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Coleccion: Gaceta Civil - Tomo 1 - Numero 41 - Mes-Ano: 7_2013

Procede la multa coercitiva para el cumplimiento de las


obligaciones de hacer

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CONSULTA:

El abogado del famoso pintor José Antonio Santamaría nos consulta que su cliente
perdió un proceso de obligación iniciado por la empresa ABC, porque existió un
incumplimiento de la obligación de pintar un mural para el local principal de dicha
empresa. Ya en fase de ejecución, la empresa pidió al juez aplicar una multa periódica
progresiva al pintor a fin de que cumpla con realizar el trabajo contratado exactamente
en los términos que fueron pactados. Dado que no existe ninguna previsión expresa
sobre esta multa en los artículos del Código Procesal Civil previstos para el proceso de
ejecución, se nos pregunta si este pedido puede ser atendido por el juez.

RESPUESTA: La multa, como técnica procesal que es, se muestra como el medio
más adecuado para cumplir las obligaciones de hacer en el marco de la ejecución en
un proceso civil, lo cual deriva del derecho fundamental a la tutela jurisdiccional
efectiva, adecuada y tempestiva. La falta de previsión expresa de ninguna manera
puede constituir obstáculo para ello.

FUNDAMENTACIÓN:

La noción de “tutela específica” hace alusión a la exigencia de que el proceso civil sea
capaz de otorgar a quien tiene la razón una satisfacción lo más próxima posible a lo
que el Derecho material promete, de acuerdo al derecho fundamental a la tutela
jurisdiccional efectiva, adecuada y tempestiva. Así, si la Constitución dice que el
derecho a la intimidad es inviolable, el proceso civil debe ser capaz de contener las
técnicas procesales adecuadas para tutelar idóneamente ese derecho. Una de dichas
técnicas procesales son las técnicas ejecutivas, las cuales pueden ser subrogatorias o
coercitivas.

Las primeras no precisan del comportamiento del ejecutado para satisfacer el derecho
del ejecutante, actuando independientemente de su voluntad; las segundas se
destinan a generar una coerción psicológica en el ejecutado para que cumpla con la
obligación1. La multa se encuentra en esta segunda categoría, y busca eliminar “la
demora y las implicancias que marcan la ejecución por subrogación”2. Las medidas
subrogatorias, como la ejecución por tercero o la propia ejecución forzada (remate),
prescinden de la voluntad del ejecutado y pueden efectivizarse sin necesidad de que
este intervenga. Las medidas coercitivas, como la multa, se dirigen a que el ejecutado
sea quien cumpla la obligación. Así, aunque ambas medidas tienen como finalidad
satisfacer al ejecutante, el medio para llegar a esa satisfacción es distinto, y como
técnicas procesales que son, se adecuan al derecho material que debe ser satisfecho.
Así, las medidas subrogatorias tienden a ser más idóneas para satisfacer obligaciones
de dar suma de dinero, mientras que las medidas coercitivas sirven principalmente
para obtener el cumplimiento de las obligaciones de hacer y no hacer, aún más si
estas son infungibles.
En cuanto a la clasificación de la multa, es preciso diferenciar entre multa fija y multa
periódica, y dentro de esta, la multa estática y la multa progresiva. La multa fija implica
a fijación de una cantidad que solo incide una vez y no muda frente al transcurso del
tiempo. La multa periódica estática presupone la fijación de una misma cantidad que
incide por unidad de tiempo, o sea, multa diaria, semanal, etc. Y la multa periódica
progresiva implica que el valor fijado aumenta progresivamente.

No obstante, la regulación de nuestro Código Procesal Civil es muy pobre en lo que


concierne a las medidas coercitivas, concretamente sobre la multa, al punto de que no
existe regulación de dicha herramienta en el libro sobre ejecución3. La situación es
dramática cuando se observan los artículos 706 al 712, pues parece como si el
legislador del citado Código ha creído que todas las obligaciones de hacer o no hacer
pueden ser efectivamente cumplidas por un tercero o, quizá, que tan solo basta un
apercibimiento.

El derecho fundamental a la tutela jurisdiccional efectiva, adecuada y tempestiva, entre


otras exigencias, dispone que el Estado-legislador consagre las técnicas procesales
idóneas para lograr una tutela efectiva del Derecho material; es decir, se trata de una
prestación normativa. Por su lado, el juez tiene el deber de aplicar la técnica procesal
que corresponda a la situación que debe ser tutelada, y si el legislador, incumpliendo
con el mandato constitucional, no previó la técnica más adecuada, entonces el juez
debe crearla y aplicarla al caso concreto (prestación fáctica). Y como se ha visto, la
multa es la técnica procesal más adecuada para el cumplimiento de obligaciones de
hacer, pues precisamente tiene la bondad de presionar para que el propio ejecutado
realice la prestación a la que se obligó, y así se consiga un resultado lo más próximo
posible al Derecho material, lo cual no se lograría, por ejemplo, si todo pudiera
transformarse en dinero o si la prestación fuera realizada por un tercero.

Siendo ello así, la pregunta es si resulta posible aplicar la multa para el cumplimiento
de una obligación de hacer, tal como se inquirió en el presente caso. La respuesta,
evidentemente, es afirmativa, pues se trata de una obligación de naturaleza
personalísima e infungible, es decir, apenas el propio ejecutado la puede cumplir y no
puede ser sustituida por otra prestación, con miras de satisfacer el derecho del
ejecutante. Como hemos dicho, para estos casos la multa se muestra como una
técnica procesal bastante útil, pues se destina a convencer al deudor de cumplir su
prestación, de lo contrario recaería una afectación en su patrimonio.
Base legal

• Código Procesal Civil: arts. 52, 53, 706-712.

___________________________

1 GUERRA, Marcelo Lima. “Execução indireta”. En: Revista dos Tribunais. São Paulo,
1998, p. 192 y ss.

2 MARINONI, Luiz Guilherme. “Tutela inibitória (individual e coletiva)”. En: Revista dos
Tribunais. 4ª edición revisada, actualizada y ampliada, São Paulo, 2006, p. 144.
3 Si bien el artículo 53 del CPC autoriza al juez a imponer una multa compulsiva y
progresiva e, inclusive, a ordenar la prisión civil, dichas medidas fueron configuradas
como sanciones por incumplimiento de las facultades disciplinarias del juez
consagradas en el artículo 52. No se trata, por lo tanto, de hacer una analogía y traer
dichas técnicas a la ejecución, sino pensar estas a partir del derecho fundamental al
proceso justo o, más concretamente, del derecho fundamental a una tutela
jurisdiccional efectiva, adecuada y tempestiva. Al respecto, cfr. SIMONS PINO, Adrián.
En: <http://www.civilprocedurereview.com/index.php?
option=com_content&view=article&id=273%3Ael-derecho-a-la-ejecucion-plena-de-las-
decisiones-judiciales-y-los-medios-compulsorios-
procesales&catid=66&Itemid=98&lang=pt>. Acceso el 13/07/2012.

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