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Davis, Angela – Mujeres, raza y clase

Denuncia que en los estudios sobre la esclavitud de Estados Unidos se olvida la mujer
esclava negra. Herbert Gutman ha desmontado la tesis del matriarcado negro popularizada por
Mouynihan. Señala que las mujeres negras también trabajaban en el campo. “Pero las mujeres
también sufrían de modos distintos, puesto que eran víctimas del abuso sexual y de otras formas
brutales de maltrato que sólo podían infligirséles a ellas. La actitud de los propietarios de
esclavos hacia las esclavas estaba regida por un criterio de conveniencia: cuando interesaba
explotarlas como si fueran hombres, eran contempladas, a todos los efectos, como si no tuvieran
género; pero, cuando podían ser explotadas, castigadas y reprimidas de maneras únicamente
aptas para las mujeres, eran reducidas a su papel exclusivamente femenino” (15).

Con la abolición de la trata internacional de esclavos (1808 oficialmente, aunque


ilegalmente continuó), la capacidad reproductiva de las mujeres esclavas pasó a ser prioritaria.
Comienzan a ser valoradas por su fertilidad potencial. “Puesto que las esclavas entraban dentro
de la categoría de «paridoras» y no de la de «madres», sus criaturas podían ser vendidas y
arrancadas de ellas con entera libertad, como se hacía con los temeros de las vacas. Un año
después de que la importación de africanos fuera interrumpida, un tribunal de Carolina del Sur
dictaminó que las mujeres esclavas no tenían ningún derecho legítimo sobre sus hijos” (15). [En
1800, 850.000 esclavos, en 1860, 4 millones]. Violación era una forma de castigo. “Debido a
que tanto maridos y esposas como padres e hijas estaban, de la misma forma, sometidos a la
autoridad absoluta de sus propietarios, el fortalecimiento de la dominación masculina entre los
esclavos podría haber provocado una peligrosa ruptura en la cadena de mando. Además, ya que
las mujeres negras, en tanto que trabajadoras, no podían ser tratadas como el «sexo débil» ni
como «amas de casa», los hombres negros no podían aspirar a ocupar e! cargo de «cabeza de
familia » y, evidentemente, tampoco de «sostén de la familia,.. Después de todo, tanto hombres
como mujeres y niños eran, igualmente, los «sostenes» de la clase esclavista” (16).

A medida que la ideología de la feminidad -un subproducto de la industrialización- se


fue popularizando y diseminando a través de las nuevas revistas femeninas y de las novelas
románticas, las mujeres blancas pasaron a ser consideradas moradoras de una esfera totalmente
escindida del ámbito de! trabajo productivo. La fractura entre e! hogar y el mercado provocada
por el capitalismo industrial instauró la inferioridad de las' mujeres más firmemente que en
ninguna otra época anterior. En la propaganda más difundida, la «mujer,. se convirtió en
sinónimo de «madre» y de «ama de casa .. y tanto la una como la otra llevaban impreso el sello
fatal de la inferioridad. Sin embargo, este vocabulario estaba completamente fuera de lugar
entre las esclavas. El orden económico de la esclavitud contradecía la jerarquía de los roles
sexuales incorporada en la nueva ideología.
En su célebre informe, Moynihan escribió que “la comunidad negra ha sido obligada a
adoptar una estructura matriarcal que, debido a su carácter excepcional respecto al resto de la
sociedad estadounidense, retarda seriamente el progreso del grupo en su conjunto e impone una
carga aplastante sobre los hombres negros y, consecuentemente, también sobre un gran número
de mujeres negras”. Por eso recomendaba reintroducir la autoridad masculina. Otros destacaban
que la esclavitud había destruido el rol de la familia. Gutman lo rebate en 1976 con The Black
Family in Slavery and Freedom. Las mujeres negras no dominaban a sus maridos, aunque es
cierto que su relación con la domesticidad era distinta a la de las blancas: ellas no eran meras
amas de casa (en lo privado es el único sitio donde se encuentran consigo mismas, hay cierta
liberación allí). [Eugene Genovese defendió en Roll Jordan, roll que los negros aceptaban el
paternalismo ligado a la esclavitud]. [Frederick Douglass fue muy valorado por sus testimonios,
los cuales evidenciaban por cierto que los negros sí podían escribir].

[“Cuando íbamos por los pueblos y buscábamos a la gente, todas las mujeres tenían que
quitarse la ropa y los hombres utilizarían sus penes para examinarlas y asegurarse de que no
tenían nada escondido en ninguna parte. Y esto era violación, pero se actuaba como si se
estuviera registrando”. Citado del sargento Scott Carnil, Primera División de la Marina, en
W.AA, Winter Soldier Investigation, Boston, Beacon Press, 1972, p. 13]. [Arlene Eisen
Bergman, Women in Vietnam]. Lo considera una forma de terrorismo político. “Pese a que las
mujeres difícilmente eran inmunes a la violencia infligida sobre los hombres, ellas fueron las
especiales destinatarias de un terrorismo ejercido por una fuerza militar sexista gobernada por el
principio de que la guerra era un asunto exclusivamente de hombres” (33). Otro testimonio del
libro anterior: “Cuando nos levantamos para mirarla. estaba pidiendo agua. Y el teniente dijo
que se la matara. Entonces, él le quitó la ropa, le apuñalaron ambos pechos, la despatarraron y le
metieron un instrumento con forma de E [incrustrado) en la vagina. Luego lo sacaron y
utilizaron la rama de un árbol; después fue disparada”.

A pesar del testimonio de los esclavos sobre la elevada incidencia de la violación y de la


coerción sexual, la literatura tradicional sobre la esclavitud ha silenciado casi por completo el
tema del abuso sexual. Frecuentemente, se asume que las mujeres esclavas provocaban y
recibían con agrado las atenciones sexuales de los hombres blancos. Cuestiona varios aspectos
distorsionados de La Cabaña del Tío Tom. Douglass ya defendió siempre los derechos de las
mujeres y por eso se reían de él. [revuelta de Nat Turner, 1831, primera de esclavos].
Concluido en 1838, Letters on the Equality of the Sexes and me Condition of Women, de Sarah
Grimke, supone uno de los primeros análisis exhaustivos de! status de las mujeres en Estados
Unidos escrito por una mujer. Al plasmar por escrito sus ideas, seis años antes de la publicación
del tratado sobre las mujeres de Margaret Fuller, Sarah cuestionaba la premisa de que la
desigualdad entre los sexos era 'un mandato de Dios. Habla de otros casos como Angelina
Grimke o Prudence Crandall.

Muchos se alejan de Douglass y del movimiento antiesclavista por defender el sufragio


para las mujeres. También se solicita el derecho a la educación de las mujeres. En esa época,
por cierto, pocas mujeres se atrevían a hablar en público. La mayoría de abolicionistas eran
burgueses que estaban en contra de los movimientos obreros. [En 1863, en NY, grupos
violentos “[...] destruyeron los centros de reclutamiento, prendieron fuego a un almacén de
armas, atacaron al Tribune y a destacados republicanos, incendiaron un orfanato de niños negros
y, en general, crearon el caos por toda la ciudad. La muchedumbre dirigió su furia
especialmente contra los negros, agrediéndoles allá donde les encontraban. A muchos de ellos
los mataron [ ...]. Se calcula que cerca de 1.000 personas fueron asesinadas y heridas” [Flexner,
Century of Struggle, p. 108 – Draft Riots].

Dentro del movimiento sufragista había mucho racismo, por ejemplo en Cady Stanton
(78). Critica que las mujeres se apunten al movimiento abolicionista: las mujeres (blancas)
tienen prioridad en sus derechos. Tras la Guerra de Secesión, Douglass dice que el voto es
prioritario para los negros por los estallidos de violencia que hay contra ellos en esos momentos.
Angela Davis lo ve como algo lógico y convincente (85). Cady Stanton y Suan B. Anthony se
alistan en la campaña del demócrata George Francis Train, cuyo slogan era “la mujer primero y
el negro el último”. [El linchamiento no fue criminalizado hasta después de la II GM]. [Mujeres
negras no debían ceder su sitio si servían a blancos y éstos les acompañaban].

En su acerado ensayo crítico titulado "The Servant in the House” W E. B. DuBois


sostenía que mientras el trabajo doméstico fuera la norma para la gente negra, la emancipación
siempre seguiría siendo una abstracción conceptual. Susan B. Anthony, aun reconociendo que
no es justo, prefiero no apoyar a las negras del sur para no enemistarse con las blancas de ahí
(117). WEB Dubois defendió el sufragio femenino. El caso es que la lucha de muchas mujeres
contra el racismo fue invisibilizada, como Anita Whitney. Pone la biografía de otras mujeres
representativas.

“Aunque los violadores en raras ocasiones son llevados ante la justicia, los cargos de
violación han sido imputados de manera indiscriminada a hombres negros, tanto culpables como
inocentes. Así, 405 de los 455 hombres que fueron ejecutados entre 1930 y 1967 por una
condena de violación eran negros” (175). “En la historia de Estados Unidos, la acusación
fraudulenta de violación emerge como uno de los artificios más formidables inventados por el
racismo. El mito del violador negro ha sido evocado, de manera metódica, cada vez que se han
necesitado justificar de manera convincente las oleadas recurrentes de terror y de violencia que
han sacudido a la comunidad negra. Posiblemente, el hecho de que las mujeres negras hayan
estado llamativamente ausentes de las filas del movimiento antiviolación contemporáneo se
deba, en parte, a la postura de indiferencia que ha adoptado este movimiento respecto a las
acusaciones de violación montadas para incitar a cometer agresiones racistas. Demasiadas
víctimas inocentes han sido sacrificadas en las cámaras de gas y enviadas a celdas de cadena
perpetua como para que las mujeres negras se unan a aquellas que recurren al amparo de jueces
y policías. Además, como víctimas directas de violación, estas mujeres han encontrado poca o
ninguna comprensión por parte de esos hombres vestidos con togas y uniformes. Los casos de
agresiones por parte de la policía a mujeres negras -en algunas ocasiones las víctimas de
violación han sufrido una segunda violación- se escuchan con demasiada frecuencia como para
ser tachadas de aberraciones” (176). Muchas violaciones de policías a negras. En paralelo al
mito del violador negro, estaba el mito de la negra descarriada. “¿Cuál era la realidad que
sustentaba este mito terriblemente poderoso del violador negro? No cabe duda de que hubo
ejemplos de hombres negros que violaron a mujeres blancas. Pero el número de violaciones
reales que se produjeron estaba largamente desproporcionado respecto a las acusaciones que
entrañaba el mito. Tal y como ha sido mencionado, durante todo el periodo de la guerra civil no
se denunció ni un solo caso en el que un esclavo violara a una mujer blanca. A pesar de que
prácticamente todos los hombres blancos sureños estaban en el campo de batalla, jamás se
levantó el grito de violación” (189-190).

En un estudio publicado en 1931 por la Southem Commission on the Study of Lynching


[Comisión Sureña para el Estudio del Linchamiento] se revelaba que entre 1889 y 1929
únicamente una de cada seis víctimas de las turbas racistas había sido realmente acusada de
violación: el 37,7 por 100 habían sido acusadas de asesinato; el. 5,8 por 100, de agresiones
graves; el 7,1 por 100, de robo; el 1,8 por 100, de insultar a una persona blanca y el 24,2 por
100 habían sido acusadas de faltas diversas, en su mayoría asombrosamente triviales. Aunque
los hechos rebatían sus argumentos, la mayoría de los defensores del linchamiento sostenían que
únicamente la obligación de los hombres blancos de defender a sus mujeres podía llevarles a
perpetrar tales ataques salvajes contra los hombres negros. Durante los 30 años posteriores a la
guerra hubo más de 10.000 linchamientos.

Ida B. Wells hizo una campaña en contra del linchamiento. Hasta 1930 las mujeres
sureñas no condenaron los linchamientos. De todos modos, se arriesgaron mucho (fueron
amenazadas) y lograron tener éxito. [Margaret Garner, una esclava fugitiva que mató a su
propia hija e intento suicidarse cuando fue capturada por los cazadores de esclavos]. [En 1905,
e! presidente Theodore Roosevelt concluyó su discurso de! día de la cena en honor a Lincoln
proclamando que «la pureza de la raza debe ser preservada»]. [La espectacular cifra de mujeres
puertorriqueñas que han sido esterilizadas es el reflejo de una política específica de! gobierno
cuyo origen se remonta a 1939. Aquel año, el Comité Interdepartamental para Puerto Rico de!
presidente Roosevelt hizo pública una declaración en la que atribuía los problemas económicos
de la isla al fenómeno de la superpoblación. Este comité proponía que se incrementaran los
esfuerzos para reducir la tasa de nacimientos hasta alcanzar, como máximo, la tasa de
mortandad. Poco después, Puerto Rico fue el objetivo de una campaña experimental de
esterilización: Durante este periodo, se abrieron cerca de 150 clínicas de control de la natalidad,
lo que supuso un-descenso de un 20 por 100 en el crecimiento de la población a mediados de la
década de los sesenta. En la década de los setenta, más del 35 por 100 del total de las mujeres
puertorriqueñas en edad fértil habían sido quirúrgicamente esterilizadas]. [Mientras que las
mujeres de color son instadas, continuamente, a perder definitivamente su fertilidad, las mujeres
blancas que disfrutan de unas condiciones económicas prósperas son impelidas, por las mismas
fuerzas, a reproducirse: no aborto]. Acaba denunciando la invisibilización y desreconocimiento
del trabajo doméstico.

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