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INSTITUCIONES Y CRISIS.

Una reflexión sobre el Covid-19


Polette Adriana Rosas Paz

En el presente ensayo busco realizar unas series de reflexiones acerca de la actual


pandemia. Reflexiones que de manera intuitiva construyo a partir de los datos a mi
alcance y mis conocimientos sobre Economía y Derecho. Trato de dilucidar la
complejidad del tema, las relaciones que guarda los efectos de la pandemia con
nuestra Economía y principalmente, con el Derecho y la Política. Las interacciones
que se presentan y lo que podríamos esperar en un futuro cercano sobre las
consecuencias.

La idea de sistema resulta un concepto fascinante y complejo. El primero porque es


un concepto no propio de una sola área del conocimiento, (matemáticas,
cibernética, política, sociología, incluso derecho utilizan un concepto que puede ser
equivoco). Complejo, por lo mismo, la idea de sistema implica un algo, un total en
la que éste, se compone por un determinado o indeterminado número de partes,
pero ahí no acaba lo que implica un sistema.

Es el inicio porqué lo que se busca con entender algo como sistema es comprender
no sólo sus componentes como totalidad, así como entender las relaciones,
reacciones y consecuencias que se dan entre cada uno de sus componentes. De
ahí que analizar cómo afecta una pandemia (o cualquier evento extraordinario,
imposible de ser objeto de dominio y control de la acción humana) resulta una tarea
lejos de ser sencilla.

En un análisis de como repercute un evento catastrófico (en términos de cómo


afecta, en qué grado afecta y a quienes afecta) es importante por entender dónde
empezar, delimitar el objeto de análisis. En este trabajo intento hacer ese análisis a
nuestra realidad, como país y en el cual están sus instituciones, no sólo jurídicas,
sino económicas y sociales.

Al cierre de mayo, la pandemia causada por un subtipo de virus denominado SARS


COVID-19, ha causado más estragos que cualquier evento natural en México (pues
la experiencia ofrece muchos ejemplos, tales como los terremotos que han azotado
al país a lo largo de su historia moderna, los últimos de hace un par de años
resultaron con cuantiosos gastos económicos y sociales para el país).

A junio de 2020, se pueden contabilizar arriba de 90 mil personas contagiadas con


un estimado de más de 9 mil víctimas mortales de esta pandemia. Los costos
económicos, aún son imprevisibles, aunque si estimables. Actualmente se ha
pronosticado que nuestra economía podría contraerse de un 6% a un 8% de nuestro
Producto Interno Bruto, que términos simples implica que nuestra economía no solo
se estancaría, sino que habría un retroceso en la generación de riqueza.

En lo social, se estima que los casi 4 meses de confinamiento provocaría hasta la


producción de 12 millones de desempleados más, el cierre de micro, pequeñas y
medianas empresas de hasta 1 millón de negocios. Todas esas consecuencias que
ha producido la pandemia se suma la forma en que los gobiernos han administrado
la emergencia, no solo a nivel federal, sino también en lo local.

Sobre este punto también es importante detenerse, el cambio de gobierno sigue


siendo otro factor que suma en la forma en que la pandemia afecta a los sistemas
actuales de México. Esto es porque es la tarea de la autoridad de Gobernar, hacer
cumplir la ley y procurar que exista mayor bienestar para todos. Sin embargo, con
los actuales cambios, las formas en que el gobierno ha ejercido su autoridad
también han evidenciado las contradicciones que puede tener que una sola persona
gobierne el país.

Contradicciones que también evidencia la necesidad de que las personas no


consuman el discurso de que existe un Estado de Derecho (peor cuando dicho
discurso no sólo viene de políticos, sino también de maestros y doctrinarios porque
ya no sólo basta un Estado de Derecho, sino que ya también es Democrático)
palabras vacías de real significado o validez en los sistemas sociales y económicos
de nuestro país.
Por muchos años, la política ha predominado en todas las dimensiones de la
cotidianeidad mexicana. Es un hecho, es algo que en nuestra área el Derecho ha
sido completamente aceptado. Los intereses que se buscan proteger doblegan al
Estado de Derecho, las ideas, sentimientos y humores de los que toman las
decisiones contaminan las instituciones jurídicas y económicas del país.

Un ejemplo de ello es ver cómo fue la transición del nuevo gobierno, el cual planteó
las cosas claras. Primero los pobres, primero el Estado. Desde antes que
comenzará a gobernar jurídicamente hablando, el nuevo gobierno ya había
cancelado un aeropuerto de nivel internacional, con contratos millonarios que
pudieron evitar su litigio porque el Estado mexicano se comprometió al reintegro de
las inversiones.

Un acto que ni siquiera tenía tipología en el sistema normativo, surtió efectos validos
al punto en que se cancelo la obra. Este caso esta lejos de demostrar que nuestro
país vive en un Estado de Derecho. Y este caso se suma a muchos otros, en dónde
el discurso vació de realidades predomina intentando cambiar la realidad, aunque
lo único que logra es crear una realidad alterna.

Este gobierno lo que busca es gobernar simbólicamente (no importa si realmente


se están dando mejores condiciones, hay bienestar en general, o simplemente están
haciendo de manera efectiva su trabajo) los símbolos para este gobierno es
aparentar que todo ya cambio (que se acabó la corrupción por ejemplo, cuando
ahora la corrupción se da entre familiares del primer círculo de gobierno; o, que se
busca fomentar las energías renovables para proteger el ambiente, cuando más que
nunca se está impulsando el uso energías fósiles.

Pero ¿por qué hablo sobre lo político en este trabajo? Sencillamente porque si
buscamos entender que un sistema (en este caso México como sistema) se da por
las interacciones de sus partes, encontramos que el sistema económico se relaciona
con el político y más aún con el jurídico. Los cuales vemos que también hay
repercusión en el sistema social o la sociedad porque los cambios en los usos e
instituciones sociales a partir de la pandemia se están empezando a manifestar
(principalmente en los casos de violencia de género, durante el confinamiento
aumentaron tales casos, pero este no es el único fenómeno social que está
produciendo la pandemia).

Desde antes que comenzará la pandemia, en lo social el país se encontraba en


crisis. Las instituciones sociales tales como la familia, no se encontraban en su
mejor momento. Los altos índices de violencia producida por los cárteles han
mermado la forma de interactuar entre las personas, principalmente en regiones
dónde las rutas de producción y comercialización de drogas hallaron asiento.

Por eso, este problema no es nuevo, han sido años en que las instituciones sociales
han cambiado, se han mermado con la violencia, la falta de opciones para una
calidad de vida y la ausencia de una autoridad (otra vez el Estado de Derecho que
no existe) para evitar que jóvenes y niños opten por una vida digna a través del
trabajo constante, esfuerzo y convicciones.

Retomando a la idea de Estado de Derecho, más allá de los discursos políticos, es


realmente importante que exista uno. Al referirme Estado de Derecho (con sus
tipologías como el Estado Constitucional de Derecho) hago referencia a que exista
una sumisión del poder, la política y las personas a lo que establece la ley o en su
caso la constitución.

La actual crisis ha develado también las prexistentes crisis en el sistema de salud,


educativo y de protección civil. En una economía como la nuestra, no basta que en
el discurso, el régimen actual busque eliminar las profundas desigualdades sociales
y económicas. La forma en que se ha administrado la emergencia sanitaria
evidenció que en el país hay mucho por hacer en todas las áreas.

No existe ciencia, aun cuando se busca la soberanía en este rubro. En las


condiciones actuales en que academias y universidades se encuentra, con los
limitados recursos han buscado realizar avances. Un pendiente que el Estado en
lugar de resolver agravó con su idea de austeridad (como coloquialmente se
conoce, macheteo fideicomisos y prepuestos, entre ellos los dedicados a la
investigación y desarrollo económico).

En las finanzas públicas, la austeridad se sobrepuso a la efectividad del gobierno.


Aún no es previsible, pero es posible que los servicios por parte del Estado se
deterioren más a falta de recursos humanos y materiales que el propio Estado omitió
voluntariamente en conseguir.

A estas decisiones de política pública económica, se han supeditado a los caprichos


de un solo hombre. No importa la ideología que se siga, ningún sistema económico,
en su Estado puro puede beneficiar a las mayorías, sin embargo, por ideología o
falta de experiencia y conocimientos, el actual programa económico de gobierno no
tiene rumbo.

La molestia se ve clara en el sector empresarial, que busca condiciones económicas


favorables para mantener el flujo económico. Tan importante resulta que coopere el
gobierno que el sector empresarial ha buscado negociar con el gobierno que se
instrumentalicen políticas contracíclicas. Sin embargo, a la idea de una sola
persona, sin debate ni datos, existe la negación a buscar alternativas para la
macroeconomía del país.

Si bien las experiencias del pasado han sido un eco en la idiosincrasia del nuevo
gobierno y los gobernados. El haber cerrado los canales de comunicación con parte
del sector privado, sólo demuestra que la idea de Estado de Derecho de este
gobierno está lejos de buscar el bienestar general.

Así lo demostró cuando se negó a establecer regímenes fiscales especiales para


negocios y empresas, los cuales lejos de beneficiar a unos cuantos (como es la idea
general) se busca establecer un esquema que fortalezca las finanzas de pequeños
negocios y los cuales, son y siguen siendo las primeras víctimas de la pandemia (se
calcula más de un millón de negocios cerrados).

Lo está demostrando también al fortalecer la potestad tributaria, ahora con


instituciones como la Unidad de Inteligencia Financia que, en coordinación con la
Fiscalía General de la República, se ha buscado que los contribuyentes sigan
cumpliendo con sus obligaciones fiscales, a pesar de que no exista aceptación en
la forma en que se asignan los recursos públicos, así como no existan condiciones
para la generación de riqueza.

Este estancamiento económico se está viendo reflejado, principalmente en la banca


mexicana. Principalmente la banca de primer nivel ha observado que la mayoría de
los clientes que tienen contratado crédito, han dejado de poder sostener su deuda,
de ahí que muchos bancos e instituciones financieras busquen flexibilizar las
condiciones de pago de los créditos contratados porque de lo contrario, esto
perjudicaría a la banca. La careta vencida que se vendrá próximamente no sólo
afectará a la banca privada, sino también en general, a la situación económica del
país.

Las decisiones políticas que se han tomado están afectando de sobremanera las
dinámicas económicas y sociales. Tan grave puede ser esto que, las calificadoras
de riesgo Crediticio como Fitch Ratings, Estándar & Poor’s y otros prevén que, para
antes del 2022, México pierda el grado de inversión.

Esto posiblemente para la población general no implique nada, esté lejos de


significar algo, pero al menos en materia económica y cuando se analiza el sistema
bancario mexicano, el impacto que pudiera ser una baja en la calificación de México,
podría desatar una serie de cambios, que por la forma en que se están tomando las
decisiones, estén lejos de ser las mejores, razonadas y beneficiarias.

La pandemia nos está dando muchas lecciones, no solo a nivel global, sino también
en lo local. Ha transformado las formas de relacionarse socialmente, así como está
modificando la forma en que se está gobernando. Sin embargo, lo que más ha
dejado y trascendido es las crisis que vienen.

Si no existe un verdadero Estado de Derecho, más allá de una democracia electoral,


una validez formal de las normas (que genera la idea de que por existir se acata la
norma) y una economía sin rumbo. Lo que provocará es que existan mayores
decisiones arbitrarias, un gobierno unipersonal en donde las instituciones y leyes
estorban para tomar decisiones.

Al menos, esto es relevante en materia económica por la importancia que


representa el Banco de México, se escuchan lejanos los pasos que buscan
modificar su naturaleza jurídica. Al menos en lo que va de este gobierno, se ha
observado distintos intentos de afectar su funcionalidad. El último fue el de sugerir
que el Banco de México sirva como un instrumento para medir la distribución de
riqueza de las personas.

La pandemia ha evidenciado los peligros que vienen si se deja que lo político como
sistema afecte, predomine e influya los otros sistemas e instituciones de nuestra
sociedad. Es un aviso para estar atento a las próximas decisiones que sin duda,
empezará a sentir el grado de afectación en la mayoría de las personas. Es
importante que la realidad alterna del gobierno se imponga como discurso y
predomine la realidad de todos.

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