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CLASE CINCO

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Cátedra: Análisis de las Instituciones Educativas


Profesor: Esp. Federico Arzamendia
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DE LOS SÍNTOMAS A LA PROBLEMATIZACIÓN

Para dar inicio a esta clase, les propongo que hagamos un sencillo ejercicio. El
mismo consiste en que observen, el siguiente spot publicitario e, individualmente, realicen
las siguientes tareas: a) Qué relación podes establecer entre lo observado y los contenidos
desarrollados en clase, hasta ahora? y; b) Comenta libremente, lo que significa para vos este
spot.

Según los comentarios que hicieron en el grupo del Facebook, conforme a la tarea
propuesta, es evidente que, de algún modo, con mayor o menor amplitud y precisión, todos
hemos encontrado una vinculación del spot, con lo desarrollado en nuestras clases, hasta
este momento. Algunos lo han planteado como análoga a una situación crítica
descriptible (y hasta la describieron), otros en términos de demanda; mientras que, casi
todos rescatan la cuestión de los síntomas. Y por último, algunos fueron mucho más allá de
lo desarrollado hasta ahora y han problematizado muy bien lo observado. Recuerdo los de
Agustina y Mechi, entre otros. Esto indica la validez de la metáfora, según lo esperado
desde este lado de la clase.

Para esta clase, la propuesta es, retomar la cuestión de los síntomas, que
desarrollamos en la última clase, para luego ir profundizando en el desarrollo de nuestra
secuencia para el análisis institucional. De ahí es que les propongo que tengan a mano, la
tarea que se les propuso desarrollar a partir de la última clase que tuvimos.

Pues bien, tal como ya se ha dicho, para dar continuidad a nuestra secuencia e ir
profundizando en el CÓMO HACER un análisis institucional; se planteó como metáfora,
principalmente, el slogan del spot, que dice “EL DOLOR PARA, VOS NO”. Esta frase,
llevada al campo del análisis institucional, y a la secuencia que venimos desarrollando,
podría generar muchos interrogantes. Veamos algunos: ¿Con qué concepto se puede asociar
EL DOLOR?. Si la frase “EL DOLOR PARA…” asociáramos a un síntoma de nuestra
situación crítica, ¿significará que se solucionó el problema o solo es una simulación
pasajera? ¿Qué significará “EL DOLOR PARA, VOS NO”, llevado al campo de la gestión
escolar? ¿Se puede separar “el dolor-síntoma” del “VOS” sujeto o del nosotros sujetos?
¿Qué significa que “el dolor para” pero “vos” no? ¿Qué consecuencias puede tener que
“vos no pares”? ¿Hace falta parar? ¿Y si hace falta parar, por qué y para qué?

Por ahora, señalemos dos cuestiones (más adelante retomaremos algunas de estas
preguntas): 1) Para que haya análisis, es necesario detenerse. No se puede no parar. Es
necesario detenerse para pensar/se. Es que, en general “no estamos dispuestos a relajarnos,
a interrogar/nos, a interpelar/nos” y, entonces puede que estemos encuadrado dentro de lo
que plantea este pensador multifacético argentino. Veamos:

“…la ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia. La inteligencia se


detiene a cada rato a examinar; la ignorancia pasa sobre los accidentes del
terreno, que son las nociones, a gran velocidad y jamás hay nada que le llame
la atención. Así llega rápidamente a cualquier parte…especialmente a las
conclusiones.” (Alejandro Dolina)
¿A cuántas conclusiones habremos arribado sin detenernos a pensar-analizar,
inteligentemente?

2) Un síntoma, como ya se ha dicho, es solo lo perceptible de algo que, en general,


no está a la vista y en ocasiones puede ser simulado u ocultado, de muchas formas, como el
dolor, en el caso del ibupirác. Ejemplo, si había un profundo malestar en la comunidad
educativa, por algunas razones (síntomas) y de repente irrumpe el problema del COVID 19
y todo el mundo se ocupó de esa cuestión y el malestar anterior, quedó “olvidado”. En ese
caso ¿se resolvió el problema manifestado a través de su síntoma, (malestar) o solo pasó a
un segundo plano? Si no se resolvió, lo más probable que en su raíz, ese síntoma, que
quedó a un lado, se esté acrecentando. Y eso puede ser “una bomba” de tiempo.

En síntesis, así como el dolor-síntoma, pasa por el consumo de un analgésico


(llámese ibupirac), pero no se llega a la raíz, o a las causas que generan ese síntoma
llamado dolor, “el remedio puede ser peor que la enfermedad”, tal como dice el refranero
popular.

De allí es que, para que avancemos desde los síntomas hacia el fondo la cuestión,
que es lo mismo decir, hacia la comprensión de las causas más profundas de los
síntomas que emergen de nuestra demanda recortada; vamos a avanzar con la
PROBLEMATIZACIÓN que consideramos es el método más inteligente para esta
finalidad.

LA PROBLEMATIZACIÓN

Una vez que los síntomas se han manifestado y han sido percibidos por los actores,
surge la necesidad de profundizar su análisis, con el propósito de llegar al fondo de la
cuestión, buscando entender a qué obedecen esas molestias o esos síntomas que se ha
empezado a manifestar. Para ello, pasamos a la siguiente etapa de nuestra secuencia, que
es la problematización, que asumimos como un procedimiento eficaz para avanzar en la
búsqueda de la raíz del problema, que se manifiesta mediante esos síntomas. Y toda
problematización está basada en el arte de preguntar.
Pero antes de avanzar en este punto, cabe hacer una distinción entre el problema y la
problematización, ya que suelen prestarse a confusión. Un problema es un sustantivo que
indica que “ahí” hay algo que clama por ser solucionado; en tanto que, problematizar es un
verbo, con el que se pretende construir o llegar identificar un problema, que permanece
oculto pero, generando las consecuencias no deseadas. Es que precisamente, por estar
oculto, es que opera fuertemente sobre las prácticas escolares y hasta, en ocasiones no solo
se lo defiende fervientemente; sino que ingenuamente se contribuye a consolidar como
verdad algo que no lo es.

Por todo lo dicho, la problematización consiste en formular preguntas que a


nadie antes se le había ocurrido, respecto a ese o esos síntomas que se ponen bajo la lupa.
De ese modo, se abren caminos y posibilidades de mirar las cosas desde otra perspectiva,
diferente a las que muchas veces están instituidas bajo el manto de la rutina. Es que, cuando
no hay preguntas que incomode al pensamiento dominante, difícilmente se traspase los
límites de la queja o la justificación exculpatoria de los protagonistas y; de ahí a la
resignación sólo hay un paso.

La problematización se justifica en la necesidad de conseguir que todo aquello que


se da por evidente, todo aquello que se da por seguro, todo aquello que se presenta como
incuestionable, que no suscita dudas, se torne precisamente como problemático, y por ello,
necesite ser cuestionado, repensado, interrogado.

En otras palabras, las preguntas problematizadoras se formulan “para estimular la


revisión de puntos de vistas” y son estas las que “pueden dar lugar a modificar ideas u
ofrecer nueva manera de pensar…”1. Es que, a través de las mismas se puede llegar a
comprender y concebir cosas nuevas, como posibilidad de inventar nuevas respuestas, que
permita concebir lo inconcebible hasta ese momento; desmantelando creencias, rompiendo
sistemas, trastocando las representaciones corrientes, etc., Y si en esos términos se logra
decodificar e interpretar un conflicto, su solución está en marcha.

En pocas palabras:

1
Becker G. y otros (1979) “Situaciones en la enseñanza”. Kapelusz. Bs.As.
“…la problematización es la acción crítica y reflexiva que los actores
construyen alrededor de esa realidad, buscando establecer brechas desde
abordaje entre los estudios de la realidad reconocida como crítica o no
deseada y la realidad a la cual se aspira llegar o realidad deseada (…) Esa
brecha, ese recorrido mediante preguntas problematizadoras que el colectivo
de actores conviene que se haga, es la instancia de la problematización.”

(Olmedo M y Arzamendia F. 2014:3)2

Ahora bien, en esta cita se presentan dos conceptos de suma importancia que vamos
a desarrollar, seguidamente y tiene que ver con que preguntas problematizadoras no son
unidireccionales, sino que tienen sentido de ida y vuelta, que son el sentido crítico y el
sentido reflexivo. Veamos de qué se trata cada uno de estos sentidos.

LAS PREGUNTAS CRÍTICAS

Las preguntas críticas se orientan a poner en cuestión o a problematizar el objeto de


estudio que es la demanda, expresada en síntomas. Se orienta a desocultar lo que está
oculto, detrás de “esos síntomas” que preocupan. Se puede decir que está orientada a
indagar el objeto de estudio. Es que estas preguntas surgen de la mirada crítica que hace el
actor-sujeto, hacia el objeto demandado. Básicamente para indagar lo qué pasa allí. Y eso
está bien, pero no alcanza con saber qué pasa alrededor de la demanda, expresada en
síntomas; sino que hace falta saber qué nos pasa a los actores ante eso que pasa. Y este es
el sentido de la reflexión.

Tomo aquí, para ejemplo, uno de los síntomas que, en la clase anterior, subrayamos
en nuestra demanda:

Síntoma: “se hacía cargo de eso y lo comentaba como si fuera algo normal”.

Preguntas críticas:

2
Disponible en:
http://www.fhuc.unl.edu.ar/materiales_congresos/CD_ensenanza_historia_2014/paginas/eje_4.html
¿Está mal que se haga cargo de su adicción? ¿Qué connotación tiene ese dicho “lo
comentaba como si fuere normal”? ¿Qué es lo normal y lo anormal?¿Quién determina la
normalidad o la anormalidad de las cosas?¿Será que la persona que dijo, pensó o escribió
esto lo considera anormal a este compañero? Y si es así ¿Con qué criterio lo determina?
¿Cómo repercutirá en la conducta de este compañero, la idea que se tienen de él? ¿Lo
ayudará a salir de su adicción o lo hundirá más aún?........

LAS PREGUNTAS REFLEXIVAS

Las preguntas reflexivas, se centran, como se ha dicho en indagar qué me pasa o


qué nos pasa, con relación a la situación crítica demandada. Se orienta a interrogarnos, a
interpelarnos a nosotros mismos. Y esto es fundamental en el análisis institucional, ya que
interrogar sobre nuestras propias prácticas y nuestros corpus teóricos es la jugada maestra,
porque es lo que uno puede hacer con uno mismo, para poder transformar su realidad. La
cuestión es cómo modificarnos nosotros, dado que los obstáculos o las posibilidades están
en nosotros. En nuestros conceptos, en nuestras ideas, nuestras representaciones, en nuestro
cuerpo. Por eso, las preguntas críticas serán de muy poca utilidad si no podemos pensarnos
a partir de ellas. Nada sirve si no nos hace pensarnos. Y, sería fantástico darnos cuenta de
que estamos equivocados.

Síntoma: “se hacía cargo de eso y lo comentaba como si fuera algo normal”.

Preguntas reflexivas:

Si yo fuese ese compañero ¿asumiría mi realidad o trataría de negarla? ¿Qué


importancia tiene para mí, asumir mi realidad?¿Cómo me sentiría yo si me doy cuenta de
que no me tratan como a los “normales”?¿Qué está pasando con mi forma de concebir al
otro diferente?...

De cualquier manera, es importante tener presente que, tanto en el sentido crítico


como en el reflexivo:

“Lo importante es que (…) esta cadena de preguntas (…) esté ampliamente
vinculada a la realidad (demandada). Esto es, que no se rompa la cadena.
Porque estamos acostumbrados al hecho de que esa cadena de preguntas y
respuestas, que en el fondo no es sino el conocimiento, se rompa, se
interrumpa, no alcance a la realidad. Lo que exigimos es que, habiendo
preguntas mediadoras, ellas sean siempre un puente entre la primera pregunta
y la realidad concreta.” (Freire, 1986:58)3

3
FREIRE, Paulo (1986) Hacia una Pedagogía de la Pregunta. Conversaciones con Antonio Faúndez.
Ediciones La Aurora. Bs. As.

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