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LA EXPIACIÓN

Por Silvina Ocampo

PERSONAJES:
Protagonista – mujer

Antonio – marido

Ruperto – amigo de la infancia de la pareja

Cleóbula - amiga de la infancia de la pareja

Canarios:

Favorita, María Calles y Mandarín


Chusmo, Albahca y Serranito

ESPACIO:
Una casa diminuta con un patio diminuto en la entrada de un pueblo rodeado de montañas,
cerca del campo. La acción transcurre en el patio, donde tienen la pajarera, en la habitación
matrimonial, y en un cuartito del fondo de la casa que más adelante vamos a descubrir que
Antonio usa a modo de laboratorio.

DATOS SOBRE EL TIPO DE NARRACIÓN: Primera persona. Tiempo pasado. Empieza “in media
res”. Luego se va al pasado, desde el momento de su casamiento son su marido en adelante.
Vuelve al presente (que siempre en la historia es pasado), y continúa.

RECURSOS:
Toma una situación inicial: Antonio llama a Ruperto y a ella, no espera a que llegue Cleóbula. Y
les muestra un truco de los canarios. Abre la pajarera, los llama con un silbido, y los canarios
entran a la habitación y revolotean por la pieza. “Dicen que en el momento de morir uno
revive su vida. Yo la reviví esa tarde con remoto desconsuelo”. A partir de ahí engancha con
los recuerdos.

Construye un párrafo en negrita, un párrafo normal (aunque a veces no se cumple, hay dos
párrafos en negrita). Esas negritas, luego, cuando me bajé el pdf, se me hicieron cursivas, no sé
por qué. Pero claramente hay dos tipografías que nos ubican, sobre todo al principio, en dos
tiempos de acción diferentes, los del recuerdo idealizado de aquel pasado joven de la pareja, y
el de dos años después

Los recuerdos desde el casamiento, van siempre para adelant,e digamos que hacia el futuro,
hasta coincidir con el tiempo de la narración del primer momento en el que empieza la
historia.

Utiliza preguntas en estilo directo que se hace la protagonista. Con este tipo de recursos,
vuelve más vívido, casi presente, aquel pasado. No cuenta a partir de la información total, la
que ya posee, sino que cuenta desde la parcialidad de lo que en el momento en el que iba
sucediendo tenía.

Metáforas: las sábanas nupciales tenían bordadas un viaje de diligencia: “el amor es también
un viaje”.

Ellos son tres, y los canarios también. Parece que existiera una analogía entre ellos y los
canarios. La noche nupcial un canario chupa y se ensaña con una naranja. Parece hablar
claramente de la dulzura de esos momentos. Pero luego los canarios son tres. Chusco,
Albahaca y Serranito parecen canarios de adorno, de juguete. Ya había usado la idea del
adorno para referirse a Ruperto, para ella él era como un mueble viejo que no veía.

Ella admira de los pájaros el poder volar, el no estar quieta como le pasa a veces a ella. Pero los
canarios le dan pena porque sienten que solo obedecen: implícito sentimiento de
autocompasión.

Mandarín, uno de los canarios, se aparta del resto de sus compañeros, en la penumbra, y canta
un canto parecido al de las calandrias. Un párrafo más abajo, ella se siente cada vez más sola,
no habla con nadie de sus inquietudes. De nuevo, los canarios están en armonía con los
sentimientos de ella. Si los canarios son controlados por Antonio entonces es lógico pensar
que ella misma lo está.

Sus pensamientos son omo canarios en la jaula, aprisonados, revoloteando.

La manera que tiene de volver al presente es conectar los tiempos a través de los ojos: lo que
le dijo Cleóbula sobre cómo la miraba Ruperto con la prueba que ha logrado Antonio: dormir
con los ojos abiertos

Creo que siembra pistas falsas al principio: Ella cree controlar la situación, o se narra eso. Dice
que ella fue la que eligió a su marido, no él a ella. Cuenta que ella pensaba con horror en la
noche nupcial. Por momentos, lo pensaba un poco tonto, subestima los trucos de los canarios.
Todo esto al principio, pero sobre la mitad en adelante ella habla del marido como un hombre
todo el tiempo superior a ella, ella llega a lastimarse la mano para reclamar su atención.

Otra pista falsa es sobre Cleóbula. El relato nos hace desconfiar sobre ella para confundirnos.
Dice que no le gustan los canarios, le hace reparar que todo el tiempo Ruperto la mira de una
forma particular, insistente (pareciera que quiere sembrar discordia). La narradora dice que
Cleóbula no es maliciosa, cuando la aclaración no viene al caso (nos hace pensar exactamente
lo contrario), y luego le dice que su marido es un indio de una manera muy despectiva.

FRASES FAVORITAS:
“El vaivén de los canarios me daba sueño. Mis recuerdos volaban en mi mente con la misma
persistencia”

Remoto desconsuelo
“Yo lo consideraba [a Ruperto] como uno de los tantos amigos o parientes que forman, casi
podría decir, parte de los muebles de una casa y que uno advierte sólo cuando están
estropeados, o colcoados en distinto lugar del habitual”

“Ojos que miraban tanto no existían en toda la provincia, en todo el mundo; un brillo azul y
profundo como si el cielo se hubiera metido en ellos los diferenciaba de los otros, cuyas
miradas parecían apagadas o muertas. Ruperto no era un hombre: era un par de ojos, sin cara,
sin voz, sin cuerpo”

Contemporizar

“Miré de soslayo mi falda manchada. Los pájaros son tan chiquitos y tan sucios. ¿En qué
momento me habían ensuciado? Los observé con odio: me gusta estar limpia aun en la
penumbra de un cuarto”.

RECUERDOS:

El canario en la noche de casamiento

El bordado de las sábanas (da la sensación de que ella no quería hacerlo, pensaba en las
sábanas con terror)

La casa diminuta pero cerca del campo

Los afectos que solían ir a visitarlos.

El hecho de que ella lo eligió a él, y que él se enamoró de ella enseguida.

Ruperto estaba tanto con ellos que ya era parte de la casa

Que Cleóbula detestaba a los canarios

Antonio les enseñaba pruebas

Ella no observaba la menor coquetería con él, era como si no estuviera. La ha llevado a ver
super desarreglada.

Había otros pájaros

Cleóbula le advirtió que Ruperto la miraba con mucha insistencia. Aclara que Cleóbula no es
maliciosa.

Chusmo, Albahaca y Serranito, los canarios, vuelan a un recipiente con un líquido oscuro, y
mojan las pequeñas flechas que tienen. Pareciera que algo le hace Antonio a los canarios y
además estos son otros de lo que tiene en el presente, es decir que es muy probable que estos
canarios hayan muerto.

VUELVE AL PRESENTE:

Antonio le confiesa la prueba: dormir con los ojos abiertos. De nuevo notamos un cierto
desprecio de parte de la protagonista, que siempre le parece poca cosa lo que él dice. Ella le da
a entender que no es nada que no pueda hacer Ruperto (evidentemente Ruperto es ciego eso
además explicaría que nunca haya notado que ella estaba “así nomás” cerca de él)
Antonio le dice que los canarios obedecen todas sus órdenes, no como sus párpados (los
canarios serían como sus ojos)

Cuando Ruperto se queda dormido, no deja de mirarla. No cierra nunca los ojos, su mirada no
deja de perseguirla, y ella empieza a sentir que las otras miradas de las otras personas estaban
muertas al lado de las de él. Dice que esos ojos son de animal.

Antonio empieza a tratarla mal a ella, como si fuera su propia esclava. Deja de ir a trabajar,
abandona el cuidado de la pajarera.

Ella se siente mal por haber tenido con su marido ni un hijo, después de dos años de casados. Y
de nuevo hay una analogía entre ellos y los canarios: los canarios llenos de crías, ellos ninguno.
La casa tan sucia y abandonada como la pajarera.

Ella cuenta que Antonio desde siempre amaestró animales. Y que para conquistarla durante el
noviazgo, comenzó a amaestrar canarios, que le llevaban notitas de amor y se las dejaban en la
blusa. Eso era mucho más difícil, para ella, que la tontería que ahora hacen de las flechas (nos
pone en vigilancia: la prueba con las flechas es algo mucho más complejo de lo que podríamos
pensar)

Las tías de Antonio le decían que podía hipnotizar alguna mujer millonaria, pero ella vuelve a
decir que a Antonio no le interesaba el dinero. En algún sentido, ella está hipnotizada por él.

Ella no entiende por qué Antonio no utilizó nunca ningún pretexto para alejar a Ruperto.

Antonio no mostraba sus sentimientos, pero había en él un cambio de carácter. Ella lo


interpreta como celos. Antonio siempre había sido un modelo de normalidad.

Antonio se saca la camisa y parece de bronce (creo que por el color de su piel, y la estatua
debe de referirse a una forma de idealización). Ella recuerda que una vez se ruborizó viendo
una estatua muy parecida a él. No entiende por qué se ruboriza de verlo desnudo.

Antonio sufrió otro cambio: ahora de triste y abandonado estaba todo el tiempo activo, alegre
podría decirse. Volvió a cuidar la pajarera, le cambió el árbol del medio por uno más lindo. Y ya
no tenían ni siquiera tiempo para hablar entre ellos ni compartir nada. Ella para estar en
sintonía con él intentaba ordenar lo ya ordenado, se sentía un espejo de él. De nuevo
manifiesta la relación de dominación que tiene ella con respecto a él. PERO NO ENTIENDO A
QUÉ SE DEBE EL CAMBIO DE ACTITUD DE ÉL EN EL RELATO.

Dos canarios abandonaron las flechas y se pusieron a pelear entre ellos. Antonio se llenó de
cólera. Cleóbula le había advertido que Antonio era cruel.

Antonio se va a una habitación que tienen en el fondo en la casa, y deja la pieza matrimonial.
Ella lo escucha caminar hasta el amanecer, parece no dormir.

Los canarios soltaron las flechas de sus picos y comenzaron a cantar suavemente. Antonio se
quedó mirando a María Callas, la canaria que para él era la “reina de la desobediencia”, y le
dijo una palabra que no tiene sentido para ella. Luego, los canarios se pusieron a revolotear.

Ella, para entrar en la habitación, se lastima la mano con un cuchillo. Cuando abre la puerta,
una bandada de pájaros salen de la habitación hacia la pajarera. Él le cura la mano pero la trata
secamente, como si sospechara que está intentando llamarle la atención.
Antonio hace un viaje de dos semanas, ella no sabe a dónde. Vuelve con un montón de
plantas.

Ruperto sigue cada vez más son sus miradas lasvvas sobre ella. Ella se siente incómoda con
esas miradas, las aborrece, y se retira de la vista de Ruperto. Sin embargo, su marido siempre
la hace volver con algún pretexto para ubicarse cerca de él.

Antonio en cambio no la mira, o Cleóbula le asegura que no la mira para nada.

Ella solo desea, y desea cada vez más, ardientemente, no haberse casado con él para volver a
encontrarlo, es decir, para que la llama de su amor no se apague. Siente que no puede
recuperar lo que ya perdió.

Antonio sigue fomentando las visitas de Ruperto, hasta lo invita a dormir una noche. Entonces
Antonio vuelve a la cama matrimonial, como la cosa más natural del mundo. Ella está feliz,
siente que todo se compondrá.

Ella encuentra un muñeco de estopa, de ojos azules. Ella lo había descubierto hacía un tiempo,
y él le había dicho que era un recuerdo de la infancia. No deja que ella lo toque.

Movida por la curiosidad, ella se sube a una escalera, para espiar desde la ventana alta del
patio lo que su marido hacía en la habitación. Él parece una estatua.

Ella ve que la habitación parece un laboratorio. Que el muñeco está rodeado de pájaros. Que
está en otro lado lleno de plantas. En otro lado, hay un líquido castaño. Que en otro lado, hay
flechas hechas de espinas.

Ella le cuenta lo que vio Cleóbula, y ella le dice que así son los indios, que usan flechas con
curare (una planta medicinal). Le dice que es un indio. Que su familia (la de Cleóbula ) lo sabe
todo. Que lo sacaron del campamento cuando tenía cinco años. De ahí se explica cómo trata a
las mujeres. Y su piel tan ladina. Y sus ojos que son como un enigma. Investigué que
efectivamente el curare es una planta que utilizaban los indígenas de América del Sur. Se trata
básicamente de un veneno. Los indígenas envenenaban las flechas y las usaban contra sus
enemigos. Pero también la ciencia ha utilizado esta sustancia como uso medicinal, a modo de
anestesia, por ejemplo. Me parece que en este cuento funciona de las dos maneras: como
veneno y como solución al mismo tiempo. Porque este veneno en este cuento ciega, pero
también redime.

Ella pierde la confianza en Cleóbula, pero empieza también a notar que lo que le gustó siempre
de Antonio era esa diferencia que tenía él con el resto de los hombres. De repente, lo más
cercano, se la hace lo más ajeno. No conoce a su marido.

Antonio hace que Ruperto vuelva a quedarse a dormir otra noche.

Cleóbula, ella y Antonio van a la iglesia a hacer el viacrucis. Cleóbula ahora lo llama “el indio”
delante de ella, y le dice que así lo llaman en todo el barrio. Ella se pregunta si él estará
haciendo sus oraciones, y recuerda que cuando se casaron él no comulgó, aunque la madre de
ella se lo había pedido especialmente De a poco, se atreve sospechar de él.

La amistad entre Ruperto y Antonio se estrecha cada vez más. Ella se siente dejada de lado.
Siente que su marido prefiere la amistad al amor, y siente que la amistad no ha clasudicado
entre ellos, como sí el amor que el matrimonio se tenía. A pesar de todo, según ella, se aman
muchísimo. Pero ella se siente afuera.
Antonio le anuncia que Ruperto está muriéndose, y sale de la casa para ir a verlo.

Vuelve al mediodía, le dice que Ruperto está en el patio, ella no entiende nada. Le dice que él,
Antonio, lo salvó, con la respiración artificial.

Ruperto estaba en el patio, inmóvil, con la vista clavada en las baldosas, sin ver.

Mandarín le clava una de sus flechas en el brazo a Antonio. Ella aplaude pensando que así
contentaría a Antonio, aunque piensa que es una prueba absurda, y que debería utilizar su
ingenio para salvar a Ruperto.

Ella desea estar sola, se siente fastidiada. Pero le pregunta Ruperto qué pasó, y él le cuenta
que soñó que los canarios le picoteaban los brazos el cuello y el pecho, y los ojos. Dormía sin
dormir, como si hubiera ingerido un narcótico.Luego se despertó de un sueño que no era un
sueño, y vio la oscuridad. Llamó a su hermana con una voz que no era la de él y le dijo que
llame a Antonio para que lo salve. Enseguida apareció su hermana con Antonio (media hora
después que a él le pareció un siglo), y cuando Antonio movió sus brazos, él empezó a sentir
que le volvían las fuerzas, pero no pudo recuperar la vista.

Entonces Antonio dijo que iba a explicarlo, pero no con palabras.

Favorita siguió a Mandarín y clavó una fecha en el cuello de Antonio. Luego María Callas le
clavó otra. Entonces, los ojos de Antonio cambiaron, se pusieron azules. Se parecieron a los de
Ruperto.

Ella pide una explicación. Él no responde. Ella entonces lo besa en la boca largamente,
olvidando su pudor. Un enjambre de canarios revolotearon sobre su cabeza.

Antonio le dijo a ella y luego le dijo a todo el mundo que Ruperto veía como cualquiera de
ellos, pero que se hacía el que no veía. La luz se había alejado de los ojos de Ruperto, y el amor
se había alejado de la casa. Era como si esas miradas hubieran sido necesarias para que
existiera el amor entre ellos. Ahora, todo era frío.

Antonio intenta convencerla de que realmente Ruperto se ha vuelto loco, que él ve, aunque
diga lo contrario.

Ella pensó, con despecho, con celos, que la amistad era más importante que el amor.

Cuando ella termina de besarlo, los pájaros quieren picarle los ojos, pero ella se los impide con
su manto de pelo.

Ella fue comprendiendo de a poco que Antonio sacrificó los ojos de Ruperto, su amigo, y los
suyos propios, para que no pudieran mirarla nunca más.

INTERPRETACIÓN:

Los pájaros y canarios todo el tiempo se mantienen en analogía a su propio matrimonio, o


aparecen mostrando aquello que no tienen, aquello que falta y que desean. El canario
chupando la naranja en la noche nupcial, los canarios moviéndose siempre de a tres que ya
prefigura la situación del triángulo amoroso, los momentos de esplendor y los momentos de
abandono de la pajarera en relación a los momentos del matrimonio, al principio más feliz,
luego más frío. En otro plano la relación de subordinación y de sometimiento que ella siente
con respecto al marido es similar a la relación que él mantiene con sus canarios, que siempre
le obedecen.Ella en varios momentos se muestra como una mujer pasiva, que aplaude las
pruebas de los canarios solo para conformar a su marido, o que lo obedece en todo. Es un
canario más de él. Los canarios pueden volar, pueden reproducirse: en esos momentos
muestran lo que ella no puede, le revelan su falta.

Ruperto, un amigo de la familia, se enamora perdidamente de ella. El marido experimenta con


sus ojos, a través del amaestramiento de sus pájaros y de propiedades como el curare, logra
quitarle la vista, tiñiéndola de un azul del cielo inquietante, pero además parece controlarlo
por los ojos, porque en cuanto Ruperto puede contar lo que pasó, le parece como si se hubiera
despertado de un sueño, pero la vista no le vuelve. Antonio lo deja ciego tal vez como castigo
de sus sentimientos hacia su mujer. Para ocultar su crimen, él le dice a ella que ve, pero que se
hace el que no ve, lo cual genera en ella una sensación extraña, como si esas miradas ciegas de
Ruperto fueran más penetrantes incluso. Eso genera en ella el efecto de desear a su marido, el
cual, seguramente por celos, para culparla secretamente, se mantiene frío con ella. La
distancia de él, como un refuerzo, hace que ella lo desee aun más. Antonio utiliza las miradas
ciegas de su amigo como un refuerzo de su matrimonio, y hace desplazar sus propios celos
hacia ella, que siente celos de la estrechez del vínculo entre los amigos, mientras ella siente
que su matrimonio se enfría. El muñeco de la infancia es claramente un objeto vudú que
representa a Ruperto y con el cual ha experimentado. Cuando ella conoce a Ruperto,
claramente la ceguera de amigo por Antonio ya era un hecho, porque sino a ella le hubiera
llamado la atención aquel cambio de color en sus ojos. Por lo tanto, Ruperto en la historia
siempre estuvo ciego, evidentemente.

Pero en un momento Ruperto se agrava, parece que va a morir. Entonces parece que en esta
parte el personaje de Antonio se da cuenta de lo que hizo, de la instrumentalización que hizo
de su amigo, y, quiere dar marcha atrás, hace que Ruperto pueda volver a recuperar sus
sentidos, su fuerza, el control de sí, pero ya no puede devolverle la vista. Entonces, como una
manera de redimirse, de EXPIARSE la culpa (título del cuento, clave de lectura) le ordena a los
canarios con un gesto, que también a él lo dejen ciego con sus flechitas de espinas llenas de
curare. Y entonces Antonio se ciega a sí mismo, recuerda a la expiación de Edipo al descubrir
que ha asesinado a su padre y que ha producido el suicidio de su madre.

Cleóbula, ya desde su nombre, nos remonta a un personaje de la mitología griega, más


conocida como Cleopatra, a la cual su esposo le arranca los ojos y la encarcela, para casarse
con otra mujer. Este nombre es muy revelador en el personaje, porque, igual que los adivinos
ciegos que sin embargo pueden ver más allá de lo evidente, Cleóbula, amiga y confidente de
ella, siempre le dijo la verdad, incluso lo que ella siempre tuvo delante de sus ojos y nunca
pudo ver. Las pocas apariciones del personaje son siempre esclarecedoras para la historia. En
este cuesto el mito que remite a arrancar los ojos se vuelve particularmente poderoso, porque
está metido en una historia en la que la ceguera es uno de sus tópicos más fuertes. Ella todo el
tiempo está ciega, nunca entiende lo que pasa, frente a los actos aberrantes de su marido.
Este cuento, además que puede verse pensarse desde la cosmovisión fantástica, también es
posible de ser pensado desde la cosmovisión trágica, y particularmente puede ser puesto en
relación con Edipo.

CABOS SUELTOS:

No me queda en claro en qué momento Antonio ciega a Ruperto.

No me queda en claro si Ruperto realmente sentía deseo por ella. Si es así, no sé si ese deseo
existía desde antes o solo después (o si se intensifica) con su ceguera.

No entendí los cambios de conducta de Antonio, es como si cambiara de estrategia. Primero se


pone más triste, después se pone más vital.

No entendí cuál era la prueba que le quería mostrar Antonio a Ruperto y a ella al principio. ¿Es
un movimiento que permite mostrarnos desde el principio lo que está pasando, pero como
todavía nos falta información, no podemos advertirlo?

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