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DEFINICIÓN DE

FUMIGACIÓN
Antes de entrar de lleno en el significado del término fumigación, vamos a proceder
a conocer su origen etimológico. En este caso, podemos subrayar que se trata de una
palabra que deriva del latín, exactamente de “fumigatio”, que puede traducirse como
“la acción y el efecto de desinfectar usando vapores y humos”. Una palabra que es
fruto de la suma de los siguientes componentes léxicos:
-El sustantivo “fumus”, que es sinónimo de “humo”.
-El verbo “agere”, que significa “hacer”.
-El sufijo “-cion”, que se usa para indicar “acción y efecto”.

Fumigación
Al acto de fumigar se lo conoce como fumigación. La acción consiste en la
utilización de polvos en suspensión, vapores, gases o humo para lograr la
desinfección de algo o eliminar plagas de los cultivos.

La fumigación, de este modo, suele concretarse a partir del uso de productos


químicos que se esparcen desde un avión o se aplican de otro modo. La finalidad es
repeler o destruir las plagas que pueden afectar a las plantas o la salud de las
personas.

En el ámbito de la agricultura, el uso masivo de plaguicidas en fumigaciones se


produjo a partir de la década de 1980, cuando se desarrollaron productos de gran
efectividad y costo reducido. Esto permitió comenzar a proteger los cultivos de una
manera más eficiente. Sin embargo, en el largo plazo, el uso intenso de estos
biocidas provoca daños en el medio ambiente e incluso hace que las plagas se
vuelvan resistentes.

La fumigación también es una práctica habitual en el entorno urbano. En casas y


edificios, es necesario fumigar para lograr la eliminación de animales que pueden
ser vectores de enfermedades, como es el caso de las cucarachas y las ratas.

A la hora de llevar a cabo la fumigación del hogar para acabar con la existencia de
alguna plaga en concreto, es necesario proceder a seguir una serie de
recomendaciones en pro de alcanzar el correcto resultado y también de evitar daños
para la salud de quien acomete ese proceso. Nos estamos refiriendo a consejos tales
como estos:
-Hay que protegerse adecuadamente para evitar que el producto específico que se
vaya a utilizar pueda provocar afecciones en la piel o pueda ser respirado, ya que
suelen ser tóxicos. Por eso, hay que protegerse la piel y la nariz así como los
ojos y también hay que colocarse guantes.
-En todo momento, hay que seguir las indicaciones que se indiquen en el envase del
producto en cuestión.
-Debe aplicarse, sobre todo, en las zonas más “conflictivas” y es necesario cerrar
bien las habitaciones en cuestión para que el producto surta efecto.

Por otra parte, las autoridades deben encargarse de la fumigación de espacios


públicos (parques, plazas, etc.). Esta acción es fundamental para combatir
enfermedades infecciones como el dengue y la fiebre amarilla, que son transmitidas
por mosquitos.

El mosquito Aedes aegypti, por citar un caso, es portador de los virus que provocan
las enfermedades mencionadas líneas arriba (dengue y fiebre amarilla). Como las
hembras de esta especie colocan sus huevos en agua estancada, para evitar epidemias
es necesario impedir que el agua se acumule al aire libre y desarrollar tareas de
fumigación.

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