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Este cuadro lo pintó Fra Angélico,

un pintor florentino de la primera mitad del siglo XV, que trabajó también en Roma para los papas.

Es uno de los principales pintores de los principios del Renacimiento italiano.

En él vemos a la Virgen María, vestida de azul y al Niño Jesús.

Veamos qué tiene este cuadro que mira hacia el pasado, qué es anticuado,

y veamos qué tiene de moderno o de anuncio de futuro.

O dicho de otra manera,veamos cómo insertar este cuadro en esa secuencia que llamamos la Historia del
Arte.

En primer lugar los materiales: es típico de la pintura medieval, de la pintura antigua,

utilizar materiales muy caros o el valorar a los cuadros según el valor de sus materiales.

Por ejemplo, aquí vemos mucho oro en el fondo, y vemos

en el azul de la Virgen que ha utilizado un material también muy caro, el mineral lapislázuli,

que viene de unas minas de Afganistán.

Los contemporáneos hubiesen reconocido en este cuadro un objeto caro y lo hubiesen valorado como
tal.

Lo que es moderno y también lo vemos aquí, es cómo se usan esos materiales.

Se empezará a valorar más

cómo pinta un pintor,

que qué materiales usa ese pintor para pintar.

Por ejemplo, el fondo de oro ya no es un fondo plano, sino que se ha convertido

en una cortina,

en un paño.
Vemos incluso los pliegues por los lugares donde los sujetan los ángeles.

También el azul del manto que viste la Virgen

se pliega sobre sus rodillas, se pliega al caer al suelo y parece real en ese sentido.

También el simbolismo del cuadro tiene algo de anticuado.

Los cuadros cuentan historias y para contarlas tienen que usar símbolos, lenguaje simbólico, no pueden
usar palabras

ni habladas ni escritas.

En este caso, vemos que la Virgen y el Niño sujetan unos jarrones con unas flores:

esas flores son símbolos de la pureza de estas figuras.

Hasta cierto punto la pintura va a seguir usando símbolos durante muchos siglos,

pero cada vez lo hará menos. Se irá valorando más el realismo y menos el simbolismo.

Esta es una tendencia general que tiene la pintura europea

del siglo XV al siglo XVIII.

Lo que tiene el cuadro de realista es lo que tiene de moderno.

Lo vemos por ejemplo en la psicología de las figuras, en sus rostros.

Vemos una ternura que parece real, una presencia psicológica

que nos convence, en  la que podemos creer, no de forma simbólica, sino de forma empática o personal.

Podemos sentir cómo siente aquí la Virgen.

Y vemos también que el espacio tiene algo de real o de tridimensional. Fijaos en la parte de abajo de la
escena.

Hay un escalón, y ese escalón nos hace entender

que hay una recesión espacial de un primer plano a un plano del fondo.

Y mirad también cómo las figuras son redondas, tienen tres dimensiones, tienen bulto, parecen
escultóricas.

Ese realismo en la representación del espacio y de los objetos


también es algo moderno, es una tendencia que irá avanzando hacia el futuro.

Al mirar un cuadro como este, también es interesante pensar no sólo en  qué tiene de antiguo o


de moderno,

cómo encaja en la Historia del Arte,

sino ver qué tiene de personal, de típico de Fra Angelico,

en qué consiste el talento peculiar de este pintor.

Sabemos que los contemporáneos hablaban de él como un pintor especialmente piadoso,

un buen pintor de la piedad,

y algo de eso sentimos que es cierto cuando contemplamos este cuadro.

Nos contagia la ternura de la Virgen.

No tenemos que ser religiosos para sentirla.

Ahora vemos una imagen de otro cuadro,

es un políptico, un políptico es un cuadro con muchas escenas. También hay trípticos con tres escenas o
dípticos con dos escenas.

Todo esto es un poquito anticuado en este momento.

Eso no quiere decir que no podamos valorarlo, que no nos pueda gustar,

lo que quiere decir es que en una secuencia histórica,

esto es un resto del pasado y es diferente del futuro.

La escena central es muy parecida a la que hemos visto en el cuadro anterior,

y eso es porque ese cuadro seguramente también proceda de un políptico, aunque no estamos seguros.

A la Virgen y al Niño aquí, la acompañan santos:

los reconocemos por los símbolos que van con ellos.


Por ejemplo, la figura de la mujer a la derecha de la escena,

es Santa Catalina de Alejandría,

que fue martirizada en una rueda con cuchillos, y vemos parte de esa rueda junto a ella.

Típico de este cuadro, típico del Quattrocento italiano, de la primera mitad del siglo XV sobre todo,

es la gama de colores que vemos aquí, y que veíamos también en el cuadro anterior:

colores claros, intensos, brillantes, luminosos y mucho oro.

Aprenderemos a reconocer la pintura de esta época por esta gama de colores.

En parte, esta gama depende de la técnica que se utilizaba para pintar,

la pintura al temple o tempera.

Consistía en mezclar pigmentos, normalmente de procedencia mineral,

con un aglutinante que era la yema del huevo.

El resultado era esta pintura opaca, pero muy luminosa, muy brillante.

En la parte de abajo de este políptico hay tres escenas,

las escenas que aparecen en estas partes bajas de los polípticos, se llaman predelas,

se suelen referir a biografías o a historias relacionadas con los santos que aparecen encima.

En esta tercera imagen os enseño la predela que hay a la izquierda de este políptico.

Cuenta la vida de San Nicolás, Nicolás de Bari como se le conocía,

ya que sus restos se encontraron en Bari. Por esa razón existía especial devoción hacia él en Bari y en

el resto de Italia.

A la izquierda vemos el nacimiento del santo,

que curiosamente aparece ya como santo, con un nimbo dorado rodeando su cabeza.
En el centro su educación,

y a la derecha, uno de los milagros que se le atribuía:

está metiendo una bolsa con oro por una ventana para aliviar las penas de una familia,

de un padre que se había visto obligado a prostituir a sus hijas

por haber caído en la pobreza.

Lo que nos interesa de esta predela a nosotros, de esta escena,

es lo que tiene de renacentista, de característico de esta época.

Lo  primero es que vemos que la ciudad en la que tiene lugar estas historias, es una ciudad

muy inspirada en la arquitectura de la Antigüedad.

No vemos templos góticos o románicos (S. X – XII), lo que vemos es todo típico del Renacimiento:

un arco de medio punto a la izquierda, una balaustrada,

unos festones que la decoran,

todo inspirado en la arquitectura griega y romana. También el edificio redondo que hay al fondo

y también el edificio que tiene un frontón, esa estructura triangular

en su parte más alta, que nos recuerda a un templo griego o romano.

Esto que nos parece una paradoja, para los contemporáneos no lo era.

Esta idea de representar

la historia sagrada cristiana en un contexto arquitectónico antiguo, o pagano, es lo que define


el Renacimiento.

Existe un prejuicio muy difundido en este momento en favor

de todo lo antiguo, de todo lo que es griego o romano,

y este pintor es militantemente moderno en esta escena, en la que está enseñándonos una ciudad,

que se vincula con esa idea de la Antigüedad.


También es muy importante para el artista,

la transmite muy claramente,

la idea de que en esta escena veamos profundidad.

La idea de que la pintura es como si fuese una ventana que se abre hacia un

mundo real, que tiene tres dimensiones.

Vemos muy claramente la recesión espacial en las paredes de los edificios,

a la izquierda y a la derecha.

Muchas de las características que hemos visto en Fra Angelico, pero con un sello personal algo

diferente, lo veremos en nuestro siguiente artista, en Botticelli.

Mientras tanto,

no olvidéis mirar el foro del curso.

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