELO 1, 24; D, XVIII, 7, 4.
96 GAYo m, 124. 98 ULPIANO, 10 aJ. leg. Julia et. Papia; D, XXXVII, 14, 16 pr.
99 GAYO, 15 ad ..[tg. Julia et Papia; D. XXXN, 9, 10.
97 TERENCIO CLEMENTE, 5 aJ. leg. Julia et Papia; D, XXXV, 1, 64, l.
lOO ULPIANo, 4 ad. EJ. D, I, 3, 30.
84 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES NuLIDADES EN DERECHO ROMANO ~ 85

Pero si a pesar de la dispensa que le concede la ley, y de la sanc10n debe intentar una condictio ob rem que le dará la posibilidad de perseguir las
que acompañaba ineludiblemente al contrato, el deudor cumplía la obligación, cosas contra todos, en tanto que subsistan en su individualidad. 103
bajo la antigua regla uti lingua nuncupassit, ita jus esto, no podía ya hacer Pasemos ahora a las donaciones permitidas por el derecho civil, pero
nada en la reglamentación detallada del derecho clásico. Con las transfor- que no pueden producir sus efectos por ser ilícito su fundamento moral,
maciones impuestas al derecho contractual por la equidad, con atender a precisamente porque su caus.. o su fin, es inmoral. Habrá entonces una
las reglas fundadas en principios de orden moral, en una palabra, con el donación nula, indudablemente, y PAuLo afirma que el donante tiene a su
triunfo de una justicia más acorde con el derecho natural, el deudor está favor una condictio ob··mrpem 'Vel injustam causam a fin de obtener la re-
liberado por la correcc,íón de las ejecuciones de los actos nulos que adquiere petición de la cosa, a condición, sin embargo, de que la turpis haya existido
consistencia en torno a la teoría del enriquecimiento injusto. El acto nulo únicamente por parte del donatario, porque in parí tnrpitudinis cessat repe-
no existe ya a l~ ojos de la ley ni a los del juez, y el deudor puede repetir titio. 104
lo que ha sido i justamente cumplido. No obstante, algunas veces ocurría que la condictio se reemplazaba por
Pero, ¿cuáles son los medios que · el procedimiento ha puesto a dispo- otros medios indirectos. Sucedía, en efecto, que la eficacia del acto ilícito
sición del deudor para poder repetir lo que ha ejecutado en virtud de un acto encontraba la resistencia del Pretor en el momento mismo en que debía
nulo? operarse la transmisión de la propiedad. A este respecto, CICERÓN nos pro-
La respuesta será diversa según se trate de contratos de derecho estricto, porciona un ejemplo demasiado elocuente en su obligado discurso contra el
de contratos de buena fe o de contratos innominados. Pretor Verres sobre un negocio prohibido por la Ley Voconia. 105
H~ aquí el caso: aunque la Ley Voconia había prohibido instituir heredera
La nulidad de los contratos de derecho estricto a la mujer, P. Annius Asellus, dice CtcERÓN, había instituído a su hija
como .sucesora, considerando que la Ley V oconia no era aplicable por la sen·
Supongamos el caso de una donación entre esposos realizada por medio
cilla razón de que él no figuraba en los registros del censo. Después de
de una estipulación. Es sabido que en Roma las donaciones entre esposos
su muerte, su heredero de sexo masculino demanda al Pretor que asegure
estaban prohibidas a fin de evitar el peligro que pudieran entrañar para éstos
el respe:o a la ley, y el Pretor Verres da entrada a su demanda; a la
y para sus hijos, la libre subasta de los sentimientos que ligan entre sí a
petitio hereditatis y a la bonorum possessio, desconociendo a la hija instituída.
1)S miembros de una familia. Por esto la nulidad afectó no sólo a las li-
CicERÓN sosti:me la validez del testamento, pero la actitud del Pretor es con-
be::alidades directas entre los esposos, sino también las hechas por interpósitas
cluyente sobre la manera cómo se procedía en Roma para impedir, indi-
personas. 10 1 Así, las donaciones hechas en una estipulación o por cualquier
rectamente, que un acto ilícito produjera los efectos queridos por los con-
otra especie de convenio que tengan por finalidad beneficiar a uno de los
tratantes.
cónyuges nu!liut momenti snnt, nos dice ULPIANO. 102 Si a pesar de la
prohibición de 1 ley se ha ejecutado la donación, el donante dispone de Finalmente, si la estipulación permanecía en el dominio de la simple
dos medios para hacerse restituir las cosas donadas, a saber: si las cosas do- promesa, si el deudor no se apresuraba a cumplir la obligación ilícita, tenía
nadas han sido onsumidas, puede intentar una condictio in personam que le que escoger entre dos soluciones: podía desde luego, esperar en caso de
permitirá obtener la restitución en la medida del enriquecimiento del dona- que se hallara fuera de la ley (el caso de la obligación en la cual la causa
tario; por el contrario, si las cosas no han sido consumidas aún, el donante era inmoral, por ambas partes), la demanda de cumplimiento que era re-

101 ULPJANo, 32 aJ. S<lb.; D. XXIV, 1 de donat, 'YÍr et ux. 3, 9; non tantum autem 103 ULPIANO, 32 ad. Sab.: D, XXIV, 1 eoJ. tít. 5, 18; GAYO, 11 ad. Ed. D, XXIV, 1
per se maritus, caeteraque personnae dare non possunt. .. y un poco más adelante agrega: gene- eod. tit. 6. . .
raliur tenendum est; quod ínter ipsos aut qui ad eos pertinent, aut per ínterposita personas, 104 PAliLO, 10 aJ. Sab. D, XII, 5 de cond. ob. turp. l'<l. inj. caus. 1, 2: ídem. D, XII,
donatíonís causa agatur, non 'Yalere (eod. tit. 5, 2). tod. tit. 3; ídem. D, XII, 5 eod. tit. 3, 8.
102 ULPIANo, 32 ad. sab.: D, XXIV, 1 eod. tít. 3, 10. 105 CicERÓN, In 'Yerrem, act. sec. lib. 1, No. 41.
86 EVOLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO
87
chazada por la exceptio doli; pero si la parte deudora quería poner fin a su rem dati 107 e incluso si se había hecho juramento de no repetir, nos dice
obligación sancionada por la ley, teñía entonces la condictio incerti !06 ale- MARcELo, la ejecución del pacto podía destruirse. 108 Además, la nulidad del
gando,, bien que no había recibido la cosa materia de la estipulación, bien pacto no podía destruirse ni por la estipulación que tuviera por finalidad
que no había recibido el préstamo. confirmarlo, porque pacta quae turpem causam continent, non sunt obser-
vanda, sed omnímodo rescindenda".109

La, nulidad de los contratos de buena fe


En resumen, el derecho romano clásico estableció siempre como verdad
En los contratos de buena fe la nulidad se operaba de manera bien sen- elemental, que el comercio jurídico sólo puede desarrollarse en una atmós-
cilla. fera perfectamente clara, en la que la autoridad de la ley pueda ejercerse
En efecto, radicando toda su fuerza en. los principios del derecho natural, en su plenitud.
el jus gentium proveyó a sus instituciones de las mismas sanciones, de los Pero fuera del aspecto de la nulidad considerada desde el punto de vista
mismos recursos procesales que el derecho estricto. Pero la condictio no podía de su efecto, una antigua regla nos afirma que el acto nulo no puede ser
ser ya invocada en la época clásica; los contratos consensuales trataban· de confirmado: quod ab initio vitiosus est, non potest tractu temporis conva-
concentrar su defensa en torno a la acción inherente a la forma y a la lescere, 110 de lo que resulta que la nulidad era imprescriptible. .
naturaleza jurídica. Así, _la venta concedía al comprador la ac_tio empti, Fmalmente, PAPINIANO, con acento más enérgico aún declara abierta-
en tanto que al vendedor, la actio venditi; en el mandato había la actio man- mente que la obligación no podía ser confirmada ni por la .ley, ni por el
dati directa y la actio mandati contraria y así sucesivamente. Todas estas juez, ni aún por el Pretor, pues todos, como las partes mismas eran im-
acciones constituyen, principalmente~ la muralla de la buena fe; dominan potentes ante el vicio del contrato: obligationes quae non proprüs viribus
el contrato desde su formación hasta su ejecución, y están a veces com- consistunt, neque.officio judicis, neque praetoris imperio, neque legis potestate
pletadas por la exceptio dolis que halla aquí su dominio normal de aplicación. confirmantur. 11l
Ante estas reglas tan claras, precisas y tajantes, ¿podría dudarse aún
del carácter absoluto de la nulidad?
La nulidad de los contratos innominados

Durante mucho tiempo la materia de los pactos estuvo regida por la En cuanto a las nulidades pretorias no tenemos nada que agregar; en
famosa regla: ex nudo pacto actio non nascitur. El acreedor no tenía, pues, su mayor parte procuran imitar la nulidad absoluta del derecho estricto,
medio alguno para imponer a su deudor el respeto de su obligación y no alejándose sin embargo, del cuadro normal de la sanción considerada
menos aún, para obtener su anulación. Sin embargo, una vez cumplido, el bajo el aspecto de la protección referida a una persona determinada.
pacto producía los mismos efectos de un contrato celebrado en la forma Para concluir, afirmamos una vez más, que la idea de la nulidad, preci-
prescrita por la ley, a menos que hubiera sido opuesta su nulidad. Porque samente de la nulidad absoluta, se originó en el derecho romano estricto
desde el principio, reconociéndose la eficacia del pacto voluntariamente cum- en materia de testamentos inoficiosos y de la bonorum possessio con.tra ta-
plido por las partes, se admitió la repetición de lo injustamente ejecutado, bulas.
ya por medio de la actio prescriptis verbis -acción particularmente reservada 107 CuQ, 0 p cit, pág. 507.
para los contratos innominados (do ut des, do ut facias, facias ut des, facias 108 ULPIANO, 4 ad. EJ. (sobre MARCELo); D, n, 14 de pactis 7. 16.
ut facias} -, ya por la condictio indebiti; ya, finalmente, por la condictio ob 109 PAULO, 3 ad. EJ.: D. n, 14 eod. tit. 27, 4; ULPIANO, 4 ad. Ed. (sobre MARCELO);
D. II. 14 eod tit. 7, 16.
110 PAULO, 8 ad. Sab.: D, L, de diY. reg. juris act. 29.
106 CoLLINET, Cours doct. 1927·28, pág. 127; Cfr. ULPIANo, D, XII, 6 de cond. ind. 31. ll1 PAPINIANo, 27 Quut.: D, XLIV, 7 de oblig. et act. 27.
88 EvoLUCIÓN DE LAS NUI.IOADES NuLIDADES EN DERECHO ROMANO • 89

SECCIÓN TERCERA tigua competencia civil, y en segundo, la que le proviene del derecho pre-
torio.
Las nulidades en el derecho del Bajo Imperio Para captar las consecuencias de esta reforma, basta recordar el papel
que desempeñaba el Pretor en los procesos de restitución en la época clásica;
Después de haber estudiado los principales line::~mientos de las ineficacias su autoridad usurpaba muy a menudo la decisión del juez. Pero ahora,
creadas por el derecho clásico, fáltanos poner de relieve la conrribución del cuando el juez se ha convertido en el único titular del proceso, precisamente
derecho romano post-clásico y más puticularmente del derech:> de Jusn- del proceso de restitución, es fácil comprender por qué la acción rescisoria
llega a la consagración definitiva del concepto de la nulidad, a medida
NIANO.
que la fusión de los dos dominios jurídicos -civil y pretorio-- se reali-
Desde el principio mismo, hay que reconocer que el derecho clásico zaba.
no sufrió grandes modificaciones. Un visible espíritu de tradición acompañó
Pero la materia de las nulidades recibe una contribución, posiblemente
siempre sus instituciones. Nadie se atrevió a tocar el pensamiento de los de la misma importancia, con la supresión de la antigua anomalía debida
jurisconsultos de la época clásica, cuyo trabajo es tan sólido, apoyado por a las lagunas inexplicables que dejaban cierto número de leyes al arbitrio
las sanciones de una experiencia comprobada por tanto tiempo y constan- de la víctima. Una constitución del emperador TEOOOSIO pone fin a esta ·
temente esclarecida por las obras de los mejores intérpretes. Por esto se pre- curiosa concepción que opacaba la no~ión de la ley considerada como forma
firió admirarlos. de mandamiento y decide que toda ley sin excepción, recibirá el refuerzo
No obstante, sería erróneo creer que el derecho post-clás~co no c:eó nada. normal de la sanción que implica necesariamente su carácter, es decir, la
Sin atender a la estructura Íntima del derecho clásico, se esforzó por hacer nulidad. "112 La esfera de las nulidades se ensancha así sensiblemente, y
obra de depuración de cuanto fué condenado por el cambio de las costum-
bres, como labor de suavización a fin de facilitar ya la comprensión, ya la
1 al mismo tiempo el campo de fuente legal que hay que incluir en su es"
tudio.
distribución de la justicia. De todas maneras, el resultado de estas modestas En fin, el derecho post-clásico es, inclusive, ventajosamente aclarado por
innovaciones no carece de importancia ~esde el punto de vista de! problema los preceptos de la moral -precisamente por la influencia del Cristianismo--,
de las ineficacias. y del derecho natural. La teoría de las obligaciones y con ella la de las
En efecto, sea que se trate de la substitución dei procedimiento formulario nulidades, se atenúan constantemente por la acción de la buena fe y la equi-
por el procedimiento extraordinario; sea que se trate de la supresión de la dad que tuvieron una vez más el incomparable privilegio de ser la palanca
de todo el derecho contractual.
antigua distinción de las leyes según su sanción, o ya de la importancia con-
En el mismo orden de ideas, y a la vez como su consecuencia directa,
siderable que se atribuye al elemento volitivo, el sistema de las nulidades
debemos poner de relieve la nueva conquista del elemento intencional.
se vuelve cada día más sólido. Va más al fondo de las realidades jurídicas,
Después de haber obtenido del derecho clásico que se tomara en consi-
en una Jialabra, la teoría de las nulidades sale de la confusión en que se
deración la voluntad declarada, la voluntad expresada verbalmente o por
hallaba, ~ara conjugarse con el acto jurídico mismo. escrito, se asiste ahora a un último esfuerzo para la apreciación de -la vo-
El cambio, o más bien, la generalización del procedimiento extraordinar:o luntad interna. 113 Del viejo principio que nos transmitió PAuLO -cum in
-porque regía tanto en el procedimiento formulario como en los negocios verbis nulla ambiguitas est, non admititur quaestio--, que fijaba toda la
ligados directa o indirectamente con la administración pública-, se pro- atención sobre la voluntad en el acto jurídico -quid actum est, 114...:... el de-
duce en el reinado del Emperador CoNsTANTINO y tuvo consecuencias verda- recho de JusTINIANO pasó a las sutilezas de la intención de las partes. En
deramente revolucionarias. Las dos fases del proceso -in jure e in judicium-,
ll2 C. l. 14 Je leg. et conrt. 5.
desaparecen y la dirección del mismo se concentra en manos del juez de la 113 E. ALBERTARIO, lntroJu~ione rtorica al/o studio del Jirittio TOmanc giustiniano, pág. 118.
provincia. Este tiene, pues, una doble competencia: en primer lugar su an- 114 PAULO, 1 aJ. Ner. D, XXXII, 25, l.
90 EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES NULIDADES EN DERECHO ROMANO 91

vano se intentaría en la época clásica evitar la nulidad de la estipulación el legislador no haya previsto casos en particular", 119 y agrega la constitución:
cuando la respuesta no correspondía a la pregunta. 115 En cambio, en el "serán igualmente nulas las consecuencias, las ejecuciones de los pactos, de los
derecho de JusTINIANO la estipulación era válida por la menor de las obligacio- convenios y de los contratos hechos contra las leyes". 120
nes que la misma contuviera. 11 6 De una manera general, el principio afirmado Una vez más, pues, la afirmación clara del derecho clásico, de que la nuli-
ya en la época clásica por PEDIO: nullum esse contractum, nullam obligatio- dad absoluta opera de pleno derecho y que si, no obstante la nulidad, las partes
nem, quae non habeat in se conventionem, 117 se consideró cada vez más, habían cumplido con el contrato, no por esto está a salvo de la sanción.
como el punto cardinal de la materia de los contratos. Sin embargo, no debe creerse que el derecho del Bajo Imperio haya seguido
con intransigencia la vía de la nulidad absoluta, porque bajo la influencia ve-
rosímil del derecho griego, se mostró a veces, más dispuesto a aprobar la san-
ción transaccional de la nulidad relativa. En efecto, ocurrió a menudo que sobre
Después de estas diferentes observaciones de orden general, dirijamos
las ruinas del acto brutalmente afectado por la nulidad absoluta, surgieran
una mirada sobre el aspecto de las nulidades en sí mismas.
deplorables iniquidades. Y puesto que el derecho post-clásico, trató más que
La desaparición del antiguo dualismo civil-pretorio lleva a la teoría de las cualquier otro, de realizar y con jt:gar su obra con las reglas de la moral, no du-
nulidades a una nueva concepción que puede resumirse en la creación de los dó en sacrificar las sanciones inherentes al carácter autoritario de las leyes. Por
grandes grupos de ineficacias: las qulidades absolutas y las nulidades relativas; esto cada vez que se halla pro!Jada la buena fe, la nulidad absoluta se doblega
cada una con una esfera más o menos grande, según la importancia de la irre- bajo el peso de la protección y cede el lugar a la nulidad relativa. Así, se admi-
gularidad del acto jurídico. Porque el juez, que es en cierta forma el deposita- tió que, aún cuando el objeto del contrato hubiera sido una res extra commer-
rio único de todas las sanciones, después de un prolongado trabajo de discri- cium, si el comprador había sido víctima de un error, la venta sería válida;
minación se esfuerza sin cesar por establecer una cierta correlación entre la asimismo, cuando la determinación del objeto del contrato se refíriera a la
gravedad de la irregularidad del acto, y la sanción que debe imponérsele, substancia de una cosa o a la dignitas personarum, su apreciación podía ser
para llegar finalmente a determinar el lugar de cada una en la escala de las posterior a la celebración del acto jurídico, y además, podía ser dejada al
ineficacias. arbitrio de una de las partes con tal que se condujera como un bonus -vir. 121
Se admitió, finalmente, siempre a propósito del objeto, que el acreedor pu-
§ l.-NULIDADES ABsoLUTAS diera subStituir, al interés pecuniario impuesto por el derecho clásico, un
interés de afección. 122
Las fuentes de. las nulidades absolutas son siempre las mismas: la ley,
Sin embargo, se respetó íntegr.amente la nulidad absoluta de los .actos
y de una manera general, las buenas costumbres: pacta quae contra leges,
cuya ejecución estuviera vinculada a la realización de una condición imposible
constitutionesque, rel contra bonos mores fiunt, nullam vim habere indubitati
-si digito coelum tingerit 123- , y para los actos cuya eficacia dependiera
juris est. 118 de una condición potestativa. 124
En cuanto a la noción en sí misma, la constitución del emperador
ll9 C. I, 14 de leg. et const., 5: nuilum enim pactum, nullam conventionem, nullum con-
TEooosio que citamos más arriba, la aclara: "ningún efecto -dice la cons- tractum ínter eos Yideri Yolumus subsecutum qui contrahunt, lege contrahere prohibet: quod
titución-, debe concederse ni a los pactos, ni a los convenios, ni a los ad omnes etiam legum interpreta/iones, tam yeteres, quam no'l'dlas trahi generaliter imperamus
hoc est, ut ea quae lege fieri prohibentur si fuerint Jacta, non solum inutilia, sed pro infectis
contratos, cuando su objeto haya sido prohibido por la ley... porque lo que etiam habeatur; licet legislator fieri prohibuerint tantum, nec specialiter dixerit inutile esse
debere factum est.
se hace contra la ley es, no solamente inútil, sino radicalmente nulo aunque 120 C, I, 14 eod. tít. 5, sed, et si quod /uerit subsecutum ex eo, Ye! obaJ, quod interJícente
lrge /actum est, illuá quoque cttssum atque inutile praecípimus.
11s GAYo, m 102. 121 E. ALBERTARIO, op. cit., págs. 320, 322 y 323.
116 O, XLV, 1, 1, 4. 122 E. ALBERTARio, op. cit., pág. 324.
117 ULPIANO, 4 aJ. EJ. D. 14 Je pactis 1, 3. 123 lnstit. ni, 15 de inutil, slip. 1' 9.
118c. n, 3 Je pactis 6. 121 C. IV, 38, empt. et yend. 13.
92 EvoLUCIÓN DE LAS NUUDADES
NuLIDADES EN DERECHO ROMANO 93

Para cerrar el cuadro de las innovaciones en el dominio de la nulidad abso- principio in parí turpitudinem cessat repetitio, 1Z8 reforzado por la regla ge-
luta, recordemos que fué, igualmente el derecho del Bajo Imperio, el que precisó neralmente aceptada in pari cause pos!essoris conditio melior habeatur. 129
por completo la noción de los pactos sobre sucesión futura. Todos estns pactos La condictio ex injusta causa tiene por finalidad la repetición de lo
o estipulaciones que tuvieran por finalidad especular sobre la eventualidad de que se ha hecho contrariando las disposiciones de las leyes. No es de sor-
los derechos sucesorios nullíus momenti sunt, como cóntrarios a las buenas prender, pues, que los textos hab!en, a veces, de la condictio ex lege et sine
costumbres, 125 porque: nobis omnes hujttsmodi pactiones odiosae esse videntur, causa ve! injusta causa, cuyo fin es evidentemente el mismo. BO
et plenae tristissimi et periculosi e~·entus, quare enim quodam vivente et ig- En fin, la condictio· ·sine causa permanece fiel en el campo restringido
norante de rebtts ejus quidam paciscentes conveniunt? 1Z6 de los contratos sin causa y de aquellos cuya celebración ha sido determinada
por una falsa causa.

Desde el punto de vista de los medios proce~a!es


dirigidos a hacer valer
§ 2.-NULIDADES RELATIVAS

la nulidad absoluta, quedan en el mismo plan que los que les preceden, El campo de las nulidades relativas, reservado antes especialmente a la
a saber: que la nulidad produ¡:e sus efectos de pleno derecho y que si el competencia del Pretor, adquiere a la vista de los post-clásicos un aspecto
acto nulo, a pesar de ello ha sido ejecutado, el juego de la condictio abre más homogéneo en que el dolo, la violencia y la inoficiosidad del testamento,
en todo caso la posibilidad de la repeúión. Es pues, por la teoría del en- constituyen los primeros medios de protección de carácter personal, de pro-
riquecimiento injusto como la nulidad continúa oponiéndose a los efectos del tección reservada exclusivamente a las víctimas.
acto irregular. Pero una vez más el derecho del Bajo Imperio procura abor- La noción de la nulidad relativa se aclara también bajo el desarrollo
dar el camino de la simplificación. La condictio excepcional de ayer, se de la acción rescisoria, estructurada sobre el antiguo judicium rescisorium que
convierte ahora en la acción normal de los· contratos de derecho estricto, había preconizado el procedimiento formulario para los procesos de la resti-
y por una interpretación extensiva, puede ejercitarse aun en los contratos tutio in integrum. 131
de buena fe en concurrencia con la acción del contrato. 127 Así, discretamente En efecto, el derecho de JusTL."IANO usa a propósito del dolo y la vio-
introducida en el dominio de la buena fe, la condictio se encamina cada vez más lencia, un lenguaje por completo diferente, sobre todo cuando se tt'ata de
a la disimulación de las combinaciones ilícitas e inmorales. Pero para lograr contratos de buena fe, porque bajo este significativo título habla de los efec-
éxito se impone una sistematización. Por esto la condi::tio ob turpem vel in- tos de la violencia y del dolo: de rescindenda -venditione. 132 Al carácter un
justam causam sufre el fenómeno de la fisiparidad, a consecuencia del cual tanto rígido del derecho pretorio, el derecho de JusTINIANO substituye la
nacen dos acciones, y cada una tiene su campo propio de aplicaqión; la regla ineficacia relativa -rescindí venditionem jubebit 133- , que constituye siem-
in parí causa turpitudinis cessat repetitio continuó aplicándose a las repe- pre el reflejo de la buena fe. Todo consiste, pues, en discernir, en penetrar
ticiones de lo que se había pagado en virtud d~ un acto ilícito. más a fondo las realidades de la vida jurídica y las causas que, bajo la
La condictio ob turpem causam, tiene por in permitir la repetición de presión de intereses egoístas, tratan de agitar su atmósfera.
lo que se ha dado en virtud de un acto contr rio a las buenas costumbres, Sin embargo, el campo no se halla completamente despejado. E} juez
con el único requisito de que el ac:o sea inmor 1 para el accipiens, porque si estaba impresionado por los principios de orden moral y decide que el dolo·
el demandante mismo es turpis su pretensión ene ntrará la resistencia del viejo
128 DloCLECJANO, C, IV, 7 de conJ. ob. turp. caus. 5.
129 C, IV, eoJ. tit. 1, pr.
125 DioCLECIANO y M.t.laMIANo, e, vm, 39 Je inutil stip. 4: ex eo instrumento nuUttm
130 DIOCLECIANO, e, IV, 9, 3.
habere actionem, inquo contra bonos mores Je successione futura interposita fuit stipulatio,
1101
manifestum est: cum omnia quae contra bonos mores ye/ in stipulationem JeJucuntur, nuUius l3l V.: C, III, 43, Z; C. N. R. 2, e, IV, 7, 3; e, IV, 7, 5; C, VIII, 56, 4; e, ll,
-4, 30; VII, 8. 5.
momenti sunt. 132 e, IV, 44 Je resándenáa Y<nJ. l.
126 Idem, idem.
133 e, IV, 44, eoJ. tit. 1; C. IV, 44, eoJ. tit. 5 •
127 CuQ, op. cit., pág. 541; GmAJID, op. cit., pág. 649.
94 EvoLUCIÓN DE LAS NULIDADES

principal -dolum in causam contractui-, conserva su antigua sanción, a sa-


ber: la nulidad absoluta, 13 4 porque, para usar los mismos términos de los
intérpretes de la Edad Media, es exclusivo del consentimiento.
Son éstas, resumidas, las conclusiones que hemos tratado ·de desprender
de los lineamientos del derecho post-clásico tal como nos ha sido transmitido,
en su mayor parte, por la obra de JusnNIANO.
El derecho romano del Bajo Imperio queda pues, vinculado a las mis-
mas ideas clásicas que le han trazado, para siempre, los principios funda-
mentales. Con estos principios pasará a través de la historia, sufriendo a
veces la oposición de los hechos o de los hombres, plegándose otras ante las
influencias de sus intérpretes, <pero conservando siempre los rasgos· esen- CAPITULO II
ciales del punto de vista de la época clásica. Sus instituciones tienen tal
simetría, tal homogeneidad, que ni las reacciones de la época bárbara, ni los
Las Nulidades en el Antzguo Derecho Francés
comentarios liberales de BARTOLO, como habremos de ver, pudieron cam-
biarlas o modificarlas. Además, aún en la época actual, la técnica de los SECCIÓN PRIMERA
antiguos, con su lógica tajante, sus breves e incisivas expresiones, su espíritu
en cierta forma geométriéo, por aproximarse al más alto grado de perfección, Período Bárbaro
se impone ineludiblemente a cuantos se dedican al razonamiento jurídico.

El período bárbaro comprendido entre los años 481 y 987, tiene la doble
característica de la confusión y la incertidumbre. Confusión, puesto que a
la amalgama de los pueblos, se superpone la amalgama de las leyes; incer-
tidumbre, por cuanto que, a pesar de todas sus pretensiones de originalidad,
las leyes de los bárbaros no pueden resistir a la dominación del espíritu jurí-
dico romano. Ocurre frecuentemente, en efecto, que en la misma provincia
el franco vive bajo la autoridad de su ley, el visigodo no quiere renunciar
a la suya, mientras que los galo-romanos, tras el escudo de los vencidos, se
acogen siempre a la protección de la ley romana.

§ l.-LAs !NEFICACIAs EN LAS LEYES PERSONALES DE Los GALO-ROMANOS

Deseosos de mantener buenas relaciones con sus súbditos, los reyes bár-
baros se contentaron con ejercer simplemente la supremacía política. No sólo
dejaron intacto el orden jurídico, sino ordenaron la compilación de sus usos,
de todas las leyes que reconocían como constitutivas de su estatuto jurídico,
y así nacieron las dos leyes: la [ex romana Visigotorum y la lex romana Bur-
gundionum.
134 VJNNio: lnstitutionem imperalium commentarii ... 1, IV, 6, 28. Para conocer su exacto alcance, sobre todo para apreciar el de la /ex
96 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO BÁRBARO 97

romana Visigotorum, designada también por el nombre del rey que decretó causa decernitur, 4 para el caso, se comprende, en que la parte deudora es
su elaboración, Breviarium Alaricum, que refleja mejor la imagen jurídica de diligente en la ejecución de su obligación.
la antigua Galia, basta mencionar que sus fuentes de inspiración son el Por otra parte, no estaba excluída una intervención igualmente antici-
derecho romano clásico y post-clásico, precisamente las reglas de ULPIANO y pada, pues a propósito de la violencia nos dice la ley: 'Venditiones, donationes,
las sentencias de PAULO, por una parte, y los Códigos Gregoriano, Hermoge- transactiones, que per potentium extortae sunt, "proecimus infirmari". 5 Por-
r.iano y Teodosiano, por otra. En consecuencia, generalmente el derecho clá- que quod si quis se 'VÍ et metu coactum ad pacta -venisse causetur -afirma
sico sirve de guía a la teoría del acto jurídico y sus ineficacias. la /ex romana Burgundionum-, intra annum probaturus hujusmodi et mo'Veat
Desprovisto, evidentemente, de las antiguas condiciones formalistas, a et peragat actionem: "quo temJXne proeterito" nullam sibi neque de metu
diferencia del derecho bárbaro que adopta después los úos inherentes a su suppletire noverit actionem. Sec. constit. Gregoriani. 6
estado empírico, el derecho de los galo-romanos, no tiene, sin embargo, la La materia de los actos jurídicos parece estar, en todo caso, regida por
cualidad de una exposición sistemática. Sus redactores han preferido copiar este principio: si quis majot aetate paciscitur, conditionibus pacti maneat
de una manera más o menos fiel, las obras y las leyes que eran qonocidas obligatus; si tament aut potestatis suae est, hoc esi filius familias non est,
en esta época y que cuadraban mejor con la vida jurídica del puelllo. aut nulkJ metu aut imperio ad pacta 'Venire compellitur, sed libera 'Voluntate
Como quiera que sea, la noción de las nulidades romanas subsiste aún, y pactum inisse cognoscitur. 7
persiste con el mismo lenguaje y al amparo de las mismas instituciones. Así, Esto es todo lo que puede decirse . sobre el derecho de los galo-romanos.
la nulidad absoluta permanece en todo caso, vinculada al carácter ilícito o Vencidos por los bárbaros, privados de derechos políticos, permanecieron, sin
inmoral del acto jurídico, en tanto que la nulidad relativa contin~a siendo embargo, bajo la influencia de sus antiguas instituciones jurídicas. El Im-
proteg:da por las acciones de dolo y de violencia, y, sobre todo, pqr la res- perio Romano desapareció, pet"o su espíritu continúa gobernando jurídica-
mente sus pueblos.
titutio in integrum y por la querela inofficiosi testamenti con sus dbs congé-
neres, la querela inofficiosi donationis y la querela inofficiosi dotis.'
§ 2.-LAs INEFICACIAS EN LAs LEYEs DE LOS BÁRBARos
En verdad, partiendo de la antigua regla de PAuLo: neque contra leges,
neque contra bonos mores pacisci possumus, 1 vamos a encontrar es~a dis- La existencia de la ley de los galo-romanos, tras de haber suscitado la
posición que habla por sí misma y en forma que no requiere comentarios: admiración de los bárbaros, los incitó a dar una forma definitiva a los usos
praeterea inutilis est promissio, etiamsi stiptdatione interveniente facta sit, si que alimentaban su vida jurídica, y esto tanto más que su decisión de re-
aliquis id se daturum promisserit, "quod sui j!lrÍS bon est" hoc est, si aut nunciar a los riesgos y placeres de las peregrinaciones de antes, les imponía
ingenuum hominem quasi servum se daturum promittat; aut si mortuum la organización del Estado desde todos los puntos de vista. Por estas razones
aliquis, quem 'VÍ'Vum crebebat, promisserit; aut sacrum aut sanctum aut cada rey se sentía obligado a dar a su pueblo la ley que, más o menos
religiosum daturum se quicunque promisserit. 2 La nulidad absoluta ,ltfecta no conforme a sus tradiciones, debía colocarlos en un pie de igualdad con los
sólo los actos jurídicos en .que el objeto es una res extra commercrum, sino galo-romanos. Parece que esta manera de proceder fué iniciada por la ley
también los vinculados a la realización de una condición natural~ente im- de los burgundos y de los bávaros, adoptando todas la terminología ro!llana
y algunas veces sus instituciones. 8
posible. 3 1
El primer problema que se presenta es el de saber cómo se consideraba
Por cuanto a la nulidad relativa, está ligada a ias mismas causas: dolo,
el acto jurídico por las leyes germánicas, a fin de poder obtener a conti-
violencia, error y minoridad, para las cuales la restitutio in integrum cognita
4 Lex rom. Vi1ig., Pauli Sent., 1, 7, de int. restit. 1, 2 y 3.
1 Lex romtl114 Visigothorum, Pau/i Smt. 1, 1, de pactis et con>'. 2. s Lex rom. Visig., CoJ. TheoJ., m, 1, de contrah. ,.enJ. 9.
Lex rom. Vi1ig., Ga/i lnstit., t. IX de ob/ig. 5.
2 6 Lex romana BurgunJionum, t. XXXVID, de pacti1 et tran1. haec forma Jtn'. ut, 2.
Lex rom. Visig., Gali lnstit., t. IX de oblig. 6: praeteua inutilis ut promJSno, si aliquis
3 7 Lex rom. Burguntlionum, t. XXXVID, eoJ. tit. l.
rtm mb tali contlitione promitltlt, que impleri pro rei Jifficu!tate non possit. 8 SAVIGNY, Hist. Ju tlroit romain au Moyen A¡¡e, t. 11, pág. 56 y sgts.
98 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
PERÍODO BÁRBARO
99
nuación, su parte negativa, a saber: las causas y aspectos de las ineficacias.
Desde el punto de vista del acto jurídico, el derecho de los bárbaros En fin, los actos del menor: ab in/antia vera 'Ye: in qualibet etate de-
sigue los mismos lineamientos de todos los pueblos que no han rebasado mentes effecti et in eo vitio absque intermissime temporis permanentes nec
todavía su infancia jurídica; el acto será, pues, esclavo de los ritos forma- testimonium reddere nec, si quam /orte voluntatem ediderint, nullam poterit
firmitatem habere. 15
listas, no podrá producir sus efectos sino a condición de que haya sido escrito
por las partes mismas, o si no sabían escribir, por alguna otra persona a la En materia de actos del menor, la ley de los Burgundos establece: ita quoJ
que pudieran haber recurrido; en este caso el acto no tenía eficacia, o para ante quintum decimun autem gestum fuerit, intra alium quintum decimum si
emplear el término consagrado por las leyes b:irba:ras, sólo tenía firmitate voluerit, revocandi habeat potestatem quod si intra expressum tempus tJOn
después de ser confirmado por las partes en presencia de testigos instrumen- revocaverit, in sua firmitate permaneat. 16
tales o ante la autoridad reconocida por e[ rey: scripture, que diem et annum Ante las disposiciones que hemos citado intencionalmente, ¿qué debe
habuerint evidenter expressum adque secundum legis ordinem ámscripte nas- decirse de la teoría de las nulidades?
cuntur, seu conditoris 'Vel testium fuerit signis aut suscriptionis roborate, omni La ley nos habla siempre de cuándo la firmitate jurídica debe producir
habeantur stab¡/is firmitate. 9 sus efectos, y, por el contrario, cuando está afectada de un viéio cualquiera,
Pero una vez pasado por el tamiz de la forma, el acto adquiría plena expresa claramente: "nullum habeat /irmitatem". ¿Debe concluirse que en
eficacia: pacta vel placita, que -per scripturam iustissime ac legitime jacta todos estos casos se aplica la nulidad absoluta? Si la firmitas significa la
sunt, dummodo in his dies ,e[ annus sit evidenter expressus, nullatenus immu- validez del acto, evidentemente lo contrario sólo podrá ser ·la ineficacia, es
tari permittimus. 10 decir, la nulidad.
Pasemos al aspecto negativo y veamos las tres situaciones siguientes: Ahora bien, por cuanto a la significación del término firmitas, es indu-
la del acto contrario a las leyes, la del acto consentido por temor o violencia dable que se trata de una expresión consagrada para dar a entender la efi-
y la del acto celebrado por un incapacitado. cacia del acto jurídico; citemos para este fin, una última disposición que
Los actos contrarios a las leyes se reputan inválidos: quodcumque igitur creemos muy
1 concluyente: venditio {acta per scripturam plenam habeat fir-
contra legis hujus decretum conscriptum placitum sive definitio facta fuerit, mitatem. 7 En consecuencia, el acto ilícito como el acto inmoral, el acto
ubicumque repperta fuerit, t.-:rcua omnismodis et invalida reputetur. 11 consentido por violencia como el acto del menor, están afectados de nu-
En cuanto a los actos inmorales, la ley de los visigodos declara: ·de turpis lidad absoluta. Esta conclusión, por lo demás, es pe·rfectamente acorde con
et ilicitis rebus ínter quascumque personas sicut nullum pactum aut mandatum el carácter unilateral del formalismo.
vel placitum, ita nec damnum seu quamcumque definitionem ex omnibus nullo
tempore decernimus posse valere. 12 § 3.-LAs lNEFICAciAs EN LAS LEYES DE Los FRANcos
Para los actos consentidos por violencia, la ley dice: pactum quod per
Para completar el cuadro jurídico de la época bárbara nos falta exa-
vim extorserit persona potentior veZ inferior hujusmodi pactúm vel scriptura minar brevemente la Lex Salica y la Lex Ripuar~.
quelibet nullam habeat firmitatem, 13 y a propósito de la donación: donatio,
que per 'I'Ítn et metum fuerit extorta, nullam habeat firmitatem. 14 Advirtamos desde luego que ambas contienen disposiciones relativas, prin-
cipalmente, al derecho penal, y sólo accidentalmente se ha tomado en cpenta
9 Lex Visigothorum, 11, 5, 1, qua/es debeant scripture ~alere. el aspecto civil. Pero a pesar de la ausencia de ideas claras, no es difícil
lO Lex Visig. 11, 5, 2, eod. tít. 1, la misma disposición s.o encuentra en la Lex Baiuwariorum,
t. XVI, 1, de pactis ~el placita ir, pactis Yel placita, qu<te per scripturam quacumque jacta sun"t encontrar los rasgos de la eficacia del acto jurídico, y, por lo mismo, ver
'Yel per testes denominatos tres 'Ye/ amplius dummodo in his dies et annus sit nidenter expu.rsus las causas de la nulidad.
immutare nulla rationes permittimus.
11 Lex Visig. II, 5 de script, Yalituris et infirmandis S. Si para las leyes de los Visigodos y los Burgundos, el contacto con el
1~ Lex Visig. eod. tit. 7.
13 Lex Visig. eod. tit. 9.
15 Lex Visig. eod. tít. 11.
U Lex Visig. eod. tít. 10. 16 Lex Burgundionum, t. LXXXVII, de min. contr. 1 y 2.
17 Lex Visig., V, 4, 3.
NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO BÁRBARO 101
lOO
derecho romano impuso a los actos jurídicos un aspecto litteris que entrañó la Ley Sálica no contiene h menor indicación sobre el problema de las
necesariamente el desenvolvimiento de la noción de la ineficacia, en el de- nulidades.
recho franco no hay nada semejante. El comercio jurídico se mueve en un Sin embargo, no puede decirse lo mismo de la ley Ripuaria de fecha
campo exclusivamente simbólico en que los ritos toman el lugar de la escri- más reciente. 20 Aunque sujeta de una manera general a los mismos prin-
tura, en los que la materialidad del acto es reemplazada por signos palpables, cipios, y guarda el mismo respeto a la fides facta, da cabida en forma pre-
notorios, y rodeados de la participación de todo un cortejo de testigos ins- ferente al acto escrito.. para cuya realización es indispensable la presencia
de siete o doce testigos, según la importancia del objeto vendido. En efecto,
trumentales.
En efecto, las únicas fuentes de las obligaciones contractuales, son 18 el a propósito de la venta, el acto litteris ha obtenido su reconocimiento 21
contrato solemne -la fides facta y el contrato real-, la res prestita. parcial únicamente, porque si las partes están imposibilitadas para redactarlo,
La fides facta sólo recibe el sello de la formación y la validez, a partir del la ley permite la prueba de la obligación por medio de testigos bajo jura-
momento en que la festuca -lo que nos recuerda la antigua forma per aes mento. Debe advertirse que estas reglas son aplicables tanto a la venta
et libram de los romanos-, pasa de las manos de una parte, a las de la otra, como a la donación. 22
y tratándose de la res prestita, la simple tradición de la cosa misma es sufi- La ley Ripuaria marcó,. pues, un paso hacia adelante. Una prueba más
ciente. Pero en uno y otros casos. la asistencia de los testigos es indis- nos proporciona la disposición que anula la donación hecha en favor de
un hijo o hija, causando una disminución muy importante en el derecho su-
pensab.le. cesorio de los otros hijos filiis aut filiabus, super duodecim solidos, uní
Por lo que ve al procedimiento de ejecución, para el caso en que el
deudor no se allane al cumplimiento de la obligación, el acreedor dispóiíe plus cuam a!teri, nihil condonare -re! conscribere permitimus: quod si fecerit,
de la actio ex fides facta o de la actio ex res prestita, según la forma del "irritum habeantur". 23
contrato. Una vez demandada la ejecución, el deudor no puede oponer -dice En resumen, el derecho de la época bárbara presenta un triple aspecto:
19
la ley Ripuaria-, su juramento para liberarse de la obligación asumida una primera imagen bien impresa, con rasgos bien claros y propios de un
cuadro casi perfecto --el derecho romano-; una segunda imagen confusa,
por el uso de la festuca.
Pero, ¿cómo se presenta el problema de las ineficacias? La rigidez del desproporcionada y en que los rasgos son difícilmente reconocibles _:_el de-
formalismo de la ley Sálica, parece descartar la existencia de tal cuestión. recho visigo-burgundo-; finalmente, una última imagen desvanecida, ruda y
Además, el empirismo de sus nociones jurídicas está lejos de poder apro- remota --el derecho de los francos-, cuya característica es la resistencia contra
piár~ela, y por esta sencilla razón mientras el acto queda sujeto al yugo de toda inmixtión, contra toda influencia romana. En tanto que persista esta resis-
la palabra, mientras no reciba el carácter de fijeza por medio de la escritura, tencia permanecerá cerrado el cuadro estrecho y simple de sus instituciones em-
permanece más bien en el dominio del hecho jurídico y las nulidades no píricas 24 ; será necesario esperar que un pueblo salga de su estado psicológico
pueden entrar en juego, no tienen por qué intervenir. Finalmente, en el co- tan impregnado de ideas íntimamente ligadas a su estructura personal, para
mercio jurídico que sanciona toda violación con medidas de carácter penal, comprender que la realidad de la vida es más poderosa que cualquier deci~
con multas o penas corporales, las sanciones privadas, precisamente las ine- sión por fuerte que sea, sobre todo cuando trata de cerrar el paso al. pro-
ficacias, no tienen razón de ser. Por lo demás, esta es la razón por la que greso.

18 J. M. PARDESSUS, La loi Salique, 1843, pág. 616 y sgts.; R. SoHM, Etude sur les institu·
20 SAVJGNY, Hist. du dr. romain au Mo-yen Age, t. 1, pág. 93.
tions germaniques, la procédure de la lex Salica, Paris, 1873, pág. 12, y sgt. M. THEVENIN, 21 LEX RJP. LXII, 1: si quÍ$ 'l'illam, aut 'l'ineam, aut quamlibet possessiumculam ab alio
Cor.tributior.s a l'histoire du droit germanique, N. R. H., años 1879 y 1880, pág. 447; A. compare-verit, et testimonium accipere non potuerit; $Í mediocrís res e$t Colm ux testibus: et sí
EsMEIN, Etude sur les contrats dans le tres ancien droit fran{ais, N. R. H., año 1880, pág. 659, pan-a, cum tribus: quod sí magna, cum duodecim, ad locum tradítíonis, cum totidem nu"mero
año 1881, pág. 21 y año 1882, pág. 35; R. 0ARESTE, L'organisation judiciarie, le droit penal pueris acctdat.
22 Lsx RJP. LXII, 9: Quod ad 'l'endítione conscripimus, hoc et de donatione constitumus.
ct la procedure penale de la loi Salique, Paris, 1882, pág. 18 y sgt. 23 LEX RJP. LXI, 11.
1? LEX R1P. t. LXXIll. de festuca interces: du quacumque causa festuca intercesscrít lacina
24 E. CHENoN, Histoíre gtn. Ju droít, publíc et pri'l'é fr., t. 1 pág. 458.
iate,dicatur se cum sacramenta idonene.
PERÍODO FEUDAL 103
NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
102
(1283), en que PHILIPPE DE BEAUMANOIR pone en juego todo su talento
SECCIÓN SEGUNDA
para presentarnos un verdadero tratado de derecho consuetudinario, ins-
pirado, en algunos aspectos, en el pensamiento de los jurisconsultos tomanos;
Las Ineficacias en el Derecho del Período Feudal
las demás costumbres están lejos de darnos una impresión exacta de la ma-
(Siglo X a Siglo XV) teria de las nulidades. Nuestra atención se concentrará, pues, sobre las obras
dotadas de un carácter dé generalidad, sin dejar de considerar, no obstante,
El período feudal substituye, a las leyes personales de la época bárbara, la contribución de las obras aisladas.
las leyes territoriales: el Mediodía, mal que bien, sigue manteniendo el Para comprender mejor el carácter del lenguaje, la severidad de las san-
respeto a las leyes romanas clásicas, a las que el Siglo XII agrega la legis- ciones y las modificaciones aportadas, conservaremos la antigua distinción
lación de JusTINIANO; el Norte, dividido en gran número de provincias, romana de nulidades absolutas y relativas.
trabaja sin cesar en la elaboración de un derecho nuevo expresado por un
cúmulo de usos locales; el Centro oscila, ya hacia a las costumbres del Norte, a) N :llidades absolutas
ya hacia las leyes escritas del Sur, no obstante que la Iglesia se esfuerza
La esfera de las nulidades absolutas sigue dividida todavía en tres sec-
por alimentar un tímido espíritu de unificación, bajo la égida del derecho
canónico, que trata de infiltrar su autoridad en la materia de las obligaciones. tores: el de lo que se hace contra la ley, o más bien, contra las costumbres;
el de lo que se hace en fraude a la ley, y el de lo que es contrario a las
buenas costumbres. Evidentemente las nulidades siempre entran en juego a
§ l.-EL DERECHO CoNsUETUDINARIO Y EL PRoBLEMA DE LAS NuLIDADES
propósito del consentimiento y la intención de las partes.
El derecho consuetudinario tiene el aspecto de un verdadero mosaico: Un contrato sin consentimiento es nulo, 26 pero aun el válidamente cele-
en su esfuerzo por romper con el dogmatismo tan estrecho y substituir el brado, no debe directa o indirectamente eludir la ley, como tampoco debe
antiguo marco del derecho romano, conservó a veces los rasgos de las mis- afectar las buenas costumbres.
mas instituciones, no olvidando, sin embargo, la reforma de las reglas de P. DE FoNTAINES nos dice expresamente que todo contrato celebrado con-
detalle, por lo que algunos siglos son suficientes para dar a cada provincia,
tra la ley o las costumbres del país, así como contra las ordenanzas (etablisse-
a cada villa, un aspecto jurídico completamente nuevo. A su vez, la falta
ments) del señor "nada vale". 27 A su vez, el Li'Yre de ]ustice et plet esta-
de leyes provistas del sello oficial creó un estado casi anárquico, en que
blece que todo lo que se hace contra la ley no Qbliga. 28 Así, un contrato
el simple paso de una provincia a otra era suficiente, no sólo para darse
"hecho con una causa torpe", 29 o un contrato de juego o de usura 30 no
cuenta de los fundamentos de un nuevo orden jurídico, sino también de
puede producir ningún efecto; igualmente es nulo el contrato en que- el
la incertidumbre que reinaba. Por esto, cuando se quiere estudiar la evo-
lución de no importa qué institución jurídica, la investigación de los detalles 26 Livre de ]ustice et plet publicado por RAPETTI (1850) l. II, XVI de conv. 4 (cfr•. D.
11, 14 de pactis 1): car promisse qui est jete par paro/e s'il n'y a consentement, est nulle.
es muy a menudo engañosa. 25 27 Conseil de P. DE FoNTAJNES c. XV, 4; ConYenance jete contre loi, con/re costur¡res du
En efecto, hechos a un lado el Conseil de PIERRE DE FoNTAINES la país, contre establissement de seigneur, ne yaut rim, y más adelante agrega '"i/ n'ert pas tloute,
Coutumier d' Artois (escrita entre 1283 y 1302), muy influenciada por el ce dit une lois (L. VII, C. de pact.) que /i conyenant qui sont jet contre /es /oís et contre les
etablissements, et contre les bonnes moeurs n'aient nule force" (Cap. XV, 10).
primero, el Livre de ]ustice et plet (1259), que reproduce las costumbres
28 LiYre de ]ustice et plet, 1. l. l. 2: a toutes les foiz que aucune chore tsl jet por grttYer
del preboste de Orleans, las Etablissements de Saint-Louis (1270), consa- la loi, ce qui est jet ne Yaut ríen ••• car ce qui est receu contre reson de droit, ne doit pas
gradas a los usos de Turena-Anjou y Orleans, que ejercen una gran autoridad etre tenu.
29 Conseil de P. DE FoNTAlNES, C. XV, l.
sobre las obras posteriores, empezando por las Coutumes de BeaU'vaisis 30 Coutumes de Beauyaisis por PH. DE> BEAUM!•NOm, publicadas por Saiomón (1599). e. 34
Je conY. 6: ou aucune chose q".Ji li seront plus greueuse que profitable, te11s manieres ¿.,
25 El Conseil de P. DE FONTAINES se refiere a las costumbres de Vermandois y su fecha de
con••encnces ne sont pas a tenir.
aparición puede situarse entre 1250 y 1258.
PERÍODO FEUDAL 105
NtJLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
104
gae~on de matar o injuriar a una persona cualquiera, es nuld'. 41 Asimismo,
objeto es una cosa sagrada 31 o pública. 32 En el mismo orden de ideas hay "la obligación contra las buenas costumbres''. o sea la promesa de incitar a un
que citar la sanción que consiste en la aplicación de la antigua tegla consue-
"hombre religioso a hacer algo contra su religión o algo semejante, porque
tudinaria, sobre todo en materia de donaciones: no es válido donar y retener.
tal obligación no debe cumplirse". 42
Esta regla es conocida, casi en los mismos términos por la Ancienne Coutume
de Bourgogne 33 y por la Pratique de MASUER 34 por ser una y otra próximas La más antigua Coutume de Bretagne es más exigente todavía, requiere
que la causa sea "razonable y honesta". 4 3
a las provincias de derecho escrito.
De todas m1neras, la éausa és un elemento indispensable 44 para la validez
Respecto al fraude a la ley, sólo un párrafo se nos transmite por el Conseil
35
de P. DE FoNTAINES y confirmado por el Livre de ]ustice et plet ¡ el fraude del contrato 45 ; debe ser no sólo lícita, sino también estar plenamente acorde
existe cuando respetando el texto de la ley, se quiere, por medios indirectos, con las buenas costumbres del país. 46
A la cuestión de las buenas costumbres está íntimamente ligada, también,
eludir su espíritu.
Pero mucho más importante es la materia de los actos contrarios a las la de las condiciones inmorales o imposibles; un legad~ hecho bajo la con-
buenas costumbres. Derivada frecuentemente del enlace de algunas pala- dición de no volver a casarse impuesta al cónyuge supérstite, no es nulo, pero
bras, como en el caso del Conseil de P. DE FoNTAINES en que se encuentra siguiendo al derecho romano, la condición se considera como no puesta. 47
3
esta disposición: los convenios contra las buenas costumbres no obligan, 6 Si, por otra parte, la obligación es de imposible ejecución por su objeto, el
goza de especial atención en las Coutumes de Beauvaisis, en la Somme rurale contrato será nulo, 48 porque "el derecho quiere que nadie se obligue a lo que
y en las Coutumes d' Anjou y de Maine en las que la sanción de los actos ninguno puede cumplir''. 49 }EAN BouTEILLER en su Somme rurale, considera
inmorales va seguida de amplias explicaciones. que tal .contrato es de mala fe, y en consecuencia, no puede por sí mismo,
El capítulo de los actos contrarios a las buenas costumbres, comprende dar nacimiento a ninguna obligación, ya que "a lo imposible nadie puede obli~
los actos con causa inmoral, la cuestión de las condiciones imposibles e inmo- garse". 50
rales, la de los pactos sobre sucesión futura y la de donaciones en~re esposos. En cuanto a los pactos sobre sucesión futura, el antiguo derecho consue-
37
Los textos hablan generalmente de las "causas torpes", o de las "cosas tudinario, sigue fielmente los lineamientos del derecho romano: toda esti-
40
torpes", 38 de "malas causas", 39 o de "causas ilícitas", aunque el término 41 Somme rurale, t. XXV, pág. 226.
más adecuado es el de causa inmoral: "La obligación dolosa, es decir, la obli- .¡z Somme rurale, t. XXV, pág. ·226.
43 La más antigua Coutume de Bretagne (entre 1312 y 1325), publicada por M. PLANIOL,
31 lAs Coutumes d' Anjou y de Maine {1437) debidas, parece a LIGER, profesor de la art. 320: si aucun se oblige a autre si la cause n'est resonable et honeste (raison Yeut), que
Universidad de Anger y publicadas por BsAUTEMPS-BEuPRÉ, t. 2, pág. VIII, t. VII de stip. et l'obligation n'en daye ne n'en puisse terlir, comme qui se obligeroit en certoine somme
oblig. inutilles 1157: obligacion par laquielle l'en promet bailler chose stJ.crée ou sainte, ou a, aucun pour tuer ou pour faire aucun autre mallefaron.
homme jrtJ.nc, ou chose publique ne YtJ.Ult pt!.S. 4-1 Usaiges, stilles et communs observances des pais d'Anjou et du Maine, publicados por
32 LiYre de ]ustice el plet, 1, 1, XI, l. . BEAUTEMPS-BEAUPRS, t. IV, pág. 340: obligccion passée sans caus~ est nulle et Je nu/le valeur.
33 Anciennes Coutumes de Bourgogne (1495), t. XIX, art. 222: Donntr el retemr ne 45 Le g'and. Corlt. de Normandie, Cap. XC de pacto 3: ex promisso autem nemo Jebitor

3~ ,;en.
Yt!.Ult PrtJ.tique de MASUER {fin del Siglo XV), t. XXIV; donner et retenir ne YtJ.Ut ríen.
constituitur, niJi causa pre cesserit legitima promitendi. ..
46 Coutumes d' Anjou y de Maine, t .. VII, art. 162: les convenances et contralctz qui son
35 Conseil de P. DE FoNTAINES, pág. 496; cil jet boisdie a la loi qui garde les paroles de
la loi et en mue la sentence. LiYre de ]ustice et plet, 1, 1, Il, 3, !"en jait boisdie a la loi faiz centre les loiz, coustumes et bonnes moeurs ne doivent pas estre gardez, si coinme si
aucun jaisoit conYenance de faire larocin, rapine ou instituoit aucun autre par conYenant Je le
quand l'en jet ce que el dejjent ou ce que ele ne lftUt Pt!.S· {aire son hoir et nul autre, ou aucune autre chose illicite ou deshoneste.
36 Conseil de P. DE FoNTAINES, Cap. XV, 3.
47 Coutumes de BcauYaisis, Cap. XII.
37 Conseil de P. DB FoNTAINES, Cap. XV. l.
38 Coutumes d'Anjou y de Maine, pág. VIII, t. VII de stip. et oblig. inutil 1156; le 48 Li~re des Jroiz. et des commandamens á'office de justice, 187: le convenant de laiáe chose

lme des droiz et des commandemens J'office de ]ustiu, no. 187. ou impossibble. • . ne amine par droit 1Ufl obligement.
39 Le Grand Coutumier de Normantlie (summa de legibus in curia laicali), escrito en 1250 49 Somme rurale, t. XI.
y publicado por E. J. Tardif. Cap. XC de pacto 3; Coutumes de Beau!faisis, Cap. 34. ConYt· so Somme rurale, t. XXV: si scachez si comme obligation áe bonne fo-y est á tenir: par
nances qui son jetes par mtJ.Uvaises ctJ.Uses. • • si comme se uns hons convenance a un tJ.Utre contraire obligation de male fo-y n'est á tenir: Car tÍ impossible ne se peut nul obliger qui
qu'il tuera un homme••• n'est pt!.S cil tenus a parler. tienne lieu.
40 Somme rurale, t. XXV.
106 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 107
pulación que tenga por objeto 51 una sucesión futura es nula, por ser con- 8
turpis. 5 En fin, la fórmula empleada por los U sos, estilos y observancias
trario a las buenas costumbres especular sobre los bienes de ur·a persona viva~ comunes de ia pro"Yincia de Anjou y de Maine, es todavía más elocuente:
a menos que haya dado su consentimiento. 52 Pero la nulidad no afecta so- la obligación sin causa es nula por sí misma. 59
lamente los actos de disposición, sino que por las mismas razones extiende Y si se recuerda que cada vez que se trata de un acto ilícito o inmoral,
su autoridad a las renuncias de un derecho futuro. 53 se encuentra siempre sujeto a la misma orden categórica de que el acto "no
Finalmente, haremos referencia a las donaciones entre esposos. Es un debe obligar" o trno obligcl' o trno "Yale ni obliga". 60 ¿Podrá dudarse que la
antiguo uso heredado del derecho romano, que prohibía, en efecto, toda libe- nulidad opera por sí misma?
ralidad de cuyo fondo se desprendían sentimientos· reprensibles. Por el con- De la misma importancia es el carácter imprescriptible de la nulidad
trario, el antiguo derecho se limitaba exclusivamente a la protección de la absoluta, que hemos encontrado en el Li"Yre· des droiz. et des commandemens
mujer, 54 incluso, a veces, a la protección de la familia a cuyo nombre se d'o/fice de justice y en la Somme rurale de BouTEILLER.
quiere tener un control más severo sobre la influencia que puede ejercer En efecto, el primero nos da este postulado: trio que no tiene valor en
el marido sobre la mujer. Por esto, en tanto que el marido sigue dueño ab- su origen, nada puede "Yaler después". 61 Pero sobre este punto, la Somme
soluto de todos sus actos, la libertad de la mujer es suprimida; mientras rurale es más clara y precisa: al agregar su comentario a la regla romana:
dure el matrimonio, no puede donar nada a su marido, porque siempre existe non confirmantur tractu temporis quod ab initio non subsistat afirma: La
la presunción de que se hizo por· amor o temor. 55 regla establece que lo que de derecho no existe en su origen, no puede ser
Terminamos así el esquema de los actos ilícitos y contrarios a las bue- confirmado por con"Yenio ni por el transcurso del tiempo. 62 Es indudable que
nas costumbres, con su sanción natural ·-la nulidad absoluta-. Decimos la nulidad del antiguo derecho consuetudinario es imprescriptible.
que la nulidad absoluta es 1~ sanción porque no sólo el lenguaje usado nos En conclusión, el espíritu del derecho romano resucitado y reforzado por
lleva, inevitablemente, a esta conclusión, sino, sobre todo, porque encon- la legislación justiniana que había penetrado en Francia en el Siglo XII
tramos los caracteres de la nulidad absoluta: su. efecto de pleno derecho y por las obras de los glosadores, está presente siempre en la teoría del a'cto
su imprescriptibilidad. jurídico y en la de las ineficacias. A partir de la redacción oficial de las
Todos los textos están de acuerdo en que la nulidad absoluta opera de Coutumes comienza la gran ofensiva antirromanista cuyo resultado final será
pleno derecho. "Toda obligación de cosa torpe o imposible, o contraria a el predominio de una nueva fórmula verdaderamente revolucionaria para
las buenas costumbres, o contraria al derecho y a la costumbre no tiene nuestro éstudio: en Francia no hay recursos de nulidad.
validez ni da origen a acción alguna". 56 Esto no es todo, sin embargo: si
el deudor ha ejecutado el acto nulo --suponiendo que se trata de ·,.m acto b) Nulidades relati'Yas: engaño, fuerza, minoridad
con una causa inmoral--, no podrá repetir las cosas donadas 57 si ha obrado
El dominio de las nulidades relativas permanece igual que en el derecho
51 Somme rurale, t. XLII: tu peux et dois scauoir que stipulation faicte sur heritage qui romano, salvo algunas innovaciones en la terminología; con el Siglo XIII,
encare ut a escheoir est en la volonté de alwy qui frauchement en possesse, ne vault n:y ne
faict á tenir, para la raison de u que selon les droits. stipulation faicte contre bonnes moeUT! el dolo toma el nombre de engaño en tanto que la violencia adquiere el de
ne fttict á tenir. fuerza, que se considera más elocuente para expresar la superioridad física
52 Livre des droiz et tÜs commandemens d'oifice de justice, no. 847.
53 LiYre des droiz et des commandemens d'office de justice, no. 186.
del acreedor sobre la víctima.
54 Coustumes d'Anjuu y de Mttine, P. V. t. IV; Etablissements de Saint·Louis (1270), per·
unecientes al Preboste de París y de Orleans, publicados por P. VIoLLET en 1881, 1, 1,
La noción del engaño se encuentra por primera vez en el Conseil de P.
CXVIII: Jame ne peut riens donner á son seignor en aumone tant com ele soit saine, que li DE FoNTAINEs, confirmado después por el Li"Yre de justice et plet, y por el
dons par estable. Véase BoUTRY, Essai sur l'histoire des donations entre tpoux, pág. 85.
S5 Coustumes d' Anjou y de Maine, pág. VIII, t. VII de stip. y oblig. inutiUes, no. 1156. 58 Livre de ] ustiu el plet, 1, VI, ch. XII 2.
56 Coustumes d'Aniou y de Maine, pág. VIII, t. VII, de stip. et oblig. inutilles, no. 1156. 59 Usaiges, stilles et communr observances des pais d'Anjoll et du Maine, pág. 363.
57 La más antigua Cout. de Bretagne, art. 320: .. . et auxi si aucum ou aucune en tl'l'oit 60 Somme rural, t. XLII.
Tiens bttilliér (a autres) pour telles cauus el ne le pourroit repetier en matiere que il li 61 Livre du droiz et des commandemms d'office de ;iustice, no. 186.
"ausit et le auroit perdu par droit. 62 Somme rural, t. XXXVIII.
108 NULIDADES EN EL ANTIGUO DEREC~O FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 109

Li'Yre des droiz et commandemens d'office de justice. Pero después del Si- contra su heredero en la medida de su enriquecimiento. 73 Sobre todos es-
glo XV, el dolo readquiere su vigor compartiendo a veces el campo de su tos puntos. volvemos a encontrar los viejos caracteres de la acción romana.
aplicación con las diversas maquinaciones o con los fraudes 63 o con lo que
La violencia, cuya noción es muy a menudo reemplazada por la de fuerza
los antiguos habían llamado "ingenio ¡krverso" (mauvais engin). 64
o presión física o "paour" significando presión intelectua~ es siempre un
Después de haber dicho que el convenio celebrado por. engaño, no obli-
vicio que afecta gravemente la estructura de la relación obligacional. El
ga 65 P. DE FoNTAINES agrega que el engaño debe ser probado. Aportada
contrato arrancado por violencia no obliga 74 porque «si algu.ién renuncia a
esta prueba, todo lo hecho indebidamente 'Yuei'Ye a su estado anterior. 66
sus derechos, dona o ·prómete algo por temor de morir, o alguna mujer por
El engaño conduce, pues, a la destrucción del vínculo obligatorio y sus temor de adulterio o vejación de su cuerpo, o alguien por temor de ser des-
consecuencias y de la ejecución que hubiese entrañado, ya se trate de venta, terrado, no vale lo que haya prometido". 75
arrendamiento, permuta o cualquier otro contrato de buena fe: dicho con-
El efecto de la violencia puede tener cabida en toda clase de contratos,
trato debe declararse nulo en favor de quien ha sufrido la maquinación y el
ya se trate de contratos a título oneroso o de liberalidades. 76 Sin embargo,
fraude". 67
para obtener la restitución, la víctima debe probar que ha consentido ha jo
Pero bajo la influencia verosímil del derecho romano, la Somme rurale
el dominio de la fuerza psíquica o del miedo que ha provocado en ella el
de BoUTEILLER inicia una nuev.a corriente: el dolo sólo puede ser alegado
acreedor.
cuando se refiera a la "causa principal" del contrato, 68 distinción que en la
Pratique de MAsuER, está completamen~e de acuerdo con la del derecho ro- La minoridad es la última fuente de las nulidades relativas. Aquí, como
mano entre dolo principal y dolo incidental. 69 en· el derecho romano, los actos del menor son destruídos por la protección
de la ley; aquí, como en derecho romano, la vida del menor es vigilada por
Como quiera que sea, el dolo es una causa de anulación que opera por
los órganos creados y reconocidos por la ley, y también como en derecho ro-
medio de la acción de dolo o de engaño cuya duración está limitada a uno
mano, la amenaza de ·la sanción pesa sobre las combinaciones más o menos
o d::~s años 70 y cuyas consecuencias son siempre las mismas, principalmente
indirectas de aquellos que de acuerdo con el menor, quieran eludir la ley.
la destrucción de la obligación, accesoriamente la restitución de todo cuanto
las partes se habían entregado. En principio, todos los actos del menor son nulos, porque el "hijo de
Para terminar, haremos notar que la acción de dolo se da también con- familia no puede obligarse''. 77 No podrá, pues, ser compelido a ejet:utar la
tra aquel que ha hecho una liberalidad, 71 pero no es más que un medio sub- obligación que hubiere contraído antes de llegar a •-la mayor edad, y si la
sidiario. 72 Puede ser intentada no sólo contra el autor del dolo, smo también hubiese ejecutado, le queda todavía la posibilidad de: demandar la restitución
total •o para emplear un término más conforme al lenguaje consuetudinario
63 J. BotJTEILLER, Somme rurale, t. XX; Pratique de MAsuEa, pág. 318; Coustumes d~:Ánjou le restablissemanz. 7B Pero la restitución sólo puede demandarse en el año
et de Maine, I, II, t. XV.
1» Summe rurale, t. LIV, pág. 617.
65 Conuil de P. DE FoNTAINES, ch. XV, 2; Li11re de ]ustice et plet, 1, 111, IV, 1; Li11re 73 Li11re de justice et plet, 1, III, t. IV, 9.
des droi~ d dtr commar.demtns d'office de justice, 144. 74 Coutumes de Be<IU11disis, C. 34; Coust d' Anjou et du Maine, 1, II, t. XIV, 225.
66 Coustumes d'Anjou et du Maine, 1, II, t. XV. 75 Livre des droi~ et dts comm<~ndemens d' office de justice, C. l.
67 Conseil de P. DE FoNTAINES, C. XV, 5. 76 Somme rur<~le, C. LIV.
68 Summe rurale, t. XL. 77 Grand Coutumier de France, ¡;.,. III, t. IX; Livre de ]ustice et plet, liv. III, C. 'IX, 1:
69 Pratique de Masuu, t. XXIII: si 1'au11ois esté induit par le do/ tt fraude de qudqu'un ce qu'en l'<In /era o celuí quí tst non <1<1gé sera nul. Cfr. la muy a'.'tigua Coutume de Bretagne,
<1 luy 11tndre, u que sans son do/ je n'tusse you/u aliéner, le contrdct dt 11endition trt n~¡l. Mais .art. 84: homme et /<~rnme soub~ /'d.dgé de 11ingt et cinq m~ sont minours (Mpyens} et gien~ de
si le dol tStoi incidemiñent sur11enu au contratt, il ne seroit pour cela uproué ... religion qui ont mestre <1 qui i/s sont obbeissan~ et doi11ent ébéír, et homme et f<~mme qui ont
70 Es de des años para las Coustumes d'Anjou et du Maint, I, II, t. XV; el Li11re des pere, ne poyent contracter ne negotier o n:.l, ne o nulle qui tienge et soit de nulle 11<1lue, dUtrement
dro~ et des commdndtmens, d'office de justice, 159, y la somme ruralt, 1, XX; y de un año -que il est dit ailleurs sans auctorité de ceulx en qui poair ils sont.
para el LiYre de justice tt plet, 1, III, IV, l. ' 18 Coutumes d'Anjou et du M<~ine (liv. II, t. XVI, 224); Li11re des droi~ et des comman-
71 MEYNIAL, Note sur l'histoire du dol et de la 11iolence d<1ns les contults d<1ns notre dtKien
.demens d'olfice de justice (144); Grand cout. de Normdndie (C. XXXI, 1); Cout. d'Artois
droit, en Mél<~nges Fournier, pág. 538. (T. XXVII) y Somme rur<1le (t. XXI), hablan de la restitución, en tanto qiU! el Line de
72 Somme rurale, t. XL.
íustice et p/et (liv. III, t.), las C. de Beauvttisis (C. XVI}, hablan de restablecimiento.
PERÍODO FEUDAL 111
110 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
más bien el convenio, queda circunscrito al campo de las obligaciones que
siguiente a su mayor edad, y a condición de probar que había sido engañado
tienen el sello de la buena fe. 79
y que no había obrado con dolo. a) Las nulidades absolutas se expresan de una manera constante por el
§ 2.-EL DERECHO EscRITO Y LA TEoRÍA DE LAS NuLIDADES vocablo inutile: lnutile pactum est, unde nec actio nec exceptio nascitun 8 0'
De donde resulta que no es necesaria la declaración del juez, quien, por
En la misma época feudal, el derecho de las provincias que permanecieron otra parte no puede ser requerido, ya que en todo caso está prohibido recurrir
fieles a ·las instituciones romanas, pasó por tres fases sucesivas, cada vez más a la acción.
importantes después de los antiguos Brachylogus juris civilis et Petri Excep- Las fuentes de las nulidades están vinculadas -n:os dice el Brachyío-
tionis legum Romanorum, y tiene su primer renacimiento que se caracteriza por gus 81- , ya a la cosa, ya a una disposición de la ley, ya a la persona que
una parte, por la recepción del derecho de JusTINIANO en Francia, pero sobre se obliga.
todo, por la obra de lRNERIO y de todos los glosadores. Su carácter esencial
En la primera categoría se agrupan desde luego, las obligaciones cuyo
es la tendencia, manifiestamente CQCpresada, de someter el derecho romano
objeto es una cosa sagrada o pública, que dado el destino de la cosa, son
a una clara interpretación, a un amplio comentario en que las exigencias de
radicalmente nulas. 82 Encuentran cabida aquí también, las obligaciones cuyo
la vida práctica, no sean siempre descuidadas.
El segundo renacimiento. se inicia por el inimitable pensamiento de BAR- objeto es una cosa imposible tanto física como jurídicamente. 83
TOLO y de sus discípulos. Pué difundido en Francia por la hbor de los dia- La nulidad absoluta, es, igualmente, la sanción de los a~tos ilícitos e
lécticos y constituye no sólo un gran esfuerzo de resistencia contra la ofensiva inmorales; así, un testamento hecho sin las solemnidades ~puestas por la
antirromanista declarada abiertamente por el derecho consuetudinario, sino ley, es nulo. 84 En cuanto a los actos inmorales, la nulidad se manifiesta
un espléndido espectáculo de un víejo que se esfuerza, no obstante su pesada siempre a propósito de la causa y de los pactos sobre sucesión futura. 85 En
carga, por penetrar los arcanos de las realidades, dominarlas e implantar un efecto, en uno y otro casos, las buenas costumbres ordenan que la obligación
dinamismo siempre poderoso. inmoral no esté provista de acción ni sea ejecutada, y si no obstante la pro-
Dediquemos, pues, cuatro párrafos a: hibición de la ley, el deudor ha efectuado el pago o la donación, tendrá
l.-Las nulidades en el Brachylogus y el Petrus; la posibilidad de obtener la restitución, a menos que hubiere obrado turpis,
II.-Las nulidades en la obra de IRNERIO y sus discípulos; porque entonces in pari turpitudinis melior habetur CQnditio possidentis". 86
III.-Las nulidades según BARTOLO y su escuela; y Finalmente, la nulidad absoluta ejerce su acción sobre los actos de las
IV.-Las nulidades según la opinión de los dialécticos franceses.
79 Brachylogus jurír CÍYíles, lli, 1 áe obug.: contritctus autem est pactum, quod parít
attiont>m.
l.-Las nulidades en el Brachylogus y el Petrus 80 Brachylogus juris ciYilis, m, 2 áe oblig. 3.
81 Brachylogus juris ciYilu, m, 2 eod. tit. 3: inutile pactum est aliuá propter personam,
El Brach¡logus y el Petrus, son las únicas obras que han tenido el valor alíuá propter legem ináíctam pacto.
82 Idem, III, B á~t empt. et yená. 4: rerum autem diYini juris et quae aá publicum usum
de afrontar las leyes bárbaras. Y su mérito es tanto más grande, cuanto populi áestinatae sunt licet, nisi ex certis causis, nullum commercium fieri por;it. .
que sobre las ruinas del viejo derecho romano clásico, impregnado, aquí y 83 Idem, m, 2 de oblig. 4: Petri exceptionis, IV, 1 de stip. 57 (cfr. PAULO XVI ad Sab.):
sí stípuler ut iá fíat, quod natura fi~trí non conuáit, non magís obligatío conrístít, quam cum
allá, por las tímidas reformas de los post-clásicos, consiguieron resucitar stipulo, ut áetur quoá áari non pourt; nisi per quem stati, quo minus /acere iá porsit. lt~tm
aunque de una manera imperfecta, un derecho más joven, más claro y pro- quoá [eger fieri prohiben!, si perpetua causa seryatum est, cersat obligatio.
84 Petri exceptionis, I, 66 áe juris solemnit: quaeáam et plua in legibus recularibus et diYinis
fundamente penetrado de un sentido perfecto de la realidad. instituta sunt, quae solemnítas áesiáerant; ea ením, si sine solemnium obseTYatione /acta sint,
Ante todo, hay que hacer notar que los textos no h1cen ninguna distin· pro infectis et inutillis sunt• ••
85 Brachy/ogus, III, 2 áe f>«to 4; Petri exc. II, áe Pacto fut. sucus. 42.
ción entre el contrato y el pacto: el Brachylogus nos deja, asimismo, la im· 86 Brachylogus, m 2 eoá. tít. 4 y 5; Petri exc. II, 1 de qualit donat.
presión de que considera el pacto como el género, en tanto que el contrato, o
112 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 113

personas completamente incapaces. 87 El pupilo no puede obligarse sin la encuentra un terreno apropiado. Y si todavía se agrega que la rareza de los
autorización de su tutor; el pródigo interdicto, sin el conSentimiento de su textos había transformado el derecho romano en una nave sin timón y flotando
curador; todos, como el demente, están desprovistos del derecho de disponer sobre un mar agitado, no solamente por las incursiones del derecho consuetu-
de sus bienes, porque están, física o legalmente, privados :de razón, porque dinario, sino también del derecho canónico, no es erróneo concluir que arras-
su raciocinio no se funda en el equilibrio del sentido de responsabilidad traba penosamente su vida -no obstante la débil representación que le asegura
que constituye la clave de la obligación. el Brachylogus y el Petrus- hasta la aparición de la obra de IRNERIO. 91 En
Aquí se encuentran, pues, todos Íos elementos de la construcción clásica; efecto, a IRNERIO y a la contribución de sus discípulos -los doctores MAR-
aquí se comprenden casi las mismas reglas; se ve aquí la misma enérgica TINus, BuLGARus, ALBERICI y HuGES-, se debe que el derecho romano y la
sanción afectando ineludiblemente toda obligación que trate de salirse de legislación justiniana hayan vuelto al camino de su soberanía. A sus trabajos
la letra de la ley, o de oponerse a los imperativos formulados por la perpetua se debe que el pensamiento jurídico de Roma fuera, por primera vez, sometido
multiplicación de las buenas costumbres. a la prueba de la crítica. A sus esfuerzos, a sus investigaciones se debe que
b) Las nulidades relativas conservan, en todo caso, SllS cuatro causa$: se haya disipado el misterio qu!. reinaba en torno a numerosas instituciones
el dolo, 88 la violencia, 89 la minoridad 90 y la inoficiosidad .(testamento, romanas. Finalmente a la difusión de su trabajo, y sobre todo, a la del de sus
donación y constitución de dote). Hay que hacer notar que los textos, al sucesores, los post-glosadores, debe el Mediodía de Francia haber conocido los
lineatpientos de las leyes de JusTINIANO.
hablar de la violencia, reconocen a la restitución un triple efecto: llega prin-
Para tener, pues, una idea completa de la materia que nos ocupa, haprá
cipalmente a la rescisión del contrato; obliga en segundo lugar, al acreedor a
que captar, desde luego, el esquema del pensamiento de la Escuela de Bolonia;
restituir el precio; ordena en fin al deudor, restituir la cosa tecibida. El campo
a continuación, habrá que desprender las innovaciones y aclaraciones hechas
de acción de la restitución se extiende siempre a los actos d<Plosos, a los arran-
por los po~t-3losadores, para concluir con algunas observaciones generales
cados por violencia y a los consentidos por el menor de v~inticinco años. Se
sobre los caracteres del primer renacimiento del derecho romano, visto siempre,
entiende naturalmente que la excepción jamás ha dejado de servir de obstáculo naturalmen:e, a través de nuestra materia.
a toda pretensión tras la cual se oculten tales vicios.
En consecuencia, en el campo de las nulidades relativaS no hay modifica- a) Las nulidades según la Escuela del lrnerio
ción: los antiguos modelos conservan sin dificultad las líneas del pasado y se
dirigen discretamente con los mismos caracteres hacia el porvenir. En primer lugar se presenta la cuestión de la ley, de su importancia en el
campo jurídico de la sociedad y como corolario, la sanción que de ella se des·
H.-Las nulidades en la obra de lrnerio y sus discípulos prende. ¿Cuál es, pues, a este respecto, la concepción de IRNERIO y sus dis·
cípulos?
El Brachylogus y el Petrus sin embargo, son impotentes para resistir la Como puede comprenderse, la concepción de IRNERIO no es clara, oscila
efervescencia producida día a día por fas perturbaciones políticas del régimen en la misma confusión que la de los clásicos; confunde frecuentemente lo que
fe~dal. Por esto la lucha incesante entablada por el derecho consuetudinario es contrario a la ley con lo que se hace en fraude a la misma, y la confusión se
.!oXtiende igualmente en lo relativo a la sanción.
87 Brttchylogus, III, 2 eod. tit. 6: propter perwnam inutilem est actum, cum ea persona pacis-
citur, cui facis non licet, ut pupillus si promitat sine tutorem auctoritate: aut prodigus, wi En efecto, ¿qué otra cosa puede decirse cuando se examinan las afir·
interdictum est bonis, sine curatoris, aut si furiosus, qui consentire non potest; qui e>nim non maciones siguientes?: ca enim omnia que in fraudem legem gesta sunt
habet sensum, nec habet et consensum. Petri exc. I, 46, de minoribus.
88 Petri ei:c. IV, de ob/ig. per machinat, 61 (cfr. PAULO XVIII ad, sab.).
irrita sv.nt tam ipsa quarum eorum subsecutiva set ita demum in subsecutius
89 Idem, II, 6 de his quae met, caus. 1: si quis metu mortis aut cruciatu corporis rem suam uerum est, si perpetuo prohibita sunt, ut in ducenda uxore ea que Deo di-
alicui rendiderit, ut donal'erit, aut alio modo alitna"Ytrit, totum rescinditur, id, est, et pretit:m
reddatur, et res restituatur. 9I Sobre la oha de IaNERIO (1055-1130), véase E. BEsrA, {'Opera J'Irnerio, t. I., pág.
90 Petri exc. I, 47, de facit, min. 1. i7 y sgts.
114 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
PERÍODO FEUDAL 115
cata est, si autem temporaliam causem seruat, ut in preside et subiecta sibi cosa ajena, la falta del consentimiento de las partes, sea sobre la cantidad
alienatio in re minoris facta situe decreto, nam subecutiuum áus ualet, tú o !a materia del objeto, sea sobre las condiciones que pueden acompañar su
pignus a curatore in ae re datum. 92 obligación, y, sobre todo, encuentran lugar aquí, las condiciones imposibles,
Pero otros textos parecen gozar de mayor lógica, porque a propósito de la desprovistas de toda eficacia conforme a la antigua disposición: impossibilium
turpem causam se hace esta afirmación: cum quid contra leges fiat, quod ex nulla est obligatío. 99
eo ue! ob id subsequitur cassum est et inutile omnis enim turpitudo contra Después de esta sucinta exposición de las causas que determinan nece-
leges est. 93 Y agrega a continuación que todo contrato que tiene una causam sariamente la nulidad absoluta, nos falta preguntarnos ¿cuál es, en fin de
turpem, es ilícito, y como tal, ninguna obligación·puede engendrar. 94 cuentas, el carácter esencial de la nulidad absoluta, tal como resulta de la
Finalmente, de una manera todavía más precisa, sus opiniones están divi- ob~a de lRNERio?
didas en materia de estipulación y de pacto. 95 La validez de una y de otro La respuesta nos es proporcionada por esta frase que no necesita co-
está ligada al respeto de tres clases de condiciones, tomadas, indudablemente mentario: in summa ex his quedam adeo inutiles sunt que nullo modo con-
del Brachylogus 96: la primera especie es la referida a la persona de los contra- firmari possunt. . . licet enim pena eius facti nomine promissa est, tamen
tantes, o más bien a su capacidad de obligarse; la segunda, al objeto de su non valet nec convalescere potest, et ideo ipso iure denegantur acciones. 100
obligación y la teréera, a algunas condiciones de caracter mixto. En el capítulo de las nulidades relativas, no vamos a encontrar grandes
La capacidad de las partes puede no existir ya natural, o ya legalmente. 97 innovaciones. La escuela de Bolonia no rebasa el cuadro de sus prede-
El infante, el proximus infanti y el furiosus, están por naturaleza, desprovistos cesores, se conforma simplemente con introducir un p~co de orden. Bajo este
de razón, no pueden, pues, entrar en contacto con los elementos de una aspe:to, nos falta hacer tres observaciones:
relación jurídica obligacional. Igualmente, por efectos de la ley, aquellos que Desde luego el consentimiento había adquirido su verdadero lugar en
están excluídos del comercio jurídico -hace alusión a la incapacidad civil la conclusión del vínculo jurídico, se habia por primera vez "de sus vicios
resultante de la capitis diminutio-, no pueden gozar de los beneficios del vinculados al nuevo término de promissionis qualitatem. 101 También BUL-
derecho contractual. GARUS tiene razón cuando lanza esta fórmula tan elocuente: consensum omnium
En cuanto al objeto de la obligatio, debe ser natural y legalmente po- contractum substantia est et quasi praecimus forma est. 102
sible: las cosas que no existen, las cosas sagradas o religiosas, las cosas afec- No.es sorprendente, pues, que el dolo, la violencia y la lesión, constituyan
tadas a un servicio de utilidad pública, están fuera del comercio jurídico. 98 causas distintas para solicitar, al lado de la minoridad e inoficiosidad, la
Pero al lado de este aspecto ilícito, la noción de cosas que escapan a los sanción de la rescisión, inclusive en los contratos de derecho estricto. 103
contratos privados comprende las cosas que son contrarias a "la equidad o En segundo lugar, hay que hacer notar que para la violencia, fuera de
a las buenas costumbres", a la cabeza de las cuales se encuentra el pacto la actio quod metus causa puesta en movimiento por el offitio judicis, la víc-
sucesorio. tima tiene todavía dos acciones 104: una actio in res, directa e íntimamente
Finalmente, en la última categoría hay que situar la estipulación sobre vinculada a la naturaleza del contrato que tendía a la rescisión de la obli-
92 IRNERIO, Summa Codicis (ed. Fitting), 1, 14 de legib. et constit. 7.
gación, ya que el consentimiento arrancado por violencia non est sponta-
93 IRNERIO, Questiones de iuris subtilitatibut (ed. Fitting), XXIII de cond. ob. t11rp. cdus. l. ne,1 10 5 y una actio in personam que le era concedida a fin de obtener la
9-~ IRNERIO, Quest. XXIII eod. tit. 2: turpitudinit nomine sunt inutilia aut quía id ipsum restitución de la cosa de manos de cualquier poseedor.
qt~od in contu:ctu ueritur illicitum est . ..
!•.> IRNERIO, Summa Cod. VIII de inutil. tlip. I; II, 3 de pactis, 6, 9. "'' BvLGARO, op. cit., regla CXLIV.
9ó Veáse Brachylogut, III, 2 de oblig. 3. !0° IRNERio.• Summa cod., VIII, 34 de inutil, stip. 2.
9; IRNERIO, Summa cod. VIII, 33 de contrah, stip. 5; W"ENERU, Summa lnstitutionum wm
!O! IR,.ERIO, Summa cod. II, 3 de pactit 8; cfr. CHÉVRIER, op. cit., pág. 31.
glouir Martíni, Bulgari, Alberici, Alíorumque (ed Gaudentius}, III, 19 de inutil stip. l. !02 BuLGAgo, Ad. dig. tit. antiqr<Í comm. regla, CXVI, ULP. ll ad. Ed.
98 IRNERio, Summa cod. VIII, 33 de cont. stip. 6; BuLGARUS Ad Digestum titulum de
103 hNERIO, Summa Ccd. XLI, do rercind, 'Yend. l.
diversit ugt~lis iurit antiqui commentariut (ed. Bekhaus), regla CXL, VIII; BuLGARUS, op. cit., 1o11 IRNERIO, S11mma Cod. II, 10, quod, met. causa 2 y 3. _/
regla CXLII, 3 ad Vite!lium. D5 BvLGARO, op. cit. regla CXVI ULP. 11 ad. Ed.
PERÍODO FEUDAL 117
116 NuLJpADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉs
A propósito del ilícito y del fraude a la ley, prevalece una atmósfera
Finalmente, IRNERIO fija la atención sobre lo que caracteriza a la nulidad obscura, porque en suma nos dice Azzo, los dos casos son simile in male-
relativa: la posibilidad de ratificar los actos que no son nulos en su origen ficiis. . . quamvis in nomine sit di.,ersitas. 108 Por esto, en tanto que ROGERIO
6
-inmo confirmatur posteriori consensu quod ab initio ratum non erat. 1° concede toda su atención a lo que se hace contra la ley, Azzo prefiere consa-
La obra de !RNERIO y sus discípulos no es, pues, una obra de revolución. grarla a los actos hechos en fraude. Pero en AccuRSIO que no quiere las
El problema de las nulidades es muy dificil, su construcción es demasiado soluciones equívocas, el problema vuelve al cauce de la lógíca y de la razón:
débil para resistir el peso de una crítica severa, la naturaleza de sus elemen- hacer algo contra la. .ley•. es no respetar su letra, y da el ejemplo de la ena-
tos es muy variada para no impresionar la prudencia de los maestros de la jenación consentida por el menor sin la autorización de su tutor y la apro-
escuela de Bolonia. Por ello éstos prefirieron sondear únicamente los aspec· bación judicial; hacer alguna cosa en fraude a la ley, es tratar de eludir,
tos superficiales, dejando los más profundos a otros espíritus más temerarios, por medios más o menos torcidos, lo que ha querido prohibir -no se trata
más ;.mbiciosos, más ávidos de penetrar los misterios de la filosofía jurídica ya de la verba legis sino de la mentem fegis-: es el caso de la venta por
romana. medio de interpósita persona en favor de un incapacitado. 1°9
b) Las nulidades según los post-glosadores Respecto del fraude a la ley, Azzo es mucho más concluyente. A su
modo de ver, hay tres dases de fraude: hay fraude de persona ad personam,
Se atribuye generalmente el nombre de "glosadores", tanto a !RNERIO y cuando por medios indirectos los esposos se quieren gra~ificar; hay fraude de
sus di~cípulos como a todos los continuadores de su pensamiento, a veces, contractu ad contractum (por ejemplo, de don. ínter vir et uxor, si sponsus),
incluso a BARTOLO y sus discípulos. Nos parece, sin embargo, que en la lista y· en fin hay fraude de re ad rem. 110 Así, la materia del fraude, después
de los sabios de la Edad Media, no solamente BARTOLo, sino también AccuR- de tantas dudas ha sido concretada en el principio: sensum non verba spectari.
sro, PLACENTINO, HuGoLINO, Azzo, RoGERIO y todos los demás que han se- Por otra parte, si sobre la distinción entre lo que es contrario a la ley
guido la tendencia de la interpretación íntimamente vinculada a los textos y el fraude a ésta, hay interminables discusiones, el problema de la sanción
-es decir la interpretación exegética-, iniciada por !RNERIO, pueden cons- se ha planteado de manera totalmente distinta, pues ya se trate de actos
tituir un mismo cuerpo no desde el punta de vista del método empleado, contrarios a la ley o de fraudes a la misma, en ambos casos se tiene un
sino desde el ángulo de la contribución, de la aportación a la materia de las conflicto con una prohibición legal en el cual la sanción es siempre la nulidad
nulidades. Porque si se examinan sus obras, se encontrará más concisión, más absoluta, cuyo cometido es asegurar y proteger el respeto a la ley. Bien lo
firmeza, más simplicidad en el lenguaje y en las expresiones para las cuales entiende AccuRSro cuando comprende a ambas en este término general: com-
IRNERIO había guardado frecuentemente una inexplicable discreción. Por otra mittere in legem. 111
parte, no sin razón el poderoso espíritu de AccuRSIO ha proyectado tanta luz Sobre los otros caracteres de ·la nulidad, nada hay que agregar, salvo
sobre la obra de CuJAS, que a su vez, se ha sentido obligado a testimoniarle la fórmula sugestiva de RoGERIO: quod contra legem factum est plane inutile
su más completa admiración. 107 Se notará igualmente el ptodigioso esfuerzo et pro infecto haberi. 112
de RoGERJO que quiere a toda costa superar a sus contemporáneos sin hablar, No podemos terminar estas observaciones sin insistir en que tanto IRNEruo,
naturalmente de sus predecesores. como sus continuadores, omiten referirse a los actos contrarios a las buenas
Por todas estas razones, a riesgo de repetir, pero igualmente, con el costumbres, sólo RoGERIO se contenta con subsumir el acto que tiene una
cuidado constante de reproducir mejor la evolución de nuestras instituciones, causa turpis, en la noción del ilícito. 113
hemos consagrado en forma especial estas cuantas líneas a los sucesores de
108 Azzo, Lectura siYe commentariuis in Codicem ]ustinianus; I, 14 de legib. et constit. 19.
!os primeros glosadores. 109 Accuas10, Codex ]ustinianis comentarii; I, 14 áe /egib. et constit. 54.
110 Azzo, op. cit., C. 1, 14 de legib. et constit. 23.
106 IaNERto, Questiones: IX quod. met. causa l. 111 AccuaSio, Codex just. I, 14 de /egib. et constit. l. .
107 CUJAS, ObserYationem: XII, cap. 16.-Accursium longe magis corona dona..erim, a quo 112 RooERIO, Summa Cod. (Bib/. juridique meáii awi, t. I); I, VII áe legibe. et constit. l.
t¡uidquid ayerrat Bartolus canae fictiones et aegri somnia Yidentur (se· ve bien que CuJAS no 113 ROGERIO, Summa Cod. I, VII de Legib. et constit. l.
<¡Uería mucho a BARTOLO).
118 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 119

En cuanto a la aplicación de las reglas arriba enunciadas, pertenecen social; sigue el ritmo de la sociedad, vive por y para ella, no puede pues,
en todo caso, a los tres capítulos que hemos visto, debiendo pasar cada una quedar al margen de sus cambios, y, sobre todo, no puede ignorar las ne-
por el tamiz de la ratione natura y de la ratione legem. 11 4 cesidades que los han provocado.
¿Y el capítulo de las nulidades relativas? Ahora bien, por una curiosa paradoja, no obstante su origen remoto, el
Sobre esta cuestión RoGERIO que parece haber sido un jurista de _grandes derecho romano al permanecer por encima de cambios políticos, ha vivido
recursos, lanza una afirmación que no parece hacerle honor. A propósito a través de los siglos sin cuidarse del estado de las costumbres de los pueblos
de la venta dice: rescinditur propter metum, propter dolum, propter pactum, que continuaban reconociendo su autoridad. Pero poco a poco se produjeron,
propter iniquitatem rei et propter legem non servatam. 115 A propósito de una resistencia aquí, allá una protesta, un profundo descontento más allá,
la rescisión debió emitir el último pasaje, del cual trataremos de desprender y esto bastó para impresionar la actitud de los comentaristas.
su pensamiento. Nadie ha tenido, sin embargo, el valor de hacer una crítica abierta. Ha
¿Ha querido entender que la sanción de la ley opera por medio de la sido necesario esperar el buen sentido jurídico y el gran espíritu realista
rescisión? Esto sería una flagrante contradicción con su concepción sobre de BARTOLO para ver al derecho romano sujeto a la prueba de la adaptación
la ley.
que reclamaban las nuevas realidades sociales. Y así ha iniciado su actividad
¿Pensó hacer alusión al fraude a la ley? Es muy posible, dado que bajo la égida de la reacción, pretendiendo al mismo tiempo darle la fuerza, el
sus reflexiones sobre el ilícito no contienen ninguna alusión al fraude. En prestigio y el dinamismo de antes. ·
todo caso, parece que ReGERIO cae en esta confusión por haber comprendido Si BARTOLO y su escuela estuvieron bien orientados es _cosa que no debe
bajo el mismo epígrafe el ilícito y el fraude. preocuparnos. Puede inclusive afirmarse en lo que concierne a su contribución
Estas son, resumidas, algunas ·observaciones que llevan la nota personal al problema de las nulidades absolutas y relativas, que ambas estaban referidas
de los continuadores de lRNERIO, a quienes hemos llamado, quizás impro- a la idea de la sanción. 116 Pero a este respecto hay una gran innovación:
piamente, post-glosadores. en tanto que la nulidad absoluta fija sus bases sobre consideraciones de uti-
Para concluir, echando una última mirada retrospectiva, nos falta decir lidad pública, la nulidad relativa se dirige ineludiblemente a la noción de la
que sobre la antigua fortaleza del pensamiento romano, se levanta nueva· sanción-favor concedida a una persona o a un grupo de personas, limitativa-
mente la antorcha de la sutileza y el progreso. Una vez más el esplendor de mente determinadas.
la civilización romana demuestra sus virtudes, una vez más el espíritu de La nulidad absoluta es, en efecto, el medio de coerción destinado a ase-
delicadeza imbuído en la vida práctica, vence y aspira a la majestad sacerdotal gurar el respeto de las leyes en que la prohibición afecta al interés general,
de otros tiempos. o para usar su expresión, a la utilidad pública.
Ahora bien, ¿cuál es su concepción sobre el ilícito y sobre el fraude a
III.-Las nulidades según los Bartolistas la ley?
El derecho romano fué objeto de numerosas críticas por parte de los co- Después de la Glosa de Accuas10, esta cuestión se orienta hacia la mis-
mentaristas por su proverbial inflexibilidad ante la perpetua multiplicación y ma solución: se "viola" la ley cuando no se respeta su letra, 11 7 se· comete
cambio impuesto por las necesidades que cada día se presentan en el desen- fraude a la ley, cuando aun respetando su letra, trata de eludirse su conte-
volvimiento normal de una sociedad. Puesto que el derecho es una ciencia nido. El fraude provoca, pues, un problema más delicado, más sutil, y por

lU Azzo, Summa Jomini; VIIÍ, rub. 154; núm. 4-12; ROGERIO, Summa CoJ. IV, XLI 116 BARToLo, 1, 2 C. de resc. 'YenJ. 4; 44; a propósito de la venta dice que puede ser
de contrah, empt. et "enJ. 1; VIII, XXI, de inutil. stip. 1; PLACENCIO, Summa Codícis, I, 14 qU471doqu~ ab initio jure nultus, quandoque 'l'enit rescindendus.
de legio. et constit. l. 117 BARTOLO, In prit114m partem Codicis commetJtarid; 1, non dubíum 5 C. dt legil•as et
115 RoGERIO, Summa CoJ. IV, XVIV de rescinJ, 't'enJ. l. const. 5: offendens /egem expresse, et ius 't'erba. facit contra legem.
120 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 121

lo mismo, más susceptible de error: el de saber si la intención de las partes tenemos como ejemplo la solemnidad: si falta en un contrato formalista, el
ha sido o no la principal causa. 118 juramento es impotente para darle eficacia. 124
La nulidad absoluta opera de pleno derecho. De esto resulta, y los
Agreguemos en fin, que el "committere in legem" será siempre el término
textos lo atestiguan, que ni el deudor, ni el acreedor pueden solicitar la anu-
consagrado para comprender de una manera general, el ilícito y el fraude:
lación, ya que uno y otro, están privados de cualquier recurso procesal: quod
committere in legem dicitur, sive quis facit contra legem, sive facit fraudem
nullum est, non rescinditur per restitutionem in integrum, porque "nullus
legis. 119
ipso jure nec datur actio ad rescindendum, cum ab ipsa lege rescindatur". 125
Pero, ¿de qué manera opera la nulidad absoluta?
Hay casos, sin embargo, en que la nulidad no puede operar por sí misma:
Es sabido que todo contrato, por su naturaleza, debe engendrar dos efec· en efecto, exis~en actos que tienen toda la apariencia de regularidad. Ante
tos esenciales: por una parte, debe crear una obligación a cargo del deudor, estos zctos, el espíritu práctico de BARTOLO no dudó en encontrar una solución:
y por otra, debe necesariamente, hacer nacer una acción en favor del acreedor dice que en tales casos a4nque el menosprecio de la ley no sea manifiesto, el
que le permita obtener, llegado el caso, la ejecución forzosa de su cré- acto no es menos vulnerable, porque afirma que la parte lesionada escudán-
dito. dose tras la protección de la ley, podrá siempre recurrir al juez a fin de iniciar
Y bien ¿un contrato celebrado con menosprecio de la ley producirá semejan- la instancia del jus dicendi nullum, y establece esta regla fundamental: quan-
tes efectos? doque nul!itas sententiae apparet manifeste, nullo extrinsecus. . . quando-
La respuesta es, categóricamente no. Porque "quod factum contra leges que nullitas sententiae non apparet ex re ipsa, nisi probatur extrinsecus,
est ipso jure nullum". 120 Pero todavía más, incluso si de perfecta bue- ut si esset lata minorem vel mortuum, quod non apparet ex sententia lata,
na fe el deudor ha cumplido su obligación, siempre será considerada como vel si contra infirmum ... tune debet praecedere cognitio de nul!itate, antequam
fuera de la ley y tratada como nula y como si no hubiese existido. 121 Y a sententietur iterum. 126 Ciertamente, esta interesante innovación no carecerá
que sólo hay un estado de hecho, resultado de la voluntad de las partes sobre de eco en Francia, a pesar de la introdu:;ción de las cartas de rescisión.
cuyos efectos gravita sin cesar la carga de la prohibición: .non prohibet subs-
En cuanto a la nulidad relativa, vinculada siempre a las mismas causas
tantiam contractus, sed effectus, et tune, autem prohibet obligatio, et nulla
-dolo, violencia, minoridad, lesión-, reviste cada vez más, el aspecto de
nascitur obligatio civilis, vel naturalis. 122 Además, lo mismo sucede aunque favor legal, pero de un favor que no tiene el carácter exclusivo que se le
el contrato haya sido acompañado de un juramento de las partes, no está atribuye actualmente, ya que ante los contratos de buena fe, da lugar, fre-
menos desprovisto de toda eficacia, ya que la ley está por encima de la vo- cuentemente, a la nulidad absoluta. Hacemos alusión al dolo que ha servido
luntad de las partes, como lo está también del derecho canónico: contractus de base principal a la conclusión de u11 contrato de buena fe y que entraña
prohibitus ratione publicae utilitatis non firmatur iuramenta. 123 A este efecto, la nulidad de pleno derecho. 127
Para llegar a este re~ultado, BARTOLO hace un razonamiento muy sencillo:
118 CYNO DE PISTOlA. Super Codice: 1, non dubium 5 C. de legib. et constit. rub. 3: ego
dixi modo, quod fraus fit legi, quando non fit contra 'Yerba, sed fit contra sententiam tantum, en un contrato de buerla fe la clave de la obligación es el consentimiento,
o para usar la fórmula de BARTOLO: fraus legi fit quando quis non offendit 'Yerba legi sed
o más bien, el acuerdo de las partes. Ahora bien, el dolo sobre la causa
mentern (1 non dub. 5 C. Legib. et const 6).
119 BARTOLo, 1, non dub. 5, C. de legib. et constit 7; PABLO DE CAsrao, in primam; Codicis misma del contrato, el dolo que es tan grave que sin él no se habría contra-
partern commentaria; 1, non dub. 5, C. de Legib. et constit 3 tado, entraña un error sobre la razón principal del consentimiento mismo,
120 BARTOLO, 1, non dub. 5, C. tít. 3; PABLO DE CAsTRo ídem (2).
121 PABLO DE CAsTRo, idem 3: quod. non solum id, quod Jactum est contra prohibitionem 124 BARTOLo, In primam Cod. commentaria: 4 C. si er. pet. 4, 13, 17: contractus qui reproba·
ltgis est nullum, et habetur pro non Jacto, sed etiam quiquid occasione illius Jactum est, 'Yel tur ratione solemnitatis probatoriae, non firmatur iuramento, si talis solernnitatis deficit.
m:utum, liut non sit contra prohibitionern nihilominus est nullum, et habent pro non Jacto. 125 BARTOLo, in sec. Dig. no'YÍ partern commen{. l, y de dolo malo 4, 3.
126 BARTOLo, l, 5 C. Quom et quand 7, 43.
122 PABLo DE CAsTRo, i&m 10.
127 BARTOLO, 1, 2 C. de dolo malo 7: quando doJus dat causam contractui bonae fidei,
123 BARTOLo, In cod. Comment. 1, iuris gent. § si paxiscor núm. 1 ff. de pac•. /oL 103, y. 1
contractus est ipso jure nullus.
si quis pro eo, núm. 8 § 9, ff. de Jideius 95.
122 NULIDADES EN EL TIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 123

lo que hace que en este caso no ~~pueda decir que hay consentimiento. En Pero la restitución ya no será posible si el ilícito o la inmoralidad han
consecuencia, el vínculo obligatori , no puede engendrarse. 128 viciado el acto jurídico, porque el antiguo principio "in parí causa turpitu-
Diferente por completo es la · tuación del contrato en que el consenti- dinis melior est causa possidentis" reemplazado a veces por "in parí causa
miento ha sido arrancado por viol ncia: se rige por el principio definitiva- turpitudinis cessat repetitio", estará siempre pronto a oponerse. Además, hay
mente admitido por la ciencia juríd ca de que "coacta -voluntas, sed -voluntas". que hacer notar que los canonistas, crearon otra fórmula: rr nemo auditur
Por esto, el único recurso que puede poner en evidencia el vicio que afecta propríam suam turpítudinem al!egans'', que parece estar incluída como las
la volunt:"d es la rescisión, la cual opera por medio de la restitución. otras, entre los medios invocados con carácter de excepción. Existirá ahora,
Hagamos notar, en fin, que para los barto"tist~, como para todos los un hábil principio de diferenciación: el in parí causa habrá de servir la causa
intérpretes de la Edad Media, el Jllroblema de la anulación judicial gravita de la posesión, o si quiere la causa de la seguridad de los contratos; el otro,
en torno a la restitución. 129 la causa del interés público que quiere poner el sello de la condenación sobre
Se recordará que el derecho ro ano clásico había conocido dos especies todo lo que sea contrario a la ley.
de restitución: la restitución simple pronunciada directamente por el pretor,
en virtud de su imperium, y la res itución por la cual sólo daba la fórmula IV.-Las nulidades según los dialécticos franceses
que abría el largo procedimiento de judicium rescisorium, a continuación del Los comentarios de los doc!:ores de la escuela de Bolonia no tardaron
cual el juez pronunciaba, cognita e usa, la rescisión del contrato. en penetrar en Francia, donde hallaron la misma acogida que en Italia.
Los bartolistas pretenden resuci ar estas dos restituciones, pero bajo un Pero su autoridad poco tiempo después fué substituída por las obras de BAR·
aspecto jurídico un poco diferente por no decir no romano. La primera, TOLO y sus discípulos que continúan siendo estimadas en virtud de que su
pretenden encajarla en la restituti jure actionis que se manifiesta por la interpretación está inspirada, sobre todo, en las necesidades impuestas por la
acción de dolo, de violencia y de e ntrato (contratos de buena fe). La se- multiplicación cotidiana de los negocios.
gunda restitución -la restitutio of icio judicis......:., es la supervivencia de la Ante esta doble perspectiva, los dialécticos franceses prefirieron seguir
antigua restitución que requería las os fases de la in jure e in judicium, reem- un camino intermedio: sin descuidar lo que tenía claramente el sello romano
plazadas ahora por el judidum r: 'Scindens y el judicium rescissorium. 130 y sin sumarse al grupo de los reaccionarios -para usar la expresión de Cu-
Como quiera que sea, la anulación asegura su existencia sobre todo por la JAS-, ·representados por la escuela de BARTOLO, y oscilando ya hacia unos,
segunda forma de restitución que, después de haberse generalizado en todos ya hacia otros, constantemente rodearon sus trabajos de la ambición que
los países de derecho escrito, pasa a ~os de derecho consuetudinario. En suma, crea en silencio, del deseo manifiesto que anima la claridad, de la prudencia
por la restitución officio judicis y por la discriminación de las nulidades
1

que evita las deficiencias.


según el interés que las justifica, el 'pensamiento de BARTOLO fija definitiva-
Y por esto, en lugar de agitar inútilmente la materia de las nulidades
mente la teoría de las nulidades, fal como aparece después de entrar en
vigor la ordenanza de 1510. .:uyo campo de aplicación estaba bien definido, o de tratar de hacer discri-
minaciones innecesarias entre sus causas, se esforzaron, más bien, por poner
128 BARTOLO, 1, 3 C. de t'is. quae 1'Í 2, 2 ; 2 C. en evidencia el alcance que hay que conceder a cada elemento del acto ju-
129 Para más detalles sobre esre punto, eáse el estudio de G. RENARD, publicado en la
N. R. (año 1903) bajo el título "L'üiée e l'annulabilité chez les interprétes du droít au rídico.
M oyen·Age". El eterno conflicto entre el consensualismo y el formalismo adquiere así
130 BARTOLo, 1, 15 D. ex quib. cus, aj. 4, 6: quidam dicent jure actionis sub..enire,
asserentes rescissoriam statim eis rnersis dar . . . et fundant, se par legem fi. . . ubi innuitur un lugar cada vez más importante. El "díssensum" romano acentúa su in-
quod statim illi rescissoriae praescribatur, e go est nata Sed die quod ibi praescribitur hoc
est ejus natiYitas impeditur, sed currit tem us o/ficio rescindenti, hoc est beneficio petendi fluencia en el campo del do!o, de la violencia, de la lesión y de una manera
ustitutionem in integrum. Dicit ergo gloss ic, quod hoc est o/ficium judicis quod impetratur mucho más notoria en el del erro~, mientras que el formalismo al sufrir la
a praetore t'iYo, qui dat ustitutionem auth itate praetoris mortui. . • qua restitutiont habita,
intentabitur rescinoria. abolición de los antiguos ritos exagerados, obtiene un nuevo reconocimiento
PERÍODO FEUDAL 125
124 NuLIDADEs EN EL ANTIGua DERECHo FRANcÉs
ab initio. 135 A este propósito, hay que rendir homenaje a los dialécticos
al aparecer la insinuación. * En esta época el negotium enriquece su vocabu- fnnceses que supieror1 apropiarse una terminología verdaderamente romana.
lario con la fórmula tomada de BARTOLO -que hasta en la actualidad es el Hay que hacer no~ar, sin embargo, que la práctica francesa no siempre
punto de apoyo del acto formalista-: forma dat esse rei. A su vez el con- la respetó, basta citar el ejemplo de los actos contrarios a las buenas cos-
sensualismo encuentra una fórmula del mismo valor que en ocasiones privará tumbres. Después de haber afirmado que los actos inmorales jamás pueden
sobre la primera: trátase del principio que nos transmite LoYSEL: "solus convertirse en legítimos, ni por el Estatuto, ni por la costumbre, ni por el
consensum obligat". juramento, GuY DE ·I:A· PAPE nos transmite una decisión, aceptada más tarde,
La tesis consensualista halla un defensor muy hábil en PIERRE DE LA y en cuya virtud, la nulidad fundada en las buenas costumbres, sólo puede
BELLEPERCHE, que organiza la defensa a propósito de las condiciones impo- operar por la intervención del juez. 13 6 ¿No es esta la instancia del jus dicendi
sibles, y, como era natural, a propósito del error. nullum de BARTOLO?
En efecto, una condición impooible, nos dice, afecta mortalmente la Es interesante saber cuál era la conc~pción de b.s dialécticos sobre la
obligación que debía surgir de una estipul ción o de cualquier otro contrato: rescisión antes de la Ordenanza de 1510 que entrañó el desplome de la sobe-
ratio est, quia contractus habent fieri ex e nsensu contrahentium, si contrahas ranía del derecho romano.
mecum si coelum tetingero, ideo non vat'et 13 1 Pero mucho más preciso es su GuY DE LA PAPE nos dice que hay que distinguir en la práctica judicial
pensamiento a propósito del error, en qu dice textualmente: notabilis, quod francesa entre el rescindente, y el rescisorio.
qui errat, non consentit, sive sit contractus bonnae fidei, sive contractus stricti . Estas dos fases del procedimiento de rescisión las encontraremos tam-
iuris. 13Z Después de lo cual, pasa al aná isis de las diversas clases de error, -bién en una materia ajena a la teoría de la anulación, a propósito de la
adoptando el sistema romano. rescisión de la usucapión que puede afectar los bienes de quien al servicio
Por cuanto al formalismo, teniendo co~o _muralla la propia ley, goza, evi- del ejército, tiene la desgracia de caer prisionero en las filas del enemigo
dentemente, de más consideración. Al lado de la insinuación, medio de protec- y durante su ausencia, un tercero ha obtenido la prescripción de sus bienes.
ción para los terceros interesados, su autoridad se extiende a los actos del menor Vuelto a su país una vez libre podía recuperar su fortuna gracias al iudicio
y de la mujer casada. Ni uno ni otra pueden disponer sin asistencia y au- rescindens et rescisorium, que reduciendo a la nada la posesión del adquirente,
torización de las personas que tienen a cargo su protección: quod si statum aún de buena fe, !legaba finalmente a restituir al antiguo :Jropietario en el
disponat, quod mulier, vel filius familiam non possit contrahere, si contrahat ejercicio de sus derechos.
erit contractus inutilis qui contra legem celebratur. 13 3 En consecuencia, según El mismo procedimiento se usaba a propósito del testarr.ento inoficioso, de
la opinión de TIRAQUEAU, los actos del menor y de la mujer que no reúnen la donación y de la constitución de dote.
las formas legales, están afectados de nulidad absoluta. Pero sobre este Pero su dominio más apropiado fué el de la restitución total y con ella
punto, aún mostrándose favorable a la re~Ia "forma dat esse rei" que atribuye se presenta en lo sucesivo.
a los "doctores" que le han precedido, B¡4 TIRAQUEAU no es seguido por la ¿En qué consiste el judicium rescindens y cuáles son el fin y los resultados
mayoría de la doctrina. del judicium rescisorium?
Como quiera que sea, la nulidad ab~oluta sigue vinculada a su antiguo Por el judicium rescindens se obtiene la rescisión propiamente dicha del
lenguaje: nullus, inutilis, nullum ipso i re, nullíus momenti sunt, términos contra':o en que el consentimiento ha sido obtenido por dolo o error, sin ol-
más o menos sugestivos, resumidos en la órmula observada por todos: nullum vidar, se entiende, las obligaciom:s que lesionen al menor. 137 Por el judi-
cium rescisorium que nunca puede inte11tarse en primer lugar, la obl!ga:ión
* Registro
que otorga autenticidad a los acto! N. de los T.
rescindida tendrá por objeto la restitución de las cosas que las p;trtes han
131 P. Commentaria ad itrum Pandedarum quadragessimum tertium,
DE LA BELLEPERCHE,
XLIX, de act. et oblíg. VII.
132 P. DE LA BELLEPI!RCHE, op. cit., XLIV de t. et oblíg. LVI. 135 P.
DE LA BELLEPERCHE, op. cit., XLIX, de act. et ob/ig. VII.
133 TJRAQUEAU, Ex commentariis in pictonum consuetudines, sectio de legibus connubíalibus 136 P.
DE LA BsLLEPERCHE, op. cit., XLIV, de act. et oblíg. LVl
et íure n4turalí (Lyon, 1581), gl. IV "ne peut" ,6. 137 GuY DE LA PAPE, op. cit., q¡¡aestío CXLIII de íudicío rescíndens et rescíssorio 1.
13' TJRAQUEU, op. cit., gl. IV, num. 3.
126 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERE~:HO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 127

cambiado recíprocamente. Es obvio que si el contrato no ha sido ejecutado, una impenetrable confusión? 138 ¿Será necesario describir, igualmente, la
no hay razón para intentar la segunda fase. lucha que sostuvo para hacer triunfar la equivalencia de las prestaciones y
la noción de justo precio en la materia de derecho contractual? 139 Hay
toda una serie de acciones benéficas para el progreso de la ciencia jurídica
1 en general, y para el esclarecimiento de la teoría de las nulidades más par-
Para concluir, hay que hacer notar que la a cción de rescisión adquirió
ticularmente.
mayor importancia cuando el derecho romano per\dió su supremacía. Porque
Pero entra en contacto directo con nuestro problema, a propósito de un
después de la Ordenanza de 151 O se eoctendió también a los actos afectados
grave conflicto que va a comprometer su propia existencia: es la parte ne-
de nulidad absoluta. La solicitud de las cartas de rescisión, cada vez que
gativa, o si se quiere, su aspecto guerrero, el aspecto en que el orden moral
se quería recurrir a la protección de la ley romana, marcó el principio de la
está a la vez en divergencia y contradicción con el orden creado por el de-
crisis final del derecho romane. Su decadencia 'Se debió no sób al deseo
recho positivo.
creciente de poner al pueblo francés bajo la autoridad de sus leyes nacio-
En su origen el conflicto habría podido pasar desapercibido si el dere-
nales, sino en gran parte al hecho de que, empezando por BARTOLO se ol-
cho canónico no hubiera encontrado la resistencia tenaz de aquél a quien que-
vida cada vez más, el verdadero sentido de los textos romanos, se da rienda
ría desposeer. Porque, cuando el derecho romano arrastraba penosamente
suelta a su interpretación más liberal y tratando de rejuvenecerlo se olvida,
su existencia, el derecho canónico ·se esforzaba por extender, conquistar y
con o sin razón, el secreto de su supremacía de antes -la disciplina, que
dirigir las perspectivas del futuro, y puede decirse sin gran riesgo de error,
le ha dado sin excepción, los lineamientos de su c¡rden jurídico-, este es el
que implantó por algún tiempo, casi en forma exclusiva, su autoridad. Así
verdadero presagio de la muerte que se aproxima: ·
pues, precisamente en el momento en que la antigua Roma jurídica caía en
el olvido, cuando su disciplina amenazaba desplomarse, surge una nueva Roma
§ 3.-EL DERECHO CANÓNICO y EL PROBLEMA DE LAS NULIDADES
vivificada por el espíritu religioso, que a nombre de la misma justicia ideal quiso
Al lado del derecho romano y del consuetudinario, la época feudal hizo gobernar el mundo. Pero ¡ay! su supremacía no fué de larga duración, por-
florecer también un sistema jurídico que aunque gozando de menor consi· que sus exageraciones no tardaron en ser rechazadas por los representantes
deración, ocupa un lugar muy importante en la formación de la teoría de de la escuela de Bolonia que lucharon contra ella.
las nulidades. Para tener, pues, un cuadro compl1~to, no podríamos ignorar Se empeña una lucha sorda, enviando cada uno sus mejores argumentos
la contribución del derecho canónico. Sin enumerar todos los trabajos filo- a la contienda: el derecho canónico se atrinchera tras el juramento positivo,
sóficos que se esforzaron por elucidar sus secretos, sin comprobar en qué pone al frente la noción de la ilicitud con todo su corte jo de prohibiciones
más o menos vi.t1culadas al interés de la sociedad -justificación directa e
medida influyó sobre el aspecto moral del acto jurídico, queremos poner de
inmediata de su autoridad-.
relieve los medios que contribuyeron de una manera más o menos directa,
a la comprensión del próblema de las nulidades.
Desde luego hay que reconocer que el derecho cmónico imprimió al Es sabido que ya desde la vigencia de la Ley Sálica, el juramento era el
acto jurídico un aspecto más moral, una eficacia más cercana a la justicia y complemento indispensable de la fides facta. Pero lo era sólo en virtud de
a la equidad. Hizo, por así decirlo, lo que el jus gentium hizo respecto del sus propias cualidades, su prestigio era simplemente una cuestión de con-
derecho romano. Mantuvo las investigaciones del derecho natural, fomentó ciencia.
sus manifestaciones y aumentó en mucho su pres1:igio. ¿Será necesario re· Más tarde, cuando los teólogos le prodigaron su luz, se convierte en un
cardar que bajo su égida, la buena fe de los contratos consensuales recibe 138 CAPITANT, Cauu, pág. 137; CHÉVRIER, Euai sur l'histoire dt la cause Jans les obliga·
un refuerzo extraordinario? ¿Será necesario aludir también al relieve sor- tions, pág. 140.
139 Véase H. GARNIER, L'ldée du juste prix cht<. les théologitns et che~ les canonistes C:u
prendente que dió a la teoría de la causa que, hasta entonces se hallaba en Moyen·Age, tesis, Paris, 1900. ,
""'
128 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 129

verdadero contrato formalista puesto bajo el control de la Iglesia, y obtiene saco sin fondo en el que, al pasar los actos civiles, dejan todos sus defectos.
su emancipación, pudiendo por sí mismo engendrar relaciones obligaciona- Por esto, si el menor no puede obligarse civilmente, el derecho canónico asume
les; toma un lugar en la materia del derecho de las obligaciones, ya como su protección permitiéndole obligarse por juramento. 141 Por otra parte, pa-
complemento de otro contrato, ya como medio propio. ra escapar a la condenación de la ley laica en caso de que hubiera habido
El juramento promisorio -medio de obligarse sancionado y reconocido presiones físicas o intelectuales sobre el deudor, el acreedor no tendrá más
por el derecho canónico-, es un contrato perfecto desde que pasa p:Jr el que colocarse bajo la autoridad de la Iglesia. 142 Por el contrario el juramen-
tamiz de las palabras consagradas ( per Deum juro et sic me Deus ad jv.:vet); to es completamente impotente frente al dolo, sobre todo, cuando es la
y después, produce principalmente una obligación para con Dios y accesoria- base misma del juramento; el dolo afecta, ciertamente, muy de cerca el fun-
raente una obligación frente al acreedor. 140 De lo que se sigue que si el deu- damento de la moral para pasar .desapercibido. 143 En fin, conforme a una
dor no cumplía su obligación, incurría en una doble pena: era castigado, desde larga práctica, el juramento que de una manera más o menos manifiesta es
luego por Dios, porque al no. respetar su juramento cometía un pecado, y era contrario a las buenas costumbres, carece de eficacia. 144
castigado en segundo lugar, por el mismo acreedor que podía perseguirlo en He aquí todo lo que concierne al juramento en sí mismo. Pero mucho
ejecución ante los tribunales· eclesiásticos. Y si se agrega que estas oS liga- más interesantes son las innovaciones del derecho canónico •destinadas a
ciones eran imprescriptibles, se compren¿erá por qué los acreedores lo acep- frustrar las aplicaciones del derecho privado. Porque si con el juramento
taban. promisorio considerado como un medio independiente, la Iglesia cree ser
Sin embargo, hasta aquí nada hay alarmante. Nadie está obligado a te- conciliadora, hay una cuestión que· sólo afecta tangencialmente al derecho
ner más confianza en la palabra evangélica que en la letra de la ley civil. positivo. Si por el contrario, el juramento se agrega a un contrato civil con
Per:>, precisamente por su simplicidad, por la rapidez y sobre todo por la segu- el fin ·de garantizar mejor su ejecución, en otros términos, si procura confir-
ridad de la que había surgido, el juramento toma cada día la delantera a los mar y reforzar la obligación civil, implica una mezcla que podría entrañar
contratos de derecho positivo. La consecuencia más grave era que los tribunales consecuencias con relación al derecho privado, y, entonces, el problema cam-
laicos perdían gran parte de su competencia. Pero las cosas no habían avanza- bia totalmente. Por lo que surge la cuestión: ¿puede el juramento hacer
do demasiado para que se pudiera pasar al ataque. E! momen::J no se hizo desaparecer el vicio? ¿puede absorber en su condena o en su fórmula al vi-
esperar, porque el derecho canónico alentado por ei creciente reconocim!ento cio que desde el punto de vista civil, se opone a la eficacia del acto jurídico?
que recibía en todos sentidos, se aventura y sostiene la doctrina de que ei En una palabra, el juramento·c:onfirmativo ¿puede hacer fracasar las sancio-
juramento es, en sí, aun más fuerte que la ley. Esta tentativa le es fatal. nes de la ley?
Simula una equivocación y se retira, pero atacado el derecho po3itivo en lo La respuesta depende del punto de vista en que uno se coloque; afirma-
que tenía de más preciado, en el secreto mismo de su existencia, reacciona tiva si se admite la tesis canonista, negativa si se prefiere la doctrina del
después. La Iglesia dispone todavía de muy grandes recursos. Los juristas derecho positivo.
se incluyen en el index durante algún tiempo, pa~a empezar más tarde la
El derecho canónico sostiene, en efecto, que aun en los casos de jura-
ofensiva final. mento-confirmativo, la obligación nacida del juramento es la única que debe
Pero veamos más bien el razonamiento adoptado por los canonistas y
entend2mos al mismo tiempo, la respt:esta de tos defen.scres del dere::ho tenerse en cuenta, porque el contrato civil sólo tien'! un carácter acc~sorio.
privado. 141 SERAPHUS DE SERAPHINUS, De privilegii iuramentorum priv. LXXX, m, 3.
Adoptando toda la terminología romana, el d~recho canónico asume m:a 142 SERAPHus DE SERAPH!NUS, op. cit., C. 2 y 8, 15 X áe iure j. 11. 24:. Bassianus et
Tancreáus áicur.t quod iuramentum ~xtortum neminem ob/igat ex eo quoá dicit /ex: quoá
actitud hostil en relación con todos los casos de ineficacia, op:miéndoies la metus causa factum est ratum non habebo. Alanus et alii quiáem dicunt hic, quoá si is qui
autoridad del juramento que por intermediación de ia Igh:sia se convierte en iurat habet animum obliganái se sive aáimpenái obligatu; si non habet non obligatur. Communior
.est opinio et verior quod iuramentum metu, extortum est obligatorium, quia Yoluntarium.
-- --
140 Decisiones Cape!Lte Tholosd,ae, questio 182, núm. 7: cb/izatio áirigitur in Deum prin· 1!3 PANOR~IITANO, De privilegiis sut C. 28, X eoá. tít. 22.

cipaliter: ita quoá Deus recipit obligationum in favorem partís. Hl PANORM!TANO, op. cit., sur. C. 28, X, áe jure j. tit. 22, núm. 5.
130 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO FEUDAL 131

Esto significa que la nulidad del contrato no tiene ninguna importancia, la Mas el juramento tendrá efectos en los contratos simplemente anulables.
obligación encuentra su fuerza en la fuerza del juramento. Así, las obligaciones afectadas de una nulidad creada en favor de una per-
A su vez, el derecho privado es portavoz de una tesis completamente di- sona que la ley ha querido proteger, pueden ser confirmadas por juramento,
v~rsa: para éste el contrato es el fundamento, la verdadera fuente de la aun cuando la prohibición resulte de una ratione publicae utiíitatis secundario
obligación, constituye lo principal, en tanto que el juramento es el comple- como en el caso de la enajenación de un fundo dotal consentida por la
mento, lo accesorio; en consecuencia, si el contrato es nulo, el juramento mujer. 146
confirma la nada y no se le puede tener por eficaz. En segundo lugar, no produce efectos por sí solo tratándose de actos
Planteada así la cuestión, ha sido objeto ·&·numerosas discusiones, y solemnes: ratio est, itae solemnitas sunt introductae ob publicam utilitatem.
los puntos de vista han sido tan diversos que llegó un momento en que se 147 En tales casos, pues, la falta de forma lo domina. El caso de una esti-
creyó que no tenía solución. No obstante, se ha logrado hallar cierta solu- pulación realizada sin haber establecido la concordancia entre las preguntas
ción en la distinción que debe hacerse cuando se quiere conocer el verdadero que han cambiado las partes, sin que la pregunta del acreedor haya sido
fundamento de la prohibición legaL Mas para esto hay que tener en cuenta seguida de la respuesta afirmativa del deudor. Esta estipulación no tiene
que el mismo problema de las nulidades se desprende de las objeciones que ningún valor jurídico quía defícit forma quae dat esse reí. 148
le han sido formuladas durante el período anterior a la época de los glosa- También .la amenaza de incurrir en pecado queda sin efecto ante un
dores, objeciones agravadas por. las herejías de los canonistas. Fué necesario contrato nullus ípso jure ex defectum consensus. 149
el poderoso espíritu de BARTOLO que encontró en la teoría del juramento En resumen, el juramento no puede influir en nada en los contratos
una buena ocasión de verifi~ar las reglas que había formulado para la teoría nulos. 150 En estos la prohibición legal fundada en el interés general, goza
de las nulidades. de una legitimidad que se encuentra por encima de reglas postuladas por el
Su punto de partida fué, naturalmente, la importancia que debe conce- derecho canónico, su campo de acción es, en cierta forma, una 2:ona infran-
derse a una ley como medio destinado a asegurar con sus disposiciones el queable, y si el derecho canónico intenta invadirla, se expone a probar una
bien de la colectividad representada por el Estado, depositario de todos los vez más, cuán frágiles son sus virtudes. 151
derechos individuales. En la concepción de BARTOLO el Estado dicta dos
El derecho consuetudinario francés, f"'r otra parte, fluctuando siempre
clases de órdenes: unas cuyo origen está justificado por la salvaguarda del
entre la imprecisión y la diversidad, se inclina respetuosamente ante la teo-
interés general, o para usar su propia expresión, leyes ratíone publícae utili-
ría del juramento. Sus defensores SJll demasiado prudentes para luchar con
tatís príncipalís, y otras leyes ratione privatis utilitatis. Admitido este punto,
la Iglesia antes de terminar con ¿ derecho romano. Encuentran, además,.
lo difícil será elucidar el carácter de la prohibición, y es lo que trata de de·
una buena ocasión de minarlo, tuato más cuanto que uno y otro se han
mostrar. Valorándolas con la serenidad que le es característica, distingue
echado a cuestas la carga de servir el mismo ideal: la justicia por la equi-
las prohibiciones que se refieren a la materia de los contratos; determina la
dad y la moral, y esto, aun contra la coerción brutal de la ley. Es cierto
naturaleza del interés que las anima, y después de haber delimitado su cam-
que en la realización de este programa han olvidado frecuentemente con
po de aplicación analiza el juramento en todas sus manifestaciones para
notoria ligereza que la ley es el instrumento más adecuado para expresar
llegar , finalmente, a la conclusión de que éste no puede infringir las dispo-
el interés general, para asegurar el bien de todos, aun con el sacrificio de
siciones concernientes a la utilidad pública, por estar restringida su autori- los intereses egoístas.
dad a las que impliquen la protección de un interés privado.
He aquí unos ejemplos: H6 BARTOLO, idem, idem, 8 y 9.
147 BARTOLO, idem, idem, 13.
En primer lugar, el juramento no puede dar validez a un contrato con- 148 BARTOLO, idem, idem, 14.
trario a las buenas costumbres; un pacto sobre sucesión futura, y en general, H9 PABLo DE CASTRO, Auth. sacramenta pub/. c. si ooyerc. "Yend. 1; SERAPHus DE SERAPHJNUs,
todo contrato que persigue un fin inmoral es siempre nulo. 145 Priv. XL, 6.
150 SERAPHUS DE SERAPHINUS, op. cit., pri"Y. XL, 5.
H5 BARTOLO, In sec. partem Dig. oyet. lex 57 de .fidejus et manda 7. 151 ]. FABER, Ad lnstituta, I, 8, núm. 10.
NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS 133
132 PERÍODO FEIUDAL

Conviene hacer notar que en esta disputa en que el derecho positivo apa- el aspecto moral del derecho contractual; efectivamente, sea por la noción de
recía como la prolongación del orden político, en tanto que el derecho ca- causa, sea por la acción directa de la noción de justo precio, o por la atención
nónico aportaba la participación de la fuerza religiosa, el individuo estuvo especial que pone sobre el efecto del consentimiento, ayudó sobremanera a
a veces completamente desorientado, conmovido por los misterios del poder la comprensión de la teoría del acto jurídico.
divino, busca y toma el camino de la Iglesia, o amenazado por las prescrip-
ciones de la ley, se refugia en el templo de la justicia humana.
Como quiera que sea, el derecho consuetudinario adopta y reconoce sin CoNCLUSIONES
reservas los efectos del juramento. 15 2 Acepta que la obligación del menor
13
es válida desde el momento en que ha sido confirmada por el juramento. 5 Si actualmente se lanza una mirada retrospectiva a fin de tener una vi-
Se adhiere, igualmente, a la eficacia de la renuncia a una sucesión futu- sión de conjunto del período feudal, se comprobará sin esfuerzo que la
ra.154 Pero no es todo. Sus móviles lson de tal manera sensibles que se teoría de las nulidades continúa todavía c~n dificultad su infortunado des-
1

~ometen religiosamente aun al juramento que acompaña. a un contrato con- tino.


trario a las costumbres del país. 155 La noción de costumbre es muy frágil Envuelta algunas veces en la imprecisiJn de los nuevos términos que le
para poder afrontar la autoridad de la Iglesia. Por esto se busca más bien quiere atribuir el derecho consuetudinari sumergida generalmente en la
la armonía que no fué, sin embargo, de muy larga duración, porque una vez incertidumbre, la confusión y el equívoco que origina la diversidad de los
gana~a la lucha contra el derecho romano, el derecho consuetudinario se usos locales, flanqueada en forma consta te por las herejía¡s canónicas, se
vuelve con cierto orgullo contra su aliado de ayer. Como es natural, empieza refugia contínuamente al abrigo del pens miento romano que desgraciada-
con cierta prudencia. mente estuvo por mucho tiempo reducido a algunos haces luminosos disper-
Como primera medida se adopta la prohibición hecha a bs notarios de sos en la complejidad consuetudinaria.
recibir el juramento que tenga por finalidad confirmar un contrato nu- Se comprueba de esta manera, una vez más, que la ciencia jurídica, como
lo. 156 Ciertamente este sistema de atacar indirectamente, está lejos de mar- toda ciencia social, está sometida a las vicisitudes de la vida. No debe sor-
car un signo de predominio y sus defensores se dan cuenta muy bien ya que prender, pues, que precisamente en esta época en que la luz de la dvilización
no tardan en atacar en forma directa a la Iglesia, acusándola de haber arras- francesa inició la inolvidable floración que le ha valido el halagador califi-
trado su fuerza espiritual al atolladero de los intereses egoístas. Y la lucha cativo de "milagro griego", el orden jurídico se haya visto hundido en el
dió los resultados que eran de preverse, cuya mejor prueba es la Ordenanza círculo vicioso de la diversidad. Como quiera que sea, por esta misma diver-
de 1510. sidad el derecho consuetudinario pudo afrontar la resistencia de las antiguas
En resumen, hay que reconocer que aun cuando por sí mismo el derecho reglas romanas, y al mismo tiempo, lograr mantener la lucha contra aquellas
canónico no ha contribuído al esclarecimiento de la teoría de las nulidades, a pesar y por encima de la efervescencia dela que Francia fué teatro durante
ha tenido al menos el mérito de suscit;l.r la discusión en torno a la naturale- el período feudal.
za y al fundamento de la ley, y de abrir el combate en torno a la importan-
cia que hay que atribuir a las disposiciones prohibitivas; en una palabra, ha
provocado, m?.n~enido y facilitado la obtención de la noción del ilícito.
Reconocemos igualmente, que su iniciativa fué aun más provechosa para SECCIÓN TERCERA

152 La Coutume de Tolouse el Montpellier, reconocía el juramento como fuente de obliga-


coón (Art. 68) aliado del instrumentum publicum (Art. 70). A. TARDIF. le droit pri'l'é au XIII
El período mon~Írquico
siule d'apres les coultnnes de Toulouse et Montpellier.
153 PH. DE EÉAUMANOIR, Coutumes de Beauvaisis, C. XVI, 8.
15~ Le Conseil de P. DE FoNTAJNES, C. XV, 6. El período monárquico se caracteriza por tres hechos esenciales: la re-
!55 Thalamus par'I'US d< Montpellier (coutume de 1204), Art. 91.
156 Es-.tEIN, Le serment promissoire dans le droit canonique, N. R. H. 1888, pág. 335. dacción oficial de las costumbres, la influencia de Gaoc1o y la intervención
134 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS P E R í o o o M o N Á R OQ u re o 135

de la Ordenanza de 1510. En torno a estos tres puntos se desarrolla la teoría


que olvidar que en este trabajo de corrección la mayoría de los autores
de las nulidades.
fueron ante todo prácticos; estudiaron preferentemente el aspecto real de la
En efecto, la redacción oficial de las costumbres es la nota de orden en vida, de las costumbres y sólo abordaron el dominio de las especulaciones
el juego de la sanción. Porque una vez que la Costumbre recibió el sello de
teóricas con una manifiesta prudencia; estuvieron vinculados fielmente al
la legalidad en disposiciones teóricamente circunscritas, ya no se flota en la
pensamiento consuetudinario, respecto del cual, sin anticipar grandes promesas,
incertidumbre. La Costumbre de ayer reducida a la aplicación modesta que
quisieron expresar más que nada, su sentimiento de entera admiración.
le aseguraba la conciencia popular de un pueblo, de una provincia o de un
ducado, adquiere ahora la posibilidad de extender su horizonte, tanto por Desde el punto de vista de su evolución, el período monárquico puede
los trabajos de comparación de los autores, como por la reunión sucesiva de dividirse en tres secciones de realidades históricas refiriéndose cada una a
las decisiones jurisprudenciales. Aunque poco a poco se llega a una estabili· un siglo. Veremos pues, estos tres siglos, cada uno con sus caracteres
zación, a una interferencia en que la práctica tendrá siempre el cuidado de distintivos, su aportación y sus autores.
tomar la revancha mediante la abolición de las reglas que están, por su na·
turaleza, fuera de la línea de lo común. § l.-LAs NuLIDADES EN Los AuTORES DEL SrGLO XVI
Por otra parte, el derecho natural rompe el velo del olvido y simulando
una íntima colaboración, ya con los principios canónicos, ya con el derecho Aunque sometido a la discreción de las cartas de rescisión y a pesar
romano, se apodera abiertamente de la noción de equidad y prerende el lugar del esfuerzo de, DuMOULIN, de D'ARGENTRÉ, de CoQUILLE, de PAPON y d¿
que corresponde a éste en la teoría de las obligaciones. A tal propósito hay que tantos otros, el derecho romano ejerce todavía su soberanía, no bajo el
reconocer que su éxito se debió ~n gran medida, a GRocro, 157 quien por el despótico de ayer, sino por los lineamientos que había trazado ya a las
brillo de su inteligencia y por las fecundas concepciones de su espíritu siem· fuentes, ya a la naturaleza jurídica de las nulidades.
pre influyó, desde el Siglo XVI, en el razonamiento de los autores consue· Quedan reducidas, pues, a su antigua estructura y cada comentarista se
tudinarios. refiere a ellas con prudencia y esforzándose simplemente por darles un as-
En fin, el derecho romano con su antigua estructuración austera y refrac· pecto más o menos francés, por imprimirles, al mismo tiempo y en cierta
taria al espíritu renovador del derecho consuetudinario, es criticado por medida, el sello de su contribución personal, muchas veces a riesgo de incurrir
todos. Su tolerancia había durado mucho para no encontrarse con la oposición en confusiones y contradicciones.
de la reacción, su resistencia estaba muy enervada para escapar a la lucha
De todas maneras, la condenación que las cartas de rescisión implican al
tan deseada por los que se hacían eco del sentimiento nacional constante·
derecho romano sirvió como medio de emulación al pensamiento consue-
mente ultrajado por los vestigios de la autoridad romana; su inflexibilidad
tudinario: incitando las investigaciones, aumentando el deseo de los comen-
hizo surgir muchas protestas para no incitar a la insurrección aún a los re-
taristas de evidenciar la adaptación de los usos a las transformaciones inhe-
presentantes más moderados del pensamiento consuetudinario. Y la Orde-
rentes a la marcha cuotidiana de los negocios, reforzando la precisión de
nanza de 1510 tuvo el gran privilegio de poner fin a dicho estado de cosas.
toda la técnica del nuevo derecho nacido de la conciencia popular, en
Después, reducido a la protección de las cartas de rescisión, nada impidió
que el derecho consuetudinario se convirtiera en el único dueño de la vida perpetua ebullición y que a su vez proyecta sus luces sobre el desenvolvimiento
jurídica. En su horizonte se vislumbran las más legítimas esperanzas. Las jurídico del país. Este es el juego inevitable que impone el cambio automá-
tico de las costumbres en una sociedad viviente que aun inspirándose en el
obras se suceden con un ritmo más acelerado, y así, día a día, las expre-
pasado, a fin de comprender el presente, tiene su mirada fija en el porvenir.
siones confusas, embrolladas e imperfectas, se aclaran. Por lo demás, no hay
Este es el signo palpable de un organismo jurídico en evolución continua y
!Si Véase H. GROCIO, Le droit de ltt gu'Tre et de ltt paix. trad. de Barbeyrac (ed. 1625), oo-
la manifestación más evidente de una sociedad que por su propia experiencia
pág. 7. y con sus medios propios, quiere captar las bases del progreso.
PERÍODO MONÁRQUICO 137
136 NuLIDADES EN EL ÁNTIGUO DERECHO FRANCÉS

l.-Nulidades precisas y perpetuas


Dicho lo anterior ¿cómo presentan la teoría de las nulidades los autores
del Siglo }{\(!? Las nulidades absolutas derivan siempre su existencia de las mismas fuen-
Como es natural, la reacción se manifestará primeramente con la abolición tes, es decir, de las Costumbres y Ordenanzas, del fraude a la costumbre y de
de la terminología romana. Porque en efecto, es por· el vocabulario como la contravención a las buenas costumbres. Por lo demás, sobre este punto
se llega a nacionalizar una institución jurídica. Se encuentra, pues, en lugar el derecho consuetudinario imitó durante mucho tiempo a su antecesor, y
de la nulidad ab initio que antes expresaba la nulidad absoluta, toda una aquí el pensamiento de los bartolistas logró hacerse representar para siempre
serie de vocablos, o más bien, una serie de adjetivos, cada vez más poderosos: por el fundamento que había dado a la sanción de la ley, por la naturaleza
DuMOULIN nos muestra su preferencia por el de la nulidad "precisa y perpe- jurídica que había atribuído al carácter esencial de la nulidad: la nulidad
tua", 158 D'ARGENTRÉ prefiere el de nulidad "ex publicis causis" 159 para absoluta defensora del interés general.
t'
testimoniar su respeto a la teoría e BARTOLo; lMBERT consagrará, modesta- En principio se contenta con tolar tale qua/e las figuras del derecho
mente encubierta, la nulidad de de echo ,1 60 en tanto que CoQUILLE volviendo romano, y decimos en principio por ue a veces su empleo se aparta de la
su mirada a las obras anteriores se d cide firmemente por el de nulidad "precisa línea clara y precisa que les trazara los maestros de ayer. El mismo Du-
y absoluta''. l61 MOULIN cae en la nueva pendiente; ero mejor leamos sus propias palabras:
Por cuanto a la nulidad rela~iva, como lo desean todos, se vincula a non valet pactum impediens facultatem se liberandi.. • sed tale pactum
un término confuso: la nulidad c~usativa, porque -dice CoQUILLE-, "cesa nullum est, et improbum non solum propter fraudem usurarum, sed etiam
cuando la causa de ella cesa". 162 quia contra bonos mores: tendit enim ad fovendam malitiam fraudem et
1

araritiam, et sic ipso jure non valet. . . tune etiam quia contra publicam
Dentro de las observaciones generales, debemos incluir la atención de
utilitatem, cum publice intersit homines libros esse a debitis, et sic non valét,
que goza cada vez más el consentimiento, que se convierte en el punto
tanquam contra id quod publice interest. 164
central de la obligación, y por ello mismo, toma parte en el juego de las
De ello resulta que el pacto por el cual el deudor había contraído la
nulidades tanto para las diversas formas del fraude a la costumbre o a la
obligación de no pagar su deuda, tenía la fortuna de verse tres veces conde-
ley, como por su presencia exclusiva én cada pieza del engranaje de la rescisión
nado; es contrario a la ley de la usura; es celebrado, también en fraude a .
propiamente dicha. 163
aquélla, y, finalmente, es contrario a las buenas costumbres. Pero si el fraude
En fin, el derecho consuetudinario del Siglo XVI trata de establecer
puede aparecer en unión de las buenas costumbres, con todas las sutilezas
una nueva vía procesal para las nulidades absolutas, mediante el procedi- que le son inherentes, ¿no es exagerado invocar todavía la ilicitud cuando
miento de "declaración de nulidad". Al mismo tiempo, pugna por dar al ningún texto sancionaba la libertad de estipular una deuda perpetua?
procedimiento de rescisión mayor ~lexibilidad y simplicidad a fin de acelerar
Es verdad, por lo demás, que la j~risprudencia dió prueba de un mayor
la conclusión. espíritu realista. Obligada a penetra las combinaciones más variadas y a
investigar los móviles que se ocultan bajo la apariencia de la regularidad,
!58 Commentaire de l' ancienne coutume ~de Parir, sobre el Art. 114; Coutume de Sens, sobre distinguió claramente lo que es contra io de 1o que es en fraude a la costum-
el art. 110; Coutume de Poictou, sobre el rt. 225. bre o a la ley. Así, según una muy vieja costumbre, los esposos no deben
159 Commentarii in Patria Britonum le es, sobre los Arts. 214, 264 y 283.
aprovecharse el uno del otro directa o indirectamente. Para asegurar su
160 }AN IMBERT: Enchiridion, ou brief recueil de droit escrit, gardé et obser'Yé en Francé
(Poitiers 1559), pág. 86. aplicación, anula no sólo las liberalidades que el esposo haya hecho a su
161 Questions et réponses sur les Cous umes de France, q. C. mujer o inversamente, sino también aquellas que uno de los dos hubiere
162 GUY COQUILLE, Cóustumes de Nivernois, t. des droits de gens mariés, artículo lo.
163 Üi.ARoNDAS LE CARoN Responses du droit franfóis, confirmées par les arrestz des Cours 16~ Operae (ed. 1681), t. 11, tractat usu quaestio LV, núm. 385.
souveraines de la France et rapportées awc loux romaines. (1586), T. 1, pág. 94.
NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO MONÁRQUICO 139
138

realizado en favor de los hijos del primer matrimonio o en provecho de La causa final está estrechamente unida, además de a las secretas intencio-
los parientes próxímos, 165 porque, en un caso como en otro, la noción de nes del donante, al hecho que implica la participación de una persona extraña,
fraude está presente. Se puede citar igualmente, en el mismo orden de ideas, sin tomar en cuenta la aceptación del donatario. Hay causa final, nos
la donación por causa de muerte en que el cuantum se fije en la quinta dice PAPON, cuando hago donación a tal o cual persona con el fin de que
parte de la totalidad de la fortuna del donante; el fraude aparece, no sólo se case con tal o cual mujer, o a fin de que compre tal o cual bien. 173
cuando se haya rebasado la tasa legal, sino también cuando próxima la La causa impulsiva a su vez, deberá, articular el deseo del gratificante,
muerte, se haya usado la forma de un testamento con la esperanza de por el puro y simple concurso de la voluntad de gratificar. Y o le dono
poder disponer de todo el haber. 166 tal bien y se lo dono por ayudar a realizar su proyectado matrimonio, sin
En cuanto a los actos contrarios a las buenas costumbres, al lado del que quiera influir en nada en la elección de su esposa. 174
ejemplo clásico -el pacto sucesorio, al que ni el mismo juramento es eficaz Por otra parte, aun encontrándose en un período de pleno auge del
para hacerlo nacer a la vida jurídica-, 167 se han agregado muchos otros, consensualismo, la forma si bien reducida cada vez más al cuadro estrecho
entre los cuales hay que hacer resaltar, sobre todo, la donación hecha a la de la excepción, conserva la importancia que merece, tanto para las reglas
concubina antes de haber obtenido el divorcio de la esposa legítima 168 y la destinadas a asegurar la protección del menor, 175 como para aquellas rela-
donación que los esposos quisieran hacerse, porque "el amor conyugal debe tivas a la protección del disponente mismo, como en caso de testamento,
ser gratuito" nos dice PAPoN:I69 de donación y de insinuación " (en que el interés de los terceros es tomado
Sin insistir sobre la ge1;1eralización de la regla "no es válido donar y igualmente en consideración). En todos estos casos· "est pars intrínseca et
retener", 170 que tiene un 'lugar entre las costumbres más populares, deten· essentialis actus''. 176
gamos nuestra atención sobre las nulidades nacidas de la causa y la inobser· Para terminar, recordemos que el conjunto de las cosas ·fuera del co-
vancia de la forma. mercio jurídico conserva siempre el mismo aspecto, las mismas causas nacidas,
Pasando del simple enunciado del principio que nos proporciona Co- ya de la imposibilidad física, ya de la imposibilidad legal, sobre las cuales
QUILLE -"toda obligación debe tener una causa" 171 a los desarrollos que pesan dos reglas fundamentales: la antigua regla romana -impossibilium
PAPON ha tomado de BARTOLO y OoNEAU -el adversario de CuJAS 172_, nulla est obligatio-, y una regla nueva de no menor importancia: obligatio
rei no~ existantis, nulla est obligatio. 177
puede afirmarse que la causa se ha encaminado cada vez más, hacia los se-
cretos de la voluntad, explorando muy particularmente el dominio más pro-
picio, es decir, el dominio de las liberalidades en que se halla bajo dos
Dentro de estas mismas nulidades, O' ARGENTRÉ ha querido establecer
aspectos que, por otra parte, no difieren mucho uno del otro. Se trata de
una jerarquización a fin de esclarecer el problema de la prescripción basada
la causa impulsiya y de la causa final.
en un título nulo. Y su estudio de discriminación llegó a determinar los
165 CHARONDAS LE CARON, Responses du droict fran,ois,t. I, pág. 94. fundamentos de tres categorías de títulos en cuya ordenación da prueba de
166 GuY CoQUILLE, Questions et resp. sur les Coustumes de France, quest. CVXll. un espíritu artificioso. Habrá, pues, títulos inútiles,· títulos nulos y 'títulos
167 jEAN PAPÓN, lnstrument du Premier Not<tire (Lyon 1576), pág. 19; COQUILLE, Cous· malos o ilícitos.
turnes de NiYernois, t. de las don.aáones, sobre el art. XII.
168 jEAN PAPÓN, lnstr. du Premier Notaire, pág. 363. La prohibición consuetudinaria de
la donación a la concubina está reglamentada por el art. 132 de la Ordenanza icle 1629. 173 lnstrument du Premier Notaire, pág. 337.
169 jsAN PAPoN, op. cit., pág. 370.
174 PAPON, idem, pág. 337.
170 C()(¿UILLE, Cout. de Ni,., t. de las donaciones, art. lo.; PAPoN, op. cit., pág. 350. 175 D' ARGENTRÉ, o p. cit., sobre el art. 283, col. 1370.
171 COQUILLE, Cout. de Ni,., t. des exec. écriées, sobre el artículo 3o. • Véase N. de los T. pág. 124.
172 BARTOLO, L. 2, D. 395, De donat. 1: DoNNEAU, Commentarii de jure ávilis (6a. ed.), 176 DuMoULIN, Operae, t. III, L. 1, sed si mihi de verb. ob/ig. 40.
I, 7, pág. 372 y I, 8 pág. 250; cfr. CAPJTANT, Cause dans les ob/igations, pág. 160. 177 DuMOULIN, idem, t. IV, pág. 192, C. 2.
140 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO MONÁRQUICO 141

La primera categoría está constituída por los actos que no pueden gozar
ya por la protección de un interés privado. 181 De donde su conclusión
de la protección legal, ya porque su objeto sea ilícito, ya porque la obli- final: si se trata de una nulidad basada en la utilidad pública, la prescrip-
gación haya sido asumida por una persona incapaz, ya, en fin, porque el ción jamás podrá destruirla; si se trata de una nulidad causativa, la pres-
acto no haya pasado por el tamiz de la forma que la ley establece. 178 cripción estará suspendida en tanto que la ley lo haya querido.
La segunda categoría comprende los actos expresamente declarados nulos Como quiera que sea, es un hecho definitivamente admitido que la nu-
por la ley o la costumbre. Así sucederá en la donación entre marido y lidad absoluta basada en una causa pública jamás prescribe -tales contractus
mujer o en favor de alguno de los herederos presuntos o en provecho de expublicis causis nui'l{~;¡nt perpetua 182 et in totum nihili est quod fit, actus
un hijo incestuoso. Lo mismo sucederá en los títulos en que falte el consen- pro non factis nec dictiis habentur siYe nullo juris effectu. 183
timiento: el caso del pupilo, del furioso, del incapacitado y del dolus in Nos falta todavía un último punto: ¿la nulidad precisa y perpetua
causam contractui para las obligaciones de buena fe. 179 del Siglo XVI opera de pleJ derecho, o por el contrario es preciso que se
Finalmente, la última categoría consagrada a los títulos malos o ilícitos, declare judicialmente?
bien se ve, tendrá mayor pretensión, pudiendo comprender el ilícito las mis- El derecho consuetudinari rechaza enérgicamente el sistema romano que
mas fuentes de la primera y segunda categorías, porque cor~prende, por había asignado a las nulidad absolutas una aplicación automática. Estamos
una parte, los actos qui perpetua prohibitionis causa habent, y por otra, los de acuerdo en que había en éste, una sanción verdaderamente conforme al
título:; que publicae damnatur ob turpitudinem facit ¡et eas causas quibus !ex espíritu cerrado de la disciplina romana en que la ley era la emanación
reristit. 180 'directa de la voluntad del Estado. Pero el derecho consuetudinario no
¿Qué debe pensarse de esta clasificación? puede aceptar tal concepción, y no puede hacerlo, no sólo porque siente una
No creemos que haya tenido el alcance práctico que se esperaba: ¿a qué fuerte aversión hacia todo lo que lleve el sello del poder romano, sino por-
conduce, en efecto, esta especulación teórica, desde el momento que, de una que, en primer lugar, concibe la ley como la manifestación de h voluntad
o de otra manera, tras la nulidad se encuentra siempre la barrera de la nacional, y en segundo, y sobre todo, porque ve en la forma de hacer operar
utilidad -pública? Y D' ARGENTRÉ se dió cuenta perfectamente, cuando no la n~lidad por sí misma, una especie de anarquía jurídica. Sin contar con
sin vacilar, vuelve su mirada hacia la teoría de las nulidades de BARTOLo, que el conocimiento de la ley no es un privilegio de todos; considera que
af!rmando una vez más, que la nulidad absoluta está Íntimamente ligada a sirve mejor al orden jurídico si confía una parte del secreto de sus razo~a­
la causa pública; que la prohibición es el medio más apropiado para expre- mientos a los jueces, que tendrán a su cargo hacerla respetar de una manera
sar la preferencia del legislador, ya por la defensa de un interés general, más correcta y más eficaz. Por esto crea, también para las nulidades pre-
cisas y perpetuas, un procedimiento nuevo: el procedimiento de la declaración
178 B. D'ARGENTRÉ, Commentarii in Patrias Britonum leges, sev. consuetudines antiquissimí de nulidad, que en el fondo no es más que la generalización del antiguo pro-
cedimiento del in jus dicend~ nullum que BARTOLO había propuesto para
Ducatus Britaniae (ed. 1608), sobre el art. 266: inutiles universaliter vocant, qui jure clvile
non consistunt, sine propter inhabilitatem personarum minus idonearum ad contrahendum, sine
materiae quae in commercia non cadit, sine ex defectu solemnitatis a jure requisitae, sine los actos revestidos de una ap riencia de regularidad.
qttia [ex non assistit aut etiam resistit. His enim omnibus de cc:usis contractus corrunt sed
ef/ectu non uno. Como nos lo indica el té mino mismo, tenía por fin ofrecer al juez la
179 D'ARGENTRÉ, op. cit., ídem: nulli sunt, quos /ex, aut consuetudo, propter certas causas posibilidad de constatar, a consecuencia de una "demanda" de la parte in-
annulat, cuiusmodi sunt; donationes inter virum et uxorem con.stante matrimonio factae, aut vero
jure consuetudinario, in unum ex liberis coilatae, aut unum heredíbus praesumtis, aut vero spuriis teresada, que la ley había sido violada y "declarar" nulo el acto en cuestión.
et incestuosis et nefariis liberis. Sed el: nulli sunt in quibus consensus áeficit, cum in
consensu posita sit naturalium obligationum materia, quae si non subsistit nec contractus esse, 181 D'ARGENTRÉ, op. cit., sobre el art. 266, pág. 991.
md dici potest. Tales sunt quia a pupi!/o, furioso, demente fiunt, sine ir qui contrahit tales 182 D'ARGENTRÉ, op. cit., sobre el art. 283, col. 1368 y col. 1848: cum dicerent in totum
esse sciat, sine ígnoret, et quod. . . non eum sensum habet. Sed et in universum nul/i sunt nulla, nec ratificari, nec con/irmari posse; DuMoULIN, Operae, t. IV, pág. 98: ab initio nullum,
omnes bonae fidei contractus, quibus dolus causam dedit eleganter D. de dolo. non convalescit.
180 D'ARGENTRÉ, op. cit., idem, idem, 183 D'ARGENTRÉ, op. cit., sobre el art. 283, col. 1368.
PERÍODO MONÁRQUICO 143
142 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS

de quien lo había introducido en el vocabulario jurídico de las nulida-


En consecuencia, se trata de una simple constatación que le es demandada
des. 186
sin carta de rescisión, porque así lo establece CHASSENEU: quod nullum est
ipso jure rescindí non potest. 1S4 Este ·es el origen de la futura acción de Pero no basta formular teorías. Hay que comprobar si en la práctica
dan prueba de la misma simplicidad. No es el caso de la teoría de las nu-
nulidad que compartirá con la acción rescisoria, !a aplicación de la teoría de
lidades respectivas o causativas. Porque si se está de acuerdo en que el
las nulidades.
interés público implica necesariamente la presencia de la nulidad absoluta y
el interés privado la de la nulidad relativa, el problema más difícil es
el de saber -dado que todas las leyes tienen la misma fuente-, cuál haya···· · · ·
2.-Nulidades causativas o respectivas sido de entre ellos, el que sirvió de fundamento inmediato para la elabora-
ción de la disposición legal.
Hemos dicho que la nulidad relativa fué también objeto de nuevos es- A este propósito se nos presenta la cuestión de la nulidad de los actos
tudios. Y la primera cuestión a resolver, es la de saber cuál es su natura- de la mujer no autorizada, que fué planteada por primera vez aunque de
leza jurídica, cuál su fundamento y cuál el interés que justifica su consagra- una manera muy imperfecta por TIRAQUEAU, 187 pero que suscita mayor
ción legal. interés después del Siglo XVI, sin tener una solución aceptable.
La respuesta se dedujo siempre del análisis de las prohibiciones. Si para La discusión se desarrolla en torno a la interpretación ae la regla con-
las prohibiciones fundadas en un interés público, se preconizaba. como sanción suetudinaria, generalmente así formulada: "La mujer no puede obligarse sin
la autorización de su marido". Ah:>ra bien, esta forma ·de expresión estaba
la nulidad precisa y perpetua, p~ra las prohibiciov.es de favor, para las pro-
reservada normalmente para las prohibiciones de interés público. Además,
hibiciones destinadas a expresar la intención particular que el legislador con-
el caso de la. mujer se parece mucho al del menor que era sancionado con
cedía a una persona o categoría de personas, la mejor defensa era la nulidad re-
la nulidad absoluta. De esto se concluye, que debe aplicarse igualmente la ·
lativa que se llamaba nulidad causativa para significar mejor su naturaleza jurí-
nulidad absoluta a los actos de la mujer no-autorizada.
dica: "en tanto que se refiere al interés de aquel en cuyo favor se establecía la
Agreguemos, por otra parte, que el interés del problema se plantea so-
nulidad". Se le llama así, agrega CoQUILLE, porque su existencia está vincu-
bre un doble aspecto: si se admite la nulidad precisa, entonces toda persona
lada a la causa que la produce: ''cesando dicho interés, debe cesar también la
que tenga un interés legítimo, inclusive el marido, podrá hacerla valer; si,
prohibición. 185
por el contrario, se prefiere la nulidad causativa, entonces habrá que saber
D' ARGENTRÉ encuentra, sin embargo, que esta palabra no es la más quién es el protegido por la ley; ¿es la mujer, es el marido, o es la familia,
apropiada para dar a entender la naturaleza del interés protegido y por es decir los hijos? En consecuencia, si se trata de una nulidad precisa, será
esto p~me sobre el. tapete la nulidad respectiva, término que hará fortuna, imprescriptible, en el caso contrario, el favor se limitará al plazo de diez años
como lo vamos a ver, durante todo el Siglo XVIII sin llevar el nombre asignado a los casos de rescisión.
~ DuMoULIN no duda en optar por la nulidad precisa y perpetua y su
184 CoQUILLE, Coutumes de Niv. t. des croist et chaptels, sobre el art. XV: cuando se ~
demanda la declaración de las nulidades o reforma de un contrato usurario, o sospechoso de : actitud es tan enérgica que va inclusive a "censurar a quienes sostienen la
usura, no es .necesario obtener cartas reales en la Cancillería, porque las usuras están prohibidas ·. opinión contraria". 188
por las leyes francesas. Sobre la misma cuestión IMEERT nos dice que toda nulidad establecida
por la Coutume como el si padre u otro cual-1uiera prefiriera a uno de sus hijos o herederos pre- :
suntos en su herencia antigua, porque quien tuviera interés en los contratos susodichos podría, · 186 D' ARGENTRÉ, op. cit., sobre el art. 218, col. 656, núm 4 y sobre el art. 266, col. 1008,
sin carta del príncipe, demandar que fuesen declarados nulos (Enchiridion, pág. 88). B. DI! ·_- núm. 11 y col. 1009.
CHAsSENEU, Consult, ducatus Burgundiae (ed. 1543), Rub. Fol. 232, núm. 14. Véase igual- · 187 Tractatus de legibus connub, leg. 14 glos. 2 "no puede" núm. l.
mente PAPoN, Rec. D'arrest~ notables pág. 364. 188 DuMolJLIN, Comment. de l'ancienne coutume de París sous l'art. 114.
lBS CoQUILLE, Coutumes de Niv. t. des droits des gens mariés sobre el art. 2o.
144 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO MONÁRQUICO 145

CoQUILLE a pesar de la autoridad de que goza se declara partidario hay que obtener las cartas, no solamente para los procesos de restitución, sino
de la tesis de la nulidad causativa, fundándose en la Coutume de Bour- para toda nulidad romana, 191 sin distinguir entre nulidades ab initio y nu-.
bonnais (Arts. 169 y 171). He aquí en resumen los rasgos generales de su !lidades relativas. La imaginación popular, por otra parte, no tardó en ma-
razonamiento: 'nifestar su completa adhesión a una máxima verdaderamente plástica: en
Parte de una premisa muy simple 189: la mujer una vez casada, cae Francia no hay acciones de nulidad. 192
desde todos los puntos de vista, bajo la potestad marital. Ahora bien, el El uso de las cartas, advirtámoslo, conducía a toda una serie de modifi-
depositario de los derechos y deberes que de esto se desprenden, es el ma- caciones en que la estructura romana es cada vez menos reconocible.
rido. De aquí resulta que el marido es el único beneficiario de la nulidad En primer lugar, se asiste a la desaparición de la distinción entre el
ya que la potestad marital le corresponde en propiedad; además, nada im- dolo in causam contractui y el dolo incidental para los contratos de buena
pide que su autorización pueda ser posterior a la obligación. De lo que fe, porque desde luego, en uno como en otro casos, los efectos del contrato
resulta en segundo lugar, que disuelto el matrimonio por muerte o divorcio, serán destruídos por la rescisión. 193
desaparece la nulidad por desaparecer su fundamento. Sobre todo por este En segundo lugar, la generalización de las cartas entraña la confusión
último aspecto, la doctrina sustentada por CoQUILLE sedujo a los autores 1

1
de la restitución y la rescisión, ya que el problema se planteará siempre bajo
del siguiente siglo. Pero para el Siglo XVI, triunfó la solución de DuMou- . el aspecto de una simple acción de anulación. 194
LlN porque la mayoría de las costumbres se colocaron de su parte, 190 asimi- Finalmente, las críticas hechas, desde todos los puntos de vista, a la se~
lando el caso de la mujer al del menor. . paración de la acción de rescisión en las dos fases de rescindente y resciso-
Si en la apreciación del interés que sirvió de fundamento a la redacción : rio !95 ya por las trabas que significan en la marcha de la justicia, ya por
de la ley, se flota todavía en la imprecisión y la incertidumbre, en el campo la prolongación enervante del proceso, ya por los gastos inútiles que entrañan,
del procedimiento comienza a reinar un cielo cada vez más claro. Porque determinaron a los jueces a admitir su acumulación sin dificultad algun~. 196
una vez reglamentada la necesidad de las cartas de rescisión, una vez pre-
cedido todo procedimiento de rescisión de la obtención de las cartas, nad'l § 2.-LAs NuLIDADES SEGÚN LOS AuTORES OLE SIGLO XVII
impide a la acción de rescisión seguiJ: el camino que le fué trazado.
Pero esta vez se resolvió también una cuestión planteada después: ¿para Terminada la obra de redacción y reforma de las costumbres, el mundo
qué procesos hay que proveerse previamente de cartas de rescisión? jurídico del Siglo XVII, modera mucho la marcha de las investigaciones.
La respuesta es más difícil de lo que pudiera creerse, porque a menudo Da la impresión de que todo espíritu de iniciativa se limita respetuosamente
se hace una asimilación entre la rescisión y la vieja restitución romana, lo que
191 COQUILLE, Cout de NiY. t. des croists et chaptels. sobre el art. XV; lMBERT, lnstitutions
podría hacer creer que la necesidad de las cartas de la Cancillería debe con- Forenses (ed. 1563), pág. 151; PAPoN, ln-Burbonis consuetudines commentaria (ed. 1550), so·
formarse también a esta analogía~ Se solicitan las cartas, ,como se solicitaba 1

bre el Att. 19.


192 LoYSEL, Institutions coutumiéres, L. V., t. II, max. V; CHoPIN, Oeunes {ed. 1663),
antiguamente la intervención del Pretor. Y ésta quizá es la solución más t. Il, pág. 244.
natural. Pero los hechos se han encargado de de~ostrar lo contrario, pues 193 CHARONDAS LE CARoN, Res p. et. dec. (ed. 1637), pág. 595.
1~> DuMoULIN, Commentarii in Pariensis supremi Galliae Parlementi atque adeo totius regni
189 CoQUILLE, Cout, de NiY., t. des droits de gens mariées, a propósito del artículo lo. en que Franciae consuetudines principalis (ed. 1597), t. I, de fiefs 40: et hoc dummodo illa restitutio
encontramos estas líneas, a las cuales no podemos negar la belleza: en Francia, hemos estimado ve/ alienationis praecedentis per modum annihilationis; BART. DE CHASSENEU, Consuetudines
que el honor y pudor de las mujeres se conserva mejor con una honesta libertad, que con Ducatus Burgundiae (ed. 1543), Rub. IV (1 núm. 4); PAPON, Rec. d'arrestz (ed. 1566), págs.
una sujeción rigurosa, en la cual han estado y son tenidas en otras regiones. CoQUILLE, Quest. 362 y 364; CHARONDAS LE CARoN, Pandectes du droit fran(ois {ed. 1637) pág. 358.
rt resp. sur les Coust. de France, quet. C. 193 P. REBUFFE, T ractatus de restitutionibus et releYamentis in indiciis ad modum quotidia11us
190 Véanse las Coutumes de Paris (Art. 223), de Poictou (Art. 225), de Bery (Ares. 16 y el utilis, art. 1, g/. 1, núm. 34; art. 2, g/. 6, núm. IL
l7, el estado de las personas), de Sens (Art. III), de Bretagne (Art. 197), de Bourgogt:e (Art. 196 PAPoN, Rec. J'arrestz, pág. 363; lMBERT. Enchiridion, pág. 258; LoYSEL, op. cit., L. V,
424), d'Orléans (Art. 194 y 296). t. Il, max. XII; CHARONDAS LE CARON, resp. et. decís, pág. 596.
146 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
PERÍODO MONÁRQUICO 147
al análisis de sus textos, en que se encuentra el ambiente de cosa sagrada;
en la misma medida los estudios teóricos del siglo precedente agotaron el orden legal delimitado por las necesidades políticas de una parte, y por las
en cierta forma la materia, y por ello en esta larga expectativa, su reedicion necesidades sociales circunscritas en las diversas mmifestaciones de la vida
se sucede con un ritmo muy rápido. jurídica contractual, por otra. Es lo que hace DoMAT cuando intenta deli-
Pero esto no es todo. El menor auge del derecho consuetudinario parece mitar, tanto la esfera del primero, como la zona de influencia del segundo,
deberse a otra causa de mayor importancia: al renacimiento romanista mar- en torno a un término completamente nuevo en el vocabulario del derecho
cado por la contribución de la Escuela Histórica, encabezada por CuJAS. Des- privado: la noción del orden público.
arrollado casi en su totalidad en el campo jurídico. francés, el pensamiento En efecto, en su estudio consagrado a las leyes civiles, al fijar los prin-
de la escuela histórica se opone encarnizadamente a las tendencias renovadoras cipios que deben regir la materia del derecho de las obligaciones, después de
expuestas y practicadas por los bartolistas, profesando con una habilidad inu- afirmar que "las obligaciones tienen fuerza de •ley" para las partes, nos ofrece
sitada el retorno a los textos romanos, a los verdaderos textos romanos ante- una regla de un alcance innegable: puesto que todo individuo es miembro
riores a BARTOLO. No hay que olvidar que la reacción se produce en el de la sociedad en que vive y a la cual ha vinculado su suerte, "nada debe
Siglo XVI, pero no logra ejercer gran influencia sobre sus contemporáneos, emprender que afecte al orden público". 197
a pesar de la autoridad de CuJAS. En cambio su obra prueba su gran fecun- Pero, ¿dónde hay que buscar el orden público?
didad durante los siglos siguientes disminuyendo frecuentemente el fervor de DoMA T nos responde sin dificultad: el orden público debe buscarse en
quienes trataron de prodigar su· admiración a las ideas de BARTOLO. las leyes del derecho positivo, el orden natural en las de derecho natu-
Como quiera que sea, el ~iglo XVII se caracteriza por el escaso número ral y en los preceptos que constituyen las buenas. costumbres. En su con-
de nombres ilustres. Salvo aquellos que se inspiraron en el derecho romano cepción, unas y otras tienen un punto común: "todas las {)bligaciones que
-DEsPEISSES, MoRNAC, AuTOMNE y FRAN<;OIS·-, la mayoría se limitó a lesionen las leyes y las buenas costumbres, son ilícitas". 198 Y poniendo en
comentar las resoluciones de los Parlamentos, si bien el nombre de DoMAT, el mismo plano la ley civil y la ley natural, incluye dentro dei ilícito los actos
el único dotado de gran ambición creadora, domina todo el pensamiento contrarios a las buenas costumbres. ¿Por qué ha hecho esta confusión a sa-
jurídico de este período. Desgraciadamente, lo decimos desde luego, inclu- biendas? Parece que no es solamente para dar mayor fuerza, mayor lógica
sive él no pudo escapar a la influencia de CUJAS, abandonando el camino a la exposición de su sistema, sino además, para encontrar la razón de la
de sus predecesores y por ello, las ideas que expone sobre la teoría de las sanción que les acompaña, es decir, de la nulidad absoluta.
nulidades están a veces rodeadas de una incertidumbre desconcertante a pesar El problema de la sanción, a su vez, abre nuevamente la interminable
de su claridad de exposición y de su atractivo estilo. discusión en torno a la terminología más apropiada para expresar su con-
Lo mejor será, pues, tratar de obtener una vista de conjunto tanto tenido íntegramente. DoMAT encuentra la ocasión de demostrar su perfecta
desde el ángulo teórico, como desde el práctico, es decir, jurisprudencia!, a
1 ortodoúa respecto del derecho romano clásico, al hablar de los contratos
~
fin de comprobar en qué medida los destinos de la teoría formulada por j "nulos en su origen". 199 Sin embargo, los romanistas AuTOMNE, DESPEISSES
DUMOULIN, CoQUILLE, D'ARGENTRÉ, PAPÓN, y los demás han sid:> reali- y MoRNAC a quienes se suma más tarde JovET, se contentan con el simple
zados.
i
~
término de contrato "nulo" sin agregarle ningún atributo complementario. 200·
~
Debemos hacer notar, desde luego, que en el juego de las nulidades el 197 DoMAT, Les lois civiles dans leur ordre naturel, introducción.
198 DoMAT, op. cit., idem, lOa. regla; L. l. de los vicios de los contratar, t. XVIII, sectÍ'Y. "y
Gerecho natural se esfuerza sin cesar por poner el sello de su espíritu con- como hay dos chses de leyes, las que son de derecho natural y las que son de derecho positivo,
ciliador bajo la égida de la "razón natural" que tendrá la tarea de establecer hay también dos clases de contratos ilícitos: los que lesionan el derechl) natural y las buenas
ccstumbres, y los que son contrarios al derecho positivo".
un equilibrio, aunque relativo, entre la verdad y lo lícito por una parte, y la
moral y la equidad por otra.
Evidentemente que aun apreciando el orden natural, no se puede ignorar
1
1
1"9 DoMAT,
~00 AuTOMNE,
op. cit., L. 1, t. I, des conv. sect. V.
La coriférence du drcit /ranrois avec le droit romain (3a. ed. 1629), t:. I,
pág. 649; DESPEISSES, Oeuvres (ed. 1750), t. I, pág. 18; MoRNAC. Observationes in 'Yiginti
quator priores Libros Digesto um ad usum Fori Gaílici, L. N, t. IV. ULP. 16; N. JovET,
L~ doctrine des arrests tirée des dáers auteurs (ed. 1663), págs. 134 y 152.
PERÍODO MONÁRQUICO 149
148 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS

Por su parte Lurs LEGRAl'ID, LcuET y BRODEAU se adhirieron ~ás bien, falta o desaparece antes de la ejecución del contrato, la nulidad no dejará
al término de "nulidad por sí misma" 201 que muy bien parece haber sido tampoco de manifestarse. 20 7 "Pero para juzgar si la obligación tiene causa
desprendida de la fórmula general puesta al día por JuuEN PELEUS: "nul de o no, debe atenderse a las circunstancias". 20B Es:!) no quiere decir, sin em-
soy en son origine, en sa nature et substance", la que desde el punto de vista bargo, que trate de evadirse del acto de voluntad, porque el error estará
de la condena que de la misma se desprende, considera el acto como "nulo siempre allí para determinar su intervención. El caso de un heredero que paga
y sin ningún efecto". 202 Por su parte ARGOU y BLONDEAU adoptan la la deuda de su padre sin saber que estaba extinguida. Cuando obtenga el
"nulidad de pleno derecho", 203 en tanto que BARRAUD y LELET no dudan recibo del pago se -dará- cuenta de que pagó por error, y por consiguiente que
en seguir la concepción de CoQUILLE para la "nulidad absoluta", reempla-
zándola algunas veces por la "nulidad radical". 204 Es cierto que una buena
par~e de estas expresiones han sido adoptadas por la jurisprudencia; pero de
una manera general hace uso de la nulidad de pleno derecho, o bien consi-
l
..,,,,
la obligación no tenía causa o se fundaba en una falsa causa, tendrá el de-
recho de repetir lo pagado indebidamente. 209
La forma, por otra parte, conserva celosamente su lugar en el otorga-
miento del testamento, de la donación, de la autorización y del decreto nece-
dera al acto como "nulo del todo" o "dañado totalmente", 20 5 o en fin, se sario para suplir o comp1etar la incapacidad del menor y de la mujer casada,
contenta con decir simplemente que el acto es "nulo". La atmósfera de la casos en que sus bases deben ser respetadas "quae dant esse rei". 210 Y puesto
nulidad absoluta es tan rica y sus fórmulas son tan huidizas, que sería im- que la noción de la inoponibilidad está lejos de ser conocida, la nulidad
posible que tal o cual término fuera aceptado por todos los autores. Tarea tendrá igualmente la tarea de cuidar la insinuación * que desde un principio
qae córresponde al futuro. . ·se requiere respecto de los acreedores y herederos del autor de la liberalidad
En cuanto a la construcción interior de las nulidades, no hay mucho que Agreguemos que la corriente que iniciándose con DuMOULIN, veía la justifi-
deci~, a no ser que cada nulidad sigue sin obstáculo el camino del pasado, cación de la nulidad que afecta los actos de la mujer no autorizada, en la
con la terminología que se le da por cada autor, pero siempre provista de las protección de un interés público, crece cada día haciendo surgir a expensas
mismas distincion::s consuetudinarias o romanas, según su origen, conce&én- de la otra tesis, nuevas dificultades entre las cuales está la de saber si el
dose preferencia naturalmen~e a las de derecho consuetudinario. 206 Sin em- heredero puede hacer valer en juicio la nulidad de los actos de su madre.
bargo la causa y la forma son objeto de nuevas y útiles investigaciones. La respues:a no se hace esperar. Atendiendo a que se trata de una "nulidad
La causa desde luego se coloca cada vez más, en el lugar que le corres- radical", "el heredero los impugna por ser contrarios al derecho público
ponde en la teoría de las nulidades. AuTOMNE y DoMAT se ven obligados a -nas dice LouET-, en fra~.;de a la ley y a la Costumbre, y como tales, nulos
declarar enérgicamente que toda obligación debe tener una causa, porque si por sí e ilegítim:>s y aquel que los quisiera sostener, notoriamente obraría
de mala fe". 21 1 Sin prestar atención a la noción de fraude a la ley, que a
201 Lou1s LEGRAND, Les Coustumes générales du baillage de Troyes (ed. 1661), sobre el
art. 193, gl. 1, núm. 2; G. LoUET y J. BRODEAU, Recueil de plusieurs notables arrests donnez nu:stros autores se les dificulta tanto precisar, advirtamos una vez más, que
en la Cour de Parlement de París (ed. 1678), t. I, pág. 656. col. l. el proClema de la nulidad asignada a los actos de la mujer casada queda pen-
Z02 JULIEN PELEUS, Les actions forenses (3a. ed. 1607), pág. 245.
203 ARGou, lnstitutions au droit franrois (ed. 1692), t. II, pág. 500; CLAUD~ BLONDEAU y diente, ya que Loms LEGRAr-m se encargará de defender y continuar la opinión
GABRIEL GuEREL, ]ournal du P:alais ou Recueil des principales décisions de tous Parlaments et de CoQUILLE. 2 12
Cot!rs sottreránes de France (ed. 1755), t. I, pág. 10.
201 BARRAUD, Coustumes du comté et pais de Poictou, sobr-: el art. 225; }EAN LELET, Finalmen•e, en el mismo o!"den de ideas, hay que señalar la resurr~cción
Obrervations sur les Coutumes du comté et pays de· Pcitou (el. 1683), sobre el art. 225. Cfr. i
DuMOULIN, sobre el art. 110 de la Coutume de Sens. 2
~o¡ AuToMNE, o p. cit., t. I, pág. 649; DoMAT, op. cit., L. I. t. I, des conv. sect., v. n. 13.
20> LouET y BnooEAU, op. cit., t. I, pág. 608. J 3 DoMAT, op. cit., L. I, t. I, des conv. sect~, véase núm. 13.
¡
1
205 A est~ propósito. he aquí algunas líneas que nos dan BLCNDEAU y GuERRET para jus-
;:;-

~O? DoMAT, op. cit., L. I, t. XVIII, sec. 1, núm. 7.


tificar !a p:-ohibición de las don2ciones entre .el marido y su mujer, que a pesá.r del tiempo
210 BouGUIER, Arrests (ed. 1647), pág. 2.
tra:-tsc'...lrrido, son tan actuales ühcr:t como aye;:: la donación está proh:bida uporque si e1 miedo
rerturb1 e~ ah~1a y forza la vvluntld, el placC'r cc!TOm?e el corazón y seduce el es?íriru: el
:"acido obtend:ía !as donaóoaes por violencia y bs muj•rcs pcr habilidad". (T. II, pág. 6i1,
c.:~so~redo a bs sentencias dictadas entre 1679 y 1700).
1 • Véase nota •de las T .. pág. 124.
:11 LouET y BRODEAU, op. cit., t. I, pág. 656. col. II.
~i~ ]ULIEN PELEUS, op. át., pá¡;. 247; LoUET y BRODEAU, op. cit., t. I, pág. 606.

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PERÍODO MONÁRQUICO 151
150 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS

de la má,xima de CrcERÓN -quod nullum est, nu!lum producit effectum 213 - .


Aunque Íntimamente vinculada a la nulidad, la máxima es remozada, no para
imprimirle el carácter de sanción, sino simplemente para expresar la ame· En consecuencia, al terminar el Siglo XVII la reconciliación está a punto
naza que pesa sobre el acto nulo o si se prefiere, sobre los efectos queridos de captarse a los mejores pensadores. El derecho romano, aun teniendo que
por las partes. jAy de quien no se haya percatado que al reconocerle honor y sufrir la influencia de las órdenes de las cartas del Príncipe, se encamina
acompañarla de la aseveración consuetudinaria de que la nulidad absoluta lentamente hacia su resurrección. En la misma medida los autores fieles al
es una "nulidad de pleno derecho", se ha perturbado todo el sistema de las pensamiento consuetudinario, sin dar muestras de protesta, prosiguen su tra-
nulidades que apoyan su fuerza en el procedimiento de la "declaración de ba jo de verificación mezclado aquí y allá, de largas reflexiones y grandes .....
nulidad"! reajustes.
Este es, como se verá más adelante, el preludio de la nueva reacción ro·
mana que se acerca discretamente con las obras de quienes atendieron el § 3.-LAs NuLIDADES SEGÚN LOS AuTORES DEL SrGLo XVIII
llamado de CuJ As. En tanto que el Siglo XVI se inicia con la ofensiva consuetudinaria y el
XVII se sentía mejor dispuesto a guardar la calma de la reflexión y la ex-
pectativa, el XVIII inicia su actividad con una poderosa manifestación de
En lo que concierne a la esfera de la rescisión, conserva las mismas divi- colaboración y reconciliación. Se da cuenta de que la dominación del derecho
siones: el campo de las "nulidades de derecho", es decir, de .las nulidades romano no podía ser quebrantada, por haber comprendido la parte más impor-
absolutas de origen romano, y el campo de las causas que le han sido reser- tante del derecho positivo: la teoría de las obligaciones en que el pensamiento
vadas por la Ordenanza de 1535, Nada nuevo hay, pues, salvo que la acu- de Roma ha impuesto definitivamente su espíritu. Puede eludirse la influencia
mulación del rescindente y el rescisorio se practica en todas partes, 214 ori- directa sobre los hechos de la vida de los negocios; puede cambiarse el nombre
ginando así la simplicidad tan deseada y aportando al actor, la ventaja de de sus instituciones dándole uno en el lenguaje propio de cada pueblo, pero
poderse acoger ya al juez del domicilio del demandado, ya al del lugar en jamás se podrá destruír el sólido encadenamiento de su lógica ni la claridad
que se encuentran las cosas reclamadas. Es obvio ·que la acumulación del de sus fórmulas, ni la cohesión de los elementos que constituyen su razona-
rescindente y el rescisorio entrañará necesariamente la fusión de la rescisión y miento. Su técnica no es la mejor quizás, pero la simplicidad, firmeza, y
la restitución, o más bien, la desaparición de la restitución ante la particu- nitidez de sus principios le han asegurado la perpetuidad. En todas las
lar atención de que goza la rescisión. 2 15 partes en que penetró el genio romano éste ha quedado vivo, al lado de re-

l.
Al mismo tiempo la acción de nulidad extiende cada vez más su campo cuerdos históricos por la obra de su espíritu, de la que el derecho será siem-
de aplicación, limitando, en cambio, su duración a treinta años. 216 pre la más elocuente manifestación. Sustraído a la estrecha disciplina de
ayer, resistirá sin dificultad cualquier cambio de las costumbres, sabrá estar
acorde con cualquier deseo de novedad, pero cuidará de mantener intacta
~ su t~cnica. Los siglos transcurridos después de la caída del imperio y las
213 Louts LEGRAND, op. cit., sobre el art. 80 g/. 2, núm. 1: "La incapocidad de la mujer
difiere de la del menor en que en tar.to que é;te se haiia pr;otegido propter ill/irmitális vanas tentativas de reformarlo, son prueba de ello. Por esto, después de

1
aetatis, la mujer es declarada incapaz a causa de la cualidad de su marido de preeminencia la lucha sostenida con tanto ardor por los autores consuetudinarios anteriores
del hombre sobre la mujer, la que obteniendo su nombre y gra:odeza de la cualidad del marido,
no puede intervenir en el manejo de los negocios sin perjudicar y lesionar el honor y respeto al Siglo XVI, después de largos períodos de duda han seguido el llamado de
que la mujer debe al marido y la modestia propia de su sexo". CUJAS, tras el loable esfuerzo de DoMAT por demostrar que el abismo que
214 DESPEISSES, op. cit., t. I, pág. 838; Lours LEGRAND, op. cit., sobre el art. 139, gl. 11, ·~
núm. 31; P. HEviN, Consultalions et observations sur la Coustume de Bretagne, sobre ei arr. 272. j separa las reglas consuetudinarias de las reglas romanas no es tan profun-
~15 Lours LEGRAND, op. cit., gl. !, pág. 563: ''el uso común ha co:>.fundido !as pa!a!>ras ~ do, el Siglo XVIII sitúa fr<:nte a frente la "razón natural'1 , de la cual nos
restiti.lCÍÓn y rescisiónH.
216 HEVIN, op. cit., sobre el art. 297. hablaba 0oMAT y la rrr,·- ·~ita" cuyo más ardiente partidario fué el
152 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS PERÍODO MONÁRQUICO 153

Presidente BouHIER, 217 solicitando abiertamente una confianza recíproca y de la terminología. Afortunadamente, por un milagro inesperado las fór-
un sincero acercamiento para la realización de un sólo fin: el triunfo del mulas de ayer han desaparecido con la muerte de sus autores.
derecho francés. Esto no es todo, el hilo de las investigaciones teóricas es encontrado nueva-
De esta suerte se verá desfilar, en casi todas las obras, el cortejo com- mente y reemprendido; el análisis comparativo de los textos se vincula de
pleto de las fases romanistas comenzando por el derecho romano clásico, nuevo a los estudios más profundos; un movimiento verdaderamente científico
pasando por el derecho de JusnNIANO, por la contribución de la Escuela irne- ! se perfila cada vez más alentado, estimulado y sostenido por la atención be-
riana, en la que el nombre de AccuRSIO no dejará de llevar la corona de ! névola de D' AGUESSEAU.
elogios de CuJAS, hasta las discriminaciones imperecederas que BARTOLO hizo i
para distinguir las prohibiciones legales según el interés que les haya servido 1
~
l.-La nulidad absoluta
de fundamento. El resultado final no es difícil de adivinar: el derecho con- l El concepto de la prohibición relativa al interés público ha sido definiti-
suetudinario será invadido por toda una serie de máximas romanas de las
que la teoría de las nulidades será la primera en aprovecharse.
i vamente fijado en torno a la expresión de CoQUILLE: la nulidad absoluta.
El adjetivo "absoluta" es, en efecto, un término suficientemente amplio para
Después de estas palabras introductorias, trataremos de destacar los li- comprender todos los aspectos del interés general, es muy claro porque su
neamientos esenciales de la teoría de las nulidades tal cual nos es presentada contenido se entiende fácilmente, es muy completo por llevar en sí mismo
por los precursores del Código Napoleón, y de una manera tan completa todos los rasgos característicos, todos los elementos de la noción de nulidad;
como sea posible, a fin de determinar en qué medida fué adoptada por los es de tal manera sencillo que nos permite salir de la serie enervante de suti-
redactores del Código.
lezas q~e deformaban, a menudo, el pensamiento de los autores del siglo pa-
sado.
Adoptado sin ninguna reticencia por el presidente BouHrER que le in{prime

'l
Pero, ante todo, ¿qué debe decirse del papel de las nulidades? Esta el sello de su grande e indiscutible competencia, 219 aprobado enseguida por
cuestión apenas si merece plantearse, porque la respuesta se ha dado desde AuRoux DES PoMMIERS y DuNoD DE CHARNAGE, 220 fué difundido y gene-
hace tiempo: atendiendo a que la ley tiene por principal fin asegurar el ralizado merced a las colecciones de DENISART y GUYOT. 2 21
orden en el desarrollo de las relaciones contractuales, es obvio que la nulidad Hay que advertir que casi siempre la nulidad absoluta va acompañada
conservará su función; que será siempre el medio más eficaz para vigilar su 1 de un atributo complementario: se dice ordinariámente que la nulidad abso-
respeto con el mismo título que las sanciones penales. MERLIN tiene, pues, 1 luta es una "nulidad de pleno derecho". Tendremos ocasión de explicar su signi-
razón al decir que la "cláusula de nulidad" se halla sobreentendida en la for- 1 ficado, por el momento nos limitaremos a establecer el plan que vamos a
' segmr.
mación de toda obligación, ya que reputa nulo todo lo que es contrario a
una disposición prohibitiva. 218 Para captar mejor sus rasgos característicos, consideraremos la nulidad
absoluta desde un triple punto de vista:
Sin embargo, es interesante conocer la naturaleza de esta cláusula pre-
a) La nulidad absoluta vista desde el ángulo del interés público;
sunta, conocer su fundamento, en una palabra conocer la razón que ha b) La nulidad absoluta desde el punto de vista de sus efectos; y·
determinado su aparición. Y así, hénos nuevamente en el círculo vicioso ~ e) La nulidad absoluta considerada en su aspecto procesal.
~1 7 BouHIER, Les Coutumes du duché de Bourgogne (ed. li24), t. II, pág. 197: "nada ~19 BoUHIER, op. cit., t. II, pág. 333.
es más simple, ni más cómodo que recurrir al derecho romano, que es como el gran océano
de la Jurisprudencia, y en el que se encuentra un fondo inagotable de luz sobre toda clase
11 220 Auaoux DES PoMMIERS, Commentaire des coutumes du país et duché áe Bourbonnais
(ed. 1732), t. I, art. 171, pág. 237; F. DuNoo Dlj CHARNAGE, Traité de prescription de l'aliéna-
de dificultades". Por esto dicho autor lo considera cerno la verdadera "razón escrita". (T. II, 4 tion des biens d'Egliu et des diximes, sui-vant les droits civile et canon, la jurisprudence du
pág. 183). ¡ Royaume et les usages du comté de Bourgogne (ed. 1786), pág. 51.
~18 GuYoT. Repertoire universel et raisonné de ]urispr. T. XII voz "nulidad", pág. 248 (<:r- ¡ 221 DENISART, Collection de décisions (ed. 1771), t. III, pág. 469 GuYOT, op. cit., artículo
tículo de MERLIN).
1 sobre las nulidades escrito por MERLIN, t. XII, pág. 249.
154 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
PERÍODO MONÁRQUICO 155

a} La nuZidad absoluta y el interés público ser afectada ni franqueada por las combinaciones del derecho contractuaL La
ley no se doblega ante la apariencia de regularidad y su violación afectará
Del hecho mismo de que su base de sustentación sea el interés público, sin ningún miramiento todas las maquinaciones y corrupciones inventadas por
de que su principal misión sea asegurar la defensa de éste, derivan numerosas la práctica.
consecuencias que pueden reducirse a dos órdenes de ideas: con relación a las La nulidad a su vez, deberá velar incesantemente porque el interés ge-
personas que tienen derecho de hacerla valer, y con respecto a la duración de neral sea respetado. Por esto advierte a los terceros, al acreedor e inclusiv~
su existencia. al deudor, con la máxima: quod nullum est, nullum producit effectum, 226
Con relación a las personas que pueden haceria ·valer, es inútil decir que cuya eficacia es reforzada por la contribución de otra máxima de no menor
el interés público no puede estar mejor protegido que con la intervención de importancia: quod nullum est. non potest confirmari.
todos aquellos que tienen un interés legítimo que defender. Ahora bien, pues· En cuanto al acreedor más particularmente, el acto nulo en nada puede
to que la nulidad absoluta no puede salir del cuadro de la abstracción, todos beneficiarle, ya que la nulidad se opone al nacimiento de cualquier derecho
están de acuerdo en que su eficacia se realizará plenamente si a nombre del en su favor; no tiene tampoc:> ninguna excepción; su crédito no es más que
interés público, es puesta al alcance de todos. Por esta razón nos dice el Pre- un puro hecho que no puede ser confirmado ni autorizado. 227 Por esto
sidente BouHIER que podrá ser válidamente intentada "por toda clase de per- DuNoD tenía plena· razón d decir que la nulidad absoluta es una "nulidad
sonas" 222 "sin que pueda oponérseles que se prevalen del derecho de un radical". 228
tercero". 223 Igualmente, no tendrán que cuidarse del daño o perjuicio a car-
go o en provecho de una de .las partes contratantes o de cualquier otra persona e} La nulidad abso:uta y el procedimiento de anulación
más o menos ligada a los efectos de la obligación. Si tal es la situación, nada
puede reprocharse a DENISART que sustenta la opinión de que la nulidad Estudiemos ahora la parte más delicada del p!:oblema de las nulidades.
absoluta "es una nulidad popular". 224 ¿La nulidad abs:>luta debe o no ser declarada por el juez? El hecho de haber
tomado del derecho romano casi todas las fórmulas que constituyen el an-
Por lo que a su duración se refiere, la nulidad absoluta es imprescriptible
damiaje de la teoría de las nulidades, parece estar en pugna con la tesis afir-
puesto que su propio fundamento --el interés público-, no puede estar su-
mativa. Además, la nulidad de origen consuetudinario, es, a juicio de todos,
jeto a los límites de una duración cualquiera. Por otra parte, la regla cato-
una ·"nulidad de pleno dere:ho". ¿Debe conduirse que opera por sí misma
niana no hará esperar su aparición para ser aplicada: quod nullum est ab
y que el acto no debe sufrir el choq•.!e de la acción ni ser sometido a la fría
initio, tractu temporis conva!ecere non potest.
mirada del juez?
El lenguaje de los autorzs es tan conf:.:w, que tal conclusión sería me-
b} La nulidad absoluta y sus efectos 1 ludible.
La nulidad absoluta no deja de surtir sus efectos, ni respecto del deudor, i En efecto, qué sentido debe atribuiróe a las proposiciones siguientes: si
1
ni del acreedor; uno y otro han de someterse a los efectos que derivan de la se trata de una nulidad absoluta, di.:e DE:--nsAR.T, "basta alegar la nulidad
prohibición legal. Su acto -según la fórmula romana: ut ea quae Zege fieri para hacerla dedarar sin que sea necesario obte::1er las cartas de rescisión". 229
prohibentur, si fuerint facta, non solum inutilia, sed pro infectis etiam ha- Pero, ¿cómo invocarla, como excepció:1 o coma ::cción?
beantur (L. non dub. 5 C. de legib.) - , se considera "como no celebrado y Hay que recurrir a la jurisprudencia para encontrar la solución, sin ol-
no realizado". 22 5 Todos los efectos queridos por las partes, no escapan, vidar naturalmente, volver la mirada a los siglos preced~ntes.
pues, a la condena de la ley, porque la barrera establecida por ésta no puede
226 ]EAN~BAPTISTE FURGOLE, OetfHCS: t. II. Q~;esticr:s rcmarq:ubles 5UT !.:t matii;e des
222 Op. cit., pág. 333. dor.ations (ed. 1761), quest. 5, núm. !J.
~23 DUNOD, op. cit., ¡:ág. 51; MERLIN, op. cit., t. XII, pág. 249. :!~7. 0UNOD, op. cit., pág. 51.
228 DuNoo, o p. cit.," pág. 84.
22·1 DsNISART, op. cit., t. III, pág. 469.
225 BoUHIER, op. cit., pág. 333; MERLIN, op. cit., t. XII, pág. 256.
229 Op. cit., t. III, pág. 459.
PERÍODO MONÁRQUICO 157
156 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS

En el caso de un testamento nulo porque no ha sido escrito de puño y letra


del testador, o escrito por él, pero sin estar provisto de otra indicación que Si la Costumbre, las Ordenanzas reales y las buenas costumbres son las
haga saber que efectivamente se trata de un testamento, es indiscutible e principales fuentes de la teoría de las nulidades, guardianes del interés pú-
indudable el carácter de la nulidad. La Ordenanza de 1755 determinó con blico, no es menos cierto que a través de sus manifestaciones no ha faltado
precisión las partes necesarias para el otorgamiento válido de las disposiciones la inquietud de síntesis, la preocupación de agruparlas en categorías según su
de última voluntad. Es pues, una nulidad que apoya su fuerza en la ley carácter y según--la· ·importancia que adquieren en la elaboración del acto
nacional. Si se admite la tesis romana, habría que admitir que los testamentos jurídico. Es igualmente cierto que también en este punto el derecho romano
aludidos, están desprovistos de toda eficacia, sin que ofreciera ninguna utili- ejerce su influencia, porque al igual que ayer, las causas de las nulidades se
dad el recurrir a la acción. Ahora bien, la práctica nos demuestra lo con- referirán a los cuatro grupos que han conservado desde hace mucho tiempo.
trario: la parte interesada está obligada a recurrir al juez "para alegar y Habrá pues, nulidades referidas al consentimiento y al objeto de la obliga-
justificar la nulidad", 230 evidentemente sin estar provista de cartas de res- ción; nulidades cuyo fundamento será la causa de la obligación; nulidades
cisión porque, como decía CHASSENEU, quod nullum est ipso iure, rescindi originadas por la incapacidad de las partes; y nulidades derivadas excepcio-
non potest. nalmente de la inobservancia de la forma. Dejando a un lado el consenti-
Un segundo ejemplo: el artículo 137 de la Coutume d' Auvergne declaraba ~iento que se estudiará más adelante, al mismo tiempo que el error, nos
lo siguiente: "el menor nunca puede contratar sin la autorización de su cura- damos cuenta de que el objeto está regido ineludiblemente por el viejo
dor y del juez". Se trata en este caso de una nulidad absoluta de carácter principio de que todas las cosas que se encuentran en el comercio pueden
consuetudinario. Y la jurisprudencia tuvo que resolver sobre el carácter mis- servir para la formación de un vínculo obligacional. Pero en los casos en
mo de la nulidad. En una resolución de 16 de febrero de 1704 declaró que que la ley se opone, la nulidad debe entrar en juego en forma radical. Tal
era una "nulidad de pleno derecho", pero· que el acto del menor realizado sucede con los pactos sucesorios a menos que caigan dentro de los linea-
sin observar las reglas de forma, debía declararse nulo a consecuencia de la mientos del contrato de matrimonio. 233 Igual ocurre con la estipulación
acción de nulidad intentada, ciertamente sin cartas. 23 1 en favor de tercero, porque hoy como ayer, alteri stipulari non potest, e igual
En consecuencia, el verdadero sentido de la "nulidad de pleno derecho" respecto de la estipulación para sí mismo. Z34 ·
debe buscarse en su origen consuetudinario y no en el hecho de conceder Pero no basta que el objeto sea lícito. Es necesario, además, que sea
la acción de nulidad. naturalmente posible, porque en caso contrario, es aplicable la máxima impossi-
Pero ¿qué decir de los actos contrarios a las buenas costumbres? Admi- bilium nulla est obligatio.
tamos, por ejemplo, que la nulidad de pleno derecho por sí misma, tuviera Finalmente, el objeto debe tener, afirma PoTHIER, "un interés para el
el milagroso efecto de convertir el acto en la nada, cuando es de fuente con- acreedor, porque no hay que olvidarse que la obligación es, ante todo, un
suetudinaria o legal, pero en este caso, ¿dónde colocar los actos inmorales? vínculo jurídico que no puede dar nacimiento a una prestación de hacer o
Están sancionados también por b nu!idad absolu~a 232 pe.ro sus caracteres de no hacer", s~ el deudor no tiene temor alguno de verse obligado a cum-
rara vez se incluyen en las dispoúciones consuetudinarias o en las Ordenanzas. plirla 235 y este temor no puede exis:ir mientras falte el interés del acr;eedor.
Su atmósfera es, por otra parte, muy variable para constituir el objeto de Por cuanto a la incapacidad, se hace la misma distinción entre incapacidad
una legiferación.. Por esto, si la acción de nulidad no existe, hay razón en natural e incapacidad legal; la primera no tiene nada de artifiCial ya que
preguntar cómo puede obtenerse la aplicación de la sanción, porque en todo radica en un desequilibrio pasajero de la facultad de razonar -es el caso
caso, la presencia de la nulidad de pleno derecho no puede invocarse. No del loco y del idiota-, en tanto que la segunda resulta de las necesidades
creemos posible otra respuesta que la de la acción de nulidad.
233 PoTHIER, Traité des ob/igations, t. I, pág. 151.
230 AuRoux DES PoY.MIERS, op. cit., t. I, sobre el art. 86, pág. 131. 234 PoTHIER, op. cit., t. I, págs. 71, 74 y 88.
231 AuGEARD, Arrets, t. I, sobre el art. 46. 235 PoTHIER, op. cit., t. I, pág. 156.
232 BoUHIER, op. cit., pág. 333.
158 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS
p E R Í O D O M O N Á. R Q U I C O 159
sociales inspiradas a la vez en una legítima preocupación de proteger a los
débiles de espíritu -caso del pródigo-, o de preocupaciones políticas en trato de matrimonio, en la insinuación, * forma parte esencial en la conclusión
que el interés general conserva el lugar que le corresponde: -el caso de la del acto jurídico y va acompañada de la nulidad absoluta.
mujer casada-. Aunque considerada como "odiosa", 240 deja, sin embargo, subsistir cierta
En la primera, hay falta total de "uso de razón", 236 y por consiguiente, libertad. En efecto, sólo es necesaria "para los actos que significan dona-
nulidad, que no dejará de existir, si aquéllos que han contratado con el in- ción" 241 ; el restador por su parte tiene la posibilidad de elegir entre la forma
capacitado, no han tenido el cuidado de someter el contrato a la aprobación
J del testamento ológrafo, el auténtico y el místico, en tanto que la insinua-
i ción * está encuadrada en el límite de los cuatro meses. No sucede lo mismo
del tutor o curador. 237 '
.~
En la segunda, el sujeto no está privado de razón pero la ley justifica
;
'~
en el contrato de matrimonio, por no querer aparecer como despótico, y~· .. · . ·
1
su intervención bien para reforzar la estructura de la familia, bien para poner 1 que nadie está obligado a reglamentar su régimen matrimonial, en cuyo caso
a salvo de resultados desastrosos a quienes han caído en la pendiente de .~ es supletorio el régimen de comunidad.
la dilapidación y de la cual son incapaces de salvarse por sí mismos. Es i Mas cuando se recurre a la forma, entonces todas las piezas que com-
! ponen su engranaje deben reunirse porque cada una tiene su función en las
evidente que el pródigo goza de la nulidd relativa de la cual hemos hablado i
aquí sólo para tener una visión completa del problema de las incapacidades. garantías que derivan de la solemnidad. En caso contrario, la nulidad estará
Una situación muy particular se reserva a quienes han contratado en es- allí: "bastari decir al juez que examine y resuelva". 242 .

tado de ebriedad. ¿Pu~de decirse que la ebriedad permanente sea una causa Para concluir, en lugar de una recapitulación oigamos. las palabras de
de in:apacidad? Si va acompañada de gastos excesivos puede acudirse al CLAUDE DE FERRIER: "los contratos usurarios son nulos d~ pleno derecho para
procedimiento de interdicción. Pero, ¿qué decir del acto de quien se encuentra las Ordenanzas, y los celebrados por las mujeres sujetas ·a la potestad marital
por una sola vez en ese estado? ·¿La euforia de esos instantes le ha inhibido sin estar autorizadas, son igualmente nulos para las disposiciones de nuestras
por completo de la razón? ¿Puede un individuo en ese estado contraer vá- Costumbres. y por tanto, la autoridad del príncipe no es necesaria para
lidamente una obligación? anularlos". 243 Pero no obstante, hay que anularlos. 244
PoTHIER, lejos de admitir la tesis actual, cree simplemente que mientras
dura el estado de ebriedad, no es capaz para otorgar su consentimiento. 238 * Véase N. de los T. pág. 124.
2<0 DENISART, op. cit., t. III, pág. 471.
Pasemos al estudio de la causa. Dirigida cada vez más hacia los arcanos 2U jEAN·BAPTISTE FuRGOLE, Oeuvres, t. I, Ordenanza de Luis XV de 1731, ver el comen-
de la voluntad, acaba por imponerse como elemento indispensable para la tario sobre el art. 1o.
2<2 MERLIN, op. cit., t. XII, pág. 263.
validez de las obligaciones. Exige la intervención de la nulidad no única- 2<3 CLAUDE J. DE FERRIERE, Dictionndire de droit et de prdtÍque (ed. 1769), voz "nulidad".
mente para las obligaciones cuya estructura sólo es una falsa representación 2H La cuestión de la nulidad de los actos de la mujer no autorizada, no está todavía
resuelta, pero con el presidente BouHIER, tomó una nueva orientación que no carece de
de los móviles impropios que pretende ocultar, sino de una manera general, interés señalar. Dice, en efecto, que se trata de una nulidad ~~absoluta y radical", ya que
cada vez que se descubra que la causa afecta "la justicia", la "buena fe o su fundamento no es ni el interés exclusivo d.el marido, ni el de la mujer, sino que hay,
pura y simplemente, el interés de b familia. Este es el verdadero fundamento; ésta es la
las buenas costumbres", porque "toda obligación debe tener una causa ho- principal fuente. Ahora bien, ¿la familia no es un elemento esencial de la sociedad, no está
nesta" .239 vinculada directa e inm.edi.~tan1ente con los fines que la sociedad misma se propcnc ccalizar?
BoUHIER tiene pues, absoluta razón a! concluir: ((se debe considerar a estos actos er..tre los
En fin, la forma ha encontrado solemnemente sus fundamentos en las oue lesionan las buenas costumbres y la honesúdad pública; y que en consecuencü, según las
Ordenanzas de D' AGUESSEAU: en la donación, en el testamento, en el con- leyes (L. non dub. 5a. c. de /egib.) deben tenerse pro infectil'. BouHIER, op. cit., pág. 341.
Al razonamiento de BouHIER se quiere!l adherir también FuRGOLE, AuROUX DES PoMMIERS y
CLAUDE DE FERRIERE, porque para ell<>s también, la autorización es un elemento de fondo que
Z36 PoTHIER, Trdité des Obligdtions, t. I, pág. 63. ::
-:_; no se puede reempkzar Por esto une autorización dada ex post jacto .en r.ada pue.:Ie servir a la
Z37 GuYoT, op. cit., t. IX, pág. 446. '~1 validez de la obligación (lua es "nula de toda nulidad" (DENIS LE BRuN), Trdité de id commu·

¡
Z38 Trdité des oblig. I, pág. 64. ~ n.1uté entre mc:ri et femme, (ed. 1754), pkg. 193; vé3se FURGOLE, op. cit., t. I. art. 9, pág. 76;
239 PoTHIER, ídem, t. I, pág. 26, 52-54. AuR~UX_DE~,PoMMIERS, op. cit., t. r. scbre el att. 171, pág. 238: CLAUDE DE FERRIERE, op. cit.,
voz nulidaa •

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PERÍODO MONÁRQUICO 161
160 NuLIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS

en que, para las nulidades de las Costumbres, no era necesario proveerse de


2.-Las N u!ídades Relati-vas o Respectivas
cartas de rescisión, en tanto que para el dolo, la violencia, la lesión, el error
La protección del interés privado está confiada a la nulidad respectiva, y para las nulidades romanas eran indispensables las cartas, y pnr esta
o según la expresión de BouRJON, a la nulidad relativa. 245 .. circunstancia se llamaban "nulidades de derecho". 246
La nulidad relativa tiene pues, como misión sancionar todas las pro- Hay que notar que en el campo de la acción de resc!Slón, se trata cons-
hibiciones de favor; debe servir a los protegidos para reparar sus faltas, para tantemente de simplificar la confusión entre el rescindente y el rescisorio y,
condenar las maniobras de que han sido objeto por parte de las personas en consecuencia, entre la rescisión y la restitución al mismo tiempo. 247
de mala fe, para corregir las injusticias de que han sido víctimas, para evitar Pero, ¿cuáles son los efectos de la acción de rescisión, o si se prefiere,
los riesgos y perjuicios inherentes a su experiencia. de las acciones de rescisión?
Apenas si es necesario decir que por su carácter personal, la nulidad re- Puesto que, por su naturaleza misma, las acciones de rescisión deben ten-
lativa no puede ser invocada más que por las personas a quienes la ley der principalmente a la destrucción del vínculo jurídico, y subsidiariamente
expresamente la concede. Unicamente en su provecho ha sido creada, y en a la restitución de las cosas que las partes se hubieren eventualmente cam-
vista de su situación especial se ha adoptado la prohibición. De donde las biado, es innecesario decir que la rescisión actual, no es otra cosa que la
consecuencias siguientes: restitución romana de antes. Sus efectos siguen pues, el mismo camino, es
El acto anulable puede ser confirmado, la obligación que contiene puede decir, hacen volver a las partes a la situación anterior a la celebración del
ser ratificada por quien tiene el derecho de prevalerse de la sanción. • contrato, naturalmente con la suina de los frutos y rentas producidos, esta-
El deudor, aun teniendo en sus manos la destrucción de su obligación, blecida sobre la base de la participación de cada uno. La rescisión libera no
puede optar por la vía de la ejecución. Sin embargo, puesto que su elección sólo al deudor, sino también a todos los codeudores o fiadores quienes que-
no puede durar indefinidamente sin perjudicar el desarrollo normal y correcto darán liberados de la garantía por ellos otorgada. 248
de la vida jurídica contractual, debe saber que transcurridos diez años, no Sin embargo hay un punto un poco obscuro. Si la cosa ha sido entregada
podrá ya entrar en posesión de los bienes entregados en virtud de la obli- por nrios deudores y sólo uno solicita la restitución, por ej~mplo, por causa
gación viciada. Por el contrario, si todavía no ha cumplido la obligación, de minoridad, ¿cómo debe normarse la restitución? Supongamos, inclusive,
podrá en todo tiempo rechazar la demanda de su acreedor mediante la excep- que se trata de una cosa indivisible, por ejemplo, de una casa, o que aun
ción que no reconoce límites: quae sunt temporalia ad agendum, perpetUá cuando divisible, el comprador haya pagado la cosa para tenerla completa.
sunt ad excipiendum. La solución se busca siempre a través de las circunstancias de hecho.
En cuanto a los efectos de la nulidad relativa, se reducen a poca cosa: El juez es el único que tiene plenos poderes. Debe apreciar no solamente si la
fuera de la amenaza de la anulación, nada hay que agregar. El acto subsiste cosa es divisible o indivisible, sino también en qué medida el actor ha obrado de
plenamente hasta el momento de la anulación, tanto respecto de las partes, buena o mala fe. 249
como respecto de terceros.
Antes de terminar, haremos un resumen de las causas de rescisión:
El aspecto más interesante es, ciertamente, el del procedimiento de anu-
El dolo, desde luego, sólo puede entrañar la rescisión cuando va acompa-
lación. A este propósito hacemos notar desde luego que la nulidad relativa
ñado de las condiciones siguientes: en primer lugar, debe ser personal, es
puede intentarse por dos medios de anulación: para las nulidades de origen
decir, que las maniobras hayan sido utilizadas por quien contrató con la
consuetudinario se establece la acción de nulidad propiamente dicha, para las
víctima; en segundo lugar, el actor debe probar que precisamente a conse-
nulidades de derecho romano, sin tomar en cuenta el carácter que se les ha
atribuído y por las causas previstas en el artículo 46 de la Ordenanza de 1510, 246 DsNJSART, op. cit., t. III, pág. 469.
se da la acción de rescisión. La diferencia esencial que las distingue consiste 2H DUNoo, op. cit., pág. 190; DENJSART, op. cit., t. IV, pág. 282.
2~8 PoTHJER, Oeuvres, t. X, núm. 748.
219 PoTHIER, Traíté d<s ob/igatíons, t. I, núm. 287; Traité du contra/ de vente (ed. 1772),
24;¡ Le droít commun de la France et la Coutume de París, reduits en príncipes (ed. 1770), t. I. pág. 354.
pág. 392.
162 NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS CoNCLUSIÓN
163
cuencia de tales maniobras dió su consent1m1ento, que por consiguiente, las romano, se esforzó cada vez más por elaborar una concepción más simple,
maniobras fueron la base de su decisión: finalmente, el dolo sólo puede deter- más clara, más eficaz. Inspirada desgraciadamente, en un espíritu de reacción
minar la rescisión durante los diez años siguientes contados a partir del mo- contra lo que no llevara el sello francés, se ha prestado a transacciones que
mento en que fué descubierto. cuadran mal con la inteligencia del francés. Rebasando el principio de la
La violencia a su vez, es menos grave que el dolo, porque aun cuando acción de rescisión con la previa obtención de las cartas de rescisión, y
arrancado, el consentimiento, existe, coacta Vcllunt'as, sed l'oluntas. Preci- conservando al mismo tiempo una acción de nulidad sin cartas del príncipe,
samente por esta razón da lugar a la rescisión aunque haya sido ejercida provocó el más grande desarrollo en el juego de las nulidades.
por un tercero. Como quiera que sea, en vísperas de la publicación del Código, el esquema
Tratándose del error, Ía situación cambia completamente. de la teoría de las nulidades, es según lo hemos visto, muy claro, por lo
En realidad el error excluye el consentimiento, porque non videntur qt!Í que pueden destacarse fácilmente todos los elementos de su configuración. Los
erralit consentire. Por esto el derecho romano lo había clasificado entre las redactores del Código no ha11 tenido más que inspirarse en ellas y repetirlas
nulidades absolutas. El derecho consuetudinario, lo colocó sin embargo, en sin preocuparse de su origen. Es curioso sin embargo, hacer notar que no
el campo más modesto de la anulación, fijando claramente los límites de su quisieron usar el lenguaje de los comentaristas y de la práctica de los negocios.
influencia. Sólo da lugar a la iniciación del procedimiento de anulación La tradición había impuesto la etiqueta de "nulidad absoluta" y de ••nulidad
cuando recae sobre el objeto de 1~ obligacíón, o sobre sus cualidades esen- radical" para las nulidades derivadas de una ley fundada en preocupaciones
ciales, o sobre la persona que ha contratado con la víctima, a condición de de utilidad pública. Ahora bien, el Código no quiere usar dichas fórmulas;
que la participación de esta per~ona en la conclusión del vínculo, haya sido usa en cambio, las fórmulas aparecidas en el Siglo XVII: "nulo y sin ningún
la principal razón de obligarse "(sobre todo a propósito de! testamento y de la efecto" o "nulo de pleno derecho". La explicación debe buscarse en el es-
donación en que interviene el error sobre la persona). píritu de tradición que es uno de los rasgos caracteristicos del francés.
Finalmente debe afirmarse que desde el punto de vista histórico, la teoría
de los actos inexistentes, fuera de algunas leves semejanzas sostenidas por
el de~echo romano, nada tiene de común con la teoría de las nulidades. Es
CoNCLUSIONES

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1
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como lo veremos a continuación, de origen moderno, no pudiendo en manera
alguna, pretender el apoyo del pasado.
Después de haber examinado toda la historia de las nulidades, fáltanos ~

dirigir una mirada de con junto sobre su evolución.


Desde luego conv1ene notar que la teoría de las nulidades ha conservado
ij
siempre dos clases de sanciones según que se trate de una ley de utilidad d
pública o de una ley relativa al interés privado.
En segundo lugar, la nulidad a través de su evolución histórica siempre
i
',¡

ha apoyado su fuerza en la idea de sanción, destinada a asegurar el respeto ~

a la ley.
En tercer lugar este paralelismo de orden íntimo entre la naturaleza
de la ley y la naturaleza jurídica de la nulidad, nos ha dejado entrever sus
rasgos característicos: la nulidad y la ley son la expresión del poder público,
y por lo mismo, la duración de una y otra es ilimitada ya que tienen por fin
defender el interés de la sociedad.
En cuarto lugar, el antiguo derecho francés, a diferencia del derecho
j
1
-- j TITULO 11
t
1 La Teoría de los Actos Inexistentes

CAPITULO I
11 Evolución Histórica
¡
1 La teoría de las nulidades no es muy clara en el antiguo derecho a causa
' de la terminología tan variada. Por otra parte, a pesar de los esfuerzos de
los redactores del Código de Napoleón, del propósito de crear un sistema .
homogéneo, a pesar del deseo manifiesto de evitar un lenguaje que se prestara
a confusión, el Ordenamiento citado, hereda el mismo vicio y conserva la at-
mósfera obscura y turbia que en cierta forma se encontraba en la tradición.
La vigencia del Código hizo surgir además de la confusión del lenguaje,
otro defecto más embarazoso, más enojoso todavía; defecto nacido de la
imposibilidad de preverlo todo, consistente en la falta de sanción para algunas
irregularidades de gravedad excepcional, ante las cuales quedan sin efecto
las penas establecidas por el Código. La doctrina, como la jurisprudencia bus-
can soluciones más o menos aceptables; una y otra se echan a cuestas la
tarea de encontrar una solución para salvar el prestigio de la obra de Napóleón;
ambas se esfuerzan por poner siquiera de acuerdo la práctica con el pensa-
miento de los redactores.
La materia del matrimonio prueba esa falta de previsión. A este propó-
sito no debe olvidarse que el antiguo derecho sólo pudo ejercer su autoridad
sobre el aspecto material del matrimonio; el aspecto personal, el aspecto de
la celebración pertenecía de una manera casi exclusiva al derecho canónico.
166 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES EVOLUCIÓN HISTÓRICA 167

Era muy natural, pues, que la falta de experiencia civil se tradujera en ciertas tener muchas probabilidades de éxito, tanto más que la interpretación estaba
imperfecciones que la práctica cuotidiana revela después. ineludiblemente limitada a la letra de la ley.
El primer problema se plantea a propósito del matrimonio de personas Sin embargo, por un milagro imprevisto, el signo de la claridad se per-
del mismo sexo. Ni el Código ni la tradición se habían planteado este pro- fila en el horizonte al amparo de la razón, del buen sentido y de la lógica.
blema, por lo que es comprensible el embarazo de los autores para tomar Una vez má.s el derecho natural abre las puertas de la libertad; una vez
una decisión, sin olvidar las responsabilidades que le son inherentes. más sus principios colaboran con el derecho positivo. Más tarde se com-
Pero su dificultad fué todavía mavor cuando rodeado de cierto misterio probará si esta colaboración fué afortunada; por ahora contentémonos con
se plantea el problema del matrimoni~ en que uno de los esposos, aun te- decir que corresponde a ZACHARIAE el mérito de haber desprendido de la · · · · · · ·
niendo aparentemente el aspecto de su sexo, se descubre después que es im- razón los principios directores y la fórmula salvadora.
potente a causa de una deformación congénita. Ahora bien, puesto que el Las premisas de sus razonamientos dieron prueba de una sencillez .tan
matrimonio es, ante todo, una unión basada en relaciones de orden íntimo; atrayente que su conclusión no tardó en ser acogida y considerada entre los
dado, por otra parte, que la esterilidad total de uno de los miembros que más notables éxitos de la ciencia jurídica. En relación con el sexo de los futuros
deben formar el hogar conyugal podría engendrar combinaciones de orden esposos -dice-, la ley no tenía necesidad de referirse a él, no había razón pa-
ra establecer una condición más, puesto que dicha condición es obvia, es de la
inmoral, cabe preguntarse una vez más, ¿qué solución debe adoptarse para
naturaleza misma de las cosas; el legislador sin lugar a duda,. la supuso táci-
poner fin a tal simulación basada en la imperfección o insuficiencia del ser
tamente. Y el penetrante espíritu de ZAcHARIAE concluye en la inexistencia
humano? de tal matrimonio. .
Advirtamos que la solución no podía hacer abstracción de la regla tra- El matrimonio no es nulo, porque esta sanción no se encuentra prevista por
dicional, en cuya virtud en materia -de matrimonio no hay nulidad sin texto. la ley en ninguna parte, pero debe considerarse como inexistente, y la inexis-
En consecuencia, el matrimonio sólo puede ser privado de eficacia en los casos tencia puede fundarse en la presunción tácita del legislador.
determinados por la ley. De modo que es necesario encontrar alguna razón La elección del término fué, reconozcámoslo, verdaderamente ingeniosa.
que pueda vencer este obstáculo, en perfecta armonía aparente con las otras Es una de las raras fórmulas que llevan en sí mismas toda su elocuencia.
ineficacias previstas por la ley. Para decir que un acto es inexistente desde el punto de vista legal, no es nece-
Por otra parte, aunque se hubiera sacrificado la tradición fielmente vincu- sario empeñarse en largos comentarios. Esto es de la más clara y firme lógica.
lada a la práctica de las nulidades afirmadas en forma expresa en disposiciones Fijado así el punto de partida, la conclusión no es difícil de prever. La in-
de orden imperativo, para hacer triunfar la tesis de las nulidades absolutas vir- existencia tarda tanto en penetrar, que es necesario esperar mucho para cose-
tuales, esta solución no estaría acorde con las discusiones que acompañaron la char sus primeros frutos, pero es acogida después con una benevolencia mani-
elaboración del Código. Por ello los autores no quisieron aceptar la nulidad ab- fiesta por quienes conocieron las dificultades del problema. Por otra parte,
soluta, que por lo demás, era muy moderada para expresar la extrema gravedad fué tratada con una particular atención por aquellos que buscaban un punto
de estas irregularidades. Buscaron algo que se hallara por encima de cualquier de partida para las especulaciones teóricas más avanzadas, y unánimemente le
concedieron un lugar preferente en el campo de las nulidades, de manera que
obstáculo. Buscaron una sanción que se impusiera por sí misma, sin interven-
con todo derecho aspiraba a un destino cada vez mejor. ·
ción alguna por parte de la justicia y ante la cual toda combinación de las par-
Del matrimonio de personas del mismo sexo pasa con cierta modestia y
tes, se transformara automáticamente en la nada. En una palabra, trataron de
prudencia, al problema de la falta de consentimiento de los futuros esposos,
encontrar una sanción radical .en que la claridad y la ausencia de confusión
y se vincula sólidamente a la interpretación del artículo 146, en el cual DEMO·
fueran permanentes. LO:\IBE, primero, y LAURENT después, encuentran su consagración legal. El
Es necesario decir que ante la atmósfera tan embrollada que rodeaba cons- carácter enérgico del texto que establece que no hay matrimonio sin el consen-
tantemente el juego de las nulidades, la exigencia de los autores no parecía timiento, hizo innecesarios mayores esfuerzos para sentar sus bases. Después se
168 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES EVOLUCIÓN HISTÓRICA
169
obtuvo sin dificultad, la colaboración de formas indispensables para la cele- afirmar su parentesco con la nulidad absoluta vinculada al orden p¡íblico. No ·
bración del matrimonio. Hallándose bajo su dominio estas tres causas -la del se contenta pues, con las causas de orden racional y extiende su acción tam-
problema del sexo, la de la falta de consentimiento y la de la falta de forma-, bién a las causas relativas al orden público y a las buenas costumbres.
se convierte poco a poco en dueña absoluta de todos los actos que se hallen
Finalmente, en la tercera fase retrocede ante las críticas hechas por todos
más o menos vinculado~ con el estado de las personas.
para destruir no solamente la nulidad absoluta, sino también una buena parte
Pero no se detiene aquí. Fortalecida con sus primeras aplicaciones, la in-
de las ineficacias de estructura eminentemente racional. Es la fase actual, en
existencia actúa nuevamente, y pretende el reconocimiento de su autoridad en
que a pesar de la defensa de BoNNECASE y JosSERAND, ya no inspira con-
la formación de todos los actos jurídicos. Lanzada de tal suerte al ataque de fianza.
los actos de carácter patrimonial, después de haber realizado la obra de des-
trucción con la colaboración de AuBRY y RAu, 0EMOLOMBE y LAURENT, mina Pero, ¿cómo se introdujo la teoría de la nada en los actos de carácter patri-
monial?
las bases de la nulidad absoluta, y, a consecuencia de rápidas investigaciones
instaura su autoridad. El consentimiento, el objeto, la causa, la forma, unos El primer ataque se enderezó, como era de esperarse, en torno a la inter-
tras otros, cedieron bajo su presión irresistible. pretación del artículo 1108, es decir, del precepto que es de manera indiscuti-
ble, !a clave del derecho contractual.
Predomina en cierta forma despótica casi durante medio siglo y su presti-
gio se acrecentó tanto, que algunos juristas se ven indinados a concederle el He aquí sus términos: para la validez de un contrato son esenciales cuatro
condiciones;
apoyo de los textos del derecho romano y del antiguo derecho francés.
Sin embargo, esta tendencia a absorberlo todo no podía durar indefinida- ''El consentimiento de la parte que se obliga";
mente. Algunas complicaciones de orden práctico bastaron para marcar el "Su capacidad para contratar";
principio de un cambio en que las primeras manifestaciones tuvieron como fi- 'Un objeto cierto que constituya la materia de la obligación";
nalidad, simplemente, circunscribir su influencia. No se tuvo todavía el valor "Una causa lícita en la obligación".
de atacar los errores y falsedades de que había abusado grandemente. Con estas cuatro condiciones los defensores de la inexistencia hacen una
Como quiera que sea, la señal de alarma se había dado y precisamente en hábil discriminación: el consentimiento, el objeto y la causa se consideran co-
el momento en que algunas resoluciones erróneas y de un alcance secundario, mo condiciones relativas a la formación del acto jurídico, en tanto que la ca-
parecían inclinarse ante su aspecto atractivo. pacidad se refiere únicamente a su validez. De esto se deduce que si falta una
de las primeras el acto no se forma, no entra en contacto con la teoría de las
obligaciones y el vínculo contractual no tiene consistencia legal; es un puro he-
· Si queremos examinar más de cerca la evolución de la inexistencia desde el cho sin consecuencias jurídicas, es la nada, en una palabra, la obligación será
1
punto de vista de la teoría de las obligaciones, debemos distinguir tres fases. inexistente ante la ley. Si por el contrario, una de las partes es incapaz, en-
En la primera para evitar el conflicto con el orden público, o tal vez para tonces no se trata de in~xistencia, sino simplemente de una causa de anulación,
poner de relieve los inconvenientes de la teoría tradicional de las nulidades, re- de una simple amenaza puesta a disposición de la víctima y de la que hará
fundió la nulidad absoluta en la esfera de las anulaciones, habiendo demos- uso como mejor le convenga.
trado de esta manera su superioridad, tanto en relación con las nulidades abso- Pero con esta nueva interpretación el artículo 1108 aparece con una ~edac­
lutas como con las relativas. AuBRY y RAu son los únicos que siguen ción defectuosa que será necesario corregir. Para este fin, es suficiente reem-
conservando la división tripartita, pero con la observación de que, en principio, plazar la palabra "condiciones" por la de "elementos" y leer "existencia" en
tanto la nulidad absoluta como la relativa deben someterse al tamiz del proce- lug::tr de "validez". Finalmente, dejando a un lado la capacidad, con estas mo-
dimiento de anulación. dificaciones insignificantes se obtendrá al mismo tiempo la afirmación de la
En la segunda fase, que corresponde a la gran ofensiva, por obra de BAu-
1 DEMOLOMBE, Courr de Code Napoleón, t. XXIV, núm. 76; LAURENT, Príncipes de
DRY-LACANTINERIE y quienes le siguieron, la inexistencia sale de su reposo para droit cil•i/, t. XV, pág. 508.
170 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES EvoLUCIÓN HISTÓRICA 171

teoría orgánica del acto jurídico y la consagración legal de la teoría de la guardián que es la inexistencia, porque cuando la forma se exige por la ley,
inexistencia. debe intervenir siempre la sanción' más firme. No sucederá lo mismo en los
Como quiera que sea, la falta de consentimiento, de objeto, de causa y de actos en que la solemnidad surja del deseo de las partes de crearse un po-
forma para los contratos solemnes, constituyeron las premisas de la teoría de deroso instrumento probatorio, porque si las piezas de su engranaje no han
la inexistencia de los actos jurídicos de carácter patrimonial. sido bien forjadas en el crisol de la forma legal, la obligación que contiene
La inexistencia encuentra fácilmente los argumentos favorables a su tesis no es menos válida. Disminuye su efecto probatorio, inclusive puede desapa-
tratándose de la falta de consentimiento. En efecto, ¿será necesario recor- recer, pero la obligación existe y nada impide que sea reconstruída o com-
dar que el Código Civil ha tenido como principal-misión asegurar en materia pletada, en tanto que para los contratos solemnes por disposición de la ley,
contractual el triunfo del antiguo principio solus consensus obligat? Ahora la ausencia de la solemnidad es la nada, nada puede hacerse; a las partes no
bien, si en realidad el consentimiento es el fundamer..to mismo de la obligación, les queda más que recurrir por segunda vez al notario.
de ello resulta que sin él y fuera de él, el vínculo obligacional no puede ser
engendrado. Sin él, habrá un hecho jurídico, pero no una obligación ni un
contrato.
Tampoco tendrá la inexistencia grandes dificultades para introducirse por Empero, como lo hemos dicho ya, la teoría de la inexistencia no se de-
cuanto se refiere a la falta de objeto. Porque, si el consentimiento es esencial tiene allí. Tras de haber consolidado su posición en el campo de sus primeras
victorias por obra de BAUDRY-LACANTINERIE y sus colaboradores, 3 se dedica
desde el punto de vista psicológico, no es menos cierto que el objeto representa
el lado material de la relaci~n contractual. Uno se obliga porque quiere al asalto de todas las causas sancionadas con la nulidad absoluta, 4 y ·será
alguna cosa, y en tanto que· esta cosa existe la obligación será plenamente la que asegure la observancia de todas las disposiciones legales que tengan un
válida, justificándose perfectamente todo requerimiento de ejecución. Si por carácter prohibitivo o imperativo, de las disposiciones más i? menos vincu-
el contrario, la cosa no ha existido jamás, y si no puede existir, no habrá obli- ladas con la noción del orden público, y de todas las disposiciones que afec-
gación, no habrá acto jurídico, no habrá ni acreedor ni deudor, porque el ten en cualquier forma, la esfera de las buenas costumbres.
consentimiento no tiene n!nguna sustentación material. De la misma manera En este último aspecto se halla precisamente en su apogeo. Porque, llegar
deberá interpretarse el artículo 1559 que habla de la venta de cosa ajena. a imponerse cuando ningún texto le ofrece visiblemente su apoyo, llegar a
Además, la inexistencia extiende su radio a las obligaciones que tienen un operar por encima de la ley, llegar, inclusive, a tomar el lugar de la sanción
legal, ¿a qué más podrá aspirar una institución totalmente estructurada al
objeto ilícito o fuera del comercio jurídico. 2
¿Qué decir de la causa? Más o menos asemejada a los caracteres del amparo de la lógica, del buen sentido y de la razón natural?
consentimiento, confundida algunas veces con el objeto, la causa entrañará No obstante, debe advertirse que al ganar en extensión pierde aun más
la inexistencia del acto jurídico siempre que intervenga la noción del ilícito, en precisión. El modo rápido y sencillo de atacar al acto jurídico encuentra
cada vez que concurra contrariando a las buenas costumbres y, sobre todo, en más de una ocasión, la resistencia de las tradiciones que e·xistían respecto
no podrá substraerse a la inexistencia cuando faltando la causa se quieran del juego de las nulidades absolutas, destinadas principalmente a proteger
ocultar motivos reprobables. Haya o no causa, cuantas veces la obligación las buenas costumbres, sobre las que no puede ejercer su autoridad sin verse
jurídica tenga por finalidad lesionar ios intereses de la sociedad, la teoría muy comprometida. A pesar de su claridad de ayer, al no poder düm.inar
de la nada estará pronta para frustrar su realización. al vencido, cae víctima de la imprecisión que la rodea; su firmeza y su autori-
Finalmente, la solemnidad también estará protegida por ese eficacísimo 3 BAUDRY-LAcANTINERIE y BARDE, Obligations, t. I, pág. 33 y stg. t. III, pág. 263 y
stg.; BuFNoiR, Proprieté et Contrat pág. 646; BOURGEON, Distínction de /'inexist<>ue et de
:: Es interesante hacer resaltar a este respecto el \·aliente cambio de actitud de AuBRY y l'annulabilité des acles iuridiques, tesis, Dijon, 1885.
RAu. En la primera edición de su Tratado (c. Il, pfo. 337, pág. 440), estos autores consi· 4 PIZE, Essai d'une théorie généra!e sur la distinction de l'inexist.:nce et de /' annulabilité
ctcraban co1no nulos los pacros sobre sucesión fu:ura. En la tercera edición han cambiado des contrats, tesis, Lyon, 1897, nos dice, a propósito de la nulidad absoluta "que debe recha·
de opinión considerándolos dentro de los actos "no nacidos.'', es decir, inexistentes (t. IV, zarse este tipo bastardo, hibrido, i:1termedio entre la inexistencia y la anulabilidad, que toma
pág. 448, nota 4, 5a. ed.) . caracteres de una y otra", pág. 261.
172 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
EvoLUCIÓN HISTÓRICA 173
dad, otrora inflexibles, tienen que doblegarse -ante soluciones equívocas que
su antiguo predomin:o nunca conoció. Porque no debe olvidarse que para las raras crepitaciones de algunos cirios mantenidos por quienes no cesaron
sus primeros defensores, su principal característica era la de considerar al de otorgarle su fidelidad.
acto como la nada. Ahora bien, el día en que quiso aplicarse el espejismo Entre sus partidarios actuales, debemos citar en primer término a BoNNE·
de la nada a las nulidades absolutas, éste se desvaneció para ser suplido por CASE y JossERAND. Será necesario, pues, antes de pasar a su exposición
la intervención del juez. Se preguntará, no sin razón, ¿cómo conciliar esta crítica, conocer su pensamiento, y más particularmente el de BoNNECASE,
nueva actitud con el desprecio con que hasta ahora se había mirado la inter- quien teniendo la ~C?~~9~a misión de vivificar la obra de BAuDRY-LACANTINERIE,
vención del juez? Si el acto no se había formado, si la obligación no había tendrá necesidad de poner todo su esfuerzo para convencernos de que la idea
existido nunca, ¿cómo explicar la presencia de las partes ante el juez?, ¿cómo tan cara para su antecesor, no ha perdido su autoridad. Y así, mediante su
discutir algo que no ha sido más que una simple ilusión pasajera? gran talento la teoría de la inexistencia encontrará su fundamento jurídico
corregido y en cierta medida capaz de resistir los ataques de que ha sido
La respuesta, en evidente desacuerdo con los principios de fondo de la
objeto.
teoría de la nada, cobra fuerza en torno a la idea de que la intervención
Para llegar a la distinción entre las inexistencias de fondo y las inexis-
del juez no tiene el mismo carácter que en el procedimiento de la anulación;
tencias de forma, BoNNECASE parte, a la manera clásica, de la idea de que el
el juez sólo interviene en caso de controversia motivada por una de las partes
"ácto jurídico constituye un verdadero organismo rigurosamente sometido
y se reduce simplemente a cons~atar la inexistencia. En suma, el juez desem-
en cuanto a su existencia, a la necesidad de la presencia de ciertos elementos
peñará el papel de un modesto comisario auxiliar de la Policía Judicial, al
· ·vitales". 5 Fijado así el punto de partida, concluye que la sanción debe cal-
constatar la desaparición del acto, co::1signará los hechos en una acta. Y
carse también de la estructura orgánica del acto jurídico: interveniendo cada
para disfrazar un poco esta incongruencia, la esfera de la inexistencia se
vez que uno o más elementos falten.
dividió, inmediatamente de~pués, en dos camp?s: el campo de las causas que
derivan de los principios del derecho natural -las inexistencias racionales, Pe.-o estos elem·entos orgánicos que dan vida al vínculo contractual, tie-
en que se observaba un rigor absoluto-, y el campo de las causas consagradas nen una estructura diferente: hay elementos de orden psicológico y elementos
por la ley -las inexistencias legales-, en que se permitÍa cierta moderación. de orden material. En el primer grupo comprende la manifestación de la
voluntad, en tanto que el segundo está reservado al objeto y a la forma en
Puede decirse, pues, sin temor a equivocarse, que en esta segunda fase
los contratos solemnes. En cuanto a la causa, referida por algunos al con-
el éxito de la inexistencia sólo fué aparente. Porque, forzada a cada paso
sentimiento y por otros al objeto, BoNNECASE parece inclinarse por induir:a
a resolver los conflictos, a salvar los obstáculos, a vencer las resistencias que
en el grupo de las nulidades absolutas. JosSERAND 6 no opina de la misma
sin cesar le oponÍ'l la nulidad absoluta, la teoría de la nada trató de refu-
manera.
giarse en soluciones comple!amente contrarias al desarro!lo firme que había
En suma, la teoría de la inexistencia tal como se concibe actualmente, se
logrado hasta entonces. Y los autores no perdieron ocasión de valorar, dis-
asemeja mucho a la preconizada por los autores de la primera fase: la falta
cernir y comprobar los datos de su desarrollo. Y he ac;uí que nda vez que de consentimiento, de objeto, de causa, de forma, siguen siendo las bases que
sus elementos eran sometidos a un análisis más detallado, cada vez que se llevan o deben llevar el signo indeleble de su glorioso pasado. Es en suma,
pene~raban los secretos de su razonamiento, se· descubría que todo era arti- una combinación de la inexistencia racional y de la inexistencia legal, sin m.ez-
ficial, que el fundamento de todos sus éxitos carecía de consistencia. Se dió, darse en lo absoluto con las nulidades de orden público.
pues, la señal de alarma y la reacción comenzó a perfilarse cada vez más. Reconocemos que presentada así la teoría de la nada, ha recupe:.-ado par-
Finalmente, el ámbito de las nulidades absolutas surgió de nuevo y el majes· te de su carácter de simplicidad primitiva. Sin embargo, a pesar de la de-
tuoso edificio de la inexis:encia se convierte en un modesto pabellón pobre-
5 Supplémcnt au traité théorique et pratiquc de droit ó~·il de BAUDRY-L.-'\C.~TINERIE. t. III,
mente acondicionado en el que quedan algunos actos "muertos", cuidadosamen- pág. 126; Précis de droit civil. t. II.
te embalsamados con el perfume sagrado del derecho natural y velados por 6 BoNt<ECASE, op. cit., t. II, pág. 680, III, pág. 178; JossEaAND, Cozas de dr. civ. positif fr.
t. II, pág. 70 .

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174 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES RASGOS CARACTERÍSTICOS 175

dicación y empeño de BoNNECASE, a pesar de la firmeza de su lenguaje y de Los rasgos características del acto inexistente
los argumentos esgrimidos con rara inteligencia, la defensa que nos presenta 1 La mejor manera de trazar los rasgos característicos del acto inexistente
es vulne:able en más de un punto. Rodeado por todas partes de objeciones
más o menos graves, difícilmente podrá refutarlas o cuando menos atenuar-
l es seguir su evolución.
1 Tomemos pues, como punto de partida, la distinción entre las condiciones
las. Pero esto no le impide afirmar, después de echar una ojeada al derecho requeridas para la formación del contrato y las regueridas para su validez.
romano y al antiguo derecho, que la teoría de los actos inexistentes debe ser Por apoyarse la inexistencia en el carácter orgánL:o del acto jurídico, tomará
considerada como "la verdad de los siglos". el giro siguiente:
En resumen, la teoría de la inexistencia, expresión viviente de los princi- Puesto que la falta de uno de los elementos necesarios para su formació~-----­
pios de! derecho natural, es obra exclusiva de la doctrina francesa. A ésta es bastante para que el acto inexistente no tenga vida, de ello se sigue que desde
exclusivamente se deben sus primeras manifestafiones en el campo del derecho el punto de vista de la eficacia, se traduce en una ausencia total de efectos
patrimonial; sólo a ésta debe su éxico y por ésta¡perderá también, la aceptación jurídicos. No habiendo llegado a penetrar en el campu del derecho con-
de que había gozado ampliamente. tractual para obtener su reconocimiento jurídico, es evidente que queda fuera
No puede afirmarse, por lo que se refier~ a su consagración jurispru- del cuadro legal y sus efectos jurídicos tendrán ·la misma suerte.
dencia!, que la prueba a que había sido sometí a en algunos casos de impor- En segundo lugar, admitiendo que el acto no pueda llegar a crear rela-
tancia insignificante, haya avivado el debate. La claridad, la simplicidad y ciones obligacionales, sin el encadenamiento de los elementos enumerados por
el automatismo corregido· que fueron sus principales rasgos característicos, no el artículo 1108, carece en lo abso!ut::l de interés someter el 'acto a la decisión
bastaron para satisfacer las e•xigencias de la jurisprudencia, tanto más que judicial. Más todavía, ¿:;. qué ccnd'.ICe esta operación .si el pretendido acto
sus contradicciones eran notorias. -En efecto cuando se proclama primera- jurídico no ha creado ningún derecho, no ha dado nacimiento a ninguna
mente que la inexistencia opera sin necesidad de intervención judicial y desp~1és obligación? Ahora bien, e! dinamismo del procedimiento está necesariamente
se retrocede adoptando una actitud más moderada, más conciliadora, será destinado a ·los actos que han engendrado un efecto jurídico cualquiera, por
todo lo que se quiera, pero en manera alguna constituye la afirmación de mínimo que sea. De aquí que resulte innecesaria la intervención del juez.
un postulado provisto de certidumbre, característica ordinaria de las institu- Si a pesar de todo, ha habido ejecución, pueden intentarse la acción de re-
ciones jurídicas. Si por una parte se han determinado los límites fuera de petición de lo indebido y la reivindicatoria sin tomar en cuenta el acto.
los cuales la suerte del acto está decidida de antemano, y por otra la intran- En tercer lugar, si el acto inexistente ha sido sepultado sin conocer
sigencia originaria se ha moderado posteriormente, hay derecho a dudar de los fundamentos de la obligación que falsamente había creado, huelga decir
su eficacia. Pero no anticipemo~ sus defectos., Tomemos sobre todo sus elc- que ninguna confirmación podrá volverlo a la vida. El ser humano es im-
men.tos fundamentales, busquemos después los, cuadros en que aun pretende potente ante la obra destructora de la muerte, no puede asegurar la perpe-
regir, dirijamos un'l mirada retrospectiva sobre los antecedentes históricos pa- tuidad de su propia vida y mucho menos resucitar a los muertos o hacer
ra comprobar en qué medida los argumentos de quienes han buscado su origen de la nada un ser viviente.
en el derecho romano o en el antiguo derecho, son verdaderos; sigamos paso En fin, puesto que la muerte es eterna, el acto inexistente deberá también
a paso las observaciones de orden crítico con q e constantemente fué honrada seguir su desdichado destino; ni el olvido, ni el transcurso del tiempo podrán
por la doctrina; abramos finalmente, las pue tas de una crítica negativa y hacer desaparecer sus defectos o completar sus imperfecciones. La noción de
rigurosa y, si es posible, demos el más comp!e o desarrollo a los argumentos la prescripción le es abso!utamente desconocida; en diez, veinte, treinta 0
que pueden ser invocados eficazmente. cincuenta años, la muerte es la muer:e, la nada es. la nada.


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176 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES ~ RASGOS CARACTER~STICOS 177
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En la segunda fase, estas sutilezas van en aumento. La nada, el "fan- Finalmente, en la tercera fase, en la fase actual, aunque las nulidades
tasma" -para usar la expresión de BoNNECASE-, que antes se revelaba dis- de orden público hayan recuperado su independencia, la teoría de la inexis-
cretamente sólo al espíritu de los contratantes, no duda en levantar el velo tencia sigue conservando, por una curiosa paradoja -por lo demás, dicho
de su impenetrable misterio para presentar ante el juez, su monstruosa figura. sea de paso, se halla particularmente inclinada hacia las paradojas más ta-
Notemos, ante todo, que este cambio de aspecto tenía por principal fin, jantes-, !os rasgos o caracteres que le fueron asignados en las fases pre-
establecer un vínculo de parentesco con la nulidad de orden público. Esta es cedentes.
la razón por la que sus nuevos defensores la han incluído en la esfera de la En conclusión, consideramos que tal como se presenta actualmente la
nada. teoría de los actos inexistentes comprende cinco caracteres fundamentales:
Tan es así que dentro de las características hasta aquí enunciadas, tendrá lo.-El acto ine•xistente no puede ni podrá jamás crear efectos jurídicos;
lugar un nuevo elemento: puesto "que los actos inexistentes y los actos nulos 2o.-En principio, no hay necesidad de someterlo al Juez para obtener
de pleno derecho se encuentran confundidos en la misma nada", el juez ten- la declaración oficial de sus imperfecciones, pero la intervención de aquél será
drá derecho a intervenir, pero su competencia "se reducirá a constatar el hecho inevitable, si de alguna manera ha sido ejecutaBa en lo más mínimo;
de la inexistencia del contrato y a deducir sus consecuencias". 7 Por consi- 3o.-La voluntad de las par:es no puede da~!e una confirmación tácita ni
guien:::e, la sombra de la nada es de tal manera visible, de tal manera fuerte, expresa;
que puede traer aparejados también algunos efectos jurídicos. Esta es una 4o.-El transcurso del tiempo, por sí solo *o puede hacer desaparecer o
bella innovación. Sólo que los defensores de la inexistencia no han compren- corregir sus deformidades orgániras; y
dido que con la intervención del juez han introducido en eil seno de su insti- 5o.-La inexistencia se pone voluntariamentf a disposición de todo aquel
tución, el caballo de Troya. Porque, ¿qué otra cosa puede decirse si se atiende que tenga interés en hacerla valer, ya ante el jufz, o por vía amigable.
a esta forma de expresión: "He contratado, o he sido parte en una venta He aquí, pues, fijados los elementos de la noción de inexistencia: son
inexistente en que he pagado el precio; si el vendedor rehusa restituirme el tan sfmejanres a !os de la nulidad absoluta -como lo veremos más adela~te-,
precio, me obligará a recurrir a la justicia; p. ero el. trib.unal al resolver sobre que el obstáculo que antes había despreciado, parece volverse con más fuerza
mi demanda, no anulará una venta que no existe; se limitará a constatar el contra ella para determinar su declinación.
hecho de su ine¡istencia,i\;lrídica.~denar la restíiúCíóñ'deTa.'" suma gy_e Ií"e Delimitado así el contenido de su noción, pararemos a la exposición crítica
...agado indebidamente" 8 ------- de su configuración actuaL
\ ero desde el momento en que el juez debe intervenir,, poéo importa que
constate o declare, lo que interesa es que bajo esta nueva orientación tendrá
que examinar los hechos mismos de la inexistencia, y por lo tanto, la teoría
""-. se verá privada de su carácter más importante.
Por lo demás, tomando una parte de los caracteres de la nulidad absoluta,
la inexistencia pone su defecto a disposición de toda persona que tenga interés
en prevalerse de ella. Más todavía, admitirá que el juez pueda por sí mismo
y de oficio desechar la validez de un contrato que bajo la apariencia de regu·
laridad, es sometido a su sanción para reforzar o disminuir los efectos de
una relación jurídica ejecutada.

7 BAUDRY-LAcANTINERIE y BARDE, op. cit., t. III, pág. 273.


8 BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE, op. cit., t. III, pág. 273.
CAPITULO ll

Exposicz~Ón crítica de la teoría de los actos inexistentes

El carácter artificioso de la construcción de la teoría de la inexistencia


no podía pasar inadvertido por mucho tiempo. · Quizás fué comprobado
desde luego, pero ninguno tuvo el valor de asumir la responsabilidad de la
crítica, ya que nadie quiso incurrir en el riesgo de colocarse en pugna con toda
la doctrina. Sin embargo, al iniciarse nuestro siglo se le anuncia un futuro
nada halagador, debido, por una parte, a algunas objeciones de resonancia
contenidas en la segunda edición de la Introduction a l'étude du droit civil,
de CAPITANT, después de haber respetado la división bipartita en su primera
edición; y por otra, contenidas en el Traité de droit civil de PLANIOL, quien
excluye a la inelástencia del campo de la forma en los contratos solemnes. 1
Estas simples observaciones bastaron para sembrar el germen de destrucción,
que ha sido tema de algunas tesis de doctorado de positivo valor. 2 Sus
principales objeciones giran en torno al hecho de inmiscuirse la teoría de la
nada en la esfera de las nulidades concernientes a un interés de orden ge-
neral, a pesar de no discutir su autoridad sobre los obstáculos de orden
puramente racional.
Sería inútil recapitular en su totalidad la contribución crítica de estas
tesis. Sin embargo, puede concretarse en algunas palabras: pronunciándose
de una manera categórica en favor de la tesis tripartita, se han esforzado
por hacer salir del cuadro de la inexistencia, las nulidades de orden público.
1 CAPITANT, op. cit., pág. 250; PLANIOL, op. cit., t. I, 3a. eJ., n. 349.
2 DaoGOUL, Essai d'une théorie générale des nullités. Etude de droit civil, tesis, ADc, 190Z;
LoYER, Les actes inexistants, tesis, Rennes, 1908.

1
¡
u
LA INEXISTENCIA Y EL DERECHO ROMANO 181
180 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES

la ciencia que el análisis ofrecido por un estudio de conjunto. Desgracia-


Esta es, reconozcámoslo, una actitud valerosa, y sus esfuerzos ciertamente de-
damente en esta ocasión el análisis de especialidades es a la vez tendencioso
berían tener mayor mérito si a su prudente crítica hubieran agregado una
e incompleto. HARTEMANN en primer térm'ino, PIZE después, nos proporcio-
exposición profunda de la teoría de las nulidades tomada en su conjunto
nan, en efecto, algunas ideas sobre la teoría del derecho romano clásico, 4
y considerada a través de sus rasgos característicos. Es cierto, por otra parte,
dándoles la interpretación que mejor les conviene. Esta es una manera de
que sus trabajos aun habiendo pecado en muchos puntos, tienen al menos el
ver, pero no es el argumento irrefutable que nos pueda hacer creer en el
mérito de haberse hecho en el momento preciso en que la jurisprudencia caía
origen tan remoto. .de .1Jna teoría en que según la opinión del mismo BoNNE-
en el errado camino de la inexistencia y, además, el de impedir por lo mismo
CASE, la; conclusiones no son muy precisas, y no es de algunos principios
la adhesión de quienes estaban inclinados a manifestarle su sumisión incon-
hábilmente combinados de donde puede obtenerse una conclusión para "la
dicional.
verdad de los siglos".
JAPIOT asume una actitud más avanzada; desafiando abiertamente a toda 1 Pero, ¿cuándo y por qué la explicación histórica se ha vinculado al estudio
la jerarquía de las nulidadés, inclusive a la inexistencia, acude a los grandes de la teoría de la inexistencia?
recursos de su inteligencia para emitir una teoría nueva en que el estilo seduc-
Para !os autores de la primera fase, recuérdese que ya por un legítimo
tor y los argumentos fundados en una lógica de gran precisión, han sido
orgul!o que se quiere reconocer a la obra de Napoleón, ya porque conocían
hábilmente utilizados para rechazar el punto o puntos de vista tradicionales.
~u? bien la estructura de las nulidades romanas, o porque el nombre de
Dice: hénos aquí en el umbral de nuestra crítica. Empezaremos por la
ZAC!-IARIAE estaba muy cerca de ellos para desmentirlo, la irleiXistencia no
parte histórica: ¿la teoría de la nada es realmente tan antigua, su origen es
tiene necesidad de obtener el apoyo del detecho romano. Habrá, a lo sumo,
tan lejano que pueda aceptarse la Ópinión de BoNNECASE y concederle el
cierta tendencia a buscar vagamente su parentesco en el derecho consuetu-
epíteto lisonjero de "verdad de los siglos"? dinario del período monárquico, pero siempre con el fin de aclarar la inter-
Pasaremos después al estudio detallado de la inexistencia vista a través pretación de los textos dud0sos del Código. Por lo demás, desde el momento
de las disposiciones del Código Civil y de las decisiones de la jurisprudencia. en que su demostración estaba totalmente constituída por elementos de orden
Finalmente, en una última sección, provistos de los argumentos elaborados puramente racional, no era necesario solici:ar la confirmación de los textos
por la práctica judicial, enfocaremos la teoría de la inexisten:ia a través de romanos. A mayor abundamiento, no debe olvidarse que dura.nte todo el
sus efectos jurídicos, reservando para la conclusión una mirada retrospec- Sig!o XIX hubo una verdadera admiración por las disposiciones del Código,
tiva de conjunto desde el ángulo de la lógica, de los textos y de su eficacia. admiración que era cada vez más evidente, por su adopción en otros países
que quisieron gozar abiertamente de los frutos de la Revolución; marcando
de esta manera la supremacía intelectual y social de Francia en el mundo
SECGÓN PRIMERA (CROME, Bull. soc. d'Etudes législ, 1905, pág. 37).
En la segunda fase, las cosas cambiaron completamente. Todos los au-
La inexistencia y el derecho romano tores tranron de resucitar y cantar la gloria eterna de las reglas del derecho
romano.
"Los historiadores no han llegado, precisamente en nuestra materia, a
conclusiones muy claras", nos advierte BoNNECASE. 3 Por esto, cuando se ¿Cuál es la explicación de este brusco cambio?
trata de elegir entre los trabajos de GmARD y CuQ y las tesis de docto:ado de La respuesta no es difícil de encontrar si se considera que en esta época
la inexistencia invadió el campo de las nulidades absolutas. Ahora bien, hay
PIZE y HARTEMANN, se colocan del lado de la juventud, confiando más en
que recordar que esta nueva conquista no se hizo sin producir un gran
las investigaciones de especialidad, que en las exposiciones de principios ge-
nerales. Nosotros no discordamos; el análisis de los detalles es más útil a J. HARTEMANN, Etude sur la distinction des aclc.''f incxistants et les deles annu/dbles, tesis,
N.1ncy, 1889; PlzE, Essai d'une théo6e génira!~ sur la distinction de l'inexistence et de l'anntt·
!.tbrfit¿, tesis, Lyon, 1897.
3 BoNNECASE, op. cit., t. III, pág. 82.
182 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES LA L"'EXlSTEl'CIA Y EL DERECHO ROMANO 183

trastorno en la claridad del sistema iniciado por la teoría de la nada; sin porque por su fuente y su eficacia, la vida de cada una se desenvuelve en
quebrar la cohesión y firmeza de sus elementos. Para restituir todo al orden, campos que están lejos de confundirse.
había que encontrar algo que pudiese realizar al mismo tiempo la reconci- En realidad, colocándonos bajo el ángulo de sus efectos, no será muy
liación con o sin transacciones y aumentar por lo mismo el prestigio de la que difícil comprobar que entre ellas hay mayor distancia de la que a primera
triunfase. Y así, en el instante mismo en que la inexistencia enarbolaba su vista pudiera creerse.
bandera sobre el edificio de las nulidades absolutas, el derecho romano, El acto inexistente, nos dic_en los defensores de la teoría de la nada, no
anciano respetable que jamás conoció la fatiga, a pesar del fardo de sus puede engendrar ningún efecto jurídico. Y sobre este punto no hay ninguna
largos siglos de experiencia, se echa a cuestas la tarea de restablecer el orden duda: no existe derecho, no existe obligación, porque el acto se realiza sin-----
dejar huellas.
y de introducir la savia reconciliadora. Los resultados son fáciles de prever.
En derecho romano, por el contrario, la nulidad absoluta, a pesar del
La vida en común de la inexistencia y de la nulidad absoluta, llega como lo
carácter severo de sus disposiciones, no obstante la intransigencia que es su
hemos visto, a influir recíprocamente en ambas, aunque el día de su separa-
signo característico, da pruebas en su funcionamiento de cierta flexibilidad.
ción pudo comprobarse sin asombro que entre ellas había más de común que
A este respecto puede citarse el ejemplo de la institución de un heredero sujeta
de oposición. El espíritu romano había realizado su obra, había allanado
a una condición imposible.
las dificultades, kbía sembrado el germen ci(e la concordia. Por esto también,
Debe recordarse qu~ la materia de los objetos y coudiciones -imposibles
cuando la inexistencia se vió obligada a recuperar su primitivo lugar para siempre estuvo sometida al principio que por mucho tiempo se consideró como
salvar lo que fuera posible salvar todavía, no se olvidó de asirse, como última un verdadero axioma: impossibílíum nulía est obligatio.
esperanza, a los principios de las nulidades romanas, como el náufrago une su Aplicando este principio debería concluirse en la nulidad de la institución,
suerte a la tabla del barco hundido en mitad del océano. como consecuencia de la condición a que se hallaba sujeta. Ahora bien, no
Es evidente que no vamos a conceder gran importancia a estos engorrosos fué de esta manera como los jurisconsultos romanos resolvieron el problema.
precedentes históricos. Hemos querido simplemente puntualizar, encontrar la Por razones fáciles de comprender, señalaron a la nulidad absoluta, en materia
causa del cambio tan brusco de que hemos hablado antes, que por ser modesto de liberalidades, dos caminos: si la condición era naturalmente imposible,
en realidad no merecía ser estudiado. se tenía por no puesta, y el instituído ejercía plenamente su derecho su-
Por lo demás, la solución del problema no se encuentra allí, porque no cesorio; si por el contrario era jurídica y legalmente imposible, o contraria a
se trata de saber en qué fecha y por qué razón la teoría de las nulidades las buenas costumbres, entrañaba la destrucción misma de la liberalidad, es
romanas ha sido empleada en vez de la teoría de la nada; sino se trata de decir, de la institución. 5
saber si el derecho romano conoció o no la inexistencia. Este es el verdadero En el mismo orden de ideas, debe advertirse que en toda ejecución, por
problema, es también la encrucijada que nos separa de la exposición de BoNNE- mínima que fuera, el acto inexistente debía someterse a la intervención del
CASE, ya que nuestra actitud no puede apartarse del respeto que hemos tenido juez, aun cuando esta intervención se redujera a una "simple constatación".
siempre por las realidades históricas. Por otra parte, el derecho romano organizó toda una serie de condictiones,
afectando a cada uno de los efectos previamente determinados según, la na-
turaleza del interés protegido, y aun cuando el problema se había planteado
Afirmamos, pues, que si aparentemente la teoría de la inexistencia tiene únicamente desde el punto de vista del enriquecimiento injusto, jamás se
algunos puntos de contacto con la teoría de la nulidad absoluta romana, sería habló de inexistencia.
erróneo buscar en ésta su origen. Y no solamente porque la estructura del Pero la mayor diferencia que separa la teoría de la nada de la teoría
derecho romano, tanto desde el punto de vista del derecho civil como desde de la nulidad absoluta romana, radica en su naturaleza, en su fundamento
l
el del procedimiento, es por completo distinta de la del derecho actual, sino ! s PAuLo, s¡nt. III, 5, 1 y z.

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184 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
1 LA INEXISTENCIA Y EL ANTIGUO: DERECHO FRANCÉS 185

jurídico: la nulidad romana siempre apoya su fuerza en disposiciones de carác- cedimiento de la declaración de nulidad", seguido con cambios más o menos
ter prohibitivo, en tanto que la inexistencia trata de protegerse, bien o mal, sensibles hasta que entró en vigor el Código Napoleón.
tras los principios del derecho natural, o tras la interpretación tendenciosa Pero a este propósito, estamos obligados a evitar un error que strvto a
de textos de contenido dudoso. muchos autores como argumento a priori para la justificación, o si se prefiere,
A este respecto ¿será necesario recurrir a la célebre distinción que nos para el establecimiento de un vínculo de parentesco entre la teoría de las
ha transmitido ULPIANO para la clasificación de las leyes según su sanción? nulidades del período monárquico y la teoría de la inexistencia.
¿Deberán reproducirse, igualmente, las disposiciones de la famosa ley Nuestros autores notoriamente ignoraron las dos etapas que marcaron
non dubium del Código de JusTINIANo? la configuración interior de la acción de nulidad. Ignoraron que la acción
¿Será necesario recordar, finalmente, la larga discusión mantenida a tra- de nulidad del Siglo XVI, llevaba exclusiva~ente el sello del pensamiento
vés de los siglos en torno a la sanción de las disposiciones relativas a la uti- consuetudinario, en tanto que la del Siglo XVIII trataba, para satisfacer la
lidad pública, o lo que es !o mismo -para emplear el lenguaje ac:ual-, atención creciente que se daba a las reglas rm;nanas, de establecer un acuerdo,
la sanción de las disposiciones basadas en motivos de orden púbiico? una ligazón, cuando menos aparente, entre !:a costumbre y las máocimas que
No se encuentra en todo esto alusión al una a la teoría de la nada, nin- habían invadido tanto la materia civil, como la del procedimiento. Por esto
gún argumento del que pueda aprovechars ésta, sino siempre diferencias y se le encuentra frecuentemente acompañada de la "nulidad de pleno derecho",
objeciones, por lo que sería absurdo sosten r todavía que el derecho romano y ¿e la imprescriptibilidad expresada por la fntigua máxima: quod ab initio
conoció la inexistencia. Si esto es así, si e está de acuerdo en que la in- vitiosus est, tractu te:nporis convalecere non :potest, sin haber modificado su
existencia no tiene nada de común con las nulidades de orden púbEco, ¿por naturaleza jurídica.
qué recurrir a las nulid~des romanas que tienen precisamente este rasgo · Es cierto que en gran parte su duraciótl. antes limitada a treinta años
esencial? fué eclipsada, o restringida, o ampliada por ·¡a participación, o mejor dicho,
po:- la ingerencia de las reglas romanas. Pero si se quiere a toda costa en-
Para concluir, reconocemos que la teoría de la inexistencia encuentra
contrar un sostén, habrá que tomar el antiguo derecho en su conjunto. No
un sólido apoyo en el buen sentido, pero no creemos que su esplendor autorice
basta tributar homenaje a la claridad de la exposición del Presidente BouHIER,
a transgredir aun las realidades históricas, los principios jurídicos más ele-
completamente ofuscado en la admiración de la "razón escrita", o recurrir
mentales, las instituciones legalmente consagradas: irridetur natura, non irri-
a PoTHIER que no negó la tradición, o en fin, poner toda la atención en las
detu"' lex. afirmaciones del repertorio de GuYoT. Y, s¡Jbretodo, no basta andar a caza
de términos que a través de las dificultades .de la verificación, puedan falsa-
mente constituir un argumento perentorio en favor de una tesis de la cual
SECCIÓN SEGUNDA lo menos que puede decirse, es que jamás perteneció a una época en la que a
pesar de todo, se quieren encontrar huellas.
La inexistencia y el antíguol derecho francés
Ahora bien ¿qué es lo que ha ocurrido en nuestra materia?
Sería una repetición inútil reproducir ¡quí las explicaciones que hemos Se vincula la inexistencia a algunos textos que usan las palabras "nulidad
dado en la exposición histórica de la teorí de las nulidades vista a través de pleno derecho" y se quiere por una interpretación pro causa, encontrar en
del período monárquico. Contentémonos e n decir simplemente que el de- ellas las primeras manifestaciones de la teoría de la nada. Utilizando después
recho consuetudinario de esta época, com el derecho consuetudinario de el mismo método para la interpretación de ~os textos del Código que adop-
la época feudal, por lo demás, ha sido ta bién, completamente ajeno a la taron esta fórmula, se concluyó que el Código no había hecho más que seguir
noción de la inexistencia. Más aún, se ha trazado su propio camino comple- la tradición. Esta conclusión, como se advierte, no se preocupa en lo absoluto
tamente distinto al seguido por el derecho romano, cristalizado en el "pro- del hecho de que el problema tenía también un aspecto desde el punto de
186 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES LA INEXISTENCI Y EL C Ó D 1 G O C 1 V 1 L 187

vista del procedimiento, aspecto que aun cuando menos claro en esta época, prueba de la crítica cada una de las partes de este edificio en que el buen sen-
había conservado, sin embargo, los caracteres de los siglos precedentes. tido y la lógica habían establecido on gran cuidado, la sanción más rigurosa
Si esta es la forma de análisis científico, si de la atmósfera obscura que jamás se haya conocido. Hast ayer se había tomado al derecho natural
de un siglo, sin conceder ninguna atención a los que le han precedido y que le como fuente principal de las reglas de conciliación, se había recurrido a él pa-
han sido adversos, se quieren obtener los elementos de una explicación his- ra cincelar, para corregir el caráct r frío e inmutable de las disposiciones del
tórica, nos parece que dicho sistema no es un trabajo serio. Las reglas jurí- derecho positivo. Por una curiosa p radoja se nos presenta ahora revestido de
dicas no pueden prestarse a semejante artificio; no pueden ni deben someterse un ropaje completamente nuevo, t ansformado en reaccionario, se nos presen-
a un análisis parcial. Es cierto que aquí como eri ·todo estudio histórico, hay ta como depositario único de la sahción más dura.
cierta p;:obabilidad, sobre todo cuando los textos no son suficientemente Pero ante todo, algunas nociones introductorias.
claros, pero esto no significa que afirmando previamente que estos textos son Hemos dicho en la primera parte de nuestro estudio que la teoría orgánica
confusos, se pueda tomar sólo una parte del pasado de la institución para del acto jurídico no está acorde co~ los textos del Código, que, en consecuen-
deducir de ello, conclusiones incontrovertibles. cia, la división de las sanciqnes hec a según que falte al acto un órgano de or-
He aquí por qué afirmamos una vez más, que "la verdad de los siglos" den espiritual o un órgano de ord n material, tiende a complicar sin ningún
está muy cercana de nosotros. El pasado no le pertenece, no le ha pertene- provecho y a agravar todavía más, a atmósfera ya muy obscura de la teoría de
cido nunca ni le pertenecerá jamás. La inexistencia queda situada en la mitad las ineficacias.
del último siglo, queda definitivamente vinculada a' la obra de ZACHARIAE, de Como quiera que sea, nuestra exposición deberá basarse para desprender
DEMOLOMBE, de AusRY y R.Ru y de LAURENT. Y si para estructurar su mejor los errores, en los elementos ismos de la estnicmra del acto. Partiremos
noción ha tomado algunos caracteres del derecho romano, algunos caracteres de la idea de que el acto desprovis o de uno o más de sus órganos, se considera
del derecho francés, esto se comprende, pero repetimos, no quiere decir que como abortado. 6 Está afectado t nto en sí como respecto de sus efectos jurí-
se apoye en la tradición histórica. dicos. Es obvio que si dichos órg nos sólo existen en principio (!) "se estará
en presencia de una nulidad del a to jurídico y no de una inexistencia". 7
Por otra parte, vamos a supo er que el Código es también favorable a la
SECCIÓN TERCERA tesis .de los actos inexistentes a fin e seguir la advertencia que nos hace BoNNE-
CASE: "domina los textos en luga de estar sometida a ellos", 8 lo que parece
La inexistencia y el Código Civil haberse tomado por él como un axioma.
Hemos llegado así al pórtico del templo en que se conservan las últimas Lo anterior, no impide a BoNNECASE tratar de obtener el concurso de las
reliquias de la teoría de la nada. Es pues, el momento de preguntarse si es disposiciones legales. Y al efecto, empieza por los artículos 1182 y 1339 que
un simple espejismo, si se trata de una grande y poderosa ilusión creada en unión del famoso artículo 146, tendrán a su cargo asegurar su apoyo en
por el espíritu a fin de encontrar en la abstracción lo que no había logrado el campo legal. Evidentemente, or una legítima prudencia BoNNECASE nos
erigir en concreto; si se trata de una construcción puramente teórica sin previene que no hay que abrigar uchas esperanzas en este apoyo. "Sin duda,
ninguna manifestación en la realidad de la vida práctica, o antes bien, si nos dice, estos textos han reglam ntado materias especiales. Pero no podía ser
se trata de un edificio estructurado sobre una base absolutamente real, fun- de otra manera por la concepción técnica del Código". 9 Es este un primer re-
dado en la Íntima colaboración de las disposiciones legales, omado de ele- troceso. No es el primero ni el úl imo, como más tarde habremos de ver. Pero
mentos que le son propios, de tal manera que en su fachada se pudiera per- advirtamos, desde ahora, que des ués de haber hecho todo lo posible por im-
fectamente inscribir su indispensable participación en las ineficacias de los 6 jOSSERAND, t. 1., pág. 92.
actos jurídicos. 7 BoNNECASE, t. m, pág. 141.
8 BoNNECASE, t. III, pág. 156.
Después de las investigaciones históricas expuestas, debe someterse a la 9 BoNNECASE, t. III, pág. 160.
188 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES fALTA DE CONSENTIMIENTO 189

planrar la inexistencia, con una sinceridad ante la cual tenemo~ que inclinarnos voluntad está en peligro. Más todavía, si no puede establecerse ningún enlace
respetuosamente, BoNNECASE concluye que "la noción de inexistencia no depen- entre la fase externa y la fase interna, se dice que se está en presencia de un
de de un artículo de la ley, ni de un Código, antes bien, se impone a estos" 10 acto en que falta la voluntad.
Por encima de la ley y del Código se halla la más halagadora perspectiva De donde surge el problema: ¿se trata de un acto jurídico inexistente o de
que una institución jurídica puede conocer. Es muy cierto. Porque siendo así, un acto simplemente nulo?
¿cómo explicar la manifiesta frialdad con que la han visto más de una vez, los Pero, ante todo, un breve paréntesis a propósito de la teoría de la inexisten-
cia. Trátase de fii~~!<:t. ~obre la justificación de orden general que sus defenso-
maestros de la Escuela Cientifica? Si ello es así, ¿qué cosa más fácil que gene-
res le han atribuido para incluirla en el proceso de la voluntad. La manifesta-
ralizar su aplicación para llegar a substituir todas las instituciones jurídicas por
ción de voluntad, replicamos, constituye el más fértil campo para las actividades
otras más simples, más claras y susceptibles de variación según las necesidades
del momento? del derecho natural. Por eso quieren demostrar que aun en el terreno legal en-
Permítasenos apartarn:Js de semejante consejo. Por mala que sea la técnica caja perfectamente. Y para este intento está pronta a ofrecerles sus buenos ofi-
del Código, en tanto esré llamada a regular nuestras relaciones jurídicas, no cios, la teoría de la inexistencia del matrimonio.
podemos rebasarla para movernos en el campo sin obstáculos de' la técnica, En efecto, recuérdese que la inexistencia del matrimonio tuvo su origen en
guiados exclusivamente por principios de orden filosófico. las disposiciones del artículo 146: "no hay matrimonio cuando no existe el con-
Considerem:Js ahora, uno por uno, sus elementos, tal como han surgido de sentimiento". Para desprender su sentido y, al mismo tiempo, para encontrar
la doctrina que les ha sido adversa, y de la que les ha reconocido generosamen- un punto de apoyo en favor de su tesis, le han agregado !as palabras del Primer
te tanta fuerza. Cónsul, quien oponiéndose al reenvío de este artículo al capítulo consagrado
a hs demandas de nulidad del matrimonio, había dich~: "sería confundir los
§ 1.)-FALTA DE CoNs.ENTrMIENTO casos en que no hay matrimonio con los casos en que puede ser anulado. No
hay matrimonio cúand:J falta el consentimiento: si se ha escrito que la mujer
Una vez que el Código ha dado su completo apoyo para el triunfo del prin- ha dicho sí, cuando ha dicho no; si a mujer habiendo. dicho sí, sostiene que
cipio de que sofus consensus obligat, el acto jurídico se considera, ante todo, lo ha hecho por violencia, hay matrimonio, pero puede ser anulado". 11 Y po-
como un acto de voluntad. E! consentimiento se convierte, no sin razón, en la niendo en estas palabras tod:J el énfasis necesario, Napoleón ha sido proclama-
piedra de togue del derecho de las obligaciones, en la clave de todo vínculo do si no autor, cuando menos precursor de la teoría de la nada. 12
jurídico; y en torno a él van a desenvolverse con toda libertad las diversas Para llevar este razonamiento a la materia del derecho contractual, habrá
manifestaciones más o menos relacionadas con la vida contractual. que probar que el consentimiento tiene en éste, el mismo carácter que en la ce-
Pero aunque liberada del fardo de la solemnidad, la voluntad sólo se toma lebración del matrimonio. Ahora bien, para rendir esta prueba, no se requieren
jurídicamente en consideración, después de haber sido exteriorizada, después muchos documentos. La tradición es constante en este sentido y el Código la
de haber obtenido una apariencia de realidad. Es pues, indispensable que haya ha afirmado también, de una manera innegable en su ,artículo 1108.
surgido del fuero interno, que se ha!le vinculada a una palabra, a un gesto a
11 LocRÉ, t. IV, pág. 437, nos. 8 y 9.
un signo cualquiera, todos estos signos exteriores gozan de la presunción de 12 Debe advertirse que la teoría de los matrimonios inexistentes por falta de consenti-
estar en perfecta concordancia con la voluntad interna. Evidentemente que no miento es rechazada actualmente por casi toda la doctrina. CAPITANT llega inclusive a reGhc:.z1da
en todos los casos, sea que se trate de falta de voluntad, de un vicio esencial en la celebración
hay una certidumbre de causa a efecto, pero hay, cuando menos, cierta probabi- o de la identidad del sexo, la sanción es siempre la nulidad absolut~. HPat'la nosotros, dice~
lidad de que el proceso de manifestación de la voluntad externa sea la repre- no hay diferencia entre la nulidad absoluta y la inexistencia. DeCir de un acto que es nulo
sentación de la voluntad interna. -r:ul!um est- o que no existe, es absolutamente la misma ccs<1". (t. I, pág. 187). 'léase
también PLANioL y RIPERT, col. RouAST, op. cit., t. II, pág. 206. Contra, JossERAND, op. cit.,
De esto resulta que si la primera fase del acto de voluntad se haya viciada, t. I, pág. 419.
Contra las palabras de Napoleón, pueden citarse las afirmaciones de TRONCHET: "Jamás
la segunda parte lo estará también. Si este acuerdo se rompe, la suerte de la i un matrimonio es nulo de pl.eno derecho, hay siempre un títufo y una apariencia que es
t
lO BoNNECASE, t. III, pág. 160.

-¡ necesario destruír" (FENET. t. IX, pág. 53).

1
~ "=~
190 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
FALTA DE CONSENTIMIENTO 191
Volviendo a la cuestión de saber si la. teoría de la inexistencia debe interve-
nir en los actos en que falta el elemento volición, veamos en primer término, trata de buscarse la explicación jurídica y la sanción aplicable a un acto se-
cuáles son los aspectús que puede revestir la falta de consentimiento. mejante.
Materialmente, físicamente, si se quiere, existe la manifestación de la volun-
Partiendo de la idea de que la falta de voluntad implica la falta de concor-
tad eXterna. Pero no basta decir sí, o poner su firma. Es necesario que entre el
dancia entre.la voluntad interna y la voluntad externa, distiguiremos dos situa-
hecho de decir sí o de firmar y el proceso interno y previo a la conclusión del
ciones, que sólo difieren una de otra, en algunos matices, y que nos harán com-
contrato, exista una simetría; es preciso que el gesto o la firma sean el reflejo
prender mejor en qué medida la doctrina de la inexistencia es falsa. Se trata,
de un razonamiento válido, en una palabra, es necesario que la voluntad tenga
por una parte, de la falta de voluntad como consecuencia de la falta de capa-
un substrato interno.
cidad de raciocinio; y por otra, de la falta de voluntad que es consecuencia
Ahora bien, en los casos hasta aquí enunciados, si bien hay una presunción
directa e inmediata de circunsta:ncias exteriores que han interpuesto una barre-
de voluntad externa, casi no existe la voluntad interna. Ni el enajenado ni la
ra infranqueable entre los dos estadios de la voluntad de una de las p¡¡rtes, o
persona ebria, pueden en el estado mórbido de su cerebro, tener los elementos
entre las voluntades de las dos partes contratantes. Señalaremos algunos
de un juicio dotado del sentido de responsabilidad. La película se proyecta en
ejemplos. la pantalla porque los ra:yos del aparato eléctrico han encontrado en su camino
En la primera categoría puede citarse el caso del niño de corta edad, del las imágenes anteriormente fijadas en la película. En el cerebro del idiota no
idiota, de la persona que se halla en estado de completa ebriedad. puede decirse que haya imágenes, puede ser que existan muchas, pero todas
En la segunda, habitualmente se alude a la concurrencia del error-obstáculo. estas imágenes son tan desproporcionadas que nada tienen d~ común con sus
Sobre cada una insistiremos después en forma más detallada. Por ahora gestos exteriores. En concecuencia, en todos estos casos la v~luntad interna está
haremos notar simplemente que en el primer caso, el proceso d~ la voluntad totalmente ausente, y esto entraña, necesariamente, la destrucción de la volun-
desaparece completamente; en el segundo, sólo hay una falsedad o engaño que tad externa consignada en un acto jurídico. Es evidente pues, que también este
destruye toda la cohesión de sus elementos. Y esto tiene interés desde el punto acto debe qu!!dar fuera del campo de la teoría de las obligaciones.
de vista de la sanción aplicable. ¿Qué decir de la sanción? A este respecto tomemos el acto del enajenado ·
Dediquemos pues, dos párrafos consagrados a la falta de voluntad por in· cuya interdicción no ha sido declarada, ni ha sido internado, y se encuentra
capacidad de raciocinio y a la falta de voluntad por la discordancia entre la por tanto, fuera de toda presunción de incapacidad. ¿Cómo resolver el proble-
voluntad de las partes y, al mismo tiempo, entre la voluntad interna y la volun- ma de su ineficacia?
tad externa. La doctrina clásica se ha inclinado por la tesis de la inexistencia. 13 Su pun-
to de vista es sostenido actualmente sobre todo por JossERAND. 14
a) Falta de consentimiento por incapacidad de raciocinio En cuanto a la doctrina actual, se encuentra dividida: hay autores que han
hecho su elección en favor de la nulidad absoluta, 15 pero los hay también
Es indudablemente correcto sostener que el acto de voluntad del l}iño de que han seguido el parecer de la jurisprudencia, pronunciándose por la nuli-
corta edad, del enajenado y de la persona que se encuentra en completo estado dad relativa. 16
de ebriedad, carecen de todo elemento de raciocinio. , ¿Cuál es la fuente de las divergencias?
¿Cómo podría, en efecto, pretenderse que el niño de ocho o diez años se dé
13 DEMOLOMBE, op. cit., t. XXIV, núm. 81; DEMANTE y CoLMET DE SANTERRE, t. II, núm.
cuenta plenamente de la gravedad de las obligaciones que contrae? ¿Cómo po· 275 bis; LAURENT, op. cit., t. V, núm. 313; t. XV, núm. 464; t. XIX, núm. 48; Huc. t.
dría admitirse que fuera eficaz la obligación contraída por aquel cuya razón VII, pág. 32; BUFNom, lección 33, pág. 482.
está alterada a consecuencia de una grave afección de su sistema nervioso o por 1
fi
H Op. cit., t. I, págs. 101 y 302.
15 CouN y CAPITANT, op. cit., t. l, pág. 598; PLANIOL y RIPERT, col. SAVATIER, op. cit.,

l
la ingestión de una gran cantidad de alcohol? t. I, pág. 756; HfMARD, Théorie et pratique des nuliités dt's sociétes, pág. 142.
16 Cass. 9 de noviembre de 1887 (S. 87, l. 461); Bordeaux, 14 de enero de 1857 (S.
Pero si es muy fácil responder negativamente, no sucede lo mismo cuando 57. 2. 253); Nimes, 2IS de enero de 1891 (D. P. 91. 2. 97); Poitiers, 3() octubre 1893 (S. 95.
2. 225); Borde:wx, 22 ;,bril 1896 (D. 96. 2. 455; S. 96. 2. 232).

1
192 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
1
~ FALTA DE CONSENTIMIENTO 193

Reside en el hecho de que el Código no contiene ninguna disposición a este no sólo de una falta de concordancia entre los dos estadios que debe seguir
respecto. Por esto la doctrina ha dado libre curso a una interpretación más o me- el acro de voluntad de la misma persona, sino además de una grave discordan-
nos conforme a las realidades de hecho. Los clásicos han aplicado la sanción cia entre el contenido de la voluntad de cada una de las partes, discordancia
de la inexistencia, por el simple motivo de que falta el consentimiento. La doc- que nos coloca en la imposibilidad de encontrar los rasgos de un consentimiento
trina reciente, por el cont~ario, se ha aferrado a los principios de derecho 17 y jurídico. Así sucede en tres casos muy parecidos, pero que no se confunden: el
el acto del idiota se ha sancionado con la nulidad absoluta, en tanto que la ju- error sobre la naturaleza del contrato, el error sobre la identidad del objeto de
risprudencia mostrándose menos exigente que de costumbre e inspirándose al la obligación -ambos bien conocidos desde el derecho romano-, y el error
mismo tiempo en la actitud que el legislador había adoptado en los casos del sobre la causa.
enafénado interdicto y del enajenado internado (artículo 502 C. Civ. y 39 de Aunque su análisis haya tenido casi siempre el mismo aspecto, y aunque des-
la ley de 30 de Junio de 1838), ha aplicado la nulidad derivada de la protec- de el punto de vista de la sanción, hayan sido orientados hacia la mis-
ción legal. ma solución, es preferible tratar de penetrar, de descubrir y de estudiar la na-
La misma divergencia se encuentra respecto de la sanción de la obligación turaleza de cada uno.
asumida por una persona en estado de ebriedad. Particularmente la jurispru-
dencia se ha pronunciado en favor de la nulidad fundada en la protección ex- El erro~ sobre la naturaleza del contrato
clusiva de la víctima. 18 Parece, sin embargo, dicho sea de paso, que se ha Citemos desde luego el ejemplo clásico: por razones de conveniencia, Prirnus
indinado por esta solución porque en todos los casos que ha tenido que resolver, quiere vender un objeto. Con este fin acude y hace una proposición a Secundus.
la ebriedad ha sido el resultado de maniobras dolosas del otro contratante que Este acepta y recibe el objeto creyendo que se trata de una donación. Hay
ha querido aprovecharse de la ofuscación de la razón de la víctima. 19 pues, una discordancia absoluta entre sus voluntades; el primero supone los
En todo caso, sea que se admita la tesis de la nulidad absoluta, o que se elementos y consecuencias de una venta, no obstante que el segundo agradece
prefiera ver una ampliación de la protección legal, existe un hecho indiscuti- los buenos sentimientos que se le han demostrado de tan generosa manera.
ble: no tiene aplicación ya la teoría de la inexistencia. ¿Cómo considerar dicha operación? ¿Qué efectos jurídicos deben atri-
buírsele?
b) Falta de consentimiento a· consecuencia de un error-obstácul.o Si esta ha sido ejecutada, el estado de hecho resultante del error originará
complicaciones, toda vez que, no io olvidemos, se trata de un problema de orden
El problema del error-obstáculo zo no es tan sencillo como pudiera creerse
psicológico. He contratado una venta, he dado el objeto y espero que la otra
a primera vista. Provoca todo una serie de difi:::ultades tanto en relación con
parte ejecute su obligación. ¿Quién puede conocer la conclusión de mi razo-
el desacuerdo que el error origina entre la voluntad interna y su manifestación namiento?
exterior, como en relacion con el conflicto que puede resultar de la falta de co-
Si por el contrario no ha habido ejecución alguna, la solución podrá enca-
ordinación entre los elementos de las dos voluntades que deben concurrir a fin
minarse hacia una recíproca inteligencia, porque la demanda de cumplimiento
de llegar a la conclusión de la obligación de carácter bilateral. Trátase pues,
al poner hs panes frente a frente no tardará en descubrir el error.
17 CouN y CAPITANT, l, pág. 597. En tL'c!o caso el problema se sitúa en el campo del consentimiento: el ,error
lB Rennes, 14 julio 1849 (D. 49. 2. 5; S. 50. 2. 36); Toulouse, 25 de julio 1863 (D.
63, 2. 139; S. 64, 2. 138); Dijón, 9 de marzo de 1891 (S. 82. 2. 220); Renn~s, 6 de junio sobre la naturaleza del contrato ha impedido el acuerdo de voluntades. Y los
de 1891 (D. 81. 2. 248; S. 82. 2. 23) Dijón 29 de junio 1881 (S. 82. 2. 192); Nimes 29 ddrnsores dt' la teoría de la inexistencia afirman que es tal la gravedad del
de en,ero de 1890 (D. pág. 91 2. 97).-
I'J AUBI>Y y RAu, op. cit., t. IV, pfo. 373, pág. 478 nota 5; PLANIOL y RIPERT, col. EsMEIN,
error que origina un obstáculo de tal manera insuperable que sólo la inexisten-
op. cit., t. VI, pág. 227. cia put>de poner fin a semejante operación, 21 que sólo ésta podía dar una ex-
:-!o El término <~error·ohstáculn" fué usado por primera vez por LAROMBIERE, Oblig. t. I,
orrículo 1110, núm. 29, pero gozaba de mayor aceptación en el derecho iraliano. Resucitado 21 DEMO\.OMBE. t. XIV. no. 52 y 125; Huc. t. VII pág. 33; &uoRY LACANTENERIE y
por la tesis de GAuDEFROY --<:on este mismo titulo-- (París, 1924), sigue usándose conti- BARDE. Obllg. t. I. pág. 80: BuFNom Ha. lección (pág. 482); DEMOGUE. t. I, pág. ]oSSE-
nuamente en la doctrina. """'" t. lll. p.ig. 33.
194 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTI:iS FALTA DE CONSENTIMIENTO 195

p!icación racional a la concepción de ese monstruo de dos cabezas muerto antes En el segundo caso 25 el asegurado había firmado un contrato de seguros
de salir a la luz de la vida contractual. para evitar las pérdidas provocadas por un incendio eventual de su inmueble,
Pero la doctrina actual sustenta una solución por completo diversa, o más ignorando que su firma le obligaba, en virtud de los Estatutos de la Sociedad
bien, dos soluciones. En efecto, si la mayoría está acorde con rechazar la inexis- y de las cláusulas de la póliza de seguro, a contribuir también a las pérdidas
tencia, la divergencia surge cuando se trata de elegir entre los dos grados de de la Compañía.
la sanción legal. CAPITANT y BEUDANT se inclinan en favor de la nulidad abso- Teniendo que resolver el conflicto surgido de tales arrores, la jurispruden-
luta, 22 mientras que EsMEIN y DE LA MoRANDIERE adoptan una solución me- cia se inclinó por una solución que creemos no se halla lejos de la verdad. Adop-
nos sev«ra: creen que el error sobre la naturaleza del-eontrato es un simple vicio, tó una concepción intermedia entre el error y el dolo, considerando que el error
que puede ser borrado por la acción de la anulación. 23 EsMEIN, sobre todo, sólo existió por parte del asegurado y que dicho error fué el resultado de ma-
llega a esta conclusión construyendo su razonamiento sobre los siguientes · niobras dolosas de la Compañía de Seguros. En consecuencia, e<)nsideró dicho
argumentos: error como un simple vicio del consentimiento. · ·
Recurre desde luego al artículo 1109 que a su juicio debe ser interpretado
de la manera más amplia posible, ya que "enuncia de manera general, el error Error sobre la identidad del objeto
como vicio del consentimiento".
El error que resulta por este concepto, como fácilmente se ~omprende, es
En segundo lugar, dado que el mismo PoTHIER imbuí do del derecho romano, más teórico que práctico. En efecto, es muy raro que un comprador adquiera
colocaba en primer plano el error sobre el negotium, sería absurdo pensar que un objeto antes de cerciorarse de sus rasgos característicos. Si no obstante, tal
los redactores del Código 1?. hubieran exduído. error se produce, afectará indudablemente, en primer término, la manifestación
Finalmente, un argumento de orden lógico: sería injusto sostener otro régi- de voluntad de los dos contratantes. 26 ·
men jurídico para este error que se distingue de los otros por matices más o Primus se ha puesto de acuerdo con Secundus para la celebración de un
menos perceptibles. ¿Por qué el error que recae sobre la naturaleza del contrato contrato de venta cuyo objeto es una de sus casas situada en la misma calle,
-y la observación es válida para el error-obstáculo en todos sus aspectos- es pero de números diferentes. Firmado el contrato, el comprador efectúa el pago
prescriptible en un plazo de treinta años, en tanto que el error sobre la subs- del precio, pero se le pondrá en posesión hasta que expire el arrendamiento de
tancia de la cosa y sobre la persona, desaparece en un lapso de diez años? Más los actuales inquilinos. Transcurrido el término, con gran sorpresa comprueba
todavía, a pesar de la prohibición de confirmación, si las partes han ejecutado el día en que es puesto en posesión, que ha sido víctima de una equivocación.
el contrato, el error-obstáculo que había afectado al consentimiento quedará Desgraciadamente el proceso no se evita, porque cada una de las partes se cree
sin efecto, ya que [a confirmación tácita, nacida de la ejecución, entraña su con derecho de obtener una satisfacción material; una alegando que había per-
desaparición. dido la ocasión de vender su casa a una tercera persona en un predo mayor, la
¿Cuál es la opinión de la jurisprudencia? otra arguyendo que también había perdido una ocasión contraria y que, ade-
Ha ~enido dos veces ocasión de establecerla, en juicios relativos a la mate- más, había firmado un contrato de arrendamiento por cuya ruptura serían
ria de seguros. inevitables los daños y perjuicios.
En el primer caso 24 el error se debió al hecho de que d asegurado había ¿Cómo resolver el conflicto? ¿Qué sanción debe aplicarse?
tratado con una compañía de seguros mutuos, cuando creía hacerlo con una La doctrina clásica mantuvo siempre su punto de vista en favor de la teoría
compañía de seguros a prima fija. de la nada, 27 fundándose, como en el primer caso, en la falta de: acuerdo en-
22 CoLIN y CAPITANT, t. II, pág. 34; CAPITANT, Cause, 24; BEUOANT y LAGARDE, VIII, 25 Req., 9 de diciembre 1913 (Gaz. PaL 1914. l. 229). Véase también, París 4 de
pág. 71. marzo de 1924 (D. H. 1924, P. 209) en que el error sobre la naturaleza de los 'titulos.-
23 PLANIOL y RIPERT, col. EsMEIN, t. VI, pág. 253; CELICE op. cit., pág. 172; ]ULLIOT valores se ha considerado como un error sobre la substancia.
DE LA MoRANDIÉRE, Cours Iic. 2o. año 1937, pág. 38. 26 Cfr. R. SALEILLES, De />1 décl. de yo/orJté, pág. 32·33.
24 Req., 4 de mayo de 1878 (D. 80. I, 12; S. 80. 1, 125). 27 Huc. t. VII, pág. 33.
TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE CONSENTtMIENTO 197
196

tre las voluntades de las partes. Seftalaremos, de paso, sin embargo, que esta co:a? o para usar la terminología de la doctrina, ¿qué son en el fondo el
solución no evitaría se originaran ciertas consecuencias de orden penal por el e:r:>r sobre la cualidad est>ncial de la cosa y el error sobre la cualidad esencial
contrato de arrendamiento del adquirente. de !a ?ersona, si n:> un error sobre el fin, un error sobre el propósito perse-
Como quiera que sea, la doctrina moderna sigue fielmente la ruta que guido por la par te que se ha obligado? Por lo demás, el artículo 111 O en
hemos trazado para el error sobre la naturaleza del contrato, haciendo valer su segundo párrafo, usa una expresión que es muy significativa, cuando dice
que el error sobre la persona sólo entraña la nulidad cuando la consideración
los mismos argumentos.
de esta persona ha· -sido "la causa principal de la obligación". 30 Sin embargo,
Antes de terminar debemos citar en el mismo orden de ideas, el error sobre
esto no quiere decir que el error sobre la causa deba tomar el lugar del error
la existencia del objeto, que según la opinión de JossERAND, sería también una
soSre la pers::ma, porque sólo se asemejan por su naturaleza subjetiva; en su
causa de inexistencia. 28 Pero debemos colocarnos verdaderamente en el campo
aspecto jurídico se alejan y conservan toda su individualidad.
psicológico, ¿es necesario recurrir al consentimiento para encontrar la sanción
Cuando estudiamos la teoría del acto jurídico vimos que la causa es,
de la inexistencia por falta de objeto?
según e! lenguaje moderno, "el fin mediato en relación con la voluntad de
Bien se comprende que, en el fondo, el error sobre la identidad es muy
obligarse", 3! pero es también el fin inmediato -la causa clásica-, de la vo-
parecido a la noción del error sobre la existencia. Por tanto, sin desconocer
luntad de obligarse.
la importancia reservada al juego de la inexistencia en el dominio del consen-
timiento, sin desconocer su propósito de hallarse en un plano en que sus ele- No debe creerse que poniendo frente a frente el fin mediato y el fin
mentos pueden moverse a su antojo, nos parece que el error sobre la existencia inmediato se pretenda hacer un simple juego de palabras. Por obscura que
del objeto no es otra cosa que la falta de objeto sancionada de una manera sea, la teoría de la causa no se presta a semejantes intenciones. Estas expre-
categórica por el artÍcu!o 1601: "si en el momento de la venta la cosa vendida siones representan simplemente una discriminación interior de la composición
ha perecido en su totalidad, la venta será. nula". Por lo demás todos están de su noción con respecto al acto de voluntad.
de acuerdo sobre el carácter general de este artículo. Ahora bien, el acto de voluntad supone, lo hemos dicho anteriormente,
En resumen, el error sobre la naturaleza de! contrato y sobre la iden- la reunión de dos elementos: 32 el consentimiento, la voluntad exteriorizada
tidad del objeto impiden todo contacto entre las voluntades de las partes que se traduce jurídicamente por la manifestación de la !'tomes~, y la con-
contratantes. Falta, pues, el consentimiento, y por esto el consensum, de que sideración del fin a conseguir por medio de esta promesa que se vincula a
la primera fase del proceso de la voluntad. El acto de voluntad cuando se
nos hablan los romanos, no existe.
vierte en el molde de un contrato cualquiera, se halla vinculado a la realiza-
Error sobre la causa de la obligación 29 ción de un fin, a la obtención de un resultado jurídico. Por consiguiente
"la obligación no es más que un medio para alcanzar un fin" 33 y la promesa
Con el error sobre la causa, tocamos el aspecto más complicado del pro- no es más que el resultado de una larga deliberación en que los fines de las
blema de la falta de voluntad. Aun teniendo el mismo escaso relieve, la partes se han encontrado de una manera más o menos concreta, y se han
misma fisonomía jurídica, el mismo carácter psicológico, el error sobre la puesto de acuerdo.
causa de la obligación se distingue de los casos hasta aquí analizados por el Determinada así la relación que existe entre el acto de voluntad . y la
hecho de que casi siempre está íntimamente ligado al razonamiento de una
so J. DELACHENAL, De l'influence exercée par l'art. 1110 sur la determination de la
sola de las partes. Por lo mismo, es muy parecido a los errores previstos cause, en Rev. Crit. de Legisl., 1904, pág. 596; MAURY, Essai sur le role de Id notion d'équi·
por el artículo 1110. ya/ence en droit civil, tesis, Tolosa, 1920, pág. 113; Ta. ]ONASCO, Evolution de la notion
tie la cause dans le conv. a titre onéreux, tesis, Paris, 1923, pág. 93; i3oNNECASE, op. dt., t. II,
En fin de cuentas, ¿cuál es la esencia del error sobre la substancia de la pág. 668 y 734; CAPITANT, op. cit., pág. 224.
31 joNAsco, Récentes destinées de la théorie de la .:au.<e dans les obligations, Rev. trim.
23 JossERAND, II, pág. 33. 1931, pág. 43.
2ry CAPITANT,La cause dans les obligations civiles, pág. 220; joSSERAND, Les mobiles dans 32 CAPITANT, op. cit., pág. 19.
/e; cctes juridiques du droit privé, pág. 44. 33 CAPITANT, op. cit., pág. 19.
198 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE CONSENTIMIENTO 199

causa, nos resta acudir a la composición de ésta, siempre a través del acto c1on de informarse de la conducta de ,su amiga, se obliga a subvénir a sus
de voluntad. Y aparece entonces la noción del fin, bajo dos aspectos: fin necesidades proporcionándole una pensión para el cuidado del niño. Pero más
inmediato y fin mediato.34 tarde, n:> sin desilusión, comprueba que su querida amiga había compartido
El primero -fin inmediato-, es de naturaleza abstracta y objetiva, está amplia!llente con otros ios sentimientos que tiernamente le había manife~tado.
contenido en el interior de la obligación y sobre él se halla estructurada la Por fortuna, el pretendido padre tiene todavía suerte, porque no ha sido
ejecución de la promesa. ¡¡premiado para ejecutar sus obligaciones. Sin embargo, el día en que ia viuda
El segundo -fin mediato-, es el fundamento de la voluntad de celebrar infiel va a exigirle el cumplimiento, en vez de pagar, le presenta la larga
el contrato, es pues, inmediato con relación al contrato y mediato con relación lista de sus amistades. Y es obvio que probada la mala conducta, se liberará····· · ·
a la obligación y su naturaleza es subjetiva y concreta. de la carga de la paternidad tan generosamente establecida por las obligaciones
Fin inmediato y fin mediato concurren a la elaboración del acto jurídico, que había asumido.
ambos determinan el nacimiento del acto de voluntad y van a influir en la En este ejemplo, el fundatpento de, la ineficacia, es, como fácilmente se
gravedad de la sanción. comprende, un error sobre el fin medi~to de la obligación. El error ha fal-
Desde el punto de vista de la ineficacia vinculada a la noción de la causa, seado el proceso cuya deliberación condujo a la celebración del acto, después
debemos advertir que, sea que se trate del fin inmediato o del fin mediato, de haber configurado el deseo del pretendido padre de gratificar al hijo de
la causa ilícita o inmoral es sancionada por la nulidad absoluta, mientras que la que un día fué dueña de su corazón. Y puesto que sólo .él podía conocer
el error sobre la causa pasará por el tamiz de una distinción: estará afectado las razones que lo determinaron a obrar'de esa manera, ya que sólo él poseía
de nulidad absoluta ;i ha sido errónea la consideración del fi~ inmediato; por el secreto de su gesto generoso, es obvio que descubierta la infidelidad de
el contrario, se inclinará hacia la nulidad relativa si el fin mediato es el su amiga, sólo a él le incumbe cumplir o desconocer ~us obligaciones aun '
único afectado, y evidentemente; la parte cuyo razonamiento ha sido equivocado afron:ando el poco grato papel de padre desilusionado. 37
deberá obtener sentencia favorable. 35 El problema se plantea casi de la misma manera para los contratos a.
Para c:iptar mejor los rasgos de esta distinción y el interés jurídico del título oneroso. He aceptado o he propuesto a otro que me proporcione deter-
problema con respecto a la sanción, tomaremos alguno de los ejemplos que minada cantidad de mercancías, porque tengo necesidad de completar la exis-
nos ofrece la jurisprudencia: 36 una mujer viuda, a consecuencia de un desliz ten~ia que mi establecimiento tendrá que vender en una feria internacional, y
da a luz a un niño. Después de algún tiempo logra convencer a uno de por ello, además, advertí a ese tercero que la entrega debería realizarse dentro
sus amigos que él es el verdadero padre, y éste, sin haber tomado la precau- de los tres días anteriores a mi partida.
Es evidente que la causa de mi obligación en éste, como en el anterior
34 Sobre todos estos puntos, véase el not1ble estudio de Ta. JoNASCO, Profesor de la
Universidad de Jassy (Rumania); Récentes destínées de la théorie de la cattse dans les ejemplo, está muy cercana a motivos de orden personal que me h:m orillado
obligations, Rev. trim., 1931, pág. 19; en contra, bajo el mismo título, J. DABIN, en la "Bel· a contratar: he pretendido hacer la adquisición de la mercancía a fin de
gique ]udiciaire", 1929, pág. 331 y sgt.
35 Cfr. EsMEIN, nota sobre el Caso 16 de noviembre 1932 (S. 1934. l. 2).
revenderla y obtener ganancia con la diferencia de precios, y por el hecho
36 Req. 7 julio 1931 (D. H. 1931, pág. 445). Sobre el error en la causa, pueden mismo de que mi cocontratante ha quedado enterado de mis intenciones, mis
verse también:
Req. 30 julio 1873 (S. 73. I, 448). motivos personales están discretamente or:ientados hacia el fin inmediato de mi
Req. 28 febrero 1905 (S. 1905. I, 212). voluntad. (Véase, sobre todo: Orléans 18 de enero de 1895 D. 1895. 2.417).
Cass., 22 de noviembre 1909 (D. 1910. I, 407).
Req., 11 junio 1912 (D. 1913, I. 286) • (S. 1912. I, 177). Pero de muy distinta manera debe razonarse cuando el error recae sobre
Cass., 28 enero 1913 (S. 1913. I, 487). el fin inmediato. Así, para los causalistas como p¡¡ra los anticausalistas, la
Req., lo. julio 1924 (D. 26. I, 27).
Cass., 14 de marzo 1927 (Gaz. Pal. 1927. 2, 37). causa de la libera!idad halla su plena expresión en lo que los romanos Ila-
Req. l3 de diciembre 1927 (S. 1928. I, 125).
Req., 6 de junio 1932 (D. H. 1932, pág. 396). 3~ Sobre el motivo considerado a través de la intención de donar, véase AuBRY y RAu,
Aix, 12 noviembre de 1904 (D. 1907. 2, 295).
Bourges 9 de febrero 1912 (S. 1917. 2, 121); nota L. HuGUENEY.
e,,. cit., t. X, pág. 654; CAPITANT, La cause, pág. 487.
200 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE OBJETO 201

rnaron el animus donandi. He aquí un ejemplo en que el error va nece- nada por el buen sentido y la lógica más absoluta, a pesar del talento y
sariamente a eclipsado. la competencia de sus defensores, basta examinar más atentamente la teoría
Un padre envió a su hijo al frente. Terminada la gue~rra espera, en de la inexistencia para convencerse de que su esplendor está mantenido por
\-"ano, por algunos años su retomo. Perdida la esperanza, rduelve instituir ficciones muy alejadas del realismo jurídico, y demasiado tajantes para que
heredero a otra persona; pero poco tiempo después, colmado de felicidad, puedan pasar desapercibidas. Además, ¿_no basta el carácter imperativo del
sabe que aquel a quien tenía por muerto, vive aún. Ante es.ta noticia que artículo 1108 para imponer la intervención de la sanción legal?
trastorna completamente su acto de voluntad, ¿qué debe decirse de tal ins-
titución? § 2.-FALTA DE ÜBJETO
¿Debe creerse que el amor paternal recaerá definitivamente sobre la per-
sona del. nuevo heredero, o por el contrario, vuelve a aquél que en cierta forma El acto de voluntad sólo es completo en tanto que entra en contacto con
un objeto más o menos material, en tanto que ha sido por así decirlo, referido
resucitó?
Debe concluirse que el animus donandi es más poderoso qu~ los sentimien- a alguna cosa que se transmite realmente del patrimonio de un contratante
tos de las dos personas que tienen el mismo cuerpo, el misi;no corazón, la al del otro. No basta, pues, que se dé forma a las voluntades de las partes,
misma sangre, y que, por consiguiente subsiste la causa que determinó la es necesario, además, que su representación exterior esté vinculada a un hecho
real, a una cosa jurídicamente reconocida y que revista ya una forma pura-
mencionada institución.
mente material, ya consistente err la prestación o ejecución de un hecho; si
Sin tener la pretensión de afirmar que esto sería imposible, hay plena
razón en decir, y nadie podrá discutirlo, que después de la aparición del ninguna de ellas existe, no puede entrañar la conclusión de un vínculo obli-
verdadero heredero, la liberaiidad de sus autores o de su autor, se apoya gaáonal.
en una causa errónea, o si se prefiere, aun está desprovi~ta de causa. 3
8 Si no obstante, el acto jurídico está desprovisto de objeto, ¿qué .debe
En todo caso, el error sobre el motivo sólo es causa de nulidad cuando decirse: habrá que considerarlo como inexistente y en consecuencia, habrá que
recae sobre "el motivo principal y determinante del contrato".
39
Propia- ver una aplicación de la teoría de la nada? o bien, ¿debe recurrirse a la
mente hablando, pues, el juego de "los móviles determinantes'", como el error, nulidad absoluta?
entra en contacto con el motivo concerniente al fin mediato respecto del La respuesta requiere el previo análisis de la noción de falta de objeto.
¿En qué casos puede decirse, en efecto, que falta el objeto?
acto de voluntad.
En conclusión, al terminar esta exposición sumaria de las manifestaciones La naturaleza del objeto parece vincularse, en más de un aspecto, al
de falta de consentimiento, debemos sentar que la teoría de la inexistencia ha mismo cri!etio que la manifestación de la voluntad. Porque en aquél como
en ésta se necesita, al menos aparentemente, de alguna cosa que revista un
fallado siempre.
Descartada de los actos ejecutados "materialmente, pero s.in manifestación aspecto material, o cuando menos, tendiente a transformar la prestación en
de una voluntad consciente" 40; privada de todas las posibilfdades que le ha alguna cosa apreciable desde el punto de vista patrimonial. Aun cuando nos
ofrecido el error destructivo de voluntad; sin ninguna influencia sobre las cau- hayamos puesto de acuerdo para vender y comprar un objeto que en realidad
sas en que los principios de derecho natural le han prodigado ampliamente no existe y sobre cuya existencia creemos firmemente, nuestras voluntades
su apoyo, ha fracasado cuantas veces nos ha dado oportunid.'ld de comprobar por decididas que estén, no podrán imprimir fuerza obligatoria a nuestro
su milagroso prestigio, resignándose finalmente a recuperar su dominio teó- acto jurídico. Por ejemplo, es de todo punto evidente que t:n la venta de un
rico. En él permanecerá, porque a pesar de su estructura plenamente ilumi- objeto ya perdido en el momento de la celebración del contrato, la rela-
ción jurídica está construída en el aire. O bien, el caso de un contrato cele-
3SVéase París, 9 de febrero de 1867 (S. 67. 2, 129; D. 67. 2. 195). brado sobre la existencia de un privilegio cuya prescripción ignoramos, y
39Cass. 16 de marzo de 1898, antes citado.
40 CAPITANT, lntroduction a l'étude du droit ciYil, pág. 320, nora, 1; véanse también: cuyo ejercicio ha pasado al dominio público; a pesar de nuestro deseo de
Cas. 9 de noviembre de 1891 (S. 94, I, 78), Cas. 21 de junio de Hi97 (S. 99, I, 308).
hacer respetar el contenido de 'las cláusulas que hemos discutido ampliamente,
202 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE OBJETO 203

nada podremos hacer. O más todavía, el caso de la existencia del objeto La venta de una cosa ya perdida al momento de celebrarse el contrato,
presentado bajo el aspecto de una prestación a ejecutar, es decir, la obligación carece de objeto y debe considerarse nula, dice el artículo 1601. Vendo hoy
del deudor consistente en la elaboración de un objeto que estuviera en la un inmueble de mi propiedad sin saber que había sido destruído dos días
posibilidad de hacer. Si esta prestación no puede cumplirse porque su eje- antes por un incendio. Por la aplicación del citado artículo el acto de venta
cución se haya limitado a un término muy breve, o porque el deudor ca- no producirá ningún efecto jurídico. Y todos están de acuerdo en reconocer
rezca de los conocimientos necesarios para su realización, se comprueba sin que esta sanción debe extenderse a todos los contratos en que el objeto
esfuerzo que falta el objeto. Así, yo me oblig~. ~- construir un hotel de diez haya perecido en su totalidad. A esto se debe que la sociedad constituída
pisos en cinco días, o me obligo a pintar un cuadro sin tener la menor idea con aportaciones ficticias esté afectada de nulidad. 45 Por lo demás, a este
sobre el arte pictórico. Esta obligación no puede tener consecuencia alguna respecto, no es difícil encontrar los más variados ejemplos.
por mis escasas aptitudes para la pintura, y tampoco puede apoyarse en mi En cuanto a la imposibilidad física, a pesar de los caracteres seductores
vocación que se reduce a algunas nociones superficiales, por no decir rudi- de la teoría de la inexistencia, ha puesto también su destino en manos de
mentarias, siendo indudable que no podrá realizarse jamás por la simpl~ razón quienes sostienen la teoría de las nulidades.
de que ni mis manos están habituadas a trazar las líneas de un retrato o de A este fin, citemos un ejemplo un poco complicado tomado de la prác-
un paisaje cualquiera, ni mi espíritu está iniciado en los secretos de la com- tica de los negocios comerciales: un banquero había recibido una orden de
binación de los colores. Encontrándome, pues, a la vez, en la imposibilidad uno de sus clientes, para comprar en la Bolsa títulos-valores; dicho cliente
física y en la imposibilidad intelectual, dicho contrato carecerá de objeto. le especificaba que la compra debería hacerse al principio, es decir, en el
Delimitado así el campo de la noción de la. falta de objeto, volvamos primer momento. Pero la orden le es entregada hora y media despues, casi
a la cuestión que nos hemos planteado antes: ·¿el contrato dejará de ·existir a media sesión, y aun encontrándose en la imposibilidad de satisfacer la
a consecuencia de la aplicación de la inexistencia o de la nulidad? condición puesta por su cliente, tanto más que la cotización sólo le es conocida
Los clásicos, siempre resolvieron el problema de una manera muy sim- después de la conclusión de todas las negociaciones, la operación que celebre
ple: la falta de objeto en el acto jurídico deberá necesariamente poi1er en podrá destruirse siempre que el c1iente, o para referirnos a la sentencia del
movimiento la teoría de la inexistencia, porque se trata de un objeto que ma- juicio, la cliente no tenga dificultad alguna en obtener en su provecho la
terialmente no existe, 4 1 o de una prestación imposible de cumplir. 42 Sabido nulidad de la orden dada, sobre todo cuando existe una diferencia entre el
como es, que sus continuadores actuales siguen fielmente la concepción orgá- precio del principio y el del fin o el del momento en que la operación se ha
nica del acto jurídico, también en su opinión la falta de objeto al traducirse concertado. 46 Se trata, en todos los casos, de la aplicación del principio roma-
en la falta de soporte material del vínculo obligatorio, hará que intervenga no: irnpossibiliurn nulla est obligatio.
plenamente la inexistencia. 43
Sin embargo, ésta no es la opinión de la mayoría de la doctrina mo-
derna y menos todavía de la jurisprudencia que constantemente ha sostenido 45 Req. 14 de junio de 1887 (S. 87. l. 407), tenier.do por objet<> la sccied,d anon1ma
apor::aciones de terrenos todavía no adquiridos por sus 1ni2mbros, ha ~ido dedarada nula,
la aplicación de la nulidad. 44 por estar constituida, dice la sentencia, con el fin exclUsivo de procurar a los fundadores
fondos que les eran necesarios para pagar y tratar de dar valor a los terrenos aportado~ a la
41 0EMOLOMBE, t. XXN, núms. 299 y 321; LAURENT, t. XVI, núm. 76; Huc, t. VII,
sociedad, y en los que la plus valía eve:>.tual y problemáti:a constituía por sí sola el fondo
núm. 67; BAUDRY LACANTINERIE y BARDE, Obíig., t. 1, pág. 296; AuBRY y RAu, t. IV,
social. Véase también la nota de LYON·CAEN a propósito de: París. 26 de no,·iembre de
pág. 534. 1885. (S. 87. 2. 171).
42 DEMOLOMBE, t. XXIV, n. 316; LAURENT, t. XVI, n. 80; Huc, t. Vil, pág. 98; BAUDRY
La falta de objeto ha sido igu3lmente hallada en la transformación de una sociedad
LACANTINERIE y BARDE, t. I, pág. 329; AusRY y RAu, t. IV, pág. 534.
en comandita en sociedad anónima cuando el capit~l no ha sido Íntegramer.te pagado: Req.,
43 BoNNECASE, Suppl., t. 111, pág. 140 y Préci; de Droit e;,;[, t. JI, pág. 292; ]oSSERAND, 12 de marzo de 1888 (S. 89. l. 304).
t. 11, págs. 58 y 60.
Pueden consultarse igualmente, Req., 17 de enero de 1905 (S. 05. l. 34); Lvcn, 14 de
4i DEMOGUE, Tutité des ob/igation;, t. 11, págs. 547 y 584; HÉMARD, Théorie et Pratique
junio de 1895 (S. 96. 2, 203); Besmcon, 17 de marzo de 1903 (S. 1904. 2, 289; D. 1904. 2,
de; nullité; de Societéo; de fait, págs. 41, 44 y 47; PLANIOL y RIPERT, colab. ESMEIN, op. cit., 241); Domi, 6 de agosto de 1903 (0 1907. 2, 337).
VI, pág. 293; CoLIN y CAPITANT, t. II; BEUDANT, t. VIII, págs. 114 y 122; E. GAUDEMET, 46 París, 22 de diciembre de 1908 (Gdz. Pa!. 1909. 1, 79).
Théorie de; ob/igations, pág. 93.
204 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXlSTENTt::S FALTA DE CAUSA 205

En resumen, bajo este primer aspec:o material -más adelante se en- en absoluto rodear la causa aparente de una presunción de perfecta validez
contrará el segundo: la forma-, la inexistencia no tiene mayor fortuna. en tanto no se demuestre lo contrario. En todo caso, sería completamente
Encerrada hasta ahora en principios que la hacían aparecer como la ver- inútil seguir la opinión de aquellos que quieren asimilar la falsa causa al
dadera y única solución posi!Je, creando en torno suyo una atmósfera cada error sobre la causa. 48 Porque si queremos apegarnos al sentido etimológico
vez más autoritaria, nos hizo creer inclusive, que fuera de ella se estaba de la palabra, se llega sin dificultad a ver en la operación de la falsificación,
expuesto a verse condenado por sostener ideas subversivas, y nos hemos con- la intención manifiesta de alterar la realidad y de engañar la apreciación
vencido por el análisis de cada uno de sus elementos, de que su acción, en de otros; cuando· mi ·querer ha sido erróneo, está fuera de mi previsión que
cierta forma irresistible, no es más que una falsa representación del espíritu el error intervenga para arrojar el germen de la desintegración sobre el acto;
impuesta únicamente por su aplastante simplicidad. en tanto que en la operación falsa, voluntariamente y a sabiendas se ha dado
Esta es la causa que explica por qué, en cuanto es sometida a la mínima al acto, para los fines que nos proponemos, un aspecto que por razones más
prueba, se caracteriza p::>r una pasividad e inercia desconcertantes. o menos personales, es más conforme a mis intereses.
¿Debe razonarse de otra manera cuando se enfocan las mismas nooones
§" 3.-:-FALTA DE CAUSA bajo el aspecto jurídico?
La causa sirve de enlace entre la manifestación ,de voluntad y el objeto No lo creemos, porque para colocarnos en el punto de vista de la causa
de.l contrato: entra en contacto con la voluntad desde su fase preparatoria, en el proceso erróneo, la causa ha sido deformada sin que lo sepamos; las
así como desde las primeras deliberaciones, hasta su conjugación en el acto causas de error han intervenido en la elaboración de nuestro razonamiento
jurídico, o mejor dicho, hasta la exteriorización de la voluntad interna y aclara sin que tengamos conocimiento, en tanto que en los casos de falsa causa,
también en gran medida, la trayectoria de la realización del objeto, princi- la celebración del acto a consecuencia de nuestro acuerdo, se halla encubierta
palmente en materia de contratos bilaterales. por la capa de .la apariencia, la realidad se halla oculta como resultado
A esto se debe que los autores no se hayan puesto todavía de acuerd::> de nuestra intención común. En otros términos, el error impide que nuestras
sobre su naturaleza jurídica. voluntades se hallen acordes, y la cuestión se reduce a falta de consenti-
Como quiera que sea, no es erróneo decir que faltando la causa, la miento, en tanto que la falsa causa obstaculiza la realización del fin que
relación o!:lligacional se halla amenazada de desaparecer; es, en cierta forma, ha determinado el acto de voluntad; debe hablarse, pues, de falta de cau-
sa. 49
el elemento de cohesión, el elemento que une entre sí a las partes del vínculo
jurídico. Volviendo a la falta propiamente dicha, debemos hacer notar que la
Pero, ¿en qué casos puede afirmarse con precisión que se está en pre- causa puede faltar total o parcialmente, 50 teniendo la primera más bien un
sencia de una falta de causa? carácter teórico que práctico.
Dejando a un lado la cuestión del error sobre la causa que hemos estu- Dicho esto, ¿qué sanción debe aplicarse a un acto desprovisto de causa?
diado anteriormente, y que hasta cierto punto puede ser considerado bajo
48 Contra, E. GAUDEMET, op. cit., pág. 122.
el ángulo que nos interesa ,4 7 debe incluirse en la esfera de la falta de causa 49 La jurisprudencia habla, sin embargo, indistintamente del error scbre la causa y de la
no solamente la falta involuntaria, la falta de causa propiamente dicha, sino falsa causa: Véase Orléans, 18 de enero de 1895 (D. 1895. 2, 147) de b que pu•den to-
marse estas palabras muy concluyentes: Hconsiderando que resulta de la semejanza de las
en cierta forma, la falta de causa voluntaria, es decir, la falsa causa, o si se dos actas de lo. de noviembre de 1893 y de sus enunciaciones, que b. int¿ncióu común,
prefiere, la causa simulada. de las partes contratantes era la construcción de una escuela; que la adquisic~ón del terreno
vendido por L. sólo habí.a sido hecha con este fin; que la construcción de la escuela ha sido
Respecto de la última -la faha causa-, ciertamente, es discutible si m•nifiestamenre la condición determinante de la venta del inmueble y dei contrato de obra".
hay o no falta de causa, tanto más que aparentemen~e el acto se ha moldeado 50 "Considerando que el inmueble vendido por ser impropio para la construcción pro·
yectada, ha habido error en los contratantes sobre la susta,xia misma de la cosa que forma
en una causa que se h::!lla exp~esta a ser descubierta, pero que no nos impide el objeto de los contratos de l3 de noviembre de 1893. Que además la causa de !a
obligación es falsa, por hab.erse obligado S. eri atención a una causa imaginaria que su:x:1ia
t 7 HAMEL, La notion de ct:use dans les !iberalités, tesis, Páris, 1920, págs. 42 y 47. real"' (misma resolución).
206 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE cAusA 207

Los partidarios de la teoría del acto inexistente tratan una vez más de tuito, o en la realización de un fin manifiestamente interesado, 55 de suerte
sacar ventaja. Pero todos sus esfuerzos por emplear el artículo 1131 en su que obligándose aquél, por consideraciones a veces muy personales, se ten-
provecho, están condenados a no hallar ningún eco en las resoluciones juris- drán grandes dificultades para hacer la distinción entre el motivo y la causa
prudenciales y menos aún en la obra de los autores que permanecen fieles a la de la obligación, dificultades que se reflejarán en la determinación de las
tradición. sanciones aplicables. Pero si su punto de convergencia permanece oculto
Co:nencemos, pues, por la falta total de causa. Y a este respecto, para a veces bajo el velo de preocupaciones de orden psicológico, las medidas de
determinar mejor la importancia que ocupa en la construcción de la relación ejecución apreciadas en su significado pueden ayudar~s a enconüar el
obligacional, y para desprender al mismo tiempo el aspecto o todos los aspec- camino de la verdad. . ·· · · · · ·
tos que ha revestido bajo el ángulo de la ineficacia, consideraremos, por En efecto, el ejemplo de una letra de cambio, cuya razón de ser radica
una parte, la falta de causa en los contratos unilaterales, y, por otra, en los en un deseo apartado de la realidad de las cosas, por deberse su expedición
contratos bilaterales. a una mera complacencia. He firmado o aceptado la letra con el fin de
Para los contratos bilaterales, la falta de causa se presenta bajo una ayudar a un amigo a salvar un momento de crisis económica, y la he acep-
forma un poco confusa: en éstos puesto que la causa de la obligación de tado porqmt el girador se ha obligado a proporcionarme, a su vencimien-
cada una de las partes está vinculada al establecimiento de una relación de to, el dinero necesario para pagarla. El tenedor de buena fe no será afectado
igualdad de prestaciones, es obvio que la apariencia de regularidad puede por esta operación. 56 Pero entre mi, girado, y el girador, la falta de causa, 57
a menudo ocultar a los terceros la falta de relación de equivalencia de pres- o la falsa causa, 58 estarán prontas a descubrir la falta de soporte real de mi
taciones. En todo c~so, se ha aceptado que la desaparición de la cosa y la obligación. 59
falta de pago del precio 51 son, entre otras, las fuentes más importantes que Debe advertirse que la letra de complacencia se asemeja en más de un
pueden poner en movimiento á la causa, vista a trav.és de la imposibilidad aspecto a la simulación, 60 porque en ésta como en aquélla, se trata de sor-
de cumplimiento de la· obligación. prender la: buena fe de los terceros por la apariencia, y en ambas la mala
En verdad, si es cierto que alguien se obliga con vista a obtener el cumpli- fe de las partes o de los terceros n:> queda sin sanción. , Por otra parte, a esto
miento del contrato por la otra parte, de ello resulta que cuando este cum- se debe que la jurisprudencia al esforzarse por encontrar los elementos de
plimiento no es posible, la causa de la obligación desaparece, y desaparece la fraudandi causa, se vea inclinada a aplicar la nulidad:f 1
totalmente. Así ocurre a propósito del contrato de arrendamiento con cláu- Por consiguiente, el acto de voluntad será destruído por medio de la
dula de no responsabilidad; 52 así también en la obligación asumida por otra nulidad cuantas veces se compruebe la ausenáa total de causa. Ni la juris-
persona con el fin de substituir al deudor en la prestación de su servicio
militar, por haber desaparecido la causa el mismo día en que dicho deudor 55 CAPITANT, Cause, pág. 65.
56 Civ. Req. marzo de 1887 (D. P. 87. 1, 451); Caen, 30 de mayo de 1899 (D. P.
había sido liberado por sorteo; 53 y lo mismo sucede, finalmente, en la venta 1900. 2, 508).
de una clientela que no tiene ningún valor patrimonial, o cuando menos no 57 Lyon, 30 de mayo de 1897 (D. P. 97. 2, 385).
58 París, 16 de noviembre de 1888 (D. P. 88. 2, 253).
puede ser apreciado. 54 59 Req., 17 de noviembre de 1909; Req., 21 de marzo de 1910 (D. P. 1912. 1, 282)
Por cuanto a los contratos unilaterales, el problema de falta de causa ton las conclusiones del abogado general FEUILLOLEY y la nota de LAcoua; (S. 1913. l, 297);
Besanson, 14 de diciembre de 1878, a propósito de Req., 16 de diciembre de 1879 (D. 80 1,
to:na un aspecto un poco más complejo, por la sencilla razón de que la causa 197); Req., 18 de octubre de 1886 (D. P. 87. 1, 340).
60 CAPITANT. Cause, pág. 31i2.
puede estar fundada en el deseo del promitente de prestar un servicio gra- 61 CAPITANT. Cause, pág. 364. Cfr. Req., 18 de octubre de 1886 (S. 86. 1, 470; D. P.
87. 1, 340); Req., 8 de junio de 1891 (D. P. 92. 1, 336; S. 92. 1, 439); Req., 27 de julio
51 Req., 15 de mayo de 1906. (D. 1906; S .. 1906. 1, 408). de 1897 (S. 1901. 1, 512); Req., 10 de marzo de 1915 (S. 1916, l. 5. nota de LYON·C.lEN);
52 Req., 19 de enero de 1863 (S. 63. 1, 185; D. P. 63. 1, 248). París, 16 de noviembre de 1888 (D. P. 89. 2, 253; S. 91. 2, 89, nota MEYNIAL) Lyon, 30
53 Req., 30 julio de 1873 (D. P. 73. 1, 330; S. 73. 1, 148). de marzo 1897 (D. P1 97. 2, 305, nota de THALLER; S. 1900. 2, 153, nota de W AHL);
51 Req., 12 de mayo de 1885 (S. 85. 1, 440). Véase también sobre falta de causa. Gien, 30 de mayo de 1899 (S. 1900. 2, 163); Grenoble, 21 de mayo de 1901 (S. 1903. 2,
Ciss. 11 de diciembre de 1900 (S. 1904. 1, 262; D. P. 1901. 1, 257); Req., 12 de junio 243); París, 9 de agosto de 1904 (S. 1905. 2, 144); Lyon, 6 de junio de 1906 (S. 1906
de 1901 (S. 1902. 1, 232). 2, 264); fustia, 9 de julio de 1912 (D. P. 1916. 2, 241).
208 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
ALTA DE CAUSA 209

prudencia ni la doctrina modernas se indinan por los postulados de la teoría amplio campo de aplicat· ón en los contratos aleatorios, en los que está vm-
de la inexistencia, y se comprobará más todavía su intransigencia por h falta culada a la falta d~t ries o.
parcial de causa.
Ordinariamente el vínculo jurídico carece parcialmente de causa en los
'1 En esta forma todo 1 problema se reduce a la interpretación de los ar-
tículos 1974 y 1975. Su simple lectura basta para deducir que la apreciación
tres casos siguientes: en el de la venta en que el objeto ha sido parcialmente del riesgo es parte integrante del fin perseguido, para quien se obliga con
destruído en el momento en que se establece el acuerdo de voluntades entre el fin de proveer al pelifro que se teme. 65 De modo que la falta de riesgo
las partes; en el caso en que el contrato -es decir, la venta-, ha tenido por tendrá como consecuenCia la desaparición de la causa en el caso de pensión
objeto la cosa de otro, y en el caso en que el riesgo ha desaparecido en los vitalicia establecida en beneficio de una persona ya muerta el día en que
contratos aleatorios. se pacta, y lo mismo puede decirse cuando tal persona haya muerto en los
La pérdida del objeto o su destrucción, si se trata de una venta, pone veinte días siguientes a ~quél en que se celebró el contrato de renta vitalicia
al comprador en la situación de no poder ver cumplida ya la obligación del (artículo 1975), a condición, sin embargo, de que la muerte haya sobrevenido
vendedor, de suerte que su obligación será necesariamente nula por falta de a consecuencia de la en ermedad que padecía en el momento en que el con-
causa. El artículo 1601, párrafo segundo, al gozar de una aplicación general, trato se celebró. El artí ulo 1974, establece, pues, con razón, que tal contrato
como lo hemos dicho, sin forzar su interpretación, comprenderá los elementos "no produce ningún ef cto". Lo que significa que se trata de una nulidad
absoluta. 66
de la causa, aunque la sanción se halle un poco al margen del artículo 1131.
En efecto, la pérdida de la cosa como la venta de cosa ajena (artículo Pero la jurispruden ia, por una extensión muy comprensible, ha ampliado
1599) aun haciendo desaparecer la causa por referirse a consideraciones
el ámbito de la noció de riesgo, extendiéndolá a todos los contratos que
én cualquier forma ha an sido influídos por el álea en la celebración del
de orden puramente personal, quedan comprendidas en el campo de la nulidad
acto jurídico. Y por sto la ha aplicado sobre todo a dos especies de con-
relativa, pudiendo pasar por alto la decisión de las partes. Para la venta
tratos, teniendo ambos na estructura muy complicada por no decir muy ori-
de cosa ajena, en particular, el fundamento de la nulidad parece hallarse ginal. Se trata de los e ntratos de seguro y de los de determinación del árbol
en 'un error sobre la causa, porque el error en este caso, vicia únicamente la genealógico en las sucesiones.
decisión del comprador, quien por lo mismo tendrá que reconocer la sanción En el última, más particularmente, la obligación asumida por el presunto
prÓtectora de un interés privado. 62. heredero ha sido considerada como desprovista de causa por la fundada
Por lo demás, la jurisprudencia ha captado perfectamente el problema. razón de que desde el momento en que el citado heredero se dirige al genea-
Desde hace mucho tiempo, y en forma c:mstante enfoca su atención hacia una logista, no ignora completamente su derecho sucesorio, y, por consiguiente,
sanción estrictamente vinculada al interés del comprador 63 negándola en todo no puede hablarse propiamente de un secreto por revelar. Ahora bien, si el
ca:oo al vendedor. 64 Finalmente, la falta parcial de causa ha encontrado un secreto no existe, la eventualidad sobre la que se apoya la obligación del
deudor, tampo~o exist9; en co~clusió~ al faltar el ále~, la obligación del he-
6~ CAPITANT, Cause, págs. 201 y 206. redero carecera de cafsa debtendo Imponerse necesanamente la nulidad. 67
63 Cass., 23 de enero de 1832 (S. 32. 1, 666); Req., 25 de enero de 1835 (S. 36. 1, 70);
Rcq .. 30 de diciembre de 1872 (S. 73. l. 125; D. P. 73. 1, 437); Cass., 28 de febrero 1894 b5 AuBRY y RAu. op. ít., t. VI, pág. 83 nota 10; BAUDRY,LACANTINÉRIE y WAIÍL, Con-
(S. 96. 1, 209, nota de LYON-CAEN; D. P. 94. 1, 235); Amiens, 13 de agosto de 1840 (S. e
/rats aleatoíres, no. 215; PITANT, Cause, p. 215; véase también LYoN-CAEN, nota sobre Cass.,
42. 2, 429); París 25 de agosto de 1845 (S. 46. 2, 161); Agon, 17 de diciembre de 1851 14 de noviembre de 1904, (1905. 1.5) .
(S. 52. 2, 392; D. P. 52. 2, 89); Agen, 13 de junio de 1866 (S. 66. 2, 339); Pau, 8
66 Req., 6 de febrero e 1866 (S. 66. 1, 192); Cass., 14 de noviembre de 1904 (S.
.de julio de 1872 (S. 8L 1, 355); Dijon, 9 de marzo de 1881 (S. 82. 2, 2220); Bordeaux, 1905. 1, 5); nota de LYo -CAEN; (D. P. 1905. 1, 89, nota de PLANIOL); París, 23 de mayo
H de febrero de 1883 (S. 83. 2, 176); Chambéry, 28 de ju!io de 1884 (D. 86. 2, 36); de 1865 (S. 65. 2, 323); Douai, 23 de noviembre de 1901 (S. 1902. Z, 297).
Grenoble, 10 de mayo de 1892 (D. 92. 2, 518); Bordeaux, lo. de diciembre de 1899 (D.
67 CAPITANT, Cause, pá . 220. Cfr. Req., 18 de abril. de 1855 (S. 55. l. 527); París, 28
1900. 2. 381); Amiens, 9 de diciembre de 1905 (D. 07. 2, 273); Lyon, 19 de febrero de ¿e julio de 1879 (S. 80. , 262); Dijon, 21 de julio 1880 (S. 81. 2. 85; D. P. 82. 2, 115);
1908 (D. 1909. 2, 161).
61 Req., 29 de abril de 1873 (S 73 . 1, 377); Cass., 4 de marzo de 1891 (D. 91. 1, 313); Bordeaux, 18 de julio de 898 (S. 99. 2, 235; D. P. 99. 2, 95); Rouen, 15 mayo 1909 (S.
09. 2, 207; D. P. 16. 2, 67); París, 31 de diciembre de 1918 (Gaz. des Trib., 10 de agosto
Req., 15 de enero de 1934 (D. H. 1934, pág. 97). de 1919).
210 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
FALTA DE CAUSA
211
Y a sea que se trate de falta total o parcial de causa, la teoría de la i:1exls- diver~as manifestaciones de la falsa causa, 71
contentémonos con decir que ya
tencia tendrá que sufrir nuevos fracasos: su construcción rígida se mues"ra, se trate de la letra de cambio, 72 o del pagaré endosado y negociado por el
una vez más, incapaz de sobreponerse a las manifestaciones más claras de ia girador, 73 es indudable que la falsa causa como la falta de causa, quedan,
falta de causa, convirtiéndose en imposible su aplicación cuando la causa se en principio, regidas por el artículo 1131. Pero a pesar del carácter inflexible
halla estrechamente vinculada a actividades de orden íntimo. de la ilicitud, se presentarán casos en que habrá obstáculos infranqueables
Antes de abordar el estudio de la falsa causa, conviene insistir sobre al- provocados por la mala fe; dicho pagaré, por ejemplo, no obligará al girado
gunas ideas preliminares. Y a este respecto debe ..advertirse, sobre todo, que si logra probar la mala fe del tercero beneficiario. 74
la jurisprudencia, a pesar de la claridad del artÍculo 1131 asocia siempre En resumen, la falsa causa amenaza romper la cadena de la relación ju-
75
la falsa causa con la falta de causa, 68 lo que no es exacto, ya que como rídica, a menos que la prueba aportada por el deudor sea destruída por la
lo hemos dicho, Jras de la apariencia existe, y no puede negarse, la verdadera contr¡1prueba del acreedor. 76 Por esto, si la falsa causa ha tenido por fin
causa. ocultar una donación simulada nada más sencillo que poner de manifiesto los
lineatnientos de la verdadera causa. 77
Y esta es la gran dificultad que la teoría de la inexistencia no podrá
superar; no puede explicar, en absoluto, el modesto privilegio de la causa
simulada de engendrar respeGto de terceros los mism::~s efectos que la causa
real. Es cierto que no faltarán tentativas, si no para ocultarla completamente, Para terminar con la falta de causa; réstanos señalar que entre los mis-
mos (lefensores de la teoría de la inexistencia no hay acuerdo. No obstante
cuando menos tendientes .a encontrar un lenguaje más apropiado para esta·
que JpssERAND sostiene que "la falta de causa ent~aña lógicamente la inexis-
blecer un acuerdo. He aquí, en efecto, lo que nos aconsejan los más ardientes
tencii del acto, que está por hipótesis, desprovisto de uno de sus elementos
defensores de la teoría de la nada a propósito del acto simulado: "todas las
constitutivos", 78 BoNNECASE después de haber afirmado que· el artículo 1131
personas interesadas, en consecuencia, las mismas. partes contratantes, podrán
"sólo es quizás una aplicación de la noción de nulidad", 79 rechazándola del
demandar judicialmente la comprobación de la inexistencia de un acto simula- campo de la nada, procl~ma enérgicamente en su Précis de droit ci'Yil que "un
do", 69 aunque a propósito de la causa hayan empleado términos completamente acto jurídico existe cuando se encuentran reunidos un objeto, una voluntad,
diferentes: "la indicación de una causa simulada, consecuentemente, de una
falsa causa, no produce en forma ineludible la nulidad de la obligación". 70 71 Hay que advertir que la simulación no está en conttadicción con el artículo 1131, "por-
qu.e no dice que la obligación no puede tener ningún efecto cuando la causa haya sido falsa-
En efecto, la jurisprudencia nos proporciona numerosas decisiones a pro- mente indicada; dice que no puede tener ningún efecto cuando se haya contratado sobre una
falsa causa; ahora bien, aquí la obligación no ha sido contraída sobre una falsa causa que
pósito de la letra de cambio en la que se ha indicado falsamente que el valor hayan indicado las. partes, sino más bien sobre la verdadera causa cuya existencia han pretendido
se ha recibido en mercancías, a pesar de que el título a la orden ofrece con disimular. (BAlli>RY-LACANTINERIE y BARDE, op. cit., t. 1, pág. 344).
7~ Cass., 16 de diciembre de 1879 (D. P. 80. 1, 197; S. 81. 1, 421); Cass., 17 de julio
frecuencia protección absoluta a las obligaciones de complacencia tendientes de 1906 (S. 07. l, 457).
a ayudar, al amparo de su discreción, al girador a hacer frente a las dificul- 73 c~ss., 25 de abril de 1887 (S. 87. 1, 149).
71 Civ., 18 de octubre de 1886 (S. 8ó. 1, 470); (D. P. 87. 1, 340); Req., 27 de julio
tades económicas en que pueda encontrarse. Sin detenernos mucho en las de 1.397 (D. 97. 1, 606); Req., 8 de junio de 1891 (D. 91. 1, 336).
75 Civ., 8 de febrero de 1864 (S. 64. 1, 107; D. P. 1, 212); Civ., 9 de noviembre de
68 Véase Req., 23 de enero de 1901 (S. 1901. 1, 407 y los reenvíos) 1869 (S. 70. !, 63; D. P. 70. 1, 167); Req., 9 d.e noviembre de 1891 (D. 92. 1, '151; S.
69 BAUDRY-LACANTINERIE y BARDE, op. cit., t. I, pág. 753. 94. 1, n); Req., 9 de noviembre de 1898 (D. 99. 1, 103); Req., 3 de diciembre de 1873
70 BAllDRY·L~CANTINERIE y BARDE, op. cit., t. I, pág. 433. A este respecto, véase Civ., 25 (D. 75, 1, 26); Civ., 5 de diciembre de 1900 (S. 1901. l, 229); Civ., 25 de marzo de 1931
C. V. 25 de abril de 1887 (S. 87 1, 149): considerando que todo conrrato es susceptible de ser (S. !931. 1, 267).
declarado nulo por falta de causa, y que esta nulidad puede ser invocada por toda persona 76 Civ., 3i de julio de 1877 (S. 80. 1, 24); Req., 12 de mayo de 1885 (S. 85. 1, 440;
que se crea afectada; considerando que E. ·R., cualquiera que sea el carácter fraudulento de D. 86. · l. 175); Toulouse, 28 de abril de 1880 (S. 82. 2, 222); Monrpellier, 23 de febrero
la c.usión coficertada entte él' y su padre, no deja de tener el derecho de demandar, ya por de 1885, sobre Civ., 23 de junio de 1887 (S. 87. 1, 361).
acción principal, ya por vía de intervención, que la venta de que se trata se declare simulada e 77 Req., 30 de noviembre de 1885 (S. 86. 1, 316; D. 87. 1, 443).
inexistente, y que en consecuencia, las obligaciones resultantes se reconozcan sin causa. 78 J OSSERAND, e p. cit., t. I!, pág. 70.
79 E)oNNECASE, Suppl. au Traité de BAllDRY·LACANTINERIE, t. III, pág. 159.
FALTA DE FORMA 213
212 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENT.ES
trimonio, la constitución de hipoteca, la subrogación hipotecaria consentida
y según los casos, la expresión de los mismos en una forma rigurosamente por el deudor y la subrogación consentida por la mujer casada, en ejercicio
determinada. Faltando uno de estos elementos integralmente, el acto será de su hipoteca legal; sin hablar del testamento en que hay cierta duda sobre
inexistente". 80 el fundamento y la naturaleza de la forma..
Este es el gran inconveniente cuando el acto de voluntad se coloca por
Revisemos cada uno de estos contratos, enfocándolos sobre la misma cues-
encima de la ley, mejor dicho, cuando la voluntad del legislador debe reconocer
tión: ¿la falta de forma debe sancionarse con la inexistencia o tSerá preferible
y servir los intereses privados. hacerlos seguir. la. .trayectoria de la nulidad?
Y ante todo, ¿en qué casos puede decirse que falta la forma, o para ex-
§ 4.-FALTA DE FoRMA
presarlo mejor, cuáles son las características de la falta de forma?
Al aspecto material del acto jurídico puede algunas veces aumentarse el Como la forma está de ordinario íntimamente ligada al cargo notarial, no
elemento forma, y la teoría orgánica toma de esta manera su expresión más hay obstáculo en ded14cir que su falta se manifestará cuando el acto de vo-
viviente y completa, debiendo revestir toda apreciación, en su plenitud, la con- luntad no ha pasado por el tamiz de la solemnidad, cuando está desprovisto
sideración del acto in se. Por esto la teoría de la nada no tendrá ninguna del reconocimiento del notario, en otros términos, cuando la voluntad haya
dificultad en introducirse cuando el acto de volun:ad no se haya expresado, por tomado la forma de documento privado. Es cierto, por otra parte, que hay
razones de la más diversa índole, en la forma estab:ecida por la ley. otros actos formales ele origen moderno -la letra de cambio, el cheque-,
Sólo que la decadencia continua del formaEsmo no es completamente favo- pero los vamos a dejar a un lado, por pertenecer más bien al dominio del
rable a la tesis de la inexistencia, porque si es cierto que en todo momento sólo derecho mercantil.
se encuentran simples fragmentos de la solemnidad de otras épocas, debe, im- Dicho lo anterior, ¿qué debe resolver15e de la donación hecha en documento
plícitamente, optarse por la sanción menos dura a fin de salvar lo que todavía privado? '
es susceptible de salvación. Para las clásicos, a quienes se han sumado BoNNECASE y JossERAND, cuan-
Es cierto, por otra parte, que no han faltado tenta:ivas para des:ubrir do se dice forma dat esse rei, debe pensarse necesariamente en la teoría de
sus milagrosos efectos en torno a un pretendido renacimiento o supervivencia la inexistencia. 81 Aun cuando el artículo 1339 se halla en flagrante contra-
de la solemnidad romana, pero sobre las cuales, lo menos que puede decirse, dicción con el que le sigue, no hay que inquietarse, porque la obligación na·
es que se prestan más bien a invalidar los preceptos de la teoría que se ha tural interviene -lo veremos más adelante-, para sacarnos de aprietos.
rodeado tan ingeniosamente de un notorio dogmatismo. S!n embargo, no opina así la doctrina moderna. Refiriéndose a las deci·
Creemos, por lo demás, dígase lo que se quiera, que la solemnidad continúa siones. jurisprudenciales, 82 ha optado por la solución más adecuada que per-
incesantemente en la pendiente de su declinación. Ahora bien, si así sccede, mita una interpretación conforme a la letra y al espíritu de la ley. La do-
¿no es perfectamente razonable concluir que la decadencia de su autoridad nación en documento privado será destruída mediante la nulidad absoluta. 83
arrastra necesariamente la decadencia de la sanción? Recordemos todas las Esta sanción se despr~nde plenamente de la lectura atenta de los artículos 931,
transacciones a que se ha llegado sobre las ruinas de la forma de la dona- 932 y 948 que fijan os lineamientos de la forma en las donaciones, no apli-
ción, todas las derogaciones nacidas de la falta de aplicación jurisprudencia! cándose a las excepc ones establecidas por el artículo 1340.
en favor de los actos de última voluntad, sin contar la incertidumbre que se .~! AuBRY y RAu, op. ít., t. X, n. 646, pág. 447; BAUDRY-LACANTINERIE y CoLIN, t. 1, nota
ha sembrado en el campo tan estrecho de la subrogación en los derechos hipo- 1101; BoNNECASE, Supp/.,, t. III, pág. 150; JossERAND, t. III, pág. 746.
82 V. Req., lo. de diciembre de !846 (D. 47. 1, 15; S. 47. 1, 289); Req., 3 de noviembre
tecarios consentida por la mujer casada o por el deudor. de !897 (D. 98! 1, 593. nota de PLANIOL); Req., 23 de octubre de 1905 (D. !906. 1, 32);
Pero para el interés del problema, supongamos que la solemnidad no ha Gand. 27 de febrero de 1883 (D. 85. 2, 53); Nancy, 18 de noviembre de 1893 (D. 94. 2,
perdido nada de su esplendor, que su autoridad se ejerce plenamente sobre 488); Douai, 13 de novi.,mbre de 1894 (D. 95. 2, 418); Bourges, 26 de diciembre de 1894
(D. 95. 2, 51$); Pw, 3 de !113rzo de !909 (D. 1911. 2, 171); Seine, 29 de enero tle 1913
los cinco contratos de estructura pecuniaria: la donación, el contrato de ma- (Gaz. Pall) D. 7 de mayo de !931.
83 PLANIOL y RIPERT, col. TRASBOT, t. V, pág. 365: CoLIN v CAPJTANT, t. III, pág. 826.
80 BoNNECASE, Précis de droit civil, t. n, pág. 265.
214 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE_FORMA 215

Ciertamente, el artículo 931, verdadera base de la manifestación solemne resucitar en el momento en que habiendo desaparecido su autor, están obligados
de la intención de donar, está notoriamente vinculado a la acción de nulidad: sus herederos a respetar su voluntad ilícitamente manifestada? ¿En virtud de
"dejando copia, bajo pena de nulidad", dice. Asimismo, el artículo 932 que qué interpretación la imprescriptibilidad de la nada ha sido echada abajo
concierne a la formación del acto de aceptación expresa, no es menos categórico a fin de abrir las puertas a una confirmación póstuma que estaba prohibida
al declarar que la donación "no producirá ningún efecto" si el donatario al d::mante durante su vida, por el artículo 1339? Y todavía más: ¿cómo
no ha dado su consentimiento. Finalmente, el artículo 948 al fijar las bases podría concebirse ql,le la teoría orgánica del acto jurídico pudiera conservar
del avalúo para las donaciones de bienes muebles, confirma lo anterior sin su cohesión cuando no siempre opera?
reservas. De donde resulta qu~ Los tres siguen la trayectoria de la misma A todas estas cuestiones sóio se puede dar una respuesta: el artícülo· ·
sanción reforzada por su contacto estrecho con la noción de orden públi- 1340, es el mentís más categórico, la condenación más clara de la teoría de
co vinculada ya al interés de la familia, o bien a la regla de la irrevoca- la inexistencia.
bilidad de las donaciones, teniendo ambas por consecuencia directa e inme- Sin embargo, sus partidarios no quedan desarmados, porque como lo hemos
diata poner la falta de forma a disposición de toda persona que tenga interés dicho, tienen todavía un punto de apoyo en la obligación natural que quieren
en hacerla valer. hacer surgir a toda costa, del deber de conciencia que se halla por encima
Pero esta consecuenáa se hace todavía más notoria atendiendo al ar- de la teoría de las ineficacias.
tículo 1339 que establece de una manera casi solemne que "el donante no Dejando a un lado la cuestión de elucidar la naturaleza jurídica de este
puede reparar por ningún acto confirmativo, los vicios de una donación entre deber de conciencia sujeto a la voluntad del causahabiente, la teoría de la
vivos; nula en cuanto· a la forll).a", por lo que agrega que la ·nul!dad es tan inexistencia queda al descubierto y no puede explicar por qué la donación
grave que sólo tiene una solución: "es necesario que ésta (la donación), se sancionada por el artícu!o 13 39 no es oponible a los terceros, que tienen en
haga de nuevo en la forma legal". 84 todo caso derecho de hacer valer la ineficacia. Si no obstante, puede recono-
Bajo todos estos aspectos, la falta de forma, o si se prefiere, la. dona- cerse la presencia de una obligación natural, esto no favorece a la tesis de la
ción en documento privado no está comprendida en la teoría de la inexistencia, inexistencia. La obligacicin natural no puede surgir de la nada, y no puede
lo que en gran parte, está determinado también por el artículo 1340. por la simple razón de que estando la voluntad del donante definitiva e irre-
Evidentemente, el carácter de dicho precepto es propio para contradecir mediablemente condenada a muerte, no podrá hacer ninguna corrección al
toda la estructura de la teoría de la nada. He aquí, más bien, la regla que acto inexistente. P0r esto la obligación natural debe orientarse hacia !a nu-
establece: "la confirmación o ratificación o ejecución voluntaria, de una dona- lidad, ya que sólo ésta tendrá la flexibilidad necesaria para obtener su con-
ción por los herederos o causahabientes del donante, despt.:és de su muerte, sagración jurídica, cuando los herederos están dispuestos a prestarle su
implica su renunáa a oponer los vicios de forma, o cualquier otra excepción". concurso.
Relacionando estas disposiciones con las del artículo 1339, es justificable Sólo esto elle-plica en cierta medida la supervivencia de la voluntad del do-
preguntarse: si la donación nul11 en su forma no tiene ningún valor jurídico, nante, tomada como fundamento de la obligación natural, 85 aunque propia-
¿en virtud de qué milagroso principio, la muerte de su autor puede conver- mente hablando, su respeto por parte de quienes han sucedido en los derechos
tirla en obligatoria para sus herederos, en una palabra, por qué razones el del de cujus, n.o deja de estar en conflicto con el orden público.
legislador ha creado esta inelegantÍá juris? Como quiera que sea, todos están de acuerdo en que la obligación natural
Colocándonos, pues, en el campo de la teoría de la inexistencia, si el artícu- puede derivarse de una obligación civil ilícita. Pero pretender ver en toda
lo 1339 debe considerarse como favorable a esta tesis, entonces la justificación obligación ilícita una obligación natural, como lo quiere SAVATIER, 86 es
del artículo 1340 no existiría. Porque, si los rasgos característicos del acto in-
'~' C.:-u:< y C.•PITANT, op. cit., t. II, pág. 266, nota 1 t. m, pág. 827; G. RIPERT, La regle
existente son ciertos, ¿en virtud de qué artificio jurídico este fantasma puede moral d.ms les obhgations civiles; pág. 417; Cfr. R. SAVATIER, Des efjets et de la sanction du
¿,,,oír mor.:zl en droit positif /rtnl(ais et devant la jurisprudmce, tesis, Poitiers, 1916, pág. 294.
81 Véase PAU, 3 de marzo de 1909 (D. 1911. 2, 171). :~¡. SAV.4.TIER. (ti~- cit .. pág. 412.
216 FALTA DE FORMA 217
TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES

crear el medio para echar abajo todas las nulidades, porque hstará que el manece ya bajo la influencia del vicio inicial, que en todo momento sería un
deudor confirme el contrato nulo, para que el juego de las nulidades quede obstáculo para la acción de repetición. 89
En conclusión, por ingenioso que sea el encadenamiento de los elementos
exduído. Es necesario pues, agregar una rectificación: la obligación natural
de la teoría de la inexistencia, está muy lejos de la ineficacia que resulta de la
no puede derivar jamás de un contrato que tenga por fundamento una
falta de forma. El razonamiento está en evidente contradicción con dos de
causa ilícita o inmoral, porque en este caso, una y otra, tendrán la nota del
sus caracteres más importantes: la imprescriptibilidad y la imposibilidad abso-
ilícito. 87
luta de confirmación.
Por lo que toca a la jurisprudencia, se ha mostrado muy reservada. Tanto
Si volvemos nuestra atención sobre la teoría de las nulidades absolutas,
para la donación como para el testamento al que falta la forma, sólo h;t ad-
casi es innecesario decir que en buena parte las observaciones hasta aquí enun-
miticl6 k cenf~mación 1l la ejecuci6n_por IJa_rte_de los herederos y causaha- ciadas se hallan nuevamente rodeadas de las mismas complicaciones, aunque
bientes con la condición expresa de que hayan obrad~ ~~n p1~no-conoc-imiento­ en menor- grado,- en et camínon de. su desen\lOhlim:ento. Conviene agr~
del vicio que afectaba el acto jurídico, 88 afirmando claramente su intención únicamente, que la sanción legal nunca ha tenido la absurda pretensión de
de repararlo. verse encerrada como un principio inmutable. Siempre ha sabido conser-
El artículo 1340 debe interpretarse pues, en el sentido de que la donación var cierta flexibilidad, cierta especie de acomodamiento, de comprensión pa-
del de cujus siempre se considera como nula, a menos que los herederos hayan ra los intereses en conflicto, ya que dígase lo que se quiera, el juego de las
querido dar, a propósito, una confirmación póstuma a los deseos del autor, sanciones es, ante todo, el júego de los intereses que habrán de reclamar
después de la cual, al entrar en contacto con las realidades de la vida, no per- la prioridad. Y precisamente por esto la ley, por dura que sea, sigue sin
87 RIPERT, op. cit., pág. 410. Cfr. Caen, 18 de enero de 1888 (S. 902. 97). He aquí a ·cesar el ritmo de ese conflicto en que las necesidades sociales 90 no dejarán
este propósito, la obligación asumida por un incapacitado. A pesar de la nulidad, ordinaria- de aportar su concurso con el fin de mantener los efectos del acto .jurídico
mente de carácter relativo que la afecta, mientras la prescripción no !a haya hecho des-
aparecer, y a diferencia de lo que sucede con los otros vicios del consentimiento, la obligación
ilícito por falta de forma. 91
del incapaz puede perfectamente ser ejecutada el día de su mayoridad, o durante la minondad, Ahora bien, en la manifestación de la voluntad de donar, pueden encon-
pero respetando las formas legales necesarias para suplir las lagunas de su raciocinio. Sin
embargo, sea que la cumpla durante su mayor edad, sea que la cumpla durante la minoridad, trarse tres intereses en presencia: el intetés del donante mismo, el interés de
en uno y otro caso la ejecución voluntada no puede entrañar la desaparición del vicio ori- la familia y el interés de los terceros. Al imponer la forma notarial, el legis-
ginario, el acto permanece afectado y la ejecución también, y la jurisprudencia lo ha confirmado
permitiendo al menor obtener la restitución (Civ., 9 de marzo de 1896; D. 96. 1, 391; S. 97. 1, lador ha querido proteger a todos de la misma manera, y por esto los ha
225 nota de EsMEIN): · encaminado hacia la nulidad absoluta.
No sucederá lo mismo si se trata de una obligación notoriamente ilícita, porque "no hay
obligación natural ni deuda de honor para cumplir una obligación ilícita". (Caen, 18 de enero Pero la aplicación de la sanción permanece hasta cierto punto vinculada
de .1888; S. 1890. 2, 297). Es por esto que la acción en repetición será siempre admitida, a la persona que la ley ha querido colocar bajo su protección. Si pues, en
antes que la prescripción haya operado y a menos que se trate de una obligación que tenga
una causa ilícita que provocaría la oposición del principio: neme auditur propriam turpi- una donación nula por cuanto a la forma, ha muerto el donante, ha desapa-
t"dinem allegans. (Req., 18 d.e marzo de 1895; D. P. 95. 1, 346; S. 96. 1, 11; Grenoble, 26 recido uno de los beneficiarlOs de la sanción, pero quedan todavía los here-
de junio de 1907; D. P. 1908. 2, 363; S. 1909. 2, 22).
88 PLANIOL y RIPERT, col TRASBOT. op. cit., t. V, pág. 366 Cfr. Civ., 28 de febrero de 89 Véase, para la donación nula en cuanto a su forma: Civ., 28 de febrero de 1855 (D.
1S55 (D. 55. 1, 81); Req., 9_de julio de 1873 (D. 74. l. 219) A este respecto no está por demás 55. l, 81); Req., 9 de julio de 1873 (D. 187~. 1, 219); S. 73. 1, 390); Bourges, 26 de
señalar que si la irregularidad que ha viciado la aceptaci.On fde la donación tiene por causa diciembre de 1894 (D. P. 95. 2, 516). Para el testamento nulo por cuanto a la forma: Civ.,
la incapacidad del donatario, no se aplicará correctamente, según creernos, la nulidad fundada 19 de diciembre de 1860 (D. P. 61. 1, 17; S. 61. 1, 370); Req., ÍO de enero de 1905 (D.
en la protección del incapacitado~ sino será la nulidad absoluta la que intervendrá, aunque P. 1905. 1, 477; S. 1905. 1, 128); Reunes, 12 de mayo de 1851 (S. 52. 2, 287; D. P. 53.
ordinariamente la incapacidad se refiere a las condiciones de fondo y no a las condiciones de 2, 33).
forma. La explicación se debe al hecho de que en tal caso "la forma y el fond<;> se encuentran 90 Véase los diversos aspectos de la noción, ]ULLIOT DE LA MoRANDJÉRE, op. cit., 1931-32,
iliSeparablernente unidos" (CoLIN y CAPrrANT, t. III, pág. 828). pág. 308.
91 Civ., 14 de julio de 1856 (D. P. 56. 1, 282; S. ch. 1, 641); Req., 15 de julio de 1889
Civ., 14 de julio de 1856 (D. P. 56. 1, 282; S. t. 1, 641); Req., 15 de julio de 1889
{S. 89. 1, 412; D. P. 1890. 1, lOO); Civ., 30 de noviembre de 1896 (S. 97. 1, 89; D. P. (S. 89. 1, 412; D. P. 1890. 1, lOO); Civ., 30 de noviembre de 1896 (S. 97. 1, 89; D. P.
97. l, 449, nota de SARRUT; Caen, -20 diciembre de 1878 (D. P. 80. 2, 1); Paris, 12 de mayo 97. 1, 449 nOta de SARRUT); Caen, 20 de diciembre de 1878 (D. P. 80. 2, 1.); Paris, 12 de
de 1898 (D. 99. 2, 313). (Véase DEMOGUE a propósito del artículo 932). mayo de 1898 (D. 99. 2, 313). Véase DEMOOUE a propósito del arclculo 93l.
218 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES FALTA DE FORMA 219

cleros y causahabientes, que estarán siempre allí para asegurar en cierta rasgos de la nulidad absoluta,-2.4• y esta opinión es compartida también por
medida la representación de aquél, actuando al mismo tiempo y, sobre todo, los autores que habitualme~te sostienen la teoría de la inexistencia. 95 Y
en nombre propio. Y si éstos quieren someterse 11 esta necesidad para satis- tienen plena razón, ya que si se hubi~ra aplicado la teoría de la nada, sería
facer la voluntad de aquél que representan; si por .medio de una confirmación innecesario penetrar más al fondo de las cosas para darse cuenta de que ésta
expresa o tácita, por la renuncia a la liberalidad afectada de nulidad quieren podría originar dificultades insuperables.
tributar un último homenaje a la voluntad del autor sin preocuparse de su Supongamos para este fin, que el contrato de ,matrimonio se ha celebrado
interés personal, es obvio que el interés familiar .no puede ser ya invocado, sin que concurra uno de los espesos, o después de la celebración del matri-
por encontrarse los herederos deliberadamenté. ·sulistraídos a sus influencias. monio. En tal caso, si hubiera de admitirse la tesis de ia inexistencia, debería
Por lo demás, al ejecutar dicha donación y al persistir en su ejecución, permitirse igualmente a los acreedores de uno o de ambos esposos, a su libre
en tanto que sea necesario para que los efectos de la prescripción adquisi- arbitrio, no tomar en cuentf dicho contrato de matrimonio sino considerar
tiva se produzcan, es forzoso reconocer que la inte~vención de la sanción legal el régimen legal del matrim nio. Evidentemente, ni los esposos ni sus acree-
parecería muy ilusoria. . dores podrían someterse a t 1 SQ!ución: ei marido, porque esta libertad exce-
Ha sido preferible, pues, inclinarse ante esta situación de hecho y admi::ir siva sería de tal naturaleza ue comprometería su crédito en caso de que los
la excepción establecida por el artículo 1340, dejan•~O a los terceros el dere.:h0 Tribunales no siguieran tal· sistema; la mujer, porque estaría en riesgo de
de oponerse en la medida en que se vean perjudica.~os. verse despojada de las liberalidades sometidas por su autor a la observancia
He aquí, en pocas palabras, las razones que siryen de base a la conversión del régimen elegido; el acreedor porque tendría la prudencia de no anticipar
de la nulidad absoluta de.lll donación por falta de forma o vicio en la forma, dinero al marido que no det<:rminara de una manera precisa los límites de la
en nulidad relativa. Si bien es cierto, dicho sea de paso, que aqudlas signi- hipoteca legal de su mujer.
fican un simple artificio, no es menos cierto que aquí, como en toda ciencia Por esto la jurisprudencia se •ha pronunciado manifiestamente en favor
más o menos relacionada con los datos sociales, d,~bemos inclinarnos pvr las de la nulidad absoluta, haciendo caber aún sanciones que de ordinario tienen
soluciones que mt'jor cuadren con el fin final, que •,en el caso, e.s d de obteP-xr
mayor claridad y precisión en el desenvolvimien,to de las relacionts wn· 94 AuBRY y RAu, op. cit., t. VII § 502 nota 9; PLANIOL ET RIPERT, col. RouAsT, cp.

tractuales. cit., t. VIII, pág. 113; CoLIN ET C<PITANT op. cit., t, III, pág. 43.
• 95 JosSERAND, op. cit., t. III, p~g, 214. Hay que notar que JosSERAND, después de h~ber
En todo caso, la jurisprudencia ha aplicado desde hace nwchc> :i.:m¡:>0 dicho a propósito de la donación &sprovista de forma que ésta "se halla afectada de nuhdad
la nulidad relativa, con su corolario, la prescripción de diez años''~ que corre absolut.l (art. 931, 932 y 948)", no olvida agr.egar que es necesario considerarla más bien
como inexistente, ya que u¡a forma solemne tiene aquí- el valor de un elemento constitutivo
desde el día de la muerte del donante en caso de 'w1e la donación h.1va s:do del acto, y no únicamente de condición de validez; una donación carente de forma, informe,
conocida en ese momento, o desde el día en que han tenido conL>.:imiento. "' 3 pues-, en el sentido literal de la pd~Ora, no tiene existencia jurídica: forma dat esse rei.v. (T.
III, pág. 746). H,sta aquí noda qf re¡mgne. Pero a propósito del contrato de matrimonio,
Pero, ¿qué pensar del contrato de matrimonio oforgadl' en dL>cumenu pri- el gr4n jurisconsulto se expresa con le.nguaje un poco di.stinto: cuando una de las condiciones
de forma o do fondo exigidas por la ley, falta, el contrato de. matrimonio es nulo, tomando
vado? esta palabra en su acepción m:is plia ... -l.a nulidad del contrato de matrimonio es una
Hay que advertir que las reglas concernientes a su fown, están íntimamente nulidad absoluta. JossERAND siemp e habla sin distingu"ir la nulidad según su origen. Es-
impregnadas de ideas relativas a la noción de orden público. ta solución es conforme al derech común, continúa JossERAND, en la medida en• que se
aplica a las nulidades que sancionan. l.as reglas de forma, por ejemplo, las que intervienen a
No es pues, de sorprender, que los autores unantmemenre hallen los propósito de la no-presencia de los E·sposos o de uno de ellos (Civ., 6 de noviembre de 1895,
S. 96. 1, 5, nota de LYON·CAEN; Q. P. 1, 25 nota de SARRUT, o en defecto de ·anterioridad
92 Req., 5 de mayo de 1862 D. 62. 1, 341; S. 62 1, 562\; Re<.¡., 26 de no\'Íembre con relación al matrimonio (Pau, 3 de marzo de 1909, S. 1910. 2, 76; D. P. !911. 2, 171),
(S. 63. 1, 15; D. P. 63. 1, 71); Req .• 27 de nO\·iembre de 186"> 1S. 66. 1, Hl-1; D. P. 66. 1, o de la omisión de una firma Ci·;., 26 de abril de 1869 (D. J>. 69. 1, 246; S. 69. 1, 297;
fo"na dat esse rei, t. II, pág. 214)
217); Angers, 22 de mayo de 1834 (S. 34. 2, 337; D. P. 37. 2, 68); Riom, ló de junio de 1M3
• •
1

(D. P. 43. 4, 309; S. 43. 2, 543); Caen, 17 de noviembre 135) 1D. P. 56. 2, 1>0; S. Habiendo puesto as!, frente a frente, estos dos cp:nicnes a propósito del mismo problema,
nos arreve1nos a plantear esta se~ciila cuestión: el principio forma dat esse reÍ ¿se deriva
57. 2, 757). 3

Req. 5 de mayo 1862. (D. P. 62. l. 341; S. 6~. 1, 56~ l ; Req., 27 d.e noviembre de
93 de la teoría de la inexistencia o d• la teoría de las nulidades absolutas? El lenguaje de
JossERAl'<D está muy lejos de aclar>rncs este punto.
1865 (S. 66. t. 104; D. 66. 1, 217).
FALTA DE FORMA 221
220 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
SECCIÓN CuARTA
la finalidad. de proteger un interés exclusivamente privado. Nos referimos
a la nulidad engendrada por la incapacidad de uno de los esposos.
La Inexistencia y la Jurisprudencia.
Aunque ordinariamente la incapacidad pertenezca al campo de la nu-
lidad relativa, por poco que esté vinculada a la idea de protección de un El examen detenido de todos los elementos orgánicos de la teoría del acto
interés privado, sin olvidar, en la misma medida, que toca de cerca las con- jurídico considerada bajo el punto de vista de la sanción, no ha reportado ma-
diciones de fondo del acto jurídico, la jurisprudencia, apreciando en su justo yor provecho para. la teoría de la inexistencia. Hemos probado, por el con-
valor la certidumbre que debe reinar en torno al pacto familiar, ha recurrido trario, que a pesar de su seductora construcción teórica, no ha obtenido ninguna
también en este caso a la nulidad absoluta, a pesar de las críticas que se le confirmación práctica.
han prodigado por h doctrina que se muestra -hostil a esta manera singular Cuantas veces hemos podido comprobar sus virtudes, se ha visto obligada
de proteger al incapacitado, es decir, al menor. 96 a ceder el campo a la nulidad absoluta, a veces, también a la~nulidad relativa,
Por cuanto a la falta de forma de los otros contratos solemnes, ya se pese a sus ambiciosas aspiraciones, y a la lógica conocida ue la acompaña
trate de la hipoteca convencional, 97 o de la subrogación en la hipoteca legal en todos sus objetivos. Examinada en su esencia misma, n s ha conducido
de la mujer casada, 98 o de la otorgada por el deudor, 99 siempre quedará ineludiblemente a la conclusión de que es una noción vacía de contenido, de
excluída del dominio contractual mediante la nulidad absoluta. 100 que sus postulados producen efectos exactamente contrarios, de que las nece-
Para concluir, afirmamos que la falta de forma, bajo todos sus aspectos, sidades que trató de satisfacer, deben seguir siempre el camino de la sanción
nó coexiste con la teoría de la nada; que el antiguo aforismo forma dat esse legal, porque las exigencias en que se había fundado deben salvar los obstácu-
rei queda indisolublemente vinculado a la teoría de las nulidades absolutas, los que ella no pudo franquear.
tanto más que la forma va, por costumbre, acompañada de los elementos de
Pero, si no ha logrado obtener una confirmación más o menos clara bajo
la noción de orden público, que en opinión de todos los autores está a salvo
su más adecuado aspecto, es decir, bajo su aspecto orgánico, sus defensore:
de toda intervención por parte de la inexistencia. De modo que la atmós-
pretenden que nos inclinemos ante senten::ias en que, de una manera indirecta
fera, en cierta forma vaporosa, del acto orgánico debe ceder ante la presión
-se dice- ha sido reconocida en las instancias judiciales por el hecho
de las nulidades puramente legales, ya que de cualquier manera que sea,
de usar un lenguaje que le pertenece exclusivamente. Nos aconsejan asimismo
desprovista la inexistencia del apoyo .de los textos, queda sin efectos ante
ver su plena adopción jurisprudencia! en sentencias de un alcance excep-
la doctrina tal como desde hace mucho tiempo había sido rechazada total
cional. ¿Qué hay de cierto en tan hábiles proposiciones?
y categóricamente por la jurisprudencia.
Por cuanto a las afirmaciones indirectas, debemos desde luego comenzar
por señalar que la jurisprudencia, quedando a salvo de discusiones doctrinales,
esforzándose por conservar la línea tradicional, no s¡empre se ha inspirado
para la elección de las fórmulas en las obras que le han ofreC1~·o abundantemen-
96 Véanse: Civ., 5 de marzo de 1855 (D. P. 55. 1, 101; S. 55. 1, 348); Civ., 26 de te. Las ha empleado a veces en forma confusa, demostrando, omo nos dice Co.
abril 1869 (D. P. 69. 1, 246; S. 69. 1, 297); Civ. 19 de junio 1872 (S. 72. 1, 281; D. P. 72. 1, HENDRY, en un orden de ideas muy semejante, 101 que "la agia de las pala-
H6); Req., 16 lde junio de 1879 (S. SO. 1, 166; D. P. 80. 1, 415); Agen, 28 de mayo 1894
(S. 96. 293; D. P. 97. 2, 80); Nimes, 13 de enero de 1897 (D. P. 97. 2, 128; S. 97. 2, bras realiza también aquí su milagro". Es cierto que los autores deseosos de
141); Riom, 17 de julio cle 1906 sobre Civ., 21 de octubre 1908 (S. 1908. 1, 449); Trib. civ. adentrarse en el fondo de su pensamiento no están satisfechos de su vocabu-
Quimper, 23 de no,·iembre de 1910 (S. 1912. 2, 257, nota de }APIOT).
9i Req., 3 de noviembre de 1903 (D. P. 1906. 1, 529; S. 1909. 1, 389). lario que consideran confuso y contradictorio, y que los enerva a tal punto
98 Req., 22 de noviembre de 1880 (D. P. 81. 1, 58; S. 81. 1, 473, nota de Burnma. que SARRUT no dudó en calificarlo como "jrz¡e{egancias de redacción". IOZ
~9 Req., 12 de marzo de 1889 (S. 89. 1, 176); Req., 15 de marzo 1897 (S. 98. 1, 229).
lOO AuBRY y RAu, t. III, § 266, pág. 465, texto y nota 51 y § 288 bis, pág. 763; Huc,
101 CoHENDRY, La distinction entre l'inexistence et la nullité d'ordre public, en la Rev. Trim.
op. cit., t. XIII, no. 212; PLANIOL, RIPERT y BECQtJÉ, op. cit., t. XII, pág. 421 y t. XIII, 1914, pág. 34. Cfr. Civ., 25 de abril de 1887 (S.• 87. 1, 149).
pág. 744; PLANIOL, RIPERT y RADOUANT, op. cit., t. VII, pág. 556; CoLIN y CAPrrANT, op. cit., 102 SARRUT, nota a propósito de Civ., 6 de noviembre de 1895 (D. 97. 1, 25).
t. II, pág. 1009 y 1034.
222 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES LA INEXISTENCIA y LA JURISPRUDENCIA
223
Pero antes de dar por sentadas estas fórmulas aparentemente ambiguas, que priva al pretendido contrato de matrimonio de existencia legal, - y agre-
debemos decir que tal -vez sea necesario buscar, no un reconocimiento implí- ga más adelante la sentencia-, que ni siquiera puede tener "un principio
cito, sino más bien tratar de descubrir la teoría de la inexistencia. de existencia legal". 106
La fórmula que se encuentra en un gran número de sentencias y que a La quinta sentencia, concierne el pacto sobre sucesión futura. La Cham-
juicio de los defensores de la teoría que nos ocupa, pone en peligro sus pri- bre de Requétes * declaró "que este contrato prohibido por los artículos 791 y
meras manifestaciones prácticas, ha vinculado la sanción "a la existencia legal 1130 del Código Civil, como esencialmente con,trario al orden público, era
del acto jurídico". No debe creerse, sin embargo, que se traduce, desde el nulo de pleno derecho y en consecuencia, desprovisto de toda existencia
punto de vista de la ineficacia, en la consagración de la teoría de la nada. legal". 107 ,
Esto no ocurre en manera alguna. S~empre se ha pronunciado en favor de la Finalmente, en una sentencia muy reciente, ei Tribunal de Casación usa
nulidad absoluta. j un lenguaje análogo a propósito de una venta n~.fla por falta de precio cierto
A este respecto, he aquí las más importantes sentencias en q e "la exls- y real "los actos cuya nulidad es absoluta, comb una venta nula por falta
tencia legal" aparece demostrando cierta comprensión por parte de la juris- de pre::io cierto y real y que en efecto tal acto estaría desprovisto de exis-
1

prudencia respecto de las directrices propuestas por la doctrina. tencia legal". (Civ. 16 de noviembre de 1932, D. H. 1933, p. S. 1934, l. l.
nota de EsMEIN).
Una sentencia del Tribunal de Casación de fecha 8 de noviembre de 1842,
nos dice a propósito de un pacto sobre derechos sucesorios, que es consi- Puede citarse igualmente, toda una serie de resolucion.es dictadas por el
10
derado "por la ley -como no existente, como no pudiendo te!J.er ningún efecto Tribunal de Apelación, 8 en que la existencia legal está vinculada a la
legal". 103 nulidad abso!uta, aunque revista algunas veces un carácter un poco di-
ferente. 109 ·
Otra sentencia de 6 de abril de 1858, a propósito de un contrato de ma-
trimonio celebrado en ausencia de uno de los futuros esposos, en que la De todas estas "inelegancias de redacción" resulta, pues, que es incues-
sanción aplicada es "la nulidad radical y de orden público, que priva al pre- tionable que la jurisprudencia jamás ha aceptado en lo más mínimo la teoría
tendido contrato de matrimonio, de existencia legal". 104 de la nada. Ha querido demostrar, más bien, qUI~ la teoría de las nulidades
Una tercera, de fecha de 5 de mayo de 1879, adhiriéndose a la interpre- puede comprender en su campo todas las fórmul~s en las que la inexistencia
tación del artículo 2262 afirma "que esta disposición es general y se aplica había cifrado sus esperanzas; ha querido demostr:ar con esto, que la sanción
particularmente al caso en que se trata de nulidades radicales y de orden legal tiene la gran ventaja de no encerrarse en Un lenguaje inmutable. Y
público; que la prescripción así establecida no tiene por efecto dar al contrato por ello, como lo hemos de ver más adelante, el JJrimer grado de la nulidad
prohibido una existencia legal, sino que extingue todas las acciones tendientes l()ii Civ., 6 de noviembre de 1895 (S. 96. 1, 5; D. P. 97. 1, 2\ nota de SARRUT).
a obtener la anulación". 105 • Véase nota de los T. en la pág. 47.
107 Req., 19 de febrero de 1929 (D. H. 1929, pág. 163)}
La cuarta, dictada también por el Tribunal de Casación el¡6 de no- 108 Véanse: PAu, 5 de febrero de 1866 (S. 66. 2, 194); ASTIA, 8 de febrero de 1888 (S.
viembre de 1895, relativa, como las anteriormente citadas, a un cbntrato de 89. 2, 177); PAu, 13 de mayo de 1890 (S. 91. 2, 28); NIME, 18 de julio de 1892 (D. P. 93.
2, 490); DouAl, 23 de noviembre de 1901 (S. 03. 2, 297) ;1 PAu, 3 de marzo d.e 1909 (S.
matrimonio celebrado en ausencia de la futura esposa. Habiéndose celebrado 1910. 2, 76).
este contrato sin respetar las disposiciones de los artículos 1387 y siguientes del 109 Req., 13 de mayo de 1884 (S. 84. 1, 336; D. P. S4. 1, 466): "Consideranqo que
este contrato {se trata de un pacto sucesorio prohibido por !os artículos 79! y 1130. como
Código Civil, está sancionado por la "nulidad radical y de orden público esencialm-ente contrario al orden público, era nulo de pleno :derecho y, en consecuencia, pri-
vado de toda existencia legal". Este lenguaje es reproducido por la sentencia, antes cita<Ia:
Hl3 Civ., 8 de noviembre de 1842 (S. 43. 133). Req., de 19 de febrero de 1929. Debe citarse también en el mismo orden de ideas: R.eq.,
101 Civ., 6 de abril de 1858 {S. 59. 1, 17; D. P. 58. 1, 224). De esta sentencia pueden de 5 de mayo de 1862 (S. 62. 1, 562), en que se dice que ~<1 contrato es "radicalmente nulo
desprenderse, también, esos frases muy significatlvas: La única prescripciún oponible en caso o mejor dicho absolutamente privado de existencia (considerandos). Asimismo, a propósito
de ausencia de acto por falta de .existencia legal, es la prescripción de 30 años, no por cuanto de división de la herencia de un ascendiente, en la que participa un d<>natario en estado de
dé fuerza a lo que no ha existido, sino en tanto que esta prescripción destruye cualquier demencia, el Tribunal .de Rennes ha resu-elto que "tal partición es radicalmente nula e inexis-
acción ya real o personal. tente, por falta absoluta de consentimiento''· (Rennes, 19 de mayo de 1884, S. 85. 2, 168).
105 Civ., 5 de mayo de 1879 (S. 79. 1, 313; D . .P. ·so. 1, 145, nota de BEUDANT). Cfr. Lyon, 21 de enero de 1885; S. 86. 2, 73, nota de GLASSON.
224 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES LA INEXISTENCIA Y LA JURISPRUDENCIA 225

estará representado por la nulidad radical, por la nulidad absoluta, por la Para precisar mejor la importancia de esta sentencia, nos vemos obligados
nulidad de orden público, o por una combinación de las primeras con la a examinar más detenidamente sus premisas, a tocar cuidadosamente su
noción de orden público. La inexistencia legal acudirá para reforzar, para enlace orgánico, a dar un perfil un poco más detallado a las consideraciones
expresar mejor la naturaleza de la nulidad, para aclarar en cierta forma el que tienen por finalidad defender la tesis de la inexistencia.
lado obscuro de la noción del ilícito, en una palabra, para definir mejor el He aquí,. ante todo,· el caso: ante el Tribunal Civil de Blois, se realiza
campo de la ineficacia. el 4 de julio de 1900 una subasta para vender en remate el castillo de Chene-
velles, habiéndose pronunciado la primera adjudicación preparatoria en favor
de De Fougeres.
Pero, si desde el punto de vista de las fórmulas ambiguas, los resultados
no han sido muy fecundos, no ocurre lo mismo desde el del procedimiento El 7 de septiembre del mismo año, el inmueble es puesto en subasta, siendo
civil, y hasta cierto punto, del derecho administrativo, en que la inexistencia los principales postores T ondu y De Fougeres, representado cada uno por
ha logrado romper la barrera jurisprudencia!. Y aunque un poco al margen su abogado. La diligencia se desarrolló en perfecto orden hasta el m1ento
de nuestro estudio, nos ocuparemos con tal carácter, de centrar nuestras en que el tercer foco debía ser encendido, y en este instante surgió un grave
observaciones en torno a esta cuestión: ¿las sentencias citadas tienen tanta conflicto: el abogado de Tondu, habiendo pujado hasta 72,000 franc s, se
importancia que de ellas pueda deducirse la consagración definitiva de la negó a comprometer su crédito más allá de esta suma, a pesar de 1 ins-
teoría de la inexistencia? ¿Es tan completo su carácter que pueda considerár- tancias de T ondu, que quería. comprar el castillo sin importarle el precio.
seles como favorables a la teoría de la nada? En otros términos, ¿puede Y por ello, éste subió la postura hasta 75,000 francos. Pero el Tribunal,
afirmarse, con verdad, que estas sentencias tienen un alcance general y que después de una breve deliberación, la rechazó, pasando al tercer foco. No
su aplicación pueda tener lugar aún en el dominio del derecho contractual habiendo obtenido Tondu el concurso de otro abogado, no pudo pujar, por
privado? lo que el inmueble fué definitivamente adjudicado a nombre de De Fougeres.
Haciendo a un lado la inexistencia del matrimonio que analizamos con Tondu, sin embargo, no se resignó. Intentó una acción de anulación
anterioridad, 110 nos referiremos más particularmente a dos sentencias dictadas de la adjudicación, alegando el hecho de que su postura, aunque nula,
al amparo de la inexistencia por falta de forma: se trata de la sentencia había viciado todo el procedimiento, y en consecuencia su intervención había
Godard, dictada por el Tribunal de Casación el 30 de diciembre de 1902, afectado todos los debates y operaciones que precedieron a la adjudicación.
y la sentencia Noblet-La Clayette dictada el 26 de octubre de 1915. A su demanda se adhirieron los esposos Godard que, evidentemente tenían
Efectivamente, la famosa sentencia Godard, parece haber determinado a interés en obtener el mayor precio, fundando su acción, sobre todo, en el
la jurisprudencia, según muchos autores, a abandonar el dominio de las segundo párrafo del artículo 705, que dice: "el postor deja de estar obligado
fórmulas confusas, a salir de esa atmósfera nebulosa que excitaba y torturaba si su postura es superada por otra, aun cuando esta última haya sido declarada
el espiritu, para dirigirse hacia las incoherencias de la teoría de la inexis- nula". '
-'tencia. Con su· aparición, ciertamente, se creyó por un instante que entrañaría Pero la demanda así planteada, se turna al mismo Tribunal quE para
si no el derrumbe mismo de la teoría de las nulidades absolutas, por lo menos ser consecuente consigo mismo, la rechaza, arguyendo "que la prese cía del
profundos ,cambios. No ha sucedido tal cosa. Por el contrario, en el hori- representante oficial es de la esencia de la subasta, porque es de la ésencia
zonte de f resolución judicial no tardaron en aparecer todas las herejías, de la postura el ser seria, y sólo puede Ser seria cuando ha sido hecha r una
ampliamente sostenidas durante más de medio siglo, y que, por lo mismo, persona cuyo deber es informarse de una manera completa sobre las garantÍas
provocaron la reacción doctrinaria, siendo TtsSIER, en cierta forma, su porta- y el grado de solvencia que ofrece el postor, que reconocer algún efecto
voz. !11 a la intervención de un tercero que concurre a la diligencia, conduciría
no Véase pág. 189, nota 12. a los más graves inconvenientes y haría, desde luego, imposible toda venta;
lll TISSIER, nota sobre la misma '"nteru:ia: Req., 30 de diciembre de 1902 (S. 19 03. 1, 257). que estas intervenciones pueden producirse muchas veces en cada subasta, lo
226 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
LA INEXISTENCIA Y LA JURISPRUDENCIA
227
que tendría como consecuencia que si esta postura sólo fuera anulable, debería Por cuanto a los "graves inconvenientes" que pueden surgir de la presen-
cuando más interrumpir la subasta para resolver sobre la nulidad invocada..• cia de un tercero en la diligencia, desde el momento en que toda postura debe
que la pretendida postura de Tondu, al considerarse como inexistente no tiene hacerse por conducto de abogado, y puesto que el juez sólo conoce la oferta
como consecuencia anular la anterior postura". de abogado, este excesivo temor no tiene justificación alguna.
Inconforme una vez más, Tondu interpone apelación, pero el Tribunal
Finalmente, a propósito del argumento que puede derivarse de la inter-
de Orléans no quiere atender sus alegatos. Después de esto, intenta, final-
pretación del artículo 1030 del Código de Procedimientos Civiles que dice:
mente, su último recurso: acude en casación. Desgraciadamente, en esta
"ninguna diligencia o acto de procedimiento podrá declararse nulo, si la nuli-
ocasión también fracasa porque la Chambre·des-Requétes * adopta igualmente
dad no está formalmente establecida por la ley", no vemos ningún inconve-
la solución de las dos instancias precedentes al resolver que: "considerando que niente en recurrir a la nulidad virtual. 114
las posturas presentadas en almoneda pública de un Tribunal, deben, de acuer-
do con el artículo 705 del Código de Procedimientos Civiles, 112 hacerse con De cualquier manera, se ha hecho mucho ruido en torno a la sentencia
Godard y, sobre todo, se ha exagerado demasiado cuando se ha querido invo-
la intervención de abogado; que la asistencia del representante oficial es de la
esencia misma de la postura, y que a falta de esta condición la postura no só- carla con un carácter de generalidad, puesto que su aplicación no puede salir
,lo es nula, sino inexistente". del campo estrecho de la excepción al cual estaba exclusivamente reducida des-
¿Qué debe pensarse de.esta resolución? de el punto de vista procesal. 115 Es, pues, indebido, conceder tanta atención
Desde luego, la argumentación no nos parece convincente. Porque si Ía a una sentencia fundada en consideraciones tan débiles e inspirada en preocu-
justicia debe recurrir a tales subterfugios para poder impedir la intervención paciones de orden completamente secundario. ¿Se ha olvidado, acaso, que la
estructura orgánica del acto jurídico de carácter patrimonial no es igual a la
de terceros de mala fe: habría que concluir que los medios ilegales no tarda- de un acto de procedimiento?
rían en orillar al juez a soluciones de tal naturaleza, que invertirían frecuen-
temente su misión esencial. Como quiera que sea, en el caso, basta discernir un
poco sobre la estructura del procedimiento seguido por el Tribunal, para con-
vencerse de que la ley no fué bien interpretada. La teoría de la inexistencia se ha sostenido igualmente en una sentencia del
El Tribunal, en efecto, prefirió la aplicación ad literam del primer párra- Tribunal de Casación de fecha 26 de octubre de 1915 (S. 1920. l. 6.): se
fo del artículo 705, olvidando deliberadamente el segundo. Ahora bien, si es trataba de una donación hecha a un municipio, considerándose aquella como
cierto que toda postura debe hacerse con intervención de abogado, no lo es inexistente porque la autoridad administrativa no había dado su autorización.
menos que con la participación misma del Tribunal el procedimiento de la Y por ello la acción reivindicatoria intentada por los herederos del donante
postura mencionada está viciado. Al anular la oferta de Tondu, el Tribunal se consideró plenamente fundada. Advirtamos que se sostuvo que el muni-
quiera o no, se ha colocado en el plano del segundo párrafo del mismo artícu- cipio no podía hacer valer ni la prescripción de treinta años, ni la de diez;
lo. Y ya que, como lo hace notar EsMEIN, 113 el mandato de la ley estaría cum- la primera "porque su posesión tiene un carácter puramente condicional" de-
plido si los dos primeros focos se habían encendido, es evidente que el Tribu- biendo ser confirmada la aceptación provisional del Consejo Municipal por-
nal procedió mal. Por lo demás, éste debió reconocer su error al momento en la autorización administrativa; la segunda, porque el artículo 1304 no es apli-
que se le presentó la demanda de anulación del procedimiento de adjudicación, cable "a los contratos que no han podido perfeccionarse por faltar el concur-.
pero entonces, para reparar su falta, trató de refugiarse en la teoría de la in- so definitivo de las voluntades y que son, por consiguiente, inexistentes".
existencia. Viendo más de cerca todavía las cosas, se comprueba fácilmente que sólo
• Véase nota de los T. en la pág. 47.
se trata, ni más ni menos, de una incapacidad de ejercicio que no debe ser-
112 Artículo 705: "Las posturas serán hechas por medio de abogado en la diligencia. afectada en ningún caso por la inexistencia, sino, a lo sumo, por la nulidad
Desde que se abran las postur¡ts, se encenderán sucesivamente focos preparados de manera que
cada uno tenga una duración aproximada de un minuto. El postor cesa de estar obligado si IU CoLIN y CAPITANT, op. cit., t. 1, pág. 85.
su postura es superada por otra, aún cuando esta última sea declarada nula".
115 TJsSIER, nota sobre la sentencia antes citada; }APIOT, op. cit., pág. 138 texto y nota 3;
113 PLANIOL, R~ERT y EsMEJN, op. cit., t. VI, pág. 393.
NEQUET, nota sobre Civ., 5 de enero de 1910 (S. 1912. 1, 249).
228 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
LA INEXISTENCIA y sus EF1ECTOS 229
absoluta, 116 y esto según la propia opinión de los defens::>res de la teo:ía c2
hostil porque el automatismo, por así decirlo, de lafnexistencia, amenazaba
la nada 117 por la sencilla razón de que la autorización adminis:rativa apu::a
arrebatarle gran parte de su influencia, sin contar on que tenía el deber
toda su fuerza en las disposiciones relativas al orden público ( artícu~o 9i (1 1 •
más imperioso de asegurar el triunfo del principio de q e "nadie puede hacerse
La jurisprudencia misma, por lo demás, lo ha reconocido explícitamente en
justicia por sí mismo". A decir verdad, la jurispruden ia estaba demasiado pe-
otras ocasiones. 118
ne~rada del fundamento jurídico de la nulidad para consentir, a ciegas, que
Aun cuando inexistente, como lo hace notar DE LA· MoRANDIÉRE, 1 :? la
se consagrara una sanción que no podía obtener el apoyo de texto legal alguno.
oferta de donación produjo, no obstante, ciertos efectos jurídicos, pese a la
He aquí pot ..é¡ú'é inspirada también la jurisprudencia por una tradición
intransigencia propia de la noción de ine-xistencia.
ampliamente comprobada, preocupada en la misma medida por imprimir a su
labor la aureola que había heredado, ha resistido e irhpedido que aumente la
incertidumbre y la equivocidad que rodean a la teoría de las nulidades desde
En conclusión, si los dos ejemplos precitados no son propios para hacernos • 1

su ongen.
creer en el triunfo y la adopción jurisprudencia! de la teoría de la ine:ótencia,
han logrado, en cambio, proporcionarnos la prueba más elocuente del desqui-
ciamiento de su aplicación en el derecho contractual privado. Además, nos
SECCIÓN QUINTA
han mostrado de la manera más clara, que la inexistencia, aún en las aplica·
.ciones en que se ha recurrido a ella, no puede operar sin la intervención del juez. La teoría de la inexistencia considerada a través de sus efect~s
Si esto es así, si es siempre por la intervención del juez como deSen ma·
nifestarse sus efectos, si es necesario obtener en todo caso que éste la .. declare", Después de haber analizado la teoría de la inexis encia desde el punto de
¿para qué tales complicaciones? ¿Acaso en el juego de la nulidad abso:uta, el vista de su estructura orgánica; después de haber in estigado en qué medida
papel del juez no es también el de déclarar la sanción? la jurisprudencia ha querido aplicarla, nos falta d'rigir una última mirada
Por lo demás, en el caso de la donación irregularmente aceptada, para sobre los efectos jurídicos que ha pretendid:) produc r.
admitir la acción reivindicatoria conviene advertir que los jueces no se han Por lo demás el estud!o detallado de cada ele ento de su construcción
prevalido de la imprescriptibilidad del acto inexistente. Ahora bien, si la ju· nos ha ofrecido, en varias ocasiones, la posibilidad de compro.bar que su es-
risprudencia se ha inclinado por las ventajas de la teoría de la nada, ¿por qué tructura ín:ima está lejos de obtener la confirmación práctica. El acto jurí-
ha recurrido a los efectos de la condición suspensiva? dico jamás se ha alejado del campo de las sanóones. legales, ya se trate de la
Cuando se conoce el número tan imponente de quienes se han colocado falta de un elemento de orden intelectual, o de mi elemento de orden ma-
durante más de medio siglo a[ lado de los primeros defensores de la teoría terial. De modo que hasta cierto punto habría la posibilidad de inclinarse a
de la inexistencia; cuando se conoce con cuánto ardor, con cuanta pasión, ju- desechar la discusión en torno a sus efectos jurídicos. En efecto, ¿para qué
ristas que gozan de gran renombre, le han concedido abiertamente su adhesión, prolongar las investigaciones en una materia en que se sabe por anticipado que
no puede dejar de admirarse la resistencia que ha opuesto constantemente la el resultado será negativo?
jurisprudencia a las herejías que bajo la máscara de la simplicidad y del buen Pero el interés del problema es demasiado evi nte para que puedan re-
sentido, se han acumulado poco a ~co en torno de ella. Quizás se ha mostrado chazarse de plano los argumentos sobre los que ta lt::> se ha escrito, y .en los
cuales la doctrina ha puesto, durante tantos años, us esperanzas.
!16 PLANIOL, RIPERT y TRASBOT, op: cit., t. V. pág. 933; CoLIN y CAP!TANT, t. Ill, Volvamos, pues, a las cinco características esen_ia!es del acto inexistente:
pág. 725. En primer término, el acto inexistente, se die , no debe ni puede pro-
117 BAUDRY·LACANT!NER!E y CoL!N, op. cit., t. X, pág. 192; BoNNECASE, Suppl. t. III,
pág. 23. ducir ningún efec:o jurídico, porque desde el mome to en que está desprovisto
!lB Civ., 24 de julio 1854 (D. P. 59. 1, 387); Civ., 3 de enero 1866 (D. P. 66. l, 77);
Civ., 13 de junio de 1870 (D. P. 70. 1, 349); Dijon, 10 de noviembre de 1908 (D. P. 1910. de uno de sus elementos orgánicos, sobrevendrá l muerte con su sentencia
2, 110). ineluctable.
119 Cours licence, Zo. año, pág. 302. Ahora bien, a este propósito hemos visto qJe la falta de uno de los
230 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES LA INEXISTENCIA Y SUS EFECTOS 231

dementas del acto jurídico es sancionada por la nulidad absoluta, o por la pacitado. 121 ¿Puede distinguirse verdaderamente dónde comienza su compe-
nulidad relativa, según la naturaleza del interés protegido. Llevando de esta tencia de "constatar" y dónde la de resolver?
manera el problema al campo de la teoría de las nulidades, resulta que Por esto CoHENDRY, a quien no puede tacharse de infidelidad consigo
el primer carácter de la inexistencia sufrirá las consecuencias que de esto mismo, afirmó en una época en que la inexistencia estaba todavía en pleno
se derivan. Y, cuando estudiemos la teoría de las nulidades, veremos que des- apogeo, que respecto de este punto de vista no puede establecerse diferencia
de el momento en que está sometida al principio de que en tanto el ac- alguna entre la inexistencia y la nulidad absoluta: en uno y otro casos, el
to no sea declarado nulo por el juez, es plenamente eficaz, y que por papel del juez es idéntico. 122
lo mismo, el aforismo romano quod nullum est nullum producit effectum estará Por cuanto a los caracteres restantes, la teoría de la inexistencia se eii~ · · ·
vinculado no a la nulidad en sí misma, sino a los efectos de la acción de cuentra casi en el mismo plano que la teoría de las nulidades absolutas: el
nulidad, teniendo en cuenta todas las derogaciones impuestas por las situa- acto inexistente no puede ser convalidado por confirmación ni por prescrip-
ciones adquiridas, sobre todo, cuando éstas tienen el sello de la buena fe. ción; sus defectos orgánicos son demasiado graves para que'.' la voluntad de
Aun admitiendo que la teoría de la inexistencia funcione regularmente, las partes o· el transcurso del tiempo los borre. Esto n.o es absolutamente
es indiscutible, sin embargo, que el acto inexistente produce cuando menos exacto.
un efecto jurídico: el de vincular a las partes por las situaciones de hecho Desde luego, no es cierto que un acto inexistente no pueda ser confirmado.
que nazcan de su ejecución voluntaria. Por ejemplo, un acto en que falta completamente el consentimiento: una per-
Por cuanto,al segundo rasgo fundamental -el de que la inexistencia sona en estado de absoluta embriaguez, o un niño de diez años, han firmado
opera de pleno derecho, sin ninguna intervención jt:dicial-=-, la teoría de la un contrato. ¿Puede verdaderamente impedírseles eje¡;:utar este contrato? O
nada va a sufrir un quebranto aún más grave. Y tanto más que es el ver- para ser más claro, ¿debe impedírseles confirmarlo expresamente el día en
dadero punto de apoyo de toda su estructura. ¿Por qué recurrir a la inter- que desaparezca el vicio que afectó su consentimiento?
venáón del juez si el acto carece de validez desde su mismo nacimiento? En verdad estas cuestiones presentan un interés pura y simplemente teó-
Se admite, sin embargo, que su intervención será necesária en caso de rico, ya que el problema de la confirmación no se presenta en la actualidad
controversia, pero se agrega que, entonces su papel se reduce simplemen- al amparo de la teoría de la inexistencia, sino bajo el de la teoría de las nu-
te a la "declaración de inexistencia". Por ejemplo, si el comprador ha lidades propiamente dicha. En el ejemplo antes citado, la confirmación será
pagado el precio de una venta inexistente y el vendedor rehusa cumplir su posible siempre, por la fundada razón de que la falta de consentimiento y
obligación, el juez no anulará una venta que no existe -nos dice BARDE-, la incapacidad, están sancionadas por la nulidad relativa. Lo mismo sucede
sino constatará la inexistencia y ordenará la restitución del' precio indebida- tratándose de la falta de forma, y a este respecto el artículo 1340 es tan claro
mente pagado. 120 que no deja lugar a duda. Finalmente, el acto en que falten el objeto o la
Sin tomar en cuenta que este lenguaje no es conocido del todo en la pri- causa podrá ser confirmado o invalidado, según el grado de la nulidad que el
mera fase de la teoría del acto ine•xistente, debe advertirse que cuando se dice juez aplique atendiendo a las circunstancias de hecho.
que en el caso el juez no hará más que constatar la ruptura del vínculo obliga- En segundo lugar, desde el punto de vista de la imprescriptibilidad, pre-
cional, en tanto que tratándose de nulidad absoluta deberá resolver) tan sólo tender prolongar indefinidamente la duración de ·las imperfecciones del acto
se hace, en suma, un juego de palabras, porque resolviendo o constatando, ejer- in~xistente, es exagerar su importancia. Sin anticipar juicio alguno sob~e las
ce siempre las atribuciones de una competencia que sería imposible encerrar en soluciones jurisprudenciales y la prescriptibilidad, basta advertir por ahora
semejantes sutilezas. Y todavía más, ¿no hace lo mismo tratándose de nuli- que la prescripción adquisitiva sirve para fiustrar los efectos del acto inexis-
dades absolutas y de nulidades relativas? Por ejemplo, al declarar la nulidad tente en caso de que haya sido ejecutado.
del acto de un menor celebrado sin cumplirse las formas habilitantes, el juet
no hace sino comprobar por una parte, el vicio, y por otra, la opción del inca- m CoLIN y CAPITAI'{T, op. cit., t. I, pág. 84.
1~2 CoHENDRY, Distinction ~"'" l'inexistence et la nullité d'ordre public, Rev. Trim. 1914.
120 BAUDRY·LACANTINERJE y BARDE, Ob/ig., t. III, pág. 274. pág. 39, nota l.
232 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES
CONCLUSIÓN
233

Finalmente, la inexistencia no puede escapar a la crítica aun desde el pun- réstanos dirigir una última mirada de conjunto sobre su estructura Íntima
to de vista de las personas que tienen derecho a prevalerse de ella. Se nos tomada en su totalidad.
dice, en efecto, que el viéio del acto inexistente puede aprovechar a todo in-
Pero ante todo, permítasenos plantear esta cuestión previa: ¿dónde debe
teresado. Ahora bien, antes de obtener provecho de una irregularidad, es ne-
buscarse la verdadera fuente de su rico arsenal de ilusion¡:s? ¿De dónde pro-
cesario conocerla. Pero, ¿quién podía conocer que la obligación contraída por
viene su imponente cortejo de herejías? ¿En dónde se encuentra la justifica-
X fué consentida en estado de embriaguez, o que carece de causa? Admitien- ción de su poderoso espejismo?
do que esta obligación sea controvertida judicialmente por un tercero, si la
A todas estas cuestiones sólo puede darse una respuesta: la teoría de la
parte que se obligó declara abiertamente que consintió con pleno conocimien-
inel'Ístencia ha sido edificada sobre un fundamento falso, se ha apoyado fal-
to y que su obligación tuvo una causa ¿puede dudarse de sus afirmaciones?
samente en la concepción orgánica del.acto jurídico. Esta es el centro de todas
¿Pueden investigarse aun sus intenciones para descubrir los motivos de su ra-
las investigaciones, de todas las mixtificaciones en que ha envuelto a las san-
zonamiento?
ciones legales; de todas las combinaciones engañosas, a menudo deprimentes,
Por lo demás, el círculo de los terceros interesados está actualmente tan de las que sus defensores han querido. desprender soluciones sin ninguna base
restringido por el hecho mismo de que al descartar la inexistencia, la juris- sólida en el orden legal de las ineficatias.
prudencia recurre a la sanción legal.
Ahora bien, es principio indiscutible que una teoría de cualquier natura-
En resumen, nos encontramos ante la imposibilidad de separar la inexis- leza que sea, sólo vale por la cohesión. de las moléculas que forman las células
tencia de la estructura íntima del acto jurídico-organismo; estamos de grado de sus elementos fundamentales, por la solidez de sus razonamientos, por la
o por fuerza, obligados a rechazar sus efectos prácticos. Y todavía si se hace comprensión y dominio que ejerce en la evolución de los hechos, por la pre-
abstracción de los defectos de su construcción orgánica, no podrá negarse que cisión con que reacciona y se adapta a las exigencias de la vida.
bajo cualquiera de sus caracteres, el número de las excepciones supera la ex-
Más particularmente, en derecho vale una teoría en tanto que valen los
tensión de la regla. Esta es la prueba más evidente de que lo que es lógico, preceptos que toma de la técnica jurídica. Si pues, aquella ha obtenido un
no en todo caso es susceptible de seguir el ritmo y la flexibilidad de las cir-
fundamento que está al margen o que es completamente extraño a esta téc-
cunstancias de hecho. Ahora bi~n, el juego de las nulidades está profunda- nica, si se ha vinculado ·a datos que no engendran ni reciben ningún reflejo
mente impregnado de las circunstancias que acompañan o siguen a la celebra- por parte de las circunstancias de hecho, o por parte de las reglas jurídicas
ción del acto jurídico. Teniendo el juez la obligación de apreciarlas, actuan-
que el orden legal ha postulado a este efecto, podrá moverse a su antojo en
do siempre dentro de la ley, no podrá despreciarlas; las admitirá o rechazará el campo de la filosofía pura, pero no tendrá eco alguno en el campo de la
sin optar por una u otra teoría, según que el interés de la sociedad esté me- práctica. Porque, no lo olvidemos, el derecho es una ciencia social, vive para
jor protegido con o sin su conservación. y por la sociedad, se desenvuelve y sigue su ritmo ascendente o descendente
aunque a veces con un retardo muy sensible; proyecta sobre los hechos las
directrices que anteriormente le han ímprimido otros hechos. La teoría jurídi-
CoNCLUSIONEs ca, combinación del orden legal y de la práctica no podrá substraerse tampoco
a estas reglas nacidas por así decirlo del medio social. De modo que en ~anto
Después de haber. visto todas las causas en que la teoría de la inexisten- que sus premisas puedan cumplir este cometido a la vez multiforme y difuso,
cia ha pretendido hallar, si no una confirmación total, cuando menos un cier- se verá inducida a realizar todos sus fines, aspirando con toda legitimidad a
to vínculo de parentesco; después de haber penetrado, investigado y explora- características cada vez más claras.
do aun los substratos más profundos; después de haber analizado con dete- Es oportuno ahora, considerar la teoría orgánica del acto jurídico, investi-
nimiento su construcción sólidamente fundada en apariencias muy seductoras; gar a través de sus características la realidad que pretende comprender; discer-
en fin, después de haber comprobado que todos los elementos de su estructu- nir a través de sus finalidades los resultados obtenidos; en otros términos, exa-
ra teórica jamás encontraron el menor apoyo en las disposiciones del Código, minar en una vista de conjunto, su contenido jurídico en su totalidad.
234 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES CoNcLusiÓN 235

Como hemos visto, la concepción orgánica del acto jurídico se deduce de tener la confirmación de la teoría del acto inexistente, basta hacer un cambio
la interpretación tendenciosa del artículo 1108. Se han transformado las "con- insignificante en la redacción del artículo 1108, en el que la ralidez. se presta
diciones legales" por una curiosa metamorfosis, en elementos vivientes que a confusión. Ahora bien, nuestro análisis detallado nos ofrece la ocasión de
tienen una estructura psicológica o material, debiendo reunirse necesariamen- comprobar que aun a través de las condiciones de existencia y de validez., la
te para dar el soplo' de vida al vínculo jurídico, sin lo cual el acto se conside- teoría del acto orgánico está lejos de darnos soluciones aceptables. Ni la doc-
rará como nacido-muerto, "se estará en presencia de una apariencia, de un trina, ni la jurisprudencia se han indinado ante las metamorfosis del fantas-
error, de una tentativa de acto, más que de un acto, y de una tentativa que ma, ni una ni otra han logrado encontrar los síntomas de sus enfermedades
ha fracasado: el acto se considerará como-nacido-muerto. 123 imaginarias. Por el contrario, el acto jurídico ha sido quebrantado por tomar
En consecuencia, calcada la teoría del acto jurídico sobre los rasgos ca- en consideración la ley, por entrar en juego los nulidades vinculadas al fin o
racterísticos del organismo físico, adoptará los diversos estados de su funcio- al interés protegido.
namiento: la vida, la muerte, la enfermedad y la curación se presentarán en Pero no sólo es esto, la teoría orgánica del acto jurídico aun considerada
él para falsear y deformar la naturaleza jurídica del vínculo obligacional, y desde el punto de vista de su estructura íntima, es un verdadero conjunto
por lo mismo, la naturaleza jurídica de la nulidad. Porque, como nos lo dice de herejías. Y, así, por una curiosa paradoja la elaboración del acto jurídico
GAUDEMET, se llegará en esa forma a concebir la nulidad no como sanción, sino no da prueba de la homogeneidad que se halla en la composición de todo or-
como cualidad del acto, como cualidad que entrañaría necesariamente ciertos ganismo viviente.
atributos. 124 · En efecto, en el funcionamiento del cuerpo físico es absolutamente indis-
No diremos que "esta manera de animar el acto jurídico se hace para agra- pensable la participación de todos sus elementos; 'la falta de uno origina como
dar a quienes no acept~n las exposiciones jurídicas demasiado áridas y exce- resultado necesario la muerte con su implacable veredicto. Nada más simple,
sivamente abstractas, más cuidadosos de la exactitud que de cierto atractivo pues, y precisamente a esta simplicidad ha recurrido la teoría del acto jurídi-
(!) en la forma literaria", 125 pero rechazamos deliberadamente esta jerarqui- co para obtener su inclusión en el cuadro legal, después ·de haber dado vida
zación de las ineficacias del acto jurídico según sus estados orgánicos. La nu- al consentimiento, al objeto, a la causa y a la forma. Ahora bien, ¿es verdad
lidad no es una manera del acto, sino una sanción legal, no debe ser vista in que el acto jurídico no puede funcionar si falta uno de sus elementos?
actu, 126 no debe buscarse en los defectos orgánicos, sino en el fin que el le- No volveremos ya sobre explicaciones que desprendimos de /la práctica
gislador se ha propuesto alcanzar, en la naturaleza del interés que ha querido cuando estudiamos cada uno de estos elementos. Conviene sin embargo, hacer
proteger. El problema se reduce, pues, a la cuestión de saber cuál ha sido el dos advertencias:
objetivo a que se ha vinculado la disposición legal, y cuál el fin que las partes . En primer término hay que hacer notar una vez más, que aun entre los
contratantes han querido realizar; si el primero no ha sido eclipsado por el defensores de la teoría del acto-organismo, no se ha llegado a un acuerdo en
segundo, es decir, si el objetivo individual es de la misma naturaleza que el materia de causa. Mientras que BoNNECASE la ha induido claramente en el
objetivo legal, la ley no opondrá resistencia alguna y el contrato será plena- rango de las condiciones que no afectan la existencia de la relación obligacio-
mente eficaz. nal, JosSERAND, en cambio, se ha empeñado en atribuirle la misma importan-
Por esto debe rechazarse la teoría del acto-organismo con su corolario prin- cia que los clásicos. ·
cipal -la idea de la inexistencia-, y debe rechazarse no sólo porque no está En segundo lugar, y sobre todo, debe señalarse la dificultad aun .mayor
de acuerdo con las disposiciones del Código, sino especialmente porque con-
creada por la solemnidad de los contratos, que por su carácter excepcional
duce a conclusiones desprovistas de toda base real. coloca al acto-organismo en situación bien difícil. Porgue, cuando se habla
Se nos dirá que el leg!slador casi siempre se expresa mal y que, para ob- de elementos esenciales para la integración orgánica del cuerpo físico, se está
123 ]osSERAND, op. cit., t. J, pág. 93. de acuerdo en reconocer que cada uno de sus elementos goza de la _misma
121 Op. cit., pág. 146.
importancia. Por lo demás, en este sentido se habla de que el corazón, los
125 }APIOT, op. cit., pág. 273.
126 }APIOT, op. cit., pág. 285. pulmones, el estómago, etc., son órganos vitales, que constituyen un todo
236 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES CoNCLUSIÓN 237

indivisible, que la vida de cada uno se halla vinculada a la vida de los otros; podría aun servirnos en la nueva elabo~ación; se trata simplemente de restau-
en una palabra, que existe una especie de asociación en cuyo funcionamiento rar la concepción del Código, no sólo con el concurso del artículo 1108, sino
no se permite ninguna interrupción. también con la participación de los que le siguen. A este respecto, basta con-
Ahora bien, si se examina el acto-organismo, es fácil comprobar que no ceder la razón a la interpretación más adecuada.
sucede lo propio. En éste hay la extraña concepción de que el acto jurídico El legislador al fijar las bases de las "condiciones de validez" del acto
tiene elementos vitales a título excepcional, como es precisamente el caso de contractual en el artículo 1108, no se ha preocupado en formular o estable-
la forma. De modo que transportando esta terminología al dominio propio cer los elementos· de un cuerpo viviente, y menos aun de dar al vínculo obli-
de la idea-organismo, es decir, al de la anatomía, sería necesario ·decir que gacional un aspecto orgánico. El artículo 1108 constituye simplemente la carta
hay órganos que son indispensables para la vida, pero que sólo lo son para de los principios que rigen la materia del derecho contractual, que imprimen
una cierta categoría de personas. al acto jurídico el carácter patrimonial.
No se nos dice que sólo se trata de una "ficción teórica", y que al hablar Concebido en el fuero interno de los individuos, pero destinado a entrar
de esta manera simplemente se hace uso de "figuras de retórica". Porque, en contacto con las realidades de la vida, el acto jurídico sólo producirá efec-
una de dos, o la teoría del acto jurídico puede calcarse sobre el análisis anató- tos pasando por el tamiz de las condiciones establecidas por el artículo 1108;
mico de un ser viviente y entonces debe inevitablemente someterse a las mismas sólo respetándolas recibirá el sello de la legalidad y llegará a asegurar la pro-
reglas y al mismo tratamiento que el organismo físico, o no hay ninguna simi- tección de la ley en la realización de las reglas o efectos jurídicos que encie-
-litud o la hay reducida a unos cuantos caracteres, y en tal caso es exagerado rra en su contenido; en otros términos, el contrato se halla, para usar una
elevarla al rango de teoría jurídica. En todo caso el elemento formal no es expresión feliz de DE LA MoRANDIERE, 1Z8 bajo el control de la ley desde
propio para concurrir en la construcción orgánica del acto jurídico, y por cuatro puntos de vista: el del consentimiento, el de la capacidad, el del objeto
esto puede afirmarse que no mere::e la importancia que tan generosamente se y el de la causa. Pero ello quiere decir también, que para determinar el campo
le ha concedido. · jurídico del acto, no debe reducirse exclusivamente a los límites del artículo
Y ahora se comprende fácilmente por qué las equivocaciones más graves 1108. Y no debe limitarse, por tres razones: en primer lugar, porque el artícu-
han hallado siempre un medio fértil en la simplicidad que aquella se ha atri- lo 1108 tiene una redacción deficiente; en segundo porque su interpretación está
buído injustamente. Asimismo, se comprende por qué no ha logrado nunca necesariamente relacionada con la de los artículos que le siguen; y, finalmente,
ser incluída en las realidades prácticas; se comprende también por qué no ha porque existe un punto de vista tradicional que se olvida con demasiada ligereza.
seguido las fluctuaciones de las circunstancias de hecho. De suerte que, si
El artículo 1108 tiene una redacción defectuosa en las dos primeras con-
se qu'ere esnpar de este fetichismo que la obstaculiza, si se quieren hacer des-
diciones que postula. Habla del "consentimiento de la parte que se obliga"
aparecer todos los errores, todas las mixtificaciones que se han acumulado en
y de su capacidad de contratar". Ahora bien, yendo más al fondo es fácil
romo del acto organismo y que han desfigurado a la vez, su naturaleza y la
hallar una omisión. Si en verdad el artículo 1108 se refiere al régimen jurí-
naturaleza jurídica de la nulidad, no hay más que un camino posible: desechar
dico ,. de los contratos", es innecesario decir que el acto jurídico debe nacer de
la teoría del acto jurídico concebido como organismo con sus diversas fases:
la concurrencia de dos voluntades, que como efecto de esto va a crear dos obli-
vida, muerte, enfermedad, curación, que han hecho de la noción de inexistencia
1 7 gaciones y que por consiguiente, se trata de la capacidad de las dos partes.
una noción incierta, confusa y s:n interés práctico. 2
Es obvio, igualmente, que el artículo 1108, teniendo por fih simplemente
¿Pero cómo substituírla?
El solo hecho de que su procedimiento sea el mismo que el de la nulidad fijar algunos principios, debe interpretarse relacionándolo con los artículos
absoluta, n::;s señala en gran parte el camino a seguir. Más particularmente, que refiriéndose a las mismas ideas, las desarrollan. Y a este respecto, se verá
desde el punto de vista de la recría del acto jurídico no se trata de substituida, a propú~ito de la capacidad, que la Sección II tiene como título "de la capa-
no se trata de buscar a través de la destrucción del sistema criticado, lo que cidad de las partes contratantes".

IZ7 J. DE LA MoaANDIÉRE, op. cit., pág. 299. '"' J. "" LA Mul<AN!JIÍcJ<E, Cours doc., 1932-33, pág. 98.
J

238 TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES

Finalmente, cuando se quiera formular la teoría del acto jurídico a través


del artículo 1108 y siguientes, no debe olvidarse el punto de vista tradicional
que ya desde el antiguo derecho había colocado la teoría del derecho contrac-
tual-·al amparo del principio solus consensus obligat. Ahora bi~n, si el vínculo
obligacional debe formarse en torno al consentimiento, ¿por qué tratar de deter-
minar a través del artículo 1108 los elementos necesarios para "la existencia del
acto jurídico? ·
Pero en los ejemplos que la práctica de los negocios nos proporciona, el
consentimiento y la incapacidad se han incluido siempre en la esfera de los
intereses privados. Por lo demás, ese es el punto de vista legal que se ha que- TITULO IIf
rido deformar, sin darse cuenta ,que se complica inútilmente el juego de las
ineficacias.
A su vez la forma, la causa y el objeto serán sancionados por la nulidad NuLIDADEs ABsOLUTAs Y NuLIDjEs RELATivAs

absolma, o por la nulidad relativa, según que el conflicto suscitado entre la


ley, por una parte, y el contrato, por otra, se resuelva en favor de una u otro, Si se rechaza la teoría del acto-organismo y su ,corolario, la nulidad funda-
de acuerdo con las circunstancias de hecho que se sigan, y las causas de in- da en las diversas enfermedades que pueden afectarlo, debe elegirse el criterio
dignidad que, al "afectar todas las consecuenCias del acto jurídico, se refieran más adecuado, tanto desde el punto de vista estric:to de la ley, como desde el
directamente a la pe~sona que ha violado Ja ley, y sobre este punto, como de su aplicación práctica, a fin de encauzar la sa11cipn sobre su o sus verda-
deros lineamientos.
habremos de verlo más ádel"ante, la incapacidad tendrá plena fuerza para pre-
sentarnos la teoría de las nulidades bajo un aspecto diferente. Hemos visto que, primeramente en el derecho romano, y después en el anti-
guo derecho, la función de las nulidades siempre estuvo en relación directa .con
el fin que el legislador se proponía alcanzar. Había en ambos, por una parte,
nulidades ab initio, transformadas después, por ob¡:a de los glosadores en nu-
lidades ex causis publicis, y por otra, nulidades v~nculadas a la idea de pro-
tección de un interés privado, representadas sobre todo por la restítutío in in-

1 tegrum y llamadas por los glosadores nulidades ex .rausis prívatis.


Esta distinción, a pesar de las confusiones provocadas por la obtención de
las cartas de rescisión, se conservó en todo el antiguo derecho pasando al
Código Napoleón al amparo del mismo principio: la gravedad de la sanción
1

y su naturaleza jurídica sólo pueden desprenderse del fin que inspiró la re-
dacción de la ley. A esta idea hay que recurrir pues, para saber, en caso de
silencio o imprecisión de la ley, si debe aplicarse la nulidad absoluta o debe
recurrirse a la nulidad relativa. '
Pero, ¿qué interés tiene esta distinción? En opipión de todos los autores,
dicho interés debe ser enfocado desde tres puntos de vista: por cuanto a las
personas que pueden invocar la nulidad, por cuanto a la posibilidad de renun-
ciar a la nulidad o de confirmar el acto nulo y por cuanto al plazo de
la prescripción.
NULIDADES ABSOLUTAS Y NULIDADES RELATIVAS 241
TEORÍA DE LAS NULIDADES
240
del Código Civil. A pesar de sus términos tan tajantes y enérgicos, las difi-
Por cuanto a las personas, radica en que la nulidad absoluta puede invo-
cultades de orden práctico se encargan de dismiltlUir y frecuentemente aun de
carse por todo interesado, en tanto que la nulidad relativa, sólo puede invocar-
destruir su eficacia. Desde luego, la afirmación lÍe que la obligación sin causa
se por aquél a quien la ley ha querido proteger. no debe producir ningún efecto, es puesta en er~tredicho por la misma ley, al
En cuanto a la confirmación, porque al afectar una al interés general, este
establecer el artículo 1132 que "el contrato no deja de ser válido porque la
medio no puede tener eficacia, en tanto que la otra dispone a este respecto 1

causa no se exprese". Cierto que la contradicci,&n sólo es aparente ya que el


de una libertad casi ilimitada. artículo 1131 concierne a las obligaciones que ~arecen de causa, poéo impor-
Por cuanto a la prescripción, porque en un caso la acción de nulidad pue- ta que ésta se exprese o no en el contenido del. acto jurídico. Pero el punto
de durar hasta treinta años, en tanto que la acción de anulación, se limita a más delicado es el relativo a la falsa causa, ya c!Iue en este caso la asimilación
diez, por no querer el legislador mantener por mucho tiempo la incertidumbre que se ha hecho entre el error y la causa, ha i~npulsado a la doctrina y a la
que reina sobre un acto amenazado en todo momento de ser declarado ineficaz.
jurisprudencia a decidirse en muchos casos poÍ la aplicación de la nulidad
Sobre todos estos puntos insistiremos más adelante con amplios detalles.
relativa.
Advirtamos desde ahora, sin embargo, que no debe creerse que las dos san-
ciones estén tan separadas una de otra. Y al respecto, basta mencionar que Más todavía, hay situaciones en que se encuentran en conflicto intereses
ambas tienen por fin alcanzar un mismo resultado: la destrucción completa privados e intereses generales. ¿Cómo decidir cuáles son los intereses protegi-
y retroactiva de las consecuencias jurídicas estructuradas en las cláusulas del dos por el legislador? Esto sucede especialment~ en materia de sociedades irre-
contrato, a excepción de las situaciones adquiridas que de alguna manera ha- gularmente constituídas.
El caso de un contrato de sociedad a cuyo otorgamiento ha concurrido
gan inoperante la acción.
Conviene hacer notar por otra parte, que es erróneo sostener que el legis- . como parte un menor irregularmente habilitado o representado. La protección
lador haya establecido una preeminencia en favor de una o de otra, y más de la ley viene en su auxilio y le reconoce la posibilidad de obtener la anula-
particularmente en favor de la nulidad absoluta. Esta tesis ha sido sostenida ción de las obligaciones frente a la sociedad. Pero, puesto que se trata de un
por AuBRY y RAu, 1 pero ha quedado aislada. No puede decirse que una sea contrato de tracto sucesivo; puesto que su ejecución extiende cada vez más la
la regla y otra la excepción, 2 porque en un caso como en otro, se trata del serie de operac!ones en las cuales han participa¡do otras personas que en nada
control de la ley, sin que pueda afirmarse que concede mayor preferencia a son culpables de la irregularidad del acto de constitución y que, posiblemente,
tienen interés en que la sociedad sea válida; puesto que la protección reserva-
unos que a otros.
Notemos igualmente, que la nulidad no siempre se apoya en un texto legaL da al incapaz, o a quien ha sido víctima de un error, violencia o dolo, puede
El principio que tanto se ha defendido en materia de procedimiento de que durar cuando menos diez años, y entraña por lo mismo una atmósfera de in-

1 "no hay nulidad sin texto", ha sido totalmente desechado y la doctrina como
la jurisprudencia han admitido que al lado de las nulidades textuales, hay tam-
bién las nulidades virtuales, que apoyan su fuerza en un texto general, o en
el espíritu de la ley. Tal cosa sucede sobre todo en los actos jurídicos contra-
certidumbre que tendría por consecuencia ineyitable convertirse en un grave
golpe al crédito de la sociedad, ¿cómo resolver, la cuestión? ¿Debe sacrificarse
el interés privado o hay que optar por la salvtguarda del interés general que·
lucha por el desenvolvimiento de las institucioP,es de crédito?
rios al orden público y de una manera mucho más acentuada, en los contra- Sobre este punto insisüremos más adelante; digamos desde ahora, sip em-
rios a las buenas costumbres. bargo, que la teoría de las nulidades no está ~:structurada sobre principios in-
Finalmente, debe hacerse notar que es erróneo afirmar que exista una línea mutables: ya se trate de nulidades absolutas o relativas, en uno como en
clara de separación entre los dos grados de las nulidades, ya que es muy fre- otro casos, sólo hay lineamientos generales. Por ello el legislador ha establecido
cuente concluir que la misma disposición se encuentra protegida por la nulidad la regla, o por Lo menos lo ha dado a entender, de ¡que la noción de orden
absoluta o bien por la nulidad relativa. Tomemos el caso del artículo 1131 público está protegida por la nulidad absoluta. Ahora bien, ¿puede afirmarse
con certeza que tras las disposiciones destinad¡as a la protección de un interés
1Op. cit., t. I, § 37, nota 12; BuFNOIR, op. cit., pág. 649 y 664.
2 }APIOT, op. cit., pág. 543; PLANIOL, RtPERT y EsMEIN, Traité pratique de droit civil, privado no existan los elementos del orden p¡Íblico? Ciertamente no, porque
t VI, pág. 403; DE LA MoRANDIERE, Cours 2o. anne licence, pág. 309.
TEORÍA DE LAS NULIDADES NULIDADES ABSOLUTAS Y NULIDADES RELATIVAS 243
242
las renuncias anticipadas a tal protección serían la mejor prueba para des- gido todas las dificultades. 3 Un~ vez deliheada su figura, nos será fácil pasar
mentirnos. Lo que no debe afirmarse es que en tanto que la nulidad absoluta a la exposición de las nulidades relativas, sin repetir, naturalmente, lo que es
tiene por misión asegurar directamente la salvaguarda del interés general, común a ambas.
la nulidad relativa tiene por fin directo e inmediato defender el interés pri-
vado, es decir, el interés del protegido, pero indirectamente también obra en A.-LA TEORÍA Y LA PRÁCTICA DE LAs NuLIDADES ABsoLUTAS
provecho del interés general, porque a través de sus efectos siempre es el in-
Al determinar las barreras que el orden público en su sentido más amplio
terés público el protegido. Al condenar el dolo y el fraude, ¿no se trata de
ha levantado contra la libertad contractual, hemos fijado, por lo mismo, los
realizar el maximum de moralidad en las relaciones jurídicas de carácter con-
puntos cardinales de la noción del ilícito, o sea, el campo de aplicación de la
tractual? Y en la protección de los incapacitados, ¿puede negarse que se to-
nulidad absoluta. Al tratar, por otra parte, de conocer la naturaleza íntima de
ma en cuenta el interés de la sociedad? estas restricciones, hemos IlegadC> al mismo tiempo, a esclarecer la natura-
Más aun, el análisis de la noción de orden público que es el principal fun-
leza jurídica de la nulidad misma. Finalmente, el estudio minucioso de la teO-
damento de la nulidad absoluta, nos ha proporcionado la oportunidad de com-
ría de los actos inexistentes nos ha anticipado también la convicción de que, tras
probar cuán numerosos son sus aspectos. Por otra parte, debiendo modelarse
de todas las reglas jurídicas que p:rotegen un interés social, debe buscarse siem-
la nulidad según la naturaleza de las' relaciones sociales que cada día cambian,
pre la protección de la nulidad :absoluta.
ya que en suma es un aspecto del mismo problema, habrá de sufrir también
Y puesto que debemos abordar ahora la nulidad absoluta, nos parece que
las mismas consecuencias. Por esto hay plena razón al afirmar que tratándose
de la teoría de las nuli~ades, no debe esperarse encontrar h consagración rí-
la mejor manera de iniciar su estddio es procurando penetrar el "laberinto dd
ilícito", 4 escrutando a la vez el aspecto teórico y el experimental, escalando has--
gida y abstracta de algunas reglas inflexibles frente a las necesidades socia-
ta su cumbre las aspiraciones teóricas de la' nulidad, para comprobar a conti-
les. Nada más falso. Tratándose de nulidades absolutas o relativas, sólo habrá,
lo repetimos, directrices de orden más o menos teórico, directrices que deben nuación la medida en que la práctica interviene para reforzar, corregir o
necesariamente, dar prueba de cierta flexibilidad frente a las dificultades pro- destruir la decoración. La noción del ilícito se superpondrá a la noción del
orden público, sin que pueda pretenderse que sea descartada por completo
vocadas por las contingencias del medio. Este es todo el secreto de la sanción
del dominio de la nulidad relativa.
que, aun condenando lo que es contrario a la ley, no debe destruir lo que no
Al colocar el problema de las nulidades absolutas al amparo del ilícito, he-
lo es. Es esta también la razón de la aparición de la nuiidad absoluta que en-
mos rechazado deliberadamente la. idea de que la falta de consentimiento pu-
traña la ineficacia total, o la ineficacia parcial del acto ilícito. Pero esta flexi-
diera ser sancionada por la nulidad. radical. Al hacer el análisis crítico de la teo-

1 bilidad no se obtendrá pesando, a la manera clásica, los vicios o enfermedades


que han afectado al acto jurídico. No será por la sola apreciación del aspecto
de validez del acto de voluntad, sino será colocando la intención de las pa.:tes
contratantes frente a frente éon el fin social; la nulidad se derivará en cierta
ría de los actos inexistentes, expusimos la razón: el consentimiento y la capacidad
deben colocarse al lado de las reglas destinadas a la protección de un interés
privado.
El ilícito en cambio, se configurará exclusivamente por la intervención de:
forma, de la naturaleza del interés que ha predominado en opinión dd legis- los elementos que componen la noción de orden público.
lador, sin que pueda ignorarse el fondo del acto de voluntad. En todo caso,
si se quiere conocer la nulidad que habrá de aplicarse, es necesari::> investigar, 3 Hacemos notar de paso que en la ¡:egunda mitad del Siglo XIX las sentencias hablan
ante todo, si en este conflicto la ley ha tratado de proteger el interés público habitualmente de '"nulidad radkal y absoluta" o de "nulidad radical y de orden público",
para hacer resaltar los efectos de la sanci6n. Pero esto sólo tiene una importancia de orden
o el interés privado, en otros términos, la solución será dada por el fin de secundario, ya que si la nulidad absoluta, debe, en principio, entrañar la destrucción de los
actos ilícitos, hay muchos casos en que sus efectos sólo son parciales. En todo caso véase:
la ley. Civ,, 8 de noviembre de 1843 (S. 43. 1, 33); Req., 6 de abril de 1858 (D. 58. 1, 224;
Dicho lo anterior, pasemos al estudio de las nulidades, insistiendo sobre to- S, 59. 1, 17); Civ., 10 de abril de 1866, (D. 66. 1, 1350); Civ., 5 de mayo de 1879 (S.
do en las hulidades absolutas, porque de ordinario a propósito de ellas han sur- 79. !, 3!3; D. 80, 1, 45); Civ., 6 de no!viembre de 1895 (D. 97. 1, 25. nota de S.uunn·).
4 G. RIPERT, Cours doct., 1929-30, pág. 7,
CAPITULO 1

La esfera del ilícito

Al analizar las concepciones individualista y socialista nos encontramos


repetidas veces frente a contradicciones aparentemente inconciliables respecto
de la naturaleza íntimade la regla de derecho, considerada en relación con el
conflicto de las leyes, ent11e sí. Ahora examinaremos el mismo problema y las
mismas escuelas, pero nuestra investigación recaerá sobre otra materia. Habrá
que saber por cuál tesis optar, a fin de precisar el campo de la noción de orden
público con respecto a los contratos que las partes puedan celebrar.
Expliquémonos. Siempre se han juzgado las cosas con re~ación al fin del
organismo: identificando el orden público con el interés social, con el interés
general, con la utilidad social o las necesidades sociales, se adopta siempre el
punto de vista superior de la colectividad en que se vive. Pero en esta ocasión,

1 en lugar de partir del fin social hacia el acto jurídico, vamos a seguir el ca-
mino contrario, es decir, el camino normal que nos conducirá a la noción del
ilícito: partiremos de la elaboración del acto jurídico e investigaremos en cuá-
les de sus condiciones obra de ordinario el orden público. En fin de cuentas,
se obtendrá la noción del ilícito en función de la estructura íntima del vínculo
obligacional. Y a este respecto tendrán cabida, desde luego, muchos sistemas
que han sido propuest?s por la doctrina.

a) .-El ilícito explicado por el objeto del contrato


Esta tesis fué prirrteramente expuesta por Huc. Fundándose en la redac-
ción tan enérgica del artículo 1128 que previene "que sólo las cosas que están
en el comercio pueden ser objeto de contrato" y corroborándolo con las dispo-
246 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS LA ESFERA DEL ILÍCITO 247

siciones del artículo 1598 que, a propósito de la venta declara: "todo lo que contratado, y por otra, el grupo, o más bien los grupos sociales constituídos en
está dentro del comercio puede ser vendido, si no hay leyes especiales que el campo del Estado, y a los cuales deberá siempre someterse el primero. Los
prohiban su enajenación", y llega a la conclusión de que sólo tratándose de grupos sociales podrían ser clasificados en cinco categorías, distribuídos según
las cosas fuera del comercio, tendrá la noción del ilícito su consagración la naturaleza íntima de los intereses que les sirven de fundamento. Se tendrá,
jurídica. pues, el grupo familiar, el grupo político, el grupo corporativo, el grupo econó-
mico y el grupo moral.
Es evidente que el principio anterior se apoya en la libertad contractual,
Aplicando este sistema, se concluye que cuantas veces se hallen en conflicto
al establecer que lo que no está prohibido puede ser objeto de un contrato.
las reglas del grupo contractual con las reglas de uno o varios de los g~~~~
Desde el punto de vista jurídico, esta tesis va a traducirse, por una
sociales, el contrato estará desprovisto de efectos jurídicos. Pero su validez,
parte, en las imposibilidades físicas, y por otra, en las imposibilidades jurí-
o su ineficacia, resultarán siempre del acuerdo o desacuerdo entre el fin del
dicas o legales, pudiendo las primeras, en cierta medida, subsumirse en las
contrato y el fin que sirve de base a la constitución del grupo social.
segundas.
El sistema propuesto por RIPERT presenta, como se advierte, la ventaja de la
Es indudable que en esto hay gran parte de verdad. Pero demostrar
flexibilidad, al no tener el grupo nada de inflexible, y variar tanto como estruc-
tanto arrojo y llevar tan lejos el razonamiento para considerar inútiles las
tura cuanto como organización, según las necesidades sociales que día a día
disposiciones del artículo 6o. porque "lo que comúnmente se llama un con-
se presenten. Y es fácil comprender que las reglas del grupo variarán igual-
trato contrario al orden público, es un contrato que carece de objeto, o en
mente, y por tanto, la noción del ilícito no tardará eri adaptarse.
que el objeto es ilícito", 5 es hacerse demasiadas ilusiones s.obre la importancia
Pero hacer caber todas las fuentes del ilícito en la noción de fin y ol-
del objeto. Por esto, además, la jurisprudencia raramente usa estas premisas.
vidar completamente la de objeto, es caer en otro "error, ya que dígase lo
Como quiera que sea, es bueno admitir que el tomar en consideración el
que se quiera, el objeto tiene cabida también en la esfera del ilícito.
objeto, provoca, en muchos casos, obstáculos infranqueables para el arbitrio
del juez.
e) .-El ilícito explicado a la yez por el objeto y la causa
b) .-El ilícito explicado por el fin del contrato o por el fin social Este es el sistema sostenido por DE LA MoRANDIERE. 7 Parte de la idea
de que si hay textos que expresen de una manera más o menos clara la
Por otra parte, se ha tratado de explicar el ilícito únicamente por el
noción de orden público legal, en la mayor parte de los casos la ley deja al
fin del contrato --sistema propuesto por la escuela individualista-, o por

1
juez el cuidado de determinar la ilicitud. Ante todo, será cuestión, pues,
el fin social -tesis de la escuela socialista-. En uno y otro casos, hay algo
de fijar los límites de su competencia, de precisar su papel, de conocer los
de cierto: en el primer caso, la causa ..!....elemento psicológico-, está confiada
puntos de partida de su análisis, pero sobre todo se tratará de saber tam-
a la interpretación del juez, en el segundo busca una relativa concordancia
bién de qué lado habrá de colocarse: ¿va a considerar impasiblemente el
con el fin del organismo social. Rl:PERT se ha fijado sobre todo en este
texto de la ley? ¿O se tomará el trabajo de examinar todos los elementos
sistema: "Lo que debe estudiarse, nos dice, es el fin perseguido en el con-
del contrato considerado en sí mismo?
trato celebrado entre acreedor y deudor, ver si estas dos personas que celebran
El interés d;J..-'f}roblema así planteado, no debe desdeñarse: col~ándose
un contrato privado, obran de t.tl manera que los deberes, las obligaciones
estrictament0 el punto de vista de la ley, se encontrarán muchas difi-
que van a nacer para ellos del contrato, son conciliables con las obligaciones
cultade~ra penetrar el fondo de las cláusulas del contrato. Más todavía,
que nacen de los grupos sociales a los cuales pertenecen". 6 Porque según RI-
ape~se a la letra de ella impide la posibilidad de condenar lo que es
PERT, en todo contrato, en toda relación jurídica hay dos grupos que se en-
mánifiestamente contrario al espíritu de la misma. En suma, esto significa
cuentran frente a frente: por una parte, el grupo de los individuos que han
sostener la tesis individualista.
S Huc, Commentaire théorique et pratique du Code Civil, t. I, no. 87, pág. 174.
; Cours doct., 1931-32, pág. 296 y sgt.
pág. 82.
6 Cours doct., año 1929-30,
TEORÍA Y PRÁCTICA DE NULIDADES ABSOLUTAS NULIDAD POR ILICITUD DEL OBJETO 249
248 LAS

Frente a estos inconvenientes, DE LA MoRANDIERE no duda en formular SECCIÓN PRIMERA


la regla de "que la teoría del orden público no se aplica a la ley, ya que
La nulidad por ilicitud del objeto.
no es por los caracteres de la ley como puede encontrarse un concepto del
orden púbhco. No hay que colocarse del lado de la ley, sino del lado del En principio, todas las cosas 9 pueden ser objeto de un contrato. La
acto jurídico, no hay leyes de orden público y leyes que no sean de orden libertad contractual se manifiesta a este respecto de manera incuestionable.
público; hay actos jurídicos que son o no contrarios al orden público". 8 Pero esto no quiere decir que no exista límite alguno, ya que la noción
Ahora bien, puesto que la ley misma no es más que la expresión de las de las cosas fuera del comercio juríklico está pronta a desmentirlo con
necesidades sociales, de ello resulta que el ilícito estará siempre vinculado base en el artículo 6o., o al amparo de los artículos 1128 y 1130.
a esta obra de comparación entre el contrato y la ley; y las neCesidades El artículo 6o. del Código Civil, que prohibe las derogaciones de las le-
sociales tendrán que luchar por la conservación o condenación del acto ju- yes que interesan al orden público y a las buenas costumbres, se opone a
rídico. la validez de todos los contratos que pretendan directa o indirectamente violar
Pero, jurídicamente, ¿cómo va a plantearse la cuestión? la ley.
También aquí las necesidades sociales tendrán un papel que cumrHr. El artículo 1126 en términos demasiado claros, establece "que sólo las
Tendrán que ayudar al juez en la comprobación de la legalidad o ilicitud cosas que están dentro del comercio pueden ser objeto de contrato". La
a través de los efectos del acto jurídico, a través de las reglas jurídicas a . función del juez se limitará- a establecer el alcance de su aplicación con el
que se han sometido las partes. El acto de voluntad entrará, pues, en con- concurso eventual de todos los textos especiales.
tacto con la ley por intermediación de las consecuencias jurídicas que aquél Finalmente, el artículo 1129 del mismo Código con menos pretensiones
origina. Y cada vez que dichas consecuencias estén en contradicción con que los precedentes, aun afirmando que "las cosas futuras pueden ~er objeto
la ley, o mejo::- dicho, con las necesidades sociales, la nulidad absoluta deberá de una obligación", prohibe los contratos que pudieran estructurarse sobre
cumplir su misión. la eventualidad de un derecho sucesorio, y esto aún con el consentimiento
Esta manera de ver, presenta no sólo la ventaja de asegurar la adap- del autor de la sucesión.
tación continua de la noción del ilícito a las necesidades sociales, sino ex- La noción del objeto ilícito tiene pues, un doble aspecto: por una parte,
plica sobre todo, por qué en ~iertos casos la nulidad absoluta debe reducir el creado por el artículo 6o. que se refiere a las derogaciones directas e in-
sus efectos a matices muy próximos a los de la nulidad relativa. directas de la ley, y por otra, uno un poco más concreto delineado por los
Aclarado este punto, queda por investigar el carácter íntimo del ilícito,

1
artículos 1128 y 1130, es decir, las cosas propiamente excluídas del comercio
y a este respecto DE LA MoRANDIERE se sirve tanto de la noción del objeto, jurídico.
como de la de la causa. Porque, una y otra sirven para controlar los efectos
del acto jurídico, y para expresar las necesidades sociales. § l.-DEROGACIONES DIRECTAS E INDIRECTAS DE LA LEY
Dicho esto, pasaremos al análisis del objeto ilícito, de la causa ilícita y
de la nulidad por vicio o falta de forma, estudiando la nulidad siempre Por derogación directa debe entenderse la violación de la letra de una
a través de las consecuencias del acto jurídico. ley de carácter prohibitivo. Hay pues, una contradicción flagrante entre
las reglas postuladas por la ley y las reglas creadas por las partes contra-
tantes. Cuando esta contradicción afecta el espíritu de la ley, o cuando las
partes han querido, por medios torcidos, eludir su aplicación, entonces la
nulidad recurre a la noción del fraude a la ley.
Por cuanto a la violación directa, hay bien poco que decir. El acto ilícito
6 Sobre la noción del objeto, véase págs. 31 y 201 y sgts.
8 Op. cit., 1931-32, pág. 301.
250 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS NuLIDAD POR ILICITUD DEL OBJETO 251

no puede engendrar ningún efecto jurídico válido. Pero no sucede lo mismo tual. Por tal razón todos están de acuerdo en reconocer que el ejercicio
para el fraude, porque si en este caso todos están de acuerdo sobre la natu- abusivo de los derechos, es también uno de sus modos de manifestarse. Aho-
raleza de la sanción aplicable, las opiniones se dividen cuando se trata de ra bien, en la apreciación del abuso del derecho, la atención se concentra
fijar su fundamento jurídico. ¿Debe optarse por la concepción subjetiva en el elemento intencional. 13 Más todavía, hay toda una serie de casos en
y considerar el fraude a la ley como una manifestación de la causa ilícita, que el fraude a la ley sólo es sancionado cuando el contrato se celebra por
o es preferible adoptar la tesis objetiva y subsumir el fraude en la esfera cualquiera otra causa ilícita. Tal sucede en el caso del legado alternativo
del objeto ilícito? Trátase de saber pues, si debe optarse por el elemento tras del cual se ha procurado ocultar una substitución prohibida, por ejem-
material o si es pref~rible inclinarse por érele.mento intelectual del acto ju- plo, la donación hecha bajo la apariencia de un acto oneroso, la renuncia
rídico. al derecho de revocación legal, falsamente estructurado sobre los vínculos
En todo caso, hay un hecho cierto: el fraude está estructurado sobre un jurídicos de una doble donación. En el caso de renuncia al derecho de
procedimiento perfectamente legal, procedimiento combinado de tal manera revocación legal, sobre todo, la violación de la ley era demasiado evidente
que las reglas jurídicas expresadas en el contenido del acto estén substraídas para no hallar los elementos del pacto sucesorio sancionados indudablemente,
a la sanción legal, es decir, que sea eludida la aplicación de la ley. por la nulidad absoluta. 14 Estos son ejemplos que diariamente se presentan,
La concepción subjetiva se sitúa en el campo del artículo 1131: "la basados en procedimientos perfectamente legales, pero que sólo determinan la
causa, nos dice DEsBors, ·no es más que la intención fraudulenta que cons- intervención de la teoría de las nulidades si la causa es ilícita.
tituye el elemento intelectual del fraude a la ley". 10 Por todas estas razones, será mejor dar a la noción de fraude a la ley un
El fraude es considerado, pues, no a través de las disposiciones legales, contenido más flexible; habrá que fundarla en ·un criterio subjetivo, o en un
criterio mixto, es decir, en los dos a la vez.
sino a través del fin perseguido por las partes. Si este fin es el de eludir
la autoridad de la ley, la nulidad debe intervenir necesariamente para des-
cubrir la combinación fraudulenta. § 2.-LAs CosAs QUE EsTÁN FuERA DEL CoMERCIO JuRÍDico

La concepción objetiva enfoca el fraude desde un doble punto de vista: 11 Con los textos anteriormente enunciados y con otros de un carácter más
aparece, desde luego, como una derogación por medios torcidos y lícitos; o menos especial, pueden obtenerse los datos del problema de las cosas ex-
se presenta, en segundo lugar, como violación flagrante del espíritu de la duídas del comercio de los particulares, en los siguientes casos:
ley. En uno y otro casos, se recurre también, a la sanción prevista por En primer término, el derecho contractual no puede modificar o afectar

1 el artículo 6o. que habla simplemente de las "derogaciones", sin precisar


si se trata de una violación directa o indirecta. A este respecto puede invo-
carse, además, el principio aceptado durante todo el siglo XIX, y que no
hay ninguna razón para desechar actualmente, 12 a saber: "que no puede
de ninguna manera, lo que concierne al estado y capacidad de las perso-
nas. Estas son materias sobre las cuales no puede abrigarse ninguna in-
tención especulativa.
En segundo lugar, las operaciones especuiativas sobre los cargos minis-
obtenerse por medios torcidos lo que está prohibido obtener directamente". teriales están desde hace mucho tiempo, fuera del campo de la iniciativa
15
Dicho esto, se comprende fácilmente que el fraude a la ley es, ante particular. El interés del orden público es en este caso muy grande para
todo, una cuestión de interpretación, y que, por lo mismo, sigue las transfor- permitir su afectación a fines comerciales. '
maciones inherentes a las oscilaciones del campo social. Se admite igualmente, En tercer lugar, y sobre todo, queda excluída del comercio jurídico pri-
que la teoría objetiva no puede eludir la apreciación del elemento intelec- --
13
--
]OSSERANI>, De L'esprit des droits el de leur relativité, pág. 341; LiGÉROPULo, op. cit.,
Ju La notion d¿ fraude a la loi et la ]urisprudence fran{aise. tesis, París, 1927, pág. 31. pág. 121.
11 LIGÉRoPULO, Le probl~m¿ de la fraude a la {oi, tesis, Aix, 1928, pág. 74. 14 Civ., 21 de julio de 1901 (D. 01. 1, 537; S. 01. 1, 433, nota de LYON·CAEN); Cá-
12 DEMOGUE, Traité des obligations, t. I, no. 287 bis; PERREAU, Des atténuations par maras reunidas, 2 de julio de 1903 (D. 03. 1, 353); S, 04. 1, 65, nvta de LYON·C.•EN); Orleans,
acles juridiques aux lois imperatives O!l prohibitives, Rev. trim. 1923, pág. 291; LIGÉROPULO, op. 30 de abril d" 1904 (S. 04. 2, 269).
cit., pág. 78. 15 Civ., 9 de febrero de 1852 (S. 52. 1, 190; D. 52. 1, 70) .

..._
NULIDAD POR ILICITUD DE LA CAUSA 253
252 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
tir su cargo mediante una cantidad de dinero que el presunto sucesor prometa
vado la materia de los pactos sucesorios y todas las combinaciones basa- pagarle, carecerá de toda eficacia. 21
das en la eventualidad de un derecho sucesorio. En caso contrario el orden
Finalmente, los derechos declarados intrasmisibles -derechos de uso, y ha-
público estará pronto a poner en movimiento los medios de la nulidad ab· bitación {artículos 631 y 634, etc.)-, se hallan también, excluídos del comer-
soluta. Tal sucede con la cláusula por la cual el padre y la madre cons- ;::io jurídico privado.
tituyen una dote a su hijo, 16 estipulando que en caso de que ejercitaran Estos son los principales fundamentos de la noción del objeto ilícito. Rés-
el derecho de revocación legal, el cónyuge supérstite del hijo, ejercería su tanos decir, ;r·guisa de conclusión, que la nulidad no afecta al acto in se, como
derecho de usufructo sobre el bien donado. Lo mismo sucede si la cláusula lo sostenía la doctrina clásica, sino al objeto considerado en sí mismo, a su
17
sólo se aplica a una parte· de la sucesión o a un objeto determinado. naturaleza jurídica. Por esto, cuando el contrato comprenda numerosos
La prohibición anterior alcanza. no sólo las renuncias anticipadas, sino objetos de los cuales sólo algunos sean ilí:citos, estará afectado de nulidad
también los pactos concernientes a la sucesión de un tercero, así como por cuanto a lo que es ilícito, pero conservará toda su fuerza por cuanto al
el convenio por el cual una persona hubiere dispuesto de uno o más bienes objeto u objetos que estén en el comercio jurídico.
de la su,cesión. 18
1
En todos los casos, siendo cuestión de un derecho eventual, 9 o para
20
usar el lenguaje de la jurisprudencia y de GÉNY, de un derecho privativo, SECCIÓN SEGUNDA
la nulidad absoluta no podría evitarse a pesar de la oposición del principio que
exige en esta materia, una interpretación tan restrictiva como sea posible: La nulidad por ilicitud de la causa
ubi !ex non distinguit nec nos distingucre debemus.
Como quiera que sea, ya se admita la tesis del derecho eventual sos- Los autores no se han puesto de acuerdo todavía sobre el alcance de la
tenida por CAPITANT, o la del derecho privativo -la naturaleza jurídica ilicitud considerada a través de los elementos de la causa, a pesar de la
de los pactos sucesorios será controvertida todavía por mucho tiempo: juris- autoridad de CAPITANT que hizo de su defensa el punto de honor de su
consulti certant-, hay que convenir en que la prohibición debe conservarse. doctrina jurídica. El origen del conflicto parece hallarse localizado, actual-
El orden público se halla notoriamente afectado para que pueda todavía mente, no en su fundamento intelectual, sino en la interpretación restrictiva
eludirse su aplicación, a pesar de todas las excepciones admitidas en favor que CAPITANT ha hecho del artícuLo 6o., a fin de buscar la consagración

1 del contrato de matrimonio.


En cuarto lugar, la iniciativa particular no puede afectar los bienes que
pertenecen al dominio público, noción que en nuestros días se extiende más y
más. La prohibición afecta igualmente, a todos los contratos relativos a las
del orden público exclusivamente desde el punto de vista de la causa. En
efecto, a propósito del artículo 6o., dice que sus prohibi::iones sólo conciernen
a "los· contratos particulares que derogan las leyes que interesan al orden
público y a las buenas costumbres. Prohibe pues (el artículo 6o.), úni-
camente las derogaciones a los preceptos legales fundados en la moral o en
funciones públicas. Así el contrato celebrado por un funcionario para dimi-
el orden público; por consiguiente, para que el contrato sea nulo, es .indis-
Cámaras reunidas, 2 de julio de 1903 (S. 1904. 1, 65, nota de LYoN-CAEN; D. 03. 1, 553).
16 pensable que esté prohibido por una ley". 22 De modo que el artículo 6o.
Civ., 11 de noviembre de 1845 (S. 45. 1, 785; D. 46. l. 23); Civ., 9 de mayo de
11
1894 (D. 94. 1, 546); Civ., 17 de junio de 1911 (S. 13. 1, 543); Req., 24 de enero de
no será aplicable a los contratos que, sin violar ninguna prescripción deter-
1928. (D. H. 28, pág. 11).
18 CAPITANT, La prohibition des pactes sur succersion non ouvertes, Rev. Critique, 1933, 21 Rennes, 13 de junio de 1840 (S. 1840. 2, 414); Montpellier, 17 de diciembre de 1849
pág. 94; NAST, Etude sur la prohibition des pactes sur succersión future, tesis, París, 1905, (S. 50. 2, 16; D. 50. 2, 329); Lyon, 21 de julio de 1856 (D. 56. 2, 263; S. 57. 2, 100);
pág. 201. París 30 de enero de 1857 (S. 57. 2, 108; D. 59. 2, 194).
19 CAPITANT, op. cit., pág. 103 y las numerosas sentencias allí citadas. 2 2 La cause dans les obligations, pág. 234; en contra: Req., 3 de enero de 1858 (D.
20 Civ., 11 de enero de 1933 (D. 33. 1, 10, nota de CAPITANT; S. 1933. 1, 161, nota 58. 1, 224).
de GÉNY).
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES Ai3SOLUTAS NuLIDAD POR ILICITUD DE LA CAUSA 255
254

minada, son sin embargo, inmorales o contrarios al orden público. Estos habla ya, como en el artículo 6o. "de leyes que interesan al orden público y
23 a las buenas costumbres". No se trata ya del cuadro estricto de la ley, sino
contratos están sancionados por los artículos 1131 y 1133.
Contra dicha tesis puede invocarse eficazmente en gran parte el fraude del orden público considerado en su más amplio sentido. De manera que
el artículo 1133 tendrá un alcance mayor que al artículo 6o. Por ello
a la ley, como lo hemos visto, puesto que aun en el caso en que el contrato
sea contrario al espíritu de ésta no puede sustraerse a la ley (cláusula de viu- CAPITANT se ha visto obligado a fijar el fundamento del orden público prin-
cipalmente porque la jurisprudencia ha hecho de él la interpretación más
c{edad). amplia de que es susceptible.
Como quiera que sea, el_problema de la causa se plantea en su plenitud
En consecuencia, en el campo de los contratos afectados de ineflcacía
cuando aun existiendo un obieto lícito, el contrato se ha estructurado sobre
por ilicitud de la causa, sin pretender comprenderlos todos por ser infinito
la realización de un hecho ilfcito o inmoral, por ejemplo, cuando se ha con-
su número, pueden citarse los casos siguientes:
certado una venta sobre objetos destinados a servir de muebles para una
casa de tolerancia. El objeto es perfectamente lícito; sin embargo, investi- En primer término se encuentran las cláusulas de inalienabilidad abso-
gando el por qué del contrato, el fin que ha impulsado a las partes a iuta. 26 El principio de la libre circulación de los bienes debe mantenerse
contratar, aparecerá sin dificnltad la causa con su carácter dudoso. por encima del poder de la voluntad individual, porque las riquezas de la
Pero para precisar mejor el papel de la causa ilícita, en las aplicaciones nación, sólo ·.tienen valor en tanto que circulan de una mano a otra con el
fin de obtener su mejor empleo.
de la teoría de las nulidades, la estudiaremos en cada una de las tres gran-
des ramas del 9erecho contractual: en los contratos sinalagmáticos, en los Encuentran cabida igualmente, los contratos relativos no ya a la libre
circulación de los bienes, sino a la libertad de contratar: la obligación con-
unilaterales y en las liberalidades.
traída por un comerciante de ya no ejercer su comercio, será nula 27 ; las
§ l.-LA CAUSA Ii:.ícrTA EN LOS CoNTRATOS SINALAGMÁTicos restricciones pactadas por las mismas partes, a lo sumo podrán ser parcia-
les, es decir, reducidas a un tiempo determinado, 28 o a cierto lugar. 29 . Lo
Las disposiciones fundamentales de esta materia se hallan contenidas en mismo ocurre respecto de todo contrato que tienda a suprimir la libre con-
los artículos 1131 y 1133, que son en cierta forma "los verdaderos guar- currencia. 30
24
dianes del interés general y de la moralidad pública". Por cuanto a los contratos que conciernen a la moral, deben citarse más
Después de desprender del artículo 1131 la conc:usión de que la obli- particularmente los relativos a las casas de tolerancia. La nulidad interven-
gación fundada en una causa ilícita no puede engendrar ningún efecto drá siempre que el fin perseguido por las partes sea el de asegurar su esta-

1
jurídico, pasando al artículo 1133, hallaremos los puntos de partida de la blecimiento o su explotación, 31 porque en este caso el fin económico apa-
ilicitud: "la causa es ilícita, cuando está prohibida por la ley, es contraria a
las buenas costumbres o al orden público". 2G V. Civ., 24 de enero de 1899 (D. lQOO. 1, 533; S. 1900. 1, 342); Civ., 16
La iiicitud, vista a través de la causa, 25 comprende pues, tres capítulos: de marzo de 1903 (D. 05. l. 126); Req., 25 de junio de 1902 (S. 02. 1, 489}; Req., 9
de enero de 1909 (D. 13. l. 55).
el de las prohibiciones, el de la inmora!idad y el del orden público. Agrega- 27 Civ., 9 de mayo de 1888 (S. 88. 1, 320; D. 89. 1, 76; Civ. 9 de febrero y 11 d.e
remos sin embargo, que tal distinción tan sólo tiene escaso interés, por mayo de 1898 (D. 03. 1, 605); Civ., 14 de marzo de 1904 (S. 04. 1, 444; D. 04. 1, 613);
París, 6 de junio de 1893 (S. 94. 2, 100; D. 94. 2, 16); París, 21 de febrero de 1900 (D.
la sencilla razón de que sea que se trate de prohibiciones puras y simples, OO. 2, 476).
o de buenas costumbres, el orden público es siempre el verdadero origen de 2S París, 21 de abril de 1896. (D. 97. 2, 177).
29 Req., 9 de julio de 1898 (S. 98. 1, 520); Req., lo. de febrero de 1899 (S. 1901. 1,
la sanción. Debe advertirse, además, que en esta ocasión el legislador no 132; D. 99. 1, 302); Civ., 2 de julio de 1900 (S. 1904. 1, 175; D. 01. 1, 294); Civ., 8
de noviembre de 1904 (D. 06. 1, 489, nota de LACOUR).
~3 A este resp.ecto, véase: Civ., 22 de diciembre de 1879 (D. 80. 1, 112; S. 80. 1, 125); 30 Civ., lo. de agosto de 1900 (S. 01. 1, 134; D. OO. 1, 507); París, 14 de abril de 1891
Civ .• 13 de julio de 18~5 •fD. 86. 1, 263; S. 86. 1, 205); Cámaras reunidas, 2 de julio (S. 92. 2, 150; D. 93. 2, 69); Grenoble, lo. de mayo de 1894 (S. 94. 2, 277; D. 95. 2,
de 1903 (D. 03. 1, 353; S. 04. 1, 65); Civ., 8 de diciembre de 1909 (D. 1910. 1, 320). 221); Bordeaux, 2 de enero de 1900 (S. 01. 2, 22; D. 01. 2, 150).
2~ CAPITANT, La cause, pág. 234. 31 Req., 17 de julio 1905 (S. 09. 1, 188).
25 Sobre la noción de causa, véase págs. 30, 31, 196 y sgts .

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TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS NULIDAD POR ILICITUD DE LA CAUSA 257
256

rentemente lícito, no puede separarse del fin subjetivo de la operación ju- troversia se ha circunscrito al fundamento jurídico del animus donandi, fun-
damento que se busca, por unos en la interpretación del artículo 900 y por
rídica. 32 otros, en los artículos 1131 y 1133. Pero la actitud asumida desde hace
Así, en un contrato de arrendamiento celebrado para dicha explotación, 33
o en el préstamo contratado con el fin de subvenir a aquellas necesidades, mucho tiempo por la jurisprudencia, sin contrariarse nunca, y la defensa
34 hecha por CAPITANT, parecen haber conducido al camino de la claridad.
o de comprar un inmueble, o de amueblar tal casa o en la prestación
de servicios que deban ejecutarse allí, 35 nada hay de ilícito desde el punto Para satisfacer a todos los espíritus y para dar a los textos una interpreta·
de vista económico del negocio, o si se quiere, desde el del objeto de la · ción más aceptable, la aplicación del artículo 900 estará sujeta, atemperada
obligación contratada, sino que el ilícito existe desde el punto de vista de la y en caso necesario, corregida por los artículos 1131 y 113 3, que serán la
clave de la materia.
causa que ha impulsado a los contratantes.
Estos ejemplos bastan para demostrar que la causa ilícita interviene para La intervención de la "causa impulsiva y determinante" que algunos han
destruir todo contrato que tenga un fin ilícito. querido introducir en la esfera de los motivos, se realizará, pues, con el
concurso de la misma noción elaborada sobre los principios generales del
§ 2.-LA ILICITUD DE LA CAusA EN LOS CoNTRATOS UNILATERALES derecho contractual: la causa impulsiva y determinante no es otra cosa que
En este caso también debe recurrirse al artículo 1133 para sancionar el animus donandi, es decir, el fin perseguido por aquél que tiene el deseo
las obligaciones ilícitas. Hay, sin embargo, casos en. que la jurisprudencia de gratificar. 38 Esto significa que para la investigación de la causa no habrá .
ha recurrido al artículo 1965 del Código Civil. Por ello la pr.omesa ele que detenerse en el estudio de la intención de donar contenida en el acto
pagar una deuda de juego de azar o de una apuesta se ha considerado como jurídico, sin::> que se irá mucho más lejos: es aquí, sobre todo, donde el fin
ilícita 36 y sancionada por el artículo 1965. Lo mismo ocurre con la obliga· · inmediato y el mediato, de que ya hemos hablado, van a manifestarse con-
ción -estipulada en una contra-carta-, de pagar al cedente de un cargo juntamente y en unión de todas las circunstancias de hecho, anteriores o
ministerial un sobresueldo; al no respetarse el sueldo fijado por la Cancille- posteriores a la celebración del acto. Y advirtámoslo bien, la ineficacia no
37 se buscará a través de los defectos orgánicos del acto, sino a través de los
ría, la obligación será anulada por ilicitud de la causa.
Como quiera que sea, el contenido del artículo 1133 puede aplicarse per- efectos, a través de los resultados jurídicos que la intención ilícita del do·
fectamente con la misma ~utoridad, a todos los contratos unilaterales, te- nante ha querido imponer. La consecuencia no se aplicará a toda liberalidad,
niendo, naturalmente, el cuidado de no considerar la causa sin los hechos y la sanción demostrará gran fleocibilidad por la aplicación combinada de los
que han precedido al nacimiento de la obligación, y casi es innecesario artículos 900 y 1133.

1 decir que la nulidad tenderá a afectar siempre las consecuencias ilícitas.

§ 3.-LA ILICITUD DE LA CAUSA EN LAS LIBERALIDADES


Sobre la ilicitud de la causa considerada a través de los actos de libe-
La ilicitud afecta pues, la causa de la liberalidad hecha por el padre
o la madre al hijo adulterino o incestuoso 39 que la ley ha querido colocar
fuera de su protección. Pero para este fin, el ilícito deberá resultar del acto
mismo, la intención culpable no se buscará fuera de las disposiciones de la
liberalidad. 40 Lo ilícito no es la intención de gratificar al hijo adulterino,
ralidad, aun no hay acuerdo entre la doctrina y la jurisprudencia. La con-
úno el declarar abiertamente en el acto que se hace la liberalidad, parque
32 CAPITANT, Cause, pág. 244.
33 Alger, 9 de mayo de 1894 (S. 94. 2, 302; D. 95. 2. 21); Toulouse, 28 de marzo 33 C.~PITANT, Cduse, pág. 460; Cfr. Req., 3 de junio ·1863 (D. 63. 1, 429; S. 64. 1, 269);
Civ., 17 de julio de 1883 (D. 84. 1, 156; S. 84. 1, 305).
3~ Req., lo. de abril de 1895 (S. 96. 1, 289; D. 95. 1, 263); Toulouse, 11 de enero
de 1927 (Gaz. Palais, 1927, 2, 756).
39 Civ., 4 de enero de 1832 (S. 32. 1, 145); Req., 31 de julio de 1860 (D. 1860. 1,
de 1926 (S. 26. 2, 21). 458; S. 60. 1, 834); Req., 6 de diciembre de 1876 (D. 77. 1, 492; S. 77. 1, 6); Req., 29 de
Req., 11 de noviembre 1890 (S. 91. 1, 319; D. 91. 1, 484).
35 junio de 1889 (S. 60. 1, 34); Req., 6 de diciembre de 1908 (D. 7. 1, 492; S. 77. 1, 67); Req.,
Civ., 12 de abril de 1854 (D. 54. 1, 180; S. 54. l, 313); Civ., 4 de diciembre
36
29 de junio •de 1887 (D. 88. 1, 295; S. 87. 1, 358).
de 1854 (D. 54. 1, 413; S. 54. 1, 763); Civ., 6 de agosto de 1878 (D. 79. 1, 70; S.
40 Req., 31 de julio de 1860 (6 de diciembre de 1876, 29 de junio de 1887 antes citadas);
78. 1, 418). Limogcs, 27 de febrero de 1900 (D. 02. 2, 281; S. 03. 2, 273).
3i CAPITANT, Cause, pág. 366.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS NULIDAD POR ILICITUD DE LA CAUS~ 259
258

se es padre del hijo, que es confesar claramente la intención de violar la cusiones sobre la distinción entre carga y condición, 47 advirtamos que su
ley. 41 aplicación ha señalado un punto particular en la eficacia de la nulidad
Lo mismo sucede con la liberalidad que tiene por fin asegurar la eficacia absoluta. Deben hacerse las distinciones impuestas por la consideración de
de una separación amistosa de los esposos tanto durante su vida como des· la causa impulsiva y determinante. Si esta causa no afecta en nada al orden
pués de la muerte de uno de ellos. La falsedad del animus donandi se des· público, la voluntad del donante será respetada; la condición, es decir la
cubre 42 recurriendo a los artículos 1131 y 1133. causa ilícita, será considerada como no puesta. Si, por el contrario, el orden
Finalmente, los artículos 1131 y 1133 prohiben las liberalidades entre público participa de la manifestación de voluntad, el acto será nulo en su
concubinos 43 cuando sean determinadas· per· sentimientos reprobables, es decir, totalidad.
cuando la intención de donar haya tenido como contrapartida la promesa He aquí algunos ejemplos a tÍtulo enunciativo:
44 Desde luego, en materia de cláusulas de inalienabilidad, la jurisprudencia
de la mujer de continuar como concubina del donante : el pretium stupri.
Ciertamente, si el deseo de gratificar no es más que el reflejo de un deber ha aplicado más bien los artículos 1131 y 1133 afectando el acto por com-
de conciencia, si la intención del concubino ha despertado el sentimiento de pleto, porque dicha cláusula era verdaderamente la causa impulsiva y deter-
proveer simplemente a las necesidades de la mujer con quien ha mantenido minante, ya que aquélla se indinaba con cierta moderación por la nulidad
relaciones Íntimas, no ocultando la intención de donar ningún fin reprobable, parcial prevista en el artículo 900 en el caso, se entiende, en que la cláusula
obtendrá su plena e i~tegral realización. de inalienabilidad no fuera más que una disposición accesoria, 48 a condi-
Por esto, además, la jurisprudencia ha sentado el prindpio de que las ción, sin embargo, de que la cláusula esté justificada por un interés legí-
45
liberalidades no prohibidas por la ley, son perfectamente válidas, por remoto timo 49 y de que la realización esté reducida a ün tiempo muy corto. 50
4 La misma solución se ha adoptado tanto para las liberalidades hechas
que sea el fin lícito en que se funden. 6
Unas últimas palabras dedicaremos a las liberalidades sujetas a la real:- bajo condición de no contraer matrimonio o de no contraer segundas nup-
zación previa de una condición o carga ilícita. Haciendo a un lado las dis- cias, 51 como para las liberalidades condicionadas a la fundación o mante-
nimiento de una escuela de enseñanza primaria. 5Z
41 ÚPITANT, Cause, pág. 479.
42 Civ., 2 de enero de 1907 (D. 07. 1, 137, nota de A. CoLIN; S. 1911, 1, 585, notl 47 Véase CAPITANT, Cause, pág. 450; JossERANo, Les mobiles dans les actes juridiques,
de WAHL). pág. 177; PLANIOL, RrPERT y TRASBOT, op. cit., t. V, pág. 277.
43 PAUL Roux, L'Aplication des arts. '1131 et 1133 C. Civ., t!UX donations entre concubins, 48 Req., 19 de marzo de 1877 (D. 79. 1, 455; S. 77 1, 203); Req., 20 de mayo 1879
Revue critique, 1908, pág. 111 y 237. (D. 79. 1, 431; S. 80. 1, 14); Civ., ZQ de mayo 1896 (D. 97. 1, 51); Civ., 24 de enero

1
44 Req., 19 de enero de 1830 (S. 30. 1, 92); Req., 2 de febrero de 1853 (D. 53. 1, 1899 (D. OO. 1, 533); Req., 6 de enero de 1909 (S. 10. 1, 341); Req., 16 de enero de 1923-
57; S. 53. 1, 458); Civ., 26 de marzo de 1860 (D. 60. 1, 255); Req., 23 de junio de (D. 23. 1, 177); Nota de RIPERT, (S. 23. 1, 107); Lyon, 22 de marzo de 1866 (S. 66.
1887 (D. 89. 1, 35; S. 81. 1, 361); Req., 4 de enero de 1897 (D. 97. 1, 126; S. 98. 1, Z, 260); Alger 20 de enero de 1879 (D. 79. Z, 143; S. 79. 2, 71); París, 23 de junio, 1892
309); Civ., 21 de marzo de 1898 (S. 98. 1, 513; D. 03. 1, 403); Req., 5 de diciembre (D. 92. 2, 379; S. 93. 2, 26).
de 1900 D(. 01. 1, 192); Civ., 11 de marzo de 1918 (S. 18. 1, 170; D. 18. 1, 100); Req., ~9 Civ., 8 de noviembre 1897 (S. 98. 1, 47; S. OO. 1, 499); Civ., 18 de marzo de 1903
29 de junio de 1926 (Gaz. Pal., !926. 2, 517); Caen, 2 de julio de 1873 (S. 73. 2, (S. 05. 1, 513, nota de TISSIER).
145); Aix, 25 de enero de 1883 (D. 83. 2, 237); Montpellier, 23 de febrero de 1885 50 Civ., 12 de julio 1865 (l. 65. 1, 342; D. 65. 1, 475); Civ., 19 de marzo 1877 (S.
(D. 89. 1, 35); Agen, 7 de julio de 1886 (S. 86. 2, 169); Dijon, 22 de marzo de 1900 77. 1, 263; D. 79. 1, 455); Req., 18 de abril 1901 (S. 01. 1, 240); París, 5 de noviembre
(D. 01. 2, 45); Alger, 23 de diciembre de 1895 (D. 97. 2, 453); Bastia, 31 de julio de 1901 (S. 04. 2, 202). Rouen, lo. de febrero 1902 (S. 04. 2, 203, París, 9 de marzo de, 1903
1907 (D. 09. 2, 266); Lyon, 30 de marzo de 1916 (D. 18. 2, 501); Grenoble, 25 de fe- (S. 04. 2, 204).
brero d·o 1925 (Gaz. Pal. 10.11 de mayo de 1925). 51 Req., 8 de abril 1913 (D. 15. 1, 29; S. 14. l. 191); Pau, 24 de abril 1874 (S.
45 Civ., 11 de marzo de 1918 (D. 18. 1, lOO); Req., 8 de junio de 1926 (D. 27. 1, 74. Z, 312); París, 13 de julio de 1911 (D. 12. 2, 192; S. 12. 2, 56); Caen, 24 de julio
113, nota ere
SAVATIER); Req., 21 de junio de 1926 (S. 26. 1, 294); París, 8 de julio de 1896 (S. 96. z. 279). La cláusula de viudedad, por el contrario, se ha considerado como no
1926 (D. H. 1926. 488; S. 26. 2, 91); París, 16 de noviembre de 1927 (D. H. !928, 57); puesta en el caso en que se ha inspirado en el deseo de asegurar el porvenir de los hijos
Seine, 11 de marzo de 1927 (D. H. 1927, 264). nacidos del matrimonio. Civ., 16 de diciembre 1913 (S. 14. 1, 460).
46 Req., 2 de febrero de 1853; Req., 26 de marzo de 1860; Req., 4 de enero de 1897, 52 Oáusulas que entrañan la nulidad por causa ilícita {causa impulsiva y determinante):
antes citadas: Req., 4 de marzo de 1914 (D. 16. 1, 27); Req., 16 de abril de 1923 (D. Civ., 19 de marzo de 1884 (D. 84. 1, 281; S. 85. 1, 49); Civ., 3 de noviémbre de 1886 (D. 87.
23. 1, 172); Req., 10 de marzo de 1925 (S. 25. 1, 32); Req., 8 de julio de 1925 (S. 27. 1, 294); l, 157; S 87. 1, 24); Civ., 28 de junio de 1887 (D. 88. 1, 435; S. 88. 1, 99); Req., 29
Req., 8 de junio de 1926 (D. 27. t, 113); Req., 21 de junio de 1926 (S. 26. 1, 294). de julio de 1889 (D. 90. 1, 396; S. 90. 1, 104); Req., 27 de noviembre de 1892 (D. 93.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS NuLIDAD POR FALTA O VICIO DE FORMA 261
260
Estos ejemplos bastan para demostrarnos la manera como la jurispru- SECCIÓN TERCERA

dencia ha querido aplicar la causa ilícita a las liberalidades. No es este el


momento de pasar al análisis de las razones que la han determinado a pugnar Nulidades por falta o vicio de forma
por tal solución. ·
Nos limitaremos a advertir que su razonamiento se ha construído siem- Condenado el formalismo por el Código Napoleón, el derecho contrac-
pre sobre la naturaleza íntima de la condición: si la condición es accesoria, tual tuvo que apoyarse en las manifestaciones del consensualismo. La so-
el acto a título gratuito, como el oneroso, serán válidos, teniendo la nulidad lemnidad, s.iii ..~mbargo, continuó ejerciendo su autoridad, como lo vimos en
simplemente que destruir la cláusula ilícita, es decir, la condición misma; si, la primera parte de este estudio, sobre los actos jurídicos en los que la pre-
por el contrario, la condición recae sobre la causa de la liberalidad o de la eminencia del interés general era demasiado evidente para ser saccificada.
obligación, la nulidad total será inevitable. En uno y otro casos, hay, sin Aquí no la consideraremos en todos sus detalles, sino únicamente en la me-
embargo, un punto común: la apreciación de la cama se hace a través de dida en que su análisis sea necesario para el esclarecimiento del problema
la noción de orden público. Citemos, para concluir, el ejemplo más elo- que nos interesa.
cuente para los contratos a título oneroso, aquél en que se ha estipulado una Diremos, desde luego, que no hay razón para excluir de la teoría de
cláusula de pago en oro. Cuando la cláusula oro afecta, según la intención las nul¡dades la falta total de forma, que los clásicos habían induído en el
misma de las partes, la causa del contrato, y sobre todo, cuando sin ella el rango de !as inexistencias, según la concepción del acto-organismo. Sobre
a::reedor no hubiera consentido en conceder al deudor ni crédito, ni arren- este punto, reenviamos a las investigaciones hechas en la crítica de la teoría
damiento; en otros términos, cuando la cláusula oro ha sido la causa deter- de los actos inexistentes. Si a pesar de ello, volvemos sobre el estudio de la
53
minante del contrato, toda la reJación jurídica se destruirá. Por el con- forma, es para ampliar un poco el campo de nuestro razonamiento, para
trario, la cláusula oro quedará ~in efecto, o más bien la nulidad sólo llevar más a f·::mdo el análisis y para desprender, en su plenitud, los efectos
afectará a ésta, si no tuvo infuencia alguna en el acto de voluntad de las de la sanción legal, en los contratos solemnes más importantes, es decir, en
partes. 5 4 la donación y en el contrato de matrimonio.
1, 67; S. 93. l. 32); Req., 15 de abril de 1893 (D. 93. 1, 487; S. 93. 1, 256); Civ., 10
de diciembre 1894 (D. 85. 1, 329; S. 98. 1, 437); Req., 29 de mero de 1896 (D. 96.
1, 573; S. 97. 1, 136); Civ., 19 de octubre de 1896 (P. D. 98. 1, 604; S. 98. 1, 350); § l.-NuLIDAD POR Vrcro DE FoRMA EN CAso DE DoNACIÓN
Req., 9 de mayo de 1905 (D. 05. 1, 428; S. 07. 1, 335); Civ., 23 de julio de 1913 (D.
15. 1, 49; S. 20. 1, 21); Aix, 25 de febrero !880 (D. 80. 2, 249; S. 82. 2, 97); Según la interpretación que la jurisprudencia ha sostenido constante-

l Nimes, 11 de julio de 1881 (S. 82. 2, 97); Dijon, 22 de febrero de 1885 (S. 85. 2, 244);
París. 3 de julio 1890 (S. 91. 2, 94); Montpellier, 2 de febrero de 1891 (S. 91. 2, 191);
Chambéry, 8 de julio de 1891 (S. 92. 2, 447); Riom, 27 de junio de 1893 (D. 94. 2, 54;
S. 93. 2, 220); Dijon, 30 de junio de 1893 (S. 94. 2, 185); Amiens, 16 de noviembre de
1894 (S. 94. 2, 190); Rouen, 18 de diciembre de 1894 (S. 95. 2, 205); Dijon, 11 de
jnnio de 1896 (D. 96. 2. 573; S. 97. 2. 136); Douai, 15 de enero de 1906 (S. 07. 2, 203);
mente en esta materia, y que la doctrina ha aceptado a pesar de la resistencia
opuesta en su origen, la solemnidad sólo es indispensab:e para los actos que
tienen por objeto una liberalidad. Pero atendiendo al propósito de liberali-
dad, será necesario convenir en cierta relatividad: corresponde al Juez de
París. 24 de abril de 1907 (S. 07. 2, 200); París, 17 de julio de 1913 (Gaz. Pal. 10 de
instancia resolver sobre esta intención, apreciar el alcance y sacar las. conse-
marzo de 1914).
Oáusulas consideradas como no puestas en virtud del artículo 900: Req., 18 de fe· cuenjas con el cuidad::> constante de no desnaturalizar la voluntad del dis-
brero de 1891 (D. 93. 1, 136; S. 93 .. 1, 11); Civ., 20 de febrero de 1895 (D. 95. l. 473;
S. 93. l. 211); Civ., 26 de mayo de 1894 (D. 95. 1, 217; S. 96. 1, 129); Civ., 19 <k ponente. 55 Establecido esto, deberá comprobar el cumplimiento de las reglas
octubr.e de 1910 (D. 11, 1, 463; S. 11. 1, 207); Nimes, 11 de agosto de 1891 (S. 92.
2, 70); Limoges, 13 de mayo de 1924 (D. H. 1924, 589). 1927, 1, Cfr. Req., 27 de noviembre de 1933 (D. H. 1933. 585); Trib. Seine, 6 de abril
53 Req., 21 de diciembre de 1930 (D. H. 1931, pág. 33).
de 1927 (D. H 1927. 296); Trib. Sein.e, 7 de en.,ro de 1929 (0. H. 1929. ló9); Trib.
SI Rouen, 16 de noviembre 1922 (D. 26 2, 57; S. 26 2, 49); Nice 16 de mayo 1926 Seine, 23 de noviembre de 1930 (D. H. 1930. 223).
(S 26 2, 87); Agen, 31 de enero de 1927 (S 27. 2, 54); París, 23 de marzo de 1927 55 Civ., 3 de agosto de 1841 (S. 41. 1, 621); Req., 20 de julio de 1852 (0 53 1,
(S 27. 2, 118); Vhse CAPITANT, D" sort Ju contrat contenant ""' cl""se anulée comme 110; S. 52. 1, 825); Req., 7 de dicie¡nbre de 1885 (S. 88. l. 10); Req., l 5 de enero
co,traire ame /oís mr le co"'s légal <t le cours forcé du billet Je banque. Chronique, D. H. de 1890 (D. 91. 1, 30); Req., 10 de junio de 1913 (S. 14. 1, 366).
262 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS NuLIDAD POR FALTA O VICO DE FORMA 263

de forma desde un doble punto de vista: tendrá que constatar, desde luego, nulidad absoluta, 58 teniendo como fundamento en todo caso, la noción de
si el acto ha sido otorgado ante notario, y deberá en segundo lugar, para orden público. Por lo demás, el artículo 1339 parece demasiado conclu-
las donaciones mobiliarias, cerciorarse de que se ha hecho el avalúo (art. yente cuando declara que "el donante no puede reparar por ningún acto con-
948) debiendo observar en uno y otro casos, un cierto número de reglas firmativo, los vicios de una donación nula en cuanto a la forma, debe reha-
principales o accesorias según el interés del negocio. cerse aquella en la forma legal". 59
Por ello la redacción del acto notarial supone no sólo la redacción en Pero lo que debe señalarse, sobre todo, es que también en este caso o~ra
minuta, a fin de asegurar el respeto de !a irrevocabilidad de las donaciones, la nulidad de la misma manera que tratándose de la causa y del obj~~~'- .~s
sino inclusive toda una serie de condiciones de carácter intrínseco. decir ·afecta al acto de donación únicamente en su parte ilícita.
Debe contener, ante todo, el nombre de las partes, del notario y de Por eso se ha considerado que la nulidad por falta de forma no se opone
los testigos, es decir de todas las personas que intervienen en la celebración a que la liberalidad entre vivos se otorgue al amparo de una disposición
del acto. mortis causa si de las circunstancias posteriores al otorgamiento de la donación
Debe, en segundo término, hacer mención del lugar, de la fecha y lec- resulta que la intención de donar se ha conservado hasta el día de la muerte
tura del acta y de la presencia efectiva en la lectura y en la firma del acto del donante (Req., 4 de abril de 1857: S. 58. 1, 43; D. 58. 1, 118; Seine,
del notario, testigos y del mismo donante. Cada una de estas menciones 15 de julio de 1886; Gaz. Trib., 12 de agosto de 1886).
tiene su importancia. Así, la mención del lugar será necesaria para conocer La donación nula por cuanto a la forma puede igualmente, considerarse
la competencia, la fecha para comprobar la capacidad de las partes, la como donación manual si las condiciones de aquélla se han cumplido, y sobre
lectura para poner al donante en situación de darse perfecta cuenta de la todo, si la cosa que constituye el objeto de la donación ha sido entregada
gravedad de sus disposiciones, su presencia efectiva a fin de poder reconstruir, al donatario (Req., 3 de noviembre de 1897; D. 98. 1, 393, nota de PLANIOL).
llegado el caso, la celebradón del acto. Sin embargo, habrá que hacer tres distinciones, desde el punto de vista del
El acto debe, finalmente, contener la firma de todas las personas antes momento en gue ~e opera la entrega:
enunciadas. Si la entrega ha sido anterior al otorgamiento de la donación nula, el
Por cuanto a la sanción, no debe creerse que la nulidad absoluta sea la acto otorgado después, auténtico o en documento privado, poco importa, sólo
única aplicable, ya que a menudo es reemplazada por la nulidad relativa, ún.e por finalidad confirmar una situación de hecho, la nulidad de que es-
cuando aún observándose los elementos principales de solemnidad, se han taría afectado no podrá influir en nada respecto de la validez de la donación
omitido en el acto las menciones exigidas para facilitar el control de las hecha en propi<t mano (Bourdeaux, 19 de julio de 1831: s. 32. 2, 59; Poitiers
circunstancias en que se ha manifestado la intención de liberalidad. Debe 19 de julio de 1397; La Loi, 30 de octubre de 1897). ,
1 atribuirse sin embargo, una importancia especial a la presencia efectiva y a
la firma de las partes: constituye el punto de apoyo de la autenticidad, y se
Si la entrega es posterior a la celebración del acto nulo, habrá que dis-
tinguir dos situaciones: el caso en gue la entrega se ha efectuado ignorando
56
incurre ineludiblemente en nulidad si aquellas no han sido observadas. Sóio el vicio que entraña la nulidad de la donación, por no haberse reunido los
se exceptúan los analfabetos y los enfermos, cuya firma no es necesaria si elementos de la donación hecha en propia mano, se operará la nulidad en
la causa que ha impedido firmar al donante, se halla inserta en el contenido toda su plenitud, tanto sobre la donación, como sobre la donación hecha en
del acta. 57 propia mano (PAu, 5 de febrero de 1866: S. 66. 2, 194}; por el contra-
Como quiera que sea, trátese de una donación otorgada en documento pri· rio, cuando la ejecución se ha realizado conociendo el vicio, la nulidad con-
vado o irregularmente formada, la ineficacia se obtendrá siempre por la
58 Req., lo. de diciembre de 1846 (D. 47. 1, 15; S. 47. 1, 289); Req., 3 de no-
56 Véase Gv., 28 de noviembre de 1849 (S. 50. 1, 134; D. 50. 1, 46); Riom, 3 de viembre de 1897 (D. 98. l. 593); Req., 23 de octubre de 1905 (D. 06. 1, 32); Nancy,
enero de 1852 (D. 53. 2, 97; S. 54. 2, 570); Toulouse, 25 de julio de 1863 (D. 63. 2, 18 de noviembre de 1893 (D. 94. 2, 4~'3); Douai, 13 de noviembre de 1894 (D. 95. 2,
139; S. 64. 2, 137); Toulouse, lo. de abril de 1868 (D. 68. 2, 119); Bourges, 26 de di- 418); Pau, 3 de marzo de 1909 (D. 11. 2, 171).
59 Req., 16 de noviembre de 1924 (D. 25. 1, 8); Pau, 3 de marzo de. 1909 antes
ciembre de 1894 (D. 95. 2, 516) . citada.
5_7 Cfr. Req., 29 de julio de 1875 (D. 76 1, 79).
NuLIDAD POR FALTA O VICIO DE FORMA 265
264 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS

tendrá, pues, la misma fuerza y la misma eficacia que en todos los con-
servará su fuerza respecto a la donación propiamente dicha, pero la donación tratos solemnes. Sin embargo, hay que hacer una observación que ha pro-
hecha en propia mano valdrá por sí misma, por tener existencia propia, a vocado muchas discusiones en la doctrina. Se trata de la indivisibilidad de
menos que las partes hubieren manifestado en forma expresa el deseo de las disposiciones contenidas en un contrato de matrimonio, que tiene como
ejecutar la donación nula (Nimes, 30 de agosto de 1854: D. 56. 2, 157; S. consecuencia que la nulidad de una cláusula o disposición, entrañe la destruc-
54. 2, 642). ción de todo el contrato.
Finalmente, si la entrega ha sido concomitante a la celebración del acto, La mayocía de !a doctrina rechaza este punto de vista 60 por la fundada
la solución habrá que buscarla siempre a través de la intención de las
razón de que por íntima que sea la relación de conexidad entre el régimen
partes y de la naturaleza del acco jurídico realizado por ellas: la nulidad
matrimonial adoptado pC'r los esposos y las liberalidades o contratos que
no producirá efecto alguno respecto de la donación otorgada en documento nacen el mismo día en que se prometen; nadie discutirá que el fin esencial
privado, por la sencilla razón de que en este caso los elementos de la dona- del contrato de matrimonio queda vinculado siempre al régimen matrimonial
ción hecha en propia mano aseguran su. piena eficacia (Lyon, 2 de marzo y que, por otra parte, es más razonable concebir que las liberalidades que
de 1876, considerando, D. 78. 2, 142; S. 76. 2, 301). !e acompañan conciernen más bien a la persona de los futuros cónyuges.
Por cuanto a el avalúo necesario en las donaciones mobiliarias, la Cham- Por lo demás, no hay inconveniente alguno en admitir que la nulidad de
bre des Requétes * desde el 11 de abril de 1854, ha establecido eafá· una parte del contrato puede dejar subsistentes las otras. Más todavía, sería
ticamen:e que "es ajena a la solemnidad de la donación (D. 54. 1, 246) ._ injusto afectar dos veces a· los esposos, como ocurriría si se les privara del
Puede pues, ser otorgada por acto en documento privado y en caso necesario, goce de una liberalidad que ha sido hecha en vista del régimen matrimonial
por cualquier otro medio equivalente y bastante para reconstruir su com- adoptado.
posición; no obstante será inevitable la nulidad absoluta en caso de falta total
Por ello es preferible desechar el principio de la indivisibilidad y con-
de avalúo (Civ., 17 de mayo de 1848; D. 48. 1, 105; S. 48. 1, 434). A
~iderar que la nulidad sólo opera respecto de la disposición que ha violado
este respecto conviene advertir que, en caso de que la donación recaiga a la la ley. Debe sos,tenerse, pues, que aún habiéndose disuelto el contrato de ma-
vez sobre bienes muebles e inmuebles, la nulidad por falta de avalúo no trimonio, no todas las relaciones jurídicas estarán en sí mismas afectadas
infiuirá en nada en la validez _de la donación respecto de los bienes inmuebles de ilicitud. Aludimos a las liberalidades, que aunque ilícitas, han sido con-
(Caen, 10 de junio de 1847; D. 47. 2, 334). sideradas con benignidad por estar inscritas en el contrato de matrimanio.
. Finalmente, por cuanto a la solemnidad requerida para la aceptac:ón de Por esto las donaciones de bienes futuros dejarán de existir el mismo día
la donación se aplican las mismas reglas que para la solemnidad del o~orga­ en que el contrato haya sido anulado, pero sin causar ningún perjuicio a las
mien~o. Es decir, la aceptación sólo será válida cuando se haga respetando las disposiciones lícitas.
1 mismas dispe>siciones, habida cuenta de que se trata de un acto intuitu per-
sonae (Rennes, 16 de enero de 1874: S. 74. 2, 102), y no sufre esto de-
Advirtamos que el cantrato de matrimonio, nulo por cuan~o a la forma,
como la donación, puede ser confirmado por los herederos de los esposos: 61
rogación alguna en favor de los incapacitados, como se ha sostenido por
la nuiidad absoluta se convierte así en nulidad relativa, lo que hará que
algunos autores. (Véase más adelante: las nulidades ·por causa de in:a-
después de la muerte de uno de los esposos o de la disolución del matrimonio,
pacidad). tengan derecho sus sucesores a intentar fa acción de nulidad prevista por el
artículo 1304 del Código Civil. Lo mismo ocurre con el contrato de ma-
§ 2.-NuLIDAD POR VICIO DE FoRMA EN EL CoNTRATO DE MATRil\lONJO
trimonio otorgado después de la celebración del mismo: durante la vida de
La solemnidad en el contrato de matrimonio se ex;ge, principalment~, los esposos hay imposibilidad aboluta de confirmación, pero después de su
para proteger los intereses de la familia e indirectamente los de los terceros, f>D AuBRo Y RAu, op. cit., t. V, pág. 502, nota 11; BAUDRY-LACANTINERIE y LE CouRTCIS
en favor de quienes se ha creado la regla de la inmutabilidad. La sanción y SuRVILLE, Du contrat de mariage, t. I, pág. 216.
ól Civ., 26 de abril de 1869 (S. 69. 1, 297).
• Véase N. de los T., págs. 47.
266 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
CONCLUSIÓN
267
disolución o de la muerte de uno de ellos, los herederos podrán prevalerse
ciedades, más bien al derecho mercantil, ya que el campo de nuestras inves-
de las disposiciones del artículo 1304. Por las mismas razones que han ser-
tigaciones se reduce al dominio del derecho civil. Señalada la forma en que
vido de base para las derogaciones dictadas en favor de la donación, la
opera la nulidad, forma que es completamente favorable a nuestra tesis, reen-
jurisprudencia ha abandonado el rigor que había observado en otras oca·
viamos a la obra tan documentada de HÉMARD: "Theorie et pratique des
swnes.
nuílités de sociétés et des sociétés de fait". (2a. ed. Sirey, 1926).

Este razonamiento será válido para t¿d~~. los casos en que la forma se
CoNcLusiÓN
haya conservado como condición necesaria para la validez del acto jurídico:
testamento, hipoteca convencional, etc. Pero esto sería llevar demasiado lejos
Al examinar los tres principales elementos de la esfera del ilícito -el
la exposición de los principios generales que hemos aceptado. Afirmamos
objeto, la causa y la forma-, hemos querido establecer simplemente una
pues, que la nulidad por falta o vicio de forma es a menudo inoperante ante
vista de conjunto sobre los diversos aspectos de la nulidad absoluta y sobre
las situaciones adquiridas, y que, en los casos en que opera, su autoridad se
la forma en que opera. No hemos tenido la pretensión de examinar todas
ejerce no sólo sobre el acto in se, sino de manera más acentuada sobre las
las causas relativas al orden público y sancionadas, en nombre del interés
consecuencias jurídicas que aquél engendra.
general, por la nulidad absoluta. Nuestra finalidad ha sido únicamente de-
A este respecto puede citarse provechosamente el ejemplo de las sociedades mostrar, por una parte, que la nulidad absoluta es el medio destinado a hacer
de hecho. En efecto; en éstas la nulidad por vicios de forma puede revestir ineficaces las relaciones jurídicas celebradas en contravención con el interés
los más variados aspectos, y por lo mismo más complejos, porque en aquéllas, de la sociedad, y, por otra, que la nulidad al operar a. través de las conse-
sobre todo, a veces es imposible conocer la naturaleza jurídica del interés que cuencias dei acto nulo, se ve obligada a veces, a inclinarse ante las situaciones
el legislador ha querido proteger. El problema se complica todavía más cuando adquiridas. Pasemos ahora a los detalles de este último punto.
la sanción de origen legal, se halla en conflicto con la sanción prevista por la
escritura constitutiva de la sociedad: si es verdad que el contrato constituye
una ley para las partes que lo han celebrado, ¿qué decir de la autoridad de
la ley? ¿Dónde buscar la solución del problema?
De esto ha surgido la teoría de las sociedades de hecho; sin desconocer
el interés de los t1:rceros que tienen por su parte ia sanción "sumaria y brutal"
de la ley, es preciso no olvidar, en la misma medida el interés de las partes.
Se ha admitido pues, la existencia de hecho, no de derecho, de esta sociedad,
aplicándole el estatuto constitutivo, con e.xclusión de svs cláusulas ilícitas:
ha sic!o de tal suerte, salvaguardado el interés de los terceros, así como el de
los socios, porque la nulidad no tendrá un carácter retroactivo, sino sólo ope·
rará para el futuro, inclusive cuando se trate de relaciones jurídicas conar-
nientes a los mismos socios. 62
No insistiremos sobre es::e pu11to, por corresponder la r;ulidad de ias so·
(,~ Civ., 7 de julio de 1873 (S. 73. l. 388); Req., 7 de julio de 18i9 (S. 80. l, 206);
Civ .. 3 de junio de 1885 (S. 85. 1, 260, con las conclusiones del abogado general DEs
}AilD!N).
CAPITULO II

Procedimientos técnicos para hacer valer la nulidad absoluta

El análisis del ilícito nos ha permitido precisar las principales mani-


festaciones de la nulidad absoluta. Era aquél en cierta forma, un punto más
bien teórico, un punto en que el juego de las circunstancias exteriores casi se
había olvidado. Ahora se trata de dar vida a la nulidad, de poner en mo-
vimiento los elementos capaces de aportarle la contribución de los hechos.
Pero, ante todo, es necesaria una sección introductoria en que tendrán cabida
sus rasgos esenciales, tanto desde el punto de vista del derecho civil, como
desde el punto de vista procesal. Será, por así decirlo, un conjunto de ideas
destinadas a establecer la vinculación entre la práctica y la teoría, ya que
una y otra no pueden pretender tener autonomía;

SECCIÓN PRIMERA

Rasgos caract~rísticos de la nulidad absoluta

Partiendo de la idea de que la nulidad absoluta es la sanción dest:nada


a condenar todo tuanto se haya ejecutado contrariando al interés general,
se deducen las siguientes consecuencias:
lo.-El acto contrario a la ley o a su espíritu no debe producir ningún
efecto jurídico. Este es el principio fundamental de la teoría de las nuli-
dades absolutas, principio que fué expresado en la época romana por el
270 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LA NULIDAD ABSOLUTA
271
tajante y enérgico aforismo que nos trasmite CICERÓN: quod nullum est nullum
3o,-Por cuanto a las personas que tienen derecho a entablar la acción
producit effectum, sobre cuyo alcance y sentido originarios habrá que hacer
de nulidad, basta pensar en el interés que se halla tras de la sanción legal
dos observaciones.
para deducir que puede ser intentada p::~r toda persona que justifique un
Por una par~e, debe cambiarse su fundamento: no puede estar ya vincu-
interés legítimo, sean las partes o los terceros. Por lo demás, es natural que
lado a la nulidad misma, sino a la acción de nulidad, por la sencilla razón
así sea, ya que es la única manera de que exista la certeza de que la ley
de que actualmente el acto nulo produce los mismos efectos que el acto
será respetada al amparo de los intereses en conflicto. Pero la voluntad pri-
válido, en tanto no se haya pronunciado una decisión judicial. Haciéndolo
vada se detiene allí, no puede ir más lejos. Lo que es ilícito sigue siendo
pasar al campo de la acción conservará parte de su antigua majestad, para
ilícito en tanto que la ley que lo sancione esté provista del sello de la autoríCfád.
expresar los efectos de la acción de nulidad.
del Estado. La voluntad privada no puede purgar, ni hacer desaparecer
Por otra parte, y como comecuencia de la primera observación, el afo-
la ilicitud. En principio, pues, no hay ninguna esperanza de confirmación
rismo romano será modificado porque a pesar de que el acto contravenga del acto nulo.
a la ley, la nulidad será a menudo impotente ante las circunstancias y las
4o._:_Más aún, estando ligada la suerte de la nu!idad a la de la ley de
situaciones adquiridas a consecuencia de la ejecución del acto nulo. Más
todavía, aun antes de toda ejecución, la nulidad a veces será, como lo hemos la que recibe su fuerza, ésta le dará también su carácter esencial, es decir,
visto, parcial, dejando subsistente el acto en su parte lícita. la imprescriptibilidad. Poco importa que la imprescriptibilidad se presente
después de los treinta años necesarios para la prescripción de la acción de nu-
2o.-Por lo demás, si se han perdido los medi.os directos de acción contra
lidad ba io la forma de excepción de nulidad.
el acto nulo, e .si la parte que tiene derecho se ha conformado con esperar la
iniciativa de su ca-contratante, la nulidad continuará afectando al acto jurí- 5o.-Finalmente, existe el principio de que la nulidad absoluta es una
dico mediante la excepción. Pero, ya que hablamos de ataques dirigidos sanción de naturaleza civil que obra de una manera general contra los efec-
contra el acto nulo, advertiremos desde ahora que aún aquí el derecho mo- tos del acto. S!n embargo, hay casos en que reviste un carácter penal, te-
derno se ha apartado de la ruta trazada por el derecho romano. Actual- niendo por finalidad ·afectar abierta y principalmente una cierta categoría de
mente la nulidad absoluta ya no opera de pleno derecho, aún cuando se personas. Así sucede en la nulidad de los actos de las personas en estado
trate de un acto que lesione abiertamen:e al orden público. Al respecto, re- de interdicción lega! y en las renuncias o cláusulas de renuncia a las medidas
cordemos que desde el siglo XVI CoQUILLE e IMBERT nos hablaban de "la de protección previstas por la ley en favor de los incapacitados. En un
acción de declaración de nulidad". Esta tesis ha recibido, posteriormente, su caso como en otro, la sanción está estructurada sobre consideraciones rela-

1 confirmación por dos reglas de origen consuetudinario, cuya influencia es


notoria. Existe desde luego, la regla de que '"en Francia están prohibidas las
}"Ías de hecho" y hay también el principio aún más explícito de que "nadie
tivas al orden público y en consecuencia, tiene cierta gravedad a la que los
mismos inca!JaCÍtados no pueden sustraerse.

puede hacerse justicia por sí mismo". Si se agrega, finalmente, la fórmula


no menos respetada de que "el documento es válido hasta en tanto se de- Establezcamos ahora los puntos de partida de nuestra investigación. Y
clare su nuiidad" ( provision est d11e a u titre}, se comprenderá fácilmente desde luego, ¿qué caminos puede seguir el acto nulo?
que aún cuando nulo, el acto que tiene la apariencia de regularidad no puede Es incuestionable que a pesar de la oposición del orden públic~, las
ser rechazado de plano. partes pueden destruirlo amigablemente o ejecutarlo, y la ejecución pro-
Y, actualmente, a pesar de la división de la doctrina; la jurisprudencia ducirá todos sus efectos jt+rídicos en tanto que un tercero interesado o las
parece inclinarse a admitir la posibilidad de una acción de nulidad ab- partes mismas no lo havan atacado. Pero si las partes no están de acuerdo
soluta. 1 para rehacer o destruir su relación jurídica ilícita, será indispensable recurrir
1 Véase principalrt'.ente: Req., 5 de mayo de 1879 (S. 79. 1, 313; D. 80. 1, 145), con el a la justicia, lo que ~.:·hará por una demanda de nulidad de carácter preven-
tivo. En este Cd~u, pues, la acción de nulidad tendrá por fin privar al acto
informe de ALMERAS LATOUR y las conclusiones de RoBINET DE CLÉRY.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS RASGOS CARACTERÍSTICOS DE LA NULIDAD ABSOLUTA 273
272
en el caso en que la validez del acto haya sido controvertida.? Y JossERAND
ilícito de toda su fuerza obligatoria, poner el sello de la condenación sobre
aprovechando las disposiciones del artículo 1117 --que establece que "el con-
todas las reglas jurídicas en él contenidas. El interés en recurrir a la acción
de nulidad es tanto mas evidente, cuanto que la incertidumbre creada por trato celebrado por error, violencia, o dolo, no es nulo de pleno derecho;
el acto nulo puede agravarse de día en día durante los treinta años nece- sólo da lugar a una acción de nuliaad o de rescisión"-, llega también a
sarios para poner fin al ejercicio de la ~ción. Obteniendo la condenación
la misma conclusión. 4
del acto ilícito, la parte interesada asegurará la eficacia de sus actos jurídicos Admitiendo esta tesis se concluye que la nulidad absoluta es "inmediata"
posteriores que recaigan sobre el-mismo objeto, y evitará por lo mismo, las y por consiguiente, que el acto jurídico ilícito es ineficaz desde el momento
consecuencias de la acción de responsabilidad; el interés de la acción de nu- mismo en que .se celebra.
lidad de carácter preventivo es aún más evidente cuando la nulidad haya La segunda tesis, sustentada por la mayoría de los autores, 5 está estruc-
de afectar sólo a una de las cláusulas del contrato, sobre todo si esta cláusula turada sobre un sistema mixto: sin controvertir la eficacia de pleno derecho
tiene cierta conexión con las otras. El ejercicio de la acción pondrá fin a de la nulidad absoluta cuando la apariencia del acto es favorable para tal
dicho estado de cosas, eliminando el mal y consagrando la eficacia de la parte solución, sostiene que para todo lo demás la intervención del juez es nece·
saria siempre. Hay autores, sobre todo BoNNECASE, 6 que distinguen entre
no afectada.
Pero si las partes se ven apremiadas a ejecutar, ¿cuáles serían las posiciones las nulidades que reciben su fuerza de una disposición expresa de la ley y
en las que la misión del juez debe reducirse a una simple constatación, y las
que la acción tomaría? nulidades que derivan del poder de éste, porque la ley es confusa, como en el
Creemos que deberá recurrirse siempre a la acción de nulidad. Probando
caso del artículo 1133, 7 en que podrá, por así decirlo, decretar la ineficacia
la nulidad, el actor obtendrá el retorno al statu quo ante por la restitución
del acto jurídico.
de lo que las partes recíprocamente se hayan dado. Son éstas, en nuestra opinión, sutilezas sin interés práctico alguno; que
Advirtamos sin embargo, que también en este caso la doctrina se ha ale- sea cuestión de nulidad de un acto que goza de una apariencia de regula-
jado de la práctica judicial. Si no se reconoce la acción de nulidad pre- ridad, o que se trate de un acto en que la ilicitud esté disimulada bajo el
ventiva, menos se concederá la acción de nulidad post-facturo. Por esto h acto de voluntad, poco interesarán al juez los límites que la doctrina quiera
acción de nulidad será reemplazada por la acción de repetición de lo inde- imponerle. En uno y otro casos constatando o decretando, siempre tendrá
bido, o por la acción reivindicatoria, según se trate de una cosa-género o de como norma el cuidado de condenar lo que es ilícito y conservar lo que no lo
una cosa cierta. sea, sin descuidar los elementos de hecho 8 ni preocuparse mucho por el
carácter íntimo de la sentencia.
Dicho esto, señalaremos a manera de conclusión, que ambas tesis no son,
En la doctrina clásica sólo AUBRY y RAu adoptaron al respecto una2 sin embargo, inconciliables, porque aun en el sistema propuesto por PLANIOL
actitud tajante, al declarar que toda nulidad debe plantearse ante el juez. no se desecha por completo el recurrir al juez, desde el momento en que la
Pero en la actualidad han quedado solos. JAPIOT fué el primero que se adhi- controversia puede ponerlo en movimiento.
rió a la opinión de aquéllos, al elaborar su teoría.
3 Traité élémentaire de droit civil, t. I, no. 338.
Actualmente, se hallan frente a frente dos tesis: la primera, sostenida 4 Op. cit., t. I, pág. 98.
5 CoLIN y ÚPITANT, op. cit., t. I, pág. 79. EsMEIN en el Tutité pratique de PLANIOL y
por PLANIOL y JossERAND, según la cual la nulidad absoluta tiene una efi- RIPERT, t. VI, pág. 388; BoNNECASE, Précis de droit ~ivil, t. II, pág. 267; GAVDEMET, op. cit.,
cacia automática. La nulidad absoluta, nos dice PLANIOL, por ser obra pág. 151; BEUDANT y LAGARDE, Cours de droit civil, t. VIII, pág. 198, nota 1 y pág. 205.
6 Supplement au Traité de BAUDRY-LACANTINERIE, t. III, pág. 182.
directa del legislador por su misma fuerza convierte en nulo al acto ya que 7 G RIPERT, op. cit., pág. 44; BoNNECASE, Suppl., t. III, pág. 187.
el juez no teniendo que casar este acto, a lo sumo podrá constatar la nulidad 8 Véase Req., 8 de mayo de 1872 (D. 72. 1, 373); Civ., 22 de mayo de 1878 (D. 78.
!, 484); Req., 9 de diciembre de 1878 (D. 79. 1, 310); Civ., lo. de junio de 1892 (D.
92. 1, 384).
~ Coun de droit civil frant;ais, t. I, § 3i, pág. 184.
274 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
RASGOS CARACTERÍsTICOS DE LA NULIDAD ABSOLUTA 275
Debe precisarse, ahora, el papel que va a tener la acción de nulidad, pre-
La jurisprudencia, apreciando en su justo valor estos argumentos, desde
ventiva y post factum. hace mucho tiempo se ha pronunciado en favor de tal acción.
El hecho nÜsmo de haber rechazado la teoría del acto-organismo y la de Así se ha resuelto que el legatario cuyo legado está sujeto a la realiza-
las ineficacias fundadas en los vicios de éste, parece volverse contra la ción de una condición imposible, inmoral o ilícita, puede, antes de su eje-
existencia de una acción de r1ulidad de carácter preventivo. En efecto, ·si cución, pedir al juez que tenga por no puesta tal condición, conforme al
no se a:taca el acto y si el acto nulo debe producir los mismos efectos que artículo 900. 13
el acto regular, ¿por qué otorgar una acción de nulidad? También se ha admitido que el cedente de un fundo de c-omercio pue-
Evidentemente, para la nulidad relaiivá· ·semejante cuestión no tendría da demandar preventivamente la constatación de la nulidad que afecta la
sentido por tener el beneficiario de ésta, el derecho de tomar la iniciativa cláusula en que se estipula que no podrá establecerse en lo futuro dentro
que más le convenga. Pero no ocurre lo mismo tratándose· de la nulidad del perímetro en que había ejercido hasta entonces su comercio. 14
absoluta. ¿Dónde, pues, encontrar su justificación? Pero ¿qué resolver de la acción de nulidad post-factum?
}APIOT, al rechazar la distinción entre nulidades absolutas y relativas, En este caso, casi todos los autores hablan únicamente de la acción de
salvó por anticipado el problema de la acción de nulidad preventiva, por- repetición y de la acción reivindicatoria. Sólo CAPITANT y DE LA MoRAN-
que toda nulidad entraña la aparición del "derecho de critica", en beneficio DIERE rompen con la tradición declarándose partidarios de la acción de nu-
de aquél que ha sido tomado en consideración por el legislador. 9 Por con- lidad. En efecto, ésta es la tesis consagrada por la jurisprudencia y al
siguiente, la práctica de las cosas ha colocado al eminente jurista ante las mismo tiempo, la única que puede armonizar con el problema de las nuli-
realidades de la vida y "lo ha obligado a corregir sus ideas relativas a la acción dades consideradas en su con junto.
de nulidad 10 y a admitir que la acción judicial no siempre ha de fundarse Se dirá que al intentar la acción de repetición el actor no tiene necesidad
en la previa existencia de un "derecho", puesto que la acción bien puede de colocarse desde el punto de vista del acto, hará put:a y simplemente abs-
ser la facultad de dirigirse a la justicia. ''De esto se sigue -dice JAPIOT-, tracción de él y solicitará la restitución justificando que el pago efectuado
que ahora nos inclin;uíamos a considerar como inútil el esfuerzo hecho para no era debido, y que por consiguiente, el demandado se había enriquecido
descubrir un derecho como base de la acción de nulidad, haciendo intervenir sin causa. Ahora bien, este razonamiento sólo tiene un valor teórico, ya
áquí nuestra idea del derecho de crítica". 11 Por ello, concluye: "hay accio- que quiérase o no, debe discutirse, desde luego, la ilicitud del acto y sola-
nes que no se distinguen del derecho al cual protegen y se confunden con él; mente después de esto, si se prueba la ilicitud se decretará la restitución. 15
tal es el caso de la acción de nulidad". Pero, como lo hace notar CAPITANT, hay en esto una pura sutileza 16 ya
que viendo las cosas más detenidamente, habrá que convenir en que la res-
1 Pero entonces, ¿cómo justificar la acción preventiva desde nuestro punto
de vista?
titución sólo es la consecuencia de la nulidad, sólo es su accesorio.
Una opinión un poco más avanzada, pero no menos criticable, es la for-
La acción de nulidad de carácter preventivo encuentra su fundamento mulada por TisSIER. Sostiene, o por lo menos lo da a entender, la destruc-
en el "interés de seguridad" 12 que debe hallarse siempre en la base del de- ción del acto ejecutado indebidamente, mediante dos acciones; se inicia,
recho contractual. ¿Por qué prolongar hasta el infinito una situación ju- ante todo, la demanda de nulidad, y una vez declarada la nulidad del acto,
rídica creada bajo el signo de la ilicitud? ¿Por qué no dar a los interesados la se pasa a una segunda acción, la de repetición o de reivindicación, según
posibilidad de destruír un vínculo jurídico que por el hecho mismo de no el caso. 17
haberse ejecutado, sea una perpetua amenaza para las operaciones futuras?
13 París, lo. de abril de 1862 (D. 62. 2, 77); Trib. Loches, 24 de junio de 1915
9 Op. cit., pág. 435 y sgt. (S. 15. 2, 97).
10 Nota de jurisprudencia en la Rev. Trim., 1914, pág. 680. 14 París, 6 de julio de 1893 ($. 94. 2, 100).
11 Rn-. Trim., 1914, pág. 680. 15 Req., 5 de mayo de 1879 (S. 79. 1, 313; D. 80. 1, 145, con el informe de AL-
12 ]APIOT, Traité élémentaire de procédure civile et commerciale, pág. 60. CH. GIGNOUX, MERAS LATOUR y las conclusiones de RoBINET DE CLÉRY).
16 Op. cit., t. 1, pág. 84.
op. cit., pág. 150.
17 BAUDRY-LACANTINERIE y TISSIER, La Prescription, pág. 449.
276 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS ACCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 277

Al primer sistema que admite la acción de repetición haciendo abstrac- particularmente al caso en que se trata de nulidades radicales y de orden
ción del acto nulo, puede objetarse que desde el momento en que la re- público; que la prescripción así establecida no tiene como efecto dar al
petición sólo se obtiene después de la sentencia favorable sobre nulidad, contrato prohibido una existencia legal, sino destruir todas las acciones ten-
no se gana por la repetición. La repetición sólo es consecuencia de la nulidad, dientes a hacer declarar la anulaoión". 19
aquélla sólo es el efecto de ésta. Y entonces, ¿por qué invertir las cosas?
Estas palabras son demasiado concluyentes para requerir otro comen-
¿Por qué tomar la causa por el efecto y el efecto por la causa? ¿Acaso tario.
para hacer triunfar el principio de que la nulidad absoluta opera de pleno
derecho, cuando ella no puede 'tener jamás ese atributo? Las excep~ÍÓnes, a su vez, podrán ser invocadas contra la acción de
nulidad con la misma eficacia que contra la acción de repetición o de reivin-
Por cuanto al sistema de TisSIER, el reproche es menos grave pero no
dicación, por la sencilla razón de que las premisas del razonamiento son
por ello carece de importancia. Si es necesario empezar por intentar la acción
siempre las mismas, y la conclusión simplemente sigue su camino normal.
de nulidad para seguir después con la acción destinada a volver las cosas
al estado anterior a la celebración del acto, es evidente que la situación no Pero la excepción, como la acción de nulidad, no tendrán ya fuerza
se ha simplificado mucho. Muy al contrario, y desde este punto de vista cuando la ley que establece la nulidad haya sido abrogada. Es evidente
sería preferible volver a la acción in rem verso con lo que se tendría por que aún abrogada o modificada una ley, siempre sancionará los actos rea-
lo menos la reducción de las costas del proceso. lizados durante su vigencia. 20 Inversamente, el acto celebrado bajo la vi-
Por todas estas razones consideramos que es preferible ~m~r las cosas gencia de una ley que reconoce su validez pero ejecutado bajo la de la nueva,
tal como son, es decir, tal como han sido presentadas por la práctica juris- estará desprovisto de eficacia si por su naturaleza significa un ataque al
orden público. 21
prudencia! y reconocer la existencia de una acción de nulidad aun en el
caso de que el acto nulo haya sido ejecutado. Sólo de esta manera la solu- Después de estas observaciones preliminares, réstanos pasar al estudio
detallado.
ción aparecerá normal: al resolver sobre la nulidad el juez decretará al mis-
mo tiempo el retorno al statu quo ante~
En efecto, la jurisprudencia ha admitido desde hace mucho tiempo, la
SECCIÓN SEGUNDA
existencia de la acción de nulidad post-factum. Se trata realmente, de en-
contrar el fundamento de la acción destinada a destruir las situaciones crea-
das por un pacto sucesorio, aunque hubiesen transcurrido diez años de la La acci<Jn de nulidad absoluta
apertura de la sucesión. Y la Sala Civil ha reconocido como regularmente
ejercitada la acción que tiene por finalidad sancionar "los actos de ena- § l.-Su NATURALEZA JuRÍDICA Y su ÜBJETo
jenación de derechos eventuales relativos a la sucesión de una persona vi- 22
va" 18 por ser contraria a los artículos 6o. 791, 1130 y 1600 del Código La acción de nulidad es una acción personal que tiene por objeto im-
Civil. Pero la sentencia fundamental en esta materia es la de 5 de mayo pedir o destruir los efectos jurídicos de un acto nulo. Esto quiere decir
de 1879 y fué dictada a propósito de la nulidad de una donación hecha a que trátese de un acto nulo no ejecutado, o de un acto nulo ejecutado par-
una congregación no-autorizada. De los "considerandos" de dicha sentencia cialme-nte, intervendrá para condenar los resultados que las partes se han
tomamos las siguientes palabras: "considerando que en los términos del ar- propuesto alcanzar. Para este fin, siempre se manifiesta a través del con-
tículo 2262 del Código Civil todas las acciones, tanto reales como persona- 19 Req., 5 de mayo de 1879 (S. 79. 1, 313; D. 80. l. 145, nota de BEuoANT).
les, prescriben en treinta años: que esta disposición es general y se aplica 20 Civ., 18 de abril de 1887 (D. 87. 1, 153); Civ., 20 de junio de 1888 (D. 89. 1,
25; S. 89. 1, 9); Civ., 12 de julio de 1888 (D. 88. 1, 10).
21 Civ., 22 de abril de 1929 (D. Hi. 1929, 281).
18Civ., 2 de· noviembre de 1842 (S. 43. 1, 33). Civ., 11 de noviembre de 1845 (D. 22 GLASSON y TrssiER, Traité de procédure civile, t. 1, pág. 484; ]APIOT, Traité de pro-
~5. 1, 25; S. 45. 1, 785). cédure dvile et commerciale, págs. 76 y 81.
278 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 279

flicto que surge entre las reglas jurídicas formuladas por la voluntad de nulidad no se ha propuesto castigar a las personas mismas, sino impedir
los contratantes y las reglas establecidas por la ley. el establecimiento de reglas jurídicas ilícitas. 25 Si ello es así, poco im-
La jurisprudencia siempre la ha considerado como conflicto y a este porta que sea con intervención de las mismas partes contratantes o eón
efecto, basta consultar las decisiones dictadas a propósito de la causa ilícita el concurso de terceros como se obtenga el respeto de la ley.
o inmoral, del contrato de matrimonio celebrado sin respetar las condiciones En segundo lugar, podrán invocar eficazmente las nulidades, rio ·sólo
de forma, y de una manera más destacada aún, a propósito de los pactos las partes contratantes, sino también todos sus causa-habientes -sucesore¡;
sucesorios. 23 En todos estos casos la ineficacia ha sido pronunciada por o herederos a título universal-, y podrán invocarlas con un doble título:
medio de la acción, teniendo buen cuidado las sentencias de agregar que por una parte, en su calidad de representantes de su causante, y por -etca,.
su duración se limitará a los treinta años previstos por el artículo 2262 del a nombre propio, cuando acrediten la existencia de un interés legítimo.
Código CiviL Esta es la regla general. Hagamos notar, sin embargo, que hay casos
en que la nulidad absoluta reviste un doble carácter; es civil, por una parte,
§ 2.-PERSONAS QUE TIENEN DERECHO A INTENTARLA en tanto que afecta los efectos del acto jurídico; pero, por otra parte, es
penal en tanto que constituye una indignidad para una de las partes. Por
Para determinar quiénes tienen derecho a prevalerse de la nulidad abso- esta razón la nulidad de los actos del que se halla sujeto a la interdicción
luta, es necesario, ante todo, volver la mirada a su naturaleza jurídica, es legal sirve a la vez como sanción civil y como sanci~n penal. En su as-
decir, al interés que debe proteger. Ahora bien, puesto que se funda en pecto penal se traduce en que el sujeto a interdicción no tiene derecho a
la noción de orden público, para determinar qué personas pueden ejercitarla invocarla contra sus actos, por la sencilla razón de que por obtener un pro-
habrá que recurrir al concepto de interés general. vecho lograría evitar la aplicación de la ley: enajenando sus bienes atenuaría
En consecuencia, la acción de nulidad compete a toda persona que pue- la ejecución de su pena.
da justificar ur. interés jurídico. Esta afirmación amerita algunas expiicaciones: A veces el carácter penal de la nulidad toma un aspecto mucho más
Las partes contratantes son las primeras que están en posibilidad de jus- flexible: por motivos de orden público la nulidad relativa se ve reforzada y
tificar este interés. Pero surge aquí una objeción a la que no podemos elevada al rango de nulidad absoluta, con o sin la posibilidad para las par-
dejar de referimos. Por el hecho de ser la nulidad una pena infligida a tes de hacerla valer judicialmente. Así ocurre en el grupo de las nulidades
la relación jurídica de las contratantes, parece que debería concluirse que que afectan los actos concernientes al principio de protección del interés
jamás debiera obrar en su provecho. Desde el momento en que por su privado: la renuncia o la cláusula de renuncia a la nulidad que deriva
voluntad se han colocado fuera del marco de la ley, no habría razón para del hecho de la incapacidad de una persona estará sancionada por la nuli-
que fueran, indirectamente, los beneficiarios. 24 Sin embargo esta objeción dad absoluta. 26
carece de fundamento, si se analizan todas ks consideraciones que determi- Por cuanto a los terceros, también pueden prevalerse de la nulidad ab-
naron al legislador a ser por esta vez, tan conciliador. Al establecer la soluta, tanto por vía de acción como por vía de excepción. Pero si pre-
23 Gv., 2 de noviembre de 1842 (S. 43. 1, 33); Gv., 11 de noviembre de 1845 (D.
tenden invocar la nulidad deberán necesariamente probar la existencia de
46. 1, 25; S. 45. 1, 785); Req., 6 de abril de 1858 (D. 58. 1, 224); Req., 5 de mayo de un interés legítimo. Esto no es todo. Debe también por una parte, demos-
1879 (S. 79. 1, 313; D. 80 1, 145, nota de BEUDANr); Civ., 6 de noviembre de 1895 trarse que este interés está protegido por la ley 27 es decir, que es susceptible
(S. 96. 1, 5, nota de LYoN·CAEN; D. 97. 1, 25, nota de SARRUT), Rennes, 19 de mayo de
1884 (S. 85. 2, 169, nota de LABBÉ); Chambéry, 13 de enero de 1909 (S. 09. 2, 103); de poner en movimiento una acción judicial; y por otra, que la acción de
Pau, 3 de marzo de 1909 (S. 1910. 2. 76); Lyon, 8 de junio de 1911 (S 12 2, 19); Cfr. nulidad no ha sido intentada por otro derecho-habiente.
Civ:, 3 de agosto de 1892 (D. 93. 1, 273); Req., 23 de junio de 1904 (D. 05. 1, 10);
Nimes, 13 de enero de 1897 {S. 97. 1, 14; D. 97. 2, 128). Así, el habitante o propietario de una casa, no tendrá derecho a i11tentar
24 Véase París, 10 de diciembre de 1930 (Gz. Trib. 12-14 de abril de 1931; D. H.
1931, 43); VoiRIN, nota en D. 32. 2, 17. En contra: Nancy, 11 de febrero de 1931 (D. 25 jAPIOT, op. cit., pág. 638.
32. 2, 17); Toulouse, 11 de mayo de 1931 (D. 31. 281, nota de jEAN LouP); jAPIOT, op. 26 Véase Nancy, l1 de febrero de 1931 (D. 32. 1, 17).
cit., pág. 600; PLANIOL RIPERT y EsMElN, op. cit., t. VI, pág. 289. 27 }APIOT, op. cit., pág. 583.
280 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 281

la acción de nulidad del contrato de venta de la casa vecina, invocando el La última palabra queda reservada al derecho de intervención del Mi-
simple motivo de que el nuevo comprador no le es persona grata. Asimismo, nisterio Público. Puesto que, de ordinario, tiene a su cargo todo lo relativo
un comerciante no podrá aprovecharse de la nulidad que afecta el acto al interés público, puede bien intentarse reconocerle la misma iniciativa en
constitutivo de una sociedad mercantil, alegando que ésta le obstaculiza él materia de derecho contractual. Esto no es del todo exacto. Porque si
ejercicio de su comercio, o que es un peligroso concurrente. 28 En uno y otro h~sta cierto punto se aprovecha, o más bien, está obligado a tomar parte
casos, no hay interés: "si no hay interés, no hay acción". en los procesos concernientes al derecho de familia (matrimonio) y más
Es necesario, por otra parte, que el interés legítimo se~ actual y no particularmente en los procesos en gue los incapacitados se hallan interesa-
eventual. Si por ejemplo, la acción de nulidad se ha intentado y el proceso dos, no tiene iniciativa alguna para ks ineficacias de los actos jurídicos que
está en curso, 29 no podrá intentarse nuevamente antes de que el tribunal pertenecen al derecho privado, precisamente al derecho de las obligaciones.
haya dictado sentencia sobre la primera, con todas las reservas de la auto- Su intervención, además estaría no sólo fuera de lugar por tener derecho
ridad de la cosa juzgada. las partes a crear y destruir sus relaciones jurídicas según sus intereses, sino
Será admisible, sin embargo, que 'el interés invocado por el tercero sea sería peligrosa -en el sentido de que tendría como consecuencia inevitable per-
un interés condicional. 30 turbar, sin provecho alguno, la seguridad tan necesaria para el desarrollo de
Advertiremos, finalmente, que la intervención de los terceros puede a las relaciones contractuales-. Por esto, en contraposición a lo que sucede
veces provocar graves críticas. Se nos dirá que siempre que esté en juego en materia de procedimiento, el Ministerio Público no tiene en principio, el
el interés general, su defensa estará garantizada, en gran medida, coñ la derecho de intentar la acción, a pesar del carácter de orden público de la
intervención de los terceros. Estamos de acuerdo. Hay, sin embargo, si:ua- nulidad. En cambio, si la acción ha sido intentada por uno de los derecho-
ciones jurídicas que se refieren eocclusivamente a las partes contratantes: habientes, podrá eficazmente coadyuvar en el proceso apoyando ks con-
el caso de un contrato inmoral. Si la causa inmoral no está contenida en, clusiones del actor, o bien presentando las conclusiones que juzgue opor-
el acto jurídi.::o, ¿cómo permitir a los terceros penetrar al fondo del acto tunas.
de voluntad? Más todavía, ocurre a menudo que la investigación del ele- El Tribunal de Casación 32 ha establecido claramente, además, que el de-
mento intencional, como lo hace notar el Consejero PAUL DuMAS, 31 es recho de acción del Ministerio Público "sólo se explica y justifica en las cir-
extraña aún a la parte que la requiere. Y PAuL DuMAS concluye: "en cunstancias en que el orden público está directa- y principalmente interesado
principio la intervención del tercero no sólo es abusiva en cuanto implica en ocasión de los hechos que lo afectan gravemente, sin lesionar ningún interés
.,
la intrusión de este tercero, y por consiguiente, del juez en las relaciones de contrano .
los contratantes y hasta en su fuero interno; sino además, está llena de aza- Para comprender mejor estas palabras, citemos el caso: se trataba de una
1 res y peligros cuando se realiza fuera de aquéllos porque, ¿quién mejor
que ellos mismos podía proponer y justificar la interpretación? El peligro y
acción de nulidad entablada contra el reconocimiento de un hijo natural. Fué
rechazada porque "las cuestiones de paternidad y filiación interesan menos al
orden público que al honor y tranquilidad de las familias que deben ser prote-
el abuso aparecen aquí claramente". _
En todo caso, el tercero tendrá la acción de nulidad si prueba la exis- gidos por la ley contra todo ataque". De esto resulta que aún en materia de
tencia de un interés legítimo y actual derivado de una relación- jurídica an- derecho de familia el poder del Ministerio Público sólo se justifica si el orden
terior al acto nulo. El interés legítim9 puede estar fundado bien en un público ha sido gravemente afectado, y con la condición expresa de qÚe su
-perjuicio eventual, o bien en un perjuicio ya sufrido. Pero es preciso que siem- intervención no implique perjuicio alguno al "interés contrario".
pre se trate de un interés protegido por la ley. Pero, ¿qué resolver sobre el papel del Juez?
Los argumentos invocados contra el derecho de iniciativa del Ministerio ·
28 ]APIOT, op. cit., pág. 585; HÉMARD, Nullités des societés de fait, no. 436. Público tendrán casi el mismo valor y k misma eficacia: la necesidad de dejar
29 Véase Poitiers, 31 de marzo 1924 (Gaz. Pitl. 1924. 2, 136); Paris, 15 de enero de 1914
(S. 25. 2, 17, nota de WAHL). libertad de acción, desde cualquier punto de vista, a la iniciativa privada,
30 Amiens, 19 de junio de 1840 (S. 42. 1, 173).
31 DuMAS, Informe sobre Req., Z' de noviembre de 1932. (D. 1932. 1, 181). 32 Civ., 17 de diciembre de 1913 (S. 14. 1, 153}.
282 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS ACCIÓN D E N U LID A D A~ S O L UTA 283

impide, pues, en principio, la intervención oficiosa del Juez. Sin embargo, legislador, no b:1sta imaginar un mundo aislado. Pero más todavía, ampliando
cuando el acto nulo haya sido invocado principal o incidentalmente por vía el círculo de las personas que deben sufrir los efectos de la acción, hay peli-
de acción o de excepción, tendrá pleno derecho en descubrir la ilicitud y apli- gro de imponer sacrificios a personas que sólo han tenido la poca fortuna de
car la nulidad. 33 La única restricción que deberá observar, será la de mante- ser sus causa-habientes. Por el contrario, si para salvar tales inconvenientes,
nerse en el campo estricto de la ilicitud aparente: no podrá, por consiguiente, se quiere restringir su número, hay el peligro de perjudicar a las personas
llevar el análisis más allá del contenido del acto jurídico, no tendrá derecho que tienen derecho a ejercitar la acción de nulidad, porque se reduce su posi-
a aventurarse en la investigación de las circunstancias exteriores del acto, ni a bilidad de obtener la reparación del perjuicio sufrido.
inquirir en el dominio de la intención "é!e ·Iás partes. Para él, el úiüco hecho He aquí toda una serie de consideraciones que luchan, unas y otras, contra
que tiene valor es el acto jurídico y los documentos que le acompañan. Si de la posibilidad de ampliar el círculo de las pe~sonas condenadas a sufrir las
su apariencia resulta el carácter de ilicitud, podrá colocarse al amparo del consecuencias del ilícito.
orden público para hacer valer la nulidad. El caso de una demanda de eje- Como quiera que sea, la acc!ón de nulidad puede intentarse contra la parte
cución fundada en una venta que tiene por objeto una cosa ilícita. En el que tiene derecho de aprovecharse del acto nulo y es obvio que también contra
supuesto de que el demandado ignore que su obligación carece de validez, sus causa-habientes, en la medida en que podían aprovecharse, a condición
el Juez intervendrá en su auxilio, no siendo necesaria ninguna prueba de la de que éstos no estén al amparo de la prescripción adquisitiva o del obstáculo
ilicitud por evidenciarse en el acto mismo. creado por la regla "nemo auditur propriam s>uam turpitudinem ailegans''.

§ 4.-EXCEPCIONES * (fins de non-recevoir) CoNTRA


§ 3.-PERSONAS CoNTRA QurENES PuEDE EJERCITARSE LA AcciÓN DE NuLIDAD
LA AcciÓN DE NULIDAD
Las excepciones* ( fins de non-recevoir) contra la acción de nulidad,
Siempre deberá recurrirse a la naturaleza jurídica de la nulidad para pertenecen a dos órdenes de ideas: hay, por una parte, la excepción * (fin
poder determinar contra quiénes se dirige la acción de nulidad. de non-recevoir) de carácter, en cierta forma, general -la prescripción-, y
Debe advertirse, una vez más, que la nulidad absoluta no afecta a las hay, por otra, las excepciones* ( fins de non-recevoir) fundadas en la indig-
personas, sino constantemente a los efectos, o si se quiere, a las "actividades hidad de la persona que quiera hacer valer judicialmente la nulidad y deri-
ilícitas" que las partes han llevado al contenido del contrato. Pero este resul- vadas de la regla: nema audítur . .. reemplazada para el caso de inmoralidad
tado sólo podría alcanzarse a través de las propias personas que han otorgado de ambas partes, por uno de los dos aforismos romanos: in parí turpitudinis
el acto jurídico. Para atacar tal o cual contrato, tal o cual regla jurídica del cessat repetitio, o, in parí turpit.udinis melior est causa possidentis (V. Req.,
contrato, habrá que intentar la accíón cotltra tal o cual persona, no para 17 de julio de 1905, S. 09.1.188; Caen, 29 de julio de 1874, D. 75.2.127).
imponerle a ella misma una sanción, sino para destruir una o varias de las • N. de los T.: No habiendo equivalente de esta i::lstitución en el Derecho Mexicano,
consecuencias o efectos de su acto jurídico. La persona sirve, pues, como me· ni el tecnicismo procesal correspondiente, la expresión fin d.: non-receYoir, se ha traducido
por rrexcepción)' seguida de la locución francesa entre paréntesis. Y para preósar al lector el
dio y no como fin. sentido que debe darse en estos casos a la pahbra Hexcepción", transcribimos a continuación, el con-
Siendo esto así, si la nulidad se halia en pugna con los resultados jurídicos cepto de la misma dado por HENt?I CAPITANT: u Fin de non recevoir" (locución creada_ en fran-
del acto ilícito, se comprenderá desde luego cuántas dificultades se hallan en cé~). Medio de defensa tendiente a rechazar la acción sin atacar el procedimiento (véase e>:cep-
ción), ni tampoco el derecho pretendido, sino negando a la parte contraria el derecho de actu3r,
el proceso cuando el acto es aparentemente regular. Y las dificultades se en razón de ciertos hechos, principalmente de falta de personalidad, de interés, o por la
refieren a la vez, a la posibilidad de buscar los caracteres del ilícito, tras la prescripción adquisitiv.a, la expiración del plazo para ejercitar la acción, etc. A ntenudo se
usa unida con la palabra excepción, aunque esta última se reserva más especialmente a los
apariencia de regularidad, y al principio mismo de la seguridad de los con- medios procesales que deben oponerse antes de las conclusiones sobre el fondo, en tanto que los
tratos, que se pondrá en entredicho. Por esto para satisfacer las exigencias del fins de non recevoir pueden invocarse en cualquier estado del proceso :rVocabulaire juridiquel',
redactado por profesores de derecho, ~1agistrados y Jurisconsultos bajo la dirección de HENRI
33 ]APIOT, op. cit., pág. 598; PLANioL, RIPERT y ESMEIN, op. cit., t. VI, pág. 414. UPITANT, Les presses Universitaires de France, Paris, 1930.
AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 285
284 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS

asumidas por el fallido en el período anterior a la quiebra; igual cosa ocurre


1o.-De la regla nemo auditur . .. en las obligaciones de reemplazo militar. 4 1 Por el contrario, el retorno al
La regla nema auditur arranca de las obras de los autores de la Edad statu quo ante no es posible en los contratos relativos a casas de tolerancia. 42
Media, sin que pueda precisarse bien su origen; parece sin embargo, ser de El efecto de la regla empieza pues, a reducirse a los contratos inmorales.
inspiración canónica, -como lo hemos dicho en otra parte. En todo caso, fué
En la segunda fase, 1845-1885, se conservan las mismas ideas, pero las
respetada durante todo el antiguo derecho. Los redactores del Código, empero,
aplicaciones de la regla son cada vez más numerosas.
la han descuidado completamente. No hay ningún texto que le conceda un re-
En 1846. el .Tribunal de Casación estableció claramente que "el contrato
conocimiento expreso y claro. 34 Es cierto que no han faltado tentativas para
contrario al orden público no engendra ninguna obligación natural, que la
emparentarla con el artículo 11-31, 35 o con los artículos 1965 y 1697, o bien,
suma prometida en dicho contrato no se debe, y que en los términos del artículo
con los artículos 1367 y 1377, pero en todas las explicaciones elaboradas, no
1235 del Código Civil el pago que se hubiere hecho ~stá sujeto a repetición". 43
hay nada preciso. A esto se debe, además, que la doctrina clásica le haya
Por consiguiente, desde el punto de vista de la ilicitud propiamente dicha
sido completamente adversa. 36 0EMOLOMBE, sobre todo, no dudó en escribir:
"entiéndase, desde el primer momento, que nada estable puede nacer de una nada nuevo ocurre. Y a este respecto, puede citarse sobre todo, el ejemplo·
causa contraria al orden públic~". 37 Y esta opinión es compartida aún actual- de las contra-cartas que acompañan la cesión de cargos ministeriales, 44 en
mente por DEMOGUE, quien colocándose desde el punto de vista de la utilidad las que el cedente al tener que recibir una cantidad además del precio, es
pública, admite la restitución en todos los casos, porque aplicar la regla, dice, tratado como si no se hallara in turpitude.
sería proteger los contratos inmorales que han sido inmediatamente ejecutados, En la tercera fase, la actual, las cosas están precisadas por anticipado: el
38 aforismo ha perdido definitivamente su autoridad sobre los contratos inmo-
sería darles una primacía a estos contratos inmorales.
Sin embargo, la doctrina moderna ha cambiado de opinión. CAPITANT y rales. Será aplicado, pues, a todos los contratos relativos a la explotación de
3
RIPERT, sobre todo, la han acogido abiertamente bajo su autoridad. 9 casas de tolerancia, 45 a todos los contratos celebrados entre concub:nos que
Por cuanto a la jurisprudenci;, le ha concedido un verdadero lugar de tengan por fin mantener las relaciones concubinarias, 46 a todos los contratos
honor, aunque al principio le haya manifestado cierta desconfianza. A este relativos a la corrupción de los funcionarios 47 y a las letras de complacencia
roopecto es importante decir algunas palabras sobre la evolución que ha sufri- con las reservas hechas en favor de los tenedores de buena fe, como lo hemos
do a través de las decisiones judiciales, después de entrar en vigor el Código. visto en otra parte.
40
Se distinguen generalmente, tres fases: Pero ¿cuál es el fundamento en cuya virtud la regla nemo auditur se opone
En la primera, comprendida entre 1804 y 1845, su aplicación fué vista a la acción de nulidad, o si se prefiere, a la restitución de lo que se ha ejecutado?
bajo el ángulo del interés general. Una sentencia muy antigua del Tribunal Este es un punto en el que puede decirse que la controversia ha alcanzado
de Tolosa, dice al respecto, que si es el interés general el que da nacimiento
a la disposición legal, entonces la repetición será ineludiblemente concedida 41 Civ., 10 de enero de 1809 (S 09 1, 158); Req., 23 de mayo •de 1838 (S 38. 1,
(Tolosa, 25 de julio 1834, D. 35.2.78). Así sucede en el contrato que tenga 326); Lyon, 17 de marzo de 1831 (D. 31. 2, 103); Rouen, 22 de febrero de 1831; soh=e
Civ., 3 de mayo de 1933 (S 33. 1, 247).
como causa defraudar las leyes fiscales; lo mismo sucede en las obligaciones 42 París, 30 de noviembre de 1839 (S. 40. 2, 121).
43 Civ., 5 de enero de 1846 (S. 46. 1, !4); Véase también Civ., 11 de febrero de 1884
34 LAURENT, Príncipes de droit civil fran¡:ais, t. XVI, no. 164; CAPITANT, LA Cause, pág. (S. 84. 1, 266); Civ .. 25 d.e enero de 1887 (D. 87. 1, 460). '
247; SAVEY-CASSARD, Du refus d'action pour cause d'indignité, tesis, Lyon, 1930, pág. 145, 188. 44 Req., lo. de ~gosto de 1844 (S. 44. 1, 582); Req., 11 de agosto de 1845 (D. 45. 1,
35 RIPERT, LA régle morale dans les obligations, pág. 197. 342); Caen, 22 de febrero de 1845 (S. 45. 2, 184); Nimes 10 de mayo do 1847 (S.
36 LAURENT, op. cit., t. XVI, no. 164; Huc, op. cit., t. VIII, no. 392; BAUDRY-LAcAN- 48. 2, 147).
TINERIE y BARDE, Oblig¡ttions, t. I, no. 316; MEYNIAL, nota sobre S. 90. 2, 97, y sobre S. 91. 2, 45 Véase Civ., 15 de diciembre de 1873 (D. 74. 1, 222; S. 74. 1, 241, nota de Dus01s);
89; DusOlS, nota sobre S. 74. 1, 241. Req., 17 de julio de 1905 (D 06. 1, 72; S. 09. 1, 188).
3i Contrats, t. VIII págs. 367 y 377. 46 Req., 7 de enero de 1897 (D. 97. 1, 126; S. 98. 1, 309); París, 16 de agosto del
38 Traité général des obligations, t. Il, pág. 809. 1903 (D. 04. 2, 345).
39 CAPITANT, LA cause, pág. 347; RIPERT, LA régle f!'Orale dans les obligations civiles,
47 Req., 15 de marzo de 1911 (D. 11. 1, 382; S. 11. 1, 447); Civ., 5 de dici-embre de
págs. 73 y 196. 1911 (D. 13. 1, 120; S. 13. 1, 497, nota de DEMOGUE).
40 SAVEY -CASSARD, op. cit., pág. 140.
AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 287
286 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS

El sistema de RIPERT, a pesar de su seductora presentación no se halla


el máximo posible. La jurisprudencia, por una parte, y la doctrina, por otra,
exento de críticas. Porque si puede justificar los casos en que la jurispruden-
han hecho valer las justificaciones más diversas y contradictorias.
cia ha hecho la aplicación de la regla, es, por el contrario, incapaz de explicar
Desde luego, se ha buscado um explicación en la dignidad de la magis-
en gran número de casos por qué se rechaza la regla nema auditur. 53 Se tra-
tratura: sería contrario a la dignidad de la magistratura hacer triunfar las
ta de los casos en que la indignidad del actor no ha sido sancionada por la
causas entabladas bajo el signo de la inmoralidad. 48 Y no deja de verse, tras
jurisprudencia. Así el comprador de un cargo ministerial que oculta el precio
de este fundamento, el interés superior. Pero esta explicación está lejos de
de la compra llena todas las condiciones de la indignidad, y a pesar de esto
satisfacer aún a los espíritus menos exigentes: no puede tener ningún valor
la regla nema auditur es inoperante respecto de él. · · ·· · · ·
jurídico. Por ello se ha preconizado otro s:stema, tomando como punto de Finalmente, debe mencionárse el sistema de LABBÉ y de DE LA MoRAN-
partida la idea del interés general y teniendo como corolario la distinción entre DIERE, basado pura y simplemente en la idea de orden público. 54 En este
la obligación ilícita y la obligacié.n inmoral. La solución se hallará, como es sistema la idea de orden público se conjuga con las necesidades sociales que le
de·adivinarse, poniendo en juego la teoría de la causa, aunqce cuando la causa aportan la flexibilidad de que gozan.
sea ilícita, el aforismo no tendrá ningún efecto; por el contrario, intervendrá Como quiera que sea, definitivamente ha sido admitido que la regla nemo
con toda su fuerza para consolidar las situaciones adqui~idas en virtud de auditur destruye tanto la demanda de ejecución como la acción de nulidad
49
una obligación con causa inmoral. cuando estas se apoyan en un acto inmoral. La práctica jurisprudencia! se ha
Este sistema es, quizás, el mejor, pero esto no quiere dec:r que no tenga decidido por esta idea, y también la tradición le ha ·concedido su completo
defectos. apoyo. A este respecto, los aforismos romanos concernientes a la inmoralidad
DE LA MOIÍANDIERE 50 lo critica sobre todo por apegarse mucho a la idea de las dos partes contratantes son muy elocuentes· para que pueda discutirse
de que el orden públicn v las buenas costumbres deben tener exclusivamente todavía el carácter de la turpir.
una fuente legal, cuahd(• ·la práctica de los hechos exige una mayor flexibili-
2o.-La prescripción de la acción de nulidad.
dad y comprensión para las transformaciones inherentes al campo social. Lo
objeta, igualmente, por fundarse en una distinción que no tiene ningún interés Habiendo rechazado la doctrina dásica la idea de una acción de nulidad
práctico, es decir, en el reconocimiento de una noción ajena a las buenas cos- para los actos afectados de nulidad absoluta, ha exduído por anticipado los
tumbres, cuando en la realidad de las cosas, sólo es un simple aspecto del efectos de la prescripción. "Si no procede la acción de nulidad, nos dice BEu-
DANT, tampoco procede la prescripción; la negligencia, la inacción, por pro-
orden público. longada que haya sido, no podrá convalidar lo que no existe". 55
Dentro de las mismas ideas, se halla la tesis de RrPERT, quien en lugar de
considerar al interés general como punto de apoyo, recurre a la moral. 51 Nada Pero esto no ha impedido que TISSIER, aceptando por completo la teoría
del acto inexistente y su corolario -la acción de repetición y la acción reivin-
impedirá que quien se encuentre en turpis, recurra al juez, pero su demanda
será rechazada por apoyarse en un móvil inmoral; el actor quiere aprove- dicatoria-, hable de la "demanda de nulidad" de carácter imprescriptible.
charse de su propia inmoralidad. Por consiguiente, la inmoralidad, o si se
A propósito del artículo 2262 dice, en efecto, que no debe aplicarse al
ejercicio de la acción de nulidad: "A decir verdad, no es la acción de nulidad
qtúere, lo inmoral, es apreciado del lado de las partes, precisamente del lado
la que se ha extinguido, sino la acción personal de repetición o de restitución
del actor, quien se convierte de esta manera, en indigno de obtener la protec-
basada en la nulidad". 56 Y un poco más adelante, agrega, a propósitó de la
ción de la ley. Pero a este respecto, será necesario, además, que la demanda
acción reivindicatoria, que no prescribe: "Podrá ejercitarse a continuación de
se funde en los derechos creados por el acto inmoral, que su causa jurídica
52 una demanda de nulidad, si la nulidad es de orden público". 57
se desprenda de los elementos mismos del contrato inmoral.
53 DE LA MoRANDIERE, op. cit., año 1932-33, pág. 221.
48 AuBRY y RAU, op. cit., t. VI, no. 442. 54 DE LA MoRANDIERE, op. cit., año 1932-33, pág. 222.
49 CAPITANT, Cause, pág. 247; SAVEY·CASSARD, op. cit., pág. 88. 55 Nota oobre D. 80. 1, 145; BEUDANT y LAGARDE, op. cit., t. VIII, pág. 201.
5o Op. cit., !932·33, pág. 218. 56 BAUDRY LACANTINERlE y TISSIER, La prescription, pág. 445.
57 BAUDRY LACANTINERIE y TISSIER, op. cit., pág. 449.
51 Qp. cit., pág. 203 y s.
52 RIPERT, rep. escritas en 1929-30, pág. 586.
288 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
AcCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA
289
La jurisprudencia, a pesar de la oposición de la doctrina, se ha inclinado,
prescripción comienza a correr desde el día en que la acción de nulidad pudo
sin embargo, desde hace mucho tiempo por la acción de nulidad, afectándola intentarse. 59
con la prescripción prevista por el artículo 2262, en atención a la gravedad
Señalemos, por otra parte, que hay casos en que la prescripción rebasa el
del vicio que pesa sobre Los efectos del acto jurídico y a las razones que se
término de treinta años. Así sucede en los contratos de tracto sucesivo, cele-
hallan tras la noción de orden público. Y al respecto, ha usado inclusive, brados sobre un objeto ilícito. Puesto que aquí la ilicitud se rep.ueva con cada
una terminología que no deja lugar a equívoco. Declara, en efecto, que la ejecución, debe admitirse que la acción de nulidad se prolongará necesaria-
disposición del artículo 2262 "es general y se aplica particularmente a los casos mente más allá de los límites previstos por el artículo 2262, 60 o más bien,
en que se trata de nulidad radie~! y de orden público; pero la prescripción que la prescripción no comenzará a correr sino después de la última ejecución.
así establecida no tiene como efecto dar al contrato prohibido una existencia Finalmente, una última cuestión: ¿cuál es el fundamento de la prescrip-
legal, sino que destruye todas las acciones que tienden a hacer pronunciar la ción de treinta años para la acción de nulidad?
anulación" (Req., 5 de mayo 1879, S. 79.1.313; D. 80.1.145, con el informe Sobre este punto, no es necesario empeñarse en amplios comentarios por-
de ALMERAS LATOUR y las conclusiones de RoBINET DE CLÉRY). que la prescripción tiene como finalidad, aquí como en todos los casos, conso-
Advirtamos bien que la sentencia habla de la prescripción de la acción y lidar las situaciones adquiridas. 61 El orden público es, pues, desplazado un
no de la prescripción de la nulidad misma. No es la nulidad, porque teniendo poco, pero, también en su nombre 62 habrá que proteger. el entrecruzamiento
la ley un carácter perpetuo, o casi perpetuo, mal se concebiría su papel si se de las relaciones jurídicas que tanto las partes como los terceros adquirentes
admitiera que la sanción destinada a asegurarle el respeto, pudiera tener una hayan creado en virtud de éstas, contra quienes hubieran descuidado el ejerci-
cio de la acción de nulidad.
duración limitada.
Además, la prescripción de la nulidad estaría en contradicción con la im-
prescriptibilidad de la excepción: una y otra tienen el mismo fundamento -la § 5.-EFECTos DE LA AccróN DE NuLIDAD
ley-; una y otra han vinculado su suerte a la de la ley, una y otra durarán Hemos dicho ya que la acción de nulidad invierte las consecuencias ilícitas
tanto cuanto conserve la ley la autoridad pública. del acto jurídico. Estudiando, pues, sus efectos, habremos de desprender la
En otros términos, la prescripción sólo destruye el aspecto dinámico de la forma en que opera, qué partes del acto se propone destruir y por lo mismo,
nulidad; paraliza las piezas y los resortes de la acción. cuáles serán los aspectos que conserve. Pero refiriéndonos a su objeto y tra-
Pero, ¿a partir de qué fecha empieza a correr? tando de expresar sus manifestaciones de orden práctico, no debe olvidarse
La respuesta la dan los principios generales de la prescripción. Comen· que la nulidad se vuelve indirectamente contra las personas que han tomado
zará a correr, pues, en principio, desde el mismo día en que se forma la rela- parte en la conclusión del acto jurídico. Van a considerarse, pues, los efectos
ción jurídica, 58 porque en ese momento se ha infringido la ley, y también de la acción de nulidad, tanto respecto de las partes como de los terceros, y
porque en el mismo, el acto jurídico ha recibido fuerza obligatoria. esto en las dos situaciones en que puede hallarse el acto jurídico nulo: el acto
no ejecu':ado y el acto nulo ejecutado.
Sin embargo, esta respuesta no siempre es verdadera. En efecto, hay casos
en que la prescripción está excluída durante cierto tiempo, sobre todo a causa
de disposiciones protectoras de un interés privado. El caso de un acto jurí- l.-Efectos del acto nulo respecto de las partes
dico nulo en el que se halla, entre las partes, un menor. Respecto de él la lo.-Efectos del acto nulo no ejecutado.-Al analizar los elementos del
prescripción deberá respetar la restricción establecida por el aforismo: contra ilícito, los hemos concentrado en tres grandes grupos: nulidades por objeto ilí-
non valentem agere non currit prescríptio. Aunque sería mejor decir que la
59 GISCARD, Étude sur /'origine de la maxime quae tenlporalia sunt ad agendum perpetua sunt
58 Civ., 11 de noviembre de 1845 (S. 45. 1, 785); Civ., 3 de enero de 1849 (D. 49. 11d excipiendum, tesis, París, 1888, pág. 88.
1, 139); Civ., 6 de enero de 1858 (D. 58. 1, 224); Civ., 6 de noviembre de 1895 (S. 96. 1, 60 PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 424.
5, nota de LYaN-CAEN; D. 97. 1, 25, nota de SARRUT). 6! PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 424 y 436
62 BEUDANT y LAGARDE, op. cit., t. VITI, pág. 203.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS ACCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 291
290

cito, nulidades por causa ilícita o falsa causa y nulidades por falta de forma. induído en el mismo acto, a condición, sin embargo, de que las estipulaciones
A tres ideas (objeto, ca11sa, forma) se debe que la noción de orden público sean divisibles y que una no sea la condición de la otra. 65
entre en contacto con el derecho contractual, y a ellas se debe también la Es pues, un principio aceptado que si el objeto es indivisible, como en el
imposición de la sanción legal a las relaciones jurídicas. ' caso de una venta relativa tanto a los derechos sucesorios adquiridos como a
El estudio de la forma, las explicaciones dadas en la primera parte de los derechos a una sucesión futura, la nulidad producirá ineludibleme!_lte sus
esta obra y las expuestas en ocasión de la crítica de la teoría del acto inexis- efectos.66
tente, nos han demostrado ampliamente que la nulidad no opera con la rigidez Por cuanto a la causa ilícita, ha perdido también desde hace mucho tiem-
que pudiera suponerse. Hemos visto encubierta la donación bajo la simulación, po su carácter rígido. En virtud del juego de las condiciones imposibles, ilícitas
bajo procedimientos más o menos obscuros de gratificaciones indirectas, o bajo o inmorales ha obtenido un régimen de nulidad más flexible y por lo mismo
el aspecto firme de donación manual. En todos los casos ha faltado la forma, más de acuerdo con la justicia que se esfuerza por establecer la armonía entre
sin embargo, la sanción ha permanecido encerrada en las arcanos de la ley, la rigidez de la ley y las realidades derivadas de la experiencia diaria de los
porque la jurisprudencia, cerrando los ojos, ha ido más lejos y ha atribuído negocios.
valor a los actos que deberían haber sido anulados. Asimismo, el testamento Por lo demás, la idea había sido emitida por el mismo legislador en la dis-
secreto irregular ha sido induído en el campo del testamento ológrafo. Y tinción hecha entre las condiciones aplicables a los actos a título oneroso y las
las derogaciones no se. han detenido, inclusive ante el contrato de matrimonio aplicables a los actos a título gratuito, imponiendo para los primeros la nulidad
total y para los segundos, la nulidad parcial.
(cláusulas o cargas ilícitas) . 63
Pero las investigaciones seguidas en materia de objeto ilícito, nos han A su vez, la jurisprudencia ha continuado "la idea tratando de suavizar la
dado también la prueba anticipada de que los efectos de la nulidad se hacen interpretación relacionando los artículos 900 y 1172, aplicando la nulidad
frecuentemente a un lado, ya porque el juez no puede descubrir la ilicitud parcial aun a los actos a título oneroso e inversamente, privando de todos sus
-el fraude hecho con la participación de interpósitas personas-, o porque el efectos a los actos a título gratuito. Es esta una consecuencia derivada en su
tt.talidad de la concepción de la "causa impulsiva y determinante", sobre
acto no es completamente ilícito. la que vamos a detener un poco más nuestra atención.
El caso de un pacto sucesorio relativo a la vez a una sucesión abierta y a
Para este fin veamos ante todo, las disposiciones de los artículos en cues-
una futura. Aplicando la teoría clásica, se concluiría en su ineficacia total.
. tión. El 900 del Código Civil dice: "en toda disposición entre vivos o testa-
Ahora bien, la jurisprudencia se ha indinado por una solución más flexible y
mentaria, las condiciones imposibles y las contrarias a las leyes o a las buenas
equitativa. Ha resuelto que la extensión de la nulidad se reducirá a algunos
c:>stumbres, se considerarán como no puestas". El artículo 1172 establece, en
efectos, o afectará a todo el vínculo jurídico, según se trate de obligación di- cambio, una sanción mucho más enérgica y que es, por lo demás, la sanción
visible o indivisible. normal: "Toda condición imposible, o contraria a las buenas costumbres,.
Por ello se conservan las disposiciones concernientes a la sucesión abierta o prohibida por la ley, es nula y anula el contrato en que se establece".
y se anulan las que se refieren a la sucesión futura, a condición de que haya Relacionando estas disposiciones y considerando que la liberalidad con car-
divisibilidad entre una y otra, poco importa que el pacto haya sido por un gas tiene muchos caracteres de la naturaleza jurídica de los actos a .título
solo precio. 64 oneroso, la jurisprudencia ha establecido la regla de que si "la causa impulsiva
Asimismo, la nulidad de un contrato sobre la sucesión de una persona
y determinante" es ilícita, la nulidad total será inevitable, ya se trate de un
viva estipulado con motivo de una donación hecha por esta persona, no entra-
a<=to a título oneroso o a título gratuito. Es innecesario decir que para conocer
ñará la nulidad de la donación en su totalidad aunque este pacto se haya
la naturaleza de la causa se buscarán siempre los fundamentos de la voluntad
63 Cámaras reunidas, 31 de julio de 1892 (D. 92. 1, 369; S. 94. 1, 449; nota d~
BuFNOIR); Civ., 30 de noviembre de 1908 (D. 09. 1, 418); Limog~s, 30 de enero de 1879 65
66
Civ., 10 de agosto de 1840 (S. 40. 1, 757; D. 40. 1, 302).
Civ., 14 de noviembre de 1843 (S. 44. 1, 229; D. 44. 1, 38); Civ., 30 de junio de 1857
(S. 79. 2, 232; D. 80. 2, 255). (S. 59. 1, 836; D. 57. 1, 30"8); Req., 19 de febrero de 1929 (S. 29. 1, 270).
M Grenoble, 8 de agosto de 1832 (S. 33. 2, 176).

'
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 293
292
de las partes. Habrá que preguntarse si la parte que ha impuesto la condición, en que se trataba de un contrato de arrendamiento en el cual el arrendatario
se ha fijado preferentemente en los demás efectos del contrato, o si ha pre- se obligó a pagar la renta en productos alimenticios.
ferido colocar en primer plano la realización previa de la cond!ción. En el Lo mismo sucederá para los actos a título gratuito. A pesar de las dispo-
primer caso teniendo ·la condición vida propia, o para usar el lenguaje siciones del artículo 900 del Código Civil, la jurisprudencia ha aplicado la
de la jurisprudencia, siendo accesoria de la obligación, la nulidad intervendrá nulidad total, cuando la condición ilícita era la causa impulsiva y determinante
para imprimirle únicamente el sello de la condenación. En el segundo caso, de la liber~H~~~· 70 Además, una sentencia de la Chambre des Requetes* es
formando la condición parte integrante del contrato o siendo la causa misma muy concluyente a este respecto. He aquí la parte principal: "considerando
de éste, su ineficacia originará la destrucción del acto en su totalidad. Es fácil que la sentencia impugnada ha declarado de he<;ho que la condición sine qua
notar que para el segundo caso, siendo la causa y la condición la misma co- non, a la que la donación se ha subordinado, no ha sido un accesorio de la
sa, la ilicitud estará en la base misma de la relación obligacional, y deberá disposición, sino su objetivo principal, su causa impulsiva y determinante ..."
determinar necesariamente la nulidad total. (Req., 8 de abril de 1889, S. 89.1.212).
El ejemplo clásico que nos ha ofrecido la práctica, es el de la cláusula-oro Hemos dado ya varios ejemplos a propósito de la causa ilícita. Lo que debe
surgida a consecuencia de la inestabilidad monetaria de la post-guerra. afirmarse es que en su aplicación, la jurisprudencia se reserva un amplio poder
Revistiendo esta cláusula, a veces, caracteres verdaderamente ingeniosos, de apreciación.
obligó al juez a elegir entre la moralidad o la validez del contrato, y las Citemos finalmente, el ejemplo de los contratos de matrimonio que contie-
consecuencias nefastas que su uso excesivo podía entrañar sobre el valor de nen una cláusula ilícita. Si se recurre a la teoría clásica, la ilicitud debería
la moneda nacional, y por lo mismo, sobre el crédito del Estado. Y como era entrañar necesariamente la destrucción del acto en su totalidad. La juris-
natural, se inclinó por la defensa del interés general estableciendo la nulidad prudencia ha encontrado, sin embargo, una solución más aceptable. El contrato
del contrato. 67 Esto no quiere decir, sin embargo, que se haya declarado hostil de matrimonio no es, por otra parte, un acto que una persona celebre todos
a todo espíritu de previsión. Tal solución habría comprometido gravemente los días. Al fijar el régimen matrimonial de los cónyuges y puesto que reciben
la noción del crédito privado._ Por esto aun condenando los contratos en que con motivo del matrimonio innumerables regalos de todas clases que los pa-
68
el desprecio por la moneda nacional era demasiado evidente, redujo la apli- rientes hacen a los futuros esposos a fin de ayudarlos en su matrimonio,
cación de la nulidad solamente a la cláusula en que se contenía, cuando de es muy frecuente que el deseo exagerado de asegurar una duración máxima
las reglas establecidas en el acto y de las circunstancias anteriores y posteriores a los bienes donados, impulse a los donantes a vincularlos a condiciones que
a su otorgamiento, resultara que la intención de las partes no había sido de pueden violar la ley. La jurisprudencia se ha encontrado pues, ante el dilema
difícil de resolver entre la protección del pacto familiar y la protección de la
ningún modo, la de evitar los inconvenientes del curso forzoso, sino simplemen-
voluntad del donante. En su elección, desde luego lo decimos, se ha inclinado
te ponerse al abrigo de la inestabilidad de las circunstancias que sobrevinieran
a una u otra, pero guiándose siempre por la noción del ilícito, y de la divisi-
en el orden económico. 69 Poco importa que una de las partes haya tratado de
bilidad de las cláusulas contenidas en el contrato. Si una de ellas es nula, sin
eludir las consecuencias de la depreciación monetaria: es el caso resuelto por influir, no obstante, en la validez de las demás, la nulidad será parcial, es decir,
el Tribunal de Rouen, el 16 de noviembre de 1922 (D. 26.2.37; S. 22.2.49), afectará exclusivamente a la cláusula ilícita; si por el contrario, no es posible
dividirlas, la nulidad total será inevitable. Así ocurre bien se trate de las
67 Civ., 11 de febrero de 1873 (D. 73. 1, 177; S. 73. 1, 97), Civ., 17 de mayo de 1927
(D. 28. 1, 25, nota de CAPITANT; S. 27. 1, 289 nota de EsMEtN); París, 22 de febrero cláusulas relativas al régimen matrimonial mismo, o de cláusulas que le sean
de 1924 (D. 24. 217); París, 13 de abril de 1926 (D. 26. 2, 105); Req., 21 de diciembre extrañas. 71
de ú8
1930 (D.17H.de 1931,
Civ., mayo pág.
33). antes citada; Civ., 31 de diciembre de 1928 (D. H. 1929,
de 1927, 70 Civ., 17 de julio de 1883 (D. 84. 1, 156; S. 84. 1, 305, nota de LABBÉ); Civ., 3 de
pág. 33; S. 1930. 1, 41, nota de HusERT); París, 26 de diciembre de 1926 (D. lL 1926, noviembre de 1886 (S. 87. 1, 241); Civ. 28 de junio de 1887 (S. 89. 1, 99); Civ., 18 de
junio de 1888 (S. 89. 1, 145, nota de LABBÉ).
pág.69 106).
Aix, 10 de febrero de 1927 (D. H. 1927, pág. 246); Douai 6 de marzo de 1928 (Gaz. • Véase nota de los traductores, pág. 47. '
71 Cass. Cámaras reunidas, 31 de julio 1de 1892 (D. 92. 1, 369; S. 94. 1, 490, nota de
Pal. 1928, 2, 174).
294 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
ACCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA
295
todavía más disminuída en el acto nulo ejecutado, porque el retorno al statu
En consecuencia, aun en los casos en que el acto nulo no se ha ejecutado quo ante será impedido por imposibilidades de orden puramente material, o
en forma alguna, la nulidad no produce todos sus efectos. Se comprueba una por imposibilidades de orden jurídico. En favor de unas y otras luchan to-
vez más que el aforismo romano: quod nuilum est nullum producit effectum, da una serie de principios de orden práctico que pueden concretarse en las
72
ya no tiene actualidad. El problema de las nulidades se convierte en esta forma, tres ideas siguientes: hay, por una parte, la buena fe que reina en el desen-
en más complejo; sus manifestaciones en más flexibles, sus efectos en más volvimiento del derecho contractual, considerado en todos sus aspectos; hay,
acordes con la estructura íntima de las relaciones jurídicas creadas por la por otra, la idea de responsabilidad que es el corolario más importante ~~ .l.~~o
voluntad de las partes. de la buena fe, de la noción de crédito y que obliga a las partes a conformarse
¿Cuál es el origen y explicación de todas estas soluciones? a las reglas postuladas por su acto jurídico; y existe, finalmente, la idea de
apariencia que al darle aspecto de plena validez obliga a los terceros a conce-
Creemos que puede buscarse en dos causas esenciales: hay por una parte, derle el crédito que merece.
la falsa concepción que se ha preconizado sobre la naturaleza del acto jurídico,
Estas ideas explican por qué aunque ilícito, el acto nulo recibe no sólo la
y por otra, la concepción demasiado estrecha que se ha hecho de la noción de
ejecución de las partes contratantes, sino goza, también, del respeto de los
orden público. Una y otra se encadenan, ambas se refieren a la eficacia e terceros.
i11eficacia de la manifestación de voluntad, y las dos sirven d~ pivotes a la no-
ción del ilícito.· Si se quiere explicar el ilícito, se parte del acto, o más bien, se Dicho lo anterior, supongamos el caso de un acto nulo que ha sido total-
toma el acto y se le lleva a través de las disposiciones inspiradas por las necesi- mente ejecutado. Dados los principios formulados por la doctrina clásica y
dades sociales. De suerte que siendo falsa la concepción del acto, las conclusio- en virtud de los cuales la nulidad habrá de destruir retroactivamente todo lo
nes que se obtengan de su comparación con la ley, serán también falsas y esto hecho con violación a la ley, debería concluirse que la acción de nulidad o, para
tanto más, cuanto que la concepción del orden público es en sí misma errónea. colocarnos en el terreno clásico, la acción de repetición debe borrar todos los
caracteres del acto ilícito y volver las cosas a la situación anterior a la celebra-
Pero el acto no es uno organismo viviente, no es la reunión de muchos ción del acto jurídico. ¿Ocurre así realmente?
fragmentos en los cuales debe necesariamente hallarse el soplo vital. El orden
público no es ya noción inmutable, impregnada de la rigidez de los razonamien- El retomo al statu quo ante se excluirá algunas veces, y otras se impedirá
tos abstractos. Y por esto la sanción que dicte no tendrá ya el carácter in- parcialmente, porque en tanto que los principios generales de la teoría de las
nulidades exigen, como lo sostenía la teoría clásica, la destrucción de todo
flexible que los clásicos le habían atribuído con demasiada habilidad a través
d~ las enfermedades imaginarias del acto jurídico. La nulidad no se vinculará
lo que tenía la nota de ilicitud, las imposibilidades jurídicas y prácticas o
materiales intervienen para conservar las situaciones adquiridas. La nulidad
ya a los órganos del acto, sino a sus efectos jurídicos, de lo que se sigue, con-
trariamente a la teoría clásica, qué la nulidad puede muy bien recaer sobre va a operar, pues, solamente en la medida en que no se halle en conflicto cori
un efecto del acto, dejando subsistentes los demás. El orden público, a su una situación adquirida en favor de una de las partes o de un tercero, sobre
toclo cuando ha sido obtenida de buena fe.
vez, no le opondrá ninguna resistencia, porque no pretende ya que todo lo que
le pertenece no pueda ser tocado por la iniciativa privada, sino simplemente a) Las imposibilidades jurídicas, encuentran de una manera más o menos
explícita el apóyo de los textos legales.
interviene para afectar lo que comprometa gravemente los intereses que tiene
a su cuidado proteger, sin que por esto se destruya el acto en su totalidad. Advirtamos, por otra parte, que en estos casos la eficacia de la nulidad
Este es el razonamiento moderno, y no creemos que existan todavía espíritus queda reducida a nada. El acto nulo produce los mismos efectos que un acto
perfectamente válido.
que puedan discutir el fundamento y la realidad de sus premisas.
2o.-Los efectos del acto nulo ejecutado.-La eficacia de la nulidad está Así sucede en los casos en que la regla nema audllur oponga un obstáculo
infranqueable a las restituciones fundadas en una obligación inmoral.
BuFNOIR); Civ., 30 de noviembre de 1908 (D. 09. O, 418); Limoges, 29 de enero de 1879
(D. 80. 2, 255; S. 79. 2, 232). J. PmDELIÉVRE,
tesis,i2 París, 1911, pág. Des y sgt.produits p11r les actes nuls. Esstti d'une théorie á'ensemble,
467,e/fetr
AcciÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 297
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
296
perjuicio de las oponibilidades establecidas por la regla nema auditur. Habrá
Lo mismo sucederá en la donación hecha en documento privado, ejecutada que agregar igualmente las operaciones surgidas de la liquidación, 76 a pesar
por causa-habientes del de cujus y puesta bajo la prot~cción del artículo 1340. de las soluciones contrar . que a veces han dictado las instancias judiciales. 77
Cabe hacer notar que procediendo a la liquidación se reconoce ipso jacto que
el contrato de sociedad aunque nulo, ha producido efectos jurídicos, de lo que
se sigue que la liquidación se efectuará según el pacto social, tanto más cuanto
b) Imposibilidades materiales.-En la mayoría de los casos las imposibili- que las operaciones han sido ejecutadas de confor'midad con sus disposiciones.
dades materiales sólo entrañan una desaparición parcial de las consecuencias La liquidación se hará pues, según el estatuto social, pero a condición de que
del acto nulo. sus reglas no sean contrarias al orden público o a la equidad. 78 La liquida-
Señalaremos algunos ejemplos: ción seguirá, pues, las reglas de la disolución. 79 Evidentemente que si el
Sobre todo en materia de contratos de tracto sucesivo se encuentran las estatuto no establece nada al respecto, se recurrirá al derecho común_ 80
aplicaciones más numerosas. Y a este respecto citemos desde luego el caso de Finalmente, antes de pasar a los obstáculos surgidos de la imposibilidad
la sociedad de hecho. material de destruir los efectos del acto nulo para el caso en que, los objetos
En esta materia existe el principio de que la nulidad sólo opera para el dados por una y otra parte hayan producido frutos, debemos advertir que para
futuro, 7 3 ya que en nada puede influir respecto del pasado. obtener la restitución todo aquél que demande ia nulidad, deberá probar que
Para precisar mejor los presupuestos del problema, supongamos que se se encuentra en la posibilidad de rescituir lo que ha recibido. 81 Lo que signi·
trata de una sociedad fundada con un fin lucrativo ilícito. El caso de una fica que si las cosas se han perdido o destruido, su acción no procederá.
sociedad constituída entre un médico y varios farmacéuticos, con vista a la Para la restitución de los frutos, habrá que recurrir nuevamente a la noción
explotación de un medicamento. Si tras del contrato de sociedad no hay nada de buena fe que intervendrá siempre con el fin de impedir que la nulidad
ilícito, nadie podrá discutir su validez. Pero, si por el contr;trio, encubre pro- produzca efectos retroactivos. En presencia de ella, efectivamente·, el deman-
pósitos reprobables, como por ejemplo la obtención de utilidades e•xageradas dado sólo estará obligado a restituir los frutos a partir del día en que la de-
sobre los medicamentos vendidos a los enfermos de un hospital, los Tribunales
4 manda de nulidad haya sido presentada. 82 Una vez más la nulidad no tendrá
deberán intervenir para reprimir el fin y para anular el contrato. 7 Se le efectos más que para el futuro.
anula, pero la nulidad no tendrá carácter retroactivo.
La cuestión es todavía más interesante cuando se trata de una sociedad II.-Los efectos de los actos nulos con
que se propone perseguir varios objetos. ¿Qué resolver si uno de estos objetos relación a terceros
es ilícito? A pesar de los términos tan enérgicos del artículo 1165 que establece que
Según la doctrina clásica no hay elección posible: la nulidad destruye
los efectos de un acto jurídico no pueden ni perjudicar ni aprovechar a los ter-
todo el contrato. Esta no es la opinión de la jurisprudencia que sólo ha
condenado el objeto ilícito, dejando subsistente el contrato en lo demás (París, 76 Cív., 24 de agosto de 1841 (S. 42. 1, 68); Req., 15 de diciembre de 1851 (S. 52 1,
21); Civ:, 1:3 de mayo 1862 (S. 62. l, 825); Civ., 15 de noviembre de 1876 (S. 77. 1, 409);
10 de noviembre 1854, S. 55.2.548). Civ., 13 de julio de 1927 antes citada; Lyon, 19 de julio de 1898 (S. 01. l, 257, nota de WAHL).
Por cuanto al retorno de las cosas al statu quo ante entre las partes,75cada í7 Req., 10 de enero de 1865 (S. 65. 1, 110); Req., 8 de noviembre de 1880 (S. 81. 1, 248);
París, 4 de febrero de 1858 (S. 58. 2, 148); Amiens, 4 de mayo de 1878 (S. 79. 2, 44); Limo-
una de ellas readquiere las aportaciones que ha hecho a la sociedad, sin ges, 18 de agosto de 1879 (S. 79. 2, 48).
78 Civ., 8 de noviembre de 1904 (D. 05. 1, 34; S. 08. 1, 125); HÉMARD op, cit., pág. 691.
73 HÉMARD, Nullités des societés de fait, pág. 459; Cfr. Civ., 3 de junio de 1885 (D. 86.
l, 25; S. 85. 1, 259); Req~ 15 de enero de 1889 (D. 90. l, 471; S. 91. l, 196); Civ., 15
79 Civ., 3 de junio de 1885 (D. 86. l, 25; S. 85. 1, 259); Req., 15 de enero de 1889 (D. 90.
1, 471; S. 91. l, 196); Civ., 15 de noviembre de 1892 (D. 93. 1, 13; S. 93. 1, 364).
de noviembre de 1892 (D. 92. l, 13; S. 93. l, 362). 80 HÉMARo, op. cit., págs. 690. y 697.
H Req., 21 de junio de 1898 (D. 99. l, 153; S. 99. l, 71); París, 27 de marzo de
81 Civ., 17 de diciembre de 1928 (D. H. 1929, pág. 52.
1862 (D. 62. 2, lO; S. 62. 2, 381); París, 31 de mayo de 1866 (S. 67. 2, 49); Paris, 8 82 Ausay y RAU, op. cit., t. IV, 336, nota 9. BAUDRY·LACANTINERIE y BARDE, Ob!igations,

Civ., 15dede 188~


t. III, no. 1969, PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 438.
de 75
diciembre enero (D. 83. 2,(S:88).
de 1855 55. l, 257); Civ., 14 de mayo de 1888 {S. 88. 1, 12);
Civ., 13 de julio de 1927 (S. 28. l, 9, nota de SARRUT).
298 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
AcCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA
299
ceros -res ínter alias acta neque nocere neque prodesse potest-, muy a me- después a aquéllos en que actúa al mismo tiempo la regla: "error communis
nudo ocurre que el acto interesa casi en el mismo grado a personas más o facit jui".
menos alejadas de las partes contratantes. El acto sigue siendo, en verdad,
Entre los casos en que la buena fe opera por sí sola, pueden citarse, por
la ley de las par tes (artículo 1134) ' pero a consecuencia de relaciones jurídicas
anteriores o posteriores, es posible que sus efectos se reflejen en otras per- una parte, los efectos de comercio, de los que hemos hablado ya, y por otra,
los actos de administración.
sonas. De donde surge el problema: ¿puede un acto nulo lesionar intereses
de terceros? La nulidad no será oponible a los actos de administración efectuados sobre
Es sabido que en su sentido más amplia -la noción de terceros, comprende los bienes que constituyen el objeto del acto anulado. 84 La jurispruden-cia
los sucesores a título universal (herederos, legatarios universales o a título ha resuelto ya sobre este punto desde el primer cuarto del siglo pasado (Req.,
universal), los acreedores quirografarios, los causa-habientes a título particular 19 de noviembre de 1838, D. 43.1.494). Esta solución ha sido recientemente
y el penitus extranei. confirmada en materia de contratos de venta celebrados por una persona de-
85
En este caso se trata únicamente de los causa-habientes a título particular, mente, en el siguiente caso: hasta su anulación el adquirente había consen-
es decir, de las personas que hayan recibido un bien o un derecho de una de tido un arrendamiento sobre el inmueble comprado, o más bien, había aceptado
las partes en el acto nulo. El valor de su derecho estará pues, necesariamente una prórroga del arrendamiento anterior; al anularse el contrato de venta, ne-
vinculado al del derec~o de la persona de quien lo ha adquirido. De todas cesariamente debe ocurrir lo mismo con el contrato de arrendamiento. El
maneras, su extensión no podrá ser mayor que la del derecho del primer ad- Tribunal de Casación consideró, sin embargo, y en estricto derecho, que había
quirente: nema plus_ juris transferre potest quam ipse habet. 83 allí un acto de gestión útil reforzado por la- buena fe del arrendador y que,
Trasladando este razonamiento al campo de la nulidad, resultará que por consiguiente, debía ser mantenido: quae semet utiliter constituta sunt,
si el primer adquirente ha poseído en virtud de un acto nulo y que si este durant licet ille casus extit-erit a quo initium eapere non .potuerunt (L. 85 Dig.
acto ha sido anulado, con la destrucción del derecho del primer adquirente, de Reg. jur.).
se destruirá igualmente el derecho del- sub-adquirente: resoluto jure dantis Pero más numerosos son los casos en que la buena fe obra de acuerdo con
res<il11itur jus accipienüs. la regla: rr error communis facit jus", 8 6 y concernientes todos a la propiedad
Ciertamente esta es la regla. Y es comprobada en absoluto cuando se aparente.
trata de actos que no han tenido ninguna ejecución, lo que por otra parte, no
Veamos desde luego, el caso del heredero aparente:
es imposible, sobre todo en el caso de compras a término.
En el antiguo derecho como en el moderno, la situación del heredero
Pero la práctica de las cosas muy a menudo viene a frustrar la autoridad
aparente ha sido tratada con benevolencia. Protegida ante todo en interés de
de la ley casi siempre rodeada y sostenida por la atmósfera de la buena fe.
En efecto, con el concurso de la buena fe las situaciones adquiridas habrán la economía nacional que no puede dejar los bienes sin propietario y, en con-
de afrontar la sanción de la ley, y tras de ella se escudan ios terceros adquiren- secuencia, sin posibilidad de producir, la propiedad aparente del heredero
tes para defenderse contra los efectos de la nulidad. Y advirtámoslo bien, la ha recibido una consagración casi unánime por parte de la jurisprudencia.
buena fe logra detener el progreso de la acción de nulidad, desde el momento En efecto, ha admitido que no solamente los actos de administración, sino
mismo en que se promueve. Algunas veces para tener mayor eficacia requiere
8·1 BAUDRY·LAcANTINERIE y BARDE, Oblig. t., III. pág. 342. BuFNOIR, Proprieté et contra!,
el concurso de la antigua regla: "error communis facit jus". ,Como quiera pág. 701; }APIOT, op. cit., pág. 689; PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 448.
que sea, una y otra concurren para asegurar el respeto de las situaciones 85 Civ., 7 de noviembre de 1928 (Gaz. PaL 1928. 1, 312).
de hecho, con o contra la ley. 8~ Véase VALABREGUE, De la maxime error communis facit jus, ReY. Crit. 1880; LONIEUSKI,
Emti sur le role ttctuel de la ma.Yime t!Tror communis /acit jus, tesis, Aix, 1905;- MoRIN, La
Veamos pues, algunos casos en que la buena fe opera sola, y pasemos sicurité des tit!Ts dans les transactions inmobilieres et la maxime error communis faéit jus, A nnales
des Fttc. de droit et lettres d'Aix, 1906, pág. 1 y sgts.; ALGIU, Étude sur la regle error communis
83 Civ., 26 de febrero de 1867 (S. 67. 1, 161); Req., 13 de febrero .de 1900 (S. OO. 1, 450, }ttcit jus, tesis, París 1912; DEMOGUE, Traité des oblig., t. I, no. 276 y sgt.; H. MAZEAUD, La
nora de TrsstER). maxime error communis facit jus, ReY. Trim. 1924, pág. 929 y sgt.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
ACCIÓN DE NULIDAD ABSOLUTA 301
300

también los de disposición 87 son oponibles al verdadero heredero. Basta que a los terceros de buena fe. Y no sin ciertas dudas, la jurisprudencia decidió
que las enajenaciones consentidas "antes de la ley de 1901 por los presta-
el tercero adquirente pruebe que ha tratado de buena fe y que ha sido víctima
de un "error común e insuperable" porque el heredero aparente ha pasado nombres, de las congregaciones eran oponibles al liquidador bajo la doble
condición de que estas interpósitas personas hubieran estado investidas de títu·
ante los ojos de todos corno un verdadero heredero. Es cierto que hay todavía
los aparentes que les atribuyeran todos los caracteres de verdaderos propie-
cierta resistencia contra los actos de disposición a título gratuito y las cesiones
de derechos sucesorios; 88 en cambio, en los actos de administración no ejerce tarios y que los terceros adquirentes, al contratar de buena fe con ellos,
ninguna influencia la falta de la calidad de propietario. Se protege a unos hubieran cPeído-tratar con el propietario de la cosa enajenada". 90
y otros porque el interés del crédito público lo exige. 89 En consecuencia, aunque habiendo vendido la cosa ajena los actos del
Citemos a titulo informativo, el párrafo siguiente tomado de una sentencia presta-nombre son oponibles al liquidador y la nulidad no influye sobre los
de la Chambre des Requétes: * considerando "que el heredero tenía la posesión derechos adquiridos por los terceros de buena fe. Advirtamos que en estos
pública y pacífica de los inmuebles, desde muchos años, al momento de afec- casos, además de las consideraciones de orden práctico, la jurisprudencia se
fundó en las disposiciones de la ley que determinó las liquidaciones antici-
tarlos hipotecariamente al Crédito agrícola y a otros acreedores por sumas
padas, porque para los actos de disposición posteriores a la ley, se declaró
muy importantes; que estos diversos acreedores han contratado de buena fe
que la nulidad era oponible a terceros. 91
bajo el imperio del error común inevitablemente producido por este estado
de cosas, y contra el cual ninguna previsión humana podría ser eficaz". Y la En el mismo orden de ideas ha sido analizada a veces la situación del ter·
sentencia agrega que por "consideraciones de orden público y de interés gene· cero adquirente de buena fe, cuando había sido inducido a error por el acree·
ral desde el punto de vista de la estabilidad de los contratos y del manteni- dor presentándole un acto simulado. Lógica y equitativamente, el tercero
miento de las transacciones realizadas de buena fe" los actos del heredero adquirente debe gozar de la misma protección de quien ha tratado con el he-
aparente deben ser válidos (Req., 3_ de julio 1877, D. 77.1.429; S. 78.1.38). redero aparente. Porque no podría exigírsele un mayor espíritu de previsión
De manera casi idéntica se ha planteado el problema para los actos de y prudenci~, aun cuando la ley conserva un sistema defectuoso para la publi-
disposición y administración consentidos por el presta-nombre de congrega· cidad de las transacciones inmobiliarias. La jurisprudencia, sin embargo,
se halla dividida: en tanto que la Chambre des Requétes * y algunos Tribu-
ciones religiosas no autorizadas.
Es sabido que el legislador había establecido para las congregaciones reli- nales de Apelación se han colocado del lado del tercero de buena fe, 92 la Sala
giosas, la obligación de obtener tJara su funcionamiento la autorización pre· Civil por el contrario, se ha empeñado en aplicar la ley a la letra y en defen-
via del gobierno. Pero a fin de eludir el control de la ley, muchas congrega· der los intereses del verdadero propietario. 93 En todo caso es difícil elegir
ciones prefirieron tener una existencia secreta, encargando de la administra- 90 Civ., 17 de julio de 1907 (D. 08. 1, 11; S. 07. 1, 401, nota de WAHL); Civ., 12 de
ción de sus negocios a un presta-nombre. En 1901, por razones fáciles de com- mayo de 1908 (D. 08. 1, 425); Req., 8 lde julio de 1909 (S. 10. 1, 84); Civ., 12 de julio
prender, se dictó una nueva ley que establecía la liquidación de todas las con- de 1909 (S. 10. 1, 86); Req., 20 de julio de 1910 (S. D. 10. 1, 392; S. 15. 1, 74); Civ., 23
y 24 de marzo de 1910 (D. 10. 1, 114); París, 12 de junio de 1905 (Gaz. PaL 1905. 2, 158);
gregaciones no autorizadas. Y con ello se ponía en el tapete una nueva forma Par~s, 12 de julio de 1905 (D. 07. 2, 141); París, 25 de enero de 1906 (D. 07. 2, 140; S.
de propiedad aparente: el presta-nombre debe dar cuenta de sus actos frente 07. 2, 234)
91 Req., 26 de marzo de 1906 (D. 07. 1, 204; S. 08. 1, 275); Req., 17 de julio d,e 1909
(S. 09. 1, 548).
1l1 Civ .. 16 de enero de 1843 (D. 43. 1, 49; S. 43. l. 97); Req., 4 de agosto de 1875 (D. • Véase nota de los traductores, pág. 47.
76. 1, 1z3; S. 76. 1, 8); Req., 4 de agosto de 1885 (S. 86. 1, 120); Civ., 26 de enero de ~ Civ., 24 de diciembre de 1834 (S. 1900. 1, 450 y nota); Civ., 23 de noviembre de
1897 (D. OO. 1, 33, nota de SARRUT; S. 97. 1, 313); Req., 6 de enero de 1930 (D. H. 1930, 1912 (S. 14. 1, 150); París, 6 de junio de 1872 (S. 1900. 1, 450 y nota); Alger, 8 de
pág. 49); Req., 20 de mayo de 1935 (D. H 1935, pág. 345; Gaz. Pal. 20 de junio de julio de 1896 (S. 1900. 2, 72); París, 5 de junio de 1905 (D. 08. 2, 129, nota crítica de
1935, informe del Consejero PILLON). LoYSEL).
88 Lyon, 19 .!e junio de 1906; La Loi, 23 tde octubre de 1906; Civ., 26 de agosto de 1833
93 Req., 25 de enero .de 1874 (D. 74. 1, 342; S. 1900. 1, 450 y nota), Req., 11 de marzo
(D.8933.PLANIOL,
1, 307).Rn>ERT y BECQUÉ, op. cit., t. XII, pág. 394; PLANIOL, RIPERT y PtcARD, op. cit., -de 1890 (D. 93. 1, 369); Req., 20 de julio de 1910 (D. 10. 1, 392; S. 15. 1, 74); Douai,
10 de marzo de 1849 (S. 49. 2, 374); Caen, 17 de mayo de 1873 (S. 74. 2, 46); Orleans,
t. m, pág. 242. 10 de febrero de 1876 (D. 77 .. 2, 112; S. 76. Z, 321).
• Véase nota de los traductores, pág. 47.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS ExcEPCIÓ~ DE NULIDAD 303
302

entre la buena fe del tercero y el riesgo de alentar el fraude encubierto por la sólo presenta un inconveniente: el qe resulta de la incertidumbre que existe
simulación. respecto de la iniciativa que tome d acreedor. En todo caso, la excepción
Finalmente, la lista de las derogaciones a la ineficacia de la nulidad, podría de nulidad tiende a la realización de 1m doble fin: por una parte, sirve para
completarse con toda una serie de decisiones dictadas en materia de sociedades rechazar la demanda de ejecución aatablada por el acreedor, y, por otra,
de hecho, en que se aplica el mismo principio, como !o hemos visto anterior- para consolidar la situación de he<1.o del deudor. Podría aún decirse que
mente, de que la nulidad sólo opera para el futuro. A este respecto podría cumple el mismo papel que la prescripción: el de poner el sello de certidum-
94 bre a las situaciones jurídicas conseocancia de la conclusión del acto nulo.
igualmente citarse el caso de la tutela irregular o aparente. La ley siempre
es infringida con el concurso de la buena fe y del "error común". Y si todavía se agrega que su duracila es ilimitada -quae tempor alía mnt ·ad
Por esto creemos que no es exagerado concluir que el efecto de la nulidad agendum, perpetua sunt ad excipiendam--, se comprenderá fácilmente su gran
no es tan completo como lo sostenía la doctrina clásica. Muy por el contrario, utilidad práctica.
a pesar de las exigencias formuladas en nombre del orden público, a pesar de Es curioso, sin embargo, que haya sido completamente descuidada por
que la nulidad ha recib!do la autoridad del carácter inflexible de la ley, aqué- los redactores del Código. Y es más curioso aún comprobar que la doctrina
lla no quiere aceptar las virtudes que por tanto tiempo se trató de atribuirle. clásica la recibió con escaso favor. 95 Aun reconociéndose su utilidad práctica,
Aun respetando, en la medida de lo posible, el carácter abstracto y rígido que se ha discutido su imprescriptibilidad.
recibe de la ley, renuncia a él ante las situaciones adquiridas y demuestra la Por cuanto a los textos a que se La recurrido par¡¡ asegurarle una consa-
mayor flei:l:ibilid.ad cuando entra en contacto con las reglas ilícitas o inmorales gración legal, corresponde a la jurisprudencia el mérito de haberla encuadrado
desde luego, en el artículo 1304 del Código Civil, y después en el artículo
creadas por la voluntad de los contratantes. Su papel, tal como ha sido tra-
2262 del mismo Código. En uno y otros casos," se deduce que al fijar los
zado por la jurisprudencia, no es propiamente destructivo en todo caso. Este
límites de la acción de anulación y de la acción de nulidad, el legislador ha
es el e~ror de los clásicos: Afecta al acto jurídico sólo en el aspecto en que
dado a entender que la excepción es perpetua. Ya el primero de diciembre
las partes han violado la ley, pero se detiene ante los hechos consumados si de 1846, una resolución del Tribunal de Casación aceptada desde entoÚces, 9 6
éstos no son de tal naturaleza que comprometan al orden público, y se detiene establece: "Considerando que la regla quae temporalia sunt ad agendum,
porque prefiere sacrificar su autoridad para salvar el crédito y la seguridad perpetua sunt ad excipiendum, vigente en nuestra legislaciÓQ. actual, debe ser
de las transacciones, es decir, para no afectar los principios que son la piedra aplicada en el caso de que quien la invoca habiendo poseído hasta entonces
de toque del derecho de las obligaciones. sin perturbación, no ha tenido interés alguno en tomar la iniciativa en el
juicio".
Actualmente todos están de acuerdo sobre su utilidad jurídica. Pero
SECCIÓN TERCERA no ocurre lo mismo cuando se trata de precisar los límites de su aplicación.
El aforismo romano, a pesar de la energía de que está dotado, y a pesar de
La excepción de nulidad la actitud tan tajante de la jurisprudencia, no ha impedido a la doctrina sos-
tener una opinión contraria.
§ l.-Su NATURALEZA JuRÍDICA Y su OBJETO
95 LAURENT, op. cit., t. XIX, pág. 56; BAUDRY·LACANTINERIE y TISSIER, op. cit., no. 609-612.
96 Gv., lo. de diciembre de 1846 (D. 47. 1, 15; S. 47. 1, 289); Req., 21 de junio de
La excepción de nulidad es el último medio que puede hacerse valer contra 1880 (D. 81. 1, 108); Civ., 17 de noviembre de 1913 (S. 17. 1, 161); Req., 31 de mayo de
1916 (S. 17. 1, 169); Bordeaux, 6 de abril de 1843 (D. 43. 2, 422); Caen, 17 de noviembre de
un acto nulo. Por su simplicidad y por la inversión de la carga de la prueba 1855 (D. 56. 2, 131); Lyon, 17 de junio de 1857 (D. 57. 2, 219); Toulouse, 1859 (D.
que significa, es todavía más eficaz que la acción de nulidad. En cambio, 59. 2, 201); Lyon, 30 de septiembre de 1869 (S. 70. 2, 124); Bordeaux, 22 de junio de 1871
(S. 72. 2, 221); Chambéry, 25 de julio de 1889. (Sobre Civ., 3 de abril de 1892 (S. 93. 1,
"1 Req .. 21 de marzo de 1910 (S. 13. 1, 297); Req., 14 de enero de 1920 (S. 20. 1, 272);
33); París, 30 de noviembre de 1909 (S. 11. 2, 83); Lyon, 8 de junio de 1911 (S. 12.
2, 19).
París, 21 de noviembre de 1923 (Gaz. Pal. 1924. 1, 187).
ExcEPCIÓN DE NULIDAD 305
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
304
que tiene derecho a prevalerse de ella ha perdido la posesión de la cosa que
Citaremos simplemente a título informativo las dos opiniones de distinto constituye el objeto de la obligación nula. Es el caso de una venta nula por
vator que se han emitido. falta de precio. Si el vendedor ha perdido la posesión del inmueble, la excep-
En una primera opinión, colocándose desde el punto de vista del derecho ción de nulidad carecerá de todo interés para él por la sencilla razón de que la
a prescribir, la prescripción extintiva deberá operar también en el caso de la situación que habría podido proteger no existe ya.
excepción, como opera en et de la acción. No hay diferencia alguna que esta· En tercer lugar, la excepción de nulidad será rechazada si la parte que la
b!ecer: en uno y otro casos, estando prescrito el derecho, no hay razón para invoca debía tomar la iniciativa en el juicio. Para aprovecharse de su eficacia,
hablar de excepción perpetua. el demandado deberá probar que no tenía necesidad de iniciar el juicio, por
En una segunda opinión, mucho más lógica, la prescripción extintiva no asegurarle su actitud defensiva toda probabilidad de vencer. Así, en el caso
se refiere al derecho mismo, ni a su aspecto estático, sino a su aspecto diná- de un mandato dado a una persona con el fin de consentir a nombre del man-
mico, a la acción. Cuando el ardculo 2262 habla de la prescripción de las dante, la institución de un legado hecha en un contrato, el legatario no tendrá
acciones personales, entiende afectar la acción y no el derecho, porque el dere- necesidad de intentar la acción de nulidad para destruir el mandato otorgado
cho no se pierde por inacción, sino por usucapión, por posesión prolongada sin la observancia de la forma solemne necesaria para las liberalidades. Le
de la cosa tenida por el poseedor. bastará quedar a la expectativa protegido por la posesión de los bienes que
tendrá cuidado de no abandonar, ni por un momento (Civ. lo. de diciembre
§ 2.-¿QUIÉN PuEDE INvocAR LA ExcEPCIÓN DE NuLIDAD? de 1846, antes citada).
Sobre este punto no hay gran cosa que decir. La excepción puede ser invo· En cuarto lugar, la excepción no puede ser opuesta juntamente con una
cada por toda persona contra quien se entable una demanda de ejecución, es demanda incidental o de reconvención, 97 sobre todo cuando es invocada por
decir, por el deudor y por sus causa-habientes en la medida en que la ejecución los mismos actores de la nulidad. 98 Deberá, pues, ser invocada siempre en
de la obligación nula pasa a su cargo, y en tanto se encuentren en ejercicio vía principaL ·
del derecho que constituye el objeto de la acción del acreedor. Finalmente, no podrá ser invocada por el actor en réplica.
Así, cuando el demandado opone como excepción * (fin de non-recevoir)
§ 3.-CAUSAS DE IMPROCEDENCIA* ( fins de non-recevoir) la nulidad de un contrato, no podrá admitirse que el actor invoque la excepción
DE LA ExcEPCIÓN DE NuLIDAD de nulidad en vía de réplica. 99 La explicación debe buscarse en el hecho de
que aquél que replica no se encuentra ya en posesión del derecho que cons-
Partiendo de la idea de que el fin de la excepción de nulidad es el de man- tituye el objeto del proceso. Ahora bien, la excepción sirve al demandado para
tener las situaciones de hecho adquiridas, la jurisprudencia ha vinculado su mantenerse en una posición anteriormente adquirida, es pura y simplemente un
aplicación a la observancia de numerosas condiciones, que bien puede llamár- medio de defensa y no de ataque. Resiste a una acción, pero no puede sos-
seles causas de improcedencia* ( fins de non-recevoir ), puesto que, a fin de tener o empeñar una ofensiva. Porque, para pasar a la ofensiva, es necesario
cuentas, esta es su naturaleza jurídica. ejercicar judicialmente una acción y para ello, debe tenerse. Lo que no sucede
En primer término la excepción de nulidad no podrá ya ser invocada si el en el caso.
acto ilícito ha sido ejecutado. Es una situación muy simple y muy clara para
que pueda existir duda. El fin de la excepción, además, no es el de destruir, § 4.-EFECTOS DE LA ExcEPCIÓN DE NuLIDAD
sino el de consolidar, poco importa que esta consolidación se haga al amparo Por regla general, la excepción de nulidad opera tanto entre las mismas
de la ilicitud. partes como respecto de terceros interesados.
En segundo lugar, la excepción de nulidad quedará sin efecto si la parte o; Lyon. 30 de agosto de 1869 (S. 70 2, 124}.
98 GiscARD, op. cit., pág. 161.
'' N. de los T.: El término fins de non-rec&oir se traduce en este caso por etrusas de im- * Véase N. de los T., pág. 283.
procedencia, para evitar la expresión "excepciones contra la excepción de nulidad.", que sería cq Lyon, 30 de agosto de 1869 (S. 70. 2, 124).

impropia.
306 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS
CONCLUSIÓN 307
Ocurre, sin embargo, que al amparo de la buena fe, los terceros puedan
Mucho se ha elaborado sobre la naturaleza jurídica de estas derogaciones,
eludir su eficacia.
y, desde luego, si la nulidad deriva su fuerza de la noción de orden público,
He aquí aigunos ejemplos: desde luego, el caso de la delegación, que
¿cómo explicar que no opere ante el interés, o más bien ante la buena fe
supone, como se sabe, la existencia de relaciones jurídicas entre tres personas: del tercero beneficiario?
el delegado, el delegatario y el delegante. El delegado, al ejecutar una orden
del delegante, que de ordinario es su acreedor, queda obligado frente al delega- Por lo demás, colocándonos en el terreno exclusivo de la buena fe, debe-
tario que, a su vez, es acreedor del delegante. A consecuencia de la ejecución mos concluir que al rechazar la excepción de nulidad, la jurisprudencia ha
de la orden dada, el pago efectuado por el-dekgado extingue dos obligaciones atendido a !a protección de un interés privado; ¿ha querido asegurar, precisa-
mente la protección del interés del tercero?
a la vez: la obligación del delegante frente al delegatario y la obligación que
tenía el delegado frente al delegante. Parece que ni una ni otra de estas explicaciones son admisibles. En efecto,
¿Qué sucederá si la obligación del delegado frente al delegante tenía una la actitud de la jurisprudencia sólo se justifica por el propósito de procurar la
causa ilícita? certidumbre y seguridad en el desarrollo de las relaciones contractuales, por
Es obvio que el delegado podrá oponer la excepción de nulidad contra la una parte, y por el desenvolvimiento del crédito por otra. En suma, la jus-
demanda de ejecución del delegante. Pero si el delegante ha dado poder a! tificación de la oponibilidad de la excepción de nulidad, debe buscarse siem-
pre en el interés general, o si se quiere en su utilidad pública.
delegatario, con la anuencia del delegado, y si el delegatario le demanda la
ejecución al delegado, ¿podrá éste defenderse oponiendo la excepción de
nulidad?
Una sentencia deÍ Tribunal de Casación de 1852, confirmada después En conclusión, la excepción de nulidad es "un medio defensivo y subsidiario
numerosas veces, 100 ha establecido que la excepción carece de efectos respec- destinado a proteger la posesión del deudor en una obligación nula. En este
to del delegatario; el fundamento se ha hecho consistir en su buena fe: ha- sentido tiene gran parecido con la regla nema auditur, con la doble diferencia
biendo aceptado liberar al delegante de su obligación, no podía saber que el de que su duración no tiene límites, y de que su eficacia se produce tanto
crédito de que se sirven, tenía una causa ilícita, tanto más que el delegado respecto de las nulidades absolutas como respecto de las nulidades relativas.
había dado su consentimiento. Y más aún, desde el momento en que el dele-
gado había aceptado pagar a una tercera persona, se había atado de manos.
CoNCLUSIÓN
Con caracteres parecidos a la delegación, se presenta la cuestión de la
fianza. También aquí la excepción de nulidad ha tenido que inclinarse ante
Habiendo delineado así todos los aspectos de la nulidad absoluta, réstanos
la buena fe, a condición de que la misma fianza se haya basado en una causa enunciar las conclusiones que se imponen.
inmoral. Así sucede cuando el acreedor prueba no haber conocido la inmora-
Desde luego, una observación inicial. Por la simple lectura de las disposi-
lidad de la fianza que se había otorgado para aumentar la garantía de pago
ciones del Código concernientes a la nulidad, el profano y el jurista perciben
de la deuda contraída por el deudor; la excepción de nulidad no le será opo-
el tono enérgico que se ha usado. El artículo 1131 dice, por ejemplo, que "la
nible (París, 10 de enero 1905, D. 05.2.158).
obligación sin causa, o con una falsa causa, o con causa ilícita, no puede tener
Finalmente, la misma solución se ha dado en materia de efectos de co- ningún efecto". Casi estaríamos tentados a deducir, a la manera clásica, que
mercio: 101 títulos a la orden, cheque, y en general, en toda clase de títulos existe en esta norma una sanción de carácter automático. El acto no podrá
negociables y más particularmente, en las letras de complacencia.
110); Civ., 29 de marzo de 1887 (D. 87. 1, 451), Civ., 25 de mayo de 1894 (D. 94. 1, 447);
100Civ., 31 de marzo de 1852 (D. 52. l. 161); Req., 7 de marzo de 1855 (S. 55. 1, Req., 15 de noviembre de 1898 (D. 99. 1, 439); Req., 2 de enero de 1906 (D. 06. 1, 308;
577; D. 55. 1, 108); Civ., 24 de enero de 1872 (S. 72. 1, 31; D 73. 1, 75); Limoges, S. 06. 1, 168); Req., 6 de febrero de 1906 (S. 06. 1, 65, nota de LYON·YEN); Req., 1Z
19 de marzo de 1927 (S 27. 2r 695); Or. Req., 29 de junio de 1881 (S. 82. 1, 125, con de noviembre de 1906 (S. 12. 1, 362); Req., 28 de octubre de 1913 (D. 17. 1, 75); Req.,
el informe del Consejero LEPELLETIER). 13 de junio de 1914 (D. 16. 1, 95); Req., 10 de marzo de 1915 (S. 16. 1, 5, nota de
101 Req., 18 ·de agosto de 1856 (S. 57. 1, 586); Civ., 10 de febrero de 1880 (D. 80. !, LYON·CAEN); Req., lo. de febrero de 1928 (D. H. 1928, pág. 133); Civ., 25 de junio de 1929
(D. 1930. l, 162) .

.....
CoNCLUsiÓN 309
308 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES ABSOLUTAS

condene, hemos demostrado la existencia y la aplicación de la acción de nuli-


encajar en el derecho de las obligaciones por no haber respetado la ley. Ahora
dad absoluta. Esta se diferencia en más de un punto, de la acción de nulidad
bien, como lo hemos visto, no sucede así, ya que la noción de nulidad es tan
relativa consagrada por el artículo 1304. Teniendo la protección de las dispo-
flexible que se presta a las más variadas interpretaciones, es tan amplia que
siciones relativas al interés general, está pronta a intervenir en favor de toda
puede dividirse y afectar el acto sólo en aquellas partes en que los contratan- persona que pueda justificar un interés jurídico protegido por la ley. Podrá
tes han violado la ley; es de tal manera flexible que se inclina ante las circuns- hacerse valer durante los treinta años previstos por el artículo 2262, precepto
tancias de hecho, sobre todo, cuando estas circunstancias han surgido de la que fija el.líro.ite de su ejercicio. Es la acción la que se extingue, y no la
buena fe de una de las partes o de la apariencia de regularidad. nulidad, ya que la vida de ésta depende de la suerte de la ley, la que en opi-
En segundo lugar, los ejemplos que hemos analizado, nos han proporcio· nión de todos, tiene un carácter casi perpetuo.
nado más de una vez la ocasión de comprobar que la nulidad no concierne al Finalmente, debe sostenerse que la nulidad no se dirige contra las perso-
acto in se, sino a sus efectos jurídicos. Y esta observación es válida tanto para nas, sino contra los efectos del acto. Este es su fin esencial. Se sirve, sin
el objeto como para la causa ilícita: se anula una parte, se excluye lo que embargo, de las personas, partes contratantes o terceros, a fin de asegurar, de
es malo, pero se conserva lo que es bueno, lo que es lícito. El juez dispone a la mejor manera posible, el respeto a la ley.
este respecro, del poder que le confiere su papel de árbitro en el conflicto de Este es el nuevo carácter de la nulidad absoluta. Estimamos que no es
intereses en presencia, porque no operando de pleno derecho la nulidad ésta erróneo decir que es superior al antiguo, porque está impregnado, a la vez,
sólo puede resultar de la lucha de intereses egoístas. de las realidades jurídicas y prácticas.
Pero habrá que hacer, quizás, una objeción desde el punto de vista de la
forma: la nulidad opera también en este caso sobre los efectos.
Es verdad que hasta cierto punto, al aplicar la nulidad por falta o por B.-LA TEoRÍA Y LA PRÁCTICA DE LAS NuLIDADES RELATIVAS
·;icio de forma, se considera ante t~do el acto in se. Porque la ilicitud sólo
existirá afectando sus partes, comprobando el cumplimiento de la solemnidad. El estudio de las nulidades relativas seguirá el mismo plan adoptado para
Pero para apreciar la solemnidad, ¿no debe preguntarse, igualmente cuáles las nulidades absolutas. Partiremos pues, igualmente de la idea de sanción,
son los resultados que las partes se han propuesto alcanzar? En el caso de la pero en este caso la sanción se concentra en manos de uná persona o de un
donación, antes de investigar si las reglas de la forma, han seguido los linea- cierto número de personas en cuyo favor el legislador ha puesto de manera
nlÍentos trazados por la ley.._¿no debe investigarse desde luego, si existe o no expresa su atención.
una intención de donar? Y más aún, si la forma es lo esencial, ¿por qué el Pero que el legislador haya procurado la protección directa del interés
legislador ha admitido la derogación del artículo 1340? privado, no significa que haya hecho total abstracción del interés general.
Si, por otra parte, la forma fuera todo en el contrato que establece el Además, hemos dicho, y nuevamente repetimos, que ya se trate de un vicio
régimen de bienes en el matrimonio, ¿por qué la jurisprudencia ha admitido del consentimiento o de incapacidad, no obstante que el legislador ha esta-
que aunque celebrado dicho contrato durante el matrimonio, produzca efec· blecido una sanción encaminada a la protección de un interés privado, ha
tos después de la disolución del mismo? considerado indirectamente la salvaguarda del interés general. Por lo demás,
Convengamos, pues, en que si la forma debe tomarse en cuenta en los casos ¿podrá negarse de una manera general que estas medidas tienen por finalidad
en que el acto no ha recibido ejecución alguna, casi es descuidada por comple- asegurar una atmósfera de moralidad y de rectitud en el desarrollo de las
to cuando el acto ha creado situaciones de hecho, y en tal caso las consecuen- relaciones contractuales a través del conflicto de intereses privados?
cias jurídicas que ha originado son las únicas que afrontan la resistencia
Por otra parte, si se quiere investigar más detenidamente la naturaleza
de la nulidad. íntima de las causas que determinan la nulidad relativa, como lo hemos dicho
En tercer lugar, partiendo del principio de que el acto nulo produce los
antes, todo parece gravitar en torno a la noción de consentimienro: ya se trate
mismos efectos que el ac:o regularmente celebrado en tanto que el juez no lo
310 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS

de vicios propiamente dichos, o· de incapacidades, será siempre la idea de que


el consentimiento no ha sido expresado con "suficiente claridad". 1
En fin, por lo que concierne a sus efectos, la nulidad relativa opera de la
misma manera que la nulidad absoluta: tiene por finalidad principal destrutr
retroactivamente el vínculo obligacional viciado, pero es inoperante frente a
las situaciones adquiridas, y más frecuentemente, cuando pueda probarse la
mala fe de su beneficiario.

CAPITULO I

Esfera de las Nulidades Relativas

En la esfera de las nulidades relativas encontraremos más o meoos las


mismas causas que hemos estudiado en el derecho ro~no y que han perdu-
rado, casi sin modificación en todo el antiguo der.echo. Hallaremos el dolo,
la violencia, el error y la incapacidad. Clasificándólas por sus caracteres, desde
mucho tiempo antes de la redacción del Código, la doctrina las dividió en dos
grupos: el de los vicios del consentimiento (dolo, violencia, error); y el de las
incapacidades (menor, idiota, mujer casada). Dediquemos pues, una sec-
ción a cada uno. 2

SECCIÓN PRIMERA

Nulidades por VICIOS del consentimiento

La doctrina clásica y una buena parte de la doctrina moderna hacen 1a


distinción entre la falta total de consentimiento y los vicios del mismo, apli-
cando a la primera la sanción de la inexistencia, o para no abandonar la·termi-
nología consagrada, considerando al acto celebrado sin la voluntad de una de
las partes como nacido-muerto, como inexistente y reservando para los demás
casos la nulidad relativa.
Creemos, sin embargo, que imponer sanciones innecesarias al consentí-
2 Hay también una tercera fuente de la nulidad relativa: la venta de cosa ajena, que ·hemos
1 }AP10T1 op. cit., pág. 545. eJ<aminado a propósito de la teoría de los actos inexistentes.
312 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS NULIDAD POR CAUSA DE DOLO 313

miento, es desconocer su naturaleza íntima. Cuando haya falta de consen- obligación contraída o cumplirla, en su caso? Aún suponiendo que la otra
timiento, es decir, falta de concordancia entre la voluntad interna y la volun- parte o un tercero intentara la acción de nulidad invocando el error sobre la
tad externa, como en el caso del loco, o de una persona en estado de com- naturaleza del contrato, su demanda· no prosperaría porque la víctima no
plet~ ebriedad, existe, .ni más ni menos, un vicio. Porque, ¿quién puede im- tendría más que oponerse y su palabra sería decisiva.
pedir al ~oco o al ebno, el día en que su estado mental se halle equilibrado,
que confirmen o ejecuten la obligación? § l.-NuLIDAD POR CAusA DE DoLo
_Los autores modernos, CAPITANT en particular, nos proponen la nulidad El dolo es un acto ilícito consistente en maniobras destinadas a engañar
absoluta. Ahora bien, ¿cuál es, en suma, la finalidad de la nulidad absoluta? a la persona con quien está por establecerse una relación jurídica.
Esta sirve de protección al interés general. Aún admitiendo que en el caso Las maniobras dolosas pueden resultar no sólo de afirmaciones falsas, 5
del loco el interés general sea lesionado, ¿qué en los casos de dolo o violen- sino inclusive de toda actuación que tenga por fin falsear la realidad 6 y colo.
cia no lo es? car a la otra parte en la imposibilidad de darse cuenta de la exacta situación
Se olvida que, bien se trate de nulidad absoluta o de nulidad relativa, siem- de las cosas. No debe creerse, sin embargo, que toda falsedad pueda consti-
pre está presente el interés de la sociedad. Solamente que en un caso se halla tuir un dolo: el comerciante que hace ciertas exageraciones o que oculta algu-
colocado en primer plano, y en el otro se manifiesta como una medida de nos defectos con el fin de lograr atraer clientes, no comete ningún dolo, 7 si
protección. Y nadie duda que el loco amerita ser protegido; pero imponer a los defectos de la mercancía que quiere vender no son de gcan importancia. 8
sus actos la nulidad absoluta, sería concederle una protección de la que ·él, Pero si la otra parte tiene interés en conocer el vicio o defecto, como en el
como cualquier otra persona, podría eximirse. Porque el hecho de que la caso de los contratos de seguro en que el asegurador .tiene necesidad de conocer
contra-parte o los terceros puedan atacar sus actos no es protegerlo, sino colo- todos los vicios de la cosa asegurada, la reticencia voluntaria por parte del
carlo en situación desventajosa. Y más aún, ¿no es cierto que en el fondo del asegurado entrañará la nulidad del contrato 9 a condición, sin embargo, de
derecho contractual se trata siempre de buscar una mayor seguridad y que que el asegurador mismo no haya tenido conocimiento del hecho sobre el cual
para obtenerla -los efectos de la nulidad absoluta son la prueba más con- el asegurado había guardado silencio, porque en tal caso, no opera la nulidad. 10
Por ser la apreciación del dolo una cuestión de hecho, el único apto para
cluyente- se sacrifica a menudo el respeto mismo de las disposiciones de orden
determinar el carácter de la ilicitud será el juez que conozca del fondo. 11 Y a
público? En el caso del loco, basta pensar que si su estado dura veinte años
y nadie quiere ejercitar la nulidad, la incertidumbre subsistirá sobre sus actos 5 Req., 30 de enero de 188¡; (S. 85. 1, 302); Req., 21 de julio de 1886 (S 87 1, 316);
Civ., 15 de febrero de 1898 (S. 98. 1, 445); Req., 9 de noviembre de 1910 (D 10. 1, 528;
por lo menos durante cincuenta años. S. 11. 1, 88); Amiens, 23 de febrero de 1912 (S. 13. 2, 103); Angers, 4 de mayo de 1921
He aquí por qué la opinión de la jurisprudencia debe admitirse: hay, en (D 21. 2, 125; S. 22. 2, 11).
6 Req., 30 de enero de 1885 (S. 21. 2, 211).
3
este caso, ni más ni menos, una nulidad relativa. 7 Nancy, 15 de mayo de 1869 (S 69. 2, 579); Rennes, 7 de junio de 1878 (S 79
El mismo razonamiento puede hacerse sobre el pretendido error destruc- 2, 241); Riorn, 12 de marzo de 1884 (S. 85. Z, 13); Orleans, 24 de julio de 1890 (S
91. Z, 154).
tivo del consentimiento. 8 Req., 17 de febrero de 1874 (S. 74. 1, 248).
0
Se nos dirá, en efecto, que si el error recae sobre la naturaleza del contra- Req., 19 de junio de 1900 (S. 01. 1, 116); Req.. 15 de enero :de 1923 (S. 24 1. 113);
Civ., 19 de junio de 1928 (Gaz. PH 1928. 2, 475); Civ., 2 de febrero de 1925 (S 26
to, o sobre el objeto, o finaÍmente sobre la causa, falta el consentimiento y, en 1, 251); Parfs, 17 de febrero de 1881 (S 83 2, 25); París, 27 de mayo de 1894 (D. 94. 2,
consecuencia, necesariamente debe aparecer la nulidad absoluta. La juris- 593), 1889 (S 91 2, 215): París, 12 de enero Req .. 23 de mayo de 1933 ID. 33. 1, 143,
informe del Consejero Pan! DuMAs).
prudencia, sin embargo, se ha mantenido, y con perfecta razón, en el campo lO Req., 7 de marzo de 1898 (S. 1901. 1, 481); R.q., 4 de mayo de 1903 (S 04. 1,
de la nulidad relativa. 4 Porque aquí, como en el caso anterior ¿quién puede 509); Req., 14 de noviembre de 1905 (S. 08. 1, 235); Req., 19 de octubre dj, 1908 (D 08.
1, 536: S 09 1, 15); Req., 6 de junio de 1910 (D. 12. 1, 191; S. 13. 1, 7); Req., 24 de
impedir a la parte que ha sido víctima del error confirmar en su totalidad la diciembre de 1924 (S 25 l. 30).
11 Re,.. 5 de diciembre de 1838 (S 38 L 951); Rqq., 5 de agosto de 1840 (S. 40.
3 PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 227; DE LA MoRANDIÉRE, Caurs Zo. año, l. 907\; Req., 15 de junio de 1881 (D. 83 1, 330): Reo., 21 de octubre de 1885 (S . . 86 1,
173: D 86 l. 403); Req .. 3 de mayo de 1899 ID OO. l, 63); Req., 31 de _diciembre de
licence, pág. 31 O.
4 Véanse las sentencias cittHas en las notas 16 y 18, págs. 191 y 192. 1901 (S. 02. 1, 399; D 03. 1, 302); Req., 30 ·de abril de 1902 (D. 02. 1, 288).
314 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS NuLIDAD POR CAUSA DE VIOLENCIA 315

este efecto tendrá en cuenta no solamente los usos locales y los principios de En caso de que el objeto sea indivisible, subsistirá el contrato y la víctima
la moral, sino, además, todas las circunstancias exteriores que han acompañado tendrá simplemente el derecho de obtener la reparación del perjuicio sufrido. 17
la celebración del contrato. 12 Podrá recurrir inclusive a presunciones graves, En suma, el dolo sólo es causa de nulidad cuando proviene de alguna de
precisas y concordantes. 13 las partes y siempre que haya sido la causa determinante de la manifestación
La nulidad por causa de dolo opera tanto respecto de contratos unilate- del consentimiento. Esto quiere decir que el dolo incidental carece de influen-
rales, como respecto de contratos bilaterales, pero a condición de que sea cia sobre la validez del acto, teniendo la víctima solamente el derecho a la
cometido por una de las partes contratantes o por uno de sus representantes reparación del perjuicio sufrido.
(mandatario o encargado). 14
Por consiguiente, el dolo del tercero, a diferencia de la violencia, no influye § 2.-NULIDAD POR CAUSA DE VIOLENCIA
sobre la eficacia del contrato, 15 a menos que se trate d«; actos a título gratui-
to, ya que siendo la intención de donar de su esencia misma, debe quedar a La violencia consiste en toda presión física o moral ejercida sobre una
cubierto de toda maniobra que la determine. 16 Deberá tomarse igualmente persona o sobre sus bienes con el fin de arrancarle un contrato contrario a su
en cuenta, el dolo cometido •por el tercero, si la víctima puede probar que ha voluntad interna.
estado en connivencia con su ca-contratante (Req., 29 de junio de 1933, S. Pero, para que implique la anulación, debe satisfacer varias condiciones,
33. 1, 330). determinadas unas por la ley misma, impuestas otras por la práctica judiciaL
Considerando la nulidad desde el punto de vista de su eficacia, nos encon- El artículo 1112 desde luego, establece que la nulidad sólo se produce,
traremos nuevamente· con las mismas observaciones hechas a propósito de las si la violencia ha sido de tal naturaleza que pueda impresionar a una persona
nulidades absolutas, puesto que también aquí la nulidad produce sus efectos razonable. Igualmente expresa, que el mal con que .se amenaza, debe ser
siempre a través de las consecuencias del acto. Se protege a la persona que "considerable y presente". Finalmente, el artículo 1114 establece la regla de
ha sido víctima del dolo, pero se la protege en la medida en que el dolo ha que la violencia es causa de ineficacia si ha revestido un carácter de ilegitimi-
influido en las reglas jurídicas o en las obligaciones contraídas por aquélla: dad, es decir, de ilicitud.
si el dolo ha sido principal o determinante y no incidental. Si pues, la san- Diremos algunas palabras sobre cada una de estas condiciones:
ción puede operar únicamente sobre la parte afectada por el dolo, el acto El mal debe ser considerable y presente: la noción del mal comprende no
bien podrá permanecer válido en el resto. El caso de un contrato que tiene un sólo la presión o el sufrimiento físico, sino también los sufrimientos morales
objeto divisible o varios objetos comprados a la misma persona y por el mismo con tal que unos y otros sean graves e inevitables. 18 Poco importa que el mal
contrato. No habrá obstáculo alguno para que el comprador obtenga la anu- se ejerza sobre la persona o bienes le la víctima. 19
lación sólo respecto de alguno o algunos objetos, si prueba haber otorgado su La apreciación de la gravedad del mal estará a cargo del juez, quien
consentimiento a oonsecuenciá de las maniobras dolosas realizadas por el ven- tendrá en cuenta la edad, el sexo, la condición de las personas (artículo
dedor. El contrato de venta quedará, pues, válido respecto de los demás 1119) y las circunstancias de hecho. 20 A este respecto se agrega que la
objetos. violencia sólo tendrá la protección de la ley, a condición de que hay;a sido
12 Civ., 4 de noviembre de 1913; (D. 14. 1, 134; S. 14. 1, 259); Civ., 30 de mayo 17 BAUDRY·LACANTINERIE y BARDE, op. cit., t. r, pág. 154; AuBRY y RAu, op. cit., t. IV,
de 1927 (D. H. 1927, pág. 416; Gaz. Pal. 1927. 2, 338). § 343 bis, nota 27 bis; DEMOGUE, op. cit., núm. 369; PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t.
13 Req., 21 de febrero de 1872 (S. 72. 1, 367; D. 72. 1, 240). VI, pág. 273.
14 Req., 30 de julio de 1895 (S. 26. 1, 288); Req., 20 de noviembre de 1905 (S. 06. 18 CoLIN y CAPITANT, op. cit., t. II, núm. 89; Bordeaux, 14 '<le agosto de 1876 (D. 79. 1,
1, 124). 22; S. 79. 1, 393).
15 Req., 10 de febrero de 1868 (S. 68. 1, 149; D. 68. 1, 379); Req., 25 de mayo l 9 "Req., 19 de febrero de 1879 (S. 80. 1, 62; S. 79. 1, 445); Bastia, 6 de agosto de
de 1886 (S. 87. 1, 268); D. 87. 1, 379). 1892 (D. 92. 2, 359).
16 Req., 2 de enero de 1878 (S. 78. 1, 103; D. 78. 1, 136); Req., 27 de junio de 1887 20 PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, "P· át., t. VI, pág. 257; BRETON, La notion de la violence
(S. 87. 1, 419). en tant que 'I'Íce du consentement, tesis, Caen, 1925, pág. 100.
316 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS NutiDAD POR CAUSA DE ERROR 317

la causa determinante del contrato. Así, una simple escena de cólera no focado estrictament desde el punto de vista del proceso de la voluntad,
bastaría para constituirla. 21 el error resulta de a discordancia entre la voluntad interna y la voluntad
El temor reverencial hacia el padre, la madre o ascendientes, no bastan externa. En efecto, sea que se trate del error sobre la cosa, o del error
para constituir la violencia moral. Esta debe ir acompañada de medios sobre la persona, l manifestación externa de la ~oluntad está viciada si
directos ejercidos contra la víctima. 22 Sólo en tal forma puede decirse no está acorde con l voluntad interna, es decir, con la intención de contratar
que tiene el carácter de ilegítima. 23 La violencia moral se apreciará siem- para usar el lengua e del legislador (artículo 1110).
pre según el fin que con ella se pretenda alcanzar; 24 existirá acto arrancado Por lo ..demás, la doctrina como la jurisprudencia, distinguen entre el
por violencia moral cuando haya desproporción notoria entre las obligaciones error de derecho y el error de hecho; el primero se refiere a la ignorancia
asumidas por la víctima y las asumidas por su co·contratante. Tanto la de una disposición legal, el segundo se funda en una equivocación de orden
ilegitimidad como la eficacia de la violencia se aprecian, pues, según las personal en que a .menudo han participado ampliamente las circunstancias,
consecuencias que se derivan de las reglas jurídicas establecidas en el con- además de una fa~a de experiencia.
tenido del acto jurídico. 25 a) El error d derecho sólo es excusable -a pesar del principio "se
La violencia convierte en nulo al contrato, aún en el caso de que aquélla presume que a nad e le es permitido ignorar la ley"-, en la .medida en que
emane de un tercero (artículo 1111) . Esta disposición es completamente se apoye en la bue a fe. Aludimos a las aplicaciones de la regla "error com-
fundada ya que se trata siempre del valor del consentimiento de la víc- munis facit jus".
tima. 26 Pero el error d derecho, como el error de -hecho, está sancionado por la
Corresponde al juez de instancia, apreciar libremente si se han reunido nulidad relativa. sí, será nula por error de derecho la división de la· co-
los elementos de la violencia (Cív., 25 de febrero de 1879; D. 79 1, 158). munidad en la cu l el .marido incluye bienes adquiridos después de la diso-
En todo caso queda bien establecido que la violencia, como el dolo, lución de ésta, en la creencia de que dicho régimen de comunidad debía
opera a través de las consecuencias del acto jurídico afectado por éstos. continuar hasta e día de la división, por no haber hecho a tiempo el
El juez bien podrá separar lo que es legítimo de lo que no lo es, lo que inventario (Civ., 12 de marzo de 1845, S. 45. 1, 523; D 45. 1, 202).
es moral de lo que es inmoral. Procediendo de esta manera, como lo observa Asimismo, la ulidad opera sobre la aceptación de una sucesión cuando
EsMEIN, no viola en nada las disposiciones del artículo 1118 ya que este el legatarLü unive sal ha adquirido a la vez, la calidad· de heredero y de
precepto no se refiere a la lesión que resulta de los contratos obtenidos legatario, en la e eencia errónea de que pueden estar acumuladas: podrá
por dolo o arrancados por violencia. 27 desistir de aquélla para readquirir su calidad de legatario (Limoges, 8 de
diciembre de 1837, S. 39. 2, 27).
§ 3.-NULIDAD POR CAUSA DE ERROR El error de derecho, como el error de hecho, da derecho a la restitución
El error es la falsa creencia que se forma sobre la persona con quien de lo que se ha pagado indebidamente (Civ. 24 de enero de 1827, D 27. 1,
se contrata o sobre la cosa que cons:ituye el objeto de la obligación. En- 124; Limoges, 8 ~ diciembre de 1837 antes citada).
~~Dijon, 24 de mayo de 1865 (S. 66. 2, 64).
b) El error e hecho, puede también ser excusable. Es precisamente
22 AuBRY y R~u, op. cit., c. IV, ~ 343 bis, pág. 498; CoLIN y CAPITANT, op. cit., t. II, el caso del error s bre los motivos 28 o sobre las cualidades accidentales, de la
pág. 40; JossERAND, op. cit., t. II, núm. 86. cosa 29 o también sobre el valor de la cosa. 30
~3 Agen, 11 de junio de 1929 (D. H. 1929, pág 386).
~~ BREToN. op. cit., pág. 160.
28 Civ., lo. de m~zo de 1853 (D. 53. 1, 134); Req., 15 de febrero de 1870 (D. 71
25 Véase pril1cipalmente, Req., 27 de abril de 1887 (D. 88. 1, 263; S. 87. 1, 372); Civ.,
25 de febrero de 1879 (D. 79. 1, 158); Req., 10 de noviembre de 1908 (D. 1909. 1, 16; S. 146); Civ., 26 de m yo de 1891 (S 91 1, 248; D. 91. 1, 352); Rouen, 10 de marzo de
1854 (D 54. 2, 213); París, 12 de julio de 1892 (D. 92. 2, 509); Rouen, 31 de julio
09. !, 16; S 09. 1, 76) de 1907 (D. 07. 5, 54).
~6 Pl.ANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 259.
29 Civ., 5 de agos o de 1874 (D 75. 1, 105).
27 PLANIOL, RrPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 264.
30 Req., lo. de rzo de 1876 (D. 77. 1, !55); Dcuai, 31 de julio de 1895 (D
Véanse también las sentencias antes citadas: Req., 27 abril de 1887; Civ., 25 de febrero de
98. 1, 354).
1879; Req., 10 de noviembre de 1908.
318 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS N U L'I D A D P O R C A U S A D E E R RO R 319

Dejando a un lado el error obstáculo, del que hemos hablado ante- garse a la anulación del contrato si el actor ha logrado probar, por una
riormente, los vicios que pueden afectar el consentimiento deberán mani- parte, que su consentimiento ha sido dado a consecuencia de este error, y que
festarse por un error sobre la substancia, o por un error sobre la per- por consiguiente el error ha sido la causa que lo determinó a obligarse, y
sona. por otra parte, que su ca-contratante ha tenido conocimiento de la exis-
En el primet caso, la doctrina 31 y la jurisprudencia están de acuerdo tencia del error. 37 A este efecto, el juez tiene un poder discrecional para
en considerar, no un error sobre el objeto material, sino un error de naturaleza apreciar -más particularmente en el error de derecho-, si la prueba, en
subjetiva, un error sobre la cualidad substancial3 2 de la cosa, tal como ha el caso en que esté autorizada, puede resultar de las circunstancias de la
existido en la intención de las partes. Así la venta de un objeto de arte causa (Req., 28 de mayo 1888, S. 89. l, 315).
hecha en un lote de antigüedades (en el caso se trataba de una mesa estilo La nulidad por causa de error ¿debe entrañar la destrucción total del
Luis XV) , será declarada nula por causa de error substancial. 33 Lo mismo contrato?
ha sucedido en la venta de diamantes del Cabo, que el comprador había En este punto las instancias judiciales han tenido ocasión de resolver
tomado como diamantes de Río (París, 13 de mayo de 1896, Gaz. Pal 96. casos más complicados que respecto del dolo y la violencia. Han aplicado
1, 586) , y tratándose de perlas que el comprador había tomado por naturales, la nulidad tqtal o la nulidad parcial, y aún han acordado pura y simple-
cuando en realidad eran perlas cultivadas. 34 Hay igualmente error sobre mente una reducción del precio. En el razonamiento que a este respecto han
la substancia en los casos en que un asegurado ha tratado con una com- hecho, han predominado dos órdenes de ideas: se han apegado, desde luego,
pañía de seguros mutuos cuando creía haber contrata~o con una compañía a la intención de las partes, tal como resulta del acto mismo y de las cir-
de seguros a prima fija (Civ. 6 de mayo de 1878, S. 80. 1, 125). cunstancias que han precedido y sucedido a su celebración; se han apegado en
En todos los casos, el error ha convertido en ineficaz el contrato, por- segundo lugar, y en la misma medida, a los efectos jurídicos del acto, y
que la consideración de la cualidad había sido la causa determinante del esto tanto más cuanto que para el error sobre la persona, como para el
consentimiento. error -sobre la cualidad substancial de la cosa, la intención ha estado en
Por cuanto al error sobre la persona, sólo entraña la nulidad del con- relación directa con la causa de la obligación.
trato cuando la consideración de la persona ha sido la causa principal del En los contratos intuitu personae, como sus efectos están en estrecha de-
mismo (artículo 1110). Tiene aplicación sobre todo, en los actos de libe- pendencia con la consideración de la persona, el error sobre ésta determinará
ralidad 35 ya que la intención de donar está estrictamente vinculada a la la destrucción total del acto. Igual sucederá cuando el error recaiga sobre las
persona que se quiere gratificar, y en los actos basados sobre la aptitud cualidades esenciales del objeto, en el caso de que el contrato se haya fundado
profesional de una de las partes, en los contratos intuitu personae, 36 como sobre un solo objeto.
por ejemplo, en los contratos de seguro, en los contratos celebrados con un Pero si el contrato contiene varios objetos y el error recae en var1as
empresario o arquitecto, en el contrato de sociedad, en la transacción. 8
cláusulas 3 o estipulaciones, o en consideración al contenido de otra rela-
Ya se trate de error de derecho o de error de hecho, sólo puede lle- ción jurídica anterior, nada impide que la nulidad purgue las cláusulas
31 BAUDRY·LACANTINERIE y BARDE, op. cit., t. I, no. 54; PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., erróneas o entrañe la rectificación del contrato. Es lo que sucede preci-
t. VI, pág. 244; CouN y CAPITANT, op. cit., t. II, pág. 35; JossERAND, op. cit., t. II. samente a propósito de una fianza consentida a consecuencia de un· error
32 Véanse: Req., 30 de julio 1894 (D. 95. 1, 340; S. 95. 1, 72); Req., 16 de marzo de
1898 (D 98. 1, 301; S. 02. 1, 331); Req., 11 de junio de 1912 (D 13. 1, 286); Civ., 28 sobre las cualidades substanciales de la cosa de que ha sido objeto. En el
de enem de 1913 (S. 13. 1, 487); París, 24 de julio de 1909 (D. 10. 2, 226). caso, una persona había afianzado una deuda ya garantizada por una hipo-
33 Orleans, 21 de enero de 1931 (D. H. 1931, pág. 172). Véan~e también, Lyon, 18
de marzo 1931 (D H. 1932, pág. 276); Pans, 5 de marzo de 1890 (S. 90. 2, 133); París teca sobre inmuebles de los cuales algunos no pertenecían al deudor. Ahora
25 de junio de 1891 (Gaz. Pal. 91. 2, 46).
34 Orleans, Req., 8 de noviembre de 1929 (S 30. 1, 180; D. H. 29, pág. 539). 37 Civ., 2 de marzo de 1881 (D. 82. 1, 199; S. 82. 1, 363); Civ., 5 de febrero de 1894
35 CoLIN y CAPITANT, op. cit., t. II, pág. 35; ]oSSERAND, op. cit., t. II, no. 76. (D 94. 1, 134).
36 DEMOGUE, op. cit., t. I, no. 241; PLA.'liOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 241. 38 Véase: Req., 19 de enero de 1925 (D. H. 1925, 77).
NuLIDAD POR CAUSA DE INCAPACIDAD 321
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
320
si. se pretendiera negar todo elemento de orden público como fundamento
bien, puesto que la fianza había aumentado su garantía, habida cuenta de de la protección. La verdad es que, en esta materia, hay alguna incerti-
todos los inmuebles incluídos en el contrato de hipoteca, el fiador debe dumbre, provocada, por una parte, por la intervención del Ministerio Pú-
considerarse con derecho de hacer valer el error de que fué víctima y de blico; por otra por el conflicto que puede surgir entre reglas .de orden
solicitar la reducción de su fianza en la proporción del valor de los in- público y la protección concedida al interés privado; y provocada finalmente,
muebles de los que no era propietario el deudor. Y el Tribunal de Casa- por la naturaleza íntima de la protección misma. En todo caso puede esta-
ción aceptó sus conclusiones: "considerando que, la fianza, como todos los blecerse el principio de que las incapacidades de goce están, de ordinario,
contratos, está regida por los artículos 1109 y siguientes del Código Civil; sancionadas por la nulidad absoluta, mientras que la nulid~d relativa con-
que por tanto, puede ser anulada en todo o en parte, cuando se ha otorgado serva su plena autoridad sobre las incapacidades de ejercicio. 39 Y a este
a consecuencia de un error sobre la substancia o las cualidades substanciales fin, haremos algunas consideraciones sobre cada una.
de la cosa que constituye el objeto" (Req., 30 de julio de 1894; D. 95. 1, Es sabido que la capacidad es la aptitud de una persona de ser sujeto
340; S 95. 1, 72). de derechos y de hacerlos valer. 40 Tiene pues, dos aspectos: un aspecto
En otros casos, el error sólo ha provocado una reducción de precio, en cierta forma pasivo -por cuanto reCibe derechos-, y un aspecto activo
cuando recae sobre el valor de la cosa como resultado de man!obras dolo- -por cuanto se hacen valer esos derechos-. Las cláusulas de incapacidad
sas empleadas por la contraparte (Civ., 15 de febrero de 1898; D. 98. 1, vendrán, a su vez, a superponerse a esta distinción, y habrá de esta manera
192; S. 98. 1, 445). dos clases de incapacidadés: la incapaci~ad de goce, es decir la incapacidad
un fundo mer-
Lo mismo ocurre en materia de error sobre el valor de para ser sujeto de derechos; y la incapacidad de ejercicio o sea, la incapacidad
1900. 2, 296).
cantil (París, 9 de noviembre de 1899, D. 1900. 2, 210; S. de disponer de sus derechos.
Puesto que por regla general toda persona es capaz, de ello se deduce
que la incapacidad será la excepción. Y ésta existirá tanto en el aspecto de
Así pues, la apreciación de los vicios del consentimiento se hace tam- goce de los derechos, como en el de ejercicio. Pero debe admitirse que la
incapacidad sólo puede existir en virtud de un texto legal. Sólo a la ley
bién, a través de las consecuencias del acto jurídico. De esta manera debe
considerar el juez la ineficacia de los consentimientos erróneos, arrancados corresponde el poder de limitar la esfera de la capacidad de una persona.
Advirtamos, por otra parte, que las incapacidades no pueden tener un as-
por violencia o sorprendidos por dolo. Nos encontramos, por lo mismo, en
pecto general y total: no se puede privar a una persona de toda su capaci-
la trayectoria de las mismas soluciones que han sido dadas a propósito de la
dad, ya que la capacidad puede decirse, es la base de sustentación de la
nulidad absoluta. personalidad humana.
Entre las causas de incapacidad de goce pueden clasificarse las si-
guientes:
SECCIÓN SEGUNDA Desde luego, la minoridad. Así, d menor no puede contraer matri-
monio, ni hacer donación antes de llegar a la mayoría de edad.
Nulidades por causa de incapacidad Hay, en segundo lugar, incapacidades nacidas de la relación de pa-
rentesco e impuestas por la ley a título de pena, o más bien a título de
indignidad. Es el caso del hijo natural, del médico que ha atendido a un
El estudio de las incapacidades siempre deberá hacerse desde el punto enfermo, quienes no pueden aceptar los bienes por disposición entre vivos
de v:sta de las razones que han determinado al legislador a declarar inca-
pacitada a una persona, por lo que sería erróneo afirmar que toda incapa- 39 DE LA MoRANDIERE, Cours, licence, pág. 311.
40 CAPITANT, lntroduction, pág. 169; Cfr. AusRY y RAu, op. cit., t. I, & 52, pág. 260.
cidad está protegida por la nulidad relativa. Se incurriría en el mismo error
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAIS
322 NULIDAD POR CAUSA DE INCAPACIDAD 323
(artículo 908, 909). Igualmente la incapacidad afecta los contratos de
venta celebrados entre esposos en los casos previstos por el artículo 1595. en el sentido de que, aunque fundada en el orden público,_ no podrá invo-
Hay, en tercer lugar, las incapacidades que afectan a los extranjeros carse por el condenado.
no autorizados para establecer su domicilio en Francia (artículo 11 del Có- Pero al lado de esta derogación de carácter penal, hay todavía otra mucho
más importante que requiere también la intervención de la nulidad abso-
digo Civil).
Por otra parte, hay incapacidádes que se establecen a título de pena, luta. Nace del conflicto surgido entre el respetQ a las formas necesarias
como consecuencia de una condena penal, o como consecuencia de una para habilitar al incapacitado y la naturaleza de la sanción vinculada ínti-
sanción civil (Véase artículos 299, 792, . .1442). mamente a su persona.
Finalmente, la incapacidad de goce afecta de una manera general a todas En efecto, existe el caso de la donación y el del contrato de matri-
las asociaciones reconocidas y a los establecimientos de utilidad pública (ley monio, en los que la cuestión de las formas habilitantes se plantea al mismo
del lo. de julio de 1901). tiempo que la -de la solemnidad requerida por la ley para la validez del acto
Las asociaciones reconocidas, tienen incapacidad absoluta fra recibir do-
mismo. El problema que se ha planteado es el de saber qué nulidad va a
naciones y legados; pueden únicamente adquirir muebles cor rales o incor-
aplicarse si ha estado viciado el consentimiento: ¿deberá admitirse la nulidad
porales. Sus derechos inmobiliarios se reducen simplemente a inmueble des-
relativa para poner en movimiento la idea de protección? ¿O será prefe-
tinado a servirles de a&iento.
En cuanto a las asociaciones de utilidad pública, tienen~derecho a re- rible sacrificar el interés del protegido y no considerar más que el fin que
cibir legados y do~aciones, pero sólo podrán conserva¡: aqu llos inmuebles ha servido de base a la regla de la solemnidad?
que sean necesarios para su funcionamiento; los restantes de en convertirse Desde luego, se halla el caso del contrato de matrimonio: un menor
ha celebrado contrato de matrimonio sin haber cuniplido con la,s formas
en valores mobiliarios.
En todos estos casos, las restricciones impuestas a la capacidad están, de habilitantes o supongamos que su consentimiento simplemente ha estado vi-
ordinario, justificadas por consideraciones de orden público, y por ello la san- ciado por dolo, violencia o error.
ción normal es la nulidad absoluta (Civ., 12 de enero de 1914, S 17. 1, 183). Para la celebración del contrato de matrimonio será necesaria la concu-
Las causas de las incapacidades de ejercicio son menos numerosas y menos rrencia de sus padres. Pero ¿qué ocurrirá si las formas habilitantes no han
graves. Hay, por una parte, incapacidades naturales -niños~ enajenados- sido respetadas?
que privan a las personas del ejercicio de todos los derechos; y por otra in-
La doctrina sostiene la aplicación de la nulidad relativa, mientras que
capacidades legales cuya fuente puede ser un retraso en el desarrollo men-
la jurisprudencia se ha pronunciado constantemente por la nulidad absoluta.
tal para poder darse cuenta de la importancia de sus actos (pródigos), o
La primera se ha colocado en el campo de la incapacidad de ejercicio, mien-
bien una condena penaL tras que la segunda, ha concedido más importancia a las formas habilitantes
Desde el punto de vista de la sanción, haremos algun s advertencias.
En la mayoría de los casos -minoridad, enajenación m ntal, idiotas y y a la naturaleza jurídica de los contratos matrimoniales.
pródigos-," se aplica la nulidad relativa porque la protecció está estrecha- Para la jurisprudencia, en efect.o, todas las nulidades que se refieren
mente vinculada a un interés privado. Por el contrario, cua do la incapa- al contrato de matrimonio, y por consiguiente las nulidades fundadas en
cidad resulta de una condena -interdicción legal-, no se rata ya de la la minoridad, son nulidades absolutas. 41 Su punto de vista, establecido
protección de un interés privado, sino del interés público. L nulidad será desde la segunda mitad del siglo pasado, ha sido admitido por un gran.
pues, absoluta, pero esto no es todo: puesto que la ley qu· re impedir al
41 Ov., 5 de marzo de 1855 (D. 55. 1, 348); Civ., 19 de junio 1872 (D. 72. l, 346;
incapacitado el procurarse los recursos materiales necesarios para atenuar el
S. 72. 1, 181}; Req., 16 de junio de 1879 (D. 80. 1, 415; S. 80. 1, 166); Agen, 28
rigor de la ejecución de su pena, la nulidad tendrá un carácter represivo de mayo de 1894 (D. 97. 2, 80; S. 96. 2, 293); Nimes, 13 de enero de 1897 (D. 97 2.
141); Riom, 17 de julio de 1906, sobu Civ., 21 de octubre de 1908 (S. 08. l, 449).
NuLIDAD POR CAUSA DE IKCAPACIDAD 325
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
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324
uno justificadamente de la curiosa manera como la jurisprudencia cree pro-
número de autores. 42 Pero ha sido rechazado, algunas veces, en términos
teger a los incapaces.
muy enérgicos por otros, entre quienes figura CAPITANT a la cabeza. 43
¿Quiere esto decir que debe rechazarse la nulidad absoluta?
¿Cuáles han sido, a fin de cuentas, las razones que han determinado
No lo creemos. Porque si se tiende verdaderamente a la seguridad de las
a la jurisprudencia a optar por la nulidad absoluta? transacciones, hay que suprimir sin reserva alguna, toda causa que se opong<I;
Ante todo, el respeto a la regla de inmutabilidad. Si se hubiera pre-
a ella. Hay .que proteger al incapacitado, no lo negamos. Pero hay que pro-
conizado la nulidad relativa habría sido necesario admitir que las partes
teger también a los terceros de buena fe y si es difícil elegir entre uno. y otros,
pueden, a su arbitrio, modificar el pacto matrimonial. Lo que no es posible.
no debe olvidarse que más allá de sus intereses personales, .se encuentra el in·
La regla se opone a que los esposos puedan tomar tal decisión. Ahora bien,
terés imperioso de hacer respetar el crédito y la seguridad de las relaciones
si el ejercicio de la nulidad les hubiera sido exclusivamente reservado, in-
jurídicas.
vocando la nulidad en el momento oportuno para caer en el régimen de
Además, el excesivo temor' de CAPITANT, no es del todo justificado, porque
la comunidad, se habría hecho reinar en sus actos la incertidumbre más com-
actualmente la nulidad absoluta no tiene ya la estructura rígida de antes. Si
pleta. en principio se propone destruir retroactivamente todo lo que se ha fundado
Y de allí una segunda razón del mismo valor: la actitud favorable a
sobre un acto ilícito, se inclina, por el contrario, ante las situaciones adquiridas.
los intereses legítimos de los terceros. Aplicando la nulidad relativa, los inte-
Además, si el juez debe apreciar la buena fe del tercero, tendrá que apreciar,
reses de los terceros habrían sido gravemente comprometidos, ya que su situa·
en la misma medida, la buena fe y la situación crítica del incapacitado. Podrá,
ción habría sido puesta en manos de quienes ya en una ocasión han obtenido
para ello, modelar la sanción' sin ningún espíritu de parcialidacl: la equidad y
provecho y que tendrían interés en prolongar al infinito el estado de incer-
la justicia deberán reinar tanto sobre el interés de los terceros como sobre el
tidumbre. del incapa~itado. Y por est~s razones es preferible admitir la nulidad absolu-
Mas el razonamiento jurisprudencia! no está exento de objeciones.
ta, ya que el derecho del tercero a intentar la acción de nulidad, excluye los
Desde luego en lo que concierne a la regla de la inmutabilidad, desde el
momento en que el contrato produce todos sus efectos en ~anto que la anula-
inconvenientes derivados de esperar que la ejercite el inc~pacitado.
Pasemos ahora al caso de la donación hecha a un incapacitado. La ley ha
ción no sea pronunciada, ya se trate de nulidad absoluta o de m;lidad relativa,
impuesto a éste la obligación de aceptar una liberalidad únicamente con la
el problema se plantea siempre de la misma manera y tanto más cuanto que
autorización o asistencia de su representante legal (artículos 934-937).
el efecto de la anulación se produce retroactivamente. ¿Qué ocurrirá -cuando la donación haya sido aceptada sin cumplir con las
En segundo lugar, y sobre todo, abriendo la puerta a la intervención de formas previstas por la ley?
los terceros, hay el peligro de aumentar todavía más la incertidumbre, o cuan- Aplicando las reglas establecidas por el artículo 1125, deberían encontrar-
do menos, de transformar el contrato de matrimonio en foco de conflictos en se !os elementos de la incapacidad protegida, y admitirse la nulidad relativa
que los más hábiles serían los vencedores. Porque basta pensar que el pacto que se aplica de ordinario a los actos a título oneroso. 44 Sin embargo, la ju-
familiar siempre nace de las liberalidades, lo que ciertamente aumenta el risprudencia se pronuncia siempre por la nulidad absoluta, 4 5 invocandó como
espíritu de avidez de los menos favorecidos. La nulidad absoluta es el medio motivo que la aceptación debe hacerse en la misma forma en que debe hacerse
para realizar todos sus planes, alimentados frecuentemente por un espíritu de la propia donación (artículo 932).
chicana. Y si se agrega todavía, que ia nulidad se vuelve algunas veces aún
44 LABBÉ, nota sobre S. 81. 2, 49; Lyon, 23 de marzo de 1877 (S. 78. 2, 138; D.
contra la inalienabilidad dotal, cuando se adopta este régimen, se sorprende 78. 2, 33).
45 Respecto de la mujer casada: Civ., 14 de julio de 1856 (D. 56. 1, 282; S. 56. 1,
42 AusRY, RAU y BARTIN, op. ót., t. VII § 502, nota 30; BAUDRY-LACANTINERIE, LE CouRTOIS 641); Respecto del menor: Civ., 5 de marzo de 1855 (D. 55. 1, 101; S. 55. 1, 348); Civ.,
y SuRVILLE, t. I, núm. 208; }APIOT, nota sobre el Trib. Civ., Juimper, 23 de noviembre de 1910 19 de junio de 1872 (D. 72 1, 346; S. 72. 1, 281); Req., 16 de junio de 1879 (D. 80. 1,
415); Req., 15 de julio de 1889 (S 89. 1, 412; D. 90. 1, 100); Civ., 30 de noviembre
(S. 12. 2, 257); JossERAND, op. cit., t. III, pág. 216.
de 1896 (D. 97. 1, 449, nota de SARRUT; S. 97. 1, 89).
43 CoLIN y CAPITANT, op. ót., t. III, pág. 45.
326 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS

Esto significa, por una parte, que la incapacidad cede el lugar a la condi-
ción de forma, y por otra, que la nulidad absoluta sólo opera cuélndo se trata
de donaciones otorgadas ante notario. Para las demás, es decir, para las do-
naciones simuladas y para las donaciones indirectas, la protección de la inca-
pacidad, readquiere su autoridad al amparo de la nulidad relativa (Civ., 30
de noviembre de 1896 antes citada; París, 12 de mayo de 1898, D~ 99. 2, 313).

CAPITULO ll

Los Procedimientos Técnicos Para Hacer V afer la Nulidad Relati'Ya

Al estudiar el aspecto dinámico de la nulidad. absoluta, hemos fijado


gran parte de los puntos de partida de la nulidad relativa. Por lo demás, en
la práctica es muy difícil establecer una línea de demarcación absoluta entre
las sanciones previstas por la ley. Cabe pregÜntarse en este caso, como
en el de la nulidad absoluta, cuál ha sido el fin perseguido por el legislador
y atendiendo a este fin, trataremos de poner en movimiento la acción ~e nuli-
dad relativa.
El plan a seguir, será también el mismo: desde luego, una breve exposi-
ción de los rasgos esenciales de la nulidad, y a continuación a la luz de los
elementos estudiados y aceptados se pasará a la exposición de la acción de
nulidad, reenviando, para la excepción de nulidad y para las cuestiones que
fueren idénticas, al estudio de la acción de nulidad absoluta.

SECCIÓN PRIMERA

Rasgos Característicos de la Nulidad Relativa

Advirtamos, en primer término que aquí la tradición ha impuesto la más


oompleta unanimidad. Todos están de acuerdo en que un contrato en el que
el consentimiento ha sido arrancado por violencia o sorprendido por dolo, o
dado por error, se halla, como el del incapacitado, sujeto a la anulación.
328 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS AcciÓN DE NULlDAD RELATIVA 329

lo.-Pero la anulación sólo puede solicitarse por la víctima qw~ es la única acto anulable no queda totalmente bor!do, por una parte, en virtud de que
que se halla amparada por la protección, y también la única que puede invo- la nulidad relativa bien puede afectar nicamente la parte viciada, permane-
carla. El interés privado encuentra aquí su expresión más completa y su afir- ciendo válido el acto en lo demás; y por otra, en virtud de que en este caso,
mación más clara. como en el de la nulidad absoluta las ituaciones adquiridas estarán siempre
2o.-Todo mundo está igualmente de acuerdo en que, aunque anulable prontas a oponerse, sobre todo cuando l mala fe del protegido pueda probarse
(dolo del incapacitado).
el acto, produce todos sus efectos jurídicos hasta el momento de la anulación.
Por consiguiente, desde este punto de vista, no existe diferencia alguna entre
un acto perfectamente válido y el acto afectado por un vicio. Por lo demás,
sería imposible tratar de encontrarla porque en la mayoría de los casos los SECCIÓN SEGUNDA
vicios son de naturaleza estrictamente personal: de ordinario sólo la víctima
puede conocer los vicios de su consentimiento.
3o.-Habrá que reconocer por otra parte, que el papel del juez tiene ma- La Acción de Nulidad Relativa
yor amplitud, ya que su apreciación recae, de una manera general, sobre cues-
tiones de hecho. Trátase evidentemente, del juez de instancia. Encontrándose Teniendo su origen en la restitutio n integrum y en la quere!a inofficiosi
pues, ante una demanda de anulación, el juez podrá conceder todos los medios testamenti del derecho romano clásico, a acción de nulidad relativa vivió du-
de prueba y nada le impedirá atender tanto a presunciones más o menos ale- rante el período monárquico del antigu derecho francés medianté las cartas
jadas de la causa del proceso, como a los documentos que han preparado o de rescisión. La tradición de las cartas arraigó tanto en la vida jurídica del
seguido a la celebración del acto jurídico. Sin embargo, no hay que hacerse pueblo, que los redactores del Código s sintieron obligados a ha,blar indistin-
ilusiones sobre este punto, pues en la aplicación de la nulidad absoluta, ¿puede tamente de "acción de nulidad o de re cisión". Pero esta confusión no tiene
acaso limitarse a aplicar pura y simplemente la ley? En todo caso, debe admi- en la actualidad razón de existir, ya que a rescisión está vinculada casi definiti-
tirse que en esta vez la apreciación del acto tiene más bien un aspecto práctico vamente, al concepto de rescisión que iene por causa la lesión. Y por esto
o experimental que legal. · vamos a hablar, pura y simplemente, de la acción de nulidad relativa. Quizás
4o.-Por otra parte, puesto que la nulidad relativa está íntimamente ligada sería mejor adoptar una nueva termi.n logía a fin de evitar una confusión
a la decisión que va a tomar la persona protegida, sólo a ella corresponde, no con la acción de nulidad absoluta, y d cir acción de anulación; sin embargo,
únicamente la iniciativa para destruir el vínculo obligacional, sino también pa- ya que tanto las sentenciás como el Código hablan de "acción de nulidad",
ra confirmarlo expresa o, tácitamente. Una vez hecha la confirmación, im- conservaremos su terminología. Acaso en una futura reforma del Código,
plica la renuncia al derecho de prevalerse de la nulidad y el acto se convierte se tenga el cuidado de adoptar a este respecto las fórmulas más apropiadas
en plenamente eficaz tanto para el pasado como para el futuro, consider'án· para evitar las equivocaciones, lo que s~ría de desearse.
dose que el vicio no ha existido nunca.
5o.-Finalmente, el último carácter de la nulidad rela~iva reside en que la § l.-Su NATURALEZA JuRÍDICA Y su ÜBJETo
elección por parte de la víctima se limita a diez años (artículo 1340). Trans-
La naturaleza personal de la acción e nulidad relativa se destaca aun más
currido este plazo, la víctima no podrá p reconsiderar sus decisiones. Tendrá
simplemente la excepción de nulidad de la que podrá valerse a fin de recha- que la de la acción de nulidad absolut . Por cuanto a su objeto es el mismo:
zar la demanda de ejecución entablada por el acreedor. descubrir el vicio, destruir los efectos o las relaciones jurídicas engendradas
Antes de concluir, insistamos en que también en la nulidad relativa se ha· por el acto anulable y restituir a las pa tes al statu quo ante, en caso de que el
bla mucho de su efecto retroactivo y de la aplicación del aforismo romano: acto haya sido ejecutado. La anulaci 'n podrá tener, pues, ya un carácter
quod nullum est nullum producit effectum. Pero como lo hemos visto, el preventivo -cuando se demanda antes de cualquier ejecución- o un carácter
AcciÓN DE NULIDAD RELATIVA 331
330 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
porque el acreedor no puede tener más derechos que su deudor (Bordeaux, 26
post factum --cuando tiene por finalidad el retorno a la situación anterior a de noviembre de 1889, S. 91. 2, 233). También será necesario que justifique un
interés de orden pecuniario (PLANIOL, RIPERT y RouAsT, op. cit., t. II, pág.
la celebración del acto con las restituciones inherentes. 378).
§ 2.-PERSONAS QUE TIENEN DERECHO A INTENTARLA Por cuanto al Ministerio Publioo, su acción no será admitida, aun en los
casos de incapacitados, 5 porque si bien es cierto que tiene obligación de vi-
La esfera de las personas que tienen derecho a prevalerse de la nulidad gilar y proteger a los incapacitados, no tiene derecho de abusar, ni de destruir
relativa es mucho más restringida que la de la nulidad absoluta, por la fun- los actos de los cuales obtienen provecho.
dada razón de que aquí la sanción atiende·.¡_- Üna pe¡;sona o a un cierto número
de personas limitativamente determinadas. En todo caso, es un principio esta- § 3.-PERSONAs CoNTRA QuiENES PuEDE INTENTARSE
blecido que la nulidad relativa pertenece a la víctima, ya se trate de un incapa- LA AcciÓN o E NULIDAD
1
citado o de una persona cuyo consentimiento ha estado viciado.
Pero habrá que hacer algunas reservas a 'esta regla a propó.sito de los inca- La acción de nulidad sólo puede ejercitarse contra el acreedor, o sea el
pacitados. Al lado de ellos, hay casi siempre un representante legal: el menor autor del vicio o aquel que se ha aprovechado de la ignorancia o inexperien-
tiene su tutor, el interdicto, tiene su Consejo o su curador. En tanto que dure cia de la víctima, y contra sus causa-habientes. Esta es la consecuencia que
la incapacidad, estos representantes reconocidos por la ley, tendrán también se desprende de la naturaleza jutídica de las relaciones puramente privadas.
el derecho de invocar la nulidad de los actos realizados sin su intervención o Habremos de insistir sobre este punto en el. estudio de los efectos de la anu-
autorización, por la· persona puesta bajo su autoridad. 2 lación. Bástenos por ahora hacer notar que en el caso de violencia, la víctima
Se admite igualmente, que la nulidad puede transmitirse a los sucesores puede volverse también contra el tercero que ha ejercido la presión, en la me-
universales, 3 conservando la misma eficacia, ya que estos son continuadores dida en que éste se haya aprovechado y sin que pueda· oponerle una excepción
6
de la persona del de cujus; en este aspecto la nulidad relativa se asemeja mu- dilatoria. Recientemente la jurisprudencia ha admitido la misma solución,
cho a la nulidad absoluta. incluso contra el tercero que ha obrado dolosamente, a condición de que haya
Se permite también a los sucesores a título particular, prevalerse de la nu- estado en connivencia con el co-contratante. 7
lidad relativa, pero con la condición expresa de que el acto por anular tenga Sin embargo, hay en este caso una cuestión que no podría dejarse a un
por objeto el derecho o la cosa que adquieren directamente de su autor. No lado; puesto que la nulidad relativa está íntimamente vinculada a la persona
hay, pues, un derecho propio, sino un derecho vinculado a la cosa. Esto quiere protegida, ¿puede el demandado forzar a ésta a optar por la actitud que él
decir que la acción o la confirmación del derecho-habiente principal, podrá quiere tomar, antes de que el plazo del ejercicio de la acción de nulidad haya
privarlo de toda iniciativa. expirado? El problema consiste, pues, en saber si mediante una interpelación,
Lo mismo ocurre con el acreedor, a menos que la actitud asumida por el el demandado puede poner en mora al derecho-habiente, a fin de que declare
derecho-habiente principal, sea afectada por la acción pauliana. 4 Su demanda si quiere hacer uso de la facultad que el legislador ha puesto a su disposición.
de nulidad será rechazada igualmente si se había intentado ya la acción oblícua, El derecho francés no ha admitido tal concepción, 8 ya que esto sería,
por una parte, desconocer y alentar la culpabilidad del demandado, y por otra,
l La nulidad relativa puede ser invocada, a lo sumo en apelación y no ante el Tribunal
de Casación, porque no es de orden público. Véanse: Req., 4 de abril de 1853 (O. 5 }APIOT, nota en Rn. Trim. año 1910, pág. 549; PLANIOL, RxPERT y ESMEIN, op. cit., t.
53. 1, 112; S. 53. 1, 480); Req., 4 de agosco de 1856 (D. 56. 1, 319); S. 58. 1, 684); VI, pág. 343; en contra, civ., 18 de octubre de 1910 (D. 12. 1, 233, nota de APPLETON, S.
Req., 17 de noviembre de 1875 (D. 78. 1, 483). 15. 1, 148).
2 PLANIOL, RIPERT y RouAST, op. cit., t. II, pág. 377. 6 Civ., 15 de mayo de 1878 (motivos): D. 78. 1, 270; S. 78. 1, 341.
3 Civ., 10 de mayo de 1853 (O. 53. 1, 160; S. 53. 1, 572); París, 2 de noviembre 7 Req., 29 de junio •de 1933 (S. 33. 1, 330).
de 1887 (D. 88. 2, 225); Confróntese, también: Civ., 6 de julio de 1909 (D. 11. 1, 81; S. 11. 8 GAR<;ONNET y CÉZAR-Bau, Traité théoríque et pratíque de procédure, t. I, pág. 542;
1, 161); Civ., 5 de enero de 1921 (Gaz. Pal. 6 y 7 de febrero de 1921); Bordeaux, 26 de no· GLASSON y TISSIER, op. cit., t. I, pág. 436.
viembre de 1889 (S. 91. 2, 233).
4 BAUDRY·LACA.NTINERIE y BARDE, Ob/íg. t. III, no. 2022; jAPIOT, op. cit., pág. 546.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS AcciÓN DE NULIDAD RELATIVA 333
332

y sobre todo, porque el plazo fijado para el ejercicio de la acción concierne § 4.-CAUSAS DE IMPROCEDENCIA * (fins de non-recevoir) DE

a la naturaleza misma de la protección que es de orden público. LA ACCIÓN DE NULIDAD

Pero, si estos principios tienen un valor que nadie puede discutir, no es Al lado de la prescripción, a que nos hemos referido ya en la exposición
menos cierto que su respeto prolonga a veces inútilmente el estado de incer- de la nulidad absoluta, debe darse cabida aquí a otras causas particularmente
tidumbre en torno a los efectos jurídicos que derivan de un acto jurídico anu- vinculadas al ejercicio de las nulidades relativas. Hay por una parte, la con-
lable. Y esta incertidumbre es tanto más grave cuanto que la nulidad ha firmación expresa o tácita de parte del protegido; y por otra, la imposibilidad
de actuar sobre relaciones jurídicas muy complejas. Aludimos a los contratos material éld ·ai::tor de restituir lo que ha recibido; hay también la excepción
de tracto sucesivo. En efecto, así ocurre en el caso de un contrato de sociedad derivada del dolo del incapacitado; y finalmente, la excepción resultante de
en cuyo otorgamiento, figura entre las partes un incapaci:ado irregularmente la garantía que es el corolario indispensable de ciertos actos (sobre todo en
representado. Ahora bien, por el hecho mismo de que la ley le concede úni- materia de sucesión).
camente a él y a su representante el derecho de aprovecharse de la protección,
se comprende fácilmente cuán grave es la situación de los demás consocios, l.-Confirmación de los actos anulables
ya que todos están a merced de la actitud que asuma el titular de la acción
de nulidad. Es aquí, verdaderamente donde pueden hallarse los rasgos de La confirmación es el acto por el cual una persona protegida por la ley,
una nulidad de carácter mixto, que se encuentra en los ·límites del interés renuncia a prevalerse del vicio que ha .afectado la manifestación de su vo-
general -que exige la más completa certidumbre y regularidad en la for- luntad. Empleamos los términos "manifestación de su voluntad" por la sen-
mación de las relaciones jurídicas-, y el interés privado que se empeña en cilla razón de que los vicios propiamente dichos, como la incapacidad, no son,
defender al incapacitado. ¿Cómo resolver el problema? en suma, más que elementos de la misma noción: falta total o parcial de
A pesar de los argumentos que se aducen en favor del protegido (inca- consentimiento.
paótado o víctima de un error, dol; o violencia), la doctrina no ha dudado La co~firmación, pues, no es más que la consecuencia de la naturaleza
en colocarse del lado de los intereses legítimos de los socios y de ·los tercer~s jurídica de la sanción. Se confirma algo, porque se tiene derecho de hacerlo.
declarando que los consocios deben tener la posibilidad de poner en mora al in- Y en este sentido hasta cierto punto estaría permitido decir, que puede con-
capacitado o a la víctima 9 requiriéndolo a tomar una decisión. Su iniciativa se firmarse inclusive un acto afectado de nulidad absoluta; 12 sólo que advir-
reduce únicamente a esta "interpelación" pues sería ir demasiado lejos permitir- támoslo bien, en tales casos la confirmación no llegaría a ningún resultado,
les demandar la disolucion de la sociedad basándose en las disposiciones del ya que estaría destinada al fracaso por la intervención de otros derecho-habien·
artículo 1871 del Código Civil, en caso de que aquél se rehusara a tomar una tes. Por otra parte, estaría afectada de los mismos vicios que el acto jurídico
mismo, porque no puede purgar la ilicitud. Las explicaciones que siguen nos
decisión. 10
aclararán todos estos puntos.
En todo caso, la jurisprudencia permanece inflexible sobre este punto: n:)
11 Se asimila frecuentemente la confirmación a la renuncia o a la ratificación.
permite que se ejerciten acciones de esa índole.
¿Qué debe decirse de esta pretendida asimilación?
Desde luego, hay una parte de verdad cuando se la asimila a la renuncia:
-----
9 LYoN.CAEN y RENAUL";, Des sociétés, t. II, núm. 81; HouPIN y BosviEUX, Traité theo· renunciar a un derecho o al ejercicio de una acción, es confirmar tácita-
rique et practique des sociétés civiles et commerciales, núm~. 53 y 54; MAX RICHIER, Régime
dts sociétés nulles d raison de leur objet ou du consentement des pdTties, tesis, Pjris, 1910, mente la situación de hecho creada en favor del demandado eventual. Hasta
pág. 69; HÉMARD, op. cit., pág. 147; en contra, BAUDRY-LACANTINERm y WJ>iJiL, núm. 81. aquí, pues, no hay nada anormal. Pero invirtamos las premisas del ,razona-
lO HÉMARD, op. cit., pág. 148 en contra, jAPIOT, op. cit., pág. 557; CH. GIGNOUX, Les

.utions préventiveJS, pág. 119.


11 Véase principalmente, Douai, 25 de noviembre de 1868 (D. 68. 2, 39; S. 69. 2, 148) f • Véase N. de los T. págs. 283 y 304.
Aix, 7 de noviembre de 1887 (S. 88. 2, 151); Orleans, 15 de marzo de 1889 (D. 89. 2, 12 AusaY y RAu, op. cit., t. IV, § 337; PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 416;
DE LA MoRANDIERE, op. cit.
188; S. 90. 2, 8); Douai, 13 de julio de 1900 (S. 03. 2, 293).
334 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
1
miento: ¿toda renuncia significa una confirmación? Evidentemente que no,
porque bien puede renunciarse a un derecho sin que por eSto deba existir for- l ACCIÓN DE NULIDAD RELATIVA

mente y a toda costa, la validez de los contratos y de las cláusulas que


335

l
zosamente un vicio. Así, en la renuncia a un derecho sucesorio o al ejercicio contienen.
de un derecho de paso tratándose de una servidumbre real. La renuncia no
está, en consecuencia, necesariamente vinculada a la idea de vicio, y por esto Ciertamente, estas consideraciones tienen su valor, un valor más bien
si toda confirmación implica una renuncia, el razonamiento inverso no siem- práctico que jurídico. Pero el problema tiene un aspecto jurídico que se
pre es exacto (Cfr. Req., 23 de enero de 1872, D _ 72. 1, 80, nota 3). opone categóricamente a la validez de tales cláusulas. La jurisprudencia, al
Por cuanto a la ratificación, también se presta a confusión. En el lenguaje menos, lo ha tratado con una particular atención, se podr.ía incluso decir,
corriente ratificar un acto jurídico es admitir las obligaciones asumidas en con una intransigencia digna de elogio. Es cierto que no ha 'tenido con
nuestro nombre por otra persona que ha sido nuestro representante de hecho. mucha frecuencia la ocasión de dar a conocer su opinión, ·pero cuando se
le ha solicitado, su actitud ha sido tan firme como tajante.
Al ratificar las obligaciones consentidas de hecho por esta persona, aquélla~
se convertirán en obligaciones perfectamente jurídicas. Hecha esta observación, En los casos de cláusulas de renuncia relativas a las sanciones de orden
debe admitirse que, de acuerdo _con los términos del artículo 1311, el legis- público la jurisprudencia ha aplicado la nulidad ineludiblemente. Por ello
lador considera a la ratificación como sinónimo de la confirmación. no ha admitido que al amparo de una cláusula pueda hacerse una libe-
En todo caso, la palabra "confirmación" es demasiado elocuente para ralidad sin observar las reglas de forma, y esto aún cuando el acto tenga
tratar de substituida. toda la apariencia dé un acto a título oneroso (R~q., 23 de octubre de 1905,
D 06. 1, 32).
Pero antes de empeñarnos en su estudio detallado, hay todavía una
cuestión por resolver: puesto que se trata de una protección que la ley con- Lo mismo ocurre en el caso de las transacciones posteriores a la celebra-
cede ¿puede la víctima .renunciar anticipadamente a la sanción creada en ción del acto nulo. La transacción destinada ·a hacer inoperante la nulidad
su favor? de una substitución prohibida y a dar valor a un legado, será nula también,
co!llo lo es, por otra parte, toda confirmación o ejecución voluntaria. 14 La
Este problema se ha descuidado mucho; los autores. se limitan a citarlo
nulidad afectará igualmente la transacción hecha respecto de un testamento
incidentalmente. 13 Su alcance, sería obvio decirlo, es reducido en el terreno
que tenga una causa inmoral, aunque hecha por interpósita persona y a
de la nulidad absoluta y mucho más extenso en el de la nulidad relativa,
donde la idea de protección del interés privado parece prestarle su apoyo. propósito de una deuda de juego porque la transacción "no podrá tener efec-
to retroactivo sobre la causa del crédito, afectada en su base y en su origen
El caso de una persona que a consecuencia de ur~ escrúpulo legítimo, por una nulidad de orden público". 15
al firmar un contrato con X ha incluído la obligación para su ca-contratante
de no prevalerse de la nulidad que, eventualmente llegue a afectar el con- Esto es cuanto puede decirse sobre la nulidad absoluta, y los ejemplos
trato. ¿Sería válida una cláusula semejante? citados bastan, a nuestro juicio, para demostrar que la nulidad opera por
A este respecto hay dos consideraciones en pugna: encima de todos los medios que se hayan puesto en juego para eludir la apli-
cación de la sanción legal. El ilícito se extiende incluso a las partes más
Hay por una parte, el principio de la libertad de los contratos en virtud profundas del v:ínculo jurídico.
del cual, las partes están en la posibilidad de regular de acuerdo con su
voluntad y sus intereses, sus relaciones jurídicas; y hay, por otra, el prin- Pero si las cosas son tan sencillas en la nulidad absoluta, no sucede lo
cipio de la estabilidad y seguridad de los contratos que propugna abierta- mismo en las nulidades relativas. Porque desde el momento en que la nulidad
se ha creado en beneficio de la víctima, y desde el momento en que única-
13 ]APIOT, op. cit., pág. 308-309, 752, 754, nota 2, 756-57; CAPITANT, Introduction, pág, mente a ésta, y sólo a ésta le es permitido prevalerse de la nulidad, ¿en virtud
63, nota 1; PLANIOL, RIPERT y ESMEIN, op. cit., t. VI, pág. 306; P. BouzAT, De la clause
par laque/le une partie dans une convention s'engage a ne pas en dernander la nullité, Rev. Crit.,
a Req., 2 de marzo de 1858 (D. 58. 1, 308); Req., 24 de abril de 1860 (D. 60 1,
1934, pág. 350 y sgt. 224); Req., 8 de noviembre de 1892 {S. 94_ l, 500; D. 93. l, 93).
15 Req., 17 de enero de 1897 (D 97. 1, 333; S. 82. 1, 160); Civ., 18 de noviembre
de 1893 (S 95. 1, 121; D. 95. 1, 199).
AcciÓN DE NULIDAD RELATIVA 337
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
336
Ante estas soluciones debe preguntarse ¿cuál es su fundamento jurídico?
de qué principio estaría imposibilitada para renunciar por anticipado a la
En una primera opinión, sostenida por CAPITANT y PILLET, debe atenderse a
protección de que goza? la noción de protección bajo un doble aspecto 18 el principio de la protección
Prácticamente el problema sólo se ha planteado de una manera abierta 1 y las reglas de detalle que la configuran. Bajo el primer aspecto, la protec-
y directa a propÓsito de la lesión en materia de división: los menores estaban ción concierne al orden público, en tanto que bajo el segundo, se reduce al
obligados a no intentar la acción de rescisión destinada a garantizar su campo estricto del interés privado. Esta distinción hallará plena aplicación
igualdad. 16 En cambio, la renuncia se ha utilizado muchas veces con fines en el caso de los incapacitados. De lo que se sigue que en tanto se trate del
torcidos. Así en el caso de la división misma, se ha tratado de infringir la ejercicio legal de las medidas de protección, la nulidad relativa tendrá ple-
regla de la igualdad con la intervención de una cláusula penal. El caso 1 na razón de existir en cuanto sea útil para otorgar al débil la protección le-
de un padre que ha señalado las porciones de sus sucesores, mediante una
donación-partición hecha de manera desigual, y para asegurar el respeto de
su decisión ha incluído una cláusula penal al fin de su disposición, que
i gal. Pero, cuando el protegido pretenda cometer un abuso, renunciando
anticipadamente a la protección que se le concede, su decisión afectará al
principio en que se basa la protección, afectará al orden público y la nulidad
se volverá como sanción contra los derechos de aquél que se inconforme. absoluta será inevitable.
A decir verdad, no hay aquí renuncia, porque por una parte, la cláusula Pero parece que este razonamiento no está de acuerdo con el que resulta
emana de una persona que se halla fuera de la esfera de la nulidad, y,
de las decisiones jurispru4enciales. Así, en una sentencia del Tribunal de Ca-
porque, por otra parte, el derecho-habiente tiene siempre la posibilidad 4e
sación, se establece: "considerando que las leyes que rigen el estado y la capa-
intentar la acción de nulidad. cidad de las personas son de orden público, de donde se sigue que fuera de los
La jurisprudencia, en todo caso, se ha visto muy comprometida. En
casos especialmente previstos por la ley, son radicalmnte nulas las estipulacio-
efecto, o respeta la ley y condena las disposiciones ilícitas, o respeta la vo-
nes o contratos que tengan por objeto modificar o restringir· la capacidad
luntad del donante y hace a un lado la protección legal. Pero más todavía,
legal de la mujer casada". (Civ., 22 de diciembre de 1879, D. 80. 1, 112).
inclinándose por la voluntad del padre o del ascendiente, la jurisprudencia
no puede olvidar que éstos eran los más indicados para conocer las aptitudes También a propósito de la mujer casada, en una sentencia más reciente,
de los hijos y que, en consecuencia, la desigualdad de las porciones era más ha cambiado un poco la terminología del Tribunal: "considerando que la
una cuestión de realidad que una cuestión de sentimientos. Y por ello, la mujer, aún existiendo separación de cuerpos y de bienes nó puede comparecer
jurisprudencia optó por un camino obligado, al decidir que la acción del dona- en juicio sin la autorización de su marido, o en caso de negativa de éste,
tario se admitiría si lograba demostrar la violación de sus derechos (lesión a la sin la autorización judicial; que este principio, que es de orden público,
legítima). Si por el contrario, su pretensión no se justifica en absoluto, no so- se impone a todos los grados de jurisdicción". Y la sentencia agrega en
lamente será rechazada su acción, sino sufrirá además, las consecuencias de la seguida: "considerando que la inobservancia de estas disposiciones entraña
cláusula penal 17 Si bien es cierto que esta solución implica un ataque al prin- la nulidad de las decisiones judiciales en que una mujer casada ha sido parte
cipio de la seguridad de los contratos, no lo es menos que el riesgo que corre sin estar debidamente autorizada; considerando, sin embargo, que esta nu-
el afectado es muy sensible y demasiado grave para imponerle la reflexión y lidad sólo puede ser invocada por la mujer, su marido y sus herederos y no
prudencia que amerita el caso. por sus ca-interesados cuando la materia es divisible". (Civ., 6 de diciem-
bre de 1926, S. 27. 1, 56). 19 Esto quiere decir que, aún adoptando la
16 Civ., 22 de mayo de 1"855 (D. 55. 1, 197); Civ., 2 de junio de 1897 (S. 97. 1, 448;
tesis de que "el principio" de la protección es de orden público, trae con-
D. 1797.Resp-ecto
1, 384).de la división por testamento, véanse: Civ., 22 de diciembre U. 1845 (D.
46. 1, 5); Req., 5 de julio de 1847 (D. 47. 1, 256); Civ., 18 de enero de 1858 (D. 58. 1, 18 PILLET, De l'ordre public en droit intern.ttional priYé, pág. 21; CouN y/CAPITANT, op. cit.,
94); Req., 30 de abril de 1890 (S. 93. 1, 142); Civ., 4 de mayo de 1903 (D. 04. 1, 244); <.I, pág. 11.
Req., 20 de junio de 1809 (D. 11. 1', 49, nota de CAPITANT). Por cuanto a la división del !9 En el mismo sentido Civ., 4 de agosto de 1884 (S. 85. 1, 477); Req;, 7 de ene-ro
ascendiente, véanse: Civ., 14 de marzo <le 1866 (D. 66. 1, 173); Req., 7 de julio de 1868 de 1913 (S. 13. 1, 200). '
(S. 69. 1, 125); Civ., 22 de julio de 1874 (S. 74. 1, 479).
1
!
J.
~ ACCIÓN DE NULIDAD RELATIVA 339
338 TEORÍA Y .PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
berá, en todo caso, incluir los elementos necesarios a fin de que pueda recons-
sigo la rectificación de que la nulidad será, a pesar de todo, relativa desde truirse la relación jurídica anterior.
el punto de vista de las personas que tienen derecho de hacerla valer. 2o.-Igualmente, debe mencionar de la manera más clara posible, el
Aceptamos la opinión de DE LA MoRANDIERE, en el sentido de que la sen- vicio que vaya a purgar, es decir, el motivo de la acción de anulación. Sólo
tencia de 1879 da la verdadera solución: el orden público afecta a las reglas de este modo puede establecerse una relación de causa a efecto entre el acto
de protección tanto en el principio que les sirve de base como en las reglas de nulo y el acto confirmativo. (Civ., 7 de noviembre de 1870, D. 78. 1, 169).
detalle que la configuran y que, para aplicar la sanción a las renuncias an- 3o.-En fin, es absolutamente indispensable que se declare expresamente
ticipadas, deberá recurrirse siempre a ··la· ·noción de objeto, considerado a la intención de purgar el vicio, o . si se quiere, la intención de renunciar
través del artículo 6o. del Código Civil. 20 a la acción de anulación (Civ. 19 de julio de 1856, D. 56. 1, 292; Civ., 25
Por lo demás, colocándonos desde el punto de vista de la naturaleza de noviembre de 1857, D. 58. 1, 424).
íntima de la protección misma se justifica la nulidad de la renuncia. Puede Si el acto no reúne todas estas condiciones, estará afectado de nulidad, 23
renunciarse el ejercicio de un derecho o el ejercicio de una acción, cuando pero valdrá como principio de prueba por escrito. Será cuando menos una
efectivamente se tenga el ejercicio de este derecho o de esa acción. Ahora presunción de que el acreedor tuvo la intención de completar su acto por
bien, en el caso de la protección, para renunciar al ejercicio de la acción medios diversos de los que la ley pone a su disposición.
de nulidad, es necesario que el hecho que la ha producid:) esté entera- Advirtamos, por otra parte, que las condiciones anteriormente enunciadas
mente consumado. El menor, como el que ha sido víctima del dolo, no podci se aplican tanto a los medios derivados del derecho como a los medios dedu-
renunciar a lo que ·no tiene. cidos del hecho. Por ejemplo: un heredero forzoso, alegando una lesión a
Dicho esto, pasemos a la confirmación propiamente dicha. la legítima que le corresponde, podrá impugnar el testamento en el cual el
Y, en primer término, ¿de qué manera puede hacerse la confirmación? autor de la herencia ha instituído un legatario universal a quien impone
La confirmación puede ser expresa o tácita. Expresa, cuando se ha hecho como única carga la de suministrar a aquél una renta vitalicia, y podrá im-
por un acto auténtico, por documento privado o aún por una carta; tá- pugnarlo a pesar de que en un documento o acto en que se haya reproducido
cita cuando resulta de la ejecución o de la aprobación voluntaria de la la substancia del testamento, el heredero hubiera declarado que aprobaba la
obligación viciada. 21 disposición testamentaria, si el documento no contiene ni la mención de
La confirmación expresa debe, necesariamente, otorgarse en forma solem- la lesión a la legítima, ni la indicación de la voluntad del heredero forzoso
22
ne, cuando el acto por confirmar haya estado viciado por este concepto, de renunciar a la acción establecida en su beneficio para impugnar de ino-
y ello precisamente porque su finalidad es hacer desaparecer la causa de ficioso el testamento (Req., 20 de abril de 1859, D. 59. 1, 509).
nulidad. Para terminar, señalemos, finalmente, que si por cualquier causa la con-
Pero, fuera de esta condición de naturaleza en cierta forma especial, firmación se otorga ante el juez, éste deberá especificar en su sentencia,
pua que el acto escrito implique confirmación, habrá de ~emlÍr también de una manera precisa y detallada, que las condiciones exigidas por la ley
las tres condiciones siguientes, que se desprenden del artículo 1338 fielmente han sido plenamente respetadas. (Civ., 19 de agosto de 1857, D. 57. 1, 39).
observadas por la jurisprudencia: Si por el contrario, no han sido íntegramente respetadas, deberá tomar en
1o.-El acto escrito debe expresar el objeto, o para emplear los términos cuenta, a título de presunción, lo que se ha expresado claramente, recpa-
del legislador, debe contener la substancia del contrato viciado, sin que zando, en todo caso, la acción del demandante (Req., .21 de abril de 1875,
para ello sea necesario reproducir por completo el contrato anterior; de- D. 75. 1, 488).
La confirmación tácita puede resultar, dice el artículo 1338, de la eje-
20 DE LA MoRANDIERE, op. cit., año 1932-33, pág. 84.
21 Req., 7 de agosto de 1853 (D. 53. l. 389); Req., 6 de junio de 1894 (D 94 ~3 Re:¡., 16 de enero de 1882 (D. 82. 1, 412; S. 82. 1, 199).
1, 524).
22 PLANIOL, RIPERT y ESMEIN, t • VI. pág. 421.
AcclÓN DE NULIDAD RELATIVA 341
.TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
340
asume el carácter de actor, pasando, en c~nsecuencia, del papel pasivo que
cución voluntaria del contrato, hecha en la época en que la obligación podía
afecta su situación de demandado, a la ofensiva. La consecuencia será que
ser válidamente confirmada. no pueda ya alegar pura y simplem~:nte la ejecución, sino deberá probar
Ante todo, debe hacerse hincapié sobre el término "ejecución voluntaria".
que la ejecución ha reunido las condiciones de una confirmacilón. 29
Esto quiere decir que la ejecución debe manifestarse válidamente por sí
Es obvio que la confirmación expresa o tácita, no necesitará de la in-
misma: el pago efectuado por el deudor y su aceptación por parte del
24 tervención del acreedor, y ello, por una parte, porque la sanción concierne
acreedor reúnen las condiciones de una ejecución, pero es 1;1ecesario, ade-
principalmmte. a la parte protegida, 30 y, por otra, porque la confirmacion
más, que esta ejecución no se haga a consecuencia de una presión moral o
es, por naturaleza, un acto unilateral.
física. 25 Así, no podría considerarse que obra voluntariamente el deudor
que cumple sólo para poder escapar a las persecuciones de su acreedor. En En resumen, la confirmación trae consigo la idea de manifestar la in-
todo caso, el ejercicio de los derechos adquiridos por el contrato viciado, tención de purgar el ·vicio sobre cuya existencia se tiene conocimiento per-
fecto y cierto. Estas son las dos condiciones de fondo más importantes, a
implica confirmación. 26 las cuales conviene agregar una terce~ra: la desaparición del vicio (artículo
La confirmación tácita debe satisfacer las dos últimas condiciones an-
1338, párrafo segundo). 1

teriormente enunciadas. Es necesario, pues por una parte que la ejecución


haya sido consentida con perfecto conocimiento del vicio, y por otra, que A pesar del conocimiento y de la evidencia del vicio, y a pesar de la
intención de hacerlo desaparecer, la confirmación será ineficaz si el vicio
la ejecución se haya hecho con la intención de repararlo.
subsiste todavía. Por ello, el incapacitado sólo podrá confirmar un acto
En el acto ejecutado, basta probar el conocimiento del vicio, en virtud
otorgado durante su incapacidad, a partir del día en que llegue a la mayo-
de que la intención de repararlo está implícita. Así, la solicitud de un plazo
ría de edad (artículo Bll) , a menos que quiera recurrir a las formas ha-
para pagar o para consignar lo que no ha sido aceptado por el acreedor,
27 bilitan tes. 31 Lo mismo ocurrirá en el caso de dolo, violencia y error. 32
no podría entrañar los efectos de- una confirmación válida.
Y esta. observación es tan cierta jque será eficaz aún para las nulida-
Pero el acreedor tendrá el derecho de probar por todos los medios que
des absolutas en que la confirmación debe, en principio, excluirse. 3 3 Efec-
la ejecución se hizo con conocimiento del vicio. A este efecto, no deberá tivamente, la nulidad que afecta un. contrato de matrimonio quedará sin
buscarse en el acto de ejecución la expresión exacta de las menciones im- efecto alguno, y el contrato producirf todos sus efectos; para su ejecución,
puestas por el artículo 1338, bastará atender a la ejecución misma. 28 En la después de la disolución del matrimonio. 34 Lo mismo ocurre en la enajena-
prá<:tica la cuestión toma el aspecto siguiente: el deudor trata de rendir la ción en que exista violación a la prohibición si en el momento de la confirma-
prueba del vicio a fin de obtener la restitución de lo que ha dado. Pero ción, el propietario ha recobrado la capacidad para enajenar (París, 12 de enero
el acreedor se opone y se encarga de probar la confirmación. Por lo mismo, de 1906, S. 06. 2, 261). La confirmación podrá finalmente, purgar un acto
2<1 Req., 27 de julio de 1829 (S. 29. 1, 370); Civ., 28 de julio de 1829 (S. 29. 1,
~9 Req., 21 de febrero de 1899 (D. 90. 1, 552); Agen, 28 de mayo de !850 (S. 51.
389); Req. 9 de noviembre de 1869 (S. 70. 1, 71; D. 70. 1, 165). 2, 177); Besanc;on, 27 de noviembre de 1862 (D. 68. 2, 2!4).
25 Civ., 31 de mayo de 1848 (S. 48. 1, 475); Lyon, 5 1de junio de 1852. (D. 52 2,
30 AuaRY y RAu, t. IV, 2, 337, nota 32; IBuFNom, op. cit., pág. 705.
234); Req., 19 de enero de 1830 (S. 30. 1, 69); Req., 31 de mayo de 1848 (S. 48. 1, 31 Req., 11 de julio de 1859 (S. 60. 1, 35); Civ., 28 de noviembre de 1866 (S. 67.
475); Besan~on, 6 de febrero de 1901 (D. 02. 2, 119). 1, 18; D. 66. !, 569); Req., 17 de julio de 1883 (S. 84. !, 319; D. 84. 1, 4);" Req.,
26 Civ., 12 de junio de 1839 (S. 39. 1, 658); Req., lo. de marzo de 1870 (S. 70. 1,
6 de junio de 1860 (S. 60. !, 593; D. 60. l. 339).
199; D. 70. 1, 331); Req., 4 de abril lie 1876 (S. 76. 1, 214); Req., 26 de febrero de
32 BuFNOIR, op. cit., pág. 708; AuBRY Y RAU, op. cit., t. III, § 337, nota 19; PLANIOL,
1877 (S. 77. 1, 264; D. 78. 1, 162); Req., 25 de noviembre de 1878 (S. 79. 1, 57; D.
RIPERT y EsMEIN, op. cit.. t. VI, pág. 4!8.
79. 1, 415); Req., 22 de julio .de 1885 (S. 87. 1, 228; D. 87. 1, 248); Req., 25 de mayo 33 Req., 13 de diciembre de 1853 (S. 54. 1, 94; D. 54. 1, 431); Civ., 10 de mayo de
de 1886 (S. 87. 1, 268; D 87. 1, 379); Civ., 8 de diciembre de 1897 (S. 98. 1, 342); 1854 (D. 54. 1, 217); Civ., 28 de julio de 1876 (S. 76. 1, 449; D. 76. 1, 385); Req.,
Req., 7 de febrero de 1899 (S. 99 1, 224; D. 99. 1, 278). 15 de julio de 1878 (S. 79. !, 393, nota de LABBÉ); Civ., 5 de diciembre de 1882 (S. 84.
27 Rennes, 8 de abril de 1835 (S. 36. 2, 73); Lyon, 24 de diciembre de 185.2 (D. 55.
1, 193; D. 83. !, 171).
2, 298); Besan~on, 6 de febrero de 1901 ya citada. 34 Nimes, 6 de agosto de 1851 (D. 52. 2, 123); Montpetlier, 9 de diciembre de 1853
28 Req., 25 de mayo de 1886 (D. 87. 1, 379); 'Nimes, 10 de marzo de !847 (D.
(D 55. 2; 112).
48 2, 175).
342 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
AcciÓN DE N.ULIDAD RELATIVA 343
ilícito, si la lesión al orden público se ha hecho desaparecer a consecuencia
de una modificación hecha por las partes. Es un caso, ciertamente, dema- sulta del artículo 1338. Trátase en este precepto de los terceros que gozan
siado raro, pero no imposible. 35 de la acción o de la excepción de nulidad, en su. propio nombre. 3S Por
Para terminar, advirtamos que la confirmación puede provenir tanto del consiguiente, deben eoccluirse aquéllos que han podido ser representados
deudor como de sus sucesores, se entiende, en caso de que el primero haya por quien ha confirmado el acto anulable, es decir, los causahabientes uni-
muerto. versales o a título universal. La confirmación no puede, pues, perjudicar
los derechos de los causa-habientes a título partic-.dar. Esta es una regla
de justicia y de equidad: se pu~de renunciar al derecho que se -~~!?~.~ -el
Y ahora una última cuestión: ¿cuáles son los efectos jurídicos de la padre puede renunciar y su renuncia valdrá también ·para su heredero-;
confirmación? pero sería injusto concederle el derecho de obrar a nombre de una persona
El artículo 1338 nos dice a este respecto, lo siguiente: "La confirma- que ejerce su derecho por sí misma. A este respecto se cita siempre el
ción, ratificación o ejecución voluntaria en la forma y época determinadas ejemplo de un menor que ha celebrado una venta durante su minoridad. Si
por la ley, implica la renuncia a las acciones y excepciones que podían opo- al llegar a la mayor edad vende por segunda vez el mismo inmueble a
nerse contra este acto, sin perjuicio, sin embargo, del derecho de terceros". un tercero, la confirmación que pudiera hacer en beneficio del primer
Por consiguiente, la confirmación implica la purga del vicio y la re- comprador no tendría efectos con relación al segundo adquirente.
nuncia a los medios que el legislador ha puesto a disposición del protegido. Insistimos en que la confirmación no tiene ningún valor con relación a
El acto viciado será válido retroactivamente, 36 y ello tanto cuando se trate aquél que ha adquirido un derecho rea~ per.o· será plenamente válida con
de una confirmación tot~l como cuando se trate de una confirmación parcial, relación al acreedor quirografario, porque éste tiene simplemente un derecho
en caso de que el acto esté afectado por varios vicios. 37 Evidentemente, si de crédito, un derecho de prenda general. (Req., 17 de agosto de 1853,
hay varios vicios, la confirmación sólo vale para aquellos que han sido S." 55. 1, 811; D. 54. 1, 389; Req., 8 de marzo de 1854, D. 54. 1, 191).
purgados (por otra parte, si aquél que ha confirmado el acto anulable
p<Jdía atacarlo con dos calidades distintas, por ejemplo, por sí mismo, y como
II.-La prescripción de la aC'ción de nulidad
causa-habiente, la confirmación sólo le obligará en la medida de la intención
expresada: desde entonces la confirmación hecha por el heredero en su La prescripción es, también, una excepción * (fin de non-recevoir) contra
nombre, no podrá obligarle cuando se abra la sucesión). Señalemos, final- la acción de nulidad. Transcurridos diez años, se habrá perdido, pues, el dere-
mente, que la confirmación bien puede ser hecha bajo cualquier condición cho a ejercitarla; el deudor o más bien la víctima no podrá ya demandar, pero
Y en vista de una hipoteca determinada por anticipado. (Civ., 19 de agosto permanecerá a la expectativa mientras su ca-contratante no tome ninguna ini-
de 1857, D. 57. 1, 339). ciativa. Su duración ha sido fijada en diez años desde las Ordenanzas de 1510,
Esto es todo lo que puede decirse sobre el alcance de la confirmación y goza ahora como antes, de las mismas suspensiones e interrupciones que
entre las partes mismas. Pero el artículo 1338 excluye la eficacia de la con- la prescripción de treinta años 39 y siempre con el mismo fin, el de no
firmación respecto de terceros, o si se quiere, respecto de los derechos ad- prolongar la incertidumbre.
quiridos por los terceros. Esta reserva legal amerita algunas explicaciones.
Pero, ¿cuál es la naturaleza jurídica de la prescripción prevista por el
Desde luego, es necesario precisar la noción de tercero, tal como re-
artículo 1340? ¿Está fundada en la idea de la confirmación tácita o pre-
as Req., 24 de abril de 1860 (S. 60. 1, 514); Req., 8 de noviembre de 1892 (S 94.
1, 500). 38 Civ., 16 de enero de 1837 (S. 37. 1, 102); Montpellier, 6 de enero de 1866 (D. 66.
36 Civ., 10 de noviembre de 1862 (D. 62. 1, 470); Civ., 25 de noviembre de 1856 2, 40; S. 66. 2, 280).
(D. 1, 385); Limoges, 13 de diciembre de 1847 (S. 48. 2, 466). • Véase N. de los T. pág. 283.
37 Req., 29 de junio de 1857 (D. 58. 1, 33). 39 Req., 8 de noviembre de 1843 (S. 44. 1, 129); Req., 18 de noviembre de 1884 (S.
85. 1, 68; D. 85. 1, 101).
A C C 1Ó N D E N U L 1D A D R E LA T 1 V A 345
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
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344
la seguridad de los contratos y del desenvolvimiento tranquilo de las re-
sunta? O por el contrario, ¿se funda como todas las demás en la idea de laciones contractuales.
seguridad y de protección de las situaciones de hecho?
La doctrina parece inclinarse por la confirmación, contando además con
el apoyo de algunas sentencias. 40 Esta tesis es, sin embargo, criticable en ¿En qué casos opera la prescripción prevista en el artículo 1304?
más de un punto. La lectura del precepto nos ,obliga a considerar cinco puntos, es decir,
En primer lugar, las premisas de su razonamiento son totalmente falsas. cinco condiciones:
Cuando se habla de prescripción, no se trata de colocarse del lado de un
En primer lugar, debe tratarse de un "contrato", o sea de un acto jurí-
deudor o del lado de un acreedor; no se trata de proteger la voluntad de dico de carácter bilateral.
una u otra de las partes contratantes, sino se trata de un interés superior,
Interpretado literalmente el artículo 1304, no se aplicaría a las obli-
o si se prefiere, de la utilidad práctica 4 1; la prescripción opera porque lo
gaciones unilaterales, porque la manifestación unilateral de voluntad no es
exige el interés de la tranquilidad general. un contrato. Por esto se ha resuelto que la acción de nulidad de la división
Por otra parte, no carece de importancia el argumento derivado de las
hecha por el ascendiente prescribe en treinta años, si la división' se ha hecho
soluciones de la jurisprudencia. Se admite que la excepción de nulidad es
pbr testamento 4 2 ; pero en cambio, se aplica la prescripción de diez años,
perpetua tanto respecto de la nulidad absoluta, como de la nulidad relativa.
si la división ha sido hecha por atto entre vivos. 43 En el primer caso, como
Ahora bien, si ello es así, si la excepción debe sobrevivir a la acción de nu-
es fácil verlo, el sucesor es considerado como tercero, por la sencilla razón
lidad, la prescripción deberá intervenir también, como causa de improceden-
de que no ha tomado parte en el otorgamiento del testamento.
cia * (fin de non-recevoir) de la excepción, porque quien confirma renuncia
Por lo demás, la prescripción de diez años es igualmente ~plicable a los
a toda acción.
Finalmente, es de notar que esta tesis entraña todo un cortejo de situa- actos recognoscitivos, es decir, a la acción de nulidad de la renuncia a una
ciones inadmisibles. Por ejemplo, el caso de una persona que a consecuencia sucesión, como a la acción de nulidad de la adjudicación de inmuebles, aun-
de dolo ha celebrado un contrato. Algún tiempo después descubre el vicio que ésta haya sido dictada en un remate. 44
pero muere sin tener tiemp-o de intentar la acción. Esta pasa al heredero, No hay, pues, nada preciso; no hay un criterio que pueda hacernos creer
quien no teniendo conocimiento del vicio, después de diez años de la muerte que el punto de vista jurisprudencia! se haya fijado en torno al carácter
de su padre, se encuentra desprovisto de acción, pues sin que lo sepa, la contractual del acto jurídico. Porque, aun conservando el principio, se ha
confirmación tácita ha operado aún respecto de él. ¿Cómo explicar esta apartado de los actos entre vivos, precisamente de los actos relacionados
situación? Es cierto que el artículo 1304 establece claramente que la pres- con un contrato (Civ., 25 de noviembre de 1865, S. 66. 1, 104; D. 66.
cripción sólo empieza a correr a partir del día en que el vicio se ha descu- 1, 217).
bierto, pero desde el momento en que se apoya en la voluntad presunta, En segundo lugar, debe tratarse de un contrato afectado de nulidad
carece de todo sentido. relativa. La enumeración de las causas a las que debe aplicarse el artículo
Por todas estas razones, consideramos que es preferible conservar los li- 1304, comprendidas en su propio contenido, nos indica de manera muy
neamientos tradicionales y dirigir la prescripción hacia su cauce natural: el 'clara que la prescripción de diez añó's sólo concierne a las nulidades ten-
de proteger y consolidar las situaciones de hecho en interés del crédito, de 42 Civ., 25 de novien1bre de 1857 (S. 58. 1, 210); Req., 22 de enero de 1872 (S. 72. 1,
321; D. 75. 1, 425).
40 AusRY y RAu, t. IV § 339, nota 3; LAURENT; op. cit., t. XIX, núm. 1; BAUDRY· 43 Civ., 13 de julio de 1869 (S. 71. 1, 34); Bodeaux, 10 de noviembre de 1903 (O.
LACANTINERJE y BARDE, Ob/igations, t. III, núm. 2025; Cfr. Civ., 8 de abril de 1891 (O. 04. 2, 143).
91. 1, 454; S. 91. 1, 149); Civ., 11 de noviembre de 1913 (S. 18. 1, 129). 44 Civ., 21 de marzo de 1882 (S. 83. 1, 301); Civ., lo. de marzo de 1882 (S. 83.
41 PLANioL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 427; DE LA MoRANDIERE, op. cit., 1, 169).
pág. 343. '
• Véase N. de los T., pág. 304.
346 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NuLIDADES RELATIVAS
AcciÓN DE NULIDAD RELATIVA 347
46
dientes a proteger los vicios del consentimiento 45 y a los incapacitados.
Se ha sostenido a veces que el artículo 1304 podría aplicarse también régimen por el artículo 2262. (Civ., 7 de mayo de 1894, S. 98. 1, 510; D.
a las nulidades absolutas, o sea a las nulidades concernientes al orden pú- 94. 1, 505).
blico. Pero no hay tal cosa; cuando menos la jurisprudencia ha opuesto un Lo ~ismo sucede con la acción pauliana. (Civ., 7 de mayo de 1894 ya
veto categórico. 47 Sin embargo, para las nulidades po;: f<1lta de forma, ha citada).
adoptado otro punto de vista. Y a en una resolución de 26 de abril de En .cambio, por respeto a la idea de confirmación, el artículo 1304 ha
1869 el Tribunal de Casación había decidido que el contrato de matrimonio, tenido constante aplicación a la acción de nulidad de las donaciones entre
nulo por falta de forma, debía estar sometido a las disposiciones del artícu- vivos ejercitada por los herederos del donante y a la acción de nulidad de
lo 1304. Después, esta solución fué ampliada y generalizada, y en una las donaciones nulas por falta de aceptación regular. 50
sentencia de 2 de agosto de 1898 se halla este párrafo muy significativo: Es necesario, finalmente, que el plazo de la prescripción se haya cum-
"considerando que el artículo 1304 del Código Civil que establece para todos plido.
bs casos en que una ley especial no fije un plazo menor, la extinción· de Ordinariamente la prescripción sólo comienza a correr desde el día en
las acciones de nulidad o de rescisión de los contratos en un plazo de diez que la acción de nulidad puede ser intentada. Este es un principio elemental
años, es aplicable a la acción de nulidad de todo contrato viciado en la que rig~ toda la materia de las acciones.
forma". 48 Sólq que, las contingencias del medio son tan variables y su influencia
En tercer lugar, debe tratarse de un contrato cuyo contenido sea un es a v~ces tan decisiva que aún los principios de derecho más respetados
derecho patrimonia~. . Este es un punto doctrinal 49 pero que se relaciona deben ceder ante ésta. En nuestro caso, ·veamos algunos ejemplos de las
estrechamente con el carácter contractual del acto jurídico. derogaCiones más importantes admitidas al amparo de la máxima contra non
En cuarto lugar, debe tratarse de una nulidad intentada por la víctima valentem agere non currit prescriptio:
o por sus causa-habientes. La acción de nulidad prevista por el artículo 1596 prescribe en diez años
a contar del día en que el contrato de venta se otorgó si el mandatario
Diremos, desde luego, que esta condición casi no tiene valor alguno en
se ha convertido directamente en adquirente de los bienes cuya venta se le ha-
la actualidad. Tuvo aplicación en tanto se atribuyó un fundamento sub-
bía enc~rgado. De ello se sigue que si la venta ha sido hecha a un incapacitado
jetivo al artículo 1304, en tanto que la prescripción tuvo como fundamento
indiredamente o por interpósitas personas, el plazo sólo comenzará desde el
la voluntad presunta del derecho-habiente. Pero puesto que la jurisprudencia día en que la simulación haya sido descubierta por el propietario (Ciy., 20 de
h ha sostenido, advirtamos que el artÍculo 1304 no ha tenido ninguna noviembre de 1877, S. 78. 1, 22).
autoridad s.obre las acciones de los acreedores, por estar determinado su Por l,o demás, la incapacidad no será un obstáculo para el transcurso
45 Req., 14 de noviembre de 1843 (D. 44 1, 38); Civ., 6 de noviembre de 1895 (S. del término en caso de que el ejercicio de la acción de nulidad pertenezca
96. 1, 5, nota de LYON·CAEN; D 97. 1, 25, nota de SARRUT); Req., 11 de enero de 1912 a los tpunicipios, a los departamentos y establecimientos públicos, por la
(D. 13. 1, 286); Nimes, 13 de enero de 1897 (S. 97. 2, 141; D. 97. 2, 128); Req., 17 sencilla razón de que siendo perpetua su incapacidad, debe concluirse que
de noviembre de 1936 (Gaz. Pal. 1937. 1, 87).
46 Req., 7 de marzo de 1876 (D. 77. 1, 260); Req., lo. de julio de 1925 (D. H. 1925; respecto de éstos no corre la prescripción. Por esto el Tribunal de Casa-
515); Bordeaux, 27 de julio de 1871 (D 72. 2, 125); Poitiers, 30 de octubre de 1893 (S. ción ha. resuelto que el punto de partida de la prescripción se fijárá, en
95 2, 255); Bordeaux, 22 de abril de 1896 (S. 96. 2, 232).
47 Civ., lo. de marzo de 1882 (S. 83. 1, 169; D. 83. 1, 110); véanse también: Civ., estos casos, en el día en que el acto se ha convertido en definitivo. (Req.,
16 de diciembre de 1851 (S. 55. 1, 105; D. 54. 1, 283); Civ., 29 de enero de 1867 (S. 23 de febrero de 1887, D. 87. 1, 177; Req., 12 de enero de 1874 (S 74. 1,
67. 1, 245; D. 67. 1, 52); Limoges, 22 de julio de 1873 (S. 73. 2, 180; D. 74. 2, 68).
48 Civ., 26 de abril de 1869 (S. 69. 1, 297; D 69. 1, 247); Civ., 2 de agosto de
290; [)_ 74. 1, 161).
1898 (D. 98. 1, 553, nota de GLASSON; S. 99. 1, 176). Respecto de la acción de nulidad de la donación-partición del aseen-
49 AuoRY Y RAu, op. cit., t. IV, § 339, nota 17; BAUDRY·LAcANTINERIE y BARDE, Ob/ig.,
t. III, no. 2037; CoLIN y CAPITANT, op. cit., t. II, pág. 152; Pl.ANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit.,
50 Req., 5 de mayo 1862 (S. 62. 1, 561); Toulouse, 27 de abril de 1861 (S. 61. 2,
t. VI, pág. 431.
393; D. 61. 2, 79); Lyon, 8 de febrero de 1867 (S. 67. 2, 143; D. 67. 2, 154); Lyon, 20
de agosto de 1869 (S. 70. 2, 124).

l; !,
AcCIÓN DE NULIDAD RELATIVA 349
348 TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS

igualmente, a los actos anteriores a la. interdicción, si la causa de ésta era


diente, la prescripción comienza el día de su muerte o el de la muerte del notoria al momento de la celebración de estos. 53
ascendiente supérstite si la donación-partición ha sido hecha por el padre- Un régimen especial se ha instituído por la ley de 30 de junio de 1838
y la madre al mismo tiempo y en el mismo acto_ (Req., 25 de febrero de (artículo 39), a propósito de los enajenados internados: se ha establecido
1878, S. 81. 1, 73). que los diez años sólo correrán a partir del día en que sus actos les han sido
En el contrato de matrimonio, la prescripción de la acción por vicios notificados, salvo el caso en que, habiendo salido del manicomio y habien-
de forma sólo correrá a partir de la disolución del matrimonio {artículo- do recup~rado su equilibrio mental, hayan podido tener conocimiento de sus
1395). (Cfr. Civ., 26 de abril de 1896, S. 69. 1, 297; Caen, 17 de noviem- obligaciones.
bre de 1855, S. 57. 2, 757; D. 56. 2, 130). Es curioso sin embargo, qúe la ley haya descuidado completamente a
Al lado de estas restricciones de fuente jurisprudencia! conviene dar· los enajenados no interdictos ni internados. ¿Se ha pretendido impulsar
cabida a las restricciones previstas por el propio artículo 1304. Todas· a los padres a provocar la interdicción o la internación en manicomios de
estas restricciones tienen por fin retardar el punto de partida de la pres- las personas privadas de razón? Pufde haber algo de esto. Como quiera
cripción. que sea, en ausencia de texto y en la imposibilidad de fijar una fecha, la ju-
Y así, para los vicios del consentimiento -error, dolo, violencia-, el risprudencia se ha inclinado por el ?ía de la celebración del acto. 54 Cier-
artículo 1304 establece que: en caso de violencia, la prescripción comenzará tamente, es una solución injusta para quien ha otorgado un acto en estado
a correr desde el día en que haya cesado; en caso de error y de dolo, desde de completa demencia, aunque su situación es muy semejante a la de quien
el día en que hayan sido descubiertos por la víctima. Quien invoca la nulidad ha contratado a consecuencia de un error. Sería preferible aplicarle el
debe probar, en caso de que hayan transcurrido más de diez años desde la mismo régimen y sólo hacer correr el plazo desde el día en que ha tenido
celebración del contrato, que no habían transcurrido los diez años desde que conocimiento de su acto. 55
tuvo conocimiento del vicio. 51 Se entiende, naturalmente, que el deman- Finalmente, la misma situación desfavorable ha sido reservada para aque-
dado siempre tendrá derecho a probar lo contrario. (Civ., 17 de octubre de llos que están sujetos a un Consejo Judicial. Pero en esta ocasión la sor-
1900, S. 1901. 1, 117). prendente analogía que existe entre aquellos y los menores e interdictos, ha
Por cuanto a las incapacidades, las cosas son un poco más complicadas. facilitado la decisión de la jurisprudencia: aquéllos tendrán pues, el bene-
ya que en casi todos los casos hay derogaciones. Así, respecto del menor, ficio de hallarse comprendidos dentro del artículo 1304 sólo desde el día
dice el artículo 1304, la prescripción sólo corre desde el momento en que ha de la cesación de la incapacidad o desde el día de la muerte del incapaci-
llegado a la mayor edad. Esta regla se aplicará, aunque el texto no lo tado. 56
dice, también a los actos del menor emancipado y a los actos celebrados por Esta extensa lista de derogaciones del artículo 1304 nos hace creer que
el tutor, 5Z porque se reputa que sus actos se han hecho por el mismo pupilo. no hay nada preciso en esta materia. No debe olvidarse, sin embargo, que el
Pero la jurisprudencia recientemente ha resuelto que con relación al menor sinnúmero de situaciones creadas por las diversas fuentes de incapacidad,
llegado a la mayor edad, el plazo sólo corre desde el día en que aquél ha así como las complicaciones a veces inevitables creadas por las contingencias
tenido conocimiento del hecho respecto del cual la ley le ha concedido la del medio, han colocado a la jurisprudencia en la imposibilidad de as:loptar
acción de nulidad (París, 21 de abril de 1937, D. H. 1937. 305). 53 AuBRY Y RAU, op. cit., t. IV, § 339, pág. 460; BAUDRY LACANTINERIE y BARDE, Oblig.,
Por cuanto al sujeto a interdicción, el punto de partida del plazo se ha. t.III, núm. 2046; JossERAND, o p. cit., t. Il, ftág. 179; Chambéry, 19 de enero de 1886 (S. 88.
2, 16). En contra: PLANIOL, RIPERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 434.
fijado en el día que deja de existir la interdicción. La misma regla se aplica 5~ Bordeaux, 14 de enero de 1857 (S. 57. 2, 353); Poitiers, 30 de ocrubre de 1893
(S. 95. 2, 225); Bordeaux, 22 de abril de 1896 (0. 96. 2, 455; S. 96. 2, 232).
51 AusRY y RAu, op. cit., t. IV, § 339, pág. 463; BAuDRY LACANTINERJE y BARDE, Oblig. 55 DEM<>L<>MBE, Contrats, t. VI, núm. 162; AUBRY Y RAu, op. cit., t. IV, § 339, nota
t. III, no. 2041; PLANIOL, R1PERT y ESMEIN, op. cit., t. VI, pág. 433; CoLIN y CAPITANT, op. cit.,. 35; PLANIOL, R1PERT y EsMEIN, op. cit., t. VI, pág. 435.
t. II, pág. 154; Cfr. París, 22 de julio de 1853 (S. 54. 2, 49). 56 Civ., 8 de abril de 1891 (S. 91. 1, 149; D. 91. 1, 454); en contra: Req., 6 de junio
52 Req., 20 de abril de 1842 (S. 42. 1, 434); Civ., 30 de marzo de 1830 (S. 30. 1, 238); de 1860 (D 60 1, 339; S. 60. 1, 593).
Bordeaux, 27 de julio de 1871 (S. 72. 2, 221; D. 72. 2, 125).
AcciÓN DE NULIDAD RELATIVA 351
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVA¡S
350 todavía, la indignidad también podía reflejarse en la acción del marid;:J,
si se comprobaba que no mostraba interés por los actos de la mujer. 62
una actitud clara. Sin embargo, excepto las causas de incapacidad, se ha
Pero habiendo modificado dicha ley el artículo 215 del Código Civil,
orientado de una manera constante por la idea de que la prescripción de dispensó a la mujer de obtener la autorización del marido, en relación, se
la acción de nulidad no puede correr contra las personas que no pueden atacar entiende, con las restricciones impuestas por el régimen matrimonial adop-
el acto viciado. Aunque se trate del acreedor o del deudor, la prescripción57 sólo l tado. Por consiguiente, se estableció la capacidad civil de la mujer.
podrá correr desde el día en que cada uno tuvo conocimiento del vicio.
una solución demasiado elástica, demasiado lógica y además susceptible de apli-
Es
¡ Finalmente, en la misma situación se encuentra colocado el pródigo sujeto
a consejo judicial, en caso de que no haya revelado su estado a las per-
t
carse a todos los casos, teniendo hs partes siempre el derecho de rendir prueba sonas con quienes contrató, a condición, sin embargo, de que su ·retl.~encia
o contra-prueba del conocimiento del vicio a fin de corregir los errore¡;
eventuales.
l
j
hubiera estado acompañada de artificios o maniobras dolosas destinadas ha
hacer creer el pleno ejercicio de sus derechos. 63
Pero la actitud jurisprudencia! no está a salvo de crítica. 6 4 Porque si
III.-El dolo del incapacitado deben castigarse las maniobras dolosas, no debe olvidarse que casi en todos
La acción de nulidad puede no prosperar a consecuencia del dolo del los casos la incapacidad se hace pública por diversos medios de publicidad,
y que si el incapacitado es culpable, no lo es menos quien oontrata con él
incapacitado: es una excepción* (fin de non-recevoir) contra: la acción, fun-
sin informarse bien. Respecto del menor, existe la fecha de nacimiento en el
dada. en la indignidad del protegido. No está sancionada po1: la ley, pero la
Registro; para el interdicto y el pródigo, la resolución del tribunal que
jurisprudencia la ha admitido apoyándose en la idea de responsabilidad.
los declara sujetos a interdicción, medios éstos que no pueden ser igno-
El dolo es, en efecto, un delito, ya se haya cometido por una persona rados. Por lo demás, la jurisprudencia no ha dejado de cumplir con su
capaz o por un incapaCitado. Por otra parte, la ley protege al incapacitado deber, ya que castiga al incapacitado si se ha prestado a maniobras dolosas,
contra sus faltas no intencionales, pero no contra los delitos: ·in delictis mino- si sus reticencias han hecho creer verdaderamente a la otra parte en su
ribus non subvenitu1'. Por esto la jurisprudencia ha resuelto que el menor capacidad para disponer, y la víctima del dolo del incapacitado tendrá la po-
comete un delito cuando recurre a maniobras dolosas para convencer a su sibilidad de rendir esta prueba, fundándose no en las simples afirmaciones
ca-contratante de su capacidad. del incapacitado, sino en los hechos palpables, 65 como por ejemplo, el uso
Así, el menor que ha post-datado una letra de cambio a fin de engañar de una acta de nacimiento falsa, o de un contrato de venta celebrado irre-
a los terceros sobre su capacidad, estará obligado no sólo a pagar su monto, gularmente.
58
sino también a renunciar a su acción de nulidad y de rescisión.
Lo mismo ocurría hasta la ley de 18 de febrero de 1938, con la mujer !V.-Imposibilidad planteada por la excepción de garantía
casada que se presentaba en juicio bajo la denominación d1~ "viuda" de un
individuo distinto a su marido, 59 o bajo el nombre de "céli:be mayor". aun- La excepción de, garantía no se presenta con mucha frecuencia en la
1
que casada en el transcurso del juicio, 60 o del de hija no casada. 6 Más realidad porque consiste en la reunión en una misma persona del derecho

l
62 Req., 8 de noviembre de 1905 (D. 06. 1, 14; S. 07. 1, 145); PLANIOL, RIPERT y
57 Req., 18 de noviembre de 1884 (S. 85. 1, 68; D. 85. 1, 101); Civ., 28 de junio
de 1870 (S. 71. 1, 137; D. 70. 1, 310), Pa~is, 21 de abril de 1937 (D. H. 1937. 305).
RouAST, op. cit., t. 11, pág. 381.
63 Civ., 13 de marzo de 1900 (S. 1903. 1, 26; D. 00. 1, 588); Amiens, 27 de junio
* Véase N. de los T., pág. 283. de 1877 (S. 79. 2, 229).
58 Req., 15 de noviembre de 1898 (D. 99. 1, 439; S. 99. 1, 225); Req., 21 de marzo 64 PLANIOL, RIPERT y ESMEIN, op. cit., t. VI, pág. 347.
ele 1899 (D. 99. 1, 192; S. 99. 1, 225, nota de WAHL). 65 Véanse principalmente, Civ., 29 de abril de 1862 (D. 62. 1, 214; S. 62. 1, 701); Civ.,
59 Civ., 28 de marzo de 1888 (D.
Req., 7 de mayo de 1889 (D. 90. 1,
88.
119;
1, 361; S. 91. 1, 294); Gaz. Pal. 1888. 1, 751);
S. 92. 1, 396); Req., 7 de mayo de 1924 (Gaz.
j 6 de abril de 1898 (D. 98. 1, 305;. S. 02. 1, 460); Civ., 13 de marzo de 1900, ya cirada;
Req., 17 de marzo de 1924 (D. H. 1924, 261); Dijon, 29 de enero de 1923 (D. 23
Pal. 1924. 2, 187). 2, 15).
60 Civ., 3 de junio de 1902 (D. 02. 1, 452; S. 02. 1, 485; Gaz..'Pal. 1902. 2, 64).
61 Civ., 29 de abril de 1862 (D. 62. 1, 214; S. 62. 1, 701).
ACCIÓN DE NULIDAD RELATIVA 353
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
352
de nulidad relativa, como la de nulidad absoluta, se propone, en princ1p1o,
de intentar la acción de nulidad y la garantía que le impone respecto del destruir retroactivamente toda huella del acto viciado. Pero la exposición de
acto nulo para no incurrir en el riesgo de la responsabilidad. Esto sólo las causas de nulidad, por una parte, y de las -fins de non-recevoir-
puede ocurrir en materia de sucesiones y en materia de comunidad. En
estos casos, en efecto, por el hecho mismo de la aceptación, el derecho-
1 e~cepciones y causas de improcedencia, * por otra, nos han demostrado que
1 la acción de nulidad no logra en todos los casos su fin. Se trata ahora de
habiente asume la carga de la garantía. enfocar este aspecto con mayor atención sin insistir dema:Siado, ya que, en
Por ejemplo un menor que, al llegar a su mayor edad, concurre a la opinión de todos, si bien hay discusiones sobre la naturaleza, el fundamento
sucesión de su madre que había sido su tutora, la que durante su minoridad y la eficacia de las nulidades, existe casi un perfecto acuerdo 69 por cuanto
había vendido los bienes con la asistencia viciada del tutol!·subrogado, porque 1 a sus efectos.
éste había sido nombrado por un juez inc~mpetente, precisamente por no ser
Vamos pues, a examinar más bien lo que haya de nuevo.
dicho juez el del domicilio en que se había discernido la tutela. Una vez
Dicho esto, seguiremos el mismo plan: efectos del acto anulable, o si
aceptada la sucesión, el heredero no podrá prevalerse de la acción de nulidad
imputable a su madre porque, en su carácter de heredero se ha convertido se prefiere, del acto anulado con relación a las partes, y efectos del acto
en garante de las obligaciones contraídas por aquélla, y ello tanto más cuan- anulado con relación a terceros.
to que la aceptación pura y simple imprime a la obligación de garantía el
carácter de indivisibilidad, 66 sobre todo, cuando el adquirente no ha cono- l.-Efectos de_[ acto anulado con relación a las partes
6
cido el vicio que afecta el acto jurídico. 7 Desde luego, hay que hacer notar que aquí también debe atenderse a
V.-Imposibilidad material la máxima romana quod nullum est nullum producit effectum. El acto nulo,
·1 como el acto anulable, está completamente desprovisto de efectos jurídicos.
La imposibilidad material es también una causa de ineficacia de la ac- Ciertamente, la máxima es verdadera en tanto que no entra en contacto con
ción de nulidad. Cuando el actor no puede restituir a su ca-contratante lo la realidad de las cosas, pero en esta ocasión existe también la regla, que
que le ha sido dado por éste, no tendrá posibilidad de intentar la acción de hemos aplicado igualmente a las nulidades absolutas, de que el acto anulable
anulación. Ejemplos de esto nos han sido proporcionados en materia de produce todos sus efectos en tanto no haya intervenido una resolución ju-
cambio. Teniendo por principal efecto la anulación volver a las partes
a su situación anterior, éstas deben restituirse lo que recíprocamente se han
\ dicial, lo que hace que de ordinario el acto anulable se plantee ante el juez
bajo el aspecto de la ejecución. Ahora bien, una vez ejecutado, las situa-
entregado, pero la jurisprudencia ha resuelto con toda justicia que el de- ciones adquiridas vendrán a agregarse para modificar o destruir la eficacia
mandado podrá retener la cosa en tanto que el actor no devuelva la suya: de la máxima romana. En todo caso, diremos algunas palabras sobre el
considerando "que la imposibilidad en que se encuentra -dice una senten- acto anulado no ejecutado y después pasaremos al acto anulado ejecutado
cia reciente-, por su propio hecho, de devolver el dominio vendido por él
por las partes.
en 1899. crea una excepción* (fin de non-recevoir) oponible a toda acción
Debemos indicar, para que n.o se nos impute una mala interpretación,
68
de nulidad ..." que la máxima anteriormente enunciada, jamás se ha aplicado a los actos
§ 5.-EFECTOS DE LA AcciÓN DE NuLIDAD anulables, ya que su campo de acción, tanto en Roma como en el antiguo
derecho, era el de la nulidad absoluta. Pero, puesto que su sentido ha cam-
Apegándose siempre a las consecuencias jurídicas del contrato, la acción
biado completamente, puesto que no se refiere ya a la nulidad, sino a la
66 Req., 8 de noviembre de 1893 (D. 94 .• 1, 417; S. 94. 1, 401, nota de LAcosTE. acción de nulidad que en uno y otros casos, tiene por finalidad destruir
67 Civ., 21 de abril de 1874 (S. 74. 1, 243); Nancy, 15 de mayo de 1869 (Conside-
randos), S. 269.
68 Civ., 2, 179.
\de junio de 1886 (D. 86. 1, 460); Req., 3 de julio de 1895 (D. 96 1, 293), * Véase N. de los T., págs. 283 y 304.
69 DE LA MoRANDIERE, Cours /icence,' pág. 353.
Civ., 17 de diciembre de 1928 (D. H. 1929, 52).
• Véase N. de los T., pág. 283.
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS ACCIÓN DE NULIDAD RELATIVA
354 355

retroactivamente los efectos del acto nulo o anulable, no vemos inconve- las ha hecho en connivencia con la otra parte contratante (Req., 29 de junio
niente alguno en atribuirle una aplicación general. de 1929, S. 33, 1, 330).
a) Efectos del acto anulado no ejecutado. Si el acto viciado no ha sido La violencia, a su vez, se volverá con más autoridad contra el tercero, pero
ejecutado, la demanda de anulación tendrá plena eficacia: rendida la prue- no por ello el juez estará privado de la posibilidad de mantener el contrato
ba del vicio, el juez deberá inclinarse necesariamente ante aquélla y decretar en sus partes válidas.
la anulación. El dolo, la violencia, el error, la incapacidad, entrañarán la Por ctianto al error, la sanción más adecuada es precisamente la nulidad
desaparición total del acto jurídico; poco importa que pueda resultar una relativa: el retomo al statu quo ante es reemplazado casi siempre, por una
a~ción de responsabilidad. Lo que debe· ·sostenerse es que el acto viciado, nulídad parcial o por una reducción del precio.
que no ha entrado en la fase de ejecución, será, en principio, borrado, salvo Finalmente, a propósito de los incapacitados, el artículo 1312 nos coloca
el caso en que la excepción de garantía y la acción de nulidad se confundan frente a una regla completamente nueva, por no decir contraria: la r.;sti-
en la misma persona. tución sólo será concedida contra quien ha contratado durante su minoridad,
b) Efectos del acto anulado ejecutado. Sin embargo, con el acto vi- durante su interdicción o, a la mujer, durante su matrimonio, si el actor
ciado ejecutado, el problema de las nulidades adquiere un aspecto más prueba q~e la ejecuci.ón del acto anulable se ha realizado en provecho de
obscuro. Las pruebas y contrapruebas rendidas por las partes se suceden aquellos. No negamos que tal disposición era necesaria, inclusive indispen-
algunas veces con tantas complicaciones que la protección sólo produce sus sable para asegurar la eficacia de la protección.
efectos cuando la habilidad de la víctima logre hacerla valer. Esta no debe ol- Como .quiera que sea, intentando la acción de nulidad o de rescisión, el
vidar que un gesto inoportuno, una actitud irreflexiva, una palabra aparente- incapacitado obtendrá plena satisfacción. Pero el demandado no estará in-
mente sin importancia serán susceptibles siempre de llevar al fracaso su pre- defenso, porque tendrá 'el derecho de probar el en#quecimiento injusto y
tensión porque el demandado hallará en ellos los elementos de la confirma- el provecho obtenido por aquél (Civ., lo. de junio de 1870, S. 70. 1, 387;
ción. Más todavía. A veces una de las partes es tan torpe que se apresura D. 70. 1, .431).
a enajenar la cosa recibida en ejecución del contrato viciado. En consecuencia,
Por consiguiente, la forma en que opera el artículo 1312 es muy elás-
estando en la imposibilidad de restituir a su ca-contratante, su acción de
tica: si el menor, por ejemplo, se aprovecha de la restitución o de la rescisión,
nulidad se reducirá, si obra de buena fe, a una simple reparación del per-
debe probar la lesión sufrida: restitutor minor non tanquam minor sed tan-
juicio sufrido. Evidentemente, si aquélla obró con culpa, lo mejor será adop- quam laesus; su ca-contratante podrá oponerle el beneficio que ha obtenido
tar una actitud expectante. de la ejecución y demandarle su restitución. 71 Así, si prueba que la suma
Para darnos cuenta mejor de la influencia de los hechos sobre el juego
pagada ha servido al incapacitado para liberarse de una deuda anterior,.
de la acción de nulidad, veamos algunos ejemplos en que su autoridad está aún cuando dicha deuda sea también anulable, obtendrá la restitución. 71:
lejos de ser perfecta. Pero el artículo 1312 no se aplica solamente a los casos de lesión, sino tam-
Respect() del dolo hemos visto que sólo entraña la nulidad cuando haya bién a los ide inobservancia de las reglas de forma, siempre en unión de Iu
sido provocado por una de las partes contratantes. A esta regla hay que formas hapilitantes destinadas a suplir la incapacidad. 73
hacer, sin embargo, dos modificaciones: se ha admitido, desde hace mucho La obligación del menor será nula, pues, si ha sido contraída a título
tiempo, que aunque el dolo haya resultado de maniobras practicadas por un 70 de préstamo, sin la autorización del Consejo de familia. Sin embargo, ei
tercero, se tomará en consideración si se trata de actos a título gratuito.
Y recientemente la Chambre des Requetes * ha admitido esta tesis aún en actos 71 Req., 12 de marzo de 1844 (S. 45. 1, 47); Civ., 26 de noviembre de 1861 (D.
62. 1, 490; S. 62. 1, 177); Req., 26 de abril de 1900 (D. OO. 1, .455); Req., 2 de enero
a título oneroso, si el tercero que ha sido el autor de las maniobras dolosas, de 1901, (D. 01. 1, 16; S. 01. l. 192).
72 Req., 24 de enero de 1855 (S. 56. 1, 56); Civ., 23 de febrero de 1891 (D. 92. 1,
78. 1, 136); Req., 27 de junio de 1887 29; S. 95. 1, 78).
70 Req., 2 de enero de 1878 (S. 78. 1, 103; D.
73 AuBRY y RAu, op. cit., t. IV, § 336, pág. 428; PLAN!oL, -RIPERT y ESMEIN, t. VI, pág.
(S. 87. 1, 4t9). 443; CoLJN y CAPITANT, op. cit., t. III, pág. 564.
• Véase N. de los T., pág. 47.
ExcEPCIÓN DE NULIDAD 357
TEORÍA Y PRÁCTICA DE LAS NULIDADES RELATIVAS
356
dicho contrato ha sido aprobado e?cpresamente (ratificación expresa), o tacl-
mutuante obtendrá la devolución de las sumas entregadas, si prueba que
tamente (confirmación tácita), o (y este es el punto que nos interesa, dice
dichas sumas han sido útilmente empleadas por el menor (Civ., lo. de junio
MoREL), se ha dejado transcurrir t~l tiempo de la restitución fijado por la ley"
de 1870, ya citada) . es decir, concluye, dejando pasar el tiempo de la prescripción de diez años.
En fin, el artículo 1312 será aplicable a las condiciones de forma nece-
No creemos que esta interpretación sea la más justa.
sarias para el otorgamiento de ciertos actos relativos a los bienes inmue- Desde luego, porque la prescripción no se apoya en la "presunción de
bles: venta de inmuebles, transacción, división, y en general, a los actos de aprobátí6"Ii", sino pura y simplemente en la idea de seguridad y protección
comercio de cierta gravedad. 74 de las situaciones de hecho: la pr¡!scripción tiene siempre por finalidad im-
Es esto cuanto puede decirse, en particular, sobre los efectos de los actos
primir un carácter definitivo a la posesión.
anulables respecto de las partes. Pero, colocándonos aún en el campo del artículo 1115, es fácil deducir
que las palabras subrayadas se refieren no al medio defensivo, es decir, a la
H.-Efectos dd acto anulado respecto a terceros
excepción, sino al medio activo, o s~a, a la acción de restitución: con la excep-
Sobre este punto, reenviamos al desarrollo que hemos hecho sobre las ción no se ataca, no se inicia la ofensiva, sino se defiende, se rechaza una
nulidades absolutas, porque en éstas como en aquéllas opera con la misma pretensión.
eficacia. Es la aplicación del viejo aforismo: nemo plus juris transferre potest Por lo demás, la jurisprudencia ha adoptado una actitud muy clara sobre
quam ipse habet, con las salvedades, naturalmente, de los impedimentos na- este punto. Ha resuelto, en efecto, que el menor podrá invocar la nulidad
cidos de la prescripción adquisitiva (Req., 13 de febrero de 1900, S. 1900.. · aún después de la expiración del plazo de prescripción de la acción de nu-
• lidad, 76 pero siempre por vía prirícipal y no por vía incidental o de recon-
1, 449).
1 vención. 77 Ha precisado, por otrá parte, que la ex~epción está vinculada a
' la protección de la posesión. Este ,es su carácter esencial, que adquirirá toda
SECCIÓN TERCERA la importancia que merece si se agrega que la excepción sólo tendrá valor en
tanto que el acto no haya si ejecutado. 78
Con estas observaciones, concluiremos que, en suma, las explicaciones
La excepción de nulidad dadas cuando hablamos de la excepción aplicable a las nulidades absolutas,
1 deberán invocarse aquí con toda razón. Nos referimos, sobre todo, a su
La excepción de nulidad continúa siendo el medio subsidiario de que carácter impresciptible. 79
dispone la víctima para defenderse contra la demanda de ejecución formu-
lada por el acreedor, cuando haya sido entablada antes de la expiración del
plazo señalado para la prescripción de diez años, o cuando se haya inter- 76 París, 21 de abril de 1836 (S. 37. 2, 17); Rouen, 9 de enero de 1838 (S. 38. 2,
110); Bordeaux, 27 de julio de 1871 (S. 72. 2, 221); Agen, 7 de julio de 1886 (S.
puesto después de este plazo. 86. 2, 189).
Sin embargo, algunos autores rechazan la imprescriptibilidad de la ex- 77 Civ., 5 de abril de 1837 (S. 37. 1,,434); Req., 18 de mayo de 1836 (S. 90. '1, 514);
cepción, cuando menos desde el punto de vista de las nulidades relativas. Lyon, 20 de abril de 1869 (S. 70. 2, 124).
78 Bastia, 22 de mayo de 1854 (D. 55. 2, 10); Caen, 17 de noviembre de 1855 (S.
Así, MoREL, asimilándola a la idea de confirmación tácita, sostiene que 57. 2, 747; D. 56. 2, 130); Lyon, 20 de' agosto de 1869 (S. 70. 2, 124); Bordeaux, 27 de
transcurridos diez años, la víctima no puede ya gozar de la protección de la julio de 1871 ya citada: Req., 21 de junio de 1880 (S. 81. 1, 297; D. 81. 108); Toulouse,
9 de julio de 1859 (S. 59. 2, 407).
ley. 75 A este respecto, invoca el artículo 1115 que dice: "un contrato no
puede ya ser atacado por causa de violencia, si después de que ésta ha cesado, 1 7<J Vemse las sentencias citadas en las notas 91, 92, 93 y 94, págs. 301 y 302 y Dijón
5 de agosto de 1909 (G,.z. Pal., 1909. 2, 535).

H Civ., 7 •de marzo de 1922 (D. 22. 1, 169; S. 22. 1, 145); Dijon, 29 de enero
de 1923 (D. 23. 2, 15; S. 23. 2, 8); Poitiers, 9 de marzo de 1893 (D. 95. 2, 121).
75 MoREL, Cours Joctorat, año 1936-37, pág. 86.
l
l
1

CONCLUSIONES

Quisiéramos, al terminar, dar un breve resumen del problellJa de las nu-


lidades visto en su conjunto; insistir, sobre todo, en las perspectivas que le
reserva el futuro y poner de relieve los aspect9s que tienden a imponerse.
Esta es, en cierta forma, la tarea de quien, después de haber explorado y
analizado detenidamente el campo de sus investigaciones, se sitúa en un
plano superior, para observar los resultados· obtenidos, a fin de trazar a la
luz de su experiencia, el camino a seguir.
En este proceso general, enfocamos, es innecesario decirlo, el fin de la
nulidad, su razón de ser y el papel que debe desempeñar en el desenvolvimien-
to del derecho contractual.
Desde las primeras manifestaciones del derecho, al lado de la coacciéh
física, aparece esta sanción (la nulidad) que opera como contrapartida, por
medio de relaciones jurídicas contra quien ha violado la ley. A la iniciativa
creadora del hombre, al uso más o menos ingenioso de sus esfuerzos, al
juego más o menos fecundo de los intereses egoístas, la nulidad se ha en-
cargado de poner el obstáculo del interés público y de condenar lo que es
contrario a éste, a pesar de reconocer que el libre arbitrio es el mejor con-
sejero del individuo y que el régimen de libert-ad es el más adecuado para
asegurar su eficacia. El Estado siempre ha colocado la actividad contractual
bajo el control de la ley dictada a nombre y para la salvaguarda del interés
general. Y todas las restricciones impuestas, hallan SI,I justificación en estas
preocupaciones de orden general que se han perseguido siempre al amparo de
la misma idea: el orden público
La teoría de las nulidades ha fijado su primer fundamento en la idea de
orden público.
CoNCLUSIÓN 361
ENSAYO SOBRE LA NULIDAD
360 .¡ leyes prohibitivas implican sanción de nulidad, aunque esta sanción no haya
Pero poco tiempo después su campo de elaboración se divide: la ley, ema- sido expresamente establecida".
nación directa e inm'!diata del interés general no ha tardado, primero tími- A este respecto bástanos pensar por otra parte, en la amplia interpre-
damente y por medios indirectos (medidas de protección del Pretor), después tación de que gozan los artículos 6o. y 1131 del Código Civil, en los que
por medios más claros y enérgicos, en tomar también bajo su protección la las nulidades TEXTUALES y las nulidades VIRTUALES, tienen vida
defensa de algunos intereses particulares limitativamente determinados. Y común.
así, la minoridad, el dolo, la violencia, uno tras otro, han quedado bajo su En conclusión, la nulidad, en su aspecto civil, es la sanc,ión . inherente a
autoridad. todo acto jurídico celebrado sin observar las reglas establecidas por la ley, para
De todo esto debe concluirse en primer término, que la nulidad siempre asegurar la defensa del interés general, o para expresar la protección de un
se ha considerado como medida de constricción, como sanción; después ha interés privado.
e~tado destinada a la defensa del interés general, o bien a la defensa de un
interéf privado; por otra parte, que su campo de influencia constantemente
ha sido el del derecho contractual; y en fin, que al proteger el interés público
o el de los .débiles -las condiciones políticas, económicas y sociales han te- La nulidad puede revestir no solamente un carácter civil, sino también
nido siempre sus víctimas-, ha asumidó la dificil tarea de poner de acuerdo un aspecto penal. Se trata de la sanción que por medio del acto jurídico,
el fin perseguido por los contratantes, con el fin o fines del organismo soci~l. habrá de afectar a la persona que ha violado la ley: la nulidad es fuente
Y la historia demuestra que la nulidad ha cumplido con su misión, y ha de la indignidad. Esta distinción tiene importancia, sobre todo, desde el pun-
cumplido bien porque despojándose de su primitiva rigidez entró en con- to de vista de los efectos de la nulidad.
tacto cada vez más íntimo con las necesidades del medio, contando para ello Efectivamente, en la teoría de las nulidades, tal como resu~ta de la práctica
con la colaboración de la noción de orden público que es su principal fun- judicial, la nulidad es inoperante mientras el acto no haya sido condenado
por el juez. Carece de sentido, pues, usar la fórmula contenida en el ar-
damento. tículo 1117 del Código Civil y decir que hay nulidades "de pleno derecho" o
Pero para corresponder mejor a las necesidades del medio y para adap-
tarse mejor a su incesanté variabilidad, tuvo que dejar de apoyarse de que producen un efecto ".inmediato", como ha afirmado PLANIOL. Actual-
manera exclusiva en las disposiciones de la ley. La flexibilidad de la noción mente, cuando la ciencia jurídica pretende demostrar una flexibilidad real
de orden público la ha alentado en esta nueva orientación. Porque, en efec- ante el espíritu de novedad que asalta a cada una de sus partes fundamen-
to, si en su origen la noción de orden público ha sido, hoy como ayer, la tales, y cuando el principio de que "nadie puede hacerse justicia por sí mis-
mo", es seguido por la mejor doctrina, es de desear que se excluya todo
misma, en sus manifestaciones exteriores ha variado según los pueblos y
lo que pueda llevar el germen del desorden al desenvolvimiento tranquilo
épocas, modificándose y modelándose cada día de acuerdo con las necesidades
de las relaciones contractuales. Además, la noción del crédito, basada en
surgidas del crecimiento cuotidiano de los negocios, necesidades relativas
la rapidez de las operaciones, cuadra muy mal con una sanción -que igno-
al dominio político, al dominio social, o al moral o económico. rada aún por los derecho-habientes, deberá dem~strar los milagrosos efectos
Ahora bien, puesto que la nulidad se inspira en el orden público y trata del derecho romano clásico en que la autoridad del Estado se ma~ifestaba
de asegurar la defensa de éste, fácilmente se comprenderá que todas estas sin interrupción y de la manera más rígida-, que no está conforme ya con
eKigencias, todos los cambios operados en el campo social e implícitamente el espíritu moderno, cuando menos, mientras vivamos bajo el signo de la
en el del orden público, van a reflejarse en el de la nulidad. libertad.
Teniendo pues la misma ~rientación que el orden público, la nulidad su- Pero más aún, las contingencias del medio siempre tendrán cierta in-
frirá las mismas consecuencias: tendrá una fuente lega~ o bien una fuente fluencia en el juego de las nulidades. Lo tajante de la voluntad legal deberá
extra-legal; en este último caso, inspirándose en las disposic~ones de orden detenerse a veces ante la voluntad individual, cuando ésta vaya acompañada
general, o aun en el espíritu de la ley, porque, como lo decía. PoRTALIS "las
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362 ENSAYO SOBRE LA NULIDAD CoNcLeSIÓN 363
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de la buena fe en su manifestación, o participe de la idea de justicia o j constituye un cuerpo homogéneo. Dilprsada en las disposiciones del Có-
de equidad, o también cuando el retorno al estado anterior cause un mal digo, amerita mayor atención de la. epa se le ha concedido.
mayor que 1a conservación del acto, a pesar del vicio de ilicitud de que está Por esto, para el caso de que se bilitra una revisión de la obra de Na-
afectado. Quiérase o no, la nulidad más cerrada y radical no podrá en poleón, permítasenos hacer algunas ~ndaciones que nos han sido suge-
ciertos casos, borrar las situaciones adquiridas a consecuencia de la ejecución
voluntaria del acto nulo. Y no podrá no sólo por razones de impasibilidad
1 ridas, unas por las investigaciones que J.nos emprendido a través. del estudio
histórico del problema, otras por ua. lt&itimo deseo de hacer reinar mayor
de orden material, sino también a conseCJJ!!.~~~a de imposibilidades de orden claridad, orden y simplicidad.
jurídico reconocidas por el mismo legislador.
Es de advertirse, sin embargo, que desde el punto de vista de su eficacia,
la nulidad de carácter penal es más enérgica que la de carácter civil. Esto
se comprende, además, cuando se piensa en la idea de indignidad que le sirve
de fundamento. Dado el fin perseguido por la pena que ha sido infligida
l Pero desde el principio mismo, ~os expresar nuestra desconfianza en
el uso de fórmulas precisas e inmutahlcs. Hacer uso de los términos con-
sagrados por la práctica y dar al l~je del Código mayor uniformidad,
no quiere decir que deba colocarse t.jo la protección de nociones de es·
tructura rígida. Esta no es la solucióa. El secreto de la vida de una ley
al interdicto legal, la nulidad no admitirá transacción alguna en la condena- no consiste en la elaboración de ~nes rígidas, porque inspirada en
ción de sus actos, ya que existe la presunción de que habían sido realizados las necesidades del_ momento deberá· Rfir los hechos futuros, y sólo logrará
con vista a atenuar la ejecución de su pena y por lo mismo, a hacerla inefi- cumplir su fin pudiendo adapt~rse a éstos. Es preferible, pues, utilizar
caz. No siempre es así, ya que en otras ocasiones la sanción penal acoge al fórmulas de la mayor flexibilidad posiie, dar reglas menos precisas, menos
acto nulo bajo su autoridad y se opone a la destrucción de las relaciones jurí- tajantes, pero más aptas para corresp611der a las necesidades que se pre-
dicas que ha originado: son éstas las aplicaciones de la regla nemo auditur.. senten.
No debe fijarse por anticipado a la noción de-las nulidades, repitámoslo,
como a la de orden público de la que es complemento, una esfera exacta de
Todo lo anterior nos conduce inevitableménte a la conclusión de que la influencia; "las reglas de derecho no pueden ser absolutas, el derecho no
teoría de las nulidades es muy compleja para encerrarla en la exposición es una ciencia matemática o una ciencia física que se apoye en el razona·
de algunos principios inmutables; y que las situaciones de orden legal que miento puro o en una observación cierta, es una ciencia social en la que
debe aclarar y las dificultades de orden práctico que debe resolver, son tan la observación de los hechos está completamente limitada, en la cual, por
múltiples que sería ir contra su fin sostener que es innecesaria la colaboración consiguiente, sólo podemos establecer reglas exclusivament<: aproximadas". 1
del juez. Tratar de fijar límites inmutables a las nulidades o de determinar el ca-
La intervención del juez es necesaria no solamente para excluir lo que rácter exacto de los elementos de la noción de orden público, sería arrebe-
lleve e~ signo de la ilicitud, y para poner el sello de la legalidad sobre las tarle toda posibilidad de adaptación a las necesidades sociales, sería hacer
cláusulas del acto jurídico que deben conservarse, sino también para dar del derecho una ciencia abstracta y desprovista de todo sentido de las rea-
a la ley su mejor aplicación, en atención a las circunstancias de hecho y lidades, sería desconocer su carácter social.
a la influencia que han ejercido en la celebración del acto. He aquí por qué, aun a riesgo de-llegar a la incertidumbre, preferimos
permanecer en el campo de la imprecisión, dejando al Juez, en cámbio, el
derecho de pesar, excluir o modelar la sanción, y tanto más cuanto que es
imposible que la nulidad derive siempre del texto de la ley.
¿Quiere esto decir que el problema de las nulidades ha estado perfec-
tamente planteado tal como fué concebido por el Código Napoleón? Ciertamente, con ello no pretendemos negar la existencia de errores y lagu-
No lo creemos, porque haciendo a un lado la diversidad de la termino- nas que pueden surgir a veces de su interpretación. Pero este peligro no tiene
logía y la incertidumbre que de ello deriva, la teoría de las nulidades no 1
J. DE LA MoRANDIERE, Cours Doctoral, 1932-33, pág. 514.
CoNCLUSIÓN 365
364 ENSAYO SOBRE LA NULIDAD

y lo ha substituído poco a poco por un régimen más equitativo, más justo y


el alcance que con frecuencia se le atribuye, por una doble razón: por una
más próximo a la naturaleza de las relaciones jurídicas.
parte, porque en la mayoría de los casos el problema de las nulidades es
una cuestión de derecho, es decir una cuestión que debe pasar por el Por otra parte, ya el antiguo derecho se había enfrentado al sistema
tamiz de tres instancias judiciales, por lo que la eventualidad de un error romano. Aún reconociendo su carácter tajante, pronto se dió cuenta de
muy bien podría ser evitada; y por otra, porque al control de las instancias que creaba una atmósfera de anarquía jurídica. Y es ésta la razón que ha im-
superiores y sobre todo del Tribunal de Casación, se agrega la vigilancia púlsado a un CoQUILLE y a un lMBERT a poner en acción el procedimiento
doctrinal que en numerosos casos se ha comprobado que es verdaderamente de decld'ft:teión de nulidad, que más tarde, bajo la probable influencia del
eficaz. Recordemos a este respecto el error, o mejor dicho, la omisión que pensamiento de BARTOLO, recibe la investidura del derecho consuetudinario
han mostrado ciertos Tribunales respecto del testamento escrito a má- por medio del in jus dicendi nultum.
quina. Ha bastado que GÉNY lanzara su reto a propósito de la asimilación A decir verdad, la jurisprudencia moderna no ha hecho más que res-
que ha querido hacerse entre la escritura a mano y la hecha en máquina2 petar y llevar adelante la ruta tradicional, teniendo muy poco eco las
para que la consagración de tal herejía sea condenada definitivamente. controversias doctrinales en la tranquilidad que les es familiar a ,aquélla.
En un país en que la ciencia jurídica tiene representantes de la talla de los Y así la jurisprudencia ha hecho triunfar el principio de que bien se trate de nu-
franceses y donde la antorcha del pensamiento brilla cada vez más, es, si no lidades absolutas o de nulidades relativas, será indispensable una acción judi-
imposible, cuando menos muy difícil que prevalezcan los errores. Esta es cial cuando no se haya podido haltar una solución amigable.
la garantía más segura de que toda interpretación o iniciativa formulada Esta nueva orientación se halla en perfecta armonía con la naturaleza
con desprecio o al margen de los textos de la ley, será recibida con la frial- misma de la nulidad, p::>rque si es cierto que la nulidad es una sanción. que
dad que merece, y que, finalmente, el equilibrio se restaurará y el espíritu tiene por finalidad asegurar el respeto de la ley, ¿por qué sujetarla a otro
régimen?_ ¿Por qué darle el sello del automatismo, cuando todas las demás
legal volverá a su cauce natural. sanciones, aunque a veces menos graves, deben surgir siempre de un acto
Aparte de este incidente insignificante la experiencia nos demuestra que
emanado del órgano competente? De allí el principio que proclama ab:er-
la jurisprudencia no solamente no ha abu5ado de su poder, sino que, además,
tamente que: en tanto no haya una decisión judicial, ~1 acto nulo produce
se ha esforzado por dar al código la interpretación más justa, inclusive en
los mismos efectos que el acto regularmente celebrado. De allí, en segundo
los casos en que las controversias doctrinales habían sembrado el germen
lugar, la necesidad de recurrir a los Tribunales por medio de la acción de
de la discordia. Así ha sucedido con la teoría de la causa, con la de los
nulidad intentada preventivamente o post-facturo: preventivamente, a fin
pactos sucesorios y sobre todo con la teoría a que hemos consagrado nues-
de salvar la situación de las cláusulas ilícitas ocultas bajo la apariencia
tros esfuerzos. de la regularidad, de excluir lo que es malo y conservar lo que es bueno,
En efecto, la teoría de las nulidades se ha orientado por el camino de
en otros términos, a fin de asegurar la eficacia de las disposiciones lícitas,
la claridad con la colaboración de la jurisprudencia. Con su concurso ad-
de ponerse a salvo de toda acción de responsabilidad; post-facturo, para des-
quirió la flexibilidad que le faltó en el derecho romano, en el antiguo de-
truir lo que ha sido ejecutado en virtud de un acto ilícito y restituir a las
recho y en cierta medida, en el mismo Código Civil. partes a la situación anterior a la celebración del acto jurídico. Peró, en
Entrando en contacto muy a menudo y muy de cerca con las realidades
uno y otro casos, la nulidad sólo deberá operar a través de las consecuencias
de la vida, no podía permanecer insensible a las injusticias que habían podido
jurídicas del acto, porque ésta es la mejor manera de obtener el respeto
engendrarse por la aplicación rígida de la ley. Por esto ha minado la infle-
de la ley, sin que por esto se desconozca que el acto jurídico es ante todo
xibilidad del aforismo romano: quod nullum est nulium producit effectuin
un acto de voluntad, es decir que está estructurado sobre la realización de un
2 Véase: GÉNY, nota sobte S. 1931. 2, 49 y S. 1934. 2, 1, Cfr. Trib. Marsella 9 de fin individual. Inclinándose por este fin, es decir por el acto de voluntad
julio 1930; S. 31. 2, 49; D. P. 30. 2, 166 nota de LALol.J, confirmada p<>r el Tribunal de en sí mismo considerado, o por el perseguido por el organismo social, o sea
Aix, el 29 de febrero de 1932 (S. 34. 2, I; D. P. 32. 2, 47, nota de LAL01.J).
ENSAYO SOBRE LA NULIDAD
CoNcLusiÓN 367
366
o la "nulidad radical", y para lo concerniente al interés privado la "nuli-
por el acto considerado desde el punto de vista del interés social, y tomando
dad relativa", significa plantear el problema de las nulidades con claridad.
en cuenta en la misma medida las situaciones adquiridas al amparo de la
Pero más aún, sería recomendable, ante todo, que la teoría de las nulidades
buena fe, la jurisprudencia ha llegado a la consagración de nulidades totales
y de nulidades parciales, según que el ilícito afecte una parte o la totalidad
t se pusiera en contacto directo con la teoría del acto jurídico, 4 de la cual
de las cláusulas induídas en el contrato, suprimiendo así las incoherencias del ! sólo es, en suma, una prolongación .. En lugar de hablar, pues, de nulidades
en el capítulo consagrado a las "causas de extinción de las obligaciones",
"desorden en las nulidades". 3
Ciertamente, este sistema no está a salvo de objeciones. Al establecer el 1 sería mucho más lógico y práctico dedicarles un capítulo especial.
Y si se agrega por otra parte, que quizás sería preferible · n!ducir al
principio de que el acto nulo tiene la misma eficacia que un acto perfec-
mínimo la inseguridad que resulta de plazo tan largo de la prescripción
tamente válido, ha conducido, quiérase o no, a constatar que aquél no opera
de la acción de nulidad, creemos que la teoría de las nulidades podría aspirar
plenamente cuando se trata de destruir y repetir lo que ha sido ejecutado.
a un destino mejor.
Este retorno al statu quo ante ¿no significa acaso la condena más clara del
principio de la seguridad de las transacciones que, en opinión de todos, es 1 Para terminar, nada mejor podríamos hacer que insistir sobre la regla
directriz del sistema jurisprudencia! y que debería ser abiertamente adoptada
la clave del derecho contractual? por el legislador: lia nulidad debe operar a través tk las conrecuencias jurí-
Sí y no; sí, en la medida en que la nulidad debe entrañar la destrucción
dicas del acto. Por lo demás, la ha adoptado en.el caso de condiciones im-
de todas las relaciones jurídicas estructuradas sobre la ejecución del acto; no,
posibles, inmorales e ilícitas (artículos 900 y 1172) -tal vez estos pre-
en la medida en que se tomen en cuenta las rectificaciones q~ la juris-
ceptos constituyen el punto de partida de la jurisprudencia-, y sólo falta
prudencia ha preconizado a fin de dar la mayor flexibilidad 'posible al
llevarla adelante y generalizarla. Este es el ~pecto más importante del pro-
juego de las nulidades. Porque, en efecto, se ha resuelto que la sanción
blema de las nulidades y de su resolución dependerá su porvenir. Si el
debe inclinarse ante las situaciones adquiridas al amparo de la buena fe, y
id~al del derecho es hacer reinar en torno suyo, el máximum de. justicia y
éste es el principio fundamental de la seguridad de las transacciones y del
de equidad, si se quiere crear en torno al derecho contractual la atmósfera de
desarrollo del crédito. Y si se agrega todavía que se ha sacrificado todo
equilibrio, de tranquilidad y de libertad, única capaz de suscitar el dina-
para obtener el máximum de justicia y de equidad, deberá admitirse que
mismo de la iniciativa individual, si se quieren suprimir todos los errores
este sistema es superior al propuesto por la doctrina clásica. Poniendo la
que se han acumulado en torno de la concepción orgánica del acto jurídico;
sanción al amparo de la acción de nulidad, se ha puesto todo en orden,
si verdaderamente se quiere dar a la teoría de las nulidades la flexibilidad
pudiendo florecer a su gusto la iniciativa; graduando su eficacia según la
necesaria para satisfacer la complejidad de las relaciones sociales, debe po-
importancia de los intereses en presencia y según el interés de la sociedad, se
nerse "legalmente" fin al "desorden en las nulidades". Esto no será colocar
le ha dado la flexibilidad que tanto necesitaba. el acto jurídico bajo el yugo del interés general, no será considerar al acto
Si esto es así, ¿puede sostenerse fundadamente que el papel del juez
de voluntad exclusivamente bajo el ángulo del fin social, como se ha pro-
debe reducirse al de un simple órgano de comprobación? puesto por la escuela sociológica, sino será inclinarse ante los fundamentos
de aquél y condenar en suma lo que es verdaderamente contrario a Ja ley.
Sólo de esta manera el interés general, así como el interés privado, quedarán
Pero la atención del legislador del futuro debe fijarse sobre todo, en protegidos: el interés social, porque la nulidad se opondrá a la realización
otros elementos, y aquí nuestras proposiciones adquieren un aspecto aún más de las cláusulas ilícitas del acto; el interés privado porque la voluntad de
concreto. las partes hallará su fecundidad en el respeto de las combinaciones que su
La teoría de las nulidades, necesita -repitámoslo--, de una terminolo-
gía clara. Utilizar para la defensa del interés público la "nulidad absoluta" t ingenio ha creado.

4 jAPIOT, op. cit., pág. 928.


3 THALLER, nota sobre Req., 17 de enero de 1905 (D. 1906, I. 1, 169).
ª
APENDICE

Texto de las disposiciones legales francesas citadas en la obra

A) CóDIGO DE PRoCEDIMIENTos CIVILEs.

Art. 705.-Las posturas se hacen por medio de abogado y en la audiencia. Tan


luego como las posturas se inicien, se encenderán sucesivamente focos preparados
de manera que cada uno dure alrededor de un minuto.
El postor deja de estar obligado si su oferta es mejorada por otra, aun cuando
esta última sea declarada nula.

Art. 1030.-Ninguna actuación o acto de procedimiento podrá declararse nulo,


si la nulidad no está formalmente establecida por la ley.
En caso de que la ley no haya establecido la nulidad, el funcionario judicial podrá
ser condenado por omisión o contravención, a una multa no menor de cinco francos,
ni mayor de cien.

B) CÓDIGO ÜVIL

Art. 6o.-Las leyes que interesan al orden público o a las buenas costumbres
no pueden derogarse por convenios entre particulares.
Art. II.-Los extranjeros gozarán en Franc'.a de los mismos derechos civiles
concedidos o que se concedan a los franceses por los tratados de la nación a que
dichos extranjeros pertenezcan.

Art. 146.-No hay matrimonio cuando falta el consentimiento.


Art. 215.-La mujer no puede comparecer en juicio sin la autorización de su
marido, aun cuañdo sea comerciante, no esté casada bajo el régimen de comunidad,
o exista separación de bienes.

Art. 299.-(Modificado por le7es de 27 de jUlio de 1884 y 6 de febrero de 1893).


El texto vigente es como sigue: El esposo contra quien se haya decretado el divorcio
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370 APENDICE TEXTO DE LAS DISPOSICIONES CITADAS 371

perderá todos los beneficios que el otro esposo le hubiese concedido en el contrato cienes a título universal en caso de parentesco hasta el cuarto grado, inclusive, siem-
de matrimonio o después de celebrado éste. Por virtud del divorcio cada uno de los pre que el autor no tenga herederos en línea directa, a menos que aquél en cuyo
esposos recobrará el uso de su nombre. provecho se hizo la disposición, tenga ese carácter. Las mismas reglas se observarán
respecto de los sacerdotes.
Art. 502.-La interdicción o el nombramiento de un consejo, surtirá sus efectos
a partir del día de la sentencia. Todos los actos realizados posteriormente por el Art. 910.-Las disposiciones entre vivos o testamentarias en favor de los hos-
interdicto o sin la asistencia del consejo, serán nulos de derecho. picios, de los pobres de un municipio, o de establecimientos de utilidad pública, sólo
producirán sus efectos si están autorizadas por una ordenanza real.
Art. 549.-El simple poseedor sólo hace suyos los frutos cuando su posesión
es de buena fe; en caso contrario está obligado. a. entregar los productos con la cosa 4rt. 931.-Todos los actos que entrañen una donación entre vivos deberán otor-
al propietario que la reivindica. garse ante notario, en las formas ordinarias de los contratos dejando copia, bajo pena
de nulidad.
Art. 631.-El titular de la servidumbre de uso no puede ceder ni arrendar sus
derechos a un tercero. Art. 932.-La donación entre vivos sólo obligará al donante y producirá sus
efectos a partir del día en que haya sido aceptada en términos expresos.
Art. 634.-El derecho de habitación no puede cederse ni arrendarse. La aceptación podrá hacerse en vida del donante por acto posterior y auténtico
Art. 791.-Tampoco puede renunciarse, en las capitulaciones matrimoniales, a dejando copiar, pero en tal caso la donación sólo producirá efectos con relación
la sucesión de una persona viva, ni enajenar los eventuales derechos que puedan al donante, desde el día en que el acto que contenga la aceptación, le haya sido
notificado.
tenerse a dicha sucesión. ·
Árt. 792.-Los herederos que hayan malversado u ocultado los bienes de una Art. 934.-La mujer casada no podrá ac~ptar una donación sin el consentimiento
sucesión, están privados. de la facultad de renunciar a ella; quedan como herederos de su marido, o en caso de que éste se rehuse sin autorización judicial, de acuerdo
puros y simples a pesar de su renuncia, sin que puedan pretender parte alguna en con lo prescrito por los artículos 217 y 219 del Título Del Matrimonio.
los objetos malversados u ocultados. Art. 935.-La donación hecha a un menor no emancipado o a un interdicto,
Art. 900.-En las disposiciones entre vivos· o testamentarias, las condiciones impo· deberá aceptarse por su tutor conforme el artículo 463 del Título de l<Z Menor edad,
sibles y las contrarias a las leyes o a las costumbres, se considerarán como no puestas. de la Tutela y la Emancip<Zción.
El menor emancipado podrá aceptarla con la asistencia de su curador.
Art. 908.-(Modificado por ley de 25 de marzo de 1896). El texto en vigor Sin embargo, el padre y la madre del menor emancipado o no emancipado, o los
es el siguiente: Los hijos naturales legalmente reconocidos no podrán recibir por demás ascendientes aún viviendo el padre y la madre y a pesar de no ser tutores o
donación entre vivos nada que exceda de lo que les concede el Título De las Suce· curadores del menor, podrán aceptar por él.
síones. Esta incapacidad sólo puede invocarse por los descendientes del donante, por
sus ascendientes, por sus hermanos y hermanas y por los descendientes legítimos Art. 936.-El sordo-mudo que sepa escribir podrá aceptar por sí mismo o por un
mandatario autorizado.
de estos dos últimos.
El padre o la madre que los haya reconocido podrá legarles todo o parte de Si no sabe escribir, la aceptación deberá hacerse por un curador nombrado a
la cuota disponible; sin embargo, en ningún caso un hijo natural podrá recibir una este efecto, según las reglas estable!cidas en el Título De la menor eddd, d.e la
parte mayor que la menor percibida por un hijo legítimo, cuando concurra con tutela y la emancipación.
éstos. Art. 937.-Las donaciones hechas a beneficio de los hospicios, de los pobres
Los hijos adulterinos o incestuosos no podrán recibir por donación entre vivos
de un municipio, o de establecimientos de utilidad pública, serán aceptádas por
o por testamento, más que lo que les conceden los artículos 762, 763 y 764. los administradores de los municipios o establecimientos, después de haber sido
Art. 909.-Los médicos, las personas que ejerzan la medicina sin autorización debidamente autorizados.
y los farmacéuticos que hayan atendido a una persona en su última enfermedad Art. 948.-Todo acto de donación de bienes muebles sólo será válido respecto
no podrán aprovecharse de las disposiciones entre vivos o testamentarias que hubiere de los bienes de que se haya hecho una estimación firmada por el donante y
hecho (sic) en su favor durante esta enfermedad. donatario, o de quien acepte por éste, anexándola a la copia de la donacion.
Quedan exceptuadas: lo. Las disposiciones remuneratorias a título particular, aten·
diendo a las posibilidades del disponente y a los servicios prestados; 2o. Las disposi- Art. 1108.-Para la validez de un contrato son Esenciales cuatro condiciones.
TEXTO DE LAS DISPOSICIONES CITADAS 373
372 APÉNDICE
Art. 1126.-Todo contrato tiene por objeto una cosa que una de las partes se
El consentimiento de la parte que se obliga; obliga a dar, hacer o no hacer.
Su capacidad para contratar; Art. 1128.-Sólo las cosas que están en el comercio pueden ser objeto de con-
Un objeto cierto que constituya la materia de la obligación; y
trato.
Una causa lícita de la obligación.
Art. 1109.-No es válido el consentimiento si ha sido dado por error, arrancado Art. 1129.-La cosa objeto del contrato debe ser determinada por lo menos en
cuanto a su especie.
por violencia o sorprendido por dolo.
La cantidad de la cosa puede ser incierta, con tal que pueda determinarse.
Art. 1110.-El error sólo es causa de nulidad del contrato, cuando recae sobre
la substancia misma de la cosa que constituye su objeto. Art. 1130.-Las cosas futuras pueden ser objeto de un contrato.
Tampoco es causa de nulidad cuando sólo recaiga sobre la persona con quien Sin embargo, no puede renunciarse a una sucesión futura, ni hacerse estipu-
se tenía la intención de contratar, a menos que la consideración de la persona sea lación alguna sobre dicha sucesión, aun con el consentimiento de aquél de cuya sucesión
la causa principal del contrato. se trata.

Art. 1111.-La violencia ejercida contra quien ha contraído la obligación, es Art. 1131.-La obligación sin causa, con falsa causa o con causa ilícita, no
causa de nulidad aun cuando se haya ejercido por un tercero extraño a aquél en i puede producir ningún efecto.
cuyo provecho se otorgó el contrato. 1 Art. 1132.-El contrato es válido aun cuando no se haya expresado la causa.
Art. 1112.-Hay violencia cuando ésta es de tal naturaleza que impresione a
una persona razonable y que le inspire el temor de exponer su persona o su fortuna
a un mal considerable y presente.
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Art. 1133.-La causa es ilícita, cuando está prohibida por la ley, es contraria
a las buenas costumbres o al orden público.
En esta materia debe atenderse a la edad, al sexo y a la condición de las personas. Art. 1134.-Los contratos legalmente reformados, tienen fuerza de ley para
quienes los celebraron.
Art. 1113_.-La violencia es causa de nulidad del contrato, no sólo cuando se
haya ejercido sobre la parte contratante, sino también cuando se hubiere ejercido Sólo pueden ser revocados por mutuo consentimiento o por las causas establecidas
por la ley; y deben ser cumplidos de buena fe.
sobre su cónyuge, sobre sus ascendientes o descendientes.
Art. 1114.-El simple temor reverencial al padre, a la madre u otro ascendiente, Art. 1165.-Los contratos sólo producen efectos entre las partes contratantes;
sin que se hubiere ejercido violencia, no basta para anular el contrato. no perjudican a terceros y sólo les benefician en los casos previstos por el artícu-
lo 1121.
Art. 1115.-No podrá atacarse un contrato por causa de violencia, si después
de que ésta haya cesado, el contrato ha sido aprobado expresa o tácitamente, o se ha Art. 1167.-Pueden también (los acreedores), en su propio nombre, impugnar
los actos de su deudor celebrados en fraude de sus derechos.
dejado transcurrir el término para la restitución fijado por la ley.
Deben, sin embargo, por cuanto a sus derechos enunciados en el Título de las
Art. 1117.-El contrato celebrado por error, dolo o violencia, no es nulo de Sucesiones y en el del Contrato de matrimonio y los derechos respectivos de los
pleno derecho, sólo da lugar a una acción de nulidad o de rescisión en los casos esposos, sujetarse a las reglas allí establecidas.
y de la manera establecida en la Sección VII del Capítulo V del presente Tí-
Art. 1172.-Toda condición imposible o contraria a las buenas costumbres, o
tulo. prohibida por la ley, es nula y anula al contrario que de ella depende.
A "t. 1118.-La leoión sólo vicia ciertos contratos y respecto de ciertas personas, por
lo que se reglamentará en la sección respectiva. Art. 1182.-Cuando la obligación se haya contraído bajo una condición sus-
pensiva, los riesgos de la cosa objeto del contrato son a cargo del deudor quien sólo
Art. 1119.-En general, nadie puede obligarse ni estipular en su propio nombre, está obligado a entregarla en caso de que se cumpla la condición.
sino por sí mismo. Si la cosa se pierde totalmente sin culpa del deudor, se extingue la obligación.
Art. 1125.-El menor, el interdicto y la mujer casada sólo pueden impugnar Si la cosa se deteriora sin culpa del deudor, el acreedor puede elegir entre
sus obligaciones por causa de incapacidad en los casos previstos por la ley.
Las personas capaces de obligarse no podrán oponer la incapacidad del menor,
.
¡¡
resolver la obligación o exigir la cosa en el estado en que se encuentre, sin dismi-
nución del precio.
del interdicto o de la mujer casada con quienes hubieren contratado. j
374 APÉNDICE TEXTO DE LAS DISPOSICIONES CITADAS 375

Si la cosa se ha deteriorado por culpa del deudor, el acreedor tiene derecho a Art. 1367.-El juez sólo puede requerir de oficio el juramento sobre la de-
resolver la obligación o exigir la cosa en el estado en que se encuentre, más los manda o sobre la excepción opuesta, bajo las condiciones siguientes:
daños y perjuicios. 1o.--Cuando la demanda o la excepción no estén plenamente justificadas;
Art. 1235.-Todo pago supone una deuda; lo pagado indebidamente está sujeto 2o.-Cuando no haya ninguna prueba.
a repetición. Fuera de estos dos casos el juez debe admitir o rechazar pura y simplemente
La repetición no se admitirá respecto de las obligaciones naturales voluntariamente j
la demanda.
1
cumplidas. l Art. 1377.-Cuando una persona por error se crea deudor y pague una deuda,
;
tiene el derecho de repetición contra el acreedor.
Art. 13{14.-En los casos en que la acción de nulidad o de rescisión de un con- '
trato rlo se limite a un tiempo menor por una ley particular, dicha acción dura
diez años.
En los casos de violencia el término sólo corre a partir del día en que ésta ha
j Sin embargo, este derecho deja de existir cuando el acreedor ha destruido su
título a consecuencia del pago, salvo la acción concedida a quien ha pagado, contra
el verdadero deudor.
cesado; en los casos de error o dolo, desde el día en que han sido descubiertos; y ~ '
l Art. 1387.-La ley sólo rige la sociedad conyuga~ por cuanto a los bienes,
para los actos realizados por la mujer casada sin autorización del marido, desde el
Jía de la disolución del matrimonio. Por cuanto a los actos realizados por per- i a falta de convenios especiales que los esposos pueden hacer como mejor les con-
sonas sujetas a interdicción el tépnino sólo corre a partir del día en que ésta cesa, y i venga, a condición de que no sean contrarios a las buenas costumbres, y respeten
además, las disposiciones siguientes.
en relación con los actos realizados por los menores desde el día en que llegan a la
mayor edad.
Art. 1311.-No se permite impugnar la obligación contr.aída por un menor, cuan-
do la ha ratificado al llegar a su mayoría de edad, sea que la obligación deba su
l Art. 1391.-Sin embargo, pueden declarar de una _manera general que quieren
casarse bajo el régimen de comunidad o bajo el régimen dotal.
En el primer caso, y bajo el régimen de comunidad los derechos de los esposos
y de sus herederos se regirán por las disposiciones del Capítulo II del presente
nulidad a la falta de for~a, o que sólo haya estado sujeta a restitución. Título.
Art. 1312.--Cuando los menores, los interdictos o las mujeres casadas, son ad- En el segundo caso, y bajo el régimen dotal, sus derechos se regirán por las dis-
mitidos con estas calidades, a hacerse restituir contra sils obligaciones, la restitución posiciones del Capítulo III.
de lo que se hubiere pagado a consecuencia de dichas obligaciones durante la mi- (Adición de la Ley de 10 de julio de 1850). No obstante, si del acto de ce-
noridad, la interdicción o el matrimonio, no puede repetirse, a menos que se pruebe lebración del matrimonio se desprende que los esposos se han casado sin capitu-
qÚe lo pagado les ha beneficiado. laciones, con 'relación a terceros se reputará que la mujer es capaz de contratar en
los términos del derecho común, a menos que en el acto que contenga su obligación,
Art. 1338.-El acto de confirmación o ratificación de una obligación contra la haya declarado haber celebrado contrato de matrimonio.
cual la ley admite la acción de nulidad o de rescisión, sólo es válido cuando en él
se encuentra la sustancia de la obligación, la mención del motivo de la acción de Art. 1395.-No podrán cambiarse (las capitulaciones matrimoniales) después de
rescisión y la intención de reparar el vicio en que se funda esta acción. la celebración del matrimonio.
A falta de acto de confirmación o ratificación, basta qt!e la obligación se haya
ejecutado voluntariamente después del término en que podía ser válidamente con- Art. 1397.-Todas las modificaciones y contra-cartas, aun revistiendo las f~rmas
firmada o ratificada. prescritas por el artículo precedente carecerán de efectos frente a terceros si no se
han redactado a continuación de la minuta de las capitulaciones matrimoniales; y·
La confirmación, ratificación o ejecución voluntaria en las formas y tiempo de-
el notario no podrá, bajo pena de resarcir los daños y perjuicios que se causen a las
terminados por la ley, implica la renuncia a los medios y excepciones que podían
oponerse contra éste acto, sin perjuicio, no obstante, de los derechos de terceros. partes, y bajo penas más graves si a ello da lugar, entregar o expedir copias .o tes-
timonios de las capitulaciones sin transcribir a continuación las modificaciones o
Art. 1339.-El donante no puede reparar por ningún acto confirmativo, los contra-cartas.
vicios de una donación entre vivos; si es nula por falta de forma, debe rehacerse
en la forma legal. Art. 1442.-La falta de inventario, después de la muerte natural o civil de
j uno de los esposos, no da lugar a la continuación de la comunidad, salvo las de-
Art. 1340.-La confirmación, ·ratificación o ejecución voluntaria de una do- i mandas de las partes interesadas con relación al acervo de bienes y efectos comunes,
nación hecha por los herederos o causa-habientes del donante después de su muerte, ~ cuya prueba podrá rendirse tanto por medio de documentos como por fama pública.
4
implica su renuncia a oponer los vicios de forma o cualquier otra excepción. Si hay hijos menores, la falta de inventario hace perder al cónyuge supérstite,
TEXTO DE LAS DISPOSICIONES CITADAS 377
376 APÉNDICE
Art. 1697.-Si había percibido ya los frutos de algunos fundos o recibido el
además, el goce de sus rentas; y el tutor subrogado que no lo ha obligado a monto de algunos créditos pertenecientes a la herencia, o vendido algunos efectos
hacer inventario, es solidariamente responsable con é~ de las condenas que se lleguen de la sucesión, está obligado a reembolsarlos al adquirente, a menos que expresa-
a dictar en beneficio de los menores. mente los haya exduído de la venta.
Art. 1559.-Sólo con el consentimiento de la mujer puede cambiarse el inmueble Art. 1871.-La disolución de la sociedad a término sólo podrá pedirse por uno
dotal por otro inmueble del mismo valor, o por el que tenga por lo menos los de los socios antes del vencimiento, cuando haya justos motivos, como cuando otro
cuatro quintos de su valor, justificando la utilidad del cambio, y obteniendo la socio falte a sus obligaciones o que una enfermedad crónica lo inhabili~e para los
autorización judicial, previa estimación de peritos nombrados de oficio por el Tri- negocios de la sociedacl, o en otros casos semejantes cuya legitimidad y gravedad
bunal. se deja al libre arbitrio del juez.
En este caso el inmueble recibido a cambio, será dotal; si hay excedente del
precio, lo será también, y se invertirá como tal, en beneficio de la mujer. Art. 1965.-La ley no concede ninguna acción por deudas de juego o para el
pago de una apuesta.
Art. 1595 .-Los esposos sólo pueden celebrar contrato de venta entre sí, en los
Art. 1967.-En ningún caso puede, el que pierde, repetir lo que voluntariamen-
tres casos siguientes:
lo.-Cuando uno de los esposos cede sus bienes al otro cónyuge separado judi- te ha pagado a menos que haya habido dolo, maquinaciones o artificios, por parte de
quien gana.
cialmente de él, en pago de sus derechos;
2o.-Cuando la cesión que el marido hace a la mujer, aún no separada, tiene Art. 1974.-Todo contrato de renta vitalicia estipulado en beneficio de una
una causa legítima, con la reinversión del producto de sus inmuebles enajenados persona que hubiere muerto con anterioridad al contrato, no produce ningún efecto.
o dinero perteneciente a ella si el dinero o los inmuebles no están comprendidos en la
Art. 1975.-Lo mismo ocurre con el contrato por el cual la renta se establece en
comunidad;
beneficio de una persona atacada de una enfermedad de la que muere dentro de los
3o.-Cuando la mujer cede los bienes al marido en pago de una suma que le
1 veinte días de la fecha del contrato.
había prometido en dote, y cuando no exista comunidad.
Quedan a salvo, en estos tres casos, los derechos de los herederos de las partes Art. 2095.-Privilegio es el derecho que la calidad del crédito atribuye al acreedor
contratantes, si hay un provecho indirecto. para ser preferido, aún réspecto de los acreedores hipotecarios. -----
Art. 1596.-No podrán ser adjudicatarios ni a nombre propio, ni por inter- Art. 2262.-Todas las acciones, tanto reales como personales, prescriben en treinta
pósitas personas, bajo pena d~ nulidad: años, sin que quien alegue esta prescripción esté obligado a presentar un título, ni
Los tutores, respecto de los bienes de quienes están bajo su tutela. puedan oponérseles las excepciones derivadas de la mala fe.
Los mandatarios, respecto de los bienes cuya venta les ha sido encomendada.
Art. 2278.-Las prescripciones establecidas en los artículos de esta secaon, co-
Los administradores, respecto de los bienes de los municipios o establecimientos rren contra los menores y los interdictos, salvo las acciones contra. sus tutores.
públicos confiados a su cuidado.
Los empleados públicos, respecto de los bienes nacionales cuya venta realicen en Art. 2280.-Si el poseedor actual de la cosa robada o perdida la ha comprado
ejercicio de su función. en una feria o en un establecimiento comercial, o en una venta en pública almoneda,
o a un comerciante que se dedica a la venta de cosas semejantes, el propietario ori-
Art. 1598.-Todo lo que está en el comercio puede venderse, si leyes especiales
ginario sólo puede recobrarla reembolsando al poseedor el precio pagado.
no han prohibido su enajenación. El arrendador que reivindique, en virtud del artículo 2102, los muebles sacados
Art. 1599.-La venta de cosa ajena es nula y puede dar lugar a daños y per- sin su consentimiento y que hayan sido comprados en las mismas condiciones es-
juicics cuando el comprador ignoraba que la cosa era ajena. tablecidas en el párrafo anterior, debe reembolsar, igualmente, al comprador el precio
en que los haya adquirido.
Art. 1600.-No puede venderse la sucesión de una persona viva, ni aún con su
consentimiento.
Art. 160 l.-Si al momento de la venta la cosa vendida ha perecido en su tota-
lidad, la venta será nula. '
Si sólo ha perecido una parte, el adquirente puede elegir entre desistir de la
venta o demandar la parte conservada, determinando el precio por peritos.
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1
INDICE ALFABETICO

A -de nulidad relativa, personas contra


quienes puede intentarse, 331 y s.
Abuso del derecho, 275 -de nulidad relativa, personas que tie-
Acción de anulación, 144 y s. nen derecho a intentarla, 330.
-de declaración de nulidad, 270, 365. -de nulidad relativa, su naturaleza ju-
-de dolo, 73, 108 y 109. rídica y su objeto, 329 y s.
-de nulidad, 150, 214, 265. -<!e nulidad relativa, sus efectos, 3 52
-de nulidad absoluta, 277 y s. y s.
-de nulidad absoluta., excepciones ( fins -de nulidad relativa y la confirmación,
de non-rece'Jioir), 283 y ss. 333 y S.
-de nulidad absoluta, personas contra -de nulidad relativa y el dolo del in-
quienes puede ejercitarse, 382 y 383. capaz, 350 y s.
-de nulidad absoluta, personas que tie- -de nulidad relativa y la excepción de
nen derecho a intentarla, 378 a 382. garantía, 351 y s.
-de nulidad absoluta post-factum, 271 y -de nulidad relativa y la imposibilidad
s., su función, 275. material, 352.
-de nulidad absoluta, preventiva, 271 -<!e nulidad relativa y la prescripción,
y s. 343 y s.
-de nulidad absoluta, sus efectos, con -de nulidad, renuncia anticipada, 271,
relación a las partes, 389 y ss. 279, 333-343.
-de nulidad absoluta, sus efectos con -de nulidad y los sucesores, 330.
relación a terceros, 297 y ss. -reivindicatoria, 182, 272, 275.
-de nulidad absoluta, su función, 274. -de repetición por pago de ~o indebi-
-de nulidad absoluta, su fundamento, do, 182, 272, 275.
274 y S. -de rescisión, 160 y s.
-de nulidad absoluta, su naturaleza ju· -de responsabilidad, 272.
rídica y su objeto, 377 y s. -de violencia, 73, 115.
-de nulidad relativa, 329 y ss. Aceptación de la donación, 214.
-de nulidad relativa, excepciones ( fins -de la sucesión (error), 317.
de ncm-recevoir), 333 y s. -nulidad por falta de, 264.

1
396 INDICE ALFABÉTICO
INDICE ALFABÉTICO 397
-y el incapacitado, 325. -jurídico, nulidad, 219 y 220.
-costumbres en el antiguo derecho, 103 -véanse liberalidades entre concubinas.
Acreedor y la acción de nulidad relati· -jurídico, teoría del, 29 a 33, 61 y s.
y s., 111, 125, 137, 147. -y condición, 291 y s.
va, 330-331. 173, 188 y s., 294, 366-367.
-costumbres, noción de, 49 y ss. Causas de improcedencia ( fíns de non-
-y la confirmación, 343. -jurídico y el derecho romano, 180
-y la prescripción de die:¡: años, 335 y ss. recevoir) de la acción de nulidad, véa-
y S. -nulo ejecutado (nulidad absoluta), 294 e se N. de los T., pág. 304.
Actio de in rem verso, 276. y s. Causahabiente, 215 y ss., 379, 330.
--ex contractu, 73, 86 y s. -nulo ejecutado (nulidad relativa), 354 Cálculo inmoral, 286 y s. (véase cau- -y excepción de nulidad, 304.
-in personam, 115. y sa) ....... .
S. -y la prescripción de die:¡: años, 346
-in res, 115. -nulo no ejecutado (nulidad absoluta), Capacidad, definición, 321.
y S.
-prescriptis verbis, 62 y s.; 86 y s. 289 y SS. -de ejercicio y de goce, 320 y ss.
Cartas de rescisión, 126, 144, 151. Cláusula de inalienabilidad, 259.
-reipersecutoria, 72. -nulo no ejecutado (nulidad relativa), -de no responsabilidad, 206.
Acto de administración, 299 a 301. 353 y s. Casas de tolerancia, 284 y s.
-de tolerancia, véase causa inmoral. -de renuncia anticipada a la acción de
-de disposición, 299 a 301. -recognoscitivo y la prescripción, 34 5.
Causa, casas de tolerancia, 256, 285. nulidad, 271, 279, 334 y s.
-de gestión, 299. Adjudicación, vicios de forma, 225.
-definición, 30 y ss., 197. Clásulas ilícitas, 266.
-de voluntad, 189-190. Arrendamiento, V. contrato de arren-
Causas de improcedencia (fíns de non- Cláusula oro, 260, 292.
-inexistente, crítica de la teoría del, damiento.
Asociación de utilidad pública, 322. recevoir), 304 y ss. -penal (y la donación-partición), 336.
179 y ss.
-inexistente, efectos, 176-177, 229 y ss. Autonomía de la voluntad, 36. Causa en contratos unilaterales, 256. Cesión de cargos ministeriales, 285.
:-inexistente, evolución histórica, 165 y -de la voluntad y la teoría objetiva --en donaciones y legados, 256 a 261. -de derechos sucesorios, 299 y s.
del derecho, 46 y s. -error sobre la, 148 y s., 197. Coacta voluntas, sed voluntas. 162.
SS.
-inexistente, rasgos característicos, 175- -de la voluntad y la teoría subjetiva del -en los contratos sinalagmáticos, 254 Concepción socialista del derecho, 4 3.
a 256.
177. derecho, 38 y s. -individualista del derecho, 36 y s.
-falsa, 67, 148 y s., 204 y s., 206.
-inexistente, teoría del, 165 y ss., 186 Avalúo, 214, 264. Concubina, véase liberalidades entre con-
210.
y ss. cubinas.
-falta de, 107, 148 y s., 204 a 212.
-inexistente y el antiguo derecho fran- B Condición, 290 y s.
-falta parcial de, 208 y s.
cés, 184 y ss. -carga ilícita, 258 y s.
-falta total de, 205 y ss.
-inexistente y el Código civil, 186 y ss. Bonorum possessio contra tabulas, 78, 85, -de no casarse (viudedad), 259.
-final, 67, 138 y s.
-jurídico, condiciones de eficacia, 29 87. -fin inmediato, 31 y s., 197, 257. -imposible, 67 y s., 91, 96, 105, 114
y S. Buena .fe, en derecho romano, 62. -fin inmoral, 66 y s. y s., 123 y s., 275, 291 y s.
-jurídico, condiciones de fondo y de -fe y la excepción de nulidad, 306. -fin mediato, 31 y s., 197, 257. -inmoral, 275.
forma, 30 y ss. -fe y terceros, 297 y s. 299 a 301, -fundamento de la, 253, 254. Condiciones de forma, 32.
-jurídico, condiciones de formación y 325. -ilícita, 104, 111, 170, 216, 240, 253 Condictio, 116.
de valide:¡:, 175 y ss. Buenas costumbres, 35, 39. a 256 y s., 281 y s., 282 y s. -incerti, 85 y s.
-jurídico, crítica de la concepción or· -costumbres, concepción filosófico-reli- -impulsiva y determinante, 67, 139, 1~6, -in personam, 84 y s.
gánica del, 234 y ss. giosa, 50 y s. 157, 291, 293. --ob rem, 84 y s.
-jurídico, definición, 29. -costumbres, concepción jurídica, 52. -inmoral, 104, 111, 113, y s., 170, --ob turpem ve! injustam causam, 85,
-jurídico, elementos de orden psicoló- -costumbres, concepción sociológica, 51 181, 216, véase buenas Costumbres. 92.
gico y material, 173 y s. y S. -motivo (distinción), 199, 257. -sine causa, 93.
-jurídico en documento privado, 213 -costumbres en derecho bárbaro, 96. -pagaré sin, véase pagaré, letras de Confirmación de los actos anulables, 87,
y s., 218 y s. -costumbres en derecho canónico, 129. complacencia. 107, 115 y s., 117, 160, 214, 231,
-jurídico, límites de la libertad contrae· -costumbres en derecho moderno, véa- -simulada (falsa), 210. 333 a 343.
tu al, 35 y ss. se causa e inmoralidad. -véase objeto (distinción). -de los actos anulables y los suceso-
-jurídico, nociones generales, 19 y ss. -costumbres en derecho romano, 90 y -véase orden público. res, 342.
-jurídico notarial, 261 y ss. 92. -véanse buenas costumbres. --expresa, 338-339.

1
398 INDICE ALFABÉTICO JNDICE ALFABÉTICO 399

-expresa, condiciones de eficacia, 338- -de venta, 299. -a la ley en favor de los herederos, -no interdicto ni internado, 191 y s.
339. -de venta, 299 (demencia). 265 y s. En Francia no hay acciones de nulidad,
-imposibilidad de, 263-264. -de venta, dolo, 314. -a la ley en favor de los incapacitados, 145.
-noción, 333 y s. -de venta, falta de precio, 304 y s. 264. Engaños, 107.
-tácita, 339-341. Contratos innominados, 86. División de la copropiedad, error, 317. Equidad, 114.
-tácita, condiciones de eficacia, 339- Conversión de la nulidad, 218, 265 -de copropiedad y cláusulas de renun· Error, 30, 63, 123 y s., 316 y ss.
340. y s. cia anticipada a la acción de nulidad, -causa determinante, 318.
-total o parcial, 342. Cosa ajena, 114 y s., 170, 208. 336. -comunis facit jus, 298, 299-301, 317.
-y la ratificación, 333-335. -véase objeto. Dolo, 30, 73, 93, 107 y s., 112, 115, 118, -de hecho, 317 y s. .. .....
-v la renuncia, 333. -extra commercium, 64, 77, 91, 96, 160 y s., 313-315. -efectos, 317-319.
Congregaciones religiosas, 300. 104, 111, 114, 170. -de terceros, 314. -falta parcial de causa, 204 y s.
-religiosas, presta-nombre, 300. Cosas fuera del comercio jurídico, 114, -del incapaz, 350 y s. -falta total de causa, 206.
Consensualismo, 123 y s.; 261. 245 y s., 251 a 253. -efectos, 314. -in corpore, 63 y s., 316 y s.
Consentimiento, 30 y ss.; 63, 103, 114 -fuera del comercio jurídico, véase pac- -in causam contractui, 93, y s., 140, -in personam, 63 y s., 196-197, 316,
y s. to sobre sucesión futura. 145. 317, 318.
-aceptación, 214, 317, 325. -incidental, 108, 314. -non videntur qui errant consentire, 63
-error-obstáculo, 192, véase error. -principal, 108, 121, y s., 314. y S. 162.
CH Donación, 212 y s. -obstá¡:ulo, 192-193, 312 y s.
-falta de, 114 y s., 169 y s.; 188 y
SS. 231. -aceptación de la, 214. -sobre el valor de la cosa, 317.
Chambres des requétes, véase nota de -al incapacitado, 325. -sobre la causa, 196-201, 208.
-véase voluntad.·
los T., pág. 47. -a las congregaciones no autorizadas, -soore la existencia del objeto, 196.
Contra-cartas, 256, 285.
Contra non valentem agere . non currit Cheque, 213. 276 y s. -sobre la identidad del objeto, 195 y s.
praescriptio, 288 y s., 347. -de bienes muebles, 214, 264. -sobre la naturaleza del contrato, 63,
D ..-en documento privado, 213, 214 y s., 193-195 .
Contratos, 29, 85, 86.
Contrato de arrendamiento, 299. 263, 264 y 296. -sobre las cualidades accidentales, 317.
Declaración de inexistencia, 230. -en propia mano, 263 y s. -sobre las cualidades esenciales de la co-
Contratos de buena fe, 86.
Contrato de donación, 212.
Delegación y la excepción de nulidad, -indirecta, 326. sa, 64, 196 y s., 318, 320.
-de investigación del árbol genealógico, 306. -simulada, 211, 251, 326. -sobre los motivos, 200, 317.
Demanda reconvencional y la excepción Donaciones nulas por vicios de forma, Estipulación, 114.
209 y s. de nulidad, 305.
-de matrimonio, 32, 212-213, 254. 214, 262 y s. Excepción de garantía y la acción de
Demanda incidental y excepción de nu- nulidad, 351 y s.
-de matrimonio con cláusulas ilícitas,
lidad, 305. E -(fin de non-receYoir), véase nota de
293. Demencia 299, véase enajenados e in- los T., pág. 283.
-de matrimonio en documento priva- capacitados. Ebriedad, 190, 192. -de nulidad, quienes la pueden invo-
do, 218, 264 y ss., 290. Derecho de crítica, 22 y s., 274. Efectos de la acción de nulidad, véase car, 304.
-de matrimonio, inmutabilidad, 219, 264 -de persecución 33. acción de nulidad. -de nulidad, sus efectos, 305 y ss.
y ss., 324. -estricto, 63 y s. El documento es válido hasta en tanto -de nulidad, su naturaleza jurídica y
-de matrimonio sin que concurra uno -eventual (pacto sucesorio), 252 y s., se declara su nulidad ( proyision est su objeto, 302 r ss.
de los esposos, 222-223. 276. due au titre), 270. Exceptio dolí, 63, 66, 72, ll2.
-de matrimonio y el incapacitado, 323. -inalienable, derecho de uso y habita- Ejercicio de las acciqnes de nulidad, 277 -dolí generalis, 72, 77.
-de matrimonio y la prescripción, 348. ción, 253. y ss. -quod metus causa, 72, 112.
-de renta vitalicia, 209. -objetivo, 43. Enajenado, en derecho romano, 68 y s.,
-de seguro, 209, 313. -privativo, pacto sucesorio, 252. 111 y s., 114. F
-de seguro, maniobras dolosas, 318, -subjetivo, 37. -incapacidad de ejercicio, 322.
error. -sucesorio, 249, 290. -interdicto, 192. Falta de capacidad, véase incapacidad.
-de sociedad, 241. Derogación a la ley, 249-251, 253. -interdicto y la prescripción, 349. -de consentimiento, 114 y s., 131, 169

J
400 lNDICE ALFABÉTICO lNDICE ALFABÉTICO 401

y s., 188 a . 201. H Incapacidad, 112, 220, 241, 271, 320, Inmutabilidad, contrato de matrimonio,
-de causa, 67, 107, 148-149, 204-205, 322. 219, 264 y ss., 324.
206, 207-208, 210. Habitación, derecho de, 253. -de ejercicio, 320-323. Inoficiosidad, véase querela.
-de forma, 212 a 220, 261, 325. Hecho jurídico, 29. -de goce, 321. Inoponibilidad, 33.
-de objeto, 169, 170, 201 a 204. Heredero aparente, 299 y s. -enajenado, 68, 114, 191. Insinuación, 124, 149, 159, véase N. de
-de precio serio y rea~ 223, 304 y s. -forzoso y la confirmación de los actos -interdicto legal, 271, 322. los T., pág. 124.
-de riesgo, 209. anulables, 339. -menor, 68, 1-14. Intención, 30, 257.
Fianza y el error, 319 y s. -y legatario, error acumulativo, 317. -parcial, 69, 321-322. -de contratar, 317.
-y la excepción de nulidad 306 y s. Hijo adulterino o incestuoso, 257 y s. -pr-esunción de, 191. -de donar, 257, 261.
Fides-facta, 127. Hipoteca convencional, 32, 212 y s., -pródigo, 111-112. --véase causa.
Fin del contrato, véase causa. 266. -pupilo, 111-112. Interdicto legal, 271, 279.
-social, 246 y s. (Véase orden pú- -lega~ 212 y s., 239. -y el Ministerio Público, 281. -lega~ véase incapacidad.
blico). -y la prescripción de la acción de nu- Interés condicional, 280.
Fins de non-receYoir, véase notas de los 1 lidad, 347-350. -de seguridad, 274 y s.
T. págs. 283, 304. Incapacidades totales, 68, 322. -jurídico, 278.
Forma, 139, 149, 158 y s. Idiotas, 322 y s., véase incapacitados. Indignidad, 321, 362. -legítimo, 259, 271, 279, 280.
--<:ondiciones de, 32. Ilícito, 83, 96, 98, 111, 117, 120, 139 -interdicto legal, 279. Interpelación y la nulidad relativa, 331-
-dat esse rei, 124, 131, 149, 213, 219- y s., 147, 215 y s., 243, 271, 308. -y el dolo del incapacitado, 350 y s. 332.
220. -esfera de~ 245, 267. 1 -y la regla nemo anditur, 283 y s. Irrevocabilidad de las donaciones, 214,
-falta de, 212-220. -explicado por el fin del contrato, 247- ,,\1 Indivisibilidad, 264-265. 262.
-sanción, 308, 323. 248. .\ -de la obligación, 290-291. In delictis minoribus non subvenitur,
-solemnidad, 170, 212-213, 261, 323. -explicado por el objeto del contrato, -de las disposiciones del acto, contrato 350.
-su función, 217. 245-246. ~e matrimonio, 264-265. -judicium, procedimiento, 60, 88.
Formas habilitantes, 323, 355. -explicado por el objeto y la causa, -del objeto de la obligación, 290. -jure, procedimiento, 60, 88.
Formalismo, 123 y s. 247-248. Ineficacia parcial, 242. -jus dicendi nullum, 23, 121, 125, 141,
-decadencia, 212. -véase causa. Ineficacias pretorias, 60. 365 y s.
-en las leyes bárbaras, 98, 195. Ilicitud vista a través de la causa, 254 Ineficacia total, 242. -pari causa possessoris condictio melior
-renacimiento, 32. y s., 284 y s. Inexistencia, 165 y ss., 189 y s. habeatur, 93, 111.
Fraudandi causa, 207. Imposibilidad jurídica del objeto, 64-66, -declaración de, 230. -parí causa turpitudinis cessat repetirio,
Fraude, 107 y s. 1ll, 139, 245-246. -del matrimonio, 165-166, 189, 189 85, 92, 93, 283.
-a la costumbre y a la ley, 137, 149. -jurídica del retorno al statu quo ante nota 12. -parí causa turpitudinis melior est causa
-a la ley, 81, 104, 113, 117, 119, 249 -jurídica de la restitución al statu quo -legal, 172, 173. possidentis, 123, 283.
y s., 254. ante, 294-296, 262. -racional, 172, 173.
-a la ley, concepción objetiva, 250. -material del objeto, 64-66, 111, 139, -sus efectos, 229 y ss.
-a la ley, concepción subjetiva, 250. 203, 245-246. -terminología, 222 y s.
J
-a la ley de contractu ad contractum, -material del retorno al statu quo ante, -y el antiguo derecho francés, 184 Judicium rescindans 76, 122, 125.
117. 294-297. y SS. -rescindans, su naturaleza jurídica, 125-
-a la ley de persona ad personam, 117. Impossibilium nulla est obligatio, 65 y -y el Código Civil, 186 y ss. 126. .
-a la ley de re ad rem, 117. s., 114 y s., 139, 157, 183, 203. -y el derecho romano, 180 y ss. -rescisorium, 76, 93, 122, 125.
-a la ley, su fundamento, 249 y s. Imprescriptibilidad de la excepción de -y la jurisprudencia, 221 v s. -rescisorium, su naturaleza jurídica,
Fuerza, violencia, 107. nulidad, 302-303, 356. Inexistente, teoría del acto, 165 y ss., 125-126.
-de la nulidad, 87, 107, 141, 288. 189 V s. Juez, su función en la nulidad relativa,
G -de los actos inexistentes, 214-215, 217, Inmora.l, 96, 98, 111. 328.
231. -véase buenas costumbres. -su función en la inexistencia, 252,
Garantía, excepción de, y la nulidad,
Inalienabilidad de la dote, 324-325. Inmoralidad, 285 y s., 316. 230-231.
351-352.
402 INDICE ALFABÉTICO INDICE ALFABÉTICO 403

-su función en la nulidad absoluta, 272 -1ie sociedades de hecho y presta-nom- Nulidad, 20 y s., 55 y s., 90 y s., 239 o
y s., 276, 281 y s. bre, 300 y s. y ss.
-su función en la nulidad absoluta y -ah inicio, 239. Objeto, 30, 64, 201.
relativa, 230-231. M -conversión de la, 218. -falta de, 169-170, 196, 201-204.
Juramento confirmatorio, 128-129. -1iefinición, 360. -ilícito, 245-246, 247, 248, 249, 253,
-promisorio, 128-129. Mandato nulo, 305. -parcial, 242, 259, 270, 291, 366. 296.
Jus civile, 59, 60. 61. Maniobras dolosas, 313, 314, 320. -popular, 134. -imposible, 91, 96, 105, 111, 114, 157.
--est ars boni et aequi, 60. -dolosas del menor, 350. -radical, 148, 155, 222. -indivisible, 315.
-gentium, 59, 61. Matrimonio, contrato de, 212-213, 261. -relativa, 90, 93, y s., 107, 112, 115, -jurídicamente imposible, 64-66, 111,
-praetorium, 61. --contrato de, en documento privado, 118, 119, 241 y s., 309-310, 327 y SS. 139, 245-246.
218, 264 y ss., 290. -relativa, véase dolo, error, violencia, -materialmente imposible, 64-66, 111,
L -inexistente, 165-166, 189. incapacidad y acción de nulidad. 139, 203, 245-246;
-inmutabilidad del contrato de, 219, -renuncia anticipada a la acción de, Obligación divisible, 290.
Legado alternativo, 251-252. 264 y ss., 324. -ilícita, 253 y s.
271, 279, 333-343.
Leges perfectae, minus quam perfectae Menor, 69, 75-76, 109, 112, 115, 124, -ilícita, véase causa y objeto.
-total, 148, 242, 259, 291, y s., 366.
et imperfectae, 69. 149, 321-322. -natural, 213, 215 y s., 285.
Lesión, 115. Nulidades absolutas, 90 y s., 95, 103,
-y la excepción de nulidad, 357. Obligaciones entre concubinas, 285 (véa-
Letra de cambio, 207, 210-211. 113, y ss., 117, 119, 153, 269, y ss.,
-y la prescripción de la acción de nu- se liberalidades entre concuhinos) •
-1ie cambio y el dolo del incapacitado, 307-309.
lidad, 348 y s. Obligatio rei non existantis nulla est,
350. -absolutas, rasgos característicos, 269- 139.
Ministerio público, y el acto nulo, 281,
-1ie complacencia, 207· y s., 210 y s., 331.
277, 307-309.
Officio judicis, actio quod metus causa,
285, véase Causa. Mujer casada, 124, 143, 149, 212-213. -absolutas, terminología, 223 y s., 243 115, 122.
~e complacencia y la excepción de nu- nota 3. Officiuin pietatis, 80.
lidad, 306 y s. -absolutas, véase causa, objeto, forma y Orden público, 35, 38, 40, 41, 43, 46,
N
Leyes de orden público, 38-40. <1cción de nulidad. 47, 49, 147, 251-252, 360 y S.
~ispositivas, 40. Nadie puede hacerse justicia por sí mis- -causativas, 142. -público, noción, 245, 247 y s., 294.
-interpretativas, y supletorias, 36, 38, mo, 361. ~e pleno derecho, 147-148, 153, 155- -público, sanción, 241 y s.
45, 47. -puede hacerse justicia por su propia 156, 223, 361.
Liberalidades al hijo adulterino, 257 mano, 270. ~esorden en las, 366, 367. p
y s. Necesidades sociales, 39, 53, 248, 294. -efectos, 154, y ss., 160, 161, 271,
-con cargas ilícitas, 258 y s. Nemo auditur propriam suam turpitudi- 272 y s., 296 y S. Pacto sucesorio, 65, 92, 105, 114, 276,
- ~ntre concubinos, 258. nem allegans, 123, 215, ~ota 87. 283, -en el antiguo derecho francés, 95 278.
-véase causa. 362. y SS. -sucesorio, sanción, 222, 250-252, 278,
Libertad contractual, el orden público y -auditur propriam suam turpitudinem -en el derecho romano clásico, 59-62. 290.
las buenas costumbres, 49 y ss. allegans, sus efectos, 296. -en el derecho romano del Bajo Im- Pagaré, 210 y s., véase causa.
-contractual, principio, 37 y s., 49 y -auditur propriam suam turpitudinem perio, 88-94. Petición de herencia, 79.
s., 53, 246. allegans, su evolución, 284 y s. -en las XII Tablas, 57-58. Prescripción adquisitiva, 218, 2,31.
-contractual y la concepción objf'tiva del -auditur propriam suam turpitudinem -ex publicis et privatis causis, 136, ~e diez años (art. 1304), 218, 328,
derecho, 43 y ss. allegans, su fundamento, 284-287. 239. 343 y S.
-contractual y la concepción subjetiva -plus juris transferre potest quam ipse -precisas y perpetuas, 136, 137 y s. ~e treinta años, 276 y s., 278, 287
del derecho, 21, 37 y ss. habet, 298, 356. -respectivas, 142-145, 160-162. y s.
-contractual y la renuncia anticipada No es válido donar y retener, 113 y s. -su función, 239 y ss., 359 y ss. -y la excepción de nulidad, 303.
a la a~ción de nulidad, 333 y s. No hay nulidad sin texto, 166. -teoría de las, 239 y ss. Presta-nombre, 300.
Liquidación de las sociedades de hecho, Norma social, 44 y s. -textuales, 240, 361. -nombre, congregaciones religiosas, 300.
296, 297,. y s., 302. -social, norma constructiva, 45. -virtuales, 166, 240, 361. Presunciones graves, 314.
lNDICE ALFABÉTICO 405
404 !NDICE ALFABÉTICO

Rescisión, 93, 115, 118, 125 y s., 144 y


-del acto jurídico, 29-53, 294, 365 u
Prior tempore potior jure, 33. y s.
Pródigos 322 y s., véase incapacitados. S. 150.
-de las nulidades, 239 y ss. Uso, derecho de, 253.
-(y dolo), 112, 322 y s., 351. Rescindente, acumulación con el resci-
Terceros, 215, 218, 232, 278-279. Utilidad pública, 119, 140, 285, véase
Promesa de pagar una deuda ilícita, sorio, 150.
Tercero adquirente, 297-302. asociaciones.
256. Rescisión, efectos, 161.
-y el dolo cometido por éste, 314.
Propiedad aparente, 299-300, 302. Rescisorio, 145.
Terceros y la acción de nulidad, 330- V
Publicidad, 33. Resoluto jure dantis resolvitur jus acct-
331.
pientis, 298.
-y la··confirmación, 342-343. Vicios de forma, 261-264.
Responsabilidad, 25.
Q Restitución, 297, 317.
-y la regla de la inmutabilidad del con- -del consentimiento, 311 y ss.
trato de matrimonio, 324. Violación de la ley, 249.
Quae temporalia sunt ad agendum, per- -error, 355.
-y la violencia, 316. Violencia, 30, 98, 99, 107, 112, 315.
petua sunt ad excipiendum, 160, 303. Restitutio in integrum, 74, 75, 78, 93,
Testamento, 212-213, 266. -moral y física y la confirmación de
-semet utiliter constituta sunt, durant, 96-97, 109, 111, 122, 150, 329.
Título aparente, 300. los actos anulables, 339 y s.
licet ille casus extiterit a quo initium -in integrum, confirmación, 144-145,
Transacción y testamento nulo, 335. Voluntad, acto de, 189-190.
capere non potuerunt, 299. 150.
Querela inofficiosi donationis, 96. Restitutor minor non tanquam minar,
-inofficiosi dotis, 96. sed tanquam laesus, 355.
-inofficiosi testamenti, 77, 79, 96, 112, Reticencia, dolo, 351.
115, 125.
-non numeratae pecuniae, 66. S
Quod ab initio vitiosus est, non potest Sanción, naturaleza de la nulidad, 360,
tractU temporis convalescere, 87, 154,
véase nulidad.
185. Seguros, véase contrato de seguro.
-nullum est, ipso jure rescindí non po- Sociedades de hecho, 266-267, 296, 302.
test, 142, 156. -de hecho, liquidación, 296-297.
-nullum est, non potest, confirmari,
Solemnidad, forma, 170, 212-213, 261,
155. 323.
-nullum est, nullum producit effectum,
Solus consensus obligat, 123-124, 170,
150, 155, 230, 270, 294, 328, 353,
188, 238.
364. Statu quo ante, 25, 296 y s., 329 y s.,
355, 366.
R Subrogación hipotecaria, 212-213.
Substituciones prohibidas y la renuncia
Ratificación, 214. anticipada a la acción de nulidad,
Reducción de la fianza, 319-320. 335.
-del precio, 319, 320. Sucesión futura, renuncia, 345.
Renuncia anticipada a la acción de nu- Sucesores y la acción de nulidad, 330.
lidad, 271, 279, 333-343. -y la confirmación de los actos anu-
-a una sucesión futura, 345. lables, 342.
-a una sucesión futura y el juramento,
132. T
Réplica y la excepción de nulidad, 305.
Requerimiento y la nulidad relativa, Temor reverencial (violencia), 316.
332. Teoría del acto inexistente, 165 y ss.,
Res extra commercium, 64, 77, 91. 189.
INDICE SISTEMATICO

Advertencia a la edición castellana. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9


Prefacio.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
Introducción....................................... . . . . . . 17

P R I M E R A P· A R T E
Teoría del acto jurídico
CAPITULO I
CoNDICIONES DE EFICACIA DEL ACTO JURÍDICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

CAPITULO II
Los LÍMITES DE LA LIBERTAD CONTRACTUAL. . . . . . . . . . ..... . . . . . 35
Sección Primera. La teoría subjetiva del derecho, la libertad conc
tractual y el orden público . . . . . . ..... .. 37
Sección Segunda. La teoría objetiva del derecho, la libertad con•
tractual y el orden público . . . . . . . . . . . .. .. . . .. . . . . . 43
Sección Tercera. La libertad contractual, el orden público y las
buenas c:>stumbres ... ... .. . . . . . ............ . . .. 49

SEGUNDA PARTE
Teoría de las nulidades
TITULO PRIMERO
EvoLUCIÓN HISTÓRICA DE LAS NULIDADES 57

J
408 lNDICE SISTEMÁTICO !NDICE SISTEMÁTICO 409 '

CAPITULO I Págs.
Págs.
II) Las nulidadel' en la obra de Irnerio y sus discípulos . . . . 112
LAs NULIDADES EN DERECHo RoMANo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 57 a) Las nulidades según la escuela de Irnerio. . . . . . 113
Sección
Primera. Las nulidades en la ley de la XII Tablas. . . . . . 57. b) Las nulidades según los postglosadores . . . . . . . . 116
Sección
Segunda. Las nulidades en el derecho romano clásico. . . 59 III) Las nulidades según los bartolistas. . . . . . . . . . . . . . . . . . 118
§ l.
Ineficacias del jus ávile.. . .. .. .. .. .. .. .. . .. .. 62 IV) Las nulidades según los dialécticos franceses. oooo. o. 123
§ 2.
Ineficacias pretorias . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ...... 70 § 3o El derecho canónico y el problema de las nulidades. . . . . . . 126
1) Causas de las ineficacias pretorias . . . . . . . . . .. ... 71 CoNCLUSIONES . . . . . . . . . o.. o. ooo.. o..... o.. oo. ooo.. o...... o. o. oo 133
2) Los medios pretorios.............. .. .. 72
Sección Tercera. El período monárquico ................... o. . . 133
a) Exceptio doli y metus causa. . . . . . . . . . . . . 72
§ l. Las nulidades en los autores del siglo XVI. ......... o. 135
b) Actio dolí y quod metus causa........ . . . . . . . 73
1) Nulidades precisas y perpetuas ........... o......... 137
e) La restitutio in integrum. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 74
2) Nulidades causativas o respectivas ............. 142
§ 3.. Ineficacias creadas por el derecho consuetudinario. La
o • • • •

§ 20 Las nulidades según los autores del siglo XVII... . . . . . . 145


querela inofficiosi testamenti. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
§ 3o Las nulidades según los autores del siglo XVIII........ 151
CoNCLUSIONES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
1) La nulidad absoluta....... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 153
La nulidad de los contratos de derecho estricto. . . . . . . . . . . . . 84
a) L~ nulidad absoluta y el interés público. . . . . . . . . . 154
La nulidad de los contratos de buena fe. . . . . . . . . . . . . . 86
b) La nulidad absoluta y sus efectos............... 154
La nulidad de los contratos innominados . . . . . . . . . . . . . . . . 86
e) La nulidad absoluta y el procedimiento de anulación. 155
Sección Tercert~. Las nulidades en el derecho del Bajo Imperio. 88
2) Las nulidades relativas o respectivas ...... 0, ....... o. 160
§ l. Nulidades absolutas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . ....... 90
CoNCLUSIONES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . o. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 162
§ 2. Nulidades relativas.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

·cAPITULO II TITULO SEGUNDO

LAS NULIDADES EN EL ANTIGUO DERECHO FRANCÉS . . . . . . . . . 95 LA TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . o ••••••• 165
Sección Primera. Período bárbaro ....................... . 95
§ l. Las ineHcacias en las leyes personales de los galo-romanos. 95 CAPITULO I
§ 2. Las ineficacias en las leyes de los bárbaros ............ . 97
99
EvoLuCIÓN HISTÓRICA •. . .................................. . 165
§ 3. Las ineficacias en las leyes de los francos .............. .
Los rasgos característicos del acto inexistente ....... ooo........ . 175
Sección Segunda. Las ineficacias en el derecho del período feudal
(siglo X a siglo XV) ......................... . 102
CAPITULO II
§ l. El derecho consuetudinario y el problema de las nulidades. 102
a) Nulidades absolutas.............................. . 103 EXPOSICIÓN CRÍTICA DE LA TEORÍA DE LOS ACTOS INEXISTENTES . . . .... , 179
b) Nulidades relativas. Engaños, fuerza, minoridad ..... . 107 Sección Primera. La inexistencia y el derecho romano ........... . 180
§ 2. El derecho escrito y la teoría de las nulidades .......... . 110 Sección Segunda. La inexistencia y el antiguo derecho francés .... . 184
I) Las nulidades en el Brachylogus y el Petrus . ..... . 110 Sección Tercera. La inexistencia y el Código Civil .............. . 186
a) Nulidades absolutas ........................... . 111 § l. Falta de consentimiento ............ o ••••••••••••••••• 188
b) Nulidades relativas ........................... . 112 a) Falta de consentimiento por incapacidad de raciocinio. 190
410 INDICE SISTEMÁTICO INDICE SISTEMÁTICO 411

Págs. Págs.

b) Falta de consentimiento a consecuencia de un error- Sección Primera. Rasgos característicos de la nulidad absoluta ... . 269
obstáculo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 192 Sección Segunda. La acción de nulidad absoluta ................ . 277
Error sobre la naturaleza del contrato. . . . . . . . . . . . . . . 193 § l. Su naturaleza jurídica y su objeto .................... . 277
Error sobre la identidad del objeto. . . . . . . . . . . . . . . . . 195 § 2. Personas que tienen derecho a intentarla ............... . 278
Error sobre la causa de la obligación.. . . . . . . . . . . . . . 196 § 3. Personas contra quienes puede ejercitarse la acción de-
§ 2. Falta de objeto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 201 nulidad ........................................... . 282
§ 3. Falta de causa ................... .":·::·.·.............. 204 § 4. Excepciones (fins de non-recevoir) contra la acción de
§ 4. Falta de forma... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 212 nulidad ............................................ . 283
Sección Cuarta. La inexistencia y la jurisprudencia..... . . . . . . . . . 221 1) De la regla nemo auditur ........................ . 284
Sección Quinta. La teoría de la inexistencia a través de sus efectos. 229 2) La prescripción de la acción de nulidad ...... . 287
CoNCLUSIONEs. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 232 § 5. Efectos de la acción de nulidad ................ . 289
1) Efectos dei acto nulo respecto de las partes ..... . 289
TITULO TERCERO 1) Efectos del acto nulo no ejecutado ......... . 289
2) Efectos del acto nulo ejecutado ........... . 294
NULIDADES ABSOLUTAS Y NULIDAD,ES RELATIVAS ... 239 a) Imposibilidades jurídicas ................ . 295
b) Imposibilidades materiales: ...... . 296
A) La teoría y la práctic~ de las nulidades absolutas 243 11) Efectos de los actos nulos con relación a terceros. 297
CAPITULO I Sección Tercera. La excepción de nulidad .......... : . .... . 302
§ l. Su naturaleza jurídica y su objeto ................ . 302
LA ESFERA DEL ILÍCITO . . . . . . . . . . . . . .. . . 245 § 2. Quién puede invocar la excepción de nulidad ... . 304
a) El ilícito explicado por el objeto del contrato . . . . . 24? § 3. Causas de improcedencia (fins de non-recevoir) de la ex•
b) El ilícito explicado por el fin del contrato o por el fin social. 246 cepción de nulidad . . . . . . . . . . . .................. . 304
e) El ilícito explicado a la vez por el objeto y la causa 247 § 4. Efectos de la excepción de nulidad ....... . 305
Sección Primera. La nulidad por ilicitud del objeto. . . . . . . 249
§ l. Derogaciones directas e indirectas a la ley. . . . 249 CoNCLUSIONES ... 307
§ 2. Las cosas que están fuera del comercio jurídico. . . . 251
Sección Segunda. La nulidad por ilicitud de la causa. . . . . .... 253 B) La teoría y práctica de las nulidades relativas ... 309
§ l. La causa ilícita en los contratos sinalagmáticos . . . . . . 254
§ 2. La ilicitud de la causa en los contratos unilaterales. 256 CAPITULO I
§ 3. La ilicitud de la causa en las liberalidades 256 EsFERA DE LAS NULIDADES RELATIVAS. . . . . . . ... : ..... 311
Sección Tercera. Nulidades por falta o vicio de forma . . . . 261 Sección Primera. Nulidades por vicios del consentimiento ... 311
§ l. Nulidad por vicio de forma en caso de donación......... 261 § l. Nulidad por causa de dolo . . . . . . ......... . 313
§ 2. Nulidad por vicio de forma en el contrato de matrimonio. 264 § 2. Nulidad por causa de violencia ....................... . 315
CoNcLusiÓN. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267 § 3. Nulidad por causa de error ..................... . 316
a) Error de derecho. . . . . . . ........................ . 317
CAPITULO II
b) Error de hecho ................................. . 317
PROCEDIMIENTOS TÉCNICOS PARA HACER VALER LA NULIDAD ABSOLUTA.. 269 Sección Segunda. Nulidad por causa de incapacidad ........... . 320

1
412 ])<oiCE SISTEMÁTICO

CAPITULO II
Págs.

PROCEDIMIENTOS TÉCNICOS PARA HACER VALER LA NULIDAD RELATIVA... 327


Sección Primera. Rasgos característicos de la nulidad relativa. . . . 327
Sección Segunda. La acción de nulidad relativa 329
§ l. Su naturaleza jurídica y su objeto. . . .......... 329
§ 2. Personas que tienen derecho a intentarla . ....... 330
§ 3. Personas contra quienes puede intentarse la acción de
nulidad•................. ,. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 331 SE TERMINÓ DE IMPRIMIR ESTA OBRA

§ 4. Causas de improcedencia (fins de non-recevoir) de la ac- EL DÍA 8 DE OCTUBRE DE 1993 EN LOS TALLERES DE

ción de nulidad.. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 333 IMPRENTA ALDINA


1) Confirmación de los actos anulables.. . . . . . . . . . . . . 333 RosELL y SoRDO NoRIEOA, S. DE R. L.

Il) La prescripción de la acción de nulidad . . . . . . . . . 343 Obrero Mundial, 201 - 03100 México, D. F.
III) El dolo del incapacitado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 350 LA EDICIÓN CONSTA DE 2 000 EJEMPLARES
IV) Imposibilidad planteada por la excepción de garantía. 351 MÁS SOBRANTES PARA REPOSICIÓN

V) Imposibilidad material. . . . . . ............... 352

~
5. Efectos de la acción de nulidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 352
1) Efectos del acto anulado con relación a las partes 353
a) Efectos del acto anulado no ejecutado . . 354
b) Efectos del acto anulado ejecutado . . . 354
II) Efectos del acto anulado respecto a terceros... . 356
Sección Tercera. La excepción de nulidad. . . . . . . . . . . 356
CoNCLUSIONES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 359
APÉNDICE. Texto de las disposiciones legales francesas citadas en la
obra...................... . ...................... . 369
.. .. ..... 379
BIBLIOGRAFÍA . . . . . . . . .
395
!NDICE ALFABÉTICO ......... .

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