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Objetivos
Comprender la importancia de este sacramento, pues es el inicio de odo dentro
de nuestra vida como cristianos.
Entender que sin Fe no hay sacramento.
Ideas básicas
Es el sacramento que nos inicia en la vida cristiana. Nos hace Hijos de Dios y
miembros de la Iglesia.
Los hombres nacemos con el “pecado original” que cometieron nuestros
primeros padres, Adán y Eva.
El Bautismo, como todos los otros sacramentos fue instituido por Cristo. Él le
dio el mandato a los apóstoles de “ir y bautizar” a todas las criaturas.
“Id y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado”.
Mateo 28,19-20
La iglesia necesita de muchas personas para poder crear aquí en la tierra el Reino de
Dios, un lugar lleno de amor, paz, perdón y todo lo lindo que pueda existir en la Tierra.
De no Bautizarnos se acrecentaría el mal en el mundo, el odio, la envidia y todo lo
opuesto al Reino de Dios, empezando a formar parte de nuestras vidas y así
haciéndonos partícipes de ellos. Entonces, si esto pasara, Dios no tendría a nadie que
formara parte de su gran grupo, la Iglesia, quedándose el mundo vacío y sin disfrutar de
todo lo lindo que posee el Reino de Dios.
Al nacer heredamos las virtudes del bien y del mal; para eliminar el mal (pecado
original) de nuestro cuerpo acudimos a la gran fiesta del Bautismo, a través de la cual
nos convertimos en personas de bien, para lo que fuimos creados. Haciendo el bien y
sumándonos a la Iglesia del Señor formamos parte de aquella profecía que dijo Dios a
Abraham: “Te daré un pueblo numeroso como las estrellas del cielo”.
En todos los sacramentos tiene que estar presente la fe. También en el Bautismo: “El
que crea y se bautice se salvará” (Mc. 11,16)
Los creyentes, los que formamos parte de la Iglesia y queremos ser sinceros con nuestra
fe y nuestro seguimiento de Jesucristo, nos alegramos cuando alguien pide la fe y el
Bautismo, y además procede con toda honradez. Pero sufrimos en nuestros
convencimientos más profundos cuando comprobamos que alguien dice que es creyente
y que tiene fe, pero estamos seguros de lo contrario.
Recibir sin fe un sacramento, o sin el compromiso de educar en la fe en el caso de los
niños, no es más que una ceremonia teatral de la que Dios no puede estar muy contento.
EUCARISTÍA
Objetivos
La eucaristía es el encuentro con el Señor.
El niño debe comprender el inmenso amor que tiene Jesús al instituir la
Eucaristía para quedarse con nosotros hasta su próxima venida.
Que el niño descubra la relación entre el concepto de ‘luz’ y la Palabra de Dios
en la Celebración Eucarística
A que participe más consciente y activamente en la Misa.
Ideas básicas
Eucaristía es el memorial eficaz de la presencia de Cristo entre los suyos.
Es la presencia viva y real de Jesús en medio de nosotros en este sacramento.
La Eucaristía es el mayor regalo que Dios ha dado a los hombres.
La comunión acrecienta nuestra unión con Cristo.
Yo soy el pan de vida, el que viene a Mí ya no tendrá hambre; el que cree en Mí,
jamás tendrá sed (Jn 6, 35)
La institución de la Eucaristía, tuvo lugar durante la última cena pascual que celebró
con sus discípulos y los cuatro relatos coinciden en lo esencial, en todos ellos la
consagración del pan precede a la del cáliz; aunque debemos recordar, que, en la
realidad histórica, la celebración de la Eucaristía (Fracción del Pan) comenzó en la
Iglesia primitiva antes de la redacción de los Evangelios.
Los signos esenciales del sacramento eucarístico son pan de trigo y vino de vid, sobre
los cuales es invocada la bendición del Espíritu Santo y el presbítero pronuncia las
palabras de la consagración dichas por Jesús en la última Cena.
Recordemos la doctrina siempre válida del Concilio de Trento: «Por la consagración del
pan y del vino se realiza la conversión de toda la sustancia del pan en la sustancia del
cuerpo de Cristo Señor nuestro, y de toda la sustancia del vino en la sustancia de su
sangre. Esta conversión, propia y convenientemente, fue llamada transubstanciación por
la Iglesia Católica».
Ideas básicas
El sacramento de la confirmación es la investidura de una misión a favor de la
Iglesia y del mundo.
Nos hace soldados de Cristo.
Desarrollo del tema
El Concilio Vaticano II en su documento "Lumen Gentium" (La Luz de las Naciones)
dice: "Por el Sacramento de la Confirmación (los fieles) se vinculan con más
perfección a la Iglesia, se enriquecen con una fortaleza especial del Espíritu Santo. De
esta forma se obligan con mayor compromiso a difundir y defender la fe, con sus
palabras y sus obras como verdaderos testigos de Cristo". (LG 11)
La Confirmación imprime en el alma ese carácter indeleble de testigo
de Cristo y da la fuerza necesaria para confesar la fe sin temor ante
los respetos humanos y defenderla, si es necesario, con la ofrenda de la vida.
¿Por qué, además del bautismo, es necesaria la Confirmación?
El Bautismo, que hace nacer nuestra alma a la Vida Divina y que nos hace miembros de
la Iglesia de Cristo, es tan solo el principio, como el niño que es dado a la luz posee la
vida humana y es miembro de su familia, pero debe llegar a su plenitud en la madurez.
En el terreno espiritual, la Gracia Santificante se desarrollará con la recepción de los
demás Sacramentos y la Confirmación produce en nosotros el crecimiento necesario
para llegar a la madurez cristiana: el Espíritu Santo nos comunica sus siete Dones y nos
hace adultos en la fe, capaces de dar testimonio de ella y de luchar como soldados por
el
Reino de Dios en la tierra. Ciertamente ya desde el Bautismo Dios habita en nosotros
con sus Tres Divinas Personas, pero en la Confirmación se nos da el Espíritu Santo con
más abundancia: es como un Pentecostés para los discípulos de Cristo.
El Signo: La Materia y la Forma
La materia de este sacramento es el “santo crisma”, aceite de oliva mezclado con
bálsamo, que es consagrado por el Obispo el día del Jueves Santo. La unción debe ser
en la frente.
PENITENCIA
Objetivos
Comprender la importancia de la confesión
Entender la gravedad de los pecados y su influencia en nuestra vida.
Ideas básicas
Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos
después del Bautismo.
Cuando pecamos, nuestro ser se debilita, por eso necesitamos acercarnos a
Diospara fortalecernos.
Dios nos perdona porque nos ama.
Desarrollo del tema
Los cristianos estamos llamados a la santidad; para ello hay que vivir en gracia de Dios;
pero podemos perder la gracia bautismal por el pecado mortal, que mata la vida
sobrenatural del alma y rompe la amistad y la comunión con Dios. El pecado, como
explica el Papa Juan Pablo II, es un acto suicida, porque, ante todo, el hombre se daña a
sí mismo, destruyendo toda obra buena.
Jesucristo, por ser Dios, tiene poder para perdonar los pecados, y dio este poder a los
Apóstoles y sus sucesores en el sacerdocio, quienes actúan "en la persona de Cristo"; o
sea que, de hecho, es el mismo Jesucristo el que perdona por el misterio del sacerdote.
¿Qué es el pecado?
El pecado es aquello que nos aleja de Dios, Cuando pecamos lo estamos ofendiendo.
Nuestro espíritu se entristece al pecar, pues estamos perdiendo el gozo de la presencia
de Dios.
Podemos pecar:
Con el pensamiento: Ej. Desear el mal a alguien, tener malos pensamientos, etc
Con las acciones: Ej. Ser mal compañero, ser violento, robar, etc.
Con las cosas buenas que dejamos de hacer: Ej. Darnos cuenta de que alguien necesita
ayuda y no ayudarlo.
Todos somos pecadores, por lo tanto, todos estamos necesitados del perdón de Dios
Objetivos
Ideas básicas
El apóstol Santiago nos cuenta la costumbre que ya existía entre los primeros
cristianos con estas palabras:
"Si alguno entre ustedes está enfermo, que llame a los presbíteros de la Iglesia,
para que oren por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración que
nace de la fe salvará al enfermo, el Señor lo aliviará, y si tuviera pecados, le
serán perdonados" (Sant.5,14-15).
ORDEN SACERDOTAL
Objetivos
Ideas básicas
Este sacramento imprime el carácter indeleble
Este sacramento consagra al que recibe, configurándolo de un modo particular
con Jesucristo, y capacitándolo para actuar en la misma persona que de Cristo,
cabeza del cuerpo místico de la iglesia.
Este sacramento se llama orden por que comprende varios grados subordinados
entre sí.
El oficio principal de los sacerdotes es celebrar el Santo Sacrificio de la Misa.
Desarrollo del tema
El Orden es el sacramento por el que algunos de entre los fieles quedan constituidos
ministros sagrados, al ser marcados con un carácter indeleble, y así son consagrados
y destinados a apacentar el pueblo de Dios según el grado de cada uno, desempeñando
en la persona de Cristo Cabeza las funciones de enseñar, santificar y regir.
A su vez los Apóstoles, inspirados por Dios, sabían que el encargo de Jesús no acabaría
con ellos, y por eso transmitían el ministerio mediante el sacramento del Orden, que
administraban por la imposición de las manos y la oración (Hechos 14,23-24). De este
modo comunicaban a otros hombres el poder de regir, santificar y enseñar lo que ellos
habían recibido directamente del Señor.
¿Cuáles son los grados del sacramento del Orden?
Los grados del sacramento del Orden son:
Materia
La materia del sacramento del Orden es la imposición de las manos. En otros
sacramentos la materia es una cosa (p. ej. agua, aceite, etc.), porque el efecto del
sacramento no deriva de algo que tenga el ministro; en cambio en el sacramento del
orden se comunica una potestad espiritual que viene de Dios, pero que es participada
por quien lo confiere: por eso la fuerza de la materia está en el ministro y no en un
elemento material.
Forma
La forma es la oración consagratoria que los libros litúrgicos prescriben para cada
grado. En la ordenación de presbíteros son las palabras de la oración que el obispo dice
después de que el ordenado ha recibido la imposición de las manos. Las esenciales son:
“Te pedimos, Padre Todopoderoso, que confieras a estos siervos tuyos la dignidad del
presbiterado; renueva en sus corazones el Espíritu de santidad; reciban de Ti el
sacerdocio de segundo grado y sean, con su conducta, ejemplo de vida” (Ritual de
Ordenación de Presbíteros).
MATRIMONIO
Objetivos
Entender que el Matrimonio no es un juego y que se debe llevar con respeto,
como Dios manda.
El sacramento del matrimonio es la presencia de Cristo, presencia
sacramental.
Ideas Básicas
El Matrimonio fue instituido por Dios cuando creó al hombre y a la mujer. Para los
cristianos, Jesucristo lo elevó a la dignidad de sacramento; un sacramento que da a los
esposos una gracia especial para ser fieles una al otro y santificarse en la vida
matrimonial y familiar, ya que el matrimonio cristiano es una auténtica vocación
sobrenatural.
El matrimonio religioso se establece con el consentimiento libre de cada uno de los dos
contrayentes manifestado ante el representante de la Iglesia.
El matrimonio implica una entrega total al otro, una donación de todo el ser. Es vivir
pensando cómo hacer feliz al otro antes de pensar en cómo voy a ser feliz yo. Significa
“servir” a los demás por amor.
Esto supone "renuncia" y "desprendimiento". Renuncia en el aspecto, que muchas veces
nos tendremos que desprender de "nuestros gustos", de "lo que yo quiero" para el
beneficio de toda la familia. Si esperamos a que mejor nos hagan felices a nosotros,
seguramente vamos hacia el fracaso.
Cristo es la fuente de esta gracia. "Pues de la misma manera que Dios en otro tiempo
salió al encuentro de su pueblo por una alianza de amor y fidelidad, ahora el Salvador
de los hombres y Esposo de la Iglesia, mediante el sacramento del Matrimonio, sale al
encuentro de los esposos cristianos" (GS 48,2). Permanece con ellos, les da la fuerza de
seguirle tomando su cruz, de levantarse después de sus caídas, de perdonarse
mutuamente, de llevar unos las cargas de los otros (cf Ga 6,2), de estar "sometidos unos
a otros en el temor de Cristo" (Ef5,21) y de amarse con un amor sobrenatural, delicado y
fecundo. En las alegrías de su amor y de su vida familiar les da, ya aquí, un gusto
anticipado del banquete de las bodas del Cordero.
La apertura a la fecundidad
«Los hijos son el don más excelente del matrimonio y contribuyen mucho al bien de sus
mismos padres. El mismo Dios, que dijo: "No es bueno que el hombre esté solo
(Gn 2,18), y que hizo desde el principio al hombre, varón y mujer" (Mt 19,4), queriendo
comunicarle cierta participación especial en su propia obra creadora, bendijo al varón y
a la mujer diciendo: "Creced y multiplicaos" (Gn 1,28). De ahí que el cultivo verdadero
del amor conyugal y todo el sistema de vida familiar que de él procede, sin dejar
posponer los otros fines del matrimonio, tienden a que los esposos estén dispuestos con
fortaleza de ánimo a cooperar con el amor del Creador y Salvador, que por medio de
ellos aumenta y enriquece su propia familia cada día más» (GS 50,1).
Sin embargo, los esposos a los que Dios no ha concedido tener hijos pueden llevar una
vida conyugal plena de sentido, humana y cristianamente. Su matrimonio puede irradiar
una fecundidad de caridad, de acogida y de sacrificio.