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A00073267
El 20% de los pacientes con tratamiento antiepiléptico presentan episodios epilépticos que no
responden a la terapia farmacológica. En esos casos, la alternativa de una intervención
quirúrgica, la cual busca eliminar las zonas de origen de la epilepsia, el volumen necesario y
suficiente para producir convulsiones, sin dañar tejido nervioso adicional. La intervención
quirúrgica no debe ser el tratamiento de última línea y por eso se debe realizar una evaluación
exhaustiva prequirúrgica a profundidad para poder manejar el cuadro de una manera
apropiada y eficaz.
umbral de acción definitivo para realizar la intervención quirúrgica. Sin embargo, existen
múltiples exámenes que buscar aproximar la zona de origen de la epilepsia.
Entre los exámenes que se utilizan para poder localizar la zona que se excita durante la crisis
epiléptica se encuentran: EKG interdictal, monitoreo con video de EKG (se requiere monitoreo
durante varios días para tener evidencia y el número de convulsiones suficientes, es una
prueba costosa), monitoreo de manifestaciones clínicas, resonancia magnética en la que se
indique anormalidades estructurales. En el caso de alteraciones no epilépticas, se utiliza
Tomografía por emisión de protones para identificar las áreas de flujo sanguíneo anormal
junto a una evaluación neuropsicológica. Se sugiere realizar una evaluación de las áreas
corticales normales a través del mapeo cortical y de la inyección intracarótida de amobarbital
para identificar el hemisferio en el que el habla es dominante y al igual que la lateralidad de la
función de la memoria.
El cuadro más común de epilepsia y uno de los más comunes que son refractarios al
tratamiento es el Síndrome de Epilepsia del Lóbulo Temporal Mesial. En aquellos que se
desarrolla epilepsia refractaria parcial la causa principal es lesiones estructurales discretas. Las
crisis convulsivas catastróficas generalizadas o unilaterales en personas jóvenes se deben a
alteraciones parciales o generalizadas de un hemisferio. Entre las causas más comunes están
hemimegaloencefalia, displasia cortical difusa, síndrome de Sturge-Weber, etc. En las crisis
catastróficas refractarias ocurren varios episodios en el día, los cuales pueden ser mortales.
Para su diagnostico se realizan RM o PET para localizar las zonas de origen de epilepsia y poder
realizar una hemiferestomía o una resección multilobar extensa para mejorar así la función
motora del paciente.
Nos queda claro que el tratamiento antiepiléptico es idóneo para ciertos pacientes con
epilepsia refractaria pero también que existen un grupo que van a requerir de una
intervención quirúrgica. En algunos pacientes la realización de la cirugía les ayudará a
mantener una vida cotidiana común, a que si continúan o incrementan el tratamiento
farmacológico. El avance en la capacidad de los exámenes de imagen garantiza la seguridad del
procedimiento a realizarse. Hay que recordar que se necesita de una valoración prequirúrgica
óptima para determinar el manejo adecuado, siempre en busca de mejorar la calidad de vida
del paciente.
Referencias Bibliográficas
Engel, J. (1996). Surgery for seizures. Vol. 334. No. 10. Tomado de
https://campuslifeservices.ucsf.edu/upload/epilepsy/files/Engel_NEJM_surger y.pdf