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TEMA 5 LOS CAMBIOS EN LA SOCIEDAD EUROPEA DEL SIGLO XIX

1. EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA SOCIEDAD DE CLASES

1.1. UN NUEVO MARCO DE RELACIONES SOCIALES

La Revolución Industrial y el sistema de liberalismo político transformaron


las relaciones sociales en Europa y progresivamente en el reto del mundo.
Al desaparecer la desigualdad a nivel jurídico, los cambios fueron en el
ámbito económico.

En este momento, la posición social la determina la pertenencia a una


clase social:

 La burguesía, formaban los nuevos privilegiados, ya que firmaban


las condiciones salariales y laborales e influían en las decisiones
económicas y políticas, además era los dueños de las propiedades.
 El proletariado industrial o agrario, se convirtió en el nuevo
grupo social desfavorecido, que dependía de la burguesía para su
supervivencia y debía aceptar las condiciones que le impusieran.

Surgió un nuevo tipo de conflicto social, el conflicto de clases, donde los


más desfavorecidos lucharían por la reducción de las desigualdades
sociales y económicas.

1.2. LOS ORIGENES DEL MUNDO OBRERO

Algunos obreros industriales procedían de antiguos trabajadores


manuales y pequeños artesanos urbanos, pero la mayoría eran
campesinos que habían emigrado a las ciudades en busca de empleo.
Las condiciones de trabajo resultaron, en los primeros tiempos, muy
difíciles:

 Las jornadas eran agotadoras (14-16 horas diarias) y se


desarrollaban en ambientes laborales muy duros (ruido,
humos, falta de higiene...) y con estricta disciplina (despidos sin
motivo, castigos…)
 Los salarios eran muy bajos, apenas permitían la supervivencia:
se cobraba únicamente por jornada trabajada, y en caso de
enfermedad o día de fiesta, no había remuneración.
 Trabajaban también mujeres y niños con salarios mucho más
bajos.

En la ciudad, los campesinos convertidos en obreros, perdieron sus


referentes de vida (costumbres, fiestas, horario dependiente del sol se
perdieron), se tuvieron que adaptar a unas nuevas formas de trabajo y de
vida muy difíciles.

Además había leyes, como las Combination Acts inglesas o la Ley


Chapelier francesa que prohibían cualquier tipo de asiciacion de
trabajadores para defender sus intereses.

1.3. LA “CUESTIÓN SOCIAL”

En la primera mitad del siglo XIX la sociedad liberal e industrializada había


dado lugar a nuevas desigualdades. Muchos escritores, intelectuales y
artistas tomaron conciencia de la miseria e injusticia en la que se
encontraba la clase trabajadora.
Nació así la cuestión social, es decir, la preocupación por las
consecuencias sociales de la industrialización.

Había una parte de la burguesía liberal que defendía que los obreros
debían intentar mejorar sus vidas a partir del trabajo, la disciplina y el
sacrificio, y otro sector consideraba necesario cambiar o reformar el
sistema económico.

2. LOS ORIGENES DEL MOVIMIENTO OBRERO: DEL LUDISMO AL


CARTISMO (1800-1875)

2.1. LOS PRIMEROS CONFLICTOS: EL LUDISMO

La nueva organización del trabajo y la introducción de máquinas


provocaron una pérdida de puestos de trabajo. Por ejemplo de las
800.000 personas que en el año 1800 trabajaban en los telares manuales
de Gran Bretaña, en 1834 sólo quedaban 200.000.

En las primeras décadas del siglo XIX se produjeron numerosas protestas


contra el nuevo sistema fabril. Pero al no poder organizarse de forma
legal, los trabajadores participaban en revueltas espontáneas y violentas.
Sus acciones se dirigían contra las máquinas, a las que consideraban
responsables del paro y de la bajada de los salarios, y contra los jefes y
el gobierno que los protegía.

Esta primera forma de organización y resistencia de los obreros recibe el


nombre de ludismo, este nombre se debe a un personaje ingles mítico , el
capitán Ned Ludd. Estas revueltas surgen en Inglaterra y se extienden por
Europa. En España, las revueltas ludistas más importantes se
produjeron en 1821, en Alcoy, y en 1835, en Barcelona.
2.2. EL NACIMIENTO DE LOS SINDICATOS

Los trabajadores comprendieron que no mejorarían sus condiciones de


vida y de trabajo destruyendo las máquinas.

Animados por las nuevas ideas socialistas, fueron creando organizaciones


para defender sus derechos y plantear alternativas al capitalismo
industrial.

El primer tipo de organización obrera fueron las sociedades o


asociaciones de Socorros Mutuos. Estas asociaciones ayudaban al
trabajador o a su familia, en caso de enfermedad, paro, defunción, etc.
Organizaron las primeras huelgas gracias al cobro de cuotas a sus
miembros.

Más tarde, en Gran Bretaña, cuando se anularon las leyes antiasociativas


(1825) empezó a organizarse el movimiento sindicalista. Los obreros se
agruparon en organizaciones de oficios, las Trade Unions, entre las que
destacan el Gran Sindicato General de Hiladores (1829), encabezado por
John Doherty.

En 1834, bajo la dirección de Robert Owen, se produjo la unión de los


diversos sindicatos de oficio, y se formó la Great Trade Union, que llegó
a tener más de medio millón de trabajadores afiliados.

En la década de 1840 se expandió el sindicalismo: en Francia se creó la


Unión Obrera (1843) y en España el primer sindicato fue la Asociación de
Tejedores de Barcelona (1840).
2.3. EL CARTISMO

En Gran Bretaña el movimiento obrero tomó la iniciativa de organizarse


en un proyecto propio: el cartismo.

Debido a las dificultades legales y por la persecución a la que estaban


sometidos los dirigentes sindicales, decidieron participar en política para
cambiar las leyes y así poder mejorar las relaciones laborales.

En 1836, un grupo de obreros fundó la Working Men' s Association, que


publicó la Carta del Pueblo. Más tarde se transformó en la Asociación
Nacional de la Carta, considerada el primer partido político de los
trabajadores.

Los cartitas exigían:

 El sufragio universal masculino y secreto.


 La idéntica división de los distritos electorales (para acabar con el
predominio de los distritos rurales).
 Un sueldo para los diputados.
 La inmunidad parlamentaria para exponer sus ideas sin temor a
represalias.

Presentaron sus demandas a la Cámara de los Comunes y apoyaron


huelgas y manifestaciones. Aunque no consiguieron sus objetivos, el
cartismo permitió la concienciación de amplias capas de trabajadores.

3. LOS ORIGENS DEL SOCIALISMO: EL SOCIALISMO UTÓPICO.

Los primeros socialistas, denominados utópicos, era un grupo de


pensadores herederos de la tradición ilustrada y de la corriente radical
jacobina de la Revolución Francesa. Coincidían en criticar la propiedad
privada de los medios de producción, la explotación de los
trabajadores y la concentración de la propiedad y la riqueza.

Se preocuparon por buscar un nuevo modelo social. Proponían substituir


la propiedad privada por la propiedad colectiva y garantizar la igualdad de
derechos básicos y los sistemas políticos democráticos con sufragio
universal y soberanía popular.

Algunos pensadores como François Babeuf y Louis Auguste Blanqui


consideraban que la igualdad social sólo podía alcanzarse por medio de
una acción revolucionaria y violenta de una minoría. Sin embargo, la
mayoría creía en una pacífica transformación social a través de la difusión
de la educación, la asociación y la cooperación.

Otros socialistas utópicos destacados fueron:

 Charles Fourier, que defendió la creación de falansterios,


agrupaciones comunitarias donde la propiedad seria colectiva y
todos sus miembros compartirían las tareas y los beneficios del
trabajo.
 Étienne Cabet, en su obra Viaje a Icaria, imaginó un país donde se
realizaría el sueño de una sociedad igualitaria.
 Robert Owen, un industrial inglés, que defendió la organización de
los trabajadores en cooperativas y llevó a la practica sus ideas en
su fábrica textil.
4. EL PENSAMIENTO MARXITA

En 1848, dos pensadores, Karl Marx y Fiedrich Engels publicaron el


Manifiesto del Partido Comunista. En este primer escrito aparecían las
ideas del marxismo, que tendrían un gran impacto en el movimiento
obrero y en la cultura mundial.

El marxismo defendía la necesidad de destruir el orden liberal y el sistema


económico capitalista para crear una nueva sociedad más igualitaria. Pero
creían que este cambio solo sería posible si el proletariado se organizaba
políticamente y llevaba a cabo una revolución.

Marx escribió una extensa obra donde presentó sus ideas. La teoría
marxista se basa en tres grandes ejes:

 En primer lugar, realizó un análisis del pasado entendido como una


lucha de clase, entre los opresores y los oprimidos. Dividió la
historia en tres etapas: esclavismo, feudalismo y capitalismo.
 En segundo lugar, en la crítica del presente, del capitalismo. Marx
denunciaba la propiedad privada de los medios de producción y la
explotación. Como ejemplo ponía la plusvalía, el valor que genera el
trabajo asalariado y del que se apropia el capitalista, constituyendo
su verdadera fuente de beneficios.
 En tercer lugar, proponía un proyecto de futuro, la sociedad
comunista. Para ello era necesaria la toma del poder político por los
trabajadores que crearían un periodo transitorio, la dictadura del
proletariado, para terminar con la propiedad privada y
substituirla por formas de propiedad socializada. Esto conduciría a
la desaparición de las clases y a la formación de una sociedad
igualitaria.
5. LAS CORRIENTES ANARQUISTAS

El anarquismo, o socialismo libertario, es la otra gran corriente de


pensamiento que se enfrentó al liberalismo. Agrupó a diferentes
pensadores

En la primera mitad del siglo XIX, el principal inspirador del anarquismo


fue el francés Pierre Joseph Proudhon, quien afirmaba que la
propiedad era un robo y defendía un sistema social basado en el
mutualismo y el cooperativismo. Pretendía, por medio de la libre
asociación de los individuos, superar el sistema de producción capitalista.

Más tarde, el ruso Mijaíl Bakunin planteó que los sectores oprimidos
(campesinos, artesanos, proletarios) protagonizarían la revolución y la
destrucción del capitalismo, con una lucha espontánea y libre de las
masas. Su objetivo no era conquistar el Estado, sino destruirlo.

Todas las corrientes anarquistas criticaban la sociedad capitalista y


proponían un modelo alternativo basado en la ausencia de autoridad.
Participaban en las organizaciones obreras, en huelgas y manifestaciones.

Los ejes principales de su pensamiento podían resumirse en:

Crítica a la propiedad privada y defensa de la propiedad colectiva.

 Oposición a la existencia del Estado, por considerarlo un


instrumento de opresión
 Defensa de la libre asociación; apoliticismo y rechazo de los
partidos políticos.
 Defensa de la espontaneidad de las masa, del individualismo y de
la acción directa.
6. LA PRIMERA INTERNACIONAL DE TRABAJADORES

6. 1. LOS ORÍGENES DE LA I INTERNACIONAL

A partir de 1850, el número de trabajadores, organizaciones obreras y


pensadores socialistas era ya muy importante. La conciencia de
formar parte de una misma clase les llevaría formar la Asociación
Internacional de Trabajadores (AIT). Fue creada en Londres en 1864 por
delegados de asociaciones obreras inglesas y francesas y emigrantes
polacos, italianos y alemanes. Luego se incorporaron otros grupos
(owenistas, cartistas, etc.).

La AIT o Primera Internacional se organizó en secciones nacionales y tenía


un Consejo General dirigido por Marx, que redactó los estatutos y el
manifiesto en el que se establecían los principios básicos de la
Internacional:

 La liberación de los trabajadores debía ser obra de los mismos


trabajadores, que conquistarían el poder político para acabar con la
sociedad burguesa e implantar el socialismo.

Los primeros congresos se celebraron en Ginebra (1866), Lausana (1867)


y Bruselas (1868). Se adoptaron acuerdos para impulsar las movilizaciones
obreras y se definieron una serie de reivindicaciones:

 Reducción de la jornada laboral.


 Supresión del trabajo infantil.
 Desaparición de los ejércitos permanentes.
 Socialización de los medios de producción.
 El recurso a la huelga como medio eficaz para conseguir estos
objetivos.
Pero surgieron desacuerdos. El más importante fue el enfrentamiento
entre Marx y Bakunin, es decir, entre las ideas del socialismo marxista y
las del anarquismo. Bakunin acusaba a Marx de controlar la
Internacional, ya que defendía la desaparición del Estado y se oponía a
cualquier autoridad política.

Las delegaciones de los países industrializados (Gran Bretaña, Alemania)


apoyaban las tesis de Marx, y los países más atrasados (España,
Italia), con un sector agrícola todavía muy importante, las de Bakunin.

6.2. LA COMUNA DE PARIS Y LA DESAPARCION DE LA I INTERNACIONAL

En 1870, la Guerra franco-prusiana originó una crisis en la Internacional.


El conflicto acabó con la derrota de Francia frente a los Alemanes.

El pueblo de París no quiso rendirse y protagonizó una revuelta popular: la


Comuna de París (1871).

El gobierno abandonó la ciudad y se refugió en Versalles. Se realizaron


unas elecciones por sufragio universal y se formó un gobierno conocido
como la comuna.

Se emprendió un conjunto de reformas que se convirtieron en el


referente para el movimiento obrero y democrático:

 Nacionalización de los bienes del clero.


 Reforma de la justicia.
 Substitución del ejército por milicias populares.
 Abolición de la policía.
 Entrega de las empresas abandonadas a cooperativas obreras.
 Un proyecto de enseñanza laica y gratuita.
Pero esta revuelta, que se creó al margen de la propia AIT, y sin conexión
con el proletariado francés y europeo, fracasó y fue reprimida por las
tropas alemanas y francesas.

La derrota de la comuna supuso una crisis para la AIT. Marx y sus


seguidores creían que era necesario crear partidos políticos nacionales
fuertes y organizados, capaces de dirigir en un futuro la revolución.
Esto se aprobó en el Congreso de la Haya de 1872, en el que,
además, se expulsó a Bakunin y a sus seguidores.

La AIT se trasladó a los Estados Unidos y se disolvió al poco tiempo


(1876). A partir de entonces, marxistas y anarquistas siguieron caminos
separados.

7. LA EVOLUCIÓN DEL MOVIMIENTO OBRERO (1875-1914)

7.1. LOS CAMINOS DEL ANARQUISMO

Tras el fracaso de la Primera Internacional, los anarquistas formaron una


Internacional Antiautoritaria, que tuvo una corta vida. A partir de ese
momento, el movimiento anarquista se dividió en varios grupos.

Por un lado, se formó una corriente conocida como anarcocomunismo,


influida por dirigentes como Piotr Kropotkin y Errico Malatesta, que se
oponía a cualquier forma de organización y defendían la acción
violenta de pequeños grupos contra la propiedad burguesa. De ese
modo, la "propaganda por la acción", defendían que la acción violenta
contra los símbolos del Estado, la Iglesia y los capitalistas despertaría
la conciencia de masas y las conduciría a la revolución.
Se sucedieron una oleada de atentados conmocionó a las sociedades
occidentales: asesinato del presidente de la República francesa Sadi
Carnot (1894), del jefe de gobierno español Cánovas del Castillo (1897), de
la emperatriz de Austria Isabel de Baviera (1898), del presidente de los
Estados Unidos William McKinley (1901). Pero estas acciones
provocaban la represión del anarquismo y alejaban a muchos
trabajadores de sus filas.

Otro sector del anarquismo rechazaba esta estrategia y defendía una


organización en sindicatos de trabajadores, para conseguir una sociedad
sin clase. Esta corriente se llamó anarcosindicalismo.

Las bases del sindicalismo anarquistas fueron:

 apoliticismo,
 defensa de la acción directa de los trabajadores .
 huelga general como instrumento revolucionario.

Sus ideas se plasmaron en la Carta de Amiens y se formaron sindicatos


como la Confederación General del Trabajo (CGT), en Francia, y la
Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en España

7.2. LOS CAMINOS DEL SOCIALISMO

Con la Segunda Revolución industrial, la clase obrera aumentó


considerablemente, al igual que el sector terciario (empleados públicos,
técnicos administrativos, etc.).

Ya se había iniciado la formación de grandes sindicatos como la fundación


de la Asociación General de Sindicatos Alemanes (1863) y la constitución
legal de las Trade Unions (1871) y se creó la Unión General de
Trabajadores (UGT) en España (1888.

Los sindicatos aumentaron la capacidad de presión de los trabajadores


ante los empresarios y el gobierno. Las huelgas se convirtieron en
instrumentos indispensables para forzar la negociación entre sindicatos y
empresarios. Además, el sindicalismo exigió la intervención del Estado
para hacer de árbitro en los conflictos, frenar los abusos laborales y
garantizar que se aprobase una legislación laboral.

Se dieron los primeros pasos en la creación de partidos políticos


obreros socialistas. El primero y más importante fue el Partido
Socialdemócrata Alemán (SPD). En sus inicios estuvo prohibido por el
gobierno alemán y se consolidó en la clandestinidad. Tras su
legalización (1890) creció de forma espectacular. Era la fuerza mejor
organizada y el punto de referencia de los partidos obreros que se
extendieron por Europa.

Su éxito se debía a que fue capaz de unir el objetico final -revolucionario-


del socialismo con la lucha cotidiana para conseguir reformas
inmediatas: sufragio universal masculino y femenino, jornada de ocho
horas, impuestos progresivos sobre la renta, enseñanza laica,
prohibición del trabajo infantil, etc.

En Francia, el socialismo estaba más fragmentado y su crecimiento fue


más lento. Jules Guesde y Jean Jaures fueron los principales dirigentes
del nuevo partido. En España, el Partido Socialista Obrero Español
(PSOE), fundado por Pablo Iglesias en 1879, vio restringida su influencia
por la importante presencia del anarquismo. En Gran Bretaña, el gran
peso del sindicalismo retrasó la formación de partidos socialistas y a
principios del siglo XX se fundó el Partido Laborista.

7.3. LA II INTERNACIONAL

La II Internacional o Internacional Socialista se fundó en París en


1889. Sólo incorporó partidos socialistas y se organizó como una
confederación de partidos nacionales autónomos, sin un consejo general
que centralizase la acción.

Existían dos tendencias principales: la de los partidos que aceptaban el


sistema democrático y practicaban una política reformista, con conquistas
graduales conseguidas a través de la participación en elecciones
(socialdemocracia); otra, una posición minoritaria, de socialistas
revolucionarios que mantenían la ideológica marxista y defendían la
conquista del poder por métodos revolucionarios y la destrucción del
capitalismo mediante la instauración de una dictadura dirigida por
representantes del proletariado.

En el primer congreso se exigieron leyes para la protección de los


trabajadores, la jornada laboral de ocho horas y la abolición del
trabajo infantil. Se condenaban el colonialismo, como una forma más de
explotación capitalista, y las guerras, consideradas un producto del
enfrentamiento entre los Estados capitalistas.

La II Internacional creó algunos de los símbolos del movimiento obrero,


como el himno y la celebración del 1 º de mayo, Día de los Trabajadores,
en recuerdo de los obreros detenidos y ajusticiados en Chicago en 1886.

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