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Profesorado en Educación Primaria

Plan de Continuidad Pedagógica - 2do. año


Áreas Integradas: Teorías Sociopolíticas de la Educación –
Didáctica y Currículum del Nivel Primario – 

En la clase anterior hemos analizado la continuidad pedagógica de las


escuelas durante la pandemia del Covid19 y la propuesta de pedagogía a
distancia o en piyama que plantea Dussel. También hemos indagado cómo
están trabajando las escuelas en nuestro distrito y analizado diversos
materiales para comprender los procesos asincrónicos y sincrónicos de la
educación virtualizada.
Parte 1:
 Bibliografía y recursos:
Francesco Tonucci: Si el virus cambió todo, la escuela no puede seguir
igualhttps://www.lanacion.com.ar/comunidad/francesco-tonucci-si-virus-
cambio-todo-escuela-nid2356227

Quien quiera y pueda ver, le acercamos el siguiente video sobre estos


aspectos que propone Tonucci:
- F. Tonucci, Consejos del pedagogo Francesco Tonucci para
educadores y padres de familia en esta cuarentena, abril 2020, Disponible
en youtube: https://www.youtube.com/watch?v=WqthDDCfYr4

Propuesta de clase:
En esta ocasión, vamos a indagar en la propuesta que Francesco Tonucci,
maestro y psicopedagogo italiano, elabora en otra latitud del mundo
¿Cómo pensar la escuela en cuarentena?  Allí menciona una serie de
propuestas para lograr la continuidad pedagógica en el contexto de no
presencialidad de pandemia actual, pero integrando a un sujeto clave: los
niños.

Consignas:
1. ¿Qué propuestas pedagógicas menciona como posibles de realizar
con los niños en sus hogares? Enumérenlas.
2. Propongan ustedes una o dos más que crean posibles.
3. ¿A qué se refiere con el concepto de “casa taller” o “casa
laboratorio”? ¿cuáles serían las dificultades o restricciones que
pueden encontrar en la propuesta de Tonucci -pensada para la
sociedad italiana-, en su intento de aplicación para la Argentina y
específicamente en nuestro distrito de General Pueyrredón
(habilitaremos las intervenciones en el foro). 
4. ¿Cuál es el rol que le atribuye a los docentes y cuál a las familias en
este nuevo contexto educativo?
5. ¿Cuál es el lugar que le atribuye a los niños? 
6. En una parte menciona el siguiente artículo

Art. 29 de la convención sobre los derechos del niño (1989)


“Desarrollar la personalidad, las aptitudes y
la capacidad mental y física del niño
hasta el máximo de sus posibilidades”.

¿A qué se refiere este artículo? ¿En qué medida la escuela da


respuestas al mismo?

Parte 2:
Bibliografía:
Nuevos cuadernillos proponen que la casa sea como un laboratorio.
Educación en cuarentena: el foco puesto en la innovación más que en las
metas
https://www.pagina12.com.ar/264424-educacion-en-cuarentena-el-foco-
puesto-en-la-innovacion-mas-

En esta nueva propuesta, encontramos un segundo artículo que presenta


la decisión del Ministerio de Educación de Argentina de elaborar guías de
aprendizaje inspiradas en la mirada de Tonucci para distribuir entre los
estudiantes argentinos.
Consignas:
“Frente a todo el desastre, en esta situación que ha cambiado todo
en nuestras vidas, la escuela es la única que afirmó ‘no cambia
nada’: seguimos como antes. Esto significa ‘seguimos con nuestros
programas, con nuestros libros de texto, seguimos con clases y
seguimos con tareas’”, señaló Tonucci en la charla.

Reflexionemos sobre nuestros programas:

1. ¿Quién “decide” qué se enseña?


2. ¿Dónde se encuentra “contenido” aquello que hay que enseñar?
3. ¿Qué entendemos por “curriculum”?
4. ¿Qué aprender? O ¿aprender para qué? Es una dualidad que
plantea el autor. ¿Por qué creen que lo hace? ¿Qué implica pensar
cada perspectiva?
5. ¿En qué sentido creen que pensar “qué aprender” está vinculado
con el rol docente?
6. Terminamos con una viñeta (de las características de este
psicopedagogo italiano que dibuja como “Frato”). Obsérvenla y
comenten en el foro debate ¿qué deberíamos aprender como
docentes en formación en este tiempo de pandemia?
Bibliografía Parte 1:
Fuente: LA NACION, 21 de abril de 2020  Por: María Ayuso
Francesco Tonucci: Si el virus cambió todo, la escuela no puede seguir igual

El reconocido psicopedagogo italiano considera que la cuarentena para prevenir la


propagación del COVID-19 no hace más que dejar al descubierto que la escuela no
funciona; pero, al mismo tiempo, es una oportunidad única para que los niños y las
niñas aprendan cosas nuevas 
El reconocido psicopedagogo italiano, Francesco Tonucci, no tiene dudas: la
cuarentena para prevenir la propagación del COVID-19 puede ser una oportunidad
única para la escuela, las familias y, principalmente, los niños y las niñas. " Muchos no
se han dado cuenta de que el colegio no funcionaba desde antes, pero en esta
situación se nota mucho ", sostiene el investigador del Consejo Nacional de
Investigación Italiano y responsable del proyecto internacional "La ciudad de los niños
y las niñas", para quien la pregunta más importante para hacerse hoy es "si es posible
hacer lo mismo de siempre, cuando todas las condiciones han cambiado".
¿Cómo sacarle el jugo al aislamiento obligatorio y convertirlo en una experiencia
pedagógica enriquecedora? La respuesta, para Tonucci, es sencilla : convertir la casa
en un "laboratorio" donde los padres sean los asistentes de los maestros y en el que
cada espacio, desde la cocina hasta un cajón de fotos viejas, se convierta en la
oportunidad de aprender algo nuevo.
-¿Cuáles considera que son las falencias de la escuela que la cuarentena deja al
descubierto?
-No es difícil imaginar que cambió todo. Este es el punto de partida. Si cambió todo, la
escuela no puede seguir igual que antes. La contradicción que yo encuentro es que la
escuela quiere demostrar que se puede seguir como antes y sigue siendo una
institución de clases y deberes, donde lo único que se modificó fue el medio: en lugar
de ser presencial, se hace de forma virtual. Ahí aparecen preguntas como si se puede
estar tantas horas seguidas frente a la pantalla, si todos los niños son capaces de hacer
los deberes de esa forma o si tienen la tecnología adecuada para ello. Pero desde mi
punto de vista, la pregunta más importante es si es posible hacer lo mismo de siempre,
cuando todas las condiciones han cambiado.
-¿Cómo debería transformarse y adecuarse la educación en este contexto?
-Albert Einstein solía decir: "Si tienes deseos de cambio, no puede seguir haciendo lo
mismo". También decía que las crisis pueden ser una gran oportunidad para las
personas y los países, porque conllevan cambios. Si la escuela estaba contenta y
satisfecha acerca de cómo funcionaba, entiendo que buscará seguir igual. Pero, desde
mi mirada, ya no funcionaba antes, porque, muchas veces, es una institución que se
hace a pesar de los alumnos: todo se decide desde afuera y sin tenerlos en cuenta. Los
niños prácticamente no existen, no aparecen en sus preocupaciones. Hay reglamentos,
programas, libros de textos y ninguno de estos instrumentos interroga los alumnos
preguntándoles qué quieren hacer, cuáles son sus deseos, aptitudes y capacidades. El
artículo 29 de la Convención de los Derechos del Niño, que en la Argentina tiene
jerarquía constitucional, dice que el objetivo de la educación debe ser el desarrollo de
las capacidades y aptitudes de los alumnos hasta el máximo nivel posible.
Desde mi mirada, la escuela ya no funcionaba desde antes y la cuarentena no hace
más que demostrarlo: es una institución que no tiene en cuenta a los chicos y las
chicas
-¿De qué forma se aplica en tiempos de aislamiento obligatorio? ¿Cómo aprovechar
al máximo esta situación para que los chicos y las chicas puedan seguir aprendiendo?
-Mi propuesta puede ser considerada casi banal: si la escuela la tenemos que hacer en
casa, aprovechamos la casa. Que el hogar se considere un laboratorio y los padres,
asistentes del laboratorio. Así, podemos afrontar además un segundo tema: no solo la
escuela no funcionaba bien antes, sino que vivía en un conflicto constante con la
familia, que siempre está lista para denunciar al colegio. Ahora, la situación es nueva,
la escuela se hace en familia, en casa. Es necesario que le pida a los padres que ayuden
a los niños y las niñas a comprender y conocer cosas que no conocen, por ejemplo,
cómo usar las máquinas que hay en el hogar para vivir experiencias nuevas: poner la
ropa a lavar o secar, planchar, coser botones, desmontar un enchufe. Todo de forma
segura y asistidos por los padres, por supuesto. En definitiva, conocer este mundo que
es el de la casa haciendo operaciones que muchas veces los niños no hacen y, cuando
empiezan a hacerlas, solo las hacen las niñas porque se consideran tareas femeninas.
Poner la ropa a lavar o secar, planchar, coser botones, desmontar un enchufe, son
todas experiencias de las cuales se puede aprender mucho
-¿Qué otros espacios del hogar puede ser útiles para aprender nuevas habilidades?
-La cocina, por ejemplo, es un laboratorio de química: no hay duda de eso. Allí se
pesan los ingredientes, se mezclan, hay que cocinarlos usando distintos métodos. Me
gustaría que la escuela le propusiera a los chicos, por ejemplo: "Para mañana, cada
uno tiene que preparar una salsa, según la costumbre de cada familia. Luego, hay que
compartirla, valorarla entre todos los miembros del hogar y escribir una receta". De
esa forma, se están tratando muchas disciplinas típicamente escolares, como física,
química y literatura, pero de una forma distinta. Otro ejemplo es la historia: los
cajones de la casa están llenos de historia, la de los niños, a través de fotografías y
desde su nacimiento. Con los padres, las pueden recorrer juntos, ponerlas en orden,
hacer líneas de tiempo y, con todo eso, cuando vuelvan a clase pueden hacer un libro
con la historia de cada alumno.
-Sin dudas, esta es una experiencia inédita no solo para los adultos, sino también
para los chicos y las chicas. ¿Cómo podemos ayudarlos a "pasar en limpio" sus
emociones en un contexto tan particular?
-Una buena manera sería que la escuela le sugiera a cada niño o niña hacer un diario.
Estos niños están viviendo una experiencia que esperamos sea única en su vida. Ellos
no verán la hora de que termine para olvidarla, pero yo creo que sería una lástima que
lo olviden, porque están viviendo experiencias y sentimientos raros en un mundo
pequeño, que es la casa. El otro día hablé con el Ministro de Educación de la Argentina
[Nicolás Trotta] y me decía que le envió cuadernos a los niños. Sería bueno que uno de
esos cuadernos sea para un diario personal y, si los chicos quieren, que sea secreto,
porque tienen derecho a una vida íntima, reservada. Quizás la escuela pueda
preguntarse: "Si es secreto, ¿cómo puedo evaluarlo?". Bueno, no lo evalúa: lo regala a
los niños. Cuando hablo con los chicos y las chicas siempre les digo que hacer un diario
vale la pena, porque dentro de muchos años lo van a poder leer con sus hijos y será
una gran emoción.
-Usted suele decir que la escuela no consigue promover el hábito de la lectura en los
niños, ¿por qué?
-La escuela nunca alcanza a obtener un amor por la lectura y esto es un fracaso que yo
denuncio siempre, una gran falta, porque sería el regalo más grande que podría hacer
a sus alumnos y alumnas: darles el amor, placer, gusto, la necesidad de la lectura.
Pedirles que aprovechen este tiempo para leer libros es fundamental: cualquiera, los
que encuentren en casa, no importa que sean para adultos siempre que los padres los
aprueben. Si en el hogar no hay libros, que la escuela encuentre la manera de
hacérselos llegar. Es importante que puedan leerlos no para hacer resúmenes o fichas,
sino como regalo, no como un deber. Si quieren, pueden luego compartirlo con los
maestros, hacer por ejemplo un debate sobre qué les pareció lo que leyeron.
-Como padres, ¿qué puede hacerse para fomentar ese hábito?
-Un hábito especial puede ser la lectura en familia: que todos los días se busque un
horario, puede ser media hora, y un rincón de la casa donde se lea un libro juntos, en
voz alta, como si fuera un espectáculo teatral, una telenovela. Un poco cada día hasta
terminar un libro y luego empezar otro. Estoy convencido de que estas son
experiencias de gran valor emocional y, por lo tanto, educativo, que puede aprovechar
la escuela, porque la buena escuela es la que se construye sobre el mundo de los
niños. En este momento, el mundo de los niños es pequeño: su casa. Si se hace esta
experiencia y se aprende a implementarla, cuando se termine la cuarentena se puede
seguir haciendo una escuela de este tipo sobre el mundo grande: la calle, el barrio, la
ciudad. En definitiva, el mundo donde deberían vivir su vida los niños y las niñas, que
no es solamente su casa ni su escuela.
ALGUNOS CONSEJOS PARA APRENDER EN CASA
1 - Cocina
Una tarea puede ser preparar una comida de acuerdo a la costumbre de cada familia,
compartirla, valorarla y escribir la receta. De esa forma, se están tratando disciplinas
como física, química y literatura, pero de una forma distinta.
2 -Tareas hogareñas
Poner la ropa a lavar o secar, planchar o coser botones, son cosas útiles que los chicos
y las chicas pueden aprender. En definitiva, conocer cómo funciona el mundo
hogareño con la supervisión de sus padres.
3 - Fotos y cajones
Los cajones de la casa están llenos de historia, como las fotos viejas. Con los padres, las
pueden recorrer juntos, ponerlas en orden y hacer líneas de tiempo.
4 - Diario
En la cuarentena, los chicos están viviendo experiencias y sentimientos raros. Se les
puede proponer escribir un diario en un cuaderno donde dejen constancia de sus
vivencias. Si lo desean, puede ser secreto.
5 - Rincón de lectura
Para promover el hábito de la lectura, se puede compartir en familia. Establecer una
hora al día y un rincón de la casa. Hacerlo como si fuera una obra de teatro o
telenovela: leer cada día un poquito en voz alta.
Bibliografía Parte II:
Fuente: Página 12. 08 de mayo de 2020
Nuevos cuadernillos proponen que la casa sea como un laboratorio
Educación en cuarentena: el foco puesto en la innovación más que en las metas
El Ministerio de Educación prepara material basado en las recomendaciones del
psicopedagogo italiano Francesco Tonucci, que propone a las escuelas encarar la
cuarentena con menos rigor en el cumplimiento de objetivos y aprovecharla para
probar otros modos de que los chicos aprendan.

El Ministerio de Educación prepara unos cuadernillos para la enseñanza a distancia


tomando las recomendaciones del psicopedagogo italiano Francesco Tonucci,
que propuso a las escuelas encarar la cuarentena con menos rigor en el cumplimiento
de metas y aprovecharla para probar otros modos de que los chicos aprendan. En este
caso, usando la casa como laboratorio. Tonucci, un crítico del funcionamiento de los
sistemas escolares actuales, plantea que cocinar o lavar puede convertirse en
disparador para aprender química de una manera en que los niños se sientan más
interesados. Mirar fotografías familiares, dedicar un tiempo a la lectura en familia
pueden ser experiencias, cree, con más sentido que los deberes tradicionales. El
psicopedagogo está en contra de que la escuela tape a los niños y jóvenes de deberes:
asegura que, tal como están planteados, son una pérdida de tiempo. Lo mismo dice
sobre la obligación de mirar una clase virtual en la pantalla de una computadora: en su
opinión, aburren a los alumnos y son difíciles de seguir.
La decisión de elaborar guías de aprendizaje inspiradas en la mirada de este polémico
especialista fue anunciada por el ministro de Educación, Nicolás Trotta, en una
videoconferencia que mantuvo con Tonucci y que subió a las redes.
El psicopedagogo consideró poco razonable que, cuando todos los órdenes de la vida
están trastocados por el confinamiento, las escuelas se hayan propuesto que los
estudiantes aprendan como si nada hubiera cambiado. Tonucci contó que en Italia, el
slogan de las autoridades educativas ha sido “La escuela no para”.
“Frente a todo el desastre, en esta situación que ha cambiado todo en nuestras vidas,
la escuela es la única que afirmó ‘no cambia nada’: seguimos como antes. Esto significa
‘seguimos con nuestros programas, con nuestros libros de texto, seguimos con clases y
seguimos con tareas’”, señaló en la charla. Apuntó que el tema de los deberes “a la
familia no le molesta, porque mantiene ocupados a los niños. Que se aburran para las
familias no es un problema, porque ya saben que se aburren, como se aburrían en la
escuela. Pero lo cierto es que no funciona: a los niños no les gusta. No les gustan las
tareas y también les cuesta mucho seguir una clase frente a una pantalla por mucho
tiempo”.
En esta línea, consideró de sentido común que si el mundo de los niños se ha reducido
a sus casas, la casa se tome como laboratorio. “Voy a sorprender a los maestros
argentinos y decirles que yo sí propongo tareas”, planteó, “pero que sean estas tareas:
lavar, planchar, atar botones, cocinar, mirar las fotos de cuando eran pequeños, leer
toda la familia. Me gustaría que la escuela tomara estas actividades como tareas, y que
luego hiciera este trabajo: en base a las observaciones de los niños, a lo que ellos han
descubierto y probado, ir haciendo lengua, matemática, historia, a través de estas
experiencias verdaderas”.
Tonucci también contó que está haciendo una investigación sobre cómo atravesaron
los alumnos italianos la pandemia. Sus conclusiones están en proceso, pero lo que
destacó de las encuestas fueron tres constataciones: de la escuela los niños extrañan
ver a sus amigos, pero rechazan los deberes. De la cuarentena valoran el poder pasar
más tiempo con sus familiares.
El debate sobre las actividades que se están pidiendo a los chicos viene atravesando las
semanas de confinamiento. En todo el mundo, no sólo en la Argentina, hay preguntas
sobre qué aprender y cuánto pedirle a los niños y adolescentes.
En principio, vale consignar que el ministerio de Educación nacional y la mayoría de los
provinciales han generado una buena cantidad de trabajos para los estudiantes, a
través de plataformas digitales y cuadernillos. Cada docente, a su vez, ha tenido la
responsabilidad de encargar tareas a sus alumnos. La cantidad a realizar depende del
criterio de cada maestro o profesor, pero la tendencia ha sido a generar tareas para
que a nadie le falte de qué ocuparse.
En el debate no son pocos los padres y madres que han planteado que tener que
agregar, a los problemas económicos o de adaptarse al trabajo en casa, varias horas
por día a hacer de maestros se les vuelve una carga demasiado pesada. Entre las
dificultades mencionan que los niños obviamente no siempre están dispuestos a
colaborar, que a los adultos del hogar les faltan herramientas para interesarlos en un
tema, que no disponen de computadoras, que la relación de un alumno con un
docente no tiene la misma distancia que la entablada con los padres. Finalmente,
después de pasar por dos meses de entregas de trabajos prácticos y actividades, los
que hayan sufrido como presión las actividades escolares pueden verse sorprendidos
por la noticia de que la mayoría de las provincias está decidiendo suspender el
tradicional sistema de aprobación o aplazos. La nota, por ahora, no importa.
Es claro que no se puede ser justo en una evaluación cuando los estudiantes no
tuvieron clases presenciales y buena parte ni siquiera cuenta con una computadora o
conectividad, ni tienen las mismas posibilidades de apoyo en sus casas. Si no hay notas,
la pregunta de qué aprender, o de aprender para qué, vuelve a quedar en primer
plano.
Sobre los cuadernillos que toman la propuesta de Tonucci, el ministro de Educación
dijo que serán incluidas en la cuarta entrega de estos materiales didácticos. Esto
confirma que la vuelta a las clases sigue siendo pensada como una medida para el
largo plazo, especialmente en los grandes centros urbanos donde el virus tiene
circulación.
El Ministerio lleva distribuidos 20 millones de cuadernillos en tres ediciones, una por
cada etapa de prórroga de la cuarentena. Su edición fue resuelta para que los
estudiantes que no tienen computadora o conectividad puedan tener alguna
continuidad pedagógica. Los contenidos están subidos además a la plataforma
seguimos educando, desde la que pueden imprimirse en casa.
Los docentes, sobrecargados
El 63 por ciento de los docentes de escuelas privadas no tienen una PC propia para
desarrollar sus tareas laborales. Durante la cuarentena, el 47 por ciento además que
trabaja más hora de las habituales. Así lo señala una encuesta realizada por el
Sindicato Argentino de Docentes Privados (Sadop) entre ocho mil de sus afiliados.
El gremio señaló que en estos días las y los docentes están sosteniendo el vínculo con
sus alumnos. "Las maestras, maestros y profesores ensayan nuevas formas de llegar a
las y los estudiantes brindando apoyo y contención. Aún en la virtualidad, se esfuerzan
en generar actividades en conjunto con sus compañeros de trabajo y mantienen
contacto con los demás actores de la comunidad educativa por nuevos o diferentes
medios a los habituales. Un 63 por ciento de las madres y los padres consultan a los
docentes", señala el Sadop. 
Por otra parte, 8 de cada diez maestros señalaron que extrañan la relación directa con
sus estudiantes para poder enseñar y 7 de cada diez mencionaron que sus alumnos
han tenido alguna dificultad para realizar sus actividades a la distancia.
Sobre las herramientas que más usan durante la suspensión de clases, la computadora
y el teléfono celular aparecen como imprescindibles, con el 93 y 86 por ciento de las
menciones, mientras que los materiales didácticos fueron mencionados en un tercer
lugar con solo el 40 por ciento de las respuestas.  Sin embargo,  seis de cada diez
docentes tienen que compartir los dispositivos electrónicos (computadora, celular,
tablet, impresora, etc.) con otros integrantes de la familia. Esto también dificulta el
trabajo y las condiciones en que el mismo se lleva a cabo.

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